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LOS TÚNELES DE PUEBLA DE LEYENDA A LA REALIDAD

Sinar Suárez Sánchez

La leyenda

En Puebla capital, como ocurre en la mayoría de las ciudades coloniales, abundan las leyendas
urbanas. Entre estas no podían faltar la de los túneles. Durante años escuchamos entre escépticos
y fascinados muchas narraciones relacionadas con estos pasadizos secretos que recorrían
paralelamente nuestras las calles y avenidas. En las historias, generalmente aderezadas con una
buena dosis de fantasía, era frecuente oír detalles de la intercomunicación existente entre la catedral
de Puebla con sus parroquias y monasterios; otras similares detallaban que la travesía iba de la
catedral a los fuertes o al cerro de la Paz. Entre las más arriesgadas se encontraban aquellas que
aseguran sobre la comunicación por estas vías hasta Cholula, San Francisco Totimehuacán o
Tehuacán.

Algunos relatos se tornaban hechizantes por el halo de misterio entretejidos entre la realidad y la
fantasía, esto de acuerdo a la experiencia, utilidad o fin que a los túneles le daban sus autores.
Habitualmente corrían con una buena carga de emociones por tratarse –en algunos casos- de
experiencias de ascendientes cercanos y de la tradición oral trasmitida de generación en generación,
otras en cambio, provenían de fuentes “confidenciales” guardadas en la más rigurosa “secrecía”,
conocimiento circulante exclusivamente entre personas elegidas al que uno ocasionalmente accedía.
También existían referencias vagas e incidentales de estos en estudios de disciplinas como la
historia, antropología, arqueología, paleontología, geología y la vulcanología.

Túneles en las ciudades mexicanas

Como ya se ha comentado, las leyendas relacionadas la existencia de túneles son frecuentes en


varias ciudades de la república mexicana. Al respecto, que podemos citar en primerísimo lugar a
Guanajuato, famosa por sus más de 8 kilómetros de calles subterráneas. En el centro histórico de la
ciudad de México también son frecuentes estas historias, particularmente aquella que afirma la
existencia de uno que va del antiguo Palacio de la Inquisición (Hoy Museo de Medicina) a la iglesia
de Santo Domingo; del Castillo de Chapultepec a la Cámara de Diputados; el que comunica al
Palacio de Bellas Artes con la Iglesia de San Francisco, la Catedral Metropolitana y el Templo Mayor.
Sin duda alguna el más sobresaliente de estos mitos es que asegura la existencia de un pasadizo
por el que el presidente va y viene en automóvil del Palacio Nacional a San Lázaro.

En la lista le siguen Aguascalientes, Guadalajara, Morelia, Zacatecas, Oaxaca y Morelos. En cada


una de ellas se han construido historias fantásticas que forman parte de la cultura popular

Información, notas periodísticas y estudios


A pesar del ambiente confuso creado colectivamente en torno a los túneles de Puebla, algunos
estudios formales abordaron el tema de forma somera, al respecto es referencia obligada el libro la
Historia de la Ciudad de Puebla de los Ángeles de Antonio Carrión, quien en un primer momento
explica la existencia de vasos subterráneos comunicantes en el subsuelo que se erigió la ciudad de
Puebla como resultado natural de corrientes de agua provenientes de los volcanes Popocatépetl,
Iztaccíhuatl y la Malinche.

En la misma obra se hacen revelaciones importantes: al referirse a los escritos del P, Mariano
Dávila sobre las virtudes del coadjutor jesuita H. Juan Gómez, menciona: “entre otros encargos
desempeñados de forma satisfactoria para la congregación, tuvo la de haber traído agua de muy
buena calidad por secretos conductos por espacio de dos leguas, desde la Hacienda de Amalucan
hasta el Colegio del Espíritu Santo distribuyéndola dentro de su recinto en siete fuentes y otras más
en la calle pública para el común de la ciudad”, pág. 175 Tomo I (1897). Es importante subrayar que
a Juan Gómez, además de ser el constructor del acueducto secreto, se le atribuye la construcción
del Edificio del Espíritu Santo, hoy edificio Carolino y la propia Hacienda de Amalucan, que también
administraba.

Como se sabe, el establecimiento de los españoles en el Valle de Cuetlaxcoapan está


directamente relacionada con coexistencia del agua, elemento que indudablemente fue benéfico
para la sociedad naciente sociedad colonial, pero que al mismo tiempo le generó un buen número
quebrantos, recordemos que la fundación de la Ciudad de los Ángeles (nombre originario de la
ciudad de Puebla) el 16 de abril de 1531 en el antiguo Barrio del Alto y su refundación en el margen
opuesto del río Almoloya (actualmente San Francisco) un o dos años después se debió a una gran
inundación. Aún en el nuevo asentamiento la indomable naturaleza siguió causando estragos y se
tienen reportes de un desbordamiento del citado río que dejó enterradas para siempre varias
viviendas cercanas y más allá de su cauce, las crónicas de este hecho refieren que existen casas
completas sepultadas debajo del actual Museo Amparo. Este acontecimiento también se entrelaza
actualmente con la existencia de los túneles que nos ocupa.

Una colaboración de Héctor Padilla Lozano, publicada en el número 8 de la Revista Tiempo


Universitario (13 de enero de 2005) del Archivo Histórico de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, retomando una nota del Periódico la Opinión (Diario de la Mañana) del 11 de marzo de 1936,
describe un relato divertido ocurrido después del año 1767 (fecha de la expulsión de los jesitas)
relacionada con Fray Toribio, en ocasión de la entrega del edificio Carolino a las autoridades civiles
que tenía como encargo, quien después de las diligencias correspondientes y en una breve
distracción de los funcionarios para apreciar la construcción aprovechó para desaparecer por un
subterráneo y salir por la calle de Infantes (hoy 3 oriente). El texto citado sigue diciendo “También se
sabía, que el túnel comunicaba el Colegio Carolino con el cerro de Amalucan y con algunos colegios
jesuitas como el de San Jerónimo (hoy Facultad de Psicología)”

Investigaciones realizadas por expertos en el tema dan cuenta, que tanto en el citado periódico
como en otras fuentes documentales en puebla, son abundantes las referencias de los tuéneles en
distintas fechas, para ello se recomienda leer el trabajo Los Túneles de Puebla del Dr. Carlos
Montero Pantoja publicado en el número 6 de la Revista Cuetlaxcoapan del Ayuntamiento de
Puebla.

El descubrimiento formal de los túneles y la versión oficial

En primer lugar tenemos la inauguración del Puente de Bubas o Motolinía ubicado en la 2 oriente y
Boulevard 5 de Mayo, el 19 de diciembre de 2015 y su apertura al público el 22 de diciembre de ese
mismo año, anunciado como un rescate del sistema de ríos de la Puebla antigua. La información
existente indica que su nombre surge del Hospital de Bubas (Sífilis) construido a finales de 1600 en
la 2 norte, en el edificio conocido hoy como las Canchas de San Pedro, aunque con el paso del
tiempo también se le designó con los siguientes nombres de Puente de los Soldados, de Carrillo, de
Apresa y de Toro.

El Pasaje Histórico 5 de Mayo fue inaugurado como parte de los Secretos de Puebla el 20 de
febrero de 2016, la entrada a este nuevo espacio se encuentra ubicado en el Boulevard 5 de mayo
número 208 del Barrio de Xanenetla. El túnel comprende una longitud de 200 metros.

La segunda parte de los trabajo fue inaugurado el 23 de enero de 2017, durante el evento se hizo
alusión del espacio como un lugar emblemático de la Batalla de Puebla, tal aseveración se
fundamenta en ilustraciones de la obra Escenas de 5 de Mayo de 1862 del pintor Patricio Ramos
(1800_?, en la que puede observarse parte de las milicias nacionales saliendo de la tierra como de
un túnel. Este nuevo tramo comprenden mil 30 metros de recorrido subterráneo que conecta al
Barrio de Xanenetla con el Lago la Concordia ubicado en los Fuertes de Lotero y Guadalupe

Como dato adicional puede citarse que durante esta serie de eventos se deslizó una teoría más
que sugiere que los túneles fueron el resultado de la extracción de diversos materiales utilizados en
la construcción de los edificios de la ciudad de Puebla en tiempos de la Nueva España. Asimismo se
informó que estas obras apenas representan el 3% del total del sistema de tuenes existente en el
subsuelo capitalino.
La experiencia personal del recorrido

Del ingreso a los túneles, en mi experiencia personal surge un mar dudas. Uno tiene la sensación
sumirse y transitar en una especie de máquina del tiempo sin comprender el significado del acto
mismo, de la falta de información surgen miles conjeturas que lo convierten en un pasatiempo, un
espacio más de distracción y nada más, es precisamente es esta circunstancia que me obliga a
reflexionar en estas líneas. Lo que queda claro es la reconfiguración de la historia y cultura en la
ciudad de Puebla a partir del descubrimiento de estas áreas y el hecho por si mimo reclama estudios
desde diversas perspectivas disciplinarias que nos conduzcan a comprender con claridad la nueva
dimensión que abre a nuestros pies.

Conclusión

De acuerdo a la información existente hasta el momento, a mi parecer es convincente la teoría que


sostiene que los túneles existentes debajo nuestra ciudad forman de la antigua red de acueductos
subterráneos construidos durante época colonial para abastecer agua de mejor calidad a Puebla, la
hipótesis no se contrapone con aquellas que señalan a estos pasadizos subterráneos como ruta para
el transporte, almacenamiento o escondite de los bienes atesorados por la iglesia en su época de
dominio de la vida pública y que a su vez hayan servido de refugio estratégico para un sorpresivo
ataque al ejército francés durante la defensa de Puebla en la gesta heroica del 5 de mayo de 1862.

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