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Miguel Ángel Bastenier

El blanco móvil: Curso de


periodismo Con la
experiencia de la escuela
de El País

Ediciones Santillana
1ª edición: abril de 2001
Prólogo
Lo que no acabamos de ser es lo que somos

Al cumplir la Escuela de Periodismo Universidad Autónoma de Madrid/El


País sus quince años de existencia se publica su primer manual de Periodismo.
Su autor, Miguel Ángel Bastenier, es uno de sus mejores profesores. Quizá otros
docentes pongan pronto por escrito los contenidos de sus clases, por lo demás
fundamentalmente prácticas, lo que servirá para ahondar en un tipo de
enseñanza que hemos procurado impartir. En la Escuela siempre se ha
considerado que, en general, el periodismo no dispone de teoría por más que en
ocasiones ésta se haya querido inventar de forma artificiosa; el periodismo es,
en esencia, una práctica sobre la que, a veces, se puede teorizar. Pero no al
revés. Por ello, durante estos tres lustros los casi seiscientos alumnos que han
pasado por las aulas de la Escuela -las aulas no son tales; son redacciones como
las de cualquier medio de comunicación- se han conformado, o se han sobrado,
con los apuntes y las explicaciones verbales de los profesores, en casi todos los
casos periodistas en ejercicio, no académicos de Ciencias de la Información.

Este curso de periodismo aparece, además, en un momento-frontera para


la profesión. En la intersección de dos siglos se discute con apasionamiento y
confusión sobre los contenidos del ser periodista. La multiplicación de medios
visuales, digitales, compite con la esencia de los medios analógicos, escritos; y
todos, alumnos y profesores, debemos atender a los nuevos contenidos y
herramientas del periodismo, llámese oficio o profesión. Algo tendrá que ver con
el hecho de que en 12 9 la última década del anterior milenio fue cuando más
ejemplares de diarios se vendieron, y que desde entonces las ventas de la
prensa escrita han empezado a disminuir por goteo, pero ininterrumpidamente
(la tendencia, para ser indiscutible, necesita más tiempo de experimentación).

Nietzsche dijo: "Somos profundos, volvamos a ser claros". Ésta es la


principal virtud de este curso de periodismo que huye en sus páginas de un falso
academicismo que ha desprestigiado tantas veces a las ciencias sociales y a las
denominadas ciencias de la información. En muchas ocasiones, algunas de ellas
muy cercanas, el descrédito de la enseñanza del periodismo ha venido asociada
a una solemnidad falsa, sobrevenida, artificial. Y ello lo tiene presente Bastenier,
al que gusta poner las cosas en su sitio; cuando están a ras de tierra, y cuando
sobrevuelan por el espacio, también observando irónico los forzados
sobrentendidos que se fabrican circunstancialmente para crear, repito,
solemnidades vacías.

No vale la metainformación, dice; cualquier marciano que aterrizase un día


en la Tierra debería entender el periódico sin haberlo leído el día anterior, ni
algún otro día. O combatiendo los tópicos que nos afligen y de los que somos
culpables (españolito de a pie, líder carismático, dar luz verde, crónicas de una
muerte anunciada...) los periodistas que buscamos ingenio en voces colectivas,
populares, que fabrican sin cesar latiguillos que prenden en el público hasta el
aburrimiento.
Este libro es un diálogo con el lector curioso. Para leerlo, para discutir con
su contenido no es necesario ser estudiante de periodismo ni periodista. Tan
sólo lector: consumidor de información. El cliente de los medios de comunicación
encontrará en él explicaciones a lo que tantas veces se pregunta. Por ejemplo,
el texto responderá con suficiencia a la crítica tan frecuente de que los medios
sólo publican el lado malo de las cosas y que obvian lo positivo, lo fantástico de
lo que sucede: el periodismo no publica buenas ni malas noticias, sino sorpresas,
lo que se interrumpe, se rompe, estalla, no el encefalograma plano de la
continuidad. Naturalmente esto es discutible. Como lo es la versión del
periodismo que se aporta, alejada de sinónimo de servicio público. El periodismo
como puro cumplimiento de un contenido informativo, "en las antípodas del
periodismo salvacioncita de presuntos pedagogos y agentes del bienestar
ciudadano". No hay ley de acero que comunique indefectiblemente al
periodismo con el bienestar del género humano.

De acuerdo con la definición general, “no hay excepciones para ese no


compromiso?, ?no han de tenerse nunca en cuenta las consecuencias inducidas
de una noticia publicada (o de una noticia no publicada)? "No hay periodismo
neutral, contrapuesto a otro periodismo de toma de posición; sólo hay un
periodismo profesional que, partiendo de posiciones de neutralidad, toma
posiciones con el respaldo de la información de que dispone", escribe el autor.
Pero ?sirve la limpieza de su bisturí mediático, por ejemplo, en coyunturas como
la del País Vasco en la que lo que está en juego es la libertad de expresión o,
más genéricamente, la libertad de los ciudadanos? ?Vale la descripción de la
desigualdad, por ejemplo, en el conflicto árabe israelí? Estas preguntas son en
parte retóricas. Conozco los matices de Bastenier porque reconozco su labor
profesional en tantos lugares. Pero hay que explicitarlos. Lo que hace es teorizar
la objetividad para actuar como Moisés, que sabe que nunca llegará a la tierra
prometida, pero que no renuncia a caminar hacia ella. La utopía (la objetividad)
nos recuerda que, aunque no haya recetas milagrosas, el periodismo no sólo
debe ser administrado, sino cambiado y mejorado. Y ello no debe darnos miedo.

La objetividad. Concepto del que abomina el autor de este texto, pero que
utiliza como un cuchillo para dar sus opiniones subjetivas. Si hay un periodista
subjetivo (valga la redundancia) ése es Bastenier, que cree que, en el extremo,
la objetividad 13 13 significa que todos los medios serían iguales, sin señas de
identidad. La objetividad es sólo una palabra, una invocación teórica, un santo y
seña; pero que la objetividad no exista no significa que no haya que trabajar con
}fair play}, con la honradez del punto de partida, con la ausencia de }parti pris}
por parte del periodista.

Con estos puntos de vista ?se puede enseñar el periodismo? Es discutible,


tanto como las tesis que se defienden en este manual. Pero lo que es seguro es
que se puede aprender. A ello quiere contribuir este libro tan práctico y a la vez
tan reflexivo, que polemiza incluso con el propio concepto de periodista. Para
poder hablar con propiedad de la existencia de una profesión tienen que darse
al menos dos condiciones: el establecimiento de un conjunto de intereses
comunes entre los que la practican, y el desarrollo de un programa específico
educacional y preparatorio para su ejercicio.
Muchas veces se puede dudar, en lo cotidiano, de que en España existan
las dos condiciones, o incluso una sola de ellas. El autor opina que periodista
puede serlo cualquiera, lo que no es equivalente a que cualquiera pueda ser un
buen periodista. El periodista se define en negativo. No es sino la suma de lo
que no es. No es novelista, sociólogo, historiador, escritor, político, economista,
etcétera. Lo que no acabamos de ser es lo que somos.

¿Existen garantías suficientes para los ciudadanos, más allá del


ordenamiento legal general, de que los periodistas, tal y como han sido
descritos, no van a abusar impunemente de sus poderes? En algún sitio he
leído, y lo he utilizado en más de una ocasión, la historia de Noam Chomsky, el
lingüista norteamericano, que fue al dentista; el médico, al examinarlo, observó
que le rechinaban los dientes. Consultada su mujer reveló que ese rechinar no
tenía lugar en horas de sueño. ?Cuándo entonces? Tras un exhaustivo
interrogatorio se demostró que al intelectual le castañeteaban los dientes por
las mañanas, cuando leía la prensa. Preguntado acerca de 14 15 cómo era
posible tal acto reflejo, Chomsky suspiró, como si viera por adelantado todas las
estúpidas perversiones de la verdad que estaba condicionado a seguir leyendo
durante el resto de su vida, sacudido cada mañana por furiosos actos de
reprobación. Descritos y analizados los rudimentos de la profesión y su práctica,
echo de menos la siguiente reflexión que tenemos pendiente hacer: pasar del
periodista individuo al periodista profesión. A sus problemas y deficiencias.

Hace poco tiempo, el periodista polaco Ryszard Kapucinski -uno de los


mejores reporteros vivos de nuestro tiempo- hizo unas cuantas reflexiones sobre
la adulteración de nuestra profesión, que merecen ser compartidas mientras les
damos respuesta:

--El imperativo del beneficio económico ha reemplazado en los medios a las


exigencias cívicas prioritarias.
--En los debates sobre los medios se concede una atención excesiva a los
problemas técnicos, a las leyes del mercado, a la competencia, a las
innovaciones y a las audiencias, y una atención insuficiente a los contenidos.
Cuando los medios hablan de ellos mismos enmascaran los problemas de fondo
con la forma; sustituyen la filosofía con la técnica. Se preguntan cómo editar,
cómo montar o cómo imprimir y en cambio no cuestionan lo que quieren editar,
montar o imprimir.
El problema del mensaje es reemplazado por el del mensajero.
Desgraciadamente, como lamentaba Marshall McLuhan, el mensajero tiene
tendencia a convertirse en el contenido del mensaje.
--Las tecnologías punta han provocado una multiplicación de medios.

?Cuáles son las consecuencias? La principal es el descubrimiento de que la


información es una mercancía cuya venta y difusión puede proporcionar
importantes beneficios. Antaño, el valor de la información iba asociado a
diversos parámetros, en particular al de la verdad. Hoy todo ha cambiado.

El precio de la información depende de la demanda, del interés que suscita. Lo


que prima es la venta. Una información será juzgada sin valor si 15 17 no
consigue interesar a un amplio público.
--Los periodistas puros que antes dirigían los periódicos han sido reemplazados
a menudo a la cabeza de las empresas por hombres de negocios.
--Desde que está considerada como una mercancía, la información ha dejado
de verse sometida a los criterios tradicionales de la verificación, la autenticidad
y el error. Ahora se rige por las leyes del mercado. Esta evolución es la más
significativa entre todas las que han afectado al mundo de la cultura. El mercado
se ha salido de su espacio natural económico y hace imperialismo con la
información.
--La guerra interna entre los grupos mediáticos es una realidad más intensa
que la del mundo que les rodea.
--?Cómo entender el mundo? Hasta ahora se aprendía la historia gracias al
saber que nos legaban nuestros ancestros, a lo que contenían los archivos y a lo
que descubrían los historiadores. Hoy, la pequeña pantalla es la nueva (y
prácticamente la única) fuente de la historia, destilando la versión concebida y
desarrollada por la televisión.
--Vivimos un mundo paradójico. Por una parte se nos dice que el desarrollo de
los medios de comunicación ha conseguido unir a todas las partes del planeta
(la globalización); por la otra, la temática internacional ocupa cada vez menos
espacio en los medios, ocultada por la información local, por los titulares
sensacionalistas, los cotilleos, los personajillos y toda la información mercancía.

Completar las reflexiones y los interrogantes de Kapucinski, que muchos


nos hacemos, sobre la pérdida frecuente del carácter tradicional de contrapoder
del periodismo, es un desafío para la Escuela de Periodismo UAM/El País -que
nació para dudar, además de para enseñar- y para futuros manuales sobre
nuestra profesión y sus mutaciones.

Joaquín Estefanía, director de la Escuela de Periodismo UAM/El País


16 19
Introducción

Este libro es un manual, pero no exactamente un manual escolar; este


libro es un manual del curso de la Escuela de Periodismo UAM/El País, una
materia, esta del periodismo, sobre la que es complejo imaginar que se pueda
impartir una enseñanza académica; la pretensión, por ello, de este texto es la de
ser a la vez que un diálogo con el alumno, o con el lector interesado, también
una exposición, inevitablemente subjetiva, de cómo se practica el periodismo en
nuestro entorno cultural; una interrogación aneja sobre qué es o qué puede ser
eso del periodismo; y, como itinerario de fondo, un recorrido pormenorizado del
trabajo que durante un año, de enero a diciembre, se realiza en la Escuela de
este periódico. Sin el concurso, por tanto, de las catorce promociones que han
llenado en otros tantos años las instalaciones de Miguel Yuste, 40, este esfuerzo
no habría sido posible.

Pero, si la materia prima que hemos de manejar es el periodismo,


parecería apropiado que antes tratáramos de establecer unas mínimas
coordenadas para apuntar en qué consiste. El periodismo, ya se ha apuntado,
difícilmente se enseña, pero sí se aprende. Y no necesariamente en una escuela
o facultad. Es útil, pero en absoluto imprescindible que así sea.

Existe una diferencia esencial entre los estudios de Periodismo y los de


cualquiera de las profesiones liberales de todos conocidas. Derecho, Ingeniería,
Arquitectura, Medicina, son todas carreras que poseen un contenido positivo,
evolutivo por supuesto, pero indiscutible. La sociedad se protege contra los que
deseen un día ejercer como abogados, ingenieros, arquitectos, médicos,
etcétera exigiendo que los interesados cursen determinados estudios durante un
cierto número de años para que obtengan un papelito enmarcable, en el que se
da fe de que 18 21 esa persona ha adquirido, teóricamente al menos, los
conocimientos imprescindibles para ganar algún pleito, para que no se le caigan
irremediablemente las casas, o para que no sufran indebidamente los enfermos.
La sociedad carece, en cambio, de las debidas garantías contra el abuso o mal
uso del oficio o profesión -ambos términos me parecen correctos- de periodista,
más allá de lo que la protejan las disposiciones del ordenamiento jurídico
vigente. Y siempre a posteriori. ?Por qué? Porque el periodismo carece de
corpus, currículo -}pensum}, como lo llaman en Colombia- del conjunto de
doctrinas o normas recibidas, que puedan estructurarse a manera de
compendioguía, más allá de unas generalizaciones que parecen ya un poco
desgastadas por el uso. Por eso, este libro no puede ser un auténtico manual
escolar, porque es limitado el acervo con el que proceder a una escolarización
del aspirante.

No ignoramos que en el caso de las profesiones anteriores, la práctica, el


enmarañamiento con la realidad -si es que, como veremos, el término realidad
tiene algún significado- va a ser siempre decisiva para que el licenciado pueda
considerarse abogado, médico, arquitecto o ingeniero. Pero, aun así, el canon es
algo tangible.

¿Qué ocurre, entonces, con el periodismo? El periodista no es un novelista,


aunque, inevitablemente, sus materiales contienen un poderoso aliento de
ficción, de creatividad activa sobre lo que percibe; el periodista no es un
sociólogo, pero qué duda cabe de que en su trabajo habita una sociología
práctica y cotidiana; el periodista no es un historiador, aunque de las
hemerotecas los historiadores extraerán parte de la materia prima con la que
trabajen; el periodista no es un político, ni tiene por qué ser un hombre público,
pero su cercanía a los corredores del poder puede hacerle creer que es un
agente de la gobernación del país, lo que cabe, por supuesto, que sea, pero sólo
de manera indirecta, como en todos los casos anteriores.

El periodista puede entenderse, por tanto, como una suma de todo lo que
no es: no es un novelista, no es un sociólogo, no es un historiador, no es un
político; luego, la adición de todas esas imposibilidades o insuficiencias,
conforma, de manera muy apropiada aunque especialmente enigmática, lo que
sí es. Lo que no acabamos de ser, de una manera múltiple, es lo que somos. Y
ese lote es indefinible porque, efectivamente, no existe el corpus doctrinal que
exprese semejante suma de negaciones. Por eso, periodista puede serlo
cualquiera, lo que no significa que cualquiera pueda ser un buen periodista; y
por esa razón hay que admitir que el único control de acceso a la profesión sea
el interés del mercado conjuntamente con el de la sociedad: la aprobación del
lector y la decisión del empresario, que otorgará la condición de periodista a
quien se dé la oportunidad de serlo.

Todo lo cual por supuesto, no significa que sea inútil tratar de adquirir un
bagaje a manera de canon para abrir boca, a través de las instituciones de que
se trate. Pero, siempre, resignándose a la evidencia de que en vez de disponer
de una teoría que guía nuestra práctica, el trabajo del periodista es una práctica
sobre la que, en ocasiones, nos da por teorizar.
Eso es lo que trata de hacer esta Escuela. Veamos cómo.
Capítulo I
El estado de la cuestión

No es imposible que estemos viviendo los últimos años de la profesión


periodística tal como se ha conocido, al menos, en el último siglo. Los alumnos
de la promoción del 2001 de la Escuela UAM/El País, que habrán completado su
preparación en diciembre de este año, vivirán todavía una parte de su carrera,
pero no necesariamente la mayor, en un contexto básicamente similar al
finisecular, pero van a asistir durante la misma a enormes transformaciones en
el ejercicio de la profesión, que es muy probable que desemboquen, a no tantos
años vista, en una realidad muy distinta de la que hoy aún conocemos Quizá, los
libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán, a
manera de piadosa elegía, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran
mutación.

La tecnología de la fabricación de diarios ha conocido durante el siglo Xx


grandes progresos, pero, básicamente, de tipo más cuantitativo que cualitativo.
Hemos pasado de la máquina de escribir y del hot type o plomo a las páginas
directamente pergeñadas en el ordenador, así como nos valemos también de la
transmisión vía satélite para volatilizar y materializar páginas de periódico para
su impresión a miles de kilómetros de distancia, y, últimamente, al diario
electrónico, que, aunque dentro de pocos años pueda parecer prehistórico en su
tosquedad actual, existe sólo desde que, por razones militares, el Pentágono
norteamericano creara en 1993 la }World Wide Web}. El número de }host
computers} conectados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de 35
millones a fin del siglo pasado, con lo que, si calculamos unos cinco usuarios por
aparato, eran ya cerca de 200 millones los pinchados a la red en el año 2000,
con un crecimiento exponencial en perspectiva.
Todavía hoy, sin embargo, el gran vehículo de la prensa diaria es el mismo que
hace cien años. Por muy notables que hayan sido los avances producidos, por
mucho que haya cambiado, al mismo tiempo que la tecnología de prensa, la
técnica profesional de rellenar diarios, un hecho troncal se ha mantenido: el
soporte papel.

Las páginas de los diarios de hace cien o más años son enormemente
diferentes de lo que entendemos hoy por prensa profesional, pero su esencia no
ha variado en la relación del lector con el producto: se despliega el periódico a
tenor de su formato (universal o }broadsheet}, tabloide y todos los híbridos de
ambos); se lee de una manera muy física, muy material, casi con el movimiento
de cabeza de quien ve un partido de tenis; se abarca de una ojeada la totalidad
de la página, que tiene una arquitectura informativa determinada, cuya
percepción ya es en sí misma una primera interpretación del mundo; el
ordenamiento consecutivo en secciones del periódico, su impecable orden
interno, con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos permite, si lo
deseamos, comenzar a leer un texto por el final, arrancar en cualquiera de sus
párrafos intermedios, o combinar la lectura casi simultánea de varias
informaciones a dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibilidades
de aproximación al periódico que contribuyen a darle a la lectura una
tangibilidad física hasta construir una relación íntima y sensorial con el diario.
Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicación virtual. La
palabra, escrita pero titilando de manera apenas perceptible sobre una pantalla,
es el único nexo de unión de un futuro que ya es presente con un presente que
corre el peligro de ser cada día más pasado.
Las estadísticas sólo sirven para explicarse a sí mismas, pero,
probablemente, no es ocioso creer que el estancamiento de cifras de ejemplares
de prensa vendidos y el número de publicaciones hoy existentes en el mundo
occidental tiene que ver con el desarrollo de esa otra forma de leer pe22 29
riódicos. Redondeando cifras, de algo más de 1.500 publicaciones diarias en los
países de la Unión Europea que existían en 1995, hemos pasado a una pérdida
neta de unos 50 títulos, mientras que en Estados Unidos, de unas 5.500
publicaciones en idéntica fecha, ha bajado el total en algo menos de un
centenar. Paralelamente, la venta total de diarios en Europa y Estados Unidos es
sustancialmente la misma, a comienzos de 2001, que en 1995.

En el desglose por países y zonas culturales, las cifras no tienen, sin


embargo, por qué ser uniformes; países menos dados a la lectura, como
Portugal y Grecia -por debajo del consumo de 100 ejemplares por 1.000
habitantes- y en menor medida España, con algo más de 100, gozan de un
margen de crecimiento potencial mayor que los mejor dotados como Noruega y,
en general, el mundo escandinavo, donde el índice oscila en torno a los 500
ejemplares. Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este tránsito
entre los siglos XX y XXI al volumen máximo de venta de diarios, en soporte
papel, que el mundo ha conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este
año 2001 en esta antesala de la profesión que es la Escuela de El País o en las
Facultades de Ciencias de la Información -en general, llamadas de Comunicación
en América Latina- que sepan que el empleo en la prensa de papel, y en
particular en los diarios de información general, es una piel de onagro que se
encoge, aunque, como compensación se esté creando un importante volumen
de empleo en los portales de Internet, que, tras el necesario desbroce del trigo y
de la paja, habrá de constituir la fuente de trabajo más pujante en los años
venideros.

El currículo de la escuela

El esquema de trabajo en la Escuela es el siguiente: el curso es de un año


natural, a comenzar en enero, poco después de Reyes, con la conclusión 23 31
en diciembre, apenas unas fechas antes de Navidad. La actividad lectiva se
divide en tres grandes tramos. Dos cuatrimestres, tan largos que son de casi
cinco meses, y un período intermedio de prácticas, de dos, que los alumnos
realizan como profesionales formados en alguno de los medios de comunicación
del Grupo Prisa incluido El País.

El primer cuatrimestre se consume inicialmente con un corto período de


familiarización con el aparataje tecnológico, que es exactamente el mismo que
el del diario, y una preparación teórico-práctica, con mucho más acento en lo
segundo, distribuida en dos grandes áreas: el conocimiento específico de las
diferentes secciones del periódico en materias individualizadas, que se limita a
ese primer cuatrimestre, y un planteamiento troncal que llamamos }
reporterismo y redacción}, cuya duración abarca todo el año, y que, como
denominación, es sólo uno más de los nombres de la rosa para designar cómo
se hace un diario. También tratamos de las publicaciones no diarias, como es el
caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que llamamos,
erróneamente, periódicos, cuando son diarios. Las páginas que siguen se
ocuparán exclusivamente de este último transcurso, con el acento en el “qué” y
el “porqué”. El segundo cuatrimestre es exclusivamente práctico, como en su
momento veremos. Pero, aún hay que dar cuatro pasos por las nubes antes de
meternos en las vías de hecho.

Sobre la objetividad y otros ensueños

Todavía se repite como un mantra la famosa declaración de que }los


hechos son sagrados y las opiniones libres}, entre otras cosas porque los hechos
cuestan el dinero de ir a buscarlos y opinar puede hacerlo cualquiera sentado en
su despacho.

Eso está bien, si no se nos sube a la cabeza. Efectivamente, lo que es la


opinión del periódico, en forma de editoriales no firmados, o artículos 24 33
firmados que expresan una valoración para subrayar que }esto es mejor que
eso, yo recomiendo tal cosa, me gustaría que pasara aquello o lo de más allá},
etcétera, son un tipo de textos que deben estar claramente diferenciados en su
presentación gráfica de lo que comúnmente llamamos }información}, para que
el lector sepa a qué atenerse, dónde hay narración de hechos presuntamente
ocurridos, y dónde se hallará lo que ha de ser un comentario valorativo de los
mismos. Pero suponer, realmente, que es posible separar los hechos de la
opinión es pura fantasía. No ha habido jamás un solo texto, por desnudo que
pueda parecer a nuestros ojos, que no contenga alguna carga de opinión en
primer grado, siquiera que sea por la colocación que ha merecido en las páginas
del periódico.

La objetividad es sólo una palabra, una invocación, un santo y seña al que


encomendarnos, porque eso que llamamos la “realidad”, o bien no existe o no
tenemos ninguna posibilidad de aprehenderla por la vía del conocimiento.
Contaba un día Fernando Sabater que el escritor José Bergamín solía ironizar
diciendo que si él hubiera nacido “objeto” sería “objetivo”, pero como nació
sujeto era “subjetivo”. La objetividad no existe y no hace ninguna falta que
exista, porque si fuera así todos los diarios, al menos los que cumplieran con sus
objetivos profesionales, darían siempre prácticamente la misma versión de los
hechos, todo habría ocurrido de forma inapelable, al margen de que luego se
editorializara de la forma que fuese.

Tomemos un hecho aparentemente diminuto. Un ciudadano del norte de


África, por tanto emigrante, ha dado muerte a puñaladas a un madrileño en una
de las calles adyacentes a la Puerta del Sol. Exactamente los mismos elementos
narrativos (filiación de víctima y victimario, lugar, hora, informe forense,
declaraciones de testigos presenciales) dispuestos en el periódico de formas
distintas (página, posición, número de columnas) contarán también historias
esencialmente diferentes y, en principio, igual de válidas y comparativamente
tan “objetivas” unas como otras.

Pero, más aún, incluso manteniendo inalterables las condiciones


anteriores, si comenzamos la historia escribiendo en el primer párrafo "un
emigrante" -no digamos ya un "norteafricano"- estaremos haciendo esa cosa tan
horrible que es guiñarle un ojo al lector, diciéndole como quien no quiere la cosa
-que es la peor forma de querer algo- “alerta los pueblos, que los asesinos de
fuera están entre nosotros”; si damos, en cambio, ese dato como cierre de la
información, como una coletilla casi de cariz administrativo en el último párrafo,
pero siempre con el mismo fraseo a lo largo de la información, estaremos
haciendo mucho menos o ningún hincapié en la peligrosidad del “sujeto”.
Obviamente, si en aras de una versión de lo que hoy muchos consideran
políticamente correcto, llegamos a la conclusión de que no hay que “fichar” al
homicida, basándonos en que cuando un español mata a otro español no
hacemos mención de nacionalidad alguna, es que estamos ya entonces en
mundos diametralmente opuestos. Y, en cualquier caso, uno u otro tipo de
diario, según su visión del mundo, preferiría también diferentes versiones de lo
sucedido.

Es cierto que, jugando con las palabras, podemos establecer diferentes


cánones terminológicos, a condición de que nos atengamos a ellos. Si en vez de
opinión, queremos decir -y querremos- que las diversas visiones antes
reseñadas contienen diferentes “interpretaciones”, porque el término opinión lo
reservamos para más altas misiones -y lo reservaremos- no hay tampoco
inconveniente. Algún grado de valoración o interpretación -u opinión- es siempre
inseparable de eso que con gran fantasía por nuestra parte llamamos “los
hechos”.
El policía veterano de aquella famosa serie de televisión “Canción triste de
Hill Street” (Hill Street Blues), que daba cada mañana sus órdenes a los agentes
patrulleros antes de que éstos salieran a la calle, concluía invariablemente su
breve parlamento diciendo: "And take care, out there" ("Y tengan cuidado, ahí
afuera"). Harían bien los periodistas en seguir esa indicación porque ese “ahí
afuera” es la realidad, algo radicalmente ajeno a toda capacidad humana de
reproducción por medio de lo escrito. Cabe decir del periodismo, o de su vana
tentativa reproductora, algo parecido a lo que teóricos contemporáneos dicen de
la narración histórica.

El pensador norteamericano Hayden White (1), como los franceses Paul


Ricoeur y Roland Barthes, entre otros, niega radicalmente la posibilidad de
reproducir los hechos; es decir, que los hechos no tienen más existencia que la
puramente lingüística, porque nadie sabe lo que son, dónde empiezan y dónde
acaban. Son tan reales como la famosa nariz de Cleopatra, sobre la que
ironizaba, y que, supuestamente, había cambiado el curso de la historia. De una
forma muy explícita el sociólogo francés Duverger nos pone en guardia: "Antes
que buscar una objetividad o una neutralidad, inaccesibles, el sociólogo debe ser
consciente de la imposibilidad de prescindir de las ideologías en las que vive, a
fin de limitar la definición que resulte de todo ello. Y esto implica de salida que
sea consciente de su propia ideología y que lo confiese. Y acto seguido, tener en
cuenta no sólo su ideología, sino la de los otros para construir sus hipótesis y sus
teorías (3)".

Sólo hace falta sustituir sociólogo por periodista, que ya hemos visto que
lo es en alguna forma sin necesidad de tener conciencia de ello, ideología por
puntos de vista o preferencias personales, y los otros por el mundo alrededor,
para que la cita sea tan impecable como implacable. La realidad puede que
exista o no, puede que seamos o no capaces de definir en qué consiste, pero lo
que sí es seguro es que ese conjunto magmático que se ofrece al periodista
integrado por ruidos, colores, ráfagas de luz, partículas de polvo, radiaciones en
suspensión y hasta sentimientos que se cortan con un cuchillo de los de matar
es irreproducible, irreconstruible, no extrapolable; y no sólo, a causa de las
obvias dificultades que presenta su comprensión, por la existencia de variados y
muchas veces contradictorios puntos de vista hasta para mirar un cuadro, como
subrayaba un gran decano de la prensa italiana, Eugenio Scalfari, en una lección
inaugural del curso de la Escuela, sino porque lo que ocurre }ahí afuera} y lo
que ocurre }aquí adentro} no tienen ninguna relación entre sí que permita la
transcripción de un medio a otro.

La palabra escrita, o hablada, es una realidad en sí misma, un medio que


no tiene nada en común, ningún área de superposición, con los hechos que se
supone que está describiendo. Es sólo una convención la que hace que creamos
que determinados signos en el papel reproducen fielmente lo que ha pasado;
contrariamente a ello, no reproducen nada, pero sí son una representación de
eso que decimos que ha ocurrido, dentro de su propia materialidad intelectual,
distinta pero equivalente a lo que decimos que ha sucedido. Estamos, por lo
tanto, creando una nueva realidad que es una narrativa, entre muchas posibles
e igualmente válidas, del “out there”. Pero, significa eso que si Dios no existe,
como dijo Karamazov, todo está permitido? Por supuesto que no. Si la
objetividad no existe, ni es deseable en sí misma, lo que sí existe, en cambio, es
lo que los anglosajones llaman el “fair play”; la honra desde del punto de
partida, la ausencia de “parti pris” por parte del periodista. Cuando nos
aproximamos a lo que hay por ahí, cuando lo oímos, vemos, tocamos, nos dirige
la palabra, e interaccionamos con ese mundo exterior, hemos de obrar con la
más estricta neutralidad, o combatir con nosotros mismos para que así sea,
puesto que hay que partir de la radical imposibilidad de la objetividad en
nuestro trabajo.

En un seminario organizado por la Fundación para un Nuevo Periodismo


Iberoamericano de Gabriel García Márquez, que se celebró en noviembre de
2000 en Cartagena de Indias (Colombia), uno de los asistentes, académico de
Oxford, sin duda con la mejor buena fe, reaccionó ante un alegato de uno de los
periodistas presentes, que defendía ese periodismo de la }neutralidad}, con una
sentida loa a un periodismo que calificaba enigmáticamente "de los valores", en
contraposición a la ausencia del “parti pris” que mencionamos y que le parecía
poco menos que un atentado a las buenas costumbres, la Escolástica y santo
Tomás de Aquino; y, sin embargo, es una posición fundamental de este libro que
sólo en la neutralidad residen los auténticos valores profesionales; el no preferir
ni a Hitler ni a la Virgen María, sino aspirar a dar la mayor y mejor información
posible a la sociedad, siempre actuando con honradez y siguiendo las reglas del
“fair play” con el objeto de la información.

Esa imposible objetividad y esa necesidad de neutralidad se oponen


frontalmente a otra concepción muy extendida del periodismo como algo más
que el puro cumplimiento de un cometido informativo para facilitar a la sociedad
un mejor conocimiento de sí misma.
En las antípodas de la visión de un periodismo salvacionista propio de presuntos
pedagogos y agentes del bienestar ciudadano, este libro sostiene que nuestra
profesión no puede ser una extensión del ministerio de Obras Sociales, ni el
brazo más o menos armado de la obra del Padre Pío. La misión de procurar que
la sociedad se conozca a sí misma, y, quizá, por ese 29 43 camino, como
cuestión de hecho pero no como objetivo superior, contribuir al bienestar de
todos es ya un esfuerzo suficientemente gigantesco como para que no haya
necesidad de añadirle el pastoreo de las almas, la alfabetización del que no
sabe, el socorro al que no tiene y demás tareas propiamente apostólicas, pero
en absoluto periodísticas.

No hay ley de acero alguna que comunique indefectiblemente el


periodismo con el bienestar del género humano; más aún, es perfectamente
concebible la situación en la que la publicación de una noticia relevante y de
interés general cause algún daño, al menos a corto plazo, a la apariencia de ese
bien común, como ocurriría cuando, por ejemplo, la revelación de algún secreto
de la cosa pública favoreciera a los partidarios de uno u otro terrorismo. En esas
circunstancias, no hay que dar por sentado tampoco que el periodista esté
obligado, por encima de todo, a servir a una diosa abstracta e implacable de la
información publicando lo que sea, puesto que habrá que reconocerle siempre el
ejercicio de su libre albedrío, en virtud del cual podrá abstenerse de publicar
aquel material tan grávido por simple temor o respeto humano; pero, lo que sí
estoy diciendo es que tiene derecho a tirar adelante con esa publicación,
cualquiera que sean las consecuencias que se deriven de ello, si cree que debe
hacerlo.

No hay un periodismo neutral, contrapuesto a otro periodismo de toma de


posición; sólo hay un periodismo profesional que, partiendo de una posición de
neutralidad, toma posiciones con el respaldo de la información de que dispone.
Capítulo II
Primera aproximación a los géneros: la información seca

No hay nada establecido de manera irrefutable en cuanto a géneros; ni


cuáles deben ser, ni cuántos, ni para qué, aunque la variedad de
aproximaciones al problema es infinita; de ahí que se derive una gran confusión,
o, simplemente, un uso tan libre como legítimo de una u otra terminología. Aquí
no seremos diferentes, pero sí se tratará de huir de las vaguedades
literaturizantes en la utilización de unos epígrafes inevitablemente genéricos,
siempre de la manera más precisa y coherente posible.

La primera pregunta que hay que hacerse es la del porqué de los géneros.
¿Es inevitable que existan?, y, por tanto, ¿qué nos perdemos si no procedemos a
su previa codificación? La respuesta es que seguramente no nos perdemos nada
irreparable, y que el periodismo es perfectamente capaz de existir sin necesidad
de que nadie se pare a determinar en qué está escribiendo, como aquel que
decía de alguien que hablaba en prosa y no lo sabía. Eso no significa, sin
embargo, que no sea interesante establecer un mapa previo de lo que llamamos
la realidad, de todo aquello que es posible enfocar a priori como asunto
periodístico, con unos determinados objetivos e instrumentos de trabajo, de
forma que todos los quehaceres informativos se puedan enfocar desde un
ángulo teórico previo.

Circulan por ahí definiciones de “género” que nos remiten a la vaguedad


celestial más completa. Se dicen y se escriben cosas como que la “crónica” es
un texto con un mayor contenido literario que la información o la noticia -cuando
noticia sólo es la materia prima, no la forma de trabajar con ella-, en la que el
presunto cronista dispone de unos recursos expresivos que van más allá de lo
que sería necesario para una información. Todo eso no quiere decir nada,
porque nadie sabe dónde empieza o dónde acaba la literatura en el quehacer
periodístico, ni qué son eso de mayores o menores recursos expresivos. En esta
Escuela se han ido destilando unos puntos de vista acerca de los géneros,
partiendo de la base de que la terminología es aleatoria, y lo que aquí puede
llamarse “crónica” en el chiringuito de al lado puede recibir un bautismo
totalmente diferente, y no por ello pasa nada si estamos hablando del mismo o
similar tipo de cosa. Lo que se ha intentado, por tanto, es sentar lo más
claramente posible unos criterios de los que se deduzca que estamos
escribiendo, al menos predominantemente, en uno u otro género. Y el punto de
vista que yo he adoptado para establecer una parcelación en géneros del
trabajo periodístico es el de la perspectiva del autor, de forma que su relación,
llamémosle de propiedad, con el texto, sea el principal criterio para determinar
qué es lo que tenemos entre manos.

Estableceremos, así, tres géneros troncales, que denominamos por orden de


aparición en escena: a) Seco o informativo puro, b) crónica, c) reportaje; de
manera que a medida que vamos avanzando en la “generificación” del material
informativo, irá aumentando también la personalización del mismo, la atribución
creciente, por las razones que en su momento veremos, de la propiedad
intelectual, del dominio sobre el texto que posea el autor. Paralelamente, como
un derivado o subgénero de la crónica, se halla el análisis (news analysis en la
prensa anglosajona), y del reportaje, la entrevista, con todas sus eventuales
variantes.

El siguiente sería el diagrama que expresa el recorrido desde el punto de


mínima personalización, el género seco, pasando por el género intermedio de la
crónica, para llegar al grado máximo de intervención personal, allí donde el
autor es más propietario de lo que escribe, que se da en el reportaje. O, mejor
aún, dibujemos la gráfica de la relación que sostienen entre sí los géneros en
forma de círculos concéntricos sucesivos. A partir de un núcleo central, que sería
la información seca, dibujaríamos ésta dentro de otro círculo, que representaría
la crónica, y, finalmente, este círculo intermedio estaría contenido dentro del
círculo más exterior, el correspondiente al reportaje. Esta representación es,
posiblemente, la más precisa porque, como veremos en la explicación de cada
uno de los géneros, la crónica incorpora todo lo que contiene el género seco, y
el reportaje, a su vez, está integrado por todos los recursos expresivos que
encontramos en los dos anteriores, crónica y género seco. La posición relativa
del análisis y la entrevista, como derivados o integrantes, respectivamente, del
planeta-crónica y del planeta-reportaje, no exigen aquí representación
individualizada.

Alcance y utilización del género seco

No existe el grado cero de la escritura más que en el sentido en que lo decía


Roland Barthes cuando hablaba de crear precisamente "una escritura blanca,
una escritura inocente, una escritura de periodista"

Pero, entendiendo lo periodístico de una manera obviamente distinta a


como lo hacía el distinguido sabio francés, sabemos que es imposible hallar
textos en los que no se dé algún grado de opinión, de interpretación, de visión
del mundo. Pero lo que sí cabe es tratar de enunciar solamente eso que
llamamos “hechos”, sin deslizar opiniones o interpretaciones explícitas, en cuyo
caso aspiraremos al grado ya mencionado de despersonalización máxima de lo
narrativo, de menor apropiación intelectual por parte del autor. Y para cerrar el
círculo de esta primera aproximación, definiremos como “hechos” cualquier tipo
de acontecimientos que pueden verse, escucharse, y tocarse, y, por ello,
parcelarse; y trataremos de establecer un modo representativo de los mismos
en forma de elementos o unidades narrativas de la manera que el autor crea
más conveniente para la mejor comprensión del texto.

Todo ello significa que para redactar un texto en género seco no podremos
escribir "la multitud corre despavorida", porque no es posible ver la condición de
"pavor". Diferentemente, para cumplir las exigencias de este género, habrá que
escribir, por ejemplo, que "la multitud corrió en todas direcciones"; es posible
que añadamos "gritando", o, en todo caso, de forma que la descripción del
comportamiento de la multitud se lleve a cabo sin una valoración que vaya más
allá de lo físico, de lo que se está viendo y oyendo. Como vemos, todo ello es
algo más complejo que aquello de "escribir sin adjetivos", como si fuera posible
describir nada sin recurrir al adjetivo.
Este género seco es el habitualmente utilizado por las agencias en los cables
que no aparecen firmados. ¿Por qué gran parte del material que distribuyen las
agencias está redactado en ese estilo deliberadamente átono? Porque no es un
material exclusivo, porque se suministra a un gran número de publicaciones
abonadas, que, por ello, puede darse el caso de que publiquen la misma o
virtualmente la misma información sobre un hecho o acontecimiento
determinado.

La agencia parte en esas piezas no firmadas del supuesto de que el que


tiene que pensar, el que tiene derecho a darle un enfoque interpretativo u
opinativo a la información es el periódico, que se sirve de los cables de agencia
-que hoy llegan directamente a los ordenadores de la redacción- de una gran
variedad de formas, pero que si es un verdadero periódico profesional, y no
tiene nada que añadir a la historia narrada en los cables, se limitará a
publicarlos a lo sumo dándoles una mayor coherencia por medio de su
reescritura, pero tan carente ésta de enfoque interpretativo específico como el
de la propia agencia.

Los grandes diarios, aquellos que aspiren con arrogancia luciferina a


explicar el mundo al mundo, están actuando por debajo de sus pretensiones
teóricas si se ven obligados a contar historias básica o exclusivamente
construidas con material de agencia, por mucha reescritura que se le dé al
asunto, y, aunque todo esto es, naturalmente, sólo un canon convencional que
no pretende decir la última palabra sobre nada, parece razonable decir que los
diarios no deberían manipular ese material más allá de lo necesario para hacerlo
inteligible, lo que puede ser obligado porque, normalmente, se habrá tenido que
trabajar con una multitud de cables, de los que cada uno cuenta sólo una parte
de la historia, y entre todos habrá que componer una narración unitaria. Ningún
gran diario, por otra parte, deberá conformarse con contar historias sólo a través
del teletipo, por la sencilla razón de que esa información no es suya, se deberá
publicar con el debido crédito a la agencia, y la propiedad o personalización que
sus redactores hayan podido darle al asunto será próxima a cero.
El periódico no está sirviendo en el caso anterior un producto exclusivo al
lector. Una de las claves, en cambio, en el caso anterior de lo que en la prensa
francesa llaman "la fidelización" de los lectores es el senti35 55 miento de que
el usuario sólo encontrará un cierto tipo de material en su periódico, aunque los
grandes asuntos de los que la publicación informe inevitablemente coincidan
con los que trate la competencia.

La prensa británica no emplea directamente el material de agencia, salvo


en informaciones brevísimas y muy complementarias. Eso no significa, por
supuesto, que los periódicos, grandes, pequeños o medianos puedan prescindir
de este material. Claro que lo necesitan. Los cables funcionan como una red de
seguridad, una estructura que permite a la redacción disponer de una narración
de acontecimientos casi en bruto, para poner en marcha sus estrategias
informativas, distribuir las fuerzas de la redacción, hacer el mapa diario de lo
que se quiere destacar, y, también, completar el texto de los periodistas que
van a redactar una información, puesto que no es descrédito que uno no haya
visto, oído o asistido a la totalidad de la representación teatral que suelen ser
los “hechos”.
Los periódicos son, evidentemente, muy libres de adoptar estrategias
diversas de cara al lector, en consonancia con los medios de que dispongan o
que asignen a determinados cometidos. En la prensa de Barcelona de los años
setenta -tiempos de recuperación paulatina de un periodismo en libertad en
publicaciones desaparecidas la mayoría con la transición-, el autor de este libro
desplegaba con algunos esforzados compañeros el mayor ingenio de que era
capaz para }romancear}, es decir, reescribir enriqueciendo -pero sin firmar los
textos, puesto que estamos hablando de Internacional y de lugares distantes
que no había visitado el anónimo redactor de la información, por lo que su firma
habría sido tan chocante como inapropiada- para hacerlos más explicativos, más
digeribles, completando con mucho contexto background, en la parla local- la
aridez del material de agencia.

Esa técnica o esa trapacería bienintencionada podía ser tolerable en


aquella época y en aquellas circunstancias, pero o tenemos autoridad 36 57
-palabra que, no por casualidad, viene de autor- sobre el material informativo y
entonces debemos responsabilizarnos del mismo con nuestra firma, o la
alternativa sólo puede ser ceñirnos a una reescritura seca de los cables.
Y, todo ello, sin olvidar que el objetivo del periódico no puede ser nunca el
de reescribir, sino el de escribir directamente sobre nuestro conocimiento
personal de los hechos informativos.

Algunos ejemplos del paradigma seco

Veamos en la prensa española del 2000 y del 2001 cómo son de secas las
informaciones que, según nuestro canon, deberían indiscutiblemente serlo.
Tomado de un diario español, y firmado sólo por agencia:

El hijo mayor del ex presidente socialista francés, François Mitterrand, Jean-


Christophe, que fue detenido el pasado jueves por su }presunta} vinculación en
un asunto de venta de armas a Angola, reconoció ayer (viernes) a través de su
abogado, que recibió 1,8 millones de dólares (350 millones de pesetas, y 2,1
millones de euros) de la compañía de venta de material militar Brenco
International, pero que esa cantidad la obtuvo por medio de operaciones
legales.
De acuerdo con la declaración del abogado, Jean-Pierre Versini Campinchi, su
cliente recibió "esa suma de dinero porque había intervenido en distintas
operaciones de financiación bancaria que nada tienen que ver con el tráfico de
armas".
Mitterrand fue arrestado con el objetivo de someterlo a un interrogatorio como
parte de la investigación judicial que se lleva a cabo por una supuesta venta
ilegal de armas a la ex colonia portuguesa en África durante los años 90. El }
espectacular giro} que han dado las investigaciones }ha consternado bastante a
los franceses, muy sensibles en los últimos tiempos por la supuesta co37 59
rrupción del actual presidente, Jacques Chirac.

Dejando aparte algunos peculiares }giros}, no ya de la opinión francesa sino


de la redacción de la noticia, observemos que casi toda ella está escrita en
género seco, que todo en los dos primeros párrafos es algo que puede haberse
visto u oído, e incluso el uso de }presunto} se supone que es el formalismo con
el que la fiscalía francesa ha facilitado la información sobre la situación legal de
Mitterrand junior. Pero, en el tercer párrafo vamos más allá de lo que
corresponde al género. Los }giros} no hay forma seca de saber si son }
espectaculares} o no, pero, sobre todo, lo que es absolutamente }húmedo} es
que haya "consternado bastante" -ni poco ni mucho- "a los franceses, muy
sensibles en los últimos tiempos, etcétera".
Medir una consternación ya es difícil, pero determinar que lo es "bastante" sobre
todo es una tontería.
Veamos otro ejemplo, tomado de los periódicos y firmado sólo por agencia, del
extremo al que se puede llegar en una información exclusivamente hecha de
cables, en la que la manipulación del material por la redacción, o un trabajo
menos que profesional de la agencia, hace decir cosas no se sabe muy bien a
quién, y que no tienen padre ni madre.
Título:

Crisis de liderazgo en el separatismo de Quebec

La información relata cómo Lucien Bouchard, líder del partido separatista de


Quebec, que perdió en 1995 por escasísimo margen un referéndum sobre la
independencia de la provincia de lengua francesa en el Canadá anglófono,
presenta su dimisión. En el segundo párrafo se describe la crisis de liderazgo
que ello plantea a la formación política, con la enumeración de una serie de
aspirantes a la sucesión de Bouchard. Y se dice en el tercero:

Más preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinión muestran que
la mayoría de los jóvenes quebequeses no están tan interesados en el
separatismo como las viejas generaciones, ni comparten la opinión de que un
solo Quebec independiente puede garantizar la supervivencia de su cultura en
un mundo predominantemente anglófono.

?Por qué -lo que le plazca a la juventud quebequesa- ha de ser preocupante? ?


A quién le preocupa? ?A la agencia? Si eso es así, está claro que el periódico ha
hecho un mal trabajo, porque las preocupaciones las ha de poner la propia
publicación, no un servicio colectivo, que ni se preocupa ni se despreocupa de lo
que pueda pasar en Quebec. ?Es, entonces, el periódico el preocupado? Si fuera
así, debería haber una firma, o algún tipo de acreditación para que supiéramos
quién es ese sujeto que se preocupa tanto.
I

Geología del }breve}

Hay quien dice, con el grado justo de hipérbole, que el }breve} es el }género}
esencial del periodismo; no es un género según nuestro canon, pero sí puede
verse como el comienzo de todas las cosas; también hay quien dice que el que
sabe hacer un }breve}, sabe hacerlo casi todo. Puede que hasta sea verdad. Y,
en cualquier caso, el género seco, que se ha sucintamente descrito, va a
expresarse de manera esencial y directa en forma, precisamente, de }breve}.
Pero, antes de que miremos al microscopio a ese humilde soldado de infantería
con que amueblamos los periódicos, son necesarias algunas reflexiones
generales.
Todas las informaciones, cualquiera que sea su extensión, han de entenderse
como unitarias, como una totalidad, lo que en esta Escuela yo llamo la }
completud}. El hecho de que una información sea minúscula en extensión, no
significa que pueda permitirse el lujo de ser parcial; al contrario, ha 39 63 de
ser siempre completa; lo que ha de ocurrir para que una información sea igual
de completa tanto si es larga como cortísima, es que, según los casos, varíe la
perspectiva y con ello la distancia del que narra la historia con respecto al objeto
de la información.
Tomemos un ejemplo. Un astronauta curioso deambula por el espacio, y desde
no sabemos cuántas órbitas tiene que describir el globo de la tierra, que no ha
visitado nunca anteriormente. A esa fenomenal distancia distinguirá únicamente
una forma más o menos esférica, algunos colores en la superficie del objeto,
quizá partes sólidas, otras menos densas, protuberancias diversas en la piel de
la cosa.
De lo que ve a esa lejanía elegirá tres o cuatro características, tan de bulto
como esenciales, y redactará para el diario de a bordo una información,
presumiblemente de género seco, porque no conviene pasarse con tan parca
observación como materia prima.
Anticipemos que eso será un }breve}.
Si el navegante del espacio se aproxima a una distancia ya
sólo estratosférica del objeto y gira en torno al mismo, distinguirá muchas más
cosas, como el achatamiento del globo por los polos; el color azul o verde de
una superficie que parece rodear una serie de grandes o pequeñas parcelas de
color castaño, que serán islas; también verá cómo las protuberancias pueden
ser muy extensas y picudas, con puntas que se destacan aisladamente; y con
esos nuevos materiales podrá hacer una descripción de mayor extensión, que
incluirá todo lo ya conocido en la primera aproximación, y que podrá ser, quizá,
un texto de una columna. Si seguirá o no componiendo su información en
género seco o en alguno de los subsiguientes, que apenas hemos puesto en el
mapa, no es ahora cuestión relevante, puesto que ya volveremos sobre el
particular.
En una tercera toma de temperatura, el piloto se encuentra ya colgado a la
altura de vuelo de avión sobre aquella realidad sólida, de la que percibirá o
atravesará barreras diversas de agua condensada, que sabrá o no que se lla40
65 man nubes, apreciará concentraciones de habitáculos, que son las ciudades,
detallará formas serpenteantes de la misma materia que rodea los continentes,
curiosamente próximas a los abarrotamientos urbanos, que, según su
experiencia previa, quizá ya sabe que son los ríos. Todo parece indicar que el
astronauta podrá ya componer un texto de alguna extensión, quizá ya en
formato de crónica de media o más de media página.
Y si tanto baja como para poner pie en aquel apasionante mundo, comprobará
la existencia de seres humanos como él mismo, con los que es posible que
entable conversación. Aquel mundo habla, y con esos materiales el astronauta
podrá llenar periódicos enteros de lo que deberán ser ya crónicas y reportajes,
amén de análisis y entrevistas. Pero, volvamos a la astral perspectiva de los }
breves}.
El narrador describirá en primer lugar el planeta tierra ateniéndose al número
de características que le parezcan esenciales, que en cada momento perciba. En
esa instancia, la tierra será rotunda, escasa, indiscutible, siempre tajante, y esa
información, ese }breve}, será tan completo y unitario como cualquiera de las
visiones correspondientes a las instancias siguientes, aunque sean éstas mucho
más detalladas. Por eso, no hay }breves} cortos ni largos, más o menos
completos, sino de la extensión adecuada, 10 o 12 líneas de composición, según
el consenso más extendido entre los profesionales, que deberán servir para
contar la totalidad, la }completud} de una historia, y no sólo, como se oye decir
en las redacciones, lo que "nos ha cabido de ella". El porqué de esa }
completud} podemos examinarlo desde otro ángulo, que aquí se denomina la
Teoría del Marciano.
Imaginemos un marciano que desembarca en la tierra con un perfecto
conocimiento de los idiomas del planeta, más los conocimientos medio-altos
sobre historia, política, economía, etcétera que correspondieran a una persona
razonablemente informada de nuestro mundo, pero que no hubiera leído jamás
un periódico terrícola. Ese 41 67 lector novísimo tendría derecho, con su nivel
de estudios e información, a entender absolutamente todo lo que leyera en un
diario terrícola; es decir, sobrentendidos, abstenerse; solamente los que están
implícitos en el texto, y, como veremos, ni uno más.
Nuestro lector es también el marciano del cuento, puesto que no tiene ninguna
obligación de habernos leído el día anterior, ni ningún otro día, y, sin embargo, sí
tiene el derecho, por el precio que sea (en España, 150 pesetas, los laborables,
a comienzos de 2001), de que se nos entienda todo lo que publicamos. Ello
plantea la exigencia, no ya sólo en los }breves}, sino en cualquier pieza
periodística, de hacer de cada elemento informativo del texto una unidad en sí
misma. Así escribiremos: "José María Aznar, presidente del Gobierno", etcétera,
aunque Aznar sea, en el cambio de siglo, el más conocido de los personajes de
la política española. Pero eso se hará solamente la primera vez que se lo
mencione, con lo que ya quedará suficientemente protegido de la incomprensión
del lector.
Nada debe darse gratuitamente por sobrentendido, ni recurrir a ese alegato aún
tan frecuente en las redacciones del estilo de: "Pero, si esto ya lo contamos cada
día".
Veamos, a la luz de todo lo anterior, un }breve} aparecido en un periódico
español, con sus instrucciones de uso.

Chile Lagos confirma que, a su pesar, convocará al Cosena

Santiago (Agencia). El presidente chileno, Ricardo Lagos, confirmó ayer, en el


transcurso de una entrevista televisiva, que en los próximos días convocará al
Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), pero reiteró que esta instancia no es
"para debatir" fallos judiciales.

Impecable pero insuficiente estilo seco, firma de agencia, data de país, y


concisión absoluta. Demasiado absoluta. La }completud} de este texto 42 69
sería la correcta si con la convocatoria del organismo chileno mencionado, fuera
razonable suponer que se estaba dando una información que fuera
autosuficiente, que se explicara a sí misma. Pero no parece que sea así. Aunque
la expresión "para debatir" fallos judiciales nos pone en la pista de que estamos
tratando del general golpista Augusto Pinochet, de su eventual procesamiento
por el juez Juan Guzmán, y lo del Cosena insinúa que en el ejército chileno no
reina la paz de los espíritus, no basta con esa metainformación por alusiones
para alcanzar la }completud}.
Desde un punto de vista técnico argumentaríamos, por añadidura, que el título,
aun siendo de dos líneas -y muchos periódicos exigen para el }breve} la
concisión del título a una sola línea-, no es suficientemente explicativo, puesto
que el Cosena raramente le ha sido presentado a los lectores españoles. En el
título, además, se contiene una afirmación, "a su pesar", de la que no se da
noticia en el texto, lo que es inaceptable, puesto que no hay nada peor que
crear una expectativa de lectura no realizada. Así es, más o menos, cómo Alexis
de Tocqueville -por no dar al pueblo lo que el pueblo esperaba- explica la
Revolución Francesa (6). Mencionemos, también, como discutible, la costumbre
de anteceder el título con la palabra, por ejemplo, }Chile}, puesto que es mejor,
como se ha hecho en este caso, que en el propio título se hallen los elementos
de reconocimiento de lugar y situación. El presidente chileno Ri-
cardo Lagos sí que parece, en cambio, que le ha sido ya presentado al lector
español razonablemente interesado.
Por todo ello, quizá, }Lagos convocará a los militares} podría optar, al menos en
la versión de una sola línea, a sustituir al título publicado. El título, en cualquier
caso, ha de ser tan seco como el propio texto que encabeza, junto a lo que
también hay que tener en cuenta que no es nada reco

(6) Alexis de Tocqueville, }El Antiguo Régimen y la revolución}, Guadarrama,


1969.
43 71 mendable titular en negativo, como en:

Lagos reitera que el Cosena no debatirá fallos judiciales

porque los periódicos, escritos en el género que sea, están pensados para contar
lo que sucede, no lo que no sucede, quién o qué se ha impuesto, no quién o qué
no se ha impuesto, lo que no significa que no pueda haber excepciones, cuando,
realmente, la sorpresa, la noticia, consista en lo que no ha ocurrido, como en:

Ayer no salió el sol

Por lo que respecta al contenido, podríamos decir que Lagos convoca al


Cosena, organismo militar, para tratar del caso Pinochet, describiendo
brevísimamente a continuación cuál era la situación procesal del general
golpista. Así, el }breve} podría quedar de la forma siguiente:

Lagos convocará a los militares

Santiago (Agencia). El presidente chileno, el socialista Ricardo Lagos,


confirmó ayer que convocaría al Consejo Nacional de Seguridad, Cosena,
integrado por la cúpula militar, para tratar el caso del general Pinochet,
procesado por crímenes cometidos durante la dictadura. Lagos reiteró que el
organismo no es competente para debatir fallos judiciales.

En la nueva versión hemos pasado de siete a nueve líneas, pero de un título de


dos a una línea, con lo que, gráficamente, ocupamos virtualmente el mismo
espacio, y de 49 a 56 palabras, que es un crecimiento perfectamente válido
dentro de las dimensiones que corresponden a los }breves}.
Al mismo tiempo, la versión primitiva contiene los siguientes elementos o
unidades informativas diferenciables:
1) Lagos, presidente chileno, convocará el Cosena.
44 73 2) La convocatoria será inminente.
3) Lo hizo en una comparecencia televisiva.
4) Y que esa instancia carece de competencias judiciales.
En la versión corregida, los elementos son éstos:
1) Lagos, presidente chileno, es socialista, (dato que contrasta con el carácter
político del organismo que va
a convocar).
2) El Cosena es de composición militar, dándose por sentado que la
convocatoria, puesto que se anuncia, debe ser inminente.
3) Se va a tratar [lo que es sabido, aunque no lo diga el cable] el caso Pinochet,
encausado por los crímenes de una dictadura anterior.
4) Y que el organismo convocado carece de competencias judiciales.
Por lo tanto, sólo se deja fuera el hecho de que hizo el anuncio en televisión
para privilegiar otros aspectos de la información, en esta exigente concisión
del }breve}.
Es cierto que el lugar o las circunstancias en las que se produce la noticia no
suelen ser irrelevantes.
Hay una diferencia profunda en el interés que ésta pueda tener para el público a
tenor del tipo de apropiación de la noticia que pueda hacer el periodista. El
hecho noticioso, por ejemplo, puede llegar a conocimiento de los medios a
través de una declaración pública por escrito, es decir, para todos por igual; por
medio de una alocución pública personal, que sigue siendo de todos, pero cuya
fórmula de presentación le da un relieve mayor; por medio de una rueda de
prensa, que no deja de ser algo colectivo, pero con el valor añadido de la
comparecencia personal del que hace el anuncio; por medio de una declaración
hecha sólo a uno o varios periodistas, lo que hace resaltar cada vez más el
hecho; y, finalmente, por medio de un anuncio facilitado únicamente a un
periódico, o a título personal en una entrevista, que es cuando alcanza el
máximo interés. Se ha podido obviar, en este caso, que la declaración se
produjera por televisión precisamente porque el carácter masivo de la misma
reducía la 45 75 necesidad de señalar el medio en que se desarrollaba.
Y, por último, se ha completado el texto añadiendo:
a) que Lagos es socialista; b) que el Cosena es un organismo militar, de cuya
contraposición en los términos vive en lo esencial la noticia; c) que se va a tratar
del caso Pinochet; y que éste se halla acusado de crímenes cometidos durante
una dictadura anterior.
El }breve} ha de ser un organismo totalmente autosuficiente, completo,
unitario, que imaginamos como una esfera, liso y bruñido, de manera que no
haya resquicio alguno en él, que no se le pueda meter el dedo por ninguna
fisura; con todo lo que le hace falta y nada que le sobre. Su utilidad principal
será la de completar el diagrama informativo diario, lo que sería el clásico
servicio del récord, tan tradicionalmente propio de los diarios de referencia que
se precian de no olvidar jamás ningún tema del día que pueda ser, en ese
momento o en el futuro, significativo; de otro lado, también puede utilizarse
para cometidos de continuidad, para que una cuestión no desaparezca
totalmente y durante un tiempo prolongado de la actualidad, de forma que
cuando recuperemos esa historia de nuevo con alguna extensión,
no haya que remontarse a la noche de los tiempos para recordarla, sino que
pueda estar relativamente fresca en la mente del lector.
Todo eso no significa, sin embargo, que el }breve} sea un mandato inapelable;
puede haber periódicos que renuncien a ese complemento, y, en cualquier caso,
la existencia de la Red, con su volumen y su celeridad imbatibles para acumular
y renovar las noticias, está haciendo crecientemente discutible el obligado
cumplimiento del }breve} informativo. Pero partidarios o no del mismo, éste
será, dentro del género seco y de una perspectiva de alejamiento del objeto que
sólo nos permitirá verlo de forma elemental, con trazo grueso y concluyente, la
línea más corta entre dos puntos. La línea recta de la informa45 77 ción.
El género seco podrá emplearse, sin embargo, también en piezas de mayor
extensión, por ejemplo, la media columna o la columna, donde continuaremos
moviéndonos en el terreno de la información inducida, la que habitualmente nos
facilitan los cables. Y, si en el }breve}, aquellas pocas palabras con las que
tendremos que persuadir al lector a seguir adelante, casi tienden a confundirse
con la totalidad del texto, en esas piezas de mayor extensión, de entre 50 y 100
líneas, podremos distinguir sucesivamente en el recorrido narrativo: }lead} y/o
entradilla, conceptos que pueden o no coincidir, como inmediatamente veremos;
nudo o desarrollo; y, finalmente, remate o cierre de la información.
Trabajemos con el siguiente ejemplo tomado de El País en los últimos días del
año 2000.
El ejemplo que utilizamos es una columna de cuatro quintos de página, 25
centímetros de altura, título de cuatro líneas, texto de ocho párrafos, 66 líneas y
323 palabras.
El título:

Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia

Miércoles 27 de diciembre de 2000

Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia

Argel El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó


en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer
con un trágico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista. Este
número de víctimas, establecido por informaciones publicadas en la prensa
local, incluye integrantes de los servicios de seguridad, civiles y miembros de los
grupos armados integristas.
El final del mes de ayuno y oración estuvo marcado por ataques a localidades
aisladas, atentados con bomba, emboscadas y falsos controles de carretera en
las regiones de Cabilia y Ain Defla, Chlef y Medea.
46 79 Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los
de la organización rival Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC)
protagonizaron emboscadas contra los diferentes cuerpos de los servicios de
seguridad en los que murieron al menos 40 guardias comunales y militares.
El principal objetivo de estas acciones era al parecer el de apoderarse de las
armas de las víctimas, que en casi todos los atentados eran despojados de sus
equipos e incluso de sus uniformes.
En Medea, a unos 120 kilómetros al sur de Argel, el ataque lanzado contra el
internado de un instituto en la plena noche del pasado día 16 se cobró la vida de
16 estudiantes, que fueron sorprendidos mientras dormían.
El 17 de diciembre un autobús fue ametrallado en el centro de la localidad y 17
pasajeros fueron asesinados.
Otras 22 personas pertenecientes a tres familias murieron poco después.
Ante la degradación de la seguridad en el país y el extraño mutismo mantenido
por el presidente, Abdelaziz Buteflika, se han elevado voces entre las
asociaciones, los partidos de oposición e incluso ciertas formaciones de la
coalición de Gobierno en demanda de protección a la población más expuesta a
la violencia.
Algunos partidos han exigido incluso la dimisión del jefe del Estado, a quien
hacen responsable del fracaso de su política de perdón y concordia hacia los
islamistas integristas.

El título de una columna, para un periódico formato tabloide o similar, de cinco


columnas de ancho, debe tener entre dos y cuatro líneas. Ello es así porque
buscaremos siempre un equilibrio espacial entre la mancha gráfica del título y el
texto que encabeza; de esa forma, un título de una sola línea mancharía poco, y
uno de más de cuatro posiblemente sería excesivo, como una cabeza demasiado
grande para un cuerpo mediano; de igual manera, los títulos han de tener un
mínimo y un máximo de tamaño (cuerpo) de letra, a fin de que no sólo haya una
proporcionalidad de espacios, sino de que el 46 81 bulto de los mismos
domine, }pese} lo suficiente para }disciplinar} el texto al que precede.
Veamos el contenido de ese título.
Si decimos "del Ramadán" parece que estamos diciendo que esos atentados
pertenecen al mes de ayuno y oración de los musulmanes, durante el cual debe
observarse una especial pasividad en las horas de luz, cuando, en realidad, esos
atentados se han producido durante "el" Ramadán. Pero también cabría
argumentar que esa lasitud de origen religioso hace que los terroristas elijan
muy propiamente ese período de tiempo porque su acción, aunque las fuerzas
de seguridad tampoco se sienten embarazadas por preceptos coránicos, puede
desarrollarse con menores dificultades. Seguimos prefiriendo "en", pero
aceptaremos "del".
Más problemas nos presenta "se cobran". Uno de los enemigos mortales del
periodista es esa voz anónima, colectiva, popular, que repite y fabrica latiguillos
sin cesar, porque prende en el público una expresión que inicialmente hasta
habría podido parecer ingeniosa. Puede tratarse de una sola
palabra, como }carismático}, auténtica plaga del ingenio de los repetidores, y
que le cae a los personajes más insospechados, como la temporada en que le
tocó al general ruso Alexander Lebed; o construcciones como }dar luz verde},
cuando lo que se quiere decir es }dar permiso} para algo; }villa y corte},
referido a Madrid, que, aunque lo sea la capital de España, no pasa de ser un
casticismo trasnochado y maloliente.
En estos casos, se aconseja aplicar la más drástica actitud de perogrullo, que a
la mano cerrada llamaba puño, en vez de dejar que ese coro externo nos dicte
con imágenes de baratillo cómo tenemos que escribir. Un intelectual francés dijo
en una ocasión que el primer hombre que comparó a la mujer con una flor era
un poeta (aunque un tanto machista), y los 400.000 siguientes, unos majaderos.
El periodista ha de hablar, incluso en el género seco, con una voz no prestada
por el coro universal de los lugares comunes, pero tampoco que se distinga con
48 83 los giros personales que sólo corresponderían a un texto firmado. Es una
voz precisa y ordenada, pero mucho más del periódico que suya propia. Y en
este caso parece que hay una cierta impostación de voz cuando decimos "se
cobra", donde, en realidad, nadie cobra nada. Finalmente, está bien que
hablemos de "más de 250 vidas", porque sabemos que la cifra rebasa esa
mortandad, pero evitemos expresiones como }al menos}, que parece que nos
hacen desear que hayan sido más los muertos.
}Last}, pero no }least}, tengamos en cuenta lo que cabría llamar las
afinidades naturales entre las palabras; aquellos términos que, mentalmente,
leemos de una sola vez, como si estuvieran unidos. Hablamos de los artículos
con sus sustantivos, en parte de los adjetivos también con los sustantivos, las
conjunciones, adverbios, preposiciones con los términos a los que modifiquen o
completen el sentido, etcétera. Pues bien, de nuevo, según estudios de
legibilidad, es conveniente, para facilitar la lectura y aun darle su pleno sentido,
que aparezcan esos términos afines en la misma línea gráfica. Así, será lo
adecuado leer, como en la versión publicada, "Los atentados" en la misma línea,
pero mucho menos "se cobran" con cada palabra en líneas diferentes, y, por
último, "250 vidas", todavía peor, con "250" en la tercera y "vidas" en la cuarta
línea.
En consecuencia, propondríamos la siguiente redacción del }breve}, título y
texto:

Más de 250 muertos en enfrentamientos en Argelia durante el Ramadán

Para comenzar, preferiremos "enfrentamientos" a "atentados", porque si


leemos el primer párrafo, veremos que entre los muertos se hallan integrantes
de los servicios de seguridad, civiles, y miembros de grupos armados integristas;
es decir, que contrariamente a lo que afirma el primer título no sólo los
atentados han sido la cau-
sa de tanta muerte. Pero vayamos a la 49 85 estructura de la información.
El primer párrafo está dividido en dos partes, que son dos frases distintas. La
primera es claramente el }lead}.

El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Argelia con relativa
tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado
de 250 muertos a causa de la violencia integrista.

Arranque demasiado lento, largo, apacible; estamos hablando de muertes, lo


esencial son los 250 muertos, como ya hemos subrayado en nuestro título, que
ha colocado la tragedia de la masacre por delante, en la primera línea. Por ello,
preferiríamos:

Más de 250 muertos en atentados y enfrentamientos en Argelia de la guerrilla


islámica y el Ejército, es el balance del Ramadán, que concluyó ayer, según
fuentes de la prensa local.
I

La referencia a la prensa argelina, de la que una parte es altavoz del poder


militar, sólo aparece en la segunda frase:

Este número de víctimas, establecido por informaciones de la prensa local


[...].

y es importante que aparezca ya en el }lead}, porque sabemos de sobra que en


las situaciones de enfrentamiento civil entre dos fuerzas, incluso en países
democráticos, el periodista tiene que tentarse la ropa y dar las informaciones
que sólo posee casi exclusivamente a través de las fuentes de un solo bando,
subrayando su carácter de agente transmisor, pero sin asumir más autoría que
la de un }rélé}. Y en el título del texto publicado es el propio periódico el que
corrobora que los muertos en su totalidad son debidos al terrorismo.
Idénticamente, las informaciones deben estar adscritas a una fuente, que
puede ser la genérica de Agencias, si el texto aparece bajo esa ad50 87
vocación, o del propio autor, si en una información firmada no se especifica
perfectamente quién dice qué. Y, tanto si es verdad como si no que los muertos
sean atribuibles al terrorismo, eso es algo que no tiene que decir el periódico,
porque no tiene ninguna garantía de ello, sino la fuente correspondiente, en este
caso, la prensa argelina.
Construida esa nueva versión de la primera frase, parecería más acertado
pasar en la segunda, siempre dentro del primer párrafo, a la identificación de
víctimas y asesinos. Aparte de la famosa historia de las }w}, si sabemos leer
con la curiosidad del buen lector, gozaremos de excelentes oportunidades
también de saber escribir. ?Qué es lo que nos interesa más, tras enterarnos de
que ha habido 250 muertos? Quién los mató, evidentemente. En el texto
publicado la referencia -incompleta- a estos últimos se
hace sólo, en cambio, en el tercer párrafo:
I

Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival
Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) [...].

(cuyas siglas coinciden con las originales, porque la titulación de esas bandas se
difunde en francés, y el Imperio romano dispuso que los idiomas español y
francés se parecieran tantísimo).
Diferentemente, completaremos el primer párrafo escribiendo:

Estas fuentes acusan al Grupo Islámico Armado (GIA) y a la organización rival


Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) de numerosos
atentados y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, en los que murieron
miembros de las mismas, civiles y terroristas.

50 89

Tomando fragmentos del segundo y cuarto párrafo del texto publicado,


reharíamos un segundo párrafo de la siguiente forma:

El mes de ayuno y oración islámico, que comenzó el 27 de noviembre y


concluyó ayer, estuvo marcado por ataques a localidades aisladas, atentados
con bomba, emboscadas y falsos controles de carreteras en diversas regiones
del país. El principal objetivo de estas acciones era, según la prensa local,
apoderarse de las armas de las víctimas, a las que se despojaba de sus equipos,
e incluso de sus uniformes.

Abarcando, por fin, todo el texto publicado, veremos que en mayor o menor
medida los párrafos segundo, tercero, quinto y sexto hacen un
desmenuzamiento de acciones terroristas, y que los párrafos séptimo y octavo
(y último), constituyen una especie de comentario político-moral sobre todo lo
anterior.
Creo, sin embargo, que todos esos párrafos podrían amalgamarse en uno solo,
el del relato de los hechos violentos, comenzando con el más horrible de ellos.

Dieciséis estudiantes murieron en el asalto en plena noche al internado de un


instituto de Medea, a 120 kilómetros de Argel, el pasado 16 de noviembre, y al
día siguiente un autobús fue ametrallado en el centro de la misma localidad
muriendo 17 de los ocupantes.

Hasta completar la sarta de salvajadas.


El penúltimo y último párrafos, que tratan esencialmente de lo mismo, podrían
también convertirse en uno solo, y, correctamente, concluir con una no-
ta fuerte como es la petición de ciertos periódicos de la:

51 91

[...] dimisión del jefe de Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su
política de perdón y concordia hacia los islamistas integristas.

Se trata, por tanto, de no terminar una información cuando se nos acaba el


espacio, cuando hemos agotado todos los datos o porque tengamos prisa, sino
de hacerlo con una cierta intención, con un clímax (la petición de dimisión), con
lo que se espera que pueda ocurrir, con una proyección a apuntar de cualquier
historia.
El texto, por otra parte, es de un gran rigor canónico en lo que podríamos
llamar la perspectiva o la distancia con que se va contando la historia. Veamos.
El }lead}, tanto en la versión publicada como en la corregida, nos propone el
balance de la mortandad como elemento informativo principal, una síntesis que
no puede entrar todavía en el detalle. A continuación, ya en la versión retocada,
identificamos a los culpables y sus propósitos, le ponemos un rostro al crimen,
que es como si diéramos un paso adelante para distinguir mejor las cosas; en los
párrafos siguientes, que constituyen el nudo de la historia, seguimos con la
pormenorización de la matanza, al tiempo que se resaltan los casos más
truculentos; nos acercamos, por tanto, un poco más para ver de la historia todo
aquello que queremos destacar.
Y, finalmente, lo envolvemos todo en el paquete de lo que le parece al narrador
que está pasando, y cerramos el texto situándonos a una distancia bastante
olímpica. Es una estrategia narrativa estándar, muy correcta, que podríamos ver
en términos de recorrido lineal de la siguiente forma:
a) Media distancia para la propuesta inicial tipo síntesis; b) Aproximación a los
protagonistas; c) Distancia aún más corta respecto de los hechos
individualizados; d) Alejamiento para la valoración final. Punto de partida-
delante-adelante-atrás. Como un paso de baile.
52 93 Sobre la }sequedad} del texto, finalmente, anótese
que en el primer párrafo no hace falta hablar de "relativa tranquilidad", sino, en
su lugar, facilitar los datos comparativos de muertos de este año con el anterior
para conseguir el mismo efecto informativo, así como, por ejemplo, sustituir la
"degradación de la seguridad y el extraño mutismo", por los datos que encarnan
esa degradación, y eliminar toda extrañeza del mutismo de Buteflika, que con su
silencio ya lo dice todo.
Finalmente, ?es que falta algo que sea imprescindible? Diríamos que por lo
menos una cosa. Unas líneas de contexto sobre qué es eso de la mor-
tandad argelina y de dónde viene.
Habría que contar cómo el FIS (Frente Islámico de Salvación), del que se han
escindido o proceden los terroristas actuales, aunque la organización islamista
se haya apartado de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de
1991 por una junta militar, cuyo poder pervive en la presidencia de Buteflika, un
civil para todas las ocasiones.

55 95

Capítulo Iii Aproximación al largo recorrido (género seco y


consideraciones generales)

En ocasiones, como se ha señalado, el periódico, aun de calidad, se ve o cree


verse obligado a cubrir espacios informativos importantes con material exclusiva
o básicamente de agencias.
Entonces es cuando más cuesta renunciar al }romanceado}, como yo llamo a
una narración periodística en la que el redactor se comporta como si todo o
parte de aquel material lo hubiera obtenido directamente, como si no le hubiera
sido facilitado sin mayor participación que la de estar abonado a un servicio que
es igual para todos los usuarios.
Veamos un ejemplo parecido a ese tipo de planteamiento en El País del 27 de
diciembre de 2000, que, además de ser un caso bastante extremo de }
romanceado}, nos servirá para que desarrollemos una teoría general de las
partes y tratamiento de la noticia, técnicamente válido para cualquiera de los
géneros informativos que aquí estudiamos.
Cuatro columnas; página impar, la tres; con entradilla diferenciada sobre tres
columnas a medida falsa, lo que significa que su ancho es diferente de la
columna en la que está maquetado el periódico; y texto únicamente de agencias
como se hace constar en la fecha.
En la ilustración adjunta aparecen
subrayados los giros de la narración en los que el periodista de mesa -aquel que
trabaja desde la redacciónse ha dejado llevar, quizá, por su conocimiento de los
hechos, pero con toda seguridad también de su querencia literaria.

)Nota del Transcriptor: En la página 56 del original tinta, aparece una página de
periódico con un texto, en donde hay partes subrayadas, las cuales se pondrán
entre bastardillas:( 56 97

La coalición ganadora en las elecciones en Serbia se apresura a desmantelar


el régimen anterior

Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosevic

Agencias, Belgrado/Pogdorica Con las dos bases de poder aseguradas -la


yugoslava en las elecciones de septiembre y la de Serbia el pasado fin de
semana-, la coalición de 18 partidos Oposición Democrática de Serbia (DOS), del
presidente Vojislav Kostunica, }ha comenzado a actuar con rapidez. Ayer} se
conoció la destitución }fulminante} del general Milan Obradovic, jefe militar en
Montenegro, y la del almirante Milan Zec, responsable de la Marina. Se da por
segura la destitución (o dimisión) del director de la }siniestra} policía política del
régimen anterior, Rade Markovic, quien ha perdido la protección parlamentaria.

La }fulminante} destitución del general Obradovic y del almirante Zec (cuya


flota está en la costa de Montenegro), decidida en el denominado Consejo
Supremo de Defensa, }es un gesto político destinado al presidente montegrino},
Milan Djukanovic, }con el objetivo de calmar sus ímpetus sucesionistas}. El
propio Kostunica, en unas declaraciones a los medios de comunicación, aconsejó
al Gobierno de Pogdorica que no tome }decisiones unilaterales; una referencia
clara a la convocatoria de un referéndum}.
La noticia de la destitución de Obradovic, firmada por la prensa montenegrina,
aún no es oficial. El propio general Obradovic aseguró ayer, en un cóctel para
militares, que carecía de "notificación", }y después fue más lejos} al asegurar
que "todas las acusaciones sobre actuaciones inconstitucionales del Ejército (en
Montenegro) son inaceptables". El cuerpo de Ejército que manda Obradovic es el
segundo en importancia de las 56 99 Fuerzas Armadas yugoslavas.
El diario Podjeda, de Montenegro, asegura que el jefe del Estado Mayor
yugoslavo, general Nebojsa Pavkovic, ha decidido también desmantelar el
séptimo batallón, una unidad de policía especial que se hallaba bajo el control
directo de Milosevic. Algunos miembros de la DOS han pedido a Kostumica la
destitución del propio Pavkovic, nombrado en su día por Milosevic. }Pero este
militar fue una
de las claves en impedir la utilización de los carros de combate en octubre para
aplastar las manifestaciones callejeras que derribaron el régimen anterior}.
Otro diario montenegrino, Vijesti, informó ayer, citando a Djukanovic, de que el
presidente se encuentra "satisfecho" con las medidas adoptadas y por el
contenido de su reunión con Kostunica, celebrada en lugares en Belgrado.
}Las tensas relaciones} entre Serbia y Montenegro, lo que queda de la antigua
Yugoslavia, han sido una constante en los últimos meses de Milosevic. Ahora,
con los cambios democráticos que se avecinan, Kostunica trata de forzar un
entendimiento negociado con el Gobierno de Djukanovic.
Además de las relaciones con la otra república yugoslava, Kostunica debe
resolver el creciente problema kosovar, y sobre todo su extensión al valle de
Presevo, en el sur de Serbia. }Una prueba de la fragilidad de la situación} es
que este fin de semana desaparecieron tres jóvenes serbios, presuntamente
capturados por guerrilleros albanokosovares que actúan en la zona.

Parlamento en Kosovo

Los ultranacionalistas del Partido de Unidad de Serbia (SSJ), del antiguo


paramilitar Zeljo Raznatonic, Arkam, que lograron un sorprendente cuarto lugar
(14 diputados) en las elecciones legislativas del sábado, han propuesto que el
nuevo Parlamento celebre su primera sesión dentro de Kosovo, como expresión
de la soberanía serbia sobre ese territorio.
56 101 "Esperamos que los otros partidos apoyen la idea y
que dispongamos del permiso de la comunidad internacional para celebrar allí
esa sesión inaugural", dijo ayer el líder del SSL, Borislav Pelevic.
}Montenegro y Kosovo son dos problemas nacionales}, como también lo es la
gravísima situación económica. Según los analistas, el nuevo Parlamento,
gobernado por mayoría absoluta por la DOS, debe actuar con rapidez.
}Al menos, en paliar los efectos de esa quiebra económica}. Hoy, en pleno
invierno balcánico, la mayor parte del país no dispone de calefacción ni de luz
eléctrica, donde los cortes por falta de energía se han ampliado a ocho horas
diarias.
}Un cuarto problema sería el desmantelamiento de la red políticomafiosa
organizada por Milosevic y sus aliados} durante los diez años que ocuparon el
poder. Las }destituciones militares del lunes son un símbolo}, como la caída del
jefe de la temible policía política, Rade Markovic. El futuro primer ministro de
Serbia, Zoran Djindjic, líder de uno de los principales partidos de la DOS, }fue
claro el lunes}: "Creo que él (Markovic) ya ha hecho las maletas".
Los observadores locales }consideran que la consolidación de la DOS, y el éxito
de las reformas democráticas, pasan por dos cuestiones fundamentales;
desmantelamiento de la mafia po-
lítica y mantenimiento de la unidad de acción dentro de la variopinta coalición
de la DOS}.
}Djindjic aspira a tener su Gobierno en pleno rendimiento a mediados de
enero, pasadas las fiestas de la Navidad ortodoxa. Ya ha asegurado que entre
sus prioridades destaca la de remover de sus puestos a aquellos seguidores de
Milosevic }que puedan representar un freno para la democracia}.

56 103

El título:

Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por


Milosevic

Perfectamente lineal, informativo, sin interpretaciones más allá de un mero


enunciado, acorde con el género seco. El texto lleva también un antetítulo, lo
que suele ser bastante común en informaciones de alguna extensión y presencia
gráfica -a partir de dos o tres columnas, según los casos-.
Pero aprovechemos ahora para llamar la atención sobre una norma de obligado
cumplimiento en toda la prensa occidental, por lo menos para el género seco, y
también para la crónica, aunque mucho menos para el reportaje.
Los títulos se han de expresar habitualmente en presente de indicativo.
?Por qué?

El tiempo de la acción

En primer lugar, la inmensa mayoría de los textos informativos, llamémosles }


noticias} por uniformizar, se redactan sobre hechos ocurridos las 24 horas
anteriores a la fecha de publicación. Por ese motivo, rechacemos ya de entrada
la utilización a gusto del consumidor de tiempos diferentes. Estos suelen ser los
diversos pasados, de los que es verdad que el indefinido nos parece el menos
malo, porque es el más corto, el más contundente, el que no necesita echar
mano de la conjugación con el verbo haber: "hizo" en lugar de "ha hecho" o
"había hecho".
Así es como suele titularse, mezclando tiempos de verbo entre presente y
pasado, o entre diferentes tiempos del pasado, en la mayor parte de los países
de América Latina. Pero, de la misma forma que rechazamos esa confusión,
tampoco queremos el pretérito indefinido como forma de titulación estándar,
precisamente por lo que se apuntaba antes: el tiempo más próximo 57 105 a
esas 24 horas de vigencia de nuestros papelitos de publicación diaria es el
presente de indicativo, el que mejor expresa lo que ha acabado de ocurrir. Si
decimos:
Clinton conmina a Arafat a presentarse en Washington

estamos expresando algo mucho más cercano al tiempo inmediato del lector
que si escribimos:

Clinton conminó a Arafat a presentarse en Washington

porque el indefinido se refiere a un pasado lejano e indeterminado, y, sobre


todo, nos limita nuestra forma de establecer los diversos factores temporales
que puede ser necesario tener en cuenta. Veamos:

Clinton conmina a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en


Washington I

es un título plenamente adecuado en la medida en que establece dos distancias


temporales bien diferenciadas: una en el presente "conmina", y otra en un
tiempo pasado indeterminable "había desoído". Es cierto que también se podría
escribir:

Clinton conminó a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en


Washington

pero en este caso las distancias temporales están mucho menos claras, ya que
utilizamos dos pasados, uno supuestamente más alejado que el otro, pero no
porque el indefinido tenga que ser más próximo que el pluscuamperfecto, sino,
simplemente, porque en el sentido de la frase se presupone que es así, al
preceder uno al otro. Es mucho más limpio, por tanto, afincar en el presente la
acción inmediata y remitir a un pasado (la convención o el uso ha hecho que sea
el pluscuamperfecto "había desoído", el tiempo que se prefiere en España) una
segunda distancia temporal mayor que la 58 107 primera, en la que el líder
palestino se había negado a actuar como se le pedía.
Sólo hay un supuesto estándar en el que es de rigor utilizar el pretérito
indefinido u otra de las formas del pasado, que es cuando, efectivamente, la
acción se sitúe en un tiempo más o menos distante, pero de la que se informe o
se tenga conocimiento en el presente. Titularemos así cuando anunciemos, por
ejemplo, que:

Mitterrand fue el presidente francés más culto del siglo Xx

O bien:

Washington torpedeó la presidencia de Samper en Colombia, afirma su delfín

Caso este último, en el que la titulación seguirá siendo en presente de


indicativo -"afirma"- pero donde se subraya aún mejor el encadenamiento de los
tiempos y su respectiva proximidad y lejanía con respecto al lector.
En el texto deberemos establecer cuanto antes, preferentemente en el primer
párrafo, cuándo se produjeron
los hechos. En la inmensa mayoría de los casos, por esa inmediatez de la acción
que relatamos, escribiremos "ayer" con el correspondiente pretérito, aquí sí,
indefinido: "murió ayer", "dijo ayer", puesto que la distancia temporal -las
últimas 24 horas- queda entonces perfectamente determinada.
De otro lado, cuando no trabajemos con lo ocurrido "ayer", precisaremos
siempre en el texto el momento de la acción; de este modo, cabe escribir
"anteayer" cuando así corresponda, pero parece mucho más limpio dar entonces
el día de la semana en que ocurrieron los hechos, "el martes pasado", por
ejemplo, y cuando lo que narramos se remonte al menos a la semana anterior,
identificarlo con el numeral del mes, "el pasado 14", etcétera.
Una vez precisado que lo que se relata ocurrió "ayer", no hará falta repetirlo a
cada párrafo, en cumplimiento de la teoría de los sobrentendidos, pero sólo de
aquellos que vamos crean59 109 do a medida que progresa la narración;
únicamente deberemos introducir la partícula temporal correspondiente cuando,
al cambiar de situación, varíe también el momento de la misma.
Y así es como están tituladas la inmensa mayoría de las informaciones de la
prensa occidental. Es verdad que la prensa francesa puede combinar el presente
con el pretérito perfecto, "ha dicho" o "ha muerto", pero siempre atendiendo a
dar una proximidad de la narración, del título a los hechos, menor que en el caso
del presente de indicativo, pero siempre mucho mayor que la del indefinido.
Existen las excepciones, pero suelen ser deliberadas, porque con ellas se busca
un efecto. La convención, el uso o ambas cosas, parece que hacen que el
indefinido nos suene mucho más dramático, rotundo, literario. Por esa razón, no
sería raro escribir:

Jason Robards murió a los 78 años tras una larga lucha contra la enfermedad
I

Nada impediría, sin embargo, que el segundo marido de Lauren Bacall hubiera
muerto en presente de indicativo.

Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead

Continuamos ahora con el antetítulo, donde no se da la misma exigencia de


tiempo verbal, y que puede ser un elemento de fijación de circunstancias de
lugar, de momento, o de personalización de protagonistas, pero en cualquier
caso hay que entenderlo siempre como independiente del título; no titulamos de
una sola vez, partiendo el título en dos trozos, el grande y el pequeño, sino que
tenemos dos oportunidades de titular un mismo texto: una principal, lo definitivo
que hay que comunicar al lector, y otra, complementaria, que también puede
presentarse como subtítulo o sumario, que va por debajo del título, a diferencia
de lo que llamamos antetítulo, que lo precede; aunque también puede darse la
60 111
conjunción de antetítulo, título y sumario o subtítulo. El antetítulo, sin embargo,
no por preceder al título deja de leerse normalmente con posterioridad al
mismo, puesto que el tamaño, el cuerpo de este último atrae obviamente mucho
más el ojo del lector.
Volvamos, por tanto, al ejemplo de la ilustración anterior.
Antetítulo:

La coalición ganadora en las elecciones de Serbia se apresura a desmantelar


el régimen anterior

Es evidente aquí el cambio de perspectiva; a la linealidad ha seguido la


interpretación: "se apresura a desmantelar". ?Cuándo llegamos al
apresuramiento? ?Cuándo una renovación de personal se convierte en un
desmantelamiento? ?Cuántas destituciones hacen falta para que ése sea el
caso? Veamos la entradilla y el }lead}.
El }lead} y la entradilla pueden o no coincidir en su extensión. El }lead}, ya se
ha apuntado, es el gancho de la información, la instantánea más significativa y
percutiente de la misma que, por esa razón, no puede tener más allá de unas
pocas frases, incluso puede que sólo una, y encabeza siempre la historia. Pero
no se puede decir }stricto sensu} que con el }lead} comencemos ya a narrar,
sino que éste será una declaración previa, a continuación de la cual comienza el
relato en toda su extensión. El }lead} no sólo no excusa que el relato que sigue
sea completo, que se entienda por sí mismo aunque sea lo único que leamos,
sino que lo que hay que hacer es desarrollar ese concentrado al que llamamos }
lead}.
La entradilla, en cambio, es una pura expresión gráfica, un bloque que se
destaca del resto de la información porque se ha compuesto a un ancho de
columna distinto, con una letra diferente, o ambas cosas a la vez. El }lead}
coincidirá, por tanto, con la entradilla, sólo cuando ocurra que ese tratamiento
gráfico se le dé únicamente a lo que es el }lead}, aun cuando lo normal será
que la entradilla sea mucho más extensa, y el }lead} ocupe 61 113 apenas las
primeras líneas de la misma; que esté, por tanto, contenido en la entradilla. Es
como si la mano fuera una información, en la que los cinco dedos constituyeran
partes diferentes de la misma, y el }lead}, el puño de esa mano buscando el
gesto del impacto. Porque el interés que no suscitemos en las dos primeras
frases o, a lo sumo, en la totalidad de la entradilla, correremos gravísimos
riesgos de haberlo perdido para siempre. Todo ello, no obsta para que en la
jerga de las redacciones se tienda a identificar }lead} con entradilla, utilizando
indistintamente uno u otro nombre para lo que, en realidad, es la entradilla que,
repito, suele ser mucho más extensa que el }lead}.
El }lead}, al igual que el título, el antetítulo, los subtítulos o sumarios, los
ladillos (breves altos en la lectura, a la vez que separación de bloques de
distinto sentido) y, finalmente, el texto, constituyen unidades independientes
entre sí, que deben po-
der leerse por separado y tener sentido por sí mismas. Nos hallamos ante un
todo informativo, que se descompone en partes, también unitarias, de las que la
última, el texto, es la totalidad definitiva porque contiene a todas las anteriores.
Por eso no cabe decir que porque ya se ha expresado una idea en el antetítulo,
el título, el sumario o el }lead}, no hace falta repetirla; contrariamente, todas
esas partes de la información son como anuncios de diversa jerarquía que hay
que desarrollar -pero no repetir necesariamente de forma literal- en el texto.
Esa aspiración -de nuevo, la }completud}- que tienen los diferentes elementos
de la información, es lo que permite al lector apropiarse fragmentariamente de
las informaciones, leyendo sólo la entradilla o el }lead}, el aparataje de la
titulación, o incluso sólo el texto, para hacerse con una idea funcional de lo que
contamos.
Un periódico, o una información del género que sea, pero, sobre todo, del
género seco, es una fenomenal articulación de elementos, que va desde lo
mayor, la concepción misma de la pu62 115 blicación, hasta cada una de sus
piezas más minúsculas, de forma que se permita al lector abordar el todo y las
partes desde una gran multiplicidad de ángulos, leyendo, en su caso, sólo los
fragmentos que le parezcan más convenientes, pero siempre con la exigencia de
que cada uno de ellos sea inteligible por sí mismo. No es, por tanto, el periódico
una continuidad, como la novela quizá clásica, de la que la pérdida de alguno de
los elementos clave de lectura puede hacer imposible la comprensión del
conjunto.
Cada }pedacito} de periódico, contrariamente, debe constituir una unidad de
sentido.
La batalla de las playas, como decía Rommel del eventual desembarco aliado
en Normandía, que ha de ganar el periodista en la información que acabamos de
ver sobre Yugoslavia, podría estar encarnada en la discusión sobre el siguiente }
lead}.

Con las dos bases de poder aseguradas -la yugoslava en las elecciones de
septiembre y la de Serbia el pasado fin de semana- la coalición de 18 partidos
Oposición Democrática de Serbia (DOS), del presidente Vojislav Kostunica ha
comenzado a actuar con rapidez.

El marciano no sabría, evidentemente, qué es eso de tener las }dos bases de


poder aseguradas}, cuando lo más directo habría sido:

El presidente Vojislav Kostunica y la coalición que lo apoya (DOS) después de


su victoria en las elecciones de Yugoslavia (el pasado...) y de Serbia el sábado
pasado, comenzaron ayer a relevar a altos jefes militares del régimen del ex
comunista Slobodan Milosevic.
Si todo ello es o no "rápido", es algo a lo que sólo podremos responder
remitiéndonos a otro género distinto, la crónica, firmada, donde la inter63 117
pretación es de recibo, pero de lo que trataremos en el siguiente capítulo.
En la entradilla continuamos hablando de destitución "fulminante" y de
"siniestra" policía política, lo que, sin duda, es muy correcto desde el punto de
vista de todo lo que sabemos sobre el régimen de Milosevic en la Yugoslavia de
fin del siglo pasado, pero objetamos que, redactadas las cosas de esa forma, no
es el periódico sino un anónimo conjunto de agencias quien opina en su lugar. El
que hablemos de una policía, sin duda siniestra, debería exigir, según este
canon, que fuera el periódico o uno de sus firmantes el que opinara sobre si lo
es o no. Por lo demás, las mismas fechas de las destituciones indican en qué
medida son o no fulminantes; y de la policía política habría bastado con citar
algunas de las numerosas acusaciones sobre sus sangrientos desmanes, para
que quedara claro que quien no firma, tampoco puede opinar. El resultado sería,
sin embargo, informativamente casi indistinguible de la versión }romanceada};
la policía de Milosevic habría sido calificada por alguien, cuyo testimonio
recogemos, como "siniestra".

La técnica no es una trampa

No vamos a recorrer el resto del texto que, desde el punto de vista informativo,
es correcto, y está ya suficientemente bien explicado, sino subrayar que
exactamente el mismo efecto, el mismo volumen de información relevante con
idéntico significado, se podría haber dado cumpliendo el canon de lo seco, a
condición de buscar las declaraciones correspondientes de los protagonistas, las
citas relevantes de lo dicho o hecho en esos días que equivalieran a lo que ahí
está romanceado. Todo en último término se reduce a una técnica, porque el
mundo entero ha dicho casi todo en uno u otro momento, y casi cualquier
posición es defendible buscando las fuentes correspondientes.
Un profesor de historia que tuve hace muchos años decía que buscando lo 64
119 suficiente se podían hallar fuentes hasta para convertir a san Francisco de
Asís en marxista-leninista. ?Significa eso que siempre es posible hacer trampa y
llevar la historia por donde queramos? Si en medio de un tráfago de
declaraciones sobre las relaciones entre Rusia y Estados Unidos el presidente
Putin dice que "hay que mitigar la tensión", aunque esta declaración desempeñe
un papel muy menor en su panoplia de intenciones, el hecho de que la
incluyamos con relieve en la información que fabriquemos -sea del género que
fuere- hará que -en la comunicación de que es vehículo el periódico- hayamos
"mitigado la tensión", aunque eso no tenga nada que ver con la situación que
pueda darse entre Moscú y Washington.
Todo es técnica y, si así lo vemos, también trampa, porque haremos decir a la
información lo que queramos que diga; lo que ocurre es que no queremos que
diga nada en nuestro beneficio, ni para satisfacer nuestro gusto particular; al
revés, nuestro único objetivo, la única trampa técnica que debemos permitirnos,
es la necesaria para contar aquello que creemos -otra vez el }fair play}, la
neutralidad- que da la visión más amplia, más completa, más incisiva, más clara,
etcétera de aquello que queremos transmitir. O sea que la técnica es una
trampa de la que nos servimos, sin embargo, para no hacer trampas en la
versión que demos de lo que, quizá, ha ocurrido.
Tomemos, por último, como ejemplo de lo anterior el párrafo final del texto
comentado.

Djinjic aspira a tener su Gobierno a pleno rendimiento a mediados de enero,


pasadas las fiestas de la Navidad ortodoxa. Ya ha asegurado que entre sus
prioridades destaca la de remover [destituir] de sus puestos a aquellos
seguidores de Milosevic que puedan representar un freno para la democracia.

No habría sido posible conocer las intenciones de Djindjic, si éste o personas


relevantes de su entorno no hubieran formulado en su día declara65 121
ciones en ese sentido; habría bastado, por tanto, recordar esas declaraciones, o
que el ya jefe del Gobierno serbio las hizo en su momento.
Dos cosas parece que deberían quedar claras al término de esta excursión
metodológica:
a) Que el género seco puede llegar informativamente tan lejos como otras
formas más personalizadas de la narración, aunque manejando el material de
otra manera.
b) Que, en realidad, el problema no es tanto de narrativa como de firma.
Con otras formulaciones, como }De nuestra redacción}, como la firma del
especialista de esa área, con o sin el añadido de Agencias, la pieza habría sido
perfectamente correcta.

El capital simbólico y la narración

Imaginemos la siguiente escena.


Cuando el periodista llega por la mañana a la redacción, su jefe le hace entrega
de una bolsita que contiene un cierto número de palabras con las que tiene que
fabricar una información. Y el símil es menos metafórico de lo que pueda creerse
porque con la escritura directamente en pantalla, sobre un espacio que dibuja la
geografía exacta que va a tener aquel texto en el periódico, cabe hablar de un
número preciso de palabras, líneas, centímetros, etcétera para cada
información.
El periodista tendrá, entonces, que servirse del capital simbólico de la manera
más eficaz posible, utilizando la inmensa mayoría de esas palabras para
acarrear un significado, de forma que, una a una, vayan sumando información, y
todo ello sin repeticiones, o sólo con las inevitables de términos
tan comunes que no puedan soslayarse, artículos, conjunciones, pronombres,
preposiciones y adverbios, aunque incluso éstos no habrá que reiterarlos sin
motivo.
Haremos entonces una propuesta de lectura, que es el }lead}, y
comenzaremos la narración inmediatamente después como si no lo hubiera, por
lo que ya se ha dicho de que }lead}, entradilla y resto de la información tienen
66 123 que poderse leer independientemente.
Esto significa que después de la propuesta-}lead}, en la entradilla
enumeraremos los elementos principales de la historia, y en el texto que
comienza a continuación, desarrollaremos tanto el }lead} como los restantes
elementos informativos. Todo ello nos obliga a recomenzar la narración en el
texto que sigue a la entradilla, lo que no quiere decir, sin embargo, que
tengamos que repetir literalmente nada de lo anterior, sino, simplemente,
contar una historia completa que se entienda por sí misma.
En la historia de Kostunica, por ejemplo, el }lead} era la celeridad con que el
presidente yugoslavo estaba despachando a los remanentes de la era Milosevic.
Efectivamente, esa capacidad de acción acelerada era lo que se desarrollaba
como narración en buena parte del texto, pero no habría hecho nunca falta
repetir que Kostunica podía actuar así porque había ganado dos elecciones casi
seguidas.
Una vez establecida esa plataforma para la acción, dividiremos la historia en
bloques o unidades narrativas bien diferenciadas, de forma que cada párrafo
trate, preferentemente, un aspecto distinto e individualizado de lo que se quiere
contar; si, tras narrar por ejemplo el hecho noticioso, reseñamos las reacciones
al mismo, no sería propio entonces abandonar el asunto, para volver a otros
aspectos de esa misma subhistoria dentro de la narración general, porque
cuando nos convenga recuperar la trama de las reacciones ya será tarde, y al
lector le parecerá que ha habido un salto demasiado brusco en la narración.

Una clase en directo

Veamos en directo, y por comparación con todo lo anterior, uno de los


ejercicios, dentro del género seco, sobre un texto de alrededor de una columna
de extensión, título a dos columnas, de los realmente corregidos en la Escuela.
Casi un experimento de }cinéma-verité}.
El título:
67 125

Reacciones en contra del "medicamentazo"

Mal. Por supuesto que hay reacciones. Hay reacciones siempre. Nos pasamos la
vida reaccionando. Hemos de contar las cosas, no contar que vamos a contar las
cosas. Si titulamos "Reacciones" contra lo que sea, estamos dando pre-noticias,
porque la noticia no es que haya reacciones, sino en qué consisten esas
reacciones. Por lo tanto, busquemos qué es lo que re-
cubre la alusión, dónde está lo que ha ocurrido, y no tan sólo lo que
nominalmente se ha hecho: reaccionar, porque ha ocurrido algo; no podemos
conformarnos con aludir en lugar de nombrar o describir. Si decimos, por
ejemplo, que "la industria farmacéutica rechaza el medicamentazo", o que las
organizaciones de consumidores presentarán recurso ante quien sea, ya
estaremos contando en qué consiste la reacción, que es la noticia.
Sigamos.
I

La exclusión de ciertos medicamentos del sistema nacional de salud, el


llamado medicamentazo, ha provocado el rechazo de partidos políticos,
sindicatos, pensionistas, consumidores farmacéuticos y médicos.

"Ciertos" medicamentos no quiere decir nada; si se han excluido 894, pues hay
que poner 894; o si se ha excluido una serie identificable de ellos como
analgésicos, ansiolíticos, antiblenorrágicos, o si cabe caracterizarlos por su bajo
costo o por lo contrario, así hay que hacerlo constar. Siempre hay que precisar.
En vez de "ha provocado", "provocó ayer"; que esto se convierta ya en una
reacción automática del que redacta una información: todo ocurrió en algún
momento y así hay que decirlo, con su tiempo estándar, que es el pretérito
indefinido. En "provocó ayer el rechazo de partidos políticos", podemos
comernos lo de "políticos", porque los partidos no van a ser judiciales o de
fútbol, y dejar el resto tal cual.
68 127

La mayoría de ellos coincide en calificar la medida del medicamentazo de


injusta y perjudicial para las familias con menos recursos. Otros dudan de que el
Gobierno consiga lo que se propone, es decir, el ahorro de [...] millones de
pesetas anuales.

?Es posible que todavía quede alguien que dude, después de esa lista
interminable de presuntos damnificados por la medida? ?Quiénes son esos
"otros"? Le pasa lo mismo que a "ciertos". Si la mayoría coincide en cargarse el
medicamentazo, ?quiénes son los que no lo hacen? Cuando al término de un
párrafo, y todos los párrafos han de ser unidades informativas que respondan a
las preguntas que ellas mismas han suscitado -recordemos la }completud}- nos
vemos asaltados como aquí por esta retahíla de interrogantes, quiere decir que
se ha hecho fatal. Se ha redactado un párrafo en el que lo que abundan son los
cabos sueltos, uno de los peores enemigos del periodista. No creemos
expectativas que no podamos satisfacer y seamos capaces de satisfacer todas
las que exige la comprensión del texto. Eso es no dejar cabos sueltos.
Según avanzamos en la narración, con decir "la medida" habría bastado,
porque lo del medicamentazo ya estaba suficientemente acreditado. Hay que
ver que estamos metidos ya en esta información desde hace unas cuantas lí-
neas, ya sabemos de qué estamos tratando y, por tanto, el viaje que iniciamos
con, pongamos, 300 palabras para contar una historia, está ya lo bastante
avanzado como para que hayamos gastado, quizá, 100, con lo que ya sólo
tenemos unas 200, y no nos queda ningún medicamentazo por gastar.
Hemos creado unos puntos de apoyo, que nos permiten usar cada vez menos
palabras para expresar lo que queremos. Vamos cada vez más ligeros de
equipaje, como aquel cantante, hacia el fin de la información.
Para concluir con el párrafo, digamos que ese, "es decir", carece de todo valor
informativo. Le pasa lo mis69 129 mo, sólo que peor, que al "reacciones" del
título; es un "decir" que no dice nada. Ése es el caso de tantas otras expresiones
que si en el habla están justificadas porque nos dan tiempo para pensar, para
hilar la frase siguiente, en lo escrito no tienen excusa porque ni quitan ni ponen
rey y, además, nos hacen perder el tiempo, como ocurre con "de hecho" (del
inglés, in fact), que no recuerdo ni un solo caso en que el texto haya sufrido lo
más mínimo al suprimirlo. Y lo mismo cabe afirmar de "actual" o "actualmente",
que suelen estar de más porque lo que contamos, si no ocurre "en la
actualidad", ya lo haremos constar, de forma que cuando no hagamos constar
ninguna circunstancia temporal es que lo que sea está ocurriendo
"actualmente". No escribamos "fulano de tal que actualmente tiene 46 años",
sino "fulano de tal, de 46 años", o aún mejor, "fulano de tal, 46 años". Y el año
pasado, 45.
No es nada conveniente comenzar frase, y no digamos párrafo, con adverbios,
preposiciones, }no obstantes} y }emperos}, que, además de cursis, casi no
aportan información cuando están emplazados en cualquier punto del texto,
pero si encima inauguramos con ellos la unidad o bloque informativo no
haremos sino retrasar, anteponiendo elementos de escasísima carga de sentido,
el momento de empezar a contar lo que de verdad queremos contar. El }
noobstantismo} es un falso amigo del periodismo. Por ello, los "según la policía,
o quien corresponda, que queden siempre para el final de la frase.
En vez de "Según la policía el asesino era capitán general", escribamos "El
asesino era capitán general, según la policía".

El Gobierno ha cedido ante las presiones de la industria farmacéutica", según


Comisiones Obreras, en tanto que USO denuncia que entre los específicos
excluidos se encuentran aquellos que afectan a enfermedades crónicas como la
epilepsia, el asma o la osteoporosis [...].

69 131 Siguiendo con la utilización de los términos,


observemos que emplear "denuncia" es sumamente peligroso. Si estamos en el
género seco, y escribimos que "Rodríguez Zapatero denuncia" lo que sea de
Aznar, como el lenguaje es raramente inocente, estamos dando por sentado que
el líder del
PSOE tiene motivos para acusar, puesto que "denuncia", y no se puede
denunciar nunca nada bueno. Igualmente, si USO "denuncia" es porque le
damos más crédito al sindicato que al Gobierno, lo que es ir más lejos que,
simplemente, recoger que CC'OO.
acusa al Ejecutivo de "ceder a presiones", lo que sí es correcto. Otra cosa sería,
naturalmente, que la palabra denuncia se pudiera recoger literalmente porque la
han pronunciado los del sindicato, pero en nuestra boca significa siempre algo
distinto y amenazador. Hasta la fecha, las denuncias que existen en el género
seco, a excepción de las citas, son únicamente las que se ponen en comisaría.
Cabe decir también que hay términos que son menos periodísticos que otros.
"Seguir", "volver", "continuar", "de nuevo", no son grandes hallazgos
semánticos, aunque no podremos escaparnos de usarlos alguna vez, pero, al
menos, los evitaremos en los titulares porque el periodismo raramente se dedica
a contar lo que sigue, sino lo que no sigue, lo que se interrumpe.
Cuando a los periodistas se nos hace la conocida crítica de que sólo contamos
lo malo, y de que no hacemos justicia a la realidad dando a conocer lo fantástico
que es todo en tantos sitios, habría que contestar que no damos buenas ni
malas noticias, sino sorpresas, lo que se interrumpe, se rompe, estalla, no el
encefalograma plano de la continuidad. Incluso de Colombia, a pesar de que en
este país latinoamericano, tan querido, lo normal es el horror, y algún éxito
constituiría la excepción, que no se sabe si en este caso confirmaría la regla, la
noticia periodística ha de seguir siendo la tragedia, por muy cotidiana que
resulte, porque la cultura universal no nos permite la inversión de valores que
supondría saludar la norma70 133 lidad como si fuera la sorpresa.

Comisiones Obreras calificó, por su parte, de "grave y lesiva la exclusión de


los citados medicamentos" ya que aunque el sindicato se muestra "partidario de
la reducción del gasto farmacéutico de la Seguridad Social", aboga "por una
elaboración consensuada de la lista de forma que no suponga una agresión para
los más desfavorecidos". [...] La portavoz del sector de Farmaindustria dijo
mostrarse "escéptica con las posibilidades de ahorro que puedan derivarse de la
medida". El consejero en Cataluña de Farmaindustria Xxx señaló, finalmente,
que la medida "tendrá como consecuencia que si el médico receta un
medicamento y el enfermo lo paga se producirá un ahorro, pero si el médico
receta un medicamento y el enfermo le pide otro que lo sustituya no habrá
ahorro". En este mismo sentido, la portavoz de IU, Rosa Aguilar, señaló "que la
sociedad debe tomar la calle, debe mostrar el rechazo a estas medidas [....]".

Recalquemos que en lo tocante a ir soltando lastre bastaría con decir "grave y


lesiva la exclusión", porque
ya sabemos que esa exclusión de medicamentos, aunque jamás en el texto se
ha molestado nadie en averiguar cuáles; que "la medida" se emplea varias
veces, y, en ocasiones, en líneas casi sucesivas; que "En este sentido", con lo
que se da entrada a la intervención de Rosa Aguilar, no sólo es innecesario, sino
que denota una sensación de que esto del periodismo es tan importante que no
podemos contar sencilla y llanamente las cosas; que hay que meter como
algodones para la mejor ilación de las frases para que quede todo bien
acolchado; y que, sobre todo, lo escrito suene lo más protocolario posible,
solemne, que esto de escribir en los papeles es tremendo; parece que hay que
hacer un alto en el camino y envolver de hojarasca lo que contamos; no hemos
ennoblecido suficientemente la información, había que decorarla aún más.
71 135 Pero, lo que interesa ahora del texto es la utilización
de las comillas. No hay nada más fácil que hacer un texto con muchas
declaraciones porque el alumno se ve inmediatamente salvado. Se le pide una
información seca, o sea que no puede colar un seudo-editorial con lo que a él le
parezca, sino que hay que ir con pies de plomo para huir de la opinión. Pero, si
en los cables que ha utilizado para montar su texto hay muchas declaraciones,
no hay problema. Sólo tiene que hacer cita tras cita, cuanto más largas mejor, y
así se come sin enterarse las 100 líneas o más que hay que aviar. Grave error.
Esas barandillas de la información a las que nos agarramos sólo nos enseñarán a
andar como los cojos, con muletas. Siempre es mejor soltarse, aunque alguna
vez nos caigamos.
Las comillas son letales enemigos del periodista, porque cuando las utilizamos
estamos renunciando a nuestra propia voz; estamos retirándonos -aunque lo
entrecomillado lo haya elegido el autor- para dejar que otra persona aparezca
en primer plano y sea ella la que lleve la batuta de la información.
Por eso, las comillas si breves...
Sólo debemos echar mano de ese cojín para reposar, cuando se cumplan una
serie de condiciones:
a) Cuando la narración avance gracias al entrecomillado; por lo tanto,
raramente cuando se trata de declaraciones de principio, sino cuando se habla
de lo que va o puede pasar, amenazas, alusiones, anuncios, exhortaciones.
b) Cuando aquello que expresa el entrecomillado no pueda contarse de mejor
manera con nuestra propia redacción de los hechos, en género seco.
c) Cuando lo que se diga no sea un mal trasunto de la prosa administrativa,
hablar como si leyéramos un documento, sino que realmente suene a oralidad,
expresión oral del personaje, que suele ser imposible de reemplazar con nuestra
propia voz narrativa, porque, si nos parece interesante recoger que el afectado
ha dicho "arrea", no habrá forma de que mejoremos esa expectoración
escribiendo que "pronunció 72 137 una exclamación no especialmente
malsonante".
d) Cuando quien habla, caso que se dará mucho más directamente en el
género entrevista, sea de tal rango, o lo que diga de suficiente gravedad como
para que no queramos intermediarios demasiado obvios entre sus palabras y el
lector.
Si optamos por callar, lo mínimo que hay que pedir es que valga la pena
escuchar lo que otros tienen que decir.
Y cabe poca duda de que en todos los entrecomillados del texto anterior,
apenas puede salvarse la calificación de "grave y lesiva" al medicamentazo,
porque si lo han dicho los sindicatos, quizá es mejor que se sepa literalmente;
así como la soflama de la representante de Izquierda Unida -que en el texto
debía haber sido así identificada y no sólo por las siglas, en aplicación de la
teoría del marciano- incitando a la bravura urbana, también por idénticas
razones a lo anterior. En particular, la tirada central sobre el médico, la receta,
el medicamento y el ahorro debería haberse resuelto, en cambio, por una vía
narrativa directa, que no repela al lector con su sonsonete de prospecto de
laboratorio, o, simplemente, se habría podido prescindir de la declaración,
puesto que no parece especialmente significativa.
Toca ahora dar un segundo paso para salir del género seco y entrar en la
crónica, mojándonos un poco más en ese trayecto de personalización
informativa que se ha prometido recorrer.

139

Capítulo Iv La crónica a la que conducen todos los caminos

Puede decirse que la crónica es la prosa, la velocidad crucero del periodismo,


puesto que los periódicos están escritos fundamentalmente como crónica,
ocasionalmente en reportaje o entrevista, muy raramente en análisis, y cuando
no queda más remedio, en información seca. Cabría también decir, cortando por
lo sano, que crónica es todo lo que no son los otros géneros; que, cuando se han
eliminado de un periódico todos los restantes, lo que queda, y que es capaz
todavía de expresar suficientemente ese paseo diario por el }out there}, es la
crónica.
El género crónica es el mestizaje por naturaleza, la utilización de todos los
recursos expresivos del periodista, aunque predomine todavía en su trabajo el
acercamiento indirecto a las cosas. Si en el género seco recibimos un material
sobre el que no hemos tenido ningún control, que hay que manipular a beneficio
de inventario, y estamos haciendo un recorrido de menos a más, de
despersonalización máxima, que es lo que tenemos en este género, en la
crónica damos un primer paso esencial, aunque todavía no concluyente, hacia la
personalización del material informativo.
El periodista se vale de todo lo que existe para construir la crónica porque
utiliza para ello los cables, las informaciones de televisión y radio, las ruedas de
prensa, los libros que ha leído, el conocimiento que posee de los asuntos, las
fuentes a las que puede recurrir y, sólo ocasionalmente, goza de una presencia
directa en el lugar de los hechos.
La crónica aspira, sobre todo, a dar cuenta de lo panorámico, de aquella
realidad múltiple que se produce en muchos escenarios distintos, alejados entre
sí, y fácilmente simultáneos; por ello, la hallamos, pero no de manera exclusiva,
en el trabajo de 76 7 los corresponsales, de los enviados especiales, de
aquellos que tienen que rendir cuentas de las 24 horas de una parte del mundo
(su corresponsalía) a otra parte del mundo (el público de origen).
El periodista que hace crónica tiene que informar y relacionar acontecimientos,
distintos y distantes, que pueden tener una relación obvia entre sí, como cuando
en Washington el presidente Clinton media, interviene, fantasmagoriza, como
dio en hacerlo tanto, sobre todo a fin del año 2000, en el llamado proceso de
paz de Oriente Próximo, y al mismo tiempo, en Jerusalén, en Palestina, otros
actores, Barak, Arafat, la Intifada, reaccionan, anuncian, declaran; pero,
también, cuando las cosas no son tan evidentes, cuando hay que preguntarse si
a los acontecimientos sobre el conflicto cabe adjuntar las variaciones del precio
del crudo, o las relaciones comerciales de Israel con la Unión Europea, o los
temblores familiares de la monarquía saudí.
El género crónica resuelve todos esos problemas en la medida
en que el periodista es el que tiene que decidir qué asociaciones de hechos,
palabras y precios corresponden a un mismo texto; esas decisiones son, por otra
parte, las que determinan la configuración diaria de lo que ocurre. ?Alguien se
atreverá ante ello a seguir hablando de objetividad? Pero, pese a ese tipo de
decisiones que ha de tomar el periodista, seguiremos, sin embargo, sin estar
especialmente interesados en lo que éste opine sobre el mundo en general;
puesto que seguimos trabajando con los hechos, lo que pasa es que ya
construimos algo que va más allá de la pura ordenación informativa de los
mismos.

La primera interpretación personal

El ya mencionado Paul Ricoeur aproxima, sin necesariamente saberlo, el


trabajo del periodista al del historiador cuando escribe que éste, al relacionar, al
juntar acontecimientos que enhebra en una narración, "revela 77 9 un
argumento", un hilo central, que da sentido a todo lo que ha reunido con un
propósito (7). Y que el sentido se lo da a esas historias esa fabricación del
argumento, o secuencia de acontecimientos, que representa simbólicamente lo
que no sería expresable de ninguna otra forma en el lenguaje hablado: la
experiencia del ser humano entendida como temporalidad (8).
Lo que hacemos es darle un sentido a ese amasijo de datos contando una
historia unitaria formada por elementos que pueden llegar a ser muy dispares.
Pero ese sentido no responde a una realidad tallada en la historia, sino que tiene
sólo el valor de su propia coherencia, porque será uno
entre los varios o muchos sentidos que quepa darle a la narración. El propio
Ricoeur afirma que los periodistas cuentan historias de lo que ha ocurrido ayer o
el año pasado "con mayor o

(7) Paul Ricoeur, }Temps et récit}, Du Seuil, 1987.


(8) Paul Ricoeur, }ibid.} menor idoneidad", como hacen los detectives o los
abogados litigantes (9). Ahí está la gracia.
Y, evidentemente, eso nos plantea el problema de hasta dónde podemos llegar
con la interpretación. Tracemos, para ello, la divisoria en alguna parte más allá
de donde no debemos ir.
Y pongámosle ese límite en la opinión o valoración moral, la que establece lo
de }esto es mejor que aquello}.
Pero en la crónica seguimos, como en el género seco, sin preferir nada. No nos
importa quién es bueno, ni malo, ni Clinton o Bush ni Saddam Hussein, ante el
negocio norteamericano de bombardear Irak lunes, miércoles y viernes en
sesión continua, como en los cines.
En la crónica ya hay una voz de autor, lo que no significa que tenga mucho
sentido la utilización de un }yo} explícito, de una primera persona. Siento
particular horror a la narración en primera persona, que, sin embargo, sería
contemplable en otros géneros, notablemente en el reportaje,

(9) Paul Ricoeur, }ibid.} 77 11 pero a la que se le ve escasa razón en la


crónica, que busca continuidades y asociaciones informativas sobre las que
tenemos insuficiente control para justificar la primera persona. Eso no quita, sin
embargo, que la voz de la interpretación se haga notar. Leemos, por ejemplo:

Rechazo unánime de los partidos políticos a la propuesta de [...].

y estamos haciendo una crónica, aun en su modestia, porque hemos dado el


salto de escribir

Todos los partidos del arco parlamentario se opusieron ayer a [...].

que correspondería al género seco.


Deliberadamente, hemos buscado un ejemplo mínimo, insignificante: el viaje
entre "la totalidad" de las formaciones políticas, y la definición de que eso es "la
unanimidad". Veamos cómo el autor ha dado un primer aunque minúsculo paso,
con una "unanimidad" que añade un elemento interpretativo a la historia, que
no implica, sin embargo, preferencia alguna por su parte.
De igual forma, en la crónica aparecen ya los personajes, que podemos haber
encontrado personalmente o no, pero hay una descripción de protagonistas.
Aunque sólo en la última parte del libro trabajaremos con ejemplos directos y
completos de piezas redactadas por alumnos de la Escuela, veamos ahora algún
apunte de redacción de crónica por los alumnos:
Pinochet, vestido con un traje azul, camisa rosada y corbata roja, apareció
tranquilo [...] Un desgastado Pinochet, al menos en apariencia [...]

El texto se refiere a una comparecencia del ex dictador chileno ante el tribunal


británico, en la que ya podemos visualizar las cosas. Los personajes ya tienen
cara y ojos, pueden presentarse de una forma u otra en la medida en que su
descripción sea rele78 13 vante para comprender la historia, porque el
individuo iba particularmente atildado, porque quería mostrarse "tranquilo",
imperturbable, ante la suerte que pudiera acecharle. El periodista no afirma que
Pinochet esté "desgastado", sino que su apariencia es la de un hombre cansado.
El periodista ya está viendo por sí mismo, y de ello extrae una primera
aproximación interpretativa. No significa todo esto, sin embargo, que en el
género seco no sea posible describir lo que apreciamos, porque la indumentaria
de quien sea es algo que se puede ver y, por tanto, describir; lo que pasa es que
está fuera de lugar que aspiremos a personalizar un material sobre el que
nuestra apropiación es mínima o inexistente. La información seca ve, pero no
por nuestros ojos, sino por los de otras fuentes, como la agencia.

Ii

El trayecto de la crónica

La carrera informativa ante la necesidad de hacer una crónica podría


desarrollarse más o menos como sigue.
El periodista se pone en marcha con los cables, añade más información, que
obtiene de la radio, y cabe incluso que oiga con su voz a alguno de los
protagonistas de la historia, y ya tiene con ello una primera aproximación,
mínimamente directa, al }out there}, pero no ha tenido ningún control sobre la
entrevista, o las declaraciones que ha escuchado, ni sobre las preguntas, ni
sobre la posible reacción a las respuestas; ve la televisión, donde se suceden
escenas relevantes para su historia, y alcanza con ello un grado algo mayor de
proximidad a las cosas, en la textura plana y en el color televisivo de la vida,
pero seguirá sin haber podido decidir los encuadres, ni habrá tenido ningún
poder de decisión sobre los tramos de espacio; recabará información a sus
fuentes para perfilar, iluminar, en79 15 tender mejor algún aspecto del asunto,
recordará sucesos anteriores que puedan tener alguna relevancia para los
lectores -no digamos, por favor, }sus} lectores, que nunca han reconocido
propietario-; puede darse el caso de que se celebre a su alcance alguna rueda
de prensa que guarde relación con el }bolo alimenticio} que está montando, y
allí el periodista gozará de una primera aproximación directa, personal, visual y
auditiva, de algo
que está realmente pasando, aunque sea en la versión domesticada por el
protocolo, con hora de entrada y de salida, presencia atestada de los
profesionales de prensa -lo que es de todos acaba siendo de nadie-; y ya, en el
colmo del acercamiento a las cosas, puede hasta tener la suerte de asistir a lo
que, contrariamente, no tiene ni horario, ni escenario, ni calendario;
simplemente, a lo que pasa.
Ya ha llegado. Y si ese material inmediato lo merece podrá ser objeto de un
ulterior reportaje, pero de lo que no cabe duda es de que en esa historia habrá
tenido que recorrer todas las estaciones anteriores; escuchado, anotado,
valorado, relacionado, cables, radio, televisión, para chapotear, por último, en su
visita a lo imprevisto.
El }bolo} resultante, aquel en que el material informativo es todavía
fundamentalmente indirecto, pero no deja de forzarnos a un cierto tipo de
personalización, la de la selección de lo que queda fuera y lo que está dentro, de
antecedentes y contextos, de lo múltiple, lo panorámico y por ello de lo
interpretativo, siempre necesariamente firmado, eso es una crónica.
Vemos, por tanto, cómo engloba al género seco, cómo está formada por toda
una serie de afirmaciones que representan los hechos, sobre los que se ha tejido
una tela distinta que aspira a que se vea una primera exposición -la suya- del
sentido de las cosas.
Pero, llegados a este punto, veamos cómo son los periódicos y su división en
secciones, en las que tendrá que desembarcar la crónica -como también, el
género seco- y cuáles pueden ser las }afinidades electivas}, para usar 80 17
la expresión de Goethe, entre la misma y ese despliegue territorial de los
diarios.

De lo duro y de lo blando

Los periódicos, como el género humano, tienen partes duras y blandas.


No todas las secciones en que están divididos sirven para lo mismo, ni aspiran a
expresar de la misma forma y con los mismos medios el mundo que nos rodea.
De una manera elemental, podemos dividir las secciones de un diario en duras
y blandas. En }El País}, pero también en todos los diarios de nuestro entorno,
hallamos una estructura de secciones, de cuya suma debe deducirse la
capacidad de representar todo lo que ocurre en el mundo, desde lo más grande
y lejano a lo más pequeño y próximo; hechos, pero también sensaciones,
atmósferas, fenómenos, evoluciones y preocupaciones relacionadas con el ser
humano. Una especie de historia tan total que entrarían en ella la historia de las
mentalidades y de las ideas, de lo social y de lo económico, de lo político y de lo
religioso, pero cortado en ese formato que se empaqueta unitariamente cada 24
horas para el consumo de un público masivo y anónimo.
Un tipo de reparto muy extendido de esta división del mundo lo constitui-
ría la sucesión de secciones como Internacional, Nacional, Opinión, Local,
Sociedad, Cultura, Espectáculos (o como en }El País} CulturaEspectáculos),
Deportes, Economía y Televisión (esta última puede aparecer integrada o no en
la sección de Cultura-Espectáculos, o incluso en la de Sociedad).
Todas son secciones territoriales, es decir, que constan de un cierto número de
páginas en las que se lleva a cabo un recorrido informativo que, en las secciones
de Nacional (}España}, en }El País}) y Local, se mantiene, en principio, dentro
de los límites geográficos del país y de la ciudad de que se trate -y hay que
decir, }en principio}, porque las salidas al ex81 19 terior de los dignatarios
tanto del Estado como del ámbito local pueden también cubrirse en esas
secciones-.
Las restantes, y no sólo obviamente Internacional (en muchos países de América
Latina, }Internacionales}), se pasean, en cambio, por el planeta con plena
libertad, es probable que privilegiando lo del propio país, pero, también,
colonizando lo más lejano y recóndito. A las secciones anteriores cabría sumar
una sección de contornos no tan bien definidos, Gente, con pasatiempos,
servicios de utilidad, etcétera, en la que los periódicos reputados de calidad
suelen dar salida al material que se dice propio de las llamadas }revistas del
corazón}; y, finalmente, las secciones de fotografía e infografía, que gozan de
estatuto de extraterritorialidad, puesto que se instalan y asisten a todas las
otras secciones del periódico.
En esa estructura, distinguiremos secciones duras y blandas, en atención al
material informativo que manejen.
Con un grado inevitable de convencionalidad, consideraremos que son secciones
duras, Internacional, Nacional, Local y Economía; y blandas, Deportes, Cultura-
Espectáculos y Televisión; con Sociedad -la sección de más fuerte crecimiento
temático en los últimos tiempos, es decir, cajón de sastre más o menos
internamente estructurado-, que fluctúa entre una y otra densidad textual.
Las secciones duras son aquellas en las que tiene normalmente cabida el
suceso, la violencia inesperada, el cataclismo, o, simplemente, todo un mundo,
aunque lo sea en gran medida de declaraciones tanto o más que de
acontecimientos físicos, en el que las decisiones que se toman y se llevan a la
práctica pueden ser significativas para la historia del momento.
Las secciones blandas serán aquellas en las que los hechos se encadenan de
una manera mucho más libre, su contenido apela más al ocio del azar que a la
necesidad de las trascendencias. Nuestra vida la condicionan las secciones
duras, y la alivian, sólo en parte, las blandas.
Y esos dos tipos de secciones se 82 21 hallan en relación muy directa con lo
que podría llamarse la agenda de supervivencia informativa del periódico.
Las publicaciones ven dividido }grosso modo} su material en productos de
agenda propia y de agenda obligada.
La primera está constituida por todo aquello que el diario tenga como exclusivo,
quizá fruto de su propio trabajo investigador; la segunda es aquel calendario
informativo público, conocido de todos, aireado también por los otros medios de
comunicación, con respecto al cual la publicación deberá decidir qué tipo de
tratamiento informativo y qué ángulo diferenciador quiere darle, pero que no se
podrá sustraer de publicarlo. Y ocurre que las secciones duras están obligadas a
un gran consumo de agenda obligada, mientras que las blandas gozan de
mucha mayor autonomía a este respecto.
Si el presidente ruso Vladimir Putin hace determinada declaración en la Duma,
no habrá periódico de afanes perspectivistas -los diarios que cuentan las 24
horas del mundo al mundoque pueda permitirse el lujo de no darle relieve a ese
acontecimiento, aunque no pueda aportar gran diferencia de tratamiento con
referencia a sus competidores. Y la sección de Internacional es, dentro de las
duras, la que de una manera más modélica deberá hipotecar un alto porcentaje
de su espacio vital, su }lebensraum} periodístico, para dar respuesta a esa
agenda obligada, con lo que el sobrante, allí donde pueda proceder a la
expansión, a la búsqueda de lo propio, se verá forzado casi a una lucha por la
supervivencia.
En medida sólo algo menor, ocurrirá otro tanto con las secciones de Nacional
-pensemos en el vastísimo repertorio de declaraciones de José María Aznar- y de
Economía, donde, además, el espacio dedicado a los acontecimientos
internacionales habrá de ser particularmente notable.
?Quién no está obligado a dar todas las páginas que sea capaz del cónclave de
Davos? En medio de todo ello, la sección de Opinión, en principio dura por la
seriedad que habitualmente la asiste, 83 23 tiene, sin embargo, características
muy particulares, puesto que en vez de contar con una materia prima de
acontecimientos en bruto, se mueve en el terreno de las tomas de posición
sobre los presuntos hechos, y en el proceso de distanciamiento intelectual que
ello supone encuentra una placidez, una domesticación de lo que ha pasado,
que la sitúa en una tierra de nadie entre lo duro y lo blando.
Incidentalmente, creo también que este difícil diálogo de ocupación del
territorio entre agenda obligada y agenda propia, en la necesidad de ir
privilegiando lo propio y exclusivo con respecto a lo inevitable y de todos, va a
ser una de las grandes cuestiones a resolver en el periodismo de mañana mismo
por la mañana.
La agenda propia, en cambio, puede explayarse con mucha mayor facilidad
cuando operamos en secciones que no se ven tan sometidas a un marcaje
nacional o internacional de acontecimientos, como ocurre con Cultura-
Espectáculos, Deportes y, en menor medida, Televisión. Es mucho más fácil
contar con un calendario o agenda propia informativa en este terreno, donde lo
único verdaderamente obligado son
ciertos fallecimientos, unos festivales de cine, unos certámenes literarios, unas
competiciones deportivas, que es cierto, en este último caso, que hipotecarán
también formalmente gran parte de la sección de Deportes, pero dejando todo
un océano de enfoques posibles. Más acá de todo ello, la Cultura, el Deporte y
los Espectáculos pueden, sin embargo, organizarte la vida sin el temor de Dios
que se da en las secciones duras, sin el temor de que si no cubres todos los
acontecimientos vas a ser el hazmerreír de la profesión.
Al igual que la naturaleza tiene horror al vacío, el ser humano lo siente por la
ausencia de previsión, por los territorios inexplorados y sin mapa de trabajo; por
eso, muchas secciones de Cultura y Espectáculos se buscan la vida llenándose
de obligaciones que no deberían ser necesariamente tales, como las mil
presentaciones de libros, discos, ruedas de lo 84 25 que sea, etcétera, en las
que el interés en que se publiquen las cosas pertinentes es mucho más del
productor que del lector.
Muy particularmente, esa libertad de organizarse la vida se percibe en la
sección de Deportes que puede ser la más "protagonizada" del periódico,
aquella en la que el héroe incruento de la guerra diaria que es la competición se
siente más a sus anchas. Los Deportes están hechos para }pasarse} si se tiene
el talento para ello, como demuestra el mismo lenguaje de la sección, ya
convertido en tópico, con sus imágenes de }Hazañas Bélicas} (10):
el disparo, la ofensiva y contraofensiva, el golpe mortal de necesidad, la
estrategia, la táctica, la batalla y docenas y docenas más. El deporte es una
mímica de la guerra, en la que el

(10) Publicación semanal en forma de historieta que, con dibujos de Boixcar y


asuntos de la Ii Guerra Mundial, tuvo gran éxito en la España de la posguerra.
gesto reemplaza a la acción, perdiendo toda su crueldad pero
nada de su belleza. La mejor literatura periodística puede acampar en esos
parajes.
Los problemas de Sociedad, finalmente, son de otra índole puesto que al ser
ésta, más que una sección canónica, una confederación difícilmente
sistematizable de sensibilidades muy diferentes, lo primero que habrá que
resolver es la forma de agrupación de materiales de rúbricas ya clásicas como
Medicina o Sanidad, Educación, Tribunales, Medio Ambiente, Religión, etcétera
con otras de }cachet} más reciente como Comunicación y Ciencia, pero, en su
conjunto, todo ello de contornos muy elásticos, de forma que casi podemos
tener tanta Sociedad como nos apetezca -?es Ciencia la conquista del espacio o
es Internacional?-. Esa sección durablanda nos exigirá, en primer término, una
definición lo más precisa posible de lo que queramos que esté dentro y de lo que
releguemos a las tinieblas exteriores del resto del periódico.

85 27
La crónica, ?cómo y para qué?

Volviendo a la aventura de los géneros, subrayemos que aunque todos son


utilizables en todas las secciones, no todos sirven para todo. El género seco
estará muy a sus anchas en las secciones duras, cubriendo aquella parte de la
actualidad que querremos que sea básicamente complementaria, aunque nada
impide que un gran asunto, una información de trascendencia pueda ser
cubierta también con ese angular en el caso de que el periodista considere
oportuno que la subjetivación de la crónica penetre lo menos posible en el texto.
Veremos, sin embargo, que ello será poco frecuente porque ni el periodista ni el
periódico se avendrán fácilmente a renunciar a la explotación del éxito que
supone contar con todos los medios expresivos posibles -la crónica o, en su
caso, el reportaje- lo que sólo puede contar el autor porque, si hablamos de
crónica, habrá hecho un esfuerzo de asociación y coordinación de un material
muy diverso, y si de reportaje, porque basará su trabajo en el relato de los
hechos de que ha sido testigo. Subrayemos de nuevo, sin embargo, que aquí
sólo tratamos de establecer un canon autosuficiente y de servicio, pero nunca
un pliego de órdenes para usuarios.
Todo ello puede coronarse diciendo que la crónica es especialmente apta por
su versatilidad para su despliegue en las secciones duras del periódico.
Veamos ahora algunos tipos de crónicas aparecidas recientemente en la prensa
nacional y extranjera, sin pretender agotar con ello ninguna tipología, que nos
resistimos incluso a reconocer que exista o que sea útil tratar de enumerar,
porque eso sería entrar en la definición de lo infinito, crónica literaria, de viajes,
ciudadana, topográfica o vétero-calvinista; es un decir.
Información aparecida el 2 de enero de este año en }El País}.
Título:

86 29

Cinco montañeros mueren y seis desaparecen en el Pirineo por el temporal de


nieve y viento

Texto a cuatro columnas, cabecera de página impar, bajo fotografía de igual


extensión, entradilla en medida falsa de tres bloques, doce párrafos, dos ladillos,
-distribución estándar-, apoyo infográfico y 144 líneas de texto. La titulación,
como vemos, es fáctica, lineal, idéntica a la de la información seca, puesto que
el material que se maneja sigue siendo el de los hechos.
El antetítulo, también descriptivo sin más, se entiende independientemente,
pero es complementario del título:

Hallado con vida uno de los cinco esquiadores de fondo que se perdieron el
sábado en Girona

Hasta ahora son sólo las cosas que han pasado.


El }lead} es la primera frase de la entradilla, donde encontramos la conclusión-
resumen de los hechos:

La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas desde el sábado en el Pirineo,


donde anoche además permanecían desaparecidas otras seis personas.

En esta primera frase, aparte de la conocida obsesión por }cobrarse algo},


hallamos el clásico tono de la crónica: "La nieve y el viento se han cobrado cinco
vidas...", para, a continuación, detallar muertes y desapariciones, dar comienzo
al relato completo, sin omitir nada. El }lead} ha sido el }gancho} de lo que en
su }completud} narramos.

Tres excursionistas y cinco esquiadores se habían perdido la víspera de fin de


año en la comarca gerundense de Ripollés. Hacia las dos de la tarde de ayer fue
hallado el cadáver de un miembro del primer grupo, Josep Marí, de 45 años.
Dos horas después, a escasos 200 metros, era encontrado con vida uno 87
31 de los esquiadores, Josep María Vilá, refugiado bajo una cascada.
Otras dos personas fueron halladas muertas en la misma zona el domingo tras
haber pasado la noche al raso, y otras dos fallecieron a causa de los aludes en
Port Ainé (Lleida) y Panticosa (Huesca).

Nada hay que diferencie a este texto de una información seca, salvo la mínima
alusión a que 200 metros pueden ser "escasos", y otra escapada hacia el terreno
de la valoración en el tercer párrafo de la primera columna, donde leemos:

[...] los excursionistas seguían una senda de montaña y se desviaron para


descender a través del torrente que, posiblemente, intentaron utilizar como vía
de escape de un temporal brusco [...].

A eso se reducen los momentos interpretativos del texto, pese a lo que cabe
argumentar que nos hallamos ante una verdadera crónica, muy ilustrativa,
además, de la enorme latitud que puede haber en el grado de personalización
con que se trabaje entre diferentes marchamos del género.
El resto es tan seco como húmeda era la nieve que sepultó a los infortunados
montañeros. Pero encontramos también aquí los elementos propios de la crónica
en la multiplicidad de escenarios: excursionistas y esquiadores en puntos
geográficos distintos del Pirineo, y de fuentes, bomberos, Generalitat de
Catalunya, y los propios municipios afectados. Con todo ello, el autor ha
construido una crónica, en la que lo que podemos echar en falta es la presencia
directa, muchas veces imposible por multitud de razones prácticas, pero en la
que lo que se cuenta no es una adición de sucesos trágicos, sino la historia de
una tormenta única, de una gran conmoción material que se desarrolla en un
extenso
frente geográfico. No por ello, desde luego, nos hallamos menos ante una
crónica de mínimos. Pero sigamos para comprobar cómo se va de menos a más
personalización, sin que tal cosa im88 33 plique censura sino exposición de
una gama de posibilidades en la utilización del género.
Ese mismo día se publicaba en }El País} una crónica sobre el descubrimiento
de los mortales planes de ETA en la capital sevillana.
También nos hallamos aquí ante una información a cuatro columnas, página
par, foto en cabecera de página, entradilla en tres bloques de media falsa, 11
párrafos, ningún ladillo lo que revela algún descuido, y 135 líneas, más un
añadido, o pieza independiente, que en la germanía del periódico llamamos }
despiece}, y sobre cuya naturaleza se hablará más adelante.
El título:

La policía sospecha que el coche bomba que ETA dejó en Sevilla buscaba
matar a los artificieros

Estructura también lineal, informativa seca, al igual que el antetítulo:

Ii

Los Tedax tardaron cuatro horas en desactivar el artefacto con 100 kilos de
dinamita

que cumple exactamente las mismas funciones complementarias del referido a


los montañeros. El }lead}, sin embargo, es mucho más largo, hasta consumir la
casi totalidad de la entradilla.

Alrededor de las ocho de la mañana del pasado 31 de diciembre, los Tedax,


artificieros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, lograban
desactivar un coche bomba con una carga de 100 kilos de dinamita, aparcado
por integrantes de ETA frente a la Tesorería de la Seguridad Social en Sevilla. La
policía especula con la posibilidad de que se tratara de una bomba trampa,
destinada a explotar cuando los Tedax se pusieran a trabajar en ella. [...]

90 35

El }lead} es totalmente seco, hasta el punto de llegar casi a rivalizar con la


prosa de gabinete telegráfico, cuando un arranque más de crónica habría podido
ser:

Artificieros de la policía desactivaron ayer en Sevilla un coche bomba cargado


con 100 kilos de dinamita, evitando que explotara ante un edificio público,
donde podía haber causado una tragedia.

El resto de la entradilla podría haber sido el comienzo de la información }per


se}, con el detalle de qué edificio era el amenazado, la especulación sobre la
bomba-trampa etcétera, aunque no es así y la narración conti-
núa sin distinguir entre }lead} y comienzo de la información. Pero lo que más
nos interesa aquí es cómo el autor, manejando con destreza la multiplicidad de
fuentes, policía, Junta de Andalucía, Partido Socialista de Euskadi, y diversos
escenarios materiales, sí utiliza más plenamente que el anterior los recursos
propios del género, como cuando en la propia entradilla califica la carga de
"colosal cantidad de dinamita", para seguir con los "sofisticados circuitos", y ya
en el texto (comienzo del segundo párrafo de la primera columna) "los expertos
de la policía se emplearon a fondo", o aún más significativamente, al formular
una asociación de ideas no inmediatamente referida a la información del día
(comienzo párrafo de la segunda columna):

La revancha ha sido una de las señas de identidad de las actuaciones de ETA


en Andalucía.

Finalmente, en el último párrafo tenemos una prueba adicional de la


versatilidad del género, cuando admite -distanciado por los paréntesis en el
lenguaje de signos propio de }El País}- una aportación de información externa,
acreditada a la correspondiente agencia, o lo que es lo mismo, un contexto o
marco explicativo, que es cierto que también podía haber fa91 37 bricado el
periódico por sí mismo, o haber construido en forma de lo que llamamos un
despiece, de lo que enseguida hablaremos.
La crónica, por ser el vehículo más habitual de la información, el punto de
reunión de tan diferentes intenciones narrativas, es el que tiene los límites más
imprecisos; en algunas ocasiones, como en el primer ejemplo, apenas
distanciada de la información seca; en otras, como en ésta, con un razonable
equilibrio entre información del día e inferencias lógicas de la misma,
asociaciones de ideas, contexto y especulación de lo posible. De igual forma,
queda claro cómo la crónica envuelve al género seco, arranca a partir de éste
para alcanzar una mayor elaboración del material, con la inclusión de elementos
de reportaje o información directa, realizada en el lugar de los hechos.
Por todo ello, si bien encontraremos suficientes ejemplos de información seca,
nos hallaremos mucho más frecuentemente ante mezclas de géneros, crónicas
en las que se den elementos de reportaje y de entrevista, reportajes que,
inevitablemente contarán con fragmentos de género seco y de crónica,
entrevista o incluso análisis, de forma que podríamos ir a una sistematización de
nuestro trabajo estableciendo una serie de subgéneros, tan larga como el
número de cócteles informativos que es posible concebir:
crónica reportajeada, reportaje con elementos de crónica, reportaje-entrevista,
crónica-análisis, etcétera.
Los géneros, de nuevo con la excepción de la información seca, sólo se hallan
en estado puro, como las ideas en la cueva platónica, en los planteamientos de
dique seco propios de una
Escuela de Periodismo, donde entendemos que es útil trabajar sobre ellos y
diseccionarlos, aun a sabiendas de que la práctica nos ofrecerá pocas
oportunidades de trabajar según modelos pre-establecidos, porque para
vulnerar, para salirse en el ejercicio de la profesión de una normativa sólo
teórica, será preciso conocerla primero; para incorporar como una biología
profesional el }deber ser} de lo canónico, que es virtualmente inasible en el
mundo real de la información, es preciso conocer las tripas de los modelos. El
conocimiento de los arquetipos es una pre-condición para trabajar el barro de
las cosas.
Con el objetivo de mantener la mayor simplificación posible en la delimitación
de este sistema, se adoptará aquí un punto de vista unitario, de forma que el
elemento predominante en la información sea el que determine el género que
utilizamos. Pero todo ello no niega que los géneros deberán propiamente
buscarse como elementos constitutivos de las propias informaciones, y
únicamente por adjudicación de perspectiva diremos a posteriori que nos
hallamos ante uno u otro de los mismos.
Hagamos ahora sólo un aparente inciso, puesto que seguiremos hablando en
realidad de lo mismo, antes de continuar con otras modelizaciones de la crónica.

Ii

Teoría del despiece

En las informaciones de alguna extensión, mayoritariamente crónicas, pero


también en entrevistas o reportajes, encontramos con frecuencia -como ya se ha
subrayado en el caso anterior sobre ETA en Sevilla- un texto de menor
extensión, enmarcado dentro de esa información, que es el apoyo o }despiece}.
Su función parece que se explica en pocas palabras, pero su empleo dentro de
nuestro sistema normativo puede presentar algunas dificultades.
El texto del despiece puede pensarse como el desgajamiento de algún
elemento de la pieza principal, pero atendiendo a que ello no suponga una
interrupción o un vacío en la lectura porque se haya suprimido una parte básica
de la información. Nada de eso; la pieza mayor debe ser siempre completa, sin
dejar aspectos básicos para el despiece, entenderse por sí misma y leerse sin
necesidad de acudir a ninguna expansión ulterior, es decir, sin 93 41 tener que
suplementarla con el texto menor. Eso significa que, al igual que todos los
elementos articulables de cualquier información, título, antetítulo, }lead},
entradilla, y texto, el despiece debe tener unidad propia, debe estar relacionado
pero ser informativamente independiente de la pieza principal. No debe usarse
el fórceps con ese texto madre, como creando un agujero narrativo en el mismo;
sino que debe ser el desarrollo de un aspecto mencionado pero sólo
mencionado, del texto principal, de forma que no
prolongue sino que amplíe lo dicho en el mismo, o, más limpiamente aún, puede
ser la narración de un aspecto de la información que no se toque en la misma,
pero cuya ausencia no cree problemas de comprensión en el texto.
Cada texto, sea la información general o el despiece, ha de constituir una
unidad distinta en sí misma; y si la primera está concebida como una narración
montada sobre declaraciones o visualización de acciones, el despiece parece
conveniente que, para diferenciarse, sea preferentemente de ambiente, un
retrato del personaje, o, en general, un aspecto complementario y muy preciso
de la situación recreada.
En la página 14 del 3 de enero pasado, }El País} fabrica un despiece a la
información de cabecera:

El Gobierno quiere aumentar la contribución de Euskadi en la renovación del


concierto

de cuatro columnas falsas, título a dos columnas, cuatro párrafos y 74 líneas:

El Cupo, pilar de la financiación vasca

En el texto principal se desarrolla la parte política del problema, lo que es la


noticia del día, con su }cupo} de declaraciones, apreciaciones, multiplicidad de
fuentes y escenarios propios de una crónica, reservando al apoyo una
información que podría ir en su fraseo desde lo seco-seco a lo croniqueado o
reportajeado. En este ca94 43 so, el despiece está concebido en clave de
crónica, aunque igual podría ser género seco o reportaje.
A un comienzo, en el que ya se califica al Cupo de "pilar" de la financiación
vasca, sigue un hilván de los elementos informativos de carácter jurídico e
histórico que concurren en la existencia del mismo, de carácter fáctico, pero ya
a menos de media información se dice:

Se daba la paradójica situación de que el Estado tendría que pagar al País


Vasco pese a que éste continuaba consumiendo de sus servicios generales.
Las razones de esta paradoja son variadas [...]

O, cuando llegamos al término de la misma:

Pero el Ejecutivo de Aznar dio un paso atrás a cambio de asegurarse la


continuidad del apoyo del Partido Nacionalista Vasco en el Parlamento.

Todo ello, en el más establecido género crónica. Pero, lo importante es que el


despiece no interrumpe la narración, no se apropia de ningún aspecto de la
información del día, sino que se despacha sobre un asunto, importante pero
lateral, sobre lo que representa el cupo a través de su monto en los últimos
años, en la relación entre el partido gobernante en España
y su interlocutor, el PNV, en Euskadi.
Podría discutirse, en último término, si la información contenida en el despiece
podría incluso haberse integrado en el texto principal, pero, desde un punto de
vista técnico, la separación de textos, lo que llamamos }el corte} limpio, es
impecable.
}El Periódico de Catalunya}, en su última reencarnación en noviembre pasado
de la mano de su inagotable director, Antonio Franco, ha dividido, por su parte,
los despieces en dos fórmulas perfectamente distintas y complementarias entre
sí. Lo que se llama en la publicación: }Más Da95 45 tos}, que es una
recopilación de informaciones muy estadísticas, sin ningún asomo de crónica, y,
en segundo lugar, el modelo clásico, esta vez sin denominación de origen, que
corresponde al modelo ya mencionado. El primero lo hallamos en la página 4 del
Tema del Día del 3 de enero de este año de }El Periódico}; y el segundo, en ese
mismo ejemplar, en página 2.
Pasemos ahora a programar algunos modelos de crónica tomados de la prensa
internacional, que nos servirán para subrayar las dimensiones de amplia gama
del género, sin que eso niegue una unidad fundamental de propósito.

Por esos mundos

Tomemos, inicialmente, dos ejemplos de crónica en el formato clásico, pero en


el ámbito internacional. Dos periódicos, sin duda muy distintos por su origen, }
Le Monde}, diario nacional francés por excelencia, editado en París, argumento
de autoridad en el mundo de la francofonía, y de amplia difusión en todo
Occidente, y el }Washington Post}, uno de los grandes diarios norteamericanos,
de difusión también internacional a través de la versión para el resto del mundo,
el }International Herald Tribune} (IHT), que es lo más parecido que existe a un
diario para las elites de todo el planeta, y al que contribuye conjuntamente con
el }New York Times} (NYT).

The Washington Post Barak and Arafat Set for Peace Talks Both Sides Press for
Position Before Key meeting in Egypt

27 de diciembre de 2000, título y sumario, o subtítulo, a dos columnas, sobre


seis que tiene el periódico, ángulo superior de la derecha en la primera página,
lo que en el argot profesional se denomina }de salida}, que en la prensa
norteamericana se considera el mejor porque es adonde se dirige naturalmente
el ojo -la prensa europea, sin embargo, privilegia el orden 97 47 de lectura de
izquierda a derecha, empezando por el ángulo superior izquierdo de la misma,
es decir, de entrada-. Notemos, además, que la inicial de cada palabra en todos
los titulares del periódico se halla en mayúscula o caja alta, lo que no es más
que una curiosidad gráfica, muy tradi-
cional en la prensa norteamericana.
El titular:

Barak y Arafat, preparados para las conversaciones de paz

pero, sobre todo, el sumario:

Las partes toman posiciones ante la reunión crucial de Egipto

nos dan la medida de una titulación que va más allá de lo lineal, en consonancia
con el carácter panorámico e interpretativo del género crónica; ésta admite, por
tanto, al igual que la linealidad, un cierto grado de aproximación interpretativa a
los hechos.
Un título puramente lineal nos habría remitido probablemente
a:

Barak y Arafat reanudarán las conversaciones de paz en Egipto

porque la reunión, que se celebraría en el balneario egipcio de Sharm el Sheik,


marcaba el fin de un período de dos meses en que el primer ministro israelí y el
presidente palestino no se habían reunido, y las conversaciones directas
estaban paralizadas.
Aún admitiendo que "preparados" sea un término lineal, puesto que nadie sabe
}stricto sensu} qué es eso de estar "preparados", parece claro que en el
sumario se describe cómo cada bando trata de llegar a la que fue inútil cumbre
con la mejor imagen negociadora posible, que es lo que dice el sumario.
El }lead}, por su parte, además de plantear muy nítidamente la oferta
informativa que se desarrollará en la extensa información -el IHT tiene una
primera página constituida por informaciones que en su totalidad continúan en
páginas interiores- se mueve 98 49 en el terreno de la interpretación, pero sin
atribución de cualidades políticas ni morales.

Jerusalén. El primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yaser


Arafat, parecían estar el miércoles (ayer) preparados para reanudar las
negociaciones, largamente estancadas, sobre la firma de un tratado general de
paz y el establecimiento de un Estado palestino, planificando a saltos
(}haltingly}) su primer encuentro cara a cara en dos meses, en el que debatirían
la conveniencia de usar las amplias propuestas del presidente Bill Clinton como
base de futuras conversaciones.

Aparte de no conceder a Arafat su rango de presidente de la Autoridad


Nacional Palestina, comparable protocolariamente al de Barak -lo que es muy
propio de la gran prensa norteamericana, que coincide con la posición oficial
israelí, que raramente habla de "president Arafat", sino de "chairman Arafat",
que es como querer convertirle en presidente de una sociedad anónima- nótese
cómo "parecían estar", "planificando a saltos", "debatir la conveniencia" y
"amplias pro-
puestas" (sweeping proposals), marcan esa delicada posición que no juzga de
una manera terminante, pero interpreta.
De paso, obsérvese también la longitud fenomenal de la frase que llena todo el
párrafo, sin que eso perjudique en absoluto su comprensión, en contra de la
teoría en ocasiones recibida de que los anglosajones hacen siempre frases
mucho más cortas que los latinos, porque los párrafos cortos, por definición, }se
leen} mejor.
Efectivamente, el inglés es una lengua muy diferente de todas las neolatinas;
tiene unas características como de articulación ligera, con verbos adverbiales
con los que se puede hacer de todo, y, en general, cabe decir que un mismo
número de caracteres acarrea más volumen de significado que lo que
correspondería en español, italiano, portugués, francés o catalán; 99 51 no en
vano, las editoriales españolas admiten un aumento de la cantidad de texto en
la traducción del inglés al castellano de hasta un 15 por ciento, pero todas las
grandes lenguas occidentales pueden escribir largo y corto, y hacerlo bien o
mal; sólo hace falta adecuar los medios a las intenciones, con lo que una frase
puede ser todo lo larga que se quiera cuando procede, como el texto que firma
Keith B. Richburg, jefe de la delegación en París del }Washington Post}, de
manera que constituya una yuxtaposición lineal de enunciados, en vez de iniciar
esa dudosa carrera de los incisos, a los que los españoles somos tan dados.
Así, el periodista avanza, siguiendo una línea recta entre dos puntos, a través
de cinco posiciones o enunciados informativos:
1) El sujeto de la información, que son dos, Barak y Arafat; 2) negociaciones
estancadas; 3) tratado de paz y Estado palestino; 4) planificación de un cara a
cara; 5) propuestas de Clinton como base negociadora.
La información tiene 24 párrafos, 210 líneas y unas 1.000 palabras.
El párrafo más largo es de 14 líneas -el inicial, que equivale en su totalidad al
lead, tiene 12-, pero más de la mitad tiene como mínimo 10, mientras que el
más corto es sólo de dos líneas:

Las propuestas de Clinton nunca se pusieron por escrito.

Esos párrafos, excepcionalmente breves, subrayan situaciones que se quieren


especialmente dramáticas o significativas, como la mencionada, o:

El señor Barak ha anunciado ya su disposición a aceptar las propuestas de


Clinton, en cuanto Arafat lo haga públicamente.

En la práctica, esa técnica, que no busca necesariamente alternar párrafo largo


con párrafo corto, hace que los bloques informativos más breves cum100 53
plan una cierta función casi como de ladillos, provocando altos momentáneos
en la lectura. Última curiosidad, las personalidades tienen derecho a que se les
atribuya el tratamiento de }mr.}, y algunos periódicos británicos llevan su celo
hasta escribir }señor}, con }ñ} bien coronada, cuando corresponde.
Finalmente, el texto cumple los normales requisitos de multiplicidad de
escenarios y de protagonistas con los que virtualmente ninguno de los cuales ha
podido hablar el periodista norteamericano, y aunque la crónica está fechada en
Jerusalén, evidentemente recoge despachos de Washington, de otros lugares de
Israel y Palestina, de El Cairo, etcétera.
}Le Monde}. La información que tomamos de }Le Monde} es del mismo día,
pero se centra en la campaña electoral israelí ante los comicios previstos para el
6 de febrero de 2001, en los que Barak debía enfrentarse al líder de la derecha,
Likud, el ultra Ariel Sharon.
El texto aparece en la página 2 -en el diario francés la primera página se hace
habitualmente con grandes }leads} o entradillas-resumen-, a tres columnas
sobre las seis de su diagramación normal, tiene seis párrafos, 150 líneas, unas
850 palabras, porque el francés con los apóstrofes cunde mucho, y un ladillo.
Por añadidura, la información aparece cortada por un despiece del todo fáctico
en el que se informa de la violencia sobre el terreno.
Título:

Campaña electoral a tambor batiente en Israel

Interpretación literaria. La campaña se halla ya en su punto más alto de


intensidad en Israel.
Entradilla:

Aparte de que los dos son antiguos generales, hay otra característica común
que caracteriza hoy a Ehud Barak y Ariel Sharon, candidatos al cargo de primer
ministro de Israel: su falta de legitimidad a ojos del rival. El primero care101
55 cería, según el Likud, de todo derecho a negociar con los palestinos, y el
segundo, para los laboristas, no debería ni presentarse como candidato a causa
de su responsabilidad en la guerra del Líbano.

Hemos cambiado de cuadrante periodístico, aunque la funcionalidad de la


crónica sea la misma. El autor parte de una asociación que fabrica exprofeso
para sus lectores, la ilegitimidad que se reprochan mutuamente los dos líderes;
en lugar de ir directamente a los hechos; termina el párrafo con una cita
histórica, que no es seguro que le diga demasiado a la gran mayoría de lectores;
y comienza el texto, del que la primera frase sería mucho más }lead} que la
totalidad del párrafo, dándole la vuelta al que podría haber sido el orden natural
de la narración.
Veamos alguna otra posibilidad sin violentar tanto lo narrativo:

Los ex generales israelíes Ehud Barak y Ariel Sharon tienen en


común, a los ojos del otro, su falta de legitimidad para presentarse a las
elecciones a primer ministro del 6 de febrero.

Nos hallamos en la versión publicada ante la búsqueda de un efecto que se


basa en la creación de una intriga en el arranque de la crónica, un ?qué será?
que se resuelve de una manera literariamente correcta, pero sobre lo que dejo
al lector la responsabilidad última de decidir si valía la pena el esfuerzo.
Los párrafos son mucho más largos que en el caso anterior, hay uno de 31
líneas y otro de 30, y los puntos de descanso para el lector se hallan en el
tránsito de una a otra unidad narrativa, más el solitario ladillo.
La multiplicidad de protagonistas y escenarios es menor que en el periódico
norteamericano, porque al ser el asunto puramente político-israelí -la campaña-
no se ha considerado necesario hacer aportes externos a la historia central, pero
no por ello deja de haber una serie de declaraciones, citas de la prensa local, y
recursos al 102 57 pasado -de nuevo, la asociación o similitud de
circunstancias- para aclarar la situación presente:

El señor [también cortesía] Sharon encarna el drama de la guerra del Líbano


en la que se enfangó Israel durante 18 años.

que son todos ellos recursos del género crónica.


Veamos también por su carácter arquetípico una crónica de }The Guardian},
uno de los grandes diarios británicos, dirigido en el cambio de siglo por Alan
Rusbridger, pero cuyo gran impulsor en los años 80 y 90 fue Peter Preston, uno
de los grandes periodistas de la prensa occidental. El texto se refiere también a
los acontecimientos en Oriente Próximo, y parece que resume lo que es una
crónica.
Título:

Ii

El dolor palestino cierra tristemente el Ramadán

La información, a dos columnas, 5 párrafos, con la esperada mayor brevedad


de los mismos, 138 líneas, y unas 700 palabras, es modélica, porque la
multiplicidad de fuentes y escenarios es la esencia de la propia intención del
periodista. La información, recopilada a partir de la corresponsalía en El Cairo,
consiste en una antología del fin del mes de ayuno y oración del Ramadán en
Palestina, Arabia, Egipto, Irán, Líbano, otros países indeterminados de la zona,
más Afganistán y Malaisia, todos ellos musulmanes.
El }lead} que, naturalmente, ha de encabezar y unificar toda esta diversidad
es el siguiente:

La violencia en los territorios palestinos llenó de tristeza y alguna cólera las


celebraciones musulma-
nas del sagrado mes del Ramadán, con los líderes religiosos exhortando a los
fieles a liberar Jerusalén 103 59 de los judíos.

Primer párrafo dedicado a las doloridas celebraciones palestinas y a la reacción


que suscitaban tanto en los territorios como en otros puntos del universo
islámico. Universalización esta que queda totalmente explícita en el segundo
párrafo.

Al tiempo que los musulmanes celebraban en todo el mundo Eid al Fitr, que
marca el fin del mes más santo del Islam, los doctores de la ley pedían a los
fieles que enviaran sus }zakat} (limosnas) a los palestinos.

Sólo una crónica podía dar cuenta con semejante precisión de este tipo de
necesidad informativa.

Ii

Circularidad de los géneros

He tratado de mostrar hasta aquí cómo la crónica es el elemento central en


toda esta constelación de géneros; por ello, volviendo al esquemilla del segundo
capítulo, hay que ver la geometría del sistema también en su circularidad. Como
círculos concéntricos sucesivos, los géneros parten de un núcleo duro, el átomo
de la información, que es la descripción de todo lo que se ve, se oye, se toca; el
círculo siguiente es el de la crónica, en la que el periodista partiendo de un
hecho noticioso inmediato o de un haz de ellos, que constituyen la mayor parte
de lo que se cuenta diariamente en los periódicos, y para darle todo el relieve
explicativo posible el género recurre a una multitud de formas de apropiación de
la información, de las que la mayoría tienen que ser indirectas por el carácter
múltiple y distante de lo que se cuenta, aunque sin excluir en algún caso la
apropiación directa.
104 61 De todos los elementos que caracterizan la identidad
predominante de la crónica, el más decisivo es el de la apropiación indirecta por
encima incluso de la panoramicidad. Eso significa, por ejemplo, que con una
rueda de prensa es posible tanto concebir un texto seco como una crónica o un
reportaje.
En la rueda, vemos, oímos, y si nos dejan, tocamos, pero habitualmente lo
informativamente significativo será lo que se diga; las ruedas son comunicados
hablados a la vista de un reducido público de profesionales. Pero, al mismo
tiempo, son una especie de punta de iceberg, puesto que todas parten de un no-
dicho anterior, que es el conjunto de circunstancias y situaciones a partir del
cual alguien decide que ha llegado el momento de convocar a la prensa; y ese
no-dicho puede ser tanto
o más voluminoso e interesante que lo que realmente allí se diga, así como
también puede tener una capacidad de prospectiva, de forma que son, uno y
otro, el antecedente y el consecuente de la noticia, susceptibles de ser evocados
por el informador, que hará uso de la memoria, del archivo, de lo que conoce
sobre el asunto, etcétera para componer la historia. Todo ello hace que el
periodista prefiera en muchos casos trabajar la rueda de prensa como crónica.
De otro lado, pese a que, formalmente, es el periodista el que se apropia por sí
mismo de la información, el material que obtiene seguirá siendo, básicamente,
indirecto porque es un material común, que compartirá; por ello, la rueda de
prensa será la forma de vida periodística más primaria dentro de lo que ya es,
sin embargo, un primer contacto con el }out there}. La barahúnda de los hechos
dentro de una jaula con un domador-periodista que ha reducido casi
exclusivamente a declaraciones eso que llamamos realidad.
La relativa indeterminación de la crónica hace, por tanto, que orille los límites
de los restantes géneros, además de contener elementos informativos de cada
uno de ellos. Hasta el punto de que, como veremos en el capítulo dedicado al
reportaje, hay textos 105 63 en los que es sumamente difícil establecer si lo
que tenemos entre las manos es un reportaje o una crónica, porque, a
fragmentos, los textos pueden ser ambas cosas a un tiempo. La crónica limita
con todos los demás géneros. Es el fluido central del periodismo.

Ii

Capítulo V Primos de la crónica:


el análisis y otros ensayos

En la secuencia del capítulo Ii se ha situado el análisis inmediatamente a


continuación de la crónica; pero también se ha apuntado que el análisis puede
ser visto como un subgénero dentro del anterior. Las dos geometrías son
válidas. De igual forma, en el análisis estaría contenido el editorial, mientras que
el perfil se hallaría tan cerca de la crónica como del reportaje, aunque ambos
sean susceptibles de ser abordados individual-
mente.
El grado de personalización tanto del análisis como del perfil es, sin embargo,
algo mayor que el del género madre de todos los géneros, la crónica, aunque la
apropiación del material informativo se haya hecho a través de la multiplicación
de las fórmulas indirectas y directas ya conocidas.
107 65 ?En qué consiste la diferencia entre análisis y crónica?
?por qué el material del análisis es algo más }nuestro} que el de la crónica? El
análisis tiene como objetivo el verdadero desiderátum del periodismo:
}explicar por qué pasan las cosas que pasan}. Lo que tratan de hacer todos los
géneros, con su correspondiente panoplia de medios expresivos, es lo que
pretende el análisis, pero liberándose para ello de toda limitación técnica o de
estilo, de forma que el autor pueda volcar todos sus conocimientos sobre la
materia en el texto.
Sus limitaciones son, en cambio, de otro orden.
El análisis:
Aspira específicamente a }explicar}, lo que significa entender los porqués de
las cosas, y no a juzgar.
El análisis sigue aferrado a ese principio cardinal del periodismo informativo, por
el que el autor no prefiere nunca un resultado sobre otro, no valora moral ni
políticamente lo sucedido.
No expresa, por ello, opiniones sino conclusiones, pero
siempre detallando la cadena causal por medio de la que presente al lector un
determinado tipo de interpretación, aquella que no se limita a asociar para
mostrar (como en la crónica), sino que desvela los motivos y los objetivos de la
acción que se procesa como noticia.
Por eso, con el análisis se da un paso más en la personalización, el autor se
halla más presente en el texto, y como no tiene apenas peripecia informativa
que relatar, habla más directamente al lector sin la pantalla intermedia que es la
narración de los hechos.
Este género no se entendería, obviamente, sin firma personal, ni le bastaría
una acreditación de responsabilidad del propio periódico. Al mismo tiempo,
sigue sin verse la necesidad del }yo} del narrador, como en la crónica, aunque,
a diferencia del caso anterior, no creo que deba darse una exclusión tajante del
mismo; el carácter de investigación de los hechos debería favorecer la tercera
persona, pero también puede darse el caso de 108 67 que los argumentos que
se aporten para llegar a las conclusiones correspondientes, hayan sido
directamente vividos por el autor, en cuyo caso no hay razón para excluir
terminantemente el }yo}. En esas circunstancias, sería incluso preferible esa
primera persona que ese horror contemporáneo que es "el que esto firma", "el
autor de estas líneas", "el periodista", etcétera, que todos, sin embargo, hemos
usado alguna vez.
El análisis no trata de una manera noticiosa la información del día, sino que
trabaja }a toro pasado}. Por ello, el grado de sobrentendido puede
ser mucho mayor que en los géneros anteriores. Estamos ante una fórmula
especializada, en la que se le supone al lector un conocimiento mayor de las
implicaciones del texto. No estamos rompiendo a informar, sino que, después de
haber informado, explicamos.
Sería lícito, aunque no obligado, que en un análisis escribiéramos De Gaulle o
Stalin o Clinton, sin añadir quiénes son, mientras que en una información seca o
blanda, deberíamos siempre identificarlos. Vemos, así, que la información, la
seca, la crónica, o el reportaje, se ha dado ya en el propio periódico,
perfectamente distinguible en los espacios correspondientes; y es el análisis el
que debe aparecer distanciado de la información por medio de signos gráficos,
que pueden ser la indicación de }análisis} como epígrafe, o en lugar visible del
texto.
El esfuerzo del periodista se encaminará a construir una teoría de lo sucedido.
Nos hallaremos, por tanto, mucho más ante un discurso que ante una narración;
si el relato periodístico se puede decir que aspira a fijar una historia, un
desarrollo de acontecimientos con protagonistas y escenario, el análisis sostiene
un discurso explicativo directo, no deducido o derivado, como puede ocurrir en
la crónica, donde la mera asociación de hechos puede producir interpretaciones,
sino entrando a matar, como veremos en los casos siguientes.
De todo lo anterior, se deducen los problemas y las trampas con las que 109
69 tropieza el análisis. El primero de ellos es que nada es más fácil que ponerle
el rótulo de }análisis} a cualquier artículo personal, aquel en el que exponemos
nuestro punto de vista, que equivale, tantas veces, a nuestras puras
preferencias.

El artículo no es un análisis

Se acaba de mencionar la palabra }artículo}. ?Qué se ha querido decir con


ello? No es un nuevo género, desde luego, porque el artículo -sin duda, con el
editorial- es, por }definición}, lo indefinible; lo que no reconoce, ni respeta
reglas, lo que opinamos, lo que queremos escribir; por eso, los escritores de
periódicos, por buenos que sean, no son necesariamente periodistas; periodismo
es canon, mientras que el artículo puede contemplar la observación de reglas
técnicas para una mayor eficacia narrativa, pero no por ello está sujeto a
ninguna norma de obligado cumplimiento.
Con frecuencia hemos oído decir que Ortega y Gasset era un
excelente periodista, con lo cual se pretende, a la vez, hacerle un cumplido al
gran pensador -!hasta sabe de periodismo!y a la profesión -!la banalidad a la
que se dedican ustedes los periodistas es capaz de atraer firmas tan insignes!-.
Pero, en uno y otro caso el cumplido es innecesario. Ni Ortega era un periodista
porque escribiera artículos en los periódicos, ni los periodistas necesitan
-aunque sí es así, santo y bueno- que se les decore
el periódico de grandes firmas para hacer con ello un buen periódico.
Una de las cosas que, por cierto, me parecen gravemente distorsionadas en
buena parte del periodismo latinoamericano, es que tanto los propios
profesionales como la opinión ilustrada consideran grandes periodistas a los
principales columnistas de prensa, cualquiera que sea su relación intelectual o
de trabajo con la fabricación de un periódico. Por eso, el periodista puede ser un
articulista, pero, no necesariamente el articulista es un periodista. Los grandes
perio110 71 distas son, a mi modo de ver, los que han inventado esa
maquinaria de relojería, que en su planteamiento ha de alcanzar la }
completud}, que es un periódico.

La excursión al editorial

Sobre el editorial, por alusiones, hay que decir que es un artículo del que se
hace responsable el periódico, razón por la cual no aparece firmado, y se aparca
en zonas bien diferenciadas de la publicación. Esto no es exactamente así en
todo nuestro entorno, puesto que la tradición en la prensa francesa es la del
editorial firmado, del que puede o no responsabilizarse el propio director, pero
que, en cualquier caso, expresa, también, el punto de vista de la publicación. En
el mundo anglosajón, sin embargo, la práctica ha sido siempre la del anonimato
editorial. Los modos, sin embargo, están cambiando puesto que }Le Monde},
que dirige JeanMarie Colombani, -el gran reformador en los últimos años de la
publicación, cuyo trabajo es una magnífica reinvención del veterano título
francés- ha introducido recientemente la práctica de los editoriales anónimos,
que sólo van tácitamente firmados por el periódico.
En relación a qué cosa puede ser eso del editorial, se ha sentido en este
manual la tentación de incluirlo en la nómina de los géneros, como uno más,
específicamente el último del recorrido, puesto que en el mismo se da el grado
máximo imaginable de personalización, donde el autor, el periódico en funciones
de oráculo y a veces de esfinge, ostenta la propiedad absoluta del material,
puesto que puede escribir lo que le dé la gana; pero, de nuevo, nos hallamos,
como en el caso del artículo, más allá del campo de lo preceptivo.
El editorial no es más que un análisis que va más allá del intento de desvelar
por qué pasan las cosas que pasan, para comunicar al lector lo que está bien y
lo que está mal, aquello a lo que se opone o apoya la publica111 73 ción. Eso
parece que hace al editorial más compacto, normalmente con menor capacidad
de riesgo que el análisis; el editorial tendrá que demostrar capacidades
analíticas, información en ocasiones privilegiada, familiaridad con el asunto,
todas ellas características indispensables del análisis, pero en último término
deberá justificarse por una opinión, sagrada y abs-
trusa palabra que lo puede todo y a la que se le permite todo. Esa opinión, por
otra parte, no emanará de una persona, como en el análisis, sino de un colectivo
intelectual que tendrá que expresar un sentimiento más central y con menos
aristas que lo que aparezca firmado individualmente. Los editoriales que tratan
de un mismo asunto, y, fundamentalmente, cuando éste se prolonga en el
tiempo -el aborto, el terrorismo de ETA- deben mantener una coherencia que
sostenga la línea del periódico.
Visto todo lo anterior, este manual se ratifica, en cualquier caso, en que no
estamos ante un género, sino un mero avatar del análisis, aunque con
personalidad propia.

El análisis de aquí y de allá

Si hay un género periodístico anglosajón por excelencia, es el análisis. En la


gran prensa norteamericana se ha convertido en una obligación presentar los
asuntos más complejos a la luz no sólo de la información, crónica, reportaje,
entrevista, sino del }news analysis}, que sería, así, la crónica de la crónica, las
claves del panorama que ésta despliega. Veamos algunos ejemplos.
Análisis publicado en }El País}, el 15 de marzo de 1998, firmado por Manuel
Azcárate, fallecido ese mismo año, y uno de los grandes autores de política
internacional, que colaboró en el periódico hasta muy pocas semanas antes de
su fallecimiento. El formato que vemos ha sido durante mucho tiempo estándar
en la publicación en las ediciones dominicales, lo que no excluye, además, la
aparición del análisis en secciones directamente in112 75 formativas del
periódico, pero siempre gráficamente diferenciado.
El formato de los análisis de Azcárate es especialmente claro y, dentro de la
delimitación que aquí se hace, totalmente canónico, aunque eso no implique
que sólo haya una forma de plantear el género. Bajo el título de:

?Una nueva guerra balcánica?

la estructura de este análisis es la siguiente: una propuesta a desentrañar o


demostrar en el primer párrafo.

Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto armado en
el sur de los Balcanes.
Y la primera de ellas es el salvajismo y la crueldad de la policía, el cuerpo más
cuidado del presidente Milosevic, que, para responder a algunos atentados de
grupos radicales de Kosovo, ha arrasado a sangre y fuego varios pueblos,
causando más de 200 muertos, con un alto porcentaje de niños y mujeres.

En puridad, la propuesta se contiene ya en su totalidad en la primera frase:

Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto


armado en el sur de los Balcanes.

En tanto que el resto del párrafo enumera esas condiciones. El autor establece
de salida un punto de vista sobre un material informativo ya conocido, de forma
que el enunciado de hechos se limita a lo necesario para que haya una }
percha}, como se dice en la jerga profesional, relacionada con la actualidad,
aunque esto último no es imprescindible, ya que se puede hacer un análisis de
sucesos alejados en el tiempo insuficientemente esclarecidos. Pero lo que tiene
que hacer ahora el autor es justificar esa declaración.
En el texto, que tiene ocho párrafos, 125 líneas -extensión también estándar en
un periódico de este formato- y unas 700 palabras, el autor 113 77 dedica los
párrafos segundo, tercero y cuarto, al desarrollo argumentativo de por qué
Kosovo, cómo en Kosovo, y quién en Kosovo, o sea, la geopolítica, las
circunstancias sobre el terreno y el carácter de los protagonistas.
El párrafo quinto, en cambio, abre un haz de perspectivas a partir de la situación
interpretada:

Ahora se abren dos caminos: si predomina la guerra, si Milosevic sigue


aplicando sus métodos, hay que esperar una extensión del conflicto.
Kosovo tiene frontera con Albania; de momento, se han concentrado tropas en
esa frontera, pero entrarían en Kosovo, si las barbaridades contra sus habitantes
se agravan.
[...] Una crisis en Macedonia podría provocar el desmantelamiento del país, ya
que muchos de sus vecinos -Bulgaria, Grecia, Turquíatienen reivindicaciones
territoriales [...].

Ii

O, lo que es lo mismo, la relación de lo que puede pasar si se mantiene o


agrava la situación entonces reinante.
El siguiente párrafo es el de conclusión: efectivamente, dice, hay una amenaza
de guerra en la zona, lo que el autor considera ya suficientemente demostrado,
y a lo que adjunta en ese mismo sexto párrafo, más el séptimo y penúltimo, las
posibles soluciones al problema. Esta última parte constituye el bloque que
cabría llamar de }perspectiva}, de lo-que-puede-ocurrir:

Pero hay dos problemas que revisten una urgencia inmediata: que Serbia
cese en su represión y retire su policía; que Milosevic acepte la comisión de
conciliación que encabeza Felipe González [...].

Y en el párrafo final se impone un cierre climático, una conclusión de fuerza,


una propuesta para el futuro:

114 79

Por eso, imponer a Serbia que acepte la comisión de Felipe González se


convierte en un problema
primordial.

La estructura es, por tanto:


1) Propuesta.
2) Argumentación.
3) Perspectiva.
4) Solución (si ha lugar).
5) Cierre, que puede ser futurible.
En el texto, aunque se califica de manera abrupta a personajes como Milosevic
y a su política represiva -lo que es un lugar común tratándose del ex presidente
yugoslavo- no hay toma de posición, entendida ésta como preferencia moral o
política en lo que se refiere a la disección de los problemas. Se trata sólo de
comprender lo que pasa, prever consecuencias, contramedidas y dibujar un
panorama de la inminencia.
Relativamente diferente como modelo, pero igual de válido, es el de Javier
Pradera, esta vez en el análisis de los asuntos nacionales.
En el análisis aparecido el 24 de diciembre de 1995, título "Solución y
problema", sólo cinco párrafos, 145 líneas, algo más de 800 palabras, el
analista, en un párrafo inicial en el que cubre varios frentes, se plantea la
propuesta casi como un interrogante, amén de pegarse mucho más que los
ejemplos anteriores al terreno inmediato de los acontecimientos.

El comité Federal del PSOE oficializó anteayer la designación de Felipe


González como candidato a la presidencia del Gobierno [...]. La discusión previa
a ese nombramiento originó un extraño intercambio de papeles: mientras Felipe
González se resistía [...], la Ejecutiva del PSOE y una amplia mayoría de su
Comité Federal le empujaban a hacerlo con el argumento de que su liderazgo
constituye la }solución} para las cuitas electorales socialistas.

116 81

La propuesta consiste en desentrañar por qué se ha producido esa inversión de


roles, planteado todo ello sobre una documentación mucho más copiosa de lo
inmediato.
La argumentación se extiende por los párrafos siguientes con un detalle mucho
mayor que en el caso de Azcárate, enseguida veremos por qué, quedando para
el último bloque informativo la prospectiva-perspectiva del adónde-vamos.

En 1994, Felipe González se negó a presentar la dimisión como forma de


asumir las responsabilidades políticas nacidas de los escándalos protagonizados
por altos cargos de su Gobierno [...] su posterior decisión de aceptar la
candidatura crea el peligro de que los socialistas se sientan tentados a buscar
en las urnas la absolución política moral y penal de las acusaciones [...] lanzadas
contra el Gobierno durante estos últimos años:
en tal caso la solución del problema de hoy crearía otros
mucho más gra-
ves el día de mañana.

Pese a la trascendencia política de lo reseñado, el tono es


descriptivointerpretativo, valorando aciertos o errores políticos en su propio
terreno, y las consecuencias, en cada caso, de una u otra actitud. El tono es,
globalmente, el del observador que subraya los problemas, sin otorgar premios
o sanciones a los protagonistas. Incluso cuando parece que vulnera la distancia
del observador como cuando (última columna) dice:

si Felipe González hubiese perseverado en su elogiable gesto inicial de no


encabezar la lista [...].

"elogiable" es más un recurso retórico que un "elogio" en sí mismo.


Los análisis, aunque tengan una espina dorsal común, no serán, sin embargo,
idénticos a tenor de las secciones en que se publiquen y aparecerán mucho más
frecuentemente en las secciones duras que se hallan más en 117 83 demanda
de explicación.
La diferente textura de los análisis obedece a una cuestión de proximidad; la
lejanía de cualquier acontecimiento de carácter internacional crea una
necesidad panorámica; hay que perfilar una cuestión en trazos muy sintéticos;
contrariamente a lo que pudiera parecer, esa lejanía no pide el detalle, que
podría hacer el análisis inmanejable por lo prolijo, sino el resumen breve y
subrayado, con un punto inevitable casi hasta de caricatura. Un problema
balcánico ha de definirse en un párrafo; al revés, el análisis nacional acepta una
mayor pormenorización porque éste habla mucho más directamente a los
lectores, sugiere respuestas más significativas. Si el análisis internacional prima
el trazo muy visible, el nacional puede aspirar a la miniatura.

Ii

Otras voces, otros ámbitos

Veamos ahora algunos ejemplos en la prensa anglosajona. En un }Financial


Times} de enero de 2001, hallamos la siguiente pieza que, pese a no estar
identificada formalmente como análisis, es una muestra también modélica del
género, en la que se ven aún mejor las vinculaciones con la crónica.
Es un texto a cinco columnas, sobre ocho que tienen las páginas interiores del
periódico, con título y sumario, 17 párrafos, 165 líneas, y unas 850 palabras (que
equivalen a más de 1.000 en español).
Título:

Doubts bar way to pact in Clinton twilight [Dudas en la búsqueda de acuerdo


en el crepúsculo de Clinton]

Y sumario:
Israeli concessions raised hopes
of a deal but Palestinians are wo118 85 rried by lingering ambiguities [Las
concesiones israelíes hacían esperar un acuerdo, pero los palestinos recelan de
ambigüedades no disipadas]

El título y el sumario, a diferencia de los ejemplos anteriores, que responden a


un criterio de interpretación más alusiva, podrían ser los de una crónica clásica
de corte informativo. La estructura del texto es, sin embargo, virtualmente
idéntica a la de los análisis reseñados. Propuesta en el párrafo de cabecera:

Las perspectivas de un acuerdo final entre Israel y los palestinos antes de que
el presidente norteamericano Bill Clinton concluya su mandato este mes, parecía
depender ayer de que se superara el escepticismo palestino.

La única diferencia con un análisis canónico sería la de que la información


arranca de algo que temporalmente se sitúa en el día anterior ("parecía
depender ayer"). Crónica, por tanto, en primera lectura de los hechos de la
jornada.
Del segundo párrafo, sin embargo, al octavo:

Expectations were raised [Crecieron las expectativas] [...].


The Clinton proposals suggest formulating a clause [...]. [Las propuestas de
Clinton apuntan a la formulación de una cláusula, según la cual las partes
reconozcan el derecho de los refugiados al regreso bien sea a la "Palestina
histórica" o a su "patria"].

se produce un largo salto atrás de recopilación de datos referentes a


informaciones ya publicadas, que viene a equivaler a la argumentación anterior,
para volver en el párrafo siguiente al material del día:

Shlomo Ben Ami, ministro de asuntos exteriores israelí, dijo, sin embargo,
ayer, que el regreso de un gran número de refugiados pales119 87 tinos a lo
que hoy es Israel era totalmente inaceptable.

De la misma forma, los párrafos siguientes recuperan acontecimientos del


próximo pasado para construir la teórica posición palestina con sus exigencias
de clarificación de las posiciones norteamericanas e israelíes, para, en los
bloques informativos antepenúltimo y penúltimo, pasar a la perspectiva-
prospectiva:

The next few weeks [...]. [Las próximas semanas es probable que haya más
aproximaciones al abismo, más filtraciones y a falta de un acuerdo, más
violencia [...]. Clinton es el amortiguador entre Barak y Arafat y Arafat quiere
librarse de él.
Barak está acorralado y Arafat quiere exprimirle al máximo].

Este análisis-crónica cierra con


fuerza sirviéndose de las declaraciones de un profesor universitario árabe de
Cisjordania, Ali al-Jarbawi, que fija como período crucial para las conversaciones
de paz el que mediaba entre el 20 de enero y el 6 de febrero de 2001, puesto
que en esta última fecha debían celebrarse las elecciones para ocupar el cargo
de primer ministro de Israel.
El análisis típico de la prensa anglosajona, aunque, lógicamente baraje pocos o
ningún elemento informativos del día, se apoya mucho más que los casos que
hemos visto de }El País} en una información propia, en elementos fácticos que
se supone que conoce el autor de la pieza. Subraya una de las características
que mejor distinguen el análisis del artículo de opinión o del editorial, que es esa
información propia.
Lo que justifica el análisis no es lo que el periodista opine, porque no está
demostrado que al lector le interesen especialmente las opiniones de
semidesconocidos, sino lo que el periodista sepa, lo que pueda aportar al debate
de la interpretación de hechos y actitudes. Pero no por ello deja de ser más
desapasionado: el mundo es como es y nuestra única misión, enten120 89
derlo, parece decirnos este texto.
Olvidémonos, por tanto, del presunto análisis que, aunque observe las reglas del
género, sea sólo un comentario voluntarista del teletipo.
Pero, sobre todo, la razón de haber presentado este texto ha sido la de mostrar
la fluidez que existe entre ciertos géneros, la casi imposibilidad de encontrarlos
en estado puro en la naturaleza, como ya se ha dicho, y, más aún, que veamos
cómo un texto de estas características es una alquimia de equidistancia entre la
crónica y el análisis. La crónica contendrá siempre elementos de análisis, y que
el análisis, en cuanto que tiene que referirse a los hechos, se servirá, aunque
sea mínimamente, como hemos visto en Azcárate, o en mucha mayor medida en
Pradera, de material de crónica; pero, lo notable es cuando se logra un virtual }
ex aequo} como en este caso, en el que una estructura muy propia del análisis
usa casi tantos elementos de información del día como material propio, con el
objeto total de explicar por qué pasan las cosas que pasan.
La prensa norteamericana es muy dada al análisis-río, en el que parece como
que se pretendiera lograr la cuadratura del círculo. La gran prensa de Estados
Unidos no ha sido muy amena últimamente al tratar asuntos como la
construcción europea, y, en particular, sus más afilados dardos se han lanzado
contra Francia, presuntamente el Estado -y la opinión- más antinorteamericana
de Europa occidental. En una pieza aparecida a fin de diciembre de 2000 en el }
International Herald Tribune}, el compacto formado por el }New York Times} y
el }Washington Post}, se presentaba en primera página con pase al interior,
un }news analysis}, con el aviso correspondiente que lo identificaba como tal,
firmado por el antiguo director de la publicación, John Vino-
cur, reputado periodista norteamericano que lleva más de media vida en París, y
es un veterano conocedor de la escena francesa.
Título a dos columnas (sobre seis, pero de anchos variables en la misma
página), sumario, 22 párrafos, 198 líneas, unas 1.200 palabras y, como en el
caso británico, sin ladillos.
Título en interrogante, con lo que la propuesta, siquiera disimulada por la solo
aparente humildad de la pregunta, es la de convencernos de que el
nacionalismo francés es intrínsecamente malo para la construcción europea:

Will Gaullist Grandeur Obstruct a New Europe? [?Será la "grandeur" gaullista un


obstáculo a la nueva Europa?]

German Bid for Dominance Resisted by French [Los franceses se resisten a la


apuesta alemana por la hegemonía]

Hay una teoría de la peor posibilidad para Europa en la que Francia se


convierte en motor de la división interna, porque es tan incapaz de cambiar que
paraliza el desarrollo de la construcción europea con su obstinada defensa de
sus vetustos mitos y particularidades nacionales.

Lo que importa aquí es la enormidad de la pregunta. Francia se hunde. En los


párrafos siguientes aprendemos que la tesis implica un creciente extrañamiento
francés de Washington a causa de la formación de una fuerza de defensa
puramente europea, y de Alemania, simplemente porque no caben dos gallos en
el mismo corral, y mientras Berlín sube, París baja. De otro lado, las fuentes, tan
presentes en este tipo de análisis, son, según el autor, diplomáticos en la capital
francesa. Así cubrimos, en la exposición del caso, los cuatro primeros párrafos,
de longitud parecida de entre cinco y ocho líneas.
Los dos siguientes cotejan la propuesta con los hechos, tal como los entiende
Vinocur:

Aunque dura, la teoría no deja de tener algún fundamento. [...] En la cumbre


de Niza, el presidente Chirac, flanqueado por el primer ministro Jospin daba una
imagen de Francia en Europa en su versión más }rígida} y }arcaica}. [...] en
una negación de la evidencia de que Alemania tiene más población que Francia,
Chirac insistió en mantener la paridad de voto entre los dos países en el Consejo
de Ministros, tras asegurar que el pacto había sido sellado para la eternidad por
Adenauer y De Gaulle.

La cuestión a dilucidar, sin embargo, no es si nosotros como lectores estamos o


no de acuerdo con las posiciones del autor, sino si éste mantiene el equilibrio y
la distancia propios de un análisis. Y, aunque la estructura del texto es
totalmente canónica: propuesta y argumentación para
cubrir al menos la primera mitad del análisis, parece difícil no ver como
sumamente editorializantes las expresiones "arcaica y rígida"; perfectamente
defendibles como opinión, pero no como hechos sobre los que pueda basar su
punto de vista Vinocur. El problema se habría resuelto, sin embargo, porque es
exclusivamente técnico, poniendo en boca de diplomáticos los calificativos
mencionados, lo que es sorprendente que no haga porque las afirmaciones del
autor aparecen siempre respaldadas por fuentes bien identificadas. Los
problemas técnicos técnicamente se resuelven, siempre que el respeto del }fair
play} así lo permita -que hubiera fuentes que dijeran semejante cosa-.
En los párrafos séptimo a décimo, el autor desarrolla las razones y
características del ascenso paralelo de Alemania, notablemente el fin de la
guerra fría que libera a Berlín de ataduras bien conocidas. Los párrafos
siguientes, hasta el decimoctavo, detallan diversas actitudes francesas,
básicamente negativas ante la reforma estructural, tanto de la economía como
del pensamiento, lo que completa el argumentario. Para volver, en el
antepenúltimo y penúltimo, a cerrar el capítulo alemán con un claro
perspectivismo:

Lo cierto es que en lo que respecta a la realidad política alemana no se ve


razón alguna para querer 123 95 volver al statu quo anterior basado en el eje
o tándem franco-alemán.
El canciller Schroeder no participa en absoluto de la creencia típica de la
posguerra de que haya una misión común a ambos países, que tanto motivaba a
sus predecesores.

Y una declaración muy de cierre futurible para el último:

Paradójicamente, es el señor Schroeder el que recoge los frutos de su sabio


comportamiento. Y es el problema de Francia practicar los ajustes que le hagan
merecer la confianza de sus vecinos para alejar el fantasma de esa teoría de lo
peor que le puede pasar debida a su negativa a reinventarse a sí misma, y con
ello ser un problema para toda Europa.

Creo que este análisis revela uno de los problemas que plantea operar desde
una atalaya mundial, como le ocurre a cualquier gran periódico norteamericano,
que es el de que la política exterior de la potencia hegemónica mundial se halla
mezclada en todos los casos de algún interés planetario.
Un analista que trabaje en inglés, y más aún si es norteamericano, tendrá una
ventaja de salida con respecto al que se mueva en cualquier otro ámbito
cultural; sin hacer el esfuerzo de escarbar en culturas ajenas, el flujo de
información que transitará por su ámbito será mayor que el de sus pares en el
extranjero, pero, al mismo tiempo, la tendencia a asumir los intereses políticos
de su país podrán llegar a colorear excesivamente su texto. La
paradoja radica en que el observador de una nación menor, aunque esté,
normalmente, peor informado, puede, sin embargo, arrojar una mirada mucho
más desapasionada al mundo que le rodea.
Con el análisis, el periodista puede, al igual que en los géneros hasta ahora
visitados, decir todo lo que quiera, directa o indirectamente, sin más limitación
expresiva que unas convenciones técnicas, que se doblegarán siempre a
nuestro superior criterio; que eso no degenere en pura y simple 124 97
manipulación, sólo dependerá del periodista que no querrá que las cosas sean
de una determinada manera, sino que buscará la manera necesaria para que la
representación sea la que da mejor sentido a las cosas.

Ver el mundo de perfil

Dentro del vasto mundo del análisis, primo menor de la crónica, habita también
el perfil. Si el análisis es una tentativa de dar explicaciones al vasto y abstracto
mundo de las cosas, el perfil, como en una reducción del angular informativo, se
enfoca, en principio, sólo sobre un personaje.
Igual que en el caso del análisis, este subgénero trabajará sobre una }percha},
un acontecimiento de actualidad, lo que lo emparenta también con la crónica.
Aunque muchos perfiles se hacen sobre recortes de archivo, lo que los
convierte en una biografía más o menos inteligentemente comentada, ésta
debería ser una labor de especialista, puesto que hay una diferencia muy grande
entre hacer un perfil habiendo visto y oído al personaje -haberlo entrevistado,
por ejemplo- y trabajar desde el anonimato.
El periodista, al igual que en la crónica, se servirá de todos los recursos
informativos: contexto, experiencia personal, archivo, opiniones de quienes
conozcan al sujeto; pero, la diferencia decisiva la dará su conocimiento directo
del personaje, cuyo lenguaje corporal puede ser tan importante como sus
declaraciones para la posteridad.
De nuevo, el }yo} del autor parecerá aquí irrelevante, salvo que éste pueda
aportar una vivencia singular y personal que consienta más que exija la primera
persona. García Márquez puede hacer un perfil de Fidel Castro en primera
persona, pero el común de los mortales es mejor que se abstenga. En ese
mismo sentido, también parecería que los perfiles asimilan mal opiniones o
interpretaciones demasiado concluyentes, salvo, de nuevo, si es como
consecuencia de una viven125 99 cia muy directa, de la que uno puede
responder con su firma.
La prensa anglosajona es una gran cultivadora del perfil, de igual forma que la
literatura inglesa es muy dada al género biográfico, o al de viajes que sería el
perfil de una geografía o de una sociedad. Comparativamente, en cambio, el
mundo latino no está tanto en esa tesitura.
Un arranque modélico de esta capacidad de encarnar en una descripción
física todo un tipo humano la hallamos en esta pieza del }Financial Times} del 4
de enero de 2001, a cinco columnas, 15 párrafos, 245 líneas, y unas 1.250
palabras -bastante largo para los estándares españoles-.
Título:

Russia's cold warrior [El ruso de la guerra fría]

Y sumario:

Un clima económico favorable ha permitido a Vladimir Putin, tras un año de


presidencia, ganarse el apoyo popular como reformista, pese a su brutal estilo
de gobierno

}Lead}, equivalente a propuesta de personaje.

Cuando las mujeres rusas votaron al presidente Putin el hombre más sexy de
Rusia, sus razones eran tan simples como reveladoras. Según una de las
votantes: "No bebe, no fuma, hace deporte, quiere a su mujer y a sus hijos. ?
Qué más se puede pedir?". Y otra: "Me da miedo. O sea que me conviene".
Ahí está, en esas pocas palabras, la esencia de la extraordinaria aceptación
de Putin entre la opinión pública rusa, al año exacto de su mandato, tras la
sorprendente dimisión de Boris Yeltsin. A los extranjeros puede parecerles
siniestro y enigmático, pero a los rusos Putin les resulta de una sangre fría que
llega a lo carismático, y gana puntos por momentos.

127 101

Tras esta presentación, que es como las cartas credenciales del personaje, el
periodista, Robert Cottrell, hace la debida marcha atrás y rememora la llegada al
poder de Putin, los resultados electorales de marzo de 2000, etcétera, para
hacer el recorrido, primero, de ese año en el poder, y sólo a partir del cuarto
párrafo, comenzar su biografía cuando aún no era un hombre público. Estructura
clásica, y válida tanto para la crónica como para el género seco: comenzar por lo
inmediato, para, luego, retroceder en el tiempo hasta un comienzo más
cronológico de la historia.
La parte central del perfil, tras el apunte biográfico }stricto sensu}, es una
especulación perspectivista; con todo aquello que cabe esperar del presidente
ruso en su tarea reconstructora del Estado, para terminar con los problemas y
los activos con que cuenta, una Duma, unos tribunales de Justicia y unos medios
de comunicación, globalmente favorables. Toda la pieza está concebida con la
extrema prudencia con la que hay que hablar de un personaje claramente en
construcción -como subraya la fotografía elegida para el reportaje: un busto de
Putin, ni siquiera terminado- y el cierre se ajusta también a todo lo que se ha
reseñado sobre lo mucho que cunden los futuribles.
Todo ello le da al señor Putin un interés muy grande en hacer que el Estado
funcione. Si tiene éxito, todos, en principio, lo celebrarán. En la práctica, todo
dependerá de qué clase de gobernante vaya a ser, dado el tiempo y los recursos
con que cuenta. Rusia no sabe todavía si ha elegido a un primo carnal de Tony
Blair, o al hombre del KGB.

En }El País} del 5 de marzo de 1998 apareció un perfil cuya técnica apenas es
distinta de la del caso anterior, firmada por un servidor sobre el entonces jefe de
Gobierno de Israel, Benjamín Netanyahu. Se trata también de establecer el perfil
de un 128 103 personaje, que a sí mismo, según el autor, se ve en términos
fuertemente históricos.
Título:

El hombre que tenía un plan

Entradilla:

Si los líderes se hacen, y no nacen, a Benjamín Netanyahu le ha debido costar


bastante. Según De Gaulle es "la fuerza de las circunstancias" la que fabrica la
personalidad. La rendición de Francia en 1940 consiguió que un brillante pero
reemplazable militar de 49 años se convirtiera en el hombre que rescató a su
país de la debacle. El modelo Churchill, al que imaginamos venido al mundo ya
con el puro en la comisura de los labios subraya, en cambio, algo intangible que
siempre estaba ahí.

Ii

El líder ultra israelí, entre dos modelos históricos, que fueron decisivos en
tiempos críticos de sus respectivos países, como espejos en los que le gustaría
mirarse. De entre las dos aparentes posibilidades -el que se hace (De Gaulle) y
el que nace (Churchill)- Netanyahu correspondería más bien al primer grupo, si
bien "le ha debido costar bastante"; ?quizá es que no se ha salido muy bien a sí
mismo? El perfil juega con aproximaciones, ironías, tanteos. El autor utiliza
repetidamente en el texto las palabras de De Gaulle para ver cómo Netanyahu
se ha hecho a sí mismo (o así mismo) enfrentado a una sucesión de }
circunstancias}, como estructura o columna vertebral de la pieza. No puede
haber veredicto inapelable, y el periodista concluye en el mismo tono de
prospectiva del perfil precedente.

Su devastada Némesis, Simon Peres dijo en una ocasión: _"La elección para
un político consiste en optar entre ser una estrella o un héroe. Si quiere ser lo
primero, 130 105 pide un sondeo para averiguar qué tiene que hacer; si lo
segundo, ha de correr riesgos_". Benjamín Netanyahu parece llamado al
estrellato".
La gráfica posible en forma de línea recta de la estructura posible del análisis
sería:
1) Declaración o propuesta sobre el personaje.
2) Percha de actualidad.
3) Apunte biográfico.
4) Demostración de la propuesta.
5) Final prospectivo.

El perfil-investigación

El perfil se puede entender también desde otros ángulos, y de la misma forma


que en su modelo más clásico es una forma de la crónica, el perfilinvestigación
sobre un personaje, en torno al que se plantea un trabajo mucho más de
averiguación de quién }realmente} es, tiende a emparentarse con el reportaje,
sin perder nunca por ello las características del análisis.
Un ejemplo muy canónico del perfil-presentación, que implica la investigación
directa propia del reportaje, apareció en el dominical británico }The Sunday
Times}, el 7 de enero de 2001.
Título:

His life after 300 deaths [Una vida más allá de 300 muertes]

Sumario:

El asesino en serie Harold Shipman no muestra remordimiento. Así son sus


años en la cárcel

El personaje, conocido internacionalmente como }Dr. Muerte}, era un


completo desconocido fuera al menos del Reino Unido, hasta que se supo a
primeros de 2001 que, probablemente, había matado a unos 300 pacientes, y no
alrededor de una quincena como se creía, por lo que estaba cumpliendo varias
cadenas perpetuas.
En lugar de recurrir a una presen131 107 tación convencional de todo lo ya
sabido, los periodistas, Peter Millar y Adam Nathan, hacen un perfil-reportaje,
con un brillante }lead}, que también es una propuesta intelectual, no tan
diferente a la de Putin, si vamos más allá de la distancia antropológica entre los
dos personajes: lo anómalos que son en sus medios respectivos.

Desde muchos puntos de vista sería el vecino perfecto, como ha demostrado


cuando ha podido hacerlo.
Un caballero de 54 años, autosuficiente, de aspecto más que respetable, que
se levanta cada mañana a las 6.30, se arregla la barba con una maquinilla y se
dispone a tomar su desayuno habitual de tostadas con judías. Se instala
entonces para atender a su copiosa correspondencia o leer su ejemplar del }The
Guardian}. Le gusta leer la prensa como corresponde a un hombre educado que
ve regularmente el }British Medical Journal}. Se lo envía su hijo, que le visita de
vez en cuando.
Éste es el estilo de gran parte del texto, que recorre con minuciosidad
secretamente horrorizada la jornada carcelaria del Dr. Muerte. El texto es largo,
336 líneas, y unas 1.650 palabras. Su momento culminante, en consonancia con
el arranque del texto, se produce cuando los autores buscan las asociaciones de
ideas más significativas para un público británico:

Shipman, o eso parece, no es Hannibal Lecter (estuvo brevemente encerrado


en una jaula de cristal en la prisión de Strangeways en Manchester, pero sólo
porque se temía que pretendiera suicidarse). Tampoco es del estilo del
Destripador de Yorkshire, que mataba a las mujeres a martillazos [...].

Sólo avanzada la narración, a la mitad de la segunda columna, retroceden los


autores hasta el tiempo del juicio y de su vida criminal, de lo que se había
informado anteriormente en toda la prensa británica. Para 132 109 terminar,
la prospectiva siempre, con el riesgo futuro de nuevos }Dr.
Muerte}:

En último término, las ocasiones que un médico tenga de abusar de su


posición están limitadas, por definición, por el tipo de pacientes que se pongan
en sus manos. Shipman (nótese que los presos no son }señores}) aún se
vanagloria de que tenía más pacientes que ningún otro médico de cabecera de
Manchester porque "era popular y se fiaban de mí".
Con eso bastaba.
Probablemente pasará el resto de sus días entre rejas. Pero no hay ninguna
garantía de que llegue a reconocer que ha recibido lo que se merece. ?Acaso, el
diablo es capaz de comprender que ha pecado?

Información directa, interpretación fría pero muy visual de las cosas, el


contexto justo, utilización de las comillas que irrumpen en el texto sin }dijo} ni }
afirmó}, porque el sobrentendido de quien habla es concluyente, y un retrato
con el grado necesario de asombro para transmitirlo tal cual a los lectores.
En el ámbito de la literatura en lengua castellana, la semblanza de Rafael
Leónidas Trujillo en la novela de Mario Vargas Llosa }La fiesta del chivo}, donde
encontramos un megaperfil del dictador dominicano, y, ya mucho más en el
formato propio de un periódico, otro igual de formidable del casi eterno
presidente del país caribeño, Joaquín Balaguer, que aun publicado como parte
de una novela, sería perfectamente separable de su contexto y reproducible
como un perfil del sucesor de Trujillo (11).
Cumplida toda esta parte del recorrido, llegamos a la primera aproximación
directa a eso de ahí afuera: la entrevista.

(11) Mario Vargas Llosa, }La fiesta del chivo}, Alfaguara, 2000.
135 111
Capítulo Vi El out there comienza por la entrevista

El camino de los géneros, de la menor a la mayor personalización, de la menor


a la mayor apropiación intelectual del texto por parte del periodista, presenta en
su ecuador un punto de inflexión; o, quizá, porque es un punto de inflexión es un
ecuador.
Hemos ido de lo seco -primera estación- a la crónica -segunda estacióny,
aunque con esta última hayamos adquirido un mayor dominio sobre el material
informativo, seguimos utilizando, básicamente, materiales colectivos, luego
indirectos. El tercer paso acabamos de darlo en el capítulo anterior, con el
análisis y sus adláteres, el perfil y, hasta cierto punto, el editorial, donde ya
gozamos de una mayor libertad de interpretación, pero seguimos manejando
información que sólo es muy parcialmente nuestra.
El paso que va del análisis a la entrevista, es un ecuador porque es el primero
en el que forzosamente tomamos la puerta de la calle, salimos al mundo
exterior, nos encaramos con él, y obtenemos una información que, en principio
es sólo nuestra. Por ese mismo motivo, apenas podemos considerar verdadera
entrevista la que se hace en grupo -lo que la aproxima a la rueda de prensa, si
acaso restringiday rechazaremos la entrevista por cuestionario, aquella que
consiste en entregar una serie de preguntas por escrito al personaje, que nos lo
devuelve con sus respuestas, también por escrito. Sólo la virtual imposibilidad
de acercarse a determinadas personalidades hará que aceptemos esta fórmula.
?Quién rechazaría una entrevista por cuestionario con un presidente
norteamericano? La entrevista se halla en la misma base de todo el quehacer
periodístico.
La inmensa mayoría de las informaciones que obtenemos han tenido como base
una entrevista, el encuentro en estado 136 113 puro, entre el periodista y la
fuente.
Es como la materia prima a partir de la cual es posible nuestra profesión.
Todo procede de una entrevista, en el sentido literal del término.
Pero, dentro del sistema en el que estamos trabajando, lo que publicamos
como entrevista, probablemente con algún tipo de tratamiento gráfico
específico, es el primer género en el que deberá producirse una apropiación
completa del material por parte del autor. Recordemos también que sólo en el
paso siguiente, el del reportaje, quien firma alcanza la plenitud de la apropiación
directa; y, por ello, podríamos ver también la entrevista como un primer apunte
de reportaje; una visita al }out there} en la que el escenario está habitado por
una sola persona, que además nos está esperando, por lo que nos hallamos ante
una versión, naturaleza muerta de las exuberancias que crecen ahí fuera. La
entrevista como reportaje domesticado; la fiera de la realidad aguardándonos
en el zoo de un despacho.
La entrevista es el género de ficción veraz por antonomasia.
Difícilmente encontraremos nada más literario, más directamente creativo que
la entrevista. Las entrevistas en alguna medida se inventan todas, pero no por
ello tienen que dejar de responder a la verdad. Y eso es así porque la misma
idea de la entrevista es una utopía periodística: llevar a cabo una transcripción
del lenguaje hablado al escrito, como si eso fuera posible, y, sobre todo, como si
pudiera tener algún sentido.
Recordemos que cuando hablábamos de los entrecomillados, decía que para
que el periodista se haga a un lado y deje que alguien tome la palabra en su
lugar lo que tiene que decir ese alguien ha de ser especialmente relevante, ha
de tener mucho más sentido dicho por el interesado que expresado en la pluma
del periodista, o bien debe sonar tanto a lenguaje hablado que tenga una fuerza
de expresión que no se alcanzará nunca con nuestra propia voz narrativa.
A la vista de todo lo anterior, hay que decir que la entrevista es el apo137
115 calipsis del entrecomillado, por lo menos cuando se trata de la modalidad
pregunta-respuesta, que enseguida veremos en qué consiste. Pensemos en
cómo hay que aquilatar en la elección de los entrecomillados para llenar una
pieza entera, una página o más, casi exclusivamente de lo que ha dicho de
manera presuntamente literal el entrevistado, con esa irrupción masiva de lo
hablado, tan difícil de aclimatar en el medio escrito.
Empecemos por ver que lo que nos dice el entrevistado es siempre
literalmente inmanejable, aparte de que 30 minutos de conversación tomados al
pie de la letra o incluso eliminando repeticiones, carraspeos, y tiempos muertos
dan para llenar varias páginas de cualquier periódico tabloide; de otro lado,
nadie, excepto los intelectuales franceses que hablan directamente como
escriben, para la posteridad o, al menos, para las galeradas de su próximo libro,
es capaz de expresarse de forma suficientemente inteligible para que el
periodista pueda, o mejor deba limitarse a contar lo que nos dicen; hay que
contar, por el contrario, lo que nos quieren decir, que es algo que sólo se le
puede aproximar, aunque, sin duda, habrá frases o expresiones clave que
deberemos preservar; pero no soñemos con que es posible o conveniente }
transcribir}, porque lo que hay que hacer es }escribir}. Y si esto vale para la
entrevista hecha en nuestro propio idioma, pensemos que la mayoría de las
entrevistas de Internacional se hacen en inglés, o en alguna lengua extranjera,
donde tenemos que traducir de un idioma a otro, con lo que la necesidad de }
escribir} es todavía mayor. Es bien sabido lo de }traduttore, traditore}.
La entrevista no es el espacio de tiempo que consumimos con alguien con
quien conversamos, sino algo que luego publicamos después de una ardua
interpretación de lo que nos han dicho. La entrevista en el sentido físico, mate-
rial, es un encuentro con otra persona que se prolonga, habitualmente, de
media hora a una hora, tiempo durante el cual la grabadora ha registrado una
tormenta sonora, un tráfago de ruidos, 137 117 ambiente, voces,
interrupciones, repeticiones, equivocaciones, en cuyo seno se halla oculta,
agazapada, esperando, incluso, que no reparemos en ella la entrevista. Como un
minero o un espeléologo, el periodista tendrá que zambullirse en ese magma,
preferentemente con la ayuda de un bloc en el que ha tomado las notas
imprescindibles, para seguir las huellas de la entrevista -de una de las varias
posibles, hasta relativamente distintas entre sí, que se contienen en la
conversación- y darle caza para su publicación. Hallar el rastro de migas que ha
dejado Pulgarcito para que podamos encontrar el camino de vuelta de la
conversación al papel. Por todo ello, la entrevista es la solución periodística de
un pasable rompecabezas.
El orden narrativo de lo periodístico no tiene por qué coincidir con el orden
cronológico de las cosas. Cuando vamos a hacer una }nota} de una conferencia,
el orden particular de la exposición nos tendrá sin cuidado; más aún, lo que al o
a la conferenciante le parezca más importante, el momento culminante de su
actuación, no tiene por qué ser el }lead} periodístico, a partir del cual el autor
ordene, probablemente de forma temática, buscando afinidades, el material
para montar su historia. Otro tanto ocurre con la entrevista, sólo que de una
manera mucho más desbaratada.
No es sólo que el orden del cuestionario no tiene por qué ser el orden narrativo
para su publicación, sino mucho más. La respuesta a la pregunta número tres
podrá darse, y ni siquiera de una sola tirada sino normalmente a fragmentos, en
las contestaciones a las cuestiones números, cinco, nueve y diecinueve. El
periodista, tanto si trabaja en su propia lengua como con la ajena, tendrá que
hacer corte y confección, buscar, recortar, repelar, adjuntar lo que nos han
querido decir, aquello que nos ha llegado de la manera caótica que corresponde
al lenguaje hablado. Por eso, la entrevista es una obra hasta cierto punto de
ficción, porque prácticamente nada ha ocurrido tal y como lo contamos; pero lo
que }debería haber ocurrido}, lo 138 119 que de verdad expresa lo que los
protagonistas querían que ocurriera, eso es lo que contamos. No en vano, en
muchas entrevistas de la prensa norteamericana podemos leer como
encabezamiento de la misma: "A continuación, algunos fragmentos (}excerpts})
de la conversación que (fulanito de tal) sostuvo con (la publicación)".
Se distingue entre }conversación} y entrevista; los fragmentos son de
conversación, lo que se publica es la entrevista, y sólo puede haber un cierto
número de puntos de tangencia o solapamiento entre ambas.
Todo esto puede poner muy nerviosos a jóvenes aspirantes a periodistas, a los
que se les llena la boca con esos términos de los que ya se ha hablado como
objetividad, incluso ética, fide-
lidad a los hechos, etcétera. La fidelidad a los hechos, muy al contrario, consiste
en saber que nadie sabe cuáles son los hechos, y que hay que adivinar y acertar
lo que le están diciendo a uno para poder reconstruirlo comprensible y
verazmente.
Ii

Modelos de entrevista

Los modelos de entrevista no son subgéneros, sino formatos, técnicas


específicas para plantear la manera en que vamos a publicar la entrevista.
Aunque es posible hacer una relación casi tan extensa como se quiera, nos
concentraremos aquí en tres técnicas diferentes, cada una de ellas más
adecuada a intenciones profesionales también distintas.
Éstas serían:
1) Pregunta-Respuesta.
2) Romanceada.
3) Temática.
La más obvia es la llamada de Pregunta-Respuesta, que consiste -con el
aparato de titulación que se estime conveniente, la entradilla que puede o no
coincidir con el }lead}, y el comienzo del texto que emplearemos para presentar
el lugar, el acontecimiento, el personaje- en una sucesión de cuestiones
formuladas en forma de pregunta literal, con un tratamiento gráfico específico, a
las que se adjunta cada 139 121 una de las presuntas respuestas. La
entrevista puede concluir con la última de éstas, o dar lugar a un cierre
directamente abrochado por el autor.
Aunque lo habitual es que en este formato el periodista no haga incisos entre
preguntas-respuestas, la fórmula es practicable a condición de diferenciar
gráficamente unos espacios de otros, para que el lector sepa siempre a quien
está leyendo, entrevistador o entrevistado. Con todo, no soy inmensamente
partidario de esta posibilidad porque otorga una ventaja demasiado obvia al
autor, como es la de comentar lo que nos están diciendo, sin perder por ello la
aparente tersura imparcial del formato pregunta-respuesta.
La entrevista que aquí se llama }romanceada} es la que ha preferido siempre
la prensa anglosajona. Consiste, con títulos y entradilla, si ése es el caso, en una
narración corrida en la que se entrecomillan las respuestas de las que se desea
una teórica textualidad. El periodista es el que está dirigiéndose en todo
momento al lector, hasta el punto de que podrá reproducir, de manera literal o
sólo de sentido, sus propias preguntas, normalmente sin entrecomillado alguno,
y sembrar a voluntad su soliloquio con algunas de las declaraciones textuales
del entrevistado. Esta fórmula se aproxima un tanto a la crónica, en la medida
en que el material fundamental de la entrevista no es lo que se supone que nos
están diciendo tal como nos lo están diciendo, sino el cómo contamos eso que
nos dicen, permitiendo sólo incursiones puntuales del entrecomillado, porque en
esos momentos la voz directa del personaje nos parece tan especialmente
valiosa como para consignarla en lugar de
nuestro }romanceado}.
Existe un cierto número de variaciones de esta partitura. Un esquema de
posibilidades sería el siguiente:
1) Pregunta-respuesta, formato puro. Diálogo }literal}.
2) Pregunta-respuesta, formato modificado con incisos, gráficamente
diferenciados de los bloques de pregunta-respuesta.
3) }Romanceado}, con preguntas 140 123 entre comillas, a las que se
responde también entre comillas.
4) }Romanceado}, sin preguntas formuladas como tales, sino sólo con
alusiones a los asuntos a tratar, que permiten recoger las respuestas, }
romanceándolas} también, entre comillas, o alternando ambas posibilidades.
5) Finalmente, la entrevista temática, que se emplea muy poco en la prensa de
nuestro entorno, es, sin embargo, corriente en las grandes publicaciones
semanales norteamericanas como }Time y Newsweek}, y consiste, tras la
preceptiva presentación del asunto y del personaje, en una serie de bloques
informativos encabezados por títulos o ladillos que contienen, agrupadas, las
respuestas del entrevistado a una serie de cuestiones, preferentemente de tipo
general. Se leerá, por ejemplo: }Economía}, y tras el encabezamiento,
aparecerá lo de relevante que se haya dicho sobre el asunto. Por eso, son
temáticas.

Ii

Méritos respectivos de los tres formatos

Es un punto de partida clásico suponer que el formato pregunta-respuesta


aspira a lo literal, a la famosa objetividad, mientras que el estilo }romanceado}
nos adentra en los terrenos de lo literario, dando como más vuelo al autor para
que se recree.
Pero todo eso no son más que vaguedades. El modelo pregunta-respuesta no es
más preciso que el romanceado, y puede incluso que lo sea menos. La }
objetividad} de esta o cualquier otra fórmula es una ficción, lo que no quiere
decir que las entrevistas realizadas con arreglo a la misma no puedan ser
veraces. Eso no quita, sin embargo, que la }ilusión} que crea de literalidad,
empezando por el propio entrevistado sobre el que puede ejercer notables
efectos calmantes, la haga aconsejable-inevitable para altas personalidades,
aquellos de quienes el lector tenga derecho a esperar declaraciones lo más
precisas posible.
141 125 En 1983, }El País} publicó una entrevista pregunta-
respuesta al rey Hussein de Jordania, en un momento en el que el cuadro clínico
de Oriente Próximo era especialmente grave.
El monarca hachemí decía que "no faltaban meses, ni semanas, sino días" para
que la situación degenerara en violencia -no llegó a decir "guerra"-.
Es probable que al lector -y al periódico- le parezca más apropiado que
semejante declaración se haga en el océano de comillas por doquier. Pero no se
pierda de vista que en una en-
trevista romanceada semejantes palabras habrían aparecido también
entrecomilladas, y, además, el autor podría haberse despachado con el
contexto, el momento, el lenguaje corporal del soberano, lo que le habría sido
imposible con el formato anterior.
El estilo }romanceado} es cierto que da más libertad al periodista:
precisamente por eso puede ser utilizado con gran higiene expresiva, mostrando
como interpretación lo que es interpretación, para dar una visión más completa,
y posiblemente más verosímil como trasunto de la realidad, que el de pregunta-
respuesta, donde hay que llevar a cabo una gran manipulación para que parezca
que no hemos manipulado nada, que nos atenemos a lo que nos han dicho, sin
comentarios por nuestra parte.
Con todo, lo que sí tiene el formato pregunta-respuesta es un grado de mayor
respeto por el entrevistado. Si yo tuviera que entrevistar al Papa -puesto que a
De Gaulle, que sería mi preferido, ya no hay quien lo entreviste- aceptaría de
buen grado hacerlo desde esa distancia mayor que marca la formulación
unívoca y solemne de las preguntas. De igual manera, el formato }romanceado}
será especialmente útil cuando la persona entrevistada sea mucho más -o
mucho menos- que un productor de declaraciones -cuesta imaginar una
entrevista pregunta-respuesta a una estrella de Hollywood; ?quién querría saber
únicamente lo que contesta a nuestras preguntas Marilyn Monroe, prescindiendo
de cómo ha visto el periodista a la estrella?-; o cuando haya contexto, cuando el
lugar 142 127 en el que se realice la entrevista tenga un interés descriptivo
porque haya un }out there} llamativo a nuestro alrededor; no todas las
entrevistas a personalidades del mundo de la política se celebran en un anónimo
despacho, y ni siquiera todos los despachos son igual de anónimos; o también
en ese tipo de entrevista como instantánea, en la que se espera una respuesta
rápida y concisa a algo normalmente chocante.
Finalmente, el formato temático es más idóneo cuando ocurre, precisamente lo
contrario, cuando en el personaje no hay brillo animal de ninguna clase, cuando
lo único que puede tener de interés es lo que nos cuente, pero sin molestarnos
siquiera en buscar su palabra individualizada, como en el plan pregunta-
respuesta, sino agrupando todo lo que dijo sobre esos asuntos en bloques
unificados.

Ii

La técnica del entrevistador

Las buenas entrevistas piden un estudio previo del personaje, al que hay que
tratar de conocer lo mejor posible. Ello nos permitirá hacer no sólo preguntas
relevantes, sino establecer de salida las credenciales del entrevistador. No es lo
mismo acercarse a un alto representante del organismo
que sea y arrancar con la entrevista formal, aunque sea formulando preguntas
interesantes, o tratar al comienzo de la entrevista de demostrarle que
conocemos a fondo el }dossier}, que nos hemos molestado en leer, en
preguntar sobre su vida y su obra.
Cuando entrevistamos a primeros ministros o presidentes de países
extranjeros, circunstancia que se da mayormente cuando esos altos personajes
están a punto de visitar España, hay que partir de la base de que los 40 o 50
minutos que les robemos de su tiempo serán considerados por el interesado
como un peaje inevitable de su posición, en el mejor de los casos, y 143 129
una tortura imbécil, en el peor. Por ese motivo, establecer unas buenas cartas
credenciales es como decirle que ese tiempo de su vida no va a ser en vano,
que aspiramos a algo más que cumplir el expediente; en definitiva, que hemos
hecho los deberes antes de presentarnos ante su persona.
Es correcto fabricarse un cuestionario, llevar algo apuntado, quizá unas ideas,
pero no me parece recomendable agarrarse al mismo como si fuera un
salvavidas, porque todas las situaciones han de ser reconducibles; a un
determinado tipo de respuesta no tiene por qué seguirle la pregunta que se
lleva anotada, sino que puede evocar un camino probablemente diferente, una
repregunta, o hasta un replanteamiento instantáneo de la entrevista.
Y en la línea de que la entrevista es lo que escribimos, no lo que conversamos,
demos un paso más. Las preguntas que publicamos no tienen por qué ser
exactamente las que formulamos. Se ha dicho ya que los entrevistados suelen
tener la mala costumbre de contestar no sólo lo que les da la gana, sino cuando
les da la gana. Por ello, las preguntas son muchas veces sólo incitaciones al
personaje para que hable, y, en cualquier caso, el periodista no tiene ninguna
obligación de mantener aquellas cuestiones a las que no le han contestado lo
que preguntaba. Las preguntas se tienen que reconstruir una vez que el
periodista haya decidido qué respuestas le ha proporcionado el material sonoro
que proceda. A tales respuestas, tales preguntas.
Creo muy firmemente también que las entrevistas no son una justa de
gladiadores, en la que el periodista centra todo su esfuerzo en demostrar al
lector -al entrevistado sí que ha de demostrárselo- lo inteligente que es, lo
mucho que sabe del asunto, cómo acorrala al personaje y le obliga a confesar
sus culpas; entre otras cosas, porque si le acorrala es seguro que no confesará
nada; las confesiones de verdad sólo se hacen inadvertidamente, cuando el
entrevistado se siente en equivocada confianza.
?Significa todo ello que hay que 144 131 engañar al entrevistado? Nada de
eso.
Ni engañarle, ni dar explicaciones innecesarias. Estamos allí para obtener un
material de calidad, y éste raramente se consigue yendo a favor del
entrevistado. Nadie está dispuesto, en principio, más que a contar aquello que le
favorece, que le presenta a la
mejor luz posible a los ojos de la opinión. Y, sin entrar ahora en la inútil polémica
sobre que los periódicos sólo dan malas noticias, cuando las hay buenas que
gustarían muchísimo al respetable, está claro que las noticias consisten en
aquello que nos oculta el interlocutor.
En esa misma tesitura, las preguntas -o lo que es válido para cualquier
formato, como todo lo anterior, pero mucho más directamente para
preguntarespuesta- han de ser lo más breves posible, como propias de un
médium que es el periodista, no un amigo o un igual del entrevistado que está
pasando un rato de charla con él; los periodistas entrevistadores no existen más
que de forma inducida, como agentes que desatan lenguas. A medida que
avanzamos en la entrevista -versión publicada- igual que ocurre en los géneros
seco y crónica, podremos emplear menos palabras en la formulación de las
cuestiones sucesivas, porque nos apoyaremos en los sobrentendidos que
hayamos ido creando con nuestras preguntas y con las respuestas obtenidas, de
forma que las primeras sean cada vez más breves. Habremos ido soltando lastre
para gastar nuestro capital simbólico de palabras de la manera más eficaz
posible.

133

Capítulo Vi El out there comienza por la entrevista (Continuación)

Desfile de modelos

Entrevista }romanceada} del diario norteamericano }USA Today}, que


publicó }El País} el 14 de enero de 2001, con lo que ya nos llega expertamente
traducida. Una entradilla general en cabecera de página, abastecida por el
propio diario, da paso a la entrevista. }El País} ha mantenido desde hace
bastantes años un plan estable de presentación del género: nombre del
entrevistado y por debajo, el cargo que ocupa, precediendo al título.

Iii
George W. Bush Presidente electo de Estados Unidos "Estoy listo para la
presidencia"

}Lead} y presentación del personaje:

Una de sus candidatas para el Gabinete acaba de verse obligada a retirarse,


otros son motivo de controversia, y él va a asumir el cargo la semana próxima,
cuando muchos norteamericanos están todavía irritados por la elección más
ajustada y reñida que se recuerda. El presidente electo, George Bush, dice, sin
embargo, que "está totalmente en paz". [...] En una hora de conversación en
Blair House, la vivienda para los
invitados presidenciales, en Pennsylvania Avenue, enfrente de la Casa Blanca,
Bush parece confiado y sin inmutarse ante las secuelas de su caótico camino a
la presidencia.
Llega con 20 minutos de antelación a la cita tras comer con [...].
146 7 Bush está pensativo. Dice que no va a mirar a sus
padres cuando jure el cargo, porque sabe que va a ser un momento muy
emotivo. Habla de que va a cambiar cuadros que cuelgan en el Despacho Oval
[...].

Las autoras, Judy Keen y Mimi Hall, sitúan en los tres primeros párrafos -la
entrevista tiene 22 párrafos, 308 líneas, y unas 1.750 palabras- al personaje en
el momento y en el lugar; y como no se sienten en la obligación de recoger
entre comillas todo lo que consideran digno de publicación, cuentan con su
propia voz lo que les parece oportuno de las declaraciones del presidente electo,
dando sólo paso a la literalidad cuando creen que es conveniente }oír} sin
intermediarios la voz de George W.
Bush. Y en vez de hacer preguntas buscan los momentos en los que la propia
narración dé pie a que el entonces presidente electo se explaye sobre ciertos
asuntos.
Iii

Y ofrece algunos detalles sobre sus nuevas prioridades: [...] "Es el plan que
presenté en mi campaña", afirma. "Creo que no sólo cumpliría los objetivos que
son reducir todas las tasas marginales [...]".

Las autoras usan el "prosigue", "afirma", etcétera que, como veremos, es


perfectamente suprimible, pero no preguntan directamente sino que provocan
las respuestas. El resultado es una narración muy fluida, a la que se asoma
directamente sólo de cuando en cuando su sujeto principal.
En este texto del }Times de Londres} del 12 de enero de 2001, hallamos una
entrevista a Robert Bourne y a su señora, el constructor del Dome del Milenio,
uno de los grandes fracasos propagandísticos de la era Blair, en la que con 43
párrafos, más de 350 líneas y unas 2.000 palabras, sólo aparecen
entrecomilladas como declaraciones del empresario poco más de 60 líneas, y,
sin embargo, el periodista, que hace a la vez perfil y 148 9 entrevista, nos da
cuenta de su vida y milagros, aunque, como las anteriores, hartándose de los
"he said".

El señor Bourne, tostado por el sol, ataviado con su imagen de marca, un


conjunto de Armani azul marino, se hallaba de lo más expansivo acerca del
Nuevo Laborismo.
"Blair no pierde comba. Sabe lo que la gente necesita, lo que la economía
necesita. Se preocupa, es un tipo estupendo, ha transformado el partido
laborista y atraído a personas como yo que antes estaban con los
conservadores", dijo.

No hay preguntas, sino narración en


cuyo curso se insertan las declaraciones de Bourne y señora.
La que probablemente es la entrevista más larga de la historia de }El País}
apareció, en cambio, según el formato pregunta-respuesta, el 27 de febrero de
1983, firmada por Joaquín Estefanía, director de la Escuela.
El texto, además de buena parte de la primera página, ocupa tres más en el
interior, pero es que se trataba de la primera entrevista que concedía José María
Ruiz-Mateos, recién conocida la expropiación del conglomerado Rumasa. La
entrevista tiene 825 líneas, lo que equivale a algo más de 4.100 palabras, más
un despiece de 90 líneas y casi 500 palabras.
Dada la trascendencia del momento se comprende que la fórmula sólo pudiera
ser pregunta-respuesta -26 preguntas y alguna respuesta cuya extensión
sobrepasa la media columna de texto-. La presentación es totalmente clásica, de
forma que se entrelazan en la entradilla el entrecomillado de Ruiz-Mateos con el
perfil y la situación del personaje. (Ver apéndice).
Titulación:

Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País

"No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos" 149


11

El deseo del autor de ser especialmente literal es muy evidente, desde el


comienzo.
Entradilla:

"Yo no estoy en lucha [...]", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a }
El País}, José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada
semana el grupo fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que
se materializó en un decretoley. Este hombre, que alguna vez se definió como
más empresario que banquero, que era un }outsider} en la comunidad
financiera española, aseguró una y otra vez, con gran vehemencia, que no tiene
miedo de ir a la cárcel porque cree en la justicia [...].

Y en un ejercicio inusual, para ese }dar fe} tan subrayado de lo que el autor
está viendo y oyendo, concluye la entradilla, haciendo una relación de todo
aquello a lo que el empresario no quiso responder. A mí que me registren.

Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones [...], excepto a las


siguientes: ?Cuál de las empresas perdidas le duele más? ?Cuál ha sido su
principal error? ?Qué cantidad piensa recuperar vía justiprecio o, en su caso,
indemnización? ?Cree posible que con Rumasa se repita el caso del diario }
Madrid}? ?Qué defensa va a emplear para desbloquear la situación en la que se
encuentra el holding?, y ?tiene Vd.
capacidad de reacción o ya está derrotado? Estuvo presente e intervino en la
entrevista el asesor legal de Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo.

Es sólo en el despiece, que, muy canónicamente, no corta el desarrollo de


pregunta-respuesta, donde Estefanía traza el ambiente, busca los personajes,
retrata luces y oscuridades del chalé de Somosaguas en que reside el financiero.
150 13

[...] tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa, que
acampan a la puerta de su casa con potentes teleobjetivos, puedan localizarle.
Lo mismo ocurre con la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el
periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir
fielmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga
conversación, Ruiz-Mateos parece más relajado. "Hablo con el corazón", dice, y
cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de convencimiento es infinita:
cuando habla de Rumasa es un iluminado con pocas dudas sobre el modelo.

Como puede verse, un gran esfuerzo notarial, hasta el extremo de que,


difícilmente, se puede escribir con una mayor economía de medios, personalizar
menos, dentro de los límites del formato.
Ángel Santa Cruz, en su momento uno de los especialistas de }El País} sobre
los Balcanes, se apuntó el éxito de entrevistar a Radovan Karadzic, considerado
criminal de guerra por el tribunal internacional de La Haya, y, en aquella época,
presidente de la república secesionista serbia de Bosnia. Entrevista pregunta-
respuesta, aparecida el 16 de julio de 1995, sobre una extensión de casi dos
páginas, algo más de 500 líneas, 18 preguntas y unas 2.500 palabras.
Título:

Los enclaves musulmanes deben desaparecer

Segundo título en páginas interiores:

Sarajevo se dividirá en dos o será sólo Serbia.

Despiece:

Nuestro vecino Radovan.

151 15

Santa Cruz ha hecho una entrevista pregunta-respuesta que, ni a posta podía


haber resultado más conforme a los planteamientos de este sistema, lo que, sin
embargo, no está necesariamente ligado al hecho de que sea profesor de la
Escuela.
En una entradilla que orla la cabecera, precediendo al título, hace la
presentación física y, por implicación, moral del personaje.
Radovan Karadzic [...] psiquiatra de profesión y poeta por afición, tiene 50 años,
es un hombre alto, bien trajeado, fornido, capilarmente exuberante y hablador.
Karadzic recibió a }El País} [...] tres días después de que sus tropas
conquistaran Srebenica, deportaran a más de 30.000 habitantes musulmanes e
hicieran prisioneros a todos los hombres en edad de combatir.

Iii

De la misma forma, en una geométrica división internacional del trabajo, deja


el párrafo de comienzo de texto para describir el lugar donde se celebra la
conversación.

Karadzic recibe en la primera planta de una antigua fábrica de motores a las


fuentes de Pale que le sirve de residencia oficial. En su despacho, que huele a
nuevo y al que se accede después de pasar unos controles de seguridad más
que benignos, hay dos mesas, una con muchos papeles y fruta y la otra con
grandes mapas. El rasgo más sorprendente de su personalidad es la distante
naturalidad con la que se pronuncia sobre hecatombes pasadas o venideras en
Bosnia.

El carácter improvisado de todo lo que huele a Pale le da un interés especial al


lugar; hay contexto para describir porque no nos hallamos ante el presidente de
un Estado internacionalmente reconocido, sino ante el jefe de una tropa que
recibe en una 153 17 antigua fábrica de motores. Igualmente, el autor, uno de
los periodistas de }El País} que más duramente ha escrito de la Serbia
ultranacionalista, marca el tono de la entrevista con esas líneas finales del
primer párrafo:

[...] distante naturalidad con la que se pronuncia sobre hecatombes [...].

Karadzic ha recibido el primer tiro en la frente, pero nadie puede negar que
Santa Cruz está describiendo las cosas, tal como las ve y entiende. La
"naturalidad" que el autor ve en su interlocutor contrasta devastadoramente con
aquello de lo que Karadzic habla.
Las preguntas son, por su parte, de una brevedad reconfortante.
"?Está Vd. dispuesto (el Vd. me parece, sin embargo, innecesario, porque el
tratamiento ya está indicado por la persona del verbo) a hacer la paz?".
"?El plan para Bosnia del Grupo de Contacto (Rusia, EE'UU,
Francia, Alemania y Reino Unido) está descartado?".
"?Qué no es correcto en este plan?".
"?Se han impuesto una fecha límite para marchar contra estos enclaves?".
Obsérvese cómo casi cada pregunta se apoya en la anterior, lo que produ-
ce el consabido aligeramiento del texto; por ello, no necesitamos repetir hasta la
saciedad lo que ya está dicho: primero "Plan de Bosnia", a continuación sólo el
"plan". De otro lado, el texto está hecho de preguntas y repreguntas; a una
negativa de Karadzic a admitir que hayan bombardeado objetivos civiles,
apostilla Santa Cruz:

"He visto en Sarajevo edificios enteros de vecinos destruidos por su


artillería. ?Eran emplazamientos de armas pesadas?".

154 19

Lo que, evidentemente, no obedece a un cuestionario previo.


El autor divide la entrevista en dos secciones distintas, con títulos
independientes y un despiece. Pero, eso no es más que un efecto óptico, ya que
los dos fragmentos de entrevista pueden leerse como uno solo, puesto que
aparecen separados únicamente para facilitar la lectura. El despiece, por tanto,
es el único complemento de la entrevista, así parcelada, y sólo en el mismo, el
autor habla directamente al lector:

Karadzic, en la gran tradición de nacionalistas exaltados de mayor alcance, no


es del lugar que reclama como suyo, Bosnia, sino de Montenegro, a pesar de
que oyéndole hablar se diría que sus antepasados han arado esta tierra durante
siglos [...].
El profesor Ismet Ceric, máxima autoridad psiquiátrica de Bosnia y jefe
durante 17 años del doctor Karadzic en un hospital de Sarajevo, asegura que su
antiguo alumno [...] es un hombre tan totalmente normal "como el que podemos
tener como vecino toda la vida".

Las preguntas, como corresponde a un personaje que tiene muy ardua la


salvación eterna, son duras, ponen en dificultades al entrevistado, pero lo
importante es que si éste queda bien o mal ante los lectores son siempre sus
respuestas las que así lo determinan.
Santa Cruz es sólo un médium para un fin informativo que es evidente que él
no desea que sea favorable a Karadzic, pero el entrevistado es el que se cuelga
a sí mismo con sus declaraciones; de la misma forma, la condena del serbio-
bosnio en el despiece es tan formidable cuanto austera, y por ello doblemente
efectiva. Santa Cruz no dice, formalmente, nada por sí mismo, sino que es el
psiquiatra jefe el que, sin querer, nos recuerda que los monstruos viven en el
vecindario.
La técnica es la que nos permitirá decir lo que queramos, cualquiera que sea el
género utilizado. En este ca155 21 so, la imagen negativa de Karadzic sale
muy reforzada porque el formato, con su apariencia de inocuidad, le da una
intensidad que en el }romanceado} se habría perdido en medio de la propia
narración, salvo que ésta fuera
sólo una diatriba, lo que siempre es de recusar.
Pasemos ahora a la última etapa de este recorrido. El reportaje o la
multiplicación en todas direcciones del encuentro con lo de ahí afuera.

Iii

Capítulo Vii El reportaje, ADN del periodismo

El paso definitivo en este recorrido del cero al infinito, cuyo objetivo es el de


abrazar toda la realidad susceptible de tratamiento informativo, lo damos en el
dominio del reportaje.
Por primera vez, el autor es completamente dueño de su material, porque de
una manera predominante si no exclusiva, él mismo se ha convertido en fuente
de la información; se ha personado en los lugares en los que se desarrollaban
los acontecimientos, y su pieza periodística se aplica, por ello, sobre un
escenario principal, lo que calificaré de }reportaje de escenario}; o, en otro
caso, habrá requerido directamente de las fuentes la información que le ha
permitido la reconstrucción de una historia, caso en el que hablaremos de }
reportaje virtual}. Pero, en ambos casos hay un elemento común: el periodista
ha ad157 23 quirido una autoridad total sobre una información, que sólo posee
él, que no ha tenido que compartir, como ocurre con la crónica, con nadie.
Nos hallamos, por tanto, ante el }yo} de autor más subrayado posible, que nos
permitirá juzgar, valorar, llegar en nuestras interpretacionesopiniones más lejos
que en cualquier otra fórmula anterior, por supuesto, siempre respaldadas con
nuestra firma, de manera que el lector sea el jurado inapelable de las
apreciaciones y conclusiones del periodista. En esta situación, me parece
evidente que la presunta separación de hechos y opinión habrá pasado a mejor
vida. Opinamos, pero con un trabajo detrás y a beneficio de inventario. El artista
jugándose el tipo en el alambre.
Hay que repetir, sin embargo, que difícilmente se presentará ningún tipo de
reportaje en estado puro, y que si es de escenario, no por ello dejará de requerir
determinadas complementariedades, búsqueda de otras fuentes, contexto,
etcétera, que corresponderían al reportaje virtual, o si se trata de un reportaje
predominantemente virtual no excusará tampoco la posibilidad de personarse }
in situ}, que podrían
aportar retazos de reportaje de escenario.
Lo que unirá, en último término, estas dos grandes fórmulas será como
siempre la clase de apropiación del material por parte del autor, que es cierto
que, en principio, será de carácter tan total y directo como en la entrevista, pero
sin la limitación que ésta entraña de desarrollarse en el circuito cerrado de un
encuentro con horario, fecha y calendario; diferentemente, estará abierto a las
inmensas posibilidades de lo de ahí afuera, lo imprevisible. Sobre esta misma
base, veremos en este capítulo una categorización, aunque nunca exhaustiva,
de los tipos de reportajes posibles.
Paralelamente, como hemos visto en este recorrido, el reportaje englobará
todos los géneros que le }preceden}.
No sólo retendrá todo el texto seco que consideremos conveniente; más aún, en
pura teoría al menos, nada impide que un reportaje se escriba íntegra158 25
mente en ese género, aunque no parece probable que ni periodista ni periódico
se apunten fácilmente a esa posibilidad, puesto que en la misma medida en que
el material sea propio, ambos buscarán el máximo lucimiento ante el lector. La
personalización le ganará la vez a la austeridad.
Igualmente, el reportaje recogerá también elementos propios de la crónica,
complementarios de la historia principal normalmente a guisa de contexto, del
análisis, y hasta del perfil, cuando en el mismo haya protagonistas
suficientemente destacados. En esa excursión sin límites al }out there}, es,
finalmente, posible que incorpore viñetas de entrevista. Por eso, el reportaje se
encuentra al final de una recta o en el círculo más exterior del anillo de géneros
que hemos venido transitando, en un movimiento de dentro afuera.
Aunque los propósitos de este libro dejan de lado cuestiones capitales como el
diseño gráfico de los periódicos, quede mencionado al menos que si género seco
y crónica merecerán un tratamiento estándar, que no los distingue entre sí en su
puesta en página, el reportaje -como el análisis y el perfil- suele pedir una
presentación específica más ornamental y, sobre todo, una titulación que puede
privilegiar lo alusivo, salvo que arranquemos con noticia propia, en cuyo caso
mantendremos la formulación lineal. Con lo inédito no se juega.
La redacción de este trabajo ha servido, por otra parte, para comprobar hasta
qué punto se ha producido en los últimos años una bajamar del reportaje, o lo
que es lo mismo, su acantonamiento en las partes blandas del periódico, sobre
todo, en los suplementos, a favor de una temporalidad más laxa de los asuntos.
Es lo que hay quien califica, a veces con intención positiva y otras con seguro
desprecio, de reportaje de }color}; en otras palabras, de servir al ocio del lector.
Aquí se sostiene, muy al contrario, que en las circunstancias presentes de
graves asechanzas contra el papel prensa, el reportaje, no como sucedá159
27
neo de un Hollywood en tecnicolor, sino como medio con el que es más dado
sacar todo el partido posible a la agenda propia, está llamado a hacerse más y
más imprescindible en los periódicos de mañana mismo por la mañana.
Cuando tengamos todos los medios expresivos en la mano, cuando lo que
sepamos, hayamos visto y oído, sea sólo cosa nuestra, cuando en virtud de lo
anterior nos convirtamos en fuente de nuestra propia información, es cuando
ésta nos distinguirá más y mejor de nuestros competidores.

Categorías del reportaje

La primera parcelación de tipos de reportaje es territorial o de parteaguas. Hay


reportajes de escenario material y reportajes virtuales que pueden ser de
reconstrucción investigativa, pero entendiendo que lo habitual será que se
produzca una polinización constante entre los dos modelos.
El reportaje de escenario consiste en la construcción de una historia con un
desarrollo material, algo que es posible ver, que está pasando en un lugar
determinado: un incendio, una romería, una operación militar, la vida en un
campo de refugiados. En el mismo se dará como elemento importante de
información un paisaje, a veces el mal llamado }color}, porque el periodista se
hallará en el centro de un mundo, de algo que se mueve a su alrededor, que
verá y oirá tanto como interrogará.
Pero, dentro de esta división espacial, hallaremos también una subdivisión
instrumental. Los escenarios que visitamos, cuando acudimos a ellos atraídos
por el anuncio público de la celebración de un }evento} (terminología
latinoamericana por acontecimiento que se está introduciendo en la Península),
aunque siempre pueden encerrar alguna capacidad de sorpresa, que ocurra lo
imprevisto, son frecuentemente una versión a lo grande de la naturaleza muerta
o del bodegón de que hablábamos.
El }paisaje} de escenario puede ser tanto una puesta de sol de puntualidad
160 29 meteorológica, como un terremoto de susto telúrico. Lo que no tiene
horario, fecha, ni calendario. Y es ahí donde nos encontramos con el mejor ADN
del periodismo, el }blanco móvil}, que es el objeto de información más preciado
para cualquier periódico.
Como el cazador, cuya fantasía favorita ha de ser cazar el blanco de un disparo,
a la gacela en pleno salto sin que ocupe lugar determinable en el espacio, el
periodista, algunas veces ayudado por su intuición -eso de lo que todo el mundo
habla pero nadie sabe lo que es- pero las más favorecido por el Altísimo, tendrá
en el }blanco móvil} la mejor oportunidad de cumplir con los mejores delirios de
la profesión. Si el periodismo es, básicamente, la historia de las discontinuidades
en el encefalograma de las cosas, el hecho en libertad constituirá la máxima
expresión del hipo de la vida.
El verso (12) de Juan Ramón:

(12) Juan Ramón Jiménez, }Anto-


lojía poética}, Losada, 1969.
Iii

Qué quietas están las cosas y qué bien se está con ellas, por todas partes sus
manos con nuestras manos se encuentran

con su descripción de las cosas que }están}, que nos rodean, pero que
escasamente }pasan}, expresa versiones respetabilísimas del periodismo de
todos los días. Hallamos ahí excelentes posibilidades de crónica y de análisis, los
perfiles no faltan, aunque el género seco seguramente no le haría justicia. Pero
el }blanco móvil}, la historia de la cosa en movimiento, rebelándose contra sí
misma sin necesidad de preaviso, siempre morará en los dominios del gran
reportaje.
Al otro lado del espejo, de lo visual y de lo sonoro que será este reportaje de
escenario, hallamos el reportaje virtual, aquel que carece de una sede
geográfica determinada, en el que no hay, por tanto, elementos básicos de
visualización, y donde construiremos la historia unitaria -no simplemente una
estructura dotada de un hilo conductor como en la crónicaa partir de
declaraciones de personajes, testigos, contexto, etcétera. Y este tipo de
reportaje virtual se puede basar en hechos generalmente conocidos, sobre los
que, por tanto, no puede haber apropiación intelectual directa por parte del
autor, o en elementos de información que no sean del dominio público,
obtenidos por el periodista para construir sobre ellos un texto tan inédito como
el tipo de acontecimiento espontáneo que recoge el mejor reportaje de
escenario; en este último caso, nos hallaremos ante un reportaje virtual de
investigación, que puede ser un ejemplo de }blanco móvil} a tan justo título
como cualquier reportaje de escenario.
Si la naturaleza nos depara el gran material inesperado, el periodista es
también capaz de imitar a la naturaleza creando esa misma movilidad de los
hechos, que en vez de }ocurrir} se }encuentran} en algún lugar imaginado
antes que físico. Eso es lo que se llama en este sistema el reportaje (virtual) de
investigación.
Éste sería, según el plan anterior, un esquema de las
parcelaciones básicas del género.
División territorial: a) Reportaje de escenario. b) Reportaje virtual.
División temática: a) Reportaje de escenario estático. b) Reportaje escenario-
blanco móvil. c) Reportaje virtual sobre hechos conocidos. d) Reportaje virtual
de investigaciónblanco móvil.
Y, por añadidura, todas las combinaciones posibles de las categorías
anteriores, aunque lo normal será que se pueda establecer la presencia de un
elemento dominante, lo que nos servirá para la identificación del tipo de
reportaje de que se trate.

Desembarco en el mundo de "lo real"

Busquemos en }El País}, y otros medios de la prensa internacional, en-


carnaciones prácticas de esta cartografía, si no exhaustiva sí omnicomprensiva,
porque se pretende que todo el }out there} tenga cabida en ella.
}Reportajes de escenario} 162 33 En la página 8 del 14 de octubre de 1998,
bajo el epígrafe: }Proceso de paz en Colombia}, aparece una pieza, que firmo yo
mismo, que es predominantemente un reportaje de escenario, aunque se
presentó como información del día, y, por tanto, en el formato gráfico de
crónica. El texto, por otra parte, es ambas cosas a la vez: información cotidiana
con muchos elementos de crónica, pero como género predominante, reportaje
de escenario.
Son 12 párrafos, a cinco columnas, con título a cuatro, 171 líneas, y unas 850
palabras.
Título:

El Gobierno colombiano reconoce políticamente al ELN sin obtener una


declaración de alto el fuego

Obviamente sobraba "declaración" y el artículo "al" debería haber estado en la


segunda línea junto a ELN, pero desde el punto de vista de una información
lineal, aceptable tanto para lo seco como para la crónica, el titular es correcto.
Pero, ?por qué insisto en que estamos ante un reportaje, y además de escenario,
que podría haber aceptado un título más alusivo? En la entradilla se establece
ya una geografía y unos protagonistas, ante los que se halla el autor:

En el Día de la Hispanidad, que aquí siguen llamando de la Raza, en una breve


rasa del valle de Ríoverde, a media hora de helicóptero de Medellín, en las
montañas del Oriente de Antioquia, el Gobierno de Bogotá y la guerrilla de la
sierra, como dos desposados, se prometieron ayer fidelidad mutua y la
búsqueda de una paz verdadera. [...]

A lo largo de todo el texto se combinan los elementos de la crónica -la


información política sin la cual no se comprendería el alcance de todo lo
ocurrido- con el reportaje de paisaje geográfico, humano y político.

164 35

El acto transcurrió apropiadamente por el tono cristiano de base de la


organización guerrillera, en una choza que fue iglesia rural, crucifijo al fondo,
que con su fachada escamoteada por la ruina, era la viva imagen de un belén
navideño.
[...] Apostados por toda la explanada, con mirada de asueto, pero
pasamontañas como ala de cuervo y lana tupida, había un centenar de
guerrilleros de ambos sexos, tan jóvenes muchos de ellos que llevaban la
pubertad en la punta del fusil.

El periodista ha reportajeado sobre un material lo bastante personalizado para


que sea de su sola propiedad in-
telectual. Ha estado allí, y hechos y escenario eran lo bastante singulares, paz
en la guerra y un lugar físico lo bastante recóndito que ni aparece en los mapas,
como para merecer el tratamiento del reportaje. Pero, aunque los guerrilleros
son menos predecibles que los funcionarios del Estado, el blanco permanecía
generalmente inmóvil. Todos deseaban nuestra presencia allí: poder y guerrilla.
Era como una rueda de prensa escenificada con gran sentido teatral. Excelente
materia prima para la ficción creativa del género, pero blanco poco movido.
Más dramático, de gran lucimiento, pero, básicamente, el mismo tipo de
reportaje de escenario acogedor es la pieza de Ángel Santa Cruz, aparecida el
29 de noviembre de 1987.
Apertura del suplemento Domingo de la época, es lo que muchos llamamos con
servidumbre colonial una }cover}.
Titulación principal con toque alusivo, y sumario totalmente interpretativo:

La guerra de los Tigres

La masiva intervención militar india en Sri Lanka puede "vietnamizar" la isla

164 37

Texto de 37 párrafos, 412 líneas y casi 2.500 palabras, que practica una
fórmula efectista, pero de mucho abolengo: una voz parece que le habla
directamente al lector.

"Está usted en territorio tamil.


Somos los Tigres de Liberación y luchamos por un Estado independiente. Nada
ni nadie nos detendrá".
Jaeyam, el jefe, magnum al cinto, habla tamil, como el resto. Un anciano de 80
años oficia de intérprete, en el claro de la vegetación de la jungla, en medio de
un calor asfixiante y nubes de mariposas amarillas. Los ruidos de fondo son de
insectos enloquecidos y de los equipos de radio que los guerrilleros tamiles. [...]

Santa Cruz tiene que intercalar copiosa información de contexto, que en


algunos casos constituye verdaderos apuntes de análisis, porque Sri Lanka -la
antigua Ceilán- cae bastante más a trasmano que Colombia; el autor recorre las
posiciones tamiles acompañado del citado Jaeyam, e interroga a quien se deja,
pero subrayando un medio físico, en el que las cosas adquieren en sí mismas
gran representatividad narrativa:

En una cabaña con techo de hojas de cocotero, en un claro de la jungla,


mientras otros vigilan entre los matorrales, están los guerrilleros que tienen en
jaque a 20.000 soldados y a un dispositivo militar tan formidable como la India
no había desplegado fuera de sus fronteras desde 1971, cuando Bangladesh.
Van descalzos, vestidos con el on-
hi, una especie de falda que llevan muchos hombres en Sri Lanka. Cada uno es
un arsenal humano. No fuman ni beben.

Los blancos móviles en estado puro son muy caros, con lo que hay que
conformarse con los que aún conserven los estertores del movimiento. Ignacio
Cembrero fue uno de los primeros periodistas occidentales en entrar en el 166
39 campo de refugiados palestinos de Chatila, en las afueras de Beirut, que,
junto al vecino de Sabra, fue arrasado por milicias cristianas ante la
contemplativa actitud del ejército israelí, su patrón en la guerra del Líbano, a
cuyo mando se hallaba Ariel Sharon.
En primera página de }El País}, 19 de septiembre de 1982, el periodista
publicaba con pase a páginas interiores, y en formato gráfico de crónica, lo que
era básicamente un reportaje del horror. Cembrero convoca 19 bloques o
unidades de información, para 219 líneas, y unas 1.000 palabras.
Titulación totalmente lineal, como corresponde a una crónica que arranca en la
primera página del periódico.
(Véase próximo capítulo).

Matanza de civiles palestinos en los campos de refugiados de Beirut

Iii

Sin llegar a situarse en la primera persona, Cembrero nos introduce, sin


embargo, muy vívidamente en el infierno:

Varios periodistas que efectuaban a primera hora de ayer una gira para visitar
las zonas de Beirut [...] descubrieron horrorizados en la entrada sur del
campamento de Chatila los cadáveres de 63 personas, en su mayoría mujeres y
niños, algunos recién nacidos, asesinados durante la noche.
Las caras de los cadáveres, ya en plena descomposición a causa del húmedo
calor beirutí, presentaban aún la expresión de horror de los momentos que
precedieron a su muerte.
Algunos niños estaban abrazados entre sí, un recién nacido mostraba signos
de haber sido degollado, varias mujeres no llevaban falda, y daba la impresión
de que habían sido violadas, antes de ser asesinadas.

167 41

El periodista confiesa haberse sentido horrorizado, pero ésta debe de haber


sido sólo una actitud personal, de sí para sí, porque el texto es de una frialdad
tan impresionante como para demostrarnos, con la salvedad de algunas
especulaciones sobre los muertos palestinos, que es posible escribir en género
seco, lo que, por otras características que considero predominantes, es un gran
reportaje de oportunidad.
Habría sido injusto pedirle, ade-
más, al periodista que hubiera estado allí mientras se consumaba la matanza,
porque lo cierto es que nadie le había rogado que se pasara por aquel sumidero.
El blanco, por ello, se hallaba todavía en movimiento, con trágica literalidad,
dando sus últimas boqueadas.
Acentuando el elemento humano sobre lo paisajístico, tenemos este reportaje
publicado por el diario parisino }Libération}, el 7 de enero de 2001.
Sin preocupaciones con respecto a la monstruosa longitud de
sus párrafos, el autor, Christophe Ayad, logra meter en sólo ocho unidades
narrativas, 360 líneas, y no menos de 2.700 palabras.
Titulación y estilo son ya de la plenitud del reportaje a la francesa, es decir a la
literaria, de metáfora incluso más que alusión.

Un symbole pour la petite Erythrée [Un símbolo para la pequeña Eritrea]

Un train nommé débrouille [Un tren llamado "oportunidad"]

Enmurallado en la penumbra del taller, la gran Ansaldo luce con insistencia.


Letras rojas pintadas con aplicación se destacan sobre el vientre negro de la
caldera:
}Erythrean Railways}. En una fosa, bajo la enorme locomotora, dos hombres
en azul de faena sueldan una última pieza a la chimenea. A la hora de la pausa,
Gueresguiher Cardelli y Mebrahtu Kidane, 81 y 169 43 83 años,
respectivamente, emergen ágilmente, el rostro cubierto de sudor. La Ansaldo,
un rutilante modelo 1925, Gueresguiher y Mebrahtu tienen casi la misma edad
que la máquina. Hace un cuarto de siglo que el tiempo se detuvo para ellos,
cuando el último tren entró en la estación de Asmara. La locomotora se oxidaba
en una vía muerta invadida por la hierba silvestre, y los dos ferroviarios se
habían jubilado en sus casitas a dos pasos de la vía férrea, sin dejar de mirar a
la máquina con ojos de enamorado en trance. Y un día de 1994 les llamaron
para que volvieran a poner en uso la }ferrovia}, la mítica línea construida por
los italianos entre 1887 y 1911 [...].
Como ellos, una cincuentena de veteranos respondieron al llamamiento del
joven Estado de la Eritrea independiente, otros han llegado de Alemania,
Estados Unidos, Arabia Saudí...
Iii

El blanco no puede estar más inmóvil que la propia locomotora, pero éste es un
reportaje muy literario, con un escenario muy a mano, y, sobre todo, un gran
número de interlocutores.
El paisaje habitado por el hombre, que lo remoza tras el cataclismo de la guerra,
y vive días en los que tiene que reinventarse a sí mismo en el proceso de
reconstrucción de un pequeño país africano. El reportaje está po-
líticamente muy decantado a favor "del joven Estado", rozando en ocasiones la
propaganda, lo que me parece, pese a lo noble de la motivación, un poco
barato.
Con mayor distanciamiento aunque en un contexto también muy
personalizado, tenemos la llegada, por primera vez en la historia del régimen
comunista, de buques de línea de Taiwan a la China continental.
Enero de 2000, }Washington Post}, 36 párrafos, para sólo 190 líneas y unas
1.100 palabras.
Título básicamente lineal:

170 45

3 Taiwan Ships Arrive in China, Closing a 50-Year Gap [Tres buques de Taiwan
llegan a China poniendo fin a una ausencia de 50 años]

Primer párrafo:

Con su hijo de tres años a rastras, Huang Zicheng salió el martes a pasear por
un camino muy ventoso junto al agua, aquí en la costa sureste de China. Bajo
los cielos caliginosos podían divisarse perfectamente unas islas que pertenecían
a otro país, allá a la entrada del puerto. Cuando era niño, el señor Huang dijo,
nadie podía acercarse aquí por miedo a que hubiera guerra con Taiwan. "Era una
zona militar", dijo. "Les oíamos hacer fuego de artillería al otro lado".

Aparte de los molestos }dijo}, !qué gran principio para una novela de Pearl S.
Buck! En una de las fórmulas más clásicas de la prensa norteamericana, los
personajes encarnan, representan escenarios, situaciones, problemas. Una parte
de la historia de ese puerto chino, avanzada de Pekín ante el régimen
nacionalista de Taiwan, nos la contarán éste u otros personajes en un esfuerzo
por reconstruir una imagen de escenario estático, aquello que la prensa
occidental no pudo cubrir directamente porque no lo permitieron las autoridades
chinas.
Estamos en el lugar, pero más que los hechos noticiosos que ya se han
producido, encontramos a los interlocutores que nos permiten revivir la escena.
Y un blanco hieráticamente inmóvil, pero donde hay una buena pintura del
aire, es el reportaje de Francisco Peregil, aparecido el 29 de noviembre de 1992,
a dos páginas, algo menos de 500 líneas, unas 2.200 palabras, y cerca de 100
párrafos, en lo que es una larguísima conversación coral, que a veces parece de
zarzuela, en el negocio de los pitonisos y videntes de Madrid.
Los fondos están muy nítidamente pintados.
171 47

Cuando ellos terminan de leer las cartas y abren el turno de preguntas,


escuchan con suma atención las primeras palabras que pronuncian los clientes;
si preguntan sobre las relaciones con su jefe, vislumbran un superior con pocos
escrúpulos, que
es lo que muchas veces ellos creen que el cliente quiere oír. Si el que paga no
pregunta por una mujer en concreto, la respuesta al hablar de amores suele ser
la misma: "No veo a corto plazo una relación estable". [...] Carteles, fotos,
mazorcas de maíz colgadas en la pared, lechuzas en miniatura sentadas sobre
sillas de 20 centímetros y un intenso efluvio de rosas que el vidente llamaba su
"olor de santidad". [...] Cuadros, esculturas, objetos colocados en rigurosa
paridad simétrica, un piano que el pitoniso toca de oído y ni un metro cuadrado
libre de ornamento [...] se sube por unas escaleras destartaladas.
Iii

Y para cerrar esta galería de reportajes de escenario, un espléndido trabajo de


Dominique Pouchin en }Le Monde}, donde el autor hace una radiografía moral y,
para ello, también física, de una ciudad, la belga Amberes, a punto de caer
presa del extremismo racista del partido Vlaainse Blok, a cuyo lado el austríaco
Jorg Haider es el mejor amigo de los inmigrantes.
Con el apropiado título fuertemente alusivo-metafórico:

Amberes y la peste parda

publicado a página entera del periódico, 9 de enero de 2001, 13 párrafos (?por


qué será que los franceses escriben }más largo} que nadie?), 390 líneas, y casi
2.400 palabras, el autor sobrecoge en un constante vaivén entre la gran
perspectiva, la Amberes histórica y monumental, y el miniaturismo de ciertas
situaciones.

174 49

?Hay que desesperar de Amberes? ?Olvidar de repente que debe su gran


fortuna al océano, y resignarse a cambiar de siglo en el relente de alguna de sus
tabernas, donde, a fuerza de cerveza, se vomita al extranjero? ?Olvidar que a la
sombra de su catedral atracaban un día los barcos del Congo, y dejar toda una
historia de borgoñones juerguistas, hidalgos sombríos, austríacos, judíos
expulsados del Sur o huidos del Este, agostarse en la exaltación de una Flandes
orgullosa y pura? ?Olvidar que Rubens dio clases en Venecia, que al
ayuntamiento le viene su elegancia de una fecunda bastardía ítalo-flamenca, y
no oír más que estas tres palabras que recorren la ciudad: "Nosotros, los
primeros"? ?Desesperar de Amberes?

Es difícil que tantos interrogantes seguidos hayan dicho más, hayan sido
menos cargantes, y abarcado tanta historia, arte, cultura, política, ciudad.

Basta con pasar bajo los raíles de la estación central para acercarse a la caja
de caudales de la ciudad. Tres calles, vedadas a la cir-
culación, erizadas de cámaras, tres Bolsas y docenas de oficinas bien
apalancadas. Dos tercios de la producción mundial del diamante en bruto allí se
negocian, día tras día, con discreción. Más de 15.000 millones de dólares en
volumen de negocio, que los judíos instalados en el barrio desde hace cinco
siglos, comparten hoy con indios que desembarcaron sólo hace 20 años. En
Houvenierstraat, entre la sinagoga y el snack de kosher, reina el }business as
usual}. Elecciones, crecimiento del Blok, cordón sanitario son fenómenos
lejanos.

Equilibrio paisajístico con antropología del lugar. La movilidad del blanco reside
aquí en la capacidad de hallar una entre tantas Amberes posibles y hacer mucho
más que dejar que hable. Habrá quien, legítimamente, no 174 51 se pirre por
este tipo de reportaje que la gran prensa francesa sigue cultivando como nadie,
pero ya que el género se apega tanto a lo tangible, a aquello de lo que nos
convertimos en fuentes o repetidores, bien está que haya quien aspire a ver con
el reportaje las ruinas del tiempo en la historia de una ciudad.
}Reportajes virtuales} Y, dentro ya de lo virtual, una versión tan útil como
frecuente es la del reportaje que los franceses llamarían de }estado de la
cuestión}, el que pone al día un problema, una crisis, alternando la crónica de
hechos más o menos recientes, con la auscultación de personajes. Sin necesidad
de una percha extraordinaria, y con un blanco quieto pero bastante inquieto,
Belén Cebrián, profesora de la Escuela, publica en el suplemento de Negocios,
30 de mayo de 1999, un reportaje redactado desde una sostenida glaciación,
hecha tanto de prudencia como de datos, en el que la autora examina la
situación de Iberia en pleno proceso privatizador. Un texto a página entera, 14
párrafos, 230 líneas y unas 1.100 palabras.
Título alusivo:

Iberia, en zona de turbulencias

La compañía se resiente de la negociación con el SEPLA y la crisis aérea

Belén Cebrián esmalta su visión del caso con las voces consultadas, de forma
que lo que leemos es una opinión-interpretación de la autora, apoyada en las
fuentes. El sistema vale tanto para un marco relativamente pequeño y
manejable cual es una compañía aérea, como para un país o todo un pueblo. La
técnica nunca es inocente, pero cuando está bien aplicada, como en este caso,
sí, impune. Sirve para lo próximo y lo lejano, lo grande y lo pequeño, lo difuso y
lo estadístico.
Uno de los más extraordinarios reportajes dentro de este mundo virtual que yo
jamás haya leído es el titulado (moderadamente alusivo):
176 53

Alfredo Astiz:
historia de un centurión

Su autora es Maruja Torres, y apareció el 22 de mayo de 1982 en }El País}, con


un texto de 24 párrafos, ni pocos ni muchos, para 429 líneas y unas 2.100
palabras.
El reportaje es una reconstrucción en todo el sentido de la palabra. No hay
paisaje, más que brevemente, como quien fotografía con la imaginación; hay
personaje: el teniente de navío argentino Alfredo Astiz, cuya catadura angelical
de asesino, torturador y jefe de torturadores durante la dictadura militar
argentina, parece más que probada ante la justicia europea.
Pero sólo hay personaje desde un punto de vista técnico, porque en esa época
Astiz se hallaba en paradero desconocido. No se pudo, por tanto, hablar con él.
Pero, la autora sí nos deja oír otras muchas voces, en ocasiones directamente, o,
las más, }romanceadas} para reconstruir el personaje del canalla que no lo
parecía.
Es un reportaje sobre-virtual, a voces, dominadas por la de la propia autora,
cuyo objetivo es, como Murnau, hacer el muñeco de un monstruo (13).

Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un


hombre a la manera de Pernía, alias El Rata, que antes de hincarle la picana en
la carne a una mujer, suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta, alias el
Tigre, un dandy que se cambiaba de atuendo varias veces al día [...] y que entre
torturas practicaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los
horrores con un whisky en la mano y un lanzagranadas en la otra [...] Astiz era
un típico oficial de la Marina argentina.

(13) F. W. Murnau, }El Golem}, 1921.


178 55

Para entender al Astiz de Maruja Torres, no basta con excluir a personajes }


menores}, como los citados, hay que empezar:

[...] imaginando, si se puede, ese edificio de cuatro plantas situado en el


bonaerense barrio de Núñez, en la avenida del Libertador, a 400 metros escasos
del estadio de River. La cámara de tortura está en el sótano; en la planta baja se
encuentran las oficinas operativas y de inteligencia; en el primer piso hay
cuartos vacíos, en el segundo, los dormitorios de los oficiales permanentes, y en
el último la }capucha}, donde se hallan los detenidos que no están siendo
torturados.
[...] Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo, la
locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas.
La propia autora nos da la clave del reportaje virtual, aunque no
necesariamente lo haya racionalizado así:
}hay que imaginar}. A continuación, tras la descripción del lugar y de sus
parcas, entra el protagonista, en torno al cual parece como si la periodista
estuviera trazando círculos de la forma que el escualo dibuja en torno a su
presa.

Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual
que ahora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón
claro acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante
caballeroso de oficial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta
atención excesiva.

Gran promesa del espionaje argentino, se infiltra en el grupo de las Madres de


Mayo.

Se le puede imaginar fácilmente:


joven, rubio, guapo, simpático, 179 57 tierno, el hijo con el que todas
aquellas mujeres desangradas podían identificarle [...] se convierte para ellas en
El Rubito, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez.

Maruja Torres construye el personaje con la delectación, por supuesto, de


quien va a acabar por destruirlo.
La Marina, que la autora ha descrito como el arma más frustrada por su rivalidad
con el Ejército, le ofrece entonces al marino lo que mejor podía darle: una guerra
de verdad; Malvinas, 1982. Y el mejor de todas las promociones, asesino de
monjas francesas, ciudadanas suecas, y torturador de su propio país redondea
una vida con la evidencia final del oprobio:

[...] El teniente de navío Alfredo Astiz pudo finalmente combatir contra


verdaderos destructores, contra cañones auténticos y soldados entrenados
como él para la muerte.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que
pegarse un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso, ahora, quienes le
recuerdan dicen que es un monstruo con fisuras, un monstruo con los pies de
barro.

Así terminan el reportaje y el trabajo de demolición de la autora. ?Cabe, acaso,


mayor apropiación intelectual de un reportaje? En el terreno de lo virtual, Maruja
Torres ha pintado el cuadro de Dorian Gray, que es el verdadero Astiz
periodístico, mientras el personaje de carne y hueso esquiva a la justicia del
mundo sin acusar una sola arruga de sus crímenes. Es un verdadero blanco en
movimiento, por el valor de los testimonios, por el trabajo sobre los mismos, por
la cadena causal de valoraciones.
Es el reportaje virtual de investigación. Astiz aún sigue corriendo.
(Ver apéndice).
Pese a las fuertes diferencias aparentes, el trabajo de Peru Egurbide
publicado el 29 de noviembre de 1988, que arranca en primera página y
concluye en la 17, tiene muchos pun180 59 tos en común con el anterior.
En 19 párrafos, 262 líneas y unas 1.300 palabras más un despiece, el
periodista realiza el reportaje donde riza el rizo de lo virtual. Aunque Egurbide ha
recorrido varios países y hablado con todo tipo de fuentes, pocas de ellas se
pueden revelar. Los ambientes son sólo nombres, y los nombres son sombras
que atraviesan el Atlántico. El resultado no es una crónica, no hay
acontecimientos de actualidad a partir de los cuales hacer una narración de
horas o de días, sino un entramado que poner a flote, un espeso potaje de
nombres, empresas, estafermos, operaciones.
El título, con su engañosa apariencia lineal, es el fruto de un gran reportaje de
investigación, donde el blanco no sólo ha sido móvil, sino escurridizo como una
anguila.

La familia de un "barón" de la cocaína realiza grandes inversiones en España Iii

Jesús Ceberio publica en una apertura de Domingo, el 23 de noviembre de


1986, otro reportaje virtual, de reconstrucción, como los de Maruja Torres y Peru
Egurbide, pero con características moderadamente paisajísticas. Tenemos tres
páginas, 36 párrafos, 441 líneas y algo más de 2.000 palabras.
Título, realista a la vez que alusivo:

Cisma en la tribu de Aitor La violencia se traslada al interior de la comunidad


nacional vasca

El autor hace un reportaje también virtual, de blanco algo más sedentario, que
se halla como en la equidistancia de los dos anteriores. Es una reconstrucción
coral, como el de Astiz, pero las fuentes consultadas son fundamentalmente de
auscultación intelectual, no de reconstrucción de la vida de nadie; en vez de un
torturador es el cisma en un pueblo entero lo que hay que recomponer. Se
podría decir también que es un gran reportaje de 181 61 diseño, porque
primero se diseña lo que uno quiere encontrar y en el interior de ese cuadro
marco se construye un edificio con las fuentes que lo sustentan. Todos los
grandes reportajes, llamémosles }nacionales}, han de responder fácilmente a
estas premisas, porque no se ausculta a un pueblo como quien va al dentista, un
rato por la mañana. Ello no deja de entrañar, por supuesto, que el periodista sea
capaz de reajustar su punto de mira, cosa que siempre ocurre cuando, como
aquí, se trata de componer un dibujo, que es todo lo contrario de hacer que sea
el dibujo el que imponga sus condiciones a la realidad.
Esa auscultación intelectual, muy informativa en abstracto, le aproxima al
texto de Egurbide, en la medida en que diseño de un problema nacional y
cartografía de un imperio económico
delictivo son geometrías periodísticas razonablemente parecidas. Ceberio, sin
embargo, trata de mojar lo más que puede esa sequedad, descomponiendo la
narración en pequeñas viñetas biográficas de partidos, fuerzas y personas; de
ahí que haya mucha más voz directa que en el reportaje de Maruja Torres, y,
también, más narrativa directa que en el de Egurbide.
Publicado hace casi 15 años, el texto, y ello ya es suficiente ponderación,
contiene perlas que aún dicen mucho en el tercer milenio.

A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el
PNV una utopía irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha
reconocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por
una broma de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar.
"Nadie renuncia a nada, tampoco los socialistas a su propia utopía".
[...] Ningún ámbito escapa así a la sospecha. Jon Juaristi asegura que "con la
degradación actual la independencia sería un horror, que conduciría a una
guerra civil. Un Estado vasco sería hoy sólo posible bajo la forma de una
dictadura".
183 63 Muchos han hecho suyo un tremendo fatalismo: "Todo
es empeorable".

Salvo en la observación de la utopía socialista, todo lo demás es premonitorio.


(Ver apéndice).

Todos los caminos conducen a Roma

Hay piezas poco comunes porque precisan del concurso de un cúmulo de


circunstancias favorables, en las que los géneros tienden a ensamblarse como
en una exposición. Pueden convertirse en antológicas, en cuanto que son un
muestrario en sí mismas. Una de ellas es la que publicó Juan Luis Cebrián el 20
de enero de 1985, entonces director (y fundador) de }El País}, tras haber
pasado tres días de conversaciones, indagaciones y reflexiones con Fidel Castro
en La Habana y Managua.
Relativamente pocos párrafos -28a causa de las largas tiradas del comandante,
para 885 líneas, y algo menos de 4.500 palabras. Descubrimos en la pieza aun
sin necesidad del microscopio una entrevista de base, que es como la espina
dorsal que recorre y sostiene todo el texto; un perfil de Castro que aparece
como a saltos entre peroratas; un análisis no sólo del personaje sino de la
Revolución cubana; y emulsiones de reportaje aquí y allá, como trataré de
mostrar, hasta formar un friso periodístico de un tiempo, un líder y un país. La
crónica y el género seco son, aquí, aparte de los géneros mencionados,
básicamente formas de escritura, que se dan cuando Cebrián recurre a
desplegar el contexto o a mirar con el ojo de la agencia.
El perfil:
Fidel Castro gesticula suavemente. Es un hombre tímido, de hablar pausado y
cuidadoso, dubitativo al principio, acorazado en su inmensa corpulencia y en su
proteica verbosidad [...].
A sus 58 años tiene todas las características del seductor y todas las
condiciones del líder. Lo mismo 185 65 en público que en las conversaciones
privadas, sabe dar siempre con el tono y el contenido de lo que los demás
quieren oír. [...] A veces me recuerda las memorias de algunos emperadores de
Roma que escribían, guerreaban, gobernaban, disfrutaban, administraban y
decidían la historia [...]. El imperio viajaba con ellos como con Castro viaja la
revolución. [...] Esa incontenible afición suya a ser protagonista de su propio
espectáculo [...]. Trabajador infatigable, es noctívago y duerme bastante poco
durante el día. [...] Exuberante, ingenuo a veces, parece un niño que quiere
todos los juguetes para él. [...] España es una nostalgia que le desborda, aunque
no lo confiesa.

El análisis:

Los cuadros del Gobierno, los militares, los técnicos, la clase dirigente de
Cuba, todos se han formado en Moscú, en Rumanía, en Bulgaria, en Hungría. El
ruso ha sustituido en gran parte al inglés como segunda lengua, y los esfuerzos
de institucionalización del régimen para cuando Fidel falte se han hecho sobre el
calco explícito del modelo soviético: economía centralizada, controles severos
sobre la población. Sin embargo, ese modelo se adapta mal a la propia
idiosincrasia del comandante [...]. Castro gusta de presentarse como un
revolucionario de los de antes de Stalin. Es, además, un hombre pragmático: la
Unión Soviética está demasiado lejos, y Estados Unidos demasiado cerca de la
isla.

El reportaje:

Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer


esperar durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego
espetarle, al filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión
británica, que espera devuelva Gibraltar 186 67 a los españoles [...].
[...] hay vacas frisonas de Canadá pastando en Cuba y produciendo leche a
precios insostenibles en el mercado mundial; hay quesos que les hacen
competencia, con ventaja, a los franceses, pero que muchos cubanos no pueden
servir en su mesa; hay }whisky} Havana Club, y no sólo ron, que Fidel se
preocupa de distribuir en las tiendas para extranjeros.

La entrevista es la tela de fondo en la que Castro, sin ningún }dijo}, ni }


respondió}, sino simplemente in-
serto con toda naturalidad en el texto, parece que toma la palabra
espontáneamente como en un silueteo sobre la crónica, el análisis y el reportaje
del autor. El líder cubano habla de que acepta etarras enviados por España,
pero:

"[...] no queremos ser cómplices, ni carceleros, ni inmiscuirnos en los asuntos


internos de España".
Iii

Sobre Franco muestra un agradecimiento comprensible:

"Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. [...] El gallego supo habérselas.
!Que se portó bien, caramba!".

Le da consejos a Washington:

"África negra no debe preocupar a Estados Unidos. No existe la estructura de


clase que puede determinar un estallido social".

Pontifica sobre el mundo:

"Ni los yanquis quieren ya a Pinochet". "México es fundamental.


En realidad es la clave". [...] "Es humillante para Contadora aceptar las
pretensiones de Washington [...]". "?Y cómo puede exigírsele a Nicaragua que
comience a desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le ha sido
impuesta desde el exterior?".
187 69

Seguramente no es difícil hacer hablar al líder caribeño, pero el florilegio no


puede ser más completo.
Aunque, sin duda, Fidel estaba en esa época de mejor humor.
El texto, si bien reúne en proporciones, como hemos visto, no precisamente
homeopáticas, todos y cada uno de los géneros del sistema, envolviéndose
sucesivamente unos a otros en la circularidad que este libro defiende, debería,
de una manera formal, calificarse de entrevista, porque ése es su formato
básico, aunque por el desplazamiento en el tiempo y en el espacio -y
difícilmente puede haber blanco más inquieto que Fidel Castro- la doble visita a
una revolución en Cuba y a su entonces pupila, Nicaragua, hace que en realidad
intenciones y resultados vayan mucho más lejos. Yo diría que es casi tanto un
reportaje como una entrevista, pero tampoco hay que obsesionarse con
determinar en todos los casos qué género es el que predomina. El periodismo
es, probablemente, una ciencia exacta, de la que, sin embargo, desconocemos
las leyes. (Ver apéndice.) El siguiente y ya último capítulo será un intento de
recopilación de todo lo anterior, pero efectuado directamente sobre el trabajo
del alumnado de la Escuela; sobre los periódicos fabricados en el último
cuatrimestre del año. Retrato del artista ya no tan adolescente.
189 71

Capítulo Viii El año pasado en El País

El segundo y último cuatrimestre, tras el período de prácticas veraniegas, es el


período decisivo en la formación del alumnado de la Escuela.
Dura de septiembre a fin de año y lo que se hace durante el mismo es fabricar
periódicos; no, sin embargo, periódicos de Escuela, sino diarios trabajados bajo
supuestos de realidad, como los que corresponderían a una publicación
profesional.
Comenzando por cuatro y seis páginas, se llega rápidamente a ocho páginas,
que son reproducciones en miniatura, con sus diferentes secciones, de los
periódicos de información general.
Y no hacemos solamente lo que podríamos llamar }el modelo El País}, sino que
se ensayan también otras fórmulas periodísticas. Como trabajo de fin de curso,
se hace también una revista de un mínimo de 32 páginas en color, sobre la que
no habrá nada específico que decir en este libro, puesto que hay que entenderla
como una culminación de todo lo que se ha trabajado durante ese año pasado
en }El País}.
Los periódicos se imprimen hasta el nivel de fotocopia, pueden utilizar color
cuando ello se crea conveniente, y se producen en grupos de diez alumnos, lo
que significa que los 40 que componen la nómina hasta ahora inalterable en los
15 primeros años de existencia de la Escuela, se dividen en cuatro grupos, a
periódico por cada uno de ellos. Durante ese segundo cuatrimestre, los diez
alumnos por grupo van rotando, de manera que al término del mismo todos
hayan desempeñado las tareas propias de una redacción, desde un director/a a
cualquiera de las diferentes ocupaciones que se desempeñan en un periódico.
Todo esto significa que los modelos con los que se trabaja tienen una
estructura estándar de periódico profesional. Una primera página -no confundir
con portada, término que, en 190 73 España por lo menos, sólo sirve para
revistas-, y una serie de secciones, inevitablemente de paginación reducida, que
comprenden Internacional, Nacional, y Local, cuando menos. La sección de
Internacional se tiene que hacer, por razones obvias, exclusiva o casi
exclusivamente a partir del material de agencia -por lo que primará en ella casi
absolutamente el género se-
co-; en Nacional seguirá habiendo cables, pero todo aquello que se pueda hacer
informativamente desde Madrid se aprovechará como trabajo en el }out there},
con lo que la crónica y, en ocasiones, hasta el reportaje y la entrevista pueden
tener cabida en esas páginas; y, evidentemente, en Local se pretenderá que
casi todo el trabajo se haga en forma de crónica, reportaje y entrevista o perfil.
Una cierta prudencia nos aconseja, sin embargo, no hacernos demasiadas
ilusiones con el análisis.
A medida que avanza el cuatrimestre, el equilibrio de secciones por número de
páginas de cada periódico se altera en favor de Local, cuando consideramos que
el trabajo de mesa -cables de agencia- está ya suficientemente entrenado. Esto
significa que puede haber periódicos de ocho páginas totalmente dedicados a
Local -Madrid-; sólo que en estos casos el epígrafe de sección no se entiende en
un sentido temático habitual, sino abarcando todo aquello que se puede hacer
informativamente en la ciudad, con lo que tenemos Local-Cultura, Local-
Sociedad, Local-Economía, Local-Deportes, además de Locallocal, puesto que se
considera que la mejor enseñanza es la práctica en la calle.
Y lo que vamos a tratar en este capítulo es ese trabajo realizado, desde la
producción de la primera página hasta la última, tratando de privilegiar el
material firmado, crónica, entrevista, reportaje, puesto que las piezas de género
seco ya han sido suficientemente estudiadas en los primeros capítulos del libro.
Antes de seguir, sin embargo, habrá que ver brevemente cuál es la estructura
tipo de la primera página de }El País}, en 190 75 la que se inspiran los
periódicos aquí revisados.
La mayor parte de los textos que aparecen en las primeras páginas de }El
País}, que llamamos }caretas}, son }leads} de dimensión variable, o
resúmenes-gancho de las informaciones más importantes contenidas en el
periódico, que nunca van firmadas. En principio, parece que eso aconsejaría que
se observara en primera página la fórmula del género seco, pero repito que cada
periódico es muy dueño de adoptar la estrategia informativa y de géneros que le
parezca más apropiada.
Los títulos, antetítulos y sumarios, en consonancia, deberían ser en ese caso
también lineales.
Además de las caretas, cabe que un texto comience en primera página para
morir en páginas interiores, habitualmente firmado. Aunque, en teoría no hay
ninguna prescripción obligatoria sobre géneros con referencia a estas
informaciones, que se destacan especialmente, puesto que se propone una
lectura de corrido de las mismas de primera a páginas interiores, es bastante
natural que consistan en reportajes, o cuando menos, crónicas, que destaquen
en el día por alguna razón informativa.
Es posible también hacer careta de un reportaje, o de una entrevista, cuya
titulación permitirá un despegue
mayor de lo fáctico inmediato, y, en consonancia, la careta podrá estar escrita
con mayor libertad, como corresponde al género de que se trate. Y, finalmente,
cabe que un artículo o un editorial del propio diario se considere lo bastante
relevante como para arrancar en esa primera página.
Ésta es la estructura que, mientras hagan el modelo }El País}, los alumnos de
la Escuela deberán tener en cuenta.

Las primeras páginas

Tomemos tres ejemplos bastante significativos de primeras páginas.


La que lleva como cabecera el logo UAM/}El País} (Universidad Autónoma de
Madrid) corresponde a un 191 77 periódico casi exclusivamente de Local,
puesto que únicamente la segunda página recoge temas de España, que se han
tenido que hacer básicamente con teletipo, así como responde a un diseño
intermedio entre el modelo }El País} y uno popular o semipopular.
La primera con el encabezado }Escuela de periodismo} es indiscutiblemente el
modelo }el País}. Y el tercero, también inconfundible, está entre lo más
parecido que cabe encontrar hoy en España a un modelo popular, en la práctica
muy inspirado en }El Periódico de Catalunya}.
El primer modelo, 14 octubre 1994, abre con una gran fotografía y da tres
asuntos. Los dos textos principales son reportajes, ambos de la modalidad de
pase al interior, y el tercero, una careta clásica.
Lo primero que hay que decir es que la concentración de reportajes, y además
empleando ambos la misma fórmula de pase al interior, es un error porque la
acumulación les resta valor, especialmente al que se propone como asunto
principal. Si valoramos algo hasta el extremo de comenzar su texto en primera,
que es como decirle al lector que no podemos esperar más, que aquello es tan
interesante que no queremos darle el aperitivo de la careta, sino que le
hacemos pasar directamente al salón para que deguste todo el plato de una vez,
no hay que crearle distracciones alrededor. Pero, en realidad, la razón de los
pases es mucho más prosaica. A los alumnos no les cabían los reportajes en el
espacio que ellos mismos les habían asignado, y de esa forma, rehuyendo la
fabricación de una careta para cada uno, creían que aprovechaban mejor los dos
textos. Eso no quiere decir, sin embargo, que los reportajes carezcan de interés.
Como si lo hubieran hecho a propósito -que, seguro que no, porque tanta
premeditación es impensable- el principal es un típico reportaje de escenario y
el segundo, del tipo virtual.
Título del primero:

193 79

Otra familia que vive ilegalmente en el sótano permanece en la vivienda


La policía desaloja a una familia de "okupas" en el barrio del Lucero

Título y antetítulo repiten "familia", lo que no es un horror pero sí es


innecesario porque, encima, no había dos familias sino sólo una, además de que
cualquier repetición da sensación de pobreza. Por lo demás, el título es seco o
de crónica, cuando en teoría parece que debiera haber sido de reportaje vivido
y, por tanto, más alusivo y percutiente, pero el problema es que abrir un
periódico con un título indirecto es algo superior a nuestras fuerzas. Estamos
convencidos de que los periódicos se abren con noticias y cuanto más
directamente las titulemos, tanto mejor.
Pero, lo verdaderamente interesante aquí es cómo el autor (o autora, al igual
que todos los textos que siguen, de los que se ha preferido ignorar el
responsable) hace un reportaje absolutamente clásico de escenario, hasta tal
punto de que exagera un poco al no dar antecedentes, al no situar el problema
en un contexto mayor, al no incluir elementos de crónica que le habrían dado
una mayor perspectiva social. No obstante, el material es bueno desde su
arranque:

A las 9.30 de ayer, dos oficiales del juzgado y tres coches de la Policía
desembarcaron en el 66 de la Avda. Sepúlveda de Madrid.
Motivo: la orden de desalojo de una vivienda de dos plantas situada en el
barrio del Lucero y que alberga a dos matrimonios con cuatro y dos hijos. La
casa, medio camuflada entre el follaje de un plátano y situada al pie de dos
calzadas con tráfico abundante, está rodeada de policías, fotógrafos y
periodistas.
Dentro, un fuerte olor a podredumbre contenido en cuatro habitaciones con el
suelo, las paredes y los muebles devastados. Y mierda, mucha mierda.
194 81

Lugar, personas, olor, color, ambiente. El periodista es nuestros ojos y nuestros


oídos, y hasta nuestro olfato. Estamos en el inmueble y la visualización es total.
De la misma forma, porque su apropiación del material es absoluta, los juicios
son lapidarios, pero apoyados por un buen oído para el entrecomillado:

[...] el inquilino del sótano vivienda y amigo de [...] quiere alborotar. "Lo que
pasa en este país sólo hay política y a mí no me pueden echar". Y a continuación
se calla medianamente convencido de lo que acaba de decir. Están todos muy
pálidos, conteniendo la rabia y soltando una especie de resignación beligerante.

No sabemos cómo el autor se ha }convencido} de que el interfecto está


"medianamente convencido", pero para eso sirve el reportaje, para que el autor
se juegue el tipo con las conclusiones a las que llegue, que no están }a priori} ni
bien ni mal, sino
que corresponde al lector emitir su juicio sobre las mismas. Opino, sin embargo,
que la ambición literaria en este caso traspasa algo el texto, llevándolo a
posiciones de novela, un poco pasadas de rosca, como el novelista omnisciente
de la novela clásica. Todo transcurre, y es un mérito de construcción de
escenario, en un espacio compacto, limitado, muy teatral, como el de la
tormenta que encierra a los protagonistas de }Cayo Largo, (14) con Bacall y
Bogart en el hotel de la costa del Caribe. Todo nace y muere frente al plátano de
la avenida Sepúlveda.
El segundo reportaje es igual de típicamente virtual. El título ya nos pone en
camino, puesto que éste sí que corresponde a un reportaje clásico, hasta el
punto de que con la preocupación de hacer una gracia pierde un poco el }
oremus}, que es la conexión necesaria con lo inteligible.

(14) John Huston, }Key Largo}, 1948.


195 83

Hágase la luz La colonia de Caño Roto se conecta ilegalmente al tendido


eléctrico

La concentración no era sólo, como vemos, de reportajes, sino también de


ilegalidades, y periferias de la ciudad.

Como en Fuenteovejuna, y liderados por el concejal de Izquierda Unida, Félix


López Rey, los vecinos de Caño Roto se conectaron el martes pasado al fluido
eléctrico, de forma ilegal. [Debería decir "se conectaron ilegalmente"]. Hace un
mes la compañía eléctrica cortó el alumbrado público de las calles y plazas de
esta colonia del barrio de Orcasitas por falta de pago. El martes [repetición
innecesaria] los vecinos decidían tomarse la justicia por su mano y acabar con la
oscuridad.

Iii

Aquí, en cambio, aunque con una visita obligada al barrio en el que se hizo la
luz, casi todo es trabajo de reconstrucción: diálogo con el concejal y elementos
de contexto, para que sepamos quiénes son los afectados.

En este mes ha habido de todo.


Además de dos atracos, varios niños han sufrido contusiones y caídas y un
enfermo tuvo que dirigirse a tientas a la ambulancia porque los camilleros no
podían distinguir el camino.
El martes [de nuevo] una comitiva de vecinos provistos de velas y linternas,
encabezada por López Rey, rompió los precintos y volvió a conectar el fluido
eléctrico [repetición].

Excelente descripción, bien visualizado, pero como en un mecano, ha habido


que recomponer pacientemente las piezas. Realidad virtual. Lo que ha hecho la
segunda autora es una encuesta. Ha hablado con vecinos, edil, au-
toridades varias, y ha puesto en pie 196 85 un problema, que explora, también
con magnífico oído:

"Nos comían las cucarachas. Por las noches ponía a mis hijos algodones en las
orejas para que no se les metiesen chinches".

Es toda una historia que se mueve atrás y adelante en el tiempo, desde cuando
les prometieron a los vecinos unas viviendas hasta los años que tardó el
ayuntamiento en cumplir su promesa; casi }Historia de una escalera} en
cómodos plazos. Puro relato virtual.
El segundo periódico, 11 de octubre de 1995, es totalmente }el País} en el
diseño y la selección de temas, con sólo tres páginas de Local, una de Nacional,
otra de Internacional y una última }ad hoc}. El conjunto se resuelve en la
primera con un asunto internacional:

El Gobierno de Bosnia retrasa la entrada en vigor del alto el fuego Iii

Tres de nacional:

EE'UU. no será invitado a la cumbre euromediterránea Violentos incidentes en


el juicio a un líder del grupo "ultra" Bases Autónomas El juicio de la colza
seguirá, con la presencia en las calles de los afectados

Más uno de deportes:

Olano regresa a España y agradece a sus compañeros la ayuda que le


prestaron

En todos los casos en los títulos falta concisión. En Bosnia sobra "El Gobierno
de" y "la entrada".
Diría lo mismo:

Bosnia retrasa el alto el fuego

Y, en cualquier caso, el número de matrices con que contamos podía haber


servido a mejor fin, como en:
197 87

Bosnia exige el fin del cerco a Sarajevo para aceptar el alto el fuego

En el caso de la cumbre euromediterránea no se nos dice en la entradilla por


qué es tan notable que no se haya invitado a Estados Unidos (ni a Rusia), con lo
que el título es una expectativa no realizada; no se identifica la noticia como de
Nacional, y, por tanto, se ignora en qué afecta a España, como tampoco se sabe
quién invita a esa cumbre; y, por último, la fórmula negativa siempre cojea un
poco. Parecería más lógico haber titulado con las medidas antiterroristas
acordadas entre Chirac y González que implican la creación de seis comisarías
conjuntas hispano-francesas.
Olano agradece demasiadas cosas, puesto que sobra escribir "que le
prestaron"; el }auxilio} del título
sólo podía ser al ciclista español.
El juicio de la colza, además de recaer en el maldito "seguirá", ya que lo que
sigue, si no se dice lo contrario es que sigue y por lo tanto no hace falta
mencionarlo, es también muy prolijo al incluir "con la presencia", que si lo
quitamos veremos que ganamos tiempo y espacio, y aún peor, la careta no dice
nada de esa protesta o seguimiento en las calles. Mejor sería, por ello, titular:

Comienza el juicio de la colza con la protesta de los afectados en la calle

Y, posiblemente, sólo el de Bases Autónomas, vale tal cual, aunque también


podía haberse suprimido "grupo ultra".
Lo más significativo es, sin embargo, que todos los textos, en mayor o menor
medida, son formato crónica en lugar de género seco, aunque hay que reiterar
que eso no significa que estén ni mal ni bien, sino que, si deliberadamente se
quiere hacer la primera página en género crónica, ésta es una opción tan válida
como cualquier otra.
No hay un mérito intrínseco en género alguno, sino en saber qué es lo que 199
89 estamos haciendo en cada caso y para qué.
Es crónica todo lo que se escribe en esta primera página porque el juicio de la
colza:

"[...] }empezó de verdad} [cursiva en el texto] ayer después de que el tribunal


rechazase la anulación que pidieron los abogados defensores.

Porque:

El Gobierno de Bosnia-Herzegovina ha }impuesto una nueva condición} para


aceptar el alto el fuego pactado hace dos semanas en Nueva York entre los tres
bandos combatientes.

Cuando en género seco diríamos, simplemente, en vez de hablar de


condiciones, que:

El Gobierno bosnio exige el fin del cerco serbio a Sarajevo para aceptar el
establecimiento del alto el fuego.

Porque en los incidentes ultras se escribe:

En su }celo} por controlar la entrada a la sala, los neonazis amenazaron y


agredieron al abogado de la acusación [...].

Y está claro que no es posible ver el celo de nadie.


Igualmente, en los restantes textos leeremos que:

Olano no se }siente} todavía campeón del mundo [de ciclismo].

Y numerosas alusiones de pura crónica en el texto de la cumbre como:

[...] ni González ni Chirac hicie-


ron mención en sus conversaciones a los dos temas }álgidos} de cada
Gobierno [o sea que eran cuatro].
La }gran novedad} del encuentro fue la decisión de no invitar ni a Estados
Unidos ni a Rusia.
[Hasta aquí mis cursivas].
200 91

Finalmente, la primera del 29 de octubre de 1996 es un modelo


razonablemente logrado, sin duda más sencillo, aunque con un título de los de
trece en docena:

Guerra contra los okupas

Pero buenos sumarios en los que no se repite ningún elemento del título
principal:

El desalojo de un cine }okupado} en Barcelona termina con 48 detenidos y 12


heridos tras la intervención de los antidisturbios.
Grupos políticos y sociales Califican de "brutal" la Actuación de la Policía que
insiste en que se defendió.

Si tenemos una oportunidad de titular dos o más veces una noticia, bien sea
porque hay una batería de sumarios en primera o porque en páginas interiores
se retoma el asunto con su propia titulación, no es que no podamos repetir
algún elemento del titular y en ocasiones incluso será imposible no hacerlo, pero
sí es mejor que empleemos el número de matrices que recibamos, el capital
simbólico del que hablábamos, de la manera más eficaz posible, esforzándonos
en dar a cada término un valor informativo propio, sin malgastar palabras al
repetirlas.

Las últimas páginas

Mucho experto opina que la segunda página más importante de un periódico es


la última, también mal llamada contraportada. Sí es cierto que, en cualquier
caso, todos los periódicos españoles y eso que se llama }nuestro entorno}
suelen concebir la última página como una aportación singular, una forma de
concluir la declaración de intenciones que es un diario. La fórmula que ha
empleado }El País} durante muchos años, haciendo la salvedad del domingo,
que tiene tratamiento de entrevista, es la de un reportaje, aunque también en
ocasiones la de una 202 93 crónica, con frecuencia animada por la pretensión
de lo vivido, de lo propio; más una columna de comentario de actualidad, con un
autor diferente cada día de la semana, elegidos siempre entre los mejores
escritores españoles, cuyo denominador común bien podía ser una distancia
irónica o satírica, muchas veces mágica, de las cosas.
Estos }periodiquines} también han hecho sus tentativas de colofón de la obra
escrita.
Tenemos aquí otras tres muestras de última, que por su relación con el modelo
}el País} podrían ser una versión muy próxima a la de nuestro periódico: "El
escaparate del mundo"; otra, con mayor variante: "Antonio
Banderas a 200 pesetas"; y la más alejada en el modelo semipopular: "La
cacería de los zooterroristas".
En el primer ejemplo, 12 de octubre de 1999, el autor camufla como reportaje
-visita a un lugar, búsqueda si no de un paraje físico, sí de un oficio- lo que, en
realidad, es una entrevista. No se pretende, sin embargo, que el personaje al
que se entrevista sea interesante en sí mismo.
No es "el belga crecido en Tenerife" a quien queremos conocer, sino el
autómata, cambista de banco, que efectúa una función a través de la cual se
supone que, como decían que ocurría en Piccadilly, ve en una jornada desfilar el
mundo entero.
Ése es el correcto }lead} que se nos propone:

En el aeropuerto madrileño de Barajas transitan alrededor de 25 millones de


personas al año. Por eso, P. B., uno de los 70 cajeros de American Express, ha
visto pasar a más de 50 millones de pasajeros en los dos años y medio que lleva
en el trabajo. Desde la oficina de una ventanilla de cambio, este chico de 28
años observa a la multitud de viajeros que desfilan ante sus ojos y se paran, a
veces, a cambiar dinero.

204 95

Se introduce bien el tema, que, como en D'Ors, va de lo general a lo particular,


mete Barajas y el tráfico diario por delante, para llegar hasta el }voyeur}
homologado. E inmediatamente convierte la visita a la ventanilla en un rosario
de anécdotas narradas entrecomillando las palabras del bancario, que
demuestra, sin embargo, ser una antología del tópico.
El japonés es metódico; el argentino, pretencioso; el cubano, simpático; el
español, gallito; el colombiano, pirata; el norteamericano, ignorante; los
italianos, provocativos; y los europeos, en general, los más cultos.
El periodista se ha quedado un poco en la superficie de las cosas, ha aceptado
lo primero que le han dicho, y no ha logrado ir más allá de un relleno de página
un poco trillado. Hay que comprender, sin embargo, que los alumnos de la
Escuela hacen sus periódicos en espacios de tiempo en todo similares a los del
cierre de un periódico, y no es fácil obtener exclusivas si no se trabaja para una
publicación verdaderamente comercial.
El reportaje-entrevista concluye con una fórmula tan acreditada, que todos la
hemos empleado alguna vez.

Y es que en Barajas se ve de todo. Por eso P. B. tiene razón cuando dice que
el aeropuerto es el "escaparate del mundo".

Abrochar el texto como en un círculo que se cierra sobre el título.


En esa misma línea de anecdotario hay que juzgar la columna de breves, algo
ya talluditos, que apuestan a esa
teoría tan conocida de que lo curioso siempre tiene cabida: un fetiche de Elvis
Presley que se ha vendido por un dinero; el Gordo de Brasil vale 30 millones de
dólares; y el sorprendente número de superdotados que nos rodea.
Al conjunto de la página le falta algo de entidad, aunque la pieza principal está
técnicamente bien resuelta.
Lo que he llamado fórmula intermedia se publicó el 14 de octubre de 2000. El
planteamiento es de un gran 206 97 tema dividido en pieza principal y
despiece -un tanto fornido-, dos piezas relativamente grandes, siempre
pertenecientes al apartado }ciudadano-recreativo}, lo que en sí no es
intrínsecamente malo, y una entrevista a una actriz.
El reportaje:

Antonio Banderas a 200 pesetas Correos organiza una exposición con sellos
sobre cine, deporte, moda, arte y baile

no es exactamente un blanco móvil, porque no hay nada más sosegado que una
exposición, pero el tema está tratado con soltura, aunque no sin alguna
ingenuidad en el }lead}:

Todos los que quieran podrán llevarse a su casa al actor Antonio Banderas o
al futbolista del Real Madrid Raúl por sólo 200 pesetas.

Iii

para continuar:

Son algunos de los rostros famosos que aparecen en una edición especial de
11 sellos dedicados al cine, la música, el deporte, la moda y los medios de
comunicación que Correos [...].

Jamás habíamos creído que nos pudiéramos llevar al actor por cuarenta duros.
El reportaje de escenario, aquí sí hay un cierto paisaje humano, tiene un
carácter coral, las voces se suceden, el entrecomillado es ágil, y el conjunto
resulta razonablemente informativo con tipos }curiosos} como el coleccionista
veterano, los organizadores, la niña que se inicia en los secretos de la filatelia,
etcétera, más el sello más barato y el más caro y, notablemente, un detalle muy
de usuario: hay un pabellón juvenil para fomentar esta sesuda afición. Pero no le
falta al texto alguna incongruencia. De un lado, el presidente del }evento}
prevé la llegada de 100 au207 99 tobuses escolares de toda España, y un poco
después se dice que la muestra se cierra ese mismo día de publicación con un
cierto déficit de público.
?Preverá el presidente para el año que viene? El despiece, por su parte,
responde a la teoría enunciada; desarrolla uno de los aspectos mínimamente
reseñados en el texto principal: el citado pabellón juvenil. El inconveniente es
que reitera la misma fórmula: el re-
portaje coral lleno de niños, sin duda adorables, pero un poco repetidos.
La entrevista a María Galiana, actriz debutante, es muy correcta, del estilo }
romanceado} -el pregunta-respuesta habría sido absurdamente engolado- en el
que la voz de la entrevistada se funde cómodamente con la narración, que viene
a ser una crónica de cómo ha surgido la iniciativa de representar la obra de
Séneca }Las Troyanas} en diversos puntos de España hasta llegar a Móstoles,
que es nuestra percha de actualidad.
Hay un buen ojo para la descripción del personaje envuelto en sus propias
palabras y en el contexto del autor:

Galiana viste y habla como la profesora de instituto que fue hasta hace muy
poco en un centro de Sevilla, la ciudad donde vive. [...] Sólo se permite un
capricho: unas gafas de pasta azul modernísimas.
"Mis alumnas comentaban por el pasillo. ?Pero ésta es famosa? !Si está
gordísima!".

El cierre está bien abrochado:

Galiana anunció, [...] [ya es hora de que a las mujeres se las trate también
sólo por el apellido] que, se }viene} a vivir a Madrid, pero sólo "por una
temporada". [...] "No me quedo a vivir porque a mi marido le da un ataque [...]
para eso está el AVE".

En un caso como éste cabe preguntarse si hay que reproducir la conversación


arreglando la pronunciación ajena. Si doña María Galiana hubiera dicho "Pa eso
está el AVE", 207 101 ?habríamos tenido que concederle una pronunciación
académica que no habría empleado? Cuando tenga más sentido para dar a
conocer personaje o ambiente, entiendo que es conveniente dar la versión
fonética de las declaraciones; no, cuando la comunicación conceptual priva
sobre la colorista.
Finalmente, todos los textos de la página tienen un mérito. Son buenas piezas
de usuario; aquellas que rinden un servicio específico al cliente; el lugar, las
horas, las circunstancias del asunto que se nos propone. Ése es uno de los
mayores atractivos de una sección de Local, que lo que publicamos influye en la
vida de nuestros conciudadanos de una manera directa y visible; nos cruzamos
a diario por la calle con las personas a las que les hemos facilitado una minucia
al menos de mejor conocimiento de cómo pueden moverse en la ciudad. Todo lo
que publicamos ha de ser siempre útil, servir para algo, pero, reconozcamos,
que la utilidad de conocer mejor el grado de etilización de Boris Yeltsin puede
ser útil de una manera muy diferente, y para un tipo de persona mucho más
particular, que la información ciudadana que contiene esta página.
Seguramente, la primera reflexión que nos tenemos que hacer antes de
publicar cualquier texto es ?esto a quién, para qué sirve? ?Qué razón hay para
que alguien se gaste dinero ad-
quiriendo el derecho a leerlo? Una mayor sobriedad en la apreciación de lo que
hacemos conduciría a mejores resultados en esa operación crucial de todo
periódico, la primera de todas.
?Qué es lo que }no} publico hoy? Descartar antes de publicar.
El tercer ejemplo de última, 13 de noviembre de 1999, en una línea de diseño
más popular, la traigo a colación para subrayar lo que no hay que hacer, aunque
técnicamente cumpla todos los requisitos formales. Tenemos un texto principal,
incluso bien titulado:

Un periodista británico que había denunciado la violencia de los defensores de


animales fue marcado con 209 103 un hierro candente La cacería de los
"zooterroristas"

Una columna:

La selección de Camacho se prueba ante Brasil

y una tercera pieza a pie de página sobre el fallecimiento de Antonio González, }


El Pescaílla}, firmada como Agencias. Y ocurre que tanto la pieza principal como
la columna futbolística no tienen más apoyatura informativa que los cables de
agencia, sin que ello se acredite en el texto por ninguna parte. Sólo la humilde
muerte del viudo de Lola Flores reconoce formalmente su paternidad
periodística, aunque el resultado es aún peor porque en realidad estamos ante
una minicrónica:

El Lerele se queda vacío. La famosa casa del barrio madrileño de La Moraleja


que habitara durante casi 30 años la familia González Flores perdió ayer a su
último ocupante, Antonio González, }El Pescaílla}, el patriarca de la familia.

Esto es una necrológica de firma, no una información construida únicamente,


como se indica, con material de agencia. No hay coherencia ninguna entre
texto, medios empleados, y acreditación de autor. Y, además, el marciano no
sabe lo que es El Lerele que si es lo que me imagino resulta de bastante mal
gusto.
El asunto de los zooterroristas, igualmente, aunque aparece firmado con
iniciales, no puede responder más que a un trabajo sobre cables sin apropiación
intelectual ninguna por parte del autor, y no hay ni un solo reconocimiento de
fuentes, agencias, en la información. Todo ello es tanto más llamativo porque,
técnicamente, nos hallamos ante una crónica muy bien construida. La narración
es más que correcta, pero el lector tiene derecho a saber cómo el periodista ha
obtenido esa información, que, por otra parte, es del diario británico }The
Inde210 105 pendent}. Lo que el alumno ha hecho es fusilar a otro periódico.
Es el propósito el que está equivocado.
Los periódicos más o menos populares, como el que acabamos de ver -de los
que hablaremos acto seguido- no
tienen por qué relajar ninguna de las exigencias de rigor y cumplimientos
canónicos que se atribuyen a los aristócratas de la prensa. Ocurre que son
diferentes.

De las cejas altas al ceño fruncido

Los ingleses inventaron eso de que los diarios que se leían con las cejas en
posición de descanso eran los }quality papers}, los diarios serios, y aquellos que
hacían enarcar las cejas eran los populares. En el sur de Europa no ha cuajado
nunca, sin embargo, ese tipo de publicaciones, quizá porque aquí se enarcan las
cejas con mucha más facilidad y, además, gratis.
El prototipo de esa prensa popular son los famosos }tabloides} británicos como
el }Daily Mirror} o el }Sun}, de los que al menos el primero, como también el }
Daily Express}, fueron excelentes diarios en los años 60, muy profesionales,
ligeros, directos, mientras que hoy parecen embarcados en un tobogán
sensacionalista para combatir sus ventas decrecientes.
Ese tipo de diario, ni el legítimo producto de hace 30 años, ni sus versiones de
hogaño, ha llegado a existir, aparte de algunas tentativas frustradas, en España,
y en proporciones muy diferentes y matices muy marcados, tampoco en Francia,
Italia o Portugal. Las razones pueden ser de órdenes muy diversos, como la
tutela que la Iglesia católica, nada favorable a la vertiente más sicalíptica de
estas publicaciones, ha ejercido en la sociedad del mundo latino. En Francia, por
ejemplo, los diarios más parecidos al }tabloide} inglés más típico -en Gran
Bretaña la prensa de calidad es siempre }broadsheet} o sábana- como }Le
Parisien} o }France-Soir} son, por comparación, auténticos tratados de
hermenéutica.
En España, hay, además, una razón 211 107 muy específica para que este
tipo de prensa no haya encontrado su sitio.
Esta prensa popular tiene en Gran Bretaña y Alemania, al menos, una
antigüedad de cien o más años, muy ligada a los cambios en la sociedad como
consecuencia de la fase más madura de la Revolución Industrial y la aparición
de una clase media masiva, con capacidad de gasto relativamente suntuario
como es la compra de un periódico diario. Y éste fue el vehículo exclusivo de
información para el gran público, por lo menos, hasta los años 50, con el
conocido advenimiento de otros medios de comunicación de masas.
En España, contrariamente, no ha existido nada parecido a ese mercado de
masas, una capacidad adquisitiva suficiente para comprar prensa diaria en los
estratos medios y mediobajos de la sociedad, hasta los años 60. Y, para
entonces, ya se habían instalado sólidamente en los hábitos de los que sólo eran
lectores potenciales otros medios de obtener una ración cotidiana de
información como, primero la radio, y desde esas mismas fechas, la televisión.
No parece aventurado suponer que una masa de posibles lectores, que habrían
aceptado algún tipo de diario
popular de no mediar otros atractivos más confortables, no han llegado nunca a
serlo porque otros placeres le han distraído de ese objetivo. Paralelamente, sí
que ha surgido en España un tipo de prensa quizá equivalente a lo popular, la
llamada prensa del corazón que también surte a ese tipo de público de menor
preocupación lectora. Diferentemente, en Gran Bretaña, esa lectura masiva
estaba ya consolidada cuando aparecieron los prodigios de la segunda mitad del
siglo pasado, y por eso, aunque no sin dificultad, la prensa popular aguanta el
tipo.
Todo ello hace muy improbable que en España lleguen a existir periódicos
parecidos a los tabloides británicos o alemanes. Entre los diarios de alcance
nacional sólo hay dos que apuntan, pero de una manera muy relativa, en esa
dirección. }El Periódico de Catalunya y Diario 16}, pero que sí que tratan de }
vender} una información, que es la misma de todos, 212 109 pero de una
manera distinta, más ligera, y hasta tratando de destapar asuntos y
preocupaciones diferentes para crear público. Especialmente, el rotativo de
Barcelona es un híbrido de formidable factura, que ha hallado un punto de
equilibrio casi geométrico, que permite calificarlo como el periódico más serio de
los populares y el más popular de los serios.
Cuando hablo, por lo tanto, de diarios populares o semipopulares como los que
tratamos de hacer en la Escuela, el gran punto de referencia para los alumnos
son los diarios citados.
Y este tipo de periódico, por serlo, no recibe ninguna gracia especial que le
permita suspender las leyes de la verosimilitud, del rigor, de la coherencia. No
hay ninguna razón para creer que estos diarios practiquen un periodismo de
menor altura que los presuntamente más serios, ni que, por tanto, sus errores
sean más perdonables. Esta constelación de géneros les es aplicable
exactamente igual que a los demás. Son sólo periódicos de posibilidades y
enfoques diferentes, pero las exigencias y virtudes de fondo son las mismas.
?En qué puede consistir, por ello, la diferencia? Para empezar, una publicación
de estas características no es un periódico de }los otros} con los titulares más
grandes. Un modelo de periódico, llamémosle híbrido, publica la gran mayoría
de noticias que publican sus competidores. Ocurre, sin embargo, que:
a) Los títulos tendrán no sólo mayor cuerpo sino un gran margen de significado
alusivo, así como buscarán, con preferencia a lo conceptual, al protagonista de
la noticia.
b) Los textos serán más cortos, y estarán redactados de la manera más directa
y sencilla posible, todo lo que no excluye llegar al fondo de los asuntos y escribir
tan bien como el que mejor lo haga.
c) El periódico deberá decidir prioritariamente si le vale el enfoque estándar de
los hechos noticiosos, para explorar, en cambio, otros ángulos en los que se
privilegie la repercu213 111
sión }de usuario} de las informaciones. Será, por ese motivo, un diario muy
dado a la visualización práctica de las cuestiones noticiosas. Si aumenta el
canon del gas, por ejemplo, cuánto puede significar ello para una economía
familiar media, etcétera.
d) Se deduce de todo lo anterior, que la valoración de las noticias no puede ser
la misma que la de diarios más convencionales; aunque se publiquen todas las
informaciones de relevancia, determinado tipo de información de carácter muy
burocrático o administrativo, se consignará más para el }récord}, que para
competir en su cobertura.
e) Es verosímil que no necesite cubrir tanto horizonte informativo como los
modelos más clásicos, en especial en asuntos internacionales, lo que le
permitirá una mayor concentración de recursos, espacio y elemento humano en
una serie de objetivos mucho más propios y próximos. Si al diario de formato
más convencional se le pueden reprochar omisiones de alguna gravedad, esto
raramente ocurrirá en el modelo híbrido, que se representa mucho más por lo
que decide cubrir que por lo que }debería haber cubierto}.
f) Estamos, por tanto, ante un tipo de periódico para el que la agenda propia
será definitiva.
g)Aunque no renuncie a cubrir la escena política, podrá filtrar mucho más
severamente que sus competidores lo que merezca ser publicado; y,
paralelamente, valorará altamente secciones como Espectáculos, Deportes, y
Sociedad.
h) Será, por último, un diario muy ciudadano, de defensa de los usos y
derechos cotidianos de la comunidad.
Es a este modelo de prensa al que nos referimos cuando hablamos de
periódicos más o menos populares. Por ello, haremos ahora un poco de
periodismo comparado entre lo más pesado y lo más ligero que el agua.

214 113

Crónicas y reportajes a dos manos

Tenemos seis trabajos efectuados en la Escuela, tres dentro del modelo que
llamamos híbrido (semipopular) y tres en el formato clásico de diario de otras
ambiciones.
Con arreglo a las denominaciones de género conocidas, estaríamos ante una
crónica estándar, formato clásico, 30 de septiembre de 2000, con el título:

El plan de integración de inmigrantes beneficiará a 250.000 extranjeros

Un reportaje de escenario, formato, híbrido, 14 de noviembre de 1995:

Con la iglesia hemos topado


Un reportaje virtual, formato clásico, 6 de octubre de 2000:
Iii

Los cubanos que solicitan asilo en Barajas se benefician de un trato privilegiado

Otro reportaje virtual, formato híbrido, de 4 de noviembre de 1997:

La misión Huygens a Saturno rompe la pasividad española en el espacio

Un reportaje de escenario, formato híbrido, 21 de octubre de 1995:

La Bestia llegó a la Gran Vía

Y una crónica, aunque esforzadamente reportajeada, formato clásico, 10 de


octubre de 1998:

Saramago, nuevo premio Nobel y viejo comunista

Veamos las diferencias entre los dos primeros textos. Título lineal para una
crónica en el primer caso, modelo clásico, aunque puede mejorarse: si el plan es
de integración de inmigrantes ha de beneficiar por fuer215 115 za a
extranjeros, e incluso }beneficiar} es más que discutible, puesto que de lo que
se trata es de establecer unos requisitos que difícilmente sabemos si mejoran o
empeoran nada.
El título podría omitir, por tanto, "de inmigrantes" y quedar así:

El plan de integración de Madrid beneficiará a 250.000 inmigrantes

Muy diferentemente, el reportaje del modelo híbrido titulará:

Con la iglesia hemos topado

que si no es el colmo del ingenio, y que para topar del todo habría hecho bien en
poner }Iglesia} con mayúscula, sí responde, en cualquier caso, a la idea de
titulación alusiva, mucho más genérica, de intención llamativa.
Las naturalezas de los materiales, en ambos casos, corresponden bien al perfil
de los dos tipos de periódicos; el primero tratará hasta con demasiada frialdad
un asunto caliente, las condiciones de vida de los inmigrantes, y el segundo con
adecuada escenificación, casi de película de Berlanga, un problema de derribo
de sendas iglesias en barrios populares de Madrid y Valencia. No significa ello,
sin embargo, que las dos informaciones no pudieran ser motivo de atención en
el otro modelo de diario, pero sí que el tratamiento debería ser diferente.
El problema de la inmigración está visto casi exclusivamente desde el punto de
vista de la administración, lo cual ya es un error, puesto que no hay periódicos
que por su modelo prefieran informativamente un tipo de fuentes -el Estado y
las fuerzas políticas- y otros que se decanten por lo contrario -la gente-, sino que
unos y otros han de buscar el contraste entre poder y público, si bien el
tratamiento y la valoración de las fuentes no sea idéntica. Un reportaje tanto de
un periódico más o menos po-
pular como de cejas cansadas habría tenido que salir necesariamente del recinto
donde se celebraba, como en este caso, la rueda de prensa, para recoger la
opinión de los interesados.
218 117 La diferencia estriba en que el segundo, quizá,
tomaría mayor distancia y filtraría más las voces del coro.
De igual manera, el conflicto eclesiástico urbanístico habría tenido también
cabida en un periódico menos bullicioso, pero no se habría basado
exclusivamente como en este caso, el híbrido, en declaraciones sobre el terreno.
El primer texto sobre la inmigración combina, sin embargo, las declaraciones
en la conferencia de prensa con contexto y reacciones, aunque recurre
demasiado a sólo yuxtaponer los elementos de la información:

Además, la consejería de Empleo [...]. Otro compromiso de Gallardón es que


[...]

respectivamente, al fin del tercer párrafo y al comienzo del cuarto del texto, en
vez de lograr una fusión más fluida de todo ello en una sola historia. Las
fórmulas, }además} y similares no conectan bien las continuidades, sino que
parecen recordatorios de algo que hemos olvidado, y añadimos cuando lo
recordamos. De igual forma, esa suma de elementos mal ensamblados se
destaca en formulaciones como la del primer párrafo:

El Plan Regional para la Inmigración es el proyecto "más ambicioso y


trascendental" que se ha }hecho} en Madrid desde que Ruiz Gallardón se halla
al frente de la Administración Regional [no se dice cuándo, infringiendo el
principio de no dejar cabos sueltos]. Así lo afirmó ayer el presidente de la
Comunidad [...].

Las declaraciones por delante, y el autor de las mismas a continuación con ese
cliché tan poco vistoso de "Así lo afirmó..."; esquema que repite en el despiece
cuando comienza el relato:

"No es un ejercicio de caridad, es un reconocimiento de derechos, una


necesidad urgente". }Así resumía} el espíritu [...] 219 119

El despiece, por su parte, no es afortunado porque no hace un corte limpio,


sino que se mezcla un poco caóticamente con la información principal. Se trata,
simplemente, de más declaraciones de lo mismo, adobadas con estadísticas que
sí, en cambio, podían haber constituido por sí mismas un despiece limpiamente
seccionado del contexto principal.
La información del modelo híbrido, por su parte, enfoca muy bien la situación
arrancando ya con protagonista:

Creyente fervoroso de toda la vida, Paco Abad, de 59 años, se llevaría una


inmensa alegría si un juez ordenara derribar la iglesia de
su barrio. [...] La nueva parroquia del barrio valenciano de Tendetes ha sido
edificada a pocos metros de su balcón con un techo que llega hasta el cuarto
piso y que deja en penumbra a 42 viviendas.
Iii

El autor tiene un oído excelente para fundir la voz que emerge del problema,
que escucha con una mirada irónica, pero nunca despectiva.

La disputa del suelo urbano de las ciudades (}urbanociudades}) no entiende


de religión. [...] La pared (}muro}) trasera de la iglesia ha sido bautizada como }
el muro de Berlín}. "Está tan cerca de la terraza que nos quita muchas horas de
sol" [...].
Muchos de los enemigos de la parroquia de la Resurrección del Señor, como
Paco Abad, acuden cada domingo a misa, pero en otra iglesia de la ciudad.
Viven un destierro religioso por una docena de árboles y un poco de sol.

Es discutible, sin embargo, que haya tomado dos casos, aunque sean similares,
en Valencia y en el barrio del Pilar de Madrid, saltando de uno a otro en un
ejercicio de equilibrismo que no acaba de sonar justificado; y, sobre todo, falta
un despiece, que 220 121 podría haber sido, precisamente, el caso que se
considerara menor, Valencia o Madrid. Pero, en todo caso, estamos ante un
ejercicio muy presentable de reportaje coral y de escenario, resuelto con garbo
e intuición, aunque no pedía tanto despliegue de texto.
El siguiente par de trabajos, dos reportajes virtuales siempre de lo híbrido a lo
clásico, casi podían haberse intercambiado entre sí con sólo algunos retoques; el
presunto popular, en el otro formato, y el clásico, en el híbrido.
Título del modelo }el País}:

Los cubanos que solicitan asilo en Barajas se benefician de un trato privilegiado

que hasta es una noticia, mientras que el modelo semipopular se eleva al


espacio:

La misión Huygens a Saturno rompe la pasividad española en el espacio Iii

El problema de golpe de vista con el primer texto es que, aun con el


reglamentario despiece, resulta enormemente largo. Lo que ha pasado es muy
simple. En vez de un reportaje nos hallamos ante dos, uno a continuación del
otro, que si es verdad que versan sobre el mismo asunto, tienen tal cesura de
separación que no hay ladillo que lo arregle. Y ni uno ni otro son malos, ocurre
que el injerto se ha hecho sin anestesia.
La primera parte está dedicada a la problemática general de una inmigración
que, dice el autor, que las autoridades españolas tratan de manera muy
especial:
La práctica totalidad de los cubanos que piden asilo político en España logran
entrar en el país aunque no sea atendida su solicitud.
Según confirma Guillermo Cortázar, secretario de la Fundación Hispano-Cubana
y diputado del PP, el Gobierno }aplica} razones humanitarias para evitar su
repatriación. Esto es lo que ha ocurrido los últimos días [?cuántos?] con 31
personas procedentes de la isla.

Buena presentación; arranque general, descenso inmediato a lo particular; la


fórmula de D'Ors, pero al revés. El autor recurre a fuentes muy variadas, ONG,
autoridades, fuentes aeroportuarias, y hace un excelente estado de la cuestión;
llegadas, pasos de la tramitación para quedarse, bajísimo número de cubanos en
situación irregular, precisamente por la "manga ancha" que muestra el
Gobierno, y datos de indudable interés que son noticia:

El Gobierno evita repatriar a cualquier persona a Cuba donde, por haber


solicitado el asilo, podría enfrentarse hasta a nueve años de cárcel por
"peligrosidad social".
Sólo se obliga a continuar el viaje a quienes tengan visado para otro país de la
Unión Europea [...].

Iii

Pero, a poco menos de medio reportaje, el giro es de 180 grados:

A lo largo de la pasada semana 32 cubanos pidieron asilo en Barajas. Sólo uno


de ellos ha visto admitida a trámite su solicitud. Se trata de un hombre de 28
años que vendía artesanía a la puerta de la catedral de La Habana. Las
autoridades cubanas vieron con muy malos ojos su idea de asociarse con otros
vendedores [...].

A partir de ahí, se inicia otro reportaje mucho más centrado en casos


personales, para volver a la visión de perspectiva general ya en el último tercio
del texto:

Los abogados del turno de oficio de Barajas coinciden: "España es un lugar de


tránsito" afirma uno de ellos, G. P'-R. Aunque no conocen con exactitud el
método por el que consiguen salir de España, sospechan que utilizan un
pasaporte falso. Viajan a algún país no his222 125 pano-hablante
(posiblemente Francia por la proximidad) para que los funcionarios de aduanas
no les descubran por el acento. Allí toman un avión a Estados Unidos.

Y no es que no se pueda hacer, que no se pueda combinar lo general y lo


particular, al contrario, sería muy propio; pero, aquí, las diferentes piezas no
acaban de encajar; los saltos son un poco bruscos y, sobre todo, cada una de las
partes pesa más o menos lo mismo en el conjunto de la na-
rración, de forma que nada destaca, nada se impone, y falta una línea melódica
dominante. Habría sido mucho más adecuada una historia de personajes en un
contexto suficiente pero no abusivo de problemática general, o una historia
mucho más virtual de qué pasa con los cubanos, subrayada con apuntes breves
de casos personales; una u otra definición, pero no todas a un mismo tiempo.
Aunque eso no quita que hay material de calidad y que se ha trabajado para
recrear toda una circunstancia y todo un problema.
La segunda pieza, la de Saturno, básicamente, es una conversación -más que
una entrevista- con un responsable del programa astrofísico español, flotando en
un contexto de crónica, en el que se hace una aceptable presentación de lo que
España modestísimamente ha contribuido a la conquista del espacio. En
realidad, lo único híbrido es el titular que sin ser falso crea unas expectativas no
realizadas, puesto que más que pasividad hay simplemente distancia entre lo
posible y lo deseable.
El texto es correcto, pero el único personaje es un buzón de voz, cuya única
singularidad humana es la de quejarse:

"Es la primera vez en la historia que España participa en una misión espacial
con instrumentos [...] hasta ahora España siempre pagaba, pero no recibía
nada".

Es verdad que se hace notar la intención de diferenciar textos entre uno y otro
formato, como en el arranque:
223 127

El primer aporte tecnológico español a la conquista del Sistema Solar se llama


PWA (Permitivity Wave Analyzer o Analizador de Permisividad y Ondas). Es el
aparato que diseñó el Instituto de Astrofísica de Andalucía para medir la carga
eléctrica de la atmósfera de Titán, la luna más }enigmática} para el planeta
más }estrafalario}: Saturno.

Pero no basta con un fraseo algo más desenfadado si no hay un soporte de


información concebido de manera diferente. En un diario de estas características
habría hecho falta una infografía, que es cierto que no siempre han tenido a su
disposición los alumnos, una batería de despieces para que se nos explicara, por
ejemplo, por qué es }enigmático} Titán y }estrafalario} Saturno.
La conciencia del autor de que aquello no puede ser }El País} está visible en
todo momento, estimable pero insuficiente, como en el }dramático} cierre del
texto:

La exploración del satélite supondrá el sacrificio de la sonda europea junto


con el material español devorado por las sombras de Titán.
Mientras, la nodriza norteamericana Cassini permanecerá girando
plácidamente alrededor de Saturno, el planeta de la melancolía, el hallazgo de
Galileo. Este sacrificio no
arredra al doctor M.: "En el 2003 España va a participar en la Misión Rosetta,
para alcanzar el infernal núcleo del cometa Wirtanen".

El resultado no es ni mucho menos malo, pero habría hecho falta decidir de


antemano con más claridad qué periódico estábamos haciendo para jugar mejor
nuestras cartas, puesto que de esta manera el texto es un asunto de
información poco llamativa para un diario híbrido, o que, tal como está, no le
habría dado tanta presencia en sus páginas; y que se ha querido especiar con
giros del idioma, que, finalmente, sólo se apoyan en sí mismos.
225 129 Las dos últimas piezas, un reportaje de escenario y lo
que, fundamentalmente, es una crónica muestran un producto ya en sazón,
ambos autores/as conocen los límites y las posibilidades de cada género, y, en
particular, en el caso de Saramago hay una tentativa de forzar lo que la crónica
da, que es un ejemplo de polinización entre géneros.
El modelo híbrido alcanza en este reportaje características de prototipo, lo que
no significa que no haya materia criticable. La Gran Vía madrileña, un estreno de
cine, el todo Madrid }la nuit}, y un escenario giratorio por donde rueda sin cesar
el texto.

La Bestia llegó a la Gran Vía El cine Capitol fue el escenario elegido por Álex
de la Iglesia para estrenar su última película, [siempre se estrena lo último] }El
día de la Bestia}. En ella, un trío muy peculiar combate contra el [al] Anticristo
que ha nacido en Madrid.

(El autor, como también en el caso del reportaje astral, denota su origen
latinoamericano poniendo un punto al término del sumario, lo que no se hace en
el resto del mundo).
La introducción al tema, también algo muy latinoamericano como es dar por
supuesto que hay siempre un principio antes del principio, es de tipo }escenario
en general}:

Otoño es temporada de estrenos.


El espectáculo de focos, cámaras y aglomeramiento [-ción] frente a los cines
de la Gran Vía es casi diario durante octubre. Muchas de las películas ya han
sido presentadas en los festivales de San Sebastián, de Cannes o Sitges, pero el
estreno en Madrid es un acontecimiento que las casas distribuidoras cuidan con
detalle.

Pero cuando quien escribe se inunda de contexto, sí que ya estamos


reportajeando:
227 131

Muy cerca de las palomitas de maíz y suplicando un corte de cabello [pelo]


Gabino Diego inclina la cabeza hacia un barbado Jorge Sanz. [...] Ana Leza (la ex
de Banderas) se paseaba arriba y abajo [...]. El murmullo de "parece que
ha logrado rehacer su vida", cerraba su procesión entre la concurrencia.
[...] Cuando hubo que entrar a la sala, las diferencias quedaron claras de
nuevo. Corbatas, abajo en el patio.
}Piercing}, tatuajes y cuero: arriba al gallinero. [...] A la salida, un par de
cucarachas cruzó el suelo escapando a la manada de pies. Un chico adornado
con }piercing} soltó un grito de satisfacción: "Qué guay. Han llenado esto de
cucarachas, como el diablo de la peli". [...] El joven tenía más imaginación que el
equipo de promoción. Las cucarachas no habían sido traídas especialmente.
Nada extravagante adornó el estreno. El público esperaba curas con metralletas,
ver a Santiago Segura descolgarse de una viga, encontrar máscaras demoníacas
en los aseos. [...]

El escenario, naturalmente, son los presentes mucho más que un local o unas
molduras. Todo aquello que un periódico de otros vuelos habría encerrado en la
jaula de Gente, es la materia muy propia de este tipo de diario. De igual forma,
el despiece no se nos atraviesa por ninguna parte, porque lo que hace es contar
la película, todo ello adobado de una especie de crítica de la misma.
La última pieza es una crónica montada sobre una rueda de prensa de José
Saramago celebrada en Madrid al conocerse que había obtenido el Nobel de
literatura, para formato clásico.

Saramago, nuevo premio Nobel y viejo comunista

Título en el que ya se percibe un intento de ir más allá de la linealidad, pero sin


perder contenido informativo. Aún habría estado seguramente 228 133 mejor:

Saramago, nuevo Nobel y viejo comunista

En la entradilla vacila inicialmente, como si no se decidiera a empezar


directamente al empezar. Es el síndrome de la página en blanco, que impone
prólogos innecesarios:

La primera alegría e incredulidad aún no se había desvanecido. José


Saramago, premio Nobel de literatura 1998, hizo ayer patente su }alegría}
(repetido) en una rueda de prensa en Madrid por el galardón que la Academia
Sueca le concedió el jueves. El autor }luso} [ya no estamos en tiempo de
Viriato] insistió en que el respeto es la máxima de su vida y agradeció que para
ser Nobel no haya tenido que dejar de ser comunista.

Iii

Al revés, les faltaba uno. Pero, el verdadero }lead} se halla en la segunda


parte de la entradilla.

José Saramago agradeció ayer en


Madrid que para ser Nobel no haya tenido que dejar de ser comunista.
El autor portugués, que el jueves pasado recibió el galardón de la Academia
Sueca, hizo patente ayer su alegría en una rueda de prensa...

El autor se encuentra a gusto cuando, más allá del rosario de declaraciones con
voz en que se resume la mayoría de las ruedas de prensa, pugna por que las
cosas se }vean}.

[...] cuando más de cuarenta fotógrafos y cámaras abrieron el estrecho cordón


de flashes y luces que habían formado alrededor del autor [...].
Una mirada seria -quizás el cansancio tras una noche de emociones y sólo
tres horas de sueño- reforzaba la expresión de su rostro marcado por profundas
arrugas, que delatan 229 135 la historia de sus 75 años. [...] [...] una amplia
sonrisa cuando reconoció que no sería premio Nobel si el Papa hubiera estado
en el gremio de la academia.

También es verdad que se habla de:

Pilar del Río, su joven esposa española [...] [como si tuviera varias]

y, en ocasiones, penden flecos de vario color:

"Me llama mucho la atención que el premio haya sido otorgado a un


escándalo del Vaticano".

cuando no se aclara qué tiene eso que ver con que le hayan preferido en
Estocolmo, puesto que el Nobel se otorga siempre a la obra, y no a una obra.
Pero el empeño en narrar y hacer contexto consigue que en muchos momentos
la crónica incorpore esquirlas de reportaje, tal como se ha entendido el género
en este libro.
Éste ha sido, hasta aquí, un florilegio de los trabajos del segundo cuatrimestre
de la Escuela, elegidos con arreglo a criterios estrictamente funcionales, aunque
también representativos. El periodismo no está muy claro cómo puede
enseñarse, pero, quizá, sí hemos visto que puede aprenderse. Resta ahora sólo
un epílogo que no puede ser un final.
231 137
Epílogo sin final

El propósito de este libro ha sido el de establecer un canon de acuerdo con el


cual fuera posible sistematizar las posibilidades que tiene el periodista de
aprehensión de eso que llamamos la }realidad}. Sería absurdo pretender que
ésta es la única, ni tampoco la mejor sistematización posible, pero sí cabe
defender que el planteamiento es claro y directo. Se ha tratado en estas páginas
de huir de lo arbitrario, de lo }literario}, entendido esto último como el dominio
inescapable de lo subjetivo, para establecer un punto de vista desde el que
desplegar un esquema coherente. Por esta razón, el punto de vista a partir del
cual se parcela la posibilidad de acceso periodístico a la realidad en géneros, es
el grado de propiedad que el autor puede reivindicar sobre su obra.
Si pretendemos encontrar en el material publicado un sistema de
categorización interna del mismo, por supuesto que lo podemos hacer sin
excesivas dificultades; pero, la riqueza y, sobre todo, la interacción constante de
lo }real} sobre sí mismo es tan infinita, que un sistema basado en los productos
resultantes, o sea en la pieza publicada, ni comienza ni termina nunca; es como
querer vaciar el mar con un cubito. Por ese camino, nos encontramos con
entrevistas-perfil, perfiles-análisis, crónicas hiperliterarias, incluso esa joya que
es la presunta crónica cronológica, reportajes hiperrealistas, crónicas de
situación, y qué sé yo qué más; identificando las variantes sin fin del }ahí
afuera}, término que me gusta mucho más que el de }realidad}, como si cada
una de ellas fuera otro género o subgénero más, la lista se convierte en un
capítulo de la zoología fantástica de Borges; no es que no sean todos los que
están, es que son siempre muchos más de los que quepan en cualquier relación.
232 139 Por eso, el punto de vista ha sido el de admitir la
permanente intraimbricación del material de lo que llamamos lo periodístico,
haciendo, al mismo tiempo, que la carga de la prueba para la identificación de
ese producto resida no en su naturaleza misma, tan inaprehensible como el
propio }out there}, sino en el tipo de mirada instrumental que el autor pueda
arrojar sobre ese resultado. Los géneros serán, por ello, unos u otros en función
del grado de apropiación intelectual, derivada de la utilización de unos
instrumentos, que el autor pueda reivindicar sobre lo que publica. A mayor
autoridad del periodista sobre el texto, mayor libertad tendrá en la utilización de
medios.
En esa carrera para abrazar la realidad desde lo periodístico he creído que una
trinidad básica bastaba para domesticar el }ahí afuera}.
1) El género seco, en el que la apropiación intelectual del autor sobre su
material es mínima, aunque nunca igual a cero, lo que obligará a un
determinado tipo de escritura que puede superar, sin embargo, con los recursos
técnicos sus limitaciones expresivas.
2) La crónica que, partiendo de una multiplicidad de sensaciones físicas o
intelectuales a las que llamamos hechos, nos permite ya un grado de
apropiación personalizada que requerirá, a diferencia del caso anterior, la
acreditación de la firma, y donde deberemos establecer -no descubrir, porque
sólo están allí porque su existencia la determinamos nosotros- una serie de
convergencias significativas de sentido del }out there}; con ello, y por primera
vez, ya seremos nosotros los que contemos con nuestra voz periodística una
historia. Podremos iluminar considerablemente lo que prediquemos como el }
sentido de las cosas}, pero en nosotros mismos se hallarán los límites de lo
interpretativo. Las cosas hablan entre sí, pero no podemos ni debemos saber si
eso es bueno o malo.
3) El reportaje, donde la apropiación del material periodístico será tan
completa como el trabajo que haya233 141 mos realizado personal,
directamente, hasta el punto de convertirnos en la fuente omnisciente de lo que
contamos.
El punto de desembocadura final de nuestro trabajo. La }realidad} es lo que
decimos que es y punto, con todas las consecuencias morales que ello pueda
acarrear. Y en el reportaje, en lo más alto de la cordillera de lo periodístico, ese
sujeto de apropiación delirante que es el }blanco móvil}.
Lo que no tiene horario, ni fecha, ni calendario. La estación final de un recorrido.
Esa trinidad de géneros ya hemos visto que se puede escenificar como una
progresión, una línea recta a la que le salen brazos laterales o }subgéneros}, o
también como una estructura circular, de manera que procedamos de dentro
afuera, de menos a más personalizado, en cuyo caso, estaría, en este modo de
representación, menos evidente la individualidad de estos emparentamientos.
A la crónica se le emparentan el análisis y el perfil.
El análisis es una crónica-interpretación sin juicio moral o
político de una serie de hechos, fenómenos, movimientos, pero, básicamente,
despojados de contenido noticioso inmediato.
El por qué pasan las cosas que pasan, pero desnudándonos de toda preferencia
de autor, precisamente para no confundir interpretación con opinión, sería el
gran objetivo de este género emanado o subgénero.
El perfil es una crónica centrada en la búsqueda del sentido fundamentalmente
en una vida, en un personaje, donde tampoco hay elemento noticioso cotidiano,
sino que éste se resume en que hagamos esa investigación del individuo, en
general sobre material ya conocido.
Cabe argumentar también que en uno y otro caso la personalización del
material irá algo más lejos que en la crónica, por la libertad que tiene el autor de
moverse en el tiempo y en la temática que le sea propia, de no estar, en
definitiva, ligado a una cons-
trucción de lo cotidiano. Y es evidente que no se entenderá ni uno ni otro sin
firma, aunque ésta pueda ser, 233 143 en ocasiones, la del propio diario.
Finalmente, la entrevista será una especie de miniatura del reportaje, el primer
encuentro sin mediaciones con el }out there}, pero encuadrado dentro de la
perspectiva del reportaje a una persona. El que eventualmente se la considere
género }per se} o subgénero del reportaje, me parece igualmente irrelevante.
Se puede argumentar, por supuesto, que esta división trina con sus
derivaciones no agota la totalidad de lo publicable en forma de periódico. Hay
subdivisiones muy comunes de géneros que nos hablan de periodismo científico,
de periodismo de informe, periodismo religioso, periodismo jurídico, etcétera.
Todo ello, sin embargo, corresponde a una visión temática del periodismo, y es
la pretensión de esta obra sostener que todas esas posibilidades informativas se
expresarán necesariamente en alguno de los géneros o subgéneros
mencionados, o como hay siempre que insistir, en una mezcla de los mismos. El
que luego consideremos si el predominio de alguno de ellos nos permite
etiquetar de una forma u otra al producto periodístico final me parece,
francamente, secundario.
Más serio es hablar de editoriales o artículos, así indeterminadamente, en
general. Respecto a los editoriales, diré que, precisamente, por ser portavoces
de una opinión, gozan de toda la libertad expresiva que su autor, abstracto o
colectivo, quiera darles. Estamos tan sólo ante otro tipo de análisis -el
subgénero del subgénero- al que le adjuntamos la capacidad olímpica de alabar
o reprender de una manera que, de todas formas, encontraremos también en el
reportaje.
El material es tan nuestro -del periódico- que han desaparecido las reglas; y
podemos hacer lo que nos dé la gana.
Y sobre el artículo, que puede ser todo lo opinativo que queramos, cabría decir
algo parecido, sólo que expresado de una forma no ya libre, sino chapoteando
en la anarquía absoluta. Si en el editorial suponemos que tiene que haber
análisis, ?por qué ha de haberlo, sin embargo, en el artículo? 234 145 Puede
ser conveniente razonar en un artículo para que nos comprendan mejor los
lectores, pero conveniencia no equivale a canon. Los artículos -llamémosles de
colaboración o de la propia redacción- o son editoriales firmados o análisis
-aunque nada impide que en ellos se contengan fragmentos de crónica, de
entrevista o de reportaje- o hay que verlos como simples expectoraciones
personales, totalmente respetables por lo que en sí mismos valgan, pero
absolutamente fuera de lo normativo, y por ello ajenos al campo de estudio de
esta obra.
Todo lo periodístico es vida; pero no toda la vida es periodística.

Iii
147

Índice

Prólogo. Lo que no acabamos de ser es lo que somos . 7 Introducción . 19


Capítulo I. El estado de la cuestión 25 El currículo de la escuela . 30 Sobre la
objetividad y otros ensueños 32 Capítulo Ii. Primera aproximación a los géneros:
la información seca . 45 Alcance y utilización del género seco . 50 Algunos
ejemplos del paradigma seco 57 Geología del breve . 62 Capítulo Iii.
Aproximación al largo recorrido (género seco y consideraciones generales) 95
El tiempo de la acción . 104
Págs.

Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead . 110 La técnica no es una trampa


118 El capital simbólico y la narración . 121 Una clase en directo . 124

Capítulo Iv. La crónica a la que conducen todos los caminos . 5 La primera


interpretación personal 8 El trayecto de la crónica 14 De lo duro y de lo blando
17 La crónica, ?cómo y para qué? 27 Teoría del despiece 40 Por esos mundos
45 Circularidad de los géneros 60 Capítulo V. Primos de la crónica: el análisis y
otros ensayos . 64 El artículo no es un análisis 69 La excursión al editorial 71 El
análisis de aquí y de allá 74 Otras voces, otros ámbitos . 84 Ver el mundo de
perfil . 97 El perfil-investigación 105 Págs.

Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista 111 Modelos de entrevista
120 Méritos respectivos de los
tres formatos . 124 La técnica del entrevistador 128

Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista (Continuación) . 5 Desfile de


modelos . 5 Capítulo Vii. El reportaje, ADN del periodismo . 22 Categorías del
reportaje . 27 Desembarco en el mundo de "lo real" . 32 Todos los caminos
conducen a Roma . 63 Capítulo Viii. El año pasado en El País 71 Las primeras
páginas . 76 Las últimas páginas 92 De las cejas altas al ceño fruncido 105
Crónicas y reportajes a dos manos . 113 Epílogo sin final 137
Apéndice Un recordatorio, no una antología

En las páginas siguientes se recoge en un apéndice deliberadamente escueto


algunos textos publicados por }El País} en sus 25 años de existencia.
Pero, no se ha tratado de hacer una antología, donde no estarían nunca, ni de
lejos, todos los que son. ?Por qué, entonces, este apéndice? Sencillamente,
porque se ha pretendido completar el libro con los artículos que, por razones de
extensión, no podían incluirse íntegramente allí donde se utilizaban con el
propósito lectivo correspondiente.
Por ese motivo -además de por el natural respeto a las institucionesaparecen
en su totalidad la entrevista a Ruiz-Mateos de Joaquín Estefanía, el reportaje }
Cisma en la tribu de Aitor} de Jesús Ceberio, y la entrevista-reportaje de Juan
Luis Cebrián con Fidel Castro, al igual que el reportaje virtual de Maruja Torres }
Alfredo Astiz, historia de un centurión}, que ya figuran, pero a manera de
ilustración y con textos mucho más fragmentados, en los lugares que les
corresponden en la obra. Por añadidura, se incluye a autores como Camilo
Valdecantos, que es uno de los cuatro profesores de Reporterismo-Redacción en
la Escuela, junto con Belén Cebrián, Ángel Santa Cruz y yo mismo, que no han
tenido cabida en la parte anterior del libro por causas que en la demora de los
aviones se identifican siempre como }técnicas}: tiempo, chapucería, despiste,
olvido. Más allá, tenemos también algún homenaje, como la última entrevista
del inolvidable Feliciano Fidalgo, que es por sí misma la encarnación de todo un
género, el forma-
to pregunta-respuesta que llamaríamos de }shock} o instantánea fotográfica del
personaje, que ahora cultiva con el mismo acierto Karmentxu Marín, y piezas de
Carlos Mendo, que ahora que se ha jubilado está más activo que nunca -el
desencadenamiento de la 238 7 Guerra del Golfo-, Rosa Montero -la entrevista
a Nixon-, Patxo Unzueta -un análisis sobre la coyuntura vasca que es como el
compendio de tantas que ha escrito-, y Santiago Segurola -un género de nuevo
cuño que podríamos calificar de periodismo deportivo -científico-. No cuesta ni
pizca justificar lo que sale; pero aterra pensar en todo lo que no; ya dije que esto
no era una antología.
Y una curiosísima pieza final, que no ha sido tomada de ningún periódico, y me
fue presentada como trabajo de curso en un seminario celebrado en la
universidad UNAB de Bucaramanga (Colombia). Su inclusión aquí me parece
justificada, aparte de por la calidad del texto que firma Alejandro Higuita,
porque, con el misterio de la perfección, puede que sea el único texto que jamás
haya leído que responda sin resquicios al concepto ferozmente teórico de lo que
defino como reportaje de escenario. Estar allí para ver, oír y contar. Sin nada
alrededor. Un recordatorio.
Iv

I Internacional / 2 }El País}, domingo 20 de enero de 1985

Entrevista con el líder cubano Con ocasión de una visita a La Habana, el


director de }El País} fue recibido por el presidente del Consejo de Estado y de
Ministros de Cuba, comandante Fidel Castro. En el curso de su entrevista, que se
prolongó por más de tres horas, Castro sugirió a Juan Luis Cebrián que le
acompañara en su viaje a Managua para la toma de posesión de Daniel Ortega
como presidente de Nicaragua. Ello dio oportunidad al periodista de conversar
también durante el viaje en avión, y más tarde en torno a una mesa en la capital
nicaragüense. La entrevista que hoy publicamos es el resumen, pues, de largas
horas de diálogo.
Dada la manera peculiar como éste se desarrolló, no se utilizaron grabadoras ni
se tomaron notas durante el 239 9 mismo. Las palabras entrecomilladas en el
reportaje y puestas en boca de Castro han sido, no obstante, revisadas por él.

"América Latina está en una situación explosiva"

Declaraciones a El País del presidente cubano, Fidel Castro

Juan Luis Cebrián "Menoyo es tan cubano como yo y yo soy más


español que él". Bajo su visera verde oliva, a la que parece estar
indisolublemente unido como los vaqueros al sombrero tejano, Fidel
Castro gesticula suavemente. Es un hombre tímido, de hablar pausado y
cuidadoso, dubitante al principio, acorazado en su inmensa corpulencia y en su
proteica verbosidad, que le hace pasearse con sus interlocutores lo mismo sobre
los beneficios de nadar con aletas -"se hace más esfuerzo en menos tiempo y se
oxigena hasta el cerebro"- que sobre el plan de reconversión industrial en
España. Su despacho del Consejo de Estado, junto al edificio del Comité Central
del Partido Comunista, lo preside un formidable retrato de Camilo Cienfuegos,
un cuadro que huye de la figuración hacia el abstracto. Le comento que me ha
sorprendido cómo en la isla el comunismo no ha cometido los atentados
moscovitas contra la plástica y el sentimiento estético. Otro día estaremos
sentados en su avión -por imprevista invitación suya-, rumbo a Managua, o en
torno a una mesa comentando la situación en Centroamérica, cuál será el menú
que mañana ofrecerá a los comandantes sandinistas y qué significa el leninismo
en la revolución.
A sus 58 años, Fidel tiene todas las características del seductor y todas las
condiciones del líder. Lo mismo en público que en las conversaciones privadas,
sabe dar siempre con el tono y el contenido de lo que los demás le quieren oír.
En su favor juegan un indudable atractivo físico y una humanidad real, mitificada
con el 239 11 paso del tiempo y el peso del poder.
A veces me recuerda las memorias de algunos emperadores de Roma que
escribían, gobernaban, guerreaban, disfrutaban, administraban y decidían la
historia, todo a la vez. El imperio viajaba con ellos como con Castro viaja la
revolución. Nada sucede si él no lo imagina personalmente, y lo mismo organiza
una conferencia de los }no alineados} que un festival de cine. Motivos de
seguridad, y esa incontenible afición suya a ser protagonista de su propio
espectáculo, le han llevado a una organización vital tan arbitraria que todavía
sigue sorprendiendo a sus más antiguos colaboradores. Éstos no se
acostumbran aún a ver llegar al comandante sentado en un }jeep} de su escolta
como un soldado más, camuflado así contra las eventuales balas de la CIA.
Trabajador infatigable, es noctívago y duerme bastante poco durante el día. La
vitamina C le ayuda a mantenerse en vela hasta las seis de la mañana, hora en
la que sus ministros, los embajadores y dignatarios extranjeros, o sus amigos,
deciden atreverse a pedirle permiso para irse a la cama. Los que le rodean (casi
todos, si no todos, antiguos compañeros de Sierra Maestra) le temen tanto como
le quieren, y parecen quererle mucho. Algún día alguien escribirá, sin fervores
de afiliado ni fobias de perseguido, el retrato de este guerrillero que, a base de
no ser otra cosa, merecerá en la historia los honores de hombre ilustre.
"Después de la revolución, inmediatamente después, teníamos muchos presos
políticos. Quince mil, creo, pues
había más de 300 organizaciones contrarrevolucionarias apoyadas por Estados
Unidos. Hoy quedan aún unos 300, e irán saliendo según cumplan condena.
Algunos de ellos no han salido antes de cumplir la sentencia, como ocurrió con
la inmensa mayoría, porque acumulan faltas de indisciplina en la cárcel, se
niegan a vestir el uniforme del penado o a cumplir otras normas. Nosotros nunca
les hemos obligado por la fuerza. Menoyo está entre ellos. Hay que tener en
cuenta 239 13 que la revolución se tenía que defender, se tiene que defender.
Pero nosotros, contrariamente a lo que sucede en otros países revolucionarios,
somos partidarios de que quien no esté de acuerdo se pueda marchar. La
revolución es tarea voluntaria de hombres libres. No queremos tener a los
contrarrevolucionarios dentro. Yo ya expliqué en mi escala en Madrid, en febrero
pasado, que Menoyo es un terrorista. No podemos liberarle para que a las dos
semanas se encuentre en Miami otra vez dirigiendo Alfa 66.
Su estancia en la cárcel le ha conferido además un carácter de mártir para sus
seguidores. Pero mantengo la promesa que también hice en Madrid; nos
ocuparemos de este asunto _"más adelante_", a su debido tiempo. Hay que
tener en cuenta que para mí también es difícil de explicar aquí a nuestro pueblo
la decisión de soltarle; y el año pasado ha estado rodeado de tensiones, de
amenazas internacionales.
Una situación más relajada permitirá decisiones en este terreno. Por lo demás,
ya sé que nació en Madrid, pero para nosotros es cubano. En cuanto a su
participación en la primera hora de la revolución, es indiscutible. Su hermano
fue un héroe. Pero él estaba en el Escambray en el tercer frente, y no pegó un
solo tiro hasta que cayó La Habana. Yo me encontraba tan preocupado entonces
con la situación que tuve que enviar al Che para esa región porque no estaba
seguro de lo que haría aquella gente. Los llamaban los }comevacas}: decían
que se dedicaban a pedir comida a los campesinos y no arriesgaban luego ni
esto. Se otorgaron los grados militares que quisieron y yo los respeté al triunfo
de la revolución. Más tarde, Menoyo marchó a Miami y creó una organización
que realizó numerosos ataques piratas contra embarcaciones pesqueras e
instalaciones civiles cubanas. Luego se infiltró con un grupo armado en las
montañas de Oriente. Aquella acción costó la vida a varios milicianos
campesinos cuyos familiares no lo olvidan. Menoyo se rindió a los pocos días al
verse rechazado por la población y perseguido por los propios cam239 15
pesinos. Habló por televisión y confesó públicamente su estupidez. Le cogieron,
le juzgaron, y hasta hoy".
Han pasado más de 20 años de aquella historia. Menoyo sigue en la cárcel.
"Pero Alfa 66 sigue existiendo.
Yo quiero ayudar a Felipe, y sé que el }caso Menoyo} se está convirtiendo en
España en un tema de política interior. El Gobierno español conoce nuestra
disposición a cooperar con el
proceso democrático español. En el tema ETA, por ejemplo, se nos solicitó por
las autoridades de Madrid que aceptáramos en nuestro país a seis de ellos que
habían sido expulsados de Francia a Panamá, que aceptó recibirlos sólo por unos
días, y sin que ningún otro país estuviera dispuesto a hacerlo. Esto para nosotros
constituía un riesgo político, pues no queremos ser ni cómplices ni carceleros de
los }etarras}, ni inmiscuirnos en los asuntos internos de España. Podíamos ser
víctimas de acusaciones en uno u otro sentido. Sin embargo, por ayudar a
encontrar una solución aceptamos recibirlos por un período de seis meses, que
por cierto ha transcurrido ya. Los de ETA constantemente nos están pidiendo
contactos con el partido para exponer sus puntos de vista políticos. No lo hemos
hecho ni queremos hacerlo para mantenernos totalmente al margen. Pero, por
otra parte, tampoco podemos impedir que vengan gentes de España, del País
Vasco, a verles, porque no están presos. Y supongo, como es lógico, que se
intercambiarán mensajes. Es una situación delicada para nosotros, que no
tenemos necesidad de vernos envueltos en estos problemas".

El diálogo con EE'UU.

Desafiar durante 26 años el poder de Estados Unidos, a sólo 70 millas de las


costas de Florida, no es cualquier cosa, aun contando con la abundante ayuda
soviética que se ha volcado sobre la isla durante este cuarto de siglo. A juzgar
por sus palabras, Fidel parece dispuesto a establecer algún tipo de diálogo más
fluido con 239 17 la Administración norteamericana. Un reciente acuerdo
sobre inmigración firmado con el Gobierno de Reagan puede abrir, a su juicio
"perspectivas de ulteriores soluciones a problemas pendientes".
"Al principio temimos que se tratara sólo de un gesto electoral, con vistas a los
comicios de noviembre.
Cuando vimos que después de la victoria de Reagan continuaba por parte de
Estados Unidos el interés en las negociaciones, comprendimos que había una
disposición y negociamos en un marco de serenidad, flexibilidad y respeto.
Quizá es la señal de un nuevo clima. Por supuesto, no vamos a arrodillarnos ante
ellos; han aprendido a respetarnos. Durante la negociación del reciente acuerdo,
un avión espía violó el espacio aéreo cubano y nosotros interrumpimos las
conversaciones hasta que quedó debidamente esclarecido que no existía el
propósito de intimidarnos o presionarnos. A ellos les interesaba resolver el
problema de los considerados }excluibles} para residir en EE'UU., entre los que
viajaron a ese país por el puerto de Mariel. Tal vez tengan dificultades legales
internas en cumplirlo: los abogados de los que quieren devoler a Cuba están
presentando recursos ante los tribunales americanos, y no está tan claro que en
todos los casos puedan lograr devolverlos, pero no ya porque Cuba obstaculice
su regreso.
Un número de cubanos, por otro lado, podrá viajar cada año a EE'UU. para
reunirse con sus familiares. Ha sido, sin duda, un paso constructivo".
Cuando le pregunto si piensa que ello se enmarca en el nuevo ambiente de
distensión internacional responde:
"Hemos observado atentamente las conversaciones Shultz-Gromiko en Ginebra:
el comunicado conjunto es muy positivo. !Quién sabe si Reagan intenta pasar a
la historia como un presidente de paz! Esto concierne tanto a los intereses de
Estados Unidos como al resto del mundo. En cualquier caso, nunca antes se
había sugerido como ahora la posibilidad de hablar de la total desaparición de
las armas nucleares. Este clima de distensión 239 19 nos favorece también a
nosotros".
Se multiplican las visitas de periodistas, intelectuales y simples turistas
norteamericanos a Cuba. La semana pasada, tres miembros del Congreso -un
republicano y dos demócratas- llegaron a La Habana para mantener
conversaciones sobre cómo mejorar las relaciones entre los dos países. Castro
no ha negado nunca sus deseos de que algo así suceda, pero mantiene a la
población galvanizada y unida ante la amenaza de una hipotética invasión
norteamericana. Lanzado a su compañía de }guerra popular}, está convencido
de que la resistencia de los cubanos haría imposible, por lo costosa en vidas,
una intervención militar del Pentágono.
"Conocí a Jesse Jackson en meses

Ii

recientes y lo considero realmente un político excepcional. Actualmente ocupa el


tercer lugar en las listas de popularidad de Estados Unidos. Se trata de un
verdadero líder y de un hombre muy valioso. Mi temor es que lo puedan
asesinar, como ocurrió con Luther King, y así se lo dije cuando vino aquí.
Debería cuidarse más.
Ahora se propone viajar a Suráfrica, a visitar a Tutu, lo mismo que antes hizo
con el Papa... En cuanto a la Iglesia, no tenemos problemas. Y desde luego no
queremos tenerlos. Su influencia no fue, por lo demás, nunca tan grande en
Cuba como en Nicaragua. ?Sabe lo que le he dicho a monseñor Vega durante la
toma de posesión de Daniel Ortega? Le he invitado a visitarnos. Y he estado por
sugerir que si el Gobierno sandinista le regala un terreno, nosotros le
ayudaremos a construir la catedral de Managua, toda vez que la antigua fue
destruida por el terremoto. Si es preciso traemos microbrigadas de voluntarios
para ello".
Los cubanos en Nicaragua se cuentan por cientos, por miles. Maestros,
médicos, asesores de todo género. El todavía endeble edificio burocrático y el
considerable poderío bélico que los nicaragüenses han conseguido construir 240
21 en estos últimos cinco años hubieran sido imposibles de levantar sin el apoyo
cubano.
"Nosotros somos internacionalistas.
Nuestros médicos están por todas partes, no sólo en Nicaragua; también en
Etiopía, en Angola, en Mozambique, en la República Saharaui. En más de 25
países del Tercer Mundo hay más de 2.000 médicos y técnicos de la salud
cubanos prestando servicios en el exterior. Sí, soldados también. Sería un error
que nos retiráramos de Angola sin la aplicación de la resolución 435 de las
Naciones Unidas, la independencia de Namibia, la retirada de las tropas
surafricanas a su propio territorio y el cese de toda ayuda exterior a las bandas
contrarrevolucionarias mediante acuerdo garantizado por el Consejo de
Seguridad de la ONU. Los angoleños aceptarían nuestra retirada únicamente
sobre esas bases y en forma progresiva. Suráfrica está cerca y Cuba muy
distante. Los angoleños tienen el justificado temor de que Suráfrica, a través de
las bandas contrarrevolucionarias, o de un ataque directo, inicie entonces una
presión bélica definitiva contra el régimen de Luanda. Ya ve lo que ha pasado en
Mozambique después del acuerdo de N,Komati entre Maputo y Pretoria: las
bandas siguen con una enorme actividad. Y las bandas sin Suráfrica son
independientes.
Por eso nuestra presencia en Angola es todavía imprescindible. Naturalmente, si
el Gobierno de Angola nos lo pide, no tardaríamos un minuto en iniciar la
retirada".
"De todas maneras -continúa- no es África lo que debe preocuparle a Estados
Unidos. En África negra no existe la estructura de clases que puede determinar
un estallido social.
Éste, en cambio, sí puede ocurrir en América Latina, donde exigen grandes
masas de campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales y capas medias en
situación cada vez más desesperada.
Hay que estar muy ciego para no verlo. Mire Chile: ni los yanquis quieren ya a
Pinochet. Saben que cuanto más tiempo dure, más peligro de radicalización, de
explosión, hay en el 240 23 país. Mire el Perú: ?qué se va a encontrar Alan
García cuando reciba la banda presidencial? Una situación económica
insoportable, problemas sociales insolubles y una guerrilla en la sierra cuya
creciente actividad nadie sabe explicarse porque nadie saben bien cómo piensa,
qué es y qué se propone Sendero Luminoso. Pero refleja un fenómeno de
inestabilidad y convulsión social sin precedentes en América Latina. Se habla
muchas veces, superficialmente, de la subvención exportada desde el exterior
para explicar estos problemas. No comprenden que las revoluciones no se
pueden exportar, como tampoco evitar cuando un conjunto de factores
incontrolables hacen estallar la sociedad".

El énfasis de los libertadores Crear en América muchos Vietnam.


He ahí el sueño del Che. Ya en los principios de su revolución, antes del
estrechamiento de lazos con la Unión Soviética, Fidel confesaba que su
conciencia de revolucionario le había acercado progresivamente al pensamiento
marxista-leninista y que para él era imposible entender que un revolucionario de
nuestros días no se afin-
cara en él. Pero el aliento original parece venirle de más lejos, de los sueños de
los libertadores, de un concepto global sobre América Latina y sus proyectos de
independencia. Es imposible no reconocer en la aventura castrista -y el régimen
se empeña en enfatizarlo- la revuelta contra la apropiación de la soberanía de la
isla por parte de Estados Unidos al final de su guerra con España. El liderazgo de
Fidel Castro, que un día se extendió por la izquierda europea y los barrios de
estudiantes de París, Madrid, Londres o Roma, busca ahora su concreción en el
continente suramericano.
"América Latina está en una situación explosiva, ya digo. Al subdesarrollo
económico, los graves problemas sociales acumulados, el intercambio desigual,
la exportación de ganancias y la fuga de capitales, que son ya tradicionales, se
suman ahora la crisis internacional, una enorme deuda 240 25 externa, altas
tasas de interés, medidas proteccionistas dictadas por el egoísmo de las
naciones industrializadas y la política imposible que el Fondo Monetario
Internacional aplica. No se pueden exigir esfuerzos de austeridad y sacrificios a
poblaciones que rozan ya el nivel de subsistencia y que han visto descender
vertiginosamente en la última década su nivel de vida. Alfonsín, por ejemplo,
está enfrentado hasta el límite de sus fuerzas a las condiciones que se le
imponen para el refinanciamiento de una deuda de 45.000 millones de dólares
que no es responsabilidad del actual Gobierno ni del pueblo argentino. Lo sitúan
en la alternativa de adoptar medidas que arruinen el proceso democrático o
resistir las exigencias insaciables del Fondo Monetario, las tasas de interés
leoninas y la amortización de una inmensa e impagable hipoteca. Situación aún
más grave debe afrontar Uruguay, con una deuda de 5.500 millones de dólares,
sólo 1.000 millones de exportación por año y el nivel de vida del pueblo reducido
a un 50%. De igual modo, el proceso democrático de Brasil y el nuevo Gobierno
de Neves enfrentarán una deuda de 100.000 millones. En Santo Domingo, el
Fondo Monetario obligó al Gobierno a lanzar al Ejército y a la policía a disparar
contra el pueblo, matando a decenas de ciudadanos. La crítica situación se
repite por doquier. No pagar la deuda es la única alternativa que le queda a
América Latina, y no lo digo por Cuba; es relativamente pequeña su deuda en
divisas convertibles y es de los países del Tercer Mundo que quiere y puede
pagarla, sin que ello entrañe grandes sacrificios. No estoy afirmando, por lo
demás, que el no pago de la deuda sea la solución a los problemas
latinoamericanos; es sólo la condición primera para comenzar a solucionarlos.
En el caso de los bancos privados, los Estados de las naciones industrializadas
pueden perfectamente asumir la deuda, que no es tan elevada si se le compara
con las cantidades ingentes de dinero que se dedican a los gastos militares. En
un solo año 240 27
se gastan en estos fines más que toda la deuda acumulada del Tercer Mundo".

Miedo a volar A mí me pareció que Fidel tiene miedo a volar, aunque no le guste
confesarlo. Vive pendiente de evitar cualquier posibilidad de atentado, y quizá
gracias a eso y a un magnífico servicio de seguridad ha sobrevivido un cuarto de
siglo al frente de su país. Durante el viaje a Managua cambió un par de veces la
ruta para evitar "accidentes sospechosos.
Acuérdese de Torrijos y de Koldós.
Esta vez nos tenemos que guardar también de la artillería antiaérea sandinista",
bromea, "no nos vayan a confundir. Aunque en realidad no hay peligro", me
dice, cuando aterrizamos en Managua, en una pista rodeada de cañones con su
dotación bien pertrechada. "Junto a los sandinistas hay cubanos que saben que
llego en este avión". En Managua, Castro se atrevió con los cancilleres del Grupo
de Contadora.
"México es fundamental, en realidad es la clave. Mientras se mantenga firme, y
hay que decir que su comportamiento está siendo admirable. Contadora seguirá
adelante. La cuestión está en saber que modificaciones del acta se pretenden:
es humillante para Contadora aceptar las pretensiones de Washington respecto
al derecho a establecer bases militares en el área de Centroamérica. Ése es a mi
juicio uno de los puntos más críticos. Hay otros aspectos que han contribuido al
actual }impasse}. Si existe flexibilidad, buena fe y voluntad de encontrar
soluciones políticas, se pueden superar las dificultades que subsisten. En mi
opinión, los problemas relacionados con la verifiación no constituirán obstáculo
alguno, pues a Nicaragua le beneficia más que a nadie.
La misma deberá ser eficiente y práctica, sin que se pretenda reducir a los
Estados centroamericanos a la categoría de municipios intervenidos.
No debe olvidarse además que desde hace tres años se llevan a cabo
hostilidades contra Nicaragua organizadas 240 29 por Estados Unidos desde
bases situadas en países vecinos. Sin embargo, esto siempre se ha negado. ?Y
cómo puede exigírsele a Nicaragua que comience a desarmarse mientras
subsiste una guerra interna que le ha sido impuesta desde el exterior? De no
resolverse adecuadamente el problema de los ocho o diez mil mercenarios que
se encuentran dentro del país, en la frontera con Honduras, el acuerdo de paz
puede convertirse en un N'Komati para Nicaragua. Por lo demás sería irreal
pretender resolver el problema de Centroamérica ignorando a El Salvador. Allí es
indispensable estimular y apoyar el diálogo y la solución política negociada entre
el FMLN-FDR y el Gobierno. Sobre estos temas cambié impresiones en Managua
con los cancilleres de México, Panamá y Colombia, expresándoles mi convicción
de que es posible vencer los obstáculos que subsisten todavía y ofreciéndoles el
pleno apoyo y la cooperación de Cuba".
Iv

De Moscú a La Habana Exuberante, ingenuo a veces, Fidel parece un niño que


quiere todos los juguetes para él. En sus discursos dice muchas cosas que la
Prensa cubana calla -ésta lo calla casi todo en realidad- y en sus esfuerzos,
bastantes frustrados, por diversificar la economía cubana ha desbordado su
imaginación; hay vacas frisonas de Canadá pastando en Cuba y produciendo
leche a precios insostenibles en el mercado mundial; hay quesos que les hacen
competencia, con ventaja, a los franceses, pero que muchos cubanos no pueden
servir en su mesa; hay whisky Havana Club, y no sólo ron, que Fidel se preocupa
de distribuir en las tiendas para extranjeros; y los comandantes sandinistas
tuvieron la oportunidad de probar el primer }foie-gras} experimental, con
gansos criados

241 31

Iii

en la isla, que el régimen castrista ha producido. Estos remedos de autarquía, un


tanto arbitristas y bastante comunes a los países comunistas, hacen disfrutar
visiblemente al líder cubano que no olvida señalar cuáles son los dos grandes
logros de su revolución:
la extensión de la educación y la sanidad gratuitas y de calidad para todo el
mundo. Pero también sabe cuál es uno de sus principales fracasos: la ausencia
de viviendas. Una ley que facilita de manera generosa el acceso a la propiedad
privada de la vivienda parece encaminada a procurar que sean los propios
ciudadanos, y no el Estado, los que se ocupen de la conservación de los edificios
(muchos de ellos, en considerable mal estado).
El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y la presión política
objetiva del partido comunista han llevado así a Cuba a una dependencia
progresiva de la Unión Soviética.
En La Habana cuentan una anécdota imposible de comprobar:
el ex presidente venezolano Carlos Andres Pérez, en el curso de una airada
discusión con Fidel, le espetó su condición de instrumento de los soviéticos, y
éste habría comentado entonces que en realidad era una víctima. Castro habla
poco de la Unión Soviética -o me habló poco a mí durante tres días de
conversaciones-, pero se le ve agradecido del apoyo económico y político que
recibe de ella. Los cuadros del Gobierno, los militares, los técnicos, la clase
dirigente en Cuba, se han formado en Moscú, en Rumanía, en Bulgaria, en
Hungría. El ruso ha sustituido en gran parte al inglés como segunda lengua, y los
esfuerzos de institucionalización del régimen para cuando Fidel falte se han
hecho sobre el calco explícito del modelo soviético: economía centralizada,
controles severos sobre la población. Sin em-
bargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del comandante, cuyo
poder parece por encima de cualquier }aparatchik}. Castro gusta de
presentarse como un revolucionario de 241 33 los de antes de Stalin. Es,
además, un hombre pragmático: la Unión Soviética está demasiado lejos, y
Estados Unidos demasiado cerca de la isla.
"Una condición de todo revolucionario es la de ser realista. Lo importante es
tener el poder y mantener la integridad revolucionaria, pero las
transformaciones sociales no se hacen de golpe. Es más fácil ganar la guerra
que construir la revolución, ésta es una lección a aprender".
Castro fabrica su propia imagen de líder con un cuidado exquisito. En el
espacio de segundos puede ser terrible, humano, cruel, divertido,
transcendente. Quiere saber de todo, hablar de todo, opinar sobre todo;
demasiado distante de la costumbre soviética de sacar un papelito del bolsillo
de la americana y leer las respuestas, siempre conocidas, a preguntas que son
siempre las mismas. Castro habla hasta la inconveniencia, se rectifica 100 veces
sin pudor, pero para mantenerse siempre en una misma dirección.
Es una especie de encantador de serpientes que improvisa
cada vez la sinfonía de su flauta con la seguridad de que el reptil saldrá en
cualquier caso de la cesta.
Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer
esperar durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego
espetarle, al filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión
británica, que espera devuelva Gibraltar a los españoles cuando él sea el primer
ministro, y argumentar al tiempo sobre las dudas que tiene en torno a si debe
teñirse o no la barba -"no me atrevo"-, toda vez que no se la ha de afeitar.
"Gano así 80 horas útiles al año por no tener que rasurarme, es decir,
prácticamente dos semanas de trabajo". Sus ojos escrutan el entorno entre
huidizos y pícaros, buscando sorprender a su interlocutor. Maestro de la
dialéctica, discute consigo mismo a cada instante, pero no parece más
mentiroso que el resto de los políticos, e incluso se muestra más sincero que la
mayoría de ellos.
241 35

La nostalgia de España La lectura de los primeros discursos del Castro victorioso


demuestra bien a las claras que ha sido fiel a su pensamiento durante este
cuarto de siglo y que su pragmatismo le ha apartado en lo esencial de sus
objetivos.
Pero sí de sus nostalgias. España es una que le desborda, aunque no lo confiesa.
En 1962 apareció en directo en la televisión cubana, junto al presidente
Dorticós, acusando a la Embajada española en La Habana de ser un nido de
contrarrevolucionarios y dirigiendo los más duros ataques contra el régimen
franquista. El embajador Lojendio, un falangista con apego a la dialéctica de los
puños, acudió a los estudios durante el discurso y
trató de rectificar al primer ministro. Le dieron 24 horas para abandonar el país.
"Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. Pese a las presiones que tuvo, no
rompió las relaciones diplomáticas y comerciales con nosotros. }No tocar a
Cuba} fue su frase terminante. El gallego supo habérselas. Que se portó bien
caramba".
Enrique Larroque, actual embajador de España en Cuba, nació en La Habana.
Eloy Gutiérrez Menoyo, ex comandante de la revolución cubana, activo
anticastrista y prisionero de Fidel desde hace 20 años, nació en Madrid. A Madrid
vino Ramón Castro, el hermano mayor de la familia -que entregó la finca
paterna al Gobierno de la revolución y hoy dirige una explotación agraria del
Estado-, a "comprar algunas armitas", en la década de los cincuenta, a un
falangista de la guardia de Franco que se llamaba Leoncio "y que resultó ser un
delincuente común, porque ni armitas ni nada". Los españoles mantuvieron la
esclavitud en la isla hasta hace menos de un siglo, y todavía espera un trono
vacío en el Museo de la Capitanía General de La Habana -donde luce una
fotografía de Juan Carlos I, dedicada por él- la llegada de algún rey de España.
Hay demasiada huella de España en Cuba, que se confunde ahora con puñados
de turistas de nuestro país -soportadores de las defi241 37 ciencias del
servicio hotelero- y con el tráfico de los familiares de los }etarras}, las visitas de
intelectuales, los intercambios culturales en auge. Todos allí tienen un español a
las espaldas, o como padre, o como amo. Cuba era la perla del Caribe para los
indianos que la añoraron y el dolor de cabeza para los militares que la
batallaron. Hoy se ha convertido en un verdadero dolor de muelas para
Washington. Pero visto Fidel, su magia de equilibrista, su inventiva
desbaratante, su florentino hacer político, como si fuera un Médicis trasplantado,
uno llega a pensar que los Estados Unidos pueden estar satisfechos de que le
controle la Unión Soviética. Incontrolado, quién sabe adónde iría.

Iv

El Salvador y Costa Rica amenazan con retirarse de Contadora

EE'UU. suspende indefinidamente las conversaciones de Manzanillo con


Nicaragua

Jesús Ceberio, México El diálogo por la paz en Centroamérica ha


entrado en una nueva etapa de crisis. Estados Unidos anunció el viernes casi
simultáneamente la suspensión indefinida de las conversaciones que sostenía en
Manzanillo (México) con el Gobierno sandinista y su
retirada del proceso abierto por el Tribunal de La Haya para dictaminar sobre el
minado de los puertos nicaragüenses. Para completar el cuadro, Costa Rica y El
Salvador amenazan con retirarse de las negociaciones de Contadora si no se
resuelve satisfactoriamente para el primero un confuso incidente ocurrido el 24
de diciembre en torno a su embajada de Managua.
241 39

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, calificó la situación de grave al


confirmar que Washington había notificado por conducto diplomático la
interrupción unilateral del diálogo de Manzanillo. Acusó a la Administración
Reagan de minar en forma gravísima el orden jurídico internacional, de
presionar a los Gobiernos centroamericanos para que boicoteen las gestiones
del Grupo de Contadora.
El Tribunal Internacional de La Haya decidió el 26 de noviembre cursar la
demanda nicaragüense contra Estados Unidos por el minado de sus puertos y,
en general, por la guerra no declarada que lleva a cabo contra ese país. En
virtud de este dictamen convocó a las dos partes interesadas a personarse en el
juicio. El portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg, recordó el
viernes que la Administración norteamericana desconoce la jurisdicción de la
corte internacional en esta materia, y anunció que EE'UU. no participará en
ninguna nueva sesión del juicio que se celebra sobre este caso en La Haya.
Un boletín del mismo departamento notificó poco después la suspensión de las
conversaciones de Manzanillo hasta que se haga una minuciosa evaluación de
sus avances y de las negociaciones regionales que promueve el Grupo de
Contadora. El comunicado rechaza que esta medida suponga una ruptura del
diálogo emprendido a finales de junio a instancias del presidente de México,
Miguel de la Madrid.
Esta decisión ha sorprendido a la cancillería mexicana, que actuó como agente
de buenos oficios en las nueve reuniones celebradas hasta ahora.
Aparte de ofrecer la sede de los encuentros y garantizar la seguridad con
fuerzas de la guardia presidencial y la Marina, el canciller Bernardo Sepúlveda
jugó un importante papel al elaborar la agenda de las conversaciones, previa
consulta con las partes.
El secretario de Relaciones Exteriores declaró el mismo viernes por la mañana,
en un desayuno con periodistas mexicanos, que en el proceso de Man241 41
zanillo se había registrado un "progreso gradual" que calificó de importante y
que su continuidad podría saldar las diferencias entre Estados Unidos y
Nicaragua. Sepúlveda no vaciló en señalar la relación existente entre las
negociaciones de Contadora y Manzanillo, a las que se refirió como "un sistema
de vasos comunicantes".

Reagan devuelve la pelota En ningún momento el canciller mexicano dejó


traslucir que pudiera in-
terrumpirse bruscamente este diálogo.
Pero más grave que la falta de notificación al mediador es que el propio Harry
Shlaudeman, embajador extraordinario del presidente Reagan en
Centroamérica, desconociese la decisión de su Gobierno. Apenas unas horas
antes habló en Caracas sobre los progresos de la negociación bilateral con
Nicaragua.
La interrupción indefinida de Manzanillo se produce justamente dos semanas
después de que los cancilleres de Contadora vincularan públicamente por
primera vez el progreso de sus negociaciones con el avance del diálogo que
venían sosteniendo Estados Unidos y Nicaragua. Washington devuelve ahora la
pelota centroamericana al Grupo de Contadora con todas sus consecuencias.
Las negociaciones regionales atraviesan también por una de sus crisis
periódicas. La última traba se ha tejido en torno a un incidente menor que el 24
de diciembre ocurrió en la Embajada costarricense de Managua. Un desertor del
Ejército nicaragüense, José Manuel Urbina, resultó herido de bala en una pierna
cuando abandonaba la sede diplomática, en la que estuvo asilado desde el mes
de agosto.
San José acusa al Gobierno sandinista de haberlo sacado a la fuerza y exige su
devolución o, como mínimo, que el propio interesado renuncie voluntariamente
al derecho de asilo ante su embajador, sin presiones externas.
Managua replica que la deserción no es materia de asilo y que no hubo violación
de la sede diplomática, ya que Urbina fue detenido después de abandonarla por
decisión propia.
El premio Nobel argentino, Pérez Esquivel, y el socialdemócrata alemán Hans
Wischnewski, se entrevistaron individualmente la semana pasada con Urbina
Lara, que se encuentra en prisión. De sus contradictorias declaraciones parece
deducirse que al atardecer del día de Nochebuena decidió salir de la embajada a
instancias de una amiga que parece haberse volatilizado. Ésta le habría
convencido de que no iba a ser detenido en una fecha tan especial.
Al darse cuenta de que la policía le esperaba fuera de la sede diplomática,
Urbina Lara intentó retroceder, produciéndose un forcejeo con los guardianes en
el que resultó herido de bala.
Medios diplomáticos vinculados al Grupo de Contadora no entienden qué
Managua haga cuestión de Estado de un hombre que no supone ninguna
amenaza para su seguridad, y cuya captura se urdió probablemente en alguna
oficina menor de la policía.
Iv

El País

Director: Juan Luis Cebrian Diario Independiente de la mañana Madrid, domingo


27 de febrero de 1983

La pugna por el Mediterráneo


En los últimos meses el gobierno de Washington se ha visto obligado a
renegociar la situación de sus bases en España, Portugal y Grecia / Páginas 6 y
7.

Niña en China, una tragedia

La campaña oficial de control de natalidad refuerza la tradición secular que


considera una desgracia no tener hijos varones / Página 31.

242 45

Los aristócratas de la fe pública

El proyecto del Gobierno de controlar más la actividad de notarios y


registradores no ha sido bien recibido por unos profesionales liberales. / Páginas
18 y 19.

El calvario de "La Passió" de Olesa de Montserrat

El incendio que destruyó el Gran Teatro interrumpe una tradición centenaria. /


Página 23.

Presunto delincuente muerto en Madrid por disparos de un policía municipal. /


Página 25

El Ayuntamiento de Bilbao, obligado a reeditar el libro que mandó a la hoguera.


/ Página 34

Iv

Histórico encuentro entre Hassan Ii y Chadli Benyedid

El rey Hassan Ii de Marruecos y el presidente Chadli Benjedid de Argelia se


entrevistaron ayer en la pequeña localidad argelina de Akid Lutfi, fronteriza con
Uxda (Marruecos), en el primer encuentro que celebran los jefes de Estado de
los países en los nueve últimos años. La entrevista reviste un carácter histórico
en las relaciones de esos dos Estados magrebies, en confrontación recurrente
desde la independencia de Argelia, en 1962. El conflicto del Sahara, iniciado en
1976, abrió un frente más importante aún entre ambos.
La coincidencia de esta fecha con el séptimo aniversario de la proclamación de
la RASD por el Polisario parece sugerir que si la normalización de las relaciones
bilaterales entre Argel y Rabat es muy posible, todavía queda, sin embargo, un
largo camino que recorrer para la solución del conflicto del Sahara. Con respecto
a 242 47 este último, Argelia sigue reclamando que Marruecos se entienda
directamente con el Polisario, mientras que en Rabat se atienen a las
estipulaciones del proyecto de referéndum de autodeterminación para el
Sahara.

Designado el máximo órgano


de control de Rumasa

El Gobierno ha designado el Comité de Administración de Rumasa, que contará


con dos grandes divisiones: la financiera y de seguros, y la no financiera, que
estarán a cargo de Juan Antonio Ruiz de Alda, director del Fondo de Garantía de
Depósitos bancarios, y de Ricardo Goytre, director general del Banco de Crédito
Industrial, respectivamente. En el Comité estarán, también, Javier del Moral y
Raimundo Ortega -directores generales del Tesoro y del Patrimonio- y Jaime Isac,
coordinador de los administradores de Rumasa.

Iv

Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País

"No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos"

Joaquín Estefanía Moreira, Madrid "Yo no estoy en lucha contra el Gobierno,


porque es mi Gobierno, el de todos", afirmó ayer en una larga entrevista
concedida a }El País} José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que
la pasada semana el grupo fuese expropiado por una decisión del Consejo de
Ministros que se materializó en decreto-ley. Este hombre, que alguna vez se
definió como más empresario que banquero, que era un }outsider} en la
comunidad financiera española, aseguró una y otra vez, con gran vehemencia,
que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la justicia, y que está
"absolutamente convencido de que Rumasa hubiese continuado funcionando
normalmente si no 242 49 hubiera habido expropiación". Por todo ello declara,
ante el desarrollo de los acontecimientos, que "me quedo frío, atónito, aturdido,
no sé nada, no entiendo nada, no conozco nada, ni sé el móvil, ni sé lo que se
persigue con ello, ni cuáles son los fines".
Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones que se le plantearon durante la
entrevista, excepto a las siguientes: ?Cuál de las empresas perdidas le duele
más?, ?cuál ha sido su principal error?, ?qué cantidad de dinero piensa
recuperar vía justiprecio o, en su caso, vía indemnización?, ?cree posible que se
repita con Rumasa el caso del diario }Madrid}?, ?qué tipo de defensa va a
emplear para desbloquear la situación de hecho en que se encuentra el }
holding}? y ?tiene usted capacidad de reacción o está ya derrotado? Estuvo
presente e intervino en la entrevista el asesor de Ruiz-Mateos, Alejandro
Rebollo.

Iv

}Pregunta}. Excesiva concentración de riesgos en los bancos de Rumasa,


desproporción entre el valor contable y el valor real de su patrimonio, resultados
inflados, deudas tributarias
elevadas... Estas han sido algunas de las acusaciones lanzadas por el ministro
de Economía y Hacienda sobre Ruiz-Mateos. ?Con qué datos concretos puede
responder usted a estas cuestiones? ?Cree que es justa la calificación de
heterodoxia que se le suele atribuir? }Respuesta}. El ministro de Economía y
Hacienda ha lanzado, efectivamente, muchas acusaciones y ha facilitado
algunos datos que no son tan concretos ni contundentes como pudiera parecer a
primera vista. Quienes tengan una cierta preparación en materia económica y
contable, saben que las apreciaciones del ministro son en buena parte
subjetivas y, desde luego, incompletas. Me pide usted datos concretos que
excederían el marco de una entrevista periodística, y que en este momento, por
razones obvias, no le puedo facilitar puntualmente. Pe242 51 ro, en cualquier
caso, opino que los números, las partidas y los conceptos contables sólo pueden
discutirse con los libros y los documentos sobre la mesa.
Respecto a la presunta calificación de "heterodoxo" en mi forma de llevar los
negocios, ?qué quiere que le diga? Si heterodoxia es salirse de lo que en cada
momento se entiende como ortodoxo, creo que la humanidad habría avanzado
poco si no hubiera habido gentes que abandonaran la norma establecida.
Considero innecesario citarle ejemplos... Lo importante, para mí, es el fin
perseguido, y en eso entiendo que la palabra heterodoxo no constituye, en
absoluto, una descalificación personal. Ahora bien: una cosa es heterodoxia y
otra muy distinta es ilegalidad. Es imprescindible no confundir los términos.
}P}. A pesar de que no pueda ser muy concreto, sí podrá comentar algo sobre
la gigantesca discrepancia a la hora de valorar los patrimonios entre su propia
organización y el ministro en cuestión. Miguel Boyer citó Galerías Preciados...
}R}. Una empresa extranjera que venga a España a montar un negocio estilo
Galerías Preciados, y traiga para ello 50.000 millones de pesetas, los deposita en
un banco y comienza.
Yo le digo que con esa cifra tan abrumadora no tendría suficiente, ni muchísimo
menos, para comprar los treinta solares, las treinta edificaciones, las treinta
instalaciones más lo que representa de organización, más el fondo comercial, el
nombre, la imagen... de Galerías. Nada de eso se improvisa. Tardaría mucho
tiempo en llegar a unas Galerías Preciados que ha pasado de unas pérdidas de
7.000 millones a estar prácticamente equilibradas el pasado año, totalmente
reflotadas. El presupuesto que este año tenía el grupo Galerías, con Marcol,
Mantequerías Leonesas y Sears era de 80.000 millones de pesetas.
En el sector de vinos, en los seguros, en construcción, en grandes almacenes,
pasa lo mismo. ?Es que todo esto no vale más de lo que el ministro 243 53 ha
dicho? ?Cómo se puede apreciar todo esto? Posiblemente, y aunque toda-
vía no estaban terminados todos los presupuestos, el global del grupo era de
400.000 millones de pesetas. ?Qué puede valer un grupo que es propiedad de
un }holding}, es decir, que no son empresas participadas ni minoritarias, que
factura 400.000 millones de pesetas? ?Cómo se puede hablar de cifras de
alrededor de 5.000 millones de pesetas? Me quedo frío, atónito, aturdido, no sé
nada, no entiendo nada, no conozco nada, no sé el móvil, ni qué es lo que se
persigue con ello, ni cuáles son los fines. Yo no soy más que un empresario que
todo lo que he hecho en mi vida ha sido trabajar con dedicación plena, con un
espíritu de sacrificio total, y no precisamente con un ánimo de lucro.
Cuando hay ánimo de lucro se actúa de manera diferente. En la conferencia de
Prensa del pasado martes dije que una de las cosas más tristes que se oyen en
este país es que la mejor inversión que se puede hacer es pagar una cantidad
de dinero para despedir a un trabajador. O que se invertirá en cualquier cosa
que no tenga obreros.
Yo no soy solidario con estas afirmaciones ni con quien las hace. Si todos
pensásemos de la misma manera, yo no sé qué iba a ser de este país.
Nosotros, tras diez años de crisis mundial, no hemos cejado en nuestro intento
de hacer algo positivo por miles y miles de personas, que no son sólo las
personas que trabajan en el grupo ni las familias que dependen de ellas, sino la
cantidad de proveedores, suministradores, gente que pone sus ahorros en
Rumasa. Si la gente pone una confianza ciega en Rumasa, creo que la gente no
es tonta, la gente tiene un sentido, algo de positivo está viendo en las conductas
de quienes dirigimos Rumasa. ?Es tan difícil de apreciar y de valorar esto, con
independencia de los propios activos? ?Se puede decir de golpe "esto no vale
nada" y en virtud de cuatro cifras frías, que no sabemos de dónde salen, y en
veinticuatro horas se destruye toda la labor de veintitantos años de trabajo,
donde tanta gente ha colabo243 55 rado con un empeño y un entusiasmo tan
grande? Es algo insufrible, es algo que no tiene sentido, es algo que no se llega
a comprender para nada. Un día a lo mejor lo entiendo; hoy por hoy estoy
completamente atónito.
Estoy hablando con el corazón, y lo que más me importa de todo son las
personas. Cuando se va con ánimo de lucro ni interesan las personas, ni
interesan los puestos de trabajo ni las inversiones, ni complicarse la vida, sino
solamente decir aquí pongo dos, me dan cuatro, lo acumulo, lo guardo y de esto
vivo.

"No sé si he cumplido el corsé estricto de la legislación"

Yo no sé si he cometido errores o no los he cometido, si me he pasado más o


menos; si he cumplido el corsé de la legislación en el sentido estricto de las
comas y de los puntos.
Lo único que me ha movido es un afán noble, digno, con un coraje y con un
ímpetu enorme de hacer algo positivo,
bueno, que redunde en beneficio del país. ?Sabe lo que más me preocupa? Me
preocupan los obreros de Rumasa, el personal adicto e incondicional de
primerísima talla que no tiene precio y que no tiene valor material. Me preocupa
que toda la gente que ha puesto sus intereses saliesen perjudicados en lo más
mínimo. Esto es algo insufrible para mí.
A pesar de todo lo que ha pasado, me siento orgulloso, feliz, satisfecho,
convencido -y ésto no va a quitármelo nadie de la cabeza- de que he
contribuido, junto con el equipo que me ha rodeado, de haber hecho algo serio,
noble y grande para este país.
Me encantaría que, con independencia de mis intereses personales, y vaya a las
manos donde vaya a parar Rumasa, lo sigan llevando con ese mismo cariño, con
ese mismo entusiasmo, con esa misma entrega y generosidad y con esa misma
eficacia que han sabido llevarla nuestros hombres.
}P}. ?Y sobre la excesiva concentración de riesgos? }R}. Para calificar los
riesgos concentrados en las propias empresas 243 57 hay que saber en qué se
sustentan. Si se descansaran en unas parcelas de zona verde no tiene valor,
pero hay que apreciar que en este caso los riesgos descansan en empresas muy
importantes, con una actividad muy significativa, con una facturación de mucha
consideración y que además son operaciones normales con empresas que se
conoce, que están ahí, que se pueden tocar.
}P}. También se ha afirmado que los beneficios no existían y eran más bien
pérdidas.
}R}. (Alejandro Rebollo) Efectivamente, se ha afirmado que frente a más de
6.000 millones de beneficios que se daban en 1981, hay 9.000 millones de
pérdidas después de los ajustes. Pero no se dice que durante muchos años
Rumasa reinvierte todos sus beneficios. Y esto es demostrable. ?Para qué, pues,
Rumasa se va a inventar unos beneficios que no existen?

"No hay deuda tributaria hasta que lo digan los tribunales" Iv

}P}. Por último, sobre las acusaciones concretas, ?es cierta la deuda tributaria
del grupo por más de 20.000 millones de pesetas? }R}. En primer lugar le digo
que no me consta esta cifra. Los datos de las actas recurridas son muy
inferiores, pero de lo que no cabe duda es de que en este volumen enorme de
empresas, por poco que sea en cada una, a la hora de recurrir y discutir, si suma
todo ello hay que ver qué importancia tiene la cifra resultante en relación a la
que se paga. Además, entiendo que no hay deuda tributaria hasta que los
tribunales ante quien están recurridas las actas levantadas por la inspección en
muchas empresas digan su palabra. Mientras tanto, es un acta en
disconformidad, cosa perfectamente hacedera en un Estado de derecho. Dar la
cifra de 20.000 millones, y nada más, es decir una parte mínima de la verdad.
Diga usted también que en el año 1981 se pagaron
del orden de 15.000 millones de pesetas en impuestos. Diga usted también que
esos cerca de 20.000 millones de 243 59 pesetas, en el supuesto de que
fueran ciertos, obedecerán, lógicamente, al período de prescripción fiscal, que
es de cinco años. Se enfrenta así una cifra de 20.000 millones

Iii

por cinco años con un volumen de pagos al Estado de 15.000 millones en 1981.
Esto tiene una dimensión de relativismo en cuanto a las cifras, y relativismo en
cuanto a la decisión de los tribunales. Por otra parte, Rumasa desde el primer
momento ofreció la colaboración para estudiar en profundidad cada tema
tributario, negociando con el Ministerio de Hacienda. Ello se hizo por escrito,
siendo García Añoveros ministro. Hacienda contestó diciendo que estaban
conformes en examinar toda la problemática fiscal del grupo, en encontrar unos
cauces para determinar cuál era la deuda fiscal de verdad y establecer unos
plazos y unas formas de pago.
}P}. ?Entiende usted que Rumasa es la primera pieza del dominó de las
nacionalizaciones socialistas? ?Es el Gobierno actual un lobo con piel de oveja? ?
Le ha defraudado Felipe González? ?Qué opina de Miguel Boyer? }R}. Yo no soy
un político, y esas preguntas son políticas. Yo sólo soy un empresario que he
trabajado toda mi vida para crear y consolidar una serie de empresas que ahí
están, dando trabajo directo a 60.000 hombres y colaborando con cerca de un
2% al producto interior bruto.
Por otra parte, yo no estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno,
el de todos. Solamente creo que tengo la obligación de defenderme con los
instrumentos que me dé el derecho, y eso debo hacerlo por mí, por mi familia y
por las propias empresas de Rumasa y los hombres y mujeres que las
componen.
}P}. Todo el escándalo comenzó hace algunas semanas, cuando se hicieron
públicas sus desavenencias con la firma auditora Arthur Andersen. ?Por qué
desobedeció sistemáticamente las recomendaciones del Banco de España 244
61 en este aspecto? }R}. Rumasa encargó a la firma Arthur Andersen la
auditoría de un centenar largo de las empresas y de la totalidad de los bancos
del grupo.
Como usted sabe muy bien, se trata de una prestación de servicios en la que,
lógicamente, el cliente tiene el legítimo derecho de poner reparos al trabajo
realizado o en vías de realización. Es una práctica normal que no puede extrañar
a nadie. En el caso que nos ocupa hubo, efectivamente, alguna divergencia de
opiniones que, justo es decirlo, mereció en todo momento la natural
comprensión de la prestigiosa firma. Buena prueba de ello es que Arthur
Andersen nos había entregado ya la documentación correspondiente a un
centenar de empresas totalmente auditadas y en la que se demuestra que la
contabilidad re-
flejaba fielmente la realidad patrimonial, y estaba a punto de facilitarnos la de
otras cuarenta y tantas. La documentación facilitada por Arthur Andersen fue
entregada inmediatamente al Fondo de Garantía de Depósitos y, que yo sepa,
no ha merecido ningún tipo de reparos.
En cuanto a la auditoría de la división bancaria del grupo, los trabajos habían
sido suspendidos para la formalización de un }status repport} o informe de
situación explicativo del trabajo realizado y del que quedaba por realizar en
cada uno de los bancos. Este informe de situación, que habíamos solicitado a
principios de diciembre de 1982, se empezaba a entregar precisamente en los
días inmediatamente anteriores a la expropiación.
Debo hacer constar que el Fondo de Garantía de Depósitos había emplazado a
los bancos del grupo Rumasa a que indicasen antes del 10 de marzo de 1983 la
fecha de terminación de sus auditorías, fecha que, evidentemente, aún no ha
llegado.

"No hubo desobediencias con el Banco de España, sino discrepancias"

244 63

Otro tema es lo que apunta sobre una presunta desobediencia a las


recomendaciones del Banco de España. No ha habido tal desobediencia, sino
una serie de discrepancias -legítimas, por otra parte- en relación con unos
plazos que tanto nosotros como la firma Arthur Andersen consideramos
insuficientes para la realización de una tarea tan amplia y compleja como es la
auditoría seria y completa de dieciocho bancos con cerca de 2.000 oficinas y del
orden de cuatrocientas empresas. Estimo que di algunas razones en este
sentido en la conferencia de Prensa que tuvimos el pasado martes.
}P}. ?Teme ir a la cárcel? ?En sus previsiones inmediatas figura la de
marcharse al extranjero? }R}. No temo ir a la cárcel por la sencilla razón de que
tengo plena fe en la justicia y en la rectitud de intención de nuestras
autoridades. Para condenar a alguien primero hay que juzgarle, y yo tengo mi
conciencia tranquila y la seguridad jurídica que depara vivir en un Estado de
derecho como es España. Lo de marcharme al extranjero, prefiero pensar que se
trata de una presunción tan ligera como desprovista de fundamento.
}P}. Antes de la expropiación, durante mucho tiempo siempre se habló en voz
baja del sueño de Ruiz-Mateos de concentrar Rumasa con el Banco Español de
Crédito...
}R}. El Banco Español de Crédito es una institución de sólido y merecido
prestigio. El supuesto de concentración que usted plantea sólo hubiera podido
ser soñado por los rectores del primer banco privado nacional, y por eso debería
preguntárselo a ellos. Las circunstancias hacen que las previsiones de algunos
analistas del real decreto-ley de expropiación
tiendan a concluir que algunos de los bancos del grupo Rumasa pudieran ser
adjudicados al Banesto, con lo cual se produciría en una pequeña parte esa
concentración.
}P}. ?Estaría dispuesto a comenzar otra vez de nuevo? ?Cuáles son sus
actuales objetivos? }R}. Rumasa empezó, hace veintiún 244 65 años, con un
capital de 300.000 pesetas. Si después de todo esto tuviera que empezar de
nuevo, lo haría con la misma ilusión de entonces. Pero ahora no es esa la
cuestión.
?Mis objetivos actuales? Ayudar en lo que pueda a que todo este problema,
que yo no he planteado, se resuelva en un marco de serenidad y de justicia.
}P}. ?Cómo se enteró usted de que le habían expropiado? ?Es cierto que fue a
la misma hora que el resto de los ciudadanos? }R}. Absolutamente cierto.
Conocí la noticia por la televisión. Estaba hablando con mis hijos y llegó una hija
corriendo porque la había llamado su novio y le había dado la noticia de la
televisión.
}P}. ?Cuál fue su primera sensación? }R}. Para mí fue una sorpresa enorme...
Si la voluntad de Dios es esta, amén. Ahora, esto es en un plano sobrenatural y
de proyección en el que yo creo. En el orden humano no entiendo nada.
}P}. Si la expropiación no hubiera ocurrido, ?Rumasa hubiera
continuado funcionando normalmente? }R}. Absolutamente. Absolutamente
convencido. A no ser que la crisis internacional se hubiera llevado por delante no
a Rumasa, sino a todo el sistema financiero español. Si de verdad yo me hubiera
sentido inquieto en algún momento determinado, hubiera acudido a las
autoridades monetarias a manifestarles mi preocupación ante el peligro de
defraudar a tantos miles de personas que dependen de Rumasa. Se hubieran
arbitrado fórmulas adecuadas con equilibrio con ambas partes, como se ha visto
en crisis bancarias anteriores, en que se han dado soluciones.
Cuando yo no he acudido a estas soluciones es porque no hemos visto su
necesidad. Una prueba de la solvencia del grupo bancario es que a todas las
retiradas de fondos que se produjeron a partir del día 17 se hicieron frente con
los fondos de los bancos de Rumasa, cumpliendo además todos los coeficientes.
Por todo ello, reitero una vez más que no entiendo nada, no sé nada, pero 244
67 lo que mantengo y repito hasta la saciedad es que no ha habido motivo en
absoluto para tomar las medidas que se han tomado. Estoy perplejo, atónito, y
espero que con el tiempo podré entenderlo.
}P}. Las declaraciones de solidaridad con Ruiz-Mateos del resto de la banca
privada y de las organizaciones empresariales han sido escasas.
?Qué opina de esta soledad? ?Se ha sentido alguna vez un }outsider} dentro del
sistema financiero español? ?En qué zonas de la sociedad va a encontrar usted
los principales apoyos para salir adelante?
}R}. Mire usted: la solidaridad suele darse con mucha más facilidad entre los
trabajadores que entre los financieros, como es lógico y por razones obvias. No
deseo entrar en análisis de actitudes, que siempre serían necesariamente
subjetivas. Respeto cualquier punto de vista a la hora de contemplar la delicada
situación presente, aunque no lo comparta. Lo importante es sentirse en paz con
la conciencia, y yo me siento en paz con la mía. Algunas declaraciones recogidas
por los medios de comunicación explican suficientemente determinadas
posturas. ?Para qué hablar más de ello? En cuanto a si me siento un }outsider}
dentro de la banca española, puede comprender que, al no ser en estos
momentos banquero por razón del decreto-ley de expropiación, me considero un
}outsider} absoluto.

"Existe la banca comercial, la industrial y Rumasa"

}P}. No obstante, usted siempre se ha sentido un banquero atípico en


España...
}R}. La diferencia de Rumasa respecto a otros grupos bancarios, sin jactancia
de ninguna clase, porque es vocacional, es que existe la banca comercial, la
banca industrial y Rumasa, que es un conjunto de empresas con una gama muy
diversificada de actividades, en las que hay dieciocho bancos. Esto es distinto
del modelo del banco que tiene filiales, que tiene 244 69 participadas. Alguno
no ha llegado a comprender las peculiaridades de este negocio, que tiene un
estilo distinto al resto, pero que ha dado un gran juego. Buena prueba de ello es
que ha crecido durante veintitantos años, y que ha crecido más en los años de la
democracia y en diez años de crisis.
Con independencia de las auditorías, que son métodos modernos en este país, la
banca española, que es sabia, muy experta y ha funcionado siempre bien, se ha
dejado guiar por unos factores que en un período de tiempo determinado
pueden valorarse como buenos o malos.

Iv

Rumasa se ha guiado por otros factores y no ha dejado de cumplir un


compromiso, ni de atender un pago, ni de satisfacer un salario. Y esto bajo la
incomprensión de muchos y sin el apoyo de quien tenía que hacerlo y sin
dependencia alguna del dinero del Estado ni del Banco de España. Aun después
de todo lo que se ha producido, de todos los rumores, nadie ha puesto en peligro
la liquidez del grupo Rumasa.
}P}. ?Qué cree que piensan sus trabajadores y el hombre de la calle a estas
alturas del conflicto desatado en el }holding} de la abeja? ?Cuántos
trabajadores ha despedido durante los años de la crisis económica? }R}. Tengo
plena confianza en lo que piensa la inmensa mayoría de los hombres y mujeres
que durante tanto tiempo han colaborado conmigo en la
hermosa tarea de construir, engrandecer y consolidar Rumasa. Desde los cargos
directivos hasta quienes han desarrollado las labores más modestas saben de
verdad lo que ha sido Rumasa, y sólo ellos son capaces de medir la capacidad
de esfuerzo y entusiasmo compartido por todos en torno al logotipo de la
abejita, tan entrañable para todos nosotros. Estoy seguro de que ellos no van a
dejarse influir por cualquier tipo de informaciones tendenciosas, sensacionalistas
o intencionadamente calumniosas. ?El hombre de la calle? Una reciente
encuesta, 245 71 rigurosamente realizada hace pocos meses, mostraba la
muy favorable opinión que Rumasa merecía al pueblo español.
Por supuesto, es fácil influir en la opinión pública con cierta facilidad cuando
exista el propósito decidido de hacerlo y se disponga de los medios necesarios
para ello.
El dato concreto que me pide sobre cuántos trabajadores han sido despedidos
de las empresas del grupo Rumasa en los últimos diez años es difícil de
contestar. Efectivamente, se han producido algunos despidos, muy pocos
afortunadamente, y siempre por causas graves. Si puedo recordarle que en
1973 el grupo tenía una plantilla aproximada a las 30.000 personas y que al
empezar 1983 contábamos con cerca de 60.000. No me corresponde a mí
comentar lo que supone tal incremento, precisamente en este decenio de crisis
continuada, en el que el crecimiento del desempleo se ha convertido en una de
las más graves preocupaciones en nuestro país.
Iv

"Tengo el patrimonio mínimo imprescindible para subsistir"

}P}. ?A qué atribuye la decisión del Consejo de Ministros de expropiar Rumasa?


?Pensó en algún momento en la posibilidad de expropiación cuando concedió la
conferencia de Prensa del pasado martes? ?Cuándo comenzó su pulso con el
Banco de España? }R}. Voy a ser conciso en una respuesta global para esta
serie de preguntas. Jamás pensé que pudiera ocurrir la expropiación del grupo
Rumasa. No había razón alguna para temerlo. Y estoy en condiciones de poder
afirmar otra vez que sin esta expropiación el grupo Rumasa hubiera continuado
con toda normalidad. No tengo ninguna duda razonable al respecto.
}P}. Tras la reunión de Boyer con los periodistas, en la que asegura que
enviará a los inspectores del Banco de España al }holding} si se rompe con la
auditora Arthur Andersen, ?qué pasa? ?Cuál es la secuencia de hechos? 245
73 }R}. (Rebollo) Boyer propuso a Rumasa sacar un comunicado conjunto con el
Ministerio de Economía, con dos partes: en la primera se decía que Ruiz-Mateos
se comprometía a terminar y a acelerar las auditorías. Esta primera parte se
acepta, sustituyendo las palabras "se compromete" por "mantiene vigente su
compromiso". Boyer acepta ésto. En la segunda parte,
José María Ruiz-Mateos debía autorizar a las autoridades monetarias para poder
llamar y dialogar directamente con Arthur Andersen. Se le responde que no hay
ningún inconveniente, siempre que Rumasa esté presente, pero no acepta.
Boyer dio a Rumasa una hora para repensar su actitud y que firmase el
documento. Esto no ocurrió y se creó un clima de gran tensión.
}P}. ?Cuál es el patrimonio personal del que dispone en estos momentos el
que ha sido considerado el hombre más rico de España? }R}. El mínimo
imprescindible para subsistir.
}P}. ?Quiénes son sus enemigos? ?Qué opina de la instrumentación política del
asunto? ?Cuál es su estado anímico actual? }R}. No me considero enemigo de
nadie, aunque por desgracia no pueda evitar la posibilidad de que alguien pueda
sentirse enemigo mío. Por lo que se refiere a la instrumentación política del
asunto, es elemental que las decisiones del Gobierno son, por su naturaleza,
políticas. Otra cosa es que sean o no acertadas, y el libre enjuiciamiento de las
mismas por los ciudadanos forma parte del sistema democrático. Mi estado
anímico es excelente, porque repito que confío en la justicia.
}P}. Rumasa ha sido el caso enésimo de crisis bancaria en España. Sin
embargo, su resolución ha sido atípica en comparación con todos los
precedentes. ?Se siente discriminado en el trato obtenido respecto a Banca
Catalana, Banco Urquijo y otros muchos? }R}. Ciertamente, la solución dada por
el Gobierno a la presunta y, desde luego, no justificada suficientemente todavía
crisis de Rumasa se 245 75 aleja de las brindadas en otros casos en que sí
existía una situación de crisis perfectamente comprobable. Saque usted mismo
la conclusión adecuada y dígame si existe un trato discriminado.
}P}. Usted es un profundo conocedor de la economía española. ?Cree que hay
en estos momentos otros grupos a los que se les debería aplicar -bajo el
supuesto de la igualdad de oportunidades- la misma terapeútica que a
Rumasa? }R}. Le sugiero que esta pregunta la dirija usted a las autoridades
competentes en la materia, que supongo podrán responderle con todo lujo de
detalles.
}P}. ?Qué necesita para sentirse rehabilitado? }R}. Sencillamente, que este
asunto se aborde, por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, con la
absoluta objetividad y justicia que cabe reclamar de un Estado de derecho.
}P}. ?Por qué cree que no le han concedido a usted las ayudas que va a
emplear el Estado en expropiar, sanear y devolver al sector privado las
sociedades ahora expropiadas? }R}. Esta pregunta no me corresponde
responderla a mí. Lo que sí puedo afirmar, una vez más, es que Rumasa nunca
tuvo ni necesitó ayuda del Estado.
}P}. ?Fueron en alguna ocasión buenas sus relaciones con el Banco de España?
?Alguna vez le amenazaron con nacionalizar el grupo? }R}. El Banco de España
jamás me amenazó con tan grave medida, y tengo la convicción de que la
autoridad monetaria no ha considerado en ningún momento tal posibilidad.
Prueba de ello es que, de haber encontrado irregularidades graves en el grupo,
habría adoptado inmediatamente las acciones cautelares necesarias, y para los
que está plenamente facultada, como ha ocurrido en otros muchos casos fáciles
de recordar.

245 77

Séneca, Gracián y Maquiavelo aconsejan a Ruiz-Mateos

Rodeado de la mayor parte de sus trece hijos y de su mujer, de sus asesores


jurídicos y de sus principales colaboradores en el }holding de la abeja}, José
María Ruiz-Mateos, expresidente de Rumasa, el más grande grupo económico
privado del país, se encuentra voluntariamente encerrado entre las paredes de
su chalé en el madrileño barrio residencial de Somosaguas, desde la madrugada
del miércoles.
Ese día conversaba con algunos de sus hijos en el salón de la mansión cuando
entró corriendo, apenas sin voz, otra de las hijas, para comentar lo que Eduardo
Sotillos, portavoz del Gobierno, acababa de decir por televisión: que Rumasa
había sido expropiada. A la incredulidad sucedió la emoción y más tarde la falta
de entendimiento. Era el fin de un proceso que según el ministro de Economía y
Hacienda, Miguel Boyer, había comenzado en 1978 y que había tenido sus
momentos más tensos el lunes pasado en una reunión de cuatro horas en el
Ministerio de Hacienda.
En ese mismo salón, sesenta y cuatro horas más tarde, Ruiz-Mateos explicaba
ayer a dos redactores de }El País} su aturdimiento. "El tiempo dirá quien tiene
la razón", dijo, pero "por el momento no tengo explicaciones razonables". Sobre
la mesa, la familia Ruiz-Mateos tiene, muy manoseado por el uso, un pliego de
citas de Séneca, Baltasar Gracián, Maquiavelo.
Algunas de ellas definen mejor que nada la personalidad del protagonista:
"Grandeza de ánimo es despreciar las injurias". "Pareció ir sobrepujando el
riesgo que a los grandes hombres los mismos peligros o les temen o les
respetan". "Cuando la fortuna quiere elevar a un príncipe, le suscita enemigos,
lizas, para ejercer su coraje y su industria y hacerle subir más alto grado de
potencia".
En otra mesa lateral, retratos de cada uno de sus trece hijos, del matrimonio,
del Rey Juan Carlos con 245 79 Ruiz-Mateos y un tríptico con las fotografías de
Alfonso Xiii, don Juan y el Rey Juan Carlos.
Ruiz-Mateos observa por los venta-
nales algunos de sus hijos más pequeños corretear por el jardín con la camiseta
del Barça. Para hacerle las fotografías con los familiares los llama dentro de la
casa; tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa que
acampan a la puerta de su casa con potentes teleobjetivos puedan localizarle.
Lo mismo ocurre ante la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con
el periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de
reproducir fielmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras
la larga conversación, Ruiz-Mateos parece más relajado que al principio. "Hablo
con el corazón", dice, y cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de
convencimiento es infinita: cuando habla de Rumasa es un iluminado con pocas
dudas sobre el modelo.
Iv

El país Domingo

Año Ii, número 58 / domingo 23 de noviembre de 1986

La violencia casi endémica que azota desde hace años el País Vasco se ha
trasladado al seno mismo de la familia nacionalista. La tribu de Aitor, el
legendario padre de los vascos que concibió el riojano Navarro Villoslada,
conoce un nuevo cisma. En un contexto de crisis económica que no encuentra la
salida del túnel, Euskadi ve cómo a la tradicional dualidad nacionalismo-
españolismo, en torno a la cual giraba la política vasca, se suman ahora
múltiples guerras de banderías. Madrid ya no es el único punto de referencia
que agita a Euskadi.

246 81

Cisma en la tribu de Aitor

La violencia se traslada al interior de la comunidad nacionalista vasca

Jesús Ceberio El secuestro de Lucio Aguinagalde alteró la vida del


nacionalista Francisco Javier Gárate, alcalde de Ochandiano (Vizcaya). Al día
siguiente de la azarosa liberación recibió una llamada telefónica urgente de la
Ertzantza (policía autonómica) dándole instrucciones para que cortase
inmediatamente el tráfico en los accesos al pueblo. Habían recibido el }soplo}
de que el }etarra} fugitivo, Luis Enrique Gárate, estaba escondido en casa de
sus padres. "De acuerdo, ahora lo corto", respondió el alcalde. Antes de colgar
añadió, lacónico: "Es mi hermano".
En la cueva del Gorbea se rompió algo más que la familia Gárate. Por primera
vez secuestradores, policías y secuestrado eran igualmente vascos.
Activistas de ETA y afiliados al Partido Nacionalista Vasco (PNV), que habían
atravesado juntos el desierto franquista, se reconocían como enemigos. El
cadáver de Genaro García Andoáin entraba en casa en un mal momento, recién
consumado el cisma capitaneado por Carlos Garaikoetxea.
Y lo que es peor, Madrid era ajeno al drama familiar.
Xabier Arzalluz resta importancia a estos contratiempos. Iagi-Iagi, la propia
ETA, ahora EA (Eusko Alkartasuna) son para él intentos fallidos de enterrar al
viejo Partido Nacionalista, "igual que nuestros padres enterraron el carlismo".
Está seguro de que sólo el tronco original podrá sobrevivir a la intemperie. El
tiempo derribará lo que no son más que ramas y aun hojas: "A las hojas se las
lleva el viento y sólo sirven para hacer fuego", dice aludiendo a Garaikoetxea.

246 83

Religión y patria

Este convencimiento de poseer la única fe capaz de salvar el destino de los


vascos tiene para Ion Juaristi, profesor de filología hispánica y dirigente de
Euskadiko Ezkerra (EE), un inequívoco componente religioso.
Por mucho que Sabino Arana adjurase del carlismo, hay en él una amalgama de
integrismo y un raro federalismo de raíces forales. "El gran problema del PNV es
que ha sido incapaz de crear un modelo de Estado integrador, aunque sea
vasco". Fernando García Cortázar, jesuita de Deusto, historiador, crítico del
nacionalismo, añade que el púlpito ha sido uno de los vehículos para transmitir
la ideología del PNV. "No es extraño que la idea de patria haya terminado por
adoptar caracteres religiosos. Eso le da fuerza y le incapacita para el pacto". Con
el infiel no hay acuerdo posible.
Juaristi agrega que el PNV es "incapaz de entender una sociedad basado en
lazos políticos". Estudioso del siglo Xix, asegura que los vascos no han tenido en
su historia conciencia de unidad política, aunque sí de unos privilegios comunes,
los fueros, cuya defensa los unió ocasionalmente.
Los derechos históricos que Arzalluz invoca han teñido, a su juicio, de arcaismo
la vida política vasca, restando poder al Gobierno de Vitoria en favor de las
diputaciones. Garaikoetxea ha hecho de la ley de Territorios Históricos el blanco
de un partido que, a falta de legitimidad histórica, necesita justificar el cisma
nacionalista.
Koldo Michelena, catedrático de filología indoeuropea, raro ejemplar de sabio
vasco, lo explica en términos simples: "Cuando yo hice la guerra en Bilbao
estaba defendiendo a Euskadi, no a Vizcaya". A sus 68 años, afiliado al PNV
durante medio siglo, se ha dado de alta en EA, después de vivir el cisma
nacionalista como una mutilación biográfica. Esa difusa reivindicación foral
carece para él de
sentido. "Esta tierra, que no ha te246 85 nido unidad en ningún período
histórico, tiene derecho a acercar a sus gentes. El estatuto es el primer medio
que se nos ha ofrecido para eso".
La batería de acusaciones hace poca mella en el máximo dirigente del PNV. Eso
que otros llaman foralismo, que garantiza a las tres provincias vascas idéntica
representación en las instituciones autonómicas, al margen de su peso
demográfico, era para él la única vía para que una provincia de poca
implantación nacionalista como Álava votase por Euskadi. "Sólo así podemos
esperar que algún día los navarros sigan el mismo camino".

Un proyecto discreto

La herida abierta del nacionalismo ha sido su fracaso en la reunificación


territorial, que pasa por Navarra.
El líder del PNV relata así la estrategia que trazó su partido al final del túnel
franquista. "Hicimos un diseño discreto para los 10 años siguientes. En un
momento en que teníamos escasos medios humanos y económicos, cuando la
calle estaba en manos de todos los radicales, no sólo de ETA, trazamos un
proyecto discreto:
conseguir la unidad de Euskadi sur en el marco de un estatuto que no fuera
inferior al del 36, sin renunciar a nuestro propio ser". "Hoy tenemos una
hacienda autonómica, una policía, unos medios de comunicación propios y
competencias para desarrollar un modelo educativo que potencie el }euskera}.
Aunque no han faltado los regateos, hemos logrado el marco jurídico que
pretendíamos, salvo la unidad territorial, en la que el PSOE se echó atrás, es
posible que por consideraciones estratégicas. Navarra le da a Euskadi una
complementariedad territorial y una larga frontera pirenaica con Francia que
Madrid ve con recelo".
Con su fe fortalecida por 40 años de catacumbas, el PNV no supo ver, asegura
el médico donostiarra Antonio Ayestarán, que tras la aparición de ETA se había
consolidado la ruptura del nacionalismo con una cultura política radical que
reconocía en la vio246 87 lencia uno de sus rasgos de identidad.
Los últimos vástagos

Ii

de la familia nacionalista habían llevado la idea sabiniana de un Euskadi


soberano hasta sus últimas consecuencias.
Frente a la filosofía del paso a paso "sin renunciar a nada", como Arzalluz se
encargaba de recordar, o la política real que en boca de Garaikoetxea significa
establecer pactos sin abandonar el horizonte de la autodeterminación, los
jóvenes airados han alzado la bandera del todo o nada.
Para Herri Batasuna (HB) la soberanía vasca no tiene cabida en una Constitución
unitaria que deposita la soberanía en el pueblo español. Iñaki Esnaola afirma
que muchos nacionalistas que militan bajo otras siglas están de acuerdo con
esto, sólo que es-
tán atados por líderes timoratos. Ion Idígoras no tiene reparo en asegurar que
mientras no se acuerde "un nuevo marco político", idea dominante y casi única
de su actual campaña, la violencia seguirá en Euskadi. Es el sistema el que les
expulsa al no dejar resquicios para materializar sus ideas.

Minúsculos carteles

La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales


de la sociedad, jóvenes sin trabajo ni esperanza de tenerlo, que han hecho una
versión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades europeas. Para
Antxón Pérez de Calleja, economista crecido en la Caja Laboral Popular, que
hace dos años colgó su título para dedicarse a fabricar quesos de Idiazábal con
técnicas artesanales, no hay una diferencia sustancial entre esta violencia y la
que azota a las urbes superindustrializadas de la RFA o Francia.
Tomás, cantante del conjunto de }rock radikal} Zer Bizio?, dice que la violencia
es inseparable de su música. Viviendo en Bilbao no puede cantar a los pájaros
del cielo, entre otras cosas porque no los ve. "Tengo 247 89 que decir _"qué
bien, hoy no nos ha parado la policía_". Eso no significa que el }rock radikal} se
limite a decir _"policía, policía, mierda, mierda_". Nosotros queremos estimular a
la gente contándole lo que nos pasa".
Sus últimos conciertos están patrocinados por HB, que les paga 60.000 pesetas,
aunque puntualiza: "Nosotros no le damos la mano a nadie, ni siquiera a HB".
Según él, las elecciones no sirven para nada, salvo "para que se vea que en este
pueblo hay una respuesta". Su próximo disco saldrá pronto a la calle con un
título expresivo: }Sentimientos y venganzas}.
Contra los usos de otros partidos, HB apenas coloca un par de minúsculos
carteles en el escenario, al que no sube ningún orador. La comunicación con el
público no necesita de mayores identificaciones. El cantante de Zarama dedica
una canción "a las parejas conflictivas..., esto es, a todas las parejas..., incluidas
las de la Guardia Civil". Un centenar de jóvenes baila bajo la lluvia. Sólo un grito
demasiado obvio: "Gora ETA militarra". Todo se desarrolla en Baracaldo, un
pueblo de aluvión crecido en los huecos que dejan las fábricas. Altos hornos y
viviendas se mezclan en un paisaje infernal. Es lo que el escultor Eduardo
Chillida denomina "industrialización atroz".

"La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales


que han hecho una versión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas
ciudades europeas.
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es
de extrañar que el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica.
La violencia no ha sido la causa, pero nadie niega que ambos fenómenos se
alimentan mutuamente."
Arzalluz apunta que HB "es el desagüe de muchas cosas", que, según Juaristi,
ha dado cobijo a "todos los que andan a la búsqueda desesperada de identidad".
En términos más brutales añade: "Ya puede ser vasco todo el 247 91 que
comulgue con la abyección y el asesinato". García de Cortázar no exculpa al
nacionalismo tradicional de la violencia. "Todo nacionalismo conduce a la
exigencia de un Estado, y el peligro de las utopías es que crean frustraciones y
conducen a la violencia".
Arzalluz se irrita ante la denuncia de que su partido se ampare en ETA para
extender su propio poder, y rebota las sospechas hacia Madrid. Está convencido
de que el día que desaparezca ETA, "y ojalá sea hoy", habrá una recomposición
de los nacionalistas. "Si entre nosotros, que ya hemos demostrado que tenemos
la mayoría en este país, nos ponemos de acuerdo en cuatro o cinco grandes
temas, aunque nos peleemos en los demás, ese día el PSOE tendrá más
problemas que hoy.
Lo que me preocupa ahora es que ETA deje de pegar tiros".

Iv

Fin de época

Juaristi encuentra, sin embargo, un mensaje subliminal en la actual campaña


electoral del PNV: "O nosotros o el }comando España}". Eso es lo que deduce
cuando le oye decir al }lendakari} Ardanza que ETA puede seguir 25 años más
si no se satisfacen las legítimas aspiraciones del pueblo vasco.
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es
de extrañar que el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica.
Es seguro que la violencia no ha sido la causa del derrumbe industrial, pero
nadie niega que ambos fenómenos se alimentan mutuamente. Pérez de Calleja,
que desde su caserío aún puede divisar un bosque enriquecido de oro por el
otoño, todo un lujo en esa cadena de chimeneas que va desde Somorrostro a
Fuenterrabía, dice que la violencia es un fenómeno aledaño de una crisis
industrial mucho más profunda.
"Se nos ha agotado un modelo indus247 93 trial que ha funcionado durante
un siglo". Este proyecto, encabezado por la Liga de Productores Vizcaínos y
tributario de Henry Bessemer, inventor del alto horno de hulla que permite la
obtención de acero de los hierros sulfurados vizcaínos, se apoyó en el nuevo
marco económico implantado en 1976 tras la definitiva derrota carlista, que
algunos nacionalistas recuerdan como una más de las guerras perdidas por los
vascos. El }monocultivo} del hierro fue el motor de una industrialización algo
tardía, que con el traslado de las aduanas a la costa encontró en España un
mercado cautivo.
Iii

"Ese escenario se ha acabado", asegura Pérez de Calleja. "La revolución


tecnológica, la explosión salarial, el fin del proteccionismo con la integración
europea y la crisis de un proyecto basado en altos consumos energéticos nos
han dado la puntilla.
Estamos en una típica situación de fin de época y parece que
nuestros políticos ni se han dado cuenta o al menos no lo reconocen". En su
diagnóstico la violencia es un hecho marginal, aunque actúa como factor de
desmoralización.
El presidente de la Confederación de Empresarios Vascos, José María Vizcaino,
y el director de la Zona de Urgente Industrialización (ZUR) del Nervión, Roberto
Velasco, creen, por el contrario, que el modelo tradicional tiene cuerda todavía,
siempre que se haga un esfuerzo tecnológico. "Para eso no basta la
autofinanciación, hacen falta capitales exteriores".

La huida

Pérez de Calleja recuerda que, salvo en el automóvil, Euskadi ha participado en


todas las aventuras industriales del siglo. En los últimos años ha perdido, salvo
casos aislados, el tren de la revolución informática.
Velasco añade que "ni la ITT ni la Hewlett Packard han venido, aunque 248 95
sólo sea a preguntar, prefieren irse a zonas menos calientes. Las
multinacionales huyen del País Vasco".

"En una negociación reciente el inversor extranjero mostró un periódico en el


que se veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta. _"?Qué
les ha pasado?_". _"Me temo que nada_", le respondieron.
_"Pues mientras eso no se corrija, no podemos invetir" Ni la ITT ni la Hewlett
Packard han venido a Euskadi, aunque sólo sea a preguntar. Prefieren irse a
zonas menos calientes y las multinacionales huyen"

Vizcaino cuenta que en una negociación reciente el inversor extranjero le


mostró un periódico en el que se veía a dos jóvenes que quemaban un autobús
a cara descubierta. "?Qué les ha pasado?". "Me temo que nada", tuvo que
responder. "Pues mientras eso no se corrija, no podemos invetir". Le preocupa
más la impunidad que el hecho en sí. La violencia laboral ha desbordado a los
sindicatos clásicos.
Jefes de personal ven su nombre en las calles con el añadido macabro:
"Te vamos a matar". Un empresario cuenta más de uno de sus jefes de taller ha
recibido llamadas amenazantes por el solo delito de echar una bronca en la
fábrica. "No importa que sea nacionalista".
Según una encuesta realizada recientemente por la ZUR entre 2.800 industrias
del Nervión, más de 700 no han invertido nada en los últimos tres años ni
piensan hacerlo en los tres próximos. La respuesta sólo fue
positiva en 500 casos. "No invertir en seis años es morir", sentencia Velasco.
Destrucción del 40% del empleo industrial en ocho años, tasas negativas de
inversión hasta 1983, paro del 56% entre menores de 25 años (el más alto en
todas las regiones de la OCDE), son datos -algunos del propio Gobierno
autónomo- que ha memorizado el socialista José María Benegas para
desmentirle a Ardanza cuando éste sostiene que la crisis tocó fondo en 1980.
Hay empresarios que sostienen que el País Vasco volvería a dispararse hacia
arriba si se pusiera coto a la violencia. Algo de eso se trasluce cuando Vizcaino
transmite a los políticos el mensaje de que acaben con la lucha armada y se
pongan de acuerdo en algunos puntos esenciales, lo demás correrá de parte de
los empresarios.
"Algunos se han ido pero la mayoría sigue aquí. Las industrias no se pueden
desmontar y llevar a otro sitio.
No es fácil encontrar un tejido de industrias auxiliares y obreros ya formados,
como los que aquí tenemos.
Y, al final, nos tira esto".

El entierro de Neguri

Crisis y violencia han arrasado ese escaparate de la acumulación capitalista


que fue Neguri. "Los bienes no anietan", explican algunos. García de Cortázar
dice que la gran burguesía vasca, visceralmente española y anti PNV, "murió el
día que se dejó matar a Javier de Ybarra" en plena campaña de las primeras
elecciones de 1977. Este jesuita que dirige el colegio mayor Deusto recuerda
que, entre 350 estudiantes, al menos cuatro han vivido un secuestro en su
familia y tres más han visto cómo mataban a su padre. "Es lógico que no quieran
seguir ese camino".
El asesinato de María Dolores González Cataráin, Yoyes, y la muerte en acción
de Genaro García Andoáin suponen, con todo, un salto cualitativo en la guerra
de ETA.
"La explicación de que ETA", dice Juaristi, "es una respuesta al centralismo de
Madrid deja de servir cuando tienes el muerto en casa".
?Cómo salir de esta espiral? EE se ha ganado el título de traidor a la patria, algo
que muchos países en guerra castigan con la muerte, por proponer que no hay
más salida que el estatuto. Esta coincidencia con el PSOE es en sí misma un
delito.
Benegas proclama desde el gueto no nacionalista que en la Constitución no
caben ni el pacto con la Corona (una vez más la memoria foralista de Arzalluz) ni
el Estado confederal (Garaikoetxea) ni la autodeterminación.
Mario Onaindia es un hereje merecedor de la hoguera cuando concluye que los
vascos se autodeterminaron al votar el Estatuto. La sospecha se amplía a toda la
familia de Aitor, el legendario padre de los vascos acuñado por el riojano
Navarro Villoslada.
A la dualidad nacionalismo-españolismo se suman múltiples guerras de
banderías. La traición se ha convertido en un mensaje electoral de curso
corriente. Los del PNV acusan de traidores a sus correligionarios de ayer
agrupados en EA, para HB, los seguidores de Euskadiko Ezkerra son unos
vendidos a la causa de Madrid y finalmente ETA acusa a todo lo que no sea HB.
Michelena confiesa que éste es "un país aterrorizado", en el que todos tienen
un exquisito cuidado en no decir lo que no deben decir. Impenitente lector en
inglés de novelas negras, no cree que el miedo de Euskadi sea muy diferente del
que se adueñó de Chicago bajo el imperio de la mafia del alcohol. "Nosotros
creíamos algo tan simple como que era malo matar.
Incluso tratamos de hacer la guerra decentemente. Pensaba que ése era un
valor del país, pero ahora resulta que se acepta lo contrario".

Todo es empeorable

A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el
PNV una utopía, irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha
reconocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por
una broma de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar. "Nadie renuncia a
nada, tampoco los socialistas a su propia utopía".
Eso se manifiesta con crudeza en la guerra lingüística. El PSOE desconfía de
todo lo que suene a privilegio del idioma vasco en la educación.
Hay un temor inconfesado a que la normalización social del }euskera}
contribuya a ahondar el nacionalismo.
248 101 Michelena, que ha dedicado a esta lengua toda una
vida, reflexiona así:
"Cierto grado de conflicto es inevitable, pero en interés de todos debemos
conseguir que se mantenga dentro de márgenes tolerables. La actuación sobre
el }euskera} no debería depender de los vaivenes electorales. Es difícil
encontrar un marco aceptable para todos, pero creo que podemos establecer
dos principios: la lengua menos favorecida históricamente tiene derecho a una
protección especial, sobre todo porque es un patrimonio esencial, pero es
insensato pretender que se convierta en el idioma único". El mejor conocedor
del }euskera} sostiene que la violencia es inútil en este terreno.
"La violencia no logra otra cosa que ahuyentar a la gente y nosotros, que
somos un país marginal desde el punto de vista de la cultura, necesitamos más
que nadie la exogamia. Todo lo que contribuya a avanzar en el terreno del
conocimiento es bueno, sea en una lengua o en otra. Necesitamos universitarios
homologables en el exterior, sin que el }euskera} sea la medida única". A
Michelena le importa poco que la física cuántica se explique en vascuence,
"aunque ya podemos hacerlo, porque nuestra lengua se ha modernizado".
Prefiere que el profesor sea de primer nivel.
Desde HB critican su tibieza, a veces en términos durísimos. Ningún
ámbito escapa así a la sospecha. Juaristi asegura que "con la degradación actual
la independencia sería un horror, que conduciría a una guerra civil. Un Estado
vasco sólo sería posible hoy bajo la forma de una dictadura". Muchos han hecho
suyo un tremendo fatalismo: "Todo es empeorable".

249 103

I El País, sábado 22 de mayo de 1982

Las Malvinas

Alfredo Astiz:
historia de un centurión

Uno de los pocos supervivientes -un centenar entre los 5.000 "secuestrados"
que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Armada argentina- que hoy
permanece refugiado en Madrid, conocía al capitán Alfredo Astiz. Este es su
testimonio.

Maruja Torres La persona que tengo ante mí y que -como los otros
que me nutren para este reportaje- me pide que le respete el anonimato, ya que
no los recuerdos, se explica a sabiendas de que me va a costar entenderle:
"Cuando digo que Alfredo Astiz no es como le definen los periódicos no quiero
significar que sea mejor. Sencillamente, es distinto. No es un torturador, en el
sentido de que su misión no era conducir los interrogatorios ni aplicar la }
picana} eléctrica, aunque seguramente alguna vez lo hizo si fue necesario.
Pero es un torturador, a lo mejor el que más, porque él era uno de los que
suministraban el material humano que luego iba a parar bajo las manos de los
verdugos. Desde un punto de vista ético, moral y de responsabilidad histórica,
Astiz está metido hasta el cuello. Sin embargo, no quiero ser injusto con él, y si
alguna vez volvemos a encontrarnos cara a cara, pretendo que sepa que nunca
le falsifiqué, que expliqué su monstruosidad tal como era, sin simplificarla".
La persona que tengo ante mí es uno de los pocos supervivientes -unos cien de
entre los 5.000 }secuestrados} que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica
de la Armada- que hoy permanecen refugiados en Madrid. Alguien que conocía a
Astiz como quizá 249 105 sólo las víctimas llegaron a calar en sus verdugos.
Otro testimonio -otro superviviente- coincide:
"No es un Martín Borman. Eso sería demasiado fácil".
Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un
hombre a la manera de Pernia, alias }el Rata}, que antes de hincarle la }
picana} en la carne a una mujer suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta,
alias }el Tigre}, un }dandy} que se cambiaba de atuendo varias veces al día y
disponía de distintos relojes marca Rolex para conjugar con el traje, y que entre
dos torturas practicaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los
horrores en chándal, con un whisky en una mano y un lanzagranadas en la otra,
y que en plena aplicación del suplicio hacía una pausa para explicar, en su
gracioso estilo onomatopéyico -"y entonces el destructor, brrrrrrummm, en vez
de atacar, encalló, plas, plum, y chim, pom"-, ocurrentes chistes mientras sus
víctimas gemían de dolor. Tampoco es como Benasi, el minucioso, el
concienzudo, que aplicaba el martillo tan prolijamente que más adelante fue
enviado a Arabia Saudí para asesorar al rey Jaleb.
"Astiz era un oficial típico de la Marina argentina. Si su nombre transcendió fue
por haberse visto envuelto en asuntos internacionales".

Intoxicación de titulares

Asuntos internacionales: dos monjas francesas y una súbdita sueca -la }


suegrita}, como ellos la llaman- capturadas, torturadas y asesinadas. Pero luego
hablaremos de eso. Ahora estamos en que hay que prescindir de la intoxicación
de titulares de periódico y notas de agencia, del Astiz pintado como un lobo
sediento de sangre humana, para ceñirse a otra realidad mucho más compleja, a
otro infierno.
Para entender a quienes se refieren a Alfredo Astiz como a un enemigo distinto
-y no por ello menos pavoroso- hay que empezar imaginando, si se puede, ese
edificio de cuatro plantas 249 107 situado en el bonaerense barrio de Núñez,
en la avenida del Libertador, a cuatrocientos metros del estadio del River Plate.
La cámara de tortura está en el sótano; en la planta baja se encuentran las
oficinas operativas y de inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos, en el
segundo están los dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último, la }
capucha}, en donde se hallan, en un ambiente dividido por tabiques, los
detenidos que no están siendo torturados. El mundo comienza y termina ahí,
hasta el punto de que los gritos de los hinchas, que llegan amortiguados desde
el estadio, parecen sonidos de ultratumba. Es como vivir en el interior de un
submarino, es el otro lado del espejo, la locura, quizá tanto para los verdugos
como para sus víctimas. Porque la mayoría de quienes realizan entre esos muros
su oficio de muerte tienen detrás una familia destrozada.
Un mundo en el que la lectura favorita de todos es la trilogía de Larteguy }Los
centuriones. Los pretorianos y Los mercenarios}. Un mundo en el que algunos
de los secuestrados sobreviven porque precisamente han te-
nido alguna vez en sus manos esos libros, y para ellos es como un manual, un
catálogo de lo que en la escuela van a encontrarse. Un mundo en el que el
prisionero constituye la única familia de su capturador, porque en cuanto uno
caía en las redes del }Seleno} -nombre de batalla del grupo operativo 3.3.3.2,
de la Escuela de Mecánica de la Armada-, uno pasaba a pertenecer en cuerpo y
alma al oficial que había dirigido la caza.
Tampoco puede entenderse la Escuela sin profundizar antes un poco en el
papel de la Marina, cenicienta que ha sido a lo largo de la historia de Argentina,
intentando siempre colocar presidentes en lo alto y fracasando siempre,
tratando siempre de sobrepasar al Ejército y la aeronáutica y desbordada
siempre. Ese rosario de frustraciones se vio interrumpido gracias a dos factores:
la toma del poder por parte de la Junta Militar en marzo de 1976 y la ambición
sin lími249 109 tes del entonces comandante en jefe de la Fuerza Naval,
Eduardo Emilio Massera, quien vio la ocasión de hacerse con una importante
parcela de poder a cambio de convertir la Escuela, que tradicionalmente servía
para impartir enseñanza técnica y formar como suboficiales a muchachos de
extracción modesta, en el primer centro de obtención de información enemiga
del país; es decir, en el más importante templo de la tortura, el }traslado}, la
desaparición, el exterminio.
Fue inútil que el Servicio de Inteligencia Naval pretendiera que la Escuela y su
grupo operativo, }Selenio}, no se escaparan de su órbita.
Massera hizo que ese instrumento

Ii

de poder dependiera directamente de su voluntad, y a la Junta Militar le pareció


muy bien, hasta el punto de que pronto }Selenio} extendió su radio de acción
por todo el país y más allá de los océanos, a pesar de haber nacido con el
pretexto de proteger los territorios abyacentes a la Escuela.
Hoy, Massera es presidente del Partido de la Democracia Social, dispone de un
órgano periodístico llamado }Convicción} y amenaza cada dos por tres con
bloquear las listas de desaparecidos, motivo por el cual ha sufrido más de un
atentado. Sin embargo, en aquel tiempo, Massera gustaba de acudir
personalmente a torturar -sólo de cuando en cuando, para alivio de los
guardaespaldas que tenían que protegerle-, como el patrono que llega
puntualmente a su fábrica para dar ejemplo a los obreros.

La marina te llama

En la Escuela se daban tres tipos de represores. Estaban los burócratas, la


mayoría, un 70%, los típicos "hago-lo-que-me-hago-por-que-me-loordenan", que
cumplían al pie de la letra, sin pasarse ni quedarse cortos, y que se llamaban a
sí mismos }profesionales}. Luego estaba un 20% de psicópatas, de esos que
babean, lloriquean y jadean cuando torturan, y que 250 111
pertenecen al prototipo del verdugo hollywoodiense.
Y, finalmente, apenas un 10%, uno se encontraba con los convencidos, los que
actuaban en nombre de una ideología. Eran los peores. Entre ellos se
encontraba Alfredo Astiz.
Desde muy niño había querido ser oficial de la Marina: por mucho que mire
atrás no recuerda haber pretendido otra cosa. Y, de alguna manera, es natural,
lo lleva en la sangre. Su abuelo poseía unos astilleros. Su padre fue un marino
de los de cuerpo entero, de esos que permanecen en el puente de mando
infundiendo valor a sus hombres, capaces de hundirse con el barco, a la manera
de un personaje de Conrad o Stevenson. Lástima que tantas virtudes navales
tropezaran con la ambición de Massera, que nunca le permitió llegar a
contralmirante. En cambio, Massera estuvo encantado de introducir a Astiz hijo
en el turbio asunto de la eufemísticamente llamada }lucha antirrepresiva}: era
una forma de pringar a la Marina tradicional hasta el cuello en la más sórdida
página que ha conocido la historia argentina.
Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual
que ahora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón
claro acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante
caballeroso de oficial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta
atención excesiva. La primera operación en la que el joven Astiz participa, antes
de pertenecer a }Selenio}, tiene efecto poco después del golpe, cuando se
procede a secuestrar -y podría decirse que es un secuestro hasta cierto punto }
legal}, teniendo en cuenta lo que vendrá después- a políticos y sindicalistas que
pueden oponerse al régimen de Videla. La operación se lleva a cabo utilizando
microbuses, y Astiz se jacta de su eficacia, de que ha resultado mucho mejor
que cuando el golpe de 1966, en el que, según le han dicho, hicieron lo mismo
utilizando microbuses de una sola línea y, claro, aquello fue un desmadre.
250 113 Más adelante, a principios de 1977, Astiz llega a la
Escuela de Mecánica de la Armada como uno de los oficiales rotativos que
operan contra los montoneros durante períodos de tres meses y que luego son
enviados a otro destino, a descansar y, sobre todo, a olvidar la sucia tarea que
estuvieron desempeñando: otro ingenioso invento de Massera para implicar a la
oficialidad en la represión.

La suequita

De la desaparición de la ciudadana sueca Dagnar Hagelin -apenas dieciséis


años-, como de la de las monjas francesas, los montoneros supervivientes
carecen de información directa, y la que tienen les viene de terceros, de
médicos o guardianes de la escuela.
Parece bastante seguro, sin embargo, que Alfredo Astiz participó en la operación
de captura como uno más entre la treintena de oficiales que sitió la casa a la
que ella acudió, aun-
que resulta bastante probable que la bala que se alojó en su cabeza
perteneciera a la escopeta que el joven Astiz -alias }el Rubito}- solía utilizar en
este tipo de operaciones. El disparo rozó el cerebro de Dagmar y la dejó
hemipléjica, sin control de esfínteres. Luego la llevaron a la escuela, la
torturaron y, finalmente, la mataron.
En aquel tiempo, la orden de eliminación tenía que proceder de Acosta, el jefe
máximo del grupo: Astiz todavía era un recién llegado. Uno y otro habían
cometido un dramático error, porque Dagmar no era la montonera que
buscaban. Pero cuando pensaron en devolverla, en vista del escándalo
internacional que la Embajada sueca estaba organizando, consideraron que la
muchacha estaba impresentable. La suprimieron.

"Qué han hecho con _"el Rubio_""

La operación más brillante en que Astiz participó, aquella por la que más tarde
se haría, como suele decirse, tristemente famoso, fue su infiltración en el
movimiento de las Ma250 115 dres de la Plaza de Mayo. Se le puede imaginar
fácilmente: joven, rubio, guapo, simpático, tierno, el hijo con el que todas
aquellas mujeres desangradas podían identificarse. Apareció en la plaza de
Mayo fingiéndose hermano de un estudiante desaparecido.
En esa misma ocasión la policía -una hábil maniobra- carga sobre las madres, él
trata de defenderlas a golpes, las madres se conmueven, se arrojan sobre los
agresores, le rescatan.
Y a partir de ese momento, Alfredo Astiz se convierte para ellas, en }el Rubito},
alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez. Le
introducen en la comisión, y él y una montonera detenida en la escuela que más
tarde se une a él en la infiltración, fingiéndose hermana suya -hoy, vive en
Madrid y afirma que fue obligada a ejecutar ese trabajo-, consiguen asistir a
diversas reuniones.
El día en que se produce la recaudación de fondos, cuando las dos monjitas
francesas, Alice Domont y Leonie Duguet, acuden a la modesta colecta que han
obtenido por su parte, los de }Selenio} caen sobre ellas.
Son capturadas las dos religiosas y trece madres, ... }el Rubito y la Rubita},
pero a estos se les deja en libertad inmediatamente, aunque sus víctimas lo
ignorarán siempre.
"?Donde está }el Rubito}?, ?qué han hecho con él?", dicen que preguntaban
las monjas en su celda, encapuchadas y con grilletes en tobillos y muñecas. Y
dicen también que nadie se atrevió a contarles la verdad.
No se sabe si Astiz las torturó.
En todo caso, ?qué importa eso? Las trece madres y las dos religiosas fueron
también brutalmente suprimidas.
La orden debió partir nuevamente de Acosta, }el tigre}, el jefe, que en ese
momento se encontraba en Puerto Belgramo, visitando a su mujer y a su padre
-se vanagloriaba de haber enseñado a disparar a su hijo, de diez años, con una
pistola del 45-, y que
habló por teléfono con Astiz cuando se enteró de la captura. Pero no cabe
exculpar a Astiz, que en ese momento no era ya un recién llegado, sino un
oficial con mucho prestigio en la es250 117 cuela y que además, según la
norma imperante allí dentro, era dueño y señor de sus detenidas.

El ocaso del guerrero

Dicen que Alfredo Astiz, a veces, reflexionaba en voz alta sobre el futuro. "Si la
Marina me larga por lo que he hecho aquí, ?a qué me voy a dedicar? Claro que",
se animaba, "tengo una buena capacidad técnica, soy hombre rana,
paracaidista, experto en explosivos, sé hacer muchas cosas...
Podría irme a un país africano como mercenario". Luego, de repente, renacía su
confianza: "No, el Arma no me abandonará".
Y no le abandonó. Le dio finalmente, como premio, la guerra con la que había
soñado desde que era pequeño.
Después de haber combatido en esa otra guerra rastrera contra madres y
monjas, después de haber asesinado concienzudamente, el teniente de navío
Alfredo Astiz pudo finalmente combatir contra verdaderos destructores, contra
cañones auténticos, soldados entrenados como él para la muerte.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que
pegarse un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso ahora, quienes le
recuerdan, dicen que es un monstruo con fisuras. Un monstruo con los pies de
barro.

251 119

I El País, jueves 17 de enero de 1991

Internacional / 5
La aviación aliada inicia el bombardeo masivo de las posiciones iraquíes en
Kuwait e Irak

George Bush está seguro de ganar la guerra

Carlos Mendo. Washington


El presidente George Bush anunció hoy a sus ciudadanos el comienzo de la
guerra con Irak con una promesa de un triunfo rápido sobre la maquinaria militar
iraquí y el compromiso de que Estados Unidos no consentirá un nuevo Vietnam.
"Prefiero pensar en la paz y no en la guerra", manifestó Bush en una alocución al
pueblo norteamericano dos horas después de ordenar un masivo ataque aéreo
contra las posiciones iraquíes en Irak y Kuwait. "Pero venceremos", añadió. El
comandante en jefe de las Fuerzas Armadas norteamericanas y 41º presidente
de Estados Unidos se dirigió a la nación para justificar la orden de ataque a las
fuerzas iraquíes después de que la comunidad internacional "hubiera agotado
todos los medios para conseguir una solución pacífica al conflicto".

"Desgraciadamente", dijo Bush, "la conclusión a la que la coalición


internacional de 28 países congregada contra Irak llegó es que sólo el uso de la
fuerza podía obligar a Irak a abandonar Kuwait". "No fracasaremos en nuestro
empeño de expulsar a Irak del emirato", manifestó convencido el presidente
norteamericano, que, una vez más reiteró su propósito de no consentir una
guerra larga y costosa como la de Vietnam. "No permitiremos que nuestras
fuerzas tengan que comba251 121 tir con las manos atadas a la espalda",
advirtió Bush, indicando que el Pentágono estaba dispuesto a utilizar todo el
poderío militar de EE'UU.
para conseguir una victoria rápida y decisiva sobre Irak.
Bush dejó muy claro que las fuerzas aliadas destruirían el potencial químico y
nuclear de Irak en el curso de las operaciones, que todavía continuaban
mientras el presidente se dirigía a la nación. Bush, que notificó previamente a
los líderes del Congreso, de acuerdo con la resolución aprobada el pasado
sábado, su intención de iniciar las hostilidades, puso toda la responsabilidad por
el comienzo de la guerra en el presidente iraquí. Sadam Husein. "Mientras el
mundo esperaba", dijo, "Sadam Husein respondió a cada gesto de paz por parte
de la comunidad internacional con un desafío".
"Mientras el mundo rezaba por la paz, él se preparaba para la guerra", añadió.
"Sadam ha rechazado todas las advertencias y ha tratado de convertir este
conflicto en una disputa entre Estados Unidos e Irak. A la vista está que ha
fracasado", dijo Bush para recordar a continuación que 28 países participaban
en la alianza internacional congregada contra Irak.

Planes previos

El presidente anunció que, según informes recibidos del comando supremo


norteamericano en la zona del Golfo, general Norman Schwarzkopf, "todas
nuestras operaciones se están desarrollando de acuerdo con los planes
previstos". Según los corresponsales acreditados en el Pentágono, 2.500 aviones
aliados han participado en el bombardeo masivo de las posiciones
iraquíes en Kuwait y en Irak. En este país, pillado totalmente por sorpresa por el
ataque que se ha producido exactamente a las 19 horas de expirar el plazo de
las Naciones Unidas, los aviones aliados han bombardeado exclusivamente
objetivos militares como lo demuestra el hecho de que, según informaban en
vivo los corresponsales de las cadenas norteamericanas en Bagdad, las
explosiones que 251 123 iluminaban la noche iraquí se producían a mucha
distancia de la capital.
Bush subrayó que los objetivos norteamericanos eran claros. "Las fuerzas de
Sadam Husein abandonarán Kuwait, el legítimo Gobierno será restablecido y
Kuwait será de nuevo libre", afirmó Bush, quien anunció que su intención era
repatriar a los soldados norteamericanos en el Golfo tan pronto como terminara
el conflicto.
La guerra del Golfo, bautizada con el nombre de Tormenta del Desierto,
comenzó a primera hora de la madrugada de hoy con un bombardeo masivo de
las posiciones iraquíes en Kuwait e Irak, según anunció en dos escuetos
párrafos, el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater. "La liberación de
Kuwait ha comenzado", declaró Fiztwater en la sala de prensa de la mansión
presidencial ante un compacto grupo de informadores convocados
apresuradamente desde sus casas y sus puestos de trabajo para escuchar la
esperada orden de ataque a Irak, cursada por el presidente Bush como
comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
"En colaboración con las fuerzas de nuestros aliados. Estados Unidos ha
iniciado la operación Tormenta del Desierto, destinada a hacer cumplir los
mandatos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Desde las siete de
la tarde, hora de la costa este norteamericana (una de la madrugada, hora
española), las fuerzas que participan en la operación están atacando objetivos
en Kuwait e Irak.
El presidente George Bush se dirigirá a la nación a las nueve de la noche (hora
local, tres de la madrugada, hora española)".
Hasta aquí el texto de la breve e histórica declaración leída por el secretario de
prensa de la Casa Blanca, que anunciaba el comienzo de la décima guerra
emprendida por este país en sus 214 años de historia.
El comienzo de las hostilidades, aunque esperado después de que Irak agotara
el plazo dado por las Naciones Unidas sin retirarse de Kuwait, pilló a la población
de la capital norteamericana totalmente por sorpresa 251 125 de camino
hacia sus casas.

La última oportunidad

La esperanza de encontrar una salida pacífica al conflicto todavía se mantenía


ayer tras una declaración de la portavoz del departamento de Estado, Margaret
Tutwiler, en la que afirmó que Washington todavía estaría dispuesto a
considerar cualquier gesto de última hora por parte del presidente iraquí
Saddam Hussein. Las primeras noticias del ataque, emprendido
por la aviación aliada, llegaron al público procedentes de los enviados especiales
de las cadenas de radio y televisión norteamericanas desplazados en Bagdad. La
CBS informó que una oleada de cazabombarderos F-15 estaba despegando de
las bases situadas en el centro y en el este de Arabia Saudí con dirección al
norte.
La cadena ABC dió cuenta de que las sirenas de alarma habían comenzado a
sonar en las ciudades del reino saudí tan pronto como despegaron los aviones
mientras que, según el enviado especial de la CNN, las luces de Bagdad se
apagaron tan pronto como hicieron su aparición en el cielo iraquí los aviones
norteamericanos y aliados.

Washington, una ciudad pendiente de la televisión

Julián Martínez. Washington Las calles de la capital norteamericana se


fueron vaciando casi totalmente poco después de conocerse el comienzo de la
guerra. Los escasos barrios de Washington que habitualmente tienen cierto
ambiente a esas horas de la noche estaban ayer especialmente desiertos.
Parecía, como si George Bush hubiese esperado para dar la orden del comienzo
del ataque a que los norteamericanos se instalaran en sus casas para seguir los
principales noticiarios.
Un recorrido por diversos barrios de la capital federal ofrecía anoche una
ciudad que se iba vaciando, más por curiosidad por seguir la guerra 251 127
por televisión que por pánico. En barrios como Georgetown o la avenida
Massachusetts, donde se ubican gran número de restaurantes, tabernas o salas
de cine, apenas había gente. Muchos restaurantes, que normalmente a esas
horas están llenos de gente, anoche aparecían casi vacíos.
En los pubs, los escasos consumidores estaban más atentos a las pantallas de
televisión que seguían la guerra minuto a minuto, que de los vasos de cerveza.
La presencia policial en las calles era prácticamente nula. Sólo frente a la Casa
Blanca, que se hallaba rodeada de una barrera de coches y agentes policiales,
se apreciaba una reacción popular a la guerra. Varios cientos de personas -la
cifra fue creciendo poco a poco- se manifestaban pacíficamente con pancartas
contra el conflicto bélico. Pero ni siquiera la avenida Pensilvania, donde se
concentraban los manifestantes y la policía -frente a la residencia del presidente
norteamericano-, estaba cortada al tráfico.
Cerca, el edificio de la embajada iraquí permanecía completamente a oscuras.
Sólo dos coches del servicio secreto vigilaban la zona. El edificio, una especie de
palacete de cuatro plantas y sótano, estaba a oscuras, como si nadie lo habitara.
Más lejos, donde se ubican las embajadas de Israel y Kuwait -separadas por
apenas unas decenas de metrosal noroeste de la capital, las calles
estaban todavía más vacías.

I Análisis Patxo Unzueta

Los argumentos nacionalistas

La ronda de conversaciones que se inicia esta semana debería servir para, al


menos, restablecer un diagnóstico común entre nacionalistas y no nacionalistas
sobre la cuestión terrorista. Sobre todo, en torno al significado -a la luz de la
actual ofensiva 252 129 de ETA- de la tregua y del Pacto de Estella. Pero no
será fácil.
?Fue una }tregua-trampa}? Así lo admitió, aunque en términos un tanto
retóricos, la propia ETA. Mayor Oreja lo dijo desde el principio.
Seguramente no sólo por convicción teórica, sino por las evidencias prácticas
que debieron proporcionarle los policías infiltrados en ETA (por ejemplo, aquella
mujer que convivía con el }comando Donosti}). Pero el hecho de que el
Gobierno aceptase entablar conversaciones con los jefes de ETA indica que
seguramente tenía dudas. Y es posible que también ETA las tuviera, pese a que
siguiera preparándose para actuar. Aquel enigmático comentario de los
encapuchados entrevistados por la BBC -si esto fracasa una nueva generación
podría tomar las armas-, ?era un indicio de que pensaba en una retirada
definitiva o más bien un aviso de la renovación generacional que, según algunos
ha realizado ETA durante la tregua? En la duda, seguramente fue un error la
detención de Belén González, uno de los interlocutores. Cuando lo de Argel,
Corcuera dio la orden de tener localizados a los terroristas, pero de no
detenerlos "sin consultar".
En todo caso, el reconocimiento de que nunca fue la paz el objetivo, sino la
independencia (también llamada }construcción nacional}), y de que, en efecto,
fue una trampa, es una confesión cargada de significado. Pues equivale a un
aviso de que no se le crea (a ETA) si mañana vuelve a plantear un alto el fuego
y, sobre todo, que no se crea al PNV si pretende montar, con el señuelo de otra
tregua, una nueva operación como la de Estella.
Lizarra ?fue el resultado de Ermua -del miedo del PNV a ser barrido junto con
ETA / HB- o del noble intento del PNV de "aportar los elementos que necesitan
ETA y el MLNV para pasar de la lucha armada a la vía política sin saltarnos la
legalidad"? Esto último lo dijo Arzalluz a fines de enero. Seguramente era en
parte lo primero y en parte lo segundo. Más que un deseo del PNV 252 131 de
seguir contando con el refuerzo de ETA, lo que había era el intento de integrar al
nacionalismo radical como fuera: }a cualquier precio}; y ello por el temor,
evidenciado en Ermua, de que el nacionalismo pudiera quedar en minoría. La
unidad }abertzale} se convierte en condición para mantener
la mayoría (y el poder). Pero esa unidad es imposible con atentados. El PNV
acepta abandonar el autonomismo, recuperando el independentismo
fundacional, como precio por la renuncia de ETA a la violencia. No hay por qué
negar una motivación moral, pero hay también un interés político particular que
sería arriesgado calificar sin más de legítimo.
Los nacionalistas argumentan que la independencia es una aspiración legítima
y que, por tanto, el sistema democrático debe garantizar los medios necesarios
para alcanzarla. Y que no es democrático que se les obligue a renunciar a su
ideología en aras del consenso democrático. Son argumentos discutibles. Que
una aspiración sea legítima no significa que los demás estén obligados a
compartirla para que pueda plasmarse en la práctica. La independencia carece
actualmente de apoyos suficientes -sobre todo en Navarra- y por eso trata ETA
de imponerla mediante la coacción de la población. No puede ser democrático
un planteamiento que implica el chantaje de matar si no es aceptado.
Sería legítimo pedir al PNV que no plantee objetivos que sólo podrían
alcanzarse por medios ilegítimos; pero sólo se le exige que respete las reglas del
juego: que no trate de aprovechar la presión de ETA para provocar un cambio
del marco político favorable a sus intereses, y que no pacte con quienes
consideran legítima la extorsión y el asesinato. Lizarra es la expresión política de
esa doble vulneración de las reglas democráticas, y de ahí que sea legítimo
exigirle que rompa dicho pacto.
Al proclamar su identidad de fines con ETA, a sabiendas de que sólo serían
alcanzables mediante la violencia, y presentar como ataques a la ideología
nacionalista la exigencia de 252 133 ruptura con la estrategia concreta de
Lizarra, el PNV ha uncido su suerte a la del nacionalismo no democrático y se ha
cortado la retirada. Dijeron que estaban dispuestos a asumir riesgos en aras del
objetivo de integrar a ETA / HB. Ese objetivo no sólo ha fracasado, sino que en el
trayecto se ha roto el consenso en torno al estatuto. Asumir riesgos significa
aceptar pagar un precio en caso de fracaso. Pero ni Ibarretxe quiere convocar
elecciones, ni Arzalluz / Egibar se plantean dimitir.
Y el plazo era septiembre.

Iv

I El País, viernes 30 de junio de 1995


20 / España

El debate de las escuchas Gritos, rumores, murmullos y susurros

En su última comparecencia como vicepresidente, Serra soportó gestos y


voces tan agrias como la semana pasada

Camilo Valdecantos. Madrid El listón de los gritos se situó tan alto en la


comparecencia de Narcís Serra el miércoles pasado que ayer sólo pudieron
escucharse en muy contadas ocasiones y en el duro debate marginal que se
suscitó entre Rodrigo Rato, portavoz del PP, y Narcís Serra. El resto estuvo más
cerca de lo que los taquígrafos de la Cámara 253 135 trasladan habitualmente
al diario de sesiones como "rumores". Incluso había que hacer un ejercicio
imposible de matización parlamentaria y hablar de murmullos y susurros. Felipe
González, durante su intervención, soportó una treintena de protestas
procedentes de los escaños populares. José María Aznar, 17 de origen socialista.
Saldada esta cuenta, y como la tarde iba de espías, anduvo plagada de
sorpresas. La fundamental, que de espías no se habló demasiado. Además,
Aznar, en la réplica se mostró notablemente más brillante que en ocasiones
anteriores y superó de modo muy holgado lo que hasta ahora constituía su
flanco más débil en la confrontación parlamentaria.
Y hubo más. Julio Anguita, que soporta en muchas ocasiones un cierto tono de
cachondeo sintetizado en el "programa, programa, programa", se arrancó ayer
una catilinaria dirigida a los bancos socialistas para exhortarles a convertirse a
la izquierda verdadera.
Y más sorpresas. El portavoz de Convergencia i Unió, Joaquim Molins, que es un
actor parlamentario de muy inferior cotización a la de su compañero Josep López
de Lerma, que le predeció la semana pasada, no fue capaz de responder una
sola sílaba a la leña dura, y persistente, que Aznar dedicó en la primera
intervención a su líder, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.
Quizá porque la tarde anduvo entre el susurro y el murmullo, produjo sucesos
extraparlamentarios rigurosamente insólitos que mantuvieron la atención de la
mesa de la Cámara. Un conocido catedrático acudió a la tribuna de invitados y
dedicó buena parte de sus esfuerzos al arrullo con su pareja. Tan notorio fue el
espectáculo que desde la presidencia de la Cámara se siguió con cierta alarma.
Algunos diputados lo propagaron por los pasillos con el correspondiente
recochineo y por fin, a las siete menos veinticinco de la tarde, mientras sonaba
en el hemiciclo el meloso acento canario de Lorenzo Olarte, la dama que
acom253 137 pañaba al profesor recostó la cabeza sobre su hombro,
adormilándose hasta
que el celo administrativo de un joven conserje puso fin, con gestos corteses, al
insólito devaneo.
Tampoco es frecuente que el portavoz del Grupo Socialista consiga como logró
ayer Joaquin Almunia, hasta ocho aplausos entusiastas de su grupo en una
intervención, relativamente corta, pero muy dura contra Aznar.
Lo habitual es que la intervención del portavoz del grupo que apoya al Gobierno
pase desapercibida.
El reto de Anguita a los bancos socialistas provocó risas, protestas y como él
mismo dijo, incluso un "clamor". Mereció un varapalo de Almunia, del propio
Felipe González y provocó que Txiki Benegas, cuando el líder de IU volvió a su
escaño, se le volviese desde el suyo y le increpara a voces: "Primero Málaga,
Extremadura, Asturias".
Cuando Aznar concluyó su primera respuesta a González, el hemiciclo se fue
vaciando progresivamente, de manera que el portavoz de Coalición Canaria,
Lorenzo Olarte, tuvo que despedirse efusivamente de no demasiados diputados.
Olarte abandona su escaño para dedicarse al Parlamento canario, desde donde
piensa regresar a Madrid para incorporarse al Senado. Despedida también
insólita, al igual que la respuesta de Pilar Rahola (ERC) cuando subió a la
tribuna: "Un beso y mi mejor deseo de suerte".
Junto a Felipe González se sentó Serra, en su última comparecencia en el
Congreso como vicepresidente del Gobierno. Se enzarzó con Rato en una muy
agria discusión, acusándole de que revelaba datos confidenciales de la Comisión
de Secretos Oficiales, y tuvo que soportar gestos y voces tan agrias como las de
la semana pasada.
Julián García Vargas, sentado tres escaños a la izquierda en el banco azul, veía
yugulada por ahora su carrera política y asistía impasible a su última sesión en
el Congreso, ya que, a diferencia de Serra, no es diputado.

253 139

El Grupo Mixto cuestiona a González como jefe del Gobierno

El País, Madrid El portavoz de Coalición Canaria, Lorenzo Olarte, se


despidió ayer de su escaño en el Parlamento -ha sido elegido diputado
autonómico el pasado 28-M, pidiendo "un nuevo Gobierno cuanto antes, no una
mera remodelación". Olarte considera que las dimisiones del vicepresidente y
del ministro de Defensa, no bastan para que González recupere su credibilidad.
Para el portavoz canario, la gravedad de la situación "es tal que ha provocado
una alarma profunda" en toda España y aseguró que Felipe González ha dilatado
su comparecencia en el Congreso hasta poder hacerlo con el "gran éxito" de la
cumbre europea de Cannes debajo del brazo.
Olarte indicó que si González se encontrara en la oposición no hubiera
aceptado las dimisiones planteadas por
su Gobierno.
Quien sí consideró suficientes las dimisiones fue Pilar Rahola, de Esquerra
Republicana de Catalunya, aunque dijo que llegaban "tarde y mal". Rahola
cuestionó la capacidad de González para ejercer como un presidente del
Gobierno.
Mucho más duro estuvo el representante de Unión Valenciana José María
Chiquillo, que pidió la dimisión de González y propuso que el ministro de
Exteriores, Javier Solana, se pusiera al frente del Ejecutivo durante la
presidencia de la UE.

Anguita equipara a los socialistas con el PP y les pide que abandonen la política
de derechas y se unan a IU

Rodolfo Serrano, Madrid No le dejaban hablar. Le gritaron "Asturias"


(referencia a la falta de acuerdo que puede llevar al PP al Gobierno en esta
comunidad). Murmuraron y hasta se oyó alguna risa sar253 141 cástica. Julio
Anguita, terno impecable, impasible y serio, la mano en el bolsillo, sin
descomponer el gesto, esperó a que remitiera "el clamor" -llegó a pedir amparo
al presidente del Parlamento para continuar- y repitió que "los pactos, las
componendas y los acuerdos con CiU" llevan al PSOE a una política de derechas.
Derecha que, dijo, no está sólo en el PP y que amplió a los bancos socialistas
que apoyan políticas neoliberales.
El coordinador general de IU y ayer portavoz del grupo parlamentario IU-IC
tendió su mano -bien es verdad que más parecía cerrada en un puño- a las
diputadas y los diputados socialistas. Y les recordó que, al final, los conceptos de
izquierdas no están en las siglas, están en las políticas que se llevan a cabo.
Había pedido elecciones anticipadas, había dicho que él ya habría presentado,
si tuviera suficientes diputados, la moción de censura. Había hablado del Cesid.
Y había dicho que era absurdo que la investigación de lo sucedido en el centro
se le encargara al propio Manglano -"es como poner a la zorra a guardar el
gallinero"-.
Anguita, además, negó credibilidad a las explicaciones del vicepresidente Serra
y a las del presidente González. Y no es que no les creyera, es que además
acusó al propio González de ser él "el auténtico problema". Le reprochó que
intentara soltar lastre con las dimisiones de Serra y García Vargas y terminó
pidiéndole que si había "complot o conjura, tenía que denunciarlo, dar nombres,
aquí, en el Parlamento". "La sociedad no se ha conmovido con la publicación de
las escuchas", contestó a uno de los argumentos del presidente, "se ha
conmovido por ese atentado a los derechos constitucionales".
La intervención de Anguita estuvo claramente dividida en dos partes. La
primera fue un largo rosario de preguntas, de reproches, de puntualizaciones
dirigido a Felipe González.
Para la segunda parte reservó sus mejores golpes. Se dirigió a los diputados y
diputadas socialistas "aun a 253 143 riesgo de que mis palabras sean
interpretadas torticeramente, manipuladas..." (se oyeron los primeros rumores)
y les recordó que habían ganado el "escaño en buena lid" pero "golpeando los
viejos miedos de este país:
que viene la derecha".
Los rumores eran ya clamor -como el mismo Anguita dijo- cuando el
coordinador de IU aclaró que la derecha era el PP, pero era también aquella "que
vota a la reforma laboral, que hace una política neoliberal". El clamor
amenazaba con pasar a escándalo y Anguita se ofrecía a bajar el tono.
Sería el de voz, porque endureció aún más el contenido preguntando a los
socialistas: "?Con qué fuerza vais a protestar por unas políticas que ahora estáis
haciendo vosotros?". Les recriminaba y les abría los brazos: "La izquierda os
necesita". Y les reprochaba que "calléis, aplaudáis y luego murmuréis por los
pasillos", porque eso es "mantener una agonía terrible y ominosa para la
izquierda y para todo el país".
A los reproches de González y del portavoz socialista Joaquin
Almunia sobre los cafés con Aznar y la política de pactos poselectorales
seguidos por la IU, Anguita, elevando el tono -ahora sí- vino a decir que, al fin y
al cabo, si no tomaba café con González era porque éste no quería saber nada
con Izquierda Unida.
Anguita terminó su intervención haciendo un llamamiento que, a tenor de lo
que los diputados socialistas expresaban con sus murmullos y sus gritos, caía
como voz que clama en el desierto: "Ni queremos estar solos ni es conveniente.
Os esperamos para discutirlo. Os esperamos andando. El tiempo se acaba".

254 145

I El País, martes 24 de agosto de 1999 Deportes / 41

Sevilla Ecos de la prueba reina de la velocidad

Las zapatillas más rápidas del mundo

La ingeniería y la biomecánica cuidan del calzado que usa el plusmarquista de


los 100 metros
S. Segurola. Sevilla Cuando un atleta alcanza la cima de su
especialidad, se le abre un mundo
inaccesible para la mayoría de sus colegas. No sólo en cuestiones relacionadas
con el dinero y con la popularidad, también con los medios que se ponen a su
disposición para preservar su privilegiada posición. Maurice Greene refleja
perfectamente lo que le sucede a un plusmarquista mundial, estadounidense
para más señas (con todo lo que eso significa en el mercado publicitario). Y
además con el añadido de ser el hombre más rápido del mundo. A su alrededor
todo está preparado para mantenerle en la cumbre y favorecer aquello que le
caracteriza: su velocidad.
Toby Hatfield es un diseñador de zapatillas para atletas. Mitad zapatero, mitad
ingeniero. Un artesano muy especial, encargado de idear el calzado más
conveniente para Maurice Greene, una zapatilla que se adapte a sus cualidades
como velocista y que, si es posible, le ayude a ganar alguna centésima, alguna
milésima, lo que sea, pero que haya ganancia. Hatfield trabaja a las órdenes de
Simon Taylor, jefe de diseño de la compañía Nike. La base de operaciones de
ambos es Beaverton (Oregón), donde está radicada la casa matriz de su
empresa. Durante los últimos dos años han trabajado en conseguir el diseño
adecuado para los eléctricos pies de Greene. Lo que ha surgido es una zapatilla
de colores fosforescentes (rojo, amarillo y verde) que pesa 200 gramos y que
tiene un carácter singular: sólo las usa Greene. De ahí el ribete cosido en uno de
los laterales:
"Mo". Con esas zapatillas venció Mo Greene en la final de anteayer.
A pesar de su ligereza, las zapatillas de Greene pesan casi el doble de las
utilizadas por Carl Lewis en el Mundial de 1991, cuando batió el récord del
mundo con 9,86 segundos.
Las de Lewis pesaban 116 gramos, y eran de usar y tirar. "Sólo se podía utilizar
en una carrera", dice Hatfield. Se diría que las de Greene tienen una mayor
esperanza de vida; cuatro carreras. Las diferencias entre las que usó Lewis en
Tokio respecto a las de Greene no radican únicamente en el peso. La estructura
de cada una de ellas apenas guarda relación en el diseño y en los componentes.
"Aunque es más bajo que Lewis (1,76 frente a 1,86), Greene es más potente,
más grande. Sólo por eso", continua, "necesita otro tipo de calzado, una
estructura que le permita aprovechar lo mejor posible su forma de pisar sobre la
pista. Greene pisa con más potencia que Lewis y con un ángulo diferente cuando
contacta con el suelo".
No golpea el suelo como un martillo, con una proyección descomunal de
watios. Lewis tenía una pisada más deslizante. Michael Johnson, otro sobre el
que se trabaja intensivamente en el diseño de sus zapatillas, tampoco se parece
al plusmarquista mundial de 100 metros. Aunque Johnson es un atleta de 200 y
400 metros, nadie ha alcanzado una media de velocidad más alta que él. En
Atlanta corrió los 200 metros en 19,34 s. con una media
de 9,66 segundos en cada 100. Sin embargo por su estilo, menos abrasivo que
el de Greene, su calzado es diferente. Cada una de sus zapatillas pesa 125
gramos (75 menos que las de Greene) y el tejido es más sedoso.
"A Johnson se le notan las marcas de los dedos cuando corre", dice Hatfield. Y
añade: "Es un atleta que ha 254 149 tenido propensión a las lesiones
musculares y debemos cuidar muy bien el diseño para que no se produzca
ningún tipo de desequilibrio cuando corre".
A Greene no se le notan los dedos cuando avanza. Sus zapatillas parecen
robustas, muy armadas, dispuestas a resistir los martillazos del mejor velocista
del mundo contra la superficie. Por sus características, su rotunda pisada apenas
deja ... entre el talón y el suelo. El ... entre las dos resultantes es muy pequeño,
razón por la cual Greene hace un fortísimo apoyo contra la parte central de la
suela. Esa parte de sus zapatillas está reforzada especialmente. Se trata de un
pequeño tocho de nailon plastificado, muy rígido, casi una piedra debajo de su
pie. De esa manera se mejora el }efecto rebote} en el contacto con la pista,
contacto instantáneo, de apenas 80 milésimas de segundo. En el caso de Lewis,
como en el de Michael Johnson, su calzado no sólo era más ligero; también
mucho más flexible.
"Greene tiene unos pies muy grandes para su estatura.
Necesita más superficie en la planta de sus zapatillas para guardar el equilibrio
que se requiere al correr tan rápido", dice el diseñador norteamericano. "Hasta
que conseguimos la zapatilla que queríamos, tardamos 18 meses. Durante ocho
sesiones, estuvimos grabando su manera de correr. Con una cámara nos
fijábamos en las prestaciones de su cuerpo.
Con otra, nos dedicábamos a recoger toda la información sobre su manera de
golpear la pista con el pie".
La cámara grababa a una velocidad de 500 fotogramas por segundo, de tal
manera que ningún detalle pasó inadvertido para las 12 personas que tenían
encomendado el trabajo de construir una zapatilla especial para el hombre más
rápido del mundo. "Cada atleta tiene unas características propias. Por ejemplo,
observamos que Michael Johnson pone el pie izquierdo casi perpendicular a la
línea que traza su cuerpo en las curvas, cuando corre los 200 metros. Es algo
insólito porque requiere de un tobillo que es casi goma. Lewis no podía hacerlo.
254 151 Sus pies seguían la dirección que marcaba su
cuerpo".
Todos los detalles de Greene han tenido respuesta en su zapatilla. Decía
Valentín Rocandio, responsable del área de velocidad de la Federación Española,
que cuando el estadounidense pisa contra la superficie, tira el pie con la máxima
fuerza hacia adelante, para producir un }efecto cepillo}. Las cerdas del cepillo
quedarían alineadas hacia adelante, para impulsar mejor. Las zapatillas de
Greene, que cuentan con ocho clavos frente a los 10 de las de Marion Jones,
contienen una multitud de pe-
queñas púas de goma, que generen ese }efecto cepillo}. Todo dispuesto, en
suma, para que a Greene no le falte ayuda en la caza de récords.

Iv

I El País, sábado 3 de mayo de 1980 Internacional / 7

Una velada con Richard Nixon

Richard Nixon está en España, adonde ha venido para promocionar su último


libro (}La guerra verdadera}), y estuvo en }El País} el miércoles.
Hijo de cuáqueros, proveniente de la clase media, universitario a fuerza de
becas, el destino de este hombre de 67 años le ha gastado malas pasadas:
quiso representar el fiel de la balanza y del honor y ha bordeado siempre el
deshonor y el escándalo; es el cazador implacable que después fue, a su vez,
cazado.

255 153

Rosa Montero }Mister} Nixon llegó sintiéndose presidente de


Estados Unidos, convencido de su omnímoda importancia.
Borroso y blanquecino, posee la soberbia de quien ha dominado el mundo
durante años, y viéndole, una comprende con desalentada desazón que un
presidente de Estados Unidos no sólo cree encarnar el poder, sino que además
debe realmente serlo.
(Desde que dimitió, el 8 de agosto de 1974, empujado por el escándalo del
Watergate, Richard Nixon lo ha intentado todo para su rehabilitación y nuevo
lanzamiento. Primero se retiró cautamente a su casa de California, a San
Clemente. Allí escribió sus memorias, en las que aseguraba haber sido víctima
del Watergate, haber sido engañado por su buen corazón. En 1977 apareció en
televisión, entrevistado por un periodista inglés a lo largo de cinco programas:
se disculpó, se lamentó, clamó por su inocencia relativa, aseguró que para él la
política había terminado, puso gesto compungido y modesto, resaltó sus aciertos
como presidente. Porque en el mandato y medio de Nixon los mayores éxitos
fueron cosechados en política exterior: apertura hacia China, mejora de las
relaciones con la Unión Soviética, fin de la intervención americana en la guerra
de Vietnam. El nuevo Nixon, que es el Nixon de siempre, vuelve a la carga a
lomos de su política exterior. Por ello, ahora que ha vendido su casa de San
Clemente, que se ha instalado en Nueva York dis-
puesto a salir a la palestra, publica su tercer libro: }La guerra verdadera}, que
es un análisis de la situación internacional. Un análisis bélico y agresivo, en el
que contrapone el orden americano al desorden soviético, la paz al caos, la
bondad a la maldad intrínseca).

Sonrisa de elecciones

Todo empezó a eso de las 20.30 horas -una hora antes de que }mister} Nixon
llegara-, cuando entraron en el edificio los hombres del Servicio 255 155
Secreto norteamericano, vigilantes precisos y fogosos. Llevaban audífonos
incrustados en la oreja, a modo de cordón umbilical, para órdenes y sigilos, y
así, al compás de las consignas radiadas, inspeccionaron la casa entera,
escudriñaron rincones, miraron debajo de las mesas, esperando encontrar quizá
un bolchevique emboscado. Era un equipo de suspicaces sordos. Uno de ellos
dejó olvidada su agenda secreta de agente secreto en uno de los despachos, y
el dueño del despacho se la devolvió con inocencia singular, sin hacer siquiera
fotocopia de ella, mientras que el olvidadizo agente enrojecía hasta la médula,
horrorizado ante su fallo. Pero }mister} Nixon (todos le llaman }mister
President}, porque un presidente de Estados Unidos conserva siempre el
tratamiento, aunque haya salido por piernas del sillón, como en este caso)
estaba al llegar, y los agentes se dispusieron disciplinadamente a su espera en
la puerta:
--}Mister president} es muy amable, muy abierto -decía uno-. Dará la mano
incluso a los empleados.
Y }mister} Nixon llegó y dio la mano incluso a los empleados, con
estereotipada sonrisa de candidato electoral. Su Dodge azul marino venía
precedido por los motoristas municipales, una pareja de guardias armados
vigilaban sus pasos, y su escolta personal ascendía a catorce hombres: tres del
Servicio Secreto norteamericano, tres de la Embajada de Estados Unidos, tres
policías españoles de paisano, tres chóferes-guardaespaldas y el coronel
Brenan, jefe de la }casa civil} de }mister} Nixon, y Ray Price, su asesor político,
el hombre que le escribe los discursos.

"Soy libre de opinar"

Primero hubo una especie de cóctel, con Nixon sentado en un sofá, serio y
adusto, con los mofletes terrosos y temblones -"?Has visto?, yo creo que lleva
maquillaje" cuchicheaban los presentes-, embutido en un traje azul marino que,
a la segunda ojeada, se revelaba descabalado, es decir, que la 255 157
chaqueta era de un traje y los pantalones de otro, producto a no dudar, de un
despiste ex presidencial. Llevaba una camisa de nailon genuino, con bolsillo
sobre el corazón y un bolígrafo de plástico asomando por él: su figura era tan
estereotipadamente norteamericana que parecía una caricatura. Eso sí, sujetaba
la corbata con un elegante prendedor de oro y perla que le na-
vegaba un poco en bajura, allá como por la barriga. Jesús Hermida intentaba
hacerle una entrevista apresurada y política, con heroica resolución, ante la
masa expectante de invitados y agentes secretos que escuchaban, y }mister}
Nixon juntaba sus manos -enormes, blancas, venosas, manos de anciano- sobre
el regazo y permanecía muy erguido en el respaldo, como si tuviera que
mantener su abundante cabeza en perfecto equilibrio vertical, so pena de que,
de romperlo, se le desplomase la testuz por efectos del peso. Miraba sin ver y en
su rostro alargado no había rasgos precisos, porque tiene una cara de carne
flácida, de nariz pendular, una cara arenosa y desplomada, carente de
expresión, a excepción de una notable tendencia a componer un gesto
enfurruñado y adusto. De vez en vez, cuando hacía su chiste -y su chiste fue,
durante toda la noche, añadir la coletilla de "usted en ese año no debía de haber
nacido" a sus interlocutores, aparentando un bonachón paralelismo de hombre
viejo-, sonreía de manera incolora y fía.
Le pregunté por una entrevista que acababa de hacer a la revista }now}, en la
que dice que no puede volver a presentarse a la Presidencia de Estados Unidos
porque, según las leyes norteamericanas, sólo se puede ser reelegido dos veces,
y él ya las ha cubierto, y comenté que si él creía que ese era al único
inconveniente que podría encontrar ahora para volver a ser presidente, que si el
asunto Watergate, no tenía peso ya en la memoria de los americanos. Se le
cerró el gesto, "eso no se puede probar, es una pregunta sin mucha importancia
en estos momentos", dijo, "creo que es necesario que Estados Unidos tenga
líderes nuevos", añadió.
255 159 --Pero usted ha vendido su casa de San Clemente, se
ha trasladado a Nueva York, parece dispuesto a reintegrarse en la vida política
-insisto.
--No me he trasladado a Nueva York por el buen tiempo que allí hace, como
puede comprender, es que mis dos hijas están en el Este, y vivir a 4.800
kilómetros de distancia es demasiado. Además, he tardado tres años y medio en
escribir mis memorias, porque para los periodistas les es muy fácil escribir, pero
para mí no -su respuesta está cargada de malhumor-, y luego he tardado otros
dos años en escribir este libro actual, y ahora podría quizá dedicarme a otros
trabajos, pero creo que estando fuera del poder puedo decir lo que
verdaderamente pienso; creo que el líder tiene la obligación de analizar el
entorno y decir lo que juzga conveniente a los demás y convencerles de que
está en lo cierto; yo, ahora, tengo la libertad de exponer mis verdaderas
opiniones.
Insistirá }mister} Nixon toda la noche en que no vuelve a la política, en que
ésta no le interesa, dando una imagen de sereno pensador que tan sólo quiere
ayudar al bien común a través de sus paternales consejos de ético cuáquero, de
político en retiro.
--Los cuáqueros son pacifistas, y usted, al parecer, es profundamente
religioso. ?Cómo se combina ese paci-
fismo con el hecho de que usted bombardeara duramente Vietnam del Norte en
diciembre de 1972, o aun antes, en 1969 y 1970, bombardeara secretamente
Camboya, sin decirlo a la opinión pública? --Yo soy pacifista, desde luego, y este
libro, }La guerra verdadera}, lo he escrito precisamente para evitar la guerra.
Pero creo que los cuáqueros, a mi entender, no están dispuestos a ser pacifistas
a cualquier precio.
Creo que hubiera sido una tragedia para Vietnam del Sur si no hubiéramos
hecho los bombardeos, si no les hubiéramos ayudado.
}Mister} Nixon bebe jerez y vino blanco, aunque los cuáqueros tampoco
beben: seguramente los cuáqueros no están dispuestos a ser abstemios a
cualquier precio. "?Ha visto el Pra255 161 do?", le preguntan. "Sí, es
magnífico; en Europa, siempre lo digo, hay que ver el Louvre, el Prado y el
Vaticano".
La cena prosigue, y Richard Nixon contesta deleitado a aquellas preguntas en
las que puede expresar su opinión sobre la situación internacional, y se enfada
cuando alguien, como John Wheeler, de la Associated Press (AP), único
periodista norteamericano presente a la mesa, le interroga sobre temas más
polémicos. Yo insisto: "Dice usted que no está volviendo a la política. Sin
embargo, usted ha representado siempre en Estados Unidos el anticomunismo.
Ahora que las relaciones entre Estados Unidos y la URSS han entrado en una
nueva etapa de enfriamiento, ?no utilizará usted su prestigio anticomunista para
encabezar una nueva corriente política?".

Iv

El comentario más bestia

Richard Nixon contesta con su voz profunda y fuerte, el único rasgo


verdaderamente personal que posee: "El anticomunismo de antes no puede ser
igual que el anticomunismo de hoy. Un presidente de Estados Unidos no puede
cometer la irresponsabilidad de no mantener contacto con los otros poderes
mundiales. Cuando yo fui a China y a Rusia, siendo presidente, muchos amigos
míos republicanos se desilusionaron. Pero es necesario establecer contacto con
rusos y chinos, el presidente de Estados Unidos ha de estar preparado para
negociar. Claro que hay que negociar desde una posición de fuerza, hay que
negociar la paz como un tratado de guerra. Tenemos que restaurar nuestra
fuerza militar, nuestra fuerza económica, y cuando rusos y chinos vean que
somos más fuertes, negociaremos la paz desde unas bases de poder". Después
comienza a enumerar el armamento nuclear, las nuevas cabezas atómicas, los
nuevos tipos de proyectiles.
255 163 --Para ser usted un pacifista, habla mucho de guerra
y de las armas.
--Es que ese es el mundo real; nadie quiso la paz tanto como el presi-
dente Wilson, pero metió a Estados Unidos en la primera guerra mundial.
No se puede hablar de la paz total porque no existe.
--Roger Martin du Gard, que fue un premio Nobel, escribió en su novela }Los
Thibault} que hablar de guerra es precisamente la manera de comenzar una
guerra.
Nixon retiembla de indignación al oír esto, los mofletes se le estremecen de
furia, responde rápidamente:
--Ese tipo no debió ganar el Premio Nobel, porque no sabe nada de Historia...;
es el comentario más bestia y estúpido que he escuchado...
-se detiene un momento, digiere su furor y, más calmado, añade-:
Naturalmente, lo de que es un comentario bestia y estúpido se lo dirijo a ese
premio Nobel, no a usted, señorita, que no ha hecho más que repetir sus
palabras...
Y habla Nixon de Franco -"que no hizo todo bien, con el que no
estoy del todo de acuerdo, pero que tuvo grandes aciertos"-, y de Pinochet -"a
Pinochet no le conozco, pero parece que el régimen chileno actual está
consiguiendo un buen desarrollo económico, y, desde luego, Allende arruinó al
país y además creó un Estado policial"-, y después mira su reloj con aire de dar
la visita por terminada.
(Es un destino peculiar el de este hombre, considerado acabado en su carrera
política en innumerables ocasiones, un perdedor nato, que es capaz de volver a
vencer a fuerza de insistencia, de resistencia, de obcecación en su lucha, que
está dispuesto de nuevo a salir a la palestra, a olvidar que ha sido el único
presidente de Estados Unidos que ha tenido que dejar el poder a medio
mandato. Nixon basa su fuerza en una ambición infatigable).
Y mientras todos nos ponemos de pie, intento hacerle la última pregunta, sobre
la posible utilización de los países alineados en la OTAN como peones de una
guerra. Nixon me brama: "Es una pregunta irracional", 255 165 se vuelve a
firmar a los invitados los ejemplares de su libro; yo siento que alguien me sujeta
con firmeza del antebrazo y me aparta del grupo, es un hombre más bien bajo,
corpulento, un norteamericano rotundo: "Mejor déjele firmar ahora los libros",
me dice con helada sonrisa, mientras me mantiene firmemente agarrada.
Pero ya se va }mister} Nixon, se despide, sonríe parcamente. El corresponsal
de la AP va a estrecharle la mano, y }mister} Nixon le ignora y le deja con la
palma extendida al aire. Sale por la puerta, rodeado de su aparato de seguridad;
los sordos, los agentes de la embajada, los policías españoles, un compacto
grupo de movimientos bien sincronizados, y en dos segundos la sala queda
medio vacía con su ausencia. Alguien echa en falta una botella de whisky del
bar, y se comenta que los agentes de seguridad de Nixon habían hecho una
apuesta sobre si eran capaces de llevarse la botella. Lo fueron.
Iv
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Luz de Gas

Vicente Cantatore, entrenador de fútbol "Al fútbol no lo mata nadie"

Feliciano Fidalgo Los hombres y mujeres de Pucela lo han }


nombrado} dios de carne y hueso porque la directiva del Real Valladolid, sin ton
ni son, por tres partidos perdidos, lo ha puesto de patas en la calle: en el campo
Nuevo Zorrilla el clamor pro-Cantatore es la palabra del día; y en la plaza de
Toros otro tanto; y es pregonero de las fiestas de San Mateo, y lo han acuñado
como vallisoletano del año.
}Pregunta}. ?Le convertirán en paso de la severa y grandiosa Semana Santa
de Valladolid? }Respuesta}. No. Lo que tendré siempre es el cariño de la gente.
}P}. ?Qué tiene el fútbol que no se ve y remueve a una ciudad? }R}. Es difícil
explicarlo: es deporte vital, es la masa, es el dinero, domina ánimos...
}P}. ?Qué ha hecho usted que no saben los aficionados y sabe la directiva para
echarle? }R}. He volcado mi experiencia en un grupo de jugadores jóvenes.
}P}. "Vicente, la gente inteligente está contigo", gritan en Valladolid. ?Qué hay
que pensar? }R}. Eso no lo olvidaré nunca en mi vida. Pero que ahora sea para
la institución.
}P}. Me parece usted muy, muy buena persona.
}R}. Es una obligación, no es virtud.
}P}. ?Está loco el fútbol? }R}. En lo económico, sí.
}P}. ?Qué manicomio le iría? }R}. Buscar un equilibrio y saber
que con más dinero no se juega mejor.
256 169 }P}. Una cláusula de rescisión de 65.000 millones, ?
revela que a alguien se le apareció Dios? }R}. En fútbol, lo que hoy parece
absurdo, en un año es una realidad.
}P}. ?Por qué le han destituido? }R}. Aún no me lo explico.
}P}. A Cantatore, el carismático, le echan: ?y si ahora el Pisuerga deja de pasar
por Valladolid? }R}. Es que el Pisuerga siempre va a pasar por Valladolid.
}P}. Usted es el primer entrenador despedido a través de la radio: ?hubiese
preferido la tele o la homilía del cura de su parroquia? }R}. No hubiera querido
que me despidieran nunca.
}P}. Una recién casada no queda embarazada después de tres noches de
amor, ?hay que repudiarla? }R}. Eso quiere decir que no pudo quedar
embarazada.
}P}. ?Qué le gusta más del paseo de Zorrilla? }R}. La alegría de la gente
cuando pasea.
}P}. ?Ha hablado con Valdano tras el despido de ambos? }R}.
Sí, en una emisión de radio.
}P}. ?Le han salido canas por el despido brutal? }R}. No, angustia y amargura
por no irme de otra forma.
}P}. Con tanto follón de entrenadores, jugadores, cláusulas de rescisión, ?le ve
futuro al fútbol? }R}. Al fútbol no lo mata nadie.
}P}. ?Y los entrenadores tienen futuro? }R}. Sabemos que todo depende de los
resultados.
}P}. Si se juntan usted, Valdano y Cruyff, ?no podrían comprar un equipo de
fútbol? }R}. No tendríamos dinero.
}P}. Pero les prestaría dinero un banco.
}R}. Nosotros somos entrenadores, no dirigentes.
}P}. ?De qué sabe además de saber de fútbol? }R}. De muy pocas cosas; por
eso soy medianamente inteligente.
}P}. ?Cuál es su privilegio? }R}. Me siento privilegiado para 256 171 saber
escuchar. Y me siento privilegiado por estar en una profesión vocacional.
}P}. Si mañana Valladolid se echa a la calle y la directiva le readmite, como ya
ha pretendido, ?qué haría? }R}. No pretendo eso, ni lo he buscado.
}P}. Aznar, ligado a Valladolid, ?le ha telefoneado para consolarle o algo así? }
R}. No.
}P}. ?Qué le mantiene vivo? }R}. Mi familia y la vida, que son lo más bonito.
}P}. ?Sobra dinero en el fútbol? }R}. Lo que ocurre es que el fútbol genera ese
dinero.
}P}. ?Qué escasea en el fútbol? }R}. A veces, el equilibrio de los dirigentes
para juzgar.
}P}. ?Moriremos de una intoxicación de fútbol? }R}. No, el fútbol agrega vida.
}P}. ?Qué espera de la vida tras 44 años de fútbol a sus espaldas? }R}. Seguir
en el fútbol hasta que muera, aunque sea de espectador.
}P}. ?Qué es el amor? }R}. Estar ligado a algo sin condiciones.
}P}. ?Qué le dice en estos instantes a la afición del Real Valladolid? }R}.
Gracias por conocerlos; y ahora a alentar al equipo.

257 173

La Ciudad Bonita. La viciosa, la pecadora y hasta la religiosa, a las carreras

Vida nocturna en Bucaramanga !Taxi, una carrera al cielo con el infierno!

Por Alejandro Higuita Rivera

"Es un antro, lo peor de la ciudad está acá", dice el flaquísimo taxista Pedro
Jiménez al pasajero que recogió en la terminal de transporte terrestre y que le
pidió que lo llevara a la residencia El Reposo, en la calle 28 con la 7ª.
Son las 6.00 p.m. y en la acera del frente, un grupo de indigentes, a quienes el
cabello largo y los trapos sobre los trapos dificultan identificar su sexo, preparan
una sopa en un tarro de galletas Saltinas; dentro del recipiente, ennegrecido por
el humo, flota un hueso blancuzco con varias papas minúsculas.
La fogata y la luz mortecina de un bombillo de una caseta son lo único que
iluminan el lugar. Debajo del foco, una señora regordeta y de incipiente bozo,
vende perros calientes y gaseosas. Es la mandacallar, la inversionista del hueso
y además, negocia con la basuca, la marihuana, el perico y quién sabe qué más.
Quienes se atreven a pasar por estas calles, cercanas a la Fiscalía, deben estar
"muy mal", según Jiménez, pues la fama adquirida es más que tenebrosa. "De
acá se dice de todo, que violan a las mujeres, que atracan, que guardan los
carros robados. Pero eso es mentira, acá sí pasan cosas malas pero eso ocurre
en toda la ciudad", asegura la vendedora.
Su versión no es muy creíble; los taxistas dicen conocer casos espeluznantes,
historias que los pasajeros les han narrado pero que ellos no pueden certificar.

258 175

Una voz clama en el desierto

A estas calles les caen del cielo los profetas, o mejor dicho, éstos ruedan en
taxis. "Dios te ama", condena o salvación que lanza un taxista rojizo y rollizo al
visitante. "Tú eres la iglesia... Dios habita en cada uno de nosotros..." Y
comienza la cantaleta y no se calla, pero es que no se calla, mientras se interna
hacia el centro, por la Cra. 15.
El san taxista le entrega al silente pasajero un plegable con la leyenda: "!O
cambias!... !O te condenas!" Luego lo invita a la Casa de Dios, en la calle 43 con
la 14. "Allí lo encontrarás", asegura. La Iglesia Pentecostal es un salón inmenso.
Las mujeres llevan el cabello largo y lucen vestidos negros hasta más debajo de
los tobillos; los hombres llevan pantalones oscuros y camisas blancas,
despercudidas. Todos con las biblias entre sus manos y con las gargantas listas
para gritar hasta ensordecer a los habitantes de mil kilómetros a la redonda con
la amenaza de "El fin del mundo está cerca..." El rollizo está tan rojo que
aumenta la temperatura del recinto. "Los taxistas tenemos una misión:
evangelizar", le dice a la oveja descarriada que atrapó. Proclama que muchos
pasajeros han seguido su buena nueva: "He tenido a varios de otras ciudades
que han encontrado el camino de Dios en mi taxi. Ellos llevarán la semilla del
Evangelio para sus ciudades. Eso es evangelizar".
La noche sacra del sábado finaliza a las 7.30 p.m. La oveja se despide del
profeta del volante y sale del templo rumbo a las Cra. 15, dejando atrás a su
"salvador", quien a una cuadra se le escucha clamar, como una voz en el
desierto: "Bucaramanga está perdida por el odio, la mentira, el sexo..." !Amén!

258 177

Caliente, caliente, eo...

En la Cra. 15 los vendedores informales de revistas porno, de cartillas


Pokémon, de mangos, sandalias y más chucherías guardan la mercancía; otra se
apodera de las calles.
Como salidas de las alcantarillas salen las chicas. !Las chicas! Todas con sus
vestiditos, senitos y palabrotas. "Papito, mira lo que tengo", dice una
provocadora. Mejor no mirar.
Un taxista aparece y vaya que si es de ayuda cuando hay que saber de sexo en
la ciudad. Este es gordo y con una nariz tan ancha como su sonrisa.
Asegura que el mejor sitio de le-
vante es por la Cra. 15, entre la 36 y la 20.
Las de la Cra. 33 no hablan con extraños. "A menos que sea un mexicano", lo
dice como un chiste por la cantidad de sitios de rancheras y de mariachis del
lugar. Además de plata, hay que tener pinta de mero macho, a lo Vicente
Fernández, para que las chulas se dignen a aceptar los requerimientos sexuales.
Con las chicas de la 36 hay que tener cuidado, pues allí ellas son fácilmente
ellos. "!Ah, es que los maricas no faltan!", grita el chato. Y las de la Plaza son
directas al bolsillo. "10.000 pesos mi amor", le informan las gatas golosas a los
perros en calor.
Los ratos de sexo se pasan en los hoteles dos estrellas o en las residencias
destartaladas. En estas últimas, como en la Nutibara, se tiene derecho a lo
típico: una porción de papel higiénico de una capa y de color marrón, una toalla
y una jarra con agua para limpiar el cuerpo antes y después de aquello. Valor:
8.000 miserables pesos por menos de una hora.

Sexo triple X

A falta de plata están las mangas, los lotes abandonados o los parques, y aquí
sobran. Las salas triple X son para otro público. Bucaramanga tiene dos
registradas en el directorio telefónico: El Rosedal (Cra. 34 con la 259 179 21) y
El Unión (Cra. 16 con la 45). En el primero escasean las mujeres, puros hombres
solos, algunos junticos; y en el segundo nada de damas, a excepción de una
malgeniada anciana, tapizada en polvos, que a veces hace de cajera y otras de
tendera.
Sus clientes conocen tanto de los gatos que se pasean por entre las silleterías,
como del prontuario de los actores y actrices folladores: Rocco Sigfredy, Moana,
la Cicciolina...
Un cliente, delgadito y florido, cuenta en la tienda las penurias del sexo en vivo
en El Unión. "A veces la policía molesta y hay que darles plata, o uno se topa
con quien no debe y le arman un escándalo tenaz, otras veces uno se arrepiente
y bueno, aunque se diga que ojo de loca no se equivoca, yo me he equivocado".
A estas salas ingresan, dice el taxista, los prostitutos y cacorros. Dice que ellos
tienen menos espacios que la otra gente pero que en Bucaramanga los hay.
Sobre la Cra. 33, entre las calles 45 y 34 existen cuatro.
Tres de ellos son fáciles de identificar porque sus dueños se
esfuerzan en que no lo sean: no tienen su nombre en las fachadas, como el bar
Abril y las discotecas Ángel Negro 1; el otro es más que evidente, lleva el
nombre El Closet afuera, en donde este 5 de agosto "... tenemos otro show de
striptease que cada vez son más y más interesantes", según anuncia un boletín
que circula en otros bares.
"Se llama Abril porque es el mes de la primavera", dice con voz primaveral
Mauricio G., su dueño. "Bucaramanga es todavía una sociedad muy cerrada, por
eso no salimos ni en el
directorio telefónico, pero sí estamos en la guía nacional Hot Gay".
El temor del primoroso es porque hace unos años Vanguardia Liberal publicó
los nombres de varios homosexuales que organizaron un supuesto escándalo en
una finca. "Eso fue horrible, casi me echan del país", expresa Mauro.

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!Qué hambre!

Son las 4.00 a.m. y la vida nocturna va feneciendo, dejando borrachos y


borrachas con las tripas vacías.
Pero para eso están los taxistas gourmet.
Se llama Francisco, a secas, así se le presenta a los pasajeros ebrios que
recoge las aceras. "Si el borracho está bien llevao, lo llevo a la Calle de los
Desayunaderos".
Ésta se encuentra en la Cra. 15 con la calle 42. Son como 5 negocios con una
clientela variopinta: serenateros aulladores de la luna, putas con los maquillajes
corridos, ancianos cogidos de la vida, travestis y dragqueens con silicona hasta
en las tetas, amantes oliendo a jabón de hotelucho...
Todos en un banquete de lujo, como en el Desayunadero Popular: el mejor
caldo de huevo, la oreja o trompa de marrano más exquisita, la sopa de sangre
más vitamínica... Eso asegura el taxista y mesero del negocio y no hay cómo
comprobarlo, pues a esa hora la ebriedad, el olor a miaos, el cacaraqueo de los
travestis y putas evitan cualquier concentración, pero sobre todo la
aproximación del nuevo día, que con sus rayos solares amenaza con atravesar
los cuerpos de quienes viven la noche. Llega la luz y !taxi! Un taxi rápido. Hay
que dormir el día para vivir la noche.

Fin de la obra

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Índice

Apéndice. Un recordatorio, no una antología . 5 Vida nocturna en Bucaramanga


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