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CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR

INTRODUCCIÓN.- Quiero establecer de manera resumida, sobre el


Contrato por Persona a Nombrar, ya que este se encuentra ubicado en nuestro
código civil vigente en el libro VII, fuente de las obligaciones, en el titulo XII, en
los artículos 1473 a 1476, donde señala claramente que en cuanto precisa la
facultad de las partes, es decir el “promitente y estipulante” a nombrar a una
tercera persona, dado que justifican este criterio al estipular que el acto
celebrado deberá sufrir variación posteriormente, bajo ciertas formalidades ente
ellos la aceptación de la persona nombrada, que viene a ser el tercero que
necesariamente tiene que aceptar formalmente para que se haga efecto y valido
el contrato.

ANTECEDENTES.- Debo señalar que pocos tratadistas han estudiado


sobre esta figura jurídica, Contrato por Persona a Nombrar, además en nuestro
código Civil anterior no existía, recién fue incorporado en el Código Civil de
1984, y aparece como una novedad, esta es una institución reciente por lo que
en la doctrina nacional no se destaca mucho sus antecedentes. En los tiempos
antiguos en el Derecho no se regulaba esta institución, eso ya hablando del
Derecho Romano, pero sin embargo, en el derecho medieval esta figura
contractual, ya practicaban su uso, aunque muy limitado por los pueblos
antiguos, como algunos ciudades mediterráneas por comerciantes genoveses y
venecianos para facilitarse en sus transacciones comerciales, como en el campo
de compraventa, y podían utilizar en cualquier contrato típico o atípico.

DEFINICIÓN.- Es una figura contractual nueva, en virtud de la cual una


de las partes “promitente” manifiesta que no tiene intención de mantenerse
necesariamente en calidad de titular del contrato celebrado, y que en verdad de
la cual, lo hace sólo en forma temporal con el objeto de que la ley prevé, sea otra
persona (natural o jurídica) cuyo nombre se reserva frente a la otra “estipulante”,
la que ocupara su lugar posteriormente. Una vez conocido el nombre de la
persona nombrada o “elegida” mediante la declaración de nombramiento, de la
aceptación, ella asumirá todo los derechos y obligaciones derivadas de dicho
contrato, si la reserva de nombramiento no procede, o en los casos en que no
es admitida la representación o es indispensable la determinación de los
contratantes, este contrato es aplicable tanto a los contratos típicos como a los
atípicos.

LA DECLARACIÓN DE NOMBRAMIENTO.- Debe comunicarse a la otra


parte dentro de un plazo no mayor de 20 días contados a partir de la fecha de
celebración del contrato, y no tiene ningún efecto si no lo acompaña la
aceptación de la persona nombrada. cuya formalidad es la declaración de
nombramiento y la aceptación por la persona nombrada, que deben preservar la
misma forma que las partes hayan usado para el contrato, aun cuando no esta
señalada en la norma, esta será por escrito mediante un contrato simple, salvo
para la compra-venta de un inmueble que en este caso, deberá hacerse por
escritura pública con inscripción en el registro correspondiente, adjuntando la
declaración de nombramiento y la aceptación de la persona nombrada, para su
inscripción valido

EFECTOS.- En cuanto a los efectos, si la persona nombrada ha aceptado,


y la parte que se reservó el derecho lo cumplió con los requisitos válidamente
frente a la otra, ella asume la posición de contratante con efecto retroactivo,
como si hubiera celebrado originalmente la persona nombrada. Por el contrario
si, la declaración resultara invalida, por la persona nombrada fuera incapaz o
insolvente, si la parte que se reservó el derecho no acompañó la aceptación de
la persona nombrada, si no se efectúa la declaración de nombramiento dentro
del plazo establecido por ley, si la declaración o aceptación no revistiesen la
forma usada para el contrato, el contrato es nulo no tiene efectos legales.

CONCLUSIONES.- Finalmente, después de un breve examen de esta


figura jurídica en nuestro Código Civil, sobre el Contrato por Persona a Nombrar,
resulta de gran importancia conocer, como se reserva una de las partes o
ambas, para después nombrar a una tercera persona, para que asuma los
derechos y obligaciones que se fijó en dicho contrato. Ya hablando de los
antecedentes, en el Derecho Romano no se regulaba esta institución, pues
recién en el Derecho contemporáneo, ha sido incorporado a nuestro Código
Civil de 1984, Su regulación jurídica de esta institución responde a las
diferentes necesidades económicas, que se vienen desarrollando en la
actualidad en nuestra sociedad, que necesitan para dar una solución pacifica y
mas sencilla a las situaciones contractuales complejas. Es interesante este
tema, dado que genera debates entre los doctrinarios nacionales, que muchos
de ellos defienden, y otros señalan que no debió figurar en el nuevo Código Civil.

BIBLIOGRAFÍA.

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