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Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12

Anuario de Psicología Jurídica 2016

www.elsevier.es/apj

Diferentes modalidades de violencia en la relación de pareja:


implicaciones para la evaluación psicológica forense en el contexto
legal español
José M. Muñoz a,∗ y Enrique Echeburúa b
a
Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid, España
b
Universidad del País Vasco, España

información del artículo r e s u m e n

Historia del artículo: En el presente artículo se aborda la violencia en la relación de pareja a partir de los datos derivados de
Recibido el 14 de julio de 2015 la investigación científica. Se describen dos tipos básicos de violencia: la violencia coactiva y la violencia
Aceptado el 20 de octubre de 2015 situacional (asociada a la gestión de los problemas cotidianos o al manejo del proceso de ruptura). A
On-line el 5 de enero de 2016
partir de esta distinción se proponen estrategias para el diagnóstico diferencial dentro del contexto de
evaluación psicológica forense español con arreglo a la Ley Orgánica 1/2004. Una adecuada intervención
Palabras clave: del perito psicólogo en este ámbito contribuiría a ajustar la medida judicial a las necesidades del grupo
Violencia de pareja coactiva
familiar y evitaría una excesiva intervención del Derecho Penal en cuestiones propias del Derecho de
Violencia de pareja situacional
Ley Orgánica 1/2004
Familia. Se sugieren algunas vías de actuación derivadas de la buena práctica en este ámbito.
Evaluación psicológica forense © 2015 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un
Derecho penal artı́culo Open Access bajo la CC BY-NC-ND licencia (http://creativecommons.org/licencias/by-nc-nd/4.
Derecho de familia 0/).

Different forms of intimate partner violence: Implications for forensic


psychological assessment in the Spanish legal context

a b s t r a c t

Keywords: In the present paper we address the issue of the intimate partner violence from scientific research data.
Coercion in intimate partner violence Two basic kinds of violence are described: coercive violence and situational violence (associated with
Situational couple violence managing everyday problems or with how to manage breakup). From this distinction, strategies for
Organic Law 1/2004
differential diagnosis in the context of Spanish forensic psychological assessment according to Organic
Forensic psychological evaluation
Law 1/2004 are proposed. Expert psychologist’s appropriate intervention in this field would help to
Criminal law
Family law adjust the judicial measure to the current needs of the family, and would avoid excessive intervention
of Criminal Law in issues and conflicts that are more suitable for Family Courts. Suggestions for good
practice in this field are commented on.
© 2015 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open
access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).

Diversas investigaciones coinciden al señalar una mayor per- de las personas que se separan, según algunos estudios, vuelven
cepción subjetiva de bienestar en aquellas personas que viven en a vivir en pareja, dependiendo de su edad, sexo y circunstancias
pareja (Proulx, Helms y Buehler, 2007; Hervás, 2009). De hecho, la (Capafóns y Sosa, 2011).
convivencia en pareja sigue siendo la opción prioritaria de las per- Sin embargo, la pareja también es un contexto donde suelen
sonas (Labrador, 2015). En este sentido, hasta el noventa por ciento aparecer desavenencias y fuertes conflictos y, por ello, se puede
convertir en uno de los estresores psicosociales de mayor mag-
nitud para el ser humano (Holmes y Rahe, 1967). No en vano
∗ Autor para correspondencia. Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de un alto porcentaje de personas que solicitan ayuda psicológica
Madrid. atribuyen el origen de su malestar al deterioro de su relación de
Correo electrónico: jmvforensic@yahoo.es (J.M. Muñoz). pareja (Liberman, Wheeler, Visser, Kuehnel y Kuehnel, 1987). La

http://dx.doi.org/10.1016/j.apj.2015.10.001
1133-0740/© 2015 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artı́culo Open Access bajo la CC BY-NC-ND licencia (http://
creativecommons.org/licencias/by-nc-nd/4.0/).
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J.M. Muñoz, E. Echeburúa / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12 3

investigación también ha relacionado los problemas de pareja, y abarca a todas las capas sociales y que afecta a todas las edades y a
en concreto la ruptura de la misma, con el suicidio, principalmente ambos sexos (Rodríguez-Biezma, 2007).
en varones (Krug, Dahlberg, Mercy, Zwi y Lozano, 2002). Las La violencia de pareja hace alusión a la violencia física, sexual y
características de las relaciones sentimentales podrían explicar psicológica entre personas relacionadas de manera íntima, al mar-
esta situación: afecto y placer intensos, grandes expectativas y gen de su estado civil, orientación sexual o estado de cohabitación
mucho esfuerzo invertido (Martínez, 2013). (Arias y Ikeda, 2008; McLaughlin, O’Carrol y O’Connor, 2012) y
Si bien no existen estudios rigurosos sobre la incidencia y pre- puede aparecer en toda clase de parejas (heterosexuales y homose-
valencia de los problemas de pareja, el incremento del número xuales), en distintos momentos de la relación (inicio, consolidación
de rupturas puede orientarnos sobre la magnitud del fenómeno y ruptura) y en edades cada vez más tempranas (Loinaz, Ortiz-Tallo,
(Capafóns y Sosa, 2011). Sánchez y Ferragut, 2011).
La conducta violenta en este contexto, a tenor de los datos arro- De especial interés para la intervención del psicólogo forense va
jados por diversas investigaciones, tiene índices de prevalencia a ser la violencia psicológica. Además, la violencia física y sexual
elevados (Archer, 2000; Stith y McCollum, 2011). La mayoría de también lleva implícita un abuso psicológico hacia la víctima. La
estos estudios provienen de Estados Unidos, Inglaterra y Canadá violencia psicológica se va a caracterizar por ser la que más gra-
y las cifras varían ampliamente. La National Youth Survey (NYS), ves consecuencias tiene para la víctima, por ser la más habitual y la
analizando parejas jóvenes, aporta cifras muy altas para la preva- más compleja en detectar, por la multivariedad de formas de expre-
lencia anual: entre el 20-37% para la violencia del hombre contra sión que pueden darse de forma simultánea (Hirigoyen, 2006).
la mujer, y entre el 28-48% para la violencia de las mujeres hacia Entre las conductas de abuso psicológico en la relación de pareja
los hombres. Otros estudios dan cifras de prevalencia de la violen- se han señalado las siguientes: aislamiento, intimidación, uso de
cia contra mujeres y hombres adultos de todas las edades entre el amenazas, confundir cognitivamente a la víctima, abuso emocional,
8-12%. La enorme variabilidad de datos puede explicarse por la uti- sometimiento económico, utilización de los menores, acoso, etcé-
lización de muestras y procedimientos de investigación diferentes tera (Labrador, Paz, De Luis y Fernández-Velasco, 2004; Porrúa et al.,
(Fontanil et al., 2005). 2010). Estudios sobre violencia en parejas jóvenes muestran que las
Si se atiende a las diferentes formas de violencia, los estudios agresiones psicológicas tienden a producirse en los momentos ini-
estiman una frecuencia para la violencia física entre un 9-51%; res- ciales de la relación y deben ser tenidas en cuenta como variables
pecto a la violencia psicológica, algunos estudios sitúan las tasas de riesgo en otros tipos de comportamientos violentos (González
en niveles aún más altos; la violencia sexual, por su parte, ha sido et al., 2007; González y Santana, 2001; Rubio-Garay, Carrasco, Amor
menos estudiada (Rodríguez-Biezma, 2007). En general, las agresio- y López-González, 2015). Otros estudios, señalan a la violencia psi-
nes físicas leves y las agresiones psicológicas son las que obtienen cológica como un predictor significativo de la violencia física en las
mayores prevalencias. Atendiendo a la variable de género, para relaciones de pareja (Salis, Salwen y O’Leary, 2014).
la violencia física y la violencia psicológica, que es la más preva- La violencia de pareja no es un fenómeno uniforme. De hecho,
lente de todas, las tasas son similares en ambos sexos y para la se han propuesto distintas tipologías de violencia en las relaciones
violencia sexual aparecen mayores tasas de ejecución de este tipo de pareja. Una de las más desarrolladas, y que será la seguida por
de agresión en hombres, así como mayor proporción de mujeres los autores en este trabajo, ha sido la propuesta por Johnson (2006,
como víctimas (Labrador, Paz, Alonso y Fernández-Velasco, 2012). 2008, 2011), que atendiendo al grado de control ejercido, distingue,
En el reciente estudio realizado en población española por Graña y básicamente, dos tipos de violencia de pareja:
Cuenca (2014) con parejas heterosexuales adultas se encontró que
la violencia bidireccional de carácter psicológico era la que mayor
a) Violencia controladora coactiva o terrorismo íntimo. Se trata de
presencia tenía (80% frente al 25% de violencia física), siendo la vio-
un patrón relacional estable dentro de la pareja, que se mantiene
lencia reportada de escasa gravedad. Las parejas más jóvenes y las
e incluso aumenta de gravedad tras la ruptura de la relación.
que llevaban menos tiempo de relación eran las que informaban
Frente a esta forma de violencia puede aparecer la resistencia
de mayores tasas de violencia. La diversidad de datos arrojados
violenta por parte del otro miembro de la pareja. Aunque el
por las distintas investigaciones podría explicarse atendiendo a
autor señala que puede darse de forma bidireccional (control vio-
diversos factores: a) las distintas definiciones utilizadas, b) las dife-
lento mutuo), lo asocia principalmente a la violencia por razón
rentes muestras empleadas, c) la metodología diversa y d) los datos
de género, siendo el hombre el que mayoritariamente ejercería
analizados en los distintos estudios (González, Muñoz-Rivas, Peña,
el terrorismo íntimo, y la mujer la resistencia violenta.
Gámez y Fernández, 2007).
b) Violencia situacional. Se trata de un patrón de conducta violenta
La magnitud del fenómeno hace que desde hace unos años sea
episódica o reactiva, asociada a la gestión de situaciones críti-
considerado un problema de salud pública, dado su impacto sobre
cas en la pareja. Su incidencia y el riesgo en general disminuyen
la morbilidad y mortalidad de la población (Arias y Ikeda, 2008).
tras la ruptura, aunque en algunas ocasiones puede mantenerse
Lejos de la visión institucional y del discurso “políticamente
y aumentar tras la separación. Atendiendo a esas situaciones
correcto”, que presenta esta fenomenología violenta de forma uni-
críticas, se puede dividir este tipo de violencia en:
forme y monocausal, los datos provenientes de la investigación
b1) Violencia situacional asociada a los conflictos de pareja.
científica apuntan a un fenómeno heterogéneo y multicausal.
b2) Violencia situacional asociada a la gestión de la ruptura
El presente artículo pretende sintetizar los datos más relevantes
de pareja.
en relación a las distintas formas de violencia dentro de la pareja, así
como ponerlos en relación con la intervención del psicólogo forense
en el ámbito penal, con arreglo a la Ley Orgánica 1/2004, tal como La violencia coactiva supone el 11% de la violencia de pareja en
es demandado por algunos autores (Graña y Cuenca, 2014; Kelly y muestras comunitarias, mientras la situacional supone el 89%. En
Johnson, 2008). el caso de las muestras judiciales, el 29% de la violencia denun-
ciada es situacional, mientras el 68% es coactiva. Por último, en las
muestras de mujeres maltratadas (casas de acogida) el 19% es situa-
La violencia de pareja: definición y tipología cional y el 79% coactiva (Johnson, 2006). Una posible explicación a
esta disparidad de datos es que al contexto jurídico y de protec-
Según las últimas investigaciones, el uso de la violencia en las ción llega la violencia más grave, que suele ser la violencia coactiva
relaciones de pareja es un fenómeno universal, heterogéneo, que controladora.
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4 J.M. Muñoz, E. Echeburúa / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12

Straus y Gozjolko (2007), tomando en cuenta datos diádicos, proceso de victimización se caracteriza por que el agresor crea un
encontraron una baja prevalencia en población general de violen- estado de tensión emocional permanente sobre la víctima (vivencia
cia coactiva controladora o terrorismo íntimo frente a la violencia de miedo y terror) que conduce a su destrucción como persona. El
situacional, y el carácter mayoritariamente bidireccional que tienen mecanismo principal de acción por parte del agresor es el abuso psi-
ambas. cológico, que podrá o no derivar en violencia física. Es el prototipo
En nuestro país, las tasas de prevalencia de la violencia de pareja social de violencia de pareja y sobre el que se centra la intervención
cuando se analizan muestras judiciales reflejan un fenómeno ejer- legislativa y judicial.
cido mayoritariamente por hombres sobre mujeres (Echeburúa y Ambos sexos pueden ejercer violencia para dominar y contro-
Redondo, 2010). Sin embargo, cuando se recurre a muestras comu- lar al otro miembro de la pareja (Cáceres, 2011; Straus y Gozjolko,
nitarias, la violencia en las relaciones de pareja es cometida por 2007; Hamberger, 2005). De hecho, este tipo de dinámica relacional
igual por ambos sexos, o incluso, en el caso de la violencia psi- puede darse en cualquier interacción interpersonal continuada en
cológica, más por mujeres (Graña y Cuenca, 2014). Esta situación el tiempo. Un factor que facilita su instauración es el desequilibrio
ha sido replicada en estudios internacionales (Desmarais, Reeves, de poder entre el agresor y la víctima (Rodríguez-Carballeira et al.,
Nicholls, Telford y Fiebert, 2012; Esquivel-Santoveña y Dixon, 2012; 2005).
Straus, 2011, 2015). Esta disparidad de datos, dependiendo del tipo La exposición a este tipo de victimización tiene graves con-
de muestra, se comprende porque en el contexto legal español secuencias para el miembro de la pareja que la sufre, con
violencia de pareja es sinónimo de violencia de género, donde, independencia de su sexo y la orientación sexual, si bien, el impacto
por definición, el agresor siempre es hombre y la víctima mujer para la salud ha sido mayoritariamente estudiado en la mujer
(Andrés-Pueyo, 2009). El peso de la perspectiva de género en el (Nowinski y Bowen, 2012; Siemieniuk, Krentz, Gish y Gill, 2010).
estudio de la violencia de pareja ha sido duramente criticado por Las consecuencias psicológicas de este tipo de violencia son más
diferentes autores, que consideran que ha limitado el tratamiento frecuentes y graves que las físicas, salvo casos excepcionales como
del fenómeno por la comunidad científica, ha sesgado la investiga- los de muertes o lesiones graves (Labrador, Fernández-Velasco y
ción realizada desde su óptica (preguntando únicamente a la mujer Rincón, 2010). En los diversos estudios realizados con mujeres
por su experiencia victimizante y al hombre por su conducta vic- maltratadas se detectan altas tasas de trastorno de estrés postrau-
timizadora) y ha condicionado el tratamiento jurídico en muchos mático y de depresión, así como trastornos de ansiedad y problemas
países (para una revisión véase Pereda y Tamarit, 2013). de abuso de sustancias. También se ha señalado una alta frecuen-
No obstante, las consecuencias de este tipo de violencia son más cia de problemas de autoestima, inadaptación social e ideación
graves sobre la mujer víctima que sobre el hombre víctima. Así, en autolítica (Amor, Echeburúa, Corral, Zubizarreta y Sarasua, 2002;
la mayoría de los delitos de homicidio o lesiones graves la víctima Echeburúa, Corral, Amor, Zubizarreta y Sarasua, 1997; Labrador
es mujer (Holt, Buckley y Whelan, 2008). Esto, junto con el trata- et al., 2010; Walker, 2012). La sintomatología concreta aparece
miento que los medios de comunicación han hecho de los casos más recogida en la tabla 1.
graves, ha facilitado que se desarrolle una mayor sensibilización Estas graves consecuencias para el estado psicológico de la víc-
hacia la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja (Lila, tima son explicables por las características de este tipo de violencia:
2010; Medina, 2002). También influye en este sentido la percep- elevada frecuencia, intensidad, cronicidad, falta de predictibilidad
ción social de la mujer en relación a la violencia. Ser mujer significa y vinculación afectiva con el agresor. Este tipo de victimizacio-
ser considerada menos violenta y de menor riesgo para la implica- nes produce consecuencias psicológicas generalizadas, que se han
ción en conductas violentas, excepto por la influencia de factores agrupado en una entidad nosológica independiente (el trastorno de
externos (reacción defensiva, consumo de drogas, etcétera). Estos estrés postraumático complejo), aún no reconocida por el DSM-5,
sesgos no solo influyen en la sociedad en general, sino también en la que implicaría alteraciones en la percepción de sí mismo, de la afec-
reacción de jueces, tribunales y policías. En concreto, en el ámbito tividad y del mundo y que generaría una grave inadaptación de la
de la violencia de pareja se considera más a las mujeres víctimas víctima a los distintos ámbitos de su vida (personal, social, familiar
que posibles agresoras, siendo menos probable que se condene a y laboral) (Herman, 1992; Taylor, Asmundson y Carleton, 2006). Las
las mujeres detenidas por este delito (Loinaz, 2014). características clínicas de este trastorno se recogen en la tabla 2.

Violencia controladora coactiva o terrorismo íntimo


Violencia situacional asociada a conflictos de pareja
Se trata de un patrón de conducta violenta sistemático, unidi-
reccional, más o menos sutil, continuado y de intensidad creciente Esta violencia es fruto de la falta de habilidades de comunicación
(Rodríguez-Carballeira et al., 2005). La motivación del agresor es el y de estrategias adecuadas para afrontar los problemas surgidos en
control del otro miembro de la pareja, siendo la violencia un mero la relación de pareja, debido a carencias en el proceso de socializa-
mecanismo para llegar a este fin (Boira, Carbajosa y Lila, 2014). Este ción.

Tabla 1
Repercusiones psicológicas de la violencia de pareja controladora coactiva en la mujer víctima (elaboración propia a partir de Echeburúa y Corral, 1998; Villavicencio y
Sebastián, 1999; Labrador et al., 2004)

Sintomatologia ansiosa Sintomatología Otros Cambios en los esquemas cognitivos


depresiva

- RR de alerta y sobresalto permanentes - Apatía - Pérdida de autoestima - Sentimientos de vulnerabilidad


- Reexperimentación intrusiva - Indefensión - Pérdida de asertividad (pérdida de seguridad)
- Distintas RR fóbicas (agorafobia, - Sentimientos de - Consumo y hábitos tóxicos (estrategia - Pérdida de la confianza en sí misma
ataques de pánico, etc.) culpabilidad inadecuada de afrontamiento) - Desarrollo de tolerancia: mecanismos
- Dificultades de concentración - Ideación e intentos - Trastornos y estados disociativos de negación, minimización y
- Reactivación fisiológica ante EE autolíticos - Reacciones de rabia y hostilidad racionalización
relacionados con su vivencia - Alteraciones psicosomáticas (diversas - Desconfianza y miedo hacia los demás
victimizante consultas al médico de atención primaria) - Pérdida de la visión del mundo como
- Bloqueo en las estrategias de resolución un lugar justo
de problemas
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Tabla 2
Características clínicas del Trastorno de Estrés Postraumático Complejo (elabora-

-Problemas de
comunicación
ción propia a partir de López-Soler, 2008)
1. Alteraciones en la regulación del afecto y de los impulsos:

-Estrés
-Hijos
- desregulación y descontrol emocional

Otros
- conductas autodestructivas
- ideación suicida
- inapetencia sexual

de la frecuencia

-Ansiedad ante
- asunción excesiva de riesgos

el desempeño
-Disminución

las relaciones
y variedad de
2. Alteraciones en la atención y conciencia:

Sexualidad
- dificultades de atención y concentración

sexuales

sexual
- amnesia
- episodios disociativos transitorios y despersonalización
3. Alteraciones en la autopercepción:
- sentimientos de culpabilidad y vergüenza
- sentimientos de ineficacia

promiscuidad

- Infidelidad
- incomprensión

- Deseos de
Fidelidad
- minimización

y celos

- Celos

sexual
4. Alteraciones en la percepción del victimario (reacciones de adaptación
paradójica):
- aceptación
- dependencia

uno o de ambos
- Cambio en las
necesidades de

- Reducción de
atractivo físico
- incorporación de su sistema de creencias

- Descuido del
psicosociales

contextuales
personales o
5. Alteraciones en las relaciones interpersonales:

- Cambios
- desconfianza

la pasión
Cambios

súbitos
- sensación de vulnerabilidad y peligro
6. Somatizaciones y problemas médicos
7. Alteraciones en los esquemas mentales (sistema de significados):
- desesperanza acerca del mundo y el futuro
- sentimientos de equidad

falta de equidad
- pérdida del sentimiento de seguridad e invulnerabilidad

fundamental de

- Percepción de
Distorsiones
perceptivas

atribución
- Error
La relación de pareja pasa a lo largo del tiempo por diferen-
tes etapas (Yela, 2000): a) fase de enamoramiento (intensa pasión
–atracción física y expectativas románticas– y deseo sexual), b) fase

autorrevelaciones
habilidades en la

- Falta de apoyo
reciprocidad de
Déficits o faltas

de amor romántico-pasional (estabilidad de la pasión, desarrollo

emocional y/o

colaboración
de una fuerte intimidad y desarrollo del compromiso) y c) fase de
solución de

profesional
problemas

domestica
- Falta de

- Falta de

- Falta de
amor compañero (descenso de la pasión, aumento de la intimidad
y aumento del compromiso). Alcanzada esta última etapa, la rela-
ción de pareja puede consolidarse y estabilizarse o puede comenzar,
antes o después, a deteriorarse, lo que se acentúa si hay un déficit de

grado de compromiso e
- Diferencias en valores

sentimientos amorosos
habilidades en el proceso de comunicación. En la tabla 3 se recogen

- Discrepancias en la
asunción de tareas y
- Actitudes dispares
- Intereses distintos

- Diferencias en los
las principales fuentes de conflicto en la relación de pareja.
- Diferencias en el

- Diferencias en el

responsabilidades
- Diferencias en la
percepción de los
respecto a temas
Fuentes de conflicto en las relaciones de pareja (elaboración propia a partir de Yela, 2000)

Por otra parte, en muchas ocasiones las parejas ponen en marcha


fundamentales

independencia
estilo amoroso
importantes
individuales

estrategias inadecuadas de resolución de conflictos, lo que contri-


Diferencias

problemas

deseados
buye a aumentar las fricciones entre ellos. En estos casos mezclan
en sus discusiones toda una gama de otros problemas secundarios e
irrelevantes que suelen ser fuente habitual de conflicto. El discurso
se convierte en una larga lista de acusaciones, reproches y críti-
derivados de la

cas mutuas que les apartan de sus objetivos prioritarios (Labrador,


de discusiones
- Habituación
- Incremento
convivencia

2015).
Problemas

- Rutina

Este tipo de violencia de pareja es el más común y puede ser


unidireccional o bidireccional. El recurso a la violencia suple los
déficits de comunicación y de gestión de conflictos. Estas estrate-
gias erosionan la relación y facilitan la consolidación y escalada de
entre las presiones

la violencia. La gravedad de la violencia dependerá del tiempo en


- Contradicción

- Contradicción

biológicas y las
Constricciones

que la pareja se mantenga en este tipo de dinámica y del balance


entre valores
socialmente

histórico de la relación.
aceptados
sociales

sociales

Estas dinámicas relacionales disfuncionales actúan como fuente


de estrés y, por tanto, pueden originar o agravar una alteración
mental (Cáceres, 2012; Capafóns y Sosa, 2011). Sin embargo, este
tipo de violencia es susceptible de tratamiento en terapia de pareja
relaciones afectivas y
descubiertas durante

- Inmadurez afectiva

con buen pronóstico, tanto para reorientar la relación como para


previos de la relación

- Incompatibilidades

- Inexperiencia en
enamoramiento y
- Confusión entre

facilitar la ruptura de una manera adaptativa (Labrador, 2015).


estereotipadas
la convivencia

- Expectativas

sexuales

Violencia situacional asociada al proceso de separación


Aspectos

amor
Tabla 3

Este tipo de violencia hace referencia a acciones violentas ais-


ladas derivadas del estrés que supone el proceso de ruptura.
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6 J.M. Muñoz, E. Echeburúa / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12

Normalmente no existen antecedentes de violencia en la relación, sentimientos de venganza, la derivación de ambos a un proceso de
sino que esta aparece por una inadecuada elaboración del proceso mediación puede ayudarles a gestionar adecuadamente su proceso
de ruptura en uno o en ambos miembros de la pareja. de ruptura (Bolaños, 2008).
El proceso de recuperación después de una ruptura de pareja no
suele ser fácil ni rápido. La ruptura de pareja supone una enorme
fuente de pérdidas, muchas de ellas proyectos vitales importantes La violencia de pareja en el contexto legal español: la Ley
para la persona: un estilo de vida, la convivencia familiar, la seguri- Orgánica (LO) 1/2004 de Medidas de Protección Integral
dad financiera, la estabilidad emocional, el libre acceso a los hijos, contra la Violencia de Género
etcétera. En definitiva, la separación supone afrontar un enorme
número de cambios, lo que es fuente de desorientación y ansiedad, En la LO 1/2004 el legislador adopta la perspectiva feminista
que puede requerir de un período de recuperación de hasta dos para explicar la violencia de pareja (Cerezo, 2010) y elabora una
años (Serrat-Valera y Larrazábal, 2008). ley cuyas características principales pueden resumirse así (Ramón-
Entre las variables predictoras de la adaptación al proceso de Ribas, 2013; Subijana, 2009):
ruptura figuran el desenlace (peor si es repentino), el motivo de
la ruptura (peor si la decisión es unilateral, el otro miembro de
- El sujeto activo de la violencia, es decir, quien la practica, debe ser
la pareja sigue enamorado y el precipitante es una tercera per-
un hombre.
sona), los propios recursos (económicos, psicológicos y redes de
- El sujeto pasivo de la violencia, es decir, quien la sufre, debe ser
apoyo), la duración de la relación (peor cuanto más larga), el grado
una mujer.
de implicación en la relación (peor cuanto mayor fuera), el grado
- Entre ambos debe existir actualmente, o haber existido en el
de satisfacción amorosa (peor cuanto mayor fuera) y la calidad de
pasado, una relación de afectividad: deben ser, o haber sido, cón-
la relación posterior con la expareja (peor cuanto peor sea). En fun-
yuges o estar, o haber estado, ligados por relaciones similares de
ción de la interacción de esas variables, la ruptura de la relación
afectividad.
puede ser más o menos fácil de elaborar (Yela, 2000).
- No es preciso que haya habido convivencia entre hombre y mujer.
En mayor o menor medida las personas expuestas a un pro-
- La violencia ejercida por el hombre sobre la mujer debe ser mani-
ceso de ruptura experimentan algunas reacciones emocionales
festación de la discriminación, de la situación de desigualdad y de
negativas, tales como incredulidad, malestar emocional y físico,
las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres (art. 1 LO
sentimientos de fracaso, ira, culpa y pérdida de autoestima
1/2004). Es decir, esta violencia debe ser practicada por razón de
(Cáceres, 2012; Serrat-Valera y Larrazábal, 2008).
género. Sin embargo, a la hora de regular la tutela penal (arts. 36 a
La presencia de desajustes en la personalidad del miembro de
39 principalmente), no se hace mención expresa a este requisito.
la pareja que se siente más perjudicado por la ruptura puede difi-
Esta situación ha provocado disparidad en la interpretación jurí-
cultar la evolución adaptativa del proceso de separación. Se pueden
dica de la norma, con jurisprudencia no pacífica al respecto por
crear así dinámicas violentas de carácter unidireccional que pueden
parte de las distintas Audiencias Provinciales. Ello ha derivado
llegar a alcanzar elevados niveles de intensidad. Perfiles de perso-
de las propias controversias del Tribunal Supremo. Así, existen
nalidad como el paranoide, límite o narcisista, tendentes a generar
sentencias de este Órgano donde no se exige la constatación de
distorsiones cognitivas respecto a la intencionalidad de las con-
este fin último (Sentencias 654/2009, 1177/2009), mientras que
ductas del otro y actitudes hostiles, facilitan la experimentación
en otras sí (Sentencias 703/2010, 807/2010, 1376/2011).
de intensas emociones negativas que llevan a la conducta violenta
(Esbec y Echeburúa, 2010). En definitiva, la causa de esta violen-
cia son los sentimientos de rencor y venganza y la obsesión de Cualquier delito violento (homicidio, asesinato, lesiones, deten-
ocasionar daño al otro miembro de la pareja. Esta violencia puede ción ilegal, coacciones o amenazas) es susceptible de ser un delito
presentarse al principio de la separación o en momentos posterio- de violencia de género cuando su expresión cumpla los requisi-
res, asociada a algún cambio en la vida de la expareja, tal como tos exigidos en el art. 1 de la LO 1/2004. Sin embargo, a partir
una nueva relación, la solicitud de la custodia de los hijos o el éxito de la citada ley aparecen en el Código Penal (CP) específicamente
social o profesional. Así, hasta el 50% de las mujeres y el 33% de los caracterizados como delitos de violencia de género los siguientes
hombres pueden continuar sintiendo ira y rencor hacia su expareja (Ramón-Ribas, 2013):
diez años después de la ruptura (Serrat-Valera y Larrazábal, 2008).
En estos casos es importante estar atentos a la posible instrumen-
- El delito de lesiones leves o maltrato de obra del artículo 153.1 CP
talización de denuncias penales, a veces involucrando también a
- El delito de lesiones del artículo 147.1 CP
los menores, como una forma más de expresión de esa violencia
- El delito de amenazas leves del artículo 171.4 CP
(Pereda y Arch, 2009).
- El delito de coacciones leves del artículo 172.2 CP
Este tipo de dinámicas relacionales post-ruptura tienen alta
- El delito de lesiones del artículo 148.4 CP
potencialidad para desestabilizar el estado psicológico del miem-
bro de la pareja diana de la venganza del otro. Las víctimas perciben
esta situación como especialmente estresante, pudiendo aparecer Los artículos 153.1, 171.4 y 172.2 tipifican como delitos con-
síntomas relacionados con cuadros de estrés y ansiedad. Por otra ductas violentas de escasa entidad, definidas en el Código Penal
parte, el discurso del miembro agresor gira en torno al perjuicio como leves (fuera del contexto de la violencia de género son consi-
generado por su expareja, trasladando una profunda animadver- deradas como faltas). Los artículos 147.1 y 148.4 tipifican lesiones
sión emocional hacia ella, y no incluye ningún aspecto positivo de de relativa gravedad. No se agravan en el contexto de violencia de
la relación vivida, devaluando así la relación globalmente: diná- género las lesiones graves descritas en los artículos 149 y 150 del
mica interpersonal, parentalidad, profesionalidad, ámbito sexual, CP. En definitiva, la LO 1/2004 en materia penal agrava las lesio-
etcétera. Si existen hijos, en muchos casos se detectan actitudes y nes leves para ofrecer una intervención eficaz, rápida y expeditiva
conductas tendentes a debilitar la relación parento-filial con el otro en el ámbito de la violencia de género, para lo cual era preciso
progenitor (Muñoz, 2010). En definitiva, estas personas focalizan su configurar como delito lo que hasta entonces era una simple falta
atención y energía vital en cómo hacer daño a su expareja. (Ramón-Ribas, 2013).
Cuando no existe un desajuste clínicamente significativo en nin- Recientemente se han producido reformas legales que han afec-
guno de los miembros de la pareja que facilite el anclaje en esos tado a la violencia de género:
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a) La reforma del Código Penal ha introducido modificaciones en de víctimas (mujeres y menores) como del agresor (Lorente, 2007).
relación a la violencia de género, dirigidas a aumentar la protec- Sin embargo, en la práctica forense se demandan tanto valoraciones
ción de las víctimas. Entre estas reformas cabe destacar (Magro, específicas de un aspecto determinado (daño psíquico en las víc-
2015): se incorpora el género como agravante 4 del art. 22, se timas, valoración de eximentes de responsabilidad criminal en los
incluyen las lesiones de menor gravedad en el art. 153.1 y se agresores o predicción del riesgo de reincidencia en estos) como un
regulan los matrimonios forzados (art. 172bis) y los delitos de estudio forense integral (Consejo General del Poder Judicial, 2013).
acecho (art. 173ter) y de sexting (art. 197.7). En un estudio de la UVFI de Guipúzcoa referido a 2010 en
b) También la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial el ámbito penal, las demandas psicológicas se distribuyeron de
introduce cambios en materia de violencia de género. Así, se la siguiente forma (Álvarez, Baigorri, Gutiérrez e Iturriza, 2012):
ampliarán a dos o más las jurisdicciones de los Juzgados de evaluación de mujeres denunciantes (51.2%), hijos (11.3%) y hom-
Violencia sobre la Mujer en un intento de que la respuesta espe- bres denunciados (37.5%). Respecto a las mujeres denunciantes, el
cializada llegue al mayor número de víctimas posibles (apartado objeto de la demanda pericial giró en torno a la valoración del daño
2 del art. 87bís). Se extenderán las competencias de estos juz- psíquico (28.6%) y a la valoración de la credibilidad del testimonio
gados a los delitos de revelación de secretos y a los delitos de (8.6%). En cuanto a las valoraciones de los hijos, se demandó afecta-
injurias (modificación de las letras a) y d) del apartado 1 del art. ción psicológica o psicosocial (10.5%) y credibilidad del testimonio
87ter), así como conocerán del delito del quebranto recogido en (0.8%). Y respecto a la exploración de los imputados, se solicitó cre-
el art. 468 del CP (se añade la letra g) al apartado 1 del art. 87ter) dibilidad del testimonio (4.7%), imputabilidad (12.1%) y riesgo de
(véase BOE n◦ 174). reincidencia (20.7%). En un 14% de las demandas se solicitó una
c) La reforma de la Ley de Protección a la Infancia y a la Adolescencia valoración integral.
reconoce como víctimas directas a los hijos de las mujeres que La acreditación de los hechos resulta especialmente compleja
sufren violencia de género y recuerda a los jueces que siempre cuando la violencia denunciada es psicológica. Esto es así por dife-
deben pronunciarse sobre las medidas cautelares que les afecten rentes motivos (Navarro, Navarro, Vaquero y Carrascosa, 2004):
(modificación del artículo 1.2 de la LO 1/2004) (véase BOE n◦
180). - El delito se produce en la mayoría de los casos en la intimidad de
la pareja, es decir, sin testigos. Por ello, la única prueba de cargo
con la que va a contar el juez son las declaraciones contradictorias
La evaluación pericial psicológica dentro del contexto de la de denunciante y denunciado.
Ley Orgánica 1/2004 - Cuando la violencia ejercida es de tipo controladora coactiva, la
posibilidad de deterioro psicológico de la víctima es alta. En estos
En la LO 1/2004 el legislador aborda como parte del tratamiento casos las mujeres pueden adoptar una actitud pasiva que limita
jurídico de la violencia de género la tutela judicial, creándose así la acción probatoria, sin aportar datos fácticos útiles durante la
los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, que entran en vigor el 28 instrucción.
de junio de 2005. Estos juzgados tienen competencia en materia - La peculiar relación de afectividad entre la víctima y el victima-
civil y penal y se crean con la premisa básica de la especificidad rio. Los sentimientos de amor y cariño hacia el agresor explican
que supone este tipo de violencia: su incidencia, las graves conse- la minimización que las víctimas hacen de los comportamien-
cuencias que provoca y las complejas dinámicas relacionales que tos violentos de este y la generación de esperanza de cambio.
se mantienen y persisten a lo largo del tiempo entre los afectados Esta situación explica la ambivalencia respecto a la denuncia que
(Castillejo, 2009). presentan algunas víctimas así como el elevado número de retrac-
El fin último de la prueba pericial es ayudar al juzgador al esta- taciones (por ejemplo, retirar la denuncia en la fase de instrucción,
blecimiento de la verdad, esto es, acreditar la ocurrencia o no del acogerse a la dispensa de la obligación de declarar contra el acu-
maltrato denunciado por la mujer. Además, tiene interés para deli- sado o retractarse de su declaración inicial). Otras situaciones que
mitar el alcance del daño psíquico de la víctima y, por ende, fijar pueden explicar este fenómeno son la creación de una vinculación
las indemnizaciones, así como para adoptar medidas de protección de dependencia emocional con el agresor, el miedo a las reper-
hacia esta, atendiendo a la probabilidad de reincidencia del agre- cusiones posteriores, la dependencia económica, el temor ante la
sor. La prueba pericial psicológica en este ámbito también resulta de situación administrativa irregular y el riesgo de expulsión en víc-
interés para apreciar posibles causas de eximente de responsabili- timas extranjeras o el deseo de no perjudicar a los hijos (Guía de
dad criminal del maltratador o para el establecimiento de medidas Criterios de Actuación Judicial frente a la Violencia de Género, del
alternativas (Montero de Espinosa, 2008). Consejo General del Poder Judicial, 2013).
A partir de la disposición adicional segunda de la LO 1/2004, se
crean las Unidades de Valoración Forense Integral (UVFI), adscritas Además, la violencia psicológica no deja un daño fácilmente per-
a los Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Dichas unidades están ceptible (no produce señales externas en la víctima), por lo que
formadas por un equipo multidicisplinar compuesto por médico, sus consecuencias son más difíciles de objetivar (Guija, 2009). Asi-
psicólogo y trabajador social forenses. En la actual reforma de la LO mismo el impacto psíquico es fácil de enmascarar por la víctima
del Poder Judicial se recoge que dichas unidades formarán parte de (disimulación o atribución a otras causas), lo que es relativamente
los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses (art. 479.3). habitual en este tipo de procesos de victimización (Cobo, 2006). De
Se ha propuesto una estructuración de la intervención de estos ahí que en ocasiones se la denomine violencia “invisible” (Porrúa
dispositivos forenses en torno a seis ejes (eje I: el hecho denunciado, et al., 2010).
eje II: el clima violento, eje III: el riesgo de nuevas agresiones y de
muerte homicida, eje IV: las medidas de protección, eje V: valora- Diseño del proceso de evaluación pericial psicológica
ciones específicas y eje VI: los casos de muerte) para que la prueba
se adapte a las solicitudes del operador jurídico demandante (Cobo, Atendiendo al marco legal diseñado por la LO 1/2004, entende-
2006). mos que la intervención del psicólogo forense en este campo debe
A efectos de soslayar la limitación derivada de centrarse úni- versar sobre la valoración de la dinámica relacional denunciada y
camente en la agresión puntual que da lugar al procedimiento en su compatibilidad con lo que la bibliografía denomina violencia
cuestión, el sentido inicial de la prueba pericial en la LO 1/2004 era coactiva controladora por razón de género. Las agresiones se inter-
la valoración integral del caso, que implicaría las evaluaciones tanto pretan así como una estrategia para perpetuar la supremacía y el
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8 J.M. Muñoz, E. Echeburúa / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12

poder masculino o para corregir las diferencias de poder percibido La ponderación de la capacidad traumática de los hechos denun-
y restaurar el orden tradicional (Ferrer y Bosch, 2014). ciados implica atender a patrones de frecuencia, intensidad y
El proceso de evaluación pericial debe regirse por la genera- duración de la violencia, grado de humillación vivenciado por la
ción y falsación de hipótesis en relación a la dinámica relacional de mujer y afectaciones múltiples derivadas de esa relación victimi-
pareja que describen los implicados en el proceso (denunciante y zante (por ejemplo, maltrato de sus hijos o miembros de su familia
denunciado). En este sentido, el perito debe partir de una hipóte- extensa, maltrato de animales de compañía, daño de objetos de
sis y la contraria: H1 , los hechos denunciados corresponden a una valor sentimental, etcétera).
dinámica relacional de pareja violenta y H2 , los hechos denuncia- Como metodología, se sugiere la utilización de la entrevista
dos no corresponden a una dinámica relacional violenta. No seguir pericial psicológica semi-estructurada (con estrategia directa e
este procedimiento aumenta el riesgo de caer en el sesgo confirma- indirecta de recogida de información) y posteriormente la adminis-
torio en relación a la hipótesis de partida (profecía autocumplida o tración de cuestionarios creados o adaptados al contexto español,
efecto Pigmalión). Siguiendo el método de falsación, el perito ana- como la Conflict Tactics Scale Revised (CTS-2; Loinaz, Echeburúa,
lizará todas las hipótesis formuladas a partir de la recopilación y Ortiz-Tallo y Amor, 2012) y el Cuestionario de Aserción en la Pareja
análisis de los datos recogidos en el proceso de evaluación psico- (ASPA; Carrasco, 1998), lo que permitirá completar la información
lógica forense y que deberá diseñar en función de las mismas. Para aportada por los peritados. Estos cuestionarios carecen de esca-
el caso que cobre peso la primera de las hipótesis, el perito deberá las de control de respuesta, por lo que tienen el mismo valor que
concretar ante qué tipo de violencia de pareja se encuentra: vio- las referencias aportadas por los evaluados. Por lo tanto, se hace
lencia controladora coactiva o violencia situacional (asociada a los necesario para el perito psicólogo contrastar la información con dis-
conflictos de pareja o asociada a la gestión de la ruptura de pareja). tintas fuentes, por ejemplo, con un exhaustivo análisis de los datos
En el caso de la primera, deberá explicar la motivación del agre- obrantes en el expediente judicial (por ejemplo, atestados poli-
sor (violento por razón de género o aserción de poder o violento ciales, denuncias previas, declaraciones, historia clínica, informe
por compensación; más adelante se describen las características médico forense, etcétera).
de cada uno de estas motivaciones agresoras). En el caso de la mujer denunciante, se sugiere también la utiliza-
Se proponen las siguientes áreas de exploración pericial psicoló- ción de algún cuestionario específico como, por ejemplo, la escala
gica para recopilar los datos necesarios para el proceso de falsación para evaluar el maltrato a la mujer por parte de su pareja (APCM;
de hipótesis descrito: Matud, Carballeira y Marreno, 2001).
En algunos protocolos de evaluación pericial psicológica en esta
área se propone la valoración de la descripción de la relación de
1. Evaluación de la dinámica relacional de pareja.
pareja aportada por la mujer denunciante en términos de credi-
2. Evaluación del estado mental de la denunciante, así como su rela-
bilidad (por ejemplo, Arbach y Álvarez, 2009; Asensi, 2008). Si se
ción con la dinámica relacional de pareja descrita. Atendiendo a
atiende al trabajo de Álvarez et al. (2012), parece que los operado-
los datos de la bibliografía, la huella psicopatológica es diferen-
res jurídicos se han hecho eco de esta posibilidad en sus demandas
cial para cada uno de los tipos de violencia sufrida. Lo que resulta
forenses. No obstante, y a pesar de existir algunas propuestas de
más probable es encontrar desajustes psicológicos más graves en
protocolización al respecto (por ejemplo, GAT-VIG de Juárez, Mateu
las víctimas de violencia controladora coactiva.
y Sala, 2007), la investigación proveniente de la psicología del tes-
3. Evaluación del estado mental del agresor y de su funcionamiento
timonio es contundente en este sentido, al señalar que la ciencia
psicológico, así como de su relación con la dinámica relacio-
psicológica carece de instrumentos fiables y válidos para analizar
nal de pareja. Los datos provenientes de la investigación nos
el testimonio de personas adultas (Köhnken, Manzanero y Scott,
indican que los agresores sentimentales sistemáticos presentan
2015). Las experiencias vitales y la capacidad cognitiva de una per-
déficits en distintas áreas de su funcionamiento psíquico (Amor,
sona adulta imposibilitan este tipo de valoraciones (Diges, 2010;
Echeburúa y Loinaz, 2009; Echeburúa, Amor y Corral, 2009). Sin
Manzanero, 2010). El uso de esta metodología compromete una
embargo, atendiendo a nuestro marco legal (art. 1 LO 1/2004),
práctica técnica y deontológica correcta (art. 18 CD), de graves
la base del estilo interaccional violento del agresor sentimental
consecuencias para los usuarios de la Administración de Justicia
sistemático por razón de género está en la presencia de esque-
(Vázquez-Rojas, 2014; Manzanero y Muñoz, 2011).
mas cognitivos sexistas y misóginos adquiridos por la educación
patriarcal (Expósito y Ruiz, 2010).
Evaluación del estado mental de la denunciante y su relación con
Evaluación de la dinámica relacional de pareja la dinámica relacional de pareja descrita

La evaluación de esta área tiene tres objetivos principales, dos Con la evaluación de esta área, lo que pretende el perito psicó-
en relación a la víctima y uno respecto al enjuiciado, lo que implica logo es identificar el posible impacto psíquico que la exposición
evaluar a ambos miembros de la pareja. Respecto a la primera, hay a la supuesta victimización en la relación de pareja denunciada
que valorar, por un lado, la potencialidad de los hechos descritos haya podido dejar en la denunciante (huella psicopatológica del
por la víctima para producir desajustes en su estado mental (capa- delito). Una propuesta de metodología de exploración forense está
cidad traumática) y, por otro, establecer el diagnóstico diferencial expuesta en la tabla 4.
entre violencia de pareja controladora coactiva y violencia de pareja Realizar un diagnóstico nosológico con arreglo a las clasificacio-
situacional del subtipo correspondiente. nes internacionales de los trastornos mentales (DSM-5 o CIE-10)
En el caso del denunciado, el perito psicólogo deberá poner facilitará las consideraciones sobre la evolución y el pronóstico clí-
especial atención en la detección de esquemas sexistas durante la nico, lo que ayudará al juez a valorar la existencia de lesión (daño
narrativa de la relación de pareja (art. 1 LO 1/2004). No obstante, recuperable) o secuela psíquica (daño no recuperable) (Muñoz,
no toda violencia coactiva controladora se produce por razón de 2013).
género, por lo que el perito deberá explorar la presencia de otros Toda violencia de pareja es susceptible de desestabilizar el equi-
motivos psicológicos que pudieran explicar los hechos denuncia- librio previo de la mujer, si bien la violencia controladora coactiva,
dos (por ejemplo, baja autoestima, dependencia emocional, celos por las características descritas, es la que parece tener una mayor
exagerados, anomalías mentales, trastornos de personalidad o vul- potencialidad traumática, afectando al estado psicológico global de
nerabilidades caracteriales, estrés del cuidador, etcétera). la víctima.
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J.M. Muñoz, E. Echeburúa / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12 9

Tabla 4 considerar este requisito. Desde un punto de vista pericial, esto


Propuesta de metodología de exploración forense (elaboración propia)
sugiere la necesidad de delimitar la motivación psicológica del
Entrevista pericial psicológica: enjuiciado en la conducta ilícita que se le imputa. La limitación
- Táctica indirecta. A través de la exploración del desarrollo psicobiográfico fundamental con la que se va a encontrar el psicólogo forense es
el perito psicólogo atenderá al estado psicológico actual de la peritada y a
que la motivación humana alude al campo de las intenciones y
indicadores de adaptación al entorno.
- Táctica directiva. Implicará una exploración psicopatológica estructurada.
estas son procesos cognitivos que no pueden ser observados de
Importante tener presente la diferencia entre signo y síntoma y observar la forma directa. Por otro lado, los instrumentos para evaluar las
vivencia emocional a la reexperimentación de los hechos denunciados posibles distorsiones cognitivas del evaluado en esta esfera (por
Pruebas psicológicas: ejemplo, el Inventario de Pensamientos Distorsionados sobre la
- Pruebas psicométricas que exploren el estado psicopatológico y que
Mujer, citado en Echeburúa y Corral, 1998) carecen de escalas de
cuenten con escalas de control de respuesta: MMPI-2; MMPI-2RF, PAI,
MCMI-III control de respuesta, lo que les hace fáciles de manipular y limita
- Pruebas psicométricas que exploren la estructura de base de la validez de los resultados obtenidos.
personalidad: 16PF; NEO-PI-R. La estructura de personalidad de base es un Como se ha señalado, existen distintos tipos de violencia de
factor modulador para la expresión de los trastornos psicopatológicos, a la
pareja, lo que invita a establecer tipologías en relación a la moti-
vez que puede actuar como factor de protección o de vulnerabilildad que
modula el impacto psíquico de la supuesta situación de victimización
vación del agresor, algo habitual dentro del campo de la psicología
denunciada. En el caso de los imputados además nos puede orientar sobre criminal o psicología de la delincuencia (Turvey, 2002), pero ape-
las motivaciones de su conducta. nas utilizado en psicología forense (véase, como ejemplo aislado,
Análisis de la información obrante en el expediente judicial: González, 2007). La motivación es la necesidad emocional, psicoló-
- Especial importancia a información clínica y forense: informes médicos
gica o material que puede explicar la conducta del agresor (Garrido
(médico de atención primaria y/o especialistas), partes de baja/alta por
incapacidad laboral, informes de Servicios de Urgencia hospitalarios, y Sobral, 2008).
informes del Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia de Atendiendo a los tipos de violencia de pareja descritos, en la
Género, informe médico forense, informe pericial psicológico privado, etc. tabla 5 se hace una propuesta de clasificación de las motivaciones
de los agresores y los posibles déficits psicológicos asociados con
el objeto de ayudar al perito a explorar las diferentes esferas psí-
Será imprescindible atender a posibles fenómenos de simu- quicas del imputado. La violencia controladora coactiva, en tanto
lación, sobresimulación o disimulación. El contexto forense es en cuanto describe un estilo interaccional mantenido en el tiempo,
propicio para los fenómenos de simulación y sobresimulación aso- apuntaría a desajustes profundos en la estructura psicológica del
ciados a la obtención de beneficios secundarios (en el caso de individuo que la ejerce, más en concreto, en sus esquemas mentales.
la violencia de género, agilización y ventajas en el proceso civil Así, por un lado estarían los sujetos con marcados esquemas
de divorcio u obtención de beneficios sociales recogidos en la LO sexistas (violentos por razón de género o aserción de poder) y, por
1/2004) o a la intención de perjudicar al denunciado. En este sen- otro, los que presentarían un mal autoconcepto y una baja autoes-
tido, como se ha señalado, una inadecuada elaboración del proceso tima (violentos por compensación).
de ruptura puede generar sentimientos de rencor y venganza que La violencia situacional, al ser algo puntual y muy relacionado
facilitarían la puesta en marcha de estrategias de este tipo. con el manejo de situaciones estresantes (solución de problemas o
La disimulación (ocultación de síntomas para obtener un benefi- elaboración de la ruptura de la relación), apuntaría a déficits menos
cio) también es típica en este ámbito. Algunas mujeres se esfuerzan profundos en la estructura psicológica del sujeto que la expresa.
en ocultar su sintomatología por temor a que sea valorada nega- Estarían en este grupo los violentos por inhabilidad en el afronta-
tivamente en el procedimiento civil de guarda y custodia. A este miento de conflictos de pareja y los violentos por inaceptación de la
respecto, la detección de la disimulación resulta especialmente ruptura de pareja. Dentro de este grupo, cabe un análisis diferente
compleja, ya que la persona evaluada adopta una actitud defen- para los sujetos violentos por venganza posruptura, donde sí que
siva, tanto hacia la exploración pericial psicopatológica, como a la aparecerían desajustes profundos en su dinámica psicológica (vul-
administración de pruebas complementarias. Sin acceso a la histo- nerabilidad en la estructura de personalidad de base). La violencia
ria clínica la exploración forense puede verse seriamente limitada que pueden ejercer estos sujetos sería de gran potencialidad lesiva.
(Echeburúa, Muñoz y Loinaz, 2011). Por último, un grupo aparte lo formarían aquellos sujetos cuya
Una vez delimitado el estado psicológico de la mujer evaluada, violencia se explicaría por la clínica de un trastorno mental, que
el perito psicólogo deberá tratar de establecer la relación de causa- representarían alrededor del 20% de los hombres que ejercen
lidad con los hechos denunciados. En este análisis deberá atenderse violencia contra la mujer pareja (Echeburúa et al., 2009). En con-
a la existencia de posibles concausas, factores biopsicosociales que creto, los trastornos de personalidad, especialmente el límite y el
contribuyen al estado psicopatológico detectado, pero que por sí antisocial, aparecen ampliamente representados en las muestras
mismos no pueden explicar su génesis. Las concausas pueden ser estudiadas (Loinaz, 2013).
preexistentes (por ejemplo, desajustes en la personalidad, revic- En todos los casos, el precipitante de la conducta violenta será
timización o presencia de una psicopatología previa), simultáneas un intenso estado emocional de ira, si bien activado por distintas
(por ejemplo, consecuencias negativas múltiples derivadas del mal- circunstancias dependiendo del tipo de agresor (Esbec y Echeburúa,
trato) o posteriores (por ejemplo, exposición a otros estresores 2010).
vitales importantes o uso de alcohol/drogas como estrategia de Esta tipología, como cualquier otra, tiene un valor limitado y
afrontamiento inadecuada). También deberán analizarse factores una utilidad más de organización de la información y de guía de
de protección que pueden minimizar el impacto de la situación de exploración para el perito que de realidad empírica. Es raro encon-
victimización o incluso anular el mismo (Muñoz, 2013). trar individuos “puros” de cada categoría, siendo lo común que los
agresores presenten características de distintas de ellas.
Evaluación del estado mental del denunciado, de sus La propuesta metodológica presentada en la tabla 4 puede servir
características psicológicas y de su relación con la dinámica también para explorar las distintas áreas psicológicas del imputado
relacional de la pareja (cognitiva, emocional y conductual), además de la posible presencia
de psicopatología.
El art. 1 de la LO 1/2004 parece restringir la sanción de la ley En la exploración pericial del imputado, el perito psicólogo
a la violencia de pareja ejercida por razón de género, aunque, también deberá atender a fenómenos de disimulación (esque-
como se ha señalado, la jurisprudencia del TS no es unánime al mas mentales sexistas) y simulación (trastornos psicóticos,
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10 J.M. Muñoz, E. Echeburúa / Anuario de Psicología Jurídica 26 (2016) 2–12

Tabla 5
Propuesta de exploración forense en relación con las motivaciones y los tipos de agresores de pareja (elaboración propia a partir de Turvey, 2002)

Violento por razón de Violento por compensación Violento por inhabilidad Violento por Violento por Violento debido a un
género o aserción de en el afrontamiento de inaceptación de la venganza trastorno mental
poder conflictos de pareja ruptura de pareja posruptura

- Esquemas cognitivos - Pobre autoconcepto y baja - Pobres habilidades - No han elegido la - Vulnerabilidad en la - Trastorno por ideas
sexistas y asunción de autoestima. Insatisfacción sociales ruptura (decisión base de su delirante celotípicas
superioridad sobre la con uno mismo - Falta de estrategias de unilateral del otro personalidad - Esquizofrenia
mujer. Violencia basada - Falta de asertividad y solución de problemas miembro de la pareja) - Sentimientos de paranoide
en los mandatos de acúmulo de malestar - Violencia como - Continúan indignación por una - Trastorno bipolar
género. emocional por distintas resultado del enamorados de su ofensa que atribuye a - T. relacionados con
- No toma en experiencias cotidianas que desbordamiento en las pareja la mujer en el sustancias
consideración a la mujer transforman en violencia estrategias para - Muestran temor a un proceso de ruptura - Depresión
tendiendo a su contra la pareja solucionar problemas de futuro sin la relación - Ideas de perjuicio - Trastornos de
devaluación. - Temor a ser abandonados la relación - Violencia como respecto a la mujer personalidad
- Pareja como posesión. por la pareja por su - Una situación específica expresión del estrés - Fuertes (T. paranoide, T.
- Violencia aceptada incompetencia dentro de este grupo es que la situación de sentimientos de narcisista, T. límite, T.
como forma de guiar el - Tendencia a la la violencia debida al ruptura les produce animadversión (odio) antisocial, T.
comportamiento experimentación de celos estrés del cuidador hacia la mujer que se psicopático y T.
adecuado de su mujer. exagerados que compensan prolongan en el dependiente)
No hay arrepentimiento con control permanente de la tiempo y deseo de - Violencia explicable
ni conciencia de delito. mujer venganza por su alteración
- Responsabiliza a la - Violencia basada en los - Violencia como mental
mujer de su profundos sentimientos de forma de resarcir el
comportamiento malestar de los que daño percibido
violento (alteridad de la responsabiliza a la mujer
mujer) - Malestar y arrepentimiento
- Minimización del daño tras la expresión de la
cometido atendiendo a lo violencia. Violencia cíclica
esperable para su rol de - Estrategias cognitivas para
“cabeza de familia” paliar ese malestar
- Escalada de la violencia post-violencia: niega la
en función de la violencia y habla de una
resistencia al control de errónea interpretación de lo
la mujer sucedido, niega que tenga un
problema y diluye la
responsabilidad entre ambos
miembros de la pareja o
culpabiliza a la mujer de su
comportamiento
- Nivel de violencia en
función de su grado de
malestar interno (estado de
ánimo disfórico)

toxicomanías, déficits cognitivos, etcétera). Este último aspecto del agresor debe ser tenida en cuenta para tipificar las conduc-
es algo habitual en la evaluación de denunciados para eludir la tas de violencia contra la mujer en el marco de la Ley Orgánica
responsabilidad penal (Arce, Novo y Amado, 2014). 1/2004. Algunos juristas, a este respecto, opinan que abarcar los
distintos tipos de violencia dentro de la ley integral sería ir en con-
Conclusiones tra del principio de mínima intervención del Derecho Penal, así
como vulnerar el principio de igualdad ante la ley penal (Subijana,
Los datos provenientes de la investigación científica describen 2009) y proponen, respecto a otras formas de violencia dentro de
la violencia en la relación de pareja como un fenómeno complejo, la pareja (por ejemplo, la violencia situacional, siguiendo la divi-
en su mayoría bidireccional, heterogéneo, multicausal e indepen- sión de Johnson), que se aprecie el delito concreto (homicidio,
diente del género, si bien las consecuencias más graves de este tipo lesiones, coacciones, etcétera) con la circunstancia agravante de
de violencia las sufren las mujeres. parentesco (art. 23 CP) (Rodríguez-Núñez, 2010).
Así pues, el diagnóstico diferencial del tipo de violencia a la que - Ayudar a gestionar de una manera más adecuada el conflicto
ha sido expuesta la mujer denunciante resulta de interés forense de pareja en aquellos casos donde la violencia es reactiva a la
para las siguientes cuestiones: gestión de situaciones críticas dentro de la relación. Para ello,
el perito psicólogo en su informe puede recomendar la deriva-
- Ayudar a la tipificación de la conducta denunciada. Por un lado, ción de los miembros de la pareja a una intervención profesional,
aunque dentro de esta ley se contemple la sanción de conductas cuestión limitada en la actual LO 1/2004. Así, en el caso de la
violentas puntuales (art. 153.1 CP), la adscripción de la norma a violencia situacional asociada a déficits para la gestión de los pro-
una motivación delictiva concreta (creencias y actitudes misó- blemas derivados de la relación se podría proponer la derivación
ginas en los agresores) obliga a que estas conductas violentas de la pareja a una intervención clínica especializada (Shorey et al.,
puntuales para su sanción formen parte de una violencia con- 2012) y en el caso de una violencia reactiva a la gestión del pro-
troladora coactiva mantenida en el tiempo (Lorente, 2007). Por ceso de ruptura se podría proponer la derivación a una mediación
otro lado, esa motivación delictiva concreta acota la violencia familiar (Lobo y Samper, 2011; Salazar y Vinet, 2011).
controladora coactiva a aquella que se lleva a cabo por razón de
género (art. 1 de la Ley 1/2004). En este sentido, como hemos Para realizar ese diagnóstico diferencial es necesario explorar
visto, la jurisprudencia no especifica respecto a si la motivación a ambos miembros de la pareja (evaluación integral). Solo así se
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