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5. Investiga que aspectos de esta organización del trabajo siguen vigentes y expón
tu opinión sobre el tema.
6. Realiza un mapa mental y conceptual de tus ideas
Los orígenes del Taylorismo
2) De todos modos, el hecho más destacado en este período es el control que los
obreros ejercían sobre el proceso de producción. El trabajo estaba organizado
conforme a sistema de oficios, lo cual implicaba que el trabajador calificado poseía
un cúmulo de conocimientos sobre su actividad que era guardado con celo gremial.
Esto permitía a los obreros calificados influir en las decisiones acerca de cómo y
cuanto se producía. Las cuotas y ritmos de producción estaban determinados por
los trabajadores calificados, y no por los empresarios. Esto era posible porqué la
mano de obra calificada era escasa y aún la propia oferta de fuerza de trabajo era
muy débil colocando al capital en situación de evidente inferioridad. Un fenómeno
importante a destacar es el componente mayormente inmigratorio de la clase obrera
norteamericana, que sumado al carácter claramente expansivo de la economía
norteamericana colocaba en la ya referida situación de inferioridad a los
empresarios.
El control que los obreros ejercían sobre la producción era un freno para la
acumulación de capital y los empresarios no encontraban los medios apropiados
para arrebatárselo.
Esta situación tenía su origen en el hecho de que la mayor parte del proletariado
norteamericano era de procedencia inmigratoria, en especial de Europa del norte y
del este. Los obreros especializados y artesanos durante gran parte de los siglos
XVIII y XIX no podían emigrar de sus países, pero la extrema combatividad
desarrollada en sus terruños persuadió a las clases dominantes de permitir la
partida. La revolución industrial hizo el resto al reducir el tiempo de viaje y el costo
de los pasajes. Ya en E.E.U.U., estos obreros especializados constituían un
problema de difícil solución para las ansias empresariales de valoración del capital.
En tanto la producción se mantuvo dentro de los cánones tradicionales descriptos
anteriormente, poco era lo que los empresarios podían avanzar. Sin embargo,
cuando comenzó a acelerarse el proceso de fusiones de empresas, dando paso al
desarrollo de los monopolios, se dinamizó la economía volcando la balanza a favor
de la burguesía industrial y financiera. De todos modos, el punto de vista empresario
se impuso a través de negociaciones y concesiones que los empresarios dieron a
los trabajadores, para que estos cedan la hegemonía que mantenían sobre los
procesos productivos. El punto central se volvió el salario; los trabajadores
aceptaron el incremento de su explotación que significó el Taylorismo y - luego- el
Fordismo, pero a cambio de aumentos salariales.
4) Los empleados deben ser entrenados para perfeccionar sus aptitudes, con el fin
de realizar un servicio o tarea, de modo que la producción se cumpla de acuerdo
con las pautas planificadas.
Taylor aseguraba que las industrias de su época padecían males que centralmente
se debían a lo que él denominaba holgazanería sistemática por parte de los obreros,
quienes reducían deliberadamente la producción a casi un tercio de la que sería
normal, para evitar que la gerencia redujese las tarifas de los salarios.
Hay- según Taylor- varias causas determinantes del ocio en el trabajo, que pueden
resumirse así:
1) En primer término, una cierta afirmación que viene desde los orígenes del
capitalismo. Con respecto a este punto, se dice - y está aceptado entre los
trabajadores- que según sea mayor el rendimiento del hombre y de la máquina, esto
dará como resultado el desempleo de gran número de obreros.
En un nivel más amplio, se encargó de destacar la enorme pérdida que el país venía
sufriendo con la vagancia y la ineficiencia de los obreros, en casi todos los actos
diarios.
Desde este punto de vista, consideraba Taylor que para aumentar sensiblemente la
productividad del trabajo era necesario llegar a la racionalización de los procesos
industriales diferenciando las tareas de creación y ejecución. Dicho en otros
términos: al dividir la organización de la producción (a cargo de los empresarios y
los sectores afines en la planta: directivos, ingenieros, supervisores entre otros) de
las tareas ejecutivas y mecánicas (a cargo de los obreros) se aseguraba así un
mayor control de la producción por parte de los sectores capitalistas. Así la fase de
diseño y todos los aspectos mentales quedaban escindidos por completo de las
tareas manuales. Esto constituyó una ruptura total con los métodos de producción
del pasado, cuando la producción se organizaba en función del predominio del saber
de los trabajadores calificados que conservaban una influencia equivalente a los
artesanos en las épocas tempranas del capitalismo .
Los problemas
La implementación de los nuevos métodos productivos no se realizó sin
inconvenientes.
El periodo de comienzos de siglo y luego la etapa entreguerras es la época en que
se desarrollan los cambios que serán evidentes en la década del ’30. Se caracteriza
en el campo social por un notable incremento en la afiliación sindical, ya que los
trabajadores querían dejar de cumplir un papel subordinado. Los estados
comienzan a regular las relaciones laborales, a fijar límites de contratación y a
restringir los usos y abusos de los empresarios en lo relativo al poder de contratación
de las empresas. También se produjeron importantes desarrollos en las ciencias
sociales vinculadas como la sociología y la psicología. Los últimos de estos cambios
los analizamos en un capítulo aparte.
Durante la década del ’20, la secuencia que comenzaba en la búsqueda de
productividad–técnicas de eficiencia–incrementos económicos; había derivado en
un encadenamiento inverso: conflictos–falta de productividad– agotamiento de las
técnicas clásicas y falsedad en la teoría y la práctica de la motivación del personal.
En resumen, un sin fin de factores que agotaron los modelos clásicos anteriores y
que llevaron a nuevas investigaciones.
Una de las diferencias entre los dos modos de dirección consiste, según Taylor, en
lo siguiente: En El Sistema de dirección científica, los miembros de la dirección
toman el hábito y tienen el gusto de ayudar a sus obreros a elevarse hasta los
niveles profesionales más elevados que sean capaces de alcanzar. Lo digo después
de una madura reflexión. En nuestro trabajo codo a codo con hombres que son
nuestros amigos íntimos, nosotros no podemos hacer otra cosa que sentir por ellos
los sentimientos más cordiales y nosotros queremos ayudarlos a perfeccionarse a
fin de que puedan ejecutar el trabajo más calificado del cual son capaces y que
haciendo esto, alcancen prácticamente el salario más elevado que sea posible. Esto
es una característica del sistema de dirección científica, pero no es una
característica de los viejos modos de dirección.
4) El trabajo y la responsabilidad del trabajo se divide de una manera casi igual entre
obreros. Dada la nueva división del trabajo, en una empresa dirigida por el nuevo
sistema, no hay prácticamente un solo acto llevado a cabo por un obrero que no
haya sido precedido y seguido por otro acto llevado a cabo por otro obrero. El
proceso productivo es pensado como un sistema y este sistema está orientado por
alguien que se encuentra del lado de la dirección. Y esto es así a lo largo de toda la
jornada de trabajo.
Al haber combinado la iniciativa de los obreros y la nueva manera de dividir el trabajo
entre los obreros y la dirección, el nuevo sistema de dirección científica es más
eficaz que los viejos métodos de dirección.
El principio de dirigir mediante La iniciativa y los estímulos obliga a los obreros a
asumir la totalidad de la responsabilidad del trabajo en su conjunto y en sus detalles
y, además ellos deben ejecutar la totalidad del trabajo físico. En el nuevo sistema el
desarrollo de una ciencia del trabajo implica la determinación de numerosas reglas,
leyes y formulas que reemplazan el juicio de cada obrero y que no pueden ser
efectivamente respetadas sino cuando ellas han sido sistemáticamente
repertoriadas y referenciadas.
La utilización práctica de los datos científicos exige igualmente que se disponga de
una sala en la cual se clasifican los documentos y de oficinas en las cuales puedan
trabajar los agentes encargados del estudio del proceso de trabajo, los supervisores
que codifican e intercambian la información obtenida durante el control del trabajo
de los obreros.
Así todas las previsiones que en el viejo sistema habían que¬dado en manos de la
iniciativa del obrero y que él podía hacer utilizando su propia experiencia, en el
nuevo sistema deben necesariamente ser hechas por miembros de la dirección
aplicando leyes científicas. Incluso si el obrero fuera calificado como para enunciar
y aplicar leyes científicas, él no podría hacerlo materialmente, dada la imposibilidad
de trabajar a la vez en una máquina y en una oficina. Por otra parte, no se deben
tener las mismas aptitudes para estudiar el trabajo y prever su desarrollo y para
ejecutado.
5) Tal vez el elemento más importante de la Dirección Científica sea la idea de tarea.
El trabajo dé cada obrero está enteramente previsto por la dirección al menos un
día antes y cada obrero recibe en la mayoría de los casos instrucciones escritas
completas que describen en detalle la tarea que él debe cumplir indicándole los
medios que debe disponer para ejecutar su traba¬jo. El trabajo así preparado de
antemano constituye una tarea que es cumplida como nosotros lo habíamos
explicado anteriormente, por la acción conjugada del obrero y de la dirección. Las
instruc¬ciones especifican no solamente lo que debe ser hecho sino tam¬bién cómo
hay que hacerlo y cual es el tiempo asignado para ello. Cuando un obrero tiene éxito
y ejecuta su tarea convenientemente y en el tiempo limite especificado, entonces él
recibe un salario superior al que es de uso corriente.
Por lo expuesto precedentemente, el arte de la dirección consiste para Taylor En
tener un conocimiento exacto de lo que deben hacer los miembros del personal y
una vez que lo tienen, asegurarse de que ellos ejecuten el trabajo de la manera
mejor y más económica. Las relaciones existentes entre los patrones y los miembros
del personal constituyen sin ninguna duda la parte más importante de este arte.
Con frecuencia se considera que los objetivos que persiguen por un lado los
patrones y por otro lado los obreros, son exactamente opuestos. Pero decía Taylor
lo que los obreros demandan a su patrón- más que todas las otras cosas- es un
salario elevado y lo que los patrones quieren obtener de sus obreros por encima de
todo, es productividad en el trabajo, o sea un costo de fabricación bajo. Los dos
objetivos no son dia¬metralmente opuestos, como podría aparecer en un primer
exa¬men. Por el contrario, ellos pueden ser concordantes en todos los tipos de
trabajo sin excepción. La existencia o la ausencia de este acuerdo constituye el
mejor índice de un buen o de un mal método de dirección. Los salarios elevados y
bajos precios de venta constituyen la base de todo buen sistema de dirección.
Al hacer el balance de los resultados obtenidos después de 30 años de aplicar
progresivamente la Dirección Científica en em¬presas que en esa época
involucraban a más de 50.000 trabajadores de diversas ramas, Taylor dijo: sus
salarios son de 30 a 100% superiores a aquellos que son pagados a los obreros de
la misma calificación profesional que están en otras empresas, mientras que las
empresas que los emplean son más prósperas que nunca. En esas empresas se ha
duplicado en promedio la producción por obrero y por máquina. Durante todos esos
años no ha habido jamás una sola huelga entre los obreros que trabajan con el
método de dirección científica, y existe una cooperación amigable, total, entre la
dirección y los obreros.
Sin embargo, según Taylor, muchos lectores contemporáneos de sus libros habían
confundido el mecanismo práctico con la verdadera filosofía del sistema Taylorista.
El sistema de Dirección Científica consiste fundamentalmente en ciertos principios
generales, en una cierta filosofía que puede ser aplicada de diferentes maneras y la
descripción de lo que se puede considerar como el mejor mecanismo para aplicar
esos principios generales no debe ser de ninguna manera confundido con los
principios mismos.
Tampoco pretendía Taylor que existiese una panacea universal para resolver todas
las dificultades entre los obreros y empleadores, ni que hubiera un sistema de
dirección que pudiere asegurar una prosperidad continua para todos los obreros y
todos los patrones. De todos modos, aseguraba que si se aplicase su sistema... los
períodos de depresión serán más cortos y menos numerosos, el sufrimiento será
menor y esto será particularmente más verdadero en las regiones donde el sistema
se haya difundido.
El proceso de la Organización Científica del Trabajo y su aporte a la valorización del
capital
La presentación de la concepción del trabajador, de los principios filosóficos y
organizacionales, así como de las técnicas y mecanismos propuestos o
reformulados por F. W. Taylor, más conocidos como Dirección Científica de
Empresas u Organización Científica del Trabajo, debe acompañarse por una
reflexión afirmando que los mismos no fueron de ninguna manera neutrales- en el
sentido de que favoreció a un sector, particularmente al capital- en cuanto a sus
efectos y por ello, han desempeñado un importante papel en el desarrollo del
capitalismo durante casi un siglo.
La OCT surgió en un momento histórico dado, dentro de una formación social que
debía hacer frente a serias limitaciones para aumentar el excedente económico sin
que la condición necesaria fuera, previamente, el incremento del capital constante.
En el último cuarto del siglo XIX se estaban gestando nuevos e importantes cambios
científicos y tecnológicos, pero sus desarrollos eran incipientes y aún no se hablan
incorporado masivamente al proceso productivo.
El acento estará puesto en los objetivos directos e indirectos de la OCT tal como
fue planteada por Taylor y sus discípulos. Todos ellos se orientan a lograr la
valorización del capital, o sea, a permitir que los empresarios obtengan plus valor
que se destina finalmente a la reproducción simple y ampliada del capital con el
objeto de compensar la tendencia secular a la disminución que tienen las tasas de
ganancia. Esta ley- la tasa descendente de ganancia- fue enunciada por primera
vez por Karl Marx en su celebre Crítica de la Economía Política o Das capital.
Por lo tanto, proceso de trabajo y proceso de valorización son los dos componentes
del proceso de producción en cualquier régimen de acumulación, en especial en el
régimen capitalista, aunque su contenido y significación sean diferentes.
Taylorismo y macroeconomía
Si bien Taylor parte de una visión microeconómica, la lectura atenta de los trabajos
de Taylor y de sus discípulos, así como los recientes estudios de la sociología del
trabajo nos permite afirmar que en el Taylorismo existe una clara dimensión
macroeconómica aunque no siempre Taylor la haya explicado y desarrollado.
En efecto, para Taylor, sólo el incremento de la productividad del trabajo puede
favorecer la prosecución del proceso de acumulación del capital y ello interesa a los
pobres pues les va a permitir un más alto nivel de vida y va a transformar los objetos
de lujo de una generación en objetos de primera necesidad para la siguiente.
El riesgo de superproducción generado por un fuerte incremento de la productividad
del trabajo no tendría sino un carácter e incidencia coyuntural, pues sería finalmente
regulado gracias al incremento mismo de la productividad: al aumentar dicha
productividad lo mismo se incrementan los ingresos de los trabajadores y disminuye
el precio de los productos, aumentando de este modo las dimensiones del mercado
aún cuando disminuyera la duración de la jornada de trabajo.
Por ello, las conclusiones de Taylor son muy claras: cualquiera sea la oposición que
se genere y las formas que asuma, va a imponerse todo dispositivo que permita
efectivamente economizar trabajo, pues esto es un hecho histórico.
Como ya afirmamos anteriormente, Taylor no distinguió claramente entre
productividad e intensificación del trabajo. De manera abusiva denominaba
incremento de la productividad al resultado de la Dirección Científica de las
Empresas, cuando en realidad era principalmente la fuerza de trabajo el factor
racionalizado, cuyo uso se intensificaba. No existe en Taylor una comprensión
adecuada de la necesidad de incrementar el valor agregado por medio de las
inversiones en capital constante.