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PSICOLOGIA

DEL
CURRICULUM
Antecedentes

Entre 1979 y 1981 un nutrido grupo de profesionales procedentes de diversos centros del
estado elaboraban, un diseño curricular para la elaboración de programas de desarrollo
individual.

A finales de enero de 1984 tienen lugar unas jornadas de estudios en las que participan las
personas más directamente implicadas de la propuesta en marcha y la coordinación del plan
aprobado. Se plantea entonces, el alcance que debe darse a la revisión, complementación y
mejoras a introducir en el mismo, con el fin de determinar las posibles modificaciones que deben
introducirse en el diseño curricular elaborado, el grado de precisión que debe tener los objetivos
educativos que se figuran en el mismo, así como facilitar criterios para la selección de los
proyectos de investigación, criterios para la orientación y seguimientos de los proyectos de
investigación seleccionados, y definir inequívocamente el marco formal en que debía llevarse
acabo el proceso de modificación. A finales de 1983 se constituyen los diferentes grupos de
trabajo que van a responsabilizarse directamente de la reforma de educación escolar. En el mes
de julio de 1984, se aprueba el plan de experimentación de la reforma del siclo superior de la
Educación General Básica del primer siclo de enseñanza secundaria, y al principio de noviembre
de 1984, tienen lugar unas jornadas de información y estudio del diseño curricular del siglo
superior EGB.

Se trata pues ahora, de acuerdo con el encargo formulado por la Dirección General de
Enseñanza Primaria, de retomar el modelo de curriculum propuesto en el dictamen de noviembre
de 1984 con el fin de: explicitar y argumentar sus fundamentos, eliminar en lo posible las
ambigüedades e introducir las modificaciones que parezcan pertinentes.
Diseño del curriculum

Hablar de diseño curricular es entablar una relación coordial con la preocupación por la mejora de
las condiciones educativas en cualquier ámbito. La competencia debería generarse en el estudiante
mediante un diseño curricular bien definido que vaya orientado a estimular los principios básicos y
avanzados que harían de un estudiante, un mejor estudiante. El seguimiento que debería darse a
proyectos como este, debería ser constante y práctico a la vez, considerando también el espacio y tiempo
en el que se pretende aplicar.

Con el fin de asegurar la coherencia y la continuidad entre todos los niveles educativos, se produce
una toma de conciencia progresiva de la necesidad para responder a unos mismos principios básicos y
adopten una misma estructura curricular. De ahí que, concentrados en proponer soluciones a las
necesidades de Educación Escolar, la Dirección General dÉnsenyament Primari de la Generalitat de
Catalunya, hiciera un encargo de escrito para la elaboración detallada de propuestas curriculares para los
distintos niveles educativos, unificando criterios, homogeneizando en lo posible la metodología de trabajo
y adoptando procedimientos que eviten posibles solapamientos, incoherencias, contradicciones y
ambigüedades entre sus respectivas propuestas.

La búsqueda de un marco curricular común que tenga en cuenta las características de la enseñanza
obligatoria y que responda a las necesidades planteadas en los diferentes niveles de la misma es una
consecuencia directa de la dinámica provocada por dichas actuaciones y, al mismo tiempo, un intento de
encausarlas en la dirección de una mayor coherencia al servicio de la mejora global del sistema educativo.
Fundamento del curriculum

El curriculum es un eslabón que se sitúa entre la declaración de principios generales y su traducción


operacional, entre la teoría educativa y la práctica pedagógica, entre la planificación y la acción, entre lo
que se prescribe y lo que realmente sucede en las aulas. Así pues es lógico que la elaboración del
curriculum acupe un lugar central en los planes de reformas educativas y que se le tome a menudo como
punto de referencia para guiar otras actuaciones.

Las teorías estructurales del desarrollo (la de Piaget, es la más conocida, pero algo semejante ocurre
con las de Werner, Kohlberg y otras) postulan direcciones y niveles universales del desarrollo que pueden
adoptarse como fines educativos, es decir, que pueden tomarse como modelo de lo que debe ser el
crecimiento personal promovido por la educación formal; de allí que, se plantee esta necesidad como
elemento fundamental para un mejor desarrollo del curriculum educacional.

El argumento que se basa en el desarrollo, la cultura, la educación y la escolarización en conjunto, ha


adquirido fuerza en los últimos años, he incluso la controversia en la interpretación del crecimiento
educativo plantea los siguientes términos: mientras el enfoque cognitivo-evolutivo considera que la
educación debe tener como meta ultima promover, facilitar o, como máximo, acelerar los procesos
naturales y universales del desarrollo, el enfoque alternativo considera que la educación debe orientarse
más bien a promover y facilitar los cambios que depende la exposición a situaciones específicas de
aprendizaje.
Entonces en definitiva, ¿Qué es el curriculum? El camino que lleva a la formulación de una propuesta
curricular es más bien el fruto de una serie de decisiones sucesivas que el resultado de la aplicación de unos
principios firmemente establecidos y unánimemente aceptados. Lo que importa, en consecuencia, es
justificar y argumentar la solidez de las decisiones que se vallan tomando y, sobre todo, velar por la
coherencia de conjunto
Los componentes del curriculum, los elementos que contemplan para cumplir con éxito sus funciones,
pueden agruparse en cuatro puntos:

- Proporciona informaciones sobre qué enseñar.


- Proporciona informaciones sobre cuándo enseñar.
- Proporciona informaciones sobre cómo enseñar.
- Proporciona informaciones sobre qué, cómo y cuándo evaluar.

Un curriculum es una también tentativa para comunicar los principios y rasgos esenciales de un
propósito educativo, de forma tal que permanezca abierto a discusión crítica y pueda ser trasladado
efectivamente a la práctica. Por ende, un diseño curricular no surge de la nada, sino que parte de una
práctica pedagógica que aspira a trasformar y mejorar. Para ello, aporta nuevos puntos de vistas y ofrece
alternativas pero integra también las experiencias que han sido exitosas. Aun por ello, como proyecto
educativo que es, el diseño curricular se contrasta en la práctica pedagógica y tiene que estar
permanentemente abierto a las modificaciones y correcciones que se deriven de su contrastación.

Derivado de lo anterior, se plantea el problema de responsabilidad respectiva de la administración y de


los profesores en la elaboración y desarrollo del curriculum. Las actividades educativas escolares se
caracterizan por ser actividades intencionales que responden a unos propósitos y persiguen la consecución
de unas metas. Es tarea del diseño curricular proceder a un análisis, clasificación, identificación y formulación
de las intenciones que presiden el proyecto educativo.
En primer lugar, hay que proceder a un inventario y selección de las intenciones posibles: ¿Qué
aspecto del crecimiento personal del alumno se tratara de promover mediante la educación escolar? En
segundo lugar, hay que concentrarlas dándoles una formulación que sea útil para guiar y planificar la acción
pedagógica. En tercer lugar, la multiplicidad de intenciones que presiden siempre todo proyecto educativo
plantea el tema de su organización y secuenciación temporal. Sin embargo, la organización correcta del
contenido de la enseñanza no está solo en función de la estructura lógica interna del conocimiento tal como
la ve el especialista, sino también y sobre todo de su adecuación a la manera como procede efectivamente el
alumno para asimilar a dicho contenido.

En la práctica, cuando se elabora un diseño curricular, la selección, formulación, organización,


secuenciación y evaluación de las intenciones educativas constituyen diferentes facetas de un mismo
problema, de tal manera que tomar una opción de ellas supone tomar opciones paralelas a la restantes. Un
diseño curricular debe ser polémico. Los aspectos curriculares y los aspectos institucionales constituyen 2
capítulos relativamente independiente de deben abordarse por separado; el curriculum se ocupa
únicamente del qué enseñar y una vez definidos y secuenciados los objetivos y contenidos de la enseñanza,
se platean las cuestiones e instrucciones relativas de la manera más adecuada de enseñar. El qué
enseñar, el cuándo enseñar y el cómo enseñar son pues 3 aspectos del curriculum que están estrechamente
interrelacionados pero aun así el diseño curricular opta 3 niveles de concreción.
A) Diferencias individuales y métodos de enseñanza: la individualización de la enseñanza consiste en
el primer término en la individualización de los métodos de enseñanza. La verdadera
individualización, al menos en el nivel de la enseñanza obligatoria, no consiste en rebajar o
diversificar objetivos, sino en ajustar el tipo de ayuda pedagógica a las características y necesidades
de los alumnos mientras que los métodos de enseñanza pueden clasificarse en función de la
cantidad y calidad de la ayuda pedagógica que ofrecen los alumnos.
B) La concepción constructivista de la intervención pedagógica: consiste esencialmente en crear
condiciones adecuadas para que se produzca esta dinámica interna y para orientarlas en una
determinada dirección la cual debe indicar las intenciones educativas.
C) El principio de la globalización: un aprendizaje globalizado en la medida que se supone que el
nuevo material de aprendizaje se relaciona de forma substantiva y no arbitraria como lo que le
mundo ya sabe.

El diseño curricular debe ser evaluado tanto inicial como formativa y sumativamente mediante el
qué, cómo, cuándo poniendo en práctica el conocimiento y aprendizaje el alumno.
La estructura del diseño curricular

Las finalidades del sistema educativo son las afirmaciones de


principio sobre las funciones que este debe desempeñar recogidas en la
constitución y en las leyes que la desarrollaron.
Un diseño curricular valido, útil y eficaz es, por definición, un instrumento
indefinidamente perfectible cuyo uso por los profesores no se limita,
nunca – o no debería limitarse – a una aplicación más o menos
automática. Un buen diseño curricular no es el que ofrece a los
profesores soluciones hechas, cerradas y definitivas, mas sí el que les
proporciona elementos útiles para que puedan elaborar en cada caso las
soluciones más adecuadas en función de las circunstancias particulares en
las que tiene lugar su actividad profesional. Estimular la innovación y la
actividad pedagógicas ofreciendo un marco integrado y coherente es, sin
lugar dudas, la finalidad que debe perseguir todo diseño curricular

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