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TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
Título I
TERMINOLOGÍA
78. Términos que emplea el Código Civil chileno. Es ésta una materia con-
fusa, sobre la cual las legislaciones positivas y los autores discrepan consi-
derablemente, y no existe un criterio único que pudiera servir de pauta
general.
El Código Civil de Chile habla de nulidad absoluta y de nulidad relativa
o rescisión, haciendo una diferencia clara en cuanto a su concepto y a las
reglas que las rigen. Por otra parte, cuando el Código habla de “nulidad”
simplemente, sin otro adjetivo, quiere significar, por regla general, la nuli-
dad absoluta; pero como en materia de términos el Código Civil no ha sido
muy exacto ni preciso, habrá que entrar a aplicar, en cada caso, los princi-
pios generales que ha dado sobre la materia, para determinar a qué especie
de nulidad se está refiriendo.
Ejemplo de lo que decíamos son los artículos 1687 y 1688 del Código
Civil, los cuales, en el mismo título de la nulidad, al reglamentar los efectos
de la nulidad declarada por sentencia judicial, que son iguales para ambas
especies, usa la expresión “nulidad” sin otro adjetivo, incluyendo en ese
término a las dos clases de nulidad, absoluta y relativa.
Fuera del título referente a la nulidad, son muchos los casos en que el
Código Civil habla únicamente de “nulidad”, sin otro calificativo, y entre
ellos tenemos los artículos 10 (que hemos citado en ocasiones anteriores)
y 11, que dice: “Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o
tácito de precaver un fraude, o de proveer a algún objeto de conveniencia
pública o privada, no se dejará de aplicar la ley, aunque se pruebe que el
acto que ella anula no ha sido fraudulento o contrario al fin de la ley”. Ade-
más, podemos mencionar los siguientes artículos del mismo Código: 377
(Los actos del tutor o curador anteriores al discernimiento son nulos); 966
(Será nula la disposición... ; 1003 (Serán nulas todas las disposiciones...; 1006
y 1007 (El testamento, en ciertas circunstancias, es nulo); 1107 (El legado de
especie... es nulo); 1138 (Son nulas las donaciones...); 1478 (Son nulas las
obligaciones...); 1578 (El pago hecho al acreedor es nulo...); 1811 (Es nula
95
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
la venta); 1998 (...será nulo el contrato); 2270 (Es nulo el contrato...); 2453
y 2455 (Es nula la transacción...).
Además de estos casos, existe gran número de otros artículos en que
el Código Civil usa expresiones diversas para querer significar el efecto de
nulidad, y así emplea términos tales como “no valdrá”, “no es válido”, para
que un acto “valga”, etc., a los cuales nos referimos en párrafos anteriores.
79. Opinión de Luis Claro Solar. Por regla general, como decíamos, en
todos los casos citados el Código Civil quiere significar la nulidad absoluta,
tesis confirmada por Luis Claro, que estima que “la palabra nulidad corres-
ponde con más propiedad a la nulidad absoluta, porque para designar la
nulidad relativa o sus efectos la ley emplea también la palabra rescisión,
que tiene preferentemente en nuestro Código la significación de nulidad
relativa”.161 Así sucede en los artículos 1348, en que el Código se refiere a la
rescisión de las particiones; 1888 y siguientes (rescisión de la venta por lesión
enorme); 2456 (la transacción en que ha habido error en la persona puede
rescindirse).
80. Opinión de José Clemente Fabres. Igual tesis sustenta José Clemente
Fabres, al afirmar que “la palabra nulidad, sin otra determinación o epíteto,
ha significado siempre la absoluta”;162 pero al mismo tiempo reconoce la
existencia de casos en que “la palabra nulo o la expresión no vale importan
nulidad relativa en nuestro Código, (artículo 2110), porque el legislador no
ha sido aquí tampoco muy escrupuloso en la uniformidad del significado
de sus palabras”.
En consecuencia, “para discernir su significación, hay que tener en cuen-
ta la causa que induce al legislador a determinar la sanción, y dar como
nulidad absoluta la que se declara por contravención a una ley prohibitiva o
por falta de requisito o formalidad esencial, y como nulidad relativa, la que
es originada por error, violencia, dolo o la calidad o estado de las personas”,
confirmando así lo que decíamos más arriba sobre la necesidad de entrar en
aplicar las reglas generales de la nulidad para determinar si el Código Civil,
en un caso dado, ha querido a la nulidad absoluta o a la relativa, mediante el
simple empleo de la palabra nulidad, sin otro calificativo; generalmente será
la absoluta; pero como en el caso del artículo 2110, puede ser la relativa.
96
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
163
Véase Nº 73 supra.
164
PUGA VIAL, JUAN ESTEBAN, Derecho Concursal, El juicio de quiebras, tomo II, 2ª edición
actualizada, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999, p. 482.
97
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
165
OSSA BULNES, JUAN LUIS, Derecho de Minería, 3ª edición actualizada, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1999, p. 199.
165 bis
BARAONA GONZÁLEZ, JORGE, Es de Nulidad la Acción Resolutoria, manuscrito de
la ponencia para las Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valparaíso, 2007, actualmente
en prensa.
98
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
166
Traité Théorique et Pratique de Droit Civil, tomo XIV (De las obligaciones, tomo III), 3ª edi-
ción, Nº 1928, p. 266.
167
Principes de Droit Civil Français, tomo XVIII, 3ª edición, Nº 526, p. 532.
168
Cours de Droit Civil Français, tomo II, 3ª edición Nº 335, p. 186.
169
Cours de Droit Civil Français, tomo VIII, 2ª edición, Nº 266, p. 191.
170
Traité Pratique de Droit Civil Français, tomo VI, Nº 287, p. 398.
171
Cours Élémentaire de Droit Civil Français, 9ª edición, tomo I, Nº 74. p. 75.
172
Théorie et Pratique des Nullités, tomo I, p. 263.
173
Instituciones de Derecho Civil, traducción de la 4ª edición italiana, tomo II, p. 245.
174
Doctrina General de Derecho Civil, traducción de la 4ª edición italiana por Felipe de J.
Tena, p. 359.
99
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
Título II
CLASIFICACIÓN SEGÚN LA NATURALEZA DE LA NULIDAD
84. En qué consiste. El artículo 1681 del Código Civil, en su inciso 2º, clasi-
fica a la nulidad en absoluta y relativa, y el artículo siguiente señala las causas
que producen una y otra. Las diferencias entre ambas especies de nulidad
son muchas, y serán materia de los capítulos que siguen; sin embargo, desde
luego podemos adelantar que la división entre ambas clases presenta un
interés que debe ser considerado desde tres puntos de vista: en cuanto a las
personas que pueden invocar la nulidad, en cuanto a la posibilidad de con-
firmar o ratificar el acto nulo y en cuanto a la duración de la prescripción;175
agregaremos, por nuestra parte, que en Chile difieren también en cuanto a
las causas que las producen.
Respecto del primer punto, podemos decir que por regla general la
nulidad absoluta puede ser alegada por todo el que tenga interés en ello,
pudiendo aun el juez declararla de oficio cuando aparece de manifiesto en
el acto o contrato, mientras que la nulidad relativa sólo puede invocarse por
aquel en cuyo beneficio la ha establecido la ley.
Respecto del segundo aspecto, el acto nulo absolutamente no puede
ser confirmado, mientras que el relativamente nulo sí, y el Código ha re-
glamentado cuidadosamente la forma de proceder a esta ratificación, y los
requisitos que debe reunir.
En relación con el tercero, la acción de nulidad absoluta se extingue al
cabo de un plazo de 10 años, mientras que la acción de rescisión prescribe
en 4 años, que se cuentan de diversa manera, según sea el vicio que la ori-
ginó.
Finalmente, en lo relativo a las causas que producen una y otra, la nu-
lidad absoluta tiene lugar, en términos generales, cuando el vicio dice re-
lación con el acto mismo, y no con la persona que lo ejecuta o celebra; en
cambio, la rescisión se produce cuando el requisito que se omite se exige
para el valor del acto en consideración al estado y calidad de la persona que
lo ejecuta o celebra.
175
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 264.
100
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
Título II
CLASIFICACIÓN SEGÚN LA NATURALEZA DE LA NULIDAD
84. En qué consiste. El artículo 1681 del Código Civil, en su inciso 2º, clasi-
fica a la nulidad en absoluta y relativa, y el artículo siguiente señala las causas
que producen una y otra. Las diferencias entre ambas especies de nulidad
son muchas, y serán materia de los capítulos que siguen; sin embargo, desde
luego podemos adelantar que la división entre ambas clases presenta un
interés que debe ser considerado desde tres puntos de vista: en cuanto a las
personas que pueden invocar la nulidad, en cuanto a la posibilidad de con-
firmar o ratificar el acto nulo y en cuanto a la duración de la prescripción;175
agregaremos, por nuestra parte, que en Chile difieren también en cuanto a
las causas que las producen.
Respecto del primer punto, podemos decir que por regla general la
nulidad absoluta puede ser alegada por todo el que tenga interés en ello,
pudiendo aun el juez declararla de oficio cuando aparece de manifiesto en
el acto o contrato, mientras que la nulidad relativa sólo puede invocarse por
aquel en cuyo beneficio la ha establecido la ley.
Respecto del segundo aspecto, el acto nulo absolutamente no puede
ser confirmado, mientras que el relativamente nulo sí, y el Código ha re-
glamentado cuidadosamente la forma de proceder a esta ratificación, y los
requisitos que debe reunir.
En relación con el tercero, la acción de nulidad absoluta se extingue al
cabo de un plazo de 10 años, mientras que la acción de rescisión prescribe
en 4 años, que se cuentan de diversa manera, según sea el vicio que la ori-
ginó.
Finalmente, en lo relativo a las causas que producen una y otra, la nu-
lidad absoluta tiene lugar, en términos generales, cuando el vicio dice re-
lación con el acto mismo, y no con la persona que lo ejecuta o celebra; en
cambio, la rescisión se produce cuando el requisito que se omite se exige
para el valor del acto en consideración al estado y calidad de la persona que
lo ejecuta o celebra.
175
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 264.
100
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
del acto o contrato, gravedad que, a su vez, depende del requisito que se ha
omitido, o, en términos más generales, de la infracción cometida.
Así tenemos que hay requisitos que miran al orden público, es decir, a los
cuales la ley le atribuye tanta importancia que su omisión produce la nulidad
absoluta, afecta a todos los que tienen interés en el acto, y, como dijimos,
permite aun que el juez, de oficio, o a solicitud del ministerio público en
el interés de la moral o de la ley, la declare, con el objeto de salvaguardar
ese orden público amagado por la omisión de un requisito fundamental en
la celebración del acto o contrato; por eso se ha dicho que se trata de “una
nulidad que asegura la protección de intereses superiores a los intereses
privados”.176 Los requisitos en cuestión están tácitamente enumerados por
el Código Civil en el artículo 1682, que señala las causas de la nulidad.
Frente a la absoluta, está la nulidad relativa o rescisión, que, como su nom-
bre lo indica, afecta sólo a algunas personas, habiendo sido establecida en su
favor como una protección legal, debido a que se encuentran en situación de
inferioridad respecto de los demás individuos, lo que permitiría a éstos abusar
de su superioridad; “se concibe que los individuos protegidos por ella sean los
únicos que puedan hacerla valer, y que puedan renunciar a ella”.177
Las causas que producen la nulidad relativa son omisiones de requisitos
de menor importancia que los que dan origen a la nulidad absoluta, pues
no miran al orden público ni a intereses de orden general, sino que en su
mayor parte miran a intereses particulares de los contratantes, o han sido
establecidos en protección de personas que se encuentran en inferioridad
de condiciones frente a otras. Ésta es la razón por la que sólo esas personas
favorecidas con la nulidad relativa pueden alegarla; las causas que las pro-
ducen no se encuentran taxativamente enumeradas por el Código Civil,
sino que éste sienta un principio general en el inciso final del artículo 1682,
al declarar que todo vicio que no sea causa de nulidad absoluta, produce
nulidad relativa.
En la doctrina reciente es interesante el enfoque de la nulidad relativa
propuesto por Jorge Baraona González, quien destaca tanto el hecho de que
en este ámbito el acto puede ser impugnado sólo por la persona legitimada
por la ley como por el hecho de que consecuentemente, el acto sería relati-
vamente nulo para una de las partes.177 bis
176
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 288, p. 400.
177
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 288, p. 400.
177 bis
BARAONA G., JORGE, Nulidad: ¿Por qué relativa? Estudios de Derecho Civil, II Jorna-
das Nacionales de Derecho Civil, Olmué, 2006. Hernán Corral T. y María Sara Rodríguez P.
(Coordinadores). LexisNexis, Santiago, 2007.
101
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
178
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 266.
102
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
Título III
NULIDAD TOTAL Y PARCIAL
179
Revista, tomo 36, 2ª parte, sec. 2ª, p. 33.
180
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 264.
181
COVIELLO, obra citada, p. 363.
182
RUGGIERO, obra citada, tomo I, p. 308.
103
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
Título III
NULIDAD TOTAL Y PARCIAL
179
Revista, tomo 36, 2ª parte, sec. 2ª, p. 33.
180
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 264.
181
COVIELLO, obra citada, p. 363.
182
RUGGIERO, obra citada, tomo I, p. 308.
103
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
183
COVIELLO, obra citada, p. 363.
184
ELORRIAGA DE BONIS, FABIÁN, “La nulidad parcial”, en Revista, tomo XCV, 1998,
pp. 83 y ss.
185
COVIELLO, obra citada, tomo I, p. 308.
186
Teoría General de las Obligaciones en el Derecho Moderno, traducción de la 7ª edición ita-
liana, tomo VIII, Nº 181, p. 278. Véase también ELORRIAGA, obra citada, pp. 83 y ss.
104
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
105
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
nula o sin valor una cláusula contractual, etc.”,187 lo que significa que el tri-
bunal se ha puesto en el caso, y ha reconocido expresamente la posibilidad
de que sólo una determinada cláusula de un contrato sea nula, y no todo
el contrato. Igual opinión se desprende de la sentencia que se dictó en un
juicio, en que desgraciadamente no se llegó a resolver la cuestión sobre la
procedencia de la nulidad parcial, debido a que la acción no fue interpuesta
en forma legal; la doctrina de ese fallo dice así: “No cabe pronunciarse sobre
la nulidad parcial del contrato de arrendamiento invocada por el demandado
para exigir la devolución del exceso del arrendamiento pagado, si no se
formula al respecto demanda reconvencional, ni se exige que se tramite
debidamente esa petición”.188
Finalmente, citaremos una sentencia que resume las ideas que hemos
expuesto con respecto a este problema, la cual declara que “los actos o con-
tratos prohibidos por la ley, a falta de una sanción especial están penados
con la nulidad absoluta que, según los casos, afecta a la totalidad del convenio
o a la estipulación particular viciada, dejando subsistente el acto o contrato
en todo aquello que no se encuentre afectado por el vicio”, o sea, acepta
la misma opinión que sustentábamos anteriormente, aplicada al caso de la
nulidad absoluta por ilicitud de objeto.
El fallo continúa diciendo que “para fijar la extensión de la nulidad,
debe recurrirse, en cada caso, a la importancia que en el acto o contrato
tenga la violación de la ley prohibitiva, o sea, es menester resolver si afecta
a la esencia del contrato en razón del precepto de ley, o de la intención de
los contratantes, o si la cláusula particularmente nula es un accidente del
mismo contrato, de tan relativa importancia que, no obstante su nulidad o
inexistencia, habrían las partes llevado a efecto el contrato o acto”. Esta par-
te de la sentencia resume la opinión expuesta anteriormente, en el sentido
de que es necesario determinar la importancia o correlación de la cláusula
nula, dentro del contexto del contrato: si dicha estipulación es secundaria,
o sea, no contiene la manifestación de voluntad principal, su nulidad no
acarrea la nulidad total del contrato; lo mismo sucede si el contrato puede
subsistir sin dicha cláusula. De lo contrario, la nulidad parcial acarrea la
nulidad total.
Enseguida, la sentencia que comentamos aplica los principios expuestos
al caso práctico de que se trata, que constituye un ejemplo típico de lo que
sucede en casos en que se produce la nulidad parcial, y que ilustra con un
caso real la doctrina que hemos expuesto: “La cláusula de un contrato de
mutuo hipotecario celebrado por una institución regida por la Ley de 29
de agosto de 1855, que creó la Caja de Crédito Hipotecario, en la cual se
convino como comisión el 1% en lugar del ½% autorizado por la ley, no
puede considerarse como la causa eficiente del contrato, tanto por su escasa
importancia cuanto porque la ley, en casos análogos, como en el caso de la
fianza, asigna a esta estipulación un carácter esencialmente accesorio. Dicha
cláusula es nula absolutamente, pues viola el artículo 4º de la ley citada. En
187
Revista, tomo 31, 2ª parte, sec. 1ª, p. 178.
188
Revista, tomo 43, 2ª parte, sec. 1ª, p. 424.
106
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
189
Revista, tomo 14, 2ª parte, sec. 1ª, p. 320
107
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
190
COVIELLO, obra citada, p. 364.
108
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
191
En todo caso, para Elorriaga éste es un caso dudoso, puesto que la regla bien puede
ser equiparada a una situación de conversión del acto nulo. ELORRIAGA, obra citada, nota
Nº 67, pág. 93.
109
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
192
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, ARTURO, Tratado Práctico de las Capitulaciones Matrimoniales,
de la Sociedad Conyugal y de los Bienes Reservados de la Mujer Casada, Nos 65, 68, 76 y 77, pp. 63
y ss.
193
Misma cita anterior, Nº 78, p. 70.
194
Revista, tomo 31, 2ª parte, sec. 1ª, p. 337.
195
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, ARTURO, Tratado Práctico de las Capitulaciones…, obra citada,
Nº 145, p. 111.
110
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
196
Semana Jurídica Nº 195, semana del 2 al 8 de agosto de 2004, Boletín Jurispruden-
cial.
197
TAPIA RODRÍGUEZ, MAURICIO, y VALDIVIA OLIVARES, JOSÉ MIGUEL, Contrato por Adhesión,
Ley Nº 19.496, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2002, p. 164.
111
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
198
Para un análisis más exhaustivo de este catálogo de cláusulas abusivas, puede consul-
tarse a TAPIA RODRÍGUEZ, MAURICIO, y VALDIVIA OLIVARES, JOSÉ MIGUEL, obra citada, p. 89.
199
TAPIA RODRÍGUEZ, MAURICIO, y VALDIVIA OLIVARES, JOSÉ MIGUEL, obra citada, nota
Nº 444, p. 166.
112
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
200
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 322.
113
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
Título IV
NULIDAD EXPRESA Y TÁCITA
114
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
Título IV
NULIDAD EXPRESA Y TÁCITA
114
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
uno o más de tales requisitos produce la invalidación del acto o del contra-
to en que se omiten. Como ejemplo, podemos señalar los artículos 672 y
siguientes del Código Civil, que, al reglamentar la tradición, señalan diversos
requisitos, disponiendo expresamente que la omisión de ellos produce la
nulidad del acto.
201
RUGGIERO, obra citada, tomo I, p. 307.
202
RUGGIERO, obra citada, tomo I, p. 265.
115
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
Título V
NULIDAD ORIGINARIA Y SUCESIVA
107. Caso del artículo 1809 del Código Civil chileno. Además del ejemplo
citado, Coviello menciona otro, que se basa igualmente en el antiguo Código
Civil italiano, y podemos encontrar en nuestro Código Civil: es el caso del
contrato de compraventa en que el precio debe ser fijado por una tercera
persona; y si ésta no quiere o no puede determinar el precio, la venta que,
según el citado autor, es válida desde un principio, pasa a ser nula.
El artículo del Código de Italia que contempla expresamente este caso
es el 1454; el correspondiente en el Código de Chile es el citado 1809, que
dice: “Podrá asimismo dejarse el precio al arbitrio de un tercero; y si el terce-
ro no lo determinare, podrá hacerlo por él cualquiera otra persona en que
se convinieren los contratantes: en caso de no convenirse, no habrá venta.
No podrá dejarse el precio al arbitrio de uno de los contratantes”.
Sin embargo, no creemos que el artículo 1809 del Código Civil contem-
ple el caso de una nulidad sucesiva, porque si la persona que va a determi-
nar el precio no lo hace, no hay precio; éste no ha existido nunca, y el vicio
afecta al contrato desde un principio, en su celebración. En otras palabras, la
nulidad se produce en el acto de la celebración de un contrato, no después,
como afirma Coviello, porque no se trata de un vicio que aparece después,
203
RUGGIERO, obra citada, tomo I, p. 309 y p. 363, respectivamente.
116
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
como sería si el precio, uno de los requisitos esenciales del contrato de com-
praventa, desapareciera con posterioridad a su determinación, sino que ese
precio no ha existido nunca, jamás llegó a determinarse, debido a lo cual su
omisión es un vicio que afecta al contrato en su celebración misma, y no al
contrato válido, una vez celebrado. Por lo demás, es ésta una cuestión más
bien doctrinaria que práctica, porque el mismo Coviello reconoce que los
efectos de la nulidad superviniente son iguales a los de la contemporánea
al acto jurídico.
108. Autores que estiman que en el caso del artículo 1809 del Código Civil
se trata de una compraventa sujeta a condición suspensiva. La doctrina re-
cién expuesta recibe aplicación siempre que se considere que la venta, cuyo
precio no se determinó por el tercero encargado de hacerlo, adolece de
nulidad originariamente, y no con posterioridad a su celebración válida.
Decimos esto porque la mayoría de los autores, especialmente los france-
ses, consideran que una venta realizada con la modalidad indicada, respecto
de la fijación del precio, es una venta condicional, sometida a una condición
suspensiva, porque su existencia depende de que el tercero quiera o pueda
fijar el precio. Tal es la opinión de Troplong, Duvergier, Aubry y Rau, Lau-
rent, y Guillouard,204 que difiere, como se ve, de la doctrina sustentada por
Coviello.
El artículo 1809 del Código Civil de Chile es una repetición del ar-
tículo 1592 del francés, debido a lo cual esta doctrina recibe amplia acep-
tación en Chile; ha sido seguida por Arturo Alessandri Rodríguez, quien,
al exponerla, reconoce la naturaleza condicional de la venta, y dice que “al
señalar a ese tercero, las partes han fijado, si no el precio mismo, al menos
la manera de determinarlo, y han quedado ligadas a un precio cuya fijación
no depende de su voluntad y que tampoco pueden impedir por sí solas. La
venta existe desde que las partes convienen en la cosa y en el tercero que
debe fijar el precio”.205
Los autores citados concuerdan en considerar que si el tercero fija el
precio, la condición se cumple y el contrato se reputa perfecto desde el día
en que se celebró, y no desde el momento en que el tercero fijó el precio,
pues se trata de una condición suspensiva que, una vez cumplida, opera
retroactivamente.206
Por otra parte, si el tercero no fija el precio, ya sea porque no quiere o
porque no puede hacerlo, la condición se considera fallida, y no hay venta,
por falta del precio, elemento esencial del contrato; se considera que las
partes no han contratado jamás, que no ha existido contrato de venta; así lo
dice el artículo 1809: “no habrá venta”.
204
Citados por el Repertorio Dalloz, tomo IV, artículo 1592, párrafo 4º, Nº 56, p. 39.
205
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, ARTURO, De la Compraventa y de la Promesa de Venta, tomo I,
Nº 329, p. 353.
206
Repertorio Dalloz, tomo IV, art. 1592, párrafo 4º, Nº 329, p. 39; ALESSANDRI RODRÍGUEZ,
ARTURO, De la Compraventa y de la Promesa de Venta, tomo I, Nº 329, p. 353.
117
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
207
Obra citada, tomo XII, Nº 1913, p. 589.
208
Obra citada, tomo XXIII, 3ª edición, Nº 255, p. 162.
209
Tomo XXXIV, Nº 293, p. 345.
210
Obra citada, tomo X, Nº 38, p. 32.
118
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
111. Caso del artículo 2067 del Código Civil chileno. Íntimamente ligado con
el problema que se trataba anteriormente, está el artículo 2067 del Código
Civil, que permite a los socios de una sociedad entregar a la decisión de una
tercera persona extraña la división de los beneficios y pérdidas de la sociedad
de que forman parte; y en el inciso final del precepto citado, el Código dis-
pone que “si la persona a quien se ha cometido fallece antes de cumplir su
encargo, o por otra causa cualquiera no lo cumple, la sociedad es nula”.
Esta disposición es la misma que la citada respecto de la compraventa,
ya que la determinación de uno de los elementos esenciales del contrato
de sociedad, en este caso la división de beneficios y pérdidas, esencial se-
gún el artículo 2055, puede quedar entregada, como en la compraventa la
determinación del precio, al arbitrio de un tercero extraño al contrato. Si
este tercero no cumple su encargo, la sociedad es nula, por faltarle preci-
samente ese elemento esencial, cual es la división de beneficios y pérdidas,
requisito sin el cual “no hay sociedad”, por disposición expresa del citado
artículo 2055.
El Código Civil, en este caso, fue más preciso que respecto de la venta, y
declaró expresamente en el artículo 2067 que la sociedad “es nula”.
119
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
113. Comparación de los artículos 2067 y 1809 del Código Civil. No se crea,
sin embargo, que en el caso de la sociedad se trate de un caso de nulidad
superviniente, o sea, que la sociedad, válida en un principio, sea nula debi-
do a un hecho que se produzca con posterioridad a su perfeccionamiento;
creemos que esta situación es igual a la que se produce respecto del contrato
de compraventa, o sea, que si el tercero encargado de fijar la división de los
beneficios no cumple con su encargo, la sociedad es nula desde un princi-
pio, desde el momento en que se celebró el contrato, porque el requisito
que le falta para que sea plenamente válida no ha existido nunca, ha care-
cido de él desde la constitución de la sociedad; luego, no puede hablarse
de nulidad superviniente, sino que la nulidad existe desde que se celebró el
contrato, ya que éste nunca contuvo la estipulación referente a la manera
de proceder a la repartición de los beneficios y pérdidas que produjeran los
negocios sociales.
Por otra parte, si el tercero determina cómo deben repartirse dichos be-
neficios y pérdidas, la sociedad se considera perfecta desde su constitución,
aun cuando esa determinación se efectúe mucho después.
211
Tomo IV, artículo 1854; párrafo 2º, p. 596.
212
Tomo XXXIV, Nº 292, p. 345.
120
CAPÍTULO III - TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIONES
213
Obra citada, tomo XXIII, 3ª edición, Nº 255, p. 162.
214
Tomo XXXIV, Nº 293, p. 345.
121
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
122
CAPÍTULO I V
Título I
OPORTUNIDAD EN QUE DEBE PRODUCIRSE EL VICIO PARA
QUE UN ACTO JURÍDICO ADOLEZCA DE NULIDAD
123
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
215
Revista, tomo 29, 2ª parte, sec. 1ª, p. 70.
216
Revista, tomo 29, 2ª parte, sec. 1ª, p. 62.
217
Revista, tomo 43, 2ª parte, sec. 1ª, p. 113.
124
CAPÍTULO IV - OTROS ASPECTOS DEL PROBLEMA DE LA NULIDAD
Título II
INTERPRETACIÓN DE CONTRATOS NULOS
119. Principio general. El Código Civil da una serie de reglas para interpre-
tar los contratos, y en general todas las declaraciones de voluntad; pero es
evidente que estas reglas se aplican a los contratos válidos, que van a pro-
ducir efectos, y no a aquellos que son nulos por vicios en su celebración,
porque al ser declarados tales por la justicia ordinaria no producirán efectos
y se los considerará como nunca celebrados. En consecuencia, los contratos
que son nulos no son susceptibles de interpretación.
Así lo ha resuelto la Corte Suprema al fallar que “no cabe interpretar
contratos que son nulos absolutamente en su origen, ya que las interpre-
taciones no le darán validez, ni tendrán base legal, ni conducirán a objeto
práctico y determinado”.219
120. Inaplicabilidad del artículo 1562 del Código Civil. No obstante lo dicho
anteriormente, existe una disposición del Código Civil que parece ser apli-
cable a la interpretación de contratos nulos: es el artículo 1562, que dispone
que “el sentido en que una cláusula puede producir algún efecto, deberá
preferirse a aquel en que no sea capaz de producir efecto alguno”.
Sin embargo, atendidos los fundamentos jurídicos de las reglas de inter-
pretación de los contratos, la disposición transcrita no es aplicable a los actos
jurídicos nulos, porque se han dictado para interpretar contratos válidos,
y mediante esa regla se quiere llegar a establecer el verdadero sentido del
contrato, la verdadera intención de las partes. Por tal motivo, a una cláu-
sula debe interpretársela en forma de que produzca algún efecto jurídico,
porque si se ha incorporado a un contrato, es lógico suponer que las partes
desearon que ella tuviera eficacia jurídica; esto no significa que si hay una
cláusula nula debe interpretársela de manera que sea válida, porque la nu-
lidad existe, independientemente de la interpretación que pueda darse a la
disposición viciada, y no es concebible que mediante una simple interpreta-
ción se haga desaparecer un vicio que produce nulidad.
Atendidos estos fundamentos, la Corte Suprema resolvió que “el hecho
de ser nula o sin valor una cláusula contractual, no obliga a buscarle otro
218
Revista, tomo 93, 2ª parte, sec. 5ª, p. 1.
219
Revista, tomo 39, 2ª parte, sec. 1ª, p. 505.
125
CAPÍTULO IV - OTROS ASPECTOS DEL PROBLEMA DE LA NULIDAD
Título II
INTERPRETACIÓN DE CONTRATOS NULOS
119. Principio general. El Código Civil da una serie de reglas para interpre-
tar los contratos, y en general todas las declaraciones de voluntad; pero es
evidente que estas reglas se aplican a los contratos válidos, que van a pro-
ducir efectos, y no a aquellos que son nulos por vicios en su celebración,
porque al ser declarados tales por la justicia ordinaria no producirán efectos
y se los considerará como nunca celebrados. En consecuencia, los contratos
que son nulos no son susceptibles de interpretación.
Así lo ha resuelto la Corte Suprema al fallar que “no cabe interpretar
contratos que son nulos absolutamente en su origen, ya que las interpre-
taciones no le darán validez, ni tendrán base legal, ni conducirán a objeto
práctico y determinado”.219
120. Inaplicabilidad del artículo 1562 del Código Civil. No obstante lo dicho
anteriormente, existe una disposición del Código Civil que parece ser apli-
cable a la interpretación de contratos nulos: es el artículo 1562, que dispone
que “el sentido en que una cláusula puede producir algún efecto, deberá
preferirse a aquel en que no sea capaz de producir efecto alguno”.
Sin embargo, atendidos los fundamentos jurídicos de las reglas de inter-
pretación de los contratos, la disposición transcrita no es aplicable a los actos
jurídicos nulos, porque se han dictado para interpretar contratos válidos,
y mediante esa regla se quiere llegar a establecer el verdadero sentido del
contrato, la verdadera intención de las partes. Por tal motivo, a una cláu-
sula debe interpretársela en forma de que produzca algún efecto jurídico,
porque si se ha incorporado a un contrato, es lógico suponer que las partes
desearon que ella tuviera eficacia jurídica; esto no significa que si hay una
cláusula nula debe interpretársela de manera que sea válida, porque la nu-
lidad existe, independientemente de la interpretación que pueda darse a la
disposición viciada, y no es concebible que mediante una simple interpreta-
ción se haga desaparecer un vicio que produce nulidad.
Atendidos estos fundamentos, la Corte Suprema resolvió que “el hecho
de ser nula o sin valor una cláusula contractual, no obliga a buscarle otro
218
Revista, tomo 93, 2ª parte, sec. 5ª, p. 1.
219
Revista, tomo 39, 2ª parte, sec. 1ª, p. 505.
125
PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES A AMBAS ESPECIES DE NULIDAD
sentido en que pueda producir algún efecto, porque el artículo 1562 del
Código Civil se coloca en el caso de dos interpretaciones con probabilidades
de verdad, equilibradas, ambas válidas, para prescribir que debe preferirse
la que pueda producir efecto; pero es salirse del marco de la ley dar validez
a una cláusula nula, buscando con trabajo un sentido eficiente diverso del
que fluye naturalmente de ella”.220
En consecuencia, el artículo 1562 del Código Civil no puede ser aplicado
a un contrato, con el objeto de hacer aparecer como válida una cláusula
que es, en realidad, nula, porque lo que el legislador ha querido al estable-
cer una disposición como la citada es hacer producir al contrato todos los
efectos que le son propios, y que las partes han presumiblemente deseado;
y dentro de esta intención principal, ha dispuesto que las cláusulas deben
ser entendidas en una forma que lleguen a producir efectos jurídicos, y no
en otra en que no produzcan efecto alguno, lo que las haría estar completa-
mente de más. Esta intención no se compadece con la aplicación del citado
artículo al caso de una disposición contractual nula, porque el vicio de nu-
lidad de que puede adolecer no desaparece por una simple interpretación,
y tal nulidad debe ser declarada.221
Si se acoge la doctrina contraria, se podría llegar a burlar la ley y a
evitar la aplicación de una sanción que, como la nulidad, tiene por objeto
sancionar las infracciones a la misma ley, porque bastaría interpretar los
contratos, o sus cláusulas que fueran nulos, de manera que esa nulidad no
fuere aparente, conservando esas declaraciones de voluntad su pleno valor;
de este modo, se burlaría la aplicación de una sanción civil, y aparentemen-
te se cumpliría con el objetivo del artículo 1562 del Código Civil, porque
se estaría dando aplicación a su mandato, según el cual debe preferirse el
sentido en el cual la cláusula produce efectos a aquella en que no produzca
efecto alguno.
220
Revista, tomo 31, 2ª parte, sec. 1ª, p. 178.
221
En el mismo sentido, LÓPEZ SANTA MARÍA, JORGE, Los Contratos. Parte General, tomo II,
3ª edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2001, p. 441.
126
CAPÍTULO I
GENERALIDADES
Título I
CONCEPTO DE NULIDAD ABSOLUTA
129
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
122. Existe un solo concepto de nulidad absoluta. Como hemos dicho en pá-
rrafos anteriores, el sistema de nuestro Código Civil no contempla sino una
sola clase de nulidad absoluta, que sea cual fuere la causa que la produce, es
siempre la misma y produce idénticos efectos. El Código Civil, sin embargo,
no ha usado en todos los casos la misma terminología al referirse a los actos
que son nulos absolutamente, sino que en el artículo 10 habla de que “son
nulos y de ningún valor”; en los artículos 1554, 1814, 1701, dichos actos no
producen “efecto u obligación alguna”, o “deben tenerse por no escritos”
(artículos 1480, 1892, 2030, 415, 1001); en todos ellos, el Código Civil ha
querido sancionar con la nulidad absoluta los actos a que expresamente se
refiere, a pesar de no usar siempre unos mismos términos.
227
PUELMA ACCORSI, ÁLVARO, Sociedades, obra citada, tomo 1, p. 313.
130
CAPÍTULO I - GENERALIDADES
Título II
FUNDAMENTOS PROPIOS DE ESTA ESPECIE DE NULIDAD
228
FABRES, JOSÉ CLEMENTE, obra citada, tomo III, p. 133.
229
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 294.
131
CAPÍTULO I - GENERALIDADES
Título II
FUNDAMENTOS PROPIOS DE ESTA ESPECIE DE NULIDAD
228
FABRES, JOSÉ CLEMENTE, obra citada, tomo III, p. 133.
229
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 294.
131
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
132
CAPÍTULO II
133
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
127. Enumeración de las causales de nulidad absoluta. Para los efectos ano-
tados, seguiremos en rasgos generales el orden que señala el Código Civil,
refiriéndonos conjuntamente a los demás vicios y requisitos esenciales cuya
omisión está sancionada con la nulidad absoluta; algunas de estas causales,
que no se encuentran enumeradas expresamente en ningún artículo del Có-
digo, pueden considerarse tales por las razones que veíamos en el número
anterior, y lo han sido por diversos tratadistas.
Las causales de nulidad absoluta a que nos referiremos son las si-
guientes:
1ª. Objeto ilícito.
2ª. Falta de objeto.
3ª. Causa ilícita.
4ª. Falta de causa.
5ª. Omisión de ciertas formalidades exigidas en consideración a la natu-
raleza del acto o contrato que se ejecuta o celebra.
6ª. Falta de voluntad o consentimiento.
7ª. Incapacidades especiales para ejecutar ciertos actos.
PRIMERA CAUSAL
EL OBJETO ILÍCITO
Título I
NOCIÓN DE OBJETO ILÍCITO
134
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
Título II
CASOS ESPECIALES DE OBJETO ILÍCITO QUE CONTEMPLA
EL CÓDIGO CIVIL CHILENO
137. Por regla general, son los actos prohibidos por la ley. En general, pue-
de decirse que en todos los actos que la ley prohíbe hay un peligro de que
mediante ellos se contravengan las buenas costumbres o el orden público.
Y es por eso que la ley prohíbe los juegos de azar, la venta de libros y demás
impresos inmorales, por ser contrarios a las buenas costumbres; y declara
que existe objeto ilícito en todo lo que contraviene al Derecho Público chi-
leno, y en los pactos sobre sucesiones futuras, para evitar alteraciones del
orden público.
En realidad, lo que hace el Código Civil es excluir del comercio humano
las cosas y derechos a que nos hemos referido, por razones de moralidad y
de orden público, y deberían quedar incluidas en el Nº 1º del artículo 1464,
141
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
que se refiere a dichas cosas que están fuera del comercio jurídico. Pero que-
riendo el Código Civil acentuar el carácter de ilícito que tienen esas cosas
y derechos, ha prohibido expresamente que se celebren actos o contratos
que las tengan como objeto de la obligación, y así su ilicitud se deriva, en
primer término, del hecho de ser prohibidos por la ley.
138. Regla general. En general, es posible afirmar que todos los actos y
contratos que la ley prohíbe adolecen de objeto ilícito, y son, por tanto, nu-
los de nulidad absoluta: esta regla general se desprende de los artículos 10,
1466 parte final, y 1682 del Código Civil. El artículo 10 declara nulos todos
los actos contrarios a la ley, a menos que se designe otra sanción distinta; el
artículo 1466 sienta igualmente un principio general, que consiste en que
hay objeto ilícito en todo contrato prohibido por las leyes, y finalmente, el
artículo 1682, en estudio, completa las disposiciones anteriores.
Esta causal es muy amplia y comprende todos aquellos casos en que se
ejecuta un acto que la ley prohíbe, y ha sido criticada por Eugenio Velasco,
quien sostiene que es vaga e inexacta, ya que el objeto de tales actos, que
técnicamente es perfectamente lícito, sea que se trate de una cosa o de
un hecho, por la disposición del artículo 1466 del Código Civil, pasa a ser
ilícito.247
En realidad, la ley quiso insistir en la reprobación que le merecían los
actos y contratos que se ejecutaban contra su expresa prohibición, a pesar
de haberlos ya sancionado con la nulidad en el artículo 10, pues ella no
puede prestar su aprobación a actos que atacan o lesionan los altos prin-
cipios de moralidad y justicia que trata de amparar y proteger; por eso, no
contenta con dejar constancia de ese deseo en el artículo 10 recién citado,
que para estos efectos hubiera bastado, sin necesidad de entrar a distinguir
la causa de la nulidad, estableció la norma del artículo 1466, que en cierto
modo viene a unir al artículo 1682, que señala las causas de nulidad, con el
artículo 10. Aquel precepto explica por qué los actos que prohíbe la ley son
nulos: porque tienen objeto ilícito, lo cual está sancionado con la nulidad
absoluta en el artículo1682; se puede decir que viene a llenar un vacío doc-
trinario, quedando de este modo la teoría de nulidad absoluta por objeto
ilícito formando un todo armónico y sin vacíos.
142
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
249
Revista, tomo 23, 2ª parte, sec. 1ª, p. 196.
250
Revista, tomo 4, 2ª parte, sec. 2ª, p. 103.
251
Revista, tomo 5, 2ª parte, sec. 1ª, p. 149.
252
Revista, tomo 16, 2ª parte, sec. 1ª, p. 438.
253
Revista, tomo 21, 2ª parte, sec. 1ª, p. 257.
254
Revista, tomo 2, 2ª parte, sec. 1ª, p. 227.
255
Revista, tomo 26, 2ª parte, sec. 1ª, p. 379.
143
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
141. Leyes imperativas. Al lado de las leyes prohibitivas están las leyes impe-
rativas, que se semejan a aquéllas en que también mandan y ordenan, pero
a diferencia de ellas, no prohíben la ejecución de actos jurídicos en forma
absoluta, sino que prohíben que se ejecuten sin reunir los requisitos que ella
misma señala para cada caso particular. En otras palabras, ley imperativa es
aquella que permite la celebración de un determinado acto jurídico, siem-
pre que se ajuste a las disposiciones que contenga y que reúna los requisitos
legales que establezca, y a los cuales condiciona la validez del acto.
“Con la forma prohibitiva, el legislador veta el acto, impide que se rea-
lice con fuerza jurídica eficiente; y el desobedecimiento a la ley, o sea, su
violación, tiene como sanción la nulidad absoluta del acto ejecutado en
contravención a ella. Con la forma imperativa, el legislador exige que un
acto se ejecute en una forma especial, y exige su realización, porque no
estima conveniente dejar a los particulares en libertad de ejecutar o no el
acto o de ejecutarlo en otra forma que la que él ha considerado necesaria o
conveniente para consultar el interés general”.256
142. Sanción de una ley imperativa. Es evidente que una ley imperativa, en
cuanto prohíbe que se celebre un acto sin que reúna determinados requisitos,
se equipara a una ley prohibitiva y su contravención producirá nulidad. Sin
embargo, es necesario hacer una distinción previa, pues hay que distinguir
si lo que la ley imperativa ordena que se haga al celebrarse un acto jurídico
tiende a proteger intereses de orden superior y general, tal como el orden
público, las buenas costumbres y la inviolabilidad de las instituciones jurídicas
más importantes para la colectividad, o si sólo se exigen requisitos que están
destinados a proteger a ciertas personas, si sólo miran a intereses particulares.
En otras palabras, es necesario hacer la distinción del artículo 1682 del Códi-
go Civil, en relación con los requisitos que deben reunir los actos jurídicos; y
serán requisitos prescritos en consideración a la naturaleza del acto o contrato
aquellos que protejan el orden público, y los intereses de la sociedad en gene-
ral, por lo cual su infracción producirá nulidad absoluta.
En consecuencia, una ley imperativa se equipara a una de índole prohi-
bitiva en cuanto a la sanción que merece su contravención; pero solamente
cuando no se cumple con disposiciones que dicen relación con el orden
público y los intereses superiores de la colectividad;257 en otras palabras,
cuando los requisitos que se omiten al celebrarse un acto o contrato no son
256
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 867, p. 267.
257
FABRES, JOSÉ CLEMENTE, obra citada, tomo III, p. 91.
144
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
144. ¿Son nulos los actos cometidos en fraude a la ley? Al parecer, y consi-
derando los términos de los artículos 10, 1466 y 1682 del Código Civil, todo
acto que sea prohibido por la ley debe ser nulo; luego, los actos que contra-
vienen a la ley, aunque sea en su espíritu, deben ser nulos.
258
LUTZESCO, obra citada, tomo I, p. 274.
259
Obra citada, p. 453.
145
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
260
Obra citada, tomo I, p. 275.
261
Obra citada, p. 453.
262
Obra citada, p. 454.
146
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
En resumen, los actos cometidos en fraude a la ley sólo son nulos cuando
chocan objetivamente con alguna norma imperativa o prohibitiva; la inten-
ción de los contratantes no tiene efecto sobre la nulidad o validez del acto
en relación con la norma de prohibición, pues el acto es reputado nulo o
válido según su aspecto objetivo, según su letra, y no según su espíritu.
145. Razón de la disposición del artículo 1462 del Código Civil. El ar-
tículo 1462 del Código Civil establece que “hay objeto ilícito en todo lo que
contraviene al derecho público chileno”, con lo cual ha querido significar la
reprobación que le merece toda estipulación o acto jurídico que se celebre
o ejecute en oposición a las normas de Derecho Público chileno, que son las
que organizan y reglamentan los Poderes Públicos del Estado, y les señalan
sus atribuciones.
A pesar de que la norma del artículo 10 del Código Civil, completada
por el artículo 1466 del mismo Código, en el sentido que todo acto que se
ejecuta en contravención a la ley tiene objeto ilícito y es nulo, es amplia y
comprende cualquier acto jurídico que infrinja cualquiera ley prohibitiva,
sea de orden privado o público, el Código Civil ha querido reforzar la pro-
tección de tan importantes leyes, como son las que se refieren a los Poderes
Públicos y al Estado en general, y ha establecido la disposición a la cual
hemos hecho referencia.
147. Alcance de la disposición del artículo 1462. Aún sin esta disposición
especial de nuestro Código Civil, el objeto de muchas declaraciones de
voluntad hubiera sido ilícito, por aplicación de las reglas generales sobre
infracciones al orden público, trasgresiones que califican al objeto de mo-
ralmente imposible o ilícito; pero la regla en estudio amplió considerable-
mente el campo de la sanción, ya que no sólo es ilícito el objeto de una
declaración de voluntad, que vulnera el orden público, sino que es calificado
de tal el objeto de un acto que de cualquier modo sea contrario al Derecho
Público de Chile, concepto mucho más amplio que el simple orden público,
y que dice relación con intereses de la colectividad, tranquilidad social y
atribuciones y organización de los Poderes Públicos.
263
Obra citada, Nº 11, p. 10.
147
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
148
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
264
Revista, tomo 7, 2ª parte, sec. 1ª, p. 287; tomo 19, 2ª parte, sec. 1ª, p. 310.
265
Corte Suprema, Rol 1867-96, 08/04/1999, consultado en LexisNexis: Jurisprudencia
On-line.
149
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
150. Actos que contravienen las leyes que organizan el Poder Judicial. El Có-
digo Civil reconoce expresamente la posibilidad de que se estipulen conven-
ciones que vulneren estas leyes, al explicar la disposición del artículo 1462,
mediante el ejemplo consistente en la “promesa de someterse en Chile a
una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas”. La violación de las
leyes en referencia, especialmente el Código Orgánico de Tribunales, cons-
tituye una contravención al Derecho Público en general, y es por eso que
la Corte Suprema falló que “toda estipulación que desconozca a persona o
corporación alguna, la competencia y jurisdicción que la ley de 1875 da a los
tribunales sobre las controversias judiciales del orden temporal, es nula por
ilicitud del objeto en cuanto contraviene al Derecho Público chileno”.266 Por
consiguiente, para que se pueda desconocer la competencia a que se refiere
este fallo, es menester que en un acto o contrato, una persona se obligue a
someterse a otros tribunales no reconocidos por las leyes chilenas.
Pero, como afirma Velasco, no todas las disposiciones legales concernien-
tes al poder judicial son de Derecho Público, sino que sólo aquellas que se
refieren a su organización y atribuciones, pues al lado de éstas hay reglas que
más bien son de Derecho Privado; rigen las relaciones de las partes en el juicio
y los trámites del proceso; aún más, hay otras que pueden ser modificadas por
las partes. La infracción a este último grupo de disposiciones no acarrea nuli-
dad civil, sino que nulidad procesal, que se rige por sus propios principios.
En consecuencia, las leyes relativas al Poder Judicial sólo quedan in-
cluidas en el artículo 1462 del Código Civil en cuanto son de orden públi-
co, organizan y señalan las atribuciones de los Tribunales de Justicia, y los
principios generales por los que se rigen; y todo acto jurídico que contenga
estipulaciones contrarias a estas disposiciones adolecerá de objeto ilícito.
En cambio, la infracción de esas otras reglas a que hacíamos referencia
acarrea solamente nulidad procesal, que se rige por sus propias normas,
y que generalmente debe hacerse valer en el juicio en el cual se produjo,
mediante los recursos que la ley franquea: los recursos de casación; tanto
en el fondo como en la forma, son recursos que tienen por objeto obtener
la invalidación de sentencias judiciales, en las cuales se infringió la ley, o
se omitió un trámite esencial en su dictación o en el procedimiento que le
antecedió.
151. En qué consisten los pactos sobre sucesiones futuras. El artículo 1463
del Código Civil prohíbe en forma absoluta cualquiera “donación o contra-
to” que tenga por objeto el derecho de suceder por causa de muerte a una
persona viva.
Al decir “donación o contrato”, el Código Civil ha querido significar
actos a título gratuito u oneroso, porque la donación, que es un contrato,
266
Revista, tomo 3, 2ª parte, sec. 1ª, p. 349.
150
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
267
Repertorio Dalloz, tomo II, artículo 1130, Nº 22, p. 977.
151
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
154. Clasificación de los pactos sobre sucesiones futuras. Los pactos sobre
sucesiones futuras han sido agrupados por los autores en tres categorías:
a) Pactos de institución, según los cuales una persona conviene con otra
en dejarle una parte o toda su herencia; es decir, una persona regula y dis-
tribuye por adelantado su herencia, pero no haciendo uso de su facultad
de testar libremente, sino que mediante pactos y convenios con otra u otras
personas, lo que atenta, precisamente, contra la libertad de testar, pues las
asignaciones que establece no son el fruto de su simple voluntad, sino que
el resultado del cumplimiento de las obligaciones a que se sujetó al celebrar
dichos convenios.
Debido al hecho que estos pactos constituyen una limitación o deroga-
ción de la libre facultad de testar, la ley los prohíbe por regla general; excep-
cionalmente permite en el artículo 1204 del Código Civil que el causante y
un descendiente legítimo celebren convenios en lo relativo a la cuarta de
mejoras. Pero fuera de esta clase de convenios, todos los demás son nulos
de nulidad absoluta, por adolecer de objeto ilícito.
268
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 887, p. 279, en ella cita a Demante y
Colmet de Santerre; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 246, p. 336.
269
SOMARRIVA UNDURRAGA, MANUEL, Derecho Sucesorio, Versión de René Abeliuk M.,
6ª edición actualizada. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2003, p. 21.
152
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
155. Requisitos que debe reunir una convención para que pueda ser consi-
derada como pacto sobre sucesión futura. De lo dicho hasta ahora, es fácil
deducir las circunstancias que deben concurrir en un convenio bilateral
para que pueda ser considerado como “pacto sobre una sucesión futura”,
y adolezca de objeto ilícito y sea nulo absolutamente, de acuerdo con los
artículos 1453 y 1682 del Código Civil. Estas circunstancias son:
1º) Que la sucesión de que se trate no esté abierta, o sea, que el causante
no haya muerto aún;
2º) Que el pacto verse sobre la totalidad o sobre una parte de la sucesión
futura, o sobre bienes comprendidos en ella, y
3º) Que el promitente tenga un derecho puramente sucesorio sobre el
objeto del pacto.270
270
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 892, p. 284.
153
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
chos sacrificios podían ser pagados, no sólo en cualquiera otra forma legal,
sino en la de una asignación testamentaria, sin que el derecho de la otra
persona a la recompensa prometida quedara subordinado a una asignación
de esta naturaleza”.271
Esta sentencia aplica justamente los principios que rigen en la materia
de pactos sobre sucesiones futuras, y como consecuencia le niega el carácter
de tal al convenio a que hace referencia en la sentencia, pues éste carece
de los requisitos que señalamos como indispensables para que un convenio
cualquiera pudiera ser considerado como pacto sobre sucesión futura: que
verse sobre todo o parte de una sucesión futura, ya que la promitente se
comprometía a remunerar a la otra persona “con gran parte de su fortuna”,
sin indicar el momento en que iba a hacerlo, durante su vida o después de
su muerte, ni indicaba el monto de lo que tenía el propósito de entregarle
como remuneración por sus servicios, por consiguiente, el convenio no
versaba sobre dicha sucesión.
Al no versar sobre esa sucesión, no tenía lugar otro de los requisitos,
según el cual estos pactos deben referirse a una sucesión no abierta; es evi-
dente que tampoco tenía lugar esta circunstancia, pues la promesa era de re-
munerar los sacrificios, y como decíamos, esto lo podía hacer la promitente
durante su vida, entregando dinero o bienes a la otra persona que prestó los
servicios, haciendo el pago en cualquiera forma legal, y tal, al parecer, fue
la intención de la promitente, porque deseaba “asegurarle su porvenir con
gran parte de su fortuna”, entregándola antes de su muerte. Pero bien po-
dría haber hecho el pago en forma de asignación testamentaria, cumpliendo
con la obligación contraída en vida, y que la Corte Suprema reconoció como
un verdadero contrato, según quedó establecido.
Los que combaten este criterio se basan en una frase de la promitente
que, para hacer más atrayente su proposición, después de referirse a la re-
muneración prometida, hace notar que ella no tiene herederos; pero esto
no significa, según la Corte Suprema, que el pacto verse sobre la sucesión
no abierta de la promitente, sino que esa mención se debió a la intención
de hacerle notar a la otra persona que debido a esa circunstancia la remu-
neración podía ser de gran magnitud, ya que no habría parientes cercanos
que pudieran objetarla.
Es evidente, pues, que en este caso no hubo intención de celebrar un
pacto sobre parte de una sucesión futura, y el caso está bien fallado, de
acuerdo con los principios que rigen la materia; no hay, por lo tanto, objeto
ilícito, y el convenio que se estipuló es perfectamente válido.
271
Revista, tomo 7, 2ª parte, sec. 1ª, p. 5.
154
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
rio se obliga a no enajenar ni gravar con derecho real los bienes raíces que
se le adjudican y a dejarlos en el testamento de su cónyuge, acuerdo que,
aprobado por todos los herederos, se ordenó inscribir en el Conservador de
Bienes Raíces, no importa la constitución de un usufructo. En dicho caso,
el adjudicatario adquiere el dominio exclusivo y absoluto, aunque compro-
metiéndose a dejarlos al fallecimiento a los hijos de su cónyuge que eran
también suyos”.
“Dicha estipulación no tiene en realidad otro aspecto, ni es, en efecto,
otra cosa que un contrato relativo al derecho de suceder por causa de muer-
te al adjudicatario, mediante el cual éste dispone de los bienes adjudicados
para después de sus días, sin derecho a revocar esta disposición a su volun-
tad, o mejor dicho, en virtud de la cual renuncia a su facultad de testar con
respecto de los mencionados bienes”.
“Semejante estipulación que tan substancialmente destruye las disposicio-
nes legales relativas a la testamentifacción, y al propio tiempo la terminante
y explícita prohibición del artículo 1463 del Código Civil, es no solamente
anulable, sino inexistente y radicalmente nula”.272
El pacto a que hace referencia esta sentencia reúne los requisitos nece-
sarios para quedar incluido dentro de la prohibición del artículo 1463 del
Código Civil, pues se refiere a bienes que están incluidos en una sucesión
futura, que aún no se ha abierto; no es necesario que concurra el último
requisito de que el promitente sólo tenga un derecho puramente sucesorio
sobre el bien, pues en el caso presente es el dueño del bien el que celebra
un convenio respecto de él. Pero, en cambio, la circunstancia de que el
adjudicatario de la cosa haya convenido en este aspecto implica la violación
de varias normas imperativas y prohibitivas que dicen relación con las fa-
cultades de testar de esa persona; y así, el convenio que la sentencia anula
infringe la regla según la cual toda asignación es esencialmente revocable
(artículo 1001 del Código Civil), y atenta contra el libre comercio de los
bienes.
En consecuencia, la doctrina expuesta se ajusta perfectamente a los
principios que se dan para esta materia; no así la sanción que la sentencia
aplica al pacto nulo, según la cual “es no solamente anulable, sino inexisten-
te y radicalmente nula”. Nos parece que en esta parte la sentencia usó una
terminología incorrecta, y confundió lamentablemente los conceptos, fuera
de apartarse de lo dispuesto por la ley. En efecto, el artículo 1463 del Código
Civil establece que todo pacto que se refiera a una sucesión no abierta tiene
objeto ilícito, y según el artículo 1682 del mismo Código, la sanción del
objeto ilícito es la nulidad absoluta. Entonces, ¿qué necesidad tenía el fallo
de referirse además a la sanción legal en esos términos incorrectos?; porque
el convenio a que se refiere el fallo no es inexistente, pues reúne todos los
requisitos de existencia necesarios, a saber, consentimiento, causa, objeto, y
aun las solemnidades de la escritura pública, fuera de haber sido inscrito en
el Conservador de Bienes Raíces; por consiguiente, el convenio tiene plena
272
Revista, tomo 26, 2ª parte, sec. 1ª, p. 484.
155
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
existencia ante la ley, existe como contrato, pero adolece de un vicio, el ob-
jeto ilícito, que acarrea su nulidad, de carácter absoluto. En otras palabras,
reúne todos los requisitos de existencia, pero no los de validez, debido a lo
cual es nulo, y no inexistente; por lo tanto, estamos de acuerdo en que el
convenio es susceptible de ser anulado, y la nulidad aplicable es la absoluta,
de acuerdo con los preceptos legales antes citados.
Pero no participamos de la opinión de que dicho convenio, por muchas
que sean las disposiciones imperativas de la ley que infrinja, es inexistente,
ya que el único vicio de que puede adolecer por tales infracciones es el de
la ilicitud del objeto, que solamente acarrea su nulidad absoluta, o radical,
como se la llama también en doctrina, y que es el término que ha empleado
la sentencia, queriendo significar el concepto de absoluta. Además, hemos
demostrado en varias ocasiones que la inexistencia y la nulidad, aunque sea
absoluta, son cosas distintas, pues provienen de causas diferentes; por consi-
guiente, creemos que también incurre en un error la sentencia al equiparar
la inexistencia a la nulidad. En resumen, creemos que la sentencia transcrita
debería haberse limitado a declarar, en conformidad a las disposiciones le-
gales, que el convenio, que era en realidad un pacto que versaba sobre una
sucesión futura, era nulo absolutamente.
En otro caso resuelto con posterioridad, la Corte Suprema declaró nula de
nulidad absoluta una convención en virtud de la cual una persona se obligó
a remunerar ciertos servicios prestados con el 50% de lo que obtuviera por
herencia de una tercera persona y, además, se obligó a designar al beneficiario
de la remuneración como partidor y administrador proindiviso de los bienes.
Dado que dicho pacto se otorgó en vida del causante de la referida herencia
y que, para la Corte, el contrato implicaba la cesión de bienes de la sucesión
de aquél, se estimó que la convención transgredía el artículo 1463, en contra
del criterio que había prevalecido en la primera y segunda instancia.273 En
este sentido, si bien pudiera pensarse que la referencia a la sucesión futura
podía operar como un simple factor de determinación de la cuantía de la
remuneración de los servicios prestados, o como condición de la obligación
correspondiente, no puede negarse que el efecto del acto no es otro que el de
obligarse a dar lo que se obtenga en la sucesión, o por lo menos un equivalen-
te a ello, a cambio de una determinada prestación, en este caso servicios; que
es lo mismo que el artículo 1463 prohíbe, de acuerdo a la opinión general en
cuanto a que comprende todo tipo de actos gratuitos u onerosos.
273
Revista, tomo 51, 2ª parte, sec. 1ª, p. 17.
156
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
159. Concepto de juego de azar. “Juego es todo lo que se hace entre dos o
más personas para divertirse o para ganar, sea que la victoria dependa del
ingenio, de la fuerza o destreza corporal, de la suerte o azar, o de una y otras
juntas”,274 y juego de azar, como lo indica su nombre, es aquel cuyo resultado
depende única o principalmente de la suerte o del azar.
La ley declara ilícitos los juegos de azar, al considerar a toda otra clase de
juegos lícita en el artículo 2259 del Código Civil; y además, el artículo 1466
del mismo Código declara que hay objeto ilícito en las deudas contraídas en
tales contratos, a pesar que el objeto mismo de tales deudas, dinero, cosas o
servicios, no tenga nada de ilícito en sí mismo. La ley ha querido significar
con esto el repudio que le merece el juego de azar, pues no sólo declara al
juego mismo ilícito, sino que considera que las deudas contraídas en tales
juegos tiene objeto ilícito, por lo cual son nulas absolutamente en el hecho;
lo que la ley quiere evitar son las ganancias o pérdidas que dependan de la
mera suerte o azar, o sea, de un acontecimiento completamente extraño a
las partes que convienen en los términos del juego.
160. Opinión de Eugenio Velasco. Velasco estima que la ilicitud de las deu-
das contraídas en juegos de azar debiera afectar a la causa y no al objeto,
y ser esa la ilícita, pues el objeto nada tiene de ilícito, y sí la intención que
ha llevado a las personas a contraer tales deudas.275 Pero aun cuando esta
opinión parece aceptable en doctrina, porque lo ilícito está en la intención
de las partes de procurarse una ganancia que dependa exclusivamente de
la suerte, y no en el objeto mismo del juego, el Código Civil ha establecido
la disposición del artículo 1466, modificando el criterio que predominó en
proyectos anteriores, como en el de 1853, en que se declaraba que había
“causa ilícita en las deudas contraídas en juegos de azar” (artículo 1647).
274
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 898, p. 289.
275
Obra citada, Nº 97, p. 55.
157
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
162. ¿Hay objeto ilícito en las apuestas? “Apuesta es el pacto de ganar o per-
der, en que estos acontecimientos dependen de una causa del todo extraña
a la obra de los contratantes, esto es, de terceros o de la suerte”;277 por lo
tanto, la característica fundamental de la apuesta es que el que se gane o
se pierda dependa enteramente de hechos ajenos a la obra de los contra-
tantes, y estos hechos pueden ser obra de otras personas o acontecimientos
cualesquiera.
El artículo 2259 del Código Civil, antes citado, hace referencia a los
“juegos y apuestas” lícitas, debido a lo cual debe entenderse que al hablar
de juego ilícito se incluye también a las apuestas, ya que el Código las regla-
menta conjuntamente y se refiere a ellos en un pie de igualdad.
Por consiguiente, la apuesta sobre un juego de azar participa de la natu-
raleza de éste, y tanto dicho juego como la apuesta que sobre él recae, y las
deudas que de ellos provengan, tienen objeto ilícito, y son, por tanto, nulos
absolutamente, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1466 del Código
Civil, cuyas disposiciones, según lo anteriormente dicho, comprenden las
apuestas.
158
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
159
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
279
Boletín Nº 2361-23, que establece las bases generales para la autorización, funciona-
miento y fiscalización de casinos de juegos y salas de bingo, de 06/07/1999. Fuente: Biblio-
teca del Congreso Nacional (http://www.bcn.cl).
160
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
Estos casos no son más que aplicaciones del principio de que el objeto
debe ser moralmente posible, es decir, no ser contrario a las buenas costum-
bres o al orden público, y el Código pudo bien prescindir de enumerar las
cosas que al ser objeto de actos jurídicos, adolecen de ilicitud y acarrean su
nulidad absoluta. En efecto, la venta de láminas, pinturas y estatuas obsce-
nas es contraria a las buenas costumbres, o al orden público, según la razón
que haya tenido la autoridad para prohibir su circulación, y finalmente, los
impresos abusivos de la libertad de prensa son contrarios al orden público.
Por consiguiente, aun cuando no se hubiera establecido expresamente la
ilicitud del objeto de estas ventas, habrían adolecido de este vicio por aplica-
ción de los principios generales. Puede decirse que son ejemplos que da el
Código Civil para ilustrar la regla general de que “todo contrato prohibido
por la ley adolece de objeto ilícito”, y que el objeto, para que sea lícito, no
debe ser contrario a las buenas costumbres, ni al orden público. Conviene
también recordar que la venta de tales objetos está sancionada por el Código
Penal, y será éste el que reciba mayor aplicación en caso de que tales ventas
se efectúen.
167. Este es el otro grupo de actos que adolecen de objeto ilícito. El se-
gundo grupo de actos que adolecen de objeto ilícito está constituido por
aquellos que importan enajenación de cosas incomerciables, es decir, de
cosas que se encuentran fuera del comercio humano, sea por su naturaleza
propia, sea por su destinación, sea porque la ley las considera incomercia-
bles, aunque por lo general se trate de cosas que están en el comercio.
En estos casos, los actos son válidos en sí, no tienen nada de contrario
a la ley, a las buenas costumbres o al orden público; pero el objeto sobre
que recae el consentimiento de las partes está fuera de comercio humano,
y es, por consiguiente, ilícito, lo cual acarrea la nulidad absoluta de la con-
vención.
168. El artículo 1464 del Código Civil señala los casos de objeto ilícito de-
bido a la incomerciabilidad de la cosa. Este artículo es el que contiene los
diversos casos en que hay objeto ilícito debido a que se trata de actos y
161
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
280
Obra citada, tomo XI, Nº 869, p. 269.
281
Obra citada, Nº 124, p. 71.
282
Revista, tomo 2, 2ª parte, sec. 1ª, p. 286; tomo 32, 2ª parte, sec. 1ª, p. 474.
283
Revista, tomo 17, 2ª parte, sec. 1ª, p. 207; tomo 28, 2ª parte, sec. 1ª, p. 1.
162
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
284
Corte Suprema, Rol Nº 3835-00, 6/11/2001, disponible en LexisNexis: Jurisprudencia
On-line.
285
Revista, tomo 5, 2ª parte, sec. 2ª, p. 105. En el mismo sentido de que la adjudica-
ción en una partición no constituye enajenación, ver Corte de Apelaciones de Santiago,
23/12/1994, disponible en LexisNexis: Jurisprudencia On-line.
163
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
286
Revista, tomo 6, 2ª parte, sec. 1ª, p. 266; tomo 10, 2ª parte, sec. 1ª, p. 117; tomo 11,
2ª parte, sec. 1ª, p. 431; tomo 12, 2ª parte, sec. 1ª, p. 80; tomo 17, 2ª parte, sec. 1ª, p. 207;
tomo 19, 2ª parte, sec. 1ª, p. 333; tomo 34, 2ª parte, sec. 2ª, p. 33; tomo 36, 2ª parte, sec. 1ª,
p. 104.
287
Gaceta de los Tribunales, año 1913, 2º semestre, sentencia 112, p. 517.
288
Revista, tomo 39, 2ª parte, sec. 1ª, p. 37.
164
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
partes esta doctrina, y opina que debe hacerse una distinción entre los dos
primeros números del artículo 1464 y los dos últimos.289
En cuanto a los dos primeros números, Velasco acepta plenamente la
doctrina de la mayoría, pues reconoce que se trata de una disposición pro-
hibitiva, que tacha de ilícito el objeto del acto que la infringe.
Pero respecto a los dos últimos números del artículo 1464, el citado au-
tor estima que no se trata de una disposición prohibitiva, sino que sólo regla-
menta la forma en que debe efectuarse la enajenación de las cosas señaladas
en ellos, lo que quiere decir que se trata de disposiciones imperativas que
señalan los requisitos que debe reunir un acto jurídico para que sea eficaz.
Por consiguiente, la venta de las cosas señaladas en los números 3º y 4º del
artículo 1464 no es nula, pues dichas cosas no quedan incluidas en la dispo-
sición del artículo 1810, porque su enajenación no está prohibida, sino que
sólo reglamentada imperativamente: y si la venta de estas cosas es válida, lo
que es nulo es la tradición que sigue a la venta, acto jurídico que constituye
técnicamente “enajenación”. Para reforzar su opinión, cita algunos fallos de
la Corte de Apelaciones de Valdivia que sientan esta doctrina, al distinguir
entre venta y enajenación, reservando esta calificación para la tradición, y
anulando ésta y no la venta misma de cosas incluidas en los números 3º y 4º
del artículo 1464.
e) Nuestra opinión. Nos parece más acertada la opinión contraria, y nos
fundamos para aceptar esa doctrina en que, si bien es cierto que los núme-
ros 3º y 4º del artículo 1464 pueden ser considerados como disposiciones
imperativas, no es menos cierto que hay reglas imperativas que pueden ser
equiparadas en todo a normas prohibitivas, según vimos en párrafos ante-
riores, especialmente en lo que se refiere a los efectos que producen sus
infracciones; y éste, según nuestra opinión, es uno de esos casos.
En efecto, la disposición de la ley es amplia, y se refiere al objeto ilíci-
to de la enajenación de los cuatro grupos de cosas por igual; son cuatro
grupos de cosas que se encuentran fuera del comercio humano. Luego,
su enajenación está prohibida, y su venta no puede efectuarse, de acuerdo
con el artículo 1810 del Código Civil. Otra cosa es que los números 3º y 4º
del artículo 1464 se refieran a cosas que están fuera del comercio humano
temporalmente, característica que en un momento dado puede desaparecer.
Pero esta circunstancia en nada disminuye la fuerza de la prohibición que
existe con respecto a todas las cosas incomerciables, y tales cosas y derechos
serán tan incomerciables mientras no se autorice su enajenación, como las
cosas y derechos señalados en los dos primeros números del artículo 1464.
Por lo tanto, mientras no se dé la autorización para enajenar las cosas
señaladas en los números 3º y 4º del artículo 1464 en la forma que él mismo
prescribe, esas cosas no pueden ser enajenadas, y la prohibición recae por
igual sobre todas las cosas señaladas en los cuatro números del artículo. Lue-
go, la disposición del artículo 1810 incluye todas las cosas incomerciables,
sea perpetua o temporalmente, y las de los números 3º y 4º del artículo 1464
289
Obra citada, Nº 150, pp. 87 y ss.
165
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
290
En este mismo sentido, Corte Suprema, Rol Nº 34085-95, 18/11/1996, disponible en
LexisNexis: Jurisprudencia On-line.
291
VIAL DEL RÍO, VÍCTOR, obra citada, p. 173. En el mismo sentido, Revista, tomo 92,
2ª parte, sec. 2ª, p. 129.
292
LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto en los Actos Jurídicos, segunda edición actualizada,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1983, p. 84.
293
Corte Suprema, Rol Nº 3671-98, 08/06/2000, disponible en LexisNexis: Jurispru-
dencia On-line.
166
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
170. Estudio del artículo 1464 del Código Civil en particular. Análisis del
Nº 1º. Según estas disposiciones, “hay un objeto ilícito en la enajenación de
las cosas que no están en el comercio”. Ésta constituye la regla general en esta
materia, porque los números que siguen son únicamente aplicaciones y
ejemplos de cosas que están fuera del comercio humano, sea por su natura-
leza, sea por expresa disposición de la ley.
Esta disposición, debido a su amplitud y claridad, no necesita de mayo-
res comentarios; pero conviene citar la opinión de Luis Claro, para quien
el contrato que tiene como objeto una cosa incomerciable es inexistente,
según se desprende del artículo 1461 del Código Civil, el que exige que
todo contrato debe tener un objeto, que debe estar en el comercio; en
consecuencia, el artículo 1464, al tachar tal objeto de ilicitud, haciendo al
acto susceptible de ser anulado, ha confundido los conceptos de requisitos
de existencia y de validez, pues admite “implícitamente que una cosa que
no está en el comercio puede ser objeto de una enajenación, siendo que
en este caso hay más que objeto ilícito: no hay objeto, porque sobre cosas
incomerciables no se puede tener dominio ni posesión”.294
En realidad, esta afirmación no es exacta, porque aunque la cosa que es
objeto de un contrato sea incomerciable, existe en el hecho; si yo vendo un
terreno, que es un bien nacional de uso público, el terreno existe; otra cosa
es que esté fuera del comercio, y no reúna los requisitos que la ley exige para
que sea objeto de una convención válida. Por eso, estimamos que si bien
el Código Civil repitió en dos disposiciones diversas la necesidad de que el
objeto fuera comerciable, para que pudiera ser lícito, no ha confundido la
existencia del objeto con su ilicitud, pues aun cuando un objeto sea cosa
incomerciable, existe realmente.
171. Artículo 1464, Nº 2º: Los derechos o privilegios que no pueden trans-
ferirse a otra persona. Estos derechos y privilegios que la ley excluye del
comercio humano son aquellos que se denominan “personalísimos”, por lo
cual son intransferibles, ya que se conceden en atención a la persona misma
que va a ser su titular: tales son los derechos de alimentos, los de sueldos y
pensiones, los de uso y habitación. Es interesante citar un fallo en que se
declaró que las autorizaciones legales de una radiodifusora, además de la
concesión administrativa, no eran derechos intransferibles, aun cuando
éstas no pudieran traspasarse a un extranjero que arrendó dicha emisora,
por disposición expresa en esa época de la Ley de Servicios Eléctricos; por
consiguiente, en ese contrato no había objeto ilícito.295
172. Artículo 1464, Nº 3º: Las cosas embargadas por decreto judicial.
a) Significado de las expresiones “embargo por decreto judicial”. Los autores
están de acuerdo en considerar que en la palabra “embargo” se incluyen,
además del embargo propiamente dicho, cualquiera prohibición de ena-
jenar o medida precautoria que recaiga sobre una cosa, para proteger los
294
Obra citada, tomo XI, Nº 870, p. 269.
295
Revista, tomo 42, 2ª parte, sec. 2ª, p. 54.
167
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
296
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 876, p. 273.
297
Revista, tomo 29, 2ª parte, sec. 1ª, p. 273; tomo 3, 2ª parte, sec. 1ª, p. 365.
298
Revista, tomo 28, 2ª parte, sec. 2ª, p. 1.
299
Revista, tomo 39, 2ª parte, sec. 1ª, p. 37.
300
Revista, tomo 39, 2ª parte, sec. 1ª, p. 37.
168
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
301
Revista, tomo 6, 2ª parte, sec. 1ª, p. 266.
302
Revista, tomo 39, 2ª parte, sec. 1ª, p. 37.
303
Véase Nº 169.
304
Revista, tomo 6, 2ª parte, sec. 1ª, p. 266; tomo 12, 2ª parte, sec. 1ª, p. 80.
305
Revista, tomo 11, 2ª parte, sec. 1ª, p. 203.
306
Revista, tomo 11, 2ª parte, sec. 1ª, p. 431; tomo 19, 2ª parte, sec. 1ª, p. 533.
307
Revista, tomo 34, 2ª parte, sec. 2ª, p. 33.
308
Revista, tomo 24, 2ª parte, sec. 1ª, p. 351.
169
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
309
Revista, tomo 20, 2ª parte, sec. 1ª, p. 428.
310
Revista, tomo 21, 2ª parte, sec. 1ª, p. 108.
311
LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto..., obra citada, p. 102. León cita también dos fallos
en que se declaró la nulidad del remate en juicio ejecutivo si a la fecha del mismo existía el
embargo.
170
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
312
LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto…, obra citada, p. 86.
313
Revista, tomo 32, 2ª parte, sec. 1ª, p. 474.
314
Revista, tomo 20, 2ª parte, sec. 1ª, p. 428; tomo 21, 2ª parte, sec. 1ª, p. 108; tomo 32,
2ª parte, sec. 1ª, p. 100.
315
Gaceta de los Tribunales, año 1931, 2º semestre, sentencia 112, p. 517.
171
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
316
Revista, tomo 32, 2ª parte, sec. 1ª, p. 100.
317
LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto…, obra citada, p. 99.
318
Obra citada, tomo XI, Nº 874, p. 271.
319
Obra citada, Nº 208, p. 114.
320
Revista, tomo 6, 2ª parte, sec. 1ª, p. 266; tomo 12, 2ª parte, sec. 1ª, p. 80; tomo 17,
2ª parte, sec. 1ª, p. 207; tomo 34, 2ª parte, sec. 2ª, p. 33; tomo 36, 2ª parte, sec. 1ª, p. 104.
172
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
321
Revista, tomo 43, 2ª parte, sec. 1ª, p. 120.
322
LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto…, obra citada, p. 104.
323
LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto…, obra citada, p. 180.
173
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
sección 1ª, p. 433); del artículo 10 del D.L. Nº 993 sobre arrendamiento de
predios rústicos y, en fin, de las propias que se han hecho del artículo 1464
Nº 3 del Código Civil, que han recibido un pronunciamiento e interpre-
tación semejantes a la que se ha expresado”.324 No parece concluyente
este segundo argumento, puesto que la noción de venta forzada no es
excluyente de la existencia en ese mismo caso de un acto o declaración de
voluntad; cosa muy distinta es que la voluntad del vendedor representado
no sea necesaria para formar el contrato, que a ese respecto es forzado, y no
por eso deja de estarse en presencia de un contrato. La distinción aludida
apunta más bien a los casos en que las obligaciones derivan directamente
de la ley o de hechos a los cuales la ley les atribuye el carácter de fuentes
de obligaciones y que no constituyen actos voluntarios, celebrados con la
finalidad de producir un efecto jurídico.
324
Revista, tomo 92, 2ª parte, sec. 2ª, p. 141.
325
Revista, tomo 12, 2ª parte, sec. 1ª, p. 80.
326
Revista, tomo 32, 2ª parte, sec. 1ª, p. 469.
327
Revista, tomo 45, 2ª parte, sec. 1ª, p. 36.
174
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
seguido ante otro juez, sin haberse alzado previamente este embargo, si el
recurrente intervino como postor en el acto del remate, haciendo ofertas en él”.
“Si el acreedor que tiene embargo pendiente tiene conocimiento del
remate que va a efectuarse en otro juicio ejecutivo y no aduce oposición,
debe estimarse que implícitamente lo acepta, por lo cual no hay objeto ilícito en
la enajenación que se haga en este último juicio, ya que cae en la excepción
establecida por la ley”.328
Estas sentencias son claras y no requieren de mayores comentarios. Lo
único que es necesario recalcar es que aceptan plenamente la posibilidad
de que el acreedor consienta tácitamente en la enajenación de las cosas
embargadas por su propia petición, y este consentimiento puede deducirse
de circunstancias especiales y de actuaciones de ese mismo acreedor.
“El objeto ilícito en la enajenación de cosas embargadas desaparece
desde el instante mismo en que el acreedor consiente en ello”; así se ha
fallado.329
Y, refiriéndose a un caso como los que hemos analizado, la Corte Su-
prema resolvió que “no hay objeto ilícito en la venta y enajenación de un
bien raíz embargado por decreto judicial, si el acreedor declara, con pos-
terioridad a la celebración del contrato, que tuvo oportuno conocimiento
de él y que prestó su consentimiento para la celebración del mismo. Si no
se prueba la inexactitud de la declaración posterior del acreedor, esto es,
que no se habría producido el consentimiento tácito con antelación al otor-
gamiento de la escritura de compraventa, tal declaración es perfectamente
eficaz”.330
En consecuencia, el acreedor puede manifestar su autorización para la
venta de la cosa embargada en cualquiera forma en que no haya dudas al
respecto, pudiendo acreditarse esta circunstancia aun después de haberse
efectuado la enajenación de dicha cosa.331
177. Artículo 1464, Nº 4º: Especies cuya propiedad se litiga, sin permiso
del juez que conoce en el litigio. “Especies cuya propiedad se litiga son las
cosas individuales, muebles o inmuebles, que son objeto de las encontradas
pretensiones del demandante y del demandado en el juicio trabado sobre
su propiedad”.332 Debe tratarse, entonces, de cuerpos ciertos, sobre cuya
propiedad versa el juicio.
Estas especies se llaman también “cosas litigiosas”, para distinguirlas de
los “derechos litigiosos”, que están constituidos por el evento incierto de la
litis, y cuya enajenación es perfectamente válida, pues lo que se vende no
es la cosa misma disputada, sino que un álea, la suerte de ganar o perder
328
Revista, tomo 18, 2ª parte, sec. 1ª, p. 405. En el mismo sentido, tomo 22, 2ª parte,
sec. 1ª, p. 797.
329
Revista, tomo 32, 2ª parte, sec. 1ª, p. 469.
330
Revista, tomo 45, 2ª parte, sec. 1ª, p. 36.
331
Puede verse en el mismo sentido y con referencia a jurisprudencia en materia de
consentimiento tácito, a LEÓN HURTADO, AVELINO, El Objeto…, obra citada, pp. 109 y ss.
332
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 881, p. 275.
175
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
178. Requisitos que exigen los Códigos Civil y de Procedimiento Civil para
que proceda esta prohibición. Para el Código Civil basta que se litigue sobre
la propiedad de una cosa en juicio para que su enajenación adolezca de
objeto ilícito, sin que sean necesarios otros requisitos; el simple hecho de
existir un juicio de esa naturaleza acarrea la ilicitud del objeto. Sin embargo,
una sentencia, interpretando esta disposición, exigió un requisito adicional,
al declarar que “no obsta a la validez de un título de compraventa el hecho
de haber existido litigio pendiente sobre la propiedad materia del contrato,
pues para que haya objeto ilícito en la enajenación de un bien raíz litigioso,
y en consecuencia para que el acto o contrato de venta sea nulo, no basta
que exista demanda, sino que es necesario también que tanto el vendedor
como el comprador hayan celebrado el contrato con conocimiento del
juicio, ya sea por haber mediado alguna notificación, ya sea por decreto de
juez que prohíba la enajenación y que haya sido notificado al comprador o
tercero interesado, o bien que se haya inscrito la prohibición en el compe-
tente registro del Conservador de Bienes Raíces”.334
A nuestro juicio, considerando exclusivamente las reglas del Código
Civil, no creemos que el requisito de que ambas partes contratantes tengan
conocimiento del juicio que versa sobre la cosa que es objeto del contrato
sea necesario para que proceda la sanción del Nº 4º del artículo 1464; en
efecto, esta disposición nada dice al respecto, y si se exigiera siempre, las
partes del contrato no podrían alegar nunca la nulidad absoluta proveniente
del objeto ilícito, porque “sabrían el vicio que lo invalidaba”, con lo cual
caerían dentro de la prohibición de alegar la nulidad absoluta que establece
el artículo 1683 del Código Civil para aquellos que conocen o deben con-
ocer el vicio de nulidad.
La situación anotada cambió substancialmente con la dictación del Có-
digo de Procedimiento Civil, en cuyos artículos 296 y 297, que modifican
al Código Civil, se establece que para que los objetos que son materia del
juicio se consideren comprendidos en el Nº 4º del artículo 1464 de este
Código, será necesario que el Tribunal decrete prohibición respecto de
ellos. Además, si se trata de inmuebles, esa prohibición debe ser inscrita
333
Revista, tomo 11, 2ª parte, sec. 1ª, p. 203.
334
Revista, tomo 8, 2ª parte, sec. 1ª, p. 203.
176
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
177
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
178
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
182. Doctrina que considera válidas estas cláusulas. Hay quienes estiman
que las cláusulas de no enajenar son válidas y producen efectos jurídicos, es
decir, se puede limitar la facultad de enajenar libremente una cosa de que
se es dueño mediante una estipulación contenida en un contrato.
En apoyo de esta doctrina se dice que en Derecho Privado se puede ha-
cer todo lo que no esté prohibido por la ley, y esto no lo está; prueba de ello
es que la ley ha tenido que establecer la prohibición respectiva en algunas
disposiciones del Código Civil (artículos 1964, 2031, 2279 y 2415), lo que
demuestra que no son éstas expresiones de la regla general.
Igualmente, si el dueño puede despojarse de una o más de las facultades
que comprende el derecho de dominio, ¿por qué no puede despojarse de
la facultad de enajenar o disponer de la cosa? Hay varios artículos del Có-
digo en que ello es lícito, lo cual constituye una manifestación de la regla
general.
Finalmente, el artículo 53 del Reglamento del Conservador de Bienes
Raíces señala entre los títulos que pueden inscribirse, Nº 3º: “Todo impedi-
mento o prohibición referente a inmuebles, sea convencional, legal o judicial,
que embarace o limite de cualquier modo el libre ejercicio del derecho de
enajenar”. Este reglamento, que tiene fuerza de ley, se pone, pues, en el caso
que haya ciertas prohibiciones convencionales, es decir, nacidas del acuerdo
de las partes, que embaracen o limiten el ejercicio del derecho de enajenar.
Esto prueba que el legislador tenía en vista esta clase de prohibiciones al
establecer la regla señalada.
179
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
no por las partes; la nulidad sólo sanciona las infracciones de ley, y la re-
solución, las infracciones a lo estipulado por las partes. Sólo la ley puede
prohibir un acto jurídico, porque en Derecho Privado puede hacerse todo lo
que no esté prohibido por una ley; lo prohibido por las partes no constituye
sino una obligación de no hacer, cuya sanción la constituye la resolución
del contrato que infringe la disposición y en general la responsabilidad civil
correspondiente, por incumplimiento de las obligaciones contraídas.
337
De la Facultad de Enajenar y de su Prohibición impuesta en el Contrato, pp. 133 y 134.
180
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
186. Doctrina que considera nulas las cláusulas de no enajenar. Según el au-
tor que hemos venido citando, las cláusulas que se incluyen en un contrato
en virtud de las cuales se limita la facultad de libre enajenación de una cosa
son ilícitas, porque se impone una prohibición a la ejecución de un acto que
es perfectamente lícito, o sea, se entraba la libertad de toda persona para
manifestar libremente su voluntad a fin de producir efectos jurídicos, lo cual
es evidentemente contrario al orden público.
“Es contraria al orden público y a las leyes porque desnaturaliza y altera
substancialmente la noción del derecho real de dominio, tal como lo han
entendido todas las legislaciones fundadas en el Derecho Romano quiritario,
toda vez que vimos que eran sus características esenciales la perpetuidad y
la libre disposición; contraviene, entonces, más que a cualquiera otra ley, al
artículo 582 del Código Civil, que define y señala las características del dere-
cho de dominio. Importa, en seguida, una desnaturalización y una inversión
completa en el carácter que entre nosotros tienen los contratos, sacándolos
de su función legal, creadora de simples obligaciones, para llevarlos a limitar
el dominio, a impedir los actos de libre disposición; mientras que la ley no
les permite producir efectos sino entre las partes que los otorgan (‘res inter
alios acta…’), la cláusula por su natural alcance tiende a hacerlos valederos
contra terceros”.
“Trata de introducir una limitación al dominio, aparte de las que las leyes
consientan, y contraría disposiciones de orden público, como son las que
338
De la Facultad de Enajenar y de su Prohibición impuesta en el Contrato, pp. 141 y 142.
339
Obra citada, pp. 147 a 149.
181
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
187. Nuestra opinión. Creemos que la opinión más ajustada a los princi-
pios del Código Civil es la que acabamos de exponer, esto es, aquella que
considera que las cláusulas de no enajenar son nulas por ser contrarias al
orden público.
A través de las disposiciones del Código se traduce el deseo del legislador
de proteger la libre enajenación de las cosas, y aun la misma definición del
derecho de dominio se hace a base de la facultad de disponer de la cosa
“arbitrariamente”, como se quiera. El mismo Mensaje del Código expresa
esta idea directriz que inspiró el Código, al decir: “Es una regla fundamental
en este proyecto la que prohíbe dos o más usufructos o fideicomisos sucesi-
vos; porque unos y otros embarazan la circulación y entibian el espíritu de
conservación y mejora, que da vida y movimiento a la industria. Otra que
tiende al mismo fin es la que limita la duración de las condiciones suspen-
sivas y resolutorias, que, en general, se reputan fallidas si tardan más de 30
años en cumplirse”.
Anteriormente, el mismo Mensaje había dicho: “Consérvase, pues, la
substitución fideicomisaria en este proyecto, aunque abolida en varios Có-
digos modernos. Se ha reconocido en ella una emanación del derecho de
propiedad, pues todo propietario parece tenerlo para imponer a sus libera-
340
De la Facultad de Enajenar y de su Prohibición impuesta en el Contrato, pp. 155 a 157.
182
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
341
VICUÑA SUÁREZ, LUIS, obra citada, pp. 219 y 220.
183
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
184
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
vigor que caracteriza a las prohibiciones que nacen de la ley. El objeto ilícito
de que adolecería la enajenación hecha en contravención a una prohibición
de este género, arrancaría su fundamento legal inmediato de los artícu-
los 1464 Nº 2º, o 1466 del Código Civil; y consideramos que una enume-
ración de las cosas incomerciables en derecho, que se precie de completa,
no puede silenciar el derecho de usufructo o del propietario fiduciario a
quienes el acto de constitución haya prohibido la enajenación de sus res-
pectivas calidades”.
“En consecuencia, el efecto ordinario de tales prohibiciones es la nuli-
dad absoluta, a menos que en la misma ley se designe una sanción diversa;
penas civiles estas que no excluyen a otras más severas que la ley asigna en
algunos casos y que tampoco privan a los terceros de buena fe perjudicados
por la enajenación ilícita, de cobrar los daños que se les hayan originado”.
“Planiol, comentando las cláusulas de inalienabilidad acatadas por la
jurisprudencia francesa, nos confirma en lo que venimos manifestando:
‘La sanción de la cláusula jamás ha sido puesta en duda por los tribunales:
es la nulidad’; y, en otra parte más adelante, nos agrega que precisamente
por eso se teme a las prohibiciones perpetuas o de largo tiempo, porque de
admitirlas la jurisprudencia, extrañarían la nulidad de los actos ejecutados
en su contravención”.342
Explicando el razonamiento legal que lleva a la conclusión de que la
enajenación prohibida es nula de nulidad absoluta, el autor citado expresa:
“El encadenamiento de disposiciones legales no puede ser más perfecto
para llevarnos a la nulidad absoluta: cuando la ley consiente en que por un
acto entre vivos se haga inalienable una cosa o un derecho, éstos pasan a ser
‘cosas que no pueden transferirse a otras personas’, objetos que no están en
el comercio (artículo 1464 del Código Civil); si se transfieren a despecho de
la prohibición, se ejecuta ‘un acto prohibido por las leyes’ (artículo 1466);
en consecuencia de lo anterior, la enajenación adolece de objeto ilícito y en
razón de esto es nula de nulidad absoluta (artículos 1464, 1466 y 1682 del
citado Código), salvo que la ley le reserve una sanción diversa de la nulidad
excluyente de ésta (artículo 10)”.343
342
Obra citada, p. 203.
343
Obra citada, p. 204.
185
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
186
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
187
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
188
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
345
Revista, tomo 13, 2ª parte, sec. 1ª, p. 429.
346
Revista, tomo 83, 2ª parte, sec. 2ª, p. 93; Revista, tomo 46, 2ª parte, sec. 1ª, p. 486, y
tomo 68, 2ª parte, sec. 2ª, p. 71.
347
PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, Los Bienes, la Propiedad y otros Derechos Reales, tercera
edición actualizada, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1997, pp. 81 y 82.
348
ROZAS VIAL, FERNANDO, obra citada, p. 82.
189
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
nulidad absoluta por objeto y causa ilícitos, por cuanto está prohibida en
nuestra legislación, al entrabar la libre circulación de los bienes, y especial-
mente en base al artículo 2415 del Código Civil, la Corte Suprema estimó
que dicha norma no tenía el carácter de prohibitiva, por cuanto “de acuerdo
a lo dispuesto en el artículo 19 del mismo cuerpo legal, aparece que dicho
artículo no contiene una norma que prohíba a las partes acordar la cláusula
en estudio, sólo prevé que en el evento que se imponga, el dueño de los
bienes gravados con hipoteca puede siempre enajenarlos o hipotecarlos”.349
La conclusión a que se arriba en este caso se compadece con la práctica
consolidada en el comercio, conforme a la cual estas cláusulas tienen una
amplia difusión y se orientan en el sentido de generar una obligación de no
hacer, que como tal no obsta a la efectiva enajenación del bien, sino que se
asocia a la posibilidad de demandar perjuicios en caso de infracción o de
hacer caducar el plazo al que esté sujeto la exigibilidad de los créditos del
acreedor.
Sin embargo, existe jurisprudencia reciente en la que se ha mantenido
la doctrina que cuestiona la validez de estas cláusulas cuando tienen un ca-
rácter absoluto, de modo que van más allá de la garantía o aseguramiento
de un derecho cuyos efectos se encuentran acotados en el tiempo y con el
cual la limitación impuesta guarde una razonable proporcionalidad. Así, la
Corte de Apelaciones de Santiago, tras examinar los principios generales
que inspiran nuestro Derecho Privado, ha sostenido que “la prohibición de
enajenar, concebida en términos absolutos y permanentes, precisamente
‘embaraza la circulación de los bienes y entibia el espíritu de conservación y
mejora...’ ”. Por consiguiente, la Corte estimó que la expresada prohibición
impuesta en el caso resuelto era “nula por adolecer de objeto ilícito, toda
vez que al tenor del inciso último del artículo 1461 del mencionado cuerpo
legal, el hecho de no enajenar, absoluta y perpetuamente, el bien propio, es
moralmente imposible, porque contraría al orden público”.350
En cuanto a los casos en que la legalidad de las cláusulas de no enaje-
nar convencionales es admitida, se mantiene la doctrina común en cuanto
a que, no tratándose de los casos expresamente previstos por la ley, tales
prohibiciones no obstan a la validez de la enajenación de la cosa en caso
de ser infringidas, de modo que si ésta se efectúa es plenamente válida, con
independencia de la responsabilidad que pueda contraer el obligado a no
enajenar, y de los efectos, por ejemplo, de la condición resolutoria tácita si
la cláusula estaba inserta en un contrato bilateral.351
349
Revista, tomo 90, 2ª parte, sec. 1ª, p. 43.
350
Revista, tomo 81, 2ª parte, sec. 2ª, p. 58.
351
Revista, tomo 83, 2ª parte, sec. 2ª, p. 93; tomo 46, 2ª parte, sec. 1ª, p. 486, y tomo 68,
2ª parte, sec. 2ª, p. 71.
190
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
191
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
SEGUNDA CAUSAL
FALTA DE OBJETO
194. La falta de objeto constituye una causal de nulidad absoluta. Opinión
de autores. Según vimos al referirnos a los requisitos de existencia y de
validez de los actos jurídicos, entre los primeros se exige que el acto tenga
un objeto sobre que recaiga la declaración de voluntad. Por consiguiente,
354
Corte Suprema, Rol Nº 3295-01, 09/04/2002, disponible en LexisNexis: Jurispru-
dencia On-line.
355
Corte de Apelaciones de Punta Arenas, Rol Nº 29015, 14/02/1992, disponible en
LexisNexis: Jurisprudencia On-line. ALESSANDRI RODRÍGUEZ, ARTURO, De la Compraventa y de
la Promesa de Venta, tomo II, p. 1231.
356
Revista, tomo 94, 2ª parte, sec. 1ª, p. 132.
192
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
SEGUNDA CAUSAL
FALTA DE OBJETO
194. La falta de objeto constituye una causal de nulidad absoluta. Opinión
de autores. Según vimos al referirnos a los requisitos de existencia y de
validez de los actos jurídicos, entre los primeros se exige que el acto tenga
un objeto sobre que recaiga la declaración de voluntad. Por consiguiente,
354
Corte Suprema, Rol Nº 3295-01, 09/04/2002, disponible en LexisNexis: Jurispru-
dencia On-line.
355
Corte de Apelaciones de Punta Arenas, Rol Nº 29015, 14/02/1992, disponible en
LexisNexis: Jurisprudencia On-line. ALESSANDRI RODRÍGUEZ, ARTURO, De la Compraventa y de
la Promesa de Venta, tomo II, p. 1231.
356
Revista, tomo 94, 2ª parte, sec. 1ª, p. 132.
192
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
193
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
ción que venimos sosteniendo: “la falta de objeto hace que el contrato no
produzca efecto alguno, y que ésta es una de las fórmulas de que se vale la
ley para designar la nulidad absoluta”.360
La opinión transcrita ha sido enérgicamente criticada por Luis Claro,
quien ha sido el principal sostenedor de la teoría de la inexistencia en el
Derecho Civil chileno.361
360
Obra citada, tomo III, p. 102.
361
Obra citada, tomo XII, Nº 1912, p. 587.
362
Revista, tomo 16, 2ª parte, sec. 1ª, p. 365.
194
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
363
Gaceta de los Tribunales, año 1897, 1er semestre, sentencia 1395, p. 844, citada por ENRI-
QUE RODRÍGUEZ SALAZAR en su Memoria de Prueba, De la Nulidad Civil ante la Jurisprudencia,
tomo I, p. 224.
364
Gaceta de los Tribunales, año 1909, 1er semestre, sentencia 287, p. 434, citada por
ENRIQUE RODRÍGUEZ SALAZAR, obra citada, p. 224.
365
Revista, tomo 78, 2ª parte, sec. 2ª, p. 1.
366
Corte Suprema, Rol 1866-98 1/06/1999, disponible en LexisNexis: Jurisprudencia
On-line.
367
Véase Nº 133.
195
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
368
Obra citada, tomo II, Nº 207, p. 296.
369
Obra citada, tomo VI, Nº 219, p. 293.
370
Obra citada, tomo III, p. 101.
371
Obra citada, tomo III, p. 102.
196
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
TERCERA CAUSAL
LA CAUSA ILÍCITA
Título I
NOCIÓN DE CAUSA
372
CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, Nº 910, p. 308.
197
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
127. Enumeración de las causales de nulidad absoluta. Para los efectos ano-
tados, seguiremos en rasgos generales el orden que señala el Código Civil,
refiriéndonos conjuntamente a los demás vicios y requisitos esenciales cuya
omisión está sancionada con la nulidad absoluta; algunas de estas causales,
que no se encuentran enumeradas expresamente en ningún artículo del Có-
digo, pueden considerarse tales por las razones que veíamos en el número
anterior, y lo han sido por diversos tratadistas.
Las causales de nulidad absoluta a que nos referiremos son las si-
guientes:
1ª. Objeto ilícito.
2ª. Falta de objeto.
3ª. Causa ilícita.
4ª. Falta de causa.
5ª. Omisión de ciertas formalidades exigidas en consideración a la natu-
raleza del acto o contrato que se ejecuta o celebra.
6ª. Falta de voluntad o consentimiento.
7ª. Incapacidades especiales para ejecutar ciertos actos.
PRIMERA CAUSAL
EL OBJETO ILÍCITO
Título I
NOCIÓN DE OBJETO ILÍCITO
134
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
230
BELLO, ANDRÉS, Obras Completas, tomo XI, p. 143.
231
BELLO, ANDRÉS, obra citada, tomo XI, pp. 411 a 451.
232
BELLO, ANDRÉS, obra citada, tomo XII, p. 440.
233
BELLO, ANDRÉS, obra citada, tomo XIII, p. 423.
234
Obra citada, tomo VI, Nº 218, p. 292.
235
COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, Nº 51, p. 47; JOSSERAND, LOUIS, obra citada,
tomo II, Nº 112, p. 63; BEUDANT, obra citada, tomo VIII, Nº 163, p. 113; CLARO SOLAR, LUIS,
obra citada, tomo XI, Nº 850, p. 248.
135
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
131. Opinión de Eugenio Velasco y paralelo con la de Claro Solar. Los con-
ceptos anotados son criticados por Eugenio Velasco, que hace notar que,
según esas ideas, “si el objeto es una cosa material, no puede sostenerse que
tenga esa calidad, porque ninguna cosa en sí puede ser contraria a la ley,
a las buenas costumbres o al orden público; y si se trata de un hecho que
revista esos caracteres, estaremos en presencia de un hecho moralmente
imposible, en conformidad al artículo 1461, inciso 3º”.237
Velasco critica igualmente la opinión que iguala los términos “lícito” y
“comerciable”, porque sostiene que estos dos conceptos, que en diversos
artículos se confunden, como en los artículos 1464 y 1466 del Código Civil,
que se refieren a cosas que están fuera del comercio humano, no son en
todos los casos una sola y misma cosa; y cita, a propósito, el caso de cosas
indeterminadas y de hechos imposibles que por no ser incomerciables, no
podrían quedar incluidas dentro del concepto de lo no comerciable, debido
a lo cual no constituirían objeto ilícito.238
Finalmente, expone la opinión de Luis Claro, que define al objeto lícito
como aquel “que se conforma con la ley, es reconocido por ella y lo protege
y ampara”. Hace suya esta idea, como definición general de lo que es objeto
ilícito, definición que está de acuerdo con la teoría general que desarrolla
sobre el objeto, y que se puede resumir en la forma siguiente:
No considera la licitud como uno de los requisitos del objeto, contra-
riamente a lo que se expone en tratados y se enseña en las clases, como
una condición de que debe estar revestido, además de ser determinado,
comerciable, posible, etc., sino que para Velasco el objeto ilícito es aquel que
carece de cualquiera de los requisitos que el Código Civil señala al objeto,
y bastará que una cosa sea indeterminada, o un hecho imposible, para que
se trate de un objeto ilícito.
Y así, concuerda con los demás autores en lo relativo a los requisitos que
debe reunir una cosa o un hecho como objeto de un acto jurídico: si se trata
236
En este sentido: RUGGIERO, obra citada, tomo II, p. 30; VODANOVIC, ANTONIO, Curso de
Derecho Civil (basado en las explicaciones de los profesores Alessandri y Somarriva), tomo IV,
Nº 297, p. 238; JOSSERAND, obra citada, tomo II, Nº 119, p. 68; PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo VI, Nº 225, p. 302.
237
El Objeto ante la Jurisprudencia, Nº 73, p. 43.
238
Obra citada, Nos 73 a 83, pp. 43 a 48.
136
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
de una cosa, ésta debe ser real, o sea, debe existir; comerciable, es decir, que
se encuentre en el comercio humano; y no excluidas de él por su naturale-
za (aguas de mar, aire, etc.), por su destinación (bienes nacionales de uso
público) o por la ley, como salvaguardia del orden público, y finalmente,
la cosa debe ser determinada o determinable. Si se trata de un hecho, éste
debe ser física y moralmente posible, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 1461 del Código Civil, además de determinado.
Como decíamos, estos requisitos son los que señalan los autores unáni-
memente; pero Velasco no agrega la licitud como requisito adicional, sino
que todos los requisitos citados constituyen la licitud del objeto: si falta uno
de ellos, cualquiera que él sea, como por ejemplo, si la cosa no es real, o
el hecho es imposible, tal objeto adolece de ilicitud, por no conformarse
estrictamente a las condiciones que la ley le señala a la cosa o al hecho para
que pueda constituir el objeto de una declaración de voluntad. Lógico es
entonces que no incluya la licitud entre dichos requisitos, pues ésta no es
sino que la concurrencia de todos ellos.
Por las razones anotadas, la definición de Luis Claro de objeto ilícito ya
citada, que es aquel “que se conforma con la ley, es reconocido por ella y
lo protege y ampara”, coincide exactamente con la teoría de Velasco, para
quien objeto ilícito es aquel “que no se conforma con la ley”.
Sin embargo, en la definición es lo único en que los autores citados
coinciden sobre esta materia, pues el primero de los nombrados exige la
licitud del objeto como un requisito adicional, además de ser éste forzosa-
mente posible, cierto, determinado y comerciable.239 Y a pesar de dar este
autor una definición tan amplia de objeto lícito, que parece abarcar muchos
aspectos, esa amplitud queda notablemente disminuida si se estudia la ex-
posición que hace del problema, pues en vez de ser la licitud el conjunto
de los demás requisitos del objeto, es un requisito más, que debe concurrir
conjuntamente con los demás nombrados. En consecuencia, el aspecto de
la ilicitud del objeto queda reducido a aquellos que son contrarios a la ley,
a las buenas costumbres, o sea, equipara implícitamente el objeto ilícito
al objeto moralmente imposible, con lo que concuerda, en el hecho, con
las opiniones de los autores que citamos como sostenedores de la primera
opinión (Ruggiero, Vodanovic, etc.), es decir, que el objeto ilícito es aquel
contrario a la ley, a las buenas costumbres y al orden público.
132. Nuestra opinión acerca del objeto ilícito. Hemos citado la opinión de
diversos autores que estiman que la licitud del objeto es un requisito más que
debe reunir este elemento de los actos jurídicos, y no lo consideran como la
suma de todos ellos; coinciden en la definición de objeto ilícito, según la cual
es “aquel contrario a la ley, al orden público y a las buenas costumbres”.
En nuestra opinión, el verdadero concepto, y el que más se ajusta a las
disposiciones de nuestro Código Civil, es el que acabamos de citar, pudien-
do también aceptarse la definición de Luis Claro, pero entendiéndola en
239
Obra citada, tomo XI, Nº 864, p. 264.
137
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
138
CAPÍTULO II - CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA
242
Obra citada, tomo VI, Nº 219, p. 293.
243
Obra citada, tomo III, p. 101.
139
SEGUNDA PARTE - LA NULIDAD ABSOLUTA
244
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 225, p. 302; BEUDANT, obra citada, to-
mo VIII, Nos 170 a 182, pp. 117 a 122.
245
Obra citada, tomo I, p. 274.
246
Obra citada, tomo II, Nº 119, p. 68.
140