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La lectura es relevante en porque es transversal al abarcar todas las áreas dentro de la escuela y en el
diario vivir, puesto que permite adquirir conocimientos. La concepción tradicional de lectura la definía
como una actividad de descodificación cuya finalidad era determinar la comprensión objetiva de los
contenidos del texto. Actualmente, la lectura se entiende como una actividad interactiva entre el texto y
el lector, que conduce a la interpretación, más allá de la comprensión. Mendoza Fillola define la lectura
como un proceso activo de construcción de significados a partir de los estímulos textuales y una
compleja actividad interactiva, en la que el libro, la obra o el texto aportan informaciones y contenidos
que entran en relación con las aportaciones del receptor, actualizando saberes y experiencias.
Sobre la lectura literaria, se debe entender que el objetivo formativo de ésta es el desarrollo de la
competencia literaria y de cada uno de sus componentes, como la competencia lectora y el intertexto
del lector. Citamos a Mendoza quien explica lo anterior:
“...se debe entender que el intertexto del lector es el esencial conjunto de saberes, estrategias y
de recursos lingüístico-culturales que se activan a través de la recepción literaria para establecer
asociaciones de carácter metaliterario e intertextual y que permiten la construcción de (nuevos)
conocimientos significativos de carácter lingüístico y literario que se integran en el marco de la
competencia literaria. A su vez, el intertexto del lector potencia la actividad de valoración
personal a través del reconocimiento de conexiones y del desarrollo de actitudes positivas hacia
diversas manifestaciones artístico-literarias de signo cultural. La competencia literaria permite
reconocer, identificar, diferenciar producciones de signo estético-literario. La presencia de la
competencia literaria se constata a partir de su actuación, es decir, a partir de los efectos
-comprensión, reconocimiento estético, actitud lúdica, goce artístico o intelectual...- y
reacciones que el mensaje provoca en el receptor.” (Mendoza, A. (2014, 9 de junio). Función de
la literatura infantil y juvenil en la formación de la competencia literaria.
De acuerdo a la teoría de la recepción, la lectura literaria supone una transformación del lector, de
modo que tras la lectura sea ya un lector con nuevas experiencias, con nuevos conocimientos. Así se
entiende que la lectura es formativa, ya que al transformar implica el supuesto de “el texto enseña a leer
al lector”.
En cuanto a la educación literaria, en términos más técnicos, se define como la preparación para saber
participar con efectividad en el proceso de recepción y de actualización interpretativa del discurso
literario considerando que la literatura es un conjunto de producciones artísticas; que las producciones
literarias también se definen por la presencia acumulada de determinados usos y recursos de expresión
propios del sistema lingüístico y por su organización según estructuras de géneros; y que el proceso de
percepción del significado de un texto literario no es una actividad espontánea, ni el significado es el
resultado automático de una lectura de cariz denotativo.
La educación literaria tiene el fin de formar lectores capaces de establecer la eficaz interacción entre el
texto y el lector que conduzca a este a la comprensión-interpretación y a la valoración estética de las
producciones culturales y literarias.
Después de revisar lo que Antonio Mendoza Fillola refiere sobre la lectura literaria y educación
literaria, conviene citar a Teresa Colomer con el fin de comparar y profundizar el concepto de
“educación literaria”:
“Al hablar de “educación”, focalizamos en la formación de capacidades y nos referimos a todo
el proceso de enseñanza y de aprendizaje. […] ...al empezar a pensar en la renovación de las
prácticas escolares, “educación literaria” pareció una mejor denominación para explicitar el
sentido del cambio que se propugnaba en los objetivos escolares. Un cambio que lleva a fijarse
en la formación de lectores competentes para abordar los textos y no en la posesión de
conocimientos (sobre los autores, sobre la valoración que ha merecido históricamente la obra,
etc.) como un valor en sí mismo. Se pueden “enseñar” conocimientos, pero solo se pueden
“formar” o “educar” lectores.” ( 2001: 3)
Bibliografía:
Dentro del Programa de Estudio de 7mo Básico, cuya implementación será el 2015, se le otorga mayor
importancia a la literatura en comparación con el programa anterior, se evidencia esto en el cambio de
nombre de la asignatura, de “Lenguaje y Comunicación” pasa a ser “Lengua y Literatura”.
Así que, de acuerdo a este programa de estudio, debemos realizar una revisión de los conceptos de
lectura y lectura literaria. Por “lectura” se menciona lo siguiente:
“...existen varias definiciones de lectura, pero la más extendida, y que se asume en estas
Bases, es aquella que concibe la lectura como interpretación de los textos. Se considera
que el lector utiliza sus conocimientos e interpreta los elementos textuales y
situacionales para construir el significado. Es decir, en la comprensión se conjugan tanto
las habilidades como los conocimientos que tiene el individuo, ya que estos permiten al
lector establecer las conexiones (entre el texto y sus conocimientos, entre el texto y la
cultura, entre el texto y otros textos, etcétera) necesarias para construir el significado del
texto.” (Mineduc, p. 22)
En cuanto el estudiante entra en contacto con la obra literaria toma conocimiento de lo que le rodea, de
tradiciones, de cultura, esto se evidencia en la siguiente cita:
Revisado lo anterior se debe entender que la lectura de literatura no sólo es personal, puesto que se
debe conversar sobre la obra en clases, el docente debe “orientar la lectura hacia la interpretación”
(Mineduc, p.23), porque toda obra literaria se somete a este proceso que incluye al lector, quien
reacciona frente a la lectura, reflexionando sobre ella y elabora una interpretación que le permite dar
sentido a lo leído. Sin olvidar que la interpretación de un texto no es única, porque puede tener varias
lecturas de una obra que ha “sido interpretada cientos de veces” (Mineduc, 23)
Sin embargo, no es suficiente quedarse en el plano del análisis, sino que este debe
hacerse para construir una interpretación que integre los elementos descubiertos durante
el análisis y dé cuenta de una lectura reflexiva. (Mineduc, p. 23)
En pocas palabras, la lectura de literatura es un diálogo constante con el texto, con la cultura y permite
la reflexión en torno a los temas que se presentan.
Relevancia de la lectura literaria.
La cita anterior de Jorge Larrosa, profesor de filosofía de la Universidad de Barcelona, permite explicar
la relevancia de la lectura literaria, o la lectura de textos literarios. No está demás señalar que la cita
invita al intelecto a repensar lo que es la literatura en sí, bajo la premisa filosófica, y que sin embargo
es clara en señalar que la literatura se define en cada lector y en cada lectura que éste haga de ella.
Saber leer es primordial para adquirir conocimientos no sólo en el área humanista, sino también en las
ciencias como las matemáticas, biología, física, química; y considerando lo anterior la lectura de obras
literarias en la escuela también permite adquirir conocimientos.
Emilio Lledó, citado por Teresa Colomer, enuncia un discurso del mundo de la filosofía que bien podría
explicar la importancia de la literatura:
“La creación de un lenguaje interior del que emerge la literatura, la consolidación de una
estructura mental, el cultivo del pensamiento abstracto que es esencialmente lenguaje, la lucha
por recrear continuamente en torno a los principios de verdad, justicia, libertad, belleza,
generosidad, todo eso marca el camino del progreso y de convivencia. Y esto es, a su vez,
cultivo y cultura de las palabras, revisión del inmenso legado escrito, que no es otra cosa que
pensar con lo pensado, desear con lo deseado, amar con lo amado; en definitiva, soñar los
sueños de las palabras, que duermen en el legado de la tradición escrita, de la tradición real, y
que al soñarlas las despertamos y, al tiempo que las despertamos, nos despertamos nosotros con
ellas.”
Emilio Lledó (1994:11) citado por Teresa Colomer (La enseñanza de la literatura como
construcción de sentido 2001:2)
Gracias a la cita anterior, se resume la importancia de la literatura “como representación cultural del
mundo de la experiencia”. (2001: 2), o en otras palabras, la literatura comprende las experiencias de los
seres humanos en sus diversas relaciones personales y sociales.
Citamos a Louise M. Rosenblatt, profesora emérita de la Universidad de Nueva York, quien profundiza
en la experiencia literaria:
“Sin duda, para la gran mayoría de los lectores la experiencia humana que muestra la literatura
es lo fundamental. Para ellos los elementos formales de la obra -estilo y estructura, flujo
rítmico. Sólo funcionan como parte de la experiencia literaria total. El lector procura participar
en la visión de otro -obtener conocimiento del mundo, sondear los recursos del espíritu humano,
lograr el discernimiento que hará su propia vida más comprensible.” (2002: 33)
“La personalidad total tiende a involucrarse en la experiencia literaria. El hecho de que una obra
pueda poner en juego, y relacionarse con, necesidades y preocupaciones profundamente
personales la convierte en una fuerza educativa potencialmente intensa, porque es a partir de
esas necesidades y actitudes básicas que surge el comportamiento. De ahí que la literatura pueda
auspiciar el vínculo entre la percepción intelectual y el ímpetu emocional, indispensable para
cualquier proceso vital de aprendizaje.” (2002: 206)
Sin embargo, más allá de que la lectura de textos literarios constituya un encuentro del lector con
experiencias y cultura; la lectura de ficción o literatura fomentada dentro de la escuela es la
oportunidad para aprender a saber leer, tal como señala T. Colomer:
Bibliografía
Jorge Larrosa. (2003) La experiencia de la lectura: Estudios sobre literatura y formación. México:
Fondo de cultura económica
Louise M. Rosenblatt. (2002) La literatura como exploración. México: Fondo de Cultura Económica.
Investigaciones que abarcan temática relacionada con la lectura literaria.
“Controlar” las Lecturas Literarias: Un estudio de casos sobre la Evaluación en el Plan de Lectura
Complementaria de Educación Básica.
Resumen: El artículo presenta una investigación desarrollada en 2011 en Santiago de Chile: un estudio
de casos sobre las evaluaciones que profesores de Segundo Ciclo de Educación Básica realizan para las
lecturas literarias prescritas en el plan de lectura complementaria. El propósito consistió en indagar la
relación entre las creencias y representaciones de los profesores sobre la lectura literaria y su forma de
evaluarla en el plan lector de la asignatura de Lenguaje y Comunicación.
Como conclusión el estudio señala que existe una relación entre las prácticas del profesorado con sus
sistemas de creencias, representaciones y saberes sobre el objeto de enseñanza. Este tipo de relación
establecida demuestra la existencia de concepciones más o menos empobrecidas conceptual y
teoricámente sobre lo que significa leer literatura y sobre los aprendizajes relacionados con este tipo de
lectura, que se traducen en prácticas evaluativas “opacas” dentro del Plan de Lectura Complementaria.
Por otro lado, la concepción de la evaluación continúa atada a su función de certificación de la
realización de una actividad determinada, es decir, se evalúa para comprobar de que realmente se ha
leído. Los resultados vistos en esta investigación señalan una problemática cada vez más evidente en
la didáctica de lengua y literatura, y es el “tipo de lector” que serán los alumnos, el cual depende del
lector que es formado por las prácticas didácticas. Por último, la investigación confirma sobre el
carácter autónomo y escasamente integrado del PLC en el área de Lenguaje y Comunicación, cuyo
sentido es el tener que cumplir con las exigencias del sistema, que se entienden como el deber de
colocar una calificación por esta actividad y como el deber de mandar cierto número de obras que sean
obligatorias para todos.
Objetivos de la investigación:
General: Comparar las creencias y la práctica de los profesores, respecto a la enseñanza de la lectura de
textos literarios.
Específicos: 1. Describir las creencias de los docentes respecto a las estrategias metodológicas para la
enseñanza de la lectura de textos literarios; 2. Describir las creencias de los docentes respecto a la
literatura y su didáctica; 3. Identificar las estrategias metodológicas utilizadas por los profesores para la
enseñanza de la lectura de textos literarios.
El “Maletín Literario” consistió en tres tipos, compuesto por 15 libros cada uno. En su mayoría, es
decir, en un 90% eran los mismos ejemplares. En total fueron 26 títulos de textos que se entregaron:
Entre los ejemplares que se obsequiaron, se incluyeron historietas nacionales, literatura infantil,
dramaturgias nacionales y extranjeras y un Atlas Universal.
Objetivo de la investigación: “Evaluar los objetivos principales que se tuvo para distribuir el Maletín
Literario a los estudiantes pertenecientes a las familias de más escasos recursos.”
Objetivos para la entrega del Maletín: “Fomentar el hábito lector en los niños junto a sus padres”;
“Promover que la lectura se convierta en una experiencia gratificante”; “Afianzar los lazos afectivos
entre padres e hijos”; “Posibilitar el acceso a la lectura”; ”Posibilitar el acceso de los estudiantes a la
biblioteca pública más cercana a su domicilio”.