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CONTENIDO

CONTENIDO .................................................................................................................. 1
I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3
II. CONTENIDO .......................................................................................................... 5
1. SISTEMA SENSORIAL .................................................................................. 5

1.1 Receptores Sensoriales .......................................................................... 5


1.2 Sensación .................................................................................................... 8
2. LA PIEL ............................................................................................................. 8

2.1 Estructura de la piel ........................................................................................ 9

2.1.1 Epidermis ............................................................................................... 10


2.1.2 Dermis..................................................................................................... 12
2.2 El color de la piel ........................................................................................... 13

Anejos cutáneos....................................................................................................... 14

Glándulas cutáneas ................................................................................................. 14

Glándulas sebáceas (oleosas) .............................................................................. 14

Glándulas sudoríparas ............................................................................................ 14

Pelo y folículos capilares ........................................................................................ 16

Pelos ..................................................................................................................... 16
Folículos capilares ............................................................................................ 17
Uñas 18

2.3 Inervación ....................................................................................................... 18

2.4 Vascularización ............................................................................................. 19

2.5 Patologías de la piel ..................................................................................... 20

3. SENSACIONES CUTÁNEAS ...................................................................... 22

3.1 Sensaciones táctiles ..................................................................................... 22

3.2 Sensaciones térmicas .................................................................................. 23

3.3 Sensaciones de dolor ................................................................................... 23


4. TRASTORNOS DEL TACTO ................................................................................. 24

4.1 Principales trastornos del sentido del tacto ..................................................... 24

4.2 Causas de los trastornos de la sensibilidad ...................................................... 27

III. CONCLUSIONES ............................................................................................... 29


IV. BIBLIOGRAFÍA .................................................. Error! Bookmark not defined.
I. INTRODUCCIÓN

Nuestros órganos sensoriales proporcionan al sistema nervioso las únicas vías de


comunicación con el mundo exterior. Constantemente captamos señales
sensoriales, tanto del medio ambiente como del medio interno.

La recepción sensorial se inicia en órganos que contienen células receptoras


especializadas para responder a determinadas modalidades de estímulos. Los
órganos sensoriales están situados en diferentes puntos de la superficie, y del
interior del cuerpo, y constituyen la primera etapa en recolección de la información
sensorial.
Los diferentes tipos de estímulos poseen características que los distinguen unos
de otros. Por ejemplo, la estimulación mecánica que produce la sensación del
tacto es diferente al de la luz. Además, los estímulos de un tipo determinado
pueden diferir de algunos rasgos.

El sistema somatosensorial es un tema amplio y complejo, ya que es uno de los


sentidos más complicados para poderse explicar.

El tacto es aquel que permite a los organismos percibir cualidades de los objetos.
El sistema somatosensorial consistente en centros de recepción y proceso. El
tacto es considerado uno de los cinco sentidos tradicionales.

En este trabajo hablaremos sobre cuál es el concepto del tacto y todos sus
aspectos importantes como su anatomía, fisiología, trastornos, funciones, etc.
Para toda persona, el sentido del tacto es de suma importancia a la hora
reconocer lo que nos rodea por medio sensorial.
II. CONTENIDO
1. SISTEMA SENSORIAL
Es el conjunto de órganos sensoriales que se caracterizan por presentar
receptores sensoriales, los cuales transforman diversos estímulos externos o
internos en impulsos nerviosos. Dicha información es procesada en el sistema
nervioso central generando mecanismos reguladores y respuestas apropiadas.

Elementos

 Receptor sensorial: Es la estructura que capta un estímulo y lo transforma


en impulso nervioso. Por lo tanto, es considerado como el transductor del
sistema sensorial.
 Vía nerviosa aferente: Se encarga de conducir el impulso nervioso desde
receptor sensorial hacia el sistema nervioso central.
 Centro nervioso: Es una región del sistema nervioso central, donde se
realiza la transformación o transducción del impulso nervioso en sensación.
Por ejemplo, a nivel de todos los tejidos orgánicos existen receptores para
el dolor, los cuales responden a cualquier tipo de estímulo que sea lo
suficiente como para provocar una lesión al tejido. En un dolor a nivel de la
piel el estímulo es transducido en impulso nervioso que será conducido por
una vía nerviosa hasta la corteza cerebral (centro nervioso) donde se
interpretará el estímulo haciendo posible la localización de la zona exacta
estimulada.

1.1 Receptores Sensoriales

Son células nerviosas, terminaciones nerviosas o células especializadas


encargadas de captar estímulos que proporcionan información acerca del estado y
variaciones, del medio externo del medio interno. Generalmente, está asociado
con células no nerviosas que lo rodean, formándose así el órgano sensorial.

La función del receptor sensorial se fundamenta en la transducción de energía, es


decir, la transformación de una energía en otra. Diversos tipos de energía
(mecánica, térmica, electromagnética, química) se transforman en impulsos
nerviosos o potenciales de acción, los cuales son propagados por una fibra
nerviosa sensitiva.

Por ejemplo, consideremos que no existieran receptores sensoriales para el dolor,


en consecuencia, un apéndice inflamado podría romperse sin dar señales de
alarma, pues no percibiríamos el dolor. Así, el dolor se convierte en un gran signo
de alarma, indispensable para una vida normal, puesto que lleva a cabo una
función protectora, pero todo ello es gracias a los receptores que informan al
sistema nervioso central de lo que en realidad está sucediendo.

Los receptores sensoriales presentan las siguientes características:

 Especificidad. Cada receptor está adaptado para responder a una forma


particular de estímulo, el cual es mucho más sensible que otro receptor.
 Adaptación. Consiste en la disminución de la generación del impulso
nervioso por parte del receptor, cuando el estímulo es por tiempo
prolongado. Hay receptores de adaptación rápida, como son los de presión,
tacto y olfato; y de adaptación lenta como los de dolor, posición de partes
corporales e identificación de sustancias químicas presentes en la sangre.
 Codificación. Si hay mayor intensidad en el estímulo, el receptor envía
mayor número de impulsos nerviosos por unidad de tiempo.
 Transducción. Capacidad del receptor, para transformar la energía del
estímulo en energía eléctrica (potenciales de acción).

Clasificación de los receptores

 Según su localización, los receptores sensoriales se clasifican en:


 Exteroceptorses. Son aquellos que reciben estímulos del medio
externo. Se localizan cerca de la superficie del cuerpo. Intervienen
en la visión, audición, olfacción, tacto, presión, temperatura, dolor.
 Visceroceptores (interoceptores). Son aquellos que reciben
estímulos del medio interno. Se localizan en los vasos sanguíneos y
vísceras. Captan sensaciones como hambre, sed, náusea, presión
arterial, concentración de gases en la sangre.
 Propioceptores. Reciben estímulos acerca de la posición y los
movimientos corporales. Se localizan en músculos, tendones,
articulaciones y oído interno.
 De acuerdo al tipo de estímulo que captan, los receptores sensoriales
pueden ser:
 Mecanorreceptores. Detectan la deformación física del receptor
mismo. Captan presión, tacto, deformación, estiramiento, vibración.
Ejemplo: husos musculares, receptores tendinosos y articulares,
receptores vestibulares.
 Termorreceptores. Reciben estímulos correspondientes a
variaciones de temperatura. Captan frío y calor.
 Nociceptores. Captan estímulos de daño tisular, físico o químico, lo
cual se traduce en dolor. Ejemplo: terminaciones nerviosas libres.
 Fotorreceptores. Son receptores electromagnéticos que captan la
luz. Ejemplo: conos y bastones de la retina.
 Quimiorreceptores. Detectan la presencia de sabores en la boca,
aromas en la nariz y sustancias químicas (como O2, CO2, H2O y
glucosa) en los líquidos corporales. Ejemplo: receptores para el
olfato y gusto, osmorreceptores.
 Según su estructura, los receptores sensoriales se dividen en:
 Simples. Son receptores muy numerosos y diseminados. Se
relacionan con las sensaciones generales (cutáneas, viscerales y
propioceptivas).
 Complejos. Son receptores que solo se encuentran en una o dos
áreas específicas del cuerpo. Se relacionan con las sensaciones
especiales (olfatorias, gustativas, visuales, auditivas).
1.2 Sensación
Es la percepción del estado corporal y del medio ambiente que resultan de la
traducción de los impulsos nerviosos en la corteza cerebral. La percepción es el
proceso mental por el que se reconoce conscientemente un estímulo.

Las sensaciones presentan las siguientes características:

 Proyección. Se refiere a la localización de la sensación en el punto en que


ocurrió el estímulo.
 Modalidad. Cada sensación tiene una característica propia que la diferencia
de otra.
 Post-imágenes. Algunas sensaciones persisten después de desaparecer el
estímulo. Este fenómeno es lo inverso de la adaptación.

Las sensaciones se clasifican en: generales y especiales. Las sensaciones


generales comprenden las cutáneas, viscerales y propioceptivas. Las especiales
incluyen, el olfato, el gusto, la visión, audición y equilibrio.

2. LA PIEL
La piel es mucho más que un revestimiento corporal externo. Es absolutamente
esencial porque mantiene el agua y otras valiosas moléculas del cuerpo. También
mantiene fuera el agua (entre otras cosas). (Por este motivo, podemos nadar
durante horas sin inundarnos por dentro). En cuanto a su estructura, la piel es una
auténtica maravilla. Es flexible pero resistente, lo que le permite aguantar ataques
constantes de los agentes externos. Sin la piel, caeríamos presos de las bacterias
y pereceríamos por pérdidas de agua y calor con rapidez. El sistema
integumentario tiene muchas funciones; la mayoría, aunque no todas, son de
protección.

Aísla y amortigua los órganos corporales más profundos y protege todo el


organismo frente a daños mecánicos (golpes y cortes), daños químicos (como los
de los ácidos y las bases), daños térmicos (frío y calor), radiación ultravioleta (de
la luz solar) y bacterias. La capa principal de la piel está llena de queratina y está
cronificada o endurecida, para ayudar a evitar las pérdidas de agua de la
superficie corporal.

La sofisticada red capilar de la piel y las glándulas sudoríparas (ambas


controladas por el sistema nervioso) desempeñan una importante función en la
regulación de la pérdida de calor de la superficie corporal. La piel actúa como un
mini sistema excretor; la urea, las sales y el agua se pierden con el sudor. La piel
también fabrica varias proteínas importantes para la inmunidad y sintetiza vitamina
D (las moléculas de colesterol modificadas que se encuentran en la piel se
convierten en vitamina D mediante la luz solar). Finalmente, los receptores
sensoriales cutáneos, que en realidad forman parte del sistema nervioso, se
encuentran en la piel. Estos diminutos sensores, entre los que se incluyen los
receptores del tacto, la presión, la temperatura y el dolor, proporcionan una gran
cantidad de información sobre nuestro entorno externo. Nos alertan sobre los
golpes y la presencia de factores que dañan los tejidos al igual que nos hacen
sentir el viento en el pelo y las caricias.

2.1 Estructura de la piel


La piel se compone de dos tipos de tejido. La epidermis externa está compuesta
de epitelio escamoso estratificado que es capaz de queratinizarse, o de
endurecerse, y de volverse más resistente. La dermis subyacente está hecha de
tejido conectivo denso en su mayor parte. La epidermis y la dermis están
firmemente conectadas. No obstante, una quemadura o fricción (como el roce de
un zapato que nos queda pequeño) puede hacer que se separen, lo que provoca
que el líquido intersticial se acumule en la cavidad existente entre las capas y
produzca una ampolla. Por debajo de la dermis se encuentra el tejido subcutáneo,
o hipodermis, que es tejido adiposo principalmente. No se considera parte de la
piel, sino que fija ésta a los órganos subyacentes. El tejido subcutáneo actúa como
un amortiguador de golpes y aísla los tejidos más profundos de los cambios de
temperatura extremos que se producen fuera del organismo. También es
responsable de las curvas que son más comunes en la anatomía femenina que en
la masculina.
2.1.1 Epidermis
La epidermis consta de hasta cinco capas o estratos (“capas del lecho”). De
dentro a fuera, son estrato basal, espinoso, granuloso, lúcido y córneo. Al igual
que todos los demás tejidos epiteliales, la epidermis es avascular, es decir,
carece de suministro sanguíneo propio. Esto explica por qué un hombre puede
afeitarse diariamente y no sangrar incluso aunque corte muchas capas
celulares cada vez que se afeita.

La mayoría de las células de la epidermis son queratinocitos (células de


queratina), que producen queratina, la proteína fibrosa que hace de la
epidermis una resistente capa protectora. La capa celular más profunda de la
epidermis, el estrato basal, se encuentra cerca de la dermis y está conectada
a ésta a lo largo de un borde ondulado que se parece a una cartulina
ondulada. Esta capa basal contiene células epidérmicas que reciben la
alimentación más adecuada mediante la difusión de nutrientes de la dermis.
Estas células están dividiéndose constantemente y cada día se producen
millones de células nuevas; de aquí su nombre alternativo, estrato germinativo
(“capa germinativa”). Las células hijas se empujan hacia arriba, lejos de la
fuente de nutrición, para pasar a formar parte de las capas epidérmicas más
cercanas a la superficie de la piel. A medida que se alejan de la dermis y
pasan a formar parte de las capas más superficiales, el estrato espinoso y
después el estrato granuloso, se vuelven más finas y se llenan cada vez más
de queratina (queratinizadas). Finalmente mueren, de modo que forman el
terso estrato lúcido. Esta última capa epidérmica no se encuentra en todas las
zonas cutáneas; sólo se produce donde la piel carece de vello y es más
gruesa, es decir, en las palmas de las manos y las plantas de los pies. La
combinación de la acumulación de queratina en ellas, que secreta un
glucolípido hidrorrepelente en el espacio extracelular, y su distancia cada vez
mayor del suministro sanguíneo (en la dermis) condenan con eficacia las
células del estrato lúcido y las células epidérmicas más superficiales porque
éstas son incapaces de obtener los nutrientes y el oxígeno adecuados.
La capa más externa, el estrato córneo, tiene un grosor de entre 20 y 30 capas
celulares y representa unos tres cuartos del grosor epidérmico. Los
remanentes celulares muertos a modo de placa, completamente llenos de
queratina, se denominan cornificados o células callosas (cornu = cuerno). El
dicho común “La belleza es sólo superficial” es especialmente interesante
teniendo en cuenta que casi todo lo que vemos al mirar a alguien está muerto.
La queratina es una proteína excepcionalmente resistente. Su abundancia en
el estrato córneo permite que la capa proporcione un “abrigo” duradero para el
cuerpo, que protege las células más profundas del extorno externo hostil (aire)
y de las pérdidas de agua, y ayuda al cuerpo a resistir las agresiones
biológicas, químicas y físicas. El estrato córneo se frota y se descama lenta y
continuamente como la familiar caspa. Una persona media pierde unos 18 kg
de estas escamas durante toda su vida, lo que proporciona una fuente
alimentaria para los ácaros que viven en los hogares y en las sábanas. Esta
capa se sustituye por células producidas por la división de las células más
profundas del estrato basal. De hecho, disponemos de una epidermis
totalmente “nueva” cada 25-45 días.

La melanina, un pigmento que varía entre los colores amarillo, marrón y negro,
se produce mediante células especiales con forma de araña denominadas
melanocitos, que se encuentran principalmente en el estrato basal. Cuando la
piel se expone a la luz solar, que estimula la producción del pigmento
melanina por parte de los melanocitos, se produce el bronceado. A medida
que los melanocitos producen melanina, ésta se acumula en ellos en los
gránulos fijados a la membrana denominados melanosomas. A continuación,
estos gránulos se desplazan hasta los extremos de los finos brazos de los
melanocitos, donde son absorbidos por los queratinocitos más cercanos.
Dentro de los queratinocitos, la melanina forma un pigmento de revestimiento
en la parte superficial, o expuesta al sol, de sus núcleos que protege su
material genético (DNA) de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta de
la luz solar. Las pecas y los lunares aparecen donde la melanina se concentra
en un punto.
2.1.2 Dermis
La dermis es nuestra parte “oculta”. Se trata de una envoltura fuerte y elástica
que ayuda a mantener el cuerpo unido. Al adquirir productos de piel (bolsos,
cinturones, zapatos y cosas por el estilo), estamos comprando la dermis
tratada de animales.

El tejido conectivo denso (fibroso) que forma la dermis consta de dos zonas
principales: la papilar y la reticular. Al igual que la epidermis, la dermis varía en
grosor. Por ejemplo, es especialmente gruesa en las palmas de las manos y
en las plantas de los pies, pero es bastante fina en los párpados.

La capa papilar es la zona dérmica superior. Es irregular y cuenta con


proyecciones de fijación desde la superficie superior, denominadas papilas
dérmicas (papill = pezón), que cortan la epidermis por arriba.

Muchas de las papilas dérmicas contienen bucles capilares, que aportan


nutrientes a la epidermis. Otras alojan receptores del dolor (terminaciones
nerviosas libres) y entran en contacto con los receptores denominados
corpúsculos de Meissner. En las palmas de las manos y las plantas de los
pies, las papilas se organizan en modelos definitivos que forman puentes con
forma de lazo y espiral en la superficie epidérmica, lo cual aumenta la fricción
y mejora la capacidad absorbente de los dedos y los pies. Los modelos
papilares están determinados genéticamente. Los puentes de los dedos están
llenos de poros sudoríparos y dejan películas de identificación únicas de sudor
denominadas huellas dactilares en casi cualquier cosa que tocan. La capa
reticular es la capa cutánea más profunda.

Contiene vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas y oleosas y profundos


receptores de presión denominados corpúsculos de Pacini.

Los fagocitos de esta zona (y, en realidad, de toda la dermis) actúan para
evitar que las bacterias que hayan entrado a través de la epidermis penetren
más en el organismo. Tanto el colágeno como las fibras elásticas se
encuentran en toda la dermis. Las fibras de colágeno son responsables de la
resistencia de la dermis; también atraen y fijan el agua y, así, ayudan a
mantener la piel hidratada. Las fibras elásticas proporcionan a la piel su
elasticidad durante la juventud. A medida que envejecemos, el número de
fibras de colágeno y fibras elásticas disminuye, y el tejido subcutáneo pierde
grasa. En consecuencia, la piel pierde su elasticidad y comienza a arrugarse y
ponerse flácida.

La dermis recibe un abundante suministro de los vasos sanguíneos, que


desempeñan una importante función en el mantenimiento de la temperatura
corporal (homeostasis). Cuando la temperatura corporal es elevada, los
capilares de la dermis se dilatan, o hinchan, con la sangre caliente, y la piel se
enrojece y se calienta. Esto permite que se irradie el calor corporal de la
superficie de la piel. Si el entorno es frío y debe conservarse el calor corporal,
la sangre atraviesa los capilares dérmicos temporalmente, lo que permite que
la temperatura corporal interna permanezca elevada.

2.2 El color de la piel


Hay tres pigmentos que contribuyen al color de la piel:

1. La cantidad y el tipo (amarillo, marrón rojizo o negro) de melanina de la


epidermis.

2. La cantidad de caroteno depositada en el estrato córneo y el tejido


subcutáneo (el caroteno es un pigmento amarillo anaranjado muy abundante
en las zanahorias y otras verduras de color naranja, amarillo oscuro o verde
oscuro). La piel tiende a adquirir un matiz amarillo anaranjado cuando la
persona ingiere una gran cantidad de alimentos ricos en caroteno.

3. La cantidad de hemoglobina rica en oxígeno (pigmento de los glóbulos


rojos) en los vasos sanguíneos de la dermis.

Las personas que producen mucha melanina tienen la piel de un tono marrón. En
las personas con la piel clara (caucasianas), que tienen menos melanina, el color
carmesí de la hemoglobina rica en oxígeno del suministro sanguíneo de la dermis
resplandece a través de las capas celulares transparentes superiores y
proporciona a la piel un brillo rosáceo.

Anejos cutáneos
Los anejos cutáneos incluyen glándulas cutáneas, pelo y folículos capilares y
uñas. Cada uno de estos apéndices surge de la epidermis y desempeña una
función única en el mantenimiento del homeostasis corporal.

Glándulas cutáneas
Las glándulas cutáneas son todas las glándulas exocrinas que liberan sus
secreciones a la superficie cutánea mediante conductos. Se dividen en dos
grupos: Glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas. A medida que las células
del estrato basal forman estas glándulas, éstas se introducen en las zonas más
profundas de la piel y finalmente residen casi por completo en la dermis.

Glándulas sebáceas (oleosas)


Las glándulas sebáceas, o glándulas oleosas, se encuentran por toda la piel,
excepto en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Sus conductos
suelen vaciarse en un folículo capilar, pero algunas se abren directamente a la
superficie cutánea.

El producto de las glándulas sebáceas, el sebo (seb = grasa), es una mezcla de


sustancias aceitosas y células fragmentadas. El sebo es un lubricante que
mantiene la piel suave y tersa y evita que el pelo se quiebre. El sebo también
contiene sustancias químicas que matan las bacterias, de modo que resulta
importante para evitar que las bacterias presentes en la superficie cutánea
invadan las zonas más profundas de la piel. Las glándulas sebáceas se vuelven
muy activas cuando las hormonas sexuales masculinas se producen en
cantidades mayores (en ambos sexos) durante la adolescencia. Así, la piel tiende
a volverse más aceitosa durante esta etapa de la vida.

Glándulas sudoríparas
Las glándulas sudoríparas están muy repartidas por la piel. Su número varía; más
de 2,5 millones por persona. Hay dos tipos de glándulas sudoríparas, ecrinas y
apocrinas. Las glándulas ecrinas son mucho más numerosas y se encuentran por
todo el cuerpo. Estas glándulas producen sudor, una secreción transparente
formada principalmente por agua y algunas sales (cloruro sódico), vitamina C,
restos de desperdicios metabólicos (amoniaco, urea, ácido úrico), y ácido láctico
(una sustancia química que se acumula durante la actividad muscular vigorosa). El
sudor es ácido (pH de 4 a 6), una característica que inhibe el crecimiento de las
bacterias, que siempre están presentes en la superficie cutánea. Normalmente, el
sudor alcanza la superficie cutánea a través de un conducto que sale al exterior
como un poro con forma de embudo. Sin embargo, ten en cuenta que los “poros”
faciales, que suelen nombrarse al hablar de la complexión, no son estos poros
sudoríparos, sino las salidas externas de estos folículos capilares.

Las glándulas sudoríparas ecrinas son una parte importante y muy eficaz del
equipo de regulación del calor corporal. Están llenas de terminaciones nerviosas
que hacen que secreten sudor cuando la temperatura externa o la temperatura
corporal son elevadas.

Cuando el sudor se evapora de la superficie cutánea, lleva consigo grandes


cantidades de calor corporal. En un día caluroso, es posible perder hasta siete
litros de agua corporal de esta forma. Las funciones de regulación térmica del
organismo son importantes; si la temperatura interna cambia más de unos cuantos
grados con respecto a los 37 ºC habituales, se producen cambios potencialmente
mortales en el organismo.

Las glándulas apocrinas están confinadas en gran medida a la zona de las axilas y
a la zona genital del cuerpo. Suelen ser mayores que las glándulas ecrinas, y sus
conductos se vacían en los folículos capilares. Su secreción contiene ácidos
grasos y proteínas, así como todas las sustancias presentes en la secreción
ecrina; por tanto, puede tener un color lechoso o amarillento. La secreción es
inodora, pero cuando las bacterias que viven en la piel utilizan sus proteínas y
grasas como fuente de nutrientes para su crecimiento, adquiere un desagradable
olor a almizcle.
Las glándulas apocrinas empiezan a funcionar durante la pubertad bajo la
influencia de los andrógenos (hormonas sexuales masculinas). Aunque su
secreción se produce casi continuamente, las glándulas apocrinas desempeñan
una función ínfima en la regulación térmica. Aún se desconoce su función precisa,
pero las activan las fibras nerviosas ante las sensaciones dolorosas y estresantes
y durante las caricias sexuales.

Pelo y folículos capilares


Hay millones de pelos esparcidos por todo el cuerpo. Sin embargo, en vez de
tener unas cuantas funciones protectoras poco significativas, como proteger la
cabeza de los golpes, proteger los ojos (mediante las pestañas) y ayudar a
mantener las partículas extrañas fuera del tracto respiratorio (mediante el vello de
la nariz), el pelo corporal ha perdido gran parte de su utilidad. El pelo servía a los
primeros humanos (y aún hoy día sirve a los animales peludos) de aislante
durante las épocas frías, pero actualmente disponemos de otros medios para
mantener el calor.

Pelos
Un pelo, producido por un folículo capilar, es una estructura epitelial flexible. Esa
parte del pelo encerrado en el folículo se denomina raíz. La parte que se proyecta
desde la superficie del cuero cabelludo o de la piel se denomina eje. Un pelo está
formado por la división de las células epiteliales del estrato basal bien alimentado
en la matriz (zona de crecimiento) del bulbo capilar del extremo inferior del folículo.
A medida que las células hijas son expulsadas de la zona de crecimiento, se
queratinizante y mueren. Así, la mayor parte del eje capilar, al igual que la mayor
parte de la epidermis, es materia muerta y casi todas proteínas.

Cada pelo consta de un núcleo central denominado médula rodeado por una capa
de corteza abultada. Por su parte, la corteza está encerrada por una cutícula más
externa formada por una sola capa de células que se superponen entre sí como
las tejas de un tejado. Esta organización celular de la cutícula ayuda a mantener a
los pelos apartados y evita que se enreden
La cutícula es la zona más queratinizada; proporciona fortaleza y ayuda a
mantener las capas capilares internas muy compactadas. Puesto que es más
propensa a sufrir abrasiones, la cutícula tiende a desgastarse por la punta del eje,
lo que hace que las fibrillas de queratina de las zonas capilares internas se ricen,
un fenómeno denominado “puntas abiertas”. El pigmento capilar lo componen los
melanocitos del bulbo capilar, y se combinan cantidades variables de distintos
tipos de melanina (amarilla, rojiza, marrón y negra) para producir todas las
variedades de color capilar, desde el rubio claro hasta el negro pez.

Los pelos tienen distintos tamaños y formas. Son cortos y duros en las cejas,
largos y flexibles en la cabeza, y normalmente casi invisibles prácticamente en
cualquier otra parte. Cuando el eje capilar es oval, el pelo es suave y sedoso y la
persona tiene el cabello ondulado.

Cuando el eje es plano y con forma de lazo, el pelo es rizado o crespo. Si es


perfectamente redondo, el pelo es liso y tiende a ser áspero. Los pelos se
encuentran en toda la superficie corporal excepto en las palmas de las manos, las
plantas de los pies, los pezones y los labios. Los seres humanos nacemos con la
cantidad de folículos capilares que tendremos durante toda la vida, y los pelos se
encuentran entre los tejidos de mayor crecimiento del organismo. Las hormonas
fomentan el desarrollo de las zonas peludas: el cuero cabelludo y, en los adultos,
la zona púbica y axilar (axilas).

Folículos capilares
Los folículos capilares son en realidad estructuras compuestas. La vaina
epidérmica interna consta de tejido epitelial y forma el pelo. La vaina dérmica
externa es en realidad tejido conectivo dérmico.

Esta zona dérmica proporciona vasos sanguíneos a la región epidérmica y la


refuerza. Su papila con forma de pezón proporciona el suministro sanguíneo a la
matriz del bulbo capilar. Unas pequeñas bandas de células musculares suaves
(arrector pili [“erectores del pelo”] conectan cada lado del folículo capilar con el
tejido dérmico. Cuando estos músculos se contraen (como cuando tenemos frío o
estamos asustados), el pelo se eriza, lo que hace que aparezcan pequeños
bultitos en la superficie cutánea; es lo que se denomina “piel de gallina”.

Esta acción ayuda a los animales a mantenerse calientes en invierno añadiendo


una capa de aire aislante al pelo. Es especialmente notorio en los gatos
asustados, cuyo pelo se estira totalmente de modo que parezca mayor para
amedrentar a sus enemigos. No obstante, este fenómeno de erizamiento del pelo
no es muy útil para el ser humano.

Uñas
Una uña es una modificación de la epidermis con forma de escara que
corresponde a la pezuña o garra de otros animales. Cada uña tiene un borde libre,
un cuerpo (parte unida visible) y una raíz (incrustada en la piel).

Los bordes de la uña tienen pliegues cutáneos superpuestos, denominados


pliegues ungueales. El pliegue ungueal proximal grueso suele denominarse
cutícula. El estrato basal de la epidermis se extiende por debajo de la uña como el
lecho ungueal. Su engrosada zona proximal, denominada matriz ungueal, es la
responsable del crecimiento de la uña. A medida que la matriz produce células
ungueales, éstas se van queratinizando más y mueren. Así, las uñas, al igual que
los pelos, son en su mayor parte materia inerte.

Las uñas son transparentes y casi incoloras, pero parecen de color rosa debido al
rico suministro sanguíneo de la dermis subyacente. Una excepción es la zona
existente por encima de la matriz ungueal engrosada que aparece como una
medialuna blanca y se denomina lúnula (lunul = medialuna). Como hemos
mencionado anteriormente, cuando el suministro de oxígeno en la sangre es
escaso, los lechos ungueales adquieren un tono cianótico (azul).

2.3 Inervación
Las sensaciones del tacto, de la temperatura y del dolor con captadas por los
receptores (exteroceptores) que se distinguen en:

 Corpúsculos subdérmicos, llamados de Vater (o de Pacini) y de Ruffini;


estos últimos son más profundos.
 Corpúsculos intradérmicos o de Meissner
 Terminaciones nerviosas libres en la dermis y en la epidermis.

Algunas de estas terminaciones conciernen a los nervios motores, de origen


vegetativo, destinado a los pequeños músculos erectores de los pelos y a los
vasos de la piel (sistema vasomotor)

En la piel se encuentra el origen de las fibras nerviosas “somatosensitivas”,


cuyo cuerpo neuronal está situado en el ganglio espinal.

Los territorios radiculares de la sensibilidad cutánea se han expuesto en la


sistematización de la médula espinal.

2.4 Vascularización
Arterias, la piel tiene una única vascularización arterial, Bellocq y Salmon
realizaron una descripción precisa. Existen dos tipos de arterias (Ricbourg)

 Musculocutáneas: Provenientes de la profundidad, atraviesa la


aponeurosis antes de penetrar en el plazo subcutáneo, son más
numerosas, sobre todo en lo miembros.
 Cutáneas: Cuyo trayecto está enteramente situado en el plexo
subcutáneo, de este tipo es, por ejemplo, la artería epigástrica
superficial.

A partir del plano subcútaneo, las arteriolas constituyen un plexo


subdérmico unido a una red superficial, el plexo supradérmico cuyas ramas
llegan a las papilas de la dermis.

Las arteriolas están ampliamente anastomosadas entre sí, sea en la dermis


o a un nivel de las papilas. Esas anastomosis son más raras en el recién
nacido que en el adulto, y disminuyen con la edad.

Dos arterias de la piel disponen de una rica inervación que las hace
reaccionar (vasomotricidad) a las excitaciones cutáneas, en especial, las
térmicas.
Venas, satélites de las arterias, constituyen plexos idénticos. Llegan a las
venas subcutáneas, mucho más numerosas y voluminosas que las arterias
homólogas, sobre todo en los miembros. Existe también un drenaje venoso
profundo de la piel, por venas que atraviesan las fascias de envoltura
muscular.

Linfáticos, una rica red rodea la base de las papilas dérmicas donde se
reúnen los linfáticos centrales (uno por papila). Esta red se enriquece con
los vasos provenientes de las glándulas sebáceas y sudoríparas que se
reúnen con las redes linfáticas subcutáneas. Cada territorio cutáneo tiene
sus linfáticos recogidos por un grupo de ganglios linfáticos bien definidos.

2.5 Patologías de la piel


Además de las enfermedades que afectan directamente la capacidad táctil,
existen otras patologías que afectan la piel y que también pueden dificultar o
modificar la sensibilidad y el normal desempeño de las capacidades de este
órgano sensorial.
Escabiosis o Sarna

Enfermedad cutánea causada por ácaros que se internan debajo de la piel y


depositan allí sus huevecillos, produciendo mucha picazón y puntitos o líneas
rojas en la piel.

Es altamente contagiosa, sobre todo por contacto directo de piel infectada con
piel sana. Existe la creencia de que la sarna es transmitida por los animales;
sin embargo, estos tienen otro tipo de sarna que no contagia al humano.

Psoriasis

Es una enfermedad crónica de la piel en la cual van apareciendo manchas


escamosas y pústulas de cierto grosor y de color rojo o púrpura intenso.

Aparece principalmente en codos, rodillas, pecho y cuero cabelludo, pudiendo


extenderse hacia otras zonas del cuerpo.

Urticaria

Alergia cutánea que se manifiesta con aparición de ronchas o manchas que se


inflaman y producen picazón.

Es la reacción natural del organismo a la exposición de un antígeno, ya sea por


contacto, inhalación o ingestión.

Dermatitis

Inflamación de la dermis que se manifiesta con enrojecimiento, supuración y/o


descamación de la piel.

Micosis

Infección de la piel producida por hongos microscópicos. Afectan diferentes


zonas de la piel y existen diferentes tipos de hongos, tomando diversos
nombres según cada caso: tiña, pitiriasis, candidiasis, onicomicosis, etc.
Lepra

Es una enfermedad crónica y contagiosa, producida por una bacteria que


afecta principalmente la piel y los nervios de pies y manos; en algunos casos
también afecta la piel que recubre la nariz.

Produce nódulos y lesiones de cierta envergadura. Esta enfermedad está


prácticamente erradicada en la mayoría de los países desarrollados. Demora
muchos años en manifestarse y otros tantos en curarse.

3. SENSACIONES CUTÁNEAS
Estas sensaciones incluyen las táctiles (tacto, presión, vibración),
termorreceptoras (frío y calor) y de dolor. Los receptores de estas
sensaciones se localizan en la piel, tejido conectivo y extremos del aparato
digestivo. Así los receptores cutáneos se distribuyen por toda la superficie
corporal, de manera tal que abundan en ciertas partes y son escasas en
otras. Los receptores cutáneos tienen estructura sencilla y consiste en
dendritas de neuronas sensoriales, que pueden estar o no envueltas por una
cápsula de tejido conectivo o epitelial. Los impulsos generados en los
receptores cutáneos se transmiten por neuronas somáticas aferentes de los
nervios craneales y espinales hacia el tálamo, y de este al área sensorial
general del lóbulo parietal de la corteza cerebral.

3.1 Sensaciones táctiles


Se divide en las del tacto, presión y vibración.

 Tacto. Las sensaciones táctiles, por lo general, son resultado de la


estimulación de los receptores táctiles de la piel o los tejidos
inmediatamente subyacentes. El tacto “fino” o discriminativo, consiste en
una sensación a través de la cual un individuo puede reconocer con
exactitud el sitio de su cuerpo donde se originó el estímulo correspondiente.
El tacto “burdo” es aquel por el cual el individuo percibe que algo le tocó la
piel, pero no puede determinar con exactitud la localización, forma, tamaño
o textura del objeto que le tocó.
Entre los receptores táctiles tenemos a las terminaciones nerviosas libres,
los discos de Merkel, corpúsculo de Meissner, plexos peritriquiales y
corpúsculos de Ruffini.
 Presión. Las sensaciones de presión generalmente son resultado de la
estimulación de receptores táctiles en los tejidos profundos y son de mayor
duración y de intensidad menos variable que los táctiles. Entre los
receptores de presión tenemos: terminaciones nerviosas libres, corpúsculos
de Ruffini y corpúsculos de Pacini. Estos se localizan en el tejido
subcutáneo, glándulas mamarias, genitales externos en ambos sexos y
algunas vísceras.

3.2 Sensaciones térmicas


Los Termorreceptores que captan el frío y el calor son las terminaciones
nerviosas libres, las cuales son más numerosas en las manos y en la cara que
en cualquier otra parte del cuerpo.

Los receptores del calor descargan impulsos a temperaturas entre 20° C y 45


°C, en cambio, los receptores del frío forman impulsos entre 10°C Y 41°C.

3.3 Sensaciones de dolor


Los receptores del dolor se denominan nociceptores, los cuáles son
terminaciones ramificantes de las dendritas de ciertas neuronas sensoriales.
Están presentes en casi todos los tejidos y responden a cualquier tipo de
estímulo. Cuando se alcanza cierto umbral con los estímulos de otras
sensaciones, como los de tacto, presión, calor y frío, estos también generan la
sensación de dolor.

Los receptores de dolor desempeñan funciones de protección al detectar


cambios que pondrían en riesgo al organismo, en virtud de su sensibilidad a
todo tipo de estímulos.

El dolor puede dividirse en dos tipos: el dolor somático, que resulta de la


estimulación de receptores de la piel (dolor somático superficial), o la de
receptores de los músculos esqueléticos, articulaciones, tendones y fascias
(dolor somático profundo); el dolor visceral, que proviene de la estimulación de
los receptores de las vísceras.

La mayor parte de las sensaciones dolorosas responden a los analgésicos


(fármacos), que, generalmente, inhiben la transmisión de impulsos nerviosos
en la sinapsis. Por ejemplo, medicamentos como la aspirina, el paracetamol o
el ibuprofeno bloquean la formación de prostaglandinas, que son en realidad
estimulantes de los receptores.

4. TRASTORNOS DEL TACTO


Las enfermedades del tacto pueden presentarse en momentos puntuales y
desaparecer, pueden prolongarse en el tiempo o bien convertirse en problemas
crónicos.

Sus causas pueden ser de diversa índole: desde una mala postura corporal,
secuela de alguna intervención quirúrgica o traumatismo, hasta una
enfermedad grave.

El sentido del tacto está directamente relacionado con la piel, que es el órgano
más grande de nuestro cuerpo (ya que lo reviste totalmente) y es el
responsable de percibir, gracias a los múltiples receptores nerviosos que
contiene, los estímulos del mundo exterior.

4.1 Principales trastornos del sentido del tacto


Analgesia

Ante daños provocados o estímulos dolorosos, existe ausencia total de


molestia o dolor.

Agrafoestesia

El término tiene que ver con la ausencia de grafoestesia, que es la capacidad


del individuo para reconocer letras o números que se escriban en forma
imaginaria (o real, pero sin que el individuo lo vea) sobre la piel de alguna parte
del cuerpo.
Astereognosia

Se relaciona con la ausencia de estereognosia, que es la capacidad de


identificar objetos a través del tacto.
Anafia

La anafia es la ausencia total o parcial del tacto; es decir, la incapacidad para percibir
ningún tipo de sensaciones por medio de la piel.

Alodinia

La alodinia es una percepción exagerada de dolor ante estímulos que en situaciones


normales y para el común de las personas no son dolorosos.

Puede ser estática, cuando el dolor se produce por un estímulo puntual y único, como
la presión con un dedo, o dinámica, cuando el dolor es causado por un estímulo
repetitivo.

Hiperestesia

La hiperestesia es una hipersensibilidad de la piel que hace que la sensación ante el


estímulo externo, así sea éste de baja intensidad, se intensifique a niveles que resultan
desagradables.

Hipoestesia

La hipoestesia el caso contrario al mencionado recientemente: la sensibilidad


disminuye y el estímulo se percibe en forma débil.

Anestesia

En este caso, el estímulo no es percibido en absoluto.

Hiperafia

Es el aumento de la capacidad para percibir estímulos, una sensibilidad exagerada.

Hipoafia

Es lo contrario de la Hiperafia, o sea, la disminución de la capacidad para percibir


estímulos, una sensibilidad apocada.

Hiperalgesia
La hiperalgesia es la exacerbación del dolor. Es decir, estímulos que en general son
dolorosos, se sienten aún más dolorosos.

Hipoalgesia

Por el contrario: estímulos que en general son dolorosos para el promedio de las
personas, se perciben con poco dolor.

Parestesia

La parestesia es la sensación de hormigueo de alguna extremidad. Se debe casi


siempre a la presión de algún nervio, producto de una mala postura del cuerpo o
cuando se golpea el codo con relativa fuerza.

Con menos frecuencia, puede deberse a la ingesta de algún medicamento. Suele durar
segundos o pocos minutos.

4.2 Causas de los trastornos de la sensibilidad


Los trastornos de la sensibilidad se pueden deber a múltiples causas: desde motivos
pasajeros como el pinzamiento de algún nervio que produce hormigueo momentáneo,
hasta infecciones del sistema nervioso, quemaduras, alergias, etc.

Trastornos temporales

Aprisionamiento de nervios por malas posturas, picaduras de insectos venenosos o


infecciones bacterianas que puedan afectar los nervios o terminaciones nerviosas.

Irritación nerviosa por punciones o pruebas médicas. Alergias. Efectos secundarios por
la ingesta de ciertos medicamentos.

Lesiones nerviosas o daños neurológicos

Generalmente las lesiones se deben a tumores o hernias que pisan ciertos nervios y
producen alteraciones en la sensibilidad. Suelen resolverse con intervención quirúrgica
para su extirpación.
En el caso de daños o enfermedades de tipo neurológico, los síntomas a nivel del tacto
son consecuencias secundarias de las mismas, que suelen desaparecer cuando se
tratan correctamente.

Enfermedades más complejas como la esclerosis múltiple, requieren un tratamiento


médico de largo plazo para disminuir este tipo de síntomas.

En situaciones de neuropatías o infarto cerebral, por ejemplo, uno de los síntomas que
se puede presentar es un trastorno momentáneo de la sensibilidad.

En este caso la atención debe ser inmediata para resolver la causa del problema y
minimizar el riesgo de secuelas.

Quemaduras y cirugías

Las quemaduras producen daños severos a la epidermis y, según la gravedad, también


pueden penetrar a la dermis, modificando toda la estructura de las terminaciones
nerviosas, pudiendo producir trastornos pasajeros o más o menos permanentes en la
zona.

Lo mismo puede ocurrir en áreas de cicatrices producidas por cortes o cirugías, en


donde la sensibilidad suele modificarse durante tiempos prolongados o de forma
permanente.

Enfermedades neurológicas

La esclerosis múltiple o el Parkinson pueden llegar a producir trastornos de


sensibilidad.
III. CONCLUSIONES
 Mediante el sentido del tacto podemos percibir algunas características físicas de los
objetos o ambiente que nos rodea como: la consistencia, la textura, la forma y
contorno, el tamaño, el peso, la humedad y la presión que ejerce un objeto sobre tu
piel.
 Los seres humanos presentan terminaciones nerviosas especializadas y localizadas
en la piel, que se llaman receptores del tacto. Los receptores se estimulan ante una
deformación mecánica de la piel y transportan las sensaciones hacia el cerebro a
través de fibras nerviosas.
 Este sentido es fundamental, ya que los demás se consideran especializaciones del
tacto, para percibir sabores, el alimento se pone en contacto con la lengua. Los
olores deben tocar la pituitaria. Vemos un cuerpo cuando la luz que emite o refleja
toca la retina. Los sonidos deben chocar contra el tímpano para que se inicie la
vibración y de ahí, la audición.

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