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Amada Familia de Luz!! Recordaran que estamos en el "Tiempo del No Tiempo" y lo que nos
dice la septima profesia maya es que nos recuerda que sólo nuestra propia transformación
interna, puede conducirnos a nuevos sentidos, darnos salud a toda prueba e integración con
todo el mundo, en una nueva realidad de paz y armonía. La lucha contra la vida o contra las
estructuras sociales, sólo conduce al sufrimiento, a la angustia permanente, a la falta de paz y
a bajos niveles de energía, llevando al individuo a la oscuridad
interna de la depresión. La aceptación de todos los eventos fáciles o difíciles, alegres o
dolorosos, como oportunidades de aprendizaje de las que sólo puede resultar un beneficio
personal, traerá la independencia interior y la armonía. Se requiere un trabajo interior voluntario
para aceptar y entender la perfección de la creación, un trabajo diario que se refleje en todas
las circunstancias de la vida y que conduzca a la paz interior.
Aquí les transcribo parte de esta profesia, les advierto que es un poco larga, así que pongase
comodos con una buena dotación de té y adelante!!!
La humanidad vive una época de cambio esperada por todas las culturas
indígenas de la Tierra, que la ven como algo precioso, comprensible y
como parte del proceso evolutivo del Universo. A diferencia, para la
civilización occidental, esta época de cambios ha sido motivo de sorpresa y
miedo, pues los libros y las fuentes originales que preparaban al
hombre, y explicaban el proceso, se han perdido. En el año 325 d.C., el
Emperador Constantino reunió al Concilio de Nicea, para acordar cuáles
textos sagrados de la Biblia, serían válidos, dentro de una nueva religión
cristiana a ser aceptada por el Estado. Así, eliminaron 25 textos
bíblicos y más de 20 documentos de soporte, entre ellos, el Libro de Enoc.
Los aprobados fueron reinterpretados y condensados, convirtiéndose en
lo que hoy conocemos como “La Sagrada Biblia”.
El hombre vivirá la “Primavera Galáctica”, junto al florecimiento de una nueva realidad basada
en la reintegración, en la unidad con Dios, con la vida, con el Planeta Viviente y con todos los
seres humanos. En esta época comprenderemos que somos parte integral de un único
organismo
gigantesco y nos conectaremos con la Tierra, los unos con los otros, con
nuestro Sol y con la Galaxia entera. Todos los hombres comprenderán
que los reinos mineral, vegetal, animal, así como toda la materia
esparcida por todo el Universo, a todas las escalas, desde un átomo hasta una
Galaxia, son seres vivos y con una conciencia más evolucionada.
Según los mayas, a partir del sábado 22 de diciembre del año 2012,
todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad,
pues el hombre sentirá a los otros hombres, como otra parte de sí mismo.
Los mayas expresaban ese concepto de unidad en su saludo diario; “Imna
kesh” que significa: “yo soy otro tú”; saludo al que contestaban
“Alaken” que significa: “Tú eres otro yo”. En sus calendarios dejaron dicho
que, esta época que estamos atravesando, es el final de miles de años de
invierno y oscuridad, donde la evolución espiritual se lograba a través del miedo y del
sufrimiento. Bajo este mecanismo evolutivo, el hombre evolucionaba porque al saturarse de
sufrimiento, encontraba la fuerza necesaria para cambiar; cuando cambiaba, comprendía la
inutilidad de su posición anterior, liberándose de una limitación que él mismo se
había impuesto. Esta ha sido la fórmula de “contraste inverso” utilizada por el Universo, para
lograr que los seres humanos evolucionen, volviéndose cada vez más tolerantes y flexibles,
pues sólo así, logran encontrar su paz interior. El hombre nace en un Universo aparentemente
caótico; se ha necesitado el desequilibrio para apreciar y reconocer el equilibrio; también, se ha
necesitado el sufrimiento para aprender la importancia del amor y de la paz; entonces, el caos
aparente es el resultado de la sabiduría divina.
Los mayas creían que el hombre está formado por tres cuerpos en
constante vibración, situados en distintas dimensiones: el cuerpo físico, el
cuerpo mental y el cuerpo espiritual. El cuerpo físico o “Hui Dil Lil”
es temporal y está formado de materia, en constante transformación y
movimiento. Se encuentra en lo que llamamos la “Tercera Dimensión”. La
materia está organizada y animada por el Espíritu, para dar lugar a la
vida, donde puede tener experiencias con la forma y comprender la
creación. Se desorganiza con la muerte, volviendo a su estado original. El
cuerpo astral o “Pig – Zan”, donde está la mente, es temporal, desaparece
después de la muerte y se encuentra en una dimensión superior a la
física. Allí se archivan las creencias adquiridas en la vida presente, lo
que llamamos Ego, u “Ol”, como lo llamaron los mayas, lo que define a la
personalidad del individuo.
El “In – Han” o Espíritu, define el destino, así como las dificultades que vivirá al encarnarse
como hombre en su siguiente vida. Sus resultados producirán la comprensión necesaria para
evolucionar hacia dimensiones superiores. Esto explica por qué para los mayas, la vida es
parte de un proceso eterno de evolución en conciencia y por qué es necesaria la reencarnación
del Espíritu en vidas sucesivas, en cualesquier de los miles de millones de Sistemas Solares
que existen. Cada individuo puede subir un peldaño, al nivel inmediatamente superior, como
resultado de su esfuerzo voluntario, en la búsqueda de la paz y la armonía. Para los mayas,
una de las cosas más importantes en la vida es mantener y elevar el nivel de energía vital
interna, pues su disminución hace perder la paz interior, y lleva a estados de depresión y
sufrimiento.
La cita bíblica: “Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos”,
confirma que no todos los hombres llegan simultánea y automáticamente, a
niveles altos de energía interna. Para ello, se requiere un esfuerzo personal y voluntad en la
búsqueda de la paz interior. Cuando se aumenta la frecuencia de vibración durante la vida, se
logra nacer en la siguiente reencarnación, por el nivel de correspondencia, en una sociedad
más evolucionada. En otras palabras, si el hombre no tiene paz interna, le corresponde vivir en
una sociedad que no la tenga, hasta que, por esfuerzo individual, aumente su nivel de vibración
y se haga correspondiente de otras circunstancias. El Universo es fundamentalmente, energía
e información que vibra en diferentes frecuencias y fluye organizada en matrices, a diferentes
niveles. La mayor parte de la materia de la Tercera Dimensión está formada por agua; el 85%
de nuestro Planeta está constituido por agua. A su vez, el ser humano es básicamente agua;
nace
dentro de una bolsa de agua, y, mientras se mantiene dentro del líquido
amniótico dentro de la placenta, vale decir, antes de nacer, el 95% de su
organismo es agua. A través del agua se mueve la energía por todos los
fluidos del cuerpo.
Según los mayas, a partir del año 1999, la humanidad del Planeta Tierra
tiene 13 años para darse cuenta que la realidad está más allá de los
sentidos. De hecho, estamos viviendo una oportunidad única en 26.000
años, recibiendo una energía especial que nos llega desde el centro de la
Galaxia. Si comprendemos el proceso evolutivo eterno de la conciencia,
podremos aprovechar esta oportunidad, y, así, quitarnos los límites
autoimpuestos. Si decidimos abrir la mente y encontrar nuestra paz interior, seremos parte de
los “elegidos” para transformar nuestra realidad, en un Universo de paz y de armonía.
Los mayas nos dejaron una enseñanza llamada por los Custodios de la
Tradición Oral, “El Espejo de Obsidiana”. Esta tradición nos dice que, con
el objeto de hacernos evolucionar interiormente, veremos una serie de
actitudes en los demás, para aprender a curarlas en nosotros. Cada ser
humano se encuentra en la presencia de una multitud de espejos de sí
mismo, representados en todos los otros seres humanos con los que convive
diariamente. Están ahí para mostrar facetas que creemos que no existen
fuera de nosotros; en niveles bajos de conciencia, se pueden no
reconocer ni aceptar la existencia de otros seres humanos como “espejos”,
pero si cada uno de los hombres tiene la sabiduría para aceptarlo,
entonces, se acelerará la evolución de la conciencia y el entendimiento. El
“Espejo de Obsidiana” maya tiene dos caras; en una de ellas, refleja,
quiénes somos en esta reencarnación y lo que estamos aprendiendo.
Si sólo vemos deshonestidad y rabia en los individuos que viven a nuestro alrededor, entonces,
ellos sólo estarán mostrando la propia deshonestidad y la rabia que tenemos. Por el contrario,
si vemos alguna cualidad en los demás, y la podemos reconocer, es porque la tenemos en
nuestro interior, así no seamos conscientes de ella. Por el otro lado, el “Espejo” nos muestra lo
que buscamos en este momento de la vida, lo que nos produce emociones negativas como la
envidia, el egoísmo, el odio. Este “Espejo” es fundamental para la evolución de la conciencia,
pues los sentimientos y las emociones que lo acompañan al hombre, aumentan o disminuyen la
energía interior, permitiendo o negando el acceso a otros sentidos y/o poderes.
Los gnomos o alushes como los llamaban ellos, protegen los enormes
cristales que, en el interior de las montañas, procesan la energía de todo
el Planeta. Estos gnomos manejan el “rayo verde” de la Madre Tierra, el
rayo energético de la sanación, el “rashka puljá”. Por su parte, las
salamandras son las encargadas del fuego, las cuales, tienen la fuerza
del Padre en el “rayo rojo”, el gran “Nima Ka Kuljá”. A su vez, las ondinas o elementales, que
con su canto protegen las aguas, utilizan el sutil “rayo azul” que atraviesa todo; a este rayo, los
mayas lo llamaban “Chipka Kuljá”. Finalmente, los “bailarines del aire”, los silfos, manejan el
poderoso “rayo blanco” de la manifestación, el “Hur Ra Kan”.
Agradecían así, la creación del hombre maya, mezclando el maíz amarillo, que da la materia de
la vida, con la sangre de la serpiente cascabel, que da la energía para la vida. Las ofrendas se
colocaban en puntos estratégicos como ante la Gran Cabeza del Guardián de la Gruta, donde
se abren las puertas a otros “mundos dimensionales”, mediante la energía que generan y
acumulan, o mediante la representación mítica de los ojos de una luz, en las paredes de las
cuevas donde hace 3000 años, se daban las ceremonias iniciáticas.
Cuenta la tradición oral que una anciana maya pedía con fervor a las
“esencias” y a HUNAB KU, todos los días y a la misma hora, que le diera
la felicidad en la forma de un hijo, con quien compartir los Kines que le quedaban por vivir. Un
día, al abrir los ojos después de orar, vio un enorme huevo encima de su cama. De él, salió un
enano, con quien pudo compartir la alegría que sintió en ese momento y en adelante, por el
resto de su vida. La anciana preparaba las tortillas de maíz, en una gran piedra, junto al fuego,
y no permitía que el enano se acercara. De hecho, tenía que abrir el fogón debajo de la piedra.
Un día, fue tal la curiosidad del enano por averiguar lo que guardaba su madre debajo de la
piedra, que lo llevó a perforar el cántaro de agua que ella llenaba en el cenote (pozo o noria),
con el fin de demorarla en su camino de regreso a casa. Aprovechando la demora, corrió la
piedra y encontró bajo el fogón, un “símbalo de oro”. Al tocarlo, un enorme estruendo se oyó
por toda la tierra del Mayab, llegando a los oídos de todo el pueblo y del Rey. El pueblo,
sorprendido, recordó una leyenda que decía que, quien tocara el “símbalo de oro”, al pasar tres
pruebas, se convertiría en el nuevo Rey del Mayab. La anciana, al oír el sonido del símbalo,
corrió espantada a su casa, donde encuentra a su hijo asustado, por lo que acababa de hacer,
pidiéndole perdón.
Según esta leyenda, ambos acuden al Palacio del Rey, quien ha enviado a
su Ejército en busca del intruso que ha osado tocar el “símbalo de oro”. Los soldados llevan al
enano y a su anciana madre ante el Rey, quienes advierten que el enano tendrá que decir,
cuántos frutos tiene un árbol de ceiba, que se encuentra en el centro del Palacio, o, en su
defecto, morir. Esta era la primera prueba y, el enano, parado frente al árbol, con el pueblo y el
Rey, a su alrededor, escuchó a un murciélago que pasó velozmente junto a su oído, que le
decía: son 144.000 frutos; repite el número y, sorprendido escucha a los sirvientes decirle al
Rey, que había acertado y que debía presentarse a la mañana siguiente, para someterse a la
segunda prueba.
Al salir el Sol, frente al Palacio, el Rey le dice al enano, que debe escoger un material para
realizar una estatua, que se pondría frente a la suya, en un enorme fuego. El Rey ordena a su
séquito, realizar su propia estatua en oro puro. El enano decide hacer su figura en el barro rojo
de la piedra del Mayab y, alrededor de las dos estatuas, se prende un enorme fuego que arde
por horas. Al caer la tarde y apagarse el fuego, se encuentra la estatua del Rey, derretida junto
a la figura del enano, erguida al “rojo vivo”. El Rey, sin dudar su desconsuelo, ordena la Tercera
Prueba para la mañana siguiente. Contra la cabeza del enano deberán romperse 40 cocos y, si
a esta prueba, el enano sobrevivía, entonces, le tocaría el turno a él, de resistir la misma
prueba.
Al día siguiente, el enano resistió en su cabeza la rotura de los cocos; sin embargo, el Rey
muere con el primer intento. Entonces, la anciana y el enano le anuncian al pueblo que, durante
3 días, una intensa niebla cubriría el Mayab, al final de los cuales, se materializaría un regalo
de los dioses para todo el pueblo. A los tres días, entre los árboles cubiertos por la niebla,
aparece una ciudad blanca de paredes labradas, con hermosos palacios, pirámides y patios.
Uxmal, ciudad regalo de los dioses, orgullo de los mayas, la cual, se la ha estado viendo, a lo
largo de esta historia.