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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

ASPECTOS GENERALES DEL CONTRATO 


 

CONCEPTO Y DISPOSICIONES GENERALES 


 
El contrato se fundamenta en el “valor psicológico” de la voluntad, elemento que queda 
manifestado en el art. 957 CCyCN que define al contrato como una “declaración de voluntad 
común”. El art. 958 CCyCN se asienta en la idea de “libre albedrío responsable” y autonomía 
de la voluntad, mientras que el art. 959 CCyCN otorga fuerza obligatoria al contrato. La CN y 
el CCyCN convierten a los sujetos de derecho en “legisladores” particulares de sus negocios 
y como tales son soberanos, de tal forma que la “norma particular” se convierte en ley para 
las partes. Ante el incumplimiento de cualquiera de ellas, quien ha colaborado en la 
satisfacción de las necesidades motivantes del acuerdo cuenta con un remedio legal a tal 
situación, en virtud del derecho subjetivo reconocido a los individuos contratantes por el 
ordenamiento legal, y podrá defenderse adecuadamente. 

● Art. 957 CCyCN − “Definición”: “Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o 
más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o 
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”. 

● Art. 958 CCyCN − “Libertad de contratación”: “Las partes son libres para celebrar un 
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el 
orden público, la moral y las buenas costumbres”. 

● Art. 959 CCyCN − “Efecto vinculante”: “Todo contrato válidamente celebrado es 
obligatorio para las partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por 
acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé”. 

● Art. 960 CCyCN − “Facultades de los jueces”: “Los jueces no tienen facultades para 
modificar las estipulaciones de los contratos, excepto que sea a pedido de una de las 
partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta, de modo manifiesto, el 
orden público”. 

● Art. 961 CCyCN − “Buena fe”: “Los contratos deben celebrarse, interpretarse y 
ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino a 
todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los 
alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y 
previsor”. 

● Art. 962 CCyCN − “Carácter de las normas legales”: “Las normas legales relativas a 
los contratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo 
de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible”. 

● Art. 963 CCyCN − “Prelación normativa”: “Cuando concurren disposiciones de este 


Código y de alguna ley especial, las normas se aplican con el siguiente orden de 
prelación: a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código; b) normas 
particulares del contrato; c) normas supletorias de la ley especial; d) normas 
supletorias de este Código”. 

● Art. 964 CCyCN − “Integración del contrato”: “El contenido del contrato se integra 
con: a) las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas 

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incompatibles con ellas; b) las normas supletorias; c) los usos y prácticas del lugar de 
celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios 
por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en 
el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable”. 

● Art. 965 CCyCN − “Derecho de propiedad”: “Los derechos resultantes de los 


contratos integran el derecho de propiedad del contratante”. 

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO Y LA CONTRATACIÓN 


 

Los principios generales del derecho son conceptos fundantes y fundamentales en toda 
sociedad, construyendo y condicionando el comportamiento de las personas como sujetos 
de derecho en sus diversos roles. Los magistrados poseen en ellos una forma de “medir” los 
derechos subjetivos de los contratantes desde la finalidad de su constitucionalización, y con 
ello establecer los límites a su ejercicio. 

BUENA FE: 

Principio general que funciona como un control de la sociabilidad en el ejercicio de los 


derechos subjetivos. Presenta 2 facetas: buena fe creencia, en cuanto las partes deben 
confiar en las situaciones tal como se les presentan; buena fe lealtad, relacionada con el 
comportamiento leal y honesto de las partes en el cumplimiento de un contrato. 

● Art. 9 CCyCN − “Principio de buena fe”: “Los derechos deben ser ejercidos de buena 
fe”. 

ABUSO DEL DERECHO: 

Principio general que funciona como límite interno al ejercicio de los derechos. Los derechos 
resultan de la norma y deben ejercitarse dentro de límites de razonabilidad social y sin 
abusos, de tal forma que simultáneamente, mediante el ejercicio de un derecho propio, no 
sólo se resguarde al titular, sino también se contemple al otro y se consolide el sistema 
jurídico en sí mismo como algo solidario entre seres humanos. Traspasados esos límites en 
donde se genera daño, éste deberá ser reparado integralmente. 

● Art. 10 CCyCN − “Abuso del derecho”: “El ejercicio regular de un derecho propio o el 
cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La 
ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraría 
los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena 
fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para evitar 
los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y, si correspondiere, 
procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización”. 

ABUSO DE POSICIÓN DOMINANTE: 

La sociabilidad en el ejercicio de los derechos conforme a la buena fe y el abuso del derecho 


se aplican al supuesto de abuso de posición dominante. En Derecho de Competencia, una 
empresa goza de posición dominante cuando para un determinado tipo de producto o 
servicio es la única oferente o demandante dentro del mercado o, cuando sin ser la única, no 
está expuesta a una competencia sustancial, o cuando está en condiciones de determinar la 
viabilidad económica de un competidor o participante en el mercado, en perjuicio de éstos. 
En contratos, hace referencia a la asimetría de poder entre las partes, en cuanto las empresas 

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imponen en el mercado su posición dominante (precio, condiciones, etc.) por sobre los 
consumidores. Este derecho acarrea la obligación hacia éstos de brindarles un trato digno y 
equitativo, conforme a los pactos, tratados y convenciones internacionales, CN y LDC.  

● Art. 11 CCyCN − “Abuso de posición dominante”: “Lo dispuesto en los artículos 9° y 10 
se aplica cuando se abuse de una posición dominante en el mercado, sin perjuicio de 
las disposiciones específicas contempladas en leyes especiales”. 

ORDEN PÚBLICO: 

Principio que implica un límite al ejercicio de los derechos individuales fundado en razones 
generales, que comprende el conjunto de principios jurídicos, políticos, morales y 
económicos obligatorios para conservar el orden social del pueblo en una época 
determinada. De esta forma, se encuentra estrechamente ligado a los distintos principios, 
ideas y creencias existentes en la sociedad, las cuales mutan con el tiempo. La autonomía de 
la voluntad no es un derecho absoluto, sino que cede ante el orden público, constituyendo 
una ratificación de la supremacía de la ley sobre las voluntades individuales. 

● Art. 12 CCyCN − “Orden público. Fraude a la ley”: “Las convenciones particulares no 
pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden 
público. El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto legal, que persiga 
un resultado sustancialmente análogo al prohibido por una norma imperativa, se 
considera otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto debe someterse a la 
norma imperativa que se trata de eludir”. 
 

NUEVO ORDEN CONTRACTUAL EN EL CCYCN 


 

ANTIGUOS PRINCIPIOS 
 
La primera causa del advenimiento del nuevo orden contractual reside en el debilitamiento 
de los principios absolutos sobre los cuales estaba fundado el derecho de los contratos, 
producto de la filosofía individualista y del liberalismo económico del CC. El derecho de 
contratos reposaba antiguamente sobre la base del principio dogmático de la “autonomía de 
la voluntad”, que presupone la existencia de contratantes libres, iguales e independientes. La 
libertad e igualdad desde la creación del contrato presuponían necesariamente la justicia y, 
como consecuencia, el contrato era impermeable a la intervención del juez. El vínculo 
contractual se sustentaba en la irrevocabilidad e intangibilidad del contrato. 

AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD, AYER 


 
La autonomía de la voluntad en el campo contractual era/es, ante todo, libertad de 
contratación, lo que significa la libre opción del individuo entre contratar y no contratar, 
libertad para la elección del otro contratante y posibilidad de dotar de contenido al contrato, 
además de libertad de elección del tipo contractual. En su origen, las “convenciones 
legalmente formadas” equivalían a ley y no podían ser revocadas más que por mutuo 
consentimiento o por causas establecidas en la ley. El individualismo no admitía 

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racionalmente la posibilidad de que el juez revisara el contrato, con fundamento en que éste 
era el resultado de un acuerdo entre iguales y libres, por lo tanto, justo. Lo acordado sólo era 
factible de ser modificado por las mismas partes, celebrando otro contrato. Se consideraba 
inadmisible que el contrato fuera revocado mediante una declaración unilateral. El 
individualismo consagraba la preeminencia del valor “seguridad” por sobre el de la “justicia 
contractual”, la cual estaba dada por el principio de inmutabilidad o intangibilidad de la 
palabra empeñada. Tampoco se aceptaba que el contrato se tornara injusto, ya que no era 
imaginable que alguien libre autolimitara su libertad al contratar para consagrar una 
consecuencia injusta contra sí mismo. 

AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD, HOY 


 
Esta visión del contrato no ha resistido la marcha del tiempo y no se condice con la realidad 
contractual ya que, muy a menudo, en el momento de la conclusión del contrato, uno de los 
contratantes se encuentra en situación de inferioridad o desigualdad con relación a su 
co-contratante. Ese desequilibrio de fuerzas se manifiesta en la elaboración unilateral del 
contrato por la parte que dispone del poder de negociación, como sucede en los contratos 
de adhesión, aunque el CCyCN afirma la prevalencia de la autonomía de la voluntad por 
sobre la “regla contractual predispuesta” en caso de colisión (art. 986 CCyCN). La ley 
contractual es a veces reflejo de esa desigualdad y fuente de injusticias traducidas en abusos 
y excesos. Si bien, en los contratos negociados individualmente, dotar de contenido al 
contrato sigue siendo generalmente una cuestión atinente a la voluntad de las partes, el rol 
de la autonomía de la voluntad no debe ser entendido actualmente como una supremacía 
absoluta de los derechos subjetivos contractuales, sino como un principio relativo y 
subordinado a los límites que les son inherentes. En el CCyCN los límites inherentes a la 
autonomía de la voluntad se hallan constituidos por:  

● Ley, orden público, moral y buenas costumbres. 

● Facultad acordada a los jueces de modificar el contrato a pedido de parte cuando lo 
autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta el orden público de modo manifiesto. 

FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO, AYER 


 
El art. 1197 CC afirmaba que “las convenciones hechas en los contratos forman para las 
partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma”. El individualismo no 
admite racionalmente la posibilidad de que el juez revise el contrato, con fundamento de que 
éste es el resultado de un acuerdo entre iguales y libres. De modo que lo acordado sólo es 
factible de ser modificado por las mismas partes, celebrando otro contrato.  

FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO, HOY 


 
La concepción liberal es irreal en cuanto afirma que el contrato es el producto de partes 
iguales y libres, ya que implica ignorar a sabiendas que hoy, predominantemente, el contrato 

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es el resultado de la configuración interna de una sola de las partes que, por concentrar 
sobre sí el poder de negociación, se autoatribuye la creación exclusiva del contenido del 
contrato, dejando a la parte débil la decisión de concertar sobre un esquema predispuesto o, 
de lo contrario, no contratar. El rol de la autonomía de la voluntad no puede traducirse en una 
supremacía absoluta de los derechos subjetivos contractuales, pues ello sería lo mismo que 
admitir la inexistencia de límites impuestos a la libertad contractual. El CCyCN reproduce el 
principio vinculante como efecto de todo contrato válido en su celebración, constituyendo la 
“fuerza obligatoria del contrato”, reforzándolo al establecer que “los derechos resultantes de 
los contratos integran el derecho de propiedad del contratante”; sin embargo, la fuerza 
obligatoria del contrato cede por acuerdo de partes, o en los supuestos que la ley lo prevé. 

“CRISIS DEL CONTRATO” 


 
Desde hace tiempo se alude recurrentemente a la llamada “crisis del contrato”, referida a los 
términos en que fue concebida la autonomía de la voluntad, y examinando la denominada 
“declinación de la voluntad contractual”, con fundamento en: 

● Las restricciones de lo acordado por las partes resultantes de las normas imperativas, 
enunciado como la “publicización” del contrato.  

● Su estandarización a través de fórmulas predispuestas.  

En el CCyCN, los límites a la fuerza obligatoria del contrato son los que provienen de la ley, 
del orden público, la moral, las buenas costumbres, y al carácter imperativo de las normas. 
Esto significa que el rol de la autonomía de la voluntad no debe ser entendido como una 
supremacía absoluta de los derechos subjetivos contractuales, sino como un principio relativo 
y subordinado a los límites que le son inherentes. 

LÍMITES INHERENTES A LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD 


 
La libertad contractual no puede ser absoluta y total. Uno de los límites está constituido por 
las normas imperativas, a las cuales el ordenamiento legal concede un rango preferente o 
jerarquía superior por sobre el precepto privado y por sobre las normas supletorias. 

PRESUPUESTOS DEL CONTRATO 


 
El art. 957 CCyCN define al contrato como el “acto jurídico mediante el cual [2] o más partes 
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones 
jurídicas patrimoniales” (esto último novedad del Nuevo CCyCN). Los contratos siempre 
regulan contenido patrimonial, al ser fuente de obligaciones, las cuales tienen siempre 
contenido patrimonial. Conforme a esto, el primer presupuesto del contrato es de “naturaleza 
económica” y es el “hecho económico”, antecedente imprescindible para la contratación. 
Seguidamente, el segundo presupuesto del contrato comprende el “marco jurídico” en que 

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deberá encuadrarse. El tercer y último presupuesto refiere al contrato como hecho realizado 
con voluntad jurídica, constituyendo en consecuencia un “acto jurídico”.  

HECHO ECONÓMICO 
 
Como antecedente del contrato, el núcleo es la conducta humana y su interrelación con otras 
conductas. Los individuos deben acceder a bienes y servicios para la atención de sus 
“necesidades básicas económicas”. Este “hecho económico” se traduce en la producción de 
bienes y servicios y su incorporación como insumo a otras empresas (contratos 
interempresarios) o su incorporación a las familias (contratos de consumo). 
 
● Art. 257 CCyCN − “Hecho jurídico”: “El hecho jurídico es el acontecimiento que, 
conforme al ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción 
de relaciones o situaciones jurídicas”. 

MARCO JURÍDICO 
 
El “marco jurídico” hace referencia a la normativa aplicable y su orden de prelación en caso 
de que 2 normas entren en conflicto (CN, CCyCN, LDC, ordenanzas municipales, etc. ). Para 
determinar la normativa aplicable en caso de conflicto, será necesario ante todo encuadrar 
jurídicamente el tipo contractual (determinar si se trata de un contrato de negociación 
individual, de adhesión o de consumo).  

ACTO JURÍDICO 
 
El “acto jurídico” constituye el hecho humano voluntario lícito que tiene en su finalidad 
producir determinadas consecuencias jurídicas. Es, de este modo, la base de la “autonomía 
de la voluntad” del contrato. Este acto deberá ser ejecutado con discernimiento, intención y 
libertad por 2 o más partes que manifiesten externamente su voluntad.  

● Art. 259 CCyCN − “Acto jurídico”: “El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene 
por fin inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones 
jurídicas”. 

● Art. 260 CCyCN − “Acto voluntario”: “El acto voluntario es el ejecutado con 
discernimiento, intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior”. 

ELEMENTOS DEL CONTRATO 


 
Los elementos estructurales o esenciales del “instituto contrato” surgen de la definición legal 
contenida en el art. 957 CCyCN. Como “antecedente” deberá generarse de un “hecho 
económico” (circulación de los bienes y servicios en el sistema económico), conjugarse a 
partir de un “acto jurídico bilateral” (presupuesto jurígeno del contrato), en el cual la voluntad 
de las partes sea expresada de “forma manifiesta” (verbal, escrita, expresa o implícita). De 

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esta forma, los elementos esenciales del contrato son: la “causa”, el “objeto” y el 
“consentimiento”. 

CAUSA MOTIVO DEL CONTRATO 


 
Puede diferenciarse entre: 

CAUSA FUENTE:  

Elemento externo del contrato, fuente o eficiente del mismo (origen del contrato). Desde lo 
económico, la causa de la existencia del contrato se debe al “hecho económico” como 
acceso e intercambio de bienes y servicios en la sociedad organizada bajo el sistema 
económico establecido en la CN. Desde lo jurídico, el contrato tiene su causa fuente en el 
“hecho jurídico, voluntario y lícito” (acto jurídico bilateral). 

CAUSA MOTIVO:  

Elemento interno del contrato, móvil o “voluntad creadora” del negocio-contrato que se 
adelanta a la concreción material de la interrelación económica-jurídica. Aparece 
personalizada y concreta para cada uno de los contratantes, pero podría permanecer oculta 
para la otra parte y para el juzgador sin ninguna incidencia, por lo que se requiere su 
manifestación o inmersión en las circunstancias que circundan la relación jurídica.  

CAUSA FIN:  

“Razón jurídica”, abstracta, racional y genérica, que la ley presume según la naturaleza 
jurídica de cada “tipo de contrato”. Es un concepto único e invariable del sistema de cada 
tipo contractual del cual surgen obligaciones. 

Según el CCyCN: 

CAUSA EN LOS ACTOS JURÍDICOS:  

● Art. 281 CCyCN − “Causa”: “La causa es el fin inmediato autorizado por el 
ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También integran la 
causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al 
acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes”. 

● Art. 282 CCyCN − “Presunción de causa”: “Aunque la causa no esté expresada en el 
acto se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido 
aunque la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera”. 

CAUSA EN LAS OBLIGACIONES: 

● Art. 726 CCyCN − “Causa”: “No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de 
algún hecho idóneo para producirla, de conformidad con el ordenamiento jurídico”. 

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CAUSA EN LOS CONTRATOS: 

● Art. 1013 CCyCN − “Necesidad”: “La causa debe existir en la formación del contrato y 
durante su celebración y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, 
según los casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato”. 

● Art. 1014 CCyCN − “Causa ilícita”: “El contrato es nulo cuando: a) su causa es 
contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres; b) ambas partes lo 
han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de ellas ha obrado 
por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la otra, 
pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo que ha 
ofrecido”. 

OBJETO DEL CONTRATO 


 
Según Ghersi, el objeto del contrato es la “realidad social acotada como base de 
operaciones del mismo”. El objeto del contrato está en íntima relación con su causa fuente 
real, el “hecho económico”, y regula el acceso a los bienes y servicios para satisfacer 
necesidades de consumo de las familias o insumo de las empresas. El objeto de primer orden 
o “inmediato” es aquel sobre lo que accede o se somete al consentimiento: la disponibilidad 
social contractual. El objeto de segundo orden o “mediato” es el contenido de aquel objeto: 
la obligación y el derecho. El objeto de la obligación es siempre una conducta, y el contenido 
de ésta (obligación) se materializa en prestaciones de dar, de hacer y de no hacer.  

Según el CCyCN:  

OBJETO DEL ACTO JURÍDICO:  

Deben ser hechos o bienes que no sean imposibles ni prohibidos por la ley ni contrarios a la 
moral y a las buenas costumbres ni al orden público. Tampoco pueden ser los bienes que por 
un motivo especial estuviera prohibido que no lo sean.  

● Art. 279 CCyCN − “Objeto”: “El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho 
imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al 
orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco 
puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea”. 

● Art. 280 CCyCN − “Convalidación”: “El acto jurídico sujeto a plazo o condición 
suspensiva es válido, aunque el objeto haya sido inicialmente imposible, si deviene 
posible antes del vencimiento del plazo o del cumplimiento de la condición”. 

OBJETO DE LA OBLIGACIÓN:  

Es la prestación, la cual debe ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada o 


determinable, susceptible de valoración económica y debe corresponder a un interés del 
acreedor.  

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● Art. 725 CCyCN − “Requisitos”: “La prestación que constituye el objeto de la 
obligación debe ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada o 
determinable, susceptible de valoración económica y debe corresponder a un interés 
patrimonial o extrapatrimonial del acreedor”. 

OBJETO DEL CONTRATO: 

Las disposiciones del CCyCN sobre los actos jurídicos son directamente aplicables a los 
contratos. Los requisitos enumerados (licitud, posibilidad, determinación y patrimonialidad) 
deben concurrir al momento de la celebración. En caso de que no se verifique alguno de 
estos requisitos el acto será nulo. Los contratos de objeto prohibido son nulos de nulidad 
absoluta. La determinación del objeto del contrato puede ser encomendada por las partes a 
un tercero, rigiéndose por las disposiciones del mandato. Si ella no fuese posible por razones 
voluntarias o involuntarias, se abre la posibilidad de que las partes recurran a la 
determinación judicial. Se consagra la posibilidad de contratación sobre bienes futuros 
estableciéndose como regla su carácter condicional. Se regula la posibilidad de contratar 
sobre cosas ajenas como tales con 2 modalidades: sin garantizar el éxito de la promesa, con 
lo cual el vendedor queda obligado a proveer los medios necesarios para que el dueño la 
transmita; o garantizando el éxito de la promesa, con lo cual queda obligado como si fuese el 
dueño de la cosa, asumiendo ante la falta de entrega todas las consecuencias 
indemnizatorias que deriven del contrato. El objeto de los contratos puede estar constituido 
por bienes que están sometidos a litigios, gravados con hipoteca, prenda o anticresis y 
sujetos a medidas cautelares. Si se contrató sobre estos bienes como si estuvieren libres, 
surge el deber de reparación de los daños causados. La procedencia del resarcimiento 
requiere que la parte adquirente haya ignorado sin culpa la situación del bien. La ley prohíbe 
los pactos sobre herencia futura o sobre los objetos contenidos en ella, exceptuando a los 
que se refieren a entes productivos cuando se persiga con ello la conservación de la unidad 
de gestión o la prevención o solución de conflictos (ej: empresas familiares). 

● Art. 1003 CCyCN − “Disposiciones generales”: “Se aplican al objeto del contrato las 
disposiciones de la Sección 1a, Capítulo 5, Título IV del Libro Primero de este Código. 
Debe ser lícito, posible, determinado o determinable, susceptible de valoración 
económica y corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no sea 
patrimonial”. 

● Art. 1004 CCyCN − “Objetos prohibidos”: “No pueden ser objeto de los contratos los 
hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la 
moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los 
derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. 
Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 
17 y 56”. 

● Art. 1005 CCyCN − “Determinación”: “Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos 


deben estar determinados en su especie o género según sea el caso, aunque no lo 
estén en su cantidad, si ésta puede ser determinada. Es determinable cuando se 
establecen los criterios suficientes para su individualización”. 

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● Art. 1006 CCyCN − “Determinación por un tercero”: “Las partes pueden pactar que la 
determinación del objeto sea efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no 
realice la elección, sea imposible o no haya observado los criterios expresamente 
establecidos por las partes o por los usos y costumbres, puede recurrirse a la 
determinación judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento más breve 
que prevea la legislación procesal”. 

● Art. 1007 CCyCN − “Bienes existentes y futuros”: “Los bienes futuros pueden ser 
objeto de los contratos. La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición 
de que lleguen a existir, excepto que se trate de contratos aleatorios”. 

● Art. 1008 CCyCN − “Bienes ajenos”: “Los bienes ajenos pueden ser objeto de los 
contratos. Si el que promete transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa, 
sólo está obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice 
y, si por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados. Debe 
también indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y ésta no se cumple. El 
que ha contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si 
no hace entrega de ellos”. 

● Art. 1009 CCyCN − “Bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares”: “Los 
bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de los 
contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros. Quien de mala fe contrata sobre 
esos bienes como si estuviesen libres debe reparar los daños causados a la otra 
parte si ésta ha obrado de buena fe”. 

● Art. 1010 CCyCN − “Herencia futura”: “La herencia futura no puede ser objeto de los 
contratos ni tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre 
objetos particulares, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra disposición 
legal expresa. Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones 
societarias de cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de la gestión 
empresaria o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir disposiciones 
referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones en favor de 
otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su 
cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los 
derechos de terceros”. 

CONTRATOS DE LARGA DURACIÓN: 

El CCyCN no aclara ni define cuáles contratos son “de larga duración”. Para la doctrina, 
abarca a aquellos de ejecución continuada, periódica o de tracto sucesivo, lo que excluye 
aquellos contratos de cumplimiento instantáneo o inmediato. Comprendería entonces 
aquellos contratos en los cuales las inversiones de las partes requieren un tiempo para ser 
amortizadas, incluyendo contratos particulares como el de distribución, agencia, concesión, 
franquicia, suministro, medicina privada y prestación de servicios educativos.  

Se consagra legalmente la categoría de los contratos de larga duración estableciendo un 


deber de colaboración de fuente legal por el cual se debe respetar la reciprocidad de las 
obligaciones del contrato. Este deber de colaboración impide así modificaciones a la relación 
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que modifiquen los derechos de las partes ampliando los de una en detrimento de los de la 
otra. En estos contratos surge también la obligación de renegociar sus términos de buena fe 
como alternativa previa a la rescisión (aunque no aclara de qué rescisión se trata ni en qué 
consiste dar a la otra parte “una oportunidad razonable de renegociar de buena fe”). La 
renegociación se concreta a través de una obligación de hacer, tendiente a superar la ruptura 
de la ecuación económica de lo pactado. 

Los contratos de larga duración se asemejan a los de ejecución diferida, porque en ambos el 
tiempo es jurídicamente relevante. La diferencia es que, en los de ejecución diferida, el 
tiempo es considerado como la “distancia” que separa la celebración del acto de su 
ejecución mientras que, en los de larga duración, el tiempo es esencial para el cumplimiento 
y no accesorio. El interés del acreedor no es satisfecho sino a través de una prestación 
continua o reiterada en el tiempo. El tiempo se vincula con el objeto del contrato, ya que el 
mismo no puede cumplirse sino a través de una prolongación temporal, siendo la utilidad del 
contrato proporcional a su duración. 

● Art. 1011 CCyCN − “Contratos de larga duración”: “En los contratos de larga duración 
el tiempo es esencial para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los 
efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar. 
Las partes deben ejercitar sus derechos conforme con un deber de colaboración, 
respetando la reciprocidad de las obligaciones del contrato, considerada en relación 
a la duración total. La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad 
razonable de renegociar de buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los 
derechos”. 

CONSENTIMIENTO EN EL CONTRATO 
 
El consentimiento es un elemento esencial del contrato que puede ser definido como la 
declaración de voluntad común, que surge del entrelazamiento de una oferta y de una 
aceptación, con aptitud para producir obligaciones. Se construye como estructura de 
integración, a partir de la conjugación de 2 actos voluntarios, y constituye un acuerdo de 
voluntades entre sujetos que, en su autonomía de voluntad, se ponen de acuerdo para 
precisar las cláusulas del contrato. El proceso de formación del consentimiento requiere del 
envío de una oferta, cuya aceptación puede ser expresada por el destinatario en forma 
expresa, por un comportamiento conclusivo que dé cuenta de la conformidad del aceptante 
o, en determinadas circunstancias, por medio del silencio. Si se trata de un contrato 
celebrado entre presentes, queda perfeccionado por la manifestación de la aceptación, y si 
es celebrado entre ausentes, cuando ella es recibida por el proponente durante el plazo de 
vigencia de la oferta. 

PRESUPUESTOS DEL CONSENTIMIENTO:  

● Esfera jurídica o sujeto de derecho. 

● Capacidad para poder consensuar. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

ELEMENTOS DEL CONSENTIMIENTO: 

El consentimiento tiene como elementos estructurales, en los contratos de negociación 


individual, la “oferta” y la “manifestación de aceptación”. 

● OFERTA: manifestación de voluntad unilateral que da inicio al proceso de formación 


de un contrato, para lo que debe ir dirigida a persona determinada o determinable y 
contener las precisiones básicas necesarias para establecer los efectos que se 
producirán en caso de ser aceptada por el destinatario. 

● ACEPTACIÓN: manifestación expresa o implícita de las partes que negocian, para que 
quede estructurada la integración de las voluntades. Para que tenga eficacia 
conclusiva del consentimiento, debe expresar plena conformidad con los términos de 
la oferta, en grado tal que cualquier modificación introducida a la propuesta original 
por el destinatario importa la formulación de la oferta de un nuevo contrato, el que 
quedará concluido si el oferente inicial comunica de forma inmediata su aceptación 
de la contrapropuesta a su emisor. 

En los contratos de adhesión, el consentimiento es reemplazado por el “asentimiento”. 

 
 
● Art. 971 CCyCN − “Formación del consentimiento”: “Los contratos se concluyen con la 
recepción de la aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea 
suficiente para demostrar la existencia de un acuerdo”. 

● Art. 972 CCyCN − “Oferta”: “La oferta es la manifestación dirigida a persona 


determinada o determinable, con la intención de obligarse y con las precisiones 
necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada”. 

● Art. 973 CCyCN − “Invitación a ofertar”: “La oferta dirigida a personas indeterminadas 
es considerada como invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos 
o de las circunstancias de su emisión resulte la intención de contratar del oferente. 
En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por 
los usos”. 

● Art. 974 CCyCN − “Fuerza obligatoria de la oferta”: “La oferta obliga al proponente, a 
no ser que lo contrario resulte de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las 
circunstancias del caso. La oferta hecha a una persona presente o la formulada por 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de plazo, sólo puede ser 


aceptada inmediatamente. Cuando se hace a una persona que no está presente, sin 
fijación de plazo para la aceptación, el proponente queda obligado hasta el 
momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, 
expedida por los medios usuales de comunicación. Los plazos de vigencia de la 
oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga una 
previsión diferente”. 

● Art. 975 CCyCN − “Retractación de la oferta”: “La oferta dirigida a una persona 
determinada puede ser retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el 
destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta”. 

● Art. 976 CCyCN − “Muerte o incapacidad de las partes”: “La oferta caduca cuando el 
proponente o el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción 
de su aceptación. El que aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del 
oferente, y que a consecuencia de su aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, 
tiene derecho a reclamar su reparación”.  

● Art. 977 CCyCN − “Contrato plurilateral”: “Si el contrato ha de ser celebrado por 
varias partes, y la oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios 
destinatarios, no hay contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto 
que la convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre 
de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo han consentido”. 

● Art. 978 CCyCN − “Aceptación”: “Para que el contrato se concluya, la aceptación 


debe expresar la plena conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta 
que su destinatario hace al manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que 
importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las modificaciones pueden ser 
admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al aceptante”. 

● Art. 979 CCyCN − “Modos de aceptación”: “Toda declaración o acto del destinatario 
que revela conformidad con la oferta constituye aceptación. El silencio importa 
aceptación sólo cuando existe el deber de expedirse, el que puede resultar de la 
voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes hayan 
establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones 
precedentes”. 

● Art. 980 CCyCN − “Perfeccionamiento”: “La aceptación perfecciona el contrato: a) 


entre presentes, cuando es manifestada; b) entre ausentes, si es recibida por el 
proponente durante el plazo de vigencia de la oferta”. 

● Art. 981 CCyCN − “Retractación de la aceptación”: “La aceptación puede ser 


retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al 
mismo tiempo que ella”. 

● Art. 982 CCyCN − “Acuerdo parcial”: “Los acuerdos parciales de las partes concluyen 
el contrato si todas ellas, con la formalidad que en su caso corresponda, expresan su 
consentimiento sobre los elementos esenciales particulares. En tal situación, el 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

contrato queda integrado conforme a las reglas del Capítulo 1. En la duda, el contrato 
se tiene por no concluido. No se considera acuerdo parcial la extensión de una 
minuta o de un borrador respecto de alguno de los elementos o de todos ellos”. 

● Art. 983 CCyCN − “Recepción de la manifestación de la voluntad”: “A los fines de este 


Capítulo se considera que la manifestación de voluntad de una parte es recibida por 
la otra cuando ésta la conoce o debió conocerla, trátese de comunicación verbal, de 
recepción en su domicilio de un instrumento pertinente, o de otro modo útil”. 

INCAPACIDAD E INHABILIDAD PARA CONTRATAR 


 
EFECTOS DE LA NULIDAD DEL CONTRATO: 

Los efectos de la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz de ejercicio o con 
capacidad restringida se diferencian de la regla general en materia de nulidad de los actos 
jurídicos que establece que vuelven las cosas al mismo estado en que se hallaban antes del 
acto. Con sentido protectorio hacia la persona incapaz de ejercicio, la parte capaz, para 
obtener la restitución del bien entregado en razón del contrato o el reembolso de lo pagado, 
debe acreditar la existencia de enriquecimiento por parte de la persona incapaz. Esta regla 
no se aplica a los supuestos de inhabilidades para contratar.  

El contrato será nulo de nulidad relativa y su declaración tiene por efecto que deba 
devolverse al incapaz aquellos bienes que entregó en razón del contrato o las sumas que 
pagó. En cambio, la parte capaz no tendrá derecho a exigir la devolución de aquellos bienes 
que entregó al incapaz o de las sumas que pagó, salvo el supuesto de que el contrato haya 
enriquecido al incapaz. Los casos de incapacidad de ejercicio para la celebración de 
contratos incluyen a las personas menores de edad, las personas con capacidad restringida 
por razón de padecer alguna adicción o por alteración mental permanente o prolongada, y a 
las personas inhabilitadas por prodigalidad.  

● Art. 1000 CCyCN − “Efectos de la nulidad del contrato”: “Declarada la nulidad del 
contrato celebrado por la persona incapaz o con capacidad restringida, la parte 
capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha pagado 
o gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad 
restringida y en cuanto se haya enriquecido”. 

INHABILIDADES PARA CONTRATAR: 

En resguardo del orden público y para evitar que determinados sujetos puedan aprovecharse 
de las ventajas que puede darle una posición pública o privada con relación a intereses 
ajenos, se establecen supuestos específicos de inhabilidades para contratar.  

Persigue evitar que determinados sujetos que se encuentren en una posición que les da 
alguna ventaja concreta frente a otros intereses con los que se encuentran vinculados o por 
los que deben velar, se aprovechen de la situación para obtener una ventaja particular. El 
acto se verá privado de efectos si sus consecuencias resultan finalmente imputables a un 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

sujeto de derecho que no podría realizarlo por estar alcanzado por una inhabilidad legal. 
Comprende así la inhabilidad de los progenitores respecto de bienes de los hijos, de los 
tutores y curadores en cuanto a bienes de sus representados, o la situación del fallido 
respecto de bienes desapoderados. 

● Art. 1001 CCyCN − “Inhabilidades para contratar”: “No pueden contratar, en interés 
propio o ajeno, según sea el caso, los que están impedidos para hacerlo conforme a 
disposiciones especiales. Los contratos cuya celebración está prohibida a 
determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona”. 

INHABILIDADES ESPECIALES: 

Las limitaciones establecidas en este precepto comprenden todos aquellos actos idóneos 
para la transmisión de la propiedad de un bien (compraventa, cesión, cesión de la posición 
contractual, leasing, fideicomiso, donación, renta vitalicia, etc.), y presupone la posibilidad de 
aprovechamiento de una determinada posición de ventaja o de poder.  

Incluye a los funcionarios públicos en general respecto de bienes de cuya administración o 


enajenación están o han estado encargados, a sujetos vinculados con la administración de 
justicia, respecto de bienes relacionados con procesos en los que hayan tenido intervención 
( jueces, funcionarios, árbitros, mediadores, auxiliares, abogados y procuradores), albaceas 
respecto de los bienes que integran el acervo hereditario de las sucesiones en las que 
intervienen, y cónyuges bajo el régimen de comunidad, entre sí. 

● Art. 1002 CCyCN − “Inhabilidades especiales”: “No pueden contratar en interés 


propio: a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o 
enajenación están o han estado encargados; b) los jueces, funcionarios y auxiliares 
de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes 
relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido; c) los abogados 
y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que intervienen o 
han intervenido; d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí. Los 
albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de compraventa sobre 
los bienes de las testamentarias que estén a su cargo”. 

MODALIDADES DE CONTRATO 
 
La estructura contractual es la distribución y orden del comportamiento de las partes en un 
contrato, como sistema de interrelación. Conforme a su estructura, el contrato puede 
caracterizarse en 2 categorías:  

● Contrato de negociación individual o paritaria. 

● Contrato de adhesión, dentro de los cuales podemos ubicar a los contratos de 
consumo. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

CONTRATOS PARITARIOS O DE NEGOCIACIÓN INDIVIDUAL 


 
En este tipo de contrato, propio del derecho clásico en materia económica, se presume que 
ambas partes del negocio contractual tienen similar poder económico para poder discutir sus 
términos y el contenido. La estructura de negociación individual se alcanza mediante un “ir y 
venir” (disenso y consenso) en los términos y contenido hasta conformarse, mediante la 
oferta final y su aceptación, el consentimiento en el contrato. El CCyCN establece como 
principio general el contrato paritario, pero esta estructura de contrato es muy difícil de hallar 
en la actualidad. En la práctica, lo que prevalece son los contratos de adhesión, luego los de 
consumo, y como excepción los paritarios. 
 
● Art. 957 CCyCN − “Definición”: “Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o 
más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o 
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”. 
 

CONTRATOS DE ADHESIÓN 
 
El contrato se celebra por adhesión cuando las partes no negocian sus cláusulas, ya que una 
de ellas, fundada en su mayor poder de negociación, predispone el contenido y la otra 
adhiere. No existe verdadero consentimiento, sino asentimiento, ya que no hay injerencia de 
los adherentes, ni incidencia en la formulación de los términos o contenidos contractuales. 

● Art. 984 CCyCN − “Definición”: “El contrato por adhesión es aquel mediante el cual 
uno de los contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente, 
por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya participado en su 
redacción”. 

CONTRATOS DE CONSUMO 
 
Dentro de los contratos de adhesión podemos identificar los contratos de consumo de bienes 
o usuarios de servicios, que hoy conforman las “relaciones de consumo”. La diferencia con 
los contratos de adhesión se da en que la compra o uso deberá ser para consumo personal. 
El contrato de consumo determina los límites dentro de los que el sistema brindará 
protección a los consumidores en el marco de los acuerdos que éstos celebren con los 
proveedores. El proveedor, referente a todo el sector oferente de productos y servicios, 
constituye la relación de consumo junto con el consumidor o usuario. El consumidor es toda 
persona humana o jurídica que compra o usa bienes o servicios como destinatario final. 

● Art. 1093 CCyCN − “Contrato de consumo”: “Contrato de consumo es el celebrado 


entre un consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe 
profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora 
de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los 
bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, 
familiar o social”. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

LEY 24.240 − DEFENSA DEL CONSUMIDOR Y MODIF. 


 
La LDC es específica y de orden público, es decir, es indisponible para las partes. 

● Art. 65 Ley 24.240 (Act.) − “Disposiciones finales”: “La presente ley es de orden 
público, rige en todo el territorio nacional y entrará en vigencia a partir de la fecha de 
su publicación en el Boletín Oficial (...)”. 

La Ley 26.361 es la primera modificación importante que sufre la Ley 24.240 de Defensa del 
Consumidor, incorporando la figura de consumidor expuesto o “bystander” (eliminada con la 
modificación de la actual Ley 26.994).  

El CCyCN modifica la LDC en sus artículos 1092 a 1095, pero estos no son de orden público, 
por no serlo el mismo CCyCN (con excepción de algunos artículos). Modificaciones más 
importantes:  

● El art. 1092 CCyCN modifica los arts. 1, 2 y 3 de la LDC, fundamentalmente eliminando 


la figura de consumidor expuesto o “bystander”.  

● El art. 1093 CCyCN (además de cambiar la terminología de persona “física” a jurídica a 


persona “humana” o jurídica) amplía el concepto de proveedor y da la posibilidad de 
que los profesionales liberales y vendedores eventuales puedan responder en 
algunos aspectos por medio de la LDC, no restringiéndolo sólo a empresas. 

● El art. 1094 CCyCN y el art. 1095 CCyCN explicitan la postura pro-consumidor en 
cuanto a la interpretación normativa y la interpretación del contrato. 

Otra modificación importante fue la sufrida por el art. 4 LDC referida al “deber de 
información”. El primer cambio fue con la Ley 26.361, cuyo texto es coincidente con lo 
establecido actualmente por el art. 1100 CCyCN. Posteriormente es modificada por la Ley 
27.250 (más tuitiva del consumidor), con la cual se incorpora el deber de proporcionar la 
información en formato físico, salvo que el consumidor solicite el soporte informático. El 
Decreto 27/2018 deroga esto y establece el soporte electrónico, con fundamento en que la 
Ley 27.250 contradice el art. 1106 CCyCN (relaciones de consumo por la web). La Ley 27.444 
deroga este artículo del Decreto pero no lo reemplaza con ningún artículo, con lo cual el 
deber de información ya no está regulado en la LDC, quedando receptado sólo en el CCyCN, 
con el agravante de que es más amplio, no especifica el soporte y no es de orden público. 

● Art. 4 Ley 24.240 (Orig.) − “Información”: “Quienes produzcan, importen, distribuyan o 


comercialicen cosas o presten servicios, deben suministrar a los consumidores o 
usuarios, en forma cierta y objetiva, información veraz, detallada, eficaz y suficiente 
sobre las características esenciales de los mismos”. 

● Art. 4 Ley 26.361: “Sustitúyese el texto del artículo 4º de la Ley Nº 24.240 de Defensa 
del Consumidor, por el siguiente: ‘Artículo 4º: Información. El proveedor está obligado 
a suministrar al consumidor en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con 
las características esenciales de los bienes y servicios que provee, y las condiciones 
de su comercialización. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor 
y proporcionada con claridad necesaria que permita su comprensión’”. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

● Art. 1 Ley 27.250: “Sustitúyese el artículo 4° de la ley 24.240, de Defensa del 


Consumidor, por el siguiente: ‘Artículo 4°: Información. El proveedor está obligado a 
suministrar al consumidor en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con 
las características esenciales de los bienes y servicios que provee, y las condiciones 
de su comercialización. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor 
y proporcionada en soporte físico, con claridad necesaria que permita su 
comprensión. Sólo se podrá suplantar la comunicación en soporte físico si el 
consumidor o usuario optase de forma expresa por utilizar cualquier otro medio 
alternativo de comunicación que el proveedor ponga a disposición’”. 

● Art 169 Decreto 27/2018 [Cap. XXII]: “Sustitúyese el artículo 4° de la Ley N° 24.240, 
por el siguiente: ‘ARTÍCULO 4º.- Información. El proveedor está obligado a suministrar 
al consumidor en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con las 
características esenciales de los bienes y servicios que provee, y las condiciones de 
su comercialización. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y 
proporcionada en el soporte que el proveedor determine, salvo que el consumidor 
opte por el soporte físico. En caso de no encontrarse determinado el soporte, este 
deberá ser electrónico’”. 

● Art. 134 Ley 27.444: “Deróganse los capítulos I, II, III, VII, VIII, IX, X, XII, XIII, XIV, XVIII, 
XIX, XXI, y XXII del decreto de necesidad y urgencia 27/18 del 10 de enero del 
corriente”. 

● Art. 1100 CCyCN − “Información”: “El proveedor está obligado a suministrar 


información al consumidor en forma cierta y detallada, respecto de todo lo 
relacionado con las características esenciales de los bienes y servicios que provee, 
las condiciones de su comercialización y toda otra circunstancia relevante para el 
contrato. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y 
proporcionada con la claridad necesaria que permita su comprensión”. 

● Art. 1106 CCyCN − “Utilización de medios electrónicos”: “Siempre que en este Código 
o en leyes especiales se exija que el contrato conste por escrito, este requisito se 
debe entender satisfecho si el contrato con el consumidor o usuario contiene un 
soporte electrónico u otra tecnología similar”. 

El Derecho del Consumo no se limita a la Ley de Defensa del Consumidor. En materia de 
Derecho de Consumo será necesario tener en cuenta, entre otros: art. 963 CCyCN; arts. 1092 
a 1095 CCyCN; art. 42 CN; art. 1 Protocolo San Salvador; Ley 19.511 (Metrología Legal); Ley 
25.156 (Defensa de la Competencia). 

● Art. 963 CCyCN − “Prelación normativa”: “Cuando concurren disposiciones de este 


Código y de alguna ley especial, las normas se aplican con el siguiente orden de 
prelación: a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código; b) normas 
particulares del contrato; c) normas supletorias de la ley especial; d) normas 
supletorias de este Código”. 

● Art. 1092 CCyCN − “Relación de consumo. Consumidor”: “Relación de consumo es el 


vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor. Se considera consumidor a la 
persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, 
bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

o social. Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de 
consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o 
servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o 
de su grupo familiar o social”. 

● Art. 1093 CCyCN − “Contrato de consumo”: “Contrato de consumo es el celebrado 


entre un consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe 
profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora 
de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los 
bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, 
familiar o social”. 

● Art. 1094 CCyCN − “Interpretación y prelación normativa”: “Las normas que regulan 
las relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el 
principio de protección del consumidor y el de acceso al consumo sustentable. En 
caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales, 
prevalece la más favorable al consumidor”. 

● Art. 1095 CCyCN − “Interpretación del contrato de consumo”: “El contrato se 
interpreta en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando existen dudas 
sobre los alcances de su obligación, se adopta la que sea menos gravosa”. 

● Art. 42 CN: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la 
relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; 
a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de 
trato equitativo y digno. Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, 
a la educación para el consumo, a la defensa de la competencia contra toda forma 
de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de 
la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de 
consumidores y de usuarios. La legislación establecerá procedimientos eficaces para 
la prevención y solución de conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios 
públicos de competencia nacional, previendo la necesaria participación de las 
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los 
organismos de control”. 

● Art. 1 PSS − “Obligación de Adoptar Medidas”: “Los Estados partes en el presente 


Protocolo Adicional a la [CADH] se comprometen a adoptar las medidas necesarias 
(...) a fin de lograr progresivamente, y de conformidad con la legislación interna, la 
plena efectividad de los derechos que se reconocen en el presente Protocolo”. 

CONSUMIDOR 
 
El consumidor (contratante) es aquella persona humana o jurídica que adquiere por contrato 
de consumo un bien o accede a un servicio de forma gratuita u onerosa, como destinatario 
final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.  

● Art. 1 Ley 24.240 (Act.) − “Objeto. Consumidor. Equiparación” / Art. 1092 CCyCN − 
“Relación de consumo. Consumidor”: “(...) Se considera consumidor a la persona 
humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o 
servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo 
como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en 
forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo 
familiar o social”. 

PROVEEDOR 
 
El proveedor es aquella persona humana o jurídica que provee algún bien o servicio a 
consumidores o usuarios, quedando excluídos los profesionales liberales que requieren para 
su ejercicio título universitario habilitante y matriculación en Consejos o Colegios 
Profesionales (ej: abogados; médicos; ingenieros).  

● Art. 2 Ley 24.240 (Act.) − “Proveedor”: “Es la persona [humana] o jurídica de 
naturaleza pública o privada, que desarrolla de manera profesional, aun 
ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción, 
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización de 
bienes y servicios, destinados a consumidores o usuarios. Todo proveedor está 
obligado al cumplimiento de la presente ley. No están comprendidos en esta ley los 
servicios de profesionales liberales que requieran para su ejercicio título universitario 
y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos oficialmente o autoridad 
facultada para ello, pero sí la publicidad que se haga de su ofrecimiento. Ante la 
presentación de denuncias, que no se vincularen con la publicidad de los servicios, 
presentadas por los usuarios y consumidores, la autoridad de aplicación de esta ley 
informará al denunciante sobre el ente que controle la respectiva matrícula a los 
efectos de su tramitación”. 

BREVES COMENTARIOS DE LA LEY 26.993 Y 26.994 


 
LEY 26.993 — CREACIÓN DEL COPREC:  

La relación de consumo es el vínculo jurídico entre consumidores y oferentes en el mercado 


de bienes y servicios. Toda relación de consumo está sujeta a una reglamentación jurídica 
que puede originarse en el ámbito contractual o extracontractual. El consumidor cumple un 
rol de importancia en las relaciones de consumo ya que además constituye la parte más débil 
del contrato, debido a los constantes abusos que sufre el mismo cuando adquiere bienes o 
servicios en el mercado. La relación de consumo tuvo una profunda evolución en los últimos 
tiempos desde la sanción de la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor, la importancia de la 
reforma de Ley 26.361 como la sanción de la Ley 26.993, que instituyó 3 nuevas instancias 
para una resolución de conflictos más ágil y rápida en el marco de la defensa al consumidor: 

1) Servicio de Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo (COPREC): instancia 


prejudicial obligatoria, primer paso para resolver aquellos conflictos de consumo que 
no superen los 55 salarios mínimos, vit. y móv. Consiste en una conciliación entre el 
consumidor y la empresa reclamada, en la que participará un conciliador 
especialmente formado en la materia de consumo. Las empresas están obligadas a 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

asistir a la audiencia conciliatoria y en caso de inasistencia injustificada deberán pagar 


una multa. No es necesario que el consumidor asista con un abogado, pero podrá 
disponer de un servicio de patrocinio jurídico gratuito si desea hacerlo.  

2) Auditoría en las Relaciones de Consumo: de no llegarse a un acuerdo en COPREC, y 


en caso de que el consumidor sólo esté interesado en reparar el daño directo que le 
causó el conflicto de consumo por un monto de hasta 15 salarios mínimos, vit. y móv. 
La reparación del daño directo implica únicamente la devolución del dinero o la 
restitución del bien. El auditor de consumo cumple la función de un juez administrativo 
(es independiente y define determinada resolución del caso planteado). Si el 
consumidor o la empresa requiriesen una revisión de lo resuelto por el auditor de 
consumo, podrán recurrir al Fuero de Consumo. 

3) Fuero Judicial de Consumo: en caso de que el consumidor busque una reparación 


integral del daño, por hasta 55 salarios mínimos, vit. y móv. También se tratarán las 
apelaciones que hagan consumidores o empresas a decisiones administrativas 
vinculadas a la Ley de Defensa del Consumidor, Lealtad Comercial y Defensa de la 
Competencia. 

Es conveniente en primer lugar iniciar el reclamo ante el Centro de At. al Cliente de la 
empresa. De no prosperar, podrá acudirse al COPREC. El mismo tiene sede en CABA, y la ley 
invita a las provincias a adherir y adecuar sus procedimientos internos a la ley. En CABA, el 
trámite puede iniciarse por web (ingresando los datos personales y la explicación detallada 
en concreto de los hechos y lo que se pretende monetariamente). En Pcia. de Buenos Aires, 
el trámite es personal, en la sede correspondiente de “Consumo Protegido”.  

Las instancias de auditoría y tribunales de consumo no existen ni están funcionando en la 


práctica actualmente (sólo existen en la ley) por lo que, de no llegarse a un acuerdo en 
COPREC, quedará expedita la vía judicial, con beneficio de juicio sumarísimo. La jurisdicción 
es amplia, pudiendo ser la del consumidor, la del proveedor, la del lugar donde se ejecutó el 
contrato de consumo o la del lugar donde se produjo el hecho dañoso. 

LEY 26.994 — ELIMINACIÓN DEL CONSUMIDOR EXPUESTO O “BYSTANDER”:  

El art. 1 de la Ley 26.361, modificación de la Ley 24.240, hacía extensiva su aplicación a 


situaciones extracontractuales valiosas. Una de sus más importantes incorporaciones incluía 
“(...) a quien de cualquier manera está expuesto a una relación de consumo”, también 
conocido como “consumidor expuesto” o “bystander”, pudiendo ampararse todos los 
miembros de la sociedad en la LDC frente a los riesgos de la sociedad de consumo. El 
beneficio de poder ampararse en la LDC recae en que la misma tiene en cuenta que el 
consumidor siempre está en desventaja frente al proveedor (generalmente una gran 
empresa). Al considerarse el consumidor la parte débil del contrato, la LDC adopta una 
postura “pro-consumidor”, en 3 aspectos:  

1) Publicidad (obliga al oferente). 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

2) Interpretación y aplicación de la ley (ante dudas, siempre se tomará la más favorable 


al consumidor).  

3) Prueba (se invierte la carga de la misma y recae en el proveedor, considerado en 


mejor posición de demostrar).  

El art. 1092 del Nuevo CCyCN, al regular las relaciones de consumo, elimina la figura del 
consumidor expuesto o “bystander”. De todas formas, podrá argumentarse la vigencia de la 
misma mediante el principio de progresividad / no regresividad de los derechos (art. 1 PSS), la 
prelación de la LDC como ley especial de orden público que no puede ser derogada por una 
ley general que no es de orden público, y lo estipulado en el art. 1096 CCyCN (similar al 
concepto de “bystander”, aunque sólo se incluye en la sección “prácticas abusivas”, dentro 
del capítulo “formación del consentimiento”). A su vez, la figura de consumidor expuesto 
puede justificarse a través del deber de seguridad, del deber de no dañar y del principio de 
reparación plena. 

● Art. 8 Ley 24.240 (Act.) − “Efectos de la publicidad”: “Las precisiones formuladas en la 
publicidad o en anuncios, prospectos, circulares u otros medios de difusión se tienen 
por incluidas en el contrato con el consumidor y obligan al oferente (...)”. 

● Art. 37 Ley 24.240 (Act.) − “Interpretación”: “(...) La interpretación del contrato se hará 
en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando existan dudas sobre los 
alcances de su obligación, se estará a la que sea menos gravosa (...)”. 

● Art. 40 Ley 24.240 (Act.) − “Responsabilidad por daños”: “(...) Sólo se liberará total o 
parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena (...)”. 

● Art. 1096 CCyCN − “Ámbito de aplicación”: “Las normas de esta Sección y de la 
Sección 2a del presente Capítulo son aplicables a todas las personas expuestas a 
las prácticas comerciales, determinables o no, sean consumidores o sujetos 
equiparados conforme a lo dispuesto en el artículo 1092”. 

FALLO BLAISTEN (ALVAREZ, J. A. Y OTRO C/ BLAISTEN S.A. Y OTROS S/ORDINARIO) 


 
RESUMEN:  

DERECHOS DEL CONSUMIDOR. Demanda promovida por deficiencias en obra en la vivienda 


de los accionantes. Desprendimiento de cerámicos. RECOMENDACIÓN DE LA EMPRESA 
CONSTRUCTORA POR PARTE DE LA EMPRESA VENDEDORA DE ESTOS ÚLTIMOS. 
Legitimación activa de la cónyuge del coactor aún no habiendo sido parte de la relación de 
consumo, por utilizar los servicios contratados como destinataria final. ARTÍCULOS 1019, 1092, 
1095 Y 1744 DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN. ARTÍCULOS 10 BIS, 40, 50 
DE LA LEY 24.240. DAÑO MORAL. Grave inconducta. DAÑO PUNITIVO. SE MODIFICA LA 
SENTENCIA QUE HIZO LUGAR A LA DEMANDA, ELEVANDO EL QUANTUM DE LA 
INDEMNIZACIÓN Y HACIENDO EXTENSIVA LA CONDENA A LA EMPRESA VENDEDORA DE 
CERÁMICOS. INDEMNIZACIÓN. OBLIGACIÓN DE VALOR. Actualización del capital de 
conformidad con el índice que refleja las variaciones de precios en los materiales de 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

construcción, con límite en el valor real de la prestación al momento de su liquidación, más un 
interés puro del 6% anual desde la mora fijada en la sentencia apelada. 

HECHOS / SENTENCIA 1º INSTANCIA: 

Los demandantes habían encomendado a Manos a la Obra S.R.L. la remodelación de varios 


ambientes del inmueble en que vivían. Ésta había utilizado cerámicos que se habían 
desprendido de las paredes y continuaban haciéndolo, con el consiguiente peligro para sus 
moradores. Los desprendimientos se habían producido por errores en la colocación de los 
cerámicos, por lo que se entendió que la codemandada había sido la responsable de los 
daños invocados al no haber ejecutado la obra conforme a las reglas del arte y la técnica que 
ésta exigía.  

Se hizo lugar parcialmente a la demanda promovida por José Antonio Álvarez y Delia Susana 
Más de Álvarez contra Manos a la Obra S.R.L. por cobro de indemnización por daños y 
perjuicios que los actores adujeron haber padecido a causa de las deficiencias que había 
presentado la obra realizada por la demandada, condenándosela a pagar la suma de 
$62.918,48 en concepto de daño material y $20.000 por daño moral. Se rechazó la acción 
promovida contra Blaisten S.A., Cerámica San Lorenzo S.A. y Parex-Klaukol S.A, fundado en 
que ninguno de ellos había sido parte del contrato concertado con Manos a la Obra S.R.L., y 
en que no existía prueba que permitiera atribuir vicios o defectos a los elementos y 
cerámicos empleados, los que se desprendieron por la mala praxis en su colocación. En 
cuanto a las costas, se juzgó que las devengadas del rechazo de la acción contra Cerámicas 
San Lorenzo S.A. y Parex-Klaukol S.A. debían ser asumidas por los actores en su calidad de 
vencidos, mientras que las generadas por la intervención de Blaisten S.A. debían distribuirse 
en el orden causado (vencido y vencedor pagan sus costas/abogado y ½ de las costas 
comunes), por estimar poco clara y displicente la actitud de ésta respecto de su publicidad. 

RECURSOS: 

La sentencia fue apelada por los actores y por Manos a la Obra S.R.L.  

Los actores se quejan de que Blaisten S.A. haya sido absuelta, estimando que también debe 
ser condenada por aplicación del art. 40 LDC (“Si el daño al consumidor resulta del vicio o 
riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el 
importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la 
cosa o servicio (...) La responsabilidad es solidaria (...) Sólo se liberará total o parcialmente 
quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena.”), ya que no fue ajena al perjuicio 
padecido por los apelantes, siendo que acudieron a Manos a la Obra S.R.L. por sugerencia de 
Blaisten S.A. También se agravian de los montos fijados por el sentenciante para cuantificar 
los daños, considerando que debe añadirse un 20% más al de daño material ($75.500) y 
$20.000 más al de daño moral ($40.000); además de agraviarse del rechazo del daño 
punitivo y de que se les hayan impuesto las costas de Cerámicos San Lorenzo S.A. y 
Parex-Klaukol S.A.  

Manos a la Obra S.R.L. se queja de que el sentenciante haya rechazado la excepción opuesta 
por su parte a fin de cuestionar la legitimación de Delia Susana Más de Álvarez, sosteniendo 
que la coactora no acreditó haber tenido interés alguno en la obra que dio origen a este 
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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

pleito, ni demostró haber trabado con su parte ninguna relación contractual, ni ser titular del 
inmueble. Cuestiona también el rechazo de la excepción de prescripción, y se agravia del 
importe tomado por el juez para fijar la indemnización por daño moral, por considerarlo 
elevado. 

SOLUCIÓN: 

Se considera que existe legitimación de la coactora, no hallándose controvertido que la 


misma es cónyuge del restante coactor y que la vivienda es usada por ambos, por lo que 
tiene interés en el pleito (art. 1092 CCyCN: “(...) queda equiparado al consumidor (...)”).  

La recurrente sostiene que el plazo que preveía el art. 1646 CC (1 año) fue incorrectamente 
aplicado al caso, considerando que debe resolverse según el art. 1647 bis CC (60 días). Se 
considera que el agravio carece de consistencia por encuadrarse las relaciones de las partes 
dentro del Derecho de Consumo, por lo que las reglas previstas para la regulación de tal 
derecho (de orden público) desplazan a toda otra normativa que se le oponga, debiendo 
aplicarse el art. 50 LDC (3 años). 

Las dos se agraviaron de los rubros que el juez de 1º instancia incluyó o desestimó como 
integrantes de la condena. En cuanto al daño moral, los agravios de las partes sólo 
conciernen a su monto, que la demandada cuestiona por elevado y los actores por 
considerarlo bajo. Se le reconoce razón a estos últimos (fijando el monto en $40.000 para 
c/u), por considerarse el sufrimiento de los actores frente a la pérdida de un valor 
económicamente importante, seguido de la incertidumbre propia de todo juicio, al que 
tuvieron que someterse frente a la reticencia de las demandadas a hacer frente a la 
indemnización reclamada. Se reconoce también el monto requerido por daño punitivo (25% 
del monto total de la condena), y el monto por daño material ($75.500), por considerarse que 
el incumplimiento de la obligación por el proveedor debe colocar al consumidor, como 
mínimo, en condiciones de obtener otro producto o prestación de servicio equivalente.  

Se considera también procedente el agravio vinculado con la extensión de la condena a 


Blaisten S.A., siendo que los actores acudieron a Manos a la Obra S.R.L. por indicación de la 
vendedora de Blaisten S.A, y por no poder suponerse que la publicidad de aquella 
autoproclamándose como “...única empresa constructora para los clientes de Blaisten” haya 
sido tolerada por ésta si no se hubiera correspondido con la realidad de los hechos. Se 
encuentra también procedente el agravio de los demandantes sobre las costas impuestas por 
el rechazo de la demanda intentada contra Cerámicos San Lorenzo S.A. y Parex-Klaukol S.A. 
(debiendo ser distribuidas en el orden causado), por ignorar los demandantes cuál de esos 
sujetos había sido responsable material de los daños que habían sufrido. Se propone: 
rechazar el recurso deducido por Manos a la Obra S.R.L.; hacer lugar a la apelación deducida 
por los actores; imponer las costas de ambas instancias a cargo de Blaisten S.A. y de Manos a 
la Obra S.R.L.; distribuir en el orden causado las costas generadas por la actuación de 
Cerámica San Lorenzo S.A. y de Parex-Klaukol S.A. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

FALLO TELECENTRO (TELECENTRO S.A. C/PUENTE HNOS. SOC. DE BOLSA S.A. S/ORDINARIO) 
 
RESUMEN:  

Habiendo acreditado el consumidor la desmedida facturación por parte de la empresa de 


telecomunicaciones, correspondía a ésta, a tenor de lo establecido por el art. 31 LDC, 
demostrar el normal funcionamiento del servicio prestado, puesto que cuenta con una 
superioridad técnica y un carácter profesional frente a aquel, además de que la verificación 
del consumo es siempre unilateral. 

HECHOS / SENTENCIA 1º INSTANCIA:  

Telecentro S.A. promueve demanda por cobro de facturas impagas contra la sociedad de 
bolsa Puente Hermanos. Ambas empresas se encontraban vinculadas comercialmente en 
virtud de un contrato en el cual la actora le brindaba sus servicios a la demandada, quien 
había adoptado un sistema pospago sin límite de crédito, lo que implicaba abonar las 
llamadas por mes vencido.  

La relación entre ambas partes se venía desarrollando con normalidad hasta el mes de abril 
de 2009, cuando la demandada desatendió la factura correspondiente al mes de marzo y 
luego la de abril (ascendientes a $337.310 y $494.826 resp.). Puente Hermanos, al contestar 
la demanda, alegó que el promedio mensual de facturación no superaba los $1.432, por lo 
que era materialmente imposible registrar esos consumos, invocando el art. 13 del 
Reglamento General de Clientes del Servicio Básico Telefónico que consagra el deber de la 
empresa prestadora del servicio de detectar e informar inmediatamente al cierre del aumento 
súbito y desmesurado del consumo, y el art. 31 LDC según el cual cuando una empresa de 
servicio público domiciliario con variaciones regulares estacionales facture en un período 
consumos que exceden en un 75% el promedio de los correspondientes al mismo período de 
los 2 años anteriores, se presume que existe error en la facturación.  

En 1º instancia se hizo lugar a la demanda, entendiendo que la sociedad demandada no había 


instado el reclamo pertinente ante la autoridad de contralor, ni acreditado el invocado error 
en la facturación. 

RECURSOS:  

Apelada la sentencia, la Cámara Nacional en lo Comercial consideró que era indiferente para 
la solución del pleito que la demandada hubiera omitido referir a la existencia de un trámite 
ante la autoridad de contralor, ya que logró acreditar que cuestionó las facturas de modo 
fehaciente. Era necesario entonces que Telecentro S.A. demostrara el normal funcionamiento 
del servicio prestado, con fundamento en la superioridad técnica y el carácter profesional que 
reviste frente al profano (careciente de experiencia o conocimiento), no pudiendo perderse 
de vista el estado de indefensión del consumidor que se encuentra en la imposibilidad de 
controlar la medición, por lo que la verificación del consumo es siempre unilateral. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

SOLUCIÓN: 

La Cámara entendió que aplicaba el art. 31 LDC en esta relación entre 2 empresas en virtud 
de la superioridad técnica y del carácter profesional que reviste una por sobre la otra, a quien 
considera profano en lo que respecta a la actividad que desarrolla aquella. Las relaciones de 
consumo presuponen una asimetría en el poder de negociación entre las partes contratantes, 
habiéndose reconsiderado los principios del derecho contractual clásicos (fuerza obligatoria 
del contrato, efecto relativo y libertad contractual) no sólo en los contratos celebrados entre 
empresas y consumidores, sino también en los celebrados pura y exclusivamente entre 
empresas. La ley (en su redacción originaria y en la actual) hace mención a personas jurídicas, 
sin distinguir entre ellas, por lo que si se incluyó a estos sujetos de derecho de corte 
netamente comercial, se entiende que el propósito del legislador en cierta forma fue también 
proteger a los empresarios como consumidores en ciertos supuestos. 

FALLO CUCCHIARO (CUCCHIARO, N. L. VS. AUTOCRÉDITO S.A. Y/O RESP. - REC. INCONST.) 
 
RESUMEN: 

CONTRATO DE CONSUMO. CONTRATO DE ADHESIÓN. Redacción de cláusulas de difícil 


comprensión. Cláusulas que remiten al contenido –también complejo– de otros artículos y a 
la realización de cálculos que no resultan sencillos para el nivel medio de los consumidores a 
los cuales se encuentra destinada la operatoria. Pequeño tamaño de la letra del contrato que 
torna dificultosa su lectura. Incumplimiento del deber de informar. Condena a empresa de 
ahorro y capitalización. 

HECHOS / SENTENCIA 1º INSTANCIA: 

Las partes se vincularon por un contrato de consumo, por adhesión a cláusulas generales. Se 
condenó a Autocrédito S.A. por incumplimiento del deber de información. 

RECURSOS: 

La demandada apeló la sentencia en la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, quien 


no hizo lugar al recurso y dejó firme la condena impuesta en su contra. Frente a esto, la 
demandada interpuso recurso de inconstitucionalidad, sosteniendo la arbitrariedad del fallo 
por no constituir una derivación razonada del derecho vigente con aplicación a las 
circunstancias concretas comprobadas en autos, y manifestando que en el procedimiento 
impugnado la Cámara omitió considerar y resolver cuestiones oportunamente propuestas, 
además de realizar una interpretación distorsionada del derecho contemplado en el art. 34 
LDC. Alegó también que la demandante contó desde un primer momento con el instrumento 
que establece los derechos y obligaciones de ambas partes con transcripción de la 
disposición establecida en el art. 34 LDC que le permitía resolver el contrato dentro del plazo 
de 10 días de suscripto en el supuesto de entender que existían cláusulas confusas y de difícil 
interpretación, planteo que recién efectuó luego de 2 años de su suscripción, por lo que 
consideraba probado que actuó conforme a la legislación vigente y las disposiciones 
establecidas por IGJ. 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

SOLUCIÓN: 

La Corte de Justicia de Salta rechazó el recurso de inconstitucionalidad de Autocrédito S.A. 


contra la sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial que confirmó una 
condena en su contra. La CJS recordó que los arts. 42 CN y 31 CP consagran el derecho de 
los consumidores y usuarios de bienes y servicios “a contar con información adecuada y 
veraz”, previsto también por el art. 4 LDC, que en la redacción vigente al momento de la 
celebración del contrato establecía que la información debía ser proporcionada con la 
claridad necesaria que permita su comprensión. Se concluyó que la redacción del artículo 
relativo a la posibilidad de rescate es de difícil comprensión, a la vez que remite al contenido 
de otros artículos también complejos y a la realización de cálculos que no resultan sencillos 
para el nivel medio de los consumidores a los cuales se encuentra destinada la operatoria, a 
lo que se suma el pequeño tamaño de la letra del contrato que torna dificultosa su lectura. Se 
consideró así que la información en el contrato en análisis no resultaba adecuada, por no 
poder considerarse suficiente para acreditar el cumplimiento del deber de información que 
pesa sobre el proveedor. Se concluyó también que los agravios de la recurrente pusieron de 
manifiesto que el tema debatido remitía al análisis de cuestiones de hecho, prueba y derecho 
común, propias de los jueces de la causa y ajenas, por regla y naturaleza, a la instancia 
extraordinaria. 

FALLO ESCRIBANA (A., M. A. C/C. B., M. DEL C. S/LOCACIÓN DE SERVICIO) 


 
RESUMEN: 
 
LOCACIÓN DE SERVICIOS. ESCRIBANA. INCUMBENCIAS. Reclamo de cumplimiento de 
contrato de locación de servicios. Acuerdo de pago de honorarios consistente en mil 
hectáreas de un campo, si resultaba favorable la labor de la profesional respecto de 
cuestiones vinculadas al mismo. Contratación de dos letrados por parte de la notaria, para 
que ejercieran el patrocinio de la demandada, bajo su dirección intelectual. TAREA 
ENCOMENDADA PROPIA DE LA INCUMBENCIA DE UN ABOGADO E INCOMPATIBLE POR 
TANTO CON EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN DE ESCRIBANO. NULIDAD ABSOLUTA DEL 
CONVENIO. “Núcleos duros” de incumbencias profesionales. SE CONFIRMA LA SENTENCIA 
QUE RECHAZÓ LA DEMANDA. 

HECHOS / SENTENCIA 1º INSTANCIA: 

M.A.A. reclamó el cumplimiento de contrato de locación de servicios que celebró con la 
demandada. Sostuvo en su demanda que es escribana pública, y que M.C.B. concurrió a su 
escribanía y le manifestó que por decisión judicial acababa de perder un campo que había 
adquirido años atrás ubicado en Sgo. del Estero. Le dijo que la adquisición se había hecho 
libre de gravámenes por escritura pública, pero que luego la inscripción no pudo hacerse 
porque el inmueble registraba un embargo por ejecución hipotecaria, con origen en una 
hipoteca cancelada en forma apócrifa. Indicó que la accionada decidió consultarla como 
experta en derecho notarial y registral a fin de que buscara el modo de revertir dicha 
resolución judicial adversa que la privaba de todo derecho sobre la fracción de campo. Tras 
el estudio de la cuestión advirtió que existía la posibilidad de que se le reconociera su 

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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES — GHERSI-FRANCESCUT 
RESUMEN 1º PARCIAL 

condición de titular de dominio y repeler así la ejecución hipotecaria. La demandada le pidió 


que se encargara de tentar esa alternativa en forma profesional, ofreciéndole a cambio 
transferirle 1.000 hectáreas del campo. 

La escribana contrató a su costo 2 abogados de su confianza para que ejercieran el 


patrocinio de la demandada, pero con su autoría intelectual, asumiendo todos los gastos de 
la tramitación del incidente que finalmente fue resuelto en sede judicial favorablemente, por 
lo que sólo restaba que la accionada cumpliera con el compromiso asumido de transferirle las 
1.000 hectáreas del campo. La demandada se negó a designar un agrimensor para realizar el 
deslinde, lo que impidió el cumplimiento de la prestación a su cargo y motivó el reclamo de la 
actora. El juez rechazó la demanda interpuesta por M.A.A. contra M.C.B. por cumplimiento de 
contrato de locación de servicios e indemnización de daños y perjuicios, tras caracterizar el 
alcance de la tarea encomendada a la actora en el convenio cuyo cumplimiento se persigue y 
considerar que éstas eran sin dudas propias de la incumbencia de un abogado e 
incompatibles por tanto con el ejercicio de la profesión de escribano. Concluyó entonces que 
el convenio era nulo de nulidad absoluta y manifiesta, por lo que la demanda debía 
rechazarse.   

RECURSOS:  

La actora apeló la sentencia, cuestionando en primer lugar que el magistrado haya declarado 
oficiosamente la nulidad del acuerdo en que basó su reclamo. Se fundó en el principio de 
congruencia, el cual limita las facultades de los magistrados impidiendo que se pronuncien 
sobre aspectos que las partes no han sometido a consideración. 

SOLUCIÓN: 

En primer lugar, se concluyó que no existía violación alguna del principio de congruencia que 
invocó la apelante, por reconocer esta regla la excepción contenida en el art. 1047 CC para el 
caso en que el vicio aparece de manifiesto en el acto, provocando nulidad absoluta. La 
sentencia de la anterior instancia argumentó que la vinculación contractual entre las partes 
consistía en la realización de una tarea judicial que permitiera a la demandada revertir a su 
favor la situación dominial de la fracción de campo, mediante lo que el convenio denominó 
“dirección jurídica”. De acuerdo a los propios términos en que la actora describió su tarea en 
el escrito de demanda, no cabía duda de que el objeto del convenio cuyo incumplimiento 
motivó el reclamo importaba el vedado ejercicio simultáneo de las profesiones de abogada y 
escribana, por lo cual esa contratación de servicios tenía un objeto ilícito, transformándolo en 
nulo de nulidad absoluta. Por esta razón, se confirma la sentencia apelada en cuanto decretó 
la nulidad del convenio celebrado por las partes y se rechaza la demanda en todas sus 
partes, con costas de la alzada a la actora vencida.   

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