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Historia de la crisis económica como nadie se la ha

contado
13/12/2008, con retoques

Ahora somos bombardeados continuamente desde todos los


medios de comunicación de los peligros de la economía de
mercado. Normalmente los críticos son analfabetos funcionales en
terminología económica, frecuentemente son catedráticos en
derecho, afamados filósofos o botarates como Pepiño Blanco que
un poco más y no sabe hacer la O con un canuto (intentó estudiar
varias veces Derecho, pero no pasó de 1º), pero saben propagar la
ideología vomitiva borreguil que la gente lee creyéndosela... como
que la "derecha" es la responsable del mal funcionamiento del país,
cuando ellos practican igualmente una política de "derechas",
olvidando que en sus siglas aparece el nombre "obrero", como
ocurre en el PSOE.

Nos intentan vender que los políticos son nuestros salvadores,


porque han intervenido en la economía presumiblemente para
estabilizarla, pero el fin es otro mucho más simple: financiar a los
bancos a costa de robar recursos a los contribuyentes y a las
empresas, vía impuestos, cuando el crédito y la liquidez, lejos de
aflorar en la economía real, sirve para tapar los agujeros de los no
tan abultados beneficios bancarios como en años precedentes. Y
esa realidad tiene que ser así, pues si la banca no funciona, no
puede funcionar la economía productiva. Ese es el axioma que han
seguido (¿?).

Nos engañan con términos como neoliberalismo, un capitalismo que


en las formas defiende el liberalismo clásico pero en el fondo se
comporta como un capitalismo plutocrático de Estado, y en verdad,
es censurable. Ciertas críticas de los liberales de la Escuela
Austriaca sobre la Reserva Federal de EEUU y por extensión sobre
todas las bancas centrales, se basan en argumentos expuestos
siguiendo a Mises y su "teoría del ciclo económico", donde el auge y
recesión económicos tienen que ver con la planificación
oscurantista del tipo de interés marcado desde el BC privado del
monopolio de banqueros. Esta teoría es incompleta en el sentido
que no está bien desarrollada de forma científica. Sin embargo,
tiene su lógica: con tipos de interés bajos, los inversores y
ahorradores se lanzan a emprender proyectos económicos con ese
indicador falso de bonanza artificial. Las empresas siguen
generando ganancias hasta que, de repente, los tipos de interés
suben, de tal forma que esos inversores y ahorradores ven de
repente que los índices de las acciones bursátiles y la facilidad de
crédito se ven mermadas de forma súbita, entonces el ambiente
varía y sucede el pánico, cierran empresas, se despide a gente, y
entre medio la gran banca rebusca entre las gangas despojadas
para apropiarse de saldos lo que hace aumentar el poder
económico de la banca, concentrar más las empresas
transnacionales y sacar del mercado a millares de empresas y
millones de puestos de trabajo. Esto dicho aquí se debería haber
expresado por parte de la Escuela Austriaca de una forma más
científica, ayudados de matemáticas, y entonces los argumentos
quedarían demostrados de forma completa. Evaden la ciencia en la
economía, son praxeólogos. Así, se podría persuadir a los Estados
a abolir el sistema de Reserva Federal (en manos privadas, pues
los directores y gobernadores del sistema pertenecen al lobby
privado) en EEUU y a todas las Bancas Centrales mundiales por
resultar ser agentes disgregadores de primer orden de la economía
de mercado, junto con la existencia de banca comercial privada con
reserva fraccionaria, que hace obtener dinero de la nada en un
espectacular timo de esquema Ponzi institucionalizado por los
diferentes gobiernos cuando los grandes clanes plutocráticos se
lograron colar en el poder real de los diferentes Estados. El camino
debería ser hacia un control estatal de la creación del dinero para
evitar el dominio y la perturbación que ejerce en la economía los
amos del dinero y su orientación hacia la economía de casino.

La historia cuenta que en 1.907 se produjo un pánico


bancario propiciado por alguien que quería arrinconar en el
mercado a una empresa para apropiarse de ella. Esto condujo a
una crisis bursátil sin precedentes y obligó a la JP Morgan y a varios
banqueros a inyectar dinero para apuntalar el sistema, según su
versión, pues desde tiempos de Andrew Jackson no había banca
central en EEUU. Este presidente, con energía y persuasión,
consiguió la no renovación de la 2ª licencia del 2º Banco Central
logrando reducir la deuda del país a cero. Después de varios años
de estudiar el problema y para evitar repetirse estas nuevas
situaciones, se decidió establecer la Reserva Federal, banco central
de EEUU. No obstante, se hizo con falacias: la ley de Reserva
Federal entró en EEUU para favorecer el interés de la banca sobre
las demás empresas, sencillamente porque controlando el dinero,
se controla a una nación. Sin embargo, lo que no se dice es que al
instalar este modelo de banca central privada lo que se consiguió es
realizar una autoprotección del sistema bancario frente al resto de
agentes económicos del mercado. Los bancos centrales privados
en manos de los monopolistas se erigieron como los todopoderosos
señores que manipularon los Estados a su antojo fomentando
guerras y socavando de los ciudadanos y empresas su capacidad
productiva. Los bancos aún contando con la protección del banco
central no pudieron en EEUU escapar de la Gran Depresión y
millares de bancos quebraron, exportando dicha crisis al resto del
mundo occidental. Por lo tanto, el sistema de Reserva Federal, en
16 años de existencia, lo que consiguió fue generar una grave crisis
económica mundial que desembocó en una mayor concentración de
poder de los amos del dinero a costa de dejar arruinadas a millones
de empresas, bancos y ciudadanos. Esto condujo al Estado a
intentar construir un sistema que finiquitara el laissez faire, período
económico postmercantilista donde el poder del Estado se sustituye
por el poder de los amos del dinero, con mayores regulaciones e
intervenciones del Estado para evitar nuevas depresiones
económicas.

En la época del laissez faire, los bancos emisores iban sacando


dinero al mercado a un ritmo muy semejante al del aumento de las
reservas de oro. Si un banco violaba este principio y emitía
demasiados billetes no respaldados por oro, se le retiraba la
confianza y, en el peor de los casos, tenía que cerrar. Eso era
transparencia de mercado. Los tramposos lo pagaban. Sin embargo
era un sistema muy volátil en ausencia de banco central, afirmación
irónica desde el punto de vista de los banqueros.

Ahora no, a los tramposos no se les hace nada y las cajas de


ahorro, gobernadas en España por toda clase de burócratas -
politicastros que se enriquecen desde sus puestos, sirven para el
lucro y estipendio público de riqueza que se diluye a los nuevos
ricos de la casta, esos que están ahí para manejar las cantidades
de dinero de la caja y esquilmar los balances para su propio
beneficio y descapitalizar dichas entidades.

Después de la crisis del '29 vino Keynes con su “Estado del


bienestar” que con sus teorías puestas en práctica larvaron a largo
plazo unas crisis económicas sin precedentes a finales de los años
'70, con acuñación de términos desconocidos como la estanflación,
que a punto estuvo de tumbar el sistema de no haber sido por un
retorno al abandono intervencionista del Estado protector en países
como EEUU y Gran Bretaña, que lograron bajar la inflación de dos
dígitos en base a recortar impuestos, pero de eso, nadie se
acuerda. El Estado debe existir pero con el menor peso en la
actividad económica. Esto favorece la libre empresa, el capitalismo,
la prosperidad. La excesiva burocratización del Estado es nociva
para la marcha de la economía, pues concentrar los recursos
productivos en manos estatales condiciona que se realicen de
forma monopolística e incompetente. Por eso, mientras menos peso
tenga el Estado en la economía, mejor. Sin embargo, la creación del
dinero nunca se debió dejar en manos privadas, porque el dinero es
el medio en el que la economía se desarrolla y todo Estado que
pierde su soberanía monetaria está expuesta a los caprichos de los
amos del dinero, banqueros estafadores que consiguieron su
riqueza en base a engaños, artimañas, juegos sucios y chantajes a
gobernantes. Hoy en día siguen engañando a los ciudadanos y a
las empresas con todo tipo de timos: comisiones, cláusulas,
información errónea sobre productos... Son los nuevos piratas que
van con traje y corbata.

¿Quién ha originado la crisis actual? Desde mi punto de vista, los


artificios de unos tipos de interés ultrabajos que desde 2001,
fomentaron la burbuja que acaba de reventar en 2008 y que era
predicha desde hace tiempo. Y esos tipos de interés están regidos
por un organismo supuestamente gubernamental, como es la FED,
Reserva Federal de los EEUU, epicentro de la crisis mundial actual,
donde los tipos de interés no estaban ajustados a la realidad. En
una palabra, la crisis no ha sido provocada por el libre mercado,
porque el mercado nunca puede ser libre del todo (es imposible, los
anarquistas de mercado no tienen razón) y la democracia que
estamos viviendo últimamente con una clase política corrupta y
entregada al partidismo realizando políticas demagógicas bien
podía ser sustituida por una aristocracia (gobierno de los mejores
políticos, no los elegidos a dedo, otra de las formas puras
aristotélicas) tecnocrática desinteresada comandada por el
ciudadano libre, arrinconando la política intervencionista
pseudomarxista a las tertulias de gente de letras, iletrados en la
conducción de la economía y que nos dirige hacia el desastre y a la
hecatombe de la incompetencia. El trasvase de dinero del
contribuyente para financiar el desaguisado montado supone un
recorte en la renta real que frena el consumo y hace que aumente el
desempleo porque las empresas no pueden producir para no
vender, mientras que los bancos animados por el ambiente
pesimista usan esa financiación pública para alargar el inicio de la
liquidez prestataria, que no pueden traspasar al ciudadano ni a la
empresa porque no hay garantías, y mientras la desconfianza crece
y aumenta, pese a los millones dejados en la cuneta de la
inoperancia gubernamental global, la bola de nieve va haciéndose
cada vez mayor. Solución: la banca debería ser controlada por el
Estado, ser totalmente pública, pero ser un órgano independiente
del gobierno de turno. Ningún ente privado debería generar dinero.

El mundo no necesita Estados fuertes, lo que necesitaría es que los


gobiernos intervinieran menos y dejaran de inmiscuirse y que las
empresas que triunfasen en el mercado fuesen las dirigidas por
hombres de talento y no por el amiguismo de capitalismo de estado
vigente. El mundo necesita acabar con la política malsana, para que
no se vuelvan a producir ciclos económicos perniciosos. El mundo
necesita equilibrio y los políticos crean desorden con sus
regulaciones y sus contraregulaciones. Y en eso consiste esta
revolución capitalista silenciosa que propongo: el descrédito a la
política de partidos tal y como la conocemos, sin separación de
poderes real, como institución perversa donde ladronzuelos de
guante blanco trepan y reptan para alcanzar cotas de poder y donde
el monopolio estatalista incompetente, controlado por la oligarquía
bancaria, redistribuye recursos y asigna partidas sin tener una idea
clara de lo que maneja, siendo el mercado regulado en su justa
medida, fomentando la racionalidad administrativa y construyendo
unas naciones donde los gobernantes no se lucren ni sean
corruptos. Solo los ciudadanos podemos cambiar esto. Los políticos
están atrincherados en sus puestos y no van a desalojar sus
sillones ni con agua hirviendo. Para ello es necesario que el
ciudadano censure, critique, exija calidad democrática. Y nos
deberíamos unir para conseguir que vivamos bien y no solo una
cuadrilla de mangantes de lo público.

A nivel mundial los principales culpables de las situaciones de ruina


a sus ciudadanos son los gobiernos socialistas-comunistas: Cuba,
Venezuela, Corea del Norte, China (ya no tanto), etc... donde no
existe libertad para deponer a esos gobernantes mediante
elecciones democráticas y existe coacción política dirigida desde un
partido único, en ocasiones, encubierto como en Venezuela.

Y dentro de nuestras democracias occidentales, España e Italia


(ejemplos cercanos) cuentan con bastantes casos de gobiernos que
han traído crisis agudas mediante corrupción, personas incapaces y
mala estructura del Estado. Padecemos de falsa democracia y
aparente libertad; nos guste o no, es así.
En definitiva, la crisis no es por culpa de que el capitalismo no
funcione, sino que el sistema capitalista actual está centrado en el
banquerismo, en lugar de focalizar la economía en producir bienes y
servicios para dar trabajo, sin mecanismos centrales reguladores de
corte socialista como es el tipo de interés de las bancas centrales y
la banca comercial privada con reserva fraccionaria, que hace que
el dinero signifique deuda, reducción de renta, aumento de
impuestos y que cuando los ciudadanos y las empresas necesiten
crédito no existe, pues el dinero real es mucho menor al dinero en
apuntes contables en los bancos.

Concluyendo, es una gran falla del sistema capitalista que


banqueros privados controlen la emisión y creación del dinero y
concesión de préstamos al Estado a interés. Eso conduce a los
siguientes perjuicios:

a) Los banqueros no tienen porqué actuar de acuerdo a los


intereses nacionales, pues el mismo banquero internacional
que actúa en EEUU posee el banco central de Argentina, por
ejemplo. Eso es muy grave para el Estado, que somos todos
los ciudadanos. Esto hace, por ejemplo, que un flujo grande
de capital de inversión se haya ido de EEUU hacia China,
hecho que comenzó con el pacto de Mao Zedong y David
Rockefeller en 1973, éste último alabando los logros de la
economía china, que era el producto de la revolución
comunista iniciada por un asesino de masas que mató a más
de 70 millones de chinos y donde hoy en día los chinos no
tienen derechos ni libertades. Eso es lo que nos espera si
confiamos en los grandes hipócritas banqueros
internacionales. Allí instaló su entonces Chase Manhattan
Bank en lugar de haber censurado dicho régimen del terror.
Rockefeller no era un diplomático, sino un banquero (así se
autodefinió). Por lo tanto, buscaba instalar su banca allí. Le
dio igual pelotear a un multihomicida. Buscaba beneficio. No
le importaba en absoluto el padecimiento de los chinos en
aquella época y alabó su régimen pues “peloteando” consiguió
ganar dinero. Eso es un banquero: alguien sin escrúpulos.

b) La labor de hacer dinero de un Estado no debe confiarse a


banqueros privados. Ésa es una tarea que debería hacer la
propia tesorería del Estado. Kennedy, siendo presidente de
EEUU, se preguntó esto y decidió emprender una reforma
mediante ley para emitir el Estado el dinero, respaldado en
plata, y no realizado por cárteles de banqueros privados. Eso
haría que el sistema de Reserva Federal se fuera por los
aires. No voy a afirmar que el motivo de su asesinato fuera
ése, pues nadie lo sabe. Pero posiblemente podía ser uno de
los móviles para su desaparición, pues Johnson, su
vicepresidente y sucesor en el cargo, derogó la orden
ejecutiva sobre el asunto mencionado nada más acceder al
cargo. Había prisas.

c) El Estado no paga por las cantidades prestadas sino por los


intereses de los préstamos, pues el monto se devuelve íntegro
más esos intereses (como en todo préstamo a particulares o a
empresas). Eso es obvio. Pero sin monopolio cartelizado de
bancos, si un Estado necesita financiación en un mercado
libre podría obtener el préstamo en mejores condiciones. De
esta forma el Estado está amarrado a un interés, que es el
que hay, sin poder de negociación. Eso es un abuso que
luego lo pagan los contribuyentes mediante impuestos. La
mejor forma de que el Estado deje de pagar intereses a los
prestatarios bancarios, (que los pagan los ciudadanos y en
mayor medida, las clases medias), es que el Estado creara el
dinero y fuera el banco. Si un ente es dañino para la
economía, lo mejor es suprimirlo. Pero si los gobernantes son
sobornados por los amos del dinero para perpetuar este gran
fraude a la economía, el sistema seguirá. Solo una masa
crítica de personas que sepan cómo funciona el dinero podrá
hacer una revolución pacífica para que el dinero sea soberano
de cada estado y anular a los amos del dinero, que han
esclavizado a la humanidad desde hace siglos con embustes,
conspiraciones, intrigas, secretismos, mentiras y corrupción.

d) La política monetaria debería ser el 4º poder del Estado,


separado e independiente, llevado a cabo por personal del
propio Estado y deberían abandonarse progresivamente las
bancas centrales como instrumento desestabilizador y que
contribuye a descapitalizar la economía mediante la
banquerización y deuda de los recursos productivos del
Estado.

e) El hecho de poseer un Estado banca central hace que el


propio cártel bancario conceda excesivos préstamos al
Estado, pues en ello va su ganancia. ¿Cómo? Impulsando a
ese Estado a la inestabilidad, el desempleo, el malestar. De
esa forma, el Estado necesitará más recursos. ¿Y eso se
hace? Los amos del dinero pueden desestabilizar un país de
la noche a la mañana. Ya vimos, como George Soros hundió
la libra esterlina en 1992 y afectó tanto a Reino Unido como a
España e Italia. En concreto, en nuestro país sufrimos 3
devaluaciones de la peseta que luego achacamos
exclusivamente al gobierno socialista con Carlos Solchaga al
frente, cuando era ministro de economía. Con un Estado sin
banca central en manos de usureros, esto no ocurriría, y los
presupuestos serían más saneados y no se incurriría en tanto
gasto superfluo e inútil que conlleva a que los Estados se
arruinen y consigan que los ciudadanos cada vez paguemos
más impuestos. Por tanto, ya vemos como no solamente la
banca debería ser pública y que el dinero fuera hecho por el
Estado, sino que ciertas operaciones especulativas deberían
prohibirse. De esta forma, todos los activos financieros que
rigen esas operaciones se tornarían en activos en la
economía real para producir empresas, por lo que ganaríamos
en riqueza y no en especulación acaparadora de agentes
enemigos de la humanidad.

f) Se debe conseguir una banca comercial estatal con mayor


coeficiente de caja o reserva fraccionaria. De esta forma, el
banco del estado tendría siempre, ante crisis, reservas como
contrapartida de los depósitos de los clientes. El nivel de
reserva se debería ajustar de forma transparente para
conseguir optimizar los recursos de una economía nacional
persiguiendo la estabilidad, el pleno empleo (que era uno de
los objetivos en la época de Bretton-Woods) y el crédito a
personas emprendedoras que no dispongan de recursos que
lo devolverán en forma de trabajo, reteniéndose en parte de lo
cobrado. Además, la reserva fraccionaria se revisaría de
acuerdo a la marcha de la economía. Con un sistema de
banca estatal, los tipos de interés por préstamo no tendrían
por qué darse pues el Estado saldaría el importe del préstamo
con el ciudadano o empresa en caso de impago, obteniendo
la diferencia en base a salarios, propiedades, pero sin dejarle
en la calle como actualmente hace la banca usurera y ladrona.
Al no existir interés bancario en préstamos, la economía
alcanzaría un alto grado de estabilidad, y los precios no
sufrirían la continua inflación pues se autorregularía mediante
la no emisión de más dinero del debido. El Estado no se
beneficiaría de un dinero-valor que es aportado por todos
mediante los depósitos y que genera riqueza, pero no por el
propio dinero en sí, sino por la capacidad de generar bienes y
servicios. Es decir, para frenar las crisis económicas y lograr
una economía saneada, el dinero no puede generar dinero,
sino valor. Si los ciudadanos poseen sus depósitos de dinero
en el banco estatal (no existiría dinero en metálico ni papel
moneda y los pagos se harían mediante tarjeta electrónica),
los ciudadanos no recibirían interés por esos depósitos y, a
cambio, como ya se ha dicho, tampoco sufrirían intereses en
préstamos del Estado hacia el ciudadano. El dinero estaría
esterilizado de especulación financiera. El Estado garantizaría
coyunturas de inflación cero, o en caso contrario, al finalizar
cada año contable, sus depósitos aumentarían exactamente a
cómo lo ha hecho la inflación, tomada con un indicador
transparente para todos. El interés bancario ha sido la forma
de enriquecimiento de los demonios banqueros a costa de
socavar la economía productiva para esparcir miseria en
todas partes. Se debe acabar con el interés bancario. El
dinero debe ser tomado como valor - trabajo y no como medio
financiero especulativo que se concede si hay de donde
quitar, como hoy en día hacen los bancos. Dado que un banco
privado no tiene por qué buscarte trabajo o concederte un
período de carencia, pues su máximo beneficio es tu perjuicio,
un Estado social con una banca pública central sería la
solución a millones de personas que no cuentan con vivienda,
trabajo, dado que la coyuntura económica que se construiría
fomentaría la empresa, el empleo y no la especulación ni el
monopolio del sector bancario para parasitar la economía.

g) No todos los Estados podrían quizás conceder préstamos en


grandes proyectos empresariales internacionales, dado que,
aunque un Estado haga el dinero, no lo puede hacer
indefinidamente pues entonces fomenta la inflación y la
pérdida de valor de su moneda (problema que padecemos
con la deuda infinita hacia los Estados por parte del
banquerismo parasitario privado) y lo debe hacer de forma
coherente, desde un funcionamiento tecnocrático. En estos
casos debería mancomunarse el total de la cantidad prestada
entre varios bancos nacionales de diversos países. No habría
ningún problema pues la moneda sería la misma y
estatalizada, totalmente aséptica a los amos del dinero, que
ya habrían dejado de serlo a perpetuidad. Pero eso es
preferible a un sistema de crédito cortocircuitado por abuso de
la banca, propiciado por el compás del tipo de interés de la
BC, que en el período recesivo paraliza totalmente la
economía.

En definitiva, ¿quiénes son los culpables de la crisis?

 El neoliberalismo, por haber sustituido un sistema económico


capitalista social que se orientaba al pleno empleo, al estado
del bienestar, promocionando a las clases medias, por un
sistema que solo favorece a los lobbies económico-
financieros, lo que ha producido una mayúscula desproporción
entre los sectores inmobiliario, seguros y bancario (propicios a
burbujas) frente a la industria, en total declive en occidente.

 Presidentes orientados a los intereses de la banca y de los


amos del dinero. No se libra nadie en EEUU desde J.F.
Kennedy.

 Banqueros corruptos y avariciosos que expusieron, con


mentiras, a la economía mundial al inicio de una grave crisis
financiera. Los ciudadanos, si reciben un préstamo por una
hipoteca, no tienen por qué saber nada de economía o
finanzas. Pero el empleado bancario que se la concede, sí
tiene que conocer el ratio de seguridad a la hora de prestar. Si
se hizo dejación de las funciones era, simplemente, por la
avaricia de la comisión salarial de estos trabajadores (reciben
pluses) que, ante el tipo de interés tan bajo, para ganar el
dinero de antes, tenían que conceder más préstamos. Los
ciudadanos y empresas ven que existe una buena coyuntura y
se endeudan, pero la economía es teledirigida desde órganos
opacos como la FED de EEUU a través de un tipo de interés
bajo que es la antesala de la crisis.

 La casi inexistencia de regulaciones sobre el control bancario


por parte del Estado.

 La ideología “liberal” de “el que tiene éxito es porque se lo


merece”. Eso es una falacia. ¿Tiene mérito alguien al que le
toca un buen premio de lotería? Pues también se hace rico.
Existe en el mundo gente muy preparada y no tienen “éxito”.
Sencillamente, no le dieron la oportunidad, no era “hijo de
papá” o por múltiples razones. Por lo tanto, es falso que las
personas y empresas normales hayan fracasado por sí
mismas y que “el capitalismo hace una purga y quedan los
mejores cuando existe una crisis”, que es una falacia
suprema. Más bien es porque a un grupo de locos avariciosos
que se creen dioses, dado que tienen mucho dinero, nos han
catapultado hacia esta crisis para recoger beneficios y forrarse
con ello. Siempre habrá alguno que se haga rico con una
crisis (Onassis se enriqueció durante la Gran Depresión del
‘29), pero no quita que la mayoría de personas, no. También a
alguno le toca la lotería, pero a ti, no.

José Manuel Gómez Vega, es ingeniero industrial y máster MBA. Estudioso de


problemas políticos estructurales del Estado y de soluciones a los problemas
económicos derivados de la crisis del sistema capitalista.

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