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DE ARBITRAJE
Disputas territoriales en el mar de China
Meridional: Caso Islas Spratly
(China v Filipinas)
Presentación
Introducción
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Son tres puntos principales los que Filipinas alega. Primero pide que el Tribunal se
pronuncie respecto la naturaleza de las tierras emergidas sobre el mar. En segundo lugar que
determine con precisión qué reivindicaciones territoriales le corresponde en el mar de China
Meridional. Por último, pide al Tribunal que determine si China ha infringido sus derechos
territoriales con sus actividades de construcción, exploración o pesquerías en las mismas
zonas (López-Nadal, 2016).
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Este comité propone la revisión del caso debido a que China no pretende acatar lo ya
establecido en la sentencia. Con el motivo de recrear dicho proceso jurídico las naciones
involucradas podrán presentar sus alegatos y posturas, los cuales se analizarán con cautela
para tomar así una decisión que podría producir resultados distintos a los ya producidos y de
la misma manera pueda favorecer al mantenimiento de las buenas relaciones entre todas las
naciones.
Antecedentes Históricos
El conflicto por la soberanía sobre las islas Spratly comenzó luego de la Segunda
Guerra Mundial, pues el acuerdo de paz de San Francisco de 1951 no definió claramente a
quién correspondía el archipiélago (Odgaard, 2001). Desde mediados de los setenta los
reclamos sobre la explotación de los recursos de las islas fueron acompañados de la voluntad
política de utilizar la fuerza, para forzar a las contrapartes a reconocer los derechos chinos
sobre el territorio (Gallagher, 1994). En 1974 se produjo el primer enfrentamiento de China
con la República de Vietnam (del Sur). El segundo enfrentamiento se produjo en marzo de
1988. Esta vez, la RPC se enfrentó con la República Democrática de Vietnam. La victoria
sobre este último le permitió a Beijing ocupar seis islas más y continuar su proyecto
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A pesar de las medidas unilaterales tomadas a lo largo de los años por la RPC y los
Estados del ASEAN involucrados, desde 1991 se han implementado esfuerzos dirigidos a la
cooperación en torno al conflicto. El puntapié inicial de las negociaciones entre la partes es la
Declaración sobre el mar de China Meridional que realizó la ASEAN en 1992. En la misma
se enfatiza la necesidad de resolver los problemas de soberanía sobre las islas sin recurrir a la
fuerza, y también se decide estudiar las posibilidades de cooperación en la región respecto de
la navegación, las comunicaciones, la protección del medio ambiente, la lucha contra la
piratería y los robos, y la colaboración en la campaña contra el tráfico ilegal de drogas
(ASEAN, 1992).
El principal logro de estos foros fue trabajar sobre una base de conocimiento común,
permitiendo poner sobre la mesa propuestas para la cooperación en áreas de investigación
científica marina, seguridad de navegación, transporte y comunicación. En estos talleres se
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intentó definir qué áreas están abiertas para la cooperación y cuáles no. En las primeras dos
reuniones a las que asistió China, en 1991 y 1992, se identificaron las posibilidades de
cooperación. En las rondas siguientes, entre 1993 y 1996, se especificaron las áreas posibles
de cooperación, incluida la expansión de iniciativas científico-técnicas (Odgaard, 2001).
Diez años más tarde, la firma de la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el
mar de China Meridional en Camboya, en 2002, puso en evidencia la escasa predisposición
china para negociar temas de soberanía de las islas en el ámbito multilateral. Una declaración
sin carácter vinculante para las partes. En ésta no se hace referencia explícita a ningún
archipiélago en particular. Esto se debió, principalmente, a la insistencia de Beijing de excluir
cualquier mención de las islas Paracel, reivindicadas por Vietnam pero actualmente ocupadas
por China (Acharya, 2003). Aún más, el documento hace referencia al mar de China
Meridional dejando la suficiente amplitud conceptual para que las disposiciones puedan
aplicarse a todas las islas allí contenidas (Valencia, 2011).
En la actualidad, son seis los países involucrados en la disputa que reclaman para sí la
soberanía y los derechos de explotación de diferentes zonas marítimas: China, Filipinas,
Malasia, Vietnam, Brunéi y Taiwán. De estos seis países, sólo China, Vietnam y Taiwán
reclaman la totalidad del archipiélago (Acharya, 2001) (ver Imagen 2).
Como hemos visto a lo largo de los años, aunque la RPC no se ha negado a conversar
y cooperar en algunas áreas específicas, sí han minado los esfuerzos conjuntos por establecer
diálogos y mecanismos vinculantes multilaterales para la resolución del conflicto por la
soberanía. Mientras que la RPC ha firmado acuerdos y códigos de conducta bilaterales con
algunos de los Estados parte, en el plano multilateral los esfuerzos de ASEAN por alcanzar
un código de conducta con fuerza vinculante fueron desalentados por China. Las estrategias
bilaterales permiten al país tener un mejor posicionamiento relativo y, al mismo tiempo,
frustrar los intentos de aunar posiciones de los países de ASEAN que reclaman parte del
territorio, en torno a la resolución del problema de la soberanía (Valencia, 2011).
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A partir del 2011 Filipinas asumió una actitud antagónica ante China, a pesar de que
esta haya llamado al diálogo. Este comportamiento se vincula al fracaso en la captura de
pescadores chinos por parte de los filipinos, por lo que estos recurrieron al supuesto arbitraje
judicial con la intención de rehusar la reclamación territorial y los derechos e intereses
legítimos de China en el mar Meridional (Xiaoqi, 2016). En enero de 2013 el gobierno de
Filipinas presentó una demanda contra la República Popular de China ante la Corte
Permanente Internacional de Arbitraje, en La Haya, solicitando un dictamen sobre sus
derechos a explotar las aguas circundantes a las islas, atolones y arrecifes que ocupa
actualmente en el mar de China Meridional (López-Nadal, 2016).
Evidencias
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En 1947 China Nacionalista había ocupado algunas de las islas Spratly, después de
que los japoneses las dejaran vacantes, pero se retiró cuando comenzó el conflicto con el
Partido Comunista por el control de la parte continental. La presencia de Estados Unidos y,
luego, de la Unión Soviética en el Sudeste de Asia impidió que la República Popular China
ocupara efectivamente las Spratly (Buszynski & Sazlan, 2007).
Actualmente, Vietnam ocupa 21 islas, Malasia posee control sobre tres, y en una de
ellas construyó un hotel, y Filipinas ocupa ocho islas argumentando que no forman parte de
las Spratly y que estaban abiertas a reclamo (Global Security, 2009). La Declaración de 2002
deja claro a los ojos de la dirigencia del país que los Estados de ASEAN adhieren al
reconocimiento de la República Popular China como único gobierno legítimo de China, dado
que Taiwán fue la única parte reclamante que no firmó ni participó en la confección del
documento. Acharya vislumbra que, a partir de esta Declaración, hay una mayor disposición
de Beijing hacia el tratamiento multilateral del problema con ASEAN (Valencia, 2011).
China basa sus reclamos sobre las islas en razones históricas. Las mismas incluyen las
expediciones a las islas Spratly realizadas por la Dinastía Han en 110 d. C., y la Dinastía
Ming entre 1403-1433. Al mismo tiempo, pescadores y comerciantes chinos han trabajado en
la zona a lo largo del tiempo, y China, además, utiliza evidencia arqueológica para reafirmar
sus reclamos (Global Security, 2009). El eje en torno al cual gira el conflicto es justamente
que, en su resolución, de acuerdo con la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar, se ignora lo que China considera sus derechos históricos sobre el mar de China
Meridional, dando el control de los recursos a los Estados ribereños (Buszynski & Sazlan,
2007).
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China se ha negado persistentemente a tomar parte en este litigio, aludiendo que está
en su derecho a hacerlo de acuerdo con lo estipulado en UNCLOS. También se ha
manifestado con claridad, aduciendo que el caso va más allá de lo estipulado en UNCLOS y
advirtiendo reiteradamente que no reconocerá ni ejecutará las decisiones del tribunal arbitral.
La postura de China es atribuirse la soberanía "indiscutible e indisputable" sobre las islas y
aguas circundantes dentro del perímetro de la llamada "línea de nueve trazos", aunque acepta
mantener negociaciones bilaterales y separadas con los países ribereños con reivindicaciones
en la zona; Beijing no acepta negociar en marcos multilaterales y rechaza las "injerencias" de
los países "ajenos", como Estados Unidos, Japón, India, Australia u otros (López-Nadal,
2016).
Casi seis siglos después de la mítica expedición del almirante Zheng He por el
Océano Indico, en tiempos de la dinastía Ming, la China actual, esta vez bajo la dinastía del
Partido Comunista, busca emular la expansión marítima de entonces, frenada por siglos de
aislamiento. Se ha esforzado por encontrar nuevos mercados regionales y globales, a la vez
que financieramente empieza a extender su influencia a nivel planetario. La dominación
marítima del espacio próximo al Imperio del Medio se ha vuelto prioritaria (López-Nadal,
2016).
En primer lugar Filipinas pide que el Tribunal se pronuncia sobre la naturaleza de las
tierras emergidas sobre el mar, si se trata de verdaderas islas, arrecifes, elevaciones
temporales con marea baja o bancos sumergidos. A primera vista parece una cuestión menor,
pero no lo es, ya que de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho
del Mar cada una de estas formaciones emergentes atribuye distintos tipos de derechos sobre
las aguas circundantes. Es importante destacar que las islas artificiales construidas
recientemente por China no se pueden considerar auténticas “islas” a los efectos de lo
dispuesto en UNCLOS (López-Nadal, 2016).
En segundo lugar, Filipinas pide al Tribunal que determine con precisión qué
reivindicaciones territoriales le corresponden en el mar de China Meridional. Estas podrían
contradecir y potencialmente invalidar legalmente algunas de las reivindicaciones de China.
Finalmente, Filipinas solicita al Tribunal que determine si China ha infringido sus derechos
territoriales con sus actividades de construcción, exploración o pesquerías en las mismas
zonas (López-Nadal, 2016).
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Conclusiones Previas
Agenda de Temas:
● Primera Sesión: Desarrollo del procedimiento previo al juicio, es decir, la declaración
solemne, la presentación de la demanda y la aparición de la defensa; y presentación de
cuestiones preliminares por parte de las agencias.
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