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Arte y Cultura en la Independencia

La construcción de la cultura mexicana fue un proceso largo y complejo.


Cuando México se independizó de España, los habitantes de la región no
tenían una “identidad nacional”. En México existía una compleja mezcla de
nativos aborígenes con colonos españoles y criollos. En definitiva, los
mexicanos por definición fueron y son “mestizos” desde el punto de vista
cultural.
La Independencia de México da inicio el 15 de Septiembre de 1810 bajo el
famoso “Grito de Independencia” realizado por el cura Hidalgo, uno de los
héroes más famosos de este movimiento.
En ese entonces, México, una colonia más de España y conocida como La
Nueva España, vivía un proceso de constante transformación y encuentro
entre las etnias que se confrontaron durante la Conquista.
Los indígenas, quienes alguna vez fueron señores de su tierra, trataban de
encontrar su lugar en el México imperialista –al igual que los mestizos y los
criollos–, ya que los españoles peninsulares eran el grupo social que
sostenía el poder en ese tiempo.
Las manifestaciones artísticas de la época se mantenían de acuerdo con la
moda española y giraban alrededor del estilo barroco y neoclásico, los
cuales se enfocaban en motivos religiosos o paisajes, por lo que sus vías de
representación eran bastante limitadas.
Esta corriente se distingue por utilizar elementos arquitectónicos como:
columnas de fuste estriado o liso, capiteles clásicos, entablamentos
divididos en arquitrabe, friso y cornisa, como también frontones de tímpanos
abiertos o cerrados.
Debido a la llegada de esta tendencia, muchas iglesias decidieron cambiar
su estilo y desaparecieron los populares retablos dorados del barroco por
algo más acorde con la época; además, remodelaron sus fachadas.
Uno de los arquitectos prominentes en aquella época fue Manuel Tolsá,
quien es responsable de la construcción del hermoso Palacio de Minería
como también de la famosa estatua El caballito, que representaba al Rey
Carlos IV y actualmente se encuentra en la explanada del Museo Nacional
de Arte.
Otra construcción que fue importante en esa época fue el Hospicio
Cabañas, que hoy en día es Patrimonio Cultural de la Humanidad y contiene
las obras de uno de los tres grandes del muralismo mexicano: José
Clemente Orozco.
En el campo de la pintura destaca el pintor Luis Rodríguez Alconedo,
quien fue un orfebre, pintor y revolucionario de origen criollo, autor de tres
obras representativas de la pintura mexicana, destacando entre ellas un
autorretrato al pastel.
Este pintor fue perseguido y encarcelado por las autoridades virreinales en
un controvertido juicio, por lo que fue extraditado a España en donde pintó
sus obras más famosas. De regreso a México, luchó junto al
general Ignacio López Rayón durante la Independencia –fueron útiles sus
conocimientos metalúrgicos para la fabricación de armas insurgentes–.
En el campo de la música, el último maestro importante de la época
fue Manuel de Zumaya, compositor, organista y maestro de capilla, que
suele ser considerado el representante más prolífico del barroco musical en
el continente americano. Fue autor de la primera ópera mexicana, La
Parténope (1711) que luego utilizaría en 1730 Georg Friedrich
Händel para una ópera del mismo nombre.
Actualmente la cultura mexicana, tan rica y fascinante, también incluye otros
aspectos fundamentales como la música – el son, la ranchera, el corrido, la
cumbia, entre tantos otros ritmos -, el deporte – con el fútbol y el béisbol
como los más populares -, y la gastronomía, tal como podrás ver en detalle
en la sección Comida Típica Mexicana.

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