Pero La Carne Es Débil Antropología de Las Tentaciones... - (2. Las Tentaciones de Jesús en Los Escritos Del Nuevo Testamento)

ii
LAS TENTACIONES DE JESÚS

EN LOS ESCRITOS DEL
NUEVO TESTAMENTO
A quien se pregunte si Jesús tuvo tentaciones, los escri-

tos del Nuevo Testamento le responden que sí con tres
afirmaciones diferentes: primero, con una afirmación ro-
tunda; segundo, con un sumario de las tentaciones de Jesús
en lenguaje simbólico; y en tercer lugar, con la narración
de abundantes tentaciones que afrontó Jesús a lo largo de
su vida y ante su muerte en cruz.
Veamos esa variedad de textos en su letra y en su sig-
nificado bíblico. En el siguiente capítulo analizaremos en
ellos la “espiritualidad” con que Jesús enfrentó sus tenta-
ciones.
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ROTUNDA AFIRMACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO:

“JESÚS FUE TENTADO”
Lo afirman varios textos. La carta a los Hebreos dice

con claridad y sin rodeos que Jesús fue tentado: “él fue
sometido al sufrimiento y a la tentación” (2,18). Y añade que
tuvo tentaciones porque vivió nuestra condición humana
con sus tendencias negativas: los versículos 14-16 del mis-
mo capítulo 2 aseguran que “Jesús compartió con nosotros lo
que todos los humanos tenemos en común: la carne y la sangre”.
En el lenguaje bíblico, “la carne y la sangre” significan la
vida en la condición humana terrena con sus debilidades y
flaquezas, con sus tendencias negativas.
27
Cabestrero, Teófilo. Pero la carne es débil: antropología de las tentaciones de Jesús y de nuestras
tentaciónes, Editorial Desclée de Brouwer, 2007. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/bibliouniversursp/
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Dice también esta carta a los Hebreos que Jesús com-
partió nuestra condición humana porque “él no venía en
auxilio de los ángeles, sino de la raza humana” y por eso se
hizo en todo “semejante a sus hermanos”. Y que“precisamente
porque él fue sometido al sufrimiento y a la tentación, socorre a
los que son tentados”.
Y concluye diciendo que“no es (Jesús) incapaz de com-
padecerse de nuestras debilidades y flaquezas, ya que él las ha
experimentado todas, menos el pecado”. Entre nuestras debili-
dades y flaquezas están las tendencias negativas de nuestra
condición humana; Jesús las ha experimentado.
En el contexto de una pelea verbal entre los discípulos
de Jesús sobre “quién de ellos debía ser considerado el más
importante”, contrastando con la actitud personal de Jesús
que les dice “yo estoy entre vosotros como el servidor de
todos”, les llega a confesar: “Vosotros sois los que habéis per-
manecido conmigo en mis tentaciones” (Lc 22,28). Hay quien
ve ahí una alusión explícita a “la gran tentación del triun-
falismo mesiánico” 1 que experimentó Jesús.
Menos explícitamente y en forma muy genérica, pero
con fuerza y belleza, afirma eso mismo un himno cristoló-

gico de las primeras comunidades que Pablo incluyó en su
carta a los Filipenses. Dice así: “Siendo de condición divina,
(Jesús) se despojó de ese rango y tomó la condición de esclavo
haciéndose igual a todos en su condición de hombre, humillán-
dose y sometiéndose a esa condición humana hasta la muerte, y
una muerte de cruz” (Filip 2,5-8).
El mismo Pablo asegura en Romanos 1,3 que Jesús
“nació de la descendencia de David, sometido a la fragilidad
humana”. Y en 8, 1-4 emplea una expresión más fuerte
aún diciendo que “Dios envió a su Hijo en carne humana de
pecado”.
1. J. M. GONZÁLEZ RUIZ, El poder popular, tentación de Jesús

(Barcelona 1983) 18.
28
Conclusión: para que los escritos del Nuevo Testamen-
to afirmen con tanta insistencia y claridad que Jesús tuvo
tentaciones que brotaban de las debilidades y flaquezas de
su condición humana, debieron ser muy conocidas las ten-
taciones de Jesús. Porque cuando se escribieron los textos
del Nuevo Testamento, primaba la tendencia a exaltar la
divinidad de Jesús con títulos de gloria y poder. Por eso es
un buen criterio de interpretación bíblica pensar que lo
que aparece sobre Jesús en los textos señalando límites que
lo hacen semejante a los demás en fragilidades humanas,
eso perteneció a lo histórico de Jesús: no lo inventaron sus
discípulos porque no contribuye a exaltar a Jesús, y tam-
poco lo callaron porque era notorio y normal en su huma-
nidad. Sucede así con el hecho de tener Jesús tentaciones
como cualquier ser humano.
“SUMARIO SIMBÓLICO” DE LAS TENTACIONES DE JESÚS

EN LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS
Marcos, Mateo y Lucas, los tres evangelios sinópticos,

condensan en un “sumario” las tentaciones de Jesús y ubi-
can ese “sumario” al comienzo de cada evangelio, antes de
que Jesús comience su vida pública y las tentaciones se le
vayan presentando (Mc 1,12-13, Mt 4,1-11, y Lc 4,1-13).
Para entender bien estos textos hay que fijarse en esa ubi-
cación, y en el género literario de este “sumario”.
La ubicación es estratégica. Los tres evangelios colo-

can el “sumario” de las tentaciones de Jesús inmediata-
mente después del bautismo de Jesús, donde es proclama-
do Hijo amado de Dios, ungido o consagrado con la ple-
nitud del Espíritu y enviado como el Cristo o Mesías anun-
ciado por los profetas.
29
Entre el bautismo y las tentaciones, solo Lucas interca-
la una genealogía de Jesús que se remonta hasta Adán,
para presentar a Jesús como el “nuevo Adán” que no cae
en la tentación en que cayó el viejo Adán: desobedecer a
Dios “endiosándose”.
Y los tres evangelios sitúan la unidad “bautismo-tenta-
ciones” inmediatamente antes del comienzo de la vida
pública de Jesús. Así, con esa secuencia de “bautismo, ten-
taciones y actividad pública”, los evangelistas quieren decir
que Jesús cumplirá su misión fortalecido con el Espíritu
con que fue ungido en su bautismo, enfrentando las tenta-
ciones de “falso mesianismo” que se le presentarán a lo lar-
go de su itierancia histórica.
El género literario de esos textos-sumarios es el género

“simbólico”. No son narraciones de “hechos históricos”,
sino relatos de creación o ficción literaria que, en forma
sumaria y anticipada, expresan en lenguaje simbólico y
mítico el significado de las tentaciones que Jesús vivió des-
pués, a lo largo de su vida y ante su muerte.
Hay que recordar que los textos de los evangelios fue-

ron escritos bastantes años después de la muerte y resu-
rrección de Jesús, cuando ya sabían qué tentaciones sintió
Jesús a lo largo de su vida. En cada evangelio sinóptico cre-
aron una “introducción” en forma de sumario que, en len-
guaje simbólico y mítico, daba la clave para interpretar lo
que luego tuvo que enfrentar Jesús cumpliendo su misión.
Vean lo que dice sobre esos textos, José Ignacio González
Faus, buen profesor y escritor de cristología: “Los evan-
gelistas no han dejado las tentaciones esparcidas a lo largo
de la vida de Jesús, sino que las han reagrupado y situado
antes del comienzo de la vida pública. Pretenden así, en
primer lugar, vincular las tentaciones al Bautismo: el
Espíritu que aparece en Jesús durante su Bautismo, impul-
sa a Jesús al desierto. Y en segundo lugar, pretenden hacer
30
de esa unidad Bautismo-Tentaciones la clave en que debe
ser leída toda la vida de Jesús que sigue a continuación” 2.
Hay pequeñas diferencias entre los tres sumarios. El de
Marcos es el más sobrio y breve; en solo dos versículos deja
constancia de que Jesús se somete a las tentaciones lleno
del Espíritu, sin detallar ninguna tentación. Mateo y Lucas
presentan, en diez y doce versículos respectivamente, tres
tipos de tentaciones y la reacción de Jesús frente a ellas.
Los tres relatos son del mismo género “simbólico”, y
coinciden en el significado y en los símbolos y mitos con
que expresan ese significado. Los tres presentan a Jesús en
el “desierto” como espacio o lugar simbólico para enfren-
tar las tentaciones; “el desierto” es un símbolo clásico de la
vida espiritual vivida en nuestra condición humana con sus
tendencias negativas. Y los tres relatos presentan al “dia-
blo” como personificación mítica de las tentaciones.
Mateo y Lucas detallan los tres tipos de tentaciones en la
ficción de un diálogo entre el “diablo”, que personifica
cada tentación, y Jesús que reacciona y responde.
Lo esencial es ver que los tres tipos de “tentaciones”

ponen a prueba la fidelidad de Jesús como “Hijo de Dios”
enviado a cumplir su “misión mesiánica” desde dentro de
la condición humana, para redimirla y liberarla. Por eso
comienza cada tentación diciendo “Si eres el Hijo de
Dios...”, y se le propone una manera de falsear su “misión
mesiánica”. Se llaman por eso “tentaciones mesiánicas”,
porque intentan que Jesús no cumpla fielmente su
“misión mesiánica” sometido a los límites de la condi-
ción humana.
La primera tentación es la incitación a que, en una
situación límite de su condición humana (el hambre) Jesús
2. J. I. GONZÁLEZ FAUS, La Humanidad nueva: Ensayo de cris-

tología (Santander 1984, 7ª) 169.
31
use el poder divino para un “milagro” en provecho per-
sonal: “Si eres el Hijo de Dios, no tienes por qué aguantar un
sufrimiento tan mísero y propio de la condición humana como es
el hambre... usa los poderes divinos convirtiendo estas piedras en
panes”.
La segunda tentación (segunda en Mateo, tercera en
Lucas) es el impulso a recurrir en su misión a la eficacia y
el éxito espectaculares y populistas, mediante prodigios
extraordinarios: “Si eres el Hijo de Dios, no vivas anónimo y
pobre sudando la gota gorda y exponiéndote al fracaso como
cualquier humano: echa mano de los recursos divinos y haz los
prodigios espectaculares que la gente busca para entusiasmarse y
creer... Si eres el Hijo de Dios, salta al vacío, te recogerán los
ángeles y verás con qué aplausos y vivas te aclamarán: cumpli-
rás tu misión triunfalmente”. El milagro, como recurso triun-
fal para el éxito fácil y espectacular en la misión.
Y la tercera tentación (tercera en Mateo, segunda en
Lucas) es la del poder absoluto: el poder de dominio sobre
todo y sobre todos: el poderío absoluto como recurso ido-
látrico para cumplir la misión: “Si eres el Hijo de Dios... sabo-
rea el culto al poder dominando el universo como dueño de todo;

todos se te rendirán y te adorarán como mansos esclavos... deja
de apelar a la libertad que es tan frágil en la condición huma-
na: domina y olvídate de ser el servidor de todos pudiendo ser
dueño de todo... como servidor solo obtendrás sufrimientos...”. La
tentación del poder absoluto: el endiosamiento; dominar y
no servir, una tendencia muy propia de la condición
humana desde sus orígenes (la “caída de Adán”).
Si nos fijamos bien, en los tres “tipos de tentación”
vemos que estos relatos simbólicos anuncian que las ten-
taciones que sufrirá y enfrentará Jesús van dirigidas a que
falsee su “filiación divina” en el cumplimiento de su misión,
cediendo a las tendencias negativas de la condición huma-
na que hambrea y desea autonomía para disponer de
poderes, milagros y prodigios divinos en provecho propio
32
y en busca de éxito cómodo, triunfal y glorioso: egoísmo,
prepotencia, soberbia, endiosamiento.
Los relatos enuncian también, en forma resumida, la
reacción y respuesta de Jesús a las tentaciones. En conjun-
to, Jesús viene a decir: “yo soy fiel a mi condición de Hijo de
Dios, viviendo la filiación divina y cumpliendo mi misión desde
la condición humana, negándome a sus tendencias negativas”. Y
podría añadir: “libero así la condición humana del poder escla-
vizante de estas tendencias, y rescato la dignidad de la condi-
ción humana en la obediencia a Dios con esperanza y por amor”.
Es importante ver que, al responder a los tres tipos de
tentación, estos “relatos simbólicos” ponen en boca de
Jesús tres versículos del Deuteronomio:
• primera respuesta: “No solo de pan vive el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Dt 8,3);
• segunda respuesta: “No tentarás al Señor, tu Dios”
(Dt 6,16);
• tercera respuesta: “Servirás y adorarás al Señor, tu Dios,
y solo a él le darás culto” (Dt 6,13-15);
Esas frases del Deuteronomio orientaban al pueblo de
Israel a ser fiel a Dios en las tentaciones durante su estan-

cia en el desierto. Israel no fue fiel, sino que cayó en las
tentaciones. En cambio Jesús es fiel a esa Palabra de Dios
con que Él alimenta su experiencia espiritual y vence las
tentaciones. Jesús es el nuevo Israel fiel a Dios y a su pro-
yecto salvador; así lo presenta sobre todo Mateo, en este
texto y en todo su evangelio.
Para dejar claro que esos “relatos simbólicos” deben
interpretarse así, y que despista a los cristianos el tomar los
“símbolos” y los “mitos” al pie de la letra, fíjense en lo que
dice Josep Rius-Camps, quien, además de buen biblista
especializado en Lucas, es párroco y explica así a sus fieles
las tentaciones de Jesús en el relato de Lucas: “Mal habi-
tuados a interpretar literalmente las escenas del Evangelio,
33
estamos incapacitados para interpretar este relato de las
tentaciones de Jesús. La interpretación literalista ha introdu-
cido en nuestro imaginario cristiano una serie nociones
propias de la ciencia-ficción, desplazando realidades de la
condición humana y de la sociedad, a la esfera de un
‘sobrenaturalismo’ que está en las nubes”.
“Lucas emplea el lenguaje de los símbolos, para expre-
sar realidades que difícilmente podrían describirse en len-
guaje sencillo y directo. Esta escena de las tentaciones de
Jesús inmediatamente después de su unción como Mesías,
presenta las tentaciones de liderazgo exitoso y de poder
milagrero o despótico, que le vendrán a Jesús a partir de
este momento hasta la muerte en cruz. La triple tentación
las engloba todas”.
“Los ‘40 días en el desierto’ reducen a escala individual
los ‘40 años’ que según el relato del Éxodo pasó el pueblo
de Israel en el desierto; los ‘40 días’ significan ‘el tiempo de
Jesús’. La fortísima experiencia del Espíritu que ha tenido
Jesús en el Bautismo, lo llevará a enfrentarse sin desfallecer
a todas las falsas expectativas que la sociedad judía había
depositado en la figura del Mesías esperado; esas expecta-

tivas serán “tentaciones” para Jesús. (...)”.
“Y ‘El diablo’ no es otro que el espíritu de poder y
dominación vigente en la sociedad y en las personas, indi-
ferente a las desastrosas consecuencias que siembra en la
humanidad el abuso de poder. Contra Jesús no tiene éxito”.
(Luego añade Rius-Camps que el éxito que no tuvieron las
tentaciones en Jesús, lo tendrán después venciendo en gran
parte a sus discípulos, desde los primeros hasta los actua-
les, y a buena parte de la Iglesia a través de la historia)3.
3. J. RIUS-CAMPS, El éxodo del Hombre libre: Catequesis sobre el

Evangelio de Lucas (Córdoba 2000, 2ª) 81-82. Ver también
J. M. GONZÁLEZ RUIZ, El poder popular, tentación de Jesús
(Barcelona 1983); en la primera parte (13-76) el autor analiza
34
“TEXTOS NARRATIVOS” SOBRE LAS TENTACIONES DE JESÚS
En frase de González Ruiz, el sumario de los sinópticos

sobre las tentaciones de Jesús es “un poderoso símbolo de
lo que aparece en todos los relatos evangélicos” 4.
Efectivamente, en las páginas de los cuatro evangelios
que relatan las situaciones que vive Jesús, se pueden ver
tres clases de textos que narran sus tentaciones: unos expli-
citan la tentación; en otros, la tentación está implícita; y
hay textos que nos muestran a Jesús en su lucha personal
contra la tentación. Con solo ver o evocar algunos textos
de cada grupo, se comprende que los evangelios se refie-
ren muy frecuentemente a las tentaciones de Jesús duran-
te su “misión mesiánica” y ante la muerte en cruz a que le
conduce su fidelidad a esa misión de Dios vivida en la con-
dición humana.
1. Algunos textos explicitan la tentación

Varios textos comienzan así:
• “Se acercaron a Jesús unos fariseos, y, para tentarle, le pre-

guntaron: ¿es lícito separarse de su mujer por cualquier
motivo?” (Mt 19,3-9; Mc 10,1-12).
• “Una comisión de discípulos de los fariseos y partidarios
de Herodes, le preguntaron: ¿estamos obligados a pagar el
tributo al César o no? Jesús percibió su mala intención y
les dijo: ¿por qué me tentais, hipócritas?” (Mt 22,15-22;
Mc 12,13-15).
los textos del Nuevo Testamento que afirman que Jesús fue
tentado, buscando respuestas a la pregunta de “si Jesús fue ten-
tado de buscar una solución de poder popular frente a los
poderes opresivos de los secuestradores de Dios”,73. El escri-
tor japonés ENDO SHUSAKU interpreta con libertad las ten-
taciones de Jesús en su libro Jesús (Santander 1980) 21-33.
4. J. M. GONZÁLEZ RUIZ, El poder popular, tentación de Jesús, 75.
35
• “Un fariseo experto en la Ley le preguntó para tentarle:
Maestro, cuál es el mandamiento más importante de la
Ley?” (Mt 22,34-40; Lc 10,25-37).
• “Le llevaron una mujer sorprendida en adulterio, y, para
tentarle, le preguntaron sobre la ley de Moisés que manda
que mueran apedreadas tales mujeres” (Jn 8,4-11).
En otros textos, la tentación consiste en pedirle a Jesús

señales prodigiosas: “Se presentaron los fariseos y comenzaron
a discutir con Jesús pidiéndole una señal del cielo. Y Jesús,
dando un profundo suspiro, dijo: ¿Por qué pide esta genera-
ción una señal divina. Les aseguro que a esta generación no
se le dará señal alguna” (Mc 8,11-12; Mt 12,38-45 y 16,1-
4; Lc 11,16).
Cuando Jesús está clavado en la cruz, se explicita la ten-
tación mayor en boca de muchos: “Los que pasaban por allí
lo insultaban meneando la cabeza y gritaban: ‘Si eres el Hijo de
Dios, baja de la cruz, sálvate a ti mismo para que lo veamos y
creamos en ti’. Y lo mismo los jefes de los sacerdotes junto con los
maestros de la Ley y los ancianos, se burlaban de él diciendo:
‘¿Ha puesto su confianza en Dios, que lo libre ahora si es que lo

quiere, ya que decía ‘Soy el Hijo de Dios’. Hasta los ladrones que
habían sido crucificados junto a él lo insultaban” (Mt 27,39-
44; Mc 15,29-32; Lc 23,35-39).
2. En numerosos textos la tentación está implícta

Narran implícitamente “tentaciones” de Jesús, todos los
textos que muestran que las costumbres y mandatos de la
ley, así como las personas que rechazan a Jesús, y a veces
los que le acompañan, sus mismos discípulos o sus paisa-
nos y sus propios familiares, incitan a Jesús a que proceda
como todos según lo acostumbrado y lo mandado, deján-
dose llevar por la común condición humana en aquella
36
cultura religiosa que “sacralizaba” como si fuese voluntad
de Dios y bueno para todos, lo que Jesús veía que era con-
trario a la Alianza y al proyecto de Dios, porque excluía a
muchos de los bienes comunes y de la vida.
Por eso Jesús rompe con costumbres culturales, prácti-
cas, mandatos y observancias de la Ley y del clan familiar,
venciendo constantemente lo que para Él eran “tentacio-
nes” a traicionar su misión profética y mesiánica.
Cualquier lector o lectora puede recordar numerosos
textos de los evangelios en los que Jesús enfrenta y vence
las tentaciones caminando en “dirección prohibida” con su
proceder y con sus palabras. Para ayudar a los lectores a
recordar, sigue esta variada evocación de textos sobre
situaciones y acciones de Jesús:
• los textos en que se acercan a Jesús algunos “niños de

la calle” de aquel tiempo, y los discípulos les repren-
den y los apartan, pero Jesús reacciona diciendo
“dejen que estos pequeños vengan a mí”, y los abraza y
los bendice; (y cuando los discípulos le pregunten
quién es el más importante en el Reino de Dios, dirá

Jesús: “este niño que es ‘nadie’ en esta tierra, es el más
importante en el Reino del Padre”);
• los textos en que Jesús y sus discípulos andan con
pecadores y prostitutas y comen con ellos, y los fari-
seos se lo reprochan;
• los muchos textos en que Jesús hace curaciones en
sábado y viola otros preceptos de la Ley para sanar,
aliviar y dignificar vidas legalmente despreciadas,
marginadas y excluidas;
• los textos que narran encuentros y diálogos de Jesús
con diferentes mujeres y cuando las acepta como
discípulas, proceder prohibido y mal visto social-
mente;
37
• las parábolas con que Jesús reprocha y corrige las
imágenes falsas sobre Dios y su Reino (parábola del
hijo pródigo, de los jornaleros, etc.);
• los textos en que Jesús se enfrenta al Templo que fun-
ciona como un mercado, un negocio y un Banco, y
que discrimina y divide a las personas;
• los textos que muestran que los mismos discípulos se
convierten en “tentación” para Jesús, porque esperan
y pretenden que actúe como un “mesías” falso;
• y los textos en que la tentación le viene a Jesús por
sus paisanos y sus propios familiares, que tampoco
comprenden su misión y su conducta y le critican;
En fin, todos los textos en que Jesús va en dirección
contraria a costumbres, normas y leyes que legitimaban y
sacralizaban la exclusión de la vida de sectores enteros de
personas (niños y niñas, mujeres, enfermos, pobres, ex-
tranjeros de otras culturas y religiones, todas las personas
calificadas de “impuras” legalmente).
Cada vez que Jesús cura en sábado, toca a leprosos y a
otras personas enfermas o a difuntos, o comparte con

pecadores y pecadoras y les perdona, acoge a los niños,
acepta mujeres y recaudadores de impuestos como discí-
pulos, etc., ese judío Jesús está venciendo las “tentaciones”
de conformismo y complicidad por omisión en que todos
caen, dejando que aquellas discriminaciones e injusticias
sigan en pie rigiendo las costumbres y leyes de su cultura
judía.
Jesús no se conforma y camina “a contramano”, para
abrir brechas en la historia de su pueblo al Reino de la
dignidad y de la vida que Dios quiere para todos los hom-
bres y mujeres: Es su “misión mesiánica”, a la que Él se
hace fiel desde dentro de la condición humana y sin ceder
a sus tendencias negativas, a costa de su fama y de su
seguridad personal.
38
3. Textos en los que vemos a Jesús luchar contra las
tentaciones
Siguiendo el itinerario de su vida, pronto encontramos
el texto de Marcos 1,35-39, en el que Jesús, después de
haber curado el día anterior a la suegra de Pedro y a los
enfermos que le llevaron a esa casa al caer el sol, antes de
que amaneciera se levantó y se fue a un lugar solitario a
orar. Necesitaba discernir con su Padre-Dios cómo cum-
pliría mejor su “misión mesiánica”. Al rato lo buscaron
Pedro y sus compañeros, porque a su casa llegaba gente
con más enfermos, y le propusieron a Jesús volver a la casa.
Querían que se instalase allí a practicar curaciones porque
acudía abundante “clientela”, y así procedían otros curan-
deros que vivían de eso.
Pero Jesús ya había discernido en su oración, y rechazó
la propuesta de Pedro: “No”, les dijo, “vamos a otras aldeas
a anunciar también el Evangelio del Reino de Dios, que yo para
eso he venido”.
La urgencia del Reino le pedía un estilo de vida itine-
rante al servicio gratuito del cambio de vida de las gentes,
sin instalarse en un lugar a esperar “clientes”. Sus curacio-

nes no eran su medio de vida, sino “señales” para la fe y el
cambio de relaciones humanas que posibilita y pide el
Reinado de Dios. La propuesta de Pedro era en realidad
una “tentación”, pero Jesús no cayó en ella, la rechazó.
También Lucas recoge este episodio, más brevemente
(Lc 4,38-44).
Después, en Marcos 8,27-33 (y en los textos paralelos
de Mateo 16,13-26 y Lucas 9,18-22) Jesús camina con sus
discípulos hacia Jerusalén, cuando Él ya imagina que allá
tramarían su muerte ante el testimonio profético que Él
tendría que dar en fidelidad a su “misión mesiánica”. Le
preocupa a Jesús que sus discípulos tengan una imagen fal-
sa de él: ¿cómo proseguirán su misión si no le conocen
39
bien? Les pregunta quién piensan ellos que es él; le dicen
que es el Mesías Hijo de Dios; y entonces Jesús confía a sus
discípulos lo que tendrá que sufrir, pero, Pedro se lo lleva
aparte y le reprende diciéndole que no, que siendo Él el
“Mesías Hijo de Dios”, el Padre lo protegerá, no sufrirá y
triunfará sobre sus enemigos.
–“¡Atrás Satanás!”, le dice Jesús enérgicamente ante
todos los discípulos: “tus ideas no son las de Dios, sino las de
los hombres”: es decir, son las ideas de la condición huma-
na en sus tendencias negativas. Pedro es “Satanás” tentan-
do a Jesús para que sea el falso Mesías que sigue las ten-
dencias egoístas de la condición humana usando los pode-
res divinos para ahorrarse sacrificios y triunfar con pode-
río sobre sus enemigos y los de un Israel libre. Jesús lucha
contra esa tentación.
Otro texto que nos deja ver a Jesús luchando contra la
tentación está en Juan 12,27-28. Antes de la despedida de
Jesús en la última Cena, a punto de desencadenarse los
acontecimientos de su detención, Jesús está muy conmovi-
do y dice a sus discípulos: “Me encuentro profundamente aba-

tido. ¿Qué puedo decir?: ‘¿Padre, sálvame de lo que se me viene
encima en esta hora?’ De ningún modo, porque he venido preci-
samente para aceptar esta hora: Padre, glorifica tu nombre”.
En tal situación, esa lucha interior es muy propia en la
condición humana en cualquier persona y también en
Jesús. Este texto de Juan equivale a la oración de Jesús en
Getsemaní según los sinópticos, donde la lucha de Jesús
contra la tentación se expresa en forma todavía más dra-
mática. Marcos 14,32-42; Mateo 26,36-46; y Lucas 22,39-
46; los tres evangelios sinópticos traen este texto, que tie-
ne expresiones como que“Jesús comenzó a sentir pavor y
angustia” y dijo a los discípulos con quienes se adentró en
el Huerto de los Olivos a orar: “siento una tristeza mortal”.
Se apartó, y postrado en tierra “suplicaba que, a ser posible,
40
no tuviera que pasar por aquel trance. Decía: ¡Abbá!, Padre
bueno! Todo te es posible: Aparta de mí esta copa de amargura.
Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya!”. Jesús iba y volvía
del Padre a los discípulos y de los discípulos al Padre, repi-
tiendo su desolada oración. Lucas añade que “preso de an-
gustia, oraba más intensamente y le entró un sudor que caía has-
ta la tierra como en gotas de sangre”. Y desde su lucha, dijo
Jesús a los discípulos: “Velad y orad para no caer en la tenta-
ción: el espíritu está dispuesto, pero ‘la carne’ (la condición
humana) es débil”.
Quede constancia de este importante texto. En nuestro
último capítulo volveremos a Getsemaní, para profundizar
en esa dramática experiencia de Jesús.
La última tentación que narran los evangelios fue en la
agonía, mientras resonaban en sus oídos las burlas de quie-
nes le gritaban “¡si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz!”. Mar-
cos dice que “a eso de las tres gritó Jesús con fuerte voz: ¡Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?! Y Lucas añade
otro grito: “¡Padre, a tus manos confío mi espíritu!”. Estos dos
gritos tomados de los salmos, expresan la lucha de Jesús en
la soledad extrema con que cada ser humano muere en la

condición humana (experiencia como de abandono del
Dios de vida). Y Jesús encuentra su “victoria” en esa lucha,
abandonándose al Padre, su verdadero Dios Abbá: Jesús
asume el abandono que experimenta en su condición hu-
mana al morir en la cruz, abandonándose en la fe al Padre
bueno, confiándole su espíritu filial.
Hay, pues, numerosos textos del Nuevo Testamento
que afirman o sugieren y hasta dejan ver la lucha crecien-
te de Jesús en su condición humana, frente a las tendencias
egocéntricas. Y el hecho de que el Nuevo Testamento
hable con tanta abundancia y claridad de las “tentaciones”
de Jesús, significa dos cosas. Ante todo, significa que en las
primeras comunidades cristianas hubo una gran concien-
41
cia de la importancia que tuvo en la persona y en la misión
de Jesús la “experiencia espiritual” que vivió enfrentando
las tentaciones o tendencias negativas de la condición
humana.
Y, en segundo lugar, significa que sin ser conscientes de
esa “experiencia espiritual” de Jesús, no conoceríamos bien
a Jesús, ni podríamos tenerle como referente para enfren-
tar nosotros nuestras tentaciones con su misma “espiritua-
lidad”. Por eso nos dedicaremos en el próximo capítulo a
analizar la “espiritualidad” con que Jesús vivió sus tenta-
ciones.
42

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LAS TENTACIONES DE JESÚS

A quien se pregunte si Jesús tuvo tentaciones, los escri-

ROTUNDA AFIRMACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO:

Lo afirman varios textos. La carta a los Hebreos dice

con fuerza y belleza, afirma eso mismo un himno cristoló-

1. J. M. GONZÁLEZ RUIZ, El poder popular, tentación de Jesús

“SUMARIO SIMBÓLICO” DE LAS TENTACIONES DE JESÚS

Marcos, Mateo y Lucas, los tres evangelios sinópticos,

La ubicación es estratégica. Los tres evangelios colo-

El género literario de esos textos-sumarios es el género

Hay que recordar que los textos de los evangelios fue-

Lo esencial es ver que los tres tipos de “tentaciones”

2. J. I. GONZÁLEZ FAUS, La Humanidad nueva: Ensayo de cris-

rea el culto al poder dominando el universo como dueño de todo;

Israel a ser fiel a Dios en las tentaciones durante su estan-

depositado en la figura del Mesías esperado; esas expecta-

3. J. RIUS-CAMPS, El éxodo del Hombre libre: Catequesis sobre el

En frase de González Ruiz, el sumario de los sinópticos

1. Algunos textos explicitan la tentación

• “Se acercaron a Jesús unos fariseos, y, para tentarle, le pre-

En otros textos, la tentación consiste en pedirle a Jesús

‘¿Ha puesto su confianza en Dios, que lo libre ahora si es que lo

2. En numerosos textos la tentación está implícta

• los textos en que se acercan a Jesús algunos “niños de

quién es el más importante en el Reino de Dios, dirá

otras personas enfermas o a difuntos, o comparte con

sin instalarse en un lugar a esperar “clientes”. Sus curacio-

do y dice a sus discípulos: “Me encuentro profundamente aba-

la soledad extrema con que cada ser humano muere en la

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