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Antecedentes

La Práctica Basada en Evidencias (PBE) tiene sus inicios en la medicina, comenzando


su desarrollo en Canadá desde la disciplina de la epidemiología clínica (Mañalich,
2002), donde el grupo de Sackett, a fines de los años 70, intentaba incorporar la
investigación clínica en la toma de decisiones para los pacientes (Letelier y Moore,
2003). Otro grupo canadiense liderado por Guyatt en los años 90 promovió la utilización
de investigaciones con base matemático-estadística como evidencia (Muñoz y Cabrera,
2005). Al mismo tiempo el desfase entre los libros y la literatura periódica, la
variabilidad en la atención clínica en pacientes con una misma enfermedad (Gálvez,
2000), los distanciamientos entre los avances científicos y la práctica asistencial (Lopes
de Domenico y Costardi, 2003), y la laguna existente entre investigación y práctica
(Lopes Monteiro y De Mattos, 2005) facilitaron el nacimiento de este nuevo paradigma.
La Enfermería Basada en Evidencia (EBE) se desarrolla posteriormente en los países
de habla inglesa, tomando inicialmente el marco conceptual positivista de la medicina
(Martínez, 2005). En los últimos años se han presentado diversas definiciones de EBE.
Es así como en Inglaterra DiCenso, Cullum, Ciliska & Marks (2000, en Hermosilla,
2003) definen EBE como el "proceso por el cual las enfermeras toman decisiones
clínicas, usando las mejores pruebas disponibles sustentadas en la investigación, su
experiencia clínica y las preferencias del paciente, en el contexto de los recursos
disponibles". En la misma época Ingersoll (2000, en Morales, 2003: 38) define EBE
como el "uso consciente, explícito y juicioso de información derivada de la teoría y
basada en investigación, para la toma de decisiones sobre prestación de cuidados a
sujetos o grupos, teniendo en cuenta sus preferencias y necesidades individuales". Más
tarde y ampliando hacia un paradigma cualitativo, la I Reunión sobre EBE realizada en
Granada 2002 (Observatorio EBE, 2006) aporta una nueva definición que complementa
la visión positivista de las definiciones anteriores:

Uso consciente y explícito, desde el mundo del pensamiento de las enfermeras, de las
ventajas que ofrece el modelo positivista de síntesis de la literatura científica de la
MBE, integrado en una perspectiva crítica, reflexiva y fenomenológica tal, que haga
visible perspectivas de la salud invisibilizadas por el pensamiento hegemónico.

Estos dos paradigmas, positivista y cualitativo, nos brindan la posibilidad de abrirnos


ante las evidencias que serán necesarias para una toma de decisiones informada en el
quehacer de Enfermería. Esta toma de decisiones requiere conocer y manejar los
elementos y etapas que conforman la práctica basada en evidencias, así como las
barreras y estrategias que se presentan en su implementación.

Definición

La Enfermería Basada en la Evidencia se define como “la búsqueda sistemática de una


respuesta basada en la investigación, útil y pertinente para la práctica de las
enfermeras, pero que considera un enfoque reflexivo e interpretativo que es el que
permite hacer uso de los hallazgos de la investigación en la realidad particular de la
enfermera”.

Importancia para enfermería

La investigación en Enfermería valora tanto la investigación cuantitativa como


cualitativa. Whittemore (2005) opina que las investigaciones cuasi-experimentales,
descriptivas y cualitativas son importantes para la ciencia y práctica de enfermería.
Roberts y Dicenso (1999, en Galváo, Sawada y Mendes, 2003) agregan que la
investigación cuantitativa aborda en forma adecuada las preguntas relacionadas con
causa, pronóstico, diagnóstico, prevención, tratamiento y costos en salud y la
investigación cualitativa responde a preguntas surgidas desde el significado de la
experiencia de enfermedad y la comprensión de sentimientos del paciente sobre los
efectos de las intervenciones entregadas. Por tanto, los hallazgos de la investigación
cualitativa como cuantitativa son complementarios entre sí y deben utilizarse según el
tema a investigar (Ochoa, 2005). Según Gálvez (2003b) ambos son un medio poderoso
para transformar la práctica de enfermería.
Propósitos

 Aportar un marco conceptual nuevo para la resolución de los problemas,

pretendiendo acercar los datos de la investigación a la práctica asistencial.

 Facilitar la inclusión de la evidencia científica en las decisiones clínicas y de

salud (Toma de decisiones).

 Intervenciones más efectivas

 Mejores resultados en los pacientes

 Utilización más eficiente de los recursos

 Menos efectos secundarios y lesiones

Tipos de evidencia y jerarquía en la evidencia

En relación con la evidencia existen diferentes visiones sobre lo que se considera


aceptable como evidencia.
Sackett entiende la evidencia como la investigación clínica relevante, mientras que
Gray incluye además las opiniones de expertos y los datos que provienen de la clínica.
Se pueden identificar varios tipos de evidencia relacionados con diversas fuentes de
información y considerar, además de la investigación otras fuentes de evidencia como:
• Investigación elaborada por otras disciplinas.
• Revisiones de la investigación y guías clínicas.
• Opinión de expertos y de colegas.
• Experiencia personal con otros pacientes.
• Evidencia de las experiencias de los pacientes.
• Datos de auditorías.
• La evidencia de la investigación.
• La pericia profesional derivada de la unión de la experiencia práctica con el
continuo desarrollo profesional.
• Las creencias y valores de los profesionales sanitarios y de los pacientes,
basados en expectativas e interacciones
 y experiencias previas.
• La valoración clínica de los pacientes.
• Las preferencias de los pacientes

Jerarquía en la evidencia

El grado de evidencia científica de los estudios de investigación se valora mediante


escalas que permiten clasificarlos de manera jerárquica según el rigor del diseño. Las
recomendaciones para la práctica realizadas a partir de estos estudios, dependen de
su metodología, del rigor científico. Este a su vez se asocia a la asignación aleatoria de
los grupos control y experimental, a la existencia de un grupo control concurrente en el
tiempo, al sentido prospectivo del estudio, al enmascaramiento de participantes e
investigadores y al tamaño de muestra, suficientemente grande para detectar
diferencias significativas.

Grado de recomendación Nivel de calidad de la evidencia

A. Existe adecuada evidencia


I, II.1
científica para recomendar la
adopción de la tecnología

B. Existe una evidencia científica


II.1, II.2
aceptable para considerar su
uso

C. Existe una insuficiente


evidencia científica para
considerar el uso de la II.3, III
tecnología, debería hacerse a
partir de otros argumentos o
criterios

D. Existe una aceptable evidencia


II.1, II.2
para recomendar la no adopción
de la tecnología
E. Existe una buena evidencia para I, II.1
excluir su uso

F. Hay insuficientes evidencias(en


cantidad y calidad) para hacer
una recomendación; sin
embargo, otros factores podrían
influir en la desición

El antecedente mas destacable en la jerarquización de la calidad metodológica de los


estudios clínicos tiene su origen en 1976 en Canadá. El Ministerio de Sanidad y
Consumo formó una comisión de clínicos, epidemiólogos e investigadores sanitarios
destinada a analizar una serie de intervenciones sanitarias para valorar su uso en la
población. Tras dos años de trabajo desarrollaron una metodología capaz de valorar la
calidad y efectividad de intervenciones publicadas en la bibliografía7. En 1979 la
Canadian Task Force on the Periodic Health Examination y posteriormente la U.S
Preventive Services Task Force5 publicaron este sistema de evaluación de la calidad
de la evidencia científica. Definieron tres niveles de calidad, que ordenaron de mayor a
menor evidencia

- Nivel I. Evidencia obtenida al menos de un ensayo clínico controlado y


aleatorizado diseñado de forma adecuada.
- Nivel II.1. Evidencia obtenida a partir de ensayos controlados no aleatorizados y
bien diseñados.
- Nivel II.2 Evidencia obtenida a partir de estudios de cohorte(grupo de sujetos que
comparten una característica definitoria) o caso-control bien diseñados, realizados
preferentemente en más de un centro o por más de un grupo de investigación.
- Nivel II.3 Evidencia obtenida mediante estudios comparativos de tiempo o lugar,
con o sin intervención. Algunos estudios no controlados pero con resultados
espectaculares (como los resultados tras la incorporación de la penicilina en los
años cuarenta) también pueden ser considerados en este grado de evidencia.
- Nivel III. Opiniones basadas en experiencias clínicas, estudios descriptivos o
informes de comités de expertos.
Evaluación de la evidencia para la práctica

Es imprescindible que las decisiones que se tomen en la práctica asistencial se basen


en la mejor evidencia empírica. Sin embargo, también es importante que se evalúen
estas decisiones después de su aplicación. La última fase de la EBE es evaluar la
repercusión de los cambios introducidos en la práctica, para identificar si éstos han sido
o no efectivos. La situación ideal es que la evaluación se lleve a cabo analizando
resultados sensibles a las intervenciones de enfermería(NIC), con la finalidad de
estimar los beneficios, daños y costes de las intervenciones. Una buena evaluación se
debe centrar en los resultados más que en el proceso y debe incluir una auditoría. Las
auditorías examinan la práctica y la comparan con unos estándares establecidos. Si los
estándares no existen, los resultados obtenidos de la evaluación van a permitir formular
unos estándares de cuidados que serán utilizados para registrar la mejora en la calidad
de las intervenciones. No se debe olvidar consensuar estos estándares con el paciente
dentro del cuidado individualizado.

Bibliografía

https://ebevidencia.com/wp-content/uploads/2013/08/EBE.-Hacia-la-excelencia-en-

cuidados.pdf

http://www.index-f.com/evidentia/clasif_evidencias.php

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-95532007000100003

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