Você está na página 1de 2

El peligro de ser empujados a alinearnos con la ciencia

La ciencia se encapricha en arrastrar al psicoanálisis hacia una práctica con efecto curativo
cuando en realidad no es sino un efecto subordinado. Por eso Miller (2014) considera necesario
un retorno a Lacan. No nos focalizamos en dicho efecto y por ello cambiamos el término cura
por experiencia analítica. Vale recordar la famosa frase la cura viene por añadidura. “Sin duda
el mundo juzga el psicoanálisis en función de sus resultados terapéuticos, pero esta no es una
razón para que este haga suyo este criterio” (Miller, 2014, p. 14). Así Miller presenta la nueva
clínica psicoanalítica que se desprende de la última enseñanza. Si fuera por la ciencia, segui-
ríamos confiando en la existencia de un significante universal al cual debemos todos alinear-
nos.

La nueva clínica trae dos consecuencias. En primer lugar, socava la referencia a la salud mental.
La fórmula “todo el mundo es loco, es decir, delirante” destruye toda posibilidad de una noción
de normalidad y “plantea como radical la inadecuación entre lo real y lo mental, e implica que
de lo real solo se pueda no decir la verdad, solo se pueda mentir” (Miller, 2014, p. 15). Si fuera
por la ciencia sabríamos diferenciar sujetos sanos y enfermos. En segundo lugar, amplía el
concepto de síntoma, ya no como algo capaz de levantarse, sino incluyendo en él “esos restos
sintomáticos que Freud considera al final del análisis y que lo llevan a pensar que este no tiene
fin, debido precisamente a lo que subsiste del síntoma” (Miller, 2014, p. 15). Si fuera por la
ciencia existe la posibilidad de remisión total del dolor, apelando en última instancia a los
psicotrópicos.

La nueva clínica psicoanalítica es una teoría de lo incurable, lo imposible de curar, por lo que
resulta impropio orientarla hacia la terapia y hacer de esta un eslogan. La ciencia quiere poner
a prueba de verdad los conocimientos alcanzados. Tropieza con lo real, pues de eso no puede
sino mentirse. Y por esto dice Miller (2014) que con la ciencia comienza lo imposible. La
ciencia nos evidencia perfectamente que hay lo imposible. En le seminario 19 trabaja esto, de
los conjuntos, que siempre hay algo que se cierra y se abre de nuevo. A diferencia de la ciencia,
el psicoanálisis no persigue un fin terapéutico. Hacerlo sería ceder ante lo que el mundo re-
clama al psicoanálisis para sus propios fines utilitarios y de gobierno. Hacerlo sería psicologi-
zar el psicoanálisis, sería hablar la lengua del Otro.
La ciencia opera desde el discurso del amo. Lacan llamó reverso del psicoanálisis al discurso
del amo. Se está en uno o se está en otro. Nunca en ambos a la vez. En los efectos terapéuticos
rápidos se hace funcionar para el sujeto un significante amo, luego se lo identifica a este y se
logra un ordenamiento, pero aquí no se toca el factor suplementario a. Entonces, para conseguir
un efecto terapéutico rápido hay que referirse al discurso del amo, o sea al síntoma. Por el
contrario, siguiendo la enseñanza de Lacan, el Uno es lo que aísla a los psicoanalistas del dis-
curso del amo. El psicoanálisis puede morir si se complace del discurso del amo. Somos em-
pujados a validar las categorías que esos significantes producen, por ejemplo que la idea de
normalidad es la delgadez, con la ayuda del saber que nosotros acumulamos. De aquí nace
según la ciencia la distinción sano/enfermo. El problema es que hay un elemento inasimilable
que es rechazado por este discurso: a (vector imposible de S2 hacia a). Ese elemento es lo que
hace funcionar el discurso del analista. No queremos que el sujeto se defina como ejemplar de
una categoría de la población. Tratamos con sutilezas, con cosas de finura, y eso no puede ser
geometrizado. La significantización no puede asimilar lo real.

MILLER, J.-A. (2014). Sutilezas analíticas. Buenos Aires: Paidós.

Construcciones del cartel:


La salud mental tampoco puede incluir en una especie de conjuntos cerrados quienes son sanos
y enfermos. Apunta al síntoma. Y nosotros sabemos que el síntoma hace funcionar al sujeto.
La clínica sintomática. El síntoma hace funcionar al sujeto. La nueva ley de salud mental toma
al adicto ya no como un criminal, pues tiene derecho a al goce, pero sí como un enfermo.
Aunque sea hay un pasito. Pero ¿cómo hacer para tener en cuenta la ley de salud mental siendo
psicoanalistas? Sostener el rótulo es de alguna manera tomarlo en análisis. En pag 26 cuando
dice sobre que tomamos el significante con el que viene el paciente eso ya es tomarlo y es como
acomodarse al síntoma. El arreglo, o anudamiento es en la neurosis en relación al goce. El
psicoanálisis puro es aquel que no se aplica a la terapéutica. Es el que llega hasta el final, es
una experiencia. Muchos AE utilizan la enseñanza de Lacan para decir cosas pero no es lo que
Lacan quiso decir, porque con sus testimonios se contradicen.

Você também pode gostar