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SECUNDARIA DEL VALLE

DE MACUSPANA
¡Fieles al deber!

EL DESARROLLO DE LA
MINERÍA, AGRICULTURA Y
GANADERÍA EN LA NUEVA
ESPAÑA

Alumno: Luis Alberto Gil Bocanegra

Materia: Historia

3 “A”
Sección Secundaria

Macuspana, Tabasco 04 de Octubre de 2018


LA MINERÍA EN LA NUEVA ESPAÑA

A partir de 1548 se descubrieron en la Nueva España, ricas minas de plata en varios


puntos del territorio, el metal produjo grandes riquezas y fue la principal fuente de
ingresos para la monarquía de España. Las primeras minas explotadas por los
españoles fueron las de Tehuantepec, Zumpango y Taxco (Guerrero), Sultepec
(Edo. de México) y Tlapujahua (Michoacán).
El auge minero de Nueva España se inició con el descubrimiento de las minas de
Zacatecas en 1546. A partir de ese momento, la actividad se extendió por diversos
rumbos como Guanajuato, Pachuca, San Luis Potosí. Se fundaron importantes
ciudades en las cercanías de las minas más ricas.

En Pachuca alrededor de 1555, Bartolomé de Medina inventó un sistema para


separar la plata de otros minerales, utilizando mercurio, sal y pirita de hierro o cobre.
Este sistema fue conocido como “beneficio de patio” o “sistema de amalgamación”
y redujo el tiempo y el costo de la producción de plata y perduró hasta 1792.
En la etapa colonial la producción de minerales presentó altibajos: de 1555-1630,
periodo de auge por el descubrimiento y explotación de nuevas minas, de 1630-
1740, periodo de disminución de la producción, por escasez de mano de obra,
limitaciones técnicas, inundaciones en las minas, falta de caminos e inseguridad en
ellos y escasez del mercurio, monopolizado por la Corona española.
La minería tuvo una gran importancia para la Corona, ya que sus principales
ingresos provenían de los impuestos que debían pagar los mineros por la
explotación de las minas, estos impuestos fueron: el Quinto Real, el minero debía
pagar una quinta parte de lo extraído, a partir de 1548 se redujo a la décima parte
o diezmo; el derecho de amonedación, implementado en 1536 cuando se estableció
la Casa de Moneda para la acuñación de monedas de plata y cobre y el derecho de
vajilla; impuesto cobrado por la producción de vajillas y alhajas de plata y oro.
El trabajo en las minas representó una gran explotación, los accidentes eran
frecuentes y las enfermedades se presentaban tras unos cuantos años de labor.
Para mantener la actividad minera sus dueños compraban esclavos, conseguían
indios cautivos o a través del sistema de repartimiento o tenían que pagar salarios
altos. La extracción de plata produjo las fortunas más grandes de la Nueva España,
los mineros exitosos eran dueños de haciendas y palacios, compraban títulos de
nobleza y exhibían su riqueza con ostentación. Los que fracasaban realizaban
cualquier trabajo, o vagabundeaban en busca de una nueva oportunidad. Algunos,
que se habían enriquecido, lo perdían todo cuando la veta o yacimiento minero se
agotaba y no podían pagar sus deudas.
La minería, como actividad
económica principal, generó un
contexto nuevo en la del virreinato. El
oro y la plata se consolidaron como
productos de exportación, sirvió de
enlace entre España y su colonia,
además de unir la economía mundial
con la del incipiente virreinato. El
auge del oro como material minero
principal ocasionó que Antonio María
de Bucareli y Ursúa, virrey de Nueva
España, decretase en 1772 un edicto
por el que se instituía la moneda de
oro como circulante oficial del Virreinato de Nueva España, medida que contaba con
la anuencia del rey de España y del conde de Aranda, primer ministro.6 El comercio,
la agricultura y la ganadería se vieron consolidados y fortalecidos con la medida
tomada por Bucareli, así como otras áreas como manufacturas y artesanías.
Además, el oro impidió por mucho tiempo la devaluación de la moneda al brindar un
medio estable de canje. Otra actividad beneficiada por la minería fue la exploración
del norte del país, abandonado desde la caída chichimeca, pero el descubrimiento
de minas llevó a misioneros, agricultores y ganaderos a establecerse en las vastas
praderas del norte, convirtiendo aquellas zonas inhóspitas, estériles y desoladas en
zonas de producción, como Monterrey, capital del Nuevo Reino de León. Así, la
minería fue consolidando su posición como la actividad económica más redituable
en el virreinato, pero cayó a mediados del siglo XIX, al surgir la industria, caer las
minas a causa de las guerras, y devaluarse la moneda de oro en 1882.
Minería de Guanajuato

Guanajuato tiene una tradición minera que data de la época virreinal. Sin embargo,
la riqueza del subsuelo no siempre ha sido extraída en forma óptima. Actualmente,
la minería en la entidad se encuentra en una etapa de recuperación y se ha
consolidado como el primer productor nacional de oro, y cuarto de plata, como
resultado de la adopción de tecnología moderna en la extracción y el beneficio de
los metales, y a la creciente participación de la inversión privada. Igualmente, la
entidad se ha convertido en un importante productor de minerales no metálicos,
entre los que destacan la fluorita, que ya se exporta, sílice y el feldespato. A la fecha
hay en la entidad 51 compañías mineras que emplean a 3.500 trabajadores, cuya
fuerza productiva representa apenas el 15% del producto interno bruto en el estado,
lo que refleja el escaso grado de actividad. Guanajuato representa un futuro
halagador en esta rama de la economía, pues se podrá explotar en gran escala
ópalo, granito, caliza, azufre, cobre, plomo y hasta diamantes. Las minas se
encuentran en los municipios de San Luis de la Paz, Comonfort, Atarjea, Acámbaro,
Pénjamo, Guanajuato, San Diego de la Unión, Dolores Hidalgo y Huanímaro.
Minería de Zacatecas
La industria principal de Zacatecas es la minería, principalmente la extracción plata,
oro, mercurio, hierro, zinc, plomo, bismuto, antimonio, sal, cobre, cuarzo, caolín,
ónix, cantera, cadmio y wollastonita. Las riquezas minerales del estado fueron
descubiertas poco después de la conquista, y algunas de las minas (y las más
famosas de México) datan de 1546. Las más productivas son las minas de plata de
Alvarado. Solo de esta mina se extrajeron más de 800 millones de dólares durante
1548 y 1867, según los registros que se han conservado. Hoy en día, México es el
primer productor de plata del mundo. Zacatecas tiene trece distritos mineros. Los
más importantes son: las de Zacatecas, Concepción del Oro, Sombrerete,
Chalchihuites, Mazapil y Noria de Ángeles. Existen 86 unidades económicas en la
actividad minera. La manufactura es un sector de la economía en crecimiento, de
estas la industria alimenticia y de bebidas es la más grande.

Minería de Pachuca y Real del Monte


El descubrimiento de las minas fue realizado hasta el año de 1552 por Alonso
Rodríguez de Salgado, Mayoral de una estancia de ganado menor. A partir de este
momento, el aspecto de la población se fue transformando notablemente, pues
empezaron a llegar decenas de operarios para emplearse en las diversas labores
mineras. El desarrollo minero de Pachuca dio comienzo a raíz de 1552, cuando
Bartolomé de Medina inventó el sistema de amalgamación para el beneficio de los
minerales, fue desarrollado en la hacienda de Purísima Grande. Este proceso
permitía beneficiar de un modo económico los minerales de plata; era necesario
mezclar el mineral pulverizado con agua, sal, mercurio, y otros compuestos. Se
extendían las "tortas" en patios muy grandes, donde se debían incorporar los
reactivos; "Dar los repasos", es decir, mezclar con ayuda de animales y cuidar que
las reacciones se efectuaran adecuadamente a fin de que la plata formara
amalgama con el mercurio. Después de varias semanas se lavaba la torta para
retirar los materiales indeseables y la mencionada amalgama se pasaba a un horno
especial donde, con mucho cuidado, se volatizaba el mercurio y que daba la plata
en forma esponjosa, y finalmente se fundía para obtener las barras del blanco metal.
Este proceso se le conocía también como beneficio de patio.
En el Siglo XVIII, la visión del Pedro Romero de Terreros, hizo resurgir el mineral de
Real del Monte, al encontrar nuevas y ricas vetas que dieron a Pachuca un auge
extraordinario. A partir de este momento, el aspecto de la población se transforma
notablemente, pues empezaron a llegar decenas de operarios para emplearse en
los diversos laboríos mineros, así la relación de tasaciones señala que para 1560,
es decir 8 años después del descubrimiento, la
población ascendía a 2,200 habitantes, lo que
significaba un incremento de casi el 300% con relación
a la de 1550.
En 1766 pretendió suprimir el partido, forma de pago que
se había hecho costumbre entre los mineros. El partido
consistía en que el último costal de mineral que se subía
el trabajador de la jornada lo dividía entre el y el dueño
de la mina. Los mineros de protestaron por esto, que
incluyó la presentación de un pliego de peticiones y el
paro de labores y, al no tener solución favorable, se
desató la violencia. La turba atacó y mató al Alcalde
Mayor de Pachuca. Fue necesaria la intervención de las
autoridades virreinales para resolver el conflicto.
Es en esta época del auge en la minería en que salían
grandes cantidades de oro y plata para España y se dice
en los libros de la época que si los lingotes de metales
preciosos no llevaban el sello de Real del Monte y
Pachuca, no querían recibir la plata, porque ese sello era
garantía de la pureza del metal extraído en esta ciudad.

La agricultura
Durante la época de la colonia, la agricultura estuvo en situaciones precarias y de
atraso, esto debido al descuido que se tuvo de esta actividad tan importante.
El factor principal para que la agricultura no tuviera avances fue que la distribución
de las tierras se encontrará en muy pocas manos. Provocando que suelo fértil no
se trabajara teniendo como consecuencias un deficiente progreso en la agricultura.
La agricultura en la época de la colonia solo daba abasto para producir alimento
para los pobladores de la colonia, más sin embargo en épocas de sequía el hambre
asechaba a la población, siempre siendo los indígenas los que más padecían.
Los principales enemigos de la agricultura novohispana fueron los latifundistas
(dueños de grandes extensiones de tierra) y la iglesia.
Los latifundistas por su parte solo buscaban sus intereses, explotaban la tierra en
busca de bienestar y como eran propietarios de muchas hectáreas no les era
suficiente explotarlas todas, quedando en desuso tierras cultivables, afectando el
progreso.
Otro enemigo de la agricultura novohispana es la iglesia (propietaria de la mayoría
de las tierras cultivables) obtenidas por medio de pagos por préstamos que hacía a
los pobladores que en momentos de necesidad tenían que empeñar sus tierras,
obteniendo la iglesia intereses y rentas altísimas.
Las tierras propiedad de la iglesia estaban en completo desuso, perdiendo la
oportunidad de cultivar en ellas y afectando la agricultura novohispana.
En la Nueva España la agricultura fue la base de la economía, por la producción de
alimentos para la población y para el ganado, y como materia prima para otras
actividades económicas como la minería. Generó importantes ingresos para
España, por la gran cantidad de productos que se exportaban a Europa como:
cacao, jitomate, aguacate, maderas, vainilla, grana cochinilla, etc.
La tierra y el clima templado de la Nueva España favorecieron la introducción de
nuevos cultivos como el arroz, avena, cebada, sorgo, caña de azúcar, trigo, café,
ciruelo, durazno, lino, cáñamo, el añil, etc.

El trigo
Fue el cultivo más apoyado por las autoridades, por ser la base de la alimentación
española, al cual se destinaron importantes regiones y de mano de obra indígena.
Hacia la segunda mitad del siglo XVI se conformaron cuatro grandes zonas
trigueras: 1) los valles de Atlixco y Puebla; 2) el valle de México y Toluca; 3) El Valle
de Oaxaca y 4) algunas regiones de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas.
Los españoles introdujeron una nueva organización en el trabajo y nuevas técnicas,
como la yunta, el arado y otros aperos de labranza.
La caña de azúcar
Fue un cultivo de gran demanda, se produjo en: Cuernavaca, Atlixco, Puebla,
Orizaba, Jalapa, Córdoba y Michoacán, de menor importancia en Oaxaca y
Chiapas. Los indígenas fueron brutalmente explotados, en estas plantaciones, por
lo que en 1631 la corona prohibió el trabajo indígena, sustituyéndolo por esclavos
negros traídos de África.
Otros productos agrícolas importantes fueron el algodón, el cacao, la vainilla y el
añil, todos ellos de origen autóctono. El algodón fue importante porque constituyó la
materia prima de la industria textil. Durante el siglo XVI el olivo y la vid, el gusano
de seda, la morera (planta para alimentar al gusano), el lino y el cáñamo tuvieron
buena aclimatación pero cuando su producción representó competencia para los
productores de España se prohibió su explotación.
La agricultura indígena no obtuvo cambios importantes, los indígenas siguieron
utilizando los instrumentos rudimentarios de labranza y el sistema de cultivo de
milpa y chinampa. Los productos cultivados fueron los mismos de siglos atrás: maíz,
frijol, chile, jitomate, calabaza, algodón, cacao y maguey, entre otros y la producción
siguió siendo fundamentalmente para el autoconsumo.
La ganadería
La ganadería es una actividad que se ha desarrollado desde la época prehispánica.
Aunque hay muy poca información sobre la forma en la que se realizaba, se sabe,
por algunos escritos, que en los años anteriores a la Conquista se criaban abejas y
cochinilla de nopal, así como diferentes tipos de aves, entre ellos guajolotes.
Mientras que el perro itzcuintli, que además domesticaron, tuvo un uso comestible.
Desde los primeros años de la conquista se introdujeron a la Nueva España diversas
especies de ganados en cantidades reducidos debido a las dificultades de
transporte, pero las buenas condiciones climáticas y topográficas permitieron el
desarrollo de la ganadería. El ganado reportó amplios beneficios: el excremento
como abono natural para los cultivos y una fuerza de carga y de transporte de la
producción agrícola, en los reales de minas se utilizó como fuerza motriz, de carga
y fuente básica de alimentación.
El problema principal de la ganadería fue la necesidad de grandes extensiones de
tierra para el pastoreo, que provocó la destrucción de cultivos indígenas y la
apropiación de grandes extensiones de tierra, muchas de ellas de las comunidades
indígenas, formando grandes latifundios.
Cuando llegaron los españoles a América,
trajeron el caballo y, posteriormente, cuando
comenzaron a asentarse, introdujeron los
cerdos; después las reses y, finalmente, los
borregos y las cabras. En esa época ocuparon
grandes terrenos en los que construyeron
haciendas; en ellas, los indígenas
desarrollaban distintas actividades entre las
que se encontraba la ganadería.

En la época colonial, todo lo relacionado con


la cría de animales y sus beneficios fue
controlado por la Corona Española, que a su
vez otorgó el poder de reglamentar y proteger
la actividad ganadera a la Hermandad de la
Mesta, una organización de antiguos
pastores.

El desarrollo de la ganadería comenzó con la multiplicación de los cerdos, que en


lugar de alimentarse en los pastizales, lo hacían con el maíz que los indígenas
tributaban a los españoles.

A partir de este momento, inició la expansión de la ganadería.


Después de la Conquista apareció el
mercado formal de la carne. En ese
momento, conforme a la legislación
de la Nueva España, surgió la figura
del “obligado” (similar al carnicero
que ahora conocemos), quien debía
vender a los precios convenidos y
obedecer ciertas reglas, como cuidar
la higiene de la carne, no venderla
después de tres días de muerto el
animal, etcétera.

La ganadería se practicaba en haciendas y en pastizales con gran éxito.

Entre 1550 y 1680 la ganadería se multiplicó con eficacia; además, durante esta
época, la actividad minera tuvo un importante crecimiento, por lo que solicitó los
recursos de la ganadería para realizar sus funciones. En otras palabras, la minería
aprovechó de la ganadería a los animales, como caballos y mulas, para el acarreo
del mineral; y sus derivados, para la fabricación de productos que servían como
instrumentos o herramientas, por ejemplo, con los cueros se hacían botas de agua,
malacates y tinajas para desaguar las minas.
Posteriormente hubo un periodo que se caracterizó por el establecimiento de
mercados de carne a mayor distancia, una menor influencia minera y menor
presencia de la Hermandad de la Mesta.
Durante los siglos siguientes, la ganadería fue, como hasta hoy, una actividad muy
valorada por los beneficios que se obtienen de ella, por ejemplo, en productos
alimenticios, en vestido, en utensilios, así como para la realización de otras
actividades apoyadas en animales como el caballo o la mula.
El ganado caballar fue el primero en hacerse presente como cabalgadura, para
nobles y caciques, su rápida multiplicación redujo su precio y muchos pudieron
disponer de caballos. Para 1524 se introdujeron las primeras cabezas de ganado
porcino (cerdos), criados y comercializados casi exclusivamente por los indígenas,
el uso de telas de abrigo y las costumbres europeas, hicieron que el ganado lanar
u ovino ocupara un lugar destacado en la economía novohispana favoreciendo la
aparición de obrajes de lana y confección de ropa. El ganado caprino (cabras) fue
muy solicitado por la dieta de los españoles, se adaptó sin problemas a las tierras
áridas del norte. El ganado vacuno (vacas) se extendió rápidamente, lo que significó
una drástica disminución de los precios de la carne en las ciudades de México y
Puebla.
La introducción de bestias de carga, asnos y mulas sustituyó el trabajo de carga de
los tamemes, en forma gradual y lenta principalmente en las zonas mineras.
El rápido incremento del ganado provocó diferencias entre los españoles, para
resolverlas se instituyó la Mesta, gremio de propietarios de estancias y de ganado
(similar a la española), los “hermanos de la mesta”, como se llamó a los ganaderos
pertenecientes a esta organización, tenían la obligación de asistir a las reuniones o
consejos, y devolver el ganado ajeno.

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