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FILOSOFIA Y CIUDADANIA

PRESENTACIÓN DE LA UNIDAD DIDÁCTICA

Esta unidad didáctica tiene un carácter introductorio e instrumental, se inscribe


dentro del “Bloque 2: El ser humano: sociabilidad y racionalidad”, y es una
proyección educativa de la concepción clásica del hombre como ser racional. Esta
unidad didáctica es de carácter instrumental, porque su contenido es una elemental
teoría y práctica de los procedimientos deductivos y dialécticos de inferencia y
argumentación. Esta unidad es introductoria, pues los procedimientos en los que
capacita intervienen en todo proceso racional de formación de opinión, o de discusión
de la misma, y son requeridos para cumplir objetivos básicos de esta materia, como
los siguientes:

1. Adoptar una actitud crítica y reflexiva ante las cuestiones teóricas
y prácticas, fundamentando adecuadamente las ideas.
2. Argumentar de modo coherente el propio pensamiento de forma
oral y escrita, contrastándolo con otras posiciones y
argumentaciones.
3. Practicar y valorar el diálogo filosófico como proceso de
encuentro racional y búsqueda colectiva de la verdad.
4. Analizar textos filosóficos en su coherencia interna identificando
los problemas que plantean, así como los argumentos y
soluciones propuestas.
5. Utilizar procedimientos básicos para el trabajo intelectual:
búsqueda y selección de información, contraste, análisis, síntesis
y evaluación crítica de la misma, promoviendo el rigor intelectual
en el planteamiento de los problemas.”

En efecto, en esta unidad didáctica introductoria y procedimental se pretende


entrenar a los alumnos en las técnicas deductivas y argumentativas más básicas, así
como desarrollar en ellos las actitudes y aptitudes que les capaciten para la práctica
regulada de la disertación y de la discusión crítica.
Discusión introductoria

Lee atentamente el siguiente texto de Aristóteles y responde a las cuestiones


propuestas al final:
« Resulta evidente que el hombre es un animal más político que las abejas o que
cualquier otro animal gregario. Como solemos decir, la naturaleza no hace nada en
vano, y el hombre es el único animal dotado con el don del habla. Pues mientras la
mera voz es una indicación de placer o de dolor, y por eso se encuentra en otros
animales (porque su naturaleza se refiere a la sensación de placer y dolor, y a la
comunicación de los mismos a algún otro, y nada más), la potencia del habla tiende
a proponer lo oportuno e inoportuno, y por eso también lo justo y lo injusto.
Precisamente el sentido del bien y del mal, de lo justo y lo injusto, y de otros
similares, es algo característico y exclusivo del hombre, y la asociación de seres vivos
que tienen este sentido es lo que constituye una familia y un estado.
Más aún, el estado es claramente por naturaleza anterior a la familia y al
individuo, ya que el todo es necesariamente anterior a la parte, por ejemplo, cuando
el cuerpo perece, no queda ni el pié ni la mano, a no ser en un sentido equivoco,
como cuando hablamos de una mano de piedra, porque una vez destruido el cuerpo,
su mano ya no es mejor que aquella. Sin embargo, las cosas se definen por su
funcionamiento y potencia, y no debemos decir que son las mismas cuando ya no
tienen su cualidad propia, sino que sólo mantienen el mismo nombre. La prueba de
que el estado es una creación de la naturaleza y anterior al individuo, está en que el
individuo aislado no es autosuficiente, y por eso es como una parte en relación al
todo. Pero el hombre que no es capaz de vivir en sociedad, o que no tiene necesidad,
porque se basta a sí mismo, tiene que ser una bestia o un dios. Ese hombre no es
parte de un estado. En todos los hombres ha sido implantado un instinto social por
naturaleza, si bien, el primer hombre que fundó el estado fue el más grande de los
benefactores. Porque el hombre perfeccionado es el mejor de los animales, pero
cuando se aparta de la ley y de la justicia es el peor de todos, ya que la injusticia
armada es la más peligrosa, y el dispone desde el nacimiento de brazos, ordenados
a ser utilizados por la inteligencia y la virtud, pero que el puede usar para los peores
fines. Porque, si el hombre no tiene virtud, es el más despiadado y salvaje de los
animales, y el más vicioso y glotón. Pero la justicia es el vínculo de los hombres en
el estado, porque la administración de justicia, que es la determinación de lo que es
justo, es el principio del orden en la sociedad política. »
(Aristóteles, Poíìtica, libro I, parte II, escrito 350 a.C.)

Cuestiones propuestas:
1. ¿Por que piensa Aristóteles que el hombre es el animal mas social de
todos? ¿Qué relación hay entre el habla humana y la justicia según
Aristóteles?
2. ¿Por qué piensa Aristóteles que el estado es por naturaleza anterior a los
individuos? Discute los argumentos con los que Aristóteles defiende su
opinión.
3. ¿Qué opina Aristóteles de los hombres asociales, que viven al margen de
la ley y de la justicia? Discute esta opinión de Aristóteles.
I. Consideraciones epistemológicas
A. Lenguaje, verdad y lógica.
B. Inferencia deductiva e inferencia dialéctico-argumentativa.
C. La teoría de la argumentación como lógica especifica de la racionalidad moral
y jurídico-política.
D. Dos enfoques contemporáneos de la teoría de la argumentación.
I. Consideraciones epistemológicas

A. Lenguaje, verdad y lógica.


Como ya sabes por otras materias, el lenguaje es un sistema de signos
creado y recreado de continuo por la actividad lingüística humana. Aquel
sistema de signos, por su parte, soporta esta actividad lingüística que hace
posible el pensamiento y la comunicación racional humana. Además ese
sistema de signos tiene sentido, es decir significa algo referente a las cosas,
a las personas, o a la interacción de éstas con aquéllas. El lenguaje nos puede
servir para idear un modelo científico, para definir una preceptiva literaria, o
para escribir un código moral. Así que un lenguaje humano puede ser objeto
de tres consideraciones distintas. Una primera consideración es la sintáctica,
que se ocupa del lenguaje en cuanto sistema de signos, y que atiende
exclusivamente a los signos y a sus interrelaciones de posición y orden. Otra
consideración es la semántica, que se limita a considerar el sentido de los
signos lingüísticos, y que estudia exclusivamente la función significativa del
lenguaje. Una tercera consideración es la pragmática, que estudia el lenguaje
desde el punto de vista de la práctica de los hablantes, intentando clarificar
la actividad lingüística humana, por ejemplo los distintos tipos de actos de
habla de que se compone.
La verdad es una propiedad característica de los actos de habla
asertivos cuyo contenido enunciativo se refiere a la realidad, intentando
describirla, p. e. “La casa tiene cuatro pisos”, explicarla, p. e. “Las grietas
fueron causadas por los trabajos del metro”, o predecirla, p. e. “Si quitas ese
muro de contención, parte de la casa se vendrá abajo”. Se puede dudar si
esta propiedad corresponde sólo a los enunciados que se refieren a hechos
de experiencia, p. e. “La maceta cayó desde el tercer piso”, o si corresponde
también a los enunciados que se refieren a entidades teóricas, p. e. “la fuerza
de gravitación es una causa necesaria”. En cualquier caso, consideramos que
un enunciado sobre la realidad es verdadero cuando se adecua a lo que la
experiencia nos muestra de la misma; en caso contrario, consideramos que
es falso. El enunciado “llueve” es verdadero, si tenemos constancia de que
efectivamente llueve; pero ese mismo enunciado será falso, si
experimentamos de manera fehaciente que no llueve.
El bien es una propiedad característica de los actos de habla asertivos,
cuyo contenido valorativo de carácter ético remite a la decisión o a la acción
humana, y se apoya en la definición de un valor intrínseco y contrastable de
las cosas, consistente en alguna relación positiva o negativa de las mismas
con las personas o grupos humanos que establecen esa apreciación ética. Los
actos de habla asertivos de contenido valorativo de carácter ético también
pueden ser verdaderos o falsos. Si afirmo “Una dieta equilibrada es buena
para la salud”, estoy haciendo un juicio de valor verdadero, porque la dieta
equilibrada es intrínsecamente saludable, e. d. mantiene la salud de quien la
sigue; y también digo la verdad si afirmo “Fumar es malo para la salud”, pues
fumar es intrínsecamente perjudicial para el fumador, e. d. daña gravemente
su salud. Por lo mismo, dice una falsedad, quien afirma lo contrario, es decir
“Fumar es bueno para la salud”, o “Una dieta equilibrada es mala para la
salud”.
Los juicios de valor pueden ser buenas razones de las que se infieren
juicios imperativos. Al hacer un juicio de valor positivo sobre algo, al decir
que es bueno, estamos apreciando algún valor intrínseco suyo, que lo hace
adecuado, recomendable, imperativo para las personas. De manera que al
proponer que algo es bueno estamos argumentando a favor de que sea o de
que se ponga en práctica. Por ejemplo, si decimos que “el deporte es bueno”,
estamos defendiendo que “se debe practicar deporte”. Si alguien nos
pregunta, por qué debe de practicar deporte, podemos responderle porque
“el deporte es bueno”, lo que remite en último término, según hemos dicho,
al valor intrínseco del deporte para la salud de nuestro organismo.
El uso racional de los actos de habla asertivos presupone su verdad,
tanto al pensar o deliberar en privado, como al comunicarnos con otras
personas. Como también la comunicación humana racional supone entre
otras cosas la veracidad de los interlocutores, es decir que éstos disponen de
contenidos enunciativos verdaderos y contrastados, y que están dispuestos a
comunicar lo que saben.
La práctica lingüística racional presupone además la aplicación de unas
formas lógicas válidas de inferir, que nos permitan discurrir y concluir desde
unos contenidos enunciativos verdaderos, otros contenidos enunciativos, que
también sean verdaderos, porque se siguen de aquellos. La lógica es una
condición tan esencial de la racionalidad propia del lenguaje, como la verdad
de sus contenidos enunciativos, porque ella es la única garantía de que el
discurrir lingüístico de dichos contenidos conserva su verdad. La lógica es la
base del discurso racional, hasta el punto de que sólo cabe hablar de
racionalidad, en aquellos procesos donde impera alguna lógica.
B. Dos tipos de inferencia: deductiva, y argumentativa.-
Los filósofos y matemáticos griegos nos enseñaron que la deducción es
el procedimiento lógico por excelencia, y que, en todo proceso lógico-
demostrativo suelen darse momentos cuasi-deductivos. Los filósofos y
científicos modernos, por su parte, idealizaron hasta tal punto la deducción,
que quisieron convertir toda inferencia lógica en un proceso deductivo. Sin
embargo, argumentar no es, ni puede reducirse a deducir. Por eso seguimos
teniendo debates jurídico-políticos, discusiones científicas, argumentación y
diálogo moral, procedimientos judiciales, etc.
La argumentación y la deducción son dos tipos de inferencia distintos,
como se puede ver en el siguiente cuadro:

DEDUCIR ARGUMENTAR

Fuerza Apodíctica o Convincente, falible y


necesaria revisable a la luz de nueva
evidencia.

Procedimiento Analítico Holístico, dialéctico y


retórico.
Contexto Formal: Cálculo Argumentativo: ético-
histórico, socio-cultural, y
subjetivo-emotivo.

Especificación No existe - Procedimientos


argumentativos
- Campos argumentativos.
- Cuestiones
argumentativas.
En efecto, para hacernos una idea de lo que es deducir, veamos alguna
forma deductiva elemental, por ejemplo “O está en casa, o está en el cine.
No está en casa. Luego, está en el cine”, y reflexionemos sobre este
procedimiento lógico.
Al deducir, inferimos de manera apodíctica, necesaria, una conclusión
cierta o probable desde unas premisas establecidas en un contexto deductivo,
de tal manera que, si las premisas son verdaderas, la conclusión también
tiene que serlo, aunque sea ésta una afirmación con cierto grado
de probabilidad. La demostración deductiva válida nos impone de manera
necesaria la verdad de la conclusión, si parte de premisas verdaderas.
La deducción es un proceso analítico, o bien constructivo, en el que la
conclusión sale de las premisas mediante la aplicación de reglas o leyes
establecidas, que ordenan la manera válida de descomponer, componer,
interrelacionar, añadir, etc., los elementos de éstas, para concluir
estableciendo aquélla. En efecto, las reglas de inferencia garantizan que la
conclusión resulta necesariamente de las premisas. Recordemos que
cualquier proceso deductivo se compone de pasos deductivos, en los que
encontramos una conclusión justificada mediante la anotación explícita del
número identificador de las premisas utilizadas y de las siglas identificadoras
de la regla de inferencia utilizada. En un sistema axiomático, por ejemplo, las
premisas o son axiomas o son teoremas demostrados desde los axiomas. En
el cálculo de deducción natural, las premisas o son leyes lógicas, o son
fórmulas establecidas por convención, o son fórmulas ya deducidas desde
éstas. Cada sistema deductivo tiene unas reglas de inferencia vigentes y a
ellas hay que atenerse dentro de él al deducir.

En cualquier paso deductivo, por ejemplo

, encontramos escrita la fórmula deducida ‘ ’, la regla de inferencia


aplicada, que en este caso es la introducción de la implicación (I.I.), y las
premisas utilizadas en la deducción, que aquí son las que ocupan del número
4 al número 11 del proceso deductivo. El número inicial indica, como
sabemos, el lugar que el paso deductivo es el número 12 del proceso.
Toda deducción, en sentido estricto, se desarrolla en un contexto
deductivo, es decir, en el contexto sistemático de un cálculo axiomático, o de
un cálculo de deducción natural, en el que se abstrae de cualquier contexto
sociocultural, y de las creencias, formación intelectual y sentimientos del
sujeto. El contexto deductivo propio es el de un cálculo, es decir, el de un
lenguaje artificial unívoco, dotado de unas reglas inequívocas de generación
y formación de fórmulas, y de unas reglas vigentes de transformación o
conversión de unas fórmulas en otras.
En la inferencia deductiva, por último, el mismo proceso deductivo que
convence de la conclusión a quien demuestra, es el que éste presenta a
cualquier otro ser racional para demostrar su validez.
Una vez que hemos caracterizado de manera general en qué consiste
deducir, pasamos a caracterizar de manera paralela en qué consiste
argumentar. Resulta obvio que también al argumentar buscamos inferir una
conclusión, pero procedemos de manera distinta a como lo hacemos en la
inferencia deductiva. Precisamente el contraste de los procedimientos de la
inferencia deductiva y de la inferencia argumentativa nos permitirá
comprender que argumentar no es, ni puede reducirse a deducir, siendo
ambos tipos de inferencia demostrativos y lógicos, aunque se suele reservar
de manera exclusiva este último nombre para el primero.
Al argumentar pretendemos inferir algo con mayor o menor fuerza, y
esta fuerza demostrativa solemos expresarla con adverbios de modo como
imposible, posible, probable, necesario. Dicho de otra manera, sea en el
campo argumentativo que sea, la argumentación intenta inferir algo con
mayor o menor grado de certeza. Si un argumento concluye que algo no
puede darse, significa que es imposible, resultando irracional aceptar su
posibilidad; por el contrario, si concluye que es posible, lo irracional es negar
que pueda darse. Por el contrario, los criterios o fundamentos requeridos para
justificar la conclusión, varían de un campo argumentativo a otro. Estos
campos distintos de argumentos son como veremos luego, la física, la
matemática, el derecho, la moral, la estética, la biología, etc.
En efecto, argumentar es una forma de inferir y demostrar de carácter
holístico, dialéctico, y retórico, que concluye de manera presunta y falible la
respuesta a algún tipo de cuestión mediante argumentos y contra-
argumentos en un contexto argumentativo.
La inferencia argumentativa no tiene un carácter analítico, sino más
bien holístico, porque es un organismo constituido por argumentos y contra-
argumentos que concluyen de manera sintética como una totalidad. El
organismo argumentativo se compone de argumentos a favor de la
conclusión, y de contra-argumentos que disuelven las objeciones en contra
de la misma, o que refutan otras conclusiones rivales; por consiguiente, su
constitución no es una mera suma de argumentos y contra-argumentos, sino
que, más bien, está diseñada con la disposición de los mismos que resulte
más efectiva. La inferencia argumentativa no resulta de una suma de
argumentos, ni es una serie deductiva de conclusiones, cada una de las cuales
resulta por análisis o transformación de algunas de las conclusiones
anteriores. Este diseño puede variar dependiendo del género argumentativo,
por ejemplo, no es lo mismo sopesar argumentos en una deliberación, que
esgrimir argumentos en un debate, o del campo argumentativo, así una
comunicación científica no puede estar diseñada como un discurso político.
La argumentación puede desarrollarse en distintos marcos
procedimentales, más o menos institucionalizados, y con distintas finalidades,
dando lugar a lo que podríamos llamar distintos géneros argumentativos. No
es lo mismo argumentar en una discusión científica, donde buscamos
demostrar la certeza o probabilidad de un conocimiento, o en un diálogo, en
el que buscamos llegar por consenso a la opinión mejor, que argumentar en
un debate, en el que buscamos convencer al adversario e imponer nuestra
opinión, o en una negociación, en la que buscamos conseguir un compromiso
ventajoso para nosotros y aceptable por las partes. Y, desde luego, no es lo
mismo que argumentar en un proceso de deliberación, en el que uno o varios
sujetos sopesan distintos argumentos para definir una posición o tomar una
decisión, o que argumentar en un discurso, con el que pretendemos persuadir
a un auditorio, o, cuando menos, hacerle comprender y tolerar una posición
determinada. Demostrar la verdad de algo, deliberar para formar nuestra
opinión sobre algo, calificar algo, dialogar buscando consenso, debatir
buscando convencer, negociar buscando compromisos, etc., son
procedimientos en los que la argumentación se modula, y, que, por
consiguiente, requieren una atención especial.
Además, la inferencia argumentativa tiene siempre un carácter
dialéctico, es decir que en ella se confrontan dos o más posiciones, porque
su mismo objeto tiene un carácter dialéctico. Argumentamos en las
cuestiones que, al menos en principio, tienen varias respuestas posibles, o
en aquellas que dan lugar a distintas maneras de llegar a la respuesta. Por
esto mismo, la argumentación nunca concluye de manera apodíctico
deductiva. En algunos campos, la argumentación concluye de manera
plenamente convincente, alcanza a resolver las cuestiones y disolver la
dialéctica, como es el caso en la ciencia. También la demostración de las
teorías científicas suele tener una historia argumentativa, si bien los
promotores del ideal deductivo de la ciencia son partidarios de exponer de
manera deductiva las teorías científicas ya demostradas En otros campos
argumentativos, la inferencia no puede concluir de manera plenamente
convincente, ni resolver el carácter dialéctico de la cuestión. Argumentar no
siempre consiste en concluir de manera definitiva, sino de manera provisional
y revisable a la luz de nueva evidencia.
Aunque la argumentación es dialéctica por el carácter mismo de su
cuestión, este carácter se hace realmente efectivo, cuando distintos sujetos
representan los distintos enfoques o soluciones posibles de la misma. El
carácter dialéctico de la argumentación se hace más patente en los géneros
argumentativos dialógicos, donde distintos sujetos defienden conclusiones
enfrentadas esgrimiendo y confrontando argumentos, que en los géneros
monológicos, en los que un único sujeto delibera sopesando los argumentos
a favor y en contra de las distintas soluciones. Pero también es dialéctico el
proceso reflexivo deliberativo en el que un sujeto define su posición o toma
una decisión.
El carácter dialéctico de la argumentación, unido a que ésta, como
veremos enseguida, se desarrolla entre sujetos de carne y hueso, y en un
contexto socio-cultural, convierten la demostración argumentativa en un
proceso más o menos retórico, en el que también cuenta la expresión
lingüística y, por consiguiente, las figuras del lenguaje. El uso de los recursos
retóricos del lenguaje será más o menos extenso e intenso según distintos
factores, entre los que destaca el campo argumentativo. Así, una
comunicación científica tendrá un mínimo de retórica, mientras que el
discurso conmemorativo de un acontecimiento histórico decisivo tendrá un
máximo.
En efecto, la argumentación se diferencia en los distintos campos
argumentativos. No es lo mismo demostrar una teoría física, o la autoría de
un delito, o la predicción de un fenómeno, que deliberar sobre la conveniencia
de una medida monetaria, o sobre la legitimidad de un supuesto
despenalizador del aborto, o sobre el valor de Las Meninas de Velázquez.
Física, matemática, ingeniería, jurisprudencia, moral, política, estética,
deporte, etc., son campos argumentativos distintos, en los que el carácter
dialéctico y retórico de la argumentación se modulan, tanto en lo que respecta
a los argumentos, como en lo que se refiere al diseño mismo de la
argumentación.
Por otra parte, conviene tener presente que las cuestiones
argumentativas pueden ser de tres tipos distintos: fácticas o de hecho,
axiológicas, de valor o de derecho, y nominales o de nombre. No es lo mismo
demostrar la verdad de un hecho, que la bondad y belleza de la valoración
moral o estética de un hecho, o que lo acertado y justificado de la
denominación o calificación de una cosa o de un estado de cosas.
Un componente esencial de toda argumentación, que la distingue
netamente de la deducción, es el contexto argumentativo, que determina sus
presupuestos. La argumentación se desarrolla siempre en un contexto
concreto, cuyo marco lingüístico son los lenguajes naturales, y que incluye
tanto el contexto histórico, sociocultural, como las creencias, la formación
intelectual y la idiosincrasia emocional de los interlocutores, o del auditorio.
La inferencia argumentativa se desarrolla en el marco concreto de unos
presupuestos, de los que está libre la inferencia deductiva, y que son
precisamente esas condiciones socio-culturales, intelectuales y emocionales
del auditorio, o del interlocutor. Por esto mismo, si un proceso deductivo se
desarrolla fuera de un contexto deductivo, es decir en un contexto
argumentativo, se convierte en un proceso cuasi-deductivo. En este sentido,
la aplicación de las reglas de inferencia deductiva en contextos
argumentativos da lugar, como veremos, a los argumentos cuasi-lógicos.
Y una última consideración para concluir. En la argumentación, al
contrario de lo que sucede en la deducción, el procedimiento argumentativo
mediante el cual el sujeto llega a su conclusión, no se corresponde por lo
general con el procedimiento argumentativo, que éste aplica para convencer
en el discurso, o para buscar un consenso en el diálogo, o para vencer al
adversario en el debate, o para alcanzar un compromiso en la negociación.
Además, no todos los auditorios se convencen de una opinión mediante un
mismo proceso argumentativo.
C. La teoría de la argumentación como lógica especifica de la
racionalidad moral y jurídico-política.
No cabe la menor duda de que tendemos a considerar bueno a todo
aquello que nos reporta alguna utilidad o placer, de la misma manera que
acostumbramos a rechazar como malo todo aquello que nos causa perjuicio
o dolor. Una de las teorías morales y políticas más importantes desde el siglo
XIX, el utilitarismo, llega a definir el bien identificándolo precisamente con la
utilidad o el placer. Desde este punto de vista, tan generalizado en nuestras
sociedades materialistas, el hombre es racional cuando orienta sus acciones
a maximizar la utilidad o el placer.
En el siglo XX, esta concepción utilitarista ha dado lugar a una teoría
matemática de la decisión racional, que permite calcular la utilidad esperada
de una acción “x” como la media ponderada de las utilidades de todos los

resultados que cabe esperar de “x”. Si “ “son los posibles resultados

de la acción “x”, y u(x) es una función de utilidad tal, que si “ “es preferible

a“ “, y “ “ es preferible a “ “, entonces “ ”y“ ”y

“ ” (es decir, u (x) cumple la propiedad transitiva), y es la


función de expectativa subjetiva o probabilidad de que resulte “a” de la
acción “x” (que se rige por el cálculo de probabilidades), entonces la utilidad
esperada de la acción “x” se calcula como sigue:

Para calcular la utilidad esperada de una determinada acción mediante


esta función, como vemos, necesitamos cuantificar con precisión tanto la
cantidad de utilidad que nos reporta una preferencia, como nuestra
expectativa de que sea el resultado de la acción valorada. La decisión racional
es la que maximiza la utilidad eligiendo entre las acciones posibles aquella
cuya utilidad esperada sea mayor.
Alguien podría pensar que esta teoría de la decisión racional no es
aplicable a la acción social humana, porque ésta no depende únicamente de
la decisión de un solo individuo. En la acción social suelen intervenir las
decisiones de varios actores, que han de tomar sus decisiones estratégicas
teniendo en cuenta las preferencias y márgenes de acción de los otros actores
que juegan un papel en la misma. La teoría matemática de juegos, sin
embargo, ha generalizado la teoría de la decisión racional a aquellas
situaciones en que la utilidad esperada depende de las decisiones de dos o
más sujetos. La idea clave de esta teoría es la de equilibrio de Nash. Se dice
que un juego está en equilibrio, cuando todos los participantes en el mismo
han tomado las decisiones adecuadas que les reportan la utilidad máxima, es
decir cuando maximizan la utilidad.
Parecería que el utilitarismo, sirviéndose de la teoría de la decisión
racional y de la teoría de juegos, podría reducir el grave problema de la
decisión y la responsabilidad humana a un problema de cálculo. Decidir bien
se reduciría en último término a calcular correctamente la utilidad esperada
de las distintas acciones posibles a fin de optar por la que de un valor máximo.
Pero nada más lejos de la realidad, y no meramente por problemas de cálculo,
ni por problemas matemáticos derivados de la misma teoría, ni siquiera por
problemas límites de la misma, como los equilibrios ineficientes, de los cuales
parece que sólo se puede salir por la vía de la cooperación y del acuerdo.
Repasemos un ejemplo del dilema del prisionero, a fin de mostrar que
la maximización de la utilidad puede llevarnos a equilibrios ineficientes e
indeseables. Pensemos en la carrera armamentística entre USA y la antigua
URSS en plena Guerra Fría, e imaginemos la siguiente situación: la antigua
URSS y USA ven que su carrera armamentística pone en peligro la
supervivencia de la especie, y se proponen iniciar una etapa de desarme
mutuo equilibrado, que alejaría el peligro de la destrucción, sin efectos
negativos sobre la economía. Ambas partes prefieren el desarme mutuo, pero
no hay manera de garantizar que la otra parte está cumpliendo el acuerdo de
desarme mutuo. Si una potencia se desarma, mientras la otra incumple el
acuerdo, y no se desarma, entonces aquella potencia queda a merced de la
que no se ha desarmado. Así las preferencias quedarían reflejadas en la tabla
siguiente, donde “1ª,2ª,3ª y 4ª” ordenan las preferencias siendo “1ª” lo
óptimo y “4ª” lo pésimo:
USA/URSS VIOLA EL ACUERDO RESPETA EL
ACUERDO

VIOLA EL ACUERDO 3ª/3ª 1ª/4ª

RESPETA EL 4ª/1ª 2ª/2ª


ACUERDO

La maximización de la utilidad llevará a que la primera nación, haga lo


que haga la otra, viole el acuerdo. El resultado previsible de este juego
estratégico es la mutua violación del acuerdo, que es un equilibrio ineficiente
“3ª/3ª”, aunque sea preferible para ambas partes respetar los acuerdos
“2ª/2ª”. Así que suelen firmar acuerdos en los que se acuerda lo más
ventajoso para cada nación. Para valorar adecuadamente la situación
estratégica de USA y la antigua URSS en plena Guerra Fría, tienes que
representarte el mundo de entonces como el estado de naturaleza de Hobbes,
donde impera la ley del más fuerte y de la guerra de todos contra todos.
David Gauthier entiende que esto es lo que está mal en el mundo, y
que esos resultados ineficientes pueden evitarse si sustituimos la racionalidad
maximizadora de la utilidad por una racionalidad basada en la cooperación y
en la respuesta optimizadora. El único espacio concebible sin restricciones
racionales imparciales, es decir libre de moral, sería el mercado
perfectamente competitivo. Gauthier ha construido una moral por acuerdo,
en la que se pretende superar los equilibrios ineficientes mediante una
negociación optimizadora que tiene dos fases: una primera de planteamiento
de las posiciones iniciales, y una segunda de concesión continua hasta
establecer un conjunto de propuestas mutuas compatibles, basándose en una
función optimizadora. Esta función de cooperación es el corazón de la
negociación.
La magnitud relativa de cualquier concesión puede expresarse como la
proporción que su magnitud absoluta aporta a la magnitud absoluta de una
concesión completa. Simbolizaremos con “u*” la utilidad en la posición
negociadora inicial, con “u’ “ la utilidad pretendida, y con “u “ la utilidad
esperada de la estrategia conjunta. Entonces, “u’ ─ u*“ es la utilidad
pretendida del superavit cooperativo, y “u – u*” es la utilidad esperada que

le corresponde del superavit cooperativo. Su beneficio relativo es , que

estará entre la utilidad relativa de su posición negociadora inicial y

la utilidad relativa de la pretensión . El beneficio relativo más la

concesión relativa dan la unidad . Un individuo maximiza la


utilidad relativamente mínima minimizando la concesión relativa máxima.
El principio medular de la negociación optimizadora es el principio de
concesión relativa minimáxima: la concesión relativa mayor o máxima que se
exige es la menor posible, o un mínimo, es decir, que no sea mayor que la
concesión relativa máxima exigida por ninguno de los otros resultados.
Imaginemos que Marta y Ernesto tienen la oportunidad de cooperar en un
negocio. Marta recibiría un beneficio neto de 500 € una vez pagados los costes
de Ernesto. Y Ernesto recibiría 50€ una vez cubiertos los costes de Marta. Un
resultado aceptable sería que Marta obtuviese 353€ y Ernesto 35 €, que
representan aproximadamente la misma magnitud relativa de concesión 0.3,

como pide el principio de concesión relativa máxima:


. El principio de concesión relativa minimáxima selecciona las mínimas
concesiones relativas iguales.
En esta teoría moral contractualista de inspiración hobbesiana, los principios
morales son restricciones imparciales, justas, de la utilidad personal. Los
valores morales parecen quedar reducidos a la utilidad y a la justicia,
entendida como imparcialidad, mientras que la racionalidad surge de algún
acuerdo o contrato, basado en la función de optimización. Supongamos que
la negociación optimizadora garantice la exclusión del jugador tramposo, que
usa de la fuerza, o del fraude, o de ambas cosas, y que la función
optimizadora sea capaz de definir las concesiones que dan un nuevo equilibrio
eficiente de las preferencias. ¿Podemos reducir la discusión moral o jurídica
a un problema de cálculo consistente en hallar la función optimizadora de la
utilidad esperada de todos los participantes en situaciones de equilibrio
ineficiente?
La utilidad es básicamente un valor económico de indudable trascendencia
moral, pero parece que no siempre es posible interpretar el resto de los
valores morales en términos de utilidad. Si convertimos a la utilidad en el
bien moral, en el sol que sostiene e ilumina a todos los valores morales, y a
la teoría de juegos en el método de tomar decisiones conforme al principio
de utilidad, estaremos defendiendo una moral de oportunistas, que sólo se
decidirá por la libertad, por la dignidad, por la decencia, por la solidaridad,
etc., cuando reporten un utilidad cuantificable e inmediata. Copiar sin ser
descubierto en un examen de fin de curso puede ser de la máxima utilidad
para superar el curso, pero constituye una inmoralidad. Mentir y encubrir
puede ser muy útil a fin de evitar un penoso castigo que nos aterra, pero es
un comportamiento inmoral. Robar impunemente puede ser de la máxima
utilidad, pero es una acción intolerable desde el punto de vista moral. ¿Cómo
podemos interpretar valores morales como la honestidad o la sinceridad en
términos de utilidad cuantificable e inmediata?
La teoría de la decisión racional y la teoría de juegos pueden convertir en un
problema de cálculo la decisión de una empresa que pretende replantear su
estrategia para maximizar beneficios, pero sólo aportan el punto de vista de
la utilidad en la discusión racional de los valores morales, de su jerarquía y
de sus aplicaciones en la decisión de problemas prácticos de carácter moral.
Como tampoco una moral por acuerdo, resultado de una negociación basada
en la función optimizadora, aporta otra cosa que la perspectiva de la utilidad
mutua imparcial, que optimiza la utilidad para superar equilibrios
ineficientes.
Más allá de la utilidad esperada o de su optimización, está la necesidad de
consensuar tanto los valores morales y su jerarquía, como su concreción legal
y su casuística, para lo cual no disponemos de otra racionalidad, sino de la
que se desprende del ejercicio de la dialéctica
En nuestras sociedades democráticas, se reconoce la dignidad de los
individuos humanos, que son los auténticos portadores de los valores morales
y de las leyes. Estos son por tanto apreciaciones de los sujetos o de los grupos
humanos, que alcanzan su validez universal característica, como vimos el
curso pasado, por la vía del reconocimiento inter-subjetivo de la humanidad,
en el caso de los valores morales, o de la sociedad correspondiente, en el
caso de las concreciones legales. ¿Cómo pueden conseguir reconocimiento
inter-subjetivo las apreciaciones morales o legales de los sujetos o de los
grupos humanos?
En nuestras sociedades libres, donde no cabe el ejercicio de la dominación y
de la violencia, no hay otra vía para conseguir el reconocimiento inter-
subjetivo de las apreciaciones morales o de las concreciones legales que la
práctica de la racionalidad a través de la confrontación dialéctica y el
consenso. Es a través del intercambio de argumentos en los distintos tipos
de procesos dialécticos, de los que hablaremos luego, y de los acuerdos entre
las voluntades humanas implicadas, como las apreciaciones morales o legales
en principio subjetivas ganan el reconocimiento inter-subjetivo, y así su
forma característica de universalidad.
La respuesta es, en efecto, bastante simple desde el punto de vista teórico:
las apreciaciones morales devienen universales mediante su particular forma
de objetividad, es decir mediante el reconocimiento inter-subjetivo que se
consigue a través de la argumentación y el consenso. El punto de dificultad
en esta cuestión está en la práctica de la argumentación y de los
procedimientos dialécticos, y no tanto por la complejidad y ambivalencia
inherentes a las técnicas dialécticas, sino más bien por los obstáculos vitales
con que chocan las voluntades humanas en el momento de acordar consensos
o de alcanzar compromisos.
El dominio de las técnicas dialécticas no es la condición suficiente para
conseguir el reconocimiento inter-subjetivo de las apreciaciones morales en
el debate y la argumentación de las correspondientes cuestiones, ni siquiera
es una condición necesaria para ello. Y en ningún caso las técnicas dialécticas
pueden suplir a la buena voluntad, que es esencial para la consecución del
reconocimiento inter-subjetivo. Sin embargo, el dominio de esos
procedimientos dialécticos puede facilitar la comunicación y el correcto
desarrollo del proceso argumentativo, facilitando el encuentro del auténtico
consenso, y evitando la manipulación y el engaño. La dialéctica o teoría de la
argumentación es la lógica especifica de la racionalidad moral y jurídico-
política.
En esta unidad didáctica vamos a profundizar en algunas técnicas dialécticas,
que nos ayuden a proceder correctamente en la discusión crítica de las
cuestiones morales, y nos ayuden a sumarnos al reconocimiento inter-
subjetivo de las apreciaciones morales buenas y de las leyes justas.

D. Dos enfoques contemporáneos de la teoría de la


argumentación.-
El resurgir de la teoría de la argumentación en la segunda mitad del
siglo XX se ha ido decantando con el paso del tiempo en dos líneas de
desarrollo distintas por su posición epistemológica: la neo-retórica y la neo-
dialéctica. Los neo-dialécticos se han cuidado muy mucho de subrayar esta
distinción, que parece sin embargo irrelevante desde el punto de vista neo-
retórico. Van Eemeren, por ejemplo, ha insistido en que la neo-retórica es
“retórica desde el punto de vista epistémico, porque depende del punto de
vista relativista de lo antropológico cultural, o ético. En cambio la
Pragmadialéctica adopta el punto de vista universal del racionalismo crítico,
se inscribe en el punto de vista epistémico de la lógica y la dialéctica.”
Teniendo en cuenta la distinción derivada de la obra de Chaim
Perelman, según la cual convencer es “probar una cosa de manera que
racionalmente no se pueda negar, es decir, que sea válida para el auditorio
universal de los seres racionales”, mientras que persuadir es “Incitar, mover
con razones a algún auditorio o persona concreta a hacer algo, o a mudar de
dictamen o de comportamiento”, podríamos decir que los neo-dialécticos
consideran que el fin de la argumentación es convencer, mientras que los
neo-retóricos se conforman con cifrarlo en persuadir.
Desde el punto de vista neo-dialéctico, en efecto, la argumentación es
“una actividad racional, social y verbal, dirigida a convencer a un crítico
razonable de la aceptabilidad de un punto de vista mediante la aportación de
una constelación de proposiciones que justifican o refutan la proposición
expresada en el punto de vista”. Con el término “argumento” se refieren los
neo-dialécticos tanto al proceso de argumentar, como al resultado del
proceso. El neodialéctico argumenta para el auditorio universal, si bien tiene
en cuenta que éste se presenta siempre en la forma concreta de un auditorio
particular, revestido de un conjunto específico de particularidades, que es
preciso atender al seleccionar, construir y ordenar los argumentos. El punto
de vista neo-dialéctico no quiere romper el cordón umbilical de la teoría de la
argumentación con la lógica y la verdad.
Desde el punto de vista neo-retórico, la argumentación es una actividad
social y verbal, dirigida a persuadir a un auditorio concreto de la aceptabilidad
de un punto de vista mediante la aportación de una serie de argumentos
persuasivos a favor del mismo, y de contra-argumentos que disuaden del
punto de vista contrario. El auditorio universal es el horizonte inalcanzable de
toda argumentación, que en la práctica siempre se desarrolla ante un
auditorio concreto con sus condicionantes económicos, políticos y culturales
particulares. Las pretensiones del racionalismo crítico, mantenidas por los
neo-dialécticos, son inalcanzables desde la perspectiva neo-retórica. El punto
de vista neo-retórico recluye la teoría de la argumentación en la retórica,
dando al razonamiento dialéctico el valor de lo persuasivo y relativo.”
A continuación, presentamos de manera esquemática cinco posiciones
en las que, a juicio de van Eemeren, se diferencia el enfoque neo-dialéctico
del enfoque neo-retórico:
a. La posición filosófica: Ante la pregunta, cuándo puedo yo, en
cuanto crítico racional, considerar una argumentación como razonable:
- Enfoque neo-retórico: Cuando la argumentación cumple los
indicadores propios de la comunidad cultural donde tiene lugar la
argumentación.
- Enfoque neo-dialéctico: Cuando la argumentación resuelve una
diferencia de opinión de acuerdo con las reglas de discusión “validas para la
resolución del problema”, que son aceptables para las partes.
b. La posición teórica: Ante la pregunta, de qué instrumentos
dispongo para tratar sistemáticamente los problemas concernientes a la
aceptabilidad de argumentos.
- Enfoque neo-retórico: Yo puedo hacer uso de una cierta cantidad de
información sobre la visión de auditorios diferentes y sobre las distintas
maneras en que tal información puede ser usada en la argumentación.
- Enfoque neo-dialéctico: Yo puedo hacer uso de un modelo ideal de
discusión crítica, orientado a resolver la diferencia de opinión, y una serie de
reglas para la realización de actos de habla, que son relevantes en tal
discusión.
c. La posición analítica: Ante la pregunta, cómo puedo obtener yo
una representación más clara de cada una de las cosas que son relevantes
para mi evaluación de un discurso o de un texto argumentativo.
- Enfoque neo-retórico: Mediante la reconstrucción del discurso o texto
como un intento de persuadir a un auditorio, exponiendo los elementos
retóricos que son operativos.
- Enfoque neo-dialéctico: Mediante la reconstrucción del discurso o
texto como un intento de resolver una diferencia de opinión, poniendo en
práctica las necesarias transformaciones dialécticas.
d. La posición empírica: Ante la pregunta, qué conocimiento puedo
adquirir sobre la realidad argumentativa, que me puede ser de utilidad.
- Enfoque neo-retórico: Puedo investigar qué tipos de auditorios
conviene distinguir, y diferenciar qué instrumentos retóricos puedan ser
efectivos en los mismos.
- Enfoque neo-dialéctico: Puedo investigar qué factores y
procedimientos argumentativos son relevantes, para convencer a quien
ponga en duda un determinado punto de vista.
e. La posición práctica: Ante la pregunta, cómo puedo yo contribuir
a la mejora de la práctica argumentativa.
- Enfoque neo-retórico: Puedo enseñar a la gente a aproximarse a sus
auditorios de tal manera, que, en diferentes circunstancias, sean capaces de
ganar una confrontación argumentativa. Puedo enseñarles el método más
sencillo para responder a la argumentación de otros.
- Enfoque neo-dialéctico: Puedo promover la reflexión en los diferentes
procedimientos, que son usados en las diferentes prácticas argumentativas,
y las habilidades que son requeridas para una adecuada producción, análisis,
y evaluación de discursos argumentativos.

II. Consideraciones argumentativas:


1. Elementos de la argumentación:
A. Las definiciones persuasivas.
B. Tipos de premisas.
A. Las definiciones persuasivas.-

Una definición es un acto de habla, que pretende alterar o fijar el uso de


una palabra o frase en un proceso comunicativo. Podemos distinguir con
Hurley los cinco tipos de definiciones siguientes:
1. La definición estipulativa es la primera definición de algo, porque asigna
por la primera vez el significado a una palabra. Por ejemplo, cuando se
consiguieron las primeras crías de tigre y león, fueron inventados los términos
“tigón” y “legre”. La palabra “tigón” denominaba por primera vez a la cría de
un padre tigre y una madre león, y la palabra “legre” a la cría de un padre
león y una madre tigre.
2. La definición léxica es la específica de los diccionarios, que fijan el uso
o significado de una palabra en una lengua determinada.
3. La definición precisoria se aplica a los términos vagos, imprecisos o
cuestionados, a fin de establecer con claridad los límites de su significado.
Las definiciones de delitos, por ejemplo hurto u homicidio en primer grado,
que se encuentran en un código de derecho penal, podrían considerarse
definiciones precisorias.
4. La definición teórica determina el significado de un término dentro de
una teoría, asignándole el sentido característico de las entidades que denota.
El término calor, por ejemplo, significa teóricamente un movimiento promedio
de las moléculas. Esta definición de calor funciona porque se basa en
conceptos ya establecidos en teorías físicas previamente establecidas, como
el concepto de movimiento y el concepto de molécula.
5. La definición persuasiva asigna a un término un significado cargado
emocionalmente o cargado de valor, a fin de engendrar una actitud favorable
o desfavorable ante la cosa denotada por dicha definición. Esta definición, en
efecto, indica si una cosa es buena o mala, si nos conviene o nos perjudica,
si merece nuestra aceptación o nuestro rechazo. Las definiciones persuasivas
pueden ser usadas de manera opuesta. Por ejemplo, en una disputa sobre el
aborto, la parte pro-vida puede definir el aborto como “el asesinato brutal de
un ser humano indefenso”, mientras la parte pro-aborto se empeña en
definirlo “como un procedimiento quirúrgico seguro para liberar a una mujer
de una carga no querida”.
Los libros de lógica suelen valorar las definiciones persuasivas de
manera negativa. Tienden a considerar que las definiciones persuasivas
“suelen enmascararse como una asignación legítima de significado a un
término”. Y no carecen de razón los lógicos, como Copy o Cohen, cuando
previenen frente a este tipo de definición, en cuanto que manipula un tanto
al oyente, dirigiendo su apreciación de las cosas. Pero también es verdad que
es este uso falaz y manipulador de la definición persuasiva, lo que ha teñido
su aplicación dialéctica con la sospecha de retoricismo. El hecho de que este
tipo de definición conlleve muchas veces un argumento encubierto, no tiene
por qué significar su descalificación, sino que más bien obliga con la carga de
la prueba, a quien quiera hacerla valer.
Como quiera que sea, las definiciones persuasivas son utilizadas con
frecuencia en los medios de comunicación y en la argumentación política.
Pues la argumentación moral y política tiene más poder persuasivo, si tiene
en cuenta estas tendencias emotivas de los términos en su argumentación.
El padre del emotivismo, C. L. Stevenson, subrayó la importancia de
las definiciones persuasivas en las discusiones sobre valores éticos. Su teoría
está basada en que los términos del lenguaje cotidiano tienen un significado
descriptivo y un significado emotivo. El significado descriptivo de un término
es su disposición a afectar al conocimiento del oyente, debido a un proceso
de condicionamiento cuyo dispositivo está prefijado por reglas lingüísticas. El
significado emotivo de un término es, en cambio, su disposición a
evocar sentimientos y actitudes. Stevenson se sirvió de los términos
“libertad” y “licencia”, a fin de mostrar cómo dos términos que tienen el
mismo significado descriptivo, pueden tener distinto significado emotivo, es
decir pueden despertar distintas reacciones afectivas en la audiencia.
“Licencia” tiene un significado emotivo negativo (-), porque evoca actitudes
negativas, mientras que “libertad” tiene un significado emotivo positivo (+),
porque evoca actitudes positivas. Así “restringir (-) libertad (+)” da como
resultado un significado negativo (-), pero “restringir (-) una licencia (-)”
tiene como resultante un significado positivo (+). Así que alguien que hable
a favor de un derecho, dirá de quienes lo niegan que “restringen una libertad”,
en cambio quien está en contra de ese derecho, hablará de “restringir una
licencia”.
J. Benthan advirtió que términos buenos y laudatorios, como honor y
gratitud, van acompañados de un sentimiento positivo de aprobación,
mientras que términos malos e infamantes, como deseo o avaricia, conllevan
un sentimiento de rechazo y desaprobación. Hasta tal punto tienen fuerza de
convicción estas tonalidades de los términos, que se puede defender una
posición ética o política con una adecuada selección de términos por su
significado persuasivo, sin acudir a argumentos. Y, desde luego, puede darse
un uso falaz de este procedimiento selectivo. Sin embargo, jugar con el
significado emotivo de los términos no tiene por qué ser falaz, pero ha de ser
siempre crítico, pues puede ser engañoso.
La distinción de Stevenson entre significado descriptivo y significado
emotivo puede ser útil y aplicable, a fin de distinguir entre desacuerdo en
nuestro conocimiento y desacuerdo en la actitud emocional. Pero ha de
evitarse su interpretación emotivista, que simplifica en exceso dicha
distinción, al reducir los valores y enunciados morales a sentimientos e
impulsos pasionales.
En su análisis del poder persuasivo de los significados emotivos,
Stevenson insiste en que las definiciones persuasivas suelen ir acompañadas
de adjetivos como “verdadero tal”, “auténtico tal”, “realmente tal”. Este es
un criterio válido para detectar definiciones persuasivas. Por ejemplo, el
político que recorta la lista de medicamentos subvencionados por la seguridad
social, diciendo que no se toca lo “realmente necesario”, está haciendo una
definición persuasiva. Así mismo, en todos aquellos casos, en que se revisa
la definición de algo, a fin de presentar a continuación su “verdadera
definición”, nos encontramos ante una definición persuasiva. La redefinición
tiene un aspecto evaluativo, y supone que el definidor está intentando
cambiar nuestra visión sobre lo que es correcto o incorrecto.
Precisamente, la falacia de “ningún verdadero…” consiste en hacer una
reformulación ad hoc de una afirmación, para blindarla y hacerla invulnerable
frente a los hechos aducidos en su contra. Esa reformulación se basa en una
definición persuasiva. Si alguien afirma, por ejemplo, que en ningún hogar
cántabro se prepara el cocido sin berza, y recibe la réplica, de que en casa
del cántabro fulanito de tal se come el cocido sin berza, no es infrecuente que
responda con aplomo: ¡Pues ningún cántabro verdadero prepara el cocido sin
berza!". La definición persuasiva, “cántabro verdadero”, sirve para construir
una falacia de “ningún verdadero…”.
B. Tipos de premisas.-
Nosotros vamos a distinguir dos clases de premisas, por un lado, las
premisas objetivas, que describen hechos o estados de cosas, y, por otro
lado, las premisas inter-subjetivas que expresan valoraciones o preferencias
generalizadas. El siguiente cuadro recoge una tipología elemental de
premisas:

PREMISAS

- Hechos
OBJETIVAS:
- Verdades científicas
- Creencias de la audiencia

- Creencias comunes

- Testimonios

- Valores de la comunidad internacional


INTERSUBJETIVAS
- Valores de la audiencia

- Jerarquías de valores de la audiencia.

- Preferencias categoriales de la audiencia.

Entre las premisas objetivas, podemos distinguir los siguientes tipos


de premisas aceptables. En primer lugar los hechos que son evidencias
empíricas. En segundo lugar, los testimonios de hechos aceptados por la
audiencia. En tercer lugar, las verdades científicas que son proposiciones
generales que permiten explicar y predecir hechos. En cuarto lugar, las
creencias o presunciones generales sobre los hechos, que tienen vigencia en
la audiencia.
Entre las premisas inter-subjetivas, podemos distinguir los siguientes
tipos de premisas aceptables. En primer lugar, los valores o preferencias
comunes aceptadas por la comunidad internacional. En segundo lugar, los
valores o preferencias de la audiencia. En tercer lugar, la jerarquía de valores
vigente en la audiencia. En cuarto lugar, las preferencias categoriales y las
definiciones persuasivas de la audiencia.
Esta tipificación elemental de las premisas puede ser de utilidad a la
hora de evaluar las premisas y comprobar su aceptabilidad. De hecho,
muchos programas de diagramación de argumentos, como Reason¡Able o
Rationale, disponen de una función que, en el momento de valorar la
aceptabilidad de una premisa, permite especificar el tipo de premisa de que
se trata. Estos programas de diagramado suelen diferenciar los tipos
elementales de premisas, y algunos como Rationale permiten que el usuario
introduzca su propia tipificación.
II. Consideraciones argumentativas.
1. Elementos de la argumentación:
B. Tipologías de argumentos.
C. Selección de formas deductivas de inferir:
a. Repaso de las formas vistas el curso anterior.
b. Formas deductivas nuevas.
D. Selección de formas dialécticas de inferir:
a. Repaso de las formas dialécticas vistas el curso anterior.
b. Formas dialécticas nuevas.
C. Tipologías de argumentos.-
No existe ninguna clasificación de los tópicos o tipos de inferencias
dialécticas que venga impuesta de manera necesaria por la naturaleza misma
de las cosas, ni tampoco existe una clasificación convencional de los mismos
que haya alcanzado el reconocimiento general a lo largo de la historia. Con
todo, algunas clasificaciones han disfrutado de una amplia aceptación en
períodos clave del desarrollo de la dialéctica, hasta convertirse en punto de
referencia, como en la época clásica la selección ofrecida por Aristóteles en
los Tópicos, o como la clasificación presentada por Rodolfo Agrícola en su De
inventione dialectica durante el Renacimiento. En la segunda mitad del siglo
XX, coincidiendo con el resurgir de la neo-retórica y de la neo-dialéctica, se
han presentado distintas tipologías de argumentos o inferencias dialécticas,
de las cuales nosotros veremos brevemente tres: la propuesta por el neo-
retórico Chaim Perelman, la planteada por el neo-dialéctico van Eemeren, y
la ofrecida por el crítico de las falacias Douglas Walton.
La tipología propuesta por Chaim Perelman clasifica los argumentos
atendiendo al tipo vínculo en el que se basa su inferencia. Así empieza por
distinguir argumentos por asociación, en los cuales el vínculo argumentativo
unifica elementos distintos en un todo singular, y argumentos por disociación,
en los cuales el vínculo argumentativo separa elementos distintos que antes
formaban parte de un todo. A su vez distingue los argumentos por asociación,
teniendo en cuenta el carácter lógico-deductivo, ontológico, o estético-
productivo de su vínculo, en los tres tipos siguientes: cuasi-lógicos, basados
en la estructura de la realidad, estableciendo una estructura en la realidad:
ARGUMENTOS
- Cuasi-lógicos

Por asociación: - Basados en la estructura de la realidad

- Estableciendo una estructura en la realidad.

Por disociación

Los argumentos cuasi-logicos siguen alguna forma deductiva de la lógica


(oposición, identidad, transitividad, etc.) o de la matemática (ser parte de,
ser menor que, ser igual que, ser mayor que, etc.).
Los argumentos basados en la estructura de la realidad infieren alguna
conclusión de unas premisas, basándose en algún vínculo real entre ambas
aceptado por el auditorio. Estos vínculos reales, que fundamentan la
inferencia, pueden ser de sucesión, o de coexistencia. En los vínculos reales
de sucesión, hay alguna secuencia entre lo dado en las premisas y lo que se
sigue en la conclusión, como por ejemplo en el vínculo causal entre la causa
y el efecto, o en el vínculo final entre los medios y el fin, o entre lo anterior
y lo posterior. En los vínculos reales de coexistencia, lo afirmado en las
premisas y en la conclusión se dan a la vez, como en el vínculo que une a un
ser humano con sus actos, o al miembro de un grupo con este último, o a
una cosa con sus propiedades, etc.
Los argumentos que establecen la estructura de la realidad justifican una
inferencia imaginando vínculos que estructuran la realidad de una
determinada manera. Esto se puede hacer estableciendo paradigmas o
analogías. Un paradigma es un particular universalizable, como suelen ser las
figuras geométricas. Sobre este tipo de vínculo, funcionan el argumento del
ejemplo o el argumento del modelo. Una analogía es una comparación entre
cosas distintas que tienen sin embargo algunas semejanzas. Estas
semejanzas son, por ejemplo, las que permiten concluir al argumento por
analogía.
Argumentos por disociación son los que concluyen basándose en distinciones
o en diferencias entre las cosas, como el argumento que se basa en la
distinción entre la realidad y la apariencia.
A diferencia de la corriente neoretórica de Perelman, más próxima a los
Tópicos y a la Retórica de Aristóteles, en la corriente Pragma-dialéctica de
van Eemeren no se ha prestado especial atención a la tipificación de los
argumentos. En su elemental clasificación de los argumentos, van Eemeren
se basa en el tipo de relación que vincula las premisas con la conclusión, y
que fundamenta la transferencia de la aceptabilidad desde aquéllas a ésta,
para establecer la distinción elemental entre los tres tipos argumentos
siguientes: los que se basan en el vínculo causal, los que se basan en el
vínculo indicativo, y los que se basan en el vínculo comparativo:

TIPOS DE ARGUMENTOS
VAN EEMEREN

Causales

Sintomáticos o de los signos

Comparativos o analógicos

Douglas Walton ha propuesto una tipología que parece adoptar como


criterio aquello en lo que se basan los argumentos, es decir el razonamiento,
alguna fuente fidedigna, o la aplicación de alguna regla a algún caso:

TIPOS DE ARGUMENTOS
DOUGLAS WALTON

Razonamiento Basados en la Aplicación de reglas a

fuente casos
1. De las consecuencias.
-De las alternativas 1. De la posición 1. Basados en casos

-Del derroche de conocimiento -Del ejemplo.

-Del aumento de costes -Del testigo -De Analogía.

-De la amenaza -Del experto -Del precedente

-Del peligro previsible -De la ignorancia


2. Basados en reglas falibles

2. Abductivos 2. Del compromiso -De la regla establecida


-De los signos -Del compromiso -Del caso excepcional.
-De la evidencia a la hipótesis. inconsistente -De la petición de excusas.

3. Razonamiento causal 3. Ad hominem 3. Basados en clasificación


-De la causa al efecto -De la alegación de Bias verbal
-De la correlación de la causa -Envenenando la fuente -De la clasificación verbal.
-Pendiente resbaladiza por -De la vaguedad en la
la alegación del grupo clasificación verbal.
Bias
-Ad hominem 4. Conectan reglas y casos
-Del gradualismo
4. De la aceptación -De la pendiente resbaladiza
popular -De la pendiente resbaladiza
-De la opinión popular sorites.
-De la práctica popular
-Ad populum

Douglas Walton propone representar los argumentos, a la manera de


Hamblin, como si fueran clases formadas por los tres elementos siguientes:
el nombre, el tipo de premisas o datos, y el tipo de conclusión. De esta
manera, un argumento podría representarse como una clase determinada por
los tres elementos identificadores siguientes: <Nombre, Premisa,
Conclusión>.
Este breve repaso de las tipologías de argumentos disponibles, permite caer
en la cuenta del carácter gratuito y dispar de las mismas. Podemos comprobar
la disparidad de las tres tipologías propuestas, sirviéndonos del cuadro
comparativo siguiente:

TIPOLOGÍA RETÓRICA TIPOLOGÍA PRAGMA- TIPOLOGÍA DIALÉCTICA DE


DE PERELMAN DIÁLECTICA DE DOUGLAS WALTON
VAN EEMEREN

A. Razonamiento
A. Por asociación: A. Causales 1. De las consecuencias.
2. Abductivos.
1. Cuasi-lógicos B. Sintomáticos (signos) 3. Razonamiento causal.
2. Basados en la estructura
de la realidad. C. Comparativos o B. Argumentos basados en
3. Estableciendo la analógicos fuentes
estructura de la realidad. 1. De la posición de
conocimiento.
B. Por disociación. 2. Del compromiso.
3. Contra la credibilidad personal
4. De la aceptación popular

C. Aplicación de reglas a casos


1. Basados en casos.
2. Basados en reglas falibles.
3. Basados en clasificaciones
verbales.
4. Que conectan reglas y casos

No disponemos de ninguna clasificación satisfactoria y de aceptación


generalizada, como se ve; sin embargo, es necesario disponer de alguna
sistemática, que facilite el dominio de la técnica argumentativa. Nosotros
tendremos en cuenta la siguiente clasificación básica:

CLASIFICACIÓN ELEMENTAL:

I Deductivas: MP, MT, SD, RA, TD, Dil., etc.

II, Dialécticas:
-Cuasi-Deductivas:
.Entimemas cuasi-lógicos: De incompatibilidad, De la definición, Del contrario,
etc.
.Entimemas cuasi-matemáticos. Del todo y las partes, etc.

-Dialécticas:
. Vínculo de sucesión: causa-efecto, medios-fines, indicio-indicado, de la
dirección, etc.
. Vínculo de coexistencia: de la persona con sus actos, del grupo con sus
miembros,
del símbolo con lo simbolizado, de doble jerarquía, etc.
. vínculo de conveniencia: basado en el bien útil o pragmático, basado en el
bien
honesto o moral.
. Vínculo de semejanza: por el ejemplo, por analogía, etc.

Así que nosotros optaremos por seleccionar una colección de formas


de inferencia que cumpla los siguientes requisitos:
1. El tipo de vinculación entre las premisas y la conclusión puede ser
lógico-deductiva, es decir analítica, o dialéctico argumentativa. Así que,
presentaremos por separado una selección de formas deductivas de inferir, y
una selección de formas dialécticas de inferir. Dentro de las formas
dialécticas, podemos encontrar formas cuasi-deductivas, que son entimemas
(suponen alguna premisa inexpresada) cuasi lógicos (De incompatibilidad, De
la definición, Del contrario, etc.) o entimemas cuasi-matemáticos (del todo y
las partes, etc.), y formas propiamente dialécticas. Entre las formas
propiamente dialécticas, encontramos algunas que se basan en el vínculo de
sucesión (basado en la relación causa-efecto, medios-fines, indicio-indicado,
de la dirección, etc.), en el vínculo de coexistencia (de la persona con sus
actos, del grupo con sus miembros, del símbolo con lo simbolizado, de doble
jerarquía, etc.), en el vínculo de conveniencia (basado en el bien útil o
pragmático, basado en el bien honesto o moral) o en el vínculo de semejanza
(por el ejemplo, por analogía, etc.) Ambos tipos de inferencias aparecen con
frecuencia formando parte de las argumentaciones morales, jurídicas y
políticas.
2. La selección de formas de inferir tendrá en cuenta tendrá en
cuenta su relevancia argumentativa y su valor formativo.
3. Se tipificará cada esquema de argumento como la clase de los tres
elementos identificadores siguientes: <Nombre, Premisa, Conclusión>.
4. Utilizaremos los nombres de los argumentos, que sean más
corrientes en la literatura especializada.
5. Aplicaremos el esquema general del argumento de Toulmin a la
colección de tópicos seleccionados, en cuanto que puede servir de
instrumento didáctico para visualizar de manera analítica la estructura del
vínculo argumentativo.
6. Tendremos en cuenta que las formas dialéctico-argumentativas de
inferir son falibles por distintas razones. Así que, aplicaremos el método de
Walton de preguntas críticas para controlar su relevancia, y distinguirlas de
sus correspondientes falacias.
Empezaremos por repasar la selección de formas de inferir estudiadas
el curso pasado, y que fueron los siguientes:

FORMAS DEDUCTIVOS FORMAS DIALÉCTICAS

-Modus ponendo ponens -De la causa


-Modus tollendo tollens -De los fines
-Silogismo disyuntivo -Pragmático
-Silogismo Darii -De autoridad
-De los indicios
-Del caso particular
-Del testigo

A continuación estudiaremos la selección de formas de inferir, que


introduciremos este curso:

FORMAS DEDUCTIVAS FORMAS DIALÉCTICAS

-Teorema de la deducción (TD) - De reciprocidad


(I.I) - De incompatibilidad.
-Transitividad (Trans.) - De la definición
-Reducción al absurdo (RA) (I.N.) - De la división del todo en partes
-Dilema (Dil) (E.D.) - De la analogía
- Del peso de las cosas
- Del despilfarro
- De la pendiente resbaladiza
- De la doble jerarquía

Después repasaremos las falacias estudiadas el curso pasado,


correspondientes a los argumentos estudiados ese curso, y estudiaremos una
selección de falacias nuevas:

REPASO DE FALACIAS FALACIAS NUEVAS

- Del antecedente - De la anfibología


- De la autoridad - Círculo vicioso
- De la carga de la prueba - Del espantapájaros
- Falacia causal - De la generalización
- Del consecuente - Ignoratio elenchi
- Ad consecuentiam - De la interrogacion
- De la evidencia anecdótica - De la repetición
- Sofisma patético
b. Formas deductivas nuevas:
En la argumentación dialéctica, no es infrecuente que intervengan
argumentos que concluyen siguiendo formas deductivas válidas. Estas formas
concluyen de manera analítica, pues las premisas contienen de alguna
manera lo que se infiere como conclusión. Por esto mismo, concluyen de
manera apodíctica, es decir necesaria. Aquí vamos a estudiar algunas formas
deductivas de inferir, que no estudiamos es curso pasado.
Empezaremos estudiando la forma deductiva llamada Teorema de la
deducción (TD), que aparece también como una regla básica del cálculo de
deducción natural denominada Introducción de la Implicación (II). Esta forma
válida funciona como sigue: imagínate que haces una hipótesis “A” de la que
se infiere alguna conclusión “B”, tras un proceso deductivo; entonces se
puede concluir que “A” es condición de “B”, o que “B” se sigue de “A” –lo que
se puede representar en símbolos “A→B”. Imagínate, por ejemplo, que te
planteas ir una semana de acampada a los Picos de Europa, y que no tienes
pilas, de ahí se seguiría que “si vas de acampada a los Picos de Europa, tienes
que comprar pilas”. Podemos esquematizar esta forma deductiva de inferir
como sigue:

Veremos ahora la forma deductiva de inferir llamada Transitividad


(Trans.), que funciona como sigue: Si un enunciado o conjunto de enunciados
“B” se sigue de un enunciado o conjunto de enunciados “A”, y, a su vez, un
enunciado o conjunto de enunciados “C” se sigue del enunciado o conjunto
de enunciados “B”, entonces se puede concluir que el enunciado o conjunto
de enunciados “C” se sigue del enunciado o conjunto de enunciados “A”. El
argumento siguiente, por ejemplo, sigue esta forma válida de deducir: “Si
viene Marta a la fiesta, se va Luis. Si Luis se va, nos quedamos sin buena
música en la fiesta. Luego, si Marta viene a la fiesta, nos quedamos sin buena
música.”.
Podemos esquematizar la forma deductiva Transitividad como sigue:

Veremos a continuación la forma deductiva de inferir llamada Reducción al


absurdo (RA), que es la regla fundamental del cálculo de deducción natural
llamada Introducción de la negación (IN). Esta regla funciona como sigue: si
suponemos un enunciado o un conjunto de enunciados “A”, del que se deduce
una contradicción “B&¬B”, entonces podemos concluir que es verdadera la
negación de A “¬A”. El argumento siguiente, por ejemplo, concluye siguiendo
esta forma deductiva de inferir: “Me dices que has estado todo el verano
preparando el examen de inglés. Si hubieras preparado el examen, hubieras
hecho al menos la parte de gramática. La parte de gramática era muy sencilla.
Pero todas tus respuestas son incorrectas. Luego, no has preparado a fondo
el examen de inglés.”. Podemos esquematizar esta forma deductiva llamada
Reducción al absurdo como sigue:

Nos detendremos finalmente en una de las formas deductivas de


inferir llamadas Dilema (Dil), que es la regla fundamental del cálculo de
deducción natural llamada Eliminación de la disyunción (E.D.). Esta regla
funciona como sigue: si se plantea la opción entre los dos enunciados o
complejos de enunciados “A” o “B”, y “C” se sigue tanto de “A”, como de “B”,
entonces podemos inferir la conclusión “C”. El argumento siguiente, por
ejemplo, concluye siguiendo esta forma deductiva de inferir: “Vendrá de
Madrid en tren o en autobús. En cualquier caso, llegará antes de las dos, y
comeremos juntos en Santander.”. Podemos esquematizar esta forma
deductiva llamada Dilema como sigue:
b. Formas dialécticas nuevas.-

1. Argumento de analogía: <De analogía; foro; tema>.- Esta forma


dialéctica concluye el tema de una analogía tomando como premisa el foro
de la misma. En otras palabras, se justifica el paso de los datos a la conclusión
aduciendo la existencia de una relación de analogía entre ambos, es decir un
vínculo de semejanza que permite identificar los datos con el foro de la
analogía y la conclusión con su tema o con alguna conclusión de su tema.
Siguiendo a Perelman, llamamos foro a la proposición o proposiciones
verdaderas por analogía con las cuales se intenta argumentar la verdad de la
proposición o proposiciones tema de la analogía. Pues la relación de analogía
hace ver que dado el foro, se da también el tema. El vínculo de semejanza
que fundamenta la relación de analogía se suele basar en la intuición o en la
tradición. Podemos representar esta forma dialéctica según el modelo de
Toulmin como sigue:

El razonamiento analógico se esfuerza por reestructurar ciertos


elementos del pensamiento, que corresponden a un determinado campo de
realidad, conforme a esquemas admitidos en otros campos de lo real. Por
ejemplo, en la justificación de que lo primero para nosotros no es lo primero
en cuanto al ser, podríamos utilizar el siguiente argumento de analogía
procedente de Aristóteles: “Pues el estado de los ojos de los murciélagos ante
la luz del día es también el del entendimiento de nuestra alma ante las cosas
más claras por naturaleza” (Aristóteles, Metafísica, l. A, 993b). Aquí, la
proposición empírica “el estado de los ojos de los murciélagos ante la luz del
día” es el foro, y el tema o proposición que se intenta argumentar mediante
la analogía es “el estado de la inteligencia del alma ante lo primero por
naturaleza, que son los principios”. No puede ser lo primero para nosotros, lo
que es lo primero en cuanto al ser, es decir, los principios, porque su claridad
deslumbra y ciega a la inteligencia humana, de la misma manera que la luz
diurna ciega los ojos de los murciélagos:
En el libro primero de la Ética a Nicómaco, Aristóteles argumenta que
la vida feliz, la vida buena, es la vida excelente, virtuosa, y se sirve para ello
de analogías, en las que compara el arte de vivir con el arte del músico, del
escultor, y, en general, de todo artista. “En efecto, como en el caso de un
flautista, de un escultor y de todo artesano, y en general de los que realizan
alguna función o actividad, parece que lo bueno y el bien están en la función,
así también ocurre, sin duda, en el caso del hombre, si hay alguna función
del hombre en cuanto tal” (Ética a Nicómaco, lib. I, 1897 b 25). La vida buena
es la vida del hombre excelente, como el buen arte es el arte del artista
excelente:
El argumento de analogía se basa en el principio siguiente: “si dos o
más cosas se parecen en varios puntos, probablemente se parecerán también
en otros varios puntos”. Por su semejanza con categorías conocidas,
reconocemos e identificamos las cosas. En su librito La argumentación,
Christian Plantin pone el siguiente ejemplo de refutación basada en el
argumento de analogía: es falso afirmar que los libros de introducción o de
divulgación sean inútiles para analizar casos concretos, porque los libros de
flora se sirven de dibujos que simplifican los ejemplares, es decir que los
modelan y esquematizan, para poder reconocerlos. En efecto, la afirmación
que excluye la utilidad de los libros divulgativos, para analizar casos
concretos, se basa en que dichos libros remodelan y simplifican los ejemplos;
y su refutación se basaría en la analogía siguiente: los dibujos de los libros
de flora son como los ejemplos de los libros de introducción.

Ni qué decir tiene que el argumento de analogía desafía la lógica y no tiene


mucha aceptación en la mentalidad científica, que por lo general reduce la
función de la analogía a la función inspiradora, que juegan los modelos en el
momento de la creación de las teorías científicas. “Si veo una máquina -
escribe Jevons- que tiene una caldera, cilindro, inyector, manivela,
excéntrica, y otras partes que asemejan exactamente las de una máquina de
vapor, no vacilaré en tenerla como una máquina de vapor y en afirmar que
tiene un émbolo, válvulas y otras partes no visibles, como todas las máquinas
de vapor. De la misma manera razonamos acerca de la materia de que está
compuesta cualquier cosa. Si una persona me da una moneda como cambio,
¿cómo podré estar seguro de que es una moneda auténtica y hecha de plata?
Todo lo que puedo hacer es examinar la moneda, observar si manifiesta un
lustre blanco al frotarla; si parece dura y al sonarla sobre el tablero salta
produciendo un sonido argénteo. Si detecto todos estos caracteres y además
presenta un buen cuño, semejante al de las demás monedas de su emisión,
deduciremos que es una moneda auténtica y está hecha de plata, es decir,
presentará también las demás propiedades de la plata de ley, cuando se la
examina de un modo técnico.”
El razonamiento por analogía suele ser discutible también cuando el foro y el
tema pertenecen a la misma disciplina. En cambio, el razonamiento por
analogía es bastante adecuado como metodología didáctica, de manera
especial en el discurso moral, como lo pone de manifiesto este ejemplo de
Epicteto, en el que un hecho pueril y torpe muestra la necesidad de moderar
nuestros deseos: “¿Qué le sucederá al niño que mete el brazo en una vasija
de boca estrecha, para sacar higos y nueces, con los que llena la mano? No
podrá sacarla y llorará. “Deja algunos, le dirán, y podrás sacar la mano”. Tú
haz lo mismo con tus deseos. Aspira sólo a pocas cosas y las obtendrás.”
(Epicteto, Pláticas recogidas por Arriano, libro III, c. IX.)
Por otra parte, no siempre podemos renunciar al argumento por analogía,
cuando no tenemos prueba directa por experiencia empírica. Por lo cual, esta
forma dialéctica es bastante frecuente en los procesos judiciales.
Sin embargo, el razonamiento por analogía ha de ser aplicado y recibido con
precaución, porque se presta a los paralogismos y a los sofismas. No faltan
quienes se han envenenado por la semejanza entre los hongos y setas, o por
la semejanza del perejil con la cicuta. Como dice Jevons, “no hay medio
alguno que nos garantice que razonamos bien, cuando los hacemos por
analogía”.
Un ejemplo de argumento de analogía, que es en realidad un paralogismo,
es el esgrimido por Mendeville contra la educación popular: “Si el caballo
conoce demasiado al jinete, pronto lo desmontará”. Este argumento se basa
en la analogía: “lo que el caballo es al jinete, es el pueblo a sus gobernantes”.
En una democracia, la relación de los ciudadanos con los gobernantes, no es
la relación que tiene el caballo con el jinete.
Sea como sea, una analogía parece apropiada cuando el foro evidencia
aquellos rasgos del tema, que se consideran esenciales; su sustitución, por
una nueva analogía, consiste con frecuencia en reemplazar su estructura por
otra, que evidencie los rasgos más esenciales del tema. Por esto mismo, no
es infrecuente, que la comprensión de una analogía dependa de la de otras
analogías, con las que está relacionada, o a las que supone.
Una manera de refutar una analogía, por consiguiente, consiste en poner de
manifiesto que el tema difiere del foro en uno o varios aspectos esenciales en
la discusión. Por ejemplo, contra quien defienda que todos los ciudadanos,
incluso los ateos o los no practicantes, deben pagar impuestos por los
servicios religiosos de la Iglesia Católica, por analogía con el hecho de que
todos los ciudadanos pagan la educación pública, aunque sean solteros o no
tengan hijos, se puede señalar una diferencia esencial entre esos dos
servicios: los solteros o las parejas sin hijos recibirán una pensión al jubilarse,
que será pagada por los hijos de los demás; en cambio, los ateos o los no
practicantes no reciben de la Iglesia Católica otra cosa, que la promesa de su
condenación eterna.
Otra manera de refutar una analogía consiste en desarrollarla de tal manera
que se vuelva contra el tema propuesto y se ponga al servicio del tema
conrario que defiende el antagonista. Por ejemplo, contra quien defienda que
la Seguridad Social debe cubrir el tratamiento con metadona de los
drogodependientes, por analogía con el hecho de que la Seguridad Social se
hace cargo del tratamiento médico de los alcohólicos, se puede señalar que
la metadona no es un tratamiento, sino una droga, y que la Seguridad Social
no paga la bebida a los alcohólicos. (Tomado de Ch. Platin, La argumentación,
p.79-80).
A fin de evitar que el argumento de analogía se convierta en la
correspondiente falacia, se impone controlar la aplicación de dicho
argumento, para lo cual podemos servirnos de una serie de preguntas críticas
como las siguientes:

Pregunta ¿Qué función desempeña este argumento de analogía?


1ª ¿didáctico-explicativa o asertivo-demostrativa?
Pregunta ¿Existe un vínculo de semejanza efectivo entre el foro y el
1ª tema?

Pregunta ¿Existe un número significativo de instancias que justifican


3ª el vínculo de semejanza entre el foro y el tema? ¿Está
objetivado por alguna experiencia? ¿Tiene validez
intersubjetiva por su general aceptación?

Pregunta ¿Es evidente que el foro de la analogía presenta los rasgos


4ª esenciales del tema de la misma?

Pregunta ¿Podemos excluir que exista un paralogismo entre los


5ª términos del foro y los términos del tema de la analogía?

Pregunta Si el vínculo de semejanza entre los términos del foro y los


6ª del tema deja de ser efectivo más allá de ciertos límites,
¿Pueden definirse con precisión los límites dentro de los
que funciona la relación de analogía?

Pregunta ¿Podemos asegurar que la analogía no puede ser


7ª desarrollada, dando lugar a nuevos vínculos de semejanza
entre el foro y otros temas de la analogía, que sean
opuestos al tema que defiende nuestro argumento?

Con un adecuado control de esta forma dialéctica, evitaremos una


aplicación falaz de la misma en la que se concluye basándose en un vínculo
analógico, que no responde a ninguna semejanza significativa, o que omite
diferencias esenciales, incompatibles con la conclusión. El siguiente
argumento concluye basándose en una relación de semejanza entre la
situación política presente, y la que se vivió en los últimos compases de la
Segunda República:"Esta crispación política es propia de un clima prebélico.
Algo semejante sucedió en la Segunda República antes del desastre.". Sin
embargo, ni la situación sociopolítica internacional, ni nuestra situación
sociopolítica actual, son comparables, a las que experimentó España entre
1934 y 1936.
2. El argumento por la definición:<Por la definición; rasgos
definitorios; identificación definidora>.- Esta forma dialéctica de inferir
concluye la identificación de un individuo o la calificación de un caso particular
mediante el vínculo de una definición vigente o convenida, que con frecuencia
no aparece expresa en el texto. Porque la definición vinculante no suele estar
presente de manera explícita, este argumento suele ser un entimema. Los
datos o premisas del argumento son los rasgos propios del individuo o del
caso que permiten identificarlo mediante el vínculo de la definición. La
conclusión es la identificación o calificación del mismo en base a la definición,
y la justificación es la definición establecida, que como he dicho, suele
permanecer inexpresada. La definición tiene que estar fundamentada, sino
forma parte de las premisas convenidas y el interlocutor lo requiere.
Utilizando el esquema de Toulmin, podríamos esquematizarlo como sigue:

Mediados los años sesenta, cuando el Régimen franquista quería ser


reconocido internacionalmente como un Estado de Derecho con la forma de
democracia orgánica, el profesor Elías Díaz publicó su obra Estado de Derecho
y sociedad democrática, en el que definía los cuatro rasgos esenciales, que
había de cumplir todo Estado de Derecho propio de una sociedad
democrática: imperio de la ley, división de poderes, pluralismo político, y
transparencia de la administración. Este libro ponía en entredicho que el
Régimen franquista fuera un Estado de Derecho, puesto que no cumplía
ninguno de estos requisitos. Significativamente, el Régimen franquista, que
pretendía ser reconocido como un Estado de Derecho, secuestró este libro del
profesor Elías Díaz, en el cual se defendía por primera vez desde la
universidad española la idea de Estado de Derecho en el período franquista:
Imaginemos, en forma de argumento, el razonamiento para tipificar
como asesinato un crimen, en el que se demuestra la premeditación y
alevosía del criminal:

Una definición o una clasificación, que se considera válida e


incuestionable de entrada en la argumentación, funciona de manera distinta
que una definición o una clasificación que puede ser sometida a revisión en
el curso de dicha argumentación, dando lugar a una redefinición o a una
reclasificación. Obviamente, se consideran válidas e incuestionables aquellas
definiciones, que enseñan las ciencias reconocidas, o sancionan los códigos
de derecho vigentes, o se establecen por convención al inicio de la
argumentación. El resto de las definiciones o clasificaciones pueden
ser sometidas a revisión en el curso de la argumentación.
Cuando en el curso de una argumentación entra en juego una
definición cuestionable, ella misma puede convertirse en objeto de
argumentación. En este caso, dado que las definiciones condicionan nuestra
interpretación de las cosas, debemos defender nuestra definición de las cosas
o convenir una definición válida para ese proceso argumentativo.
Procedimientos adecuados para argumentar lo apropiado de una definición
son la inducción, el ejemplo, la etimología.
Para evitar, en fin, que este argumento se convierta en falacias como
la de la definición persuasiva, la de la anfibología, la de “ningún verdadero…”,
es necesario controlar su aplicación mediante una serie de preguntas críticas
como las siguientes:

Pregunta 1ª ¿Qué tipo de definición constituye el vínculo argumentativo?


¿Es una definición persuasiva? ¿Es una definición científica
vigente? ¿Es una definición común, que responde al uso
recogido por el diccionario oficial de la lengua?

Pregunta 2ª ¿Es una definición aceptada por los interlocutores, y que forma
parte de las premisas convenidas de la argumentación o de la
discusión crítica? ¿Qué aceptabilidad tiene la definición?

Pregunta 3ª ¿Qué aceptabilidad tienen los enunciados de los rasgos


definitorios en que se basa la identificación o calificación
mediante el vínculo de la definición?

Pregunta 4ª ¿Existe un número significativo de instancias que avalen los


enunciados de los rasgos definitorios que fundamentan la
identificación de la conclusión? ¿Está objetivada por alguna ley
de experiencia, o por alguna ley científica?

Pregunta 5ª Si el vínculo de la definición entre las premisas y la conclusión


es efectivo dentro de ciertos límites, ¿Pueden definirse con
precisión los límites dentro de los que es efectiva la
incompatibilidad?
Pregunta 6ª ¿Podemos excluir la existencia de circunstancias o reglas que
suspendan con carácter excepcional el vínculo de la definición
entre las premisas y la conclusión?

Pregunta 7ª ¿Podemos excluir que existan otros enunciados válidos que


neutralicen la definición?

3. Argumento del despilfarro:<Del despilfarro; inversión realizada;


lo irrenunciable del objetivo>.- Esta forma dialéctica concluye lo irrenunciable
de una meta o de un objetivo desde la evidencia de los esfuerzos y los medios
ya empleados en conseguirla, basándose en una particular aplicación del
vínculo pragmático: la pérdida de los recursos invertidos que se seguiría de
renunciar a la meta u objetivo emprendido, es una consecuencia inaceptable
que lleva a mantener dicho objetivo. Este argumento insiste en que se debe
llevar hasta el final, lo que ya hemos comenzado, para no despilfarrar todos
los esfuerzos, los medios invertidos, los logros conseguidos. En este
argumento, los datos son los medios, los esfuerzos, los logros, etc., invertidos
en conseguir el objetivo, la conclusión es la conveniencia de seguir aspirando
e invirtiendo en su consecución. El vínculo pragmático que justifica la
inferencia insiste en que, de no hacerlo así, no sólo retrocedemos a la
situación inicial, sino que perdemos el tiempo, los esfuerzos y medios
invertidos en conseguir la meta:

A veces esos logros, o esas inversiones, o esos esfuerzos, han sido


puestos ya por la divinidad, por la naturaleza, o por un grupo humano, por
ejemplo “la clase trabajadora”, y no tanto por el interesado. Este argumento
se puede utilizar también para estimular al que tiene los medios, o al que
tiene un don, o al que tiene una oportunidad, etc., para que no los
desaproveche. Por ejemplo, un profesor puede animar a un alumno para que
haga un último esfuerzo en una determinada materia, recordándole sus
capacidades y todo el esfuerzo que ha realizado a lo largo del curso.
Para evitar, en fin, que este argumento se convierta en la
correspondiente falacia, es necesario controlar su aplicación mediante una
serie de preguntas críticas como las siguientes:

Pregunta 1ª ¿Podemos aceptar y afrontar las nuevas inversiones que


requiere la consecución del objetivo?

Pregunta 2ª ¿Realmente ha sido considerable y digna de consideración la


inversión que hemos realizado ya en la consecución del
objetivo? ¿O es prácticamente deshechable?

Pregunta 3ª ¿Cuál es la verosimilitud de que se consiga el objetivo con la


nueva inversión? ¿Qué evidencia lo avala?

Pregunta 4ª ¿La cuantía de lo ya invertido, y la probabilidad de conseguir


el objetivo con la nueva inversión, hacen que sea preferible
aceptar esta nueva inversión antes que renunciar al objetivo
y asumir las pérdidas?

Pregunta 5ª ¿Hay otras alternativas que desaconsejan seguir invirtiendo en


ese objetivo, por ejemplo otro objetivo más factible al que
reconvertir al menos parte de lo invertido, etc?

4. Argumento de la división del todo en partes:<De la división del


todo en partes; exclusión de todas las partes menos una; afirmación de la
parte restante>.- Esta forma dialéctica concluye que algo de un todo
corresponde a una parte determinada del mismo, tomando como premisa la
constatación de que no corresponde a ninguna de sus partes restantes. La
inferencia se basa en el vínculo entre las partes y el todo, y supone la
enumeración exhaustiva de las mismas. Las partes de que se trata pueden
ser individuos de un conjunto, propiedades de una cosa, opciones de acción,
soluciones pensables de un problema, hipótesis explicativas de un hecho, etc.
Aplicando el modelo de Toulmin, el dato es la evidencia de que algo de un
todo no corresponde a sus partes con excepción de una, la conclusión es la
atribución de ese algo del todo a la parte no excluida, y el vínculo entre las
partes y el todo es el fundamento de la inferencia; así que el esquema de
este argumento podría ser el siguiente:

Si se intenta demostrar en una comisión de investigación, por ejemplo,


que los ingresos económicos de un capo mafioso son producto de actividades
ilícitas, tal vez se pueda argumentar como sigue: la cantidad de dinero
ingresada por el capo en los tres últimos años, o es el resultado de las
ganancias de sus empresas y negocios legales, o es una herencia, o lo ha
ganado en el juego, o es producto de actividad ilícitas: pero, los libros de
contabilidad de sus empresas no reflejan ganancias, que se aproximen a la
suma investigada, y tampoco consta que haya recibido una herencia, ni que
haya tenido ganancias significativas en el juego; de donde se sigue, que el
dinero ingresado por el capo mafioso es el resultado de actividades ilícitas.
Podríamos esquematizar este argumento como sigue:
En el argumento por división, la enumeración de las partes debe ser
exhaustiva, de manera que quede excluida toda posibilidad de una excepción.
La división del todo puede variar en el número y la denominación de las
partes, pero siempre tiene que ser completa, es decir las partes tienen que
completar de alguna manera el todo. Razón por lo cual este tipo de
argumentos parece requerir un cierto conocimiento de las relaciones de las
partes con el todo en el tema particular en cuestión.
Este argumento parece convertirse en una versión dialéctica de la forma
deductiva Silogismo disyuntivo, cuando el todo se divide en dos partes, y la
premisa presenta la evidencia de que no pertenece a una de ellas, lo que se
supone que corresponde al todo. Por ejemplo, un médico puede argumentarle
a un paciente, que o deja de fumar y beber alcohol o morirá de un infarto.
Las partes de un todo pueden ser complementarias, es decir, estar vinculadas
entre si por la relación de complementariedad, de tal manera que es posible
argumentar fundándose en su vinculación. O se pueden utilizar como
nociones muleta, que sirven para explicar, justificar, autorizar el empleo de
una noción.
Para evitar, en fin, que este argumento se convierta en la correspondiente
falacia, es necesario controlar su aplicación mediante una serie de preguntas
críticas como las siguientes:

Pregunta 1ª ¿Es el criterio de división adecuado al todo que se divide?


Pregunta 2ª ¿Es exhaustiva la división del todo en partes? ¿Queda alguna
parte sin enumerar?

Pregunta 3ª ¿Cabe pensar que la propiedad del todo que se revisa no es


atribuible a ninguna parte del mismo en particular y por
separado, sino a varias de ellas en conjunto? ¿Es esa
propiedad del todo un epifenómeno resultante de la actuación
de todas sus partes?

Pregunta 4ª ¿Hay evidencia suficiente de que las partes excluidas no tienen


nada que ver con la propiedad del todo objeto de
consideración?

Pregunta 5ª ¿Se sigue alguna incoherencia de la aceptación de que la


propiedad del todo objeto de consideración corresponde a la
parte restante elegida?

Con un adecuado control de la aplicación de este argumento, podremos evitar


falacias como la de la falsa alternativa o la de la división. La falacia de la falsa
alternativa concluye falazmente mediante una simplificación de la situación,
que la reduce a una alternativa entre dos opciones, cuando admite en realidad
otras posibilidades. El argumento siguiente, por ejemplo, es falaz, porque
reduce a dos alternativas, lo que en realidad tiene más opciones: “O existe el
punto omega de Teilhard de Chardín, o el hombre ha evolucionado desde
combinaciones azarosas de elementos químicos. Dado que esto último es
altamente improbable, se impone aceptar la teoría del punto omega”.
No hemos de perder de vista que no toda propiedad o valor propio del todo
pertenece a sus partes: hay propiedades holísticas, que son propias del todo,
pero no de sus partes, y hay propiedades específicas que pertenecen sólo a
alguna de sus partes. Si no tenemos en cuenta esto, podemos incurrir en la
falacia de la división en la cual se concluye que una propiedad o un valor
pertenecen a las partes de un todo, partiendo del dato de que dicha propiedad
o valor pertenecen al todo. Los argumentos siguientes son ejemplos de la
falacia de la división:
"Es una obra maestra. Lo pintó Dalí."
"No me negarás, que esta hormiga es capaz de destruir todo lo que se la
ponga en su camino. Las marabuntas lo hacen".
“No cabe duda de que es el mejor medio punta de España. Ocupa ese puesto
en el equipo campeón de liga.”

5. El argumento de doble jerarquía:<De doble jerarquía; elemento de


la jerarquía fundamental; elemento de la jerarquía fundada>.- Esta forma
dialéctica justifica la conclusión del elemento de una jerarquía desde el
elemento de otra jerarquía fundamental, propuesta en las premisas,
basándose en el vínculo de correlación que liga a ambas jerarquías. Este
vínculo de correlación entre dos jerarquías puede fundarse en un enlace de
sucesión, como el vínculo causal, el final, etc., o en un enlace de coexistencia,
como el vínculo de la persona con sus actos, del grupo con sus miembros,
etc. La jerarquía fundamental, que aparece en las premisas, suele actuar de
manera implícita y vaga. Aplicando el modelo de Toulmin, el elemento de la
jerarquía fundamental es el dato, el elemento de la jerarquía correlacionada
es la conclusión, y el vínculo causal es el enlace que fundamenta la inferencia,
y la correlación entre las jerarquías es el vínculo que fundamenta la
inferencia; así que el esquema de este argumento podría ser el siguiente:

La doble jerarquía expresa normalmente una idea de proporcionalidad,


directa o inversa, o, al menos, un nexo de término a término entre las dos
jerarquías. A veces, el vínculo se reduce a una correlación estadística, en la
cual, cada término de una serie estadística esta correlacionado a otro término
de la otra serie estadística, por ejemplo, la que existe entre la longitud de las
extremidades de dos hombres y su talla respectiva. Las jerarquías pueden
ser cualitativas, cuantitativas, y cualitativas-cuantitativas.
Cualquier vínculo real, sea de sucesión o de coexistencia, puede servir, según
dijimos, para vincular dos jerarquías recíprocamente, y para fundamentar el
argumento de doble jerarquía. El vínculo causal puede permitirnos
jerarquizar, por ejemplo, las variaciones en volumen de un cuerpo según las
variaciones de temperatura. Una jerarquía de fines puede servirnos para
fundamentar una jerarquía de medios. De una jerarquía de personas se puede
seguir una jerarquía de todas sus obras. Como dice Aristóteles, “lo que se da
en lo mejor y más apreciable es preferible”. Por ejemplo, el cuadro más
cotizado del pintor más cotizado será el cuadro más cotizado:

Este argumento de doble jerarquía tiene aplicaciones curiosas en Aristóteles:


“Si esto es mejor que aquello, también una parte de esto es mejor que una
parte de aquello.”. O, también, “si una clase es mejor que otra, también el
mejor de una clase es mejor que el mejor de la otra”
Con frecuencia se utilizan las dobles jerarquías para extrapolar una de las
jerarquías: “Si a los bárbaros les agrada vivir al día, nuestros destinos deben
apuntar a la eternidad de los siglos”. A veces la extrapolación consiste en
pasar por contraposición de los grados positivos a los negativos de una
cualidad o de una situación.
El argumento de doble jerarquía sirve a veces para fundar el argumento de
los contrarios, como se ve en los siguientes ejemplos: “ser temperante es
bueno, porque ser intemperante es malo”, o “si la guerra es la causa de los
males presentes, es preciso repararlos con la paz”.
El argumento de doble jerarquía permite también fundar una jerarquía
cuestionada en otra que es más firme, por lo que puede servir para justificar
reglas de conducta. La identificación de lo preferible determina nuestra
elección.
A veces se utiliza el argumento de la doble jerarquía para provocar el ridículo,
mostrando que el contrario ha utilizado una doble jerarquía inadmisible. Así,
a quien quiera hacer plenamente responsable de algo a un niño, por el hecho
de tener ya un cuerpo de hombre, se le puede responder: “Si se considerara
hombres a los muchachos altos, habría que considerar niños a los hombres
bajitos”.
El cuestionamiento de una doble jerarquía se realiza, bien cuestionando una
de las jerarquías, bien poniendo en duda el enlace establecido entre ellas -
lo cual supone cuestionar el vínculo real propuesto-, bien presentando otra
doble jerarquía que neutraliza los efectos de la primera. De manera que el
control del argumento de la doble jerarquía, que evite su aplicación falaz,
puede servirse de preguntas críticas como las siguientes:

Pregunta 1ª ¿Está vigente la jerarquía fundamental de la correlación en que


se basa el argumento? ¿Existen evidencias objetivas o
intersubjetivas que avalen la vigencia de esta jerarquía
fundamental?

Pregunta 2ª ¿Está vigente la jerarquía fundamentada en la correlación


básica del argumento? ¿Existen evidencias objetivas o
intersubjetivas que avalen la vigencia de esta jerarquía
fundamentada?

Pregunta 3ª ¿Existe un vínculo efectivo de correlación entre la jerarquía


fundamental y la jerarquía fundamentada?

Pregunta 4ª ¿Existe un número significativo de instancias del vínculo


efectivo de correlación entre la jerarquía fundamental y la
jerarquía fundamentada? ¿Está objetivado por alguna ley de
experiencia, o por alguna ley científica?
Pregunta 5ª Si el vínculo de correlación entre las dos jerarquías deja de ser
efectivo más allá de ciertos límites, ¿Pueden definirse con
precisión los límites dentro de los que es efectiva dicha
correlación?

Pregunta 6ª ¿Podemos excluir que exista otro vínculo efectivo de


correlación entre la jerarquía fundamental y alguna otra
jerarquía, distinta de la fundada en el argumento controlado,
que neutralice la conclusión obtenida en el mismo?

Pregunta 7ª ¿Podemos excluir que exista otro vínculo efectivo de


correlación entre la jerarquía fundamentada y alguna otra
jerarquía, distinta de la fundamental en el argumento
controlado, que neutralice la conclusión obtenida en el mismo?

6. Argumento de incompatibilidad: <De incompatibilidad; lo opuesto;


negación de lo incompatible>.- Esta forma dialéctica concluye la negación de
algo desde la evidencia de su opuesto, presentado en las premisas,
basándose en el vínculo de incompatibilidad entre ambas. Así que las
premisas contienen enunciados que se oponen de manera contraria o
contradictoria al enunciado, que se niega por incompatible en la conclusión.
Es decir, que los argumentos de incompatibilidad demuestran que una
determinada tesis o posición conduce a incompatibilidades o incoherencias.
Estas se dan entre posiciones o enunciados irreconciliables, entre los cuales
hay que optar. Aplicando el modelo de Toulmin, las evidencias opuestas son
el dato, la negación de lo incompatible es la conclusión, y el vínculo de
incompatibilidad entre el dato y lo negado en la conclusión es el enlace que
fundamenta la inferencia. Este argumento es con frecuencia un entimema,
porque el enunciado del vínculo de incompatibilidad, que garantiza la
inferencia, suele quedar tácito. El esquema de este argumento podría ser el
siguiente:
El argumento de incompatibilidad puede ser considerado la versión dialéctica
de la Reducción al absurdo. Sin embargo, los enunciados incompatibles de
este tipo de argumento no son contradictorios desde el punto de vista
analítico de la lógica formal, no son contradicciones lógicas. Esta
incompatibilidad o incoherencia dialéctica depende de la naturaleza de las
cosas o de la decisión humana. La incompatibilidad debida a la decisión
humana es la más alejada de la contradicción lógica, pues basta cambiar la
decisión para remover la incompatibilidad. A continuación, veremos algunos
ejemplos concretos de argumentos de incompatibilidad.
Si se constata, por ejemplo, que en las elecciones de un determinado país, se
impidió votar injustificadamente a algunos grupos de ciudadanos, y que hubo
irregularidades en el recuento de votos, no se puede afirmar que hubo
elecciones legítimas, porque aquellos hechos son incompatibles con la
legitimidad de un proceso electoral:
Imaginemos, por ejemplo, un partido progresista de un país europeo,
que en su campaña electoral ha prometido aumentar un 4% el gasto público
en la Seguridad Social, para aumentar las pensiones. Cuando llega al poder,
se encuentra con que la aplicación de esa promesa electoral incrementaría
la deuda pública por encima del límite admitido en la Unión Europea. Es decir,
semejante aumento de gasto en público en Seguridad social es incompatible
con una línea básica de la política económica común de los países europeos,
como es el límite en el déficit público:

Un argumento de incompatibilidad típico es, el que concluye la negación de


una norma o regla, recogiendo en sus premisas otra norma vigente, que
reglamenta una situación excepcional, en la cual se excluye la aplicación de
aquélla. Perelman ejemplifica este tópico, aludiendo al curioso
comportamiento de los prisioneros japoneses durante los interrogatorios, en
la Segunda Guerra Mundial. Dado que esos soldados tenían orden de luchar
hasta morir, no habían recibido instrucciones de cómo tenían que
comportarse, en caso de ser hechos prisioneros. Como consecuencia,
respondían abiertamente las preguntas que se les hacían en los
interrogatorios.
Otro tipo de argumento de incompatibilidad es la retorsión, o vuelta del
argumento contra si mismo o contra la manera de proceder de quien lo usa.
Este argumento se puede aplicar contra una afirmación, una regla, o un
criterio, cuya aplicación se vuelve contra sí mismo y lo invalida. Por ejemplo,
contra el criterio neopositivista de significado, según el cual “sólo tienen
sentido las proposiciones analíticas o de experiencia”, se puede argumentar
que carece de sentido, pues se trata de un enunciado que no pertenece a
ninguno de esos dos tipos. Así mismo, quien afirma que “todo enunciado o es
de hecho o es de valor”, se encuentra con que esa afirmación suya no
pertenece exactamente a ninguno de esos dos tipos. Igualmente, a quien
argumente contra el valor de todo argumento, que no sea deductivo, se le
puede contra-argumentar que su argumento tampoco es deductivo. En fin, a
un escéptico el cual afirma que nada es verdadero, se le puede replicar que
al menos tiene que aceptar una verdad, precisamente la de su propia
afirmación.
Otro tipo de argumento de incompatibilidad es aquel que refuta una medida
o una norma, basándose en las consecuencias indeseables o incompatibles
que se siguen de su aplicación. Por ejemplo, si alguien argumenta que es
necesario asesinar a Fidel Castro para mejorar la situación de los derechos
humanos en Cuba, se le puede contra-argumentar que ese magnicidio es
incompatible con lo que se pretende conseguir, porque ella misma supone
una violación pavorosa de los derechos humanos.
Un punto de vista sometido al ridículo puede quedar tan afectado en la
argumentación, como una fórmula de la que se sigue una contradicción en
algún proceso deductivo. Al ridiculizar algo, lo reducimos al absurdo,
mostramos su incompatibilidad. Se enfrenta al ridículo, no sólo el que se
opone a la lógica o a la experiencia, sino también quien enuncia principios
cuyas consecuencias imprevistas chocan frontalmente con creencias
establecidas en una sociedad dada. Se expone al ridículo quien ignora o
desenfoca en exceso los hechos, quien va contra la opinión admitida sin
razones de peso, o quien se contradice y cambia de opinión sin justificación.
La ironía es un efectivo instrumento para mostrar lo ridículo, y es tanto más
eficaz, cuanto más determinado sea el grupo en el que se aplica. La ironía
supone un conocimiento previo de las posiciones del orador, así como un
dominio de los hechos y normas que la condicionan.
Para evitar, en fin, que este argumento se convierta en la correspondiente
falacia, es necesario controlar su aplicación mediante una serie de preguntas
críticas como las siguientes:
Pregunta 1ª ¿Es de carácter analítico el vínculo de incompatibilidad entre
las premisas y la conclusión, es decir se basa en una
contradicción lógica?

Pregunta 2ª ¿El vínculo de incompatibilidad es de carácter sintético, es


decir se deriva de creencias o conocimientos?

Pregunta 3ª ¿Qué aceptabilidad tienen los enunciados que se oponen a la


conclusión y fundamentan su incompatibilidad?

Pregunta 4ª ¿Existe un número significativo de instancias que avalen los


enunciados que fundamentan la incompatibilidad de la
conclusión? ¿Está objetivada por alguna ley de experiencia, o
por alguna ley científica?

Pregunta 5ª Si el vínculo de incompatibilidad entre las premisas y la


conclusión es efectivo dentro de ciertos límites, ¿Pueden
definirse con precisión los límites dentro de los que es efectiva
la incompatibilidad?

Pregunta 6ª ¿Podemos excluir la existencia de circunstancias o reglas que


suspendan con carácter excepcional la incompatibilidad entre
las premisas y la conclusión?

Pregunta 7ª ¿Podemos excluir que existan otros enunciados válidos que


neutralicen la incompatibilidad?

7. Argumento de la pendiente resbaladiza: <De la pendiente


resbaladiza; término fatal inexorable; rechazo del paso desencadenante>.
Esta forma dialéctica concluye la inconveniencia de un paso intermedio desde
la evidencia de que se trata de una etapa que lleva inexorablemente hacia un
término fatal, basándose en el vínculo de sucesión inexorable entre el paso
desencadenante y el término fatal desencadenado. El argumento incide en la
dificultad, cuando no la imposibilidad, de detener el vínculo de sucesión, una
vez que se ha dado ese paso decisivo. En este argumento, el dato es el
término fatal del proceso desencadenado, la conclusión es el rechazo del paso
desencadenante, y la justificación es el vínculo de sucesión inexorable entre
el paso desencadenante y el término fatal desencadenado:

No es infrecuente argumentar a los jóvenes que empiezan a consumir


drogas blandas, como la marihuana o el haschich, que el consumo de estas
drogas es un paso que conduce casi inevitablemente al consumo de drogas
más peligrosas y adictivas, de las que es muy difícil salir con bien:

Otras versiones negativas del argumento de la dirección son el argumento de


la propagación, el argumento de la vulgarización, argumento de la
consolidación:
. En el argumento de la propagación, se trata de poner en guardia contra
ciertos fenómenos, que, por mediación de mecanismos naturales o sociales,
tenderían a transmitirse y propagarse progresivamente, a multiplicarse hasta
convertirse en un cáncer o una epidemia. Si se considera que el fenómeno
inicial es ya un mal, se usa la noción de contagio.
. En el argumento de la vulgarización, se previene contra procesos que
llevarían inexorablemente a convertir lo excelente en vulgar.
. En el argumento de la consolidación, se intenta prevenir contra repeticiones
que consolidan lo que es un mero esbozo, balbuceo, fantasía, y que, con la
repetición, podrían llegar a convertirse en mito, leyenda, regla de conducta.
Otro argumento de dirección es aquel que demuestra que estamos en una
pendiente fatal, que nos llevaría a un terrible desenlace, de no dar un paso
en una dirección indeseable, para luego poder pararse. Es el argumento
favorito de Demóstenes, que justifica dar un paso, para no tener que dar otro
mucho más terrible. Con este argumento se puede justificar el amputar una
pierna gangrenada para evitar la muerte, o vender algunos bienes queridos
para evitar la ruina, o hacer una intervención armada contra un grupo de
secuestradores, etc.
El argumento de la pendiente resbaladiza se puede replicar, indicando que
hay desarrollos posibles, a partir de la primera etapa, que separan del destino
terrible. O bien, que existe cierta incertidumbre en el desarrollo. También se
puede contrarrestar demostrando la posibilidad de parar el proceso en alguna
etapa mediante el establecimiento de límites legales o formales.
El argumento de la pendiente resbaladiza se convierte en una falacia, cuando
se toma como dato del argumento una suposición que carece de fundamento
suficiente: se supone que ciertos eventos graves y peligrosos darán fatal
conclusión a una determinada decisión o acción, cuando no tenemos en
realidad suficiente constancia del vínculo inexorable entre ésta y aquéllos.
Como por ejemplo en el argumento siguiente:"Si legalizamos la eutanasia,
pronto se practicará de manera abusiva por intereses económicos de los
privados, o de los mismos hospitales, y se dará muerte contra su voluntad a
personas, cuya situación clínica les impida expresar su deseo de seguir
viviendo."
Para evitar esta falacia de la pendiente resbaladiza, es necesario controlar la
aplicación de este tópico mediante una serie de preguntas críticas como las
siguientes:
Pregunta 1ª ¿Es un hecho, un valor, o una decisión lo que se supone que
llevará a un término fatal?

Pregunta 2ª ¿Podemos excluir que el vínculo de sucesión inexorable con el


término fatal es meramente casual, o debido al entorno, o la
participación de otros factores no identificados?

Pregunta 3ª ¿Cuál es la verosimilitud de que ese paso nos lleve al término


fatal? ¿Qué evidencia lo avala?

Pregunta 4ª ¿Qué fuerza tiene el vínculo de sucesión inexorable que lleva


al término fatal?

Pregunta 5ª ¿Hay otras consecuencias del paso desencadenante, cuyo


valor opuesto debería de tomarse en consideración?

8. Argumento del peso de las cosas: <Del peso de las cosas; situación
determinante; efecto impersonal>. Esta forma dialéctica concluye liberando
a una persona de su responsabilidad personal, desde unas premisas en las
que se expresan unas condiciones o circunstancias determinantes de su
decisión o de su acción, sustituyendo el vínculo de la persona con sus actos
por un vínculo causal entre una situación determinante y una decisión o
acción determinada por ella. El argumento intenta demostrar que una
decisión o acción humana no fue libre, sino consecuencia inexorable de ciertos
acontecimientos o circunstancias, con el fin de diluir la responsabilidad
económica, política o moral del agente personal. Aplicando el modelo de
Toulmin, la situación determinante es el dato, los resultados impersonales es
la conclusión, y el vínculo causal es el enlace que fundamenta la inferencia,
en lugar de serlo el vínculo entre la persona y sus actos; así que el esquema
de este argumento podría ser el siguiente:
Imaginemos que un político decide alejar de las costas de su país un
petrolero que navega a la deriva con una vía en los tanques, y, como
consecuencia de esa decisión, se producen una serie de mareas negras con
consecuencias desastrosas para miles de kilómetros de costa. El político
puede intentar eludir la responsabilidad de su decisión, demostrando que su
decisión fatal fue la consecuencia inevitable de las circunstancias y de la
legislación vigente. Imaginemos al director de un banco que se ve obligado a
abrir la caja fuerte y entregar los depósitos del banco a unos atracadores,
que le apuntan con una pistola y le amenazan del muerte.
A este tipo de argumentos se les puede contradecir, insistiendo en que esas
situaciones son las decisivas, para demostrar el valor de la voluntad
responsable, que debe hacerse dueña de la situación y ser providencial. Y, de
no ser así, es irresponsable por no estar a la altura de la responsabilidad del
cargo que se comprometió a desempeñar.
Para evitar, en fin, que este argumento se convierta en la correspondiente
falacia, es necesario controlar su aplicación mediante una serie de preguntas
críticas como las siguientes:

Pregunta 1ª ¿Existió un vínculo causal efectivo entre la situación y la


persona P o entre ésta y alguna circunstancia o condición
concreta suya, que determinó su decisión o su acción?

Pregunta 1ª ¿Existe un número significativo de evidencias del vínculo


determinante entre la situación y la decisión o la acción de la
persona P? ¿Está objetivado por alguna ley de experiencia, o
por alguna ley científica?
Pregunta 3ª ¿Existe evidencia suficiente de que fue la situación la que
determinó a la persona P, y no justo al contrario?

Pregunta 4ª ¿Podemos excluir que la persona P tuvo algún margen de


libertad al decidir o actuar como lo hizo en esa situación?

Pregunta 5ª ¿Podemos estar seguros de que conocemos todas las variables


que intervinieron en la decisión o acción de la persona P?
¿Podemos demostrarlo?

Pregunta 6ª Si la determinación de la situación sobre la persona P sólo pudo


ser efectivo más allá de ciertos límites, ¿Pueden definirse con
precisión los límites dentro de los que pudo ser efectiva esa
determinación de la situación sobre la persona?

9. Argumento de reciprocidad: <De reciprocidad; recíproco; afirmación


de lo recíproco>.- Esta forma dialéctica infiere algún aspecto de una cosa o
situación en la conclusión, desde la pertenencia de dicho aspecto a otra cosa
o situación en la premisa, basándose en el vínculo de reciprocidad entre
ambas. Los argumentos de reciprocidad concluyen identificando uno o varios
aspectos de una cosa o situación por simetría con los de otra cosa recíproca.
Pues, la identificación de las cosas o de las situaciones recíprocas se hace a
través de la noción de simetría. Una relación entre dos cosas o situaciones
es simétrica, cuando se deja conmutar, es decir que si “a está relacionado
con b” entonces también “b está relacionado con a”. Aplicando el modelo de
Toulmin, la afirmación de algo es el dato, la afirmación de su recíproco es la
conclusión, y el vínculo de reciprocidad es el enlace que fundamenta la
inferencia; así que el esquema de este argumento podría ser el siguiente:
El argumento de reciprocidad facilita la identificación entre los actos, los
seres, las situaciones, etc., porque insiste en el aspecto que constituye la
relación simétrica. Por ejemplo, si se trata de algo de dudoso decoro o
dignidad, se puede argumentar, como lo hacía la Bruyère, quien condenaba
a los cristianos por asistir a los espectáculos teatrales, dado que los
comediantes quedaban condenados por el hecho de representarlos:

Este principio de reciprocidad, basado en la simetría de situaciones, puede


servir de argumento, incluso cuando la situación referida es meramente
hipotética. Por ejemplo, un dirigente de un partido político, para lograr que
sus partidarios contemporicen con sus dudosas acusaciones contra la gestión
de un político del partido rival, les agita contra dicho partido, haciéndoles
imaginar lo que harían en su lugar los partidarios de éste.
Dos conductas complementarias, que son necesarias para conseguir un efecto
determinado, pueden dar lugar a la utilización del argumento de reciprocidad.
Perelman ejemplifica este tópico con el argumento utilizado por el embajador
de los EEUU, durante las primeras semanas de la Revolución de 1830, con
miras a obtener del gobierno belga, la salida de las mercancías pertenecientes
a los neutrales y almacenistas en Amberes:
“Si conceden ustedes la autorización, y la deniega el rey de Holanda, ¡qué
prestigio moral resultará para ustedes! Si rechazan ustedes la autorización,
y el rey de Holanda la concede, ¡qué prestigio se desprenderá para él!”.
Entre los argumentos de reciprocidad, Perelman coloca la regla de justicia,
que exige la aplicación de un tratamiento igual a los seres o situaciones que
son idénticos o pertenecen a una misma categoría. Y, por el contrario, separa
a los seres o situaciones que son distintos o pertenecen a categorías diversas.
La aplicación de esta regla requiere que los seres o situaciones
intercambiados no sean incompatibles por algún otro concepto. Esta regla de
justicia permite pasar de los casos pasados a los futuros, como vimos en el
argumento del precedente.
Para evitar, en fin, que este argumento se convierta en la correspondiente
falacia, es necesario controlar su aplicación mediante una serie de preguntas
críticas como las siguientes:

Pregunta 1ª ¿Existe un vínculo efectivo de reciprocidad entre lo presentado


en el dado y la conclusión?

Pregunta 1ª ¿Existe un número significativo de instancias del vínculo


efectivo de reciprocidad entre el dato y la conclusión? ¿Está
objetivado por alguna ley de experiencia, o por alguna ley
científica?

Pregunta 3ª ¿Existe evidencia suficiente de la relación de simetría que da


base al vínculo de reciprocidad entre el dato y la conclusión?

Pregunta 4ª ¿Podemos excluir que el vínculo de correlación entre el dato y


la conclusión dependa de la acción efectiva de un tercer
elemento, sin cuya mediación no tendría lugar el vínculo de
reciprocidad?
Pregunta 5ª Si están interviniendo otras variables, ¿Puede demostrarse que
el vínculo de reciprocidad entre el dato y la conclusión es
indirecto (mediado por otros elementos?

Pregunta 6ª Si el vínculo de reciprocidad deja de ser efectivo más allá de


ciertos límites, ¿Pueden definirse con precisión los límites
dentro de los que es efectiva la relación de simetría?

Pregunta 7ª ¿Se puede excluir que la relación de simetría es el resultado


de una redefinición de sus términos, o de una reclasificación
de los mismos, o de un cambio de criterios generales dentro
del marco en el que se analizan?

II. Consideraciones argumentativas:


1. Elementos de la argumentación:
E. Selección de falacias:
a. Repaso de las formas vistas el curso anterior.
b. Falacias nuevas.
F. Selección de falacias.-
Las falacias son, como sabemos, argumentos que concluyen
aparentemente aplicando alguna forma deductiva o dialéctica de inferir, pero
que en realidad son aplicaciones incorrectas y engañosas de dichas formas.
Veremos enseguida una selección de falacias, que se producen al aplicar las
formas deductivas o dialécticas, cuando en realidad no existe el vínculo
deductivo o tópico en que se apoyan.

a. Falacia de la anfibología.-
Esta falacia tiene lugar, cuando el término mediador, que fundamenta el paso
de las premisas a la conclusión, en realidad no existe, porque hay un uso
equívoco de dicho término. En algunos casos, esta falacia se produce, porque
no cuidamos el uso de los términos, que entran en juego en nuestra
argumentación, y utilizamos de manera equívoca un término clave. Por
ejemplo, el argumento, "Juan es diestro jugando al tenis. Luego, debe escribir
con la derecha, aunque es zurdo.", esconde un uso equívoco del término
“diestro”, que en la premisa significa “hábil”, mientras que en la conclusión
significa “diestro de mano”. Así mismo, el argumento, “Dado que los sexos
no son iguales, tampoco pueden serlo sus derechos”, es una falacia, porque
encierra un uso equivoco del término “igual”. No es lo mismo la igualdad de
hecho, que la igualdad de derecho, es decir ante la ley.
Esta falacia puede surgir también como resultado del uso incorrecto de algún
término, que produce un equívoco. Por ejemplo, en el razonamiento
siguiente, se pasa por alto la asimetría entre cometer un delito y aplicar una
sentencia resultado de un procedimiento legal aplicado con todas las
garantías jurídicas: “Aplicar la pena de muerte es un asesinato, ¿Puede existir
una forma mas fría, violenta, y calculada, de quitar la vida a una persona,
que en una ejecución?”. El argumento es falaz, porque juega con un uso
incorrecto del término “asesinar”, que produce un equívoco.
En otros casos, esta falacia se produce por no distinguir entre dos usos
equívocos de un término. En las premisas del silogismo siguiente, por
ejemplo, el término “can” aparece con significados equívocos, por lo que
carece de término medio y concluye de manera falaz: “Hay una estrella, que
se llama can; los canes ladran; Luego, hay una estrella que ladra”:

Premisas - Hay una estrella que se llama can.


- Los canes ladran.

Conclusión - Hay una estrella que ladra.

En algunos casos la equivocidad se produce porque una palabara viene


“usada”, y la otra mencionada, como en la falacia siguiente, donde no hay
término medio, pues “moneda” en la premisa mayor está “mencionada” y en
la premisa menor “usada”: “Moneda tiene seis letras; el Euro es una moneda;
Luego, el Euro tiene seis letras”:
Premisas - Moneda tiene seis letras.
- El Euro es una moneda.

Conclusión - El Euro tiene seis letras.

La falacia de la anfibología se produce también, cuando los datos de un


argumento adolecen de una ambigüedad insalvable, debido a una formulación
poco precisa, o incorrecta gramaticalmente, de manera que, nada garantiza,
que la conclusión, obtenida desde ellos, sea correcta. En el argumento
siguiente, por ejemplo, se identifica a los profesores con el sistema educativo,
como si ellos diseñaran los edificios y los horarios, las instituciones y el
funcionamiento de los centros, los currículos, la atención a la diversidad, etc.:
"El sistema educativo español es muy deficiente, puesto que los resultados
de los escolares españoles son de lo peor en Europa. De lo cual, o tienen la
culpa ellos, o la tienen sus profesores. Dado que los profesores son
responsables de sus alumnos, y, por lo mismo, de sus resultados, los
profesores españoles son la causa de que el sistema educativo español sea
muy deficiente.”:

Premisas - El sistema educativo español es muy deficiente, puesto


que los resultados de los escolares españoles son de lo peor
en Europa.
- La responsabilidad de los malos resultados la tienen los
profesores o los alumnos.
- Los profesores son responsables de sus alumnos, y, por lo
mismo, de sus resultados

Conclusión - Los profesores españoles son la causa de que el sistema


educativo español sea muy deficiente.

b. La falacia del espantapájaros.-


Esta falacia debilita o desfigura la posición y la argumentación del contrario,
a fin de refutarla con mayor facilidad, o, sencillamente, para poder refutarla.
La posición contra la que se argumenta es en realidad una versión debilitada,
y fácilmente refutable, de la auténtica posición del contrario, porque la
finalidad de la refutación es poder jugar con la ventaja dialéctica de decir que
hemos refutado al contrario. Al extremo de esta falacia se llega, cuando se
parodia y simplifica de tal manera la posición del contrario, que se la convierte
en una caricatura ridícula. Se trata de una falacia, porque la argumentación
no entra de verdad en la posición que pretende refutar. El argumento
siguiente, por ejemplo, convierte la posición pacifista en un espantapájaros:
"La causa de los pacifistas parece suponer, que han existido momentos de la
historia de la humanidad, en los que ha imperado la paz. Así mismo, deberá
creer en la existencia de mecanismos socioculturales, olvidados o
desconocidos, pero capaces de restablecer la paz en la humanidad. Dado que
no han existido períodos en los que la paz ha reinado en toda la humanidad,
ni parece que existan mecanismos socio-culturales, que permitan instaurar
una era de paz global, la causa de los pacifistas carece de todo sentido.":

Premisas - La causa de los pacifistas parece suponer, que han existido


momentos de la historia de la humanidad, en los que ha
imperado la paz.
- La causa de los pacifistas supone la existencia de
mecanismos socioculturales, olvidados o desconocidos, pero
capaces de restablecer la paz en la humanidad.
- No han existido períodos en los que la paz ha reinado en
toda la humanidad.
- No parece que existan mecanismos socio-culturales, que
permitan instaurar una era de paz global

Conclusión - La causa de los pacifistas carece de todo sentido.

Esta falacia choca contra los presupuestos pragmáticos de cualquier discusión


crítica, y es una herramienta típica de los diálogos erísticos.

c. Falacias de la generalización.-
Cuando aplicamos formas dialécticas, que concluyen desde casos
particulares, y no tomamos las debidas precauciones críticas podemos incurrir
en falacias de la generalización como las siguientes:
La falacia de la generalización precipitada, en la que se concluye una regla, o
una ley universal, tomando como dato la experiencia de algunos casos
particulares, que no representan todos los casos posibles. Esto puede
suceder, porque no atendemos un número suficiente de casos, o porque no
atendemos casos suficientemente representativos, o por las dos cosas. En el
argumento siguiente, se establece una ley general de las recepciones de
filosofía moderna en España, basándose exclusivamente en una de ellas, el
caso de Ortega y Gasset, y sin tener constancia crítica, de que se trate de un
caso paradigmático, es decir suficientemente representativo del fenómeno:
"La última recepción de filosofía moderna en España sepultó a la recepción
anterior, protagonizada por Ortega y Gasset, porque la herencia intelectual
de éste quedó fuera de la universidad española. Luego, ninguna recepción de
filosofía moderna llega a prender en la cultura española, si no consigue
establecerse en los estudios universitarios.":

Premisas - La última recepción de filosofía moderna en España sepultó


a la recepción anterior, protagonizada por Ortega y Gasset,
porque la herencia intelectual de éste quedó fuera de la
universidad española

Conclusión - Ninguna recepción de filosofía moderna llega a prender en


la cultura española, si no consigue establecerse en los
estudios universitarios.

Se incurre también en esta falacia, cuando se confunde lo esencial con lo


accidental, de manera que se generaliza a un conjunto de individuos una
propiedad, que, en realidad, pertenece sólo a un individuo, y es accidental.
Incurro en esta falacia, por ejemplo, al deducir que "todo triángulo es verde"
del dato según el cual este triángulo tiene 180º y es verde. Veamos otro
ejemplo de esta falacia, tomado de Epicteto: “Platón era filósofo, pero no por
sus facultades dialécticas, como tampoco Hipócrates era médico por su
elocuencia. Yo puedo ser a la vez filósofo y cojo, y, sin embargo, de aquí no
se sigue que tengáis que imitarme en la cojera, para ser filósofos.”:

Premisas - Hipócrates era médico, pero no por su elocuencia.


- Yo puedo ser filósofo y cojo, pero de aquí no se sigue que
ser cojo sea una condición para ser filósofo.
Conclusión - Platón era filósofo, pero no por sus facultades dialécticas.

La falacia de generalización, llamada “de la conclusión desmesurada”, en la


que se hace una generalización injustificada, porque se infiere más de lo que
permiten afirmar los datos. En el argumento siguiente, por ejemplo, se
concluye injustificadamente una afirmación general sobre la población
castellano-leonesa, desde unos datos, que justifican sólo una afirmación
sobre la población de Valladolid: “Estudios realizados en la provincia de
Valladolid revelan una marcada inclinación de su población hacia el arte
religioso. Parece claro, que el amor al arte religioso caracteriza a los
castellano leoneses.”:

Premisas - Estudios realizados en la provincia de Valladolid revelan


una marcada inclinación de su población hacia el arte
religioso

Conclusión - El amor al arte religioso caracteriza a los castellano-


leoneses.

La falacia de generalización, llamada “secundum quid”, aplica una regla


general a una excepción de la misma. Precisamente, secundum quid significa
respecto a algo, y quiere decir, como explica Aristóteles (Elencos Sofísticos,
167a, 168b12, 180a21), que no se debe confundir una afirmación absoluta
(simpliciter), con una afirmación relativa a algo particular. Hay cosas que son
válidas en sí mismas, pero son inaceptables en algún respecto, o en alguna
circunstancia. Encontramos esta falacia, por ejemplo, en los argumentos
siguientes: “No salí a socorrerle, porque tenía que atender a los pacientes del
hospital”; “Me ordenaron disparar a esa familia indefensa, y así lo hice.”. Mi
atención al deber cotidiano, no me exime de prestar atención a un enfermo
grave, que lo necesita; tampoco la obediencia a las órdenes de un superior
justifica en ningún caso matar personas indefensas.
El argumento falaz contrario al anterior es la falacia de la casuística, en la
que incurrimos al rechazar una regla general por el hecho, de que existan
excepciones a la misma. En el argumento, “No ves a estos curas pederastas.
Lo del celibato es antinatural.”, por ejemplo, el caso excepcional de
sacerdotes desnaturalizados, se utiliza para descalificar la regla católica del
celibato sacerdotal.
En la falacia del embudo se rechaza la aplicación de una regla general,
alegando excepciones infundadas. En el argumento siguiente, por ejemplo,
se consideran los éxitos para el deporte español como causa de exención
fiscal, cuando ninguna ley fiscal contempla semejante tipo de exención:
“Hacienda debe perdonar el fraude fiscal, cometido por este deportista, pues
nos ha mantenido durante años en la elite internacional del tenis.”:

Premisas - Este deportista ha dado grandes triunfos a España.

Conclusión - Hacienda debe perdonar su fraude fiscal.

La falacia de la generalización amplia o dicto simpliciter tiene lugar, cuando


argumentamos una conclusión particular, basándonos en la aplicación de una
regla general que no es aplicable a ese caso particular. Dado que esta falacia
consiste en la aplicación incorrecta de una regla general a un caso particular,
suele producirse cuando interpretamos fenómenos, por ejemplo, cuando
valoramos moralmente un comportamiento humano, o cuando calificamos
legalmente un delito, etc. En el argumento, "Juan es un sabio. Sus despistes
son continuos.", por ejemplo, se aplica a Juan la consabida frase, “los sabios
son despistados”, olvidando, que no todos los despistados son sabios. En la
falacia siguiente, se hace una interpretación injustificadamente estricta de
una tipo de delito, tal vez, para beneficiar a una compañía de seguros frente
a un cliente, que ha sido víctima de un robo: “A usted le sustrajeron el maletín
en la estación de autobuses, y no le intimidaron con una pistola. Sin duda fue
un hurto, no un robo.”:

Premisas - Le sustrajeron el maletín sin amenazarle de muerte con


una navaja o con un arma de fuego.

Conclusión - Usted sufrió un hurto, no un robo.

d. Ignoratio elenchi.-
En esta falacia, se presentan unos datos, que nada tienen que ver con la
conclusión correspondiente a la cuestión planteada. Se trata de llevar el agua
al propio molino, es decir, de sacar la conclusión, que podemos fundamentar,
aunque nada tenga que ver con el objeto de la discusión. Este argumento
falaz enuncia la conclusión, objeto de discusión, para luego presentar unos
datos, que nada tienen que ver con ella, pero que están dotados de una gran
fuerza de convicción, con la que se pretende crear la ilusión de credibilidad.
Por lo general, los datos de la falacia se orientan a crear una actitud de
benevolencia incondicional ante la conclusión. Este ardid retórico es
incompatible con la pragmática de una discusión crítica.
Si un budista, por ejemplo, argumenta la certeza de las enseñanzas de Buda,
basándose en el dato, de que se trata de una doctrina, que hace felices a
muchas personas, está incurriendo en esta falacia.
Si un político catalán argumenta, que España es enemiga de Cataluña,
porque el gobierno de España se niega a dividir los documentos sobre la
Guerra Civil, depositados en el correspondiente archivo de Salamanca, por
tratarse de una medida injusta y disparatada, está incurriendo en esta falacia.
Si un político argumenta, que no es conveniente criticar al gobierno de
esa manera, porque se desestabiliza la democracia, confunde lo legítimo con
lo útil, e incurre en esta falacia.

e. Falacia de la interrogación.-
Esta falacia se basa en la formulación de una pregunta capciosa, cuya
respuesta, sea cual sea, supone ya la aceptación de la conclusión, que se
pretende demostrar. Si yo quiero demostrar, que alguien es un traficante, y
le pregunto, "¿Ha dejado usted ya de traficar con drogas?", la respuesta
coherente a la pregunta conlleva en cualquier caso la aceptación, de que lo
es en efecto. Pues, si responde “si”, significa, que ha sido traficante, y que lo
será probablemente en el futuro, pero si su respuesta es no, quiere decir
también, que sigue siendo un traficante. Porque, en realidad, la pregunta
supone una respuesta afirmativa a la pregunta, “¿Ha traficado usted con
drogas?”.
Los abogados utilizan con frecuencia este tipo de preguntas capciosas,
como, "¿Dónde escondió el dinero, que robó?", o “¿Por qué odiaba tanto a su
víctima?”, etc. Este tipo de argucias dialéctica no son extrañas tampoco a los
políticos, como, "¿Hasta cuando se permitirá esta intromisión de España en
nuestros asuntos?", o, "¿Planea el diputado otra contraproducente
intervención en el mercado de la vivienda?", etc.
Esta falacia puede adquirir otra forma, consistente en solicitar la
exposición de la conclusión, que se pretende demostrar, con el fin de crear la
ilusión, de que ha quedado establecida. Por ejemplo, si un fiscal pide a un
acusado de asesinato, que describa el delito, de que se le acusa, se puede
estar creando la ilusión, de que el acusado reconoce el delito.

f. Falacia de la petición de principio o del círculo vicioso.-


Se incurre en esta falacia, cuando la conclusión de la argumentación se
incluye en las premisas de manera explícita o implícita, total o parcialmente,
de manera que se concluye, lo que ya se había establecido como base de la
argumentación. En los Primeros analíticos, Aristóteles determinó, que el
círculo vicioso o petición de principio consiste en "demostrar por sí mismo
algo, que ni está claro, ni es conocido por sí mismo, es decir, no demostrar".
Con frecuencia, esta argumentación falaz se formula de tal forma, que su
circularidad queda oculta. Veamos algunos ejemplos:
En la siguiente falacia, por ejemplo, se concluye lo que ya estaba en las
premisas: "Los homosexuales no deben ejercer cargos públicos. Así que,
perderá su empleo todo funcionario público, que manifieste su condición
homosexual. Por consiguiente, los homosexuales tendrán que ocultar como
un secreto su condición, y serán susceptibles de chantaje y manipulación. En
consecuencia, los homosexuales no deben ejercer cargos públicos.":

Premisas - Los homosexuales no deben de ejercer cargos públicos,


así que perderá su empleo todo empleado público que se
confiese homosexual.
- Los homosexuales tendrán que ocultar en secreto su
condición, y serán susceptibles de chantaje y manipulación.

Conclusión - Los homosexuales no deben ejercer cargos públicos.

En la siguiente falacia, encontramos de manera implícita parte de la


conclusión en las premisas, pues el Periódico P pertenece al Grupo X:
"Sabemos que la actividad periodística de los medios del Grupo X no tuvo
nada que ver con la agitación ciudadana contra las sedes del Partido Y, que
tuvo lugar en la jornada de reflexión de las elecciones generales, porque así
lo ha informado el Periódico P.":

Premisas - Por informaciones del Periódico P del Grupo X, sabemos


que la actividad periodística de los medios del Grupo X no
tuvieron nada que ver con la agitación ciudadana contra las
sedes del Partido Y, que tuvo lugar durante la jornada de
reflexión.

Conclusión - La actividad periodística de los medios del Grupo X no


tuvieron nada que ver con la agitación ciudadana contra las
sedes del Partido Y, que tuvo lugar durante la jornada de
reflexión.

g. De la repetición.-
La repetición es un recurso retórico, que atrae la atención sobre una
afirmación, y la pone de relieve. Sin embargo, puede convertirse en un
argumento falaz, cuando la repetición constante de la conclusión, hasta la
saciedad, se convierte en el único dato de la argumentación. Esta falacia, que
no es en realidad un argumento, parece suponer que al escuchar
repetidamente un enunciado, nos habituamos a él, lo consideramos corriente,
y terminamos por aceptarlo. Veamos un par de ejemplos:
“¡Necesitamos la revolución! ¡La revolución es inevitable! ¡La revolución es
el único camino!”, (…)”:

Premisas - ¡Necesitamos la revolución!


- ¡La revolución es inevitable!
- ¡La revolución es el único camino!
- (…).

Conclusión - ¡La revolución es el único camino! (¿?)

“Yo no lo hice. Te digo, que no tuve nada que ver con eso. ¡Soy inocente!,
(…)”:
Premisas - Yo no lo hice.
- Te digo, que no tuve nada que ver con eso.
- ¡Soy inocente!
- (…)

Conclusión - ¡Soy inocente! (¿?)

h. Sofisma patético.-
En esta falacia, se sustituyen los hechos y las razones por la
estimulación emocional. Más que de vínculos lógicos, se trata de vínculos
emocionales, es decir no se saca una conclusión desde unos datos, sino que
se mueven resortes emocionales, que empujan a tomar una decisión, o a
emprender una acción. Por eso, representa de alguna manera la negación
misma de la dialéctica, pues sustituye la racionalidad argumentativa por la
irracionalidad emocional. El convencer con razones deja su lugar al conmover
con sentimientos y emociones. Suele ser frecuente en los discursos de los
demagogos, o de los tiranos, que adoptan una posición paternal, y, lejos de
demostrar lo que afirman, juegan con las identificaciones emocionales del
pueblo. En el argumento, "tienes que hacerlo, o me darás el disgusto de mi
vida", por ejemplo, se apela a la emoción. Un abogado que se ha quedado
sin razones para defender a su cliente, puede apelar a la compasión del jurado
con un argumento como el siguiente: “Llegó a estos extremos, porque desde
niño fue abandonado y maltratado. Nadie se ocupó nunca de él, nadie le ha
dado nunca una oportunidad.”
Este sofisma está presente en otras falacias, que se basan en resortes
puramente emocionales: como la falacia ad baculum o de la amenaza, que
apela al temor, la falacia de la piedad, que apela a la compasión, etc.

2. Los procedimientos dialéctico-argumentativos:


A. La composición de textos argumentativos:
a. El punto de vista neo-retórico sobre el orden de los argumentos.
b. La disposición de los argumentos en el texto argumentativo.
c. Indicadores lingüísticos de disposición de argumentos.
d. Las partes de un texto argumentativo.
e. Plantilla de construcción de una disertación.
2. Los procedimientos dialéctico-argumentativos.
A. La composición de textos argumentativos.-

a. El punto de vista neo-retórico sobre el orden de los argumentos en


el discurso.
El orden de las cuestiones y de los argumentos influye en la eficacia de la
argumentación. Los mismos argumentos pueden producir distinto efecto
sobre un auditorio, dependiendo del orden de su disposición. Nos referimos,
ciertamente, no al orden lógico, sino al orden psicológico, que requiere la
presentación de la argumentación sobre el tema, para conseguir la adhesión
de un auditorio concreto a la posición del orador.
Los autores clásicos defendieron la existencia de un orden natural del
discurso, que corresponde al orden objetivo de las cosas. El orden natural es
el encadenamiento de razones, que va de lo primero y más evidente por
naturaleza, a lo posterior y menos evidente. Este es el orden que satisface al
auditorio universal, y a la racionalidad que se le atribuye. En el presente, sin
embargo, Chaim Perelman ha puesto cuestionado la existencia de un orden
natural del discurso, y defendido que el orden adecuado es aquel que el
orador considera más apropiado para presentar el tema a un auditorio
particular, es decir el orden persuasivo:
“En cuanto a nosotros, escribe Perelman, pensamos que una teoría de la
argumentación no debe buscar un método conforme a la naturaleza de las
cosas, ni considerar el discurso como una obra que encuentra en sí misma su
estructura. Ambas concepciones complementarias separan fondo y forma,
olvidan que la argumentación es un todo destinado a un auditorio
determinado. Y pasan de un mero problema de comunicación, a una
ontología, y a una estética, aunque el orden ontológico, y el orden orgánico,
sean sólo dos desviaciones de un orden adaptado. Las exigencias de
adaptación al auditorio son las que deben servir de guía en el estudio del
orden del discurso; esa adaptación actuará, bien directamente, bien por la
mediación de las reflexiones del oyente respecto al orden del discurso: lo que
entiende por orden natural, las analogías, que percibe con un organismo, o
con una obra de arte, sólo son argumentos entre otros más; el orador deberá
de valorarlo, como a todos los factores susceptibles de preparar al auditorio.”
Desde el punto de vista neo-retórico, el orden de los argumentos en el
discurso es el orden persuasivo, y en su elección influyen tres puntos de vista,
referentes a los efectos de la argumentación sobre el auditorio:
- La situación argumentativa o entramado constituido por el objetivo del
discurso y los argumentos a afrontar. Las posibilidades argumentativas de un
orador dependen de las etapas previas a la discusión. Se piensa sobre todo
en las premisas, a cuya aceptación se induce progresivamente al auditorio.
- La preparación del auditorio, es decir, los cambios de actitud
provocados por el discurso. Se atiende sobre todo a los sucesivos efectos,
que experimenta el oyente.
- Las reacciones del auditorio ante un determinado orden del discurso. Si el
orden de los argumentos es exterior al discurso, está estandarizado, o le
resulta familiar, puede ser tema de reflexión del auditorio, e influir en su
decisión. Esto podría suceder, por ejemplo, con un orden alfabético, un orden
habitual, o un orden tradicional.
El orden persuasivo tiene en cuenta la optimización de la fuerza de los
argumentos, la percepción clara y fácil de los argumentos, y la reacción del
auditorio ante el mismo. En ocasiones, el orden persuasivo sigue el orden
esperado por el auditorio, pues la disposición esperada tiene tanta fuerza,
que a menudo conviene adoptarla, en detrimento de otra más favorable.
Cuando el orden del oponente ha causado mella en el auditorio, puede ser
conveniente adoptarlo como un orden externo de referencia.
Cualquier indicación del orden del discurso facilita su percepción. Por ejemplo,
si establecemos el orden, mediante una simple alusión al orden
acostumbrado, o, si anunciamos las partes del discurso, mediante la técnica
de la división. Una vez que hemos presentado una división, tenemos que
seguirla, o justificar su abandono, pues esa ruptura tiene significado: deseo
de sembrar la confusión en las ideas del auditorio, voluntad de evidenciar un
argumento especialmente fuerte, deseo de pasar por alto algunas cuestiones,
etc. Cuando se usa un orden establecido, los argumentos se hacen presentes
con sólo aludir al lugar, en que se los sitúa.
b. La disposición de los argumentos en el texto argumentativo.
La fuerza de los argumentos depende muchas veces de su orden expositivo,
por lo cual, cuando hay varios argumentos, conviene optar siempre por el
orden, que los haga más fuertes. Generalmente se empezará por
argumentos, cuya fuerza no depende de ningún otro argumento. En la doble
defensa, que se refiere tanto al hecho, como al derecho, se comenzará por la
defensa más fuerte, suponiendo, que ésta refuerce a la segunda. Hay que
tener cuidado con los argumentos tardíos, y fuera de lugar, que pueden, por
eso mismo, perder su fuerza.
Desde el punto de vista de la fuerza de los argumentos se pueden ordenar
de tres formas distintas:
- Un orden decreciente, desde el argumento más fuerte hasta el menos
fuerte.
- Un orden creciente, desde el argumento menos fuerte hasta el más fuerte.
En este orden, denominado gradación, el discurso va intensificándose hasta
alcanzar el clímax.
- Un orden nestoriano, que pone los argumentos más débiles en el centro,
entre los más fuertes.
Desde el punto de vista jerárquico, que distingue entre argumentos
coordinados y subordinados, se han de considerar tres formas de ordenar los
argumentos:
- Un orden ascendente, desde los argumentos subordinados básicos, que no
se fundamentan en ningún otro argumento, hasta los argumentos principales
que sostienen directamente la tesis defendida.
- Un orden descendente, desde los argumentos principales, que sostienen
directamente la tesis defendida, hasta los argumentos subordinados básicos,
que no se fundamentan en ningún otro argumento.
- Un orden mixto, que en algunas líneas argumentativas sigue el orden
descendente, y en otras el orden ascendente.
Desde el punto de vista de la distinción entre argumentos a favor de la
tesis, y contra-argumentos que refutan las objeciones a la misma, y del
orden de presentación de los mismos, se han de tomar en consideración otras
formas de ordenar los argumentos:
- Un orden que dispone primero los argumentos a favor, y, a continuación,
los contra-argumentos que refutan las objeciones.
- Un orden que intercala los argumentos a favor de la tesis, y los contra-
argumentos que refutan las objeciones a la misma. Si la argumentación es a
favor de la tesis, se pondrá primero un argumento a favor, luego uno en
contra, a continuación otro a favor, luego otro en contra, y así sucesivamente;
en caso contrario, la estructura será la inversa, es decir, se empezará con un
argumento en contra, al que seguirá otro a favor, y así sucesivamente.
- Un orden que dispone primero los contra-argumentos que refutan las
objeciones, y, a continuación, los argumentos a favor de la tesis.
- Un orden que se limita a exponer la propia argumentación de la tesis,
excluyendo los contra-argumentos que refutan las objeciones. Esta
disposición es operativa, bien cuando la propia argumentación hace
irrelevantes las objeciones, bien cuando las respuestas a las objeciones son
de sobra conocidas.
- Un orden que se limita a exponer los contra-argumentos que refutan las
objeciones contra nuestra tesis, sin detenerse en exponer nuestros
argumentos a favor de la misma. Esta disposición es operativa, bien cuando
nuestra argumentación es conocida, bien cuando la refutación de las
objeciones patentiza la aceptabilidad de la tesis.
En el caso de que nuestra argumentación se detenga a revisar, no sólo la
tesis propia, sino también otras tesis alternativas, tendremos que valorar
otras disposiciones posibles:
- Un orden que revisa primero la argumentación de la propia tesis, y a
continuación revisa la argumentación de las tesis alternativas.
- Un orden que revisa primero la argumentación de las tesis alternativas, para
detenerse después en la argumentación de la propia tesis.
- Un orden en zig-zag, que intercala la argumentación de la propia tesis, con
la revisión de los argumentos de las tesis alternativas.
- Un orden que renuncia a revisar la argumentación de las tesis alternativas,
o que se limita a cuestionarlas.
- Un orden que se limita a refutar las tesis alternativas, dejando sólo en pié
la propia tesis, pero sin detenerse en argumentarla.
c. Indicadores lingüísticos de disposición argumentativa.
El lenguaje dispone de una serie de partículas que actúan como conectores
para disponer las partes de una argumentación. Podemos considerar que
estos elementos lingüísticos conectores son indicadores de disposición
argumentativa. Si dividimos una argumentación en secciones, pudiendo
constar cada sección de uno o más argumentos, sean estos coordinados o
subordinados, podemos distribuir en ellas algunos de estos indicadores
lingüísticos de disposición argumentativa:
Primera sección: En primer lugar/ En primer término (etc.), para comenzar/
para empezar (etc.), el primer punto que (etc.), en primera instancia (etc.),
etc.
Segunda sección: En segundo lugar/ En segundo término (etc.), a lo dicho
anteriormente se suma, la segunda observación que (etc.), por otra parte,
etc.
Tercera sección: En tercer lugar/En tercer término (etc.), a lo dicho
anteriormente se suma, la tercera observación que (etc.), por otra parte, etc.
(…)
Sección Final: Por último, finalmente, para terminar, etc.
Conclusivos: Por todo lo dicho resulta que (etc.), de este modo (etc.), así
(etc.), por lo tanto (etc.), en conclusión, etc.
d. Las partes de un texto argumentativo.
Si tenemos que escribir un ensayo o una disertación, para exponer nuestro
punto de vista en un tema polémico, podemos utilizar el esquema propuesto
por Anthony Weston en su libro Las claves de la argumentación, que
recogemos aquí del modo siguiente:
1. Exponer y valorar la cuestión. Comenzaremos, exponiendo de manera
clara y contundente la cuestión, que nos ocupa, y explicando las razones, que
avalan su importancia. Para ello, utilizaremos valores y pautas compartidos
por nuestros lectores, o por nuestro auditorio, a los que nunca perderemos
de vista a la hora de seleccionar los elementos de nuestro ensayo.
2. Formular la tesis, que proponemos. Nuestras propuestas han de ser
concretas y abarcables. En principio, nuestra tesis tiene que quedar en la
mente de nuestros lectores u oyentes, y, por eso, no puede ser muy
detallada, ni compleja. Más adelante, si es necesario, la expondremos con
todo lujo de detalle.
3. Presentar nuestra argumentación de manera acabada. Aquí hemos
de tener presente lo que dijimos anteriormente con respecto a los
argumentos, su tipología, sus presupuestos, su fuerza, y su orden. Dado que
la argumentación siempre tiene límites espaciales, o temporales, es
importante seleccionar los argumentos y el orden más adecuado a la
propuesta y a los destinatarios de la misma. Los argumentos deben
presentarse de manera acabada, por ello, se impone seleccionar el orden y
los argumentos más adecuados.
4. Examinar los argumentos en contra de nuestra propuesta. Aquí
hemos de prever y adelantar las objeciones contra nuestra propuesta, que le
puedan surgir al lector o al oyente de nuestro discurso, como, por ejemplo,
que es demasiado cara, o que no podremos ponerla en práctica, o que llegará
demasiado tarde, etc. Nuestra propuesta llevará consigo sin duda algunas
desventajas, por lo cual nuestro discurso habrá de demostrar, que son
aceptables, y que las ventajas de nuestra propuesta compensan el perjuicio
de tener que asumirlas. En ambos casos, seleccionaremos las objeciones y
las desventajas de más peso.
5. Examinar otras propuestas alternativas, y rivales potenciales de
la nuestra. Hemos de demostrar, que nuestra propuesta representa la
mejor solución de la cuestión para el lector o el oyente en las presentes
circunstancias, o que nuestra teoría es la más probable con los datos y
teorías disponibles en el presente. Para ello, tendremos que incidir con
nuestros argumentos en los puntos débiles de las opciones alternativas.
e. Plantilla de construcción de una disertación.

PROCEDIMIENTO DE
CONSTRUCCIÓN DE UNA
DISERTACIÓN

1. Definición de la Audiencia Identificador: <Nombre, tipo>.


Definición: <Hechos, Verdades,
Presunciones, Valores, Jerarquías,
intereses económicos>.

2. Exponer y valorar la cuestión Mostrar de manera clara la


objeto de la argumentación oportunidad y trascendencia de la
cuestión.

3. Definición de la tesis que Una formulación precisa y abarcable.


defiende la argumentación

4. Selección de los argumentos Argumento 1: <Nombre, Premisa,


que justifican nuestra tesis. Conclusión>.
Argumento 2: <Nombre, Premisa,
Conclusión>.
………
Argumento n: <Nombre, Premisa,
Conclusión>.
5. Selección de las objeciones más Contra-argumento 1: <Nombre,
fuertes contra nuestra tesis, y Premisa, Conclusión>.
construcción de contra- Contra-argumento 2: <Nombre,
argumentos que las refuten. Premisa, Conclusión>.
………
Contra-argumento n: <Nombre,
Premisa, Conclusión>.

6. Examinar otras tesis Poniendo de manifiesto que nuestra


alternativas y rivales tesis es la mejor disponible a la luz
de la evidencia presente.

7. Definir la disposición de los La disposición buscará el orden de


argumentos en la disertación los argumentos y contra-
argumentos que más fuerte haga
nuestra argumentación.

8. Definir el estilo Acorde al auditorio, al tema, a la


ocasión y al tiempo disponible.

2. Los procedimientos dialéctico-argumentativos:

B. La práctica de la discusión crítica (II):


a. Tipos de diálogos y su contexto. (Repaso).
b. Tipos de actos de habla y su lugar en una discusión crítica.
c. Regulación pragma-dialéctica de la discusión crítica.
d. La carga de la prueba en el debate.
e. La concepción pragma-dialéctica de las falacias.
b. tipos de actos de habla y su lugar en una discusión crítica.
Desde el punto de vista pragmático, el lenguaje es una actividad, que se
compone de distintas acciones de los hablantes, o actos de habla. Desde el
punto de vista pragma-dialéctico, la discusión crítica es una actividad
lingüística que se compone de actos de habla, por lo cual el buen
funcionamiento de la aquélla supone alguna regulación del uso de éstos. Las
reglas de tipos de intervención se encargan precisamente de controlar el uso
de los actos de habla en la discusión crítica.
Van Eemeren distingue los actos de habla desde el punto de vista pragma-
dialéctico como sigue:
a. Asertivos, que afirman o niegan algo. El que hace este juicio, garantiza
la verdad de la proposición “Yo afirmo que Chamberlain y Roosvelt no se
encontraron nunca”. “Creo que Menéndez Pelayo es el padre de los estudios
bibliográficos e históricos de nuestros clásicos”, “En mi opinión, no puede
haber excepciones posibles a la libertad de expresar la propia opinión”. Las
asertivas pueden usarse para exponer el punto de vista disputado, las
proposiciones que forman parte de la argumentación y el mismo resultado de
la argumentación.
Puntos de vista o argumentos pueden ser expuestos por asertivas tales como
afirmaciones, reclamaciones, creencias, suposiciones, negaciones. La
creencia y el grado de compromiso con un punto de vista o una proposición
pueden variar desde la fuerza excepcional de una asertiva firme, a la debilidad
considerable de una suposición.
b. Directivas, que mandan o prohíben hacer algo, por ejemplo, “Ven a mi
despacho”, “deja de fumar”. Órdenes o prohibiciones son tabú en una
discusión crítica.
Sin embargo, las directivas se pueden utilizar para pedir una mejor definición
del punto de vista, o la prueba de una afirmación o proposición.
c. Compromisos, en los que el hablante se compromete a hacer o a evitar
hacer algo. Por ejemplo, “se lo diré a tu padre”, “no apoyaré tu candidatura”.
“te aseguro que tu planteamiento no es digno de consideración”. Las
concesiones y expresiones de acuerdos son compromisos.
Pueden utilizarse en la discusión crítica, para aceptar o rechazar un punto de
vista, para aceptar el reto de defender un punto de vista, para decidir
empezar la discusión, para aceptar asumir el rol de protagonista o
antagonista, para aceptar las reglas de la discusión, para aceptar o rechazar
una argumentación y su relevancia, para decidir empezar una nueva
discusión.
d. Expresivas, que expresan emociones o juicios de valor subjetivos.
No juegan un papel en las discusiones críticas, a no ser como síntomas
subjetivos.
e. Declarativas, que expresan el comienzo de algún estado de cosas, como
cuando el presidente de una asamblea dice “Declaro abierto el encuentro”, o
cuando el jefe le dice al empleado, “estás despedido”, o el profesor le dice al
alumno “estás aprobado”. La finalidad de las declarativas, tales como
definiciones, especificaciones, ampliaciones, explanaciones, es facilitar la
comprensión de otros actos de habla.
Las declarativas, que dependen de la autoridad del hablante en un contexto,
no son habituales en la discusión crítica. Pero puede servir para aclarar la
propia posición en el momento de confrontación.
En la tabla siguiente, propuesta por van Eemeren, podemos encontrar la
distribución de los actos de habla en las distintas etapas de una discusión
crítica:

I CONFRONTACION
Asertiva Expresar un punto de vista
Compromiso Aceptación o rechazo de un punto de vista, mantener
el rechazo de un punto de vista.
Directiva Requiriendo un uso declarativo
Uso declarativo Definición, especificación, ampliación, etc.

II APERTURA
Directivas Retar a que se defienda un punto de vista
Compromisos Aceptación del reto de defender un punto de vista.
Acuerdo en premisas y reglas de la discusión
Decisión de empezar la discusión
Directivas Requerimiento de un uso declarativo
Uso declarativo Definición, especificación, ampliación, etc.

III. ARGUMENTACIÓN
Directivas Requiriendo argumentación
Asertivas Avanzando argumentación
Compromisos Aceptación o no aceptación de la argumentación
Directivas Requerimiento de un uso declarativo
Uso declarativo Definición, especificación, ampliación, etc.

IV. CONCLUSIÓN
Compromisos Aceptación o no aceptación de un punto de vista
Asertivas Mantener o rechazar un punto de vista.
Establecimiento del resultado de la discusión.
Directivas Requerimiento de un uso declarativo
Uso declarativo Definición, especificación, ampliación, etc.
c. La regulación Pragma-dialéctica de la discusión crítica.-
Hay tres órdenes de reglas pragma-dialecticas que regulan una discusión
crítica:
1. Reglas procedimentales, que definen el procedimiento dialéctico.
2. Reglas de actitud, que definen el estado mental que determina la actitud
dialéctica razonable.
3. Reglas circunstanciales, que definen las circunstancias externas en las que
tiene lugar la argumentación.

1. Reglas procedimentales.-
Utilizando el modelo anterior de distribución de actos de habla en los estadios
de la argumentación, Van Eemeren diseña las reglas de un procedimiento
argumentativo que satisfaga los dos criterios de validez, el formal y el
procedimental. Las reglas tienen que especificar en qué casos la realización
de cierto acto de habla contribuye a la resolución de la diferencia de opinión.
Esto hace necesario indicar para cada estadio argumentativo cuándo las
partes están autorizadas u obligadas a realizar un determinado acto de habla.
Cada participante tiene la libertad de exponer el punto de vista o el
argumento que quiera, o de oponerse al punto de vista que quiera o al
argumento que quiera. Pero tiene que asumir los compromisos lógicos y
prácticos que se siguen de ello. Se supone la habilidad para hacerlo.
Precisamente, la primera regla es expresión de que las diferencias de opinión
pueden referirse a cualquier punto de vista, y que todos los que discuten
tienen el derecho incondicional de proponer o cuestionar cualquier punto de
vista.

1ª Regla: a. No se aplican especiales condiciones ni al contenido enunciativo


de las asertivas, mediante las que se expresa un punto de vista, ni al
contenido enunciativo de la negación del compromiso, por medio del cual se
cuestiona un punto de vista.
b. En la realización de estas asertivas y de estos compromisos negativos, no
se aplican especiales condiciones preparatorias de la posición o estatus del
hablante-escritor, o del oyente-lector.
Esta primera regla reconoce el derecho de cualquier participante en la
discusión racional a proponer cualquier punto de vista y a presentar cualquier
argumento o contra-argumento que considere relevante. Esta regla reconoce
el derecho de quien ha perdido una discusión a replantearla de nuevo ante el
mismo oponente en el caso de disponer de nuevas evidencias.
En el estadio de apertura, después que el ponente acepta el reto de defender
su punto de vista, los disputantes deciden mantener una discusión, y
acuerdan la distribución de roles, las premisas, las reglas procedimentales,
etc. Esta reglas tienen que indicar lo siguiente: ¿Cuándo el disputante 2º está
autorizado a retar al disputante 1º?, ¿Cuándo el disputante 1º está obligado
a aceptar este reto?, ¿Quién asume el rol de ponente?, ¿Quién asume el rol
de oponente o antagonista?, ¿Cuáles son las premisas compartidas?, ¿Qué
reglas se aplican en el estadio de argumentación?, y ¿Cómo ha de concluirse
la discusión en el estadio de conclusión?

2ª Regla: El disputante que ha puesto en cuestión el punto de vista de otro


disputante en el estadio de confrontación está siempre autorizado a requerir
del mismo la defensa de su punto de vista.
El derecho a requerir de un disputante la defensa del punto de vista que
propone, es un derecho incondicional de todo disputante. Esta regla indica un
derecho, pero no una obligación, es decir nunca estamos obligados a exigir
que nos demuestren un punto de vista. En principio, el ponente está obligado
a defender el punto de vista que propone; pero también el oponente está
obligado a defender sus puntos de vista, cuando sea requerido ¿Hasta dónde
llega el compromiso del ponente ante los requerimientos del oponente? En
este punto, parece poder aplicarse e principio legal “non bis in idem”, es decir
no está obligado a repetir la defensa de su opinión ante el mismo oponente y
en el mismo contexto. Sólo si hay nuevos argumentos, nuevo procedimiento,
nuevo oponente, puede estar obligado a repetir su defensa. Y lo mismo vale
a la inversa. Si un ponente fracasa en la defensa de su punto de vista, ha de
retractarse del mismo, y no tiene derecho a replantearlo mientras no
disponga de otros argumentos mejores.

3ª Regla: El disputante que es retado por el otro disputante a defender su


punto de vista en el estadio de confrontación, está siempre obligado a aceptar
este requerimiento, a menos que el otro disputante no esté preparado para
aceptar ni las premisa ni las reglas procedimentales compartidas. El
disputante está obligado a defender el punto de vista mientras no se retracte
de él, y mientras no lo haya defendido todavía con éxito frente al otro
disputante sobre la base de las premisas y las reglas de la discusión
acordadas.
La regla tres se refiere a la obligación general de defender el punto de vista
y su crucial excepción. Quien ha sido retado a defender su punto de vista
debe hacerlo, y esta obligación permanece hasta que lo haya demostrado con
éxito, o hasta que haya reducido su alcance. Sólo hay excepción, cuando no
hay premisas, ni reglas de discusión compartidas, o cuando es obvia la
intención partidista de la otra parte o del público. No hay por qué repetir la
defensa en el mismo contexto, con las mismas premisas y ante el mismo
antagonista; pero si alguno de estos elementos cambia, si se puede reabrir
el debate. Y en este sentido el debate puede ser retomado.
Esta regla 3 localiza la carga de la prueba, que corresponde al disputante,
cuyo punto de vista ha sido cuestionado, y del que se requiere
argumentación. La situación se complica cuando los puntos de vista están
entremezclados. En cualquier caso, cada disputante está obligado a defender
el punto de vista, que propone, o una parte del mismo,. En el caso de que
estén mezclados, es necesario un acuerdo sobre el orden de las
intervenciones.

4ª Regla: El disputante que en el estadio de apertura ha aceptado el reto del


otro disputante para defender su punto de vista, completará el rol de ponente
en la etapa de argumentación, y el otro disputante completará el rol de
oponente o antagonista, a menos que ellos acuerden otra cosa; la distribución
de roles se mantiene hasta el fin de la discusión.
El primer acuerdo a tomar concierne a la distribución de roles en la discusión.
¿Quién asume el rol de ponente? ¿Quién el rol de oponente o antagonista?
El ponente desarrolla y defiende un punto de vista, y el oponente lo pone en
cuestión. Es una condición de la discusión crítica, objeto de la regla cuatro,
que los disputantes estén de acuerdo con la distribución de roles, y que la
mantengan a lo largo de la discusión.
El estadio de argumentación se abre con la defensa de su punto de vista, por
parte del ponente. Los acuerdos concernientes a las reglas de la discusión,
determinan la actividad de atacar y defender, y la evaluación de los ataques
y las defensas.
5ª Regla: Los disputantes que cumplen los roles de ponente y oponente o
antagonista, antes de la etapa de argumentación, acuerdan las reglas a
seguir: ¿Cómo el protagonista ha de defender el punto de vista inicial? ¿Cómo
el antagonista ha de atacarlo? ¿En qué caso el protagonista ha defendido con
éxito el punto de vista? ¿En qué caso el antagonista ha atacado con éxito?
Esas reglas se aplican durante toda la discusión, y no pueden ser
cuestionadas durante la misma por ninguna de las partes.
Los ataques y defensas de un punto de vista tienen lugar en el estadio de
argumentación según unas reglas de discusión. Por eso, es necesaria la
existencia de acuerdos sobre las reglas de la discusión. Estas reglas
determinan el comportamiento del ponente y del oponente o antagonista en
la etapa argumentativa. Son convencionales y han de ser compartidas. Estas
reglas o su aplicación, puede convertirse en objeto de discusión durante la
argumentación, dando lugar a una meta-discusión.

6ª Regla; a. El protagonista puede siempre defender su punto de vista en la


confrontación inicial de puntos de vista, mediante actos complejos de habla
de carácter argumentativo, y dichos argumentos cuentan como una defensa
provisional del punto de vista.
b. El antagonista puede atacar siempre un punto de vista poniendo en
cuestión el contenido enunciativo o la fuerza demostrativa o refutadora de la
argumentación.
c. El ponente y el antagonista no pueden defender o atacar puntos de vista
de otra manera.
El protagonista defiende su punto de vista mediante actos de habla asertivos.
El antagonista acepta o rechaza la argumentación del protagonista mediante
actos de habla compromisos. Y el antagonista requiere una nueva
argumentación, mediante actos de habla directivos. El derecho de atacar y
defender el punto de vista es un derecho sin restricciones del antagonista y
del ponente respectivamente.

7ª Regla: a. El ponente ha defendido con éxito el contenido enunciativo de


un complejo acto de habla argumentativo frente al ataque del antagonista, si
la aplicación del procedimiento intersubjetivo de identificación alcanza un
resultado positivo, o si el contenido enunciativo es aceptado en segunda
instancia por ambas partes como resultado de una meta-discusión, en la cual
el protagonista ha defendido con éxito un sub-punto de vista positivo con
vistas a ese contenido enunciativo.
b. El antagonista ha atacado con éxito el contenido enunciativo de un acto
complejo de habla argumentativo, si la aplicación del procedimiento
intersubjetivo de identificación alcanza un resultado negativo o si el
protagonista no ha defendido con éxito un sub-punto de vista positivo con
vistas a ese contenido enunciativo en una meta-discusión.
En el estadio de apertura tienen que quedar establecidas las reglas que
definen cuándo el protagonista ha defendido con éxito su punto de vista, y
cuándo el antagonista lo ha atacado con éxito, lo que depende del
procedimiento intersubjetivo de identificación. El procedimiento
intersubjetivo de identificación, que tiene lugar en el estadio de apertura,
requiere la confección de una lista de las proposiciones que aceptan ambas
partes, y que se refieren a hechos, verdades, normas, valores, jerarquías de
valores. Esta lista de proposiciones, que ha de ser consistente, no es
restrictiva, sino que puede ser ampliada a lo largo de la discusión. Han de
acordar también los métodos para contrastar información, que pueden ser
orales o escritos (enciclopedias, diccionarios, obras de referencia) o de
unificación de percepciones (por medio de experimentos o no). Tanto en las
reglas, como en las proposiciones, como en los métodos de confirmación,
ambas partes tienen que estar de acuerdo.
Cabe aceptar en el estadio de apertura el desarrollo de meta-discusiones,
sobre proposiciones que en principio no tenían consenso.

8ª Regla: a. El ponente ha defendido con éxito la fuerza de justificación o


refutación de un acto complejo de habla argumentativo contra un ataque del
antagonista, si la aplicación del procedimiento intersubjetivo de inferencia o
(después de la aplicación del procedimiento intersubjetivo de explicación) la
aplicación del procedimiento intersubjetivo de prueba conduce a un resultado
positivo.
b. El antagonista ha atacado con éxito la fuerza de justificación o refutación
de la argumentación, si la aplicación del procedimiento intersubjetivo de
inferencia o (después de la aplicación del procedimiento intersubjetivo de
explicación) la aplicación del procedimiento intersubjetivo de prueba conduce
a un resultado negativo.
Llamamos procedimiento intersubjetivo de inferencia, al procedimiento que
se refiere al control de la validez lógica de los argumentos del ponente para
justificar o refutar el contenido enunciativo o la fuerza de una argumentación.
Este procedimiento parece requerir unas reglas lógicas, parecidas a las de la
Escuela de Erlangen. Parece que este procedimiento debería de quedar
definido en el estadio de apertura de la discusión.
Llamamos procedimiento intersubjetivo de explicación, que se refiere a la
determinación del tipo o esquema de argumento que se ha utilizado.
Conviene que las partes estén de acuerdo en la determinación del tipo de
argumento. Esta reconstrucción de la forma dialéctica es especialmente
requerida cuando el argumento no ha sido expresado de manera completa.
Una vez identificada y reconstruida una forma dialéctica, mediante el
procedimiento intersubjetivo de explicación, el procedimiento intersubjetivo
de prueba tiene que determinar si esa forma dialéctica puede ser admitida
por ambas partes, y si ha sido aplicada correctamente. Esto supone un
acuerdo previo de las partes sobre las formas dialécticas aceptables. La
prueba de la aceptabilidad de una forma dialéctica tiene que ver con
determinar el modo de controlar el vínculo de las premisas con la conclusión,
y en esto consiste el procedimiento intersubjetivo de prueba.

9ª Regla: a. El ponente ha defendido de manera concluyente su conclusión


principal, o alguna conclusión intermedia, por medio de un acto complejo de
habla argumentativo, si ha defendido con éxito frente al cuestionamiento del
antagonista, tanto su contenido enunciativo, como su fuerza de justificación
o refutación.
b. El antagonista ha atacado de manera concluyente el punto de vista del
ponente, si ha atacado con éxito tanto el contenido enunciativo de su
complejo acto de habla argumentativo, como su fuerza de justificación o
refutación.
Atacar y defender puntos de vista de manera concluyente implica no sólo al
contenido enunciativo de la argumentación, sino también su fuerza
argumentativa.
10ª Regla. El antagonista retiene a lo largo de toda la discusión el derecho
de cuestionar el contenido enunciativo y la fuerza argumentativa de cada
complejo acto de habla argumentativo del ponente, que este no haya
defendido con éxito de manera concluyente.
El uso óptimo del derecho de ataque, requiere que al antagonista le sea
concedida la oportunidad de ejercer el derecho de ataque, que ha dejado
pasar anteriormente.

11ª Regla: El ponente retiene a lo largo de toda la discusión el derecho de


defender el contenido enunciativo y la fuerza argumentativa de justificación
y refutación de cada acto complejo de habla argumentativo, que ha realizado,
pero que no ha concluido todavía con éxito frente al ataque del antagonista.
El uso óptimo del derecho de defender reconoce al protagonista la
oportunidad de defender cada argumento cuestionado a lo largo de toda la
discusión frente al ataque del antagonista.

12ª Regla: El ponente retiene a lo largo de toda la discusión el derecho de


retractarse de cualquier complejo acto de habla argumentativo que ha
realizado, y de abandonar la obligación de defenderlo.
También reconoce al protagonista la posibilidad de retractarse de un punto
de vista, y de abandonar el compromiso de defenderlo. Con esto se le
reconoce la posibilidad de reestructurar su argumentación.

13ª Regla: a. El ponente y el antagonista tienen que realizar sólo una vez el
mismo acto de habla o el mismo complejo acto de habla con la misma función
en la discusión.
b. El ponente y el antagonista tienen que hacer un acto de habla o un
complejo de los mismos para cumplir una función particular en la discusión.
c. El ponente y el antagonista no pueden realizar al mismo tiempo más que
un acto de habla o un complejo de los mismos.
El ordenado desarrollo de la discusión, para evitar repeticiones, prevé que no
se tengan que repetir defensas o ataques ya presentados con éxito. Se trata
de una nueva aplicación del principio “non bis in idem”. Una adecuada
discusión, no sólo ha de evitar repeticiones de argumentos o contra-
argumentos, sino que tiene que proceder de manera ordenada. Esto requiere
la provisión de reglamentos para la conducción ordenada de la discusión
crítica. En la regla trece se dan algunas reglas para la conducción ordenada
de la discusión crítica.

14ª Regla: a. El ponente está obligado a retractarse del punto de vista inicial,
si el antagonista lo ha rebatido de manera concluyente (de manera prescrita
en la regla 9ª) en el estadio de la argumentación (y ha observado las otras
reglas).
b. El antagonista está obligado a dejar de cuestionar el punto de vista inicial,
si el ponente lo ha defendido de manera concluyente (en la manera prescrita
en la regla 9ª) en el estadio de la argumentación (y ha observado también
las otras reglas de la discusión).
c. En todos los otros casos, el ponente no está obligado a retractarse del
punto de vista inicial, ni el antagonista está obligado a dejar de cuestionar el
punto de vista inicial.
Los disputantes cierran la discusión en el estadio de conclusión mediante la
determinación del resultado final (que puede o no conducirles a abrir una
nueva discusión). El único punto que requiere regulación en el estadio
conclusivo es determinar, en qué caso el ponente está obligado a retractarse
de su posición inicial, sobre la base del ataque desarrollado por el antagonista
en el estadio argumentativo, y en qué caso el antagonista está obligado a
retractarse de su cuestionamiento inicial del punto de vista del ponente, sobre
la base de la defensa desarrollada por éste. La regla cuatro encierra estas
regulaciones.
El final de una discusión debería de ser la resolución de una diferencia de
opinión. En realidad la discusión concluye por la determinación conjunta de
los disputantes relativa a cuál es el resultado de la discusión. Ellos pueden
decidir también si conduce a una nueva discusión o no. Esta discusión puede
referirse a alguna de las premisas o de las reglas iniciales de discusión
adoptadas.

15ª Regla: a. Los disputantes tienen el derecho en cualquier estadio de la


discusión a requerir que el otro disputante realice un uso declarativo.
b. El disputante que ha sido requerido para realizar un uso declarativo por el
otro disputante, está obligado a actuar en consecuencia.
Derechos y obligaciones en relación al uso de declarativas, que se derivan de
la necesidad de lograr formulaciones óptimas e interpretaciones óptimas de
los puntos de vista y de los argumentos, para evitar malos entendidos. Los
disputantes tienen que estar dispuestos a formular de manera más clara sus
enunciados, y a interpretar de manera correcta los expuestos. Así se pueden
requerir ampliaciones, explicaciones, o definiciones, y cualquier otro uso
declarativo, cuando se consideren necesarias para la correcta interpretación
de los argumentos.
Todas estas reglas son de primer orden, porque componen una completa
regulación de un procedimiento discursivo. Estas quince reglas se dirigen
como un todo a facilitar la resolución de una diferencia de opinión mediante
una discusión crítica. Las reglas no son condición suficiente para la
consecución de ese objetivo, pero son condición necesaria del mismo.
En la etapa de confrontación de una discusión crítica, como sabemos, se
expresan las diferencias de opinión entre las partes. La regla 1ª establece
cómo puede hacerse la confrontación de manera óptima, estableciendo el
principio de que el punto de vista puede referirse a cualquier cosa, que
cualquier punto de vista puede ser cuestionado, que cualquiera puede
proponer un punto de vista, que cualquiera puede cuestionar un punto de
vista. Ninguna de las partes implicadas en una discusión crítica puede negar
a la otra parte la posibilidad de ejercer estos derechos.
En la etapa de apertura, el ponente es retado por el antagonista a defender
su punto de vista en la etapa de argumentación según las reglas acordadas
por ambas partes. En esta fase se establece la base común de la discusión,
compuesta por premisas y reglas de procedimiento. Las reglas de la 2ª a la
5ª se refieren a esta etapa, y se orientan a asegurar que, una vez expresada
la diferencia de opinión, las partes intentan conjuntamente encontrar una
solución de la misma.
Las reglas referentes a la etapa de argumentación, que son de la 6ª a la 13ª,
ambas incluidas, regulan la manera en que el punto de vista inicial puede ser
defendido y atacado, así como la determinación del caso en que el ataque o
la defensa son concluyentes. Aquí juega un papel importante el procedimiento
intersubjetivo de identificación (orientado al contenido enunciativo de la
argumentación), el proceso intersubjetivo de explicitación, el procedimiento
intersubjetivo de inferencia, y el procedimiento intersubjetivo de prueba
(orientado a controlar la fuerza de justificación o refutación de los
argumentos). Estos cuatro procedimientos son fundamentales para el
desarrollo de la etapa de argumentación.
La única regla que se aplica en la etapa de conclusión, la regla 14ª, establece
las consecuencias que se siguen para el ponente, en el caso de un ataque
concluyente de la posición inicial por parte del antagonista, así como de las
consecuencias que se siguen para el antagonista, en el caso de un defensa
concluyente de la posición inicial por parte del ponente. En el primer caso, la
consecuencia para el ponente es la obligación de retractarse de su punto de
vista inicial, y, en el segundo caso, la consecuencia para el antagonista es la
obligación de abandonar su cuestionamiento del punto de vista inicial.
La regla 15ª se aplica en todas las fases de la discusión crítica, de manera
especial en la etapa de argumentación y en la etapa de conclusión.

2. Reglas de actitud dialéctica.-


Las diez reglas de este código de actitud dialéctica son mandatos que regulan
precisamente la actitud subjetiva o comportamiento argumentativo de las
partes implicadas en una discusión crítica. Así que se trata de un código de
mandatos o reglas de segundo orden en el análisis pragma-dialéctico de van
Eemeren. Las reglas de actitud dialéctica que componen este código son las
siguientes:

1º Mandato, o regla de libertad: Los disputantes no pueden impedirse


mutuamente la proposición de puntos de vista o el cuestionamiento de puntos
de vista.
Este mandamiento parece relacionado con la regla 1ª de procedimiento.

2º Mandato, o regla de la obligación de defender: Los disputantes que


proponen un punto de vista no pueden rehusar la defensa del mismo, si son
requeridos a hacerlo.
Este mandamiento está relacionado con las reglas de procedimiento 2ª y 3ª.

3º Mandato, o regla del punto de vista: Los ataques a puntos de vista no


pueden dirigirse contra un punto de vista que no ha sido actualmente
propuesto por la otra parte.
Evita desviaciones y obstáculos, sean estratégicos o no, que entorpecen el
desarrollo ordenado de la discusión.

4º Mandato, o regla de relevancia: Los puntos de vista no pueden ser


defendidos sin argumentos, o por una argumentación que no sea relevante
para los mismos.
El pathos, o fuerza emocional, y el ethos, o fuerza de la costumbre o del
carácter, no pueden sustituir al logos o fuerza de la argumentación racional.
Lo único que puede justificar un punto de vista son los argumentos racionales.

5º Mandato, o regla de la premisa inexpresada: Un participante no pueden


atribuir de manera falsa premisas inexpresadas a otro participante, ni ocultar
la propia responsabilidad por sus premisas inexpresadas.
Esta regla asegura que serán analizadas todas las partes de la
argumentación, incluso las que permanecían implícitas. Ambas partes tienen
que aceptar la responsabilidad por los elementos argumentativos que dejan
implícitos, pero que intervienen en la argumentación.

6º Mandato, o regla del punto de partida: Los disputantes no pueden


presentar como un punto de partida aceptado, aquello que no lo es, ni negar
que algo es un punto de partida aceptado, cuando lo es.
Esta regla intenta salvaguardar la correcta actitud ante el fundamento común
de premisas y reglas de procedimiento acordadas en el estadio de apertura,
y sobre las que se basa el desarrollo de la discusión crítica.

7º Mandato, o regla de la validez: Lo que razonando se presenta como


formalmente concluyente en una argumentación, no puede ser inválido desde
el punto de vista lógico.
Una discusión crítica no es un proceso deductivo, pero el razonamiento lógico
que se use en ella ha de ser válido desde el punto de vista de la ciencia de la
lógica.

8º Mandato, o regla de la forma dialéctica: Los puntos de vista no pueden ser


considerados como defendidos de manera concluyente por una
argumentación que no se base en argumentos formalmente conclusivos, es
decir si la defensa no tiene lugar mediante formas dialécticas apropiadas que
son aplicadas correctamente.
Esta regla pretende asegurar que los puntos de vista pueden ser defendidos
de manera conclusiva por argumentos que no son presentados como válidos
lógicamente, si el ponente y el antagonista se ponen de acuerdo en un
método para probar la relevancia de los tipos de argumentos concernidos.
Una diferencia de opinión puede solo ser resuelta, si el antagonista y el
ponente acuerdan cómo determinar si el protagonista ha adoptado formas
dialécticas aceptadas y las ha aplicado correctamente. Tienen que revisar si
las formas dialécticas utilizados son apropiados para la etapa de la discusión
y para el punto de vista defendido.

9º Mandato, o regla de conclusión: Defensas no concluyentes de un punto de


vista no pueden llevar a mantener esos puntos de vista, y defensas
concluyentes de puntos de vista no pueden llevar a mantener
cuestionamientos de esos puntos de vista.
Esta regla define el comportamiento correcto de los disputantes ante los
resultados alcanzados por la discusión, de manera que se eviten
comportamientos inadecuados en el estadio de conclusión.

10º Mandato, o regla general de uso del lenguaje: Los disputantes no pueden
usar formulaciones deliberadamente confusas o ambiguas, ni pueden
malinterpretar deliberadamente las formulaciones de la otra parte.
Esta regla de uso, que corresponde a la condición feliz de claridad, se aplica
a todas las fases de la discusión crítica.

3. Reglas circunstanciales.
La discusión crítica depende también de las reglas circunstanciales, que
establecen la circunstancia social, es decir que ordenan de manera adecuada
las relaciones de poder y autoridad, que son necesarias para el normal
desarrollo de la discusión crítica.
d. La carga de la prueba en la discusión crítica.-
En una discusión crítica podemos encontrarnos en situaciones como la
siguiente: “Ponente: Tú prueba esto (…) Antagonista: Tú refuta esto.”. Este
tipo de estancamiento puede bloquear la discusión, pues no siempre está del
todo claro a quien corresponde la carga de la prueba. El funcionamiento de
la carga de la prueba en la discusión crítica con dos disputantes es ejemplar
para todo tipo de diálogo. Pero conviene distinguir entre dos tipos de
discusión crítica. En la discusión crítica mixta, el ponente intenta probar “A”,
y el oponente intenta probar “¬A”; así que en ella ambos tienen que asumir
en principio la carga de la prueba. En la discusión crítica simple, en cambio,
el oponente no pretende demostrar “¬A”, sino dejar claro que el ponente no
ha llegado a demostrar “A”; por lo que en ella la carga de la prueba
corresponde en principio al ponente. Lo que no excluye que en algún
momento de la discusión el oponente desapruebe mediante cuestionamiento
crítico alguna afirmación, y tenga localmente la carga de la prueba.
La investigación de la carga de la prueba tiene que conectar el nivel
global, es decir a quien corresponde en principio la obligación de demostrar
la conclusión final, con el nivel local, es decir a quien corresponde en un
momento determinado de la argumentación atender a un requerimiento de
prueba. En general, en una discusión crítica, tiene la carga de la prueba quien
hace una afirmación, si dicha afirmación viene cuestionada.
En la discusión crítica, además, la carga general de la prueba tiene que
ver con las reglas de ganar y perder. En un modelo procedimental exigente,
el diálogo se gana, si la tesis queda probada más allá de cualquier duda
razonable. En un modelo procedimental débil, el diálogo se gana, si la tesis
se prueba por preponderancia de la evidencia. Conviene recordar aquí que,
según Farley y Freeman, hay cinco niveles de fuerza probativa de un
argumento: indicio de evidencia, preponderancia de evidencia, validez
dialéctica, más allá de la duda razonable, más allá de toda duda.
En cualquier caso, como recuerda Douglas Walton, la solución es
reconocer que no existe un mecanismo que resuelva el problema de la carga
de la prueba, y se impone disponer de la posibilidad de abrir meta-discusiones
críticas en los momentos de congestión de la discusión, a fin de clarificar a
quién corresponde la obligación de demostrar en ese punto: “En algunos
casos, escribe Douglas Walton las disputas sobre la carga de la prueba o de
la refutación no pueden ser resueltas de manera automática. Es necesario
pasar a un meta-nivel dialógico en el que alguna tercera parte (un juez
imparcial) tiene que regular sobre qué parte tiene la carga de la prueba.”
e. La concepción pragma-dialéctica de las falacias.-
Van Eemeren interpreta las falacias como violaciones de reglas
pragmáticas de la discusión crítica. Nos detenemos en la panorámica de
falacias o violaciones de reglas de la discusión crítica, que ofrece aquel autor:
- Violación de la regla (1) por parte del ponente en la etapa de
confrontación: ad baculum, ad hominem (ad hominem 1 o ataque personal
directo y abusivo; ad hominem 2 o ataque personal directo y circunstancial;
ad hominem 3, o tu quoque, ad misericordiam)
a. En relación al punto de vista, se puede incurrir en esas falacias
prohibiendo puntos de vista o declarando sacrosantos o intocables
a algunos puntos de vista:
b. En relación al oponente, se puede incurrir en esas falacias, bien
presionando a la otra parte con sentimientos como temor,
compasión, Etc., o bien atacando a la otra parte, llamándola
estúpida, mala, no de fiar, etc. (recordando diferencias entre los
hechos y los dichos del ponente, indicando oscuras intenciones tras
sus palabras, etc.)

- Violación de la regla (2) por parte del ponente en la etapa de


apertura: desplazar la carga de la prueba, ad ignorantiam, etc.
a. Evitar la carga de la prueba, bien presentando puntos de vista como
evidentes, bien dando garantía personal de la corrección de los
argumentos, o bien inmunizando los puntos de vista frente a las
críticas.
b. Trasladando la carga de la prueba, bien obligando al antagonista en
una discusión crítica simple, a que demuestre la incorrección del
punto de vista, o bien obligando sólo al antagonista en una
discusión crítica mixta, a que demuestre su punto de vista.

- Violación de la regla (3) por el ponente o el antagonista en todas las


etapas de una discusión mixta: falacia del espantapájaros, etc.
a. Imputar puntos de vista ficticios a la otra parte, bien atribuyendo a
la otra parte puntos de vista ajenos, bien refiriéndose a puntos de
vista del grupo al que uno pertenece, bien creando un oponente
imaginario.
b. Distorsionar el punto de vista de la otra parte, bien
descontextualizando sus afirmaciones, bien simplificándolas
(ignorar matices o calificaciones), o bien exagerándolas
(absolutizarlas o generalizarlas)

- Violaciones de la regla (4) por el ponente en la etapa de


argumentación: ad populum 2, ignoratio elenchi, sofisma patético.
a. La argumentación no es relevante para el punto de vista que se
discute.
b. Defensa del punto de vista por medios no argumentativos, bien
jugando con las emociones de la audiencia, o bien alardeando de
las cualidades propias de alguien.

- Violación de la regla (5) por el ponente o por el antagonista en la


etapa de la argumentación:
a. Negando una premisa no expresada por el ponente.
b. Magnificando una premisa no expresada por el antagonista.

- Violaciones de la regla (6) por el ponente o por el antagonista en el


estadio de argumentación: cuestión múltiple, petitio principii, etc.
a. Falsa presentación de algo como un punto de partida común por
parte del ponente, lo que se puede hacer como sigue:

- Falsa presentación de una premisa como evidente.

- Envolver una proposición en una presuposición.

- Esconder una premisa en una premisa inexpresada

- Aportar argumentación que se suma a la misma cosa como el punto

de vista
b. Negar una premisa que representa un punto de partida común por
parte del antagonista, poniendo en duda un punto de partida
aceptado.

- Violaciones de la regla (7) por el ponente en la etapa de


argumentación: ad populum, ad verecundiam, ad consequentiam, falsa
analogía, falsa causa, de la generalización injustificada, de la pendiente
resbaladiza, etc.
a. Adoptar formas dialécticas falaces:
b. Aplicar de manera falaz formas dialécticas adecuadas.

- Violaciones de la regla (8) por el ponente en la etapa de la


argumentación: afirmación del consecuente, negación del antecedente,
composición, división, etc.
a. Confundir las condiciones necesarias y suficientes, bien aplicando
la condición necesaria como si fuera una condición suficiente, bien
aplicando la condición suficiente como si fuera una condición
necesaria.
b. Confundir las propiedades de las partes y del todo del siguiente
modo:

- Las propiedades relativas o que dependen de la estructura del todo

se atribuyen a las partes.

- Las propiedades que dependen de la estructura de las partes se

atribuyen al todo.

- Violaciones de la regla (9) por el ponente o por el antagonista en la


etapa de conclusión: ad ignorantiam.
a. El ponente convierte en absoluto el éxito de su argumentación,
concluyendo que el punto de vista es verdadero por el hecho de que
ha sido defendido con éxito.
b. El antagonista convierte en absoluto el éxito de su
crítica, concluyendo que su punto de vista es verdadero por el
hecho de que el punto de vista opuesto no ha sido defendido con
éxito.

- Violaciones de la regla (10) por el ponente y por el antagonista en


todas las etapas de la argumentación: ambigüedad.
a. Tomar ventaja indebida de la oscuridad:

- Usar ambigüedad estructural


- Usar implícitos.

- Usar términos vagos.

- Usar términos insólitos.

- Usar generalidades.

b. Tomar ventaja indebida de la ambigüedad

- Usar ambigüedad referencial.

- Usar ambigüedad sintáctica.

- Usar ambigüedad semántica.

II. Consideraciones argumentativas:


3 Análisis y evaluación de textos argumentativos:
a. Elementos del análisis y evaluación de argumentos (Repaso).
b. Indicadores argumentativos
c. Procedimiento para comprobar la relevancia de un argumento.
d. Reconstrucción y evaluación de argumentos.
e. 1. Plantilla de evaluación de textos argumentativos.
e. 2. Plantilla de evaluación de discusiones críticas.
b. Los indicadores argumentativos.-
El lenguaje dispone de una serie de partículas, que son por lo general
conjunciones, preposiciones, o giros idiomáticos específicos, mediante las
cuales se introducen las categorías o elementos de un discurso
argumentativo. Esas partículas introductorias marcan e indican la función
argumentativa de las categorías que introducen, por lo cual son referentes
de enorme utilidad en el análisis y la evaluación de textos argumentativos.
No hay que perder de vista, sin embargo, que son meros indicadores, es
decir, que un elemento argumentativo correspondiente cumple su función
argumentativa, aunque no aparezca de manera explícita su indicador. Son
dos las tareas fundamentales, en efecto, que los indicadores argumentativos
le pueden facilitan al análisis:
i. Identificar la función argumentativa de un segmento lingüístico del
texto analizado.
ii. Valorar la fuerza de un texto argumentativo, pues de las categorías
o elementos argumentativos, que marcan e indican, depende la mayor o
menor fuerza argumentativa del texto evaluado.
Lo Cascio ha tipificado estos indicadores argumentativos en correlación
con las categorías o elementos argumentativos cuya función marcan e
indican:
a. Los preparadores, los cuales marcan de indican a los elementos que
introducen de manera general una argumentación: "ahora me explico", "el
razonamiento es éste", " ahora te demuestro por qué", etc.

b. Los justificadores, los cuales marcan e indican a las premisas de un


argumento: "puesto que", "porque", "de hecho", "en efecto", "dado que", "ya
que", "ya que es cierto que", "también porque", "considerando que",
"partiendo del hecho de que", "y la prueba es que", "eso es porque", uso del
gerundio, etc.

c. Los consecutivos, los cuales marcan e indican a la tesis o conclusión de


un argumento: "por consiguiente", "así pues", "por tanto", "he aquí que",
"por eso", "de ahí se sigue que", "luego", "por lo cual", "por ello", etc.

d. Los generalizadores, los cuales marcan e indican alguna regla general de


un argumento: "a partir de", "dado que", "y eso porque", "dice que", etc.

e. Los moduladores, los cuales marcan e indican la modalidad de las


premisas o de la conclusión de un argumento: "quizá", "probablemente", "es
probable que", "necesariamente", "ciertamente", "el verbo poder +
infinitivo", "deber + infinitivo", etc.

f. Los garantes, los cuales marcan e indican la fuente o autoridad de una


premisa: "como dice", "a juicio de", "según", etc.

g. Los exceptuadores, los cuales marcan e indican una reserva o una


condición excepcional de un argumento: "a menos que", "a no ser que",
"salvo que", "excepto si", etc.

h. Los reforzadores, los cuales marcan e indican un refuerzo de un


argumento: "sin contar con que", "si se tiene en cuenta que", "observemos
que", "no obstante", "a pesar de que", si bien", "aunque", etc.
i. Los alternadores, los cuales marcan e indican una contra-opinión o un
contra-argumento de la argumentación: "sin embargo", "no obstante", "a
pesar de que", etc.

j. Los condicionadores, los cuales marcan e indican la dependencia, que


mantiene la conclusión de una hipótesis o de un enunciado probable, respecto
de la verdad de dicha hipótesis o enunciado: "de ser así", "en el caso de que",
"si acontece que", etc.

Hay elementos argumentativos que no aparecen en todas las


argumentaciones, como el modulador, el garante, el reforzador, el
exceptuador”, o el alternador.
En los ejemplos siguientes, el refuerzo se indica con el indicador
“aunque”: “Pienso que el vendrá, aunque está enfermo, porque te quiere”;
“Aunque está enfermo, pienso que vendrá, porque te quiere”; “Pienso que
vendrá, porque te quiere, aunque está enfermo”. La categoría “aunque” es
un “reforzador”, que viene a refutar un posible contra-argumento.
Esa categoría refuerza la validez de la argumentación principal. La
distribución de esta categoría con respecto a las otras categorías
argumentativas -conclusión “C” y premisa “P”-, es libre. La estructura
argumentativa con un reforzador puede ser interpretada como sigue: “P1 
C1, aunque P2” (“P2 puede implicar ¬C1, pero no es suficientemente fuerte).
Los exceptuadores, presentan una opinión alternativa posible, sin
clarificar cuál es la opinión preferida. Esta categoría se expresa con
indicadores como “a menos que”. Así, el ejemplo siguiente: “la revolución
digital no tiene marcha atrás, a menos que una revolución nos ciegue con los
encantos del medio anterior”.
El exceptuador indica un elemento argumentativo independiente, pero
con cierta conexión con el elemento argumentativo que refuta.
Los alternadores representan una conclusión opuesta, que parece ser
más fuerte que la conclusión presentada anteriormente. Ofrecen una
conclusión o unas premisas que suponen una reconsideración de la conclusión
o de las premisas anteriores. Por lo cual, no puede preceder, sino que ha de
seguir a otras premisas o conclusiones previas, como en el ejemplo siguiente:
“no tiene dinero, pero creo que comprará un billete de clase negocios hasta
Roma.”
Estas tres categorías o elementos argumentativos pertenecen de
alguna manera a los contra-argumentos. Ellos ofrecen alguna alternativa al
argumento propuesto por la argumentación. Una alternativa podría ser
representada como sigue:
“P1  C1, no obstante P2” (P2  C2, y C2 C1)
“P1  C1, no obstante C2” (porque P2)
Hay textos que no muestran indicadores argumentativos en el nivel
superficial, pero hemos de considerar que el indicador está implícito,
pues mantiene la información necesaria para toda la cadena argumentativa.
Por otra parte, es un hecho que en una cadena argumentativa no todos los
indicadores pueden aparecer lexicalizados. La sucesión, combinación y
distribución de los indicadores argumentativos están sometidas a estrictas
reglas gramaticales y estilísticas, así como a restricciones derivadas de su
naturaleza y de su posición jerárquica. Estas reglas determinan en qué
posiciones puede aparecer un indicador, en qué condiciones no puede
aparecer, o en qué condiciones puede ir implícito.
No puede haber, por ejemplo, una cadena argumentativa donde un
modulador esté apartado del argumento que determina modalmente. El
argumento siguiente es incorrecto, porque no sitúa el modulador
“probablemente” en su lugar: “Juan no la mató. Probablemente es su
padre”.
Una cadena argumentativa puede estar mal formada por el mal uso de
indicadores argumentativos, o por el uso de demasiados indicadores
argumentativos. La elección del primer indicador argumentativo en una
estructura argumentativa, condiciona la elección de los otros.
Lo Cascio propone las siguientes reglas de lexicalización de indicadores
argumentativos:

(1) Sólo una de las categorías obligatorias en el nivel superficial, es decir


la premisa “P” o la conclusión “C”, pueden estar marcadas con indicadores
argumentativos. Este es un tipo de regla de alternancia léxica: “P,
entonces C”; “ya que P, C”.
(2) La categoría funcional “C” nunca admite un indicador argumentativo
lexicalizado, si este es empleado en un perfil del tipo “C - P”, es decir, si
ella inicia la estructura argumentativa, como en la forma, “Entonces C –
P”.

(3) Un indicador argumentativo que introduce la “C” puede ser admitido


sólo en la forma “P – C”, con la condición de que la “P” no haya sido ya
marcado con algún justificador. Así es aceptable “P1 y P2, luego C”, pero
no lo es, “porque P1 y P2, luego C”.

(4) Si una estructura tiene más de una premisa “P”, y las “P1, P2, (…),
Pn” van a ser marcadas por algún indicador argumentativo, entonces al
menos la primera premisa “P1” tiene que ser marcada por el indicador
argumentativo. La lexicalización de los indicadores argumentativos de las
premisas discurre de izquierda a derecha para los lenguajes que discurren
en ese sentido: “C- ya que P1 y ya que P2”; “C – ya que P1 y (ya que) P2;
pero no es correcto, “C – P1 y ya que P2”.

(5) La regla de alternancia tiene que ser aplicada solo a las premisas “P”
y a la conclusión “C”. De hecho, otras categorías contenidas en la
argumentación pueden ser marcadas por un indicador, aunque aquellas
hayan sido ya marcados con su correspondiente indicador. Así puede
indicarse un reforzador cuando ya están indicados los justificadores:
“aunque Px, C – porque P1 y porque P2”; “C- aunque Px, porque P1 y P2”;
“ya que P - C – entonces C”; “P – entonces C – no obstante C”.

(6) Los elementos contra-argumentativos adjuntos, llevan generalmente


indicadores argumentativos visibles como exceptuadores, reforzadores y
alternadores.

Lo Cascio propone además una regla secuencial (g) y una regla de eliminación
(h):
(g) El primer indicador lexicalizado de la cadena argumentativa
determina la elección propia de otros indicadores. La estructuración
sintáctica, y la decisión sobre la estructura de un texto argumentativo
complejo, determinan la elección y el uso de los indicadores. El control es
cíclico y va de derecha a izquierda en los lenguajes escritos hacia la derecha.
(h) Es posible eliminar cada indicador argumentativo de categorías
obligatorias. En este caso, la reversa de la regla secuencial mantiene que la
eliminación tiene que ir de derecha a izquierda (en los lenguajes que se
escriben hacia la derecha) y es cíclica. Categorías adjuntas no permiten
generalmente la eliminación de indicadores funcionales.
c. Procedimiento para comprobar la relevancia de un argumento.-
Este método de relevancia consiste en la proyección de un argumento hasta
la conclusión principal de la argumentación, a fin de comprobar si conduce o
no conduce finalmente a ella, y en qué grado la afecta. Este método es
contextual, requiere conocer, no sólo las premisas y la conclusión del
argumento, sino también la conclusión principal de la argumentación de la
que éste forma parte. Requiere además información sobre lo que puede ser
aceptado como habiendo sido probado por el argumento que precede al
argumento evaluado. El esquema de este procedimiento puede ser
visualizado en el esquema siguiente:

Se considera relevante el argumento que forma parte efectiva de una


cadena argumentativa que conduce a la conclusión principal. Los programas
informáticos de diagramación de argumentos son una buena herramienta
para extrapolar argumentos y comprobar así gráficamente su relevancia en
la argumentación.
En líneas generales, podemos comprobar la relevancia de un
argumento por el método de extrapolación, sirviéndonos de un programa
informático de diagramado en el modo siguiente:
1. Se elabora el diagrama de toda la argumentación, representando
también las partes no expresadas, que operan de manera implícita en la
argumentación.

2. Se identifica la conclusión principal de la argumentación.

3. Se identifican las formas dialécticas de los argumentos que conectan


las premisas con las conclusiones de la cadena argumentativa, marcándolas
en el diagrama.

4. Se identifica la cadena argumentativa, que conduce desde el


argumento analizado hasta la conclusión principal de la argumentación. Si no
forma parte de ninguna cadena argumentativa que conduce a la conclusión
principal, entonces es irrelevante.

5. Se evalúan cada uno de los argumentos que componen esa cadena


argumentativa, controlando el grado de aceptabilidad de sus premisas y la
relevancia de las formas dialécticas aplicadas para inferir sus conclusiones.

6. Se comprueba si la aceptabilidad de la conclusión principal depende


de la presencia o ausencia del argumento evaluado, y en qué medida afectan
a aquélla los reajustes en el grado de aceptabilidad de las premisas de éste
y en la fuerza de su vínculo dialéctico. Si la ausencia del argumento no afecta
en nada a la aceptabilidad de la conclusión principal, el argumento es
irrelevante en la argumentación. En caso contrario, el argumento será
relevante, siendo su relevancia tanto mayor, cuanto más dependa la
aceptabilidad de la conclusión principal del grado de aceptabilidad de sus
premisas y de la fuerza de su vínculo dialéctico.
d. Reconstrucción y evaluación de procesos argumentativos.
El análisis y la evaluación sistemática de una argumentación
presuponen, a juicio de van Esmeren, su reconstrucción como si formara
parte de una discusión crítica. Para que esta reconstrucción esté justificada,
se ha de cumplir el criterio de reconstrucción siguiente:
“Una cierta parte del discurso o texto argumentativo, escribe van
Eemeren, ha de ser reconstruido como una contribución a una discusión
crítica, si de esta manera puede tener una función llena de sentido, quedando
su función en caso contrario sin aclarar. La función comunicativa que puede
ser atribuida entonces a las manifestaciones problemáticas, debe de ser
aquella que aporte más a la resolución de la diferencia de opinión. Tomar tal
decisión, basada en el trasfondo normativo del análisis pragmadialéctico, está
legitimado a nuestro juicio, si y sólo sí está completamente claro que las
reglas del uso del lenguaje, que están conectadas con el principio de
comunicación, y las condiciones ideales para actos de habla, no son
compatibles con ninguna otra reconstrucción alternativa, y el contexto del
evento lingüístico no ofrece ninguna clave más allá. Sólo entonces la premisa
dialéctica aporta una legitimación racional para desarrollar una
transformación que convierte lo que es empíricamente posible en lo que es
deseable normativamente por causa de su racionalidad”.

El propio van Eemeren propone las siguientes estrategias para la


reconstrucción de textos argumentativos:
a. Reconstrucción máximamente razonable, cuya premisa es el
imperativo siguiente: todo discurso o texto ha de orientarse a resolver una
diferencia de opinión, y todos los actos de habla realizados deben de ser
interpretados como contribuciones potenciales a la obtención de ese objetivo.
Esta estrategia puede servir de método para analizar las partes de un discurso
o texto cuyo estatus argumentativo no sea claro, adoptando como punto de
partida teórico la distribución de los actos de habla según el modelo ideal de
una discusión crítica.
Esta estrategia opera con los actos de habla en los varios estadios de
la discusión crítica. Por ejemplo, en el estadio argumentativo, esta estrategia
implica la estrategia de la interpretación máximamente argumentativa, según
la cual la fuerza comunicativa de la argumentación se atribuye a aquellos
actos de habla, que pueden tenerla, a menos de que se disponga de una clara
indicación de que sea incorrecto.
b. Interpretación máximamente argumentativa, no sólo se aplica a
actos de habla asertivos, sino también a actos de habla implícitos, que en
primera instancia parecen ser compromisos, directivas, expresivos, o
declarativos, pero que sólo cumplen una función con sentido dentro de la
discusión crítica, después de ser reconstruidos como parte de la
demostración. Se tiende a interpretar como elemento de la argumentación,
todo lo que parece tener ese sentido.
c. Análisis máximamente argumentativo, lleva a considerar una
estructura argumentativa como coordinada, no como subordinada, cuando no
es posible determinar a cuál de las dos estructuras responde un texto, porque
de esta manera hay garantía de que cada argumentación singular es
examinada según su propia fuerza argumentativa. Está estrategia también
es una consecuencia de la estrategia general de reconstrucción máximamente
razonable.

La reconstrucción analítica se desarrolla idealmente siguiendo las etapas


siguientes:
1. Eliminar las partes del discurso o texto que son irrelevantes para la
resolución de la diferencia de opinión en cuestión. Lo redundante o no
importante para el análisis sobra.
2. Añadir las partes relevantes que están implícitas en el discurso o
texto. Explicitar la fuerza comunicativa de puntos de vista y argumentos,
también las premisas implícitas. Se hace explícito todo lo implícito (en lo
indirecto, elíptico, presupuesto, etc.) que es relevante en el análisis.
3. Sustitución o remplazar las formulaciones ambiguas o
innecesariamente vagas por otras más claras, así que todo lo relevante en la
argumentación está incluido de manera inequívoca. Se busca reconstruir el
orden apropiado de presentación.
4. Permutación, que requiere que las partes de la argumentación sean
reordenadas donde sea necesario de tal manera que aporten mejor su
relevancia en el proceso de resolución. Buscar una formulación precisa e
inequívoca de los elementos relevantes.

Van Eemeren ofrece como base de la evaluación crítica de una


argumentación una panorámica analítica, que contiene todos los elementos
relevantes en la resolución de una diferencia de opinión. Esta panorámica
analítica ha de clarificar la naturaleza de la diferencia de opinión (simple no
mezclada, compleja no mezclada, simple mezclada, compleja mezclada), la
distribución de los roles en las partes (ponente, oponente), la elección del
punto de partida (premisas, reglas de discusión, etc.), los medios mediante
los cuales se defienden los puntos de vista de las partes (razones explícitas,
razones implícitas, premisas explícitas, premisas implícitas), la estructura
argumentativa de cada una de las partes (simple, compleja, subordinada,
coordinada), y las formas dialécticas que conectan las premisas con las
conclusiones de los argumentos (causal, final, analógica, etc.). Es decir, que
los elementos relevantes en la resolución de una diferencia de opinión, y que
han de ser tenidos en cuenta en la evaluación crítica de una argumentación,
son los siguientes:
1. Los puntos de vista adoptados en la diferencia de opinión.
2. Los roles adoptados por las partes en la discusión para la diferencia.
3. El punto de partida desde el que inician las partes diferentes.
4. Los argumentos que las partes adelantan explícita o implícitamente
en defensa de sus puntos de vista.
5. La estructura de la argumentación que es desarrollada por cada una
de las partes.
6. Los esquemas argumentativos que son usados en los diversos
argumentos individuales.
e. 1. Plantilla de evaluación de textos argumentativos:

EVALUACIÓN DE TEXTOS
ARGUMENTATIVOS

Descomposición en enunciados E1, E2, (…), En

¿Cuál es la conclusión de la
argumentación?

¿De qué argumentos se


compone la argumentación? Argumento 1: <Nombre,
Premisa, Conclusión>.
Argumento 2: <Nombre,
Premisa, Conclusión>.
………
Argumento n: <Nombre,
Premisa, Conclusión>.
Relevancia del vínculo Argumento 1: <Relevancia del
argumentativo y aceptabilidad argumento, aceptabilidad de las
de las premisas premisas>.
Argumento 2: <Relevancia del
argumento, aceptabilidad de las
premisas>.
………
Argumento n: <Relevancia del
argumento, aceptabilidad de las
premisas>.

Indicadores argumentativos Indicador 1:<Nombre, función>


Indicador 2: <Nombre, función>
…………………
Indicador n: :<Nombre,
función>

Definición de la Audiencia Identificador: <Nombre, tipo>.


Hechos: creencias que tiene una
audiencia sobre el mundo.
Verdades: axiomas, verdades
dadas e incuestionables.
Presunciones: creencias
mantenidas sobre la base de
razonamiento presuntivo, y que
pueden ser contra-argumentadas y
derrotadas.
Valores: Que representan los
deseos y preferencias de una
audiencia.
Jerarquías: Órdenes entre
valores.
Intereses económicos:

Suficiencia de la estructura ¿Son bastantes los


argumentativa argumentos relevantes que
contiene la estructura
argumentativa para persuadir
al auditorio al que se dirige?
-Corresponde a sus hechos,
verdades, y jerarquías de valores.
- Responde a sus objeciones
previsibles.
- No contradice sus intereses
económicos, o, si lo hace,
presenta alternativas
satisfactorias.
e.2. Plantilla de evaluación de discusiones críticas

ANÁLISIS Y EVALUACIÓN DE
DISCUSIONES CRÍTICAS

Fase de confrontación ¿Cuál es el objeto de la discusión?


-------------------------------------
-------------
Fase de apertura Definición de Papeles:
<Ponente, oponente>.
<Ponente A, ponente B>.
Obligaciones del proponente:
- Hechos, verdades, presunciones,
valores, jerarquías.
- Reglas procedimentales, reglas
actitudinales, reglas contextuales.
Obligaciones del oponente:
- Hechos, verdades, presunciones,
valores, jerarquías.
- Reglas procedimentales, reglas
actitudinales, reglas contextuales.

Fase de argumentación - La estructura argumentativa del


ponente y las obligaciones de la
discusión.
- La estructura argumentativa del
oponente y las obligaciones de la
discusión.
- Reconstrucción de la estructura
de la discusión crítica.

Fase de conclusión - Cumplimiento de las obligaciones


de la fase de conclusión por parte
del ponente.
- Cumplimiento de las obligaciones
de la fase de conclusión por parte
del oponente.

Elementos de la evaluación de -Los puntos de vista adoptados en la


la discusión crítica diferencia de opinión.
-Los roles adoptados por las partes
en la discusión para la diferencia.
-El punto de partida desde el que
inician las partes diferentes.
-Los argumentos que las partes
adelantan explícita o implícitamente
en defensa de sus puntos de vista.
-La estructura de la argumentación
que es desarrollada por cada una de
las partes.
-Los esquemas argumentativos que
son usados en los diversos
argumentos individuales.

I. Consideraciones argumentativas:
4. La diagramación de las argumentaciones.
A. Demostración del programa de diagramado Athena.
B. Demostración del programa de diagramado Rationale.
4. La diagramación de las argumentaciones.
La diagramación de argumentos tendrá que disponer de cajas, de
líneas y de flechas de distintas formas, tamaños y colores, que permitan
poner de manifiesto a golpe de vista, por un lado la aceptabilidad de las
premisas, y el tipo de esquema argumentativo y su relevancia, y, por otros,
las relaciones de vinculación, convergencia, subordinación y oposición de los
argumentos y contra-argumentos entre sí. También tienen que ser visibles
de manera diferenciada los componentes explícitos de la estructura
argumentativa, y los elementos implícitos de la misma, que puso de
manifiesto el análisis reconstructivo.
Esta condición de la diagramación de argumentos, unida a la condición
didáctica de simplicidad y amenidad del interfaz, se hará efectiva y será
determinante a la hora de hacer la selección definitiva de la herramienta
informática para la visualización de argumentos. Nosotros proponemos
utilizar en primero de Bachiller el programa Athena o el programa Rationale.
A. Demostración del programa de diagramado Athena.
Para ver una guía simple para empezar, haga clic sobre el cuadro
“Introducción a Athena”, y se pondrá en marcha la demostración Power Point:
B. Demostración del programa Rationale.
Para ver una guía simple para empezar, haga clic sobre el cuadro
“Introducción a Rationale”, y se pondrá en marcha la demostración Power
Point:

II. La práctica de discusión crítica:


A. El procedimiento.
B. Los temas:
a. Democracia y partidos políticos en España
b. Democracia y medios de comunicación en España.
c. Globalización y desarrollo sostenible.
II. A. 1. El procedimiento de la discusión crítica
La actividad propuesta es una discusión crítica por grupos. Para
desarrollar esta actividad, la clase se dividirá en grupos de cuatro alumnos,
cada uno de los cuales investigará el tema, utilizando la información y el
conocimiento accesible en los medios de comunicación, de manera especial
en Internet. El profesor será el moderador de la discusión. La actividad se
desarrollará en cuatro fases: 1ª Recogida y primera lectura de documentos;
2ª Primer cambio de impresiones sobre los documentos, toma de posición de
los grupos en el debate; 3ª Reglamentación del debate, y preparación del
mismo: selección y organización de argumentos. 4ª Defensa de la posición
en el debate.
Este ejercicio de debate se desarrollará en cuatro fases, y dispondrá
de seis horas lectivas:

Primera fase: Documentación en el tema.


. Tiempo disponible: dos horas lectivas, y el tiempo necesario en casa.
. Objetivo de la fase: búsqueda de documentos relevantes sobre el
tema, primera lectura y selección de los mismos. Los documentos elegidos,
se imprimen en papel.
. Dinámica de grupo: Se forman grupos de cuatro alumnos por su
inclinación inicial en el tema, o por afinidad. Los miembros del grupo se
reparten las fuentes de búsqueda de información y conocimiento, y se
encargan de poner a disposición del grupo los documentos relevantes, que se
encuentran en ellas.
. Fuentes en Internet: El profesor presenta a los alumnos una selección
de lugares de Internet, y otras fuentes sobre el tema.
Segunda fase: Posicionamiento de los grupos.
. Tiempo disponible: una hora lectiva, y el tiempo necesario en casa.
. Objetivo de la fase: Primer intercambio de impresiones, y toma de
posición de los grupos en el tema. La toma de decisión es de los individuos,
no del grupo; pero la opinión que se imponga en el grupo será adoptada por
sus integrantes.
. Dinámica de grupo: Los miembros hablan sobre los documentos
leídos, y desarrollan una primera toma de contacto con los argumentos
decisivos en el tema. Si todos los miembros del grupo defienden una posición
asimilable, el grupo se mantiene. En caso contrario, ese grupo se
reestructura.
Tercera fase: Reglamentación de la discusión
. Tiempo disponible: una hora lectiva.
. Objetivo de la fase: Fijar la agenda de la discusión, así como de los
principales presupuestos sustantivos.
. Dinámica de grupo: El profesor presentará a los grupos un documento
que contenga la agenda del debate con los aspectos del tema que se
discutirán, el orden de su discusión, los presupuestos sustantivos de la
misma, y las reglas “de tipo de intervención”, “de turno de intervención” y
“de ganar y perder”. Una posible reglamentación del turno de intervención,
podría ser la siguiente:
- Cada representante dispondrá de 3 minutos para leer un breve
manifiesto del grupo sobre el tema, en el que se expondrán los principales
argumentos y la definición de la posición defendida. El orden de esta
intervención inicial se convendrá, o se establecerá por sorteo.
- Se abrirá un turno de intervenciones, en el que no dispondrán de más
de dos minutos de duración.
- El número de intervenciones será equilibrado. El moderador procurará
que todos los portavoces intervengan de manera equivalente. Se respetará
el turno de réplica, en caso de alusión, pero sólo una vez.
- El moderador cerrará el debate abriendo un último turno de palabra,
en el que cada representante dispondrá de un minuto para concluir su
intervención. Este turno conclusivo seguirá un orden inverso, al que se siguió
en las intervenciones de apertura.
- Se establecerá oficialmente al representante ganador del debate, y el
procedimiento será la votación secreta de todos los alumnos de la clase. El
voto será cualitativo, es decir el voto ha de estar basado en una evaluación
de la argumentación.
Los grupos estudiarán la agenda del debate propuesta por el profesor,
e introducirán las modificaciones que consideren oportunas.
Los representantes de los grupos se reúnen con el moderador, el
profesor, para consensuar finalmente la agenda de la discusión.
Cuarta fase: Preparación de la discusión.
. Tiempo disponible: una hora lectiva, y el tiempo necesario en casa.
. Objetivo de la fase: La selección y organización de los argumentos en
el grupo, conforme a la agenda de la discusión.
. Dinámica de grupo: Se procede a la preparación de los argumentos
para el diálogo. Además cada grupo elegirá a los candidatos, que
representarán al grupo en el debate. Los miembros ponen los argumentos
elegidos en fichas, y ordenan estas con alguna estructura, que refleje su
importancia, y permita acceder a ellos con rapidez y eficacia durante la
discusión. El orden de los argumentos se adecuará a la agenda de la
discusión. El grupo redactará un breve manifiesto sobre el tema (que se
pueda leer en 3 o 4 minutos), en el que se expone la posición adoptada,
justificada mediante los principales argumentos elegidos.
Quinta fase: Práctica de la discusión.
. Tiempo disponible: una hora lectiva.
. Objetivo de la fase: Clarificar o resolver la cuestión planteada en la
discusión.
. Dinámica de grupo: Los portavoces de los distintos grupos, apoyados
por otro miembro del grupo, se sentarán en la mesa de debate moderada por
el profesor, y procederán a debatir según la agenda establecida. Al final,
todos los alumnos de la clase eligen por votación el punto de vista que mejor
resuelve la cuestión planteada.

Valoración del proceso


El profesor valorará la actividad teniendo en cuenta:
a. El modo de trabajar de los grupos en las distintas fases de la
actividad.
b. El documento elaborado por cada grupo, que contiene: La selección
de documentos; las fichas con los argumentos y su organización; el
manifiesto elaborado por el grupo.
c. La intervención del representante en la discusión.
d. La riqueza argumentativa de la discusión.
e. El voto cualificado de cada uno de los alumnos.
e. Haber representado el punto de vista ganador de la discusión.
2. Temas para la práctica de la discusión crítica.
Los temas serán objeto de discusión teniendo en cuenta algunas
cuestiones de fondo, o bien se discutirá algún aspecto de los mismos, que
esté de actualidad en los medios de comunicación social. El planteamiento
del tema será consensuado con los alumnos, buscando la máxima implicación
de los mismos en la discusión. Los temas de discusión serán los siguientes:
1º Democracia y partidos políticos en España.
Cuestiones a discutir:
. ¿Qué partidos políticos dan cauce al pluralismo político en España? ¿Qué
políticas representan los principales partidos políticos españoles? ¿Cabe diferenciar
entre partidos nacionales y partidos nacionalistas?
. ¿Hasta que punto la política es cosa de los partidos políticos en España? ¿Se
puede afirmar que nuestra democracia es una partitocracia?
. ¿Es el funcionamiento de nuestra ley electoral compatible con el desarrollo de
nuestra democracia?
. ¿Es nuestro sistema de partidos propio de un buen sistema democrático? ¿Es
el mejor de los sistemas posibles? ¿Habría que introducir cambios? ¿Qué cambios
necesitaría, a tu juicio, nuestro sistema de partidos?
2º. Democracia y medios de comunicación en España.
Cuestiones a discutir:
. ¿Qué grupos controlan los medios de comunicación en España? ¿Qué medios
de comunicación influyen más en la formación de las corrientes de opinión pública en
España? ¿Qué orientación política representan esos medios?
. ¿Son independientes los medios de comunicación en España? ¿Hay un control
político de los medios en España, que sea incompatible con la libre circulación de la
información? ¿Los medios de comunicación españoles garantizan la información de la
ciudadanía y la transparencia del sistema democrático?
3º. Globalización y desarrollo sostenible.
Cuestiones a discutir:
. ¿Qué se entiende por globalización? ¿Qué características definen ese proceso
mundial? ¿Qué instituciones lo moderan? ¿Qué consecuencias económicas se derivan
del mismo?
. ¿Qué se entiende por desarrollo sostenible? ¿Qué programas de desarrollo
sostenible podrían ser efectivamente aplicables en España?
. ¿Es compatible la globalización económica con el desarrollo sostenible? ¿Qué
instituciones tendrían que intervenir para que el desarrollo sostenible tuviera lugar
en un mundo global? ¿Qué medidas se han de adoptar en ese sentido? ¿Cómo pueden
contribuir los ciudadanos al desarrollo de los programas de desarrollo sostenible?
EJERCICIOS DE LA UNIDAD DIDÁCTICA
1. Ejercicios de consideraciones epistemológicas.
2. Ejercicios de definiciones persuasivas.
3. Ejercicios de tipos de argumentos.
4. Ejercicios de falacias.
5. Ejercicios de composición de textos argumentativos.
6. Ejercicios de práctica de la discusión crítica.
7. Ejercicios de análisis y evaluación de textos argumentativos.
8. Ejercicios de contraposición de argumentos.

1. EJERCICIOS DE CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS

1. Demuestra que sabes distinguir entre deducir y argumentar,


respondiendo a las siguientes cuestiones:

1.1 Luis considera, que sólo son lógicos, los razonamientos deductivos,
mientras que el resto de los argumentos son persuasivos, y crean cierta
ilusión de certeza, pero, en realidad, no proceden con lógica. ¿Qué
opinas tú al respecto?

1.2. Identifica algunas cuestiones, que no se dejen resolver de manera


deductiva, sino de manera argumentativa.

1.3. Identifica algunas cuestiones, que se dejen resolver de manera


deductiva.

1.4. La inferencia deductiva es apodíctica y definitiva, y la inferencia


argumentativa es convincente, falible y revisable a la luz de nueva
evidencia: ¿Explica y contrasta estas diferentes propiedades de la
inferencia deductiva y de la inferencia argumentativa?

1.5 El procedimiento deductivo es analítico y el argumentativo es


holístico, dialéctico y retórico. ¿Explica el carácter de estos
procedimientos y distingue en base a ellos la inferencia deductiva y la
argumentativa.

1.6. ¿Explica y diferencia el contexto de al inferencia argumentativa y de


la inferencia deductiva?
1.7. ¿Establecen los distintos procedimientos, campos y cuestiones
argumentativas distintas modalidades de inferencia argumentativa? ¿Por
qué?

RESPUESTAS
1. RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS DE CONSIDERACIONES
EPISTEMOLÓGICAS

R1. Demuestra que sabes distinguir entre deducir y argumentar,


respondiendo a las siguientes cuestiones:

R11. Hay cuestiones, en las que no se puede proceder de manera deductiva, y


en las que proceder de manera lógica significa proceder de manera
argumentativa. Este es el caso en muchos temas morales y políticos, pero
también lo ha sido en muchos momentos de la historia de la ciencia, en los que
se ha argumentado a la hora de optar entre varias alternativas teóricas
pensables.

R12. La eutanasia, el derecho de adopción de las parejas homosexuales, la


conveniencia de intervenir en el mercado de la vivienda, la existencia de un
motor inmóvil en la física de Aristóteles, la existencia de la fuerza de gravedad
en la física de Newton, la inconmensurabilidad de los conceptos de espacio y
tiempo en la física de Aristóteles y en la física de Newton, etc. Ninguna de estas
cuestiones se resuelve mediante una deducción, sino que se discute con
procedimientos argumentativos.

R13. Si todo leninista es marxista, y todo comunista que no sea estalinista o es


leninista o es trotskista. Si, por otra parte, no hay ningún estalinista o trotskista,
que no sea marxista. Si, en fin, existen comunistas, ¿habrá también marxistas?
La existencia de Dios, según los partidarios del argumento ontológico (S.
Anselmo, S. Buenaventura, Descartes, Leibniz, por citar a algunos), pues Dios
existe de manera necesaria por su misma esencia. Son muchos los que niegan
la viabilidad de argumentos deductivos de la existencia de Dios.
A juicio de los neopositivistas lógicos, las teorías científicas, que son las únicas
fuentes de conocimiento objetivo, se ganan desde la experiencia, pero tienen
una estructura deductiva, y permiten predecir fenómenos de manera deductiva.
Los neopostivistas creyeron poder realizar el ideal deductivo de la ciencia.
El problema de resolver un sistema de ecuaciones, para conocer los valores de
sus variables, se resuelve de manera deductiva. También se procede
deductivamente en predicciones científicas, como por ejemplo, ¿Cuánto tiempo
tardará un satélite, que viaja a una velocidad “x” en dirección a Marte, que está
a una distancia “y” de aquel, en entrar en el campo gravitatorio de dicho planeta?

R14. La inferencia deductiva es apodíctica y definitiva, y la inferencia


argumentativa es persuasiva, falible y revisable a la luz de nueva evidencia:
¿Explica y contrasta estas diferentes propiedades de la inferencia deductiva y de
la inferencia argumentativa?

R15 El procedimiento deductivo es analítica y el argumentativo es holístico,


dialéctico y retórico. ¿Explica el carácter de estos procedimientos y distingue en
base a ellos la inferencia deductiva y la argumentativa.

R16. ¿Explica y diferencia el contexto de al inferencia argumentativa y de la


inferencia deductiva?

R17. ¿Establecen los distintos procedimientos, campos y cuestiones


argumentativas distintas modalidades de inferencia argumentativa?

2. EJERCICIOS DE DEFINICIONES PERSUASIVAS

2. Las definiciones persuasivas.

21. Aporta definiciones persuasivas contrapuestas [es decir, con sentido


argumentativo contrario] de los siguientes términos: eutanasia, aborto,
democracia, político, ejército, inmigración.
22 Compara esas definiciones persuasivas de los términos anteriores con
las definiciones léxicas de esos mismos términos, que puedes encontrar
en el diccionario de la lengua española de la RAE.

23. Explica con tus palabras, por qué las definiciones persuasivas tienen
fuerza argumentativa.

24. Identifica la definición persuasiva, que se encuentra en el texto


siguiente: “(…) Uno de los hechos menos conocidos del sistema de
sanidad de EE.UU. es el enorme peso de los costes burocráticos y
administrativos: según un reciente artículo aparecido en el New England
Journal of Medicine, estos costes suponen el 31% del total, porcentaje
que duplica al de Canadá, y aún tiene mayor diferencia con los sistemas
europeos. En términos absolutos, la cifra es enorme. Es probable que
aquí se encuentre, paradójicamente, la explicación del éxito que tienen
los que se oponen a la reforma. La sanidad es una fenomenal fuente de
rentas para muchos agentes, que participan en el sistema de gestión de
las aseguradoras privadas, y en su interacción con la administración y
con los hospitales.”
Germá Bel, Sanidad en Estados Unidos: ¿Reforma a la vista?.

RESPUESTAS
2. RESPUESTAS DE LOS EJERCICIOS DE DEFINICIONES PERSUASIVAS.

R2. Las definiciones persuasivas:

R21. Eutanasia “muerte digna versus deserción de la vida”, aborto


“derecho de la mujer versus asesinato de un inocente”, democracia
“sistema de libertades versus partitocracia encubierta”, político “servidor
de los ciudadanos versus lacayo del capital”, ejército “defensor de la
patria versus instrumento de la dominación burguesa”, inmigración
“inyección de sangre nueva versus pesada carga de miseria”.

R22 Compara esas definiciones persuasivas de los términos anteriores


con las definiciones léxicas de esos mismos términos, que puedes
encontrar en el diccionario de la lengua española de la RAE.

R23. Explica con tus palabras, por qué las definiciones persuasivas
tienen fuerza argumentativa: Las definiciones persuasivas actúan como
argumentos, porque no muestran las cosas como son, sino revestidas
de la forma persuasiva adecuada a la conclusión defendida.
R24. Identifica la definición persuasiva, que se encuentra en el texto
siguiente: “(…) Uno de los hechos menos conocidos del sistema de
sanidad de EE.UU. es el enorme peso de los costes burocráticos y
administrativos: según un reciente artículo aparecido en el New England
Journal of Medicine, estos costes suponen el 31% del total, porcentaje
que duplica al de Canadá, y aún tiene mayor diferencia con los sistemas
europeos. En términos absolutos, la cifra es enorme. Es probable que
aquí se encuentre, paradójicamente, la explicación del éxito que tienen
los que se oponen a la reforma. La sanidad es una fenomenal fuente de
rentas para muchos agentes, que participan en el sistema de gestión de
las aseguradoras privadas, y en su interacción con la administración y
con los hospitales.”
Germá Bel, Sanidad en Estados Unidos: ¿Reforma a la vista?.

3. EJERCICIOS DE TIPOS DE ARGUMENTOS.

3.1. Ejercicios de identificación de formas de inferencia


3.2. Ejercicios de ejemplificación de formas de inferencia
3.1. ¿Cuál es la forma de inferencia de los siguientes argumentos?

3.11. “Conviene no perder de vista que el aborto es una cirugía, y aunque es


legal, conlleva serios riesgos emocionales y mentales para muchas mujeres.
Además, muchas mujeres sufren complicaciones después del aborto tales como,
daño en los músculos de la cerviz, y en las paredes del útero, que luego pueden
causar cicatrices, futuras pérdidas, o embarazos ectópicos. En los Estados donde
se ha abierto paso la decisión a favor del aborto, en 1973, cientos de mujeres
han muerto a causa de lo que los grupos partidarios del aborto insisten en llamar
"abortos legales y sin peligro".

3.12. “Algunas personas sostienen que los negros y los hispanos


estadounidenses son condenados a muerte en mayor proporción que los
blancos. De esta premisa deducen que la pena de muerte es racista, produce
injusticia, y, por tanto, debe ser abolida.”

3.13. “De igual modo, los defensores de la pena capital, que no desean que
se les asocie con la desacreditada máxima del «ojo por ojo», caen en la
tentación de justificarla en virtud de un supuesto efecto disuasorio.
Desgraciadamente para ellos, tal efecto disuasorio no parece haber sido
corroborado de manera concluyente por la ciencia estadística. Si comparamos
el número de asesinatos cometidos en estados norteamericanos donde existe
pena de muerte con el mismo dato en estados donde no existe o no se aplica,
no hallaremos diferencias significativas. O influyen demasiados factores para
que la disuasión sea efectiva, o la posibilidad de acabar ante el verdugo
preocupa poco a los asesinos en el momento de cometer su crimen.”

3.14. “Pero lo peor de esta mentalidad es la concepción errada de la persona


humana, que está a la base de la misma. En efecto, si yo digo, que es lícito matar
a alguien, ayudarlo a que se mate, o matarme a mí mismo, porque está (o estoy)
sufriendo, o porque su (o mi) vida "carece de la calidad o sentido suficiente",
entonces yo estoy diciendo, que la vida humana y, en último término, la persona
humana tiene un valor extrínseco y relativo, es decir, condicionado por la
posesión de ciertas cualidades o ventajas. Estoy diciendo que la persona humana
carece de una dignidad y un valor intrínseco y absoluto, es decir, que no vale por
el mero hecho de ser persona, sino a condición de que posea ciertas cualidades
(de salud, etc.), que la sociedad considera necesarias, para que merezca seguir
viviendo.”

3.15. Esa forma de pensar, además de inhumana y equivocada, es


extremadamente peligrosa, ya que conlleva a un declive resbaloso e interminable
de muerte. En efecto, los promotores de la eutanasia y del suicidio asistido
comenzaron con retirarle el agua y los alimentos a los pacientes comatosos, luego
promovieron la falsa "solución" de darle una inyección letal con el consentimiento
de sus familiares, ahora en Holanda están matando a los pacientes terminales y
a los ancianitos aún sin su consentimiento, luego continuarán eliminando aún a
aquellos que no son pacientes terminales ni pacientes graves ni ancianos. El
"control de calidad" no tendrá fin.

3.16. Si basamos la legalización de la eutanasia, en el hecho de que vivimos en


sociedades pluralistas, donde el Estado acepta la capacidad de los ciudadanos,
para decidir lo bueno y lo malo, sin que ninguna otra instancia superior pueda
sustituirlo en esta íntima decisión, no veo cómo penalizaremos el canibalismo,
cuando la víctima ha dado su libre consentimiento al caníbal. Cuando, tal vez,
ambos están en realidad reclamando atención sicológica.

3.17. El informe objeto de la votación duda de que la ley que quiere aprobar el
Gobierno de España, por la que se permitirían los matrimonios entre
homosexuales -y también la adopción- sea constitucional porque defiende que el
matrimonio "o es heterosexual o no lo es". Ahora el informe presentado por el
ponente José Luis Requero, que también considera inconstitucional la adopción
por parte de las parejas homosexuales, será sometido a la votación del pleno del
CGPJ el 26 de enero. "Yo con los mismo argumentos que se dan me quedo sin
argumentos para decir por qué no se pueden casar dos hermanos, o porque un
hombre no se puede casar un hombre con muchas mujeres", dijo Requero a los
periodistas. "Si al fin y al cabo todo depende de la demanda social y de que haya
cariño, a partir de ahí cada uno puede poner el modelo matrimonial que crea
oportuno", añadió.

3.18. “Estamos ante una cuestión que reclama sensibilidad y respeto por todos y
para todos. Derecho y sociedad deben ir de la mano, por ello, no debemos negar
jurídicamente lo que la realidad social ha impuesto, la aceptación de las
convivencias de personas del mismo sexo y la necesidad de otorgarles plenos
derechos jurídicos. Eso pretende la Ley, esas uniones son, también, matrimonio.”

3.19. “De la misma manera que las agresiones contra el medio ambiente
producidas por nuestros sistemas tecnológicos, están produciendo terribles
catástrofes naturales, la agresión continuada contra nuestro sistema nervioso y
contra nuestro psiquismo, producida por el consumo indiscriminado de alcohol y
de drogas de diseño, en las largas noches de locura discotequera, terminará por
hacernos padecer dramáticos desequilibrios nerviosos y mentales, incluso puede
llegar a costarnos la vida.”

3.110. “Este equipo tiene la delantera más efectiva que existe. Es el equipo más
goleador de la mejor liga del mundo.”

3.111. “No puedes abandonar Segundo de Bachiller, sin aprobar las dos
asignaturas, que te quedan. Tienes que estudiarlas y hacer todo lo que esté en
tu mano para aprobarlas. Llevas tres años con el bachiller, no puedes tirar ahora
por la borda todo ese tiempo y esfuerzo.”

3.112. “Siempre has dicho que querías ser médico. Tienes que hacer el
bachillerato de Ciencias de la Naturaleza y de la Salud.”

3.113. “Está con Luisa. Pues no está en casa, ni con los amigos, ni en el club.”

RESPUESTAS
3.2. Poner ejemplos de las siguientes formas de inferencia

3.21. Repasa la explicación de las siguientes formas de inferencia, y pon dos


ejemplos de cada una de ellas: Dilema; reducción al absurdo; de la
incompatibilidad; de la reciprocidad; de la doble jerarquía; de analogía; De la
división; del peso de las cosas; del despilfarro, de la pendiente resbaladiza.

3.22. Repasa las formas de inferencia o esquemas de argumentos que estudia


Garcia Damborenea en su página Web www.usoderazon.es y comprueba si
hay alguno que no hayamos estudiados nosotros. Recoge dos de ellos y
explícalos de manera breve con tus propias palabras.
R3.1. Respuestas de los ejercicios de identificación de formas de inferencia

R3.11. Se trata de la refutación de un argumento pragmático mediante un


argumento cuasi-lógico de incompatibilidad, que lo reduce al absurdo.

R3.12. Se trata de un argumento por incompatibilidad, pues se trata de una


medida cuyo sentido es hacer justicia, pero que, en realidad, produce injusticia
y discriminación. Una medida de la justicia es incompatible con la injusticia.

R3.13 Se trata de la refutación de un argumento pragmático mediante una


reducción al absurdo, basada en datos estadísticos que ponen en cuestión los
pretendidos efectos positivos de esa medida, y ponen de manifiesto su
inutilidad.

R3.14. Se trata de un argumento de incompatibilidad. Pues se argumenta que


la eutanasia es incompatible con el concepto de persona, que atribuye al
hombre valor y dignidad absolutos.

R3.15. Se trata del argumento de la pendiente resbaladiza.

R3.16. Se trata de un argumento por el precedente legalmente incompatible:


la eutanasia podría convertirse en un precedente del canibalismo voluntario.

R3.17. Se trata de un argumento por el precedente legalmente incompatible:


el matrimonio homosexual podría convertirse en un precedente legal del
incesto o de la poligamia.

R3.18. Se trata de un argumento basado en un enlace de coexistencia entre


la sociedad y derecho, el cual considera, que, cuando existe una demanda
social, tiene que haber una ley satisfactoria.
R3.19. Se trata de un argumento por analogía. Se comparan las consecuencias
de la agresión a la naturaleza física con las de la agresión a la naturaleza
psíquica.

R3.110. Se trata de un argumento de doble jerarquía. Pues concluye


basándose en la correlación entre la jerarquía por el grado de efectividad
goleadora de las delanteras y la jerarquía por el grado de exigencia de las ligas
de fútbol.

R3.111. Se trata de un argumento por el despilfarro. Abandonar esas


materias, sería renunciar al bachiller, y sacrificar tres años de vida y
esfuerzos.

R3.112. Se trata del argumento de la dirección. Suponiendo, que el itinerario


obligado para poder estudiar medicina, sea cursar el bachillerato de Ciencias
de la Naturaleza y de la Salud.

R3.113. Se trata del argumento de la división del todo en partes. Pues “o está
con Luisa. o en casa, o con los amigos, o en el club”, pero “no está en casa,
ni con los amigos, ni en el club”.

4. EJERCICIOS DE FALACIAS

4.1. Identificar formas falaces de inferir


4.2. Ejercicios de ejemplificación de falacias.
4. ¿A qué tipo pertenecen las siguientes falacias?

4.1. “El profesor de matemáticas ha dado las notas, y ha aprobado también a


los alumnos que han obtenido más de 4,5. En su explicación de esa medida
de gracia, insistió en que esos alumnos se quedaron sólo a 5 décimas del
aprobado, cuando ha suspendido el 80% de la clase, es decir en un control
que ha sido de especial dureza. Juana ha obtenido un 4,4 en el control, y le
insiste al profesor, que ella merece también aprobar, porque se ha quedado
sólo a “1” décima de los que aprobaron por haberse quedado sólo a 5 décimas
del aprobado. El profesor se niega en redondo, y Juana se enfada con el
profesor. ¿Está justificado el enfado de Juana? ¿Se asienta el enfado de Juana
en una falacia? Si es así, ¿en qué tipo de falacia?

4.12. “El profesor de guardia sorprende a Silvia fumando un cigarro, y la pide


que lo tire, puesto que no se puede fumar en el instituto. Silvia contesta
indignada, que no hay derecho a obligarla a apagar el cigarro, ya que muchos
profesores fuman. ¿Está justificada la indignación de Silvia? ¿Está razonando
falazmente? Si es así, indica en qué tipo de falacia se basa su indignación.

4.13. “El tutor, informado por el profesor de guardia, intenta convencer a Silvia
de que fumar daña su salud, su imagen, y que supone un gasto inútil. Silvia
le responde molesta, que a ella la gusta fumar, y que basta de monsergas. En
el fondo, Silvia sabe que el tutor tiene razón, pero no quiere dejar de fumar,
para no engordar. ¿Qué falacia justifica la adicción al tabaco de Silvia?
4.14. Juan ha prometido a su novia, que no va a beber alcohol, para no
meterse en líos. Sus amigos le dicen que beba, para no aburrirse, insistiendo
en que se lo monta muy bien, cuando bebe. ¿Qué tipo de falacia están usando
los amigos de Juan, para convencerle de que beba?

4.15. A juicio de Inmanuel Kant, cuando la razón hace psicología racional,


especulando sobre la existencia y las propiedades del alma, produce el tipo de
argumentos falaces, llamados paralogismos o silogismos aparentes, en los que
en realidad no hay término medio. Kant estableció cuatro paralogismos básicas
de la psicología racional, de los que nosotros vamos a analizar el tercero:
“Lo que es consciente de su propia identidad numérica en todo momento es
persona.
El alma es consciente de su propia identidad numérica en todo momento.
Luego, el alma es persona.”
(I. Kant, Crítica de la razón pura, Tercer paralogismo de la personalidad,
Alfaguara, Madrid 1978, p.340)
CUESTIONES:
a. ¿En qué consiste el paralogismo anterior?
b. ¿Por qué se produce ese paralogismo?

4.16. Todos sabemos que los Ecologistas son catastrofistas, manipuladores,


deseosos de publicidad y que, además, mienten descaradamente. De todos
modos, en el día de ayer, afirmaron en un programa de TV que los vertidos
nucleares en el mar implican un elevado riesgo para la salud del Planeta.

4.17. En la reunión, la presidenta de la Asociación de Vecinos defiende que es


peligroso dejar salir a los jóvenes de noche hasta altas horas de la madrugada
durante los fines de semana. Pero, todos los vecinos saben que la señora
presidenta no logra poner orden en la vida de sus hijos.

4.18. Juan va a solicitar un préstamo al banco, cuyo director, Luis, tiene una
casa de campo en su pueblo. Juan le recuerda a Luis que una casa de campo
puede quemarse por completo, cuando no están sus dueños.

4.19. El proyecto de construcción hidráulica que tiene usted delante, señor


Alcalde, necesita de un importante número de trabajadores. Y, como usted
sabe muy bien, los 400 parados del municipio tienen puestas sus esperanzas
en usted. Esta presa hidráulica, sin duda, es necesaria para nuestra ciudad.
4.110. Miguel Indurain, que ha sido el mejor deportista español de todos los
tiempos, afirma en un anuncio publicitario, que los productos de repostería de
los Hermanos Ortiz son como hechos en casa.

4.111. La llamada conjetura de Goldbach, en la cual se afirma que todo


número par es la suma de dos números primos, es verdadera, puesto que su
falsedad no ha podido ser demostrada.

4.112. Hace unos años escribiste en un artículo, con una rotundidad


sorprendente, que el pensamiento de Ortega y Gasset carecía de actualidad.
Ahora, sin embargo, defiendes que su pensamiento tiene grandes
virtualidades para el pensamiento humanista del siglo XXI.

4.113. "Si es racional es un hombre. Si es un hombre no es una mujer. Luego,


si es racional no es una mujer."

4.114. “La filosofía es un saber. El saber es algo "útil". Luego, la filosofía es


algo "útil".”

4.115. "La ciencia médica persigue el bien. La ética es la ciencia del


bien. Luego, ciencia y ética son iguales."

4.116. Hay quienes insisten en que los estados tienen que abolir la pena de
muerte, porque, en caso contrario, están castigando el asesinato con el más
frío, calculado y cruel de los asesinatos.

RESPUESTAS
4.2. Buscar ejemplos de formas falaces de inferir.

4.21. Repasa la exposición de las falacias y encuentra dos ejemplos de cada


una de las siguientes formas falaces de inferir: De la anfibología, círculo
vicioso, del espantapájaros, de la generalización, ignoratio elenchi, de la
interrogación, de la repetición, sofisma patético.
4.22. Repasa el diccionario de falacias que se encuentra en la siguiente
dirección de internet “www.usoderazón.com”, e identifica algunas formas
falaces de inferir que no es encuentren en la selección estudiada por nosotros.
Elige dos de ellas y explícalas con tus propias palabras.
R4. ¿A qué tipo pertenecen las siguientes falacias?

R4.1. Sorites o falacia del continuum

R4.12. Una versión de la falacia Ad hominem, la falacia Tu quoque

R4.13 De la falsa causa, pues es falso que el tabaco adelgace, o que dejar de
fumar conlleve necesariamente engordar.

R4.14. La falacia del antecedente.

R4.15. a. El término “identidad numérica” es equívoco, porque en la premisa


mayor tiene un significado, y en la premisa menor tiene otro. Por consiguiente,
en ese silogismo no hay término medio, sino que, en realidad, tenemos cuatro
términos distintos.
b. “Identidad numérica”, en la primera premisa o premisa mayor,
significa la identidad objetiva de mi ser en los distintos instantes del transcurso
del tiempo. En cambio, “identidad numérica” en la segunda premisa o premisa
menor, significa mi autoconciencia en los distintos instantes del transcurso del
tiempo, es decir, la conciencia de mi mismo, que produce la autoidentificación
mental de mi mismo en todo tiempo. Así escribe Kant:
“La identidad de la conciencia de mi mismo en distintos tiempos no es,
pues, más que una condición formal de mis pensamientos y de su cohesión.
Pero no demuestra en absoluto la identidad numérica de mi sujeto, el cual
puede haber cambiado tanto, a pesar de la identidad lógica del yo, que no
permita seguir sosteniendo su identidad, aunque si se pueda seguir
atribuyéndole el homónimo “yo”, el cual podría, en cualquier estado, incluido
el que supusiera transformación del sujeto, conservar el pensamiento del
sujeto precedente, así como trasmitirlo al siguiente.”
(I. Kant, Crítica de la razón pura, Tercer paralogismo de la personalidad, Madrid 1978, p.341)

R4.16. Ad hominem

R4.17. Ad hominem

R4.18. Ad baculum

R4.19. Ad populum

R4.110. Ad verecundiam

R4.111. Ad ignorantiam o del desconocimiento.

R4.112. Tu quoque

R4.113. Por el equívoco .en término “hombre”: ("ser humano") de la primera


premisa no es el mismo significado que el de hombre ("varón") en la
segunda, por lo que, en realidad, no hay término medio.

R4.114. Por el equívoco en el término “saber”

R4.115. Por el equívoco en el término “bien”.

R4.116. De la analogía, indebida por la asimetría entre el Estado y el asesino.

5. EJERCICIOS DE COMPOSICIÓN DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS

5. 1. Comenta la diferencia entre ‘convencer’ y ‘persuadir’, sirviéndote de


las definiciones, que ofrece de estos términos el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua:
Convencer: Del latín convincere
a. Tr. Incitar, mover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de
dictamen o de comportamiento.
b. Probar una cosa de manera que racionalmente no se pueda negar.
Persuadir: Del latín persuadere
a. Tr. Inducir, mover, obligar a uno con razones a creer o a hacer una
cosa.
¿Tiene algo que ver la distinción que hace el D.R.A.E. entre ‘convencer’ y
‘persuadir’, con la que establece Perelman? Según este autor, convencer
es “probar una cosa de manera que racionalmente no se pueda negar, es
decir, que sea válida para el auditorio universal de los seres racionales”,
mientras que persuadir es “Incitar, mover con razones a algún auditorio o
persona concreta a hacer algo, o a mudar de dictamen o de
comportamiento”.

5.2. Teniendo en cuenta la distinción que establece Perelman, según el cual


convencer es “probar una cosa de manera que racionalmente no se pueda
negar, es decir, que sea válida para el auditorio universal de los seres
racionales”, mientras que persuadir es “Incitar, mover con razones a algún
auditorio o persona concreta a hacer algo, o a mudar de dictamen o de
comportamiento”, responde a las siguientes cuestiones:
. ¿Todos los argumentos que convencen al auditorio universal, persuaden a
cualquier auditorio particular? Razona tu respuesta y pon algunos ejemplos,
en los que se ponga de manifiesto, qué argumentaciones convincentes desde
el punto de vista racional, pueden no resultar persuasivas para un auditorio
concreto.
. ¿Todos los argumentos que persuaden a un auditorio particular,
convencen al auditorio universal? Razona tu respuesta, y pon algunos
ejemplos, en los que estén presentes argumentos persuasivos, que no
convenzan desde el punto de vista puramente racional del auditorio
universal.

5.3. ¿De qué depende la fuerza de los argumentos?

5.4. ¿De qué tres formas distintas se pueden ordenar los argumentos desde
el punto de vista de su fuerza?

5.5 ¿Cómo se puede intensificar un argumento?

5.6. ¿Cómo se puede debilitar un argumento?


5.7. ¿Qué formas conoces de ordenar los argumentos en una disertación?

5.8. Escribe una disertación argumentativa que defienda tu concepción del


Estado multicultural ideal. Elabora la correspondiente plantilla de
construcción de una disertación.

5.9. Escribe una disertación en la que disuadas de fumar a tus compañeros


de clase. Elabora la correspondiente plantilla de construcción de una
disertación.
.
5.10. Escribe una disertación en la que defiendas la concepción evolucionista
del hombre. Elabora la correspondiente plantilla de construcción de una
disertación.

5.11. Escribe un discurso capaz de persuadir a un auditorio, formado por


ciudadanos de clase media, de la conveniencia de apoyar económicamente
a la ONG Médicos sin Fronteras. Elabora la correspondiente plantilla de
construcción de una disertación.

RESPUESTAS
R5. Respuestas de los ejercicios de composición de textos argumentativos.
.
R5.1. Perelman elabora técnicamente los conceptos de ‘convencer’ y
‘persuadir’, pero su elaboración conceptual no se corresponden exactamente
con el uso de esos términos en castellano, según el DRAE. Sin embargo, el
DRAE marca una diferencia entre ‘convencer’ y ‘persuadir’, que va en la línea
de Perelman, pues este último parece referirse sólo a auditorios particulares,
mientras que aquel se refiere tanto al auditorio universal, como a auditorios
particulares.
R5.2. a. Tendríamos dificultades para establecer principios o procedimientos
válidos universalmente para cualquier ser racional. Por ejemplo, los
derechos humanos, que para los países civilizados de tradición cristiana son
incuestionables en teoría, son cuestionados en países civilizados, que no son
de tradición cristiana, por ejemplo, en China, o en Corea del Norte. Además,
la aplicación de los derechos humanos a la interpretación de problemas
morales concretos suele dejar perpleja a la conciencia autónoma. La
interpretación del derecho a la vida, por ejemplo, es distinta en los
ciudadanos partidarios y en los detractores del aborto, de la eutanasia, o de
la pena de muerte, etc. Puede haber argumentos, para justificar delante de
un auditorio universal, que educación gratuita no implica necesariamente
libros y material escolar gratuitos para los alumnos; pero difícilmente serán
eficaces ante un auditorio compuesto de padres de familia con hijos en edad
escolar.
b. Por otra parte, la cultura propia, las circunstancias, la experiencia, la
sensibilización, el saber, etc., condicionan de manera decisiva la
interpretación y las decisiones de los auditorios particulares, y no tienen por
qué jugar ningún papel en el auditorio universal. En especial, la apelación a
las emociones de los auditorios particulares, no tiene cabida en el auditorio
universal. La acogida de discursos belicistas, por ejemplo, que tuvieron los
auditorios americano o inglés en plena Guerra Mundial, no es el que tienen
en la Europa del presente.

R5.3. La fuerza del argumento depende de la intensidad de la adhesión del


oyente a las premisas, de la rotundidad de los enlaces utilizados, y de la
relevancia del argumento en el debate actual. La fuerza del argumento se
manifiesta también en la dificultad, que conlleva refutarlo, y en sus
cualidades propias.
La interconexión de argumentos, que, entrelazándose, llevan a una
misma conclusión, refuerza la argumentación. La concentración de
argumentos acentúa el efecto de interconexión, mientras que la
disgregación la disminuye. La fuerza de la interconexión de argumentos
puede modificarse mediante una reflexión sobre la misma.
La fuerza de los argumentos depende muchas veces de su orden
expositivo, por lo cual, cuando hay varios argumentos, conviene optar
siempre por el orden, que los haga más fuertes. Generalmente se empezará
por argumentos, cuya fuerza no depende de ningún otro argumento.
R5.4.
- Siguiendo un orden decreciente, desde el argumento más fuerte al menos
fuerte.
- Siguiendo un orden creciente, desde el argumento menos fuerte al más
fuerte.
- Siguiendo el orden nestoriano, que pone los argumentos más débiles en el
centro.

R5.5 Exagerando su fuerza, o moderando su defensa. Todas las técnicas de


atenuación, que utilizan figuras, como la insinuación, la reticencia, la litote,
la reducción, el eufemismo, provocan esa moderación, que lleva al público
a dar más valor a los argumentos. También se puede moderar la defensa,
presentando las cosas, como si fueran hipótesis.

R5.6. Reduciendo su fuerza, o excediéndose en su defensa. Por ejemplo,


manifestando una pasión o emoción desproporcionadas al expresarlo, o
vinculando la fuerza del argumento al prestigio, o a los méritos del orador.
Esto último se puede hacer de varias maneras: a. Poniendo la cualidad de
un juicio en la habitual de la persona, por ejemplo la severidad de un juicio
en la severidad del juez; b. Se insistirá en las cualidades de orador; c.
Atribuyendo el efecto del argumento a fuerzas irracionales. También se quita
fuerza a una argumentación, cuando se le presenta como un comodín,
previsto y fácil de encontrar. El argumento previsto pierde fuerza, puede ser
atenuado con más facilidad.

R5.7. - Por la fuerza de los argumentos: creciente, decreciente, nestoriano.


- Por la jerarquía de los argumentos: ascendente, descendente y mixto.
- Por la distinción entre argumentos a favor o argumentos en contra.
- Por la revisión de tesis alternativas.
6. EJERCICIOS DE PRÁCTICA DE LA DISCUSIÓN CRÍTICA

6. Práctica y evaluación de la discusión crítica.


Siguiendo el procedimiento especificado en la unidad didáctica, parte III
Temas de discusión crítica, los alumnos procederán por grupos a discutir los
siguientes temas propuestos:

6.1º Democracia y partidos políticos en España.


Cuestiones a discutir:
. ¿Qué partidos políticos dan cauce al pluralismo político en España? ¿Qué
políticas representan los principales partidos políticos españoles? ¿Cabe
diferenciar entre partidos nacionales y partidos nacionalistas?
. ¿Hasta que punto la política es cosa de los partidos políticos en España? ¿Se
puede afirmar que nuestra democracia es una partitocracia?
. ¿Es el funcionamiento de nuestra ley electoral compatible con el desarrollo
de nuestra democracia?
. ¿Es nuestro sistema de partidos propio de un buen sistema democrático? ¿Es
el mejor de los sistemas posibles? ¿Habría que introducir cambios? ¿Qué
cambios necesitaría, a tu juicio, nuestro sistema de partidos?
Algunas fuentes de Internet para empezar:
- Direcciones de partidos políticos españoles:
Izquierda Unida
Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
Partido Popular (PP)
Convergència Democràtica de Catalunya (CDC)
Partido Democrático de la Nueva Izquierda (PDNI)
Eusko Alkartasuna (EA)
Partido Nacionalista Vasco (PNV)
Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE)
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
Unio Democratica de Catalunya (ERC)
Iniciativa per Catalunya-Els Verds (IC-EV)
Unió Centrista (UC)
Partit per la Independència (PI)
Los Verdes-Grupo Verde (LV-GV)
Partit Valencià Nacionalista (PVN)
Unio Valenciana
Democracia Nacional (DN)
Izquierda Republicana (IR)
Falange Española de las JONS (FE-JONS)
Partido Comunista de España (PCE)
Coalición Canaria
- Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Partitocracia
- Gustavo Bueno y su Panfleto contra la democracia realmente existente:
http://www.fgbueno.es/hem/2004a24.htm

6.2º. Democracia y medios de comunicación en España.


Cuestiones a discutir:
. ¿Qué grupos controlan los medios de comunicación en España? ¿Qué medios
de comunicación influyen más en la formación de las corrientes de opinión
pública en España? ¿Qué orientación política representan esos medios?
. ¿Son independientes los medios de comunicación en España? ¿Hay un control
político de los medios en España, que sea incompatible con la libre circulación
de la información? ¿Los medios de comunicación españoles garantizan la
información de la ciudadanía y la transparencia del sistema democrático?
Algunas fuentes de Internet para empezar:
-Buscador de medios de comunicación:
http://www.buscamedios.com/
-Directorio de medios de comunicación de Yahoo:
http://es.dir.yahoo.com/Medios_de_comunicacion/
-Directorio de medios de comunicación en España:
http://www.mediosmedios.com.ar/A.%20Espana%20Principal.htm
-Universia directorio de medios de comunicación en España e Iberoamerica:
http://www1.universia.net/CatalogaXXI/C10044PPVEII1/INDEX.HTML
-Euroresidnetes:
http://www.euroresidentes.com/resinews2_pespanola.html
-Infomedio:
http://www.infomedio.org/medios-de-comunicacion/espana

6. 3º. Globalización y desarrollo sostenible.


Cuestiones a discutir:
. ¿Qué se entiende por globalización? ¿Qué características definen ese proceso
mundial? ¿Qué instituciones lo moderan? ¿Qué consecuencias económicas se
derivan del mismo?
. ¿Qué se entiende por desarrollo sostenible? ¿Qué programas de desarrollo
sostenible podrían ser efectivamente aplicables en España?
. ¿Es compatible la globalización económica con el desarrollo sostenible? ¿Qué
instituciones tendrían que intervenir para que el desarrollo sostenible tuviera
lugar en un mundo global? ¿Qué medidas se han de adoptar en ese sentido?
¿Cómo pueden contribuir los ciudadanos al desarrollo de los programas de
desarrollo sostenible?
Algunas fuentes de Internet para empezar:
-Asociación mundial para el desarrollo sostenible:
http://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/l28015.htm
-Informe de Cruz Verde:
http://www.prodiversitas.bioetica.org/des11.htm
-Una reflexión de Carlos Rafael Rodríguez en el ámbito de la globalización neoliberal:
http://www.monografias.com/trabajos17/carlos-rafael-rodriguez/carlos-rafael-rodriguez.shtml
-Límites del concepto de desarrollo sostenible en el ámbito de la globalización neoliberal:
http://www.monografias.com/trabajos14/desarr-sostenible/desarr-sostenible.shtml
-Leiner Vargas, Competitividad, Globalización y Desarrollo Sostenible:
http://www.mideplan.go.cr/sinades/Proyecto_SINADES/El%20concepto%20de%20DS/index-
8.htm
-Plan de aplicación de Naciones Unidas:
http://www.un.org/esa/sustdev/documents/WSSD_POI_PD/Spanish/POIspChapter5.htm
-Wikilerning, Democracia, globalización, desarrollo sostenible:
http://www.wikilearning.com/democracia_globalizacion_y_desarrollo_sostenible-wkccp-2205-
1.htm

8. EJERCICIOS DE CONTRAPOSICIÓN DE ARGUMENTOS.

Ejercicio 8.1. Bertrand Russell versus Tomás de Aquino.


Ejercicio 8.2. H.L.A Hart versus Stuart Mill
Bertrand Russell, (¿Por qué no soy cristiano?) versus
Tomás de Aquino,(Suma teológica, P.I, q. 2, art. 3.).

“La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el
mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es
posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa
imposible. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas
las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y ésta, sea una o
múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el
orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la
intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría
la primera causa eficiente; en consecuencia, no habría efecto último ni causa intermedia; y
esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera.
Todos la llaman Dios.”
(Tomás de Aquino, Suma teológica, P.I, q. 2, art. 3.)
“Quizá el más sencillo y el más fácil de comprender es el argumento de la Causa Primera.
(Sostiene que todo lo que vemos en este mundo tiene una causa y que al retroceder más y
más en la cadena de causas se tiene que llegar a una Causa Primera y que a esa Causa
Primera se le da el nombre de Dios). Supongo que este argumento no tiene mucho peso
hoy día porque, en primer lugar, la causa ya no es totalmente lo que solía ser. Los filósofos
y los hombres de, ciencia han arremetido contra la causa y ésta ya no tiene nada de aquella
vitalidad que tenía; pero, aparte de eso, se puede ver que el argumento de que ha de haber
una Causa Primera no tiene validez alguna. Puedo asegurarles que cuando yo era muchacho
y discutía estas cuestiones, tomándolas muy en serio, acepté durante largo tiempo el
argumento de la Causa Primera hasta que un día, a mis dieciocho años leí la Autobiografía
de John Stuart Mill y encontré en ella este párrafo: «Mi padre me enseñó que la pregunta
"¿Quién me hizo?" no podía responderse porque inmediatamente sugería otra pregunta
más: "¿Quién hizo a Dios?"» Este sencillo párrafo me mostró, y aún sigo opinando así, la
falacia del argumento de la Causa Primera. Si todo tiene que tener una causa, entonces
Dios tiene que tener causa. Si puede haber algo sin una causa, justamente puede ocurrir
con el mundo lo que ocurre con Dios, por lo cual no tiene validez alguna ese argumento. Es
exactamente de la misma naturaleza que la idea hindú de que el mundo se apoya en un
elefante y que el elefante se apoya en una tortuga; y cuando se les pregunta «¿y la
tortuga?» el hindú contesta «hablemos de otra cosa». El argumento, en realidad, no es
mejor que éste. No hay razón por la cual el mundo no haya nacido sin una causa; ni, por
otra parte, hay razón alguna para que no haya existido siempre. No hay razón alguna para
suponer siquiera que el mundo tuviera principio. La idea de que las cosas tienen que tener
un principio se debe realmente a la pobreza de nuestra imaginación. Por tanto, quizá no
sea necesario perder más tiempo con el argumento referente a la Causa Primera”.
(Bertrand Russell, ¿Por qué no soy cristiano? Escritos Básicos II, Planeta Agostini, Barcelona,1984, pp
535.)

CUESTIONES:
1. Analiza el argumento de Tomás de Aquino.
2. Analiza el argumento de Mill, tal y como lo esgrime Russell contra la vía de la causalidad.
3. El argumento de Tomás de Aquino y el de Bertrand Russell, ¿forman una antinomía?
4. ¿Está justificada la crítica de Russell? Argumenta tu respuesta.

RESPUESTAS
H. L. A. Hart,(Law, liberty and morality) versus
Stuart Mill (Sobre la libertad )

“El único fin por el cual puede ejecutarse legítimamente el poder sobre cualquier
miembro de una sociedad civilizada, contra su voluntad, es para prevenir el daño
a otros. Su propio bien, sea físico o moral, no es razón suficiente. No se puede
legítimamente obligar a alguien a hacer esto o a no hacer aquello porque sería lo
mejor para él o porque le haría más feliz, porque según otros hacerlo sería
imprudente, o incluso correcto. Hay buenas razones para amonestarle, para
razonarle, o para convencerle, para implorarle, pero no para obligarle, ni para
penarle con algún castigo, caso de que hiciese otra cosa. Para justificar esto debe
tenerse calculado que la conducta de la que se le quiere disuadir producirá daño a
otra persona. La única parte del comportamiento de alguien por la que se es
responsable ante la sociedad es aquella que afecta a los demás. En la parte que le
afecta sólo a él su independencia es de derecho, absoluta:”
(Stuart Mill, Sobre la libertad, fragmento)

“El paternalismo (…) es una política perfectamente coherente (…) No cabe duda
de que si ya no simpatizamos con su crítica [realizada por Stuart Mill] se debe, en
parte, a un apartamiento general de la creencia de que son los individuos quienes
mejor conocen sus propios intereses, y a un mayor conocimiento de muchos
factores que restan importancia a la que hay que concederle a una elección o
consentimiento aparentemente libre”
(H. L. A. Hart, Law, liberty and morality, Stanford University Press, Stanford 1963, pp. 31-33.)

CUESTIONES:
1. Analiza el argumento de Stuart Mill.
2. Analiza el argumento de Hart.
3. El argumento de Mill y el de Hart, ¿forman una antinomía?
4. ¿Está justificada la crítica de Hart a Mill?. Argumenta tu respuesta.

RESPUESTAS
Respuesta del ejercicio 8.1
Bertrand Russell versus Tomás de Aquino.

ANALIZA EL ARGUMENTO DE TOMÁS DE AQUINO,

E1. En el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. (premisa 1ª)


E2. Es necesario admitir una causa eficiente primera, a la que todos llaman dios
(conclusión)
E3. No encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo.
(premisa 2ª)
E4. Pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. (premisa 2.1ª)
E5. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en
todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y
ésta, sea una o múltiple, lo es de la última. (premisa 3ª)
E6. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el orden de las
causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la
intermedia. si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder,
no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia, no habría efecto último
ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. (premisa 3.1ª):
Analiza el argumento de Mill, tal y como lo esgrime Russell
contra la vía de la causalidad

Todo tiene que tener una causa = Λx Vy (Pyx)


Dios tiene que tener causa = Vy Pya
Existe algo sin una causa = Vx Λy ¬Pyx
Dios no tiene causa = Λy ¬Pya
El mundo no tiene causa = Λy ¬Pyb

. Si todo tiene que tener una causa, entonces Dios tiene que tener causa [Λx Vy
(Pyx) → Vy Pya]. Si puede haber algo sin una causa, justamente puede ocurrir
con el mundo lo que ocurre con Dios [Vx Λy ¬Pyx → (Λy ¬Pya → Λy ¬Pyb)]

El argumento de Tomás de Aquino y el de Bertrand Russell,


¿forman una antinomÍa?

No, porque la negación de la conclusión del argumento de Tomás de Aquino


no es la afirmación de la conclusión del argumento de Russell, y, viceversa, la
negación de la conclusión del argumento de Russell no es la afirmación de la
conclusión del argumento de Tomás de Aquino. Más bien, el argumento de Russel
parte de que la afirmación de la conclusión del argumento de Tomás de Aquino
implica necesariamente la afirmación de la conclusión de su propio argumento,
de manera que, la negación de su conclusión, implica la negación de la conclusión
de Tomás de Aquino.
¿Está justificada la crítica de Russell? Argumenta tu respuesta.

El argumento de Russell se compone de enunciados bien planteados desde la


conclusión del argumento de Tomás de Aquino, y es deductivamente correcto.
Otra cosa es que sepamos de qué hablamos cuando decimos “Dios”, o “mundo”,
y que sea acertado traducirlos al lenguaje de predicados con las letras de
individuo “a” y “b” respectivamente.
Respuestas del ejercicio 8.2
H.L.A Hart versus Stuart Mill

ANALIZA EL ARGUMENTO DE STUART MILL

E1. No se puede legítimamente obligar a alguien a hacer esto o a no hacer


aquello porque sería lo mejor para él o porque le haría más feliz, porque
según otros hacerlo sería imprudente, o incluso correcto. (conclusión)
E2. El único fin por el cual puede ejecutarse legítimamente el poder sobre
cualquier miembro de una sociedad civilizada, contra su voluntad, es para
prevenir el daño a otros. su propio bien, sea físico o moral, no es razón
suficiente. (Argumento 1º)
E3. La única parte del comportamiento de alguien por la que se es
responsable ante la sociedad es aquella que afecta a los demás. en la parte
que le afecta sólo a él su independencia es de derecho, absoluta.
(Argumento 1.1º)
Identifica la estructura argumentativa del texto de Hart

E1. El paternalismo (…) es una política perfectamente coherente.


(Conclusión)
E2. Ya no simpatizamos con la crítica del paternalismo [realizada por
Stuart Mill]. (Argumento 1º)
E3. Hay un alejamiento general de la creencia de que son los individuos
quienes mejor conocen sus propios intereses. (Argumento 1.1º)
E4. Hay un mayor conocimiento de muchos factores, que restan
importancia a la que hay que concederle a una elección o consentimiento
aparentemente libre. (Argumento 1.2ºª)

El argumento de Mill y el de Hart, ¿forman una antinomía?

Aunque concluyen enunciados contrarios, no constituyen una antinomía.


En este caso, la afirmación de la conclusión de Mill es la negación de la
conclusión de Hart, y, viceversa, la afirmación de la conclusión de Hart es
la afirmación de la conclusión de Mill. Sin embargo, los argumentos de Mill
y de Hart no son razonamientos deductivos desde principios racionales,
sino razonamientos argumentativos basados en datos de experiencia, por
lo que no constituyen una paradoja. De hecho, Hart justifica la vuelta al
paternalismo en un cambio de creencia y en un cambio en el estado del
conocimiento.

¿Está justificada la crítica de Hart a Mill? Argumenta tu


respuesta.

Dependerá de tu valoración del dato y de las justificaciones que ofrece H.


L. A. Hart. Pero parece difícil de compatibilizar el paternalismo con el
reconocimiento de la libertad.

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