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Derecho Comercial II

La prelación de créditos

Las causales de preferencia

Por regla general, los acreedores se encuentran en una situación de


igualdad, en el sentido de que, para los efectos de su pago, ningún crédito
prefiere a otro. Sin embargo, por excepción, la ley reconoce dos causas para que
un crédito prefiera a otro: el privilegio y la hipoteca (art. 2470 y 2488 CC).
Solamente la ley puede determinar la preferencia. La convención entre el
deudor y uno de sus acreedores en virtud de la cual se estipula que éste tendrá
derecho a pagarse preferentemente a los otros acreedores, es inoponible a los
últimos.
Cabe asimismo, tener en consideración que las causas de preferencias son
inherentes al crédito mismo, lo que significa que no se pierden por el hecho de
que el crédito hubiere pasado a otras personas distintas del acreedor original. Ese
es el alcance que presenta el art. 2470, cuando dice que las causas de
preferencia pasan con los créditos a las personas que lo adquieran por cesión,
subrogación o de otra manera.
Para los efectos de la prelación, la ley establece cinco clases de créditos.
Los créditos de primera, segunda, tercera y cuarta clase, son preferentes. Los
créditos de quinta clase no gozan de preferencia alguna. Son preferentes a causa
de privilegio los créditos de la primera, segunda y cuarta clase. Son preferentes a
causa de hipoteca los créditos de la tercera clase.
Las causales de preferencia se clasifican en generales y especiales; y en su
pasan o no contra terceros.
Las causales de preferencia generales son aquellas que dan derecho al
acreedor para hacerse el pago con preferencia sobre todos o cualquier bien del
deudor, sin distinciones. Las causales de preferencia especiales, en cambio, sólo
permiten hacerse pago con preferencia sobre determinados bienes del deudor. No
es que el acreedor no pueda pretender que se le pague con otros bienes del
deudor, lo que le es posible en virtud del derecho de prenda general. Lo que
ocurre es que en relación con esos otros bienes su crédito no goza de preferencia.
Las causales de preferencia pasan contra terceros poseedores cuando el
acreedor puede perseguir la realización del bien aunque haya salido del
patrimonio del deudor y pagarse igual preferentemente con el producto de la
realización. Las causales de preferencia no pasan contra terceros poseedores
cuando el acreedor sólo puede perseguir el pago con preferencia sobre los bienes
del deudor que se encuentran en el patrimonio de éste.

La primera clase de créditos

De conformidad con lo dispuesto en el art.2472, la primera clase de créditos


comprende los que nacen de las causas que enseguida se enumeran:
1. las costas judiciales que se causen en interés general de los acreedores.
entendemos que en esta situación se encontraría, por ejemplo, el acreedor
que demanda la nulidad de un contrato celebrado por el deudor, la cual,
una vez declarada, permite que se incorpore un bien que había salido del
patrimonio de éste, lo que hace posible que sea sacado a remate por todos

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los acreedores. la sentencia que declara la nulidad condena por otra parte
al deudor al pago de las costas al juicio. Sobre el producto de la realización
del bien, en primer lugar se paga al acreedor que obtuvo la declaración de
nulidad, por su crédito por las costas; pero la preferencia se extiende
exclusivamente al monto de éstas.
2. Las expensas funerales del deudor difunto. Por ejemplo, una persona, antes
de la muerte, contrata los servicios que demande su sepultura y queda
debiendo el precio. Por dicho precio, y hasta donde se conforma con el
concepto de expensas necesarias, esto es, gastos indispensables para el
funeral, el acreedor adquiere un crédito privilegiado de primera clase.
3. Los gastos de enfermedad del deudor. Si la enfermedad hubiera durado
más de 6 meses, fijará el juez, según las circunstancias, la cantidad hasta la
cual se extienda la preferencia. En esta situación se encontraría, por
ejemplo, el crédito que tiene un hospital por los gastos que hubiere
demandado la hospitalización del paciente.
4. Los gastos en que se incurra para poner a disposición de la masa los bienes
del fallido, los gastos de administración de la quiebra, de la realización del
activo y los préstamos contratados por el síndico para los efectos
mencionados. Esta situación supone que el deudor ha sido declarado en
quiebra. De los bienes del fallido, antes de pagarse los créditos de los
acreedores de los números 5 a 8, se extrae lo necesario para solventar los
gastos.
5. Las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares. Esta
situación se presenta con los trabajadores del deudor que tienen un crédito
en contra de éste por concepto de remuneraciones y asignaciones
familiares no pagadas.
6. Las cotizaciones adeudadas a organismos de Seguridad Social o que se
recauden por su intermedio, para ser destinadas a ese fin, como asimismo,
los créditos del fisco en contra de las entidades administradoras de fondos
de pensiones por los aportes que él hubiera efectuado de acuerdo con el
inciso 3° del artículo 42 del decreto ley Nº 3500, de 1980. los organismos
de seguridad social por conceptos de cotizaciones provisionales y el fisco en
contra de las entidades administradoras de fondos de pensiones por los
aportes mencionados en la disposición, se pagan de sus acreencias una vez
satisfechos los créditos mencionados en los números anteriores.
7. Los artículos necesarios de subsistencia suministrados al deudor y su
familia durante los últimos tres meses. En esta situación se encontraría, por
ejemplo, el crédito que tiene la persona que ha vendido a plazo artículos
necesarios para la subsistencia del deudor y de su familia, con la limitación
de que solamente la preferencia cubre el crédito por los mencionados
artículos en los últimos tres meses.
8. Las indemnizaciones legales y convencionales de origen laboral que les
correspondan a los trabajadores, que estén devengadas a la fecha en que
se hagan valer y hasta un límite de tres ingresos mínimos mensuales por
cada año de servicio y fracción superior a seis meses por cada trabajador
con un límite de diez años. Por el exceso, si lo hubiere, se considerarán
valistas. En esta situación se encontrarían, por ejemplo, los trabajadores a

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quienes el empleador debe una indemnización por años de servicio, con la
limitación expresada en la norma.

Características de los créditos de primera clase

Los créditos privilegiados de la primera clase presentan las siguientes


características:

a. La preferencia que tienen los acreedores se puede hacer efectiva, por regla
general, sobre todos los bienes del deudor sin distinguir entre éstos, lo que
determina una preferencia de carácter general. Por excepción, ciertas
especies de propiedad del deudor no quedan afectas a la preferencia de los
acreedores con créditos de primera clase, si los demás bienes del deudor
son suficientes para pagar íntegramente a aquellos, como se verá cuando
se analice la situación que se produce cuando concurren acreedores con
créditos de la primera clase junto con acreedores de créditos de la segunda
o tercera clase.
b. No existiendo entre los bienes del deudor lo suficiente para cubrir
íntegramente los créditos de la primera clase, preferirán unos a otros en el
orden de su numeración, cualquiera que sea su fecha, y los comprendidos
en cada número concurrirán a prorrata (art. 2473).
c. La preferencia solamente se puede hacer efectiva sobre aquellos bienes del
deudor que no han salido de su patrimonio, lo que determina que los
créditos de primera clase no pasen en caso alguno contra terceros
poseedores, como dice el art. 2473, en su inciso 2°.

La segunda clase de créditos

Según lo establece el art. 2474, a la segunda clase de créditos pertenecen los


de las personas que enseguida se enumeran:
1. El posadero sobre los efectos del deudor introducidos por éste en la posada,
mientras permanezcan en ella y hasta concurrencia de lo que se deba por
alojamiento, expensas y daños. Por ejemplo, el hotel en que se alojó el
deudor y a quién éste no pagó la cuenta, tiene un crédito privilegiado que
puede hacer efectivo sobre el equipaje que el deudor introdujo en el hotel y
que no retiró de él.
2. El acarreador o empresario de transportes sobre los efectos acarreados que
tenga en su poder o en el de sus agentes o dependientes, hasta
concurrencia de lo que se deba por acarreo, expensas y daños; con tal que
dichos efectos sean de propiedad del deudor. Se presume que son de
propiedad del deudor los efectos introducidos por él en la posada o
acarreados por su cuenta.
3. El acreedor prendario sobre la prenda.

Características de los créditos de la segunda clase

Los créditos privilegiados de la segunda clase presentan las siguientes


características:

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a. Engendran una preferencia de carácter especial, en el sentido de que ésta
se puede hacer efectiva solamente sobre una especie determinada del
deudor: en el caso del posadero, los efectos introducidos por éste en la
posada; en el caso del acarreador, los efectos acarreados; en el caso del
acreedor prendario, la cosa gravada con la prenda. Ello no significa que el
acreedor, en cada caso, no pueda perseguir otros bienes del deudor. Lo que
ocurre es que en relación con éstos no goza de preferencia.
b. La preferencia de los créditos de segunda clase que mencionan los números
1° y 2° del art. 2474, solamente se puede hacer efectiva si la especie afecta
a la misma es de propiedad del deudor y se encuentra en poder del
acreedor, éste último a título de mero tenedor como consecuencia del
derecho legal de retención de tales especies por incumplimiento de la
obligación del deudor. La situación del acreedor prendario es diferente,
pues si el deudor o constituyente de la prenda no fuere dueño de la cosa
prendada, el acreedor, si bien no adquiere el derecho real de prenda,
adquiere la posesión del mismo y puede ejercer todas las facultades que
corresponden al titular del derecho real de prenda, una de ellas la de
pagarse preferentemente con el producto de la realización del bien
prendado, a menos que el dueño lo reivindique. Tampoco se requiere para
el ejercicio de la preferencia por parte del acreedor prendario que la cosa se
encuentre en su poder, lo que se aprecia especialmente en las prendas
llamadas especiales o sin desplazamiento, en que la cosa prendada no se
entrega al acreedor. Tratándose de la prenda con desplazamiento, el hecho
de que el acreedor pierde la tenencia de la cosa sobre la cual tiene el
derecho real de prenda no implica la pérdida de dicho derecho ni la
preferencia que éste contempla, pues el acreedor puede perseguir la cosa
de manos de quien encuentre.
c. En el caso de que afecten una misma especie de créditos de la primera
clase y créditos de la segunda clase (lo que es perfectamente concebible),
dado que la preferencia de los créditos de la primera clase es de carácter
general, la ley soluciona el conflicto de intereses que se produce entre los
acreedores distinguiendo si los demás bienes del deudor, entendiéndose
por tales aquellos que no están afectos a la preferencia de los créditos de
los acreedores de la segunda clase, fueren o no suficientes para pagarse
todos los créditos de la primera clase. En caso de que los demás bienes
fueren suficientes para cubrir los créditos de la primera clase, no gozan los
acreedores que se encuentran en esta categoría de preferencia para
pagarse sobre las especies afectas a los créditos de la segunda clase, la que
en cambio pueden ejercer los acreedores de ésta última categoría. En
cambio, si los demás bienes del deudor fueren insuficientes para cubrir los
créditos de la primera clase, tendrán éstos preferencia en cuanto al déficit y
concurrirán en dicha especie en el orden y forma que se expresa en el
inciso 1° del artículo 2472. tal es lo que señala el art. 2476. supongamos,
por ejemplo, que declarado el deudor en quiebra existen en la masa de
bienes del fallido los siguientes: una casa, que se remata en 6 millones de
pesos, y un automóvil, que se remata en 1 millón de pesos. Entre los
acreedores del deudor se encuentran los trabajadores de éste, a quienes
debe 6 millones 500 mil pesos, y un banco al que prestó al deudor 2

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millones de pesos para la compra del automóvil, crédito que se encuentra
garantizado con prenda del automóvil. Dándose en esta situación la
concurrencia de acreedores de la primera clase de créditos con acreedores
de la segunda y advirtiéndose que el producto de la realización de los
demás bienes, la casa, no cubre totalmente el crédito de los trabajadores,
éstos tienen preferencia para pagarse en cuanto al déficit, 500 mil pesos,
sobre el producto de la realización del automóvil. La preferencia del
acreedor prendario queda reducida en este caso a la diferencia que resta
una vez satisfechos los créditos de la primera clase.

La tercera clase de créditos

De conformidad con lo que establece el art. 2477, la tercera clase de


créditos comprende los hipotecarios. A cada finca gravada con hipoteca podrá
abrirse, a petición de los respetivos acreedores o de cualquiera de ellos, un
concurso particular para que se les pague inmediatamente con ellas, según el
orden de las fechas de sus hipotecas. Las hipotecas de una misma finca preferirán
unas a otras en el orden de su inscripción. En este concurso se pagarán
primeramente las costas judiciales causadas en él. Por su parte, el artículo 2479
establece que los acreedores hipotecarios no estarán obligados a aguardar las
resultas del concurso general para proceder a ejercer sus acciones contra las
respectivas fincas: bastará que consignen o afiancen una cantidad prudencial
para el pago de los créditos de la primera clase en la parte que sobre ellos
recaiga, y que restituyan a la masa lo que sobrare después de cubiertas sus
acciones.

Características de los créditos de la tercera clase

Los créditos de la tercera clase presentan las siguientes características:

a. La causal de la preferencia no es un privilegio, como ocurre tratándose de


los de la primera, segunda, cuarta clase, sino que la existencia de una
hipoteca constituida para garantizar el cumplimiento de una obligación
propia y ajena. El acreedor hipotecario goza de preferencia para pagarse
con el producto de la realización del bien hipotecado.
b. La preferencia del acreedor hipotecario no se extiende a todos los bienes
del deudor, sino que solamente a aquel gravado con la hipoteca, de lo que
deriva que la preferencia del acreedor hipotecario es especial. Ello no obsta
a que el acreedor hipotecario pueda hacerse pago de su crédito con los
otros bienes del deudor, pero sin que tenga preferencia en relación con
éstos. Si la hipoteca no hubiere sido constituida por el deudor sino que por
un tercero, el acreedor no puede perseguir otros bienes del constituyente
que no sea el inmueble hipotecado.
c. Como el acreedor hipotecario adquiere el derecho real de hipoteca, que le
otorga la facultad de perseguir la finca hipotecada de manos de quien se
encuentra, no pierde su preferencia por el hecho de que el deudor haya
enajenado el bien hipotecado y que éste no se encuentre en su patrimonio.

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d. Al igual que lo que ocurre tratándose de los créditos de segunda clase, que
también engendran una preferencia de carácter especial, es posible que
concurran acreedores de primera clase con acreedores hipotecarios, de lo
que resulta necesario establecer si la preferencia que tienen los acreedores
de la primera clase se puede o no hacerse extensiva al bien gravado con la
hipoteca. La solución que da la ley es idéntica a la que se mencionaba
cuando afectan una misma especie créditos de la primera clase y créditos
de la segunda, estableciendo el art. 2478 lo siguiente: los créditos de la
primera clase no se extenderán a fincas hipotecadas sino en el caso de no
poder cubrirse en su totalidad con los otros bienes del deudor. El déficit se
dividirá entonces entre las fincas hipotecadas a proporción de los valores de
éstas, y lo que a cada una quepa se cubrirá con ella en el orden y forma que
se expresan en el art. 2472.

La cuarta clase de créditos

De conformidad con lo que establece el art. 2481, la cuarta clase de


créditos comprende:
1. Los del fisco contra los recaudadores y administradores de bienes fiscales.
2. Los de establecimientos nacionales de caridad o de educación y los de las
municipalidades, iglesias y comunidades religiosas, contra los recaudadores
y administradores de sus fondos.
3. Los de las mujeres casadas, por los bienes de su propiedad que administra
el marido, sobre los bienes de éste, o en su caso, los que tuvieren los
cónyuges por gananciales.
4. Los de los hijos sujetos a patria potestad, por los bienes de su propiedad
que fueren administrados por el padre o la madre, sobre los bienes de
éstos.
5. Los de las personas que están bajo tutela o curaduría contra sus respectivos
tutores o curadores.
6. Los de todo pupilo contra el que se casa con la madre o abuela, tutora o
curadora, en el caso del art. 511.

Características de los créditos de cuarta clase

Los créditos de la cuarta clase presentan las siguientes características:


a. Engendran una preferencia de carácter general, que se puede hacer
efectiva sobre todos los bienes del deudor mientras se mantengan en su
patrimonio. Ese es el alcance del art. 2486 cuando dice que las preferencias
de los créditos de cuarta clase no dan derecho contra terceros poseedores.
b. No cabe la posibilidad de que una misma especie se encuentre afecta a
créditos de la primera, segunda o tercera clase y a créditos de la cuarta; o
lo que es lo mismo, que se produzca un conflicto de intereses entre los
acreedores de la primera, segunda y tercera clase con acreedores de la
cuarta clase de créditos. Ello, porque el art. 2486 se encarga de precisar
que las preferencias de los créditos de la cuarta clase sólo tienen lugar

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después de cubiertos los créditos de las tres primeras clases, de cualquiera
fecha que éstos sean.
c. Los créditos de la cuarta clase que enumera el art. 2481 prefieren
indistintamente unos a otros según la fecha de sus causas: la del
nombramiento de administradores y recaudadores respecto de los créditos
de los Nos. 1º y 2º; la del respectivo matrimonio en los créditos de los Nos.
3º y 6º; la del nacimiento del hijo en los del Nº 4; y la del discernimiento de
la tutela o curatela en los del número 5º (art. 2482).

La quinta clase de créditos

La ley establece una quinta clase de créditos, en la que incluye aquellos que
no gozan de preferencia, y que corresponden a los de los acreedores
denominados valistas. Según el inciso 2º del art. 2489, los créditos de la quinta
clase se cubrirán a prorrata sobre el sobrante de la masa cursada, sin
consideración a su fecha.
Cabe tener presente que la regla antedicha se aplica para los créditos
preferentes que no pueden cubrirse en su totalidad, los cuales pasarán por el
déficit a la lista de los créditos de la quinta clase, con los cuales concurrirán a
prorrata (art. 2490).

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