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Trabajo final

Título: Desarrollo comunicacional y la Educación en Argentina.

En mi caso particular el curso me pareció bastante dinámico e interesante, ya que


tiene una forma diferente de ver las cosas.

Pude aplicar lo visto en el curso en dos marcadas oportunidades, la primera, es al


comienzo de la clase como técnica de relajación, haciendo lo mismo que nos
hacen hacer en este curso, caminar en círculos, controlar la respiración y hacer
que los alumnos se alejen de los problemas que traen de sus casas.

Esto mejoro bastante el clima áulico, ya que siempre al empezar el modulo


estaban alterados y no prestaban atención. Ahora aplico esta técnica al inicio de
cada espacio obteniendo buenos resultados.

Otras de las cosas que también apliqué en el aula, es jugar con los alumnos. Fue
específicamente en la semana del estudiante, a los alumnos no le habían dado la
semana completa y el día viernes tenían clase conmigo. Ahí no había técnica que
les levante las ganas de hacer cosas, por lo que decidí hacer una especie de
convivencia y jugar con ellos, jugamos los mismos juegos que en el curso
obteniendo como resultado una mejora en el vínculo alumno docente, y lo más
curioso es que el vínculo entre ellos también mejoró sustancialmente.

De los temas teóricos tratados, me llamo la atención el de la inteligencia


emocional, ya que postula diferentes tipos de inteligencia, esto hace que al
momento de evaluar tengamos otra mirada, y no solo se tenga en cuenta lo lógico
matemático sino también la multiplicidad de competencias y habilidades que el
alumno posee.

Como reflexión, y teniendo en cuenta el desarrollo comunicacional, quería hacer


un aporte ya que existen dos conceptos íntimamente ligados, ellos son
Comunicación y Educación. Cuando mejor sea la calidad de la comunicación,
mejor será la calidad de la Educación y el futuro de una sociedad. En el mismo
sentido, en esta Sociedad del Conocimiento que plantea el nuevo siglo, sin
educación, un pueblo no tiene futuro.

Por eso no es casual que en los discursos preelectorales todas las agrupaciones
políticas consideran a la educación como uno de los pilares de su programa de
gobierno. Pero la realidad educativa del país habla por sí sola a la hora de
establecer el tamaño de la brecha que existe entre lo que se dice antes y lo que se
hace después, durante el ejercicio de la función pública.
“La educación es un instrumento que prepara a las personas para resolver los
problemas con los que deben enfrentarse. La democracia política es impensable
sin un pueblo educado. Sólo a través de la educación puede desarrollarse un
pueblo capaz de gobernarse a sí mismo. La instrucción pública es la medida de la
civilización. El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la
capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen y la
educación no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de
acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las
posea”.

Si convenimos entonces en que la Educación es la llave y la clave para la


transformación social hacia una mejor calidad de vida, para conformar una
sociedad mejor y un país mejor, todo debería confluir y girar en torno a la misma:
la legislación vigente, las políticas de Estado, el apoyo de la actividad privada, la
consideración de los entes de recaudación impositiva, las estrategias nacionales
de actualización y formación continua. Pero nada de eso sucede.

Más allá de las buenas intenciones, que generalmente quedan sólo plasmadas en
el papel pero no en los hechos cotidianos, el tema de la educación como eje de la
transformación social, política y moral aún no está instalado como prioritario en
nuestra sociedad, y sólo a partir de su consideración como tal, podremos atesorar
la esperanza de un futuro mejor para nuestro país y sus habitantes. Por ello, si en
plena Era del Saber cómo valor agregado, no incorporamos a la Educación en
primerísimo lugar al debate de los males que nos aquejan y cómo salir
definitivamente de ellos, la guerra estará perdida.

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