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5nP$M
COLECCIÓN
DE
ESCRITORES CASTELLANOS
CRÍTICOS
ESTUDIOS
DE
CRITICA LITERARIA
QUINTA SERIE
TIRADAS ESPECIALES
SEMBLANZA LITERARIA
leída en el Ateneo y en la Universidad de Barcelona
(Mayo de 1908).
¡^Mb^s '¿
fe
cir toscamente:
«Ya para muchos aparecía la región de la
lengua catalana como circundada de una
corona poética. Los nombres de nuestras
villas y comarcas ya no se miraban como
vulgares denominaciones topográficas, bue-
nas tan sólo para figurar en un registro de
catastro ó en una lista de paradores de dili-
gencias; sino que aparecían ennoblecidos por
la historia y embellecidos por la poesía. Los-
nombres de linaje parecían más ilustres y
majestuosos, y los de bautismo y sus diminu-
tivos más agraciados. Las ferias y las rome-
rías añadieron á sus naturales encantos los
que prestaban las invenciones de la ima-
les
ginación. Cayó el velo que nos ocultaba las-
QUINTA SERIE
cxxxvn 5
66 • UINTA SFHIK
Señores Académicos:
He dicho.
3k
LA DONCELLA TEODOR
un cuento de Las Mil y Una Xoches,
Año M.D.XLV.
D. Pascual Gavanzos (apud Gallardo, Ensayo, números
i2o<j-i2in) describe las siguientes:Zaragoza, por Juana Mi-
llán, viuda de Pedro Hardoyn, á quince días del mes de
Mayo de i?4o; Toledo, en casa de Fernando de Santa Cata-
lina, 1543; dos sin fecha, impresas respectivamente en Se-
govia y Sevilla, que se conservan una y otra en la Biblio-
teca Imperial de Viena. Müller añade la de i554, que se
guarda en la Biblioteca Real de Bavicra, y Mone la de Se-
villa, 1S45 Todas estas ediciones son góticas, suelen cons-
tar de dos pigin is de impresión, llevan en el frontispicio
tres figuras, que representan una doncella, un mercader
y un rey sentado, y tienen, además, estampas intercaladas
en el texto. Del siglo xvn existen: por lo menos, la Je
Alcalá de Henares, en casa de Juan Gracián, 1607; la de Se-
villa por PcJro Gómez de Pastrana, 1642 (con este título
144 Ol'INTA SHRIK
. -
CXX.X I0
i (.'• rx s :rie
convertirse en verdade-
sas y sutiles, hasta
ros enigmas, sobre todo las del examen sép-
timo.
Después el Califa hace venir jugadores de
ajedrez, dados y tablas, y tañedores de va-
rios instrumentos, y á todos los vence la
doncella en sus respectivas artes y habili-
dades.
El Califa admirado exclama:
—Bendígate Dios y á quien te enseñó.
La doncella se postra en tierra. El Califa
manda entregar á Abulhasán cien mil dina-
res, y dice á la doncella
— «¿Qué favor me pides?
—Que me devuelvas á mi dueño.
El Califa accede, la obsequia con otros
e) De toda ciencia.
En los dos primeros exámenes no hay pre-
guntas de la doncella á los jueces, ni despojo
del traje académico del juez, ni investidura
de la doncella. En el tercero, que es el más
animado, se añade un incidente harto grotes-
co. El juez y la doncella se proponen mutua-
mente problemas algebraicos, con el pacto de
quitarse el traje respectivo si no los resuel-
ven. El astrónomo vencido se va despojando
poco á poco de sus ropas, hasta quedar sin
turbante y sin zaragüelles, en medio de las
carcajadas del Califa y de la concurrencia,
que le hacen huir avergonzado y confuso. El
(ii Mí .
t'ois 10 vto.-i3 vio.
ESTUDIOS DE CRÍTICA UTERAPIA II?
—
No e> cueva;
Mas desta suerte la llamo.
Porque cuanto en ella miro
Todo me parece espanto.
Enseña filosofía
A caballeros é hidal
". latín y otras lenguas,
Finardo.
. ..ras.
FlNARDO.
FlNARDO.
Teodor.
Pues vamos donde me vistas
De ricas telas bordadas,
Con mil joyas y cadenas,
Que aquí tu crédito basta,
Y por que me estime el Hey;
Que una mujer adornada
Obliga á mayor respeto:
Que pobre es moneda falsa...
Llegan á la pr ildán, quien
sobre el precio lo mismo que el Ja-I
Que si en Univer i
:
¡Pesia dices
-
TtOÜOR.
5 señor.
Soldán.
.:a sabiduría
Se encierre en una muje!
¿Qué sabes para argüir
Con mis sabios, cu
jndi ^ d
ca literaria
Teodor.
•
^abré decir:
Las siete artes liberales.
Sol:
-
Teodor.
Todas.
Soi
Pues yo d
Que mis tesoros contigo
Serán, Teodor, desiguales.
Pero éste el concierto sea
Y mañana se ejecute,
Que en público se dispute,
Donde tu ingenio se vea:
Y que si á cuatro vencieres
De mis sabios, no el laurel
aunque te adornes del
Para honra de las mujeres,
Pero que te dé también
Cien mil ducados.
Teodor.
Avisa
Tus sabios.
Fina:
Teodor...
Teodor.
Es risa
Pensar que conmigo estén
Un hora, sin confesar
Mi valor y su ignorancia.
Soldán.
¡Qué temeraria arrogancial
Vayan los luego á avisar.
^ OUI.NTA SERIÉ
Demetria.
¿Con qué movimiento, di,
Se mueven agua, aire y tierra
Y fuego?
ESTUDIOS DE CRÍTICA LITERARIA I Hj
TEO! OR.
Recto.
Demetrix.
Pues ¿cómo?
Teodok.
Según su naturaleza:
El fuego y aire hacia arriba,
Y abajo, el agua y la tierra.
Demetria.
¿Y el cielo?
Teodor.
Ese no es posible
Que rectamente se mueva,
Ni á lo alto, ni á lo bajo,
Ni á mano diestra ó siniestra:
Y de moverse no cesa,
Sólo alrededor se mueve,
Porque las generaciones
Desta manera conserva.
Demetria.
¿Cuánto tiempo ha de moverse?
Teodor.
El que necesario sea
Para el hombre y duración
Del siglo: esta diferencia
Hizo á muchos que le dieran
Al cielo, como ya sabes.
El nombre de quinta esencia.
Demetria.
Cómo cuerpos celestes
los
Circuiarmente se muevan
No has dicho.
QUINTA SERIE
Tuo
Efectivam cinc
Los mueven inteligencias
Oue llaman
los filósofos
Motores, y nuestra [gle
Angeles.
Demetria.
¿Son animados
Los cielos?
1 ODOR.
Kaisa sentencia:
entiende que son alimts
Aquellas inteligencias.
Porque no se puede unir
La naturaleza angélica
Como el alma con el cuerpo.
guna otra materia.
'W
ÍTERPRETACIONES DEL QUIJOTE
Señores Académicos:
CXXXVII i^.
2 1(1 INTA SERIE
V aromas de claveles...
¡Gloria bebí! que, por sutil manera.
Amor el agua en gloria convirtiera.
Mas ¡oh rudos enojos!
¡Ay, cuan poco duraste, engaño ciego!
Aromas, néctar, mieles, gloria... ¡Antojos!
Solamente bebí líquido fuego.
den suplir.
ESTUDIOS DE CRITICA LITERARIA 2Ól
cxxxvn 18
2J4 NTA SE ME
''.'.' /¡croes.)
DON MANUEL JOSÉ QUINTANA
CONSIDERADO COMO POETA LÍRICO
comedia:
A tus pinceles
¿Quién igualó jamás, pintor divino?
Vi is enérgico
y grave, á más altura
Se eleva Calderón, y el cetro adquiere,
Oue aún en sus manos vigorosas dura.
De tu nacer testigo
El Orbe se recrea,
Que tanto llega á florecer contigo,
Y te contempla en tu halagüeña cuna,
Como al morir el día,
Mira recinto de la selva umbría
el
La incierta luz de la naciente luna.
Crece; que el lirio y la purpúrea rosa
Tiñan tus gratos miembros á porfía:
El sol del Mediodía
La lumbre encienda de tus ojos bellos;
Que el tímido pudor la temple en ellos,
Indignamente hollada
Gimió la dulce Italia: arder el Sena
En discordias se vio: la África esclava,
El bátavo industrioso
Al hierro dado y devorante fuego.
Ni al indio pudo
Salvar un ponto inmenso y borrascoso
En sus sencillos lares:
Vuestro genio feroz hiende los mares,
Y es la inocente América un desierto.
Pero ¿á qué molestarnos en buscar con-
testación á esta y á todas las declamaciones,
que no solamente en la oda A Padilla, sino
en El Panteón del Escorial (que para el
gusto mío y para el de muchos es la primera
entre todas las inspiraciones de Quintana, y
la única que en sus audacias de dicción, tono
insólito y mezcla inesperada de lo lírico y
de lo dramático, tiene algo de poesía román-
tica y moderna), acumuló Quintana sobre
las frentes venerables del Emperador y de
su hijo, cuandoel mismo Quintana nos dio
(Oda .4 Padilla.)
ESTUDIOS DE CRÍTICA LITERARIA 343
La triunfadora P
Aquella á cuyo imperio
Se rindió en silenciosa servidumbre
Obediente y postrado un hemisferio,
¡Cuántas veces gimió rota y vencida
Antes de alzarse á tan excelsa cumbre!
Sangre it¿ilica inunda las llanuras
El Nilo vía
Del yermoasí ios negros moradores
Contra el astro del mundo y Dios del día
Ciegos lanzar sacrilegos clamores,
Y el Dios girando fúlgido, torrentes
Verter de lumbre en sus obscuras frentes.
Redi
[887.
w
D. JOSÉ MARÍA DE PERADA (0
23
unca he acertado á leer los libros de
Pereda con la impasibilidad crítica
con que leo otros libros. Para mí (y
pienso que lo mismo sucede á todos los que
hemos nacido de peñas al mar), esos libros,
antes que juzgados, son sentidos. Son algo tan
de nuestra tierra y de nuestra vida, como la
brisa de nuestras costas ó el maíz de nuestras
mieses. Pocas veces un modo de ser provin-
cial ha llegado á traducirse con tanta energía
en forma de arte. Porque Pereda, el más
montañés de todos los montañeses, identifi-
cado con la tierra natal, de la cual no se
aparta un punto y de cuyo contacto recibe
fuerzas, como el Anteo de la fábula; apacen-
tando sin cesar sus ojos con el espectáculo de
esta naturaleza dulcemente melancólica, y
descubriendo sagazmente cuanto queda de
poético en nuestras costumbres rústicas, ha
traído á sus libros la Montaña entera, no ya
con su aspecto exterior, sino con algo más
profundo é íntimo, que no se ve, y, sin em-
bargo, penetra el alma; con eso que el autor
QUINTA SKRIE
vulgaridad y á la muerte.
No es el naturalismo cuestión de doctrina
que, con visible exclusivismo y ciega intole-
rancia, quiera imponerse ó proscribirse, sino
cuestión individual, genial y, por tanto, rela-
tiva. Unos ven primero louniversal, y buscan
luego una forma concreta en que expresarlo.
Otros se van embelesados tras de lo particu-
lar, que también, y á su modo, es revelación
de lo universal. En los reinos del arte se en-
cuentran todos, y todo es legítimo como sea
bello, sin pedantescas excomuniones, sin ha-
blar de ideales que mueren ni de ideales que
viven, y sin mezclar á la serena contempla-
ción estética intereses ajenos y de ínfima va-
lía, que sólo sirven para enturbiarla. Yo
. iA serie
ralista de escuela.
Bajo dos aspectos principales puede y debe
considerarse á Pereda: como autor de ar-
ESTUDIOS DE CRÍTICA LITERARIA 383
ex XX Vil 25
N I A SERIE
realidad idealizada.
Por su afición á cierta clase de escenas po-
pulares, ricas de vida y colorido, hanle lla-
mado algunos Teniers cántabro. Convenga-
ESTUDIOS DE CRÍTICA LITERARIA 3q3
bones.
Entre la publicación de las dos series de
Escenas Montañesas mediaron muchos años.
Todavía pasaron más antes que Pereda se
decidiese á abandonar sus jándalos, sus ma-
yorazgos y sus raqueros, y á ensanchar el
radio de sus empresas, imaginando fábulas
de mayor complicación y cuadros más am-
plios. Hizo, entretanto, algunos Ensayos
dramáticos (verdaderos cuadros de costum-
bres en diálogo y en verso), los cuales andan
coleccionados en un libro ya rarísimo (i); y
para probar sus íuerzas en trabajo de más
empeño, compuso las tres narraciones que
llenan el volumen de los Bocetos al temple.
Allí apareció por segunda vez la pintoresca,
ingeniosísima y mordicante novela de cos-
tumbres políticas, Los Hombres de pro, pre-
ludio de Don Gonzalo, y glorioso trofeo de
la única campaña electoral y de la única
CX XXV! i
20
La tienda de la esquina, Los parientes de
n olvidar el extraño y fantástico
capricho de La gran batalla, cuya ejecución
es maravillosa y digna de Goya.
Mas no se crea que sólo á lo cómico y
alegre se inclina la musa del autor, aun en
cxxxvii 27
f,l8 QUINTA SERIE
yo me vuelvo á La
tiene sus manías:
Robla Leva v á .V>///;>i caique.
y á /.<?
M. Menendez y Pe layo.
(1884)
POSTDATA
En años transcurridos desde la prime-
los
ra edición de este prólogo, el Sr. Pereda pu-
blicó seis novelas más: Sotile^a, La Montál-
ve%, La Puchera, Nubes de Eslío, Al primer
vuelo y Peñas Arriba. Como complemento
de la historia de sus libros, reproduzco á con-
tinuación los tres artículos que escribí sobre
la primera, la tercera y la última de estas no-
velas al tiempo de su aparición.
SOTILKXA
cxxxvn 28
MTA SERIE
LA PUCHERA
PENAS ARRIBA
c xx.wii 29
450 QUINTA SERIE
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ÍNDICE
como novelista 83
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