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Entrevista a Sergio Tobón y Tobón

El Dr. Sergio Tobón ha sido asesor y conferencista en más de 22 países de Iberoamérica en


currículo, didáctica y evaluación de competencias. Es autor o coautor de 23 libros sobre
educación, competencias, calidad de vida y calidad de la educación, publicados en Colombia,
México, Venezuela, Perú y España. Su más reciente libro se titula: "Formación integral y
competencias. Pensamiento complejo, currículo, didáctica y evaluación" (Cuarta Edición, 2013).
También tiene diversos artículos en revistas indexadas en diferentes países sobre el tema de la
transformación educativa. Promueve la socioformación, un nuevo enfoque de la educación que
enfatiza en formar a partir del proyecto ético de vida, las competencias, el tejido social y los
retos del contexto ambiental y organizacional.

La formación de docentes es el proceso fundamental para elevar la calidad educativa. La


eficiencia de las reformas educativas depende directamente de las acciones pedagógicas que
desempeña cada docente en su centro de trabajo. Se requieren nuevas estrategias integrales
que permitan formar al maestro con las características que la sociedad demanda y se logren los
objetivos educativos. Desafortunadamente, algunos problemas latentes es precisamente la
falta de una práctica docente eficiente, la formación de profesores con directrices concretas.
Pese a estas situaciones, los docentes son quienes ejecutan los postulados teórico-pedagógicos
que rigen la propuesta educativa, pero gran parte del personal docente, actúa con
incertidumbre al no tener claro que se espera de ellos. Es entonces que surge la necesidad de
dialogar con uno de los líderes de la socioformación, el Dr. Sergio Tobón, quien es fundador y
presidente del Instituto CIFE (Centro de Investigación en Formación y Evaluación).

Tobón sostiene que la socioformación, busca que las personas trabajen de manera colaborativa
para resolver los problemas del contexto, afianzando el proyecto ético de vida y con las
competencias necesarias para afrontar los retos que se les presentan. Y para la formación de
docentes asegura que "desde la socioformación en las instituciones formadoras de docentes,
falta más sencillez en los planes de estudio, porque la tendencia actual es complicarlo todo y
esa es la mejor forma de fortalecer la resistencia al cambio."

Para profundizar sobre la formación de docentes y cómo contribuye el enfoque socioformativo


en este proceso, Sergio Tobón quien también es Doctor de la Universidad Complutense de
Madrid en Modelos Educativos y Políticas Culturales en la Sociedad del Conocimiento, en sus
palabras, destaca el significado de este nuevo enfoque.

¿Qué es el enfoque socioformativo?

_ El enfoque socioformativo es una nueva perspectiva o mirada de los procesos educativos


centrada en trabajar con proyectos transversales y colaborativos, buscando cuatro metas
claves: 1) Tener y fortalecer el proyecto de vida, 2) Desarrollar y consolidar el emprendimiento,
3) Formar y fortalecer las competencias para resolver problemas de contexto y 4) Trabajar de
manera colaborativa.

Esto significa que la meta de la educación no es que las personas tengan competencias, como
hoy se propone en múltiples planteamientos y reformas educativas, sino formar personas que
vivan con un propósito claro, que actúen con base en los valores universales y que sean
emprendedoras mediante la colaboración. Las competencias son un complemento de ello,
esencial para lograr la realización personal, pero también para hacer posible la convivencia con
los demás y con el ambiente ecológico.

¿Cuáles son las diferencias con el constructivismo y socioconstructivismo?

_ La socioformación retoma contribuciones del constructivismo, el socioconstructivismo, la


enseñanza para la comprensión, la Quinta Disciplina y el pensamiento complejo, pero busca
trascender tales enfoques por su fuerte énfasis en trabajar con proyectos colaborativos
transversales, porque esa es la esencia de vivir en la sociedad del conocimiento, sociedad a la
cual debemos apuntar desde la educación.

El constructivismo y socioconstructivismo tienen falencias porque no abordan los ejes claves de


la sociedad del conocimiento mediante acciones concretas. Sin embargo, han aportado
elementos sustanciales para reafirmar el papel de la educación y lograr su pertinencia en un
momento en el cual la sociedad industrial estaba llegando a su crisis y comenzaba a emerger la
sociedad de la información. En el constructivismo se abordan problemas con sentido, buscando
que el estudiante sea constructor del conocimiento. Eso fue relevante en un momento
histórico preciso: finales del siglo XX.

En la actualidad, ante un nuevo tipo de sociedad que gira entre la información y el


conocimiento, y los graves problemas de la humanidad como la falta de sentido de la vida, la
violencia, la crisis económica y la destrucción masiva del ambiente ecológico, se hace necesario
un cambio radical en cómo formar a las personas, donde el centro no sean los contenidos,
porque estos están disponibles por múltiples medios, sino que el centro sea hacer proyectos
colaborativos para mejorar las condiciones de vida y el saber estar en el mundo, desde el
preescolar hasta el doctorado. A través de los proyectos colaborativos, se desarrolla el proyecto
ético de vida, se generan vínculos afectivos sólidos y se implementan procesos de
emprendimiento.

Observando la educación en todo el mundo, tanto en países desarrollados económicamente


como en proceso de desarrollo, casi todo sigue girando en que los estudiantes aprendan
contenidos y desarrollen habilidades cognitivas. Y habrá docentes que hacen esto con juegos
divertidos, trabajo colaborativo, mapas conceptuales y aprendizaje por descubrimiento guiado,
pero esto es una perspectiva muy limitada de la educación y no responde al reto de vivir en la
sociedad del conocimiento. Y es por esta razón que en muchos países desarrollados crece la
tendencia de sacar a los hijos de la escuela y educarlos en el hogar.

Al respecto, comparto una anécdota: hace unas semanas hice la visita a una escuela de
primaria y observé el trabajo de una maestra catalogada en su zona como una maestra
innovadora. Encontré que ella tenía realmente un modo diferente de orientar el aprendizaje
respecto a lo que hacían los colegas, pues mientras sus colegas explicaban los temas y después
evaluaban con pruebas escritas, ella buscaba que los estudiantes aprendiesen los contenidos
haciendo mapas conceptuales y con juegos, y en otros momentos apoyando a los estudiantes a
construir el conocimiento por sí mismos mediante situaciones retadoras. Por ejemplo, en una
situación un estudiante sacó una bebida gaseosa y esto lo aprovechó la maestra para
diferenciar entre el agua y los refrescos artificiales. Desde la socioformación, el reto es
diferente. En esta misma situación se haría un mini proyecto en el cual los estudiantes
aprendan de manera colaborativa a regular su consumo de bebidas gaseosas y apoyen a otros
(pares, familia y comunidad) en este propósito, buscando promover mejor el consumo de agua
simple potable. Para ello, buscarían información en diferentes fuentes y la organizarían
mediante mapas; luego, la argumentarían. En este planteamiento, los estudiantes también
aprenden qué es una bebida gaseosa y su diferencia con el agua, pero además fortalecen su
proyecto ético de vida y contribuyen a mejorar la alimentación saludable, que es un reto social.

¿Qué es una competencia para usted?

_ Desde la socioformación, las competencias son actuaciones integrales para resolver


problemas del contexto, con idoneidad, mejoramiento continuo y ética. Con esto se busca
trascender las definiciones basadas en tareas, actividades y atributos (funcionalismo),
conductas (conductismo) y procesos (constructivismo). Sin embargo, al abordar las
competencias como actuaciones integrales, allí están presentes estos elementos de las
definiciones tradicionales, pero articulados sistémicamente. Por ejemplo, una competencia
desde la socioformación involucra procesos (constructivismo) pero buscando que dichos
procesos tengan impacto en la realidad en problemas del contexto concretos, mediante la
articulación de los diferentes saberes (saber ser, saber hacer, saber conocer y saber convivir). Si
simplemente se sigue el constructivismo, entonces pasa que las competencias se quedan en
procesos abstractos abordando cada saber por separado, y esto sucede en muchas
instituciones y universidades que se apoyan en este planteamiento. Sin embargo, cuando se
trata de abordar el constructivismo en el aula, es muy frecuente observar que se retoma el
funcionalismo y el conductismo. Por ejemplo, al momento de evaluar vuelven los objetivos de
aprendizaje (conductismo). El concepto de problema del contexto debe ser central en las
competencias acorde con la sociedad del conocimiento, pero es el concepto que menos se
trabaja en el enfoque actual de las competencias y en las reformas educativas, que siguen
centradas en contenidos.

Hasta Finlandia, que varios países de Latinoamérica (como México) consideran un modelo a
seguir, tiene un modelo educativo que todavía requiere de muchas reformas, pues le da más
prioridad a las habilidades cognitivas y no a la afectividad ni al emprendimiento, y por esa
razón todavía se observan altas tasas de suicidio. En la socioformación, un sistema educativo
de calidad lo que primero hace es que las personas amen más la vida y tengan un propósito
claro, establezcan relaciones afectivas sólidas y sean solidarias. En mi concepto, ningún país de
Latinoamérica debería seguir a ningún país del mundo. Lo que debe hacerse es pensar en la
siguiente pregunta: ¿Qué tipo de formación requieren nuestros estudiantes para vivir felices y
realizarse en el marco de los retos de la sociedad del conocimiento, contribuyendo a afrontar
con éxito los problemas actuales y futuros?

¿Qué perfil de competencias deberían tener los docentes?

_ Antes de pensar en el perfil de competencias en los docentes, la prioridad debe ser fortalecer
la profesión docente dignificándola como la profesión de mayor relevancia social, hacia donde
deberían ir los mejores estudiantes y tener los programas educativos de mayor calidad e
innovación, lo cual todavía no sucede en Latinoamérica. Por ejemplo, con respecto a esto
último, en mi experiencia han sido los programas de pregrado y postgrado en educación los
que más tardan en incorporar reformas curriculares acorde con los cambios sociales y esto
hace que muchos docentes que están egresando de las facultades de educación se sigan
enfocando más en contenidos y la conducta, sin considerar los retos de la sociedad del
conocimiento.

Respecto al perfil de competencias que debería tener un docente, las propuestas actuales son
bastante complicadas porque se caracterizan por plantear muchas competencias, con lo cual se
idealiza al docente, y al hacerlo se hace casi que imposible cumplir con dicho perfil de manera
realista. Por ejemplo, se espera que el docente sea experto en psicología, tecnología, ciencia,
sociología, medicina, nutrición, etc. y además que sea buen maestro. El pensamiento complejo
nos enseña que muchas veces la peor resistencia para el cambio es idealizar el cambio. Y eso es
exactamente lo que está pasando con las reformas educativas que idealizan al maestro, pero
que no implementan acciones en todo el sistema para hacer realidad dicho perfil.

En la socioformación simplemente buscamos un docente con interés en la docencia, que


disfrute emprendiendo proyectos con los estudiantes con base en los valores y que tenga
claridad de su rol, que no es el de un amigo o el de un padre. Concretamente, se busca formar
y reforzar las siguientes competencias:

 Competencia de mediación
 Competencia de evaluación
 Competencia de trabajo colaborativo
 Competencia de comunicación
 Competencia de gestión de la formación en la sociedad del conocimiento

Estas cinco competencias han sido más que suficientes en nuestros procesos de formación y
certificación de docentes. Cuando se tienen muchas competencias docentes, esto dificulta los
procesos de planeación de cursos y la misma evaluación. Además, fragmenta la formación
integral, la formación continua y la evaluación del desempeño.

Al igual que proponemos para los estudiantes, la formación de los docentes, además de
abordar las competencias, debería centrarse también en tres componentes esenciales:

 El proyecto ético de vida


 El emprendimiento mediante proyectos
 El trabajo colaborativo

En la socioformación estamos convencidos que así como hay que formar a los estudiantes, hay
que formar a los docentes, directivos y familias, buscando estas cuatro metas mediante el
trabajo con proyectos y la metacognición continua.

¿Cuáles son los principales retos a superar para que se pueda formar al docente desde el
enfoque socioformativo?

Hay muchos programas de formación docente que tienen importantes logros en formar acorde
con los retos de la sociedad del conocimiento. Sin embargo, todavía son muchas las
instituciones de formación de docentes que continúan formando para un mundo que, en
general, ya no existe, como la sociedad feudal, preindustrial e industrial. Y esto pasa en todo el
mundo.
Desde la socioformación, en las instituciones formadoras de docentes falta más sencillez en los
planes de estudio porque la tendencia actual es a complicarlo todo, y esa es la mejor forma de
fortalecer la resistencia al cambio.

También falta implementar la formación y evaluación con base en proyectos formativos y


trascender el sistema de asignaturas y enseñanza por módulos. Cuando hablamos de proyectos
formativos no nos referimos a tener proyectos de aplicación al final de las carreras, ni tampoco
a realizar algunos proyectos integrativos, sino a orientar todo el proceso con proyectos desde el
inicio hasta el final. Así, por ejemplo, lo hace la Corporación Universitaria CIFE, donde los
docentes se forman y capacitan mediante proyectos transversales y trabajando de manera
colaborativa, y de esta manera se dan cuenta viviendo el proceso que otra educación sí es
posible, que no es un mero discurso de los académicos o políticos, sino un proceso real, que
tiene beneficios para construir y vivir en la sociedad del conocimiento, y a medida que
experimentan esto, hacen lo propio con sus estudiantes, comienzan a trascender la estructura
rígida de las asignaturas y el énfasis en contenidos, para centrarse en la resolución de
problemas del contexto.

Finalmente, falta implementar la formación en el proyecto ético de vida y el trabajo


colaborativo en los programas de formación de docentes. Cuando se visitan las instituciones
educativas lo que más se observa en los docentes es que falta asumir la docencia como un área
de realización personal que brinde felicidad y trabajar colaborativamente con los directivos,
colegas y familias.

¿Podría señalar los logros obtenidos de la socioformación en la docencia?

Llevamos casi 14 años promoviendo el enfoque socioformativo, que al inicio se denominó


enfoque complejo. Hasta el momento se ha avanzado en la implementación de experiencias
concretas de trabajo con proyectos formativos en instituciones educativas de más de veinte
países de Iberoamérica, articulando el proyecto ético de vida, el emprendimiento, el trabajo
colaborativo y las competencias. Esto ha permitido consolidar una metodología de trabajo
buscando asumir los retos de formar para la sociedad del conocimiento. También se ha logrado
avanzar en tener un grupo de investigadores en Iberoamérica comprometidos en consolidar la
socioformación, con ponencias, artículos, libros, foros, simposios y congresos. Asimismo, cada
día son más frecuentes las tesis de licenciatura, maestría y doctorado en torno a la
socioformación. Todo esto es lo que permite decir que hoy día ya tenemos un enfoque puntual,
que no es meramente la propuesta de una persona. Hacia el futuro, el reto es consolidar
grupos de investigación de primer nivel en torno a la socioformación y promover reformas
educativas con base en este enfoque.

En conclusión, Sergio Tobón expone los puntos claves para llevar a cabo un proceso de
formación docente, siendo estos el proyecto ético de vida, el emprendimiento mediante
proyectos y el trabajo colaborativo de tal manera que los docentes se realicen personalmente,
del cual sostiene, se logra desde el enfoque de la socioformación. Finalmente resalto la
reflexión que plantea el Dr. Sergio Tobón y Tobón sobre los procesos formativos de las
personas, que nos invita a repensar la educación desde otro enfoque:

¿Qué tipo de formación requieren nuestros estudiantes para vivir felices y realizarse en el
marco de los retos de la sociedad del conocimiento, contribuyendo a afrontar con éxito los
problemas actuales y futuros?

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