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Facultad de Psicología
UAQ
ANTEPROYECTO
Presenta:
Septiembre 2018
INTRODUCCIÓN
Dentro de los estudios del trabajo, el tema de la precariedad laboral ha sido ampliamente
abordado, teniendo efectos en esferas diversas. Existen muchas definiciones del concepto
que toman en cuenta factores políticos, económicos, sociales o individuales, de forma que,
aún ahora después de tantos años de revisión, no existe una definición establecida del
concepto de precariedad. Sin embargo, se puede decir de forma muy general que
precariedad laboral es aquello que define las situaciones de trabajo en las que el trabajador
no tiene el soporte necesario, ni humano, ni económico, ni político, ni social, para realizar
su trabajo de forma plena, forma en la que, desde el marxismo, el trabajo se dignificaría a
través del empleo, aquellos que “reducen en forma significativa la capacidad de planificar y
controlar su presente y futuro (del sujeto)” (Laport, Becker, De Sarratea, & Ocampo, 2010:
142).
Existen autores que afirman que la precariedad laboral es ahora estructural en el modelo de
producción actual (Guadarrama, Hualde, & López, 2012), de manera que se puede decir
que la precariedad laboral se presenta en todos los espacios laborales que se forman dentro
de este sistema, pero con presentaciones y matices distintos, definidos por factores como:
estrato social, forma de empleo, ubicación geográfica, puesto de trabajo, etcétera; factores
que darán características específicas a la forma en la que la precariedad se haga presente en
ese espacio de trabajo de forma colectiva y para ese individuo de forma particular.
El concepto empleado de confianza fue utilizado por primera vez en el proyecto sobre la
Jornada de Trabajo, donde se acordó que los empleados de confianza serían los altos
empleados que, por razón de funciones, tendrían a su cargo la marcha y el destino general
de la negociación, o serían aquellos que estuvieran al tanto de los secretos de la empresa. Se
señaló también que el término “empleado de confianza” no era fijo, sino que debía
aplicarse de acuerdo con las necesidades de cada una de las empresas en cuestión; se
trataba, entonces, de un concepto elástico que era forzoso precisar para cada caso, sin violar
el espíritu de los artículos correspondientes de la ley. Antonio Cordero Corona (1991) da
una definición que pretende ser precisa respecto de la definición del trabajador de confianza
y dice que:
En la lectura de los discursos, ha podido encontrarse este proceso que es conocido como
“naturalización”; quiere decir que al escuchar cómo los trabajadores consideran que aquello
que más les molesta, les estorba o les desagrada de su trabajo se puede entender que para
ellos éstas condiciones son parte de la propia actividad; por lo tanto, saben y reconocen que
hay características particulares que viven en su condición de trabajadores de confianza y
saben que les causan efectos en el cuerpo, en la mente, en el estado emocional, pero lo
consideran como algo que hay que sobrepasar para poder seguir realizando las actividades
diarias. Hay quienes expresan que no podrían mucho más tiempo con la carga que su
trabajo representa; otros dicen que preferirían continuar en donde están mientras la vida se
los permita. Y en ese andar, la naturalización parece funcionar como un soporte para
aquello que, si se presentara dentro de un esquema de anormalidad, sería insoportable; por
mucho, es ese sentimiento de normalidad lo que permite a estos trabajadores seguir dando
todo lo que dan para conservar un empleo que muestra tener efectos negativos sobre los
trabajadores.
Una vez sabido que este es un fenómeno que está aconteciendo en una Regional específica
de la institución, surge la interrogante respecto a si esta situación, esta precariedad, esta
forma de empleo, implica siempre las mismas condiciones de naturalización de la
precariedad para su buen desempeño. No solo existe la Regional II, existen otros tres
centros de trabajo que pertenecen a la misma institución. Si se puede tener acceso a las
experiencias de los trabajadores que componen el resto de las Regionales, podría hacerse un
estudio comparativo que echara luz sobre el posible proceso de naturalización que la figura
del trabajador de confianza presenta en esta institución, ofreciendo la posibilidad de
analizar en un futuro la figura de los trabajadores de confianza de otras instituciones;
situación misma que podría llevar a cuestionar las construcciones teóricas alrededor de la
precariedad laboral.
JUSTIFICACIÓN
Los estudios que abordan la figura del trabajador de confianza están generalmente
vinculados a las perspectivas legales que esta figura representa, hablando de los derechos,
obligaciones y excepciones que éstos trabajadores tienen. No se han encontrado hasta
muchos estudios que refieran a la experiencia de los trabajadores bajo esta forma de
trabajo que analicen de qué manera construyen su experiencia frente a la precariedad
laboral, cómo permea esto a las demás esferas de su vida cotidiana y que estrategias
construyen para dar soporte a las situaciones que esto representa. Si se logra realizar el
estudio comparativo de una institución completa, la información que de ella resultara sería
un pilar en la discusión alrededor del concepto de precariedad, pudiendo construir algo que
nos permitiera acercarse un poco más a la realidad que se vive en las instituciones
actualmente.
Por otro lado, hablar de precariedad a partir de su naturalización puede dar una nueva
perspectiva en cuanto a la forma en la que los trabajadores experimentan sus condiciones
laborales, sean éstas vividas como precarias o no, ofreciendo un aporte a los estudios sobre
la precariedad y su experiencia ya existentes. Esto permitirá conocer más sobre las
estrategias y mecanismos que el trabajador pone en marcha ante condiciones precarias de
trabajo, dando como resultado el origen de nuevas formas de construir su experiencia no
sólo dentro de su espacio de trabajo, sino en las demás esferas de su vida cotidiana a partir
de su experiencia.
REFERENTES TEÓRICOS
Antonio Cordero Corona (1991) da una definición que pretende ser precisa respecto a la
definición del trabajador de confianza y dice que
Con “trabajos personales del patrón” se refiere a aquellas actividades que éste podría
realizar personalmente pero que en ocasiones por necesidad y en otras por comodidad,
delega en otras personas: escribir o archivar correspondencia, conducir su automóvil,
ordenar sus citas, entregar documentos confidenciales, etcétera. A estos trabajadores que
son depositarios de datos confidenciales, la ley les atribuye el carácter de confianza.
Por otro lado, es fundamental mencionar que se hará uso de la Fenomenología social, en la
que el punto crucial respecto a la experiencia está colocado en las formas en las que el
sujeto vive e interpreta su vida cotidiana.
Por otro lado, se puede también establecer una relación entre lo que los principales
representantes de la Fenomenología Social, Schutz y Luckmann (2009) llaman acervo de
conocimiento, con sus tipificaciones y sus recetas, y la precariedad laboral, puesto que si la
precariedad laboral se significara ahora dentro de un “horizonte de familiaridad” (Salas,
2006) por el actor, se concluiría que la naturalización de la precariedad es inminente.
Cuanto más si esta precariedad formara parte intrínseca de una forma de empleo como el
trabajador de confianza.
El trabajo con condiciones laborales precarias se verán y vivirán en la vida cotidiana por el
actor como la única realidad posible si dentro de su perspectiva la precariedad laboral está
naturalizada.
[…] puede existir un contrato de trabajo escrito, por tiempo ilimitado donde las
jornadas laborales sean extenuantes, el salario insuficiente para adquirir la canasta
básica, y sin cobertura de seguridad social. Son los llamados “contratos basura”. La
existencia de este tipo de contratos se da como resultado de procesos de
flexibilización laboral muy fuertes, ya sea de hecho (ilegales) o legal, cuando están
permitidos. Esto último conduce a la naturalización de la precariedad.(Grau Crespo
& Lexartza Artza, 2010, pág. 15)
Es decir, muchas de las estrategias que el trabajador establece o utiliza para poder dar
término a las tareas que le corresponden en el día a día no aparecen en un manual de uso ni
le son dadas por otros, él tiene que construirlas a partir de su experiencia, de sus
tipificaciones y de sus recetas, y encontrar cuáles funcionan para él y cuáles no.
Socialmente cuando se llega a un puesto de trabajo se tiene que cumplir con las tareas sin
importar el esfuerzo o las actividades extra que se tengan que realizar para conseguirlo.
METODOLOGÍA
Dessors, D., & Moliniere, P. (1998). Psicodinámica del trabajo. En D. Dessors, & P.
Moliniere, Organización del trabajo y salud (págs. 11-22). Buenos Aires:
PIETTE/CONICET - Lumen/Humanitas.
Grau Crespo, A., & Lexartza Artza, L. (2010). Precariedad laboral en Centroamérica.
Costa Rica: Fundación Friedrich Ebert.
Laport, N., Becker, A., De Sarratea, A., & Ocampo, G. (2010). Vinculación Laboral
Flexible: Construcción de Identidad Laboral en Psicólogos Adultos Jóvenes.
Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad , 9 (1), 138-157.
Schutz, A., & Luckmann, T. (2009). Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires:
Amorrortu.
Vargas Mejía, T. (2017). Precariedad laboral y su naturalización. Un estudio desde la
experiencia de trabajadores de confianza. Querétaro: Universidad Autónoma de Querétaro.