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Tobón sostiene que la socioformación, busca que las personas trabajen de manera colaborativa
para resolver los problemas del contexto, afianzando el proyecto ético de vida y con las
competencias necesarias para afrontar los retos que se les presentan. Y para la formación de
docentes asegura que "desde la socioformación en las instituciones formadoras de docentes,
falta más sencillez en los planes de estudio, porque la tendencia actual es complicarlo todo y
esa es la mejor forma de fortalecer la resistencia al cambio."
Esto significa que la meta de la educación no es que las personas tengan competencias, como
hoy se propone en múltiples planteamientos y reformas educativas, sino formar personas que
vivan con un propósito claro, que actúen con base en los valores universales y que sean
emprendedoras mediante la colaboración. Las competencias son un complemento de ello,
esencial para lograr la realización personal, pero también para hacer posible la convivencia con
los demás y con el ambiente ecológico.
Al respecto, comparto una anécdota: hace unas semanas hice la visita a una escuela de
primaria y observé el trabajo de una maestra catalogada en su zona como una maestra
innovadora. Encontré que ella tenía realmente un modo diferente de orientar el aprendizaje
respecto a lo que hacían los colegas, pues mientras sus colegas explicaban los temas y después
evaluaban con pruebas escritas, ella buscaba que los estudiantes aprendiesen los contenidos
haciendo mapas conceptuales y con juegos, y en otros momentos apoyando a los estudiantes a
construir el conocimiento por sí mismos mediante situaciones retadoras. Por ejemplo, en una
situación un estudiante sacó una bebida gaseosa y esto lo aprovechó la maestra para
diferenciar entre el agua y los refrescos artificiales. Desde la socioformación, el reto es
diferente. En esta misma situación se haría un mini proyecto en el cual los estudiantes
aprendan de manera colaborativa a regular su consumo de bebidas gaseosas y apoyen a otros
(pares, familia y comunidad) en este propósito, buscando promover mejor el consumo de agua
simple potable. Para ello, buscarían información en diferentes fuentes y la organizarían
mediante mapas; luego, la argumentarían. En este planteamiento, los estudiantes también
aprenden qué es una bebida gaseosa y su diferencia con el agua, pero además fortalecen su
proyecto ético de vida y contribuyen a mejorar la alimentación saludable, que es un reto social.
Hasta Finlandia, que varios países de Latinoamérica (como México) consideran un modelo a
seguir, tiene un modelo educativo que todavía requiere de muchas reformas, pues le da más
prioridad a las habilidades cognitivas y no a la afectividad ni al emprendimiento, y por esa
razón todavía se observan altas tasas de suicidio. En la socioformación, un sistema educativo
de calidad lo que primero hace es que las personas amen más la vida y tengan un propósito
claro, establezcan relaciones afectivas sólidas y sean solidarias. En mi concepto, ningún país de
Latinoamérica debería seguir a ningún país del mundo. Lo que debe hacerse es pensar en la
siguiente pregunta: ¿Qué tipo de formación requieren nuestros estudiantes para vivir felices y
realizarse en el marco de los retos de la sociedad del conocimiento, contribuyendo a afrontar
con éxito los problemas actuales y futuros?
_ Antes de pensar en el perfil de competencias en los docentes, la prioridad debe ser fortalecer
la profesión docente dignificándola como la profesión de mayor relevancia social, hacia donde
deberían ir los mejores estudiantes y tener los programas educativos de mayor calidad e
innovación, lo cual todavía no sucede en Latinoamérica. Por ejemplo, con respecto a esto
último, en mi experiencia han sido los programas de pregrado y postgrado en educación los
que más tardan en incorporar reformas curriculares acorde con los cambios sociales y esto
hace que muchos docentes que están egresando de las facultades de educación se sigan
enfocando más en contenidos y la conducta, sin considerar los retos de la sociedad del
conocimiento.
Respecto al perfil de competencias que debería tener un docente, las propuestas actuales son
bastante complicadas porque se caracterizan por plantear muchas competencias, con lo cual se
idealiza al docente, y al hacerlo se hace casi que imposible cumplir con dicho perfil de manera
realista. Por ejemplo, se espera que el docente sea experto en psicología, tecnología, ciencia,
sociología, medicina, nutrición, etc. y además que sea buen maestro. El pensamiento complejo
nos enseña que muchas veces la peor resistencia para el cambio es idealizar el cambio. Y eso es
exactamente lo que está pasando con las reformas educativas que idealizan al maestro, pero
que no implementan acciones en todo el sistema para hacer realidad dicho perfil.
Competencia de mediación
Competencia de evaluación
Competencia de trabajo colaborativo
Competencia de comunicación
Competencia de gestión de la formación en la sociedad del conocimiento
Estas cinco competencias han sido más que suficientes en nuestros procesos de formación y
certificación de docentes. Cuando se tienen muchas competencias docentes, esto dificulta los
procesos de planeación de cursos y la misma evaluación. Además, fragmenta la formación
integral, la formación continua y la evaluación del desempeño.
Al igual que proponemos para los estudiantes, la formación de los docentes, además de
abordar las competencias, debería centrarse también en tres componentes esenciales:
En la socioformación estamos convencidos que así como hay que formar a los estudiantes, hay
que formar a los docentes, directivos y familias, buscando estas cuatro metas mediante el
trabajo con proyectos y la metacognición continua.
¿Cuáles son los principales retos a superar para que se pueda formar al docente desde el
enfoque socioformativo?
Hay muchos programas de formación docente que tienen importantes logros en formar acorde
con los retos de la sociedad del conocimiento. Sin embargo, todavía son muchas las
instituciones de formación de docentes que continúan formando para un mundo que, en
general, ya no existe, como la sociedad feudal, preindustrial e industrial. Y esto pasa en todo el
mundo.
Desde la socioformación, en las instituciones formadoras de docentes falta más sencillez en los
planes de estudio porque la tendencia actual es a complicarlo todo, y esa es la mejor forma de
fortalecer la resistencia al cambio.
En conclusión, Sergio Tobón expone los puntos claves para llevar a cabo un proceso de
formación docente, siendo estos el proyecto ético de vida, el emprendimiento mediante
proyectos y el trabajo colaborativo de tal manera que los docentes se realicen personalmente,
del cual sostiene, se logra desde el enfoque de la socioformación. Finalmente resalto la
reflexión que plantea el Dr. Sergio Tobón y Tobón sobre los procesos formativos de las
personas, que nos invita a repensar la educación desde otro enfoque:
¿Qué tipo de formación requieren nuestros estudiantes para vivir felices y realizarse en el
marco de los retos de la sociedad del conocimiento, contribuyendo a afrontar con éxito los
problemas actuales y futuros?