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CRISTIANO PARA EL MUNDO DE HOY

Amor cristiano, violencia y asesinato


Por segunda vez en los últimos ocho meses presiones sangrientas, muchas veces olvidadas,
Chile se estremece en todo su largor. Desde de nuestro pasado y cree efectivamente estruc-
hacía casi 150 años, e! asesinato de Diego Por- turas sociales más justas y humanas.
tales, no conocíamos aquí el asesinato frío y
calculado de una figura política prominente. Proceso revolucionario, odio y asesinato político
Pese a condiciones muy dispares de convulsio-
nes internas, nivel de desarrollo, presiones ex- Un proceso social revolucionario está mar-
ternas militares y frecuencia de homicidios, en cado por el sello de una contradicción difícil
materia de asesinato político Chile estaba si- de superar. Su meta es suprimir las desigual-
tuado entre los países más estables del mun- dades que perpetúan las injusticias y engen-
do : Suiza, Noruega, Holanda'. No se puede dran el odio; sin embargo, el camino hacia
pensar que esto haya sido mero fruto del azar. esta meta hace estallar conflictos de poderes,
Hay algo en la cultura acumulada que hace fe latentes en la situación revolucionaria, y estos
en los mecanismos jurídicos y por muy defi- conflictos son fuentes de odio. Odio de los que
cientes que hayan sido condena el recurso al se resisten a entregar el poder que detentaban
revólver o al puñal. y odio de los que habiendo sido victimas de
Los días siguientes al asesinato de Edmun- injusticias institucionalizadas, se dejan llevar
do Pérez Zujovic, con la secuela de muertes y del revanchismo.
violencia por parte del VOP, sumieron al país El odio, como todas las tendencias profun-
en una honda meditación. Un poco del "me das del ser humano, penetra las diferentes es-
duele Chile" se leía en los rostros de gente que feras de la vida. Se da en la relación del hom-
viajaba a sus quehaceres o deambulaba por las bre hacia sí mismo, en la relación del indivi-
calles. Era sangre contra el consenso mayori- duo hacia sus semejantes y también en la re-
tario del país que busca por la vía legal y el lación de un grupo hacia otro. Aquí loma di-
respeto a las personas el logro de una socie- versas formas: odio racial, odio entre tribus,
dad nueva que destierre para siempre las re- odio entre sectas religiosas, entre naciones, y
for polilical assassinalion. vo!. VIIL
también entre clases sociales, cualquiera sea el

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significado más preciso que se dé a este tér- que conduce por su propia escalada a la vio-
mino. lencia de los hechos. Es ilusorio pensar que las
Hemos dicho que la creación de una so- palabras no dañan por sólo poseer la consisten-
ciedad nueva hace estallar conflictos de pode- cia volátil del sonido. Son portadoras de una
res, los cuales son fuentes de odio. Pero esto fuerza que puede ser oro o dinamita. Se habla
no tiene por qué ser necesariamente así. Debe- de "palabras incendiarias". Una vez proferidas,
mos distinguir entre odio y lucha de clases. El escapan al control de quien las pronuncia e in-
odio apunta a las personas; la lucha aspira a vitan a cualquier fanático a hacer estallar el
acabar con situaciones estructurales en que una explosivo.
clase mantiene a otra injustamente subyugada. La íntima conexión cutre el lenguaje difa-
No se crea una nueva sociedad sin lucha ni es- matorio e insultante con la violencia y el asesi-
fuerzo: ''Entiéndasenos bien: la situación pre- nato político ka sido establecida con bastante
sente tiene que afrontarse valerosamente y certeza en Estados Unidos por el informe cien-
combatirse y vencerse las injusticias que trae tífico arriba indicado:
consigo". "Este camino hacia más y mejores "La evidencia presentada indica que tas exhorta-
sentimientos de humanidad pide esfuerzo y sa- ciones a la violencia esián conectadas con actos violen-
crificio" (Populorum Progressio, 32, 79). No tos. Nuestros estudios muestran que la retórica violenta
e inflamatoria y !a vilíficación deliberada de las auto-
hay nueva sociedad sin combate, sin sacrificio, ridades ejercen un efecto seriamente corrosivo de las
sin esfuerzo; sin tener que vencer resistencias instituciones democráticas y pueden ser un factor que
propias o ajenas, de individuos o de grupos, precondicione de manera substancial la violencia polí-
tica extrema, incluso el asesinato" (p. 228).
estructurales o personales. La lucha en este
caso no está dictada por el odio sino por el Mayor que el de tas palabras es el impacto
amor; no busca el daño o la destrucción de los generador de odio e irracionalidad que provo-
demás sino liberarlos de la atmósfera contagio- can los hechos de violencia, especialmente si
sa y despersonalizante de la injusticia institu- poseen un cierto grado de instilucionalización.
cionalizada. Los marixstas también entienden Estos recorren una vasta gama, desde las leyes
la lucha de clase como la supresión de la do- discriminatorias y privilegios desorbitados
minación que una clase ejerce sobre otra; no hasta la existencia de grupos extremistas que
como odio a las personas. actúan impunemente, sea por tolerancia o por
imposibilidad real de reprimirlos.
En los últimos años han surgido en Chile
Las raíces de] odio grupos de ultraizquierda y de ultraderecha. El
extremismo de ullradereclia tiene una historia
Pero entonces, se dirá, ¿de dónde sale el larga y otra más inmediata. A fines de la déca
odio? Desde el asesinato de Edmundo Pérez el da de los treinta eran los grupos nazistas. Du-
tema del odio ha estado presente en los diarios, rante la administración de Freí fueron los que
en tos discursos, en la boca de todos. Nadie se opusieron por la fuerza de las camionetas
desconoce su realidad en nuestro país, las di- y las balas a la reforma agraria, la sindicali:.a-
versas fuerzas políticas lo condenan y unas re- ción campesina y la redistribución del ingreso.
criminan a las otras por provocarlo. Lo más En el período electoral del 70 estuvieron detrás
verdadero parece ser que el odio político no es de la campaña del terror y se conjuraron para
exclusividad de tal o cual clase social, grupo que si Allende salía vencedor, se le impidiese a
político o sector de nuestra sociedad. Con di- toda costa la subida al poder. Su acción más
versidad de matices y grados diferentes se ha atroz fue el asesinato del General Schneider.
instalado institucionatmente en estructuras de En los dos últimos años han proliferado
nuestro pensamiento y lenguaje, en nuestros en Chile grupos extremistas de ultraizquierda.
hábitos sociales y políticos. Organizan grupos y campamentos de guerrille-
Las raices del odio son múltiples y enmara- ros armados e ideologizados; realizan asaltos
ñadas. Empecemos por destacar la violencia ver- de bancos, tomas de fundos y otras acciones
violentas para crear un clima contra la vía
bal que envenena la lucha política chilena y
electoral al socialismo, que ellos rechazan. Una quien se beneficia de ella se sentirá atacado en
vez en el gobierno la Unidad Popular, estos su propio ser. A este cristiano le exige el Evan-
grupos se mantienen con sus armas preparadas gelio emplear toda su clarividencia para reco-
arrogándose el derecho de juzgar la marcha del nocer la ¡usta demanda del que él ¡lama "ad-
proceso revolucionario. Aquí se sitúa el VOP, versario político". En vez de un adversario de-
grupo dirigido por psicópatas resentidos que bería verlo como su liberador en la larca de
—influenciados probablemente por la violencia amar efectivamente a sus semejantes.
verbal— racionalizan su anormalidad dándole Los que acceden por primera vez al poder
una justificación política. Y así llegaron hasta corren el peligro de mantener el mecanismo de
el asesinato, punto extremo del odio y de la la injusticia institucionalizada y dirigirlo con-
irracionalidad. tra sus antiguos detentares. El Evangelio obli-
ga a este cristiano a transformar sus sentimien-
Aporte de la fe tos c, amor efectivo, a crear una verdadera
justicia que está muy lejos de consistir en un
Frente a la irracionalidad y al odio que se mero cambio de guardia entre dominantes y
generan en un proceso revolucionario, los cris- dominados.
tianos tienen algo que aportar. Este algo no es En una perspectiva cristiana no se debería
exclusivo suyo; pero sí les es propio y debe ca- considerar que haya en el cambio social ni ven-
racterizarlos. cedores ni vencidos. Quien pierde poderes in-
En Chile hay cristianos entre quienes pier- justos, en realidad gana; quien conquista por
den el poder que detentaban y entre quienes vez primera lo que le pertenece, gana respecto
han sido víctimas de ese poder y luchan por a su situación desmedrada, pero no es una vic-
conquistarlo. toria que aplaste a los otros. La verdadera ga-
La tentación de quien ha detentado poder nancia es de todos porque se crean condiciones
y se ve obligado a cederlo a contendores polí- estructurales de una mayor justicia y frater-
ticos, es la de aferrarse a él por todos los me- nidad, de comunicación y amor efectivo. Se im-
dios. En lugar de reconocer que la estructura pide que el proceso de liberación del hombre
de ese poder era injusta y generadora de odios hacia el cual apunta la historia se desvíe a nue-
y resentimientos, tenderá a ver en el contendor vas esclavitudes. Asi el cristiano encarna su je
sólo a un resentido y raeccionará con odio. Una en esa historia y continúa la gesta de Cristo que
estructura injusta se genera en una larga his- por su muerte mala id odio e introduce el Amor
toria y nos llega como lo obvio, como lu no en el mundo: su Espíritu vivo que hace de
pretendido, como lo que "tiene que ser así", nosotros hermanos de un mismo Padre.
como lo que "pertenece por derecho". Por esto MENSAJE

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2.— Mensaje.

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