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INTRODUCCION

Las lesiones músculo-esqueléticas relacionadas con el trabajo son cada vez más frecuentes.
Son lesiones que afectan a los músculos, tendones, huesos, ligamentos o discos
intervertebrales.

La mayoría de las lesiones músculo-esqueléticas no se producen por accidentes o


agresiones únicas o aisladas, sino como resultado de traumatismos pequeños y repetidos.
La especialización de muchos trabajos ha originado: incrementos en el ritmo de trabajo,
concentración de fuerzas en las manos, muñecas y hombros, posturas forzadas y
mantenidas causantes de esfuerzos estáticos en diversos músculos.

Estos factores son los causantes de numerosos problemas en brazos, cuello y hombros. El
manejo de cargas pesadas y en condiciones inadecuadas es, por otro lado, uno de los
principales causantes de lesiones en la espalda.

Las posturas, fuerzas o cargas inadecuadas pueden deberse tanto a las condiciones del
puesto de trabajo y a las características de la tarea (ritmo, organización, etc.), como a las
condiciones de salud personales, los hábitos de trabajo u otros factores personales.

Las lesiones músculo-esqueléticas asociadas a problemas ergonómicos tienen una gravedad


añadida con respecto a otros problemas del puesto de trabajo: las molestias y problemas
no se presentan inmediatamente, sino que tardan un tiempo. Esto hace que no se les dé
tanta importancia, hasta que llega un momento en el que aparecen molestias duraderas o
una lesión.

Estas lesiones son generalmente de aparición lenta y de carácter inofensivo en apariencia,


por lo que se suele ignorar el síntoma hasta que se hace crónico y aparece el daño
permanente.

En una primera etapa se manifiesta dolor y cansancio durante las horas de trabajo,
desapareciendo fuera de éste; no se reduce el rendimiento en el trabajo, puede durar
semanas e incluso meses, y es una etapa reversible. En fases posteriores, los síntomas
aparecen al empezar el trabajo y continúan por la noche, alterando el sueño y disminuyendo
la capacidad de trabajo repetitivo; llega a aparecer dolor incluso con movimientos no
repetitivos y se hace difícil realizar tareas, incluso las más triviales. Si los problemas se
detectan en la primera etapa, pueden solucionarse generalmente mediante medidas
ergonómicas; en etapas más avanzadas, se hace necesaria la atención médica.
LESIONES MUSCO-ESQUELETICAS

Las lesiones musculoesqueléticas, que afectan a músculos, tendones, huesos, ligamentos o


discos intervertebrales, en el trabajo, son bastante habituales en la actualidad. Gran parte
de las lesiones musculoesqueléticas no se deben a accidentes aislados, sino que son
resultado de pequeños traumatismos repetidos en el tiempo. La concentración de fuerzas
en manos, muñecas y hombros; las posturas estáticas forzadas; el manejo de cargas
pesadas en condiciones inadecuadas; y el incremento del ritmo del trabajo son causantes
de que este tipo de lesiones sean tan frecuentes.

Tanto los hábitos en el trabajo; como las condiciones de salud de cada trabajador; como las
condiciones del puesto y las características concretas de cada tarea; pueden ocasionar
posturas o fuerzas inadecuadas, que ocasionen lesiones musculoesqueléticas.

Existe una gran cantidad y variedad de dolencias que se incluyen dentro de los trastornos
musculoesqueléticos (TME), y con tal de analizarlas, las vamos a clasificar en función de la
zona específica a la que afectan.

Las patologías musculoesqueléticas pueden ser óseas, cuando están relacionadas con los
huesos; articulares, cuando se deben al excesivo uso de la articulación afectada o al
mantenimiento de posturas forzadas; y periarticulares, cuando son lesiones que afectan a
tendones y ligamentos.

Existe gran diversidad de lesiones musculoesqueleticas que se clasifican de la siguiente


manera:

1. Lesiones musculares
2. Esguinces
3. Luxaciones
4. Fracturas
5. Sistemas de inmovilización
6. Lesiones especificas
LESIONES MUSCULARES
Podemos definir a la lesión muscular como un daño o alteración en la estructura normal del
músculo, tanto en el componente contráctil, como en los componentes conectivos o la
unión músculo tendinosa del mismo. Este daño o disfunción puede ser producto de un
estiramiento excesivo, la realización de una fuerza intrínseca más allá de la capacidad
contráctil del músculo, o una combinación de ambos (Prentice, 2001).

Podemos entonces aclarar que la lesión muscular abarca la alteración, con o sin ruptura de
todas las estructuras que componen el músculo, su componente contráctil y/o el tejido de
sostén o conectivo que lo rodea (como son las fascias, el epimicio, perimisio y endomicio)

A grandes rasgos, existen diversos tipos de lesiones musculares, cada una de distinta
gravedad:

 Calambre: es una contracción involuntaria de un músculo o de varios grupos de


fibras musculares como consecuencia de haberlo sometido a un sobreesfuerzo.
 Contractura: es el incremento en la tensión del músculo en estado de relajación tras
un esfuerzo prolongado. La recuperación oscila entre los 5 y los 10 días.
 Elongación: es el sobreestiramiento de todo un músculo sin llegar a ocasionar un
daño anatómico. No produce hematoma y el periodo de recuperación es corto
(entre 5 y 10 días).
 Rotura fibrilar: interrupción en la continuidad de un grupo de fibras musculares que
ocasiona una hemorragia local y la consiguiente respuesta reparativa. Según el
músculo afectado y el número de fibras rotas el tiempo de recuperación oscila entre
los 15 y los 60 días.
 Rotura muscular: es el mismo cuadro anterior, pero afectando a un número
importante de fibras o a todo el músculo. Requiere tratamiento quirúrgico y el
tiempo de recuperación es largo.
 Contusión muscular: ocasionada por la agresión de un agente externo, que choca
contra el músculo y lo comprime contra la estructura ósea. Aparte de la lesión
muscular, el golpe ocasiona un edema inflamatorio.

Tratamiento de las lesiones musculares

Las lesiones que no implican una afectación anatómica suelen evolucionar de forma natural
hacia la curación en un espacio de tiempo corto. En las contusiones y roturas, donde se
produce un hematoma y es necesaria una cicatrización, la evolución es más incierta.
Las lesiones musculares son frecuentes, pero no suelen diagnosticarse ni tratarse
adecuadamente. Si el paciente no recuerda el movimiento que causó la lesión y puede
continuar con su actividad, suele tratarse de una lesión banal que se curará en un plazo
máximo de una semana.

Si por el contrario recuerda el movimiento exacto que provocó la lesión y el dolor se


reproduce al intentar continuar, la lesión puede ser más grave. Si no se trata
adecuadamente, la lesión puede hacerse crónica.

La ausencia de calentamiento antes de comenzar la práctica deportiva o bien la realización


de un calentamiento incorrecto es un factor que favorece la aparición de este tipo de
lesiones.

Contracturas y elongaciones

 Reposo relativo para aquellas actividades que reproduzcan las molestias.


 Aplicación de calor (seco) durante un periodo de dos a cinco días.
 Se aconseja la aplicación de un masaje suave.
 Pueden administrarse fármacos (relajantes musculares).

Contusiones y roturas

El tratamiento se divide en tres fases:

1ª Fase: Se ha formado el hematoma y el objetivo es reducirlo. Si el hematoma se localiza


entre los fascículos musculares, la lesión tiene mejor pronóstico que si se sitúa dentro de
un fascículo (hematoma intramuscular), que tiene peor pronóstico, precisa mayor periodo
de curación y evoluciona con frecuencia hacia la cronificación. Suele durar entre 48 y 72
horas. Se recomienda reposo absoluto del miembro o la zona lesionada. Se debe aplicar frío
(crioterapia) durante las primeras 48 horas, de tres a cinco sesiones diarias de entre 15 y 20
minutos de duración. Es aconsejable interponer un paño húmedo entre la piel y la bolsa con
hielo para evitar lesiones por frío.

 Realizar un vendaje compresivo y elevar el miembro lesionado cuando la región lo


permita. Conviene tomar un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) y un relajante
muscular.
 Debe evitarse la práctica indiscriminada de masajes, ya que puede facilitar las
hemorragias y la cronificación de la lesión.

2ª Fase: es la fase de cicatrización. El tratamiento va dirigido a lograr que la cicatriz sea lo


menor y lo más funcional posible. En esta etapa se debe mantener el vendaje compresivo,
aplicar calor mediante paños, bolsa de agua o manta eléctrica, también entre tres y cinco
sesiones diarias de 15 a 20 minutos de duración.

A partir del tercer o quinto día es conveniente empezar a realizar contracciones musculares
en reposo siempre que no ocasionen dolor. Han de repetirse varias veces al día con el fin
de orientar adecuadamente el tejido que está cicatrizando.

La fisioterapia permite acortar el tiempo de recuperación. Son numerosas las técnicas


empleadas en la actualidad: termoterapia, ultrasonidos, electroterapia, laserterapia,
cinesiterapia,… Se deben introducir las contracciones con movimiento y los estiramientos
según vayan siendo soportados con malestar pero sin dolor.

3ª Fase: reanudación progresiva de la actividad deportiva. Deben prevenirse nuevas


lesiones realizando estiramientos de la musculatura afectada antes y después del ejercicio.

ESGUINCES
¿Qué es un esguince?

Un esguince o torcedura es una lesión de los ligamentos que unen dos huesos que forman
una articulación. Estos ligamentos están formados por fibras muy resistentes, pero cuando
se fuerzan hasta el límite o realizan un movimiento muy brusco y excesivo, se rompen o se
estiran en exceso, la articulación duele y se inflama. Si la lesión es tan importante que el
ligamento ya no puede estabilizar la articulación en su posición y los huesos se desarticulan,
se trata de una luxación.

Causas

Generalmente, los esguinces se producen cuando una articulación se mueve a una posición
antinatural ya sea por una caída, torcedura o golpe. El ligamento que recubre los huesos
que une se estira por encima de sus posibilidades hasta la distensión, desgarro o rotura. Se
producen generalmente en los tobillos, muñecas, vértebras cervicales y dedos de las manos.
Síntomas

Los principales síntomas de los esguinces son:

 Dolor articular o muscular: la completa o no funcionalidad de la articulación


depende directamente del nivel de dolor de la misma.
 Inflamación: aunque la zona dañada sufra una hinchazón, ésta no afecta a la
articulación, al contrario que las luxaciones y fracturas, que deforman y desplazan
la articulación de los huesos.
 Rigidez articular: es común tener dificultad para mover la articulación dado que
puede sentir dolor.
 Hematomas: tienen lugar en la zona inflada, y se produce al romperse algún vaso
sanguíneo. Los hematomas pueden desplazarse y extenderse por la zona afectada,
además de ir cambiando de color conforme va desapareciendo.
 Calor en la zona lesionada: la temperatura aumenta en la zona de la articulación,
ya que al acumularse sangre, acumula calor.

Los esguinces se producen cuando una articulación se mueve a una posición antinatural ya
sea por una caída, torcedura o golpe.

Clasificación

Según la gravedad de la lesión, pueden existir tres tipos de grados:

Grado 1: consiste en la distensión de parte del ligamento, sin incluir ni rotura ni


arrancamiento, por parte del ligamento con respecto al hueso. La zona aparece hinchada y
con un dolor de intensidad variable, pero la articulación permite realizar movimientos
normales.

Grado 2: consiste en la rotura parcial o total de los ligamentos. La articulación no permite


realizar movimientos normales y presenta un dolor intenso.

Grado 3: consiste en la rotura total del ligamento con arrancamiento con respecto al
hueso. Puede causar una luxación si provoca la pérdida de la congruencia articular. Es
susceptible de tratamiento quirúrgico en estos casos para reparar el ligamento afectado.
Tratamiento

 Tras la lesión es importante aplicar hielo inmediatamente para así reducir la


inflamación producida por la lesión. Es aconsejable envolver el hielo en un trozo de
tela y no aplicarlo directamente sobre la piel.
 Vendar la zona afectada firmemente, pero no apretado, para limitar el
movimiento. Si fuera necesario, habría que utilizar una férula.
 Mantener elevada la extremidad afectada por encima del nivel del corazón.
 Mantener el área lesionada en reposo durante varios días y, a la hora de caminar,
es aconsejable el uso de muletas; minimiza la hinchazón y disminuye los
hematomas.
 Para el dolor, medicamentos antiinflamatorios como el ácido acetilsalicílico o el
ibuprofeno pueden ayudar a aliviarlo.
 Tras tratar la articulación, es recomendable ejercitarla y así evitar la rigidez y
aumenta la fuerza, evitando ejercicios que puedan provocar dolor.

LUXACION
¿Qué es una luxación?

Una luxación es una separación de dos huesos en el lugar donde se juntan, es decir, en la
articulación. Se denomina articulación luxada a aquella en la que los huesos ya no están en
su posición normal. La persona que sufra esta lesión sentirá un gran dolor, no podrá mover
esa extremidad y además, notará una notable deformidad en forma de bulto. Cuando
ocurre una luxación parcial o incompleta se denomina subluxación.

Causas

Las luxaciones son generalmente causadas por un impacto súbito en la articulación a causa
de un golpe, una caída u otro traumatismo.

Síntomas

Los síntomas más comunes de una articulación luxada son el entumecimiento y hormigueo
en la articulación o fuera de ésta, la sensación de dolor intenso, especialmente si el afectado
trata de usar la articulación o poner peso en ella, la incapacidad de mover la articulación,
hinchazón o amoratamiento, o si está visiblemente fuera de lugar o tiene un color
diferente.
Tratamiento

Aunque en un primer momento pueda ser difícil distinguir entre un hueso luxado y un hueso
fracturado, ambas situaciones se consideran de emergencia y se necesita el mismo
tratamiento de primeros auxilios. Por ello, aquella persona que presente los síntomas
anteriormente descritos tendrá que trasladarse urgentemente a un centro sanitario. Los
expertos advierten del peligro que supone que la persona afectada por esta lesión trate de
volver a colocar los huesos a la posición normal por sí misma.

La mayoría de las luxaciones pueden tratarse en un consultorio médico o en una sala de


urgencias. En algunos casos, el médico proporcionará al paciente un medicamento para
anestesiar e insensibilizar la zona; en otros, el paciente puede necesitar anestesia general,
si hubiera que intervenir en quirófano.

Recuperación

Si se tratan como es debido, la mayoría de estas lesiones no son permanentes. Sin embargo,
las lesiones de los tejidos circundantes tardan normalmente de entre seis y doce semanas
en recuperarse. Además, una vez que una articulación se haya luxado, será más probable
que se vuelva a producir esta lesión de nuevo, por lo que los especialistas recomiendan que
tras una luxación se realice un seguimiento con un cirujano ortopédico.

Primeros auxilios

Si una persona sufre un accidente y es posible que presente una luxación, en primer lugar
es necesario avisar al servicio de emergencias sanitarias, sobre todo si el accidente causante
de la lesión puede ser mortal. En este caso, lo más importante será revisar las vías
respiratorias, la respiración y la circulación de la víctima. Si la piel del accidentado está rota,
el que sepa y quiera tratar a la víctima antes de que llegue la asistencia médica, tendrá que
enjuagar el área con mucho cuidado para retirar cualquier suciedad visible sin soplar, frotar
ni hurgar en esta. Los especialistas recomiendan cubrir la zona del afectado con vendajes
estériles antes de inmovilizar la articulación lesionada. Seguidamente, la persona que esté
realizando los primeros auxilios tendrá que entablillar o colocar un cabestrillo en la
articulación lesionada en la posición en la que fue encontrada, e inmovilizar las
articulaciones por encima y por debajo de la parte lesionada. A continuación, tendrá que
revisar la circulación de la persona afectada alrededor de la herida, en el caso de que la piel
no esté rota. Para aliviar el dolor y la hinchazón, será útil aplicar compresas de hielo sin
poner el hielo directamente sobre la piel. Por último, para prevenir un shock la persona
que esté tratando a la víctima habrá de colocarla en posición horizontal, levantándole los
pies unos 30 centímetros y cubriéndola.

Los especialistas aconsejan a la persona que presta auxilio no mover a la persona


accidentada a no ser que sea absolutamente necesario, que no intente enderezar un hueso
o unas articulaciones deformadas, que no trate de comprobar si un hueso o una articulación
deformada ha perdido sus funciones y que no le dé a la persona nada por vía oral.

Prevención

En numerosas ocasiones, las luxaciones que se producen en los más pequeños pueden
evitarse creando un ambiente seguro en el hogar. Para ello, es necesario prestar especial
atención a la prevención de caídas, colocando puertas en las escaleras y manteniendo las
ventanas cerradas y aseguradas. También hay que supervisar a los niños constantemente,
además de enseñarles cómo mantenerse a salvo, con el fin de que ellos aprendan a cuidarse
sí mismos.

Para prevenir luxaciones en personas adultas, es importante evitar subirse a sillas u objetos
inestables, retirar las alfombras pequeñas que tengan peligro de resbalarse y usar equipo
de protección al participar en deportes de contacto.

Además, los expertos ofrecen los siguientes consejos aptos para todo el mundo: mantener
un botiquín de primeros auxilios a mano, usar barandillas en las escaleras, esteras
antideslizantes en el fondo de las bañeras y evitar los aceites de baño.

FRACTURAS
¿Qué es una fractura?

Una fractura es una ruptura, generalmente en un hueso. Si el hueso roto rompe la piel, se
denomina fractura abierta o compuesta.

Las fracturas en general ocurren debido a accidentes automovilísticos, caídas o lesiones


deportivas. Otras causas son la pérdida de masa ósea y la osteoporosis, que causa
debilitamiento de los huesos. El exceso de uso puede provocar fracturas por estrés, que son
fisuras muy pequeñas en los huesos.

Los síntomas de una fractura son


 Dolor intenso
 Deformidad: La extremidad se ve fuera de lugar
 Hinchazón, hematomas o dolor alrededor de la herida
 Problemas al mover la extremidad

Debe obtener ayuda médica de inmediato ante una fractura. Tal vez tenga que usar un yeso
o una férula. Algunas veces es necesario usar cirugía para colocarles placas, clavos o
tornillos y así mantener el hueso en su lugar.

Tipos

Existen distintas formas de clasificar las roturas de los huesos. Dependiendo del tipo de
daño, se clasifican de la siguiente manera:

 Fractura completa: El hueso se rompe en dos partes.


 Fractura en tallo verde: El hueso se rompe pero no se separa en dos partes. Es típica
de los niños.
 Fractura simple: El hueso se quiebra por una parte.
 Fractura conminuta: El hueso se quiebra en más de una parte o se astilla.
 Fractura abierta: El hueso sobresale a través de la piel.
 Fractura cerrada: Hay rotura pero no sobresale el hueso por la piel.

Fracturas por estrés

Son las que se dan al ejercer presión de forma repetitiva en los huesos. Se pueden distinguir
dos tipos:

 Fracturas por debilidad: por haber algún tipo de deficiencia ósea que debilite los
huesos, como la osteoporosis.
 Fracturas por fatiga: a causa de una actividad exagerada y repetitiva. Es frecuente
en los deportistas o en aquellas personas que realizan actividades físicas de manera
frecuente.

Síntomas

 Deformación de la zona.
 Hinchazón, hematoma o sangrado en la zona afectada.
 Entumecimiento y hormigueo.
 Movimiento limitado o incapacitado.
 Fiebre: en algún caso que aparece hematoma o sobreinfección.

Tratamiento

Es importante que la persona que ha sufrido una fractura realice la menor cantidad de
movimiento posible, ya que puede causar más dolor o complicaciones. Se debe esperar a
que lleguen profesionales médicos que sepan cómo actuar. En caso de que se trate de una
fractura abierta, es necesario intervenir rápidamente para evitar que se infecte.

El médico que intervenga al paciente realizará una radiografía para identificar la posición
del hueso fracturado. Es importante conocer la causa de la fractura, pues ayuda al médico
a identificar los huesos dañados y cómo tratarlos. Una vez identificada, se recolocará el
hueso en su posición original. Si el hueso es muy largo o se ha fracturado en más de dos
partes, es posible que el médico realice una cirugía e introduzca un clavo de metal para
consolidarlo. Este clavo será quitado una vez el hueso haya sanado.

Si no hay necesidad de insertar un clavo, el hueso se recompondrá de forma natural. Los


huesos comenzarán a producir células y vasos sanguíneos que irán cerrando las partes
fracturadas del hueso hasta recuperar su forma original. También se pueden utilizar injertos
óseos para acelerar la cicatrización que producen estas células.

Cuando los huesos se han desplazado en gran medida más allá de su posición original, se
lleva a cabo una osteosíntesis, es decir, una cirugía para recolocar los huesos. Esto se hace
mediante placas, tornillos, agujas o cerclajes con alambres.

Una vez recolocado el hueso, el médico aplica una escayola sobre la parte afectada y no la
retirará hasta que el hueso se haya soldado, proceso que puede tardar de una o varias
semanas dependiendo de la gravedad de la fractura.

Prevención

Mantener los huesos fuertes puede evitar una fractura. Para ello es imprescindible realizar
ejercicio de manera habitual, especialmente aquellos que impliquen saltar o correr. La dieta
también es importante; consumir calcio y vitamina D ayuda al desarrollo de los huesos y a
su fortalecimiento.

También es importante utilizar la equipación adecuada al realizar ejercicio: casco, coderas


o rodilleras pueden evitar que un hueso se rompa al caer o frente a un impacto fuerte.
Los niños corren más riesgo de sufrir una fractura al no tener los huesos completamente
desarrollados, por lo que también es importante que estos se mantengan en un entorno
seguro para evitar caídas que puedan tener consecuencias graves. Sin embargo, los niños
tardan mucho menos tiempo en recuperarse de una fractura que un adulto.

De la misma forma, las personas mayores son más propensas a sufrir una fractura por la
debilitación de sus huesos con el paso de los años. Otras acciones como fumar o consumir
alcohol también pueden afectar a la densidad de los huesos y facilitar su fractura.

SISTEMAS DE INMOVILIZACION
Los sistemas más comunes son el cabestrillo y el entablillado, ambos de fácil ejecución.

Cabestrillo

Se puede utilizar para inmovilizar cualquier tipo de fractura de los miembros superiores.

 Mover la mano del miembro afectado hacia el hombro contrario, doblando el codo
y procurando que el brazo quede pegado al cuerpo.
 Doblar en triángulo un pañuelo grande y pasarlo con mucho cuidado por debajo del
antebrazo del paciente.
 Llevar la punta del pañuelo que se encuentra más próxima al cuerpo del accidentado
hasta la nuca.
 Llevar el otro extremo del pañuelo también hasta la nuca, para anudarlo con el
anterior, pasándolo por delante del cuello.

Cuando no se dispone de un pañuelo cuadrado, se puede improvisar un cabestrillo con un


cinturón, una venda corriente o cualquier trapo alargado, del siguiente modo:

 Rodear con el útil que se haya elegido la muñeca del brazo herido, con una sola
vuelta. Si es una venda o similar, se puede doblar en dos, rodear la muñeca y pasar
los dos extremos a la vez por dentro del doblez. Luego se hace correr la venda o el
paño hasta que quede ajustado a la muñeca, sin producir compresión.
 Atar los dos extremos largos pasándolos por detrás del cuello.
 Es conveniente que la mano quede lo más elevada posible, para reducir las
posibilidades de movilización.
Entablillado o férula

Se utiliza para inmovilizar cualquier fractura producida en un hueso largo, ya sea de las
extremidades superiores o inferiores.

 Proveerse de tablas o pequeños troncos lisos. Pueden ser útiles otros materiales,
como telas gruesas enrolladas, periódicos, etcétera.
 Si se dispone de tablas, colocarlas a los lados de las zonas fracturadas; si se utilizan
periódicos, formar una especie de canal, dentro del cual debe quedar el miembro
afectado.
 Luego, con vendas, pañuelos, corbatas o cualquier pedazo de tela, se va sujetando
el entablillado o la férula, de modo que el individuo no pueda mover la zona
fracturada.
 Si la fractura es en la pierna, deben inmovilizarse la rodilla y el tobillo.
 Si es en el antebrazo, se inmovilizarán la muñeca y el codo.
 Si es en el brazo, se deben inmovilizar el hombro y el codo. El hombro puede
inmovilizarse vendando el brazo contra el cuerpo del sujeto, con cuidado de no
causar compresión sobre la fractura.
 Si no se puede obtener ningún material más o menos rígido, la inmovilización de
las piernas se puede efectuar vendándolas juntas. Las ataduras se colocarán en los
tobillos, las rodillas, los muslos y por encima y debajo de la zona de fractura,
siempre que ésta no se localice en uno de estos puntos.

Vendajes

Los vendajes son procedimientos que tienen como objetivo cubrir con una venda, una zona
lesionada (heridas, quemaduras,etc.), también sirven para sostener una parte del
cuerpo (Ej.Fracturas, luxaciones).

Es una porción de gasa, tela o cualquier otro material que pueda utilizarse para los fines
antes mencionados; por lo general, las vendas son de dos tipos fundamentales:

Las triangulares y enrolladas. Las“curitas” son pequeñas vendas adhesivas. Las vendas
triangulares llevan su nombre por la forma,generalmente son de tela resistente o lienzo y
su tamaño varíade acuerdo con el sitio a vendar. En ocasiones el que prestaprimeros auxilios
se ve obligado a usar el pañuelo triangulardebido a la comodidad y rapidez de su uso.

Las enrolladas son hechas de varios materiales como algodón,elástico, semielástico, tela,
gasa y otros como la de yeso. El materialmás usado es la gasa porque tiene la ventaja de
ser fresca, porosa, suave y fuerte.
LESIONES ESPECÍFICAS
Generalidades en traumatismos graves

Una pronta y adecuada actuación en el caso de pacientes con traumatismos graves


mejorara las posibilidades de supervivencia y /o las posibles secuelas que pueda
desencadenar.

De modo general las acciones a desarrollar serán:

 Iniciar las acciones respetando y realizando los procedimientos de actuación básicos


desarrollados en el inicio de este documento, ya que estos garantizarán nuestra
seguridad y la de los demás incluida la víctima. No olvidar avisar e informar de
manera clara y completa al 112. En esta parte de la intervención realizaremos la
evaluación de la escena que luego nos orientará sobre las posibles lesiones.
 Evaluación primaria y Soporte Vital Básico. El objetivo de esta fase es la detección y
actuación sobre las lesiones que pueden comprometer la vida de la víctima en un
corto espacio de tiempo. En la mayoría de los casos de traumatismos graves
podemos sospechar lesiones de columna cervical por lo que actuaremos en
consecuencia (ver apartado específico). La atención a este tipo de situaciones se
realizará en un orden estricto, sin saltarse ningún paso hasta que haya sido resuelto
el anterior.

Control de la vía aérea y estabilización de la columna cervical.

La primera comprobación de la vía aérea será comprobar la consciencia intentando hablar


con el lo que si contesta nos dirá el estado de la respiración.

 Si contesta, y por lo tanto respira, se efectuará la inmovilización manual de la cabeza


y cuello con las manos. Colocar las manos a los lados de la cabeza y el cuello
inmovilizando ambos a la vez.
 Si no contesta realizar la inmovilización manual del cuello, realizando la maniobra
frente mentón, comprobar las posibles obstrucciones de la vía, extrayendo cualquier
objeto que pueda obstruirla.

RESPIRACIÓN (VENTILACIÓN)

Comprobar en primer lugar si el paciente respira, siguiendo los algoritmos de Soporte Vital
Básico según se describen en el apartado específico.
CIRCULACIÓN (HEMORRAGIAS Y SOPORTE CIRCULATORIO

Pasar a identificar las posibles hemorragias que se puedan estar produciendo en la víctima
y realizar las acciones necesarias para controlarlas (apartado especifico).

Evaluar también los signos de circulación (respiración, tos, movimientos, color y


temperatura de la piel, etc.), si existe ausencia de estos pasar a realizar Resucitación
Cardiopulmonar (RCP). En este tipo de lesiones es necesario el mantenimiento del control
cervical manual durante todo el proceso hasta que sea sustituido por material específico
para ello (collarines, dama de elche, tablero espinal, etc.).

EVALUACIÓN DE LA FUNCIÓN CEREBRAL

Estudiar la respuesta ante estímulos con el objetivo de valorar su estado de consciencia y


de las pupilas:

 Respuesta motora: Si obedece a órdenes, si es capaz de localizar estímulos


dolorosos, Si tiene movimiento en las extremidades, o si por el contrario no tiene
respuesta motora.
 Respuesta verbal: Si las respuestas son adecuadas, confusas, inadecuadas, o por el
contrario son ruidos o no existe respuesta.
 Apertura de ojos y respuesta pupilar: abre los ojos espontáneamente, a una orden,
ante un estimulo doloroso o no existe apertura. Y por otro lado comprobar el
tamaño de las pupilas (pequeñas o grandes), si existe diferencia entre ambas o si
reaccionan ante una luz intensa de manera normal reduciéndose.

VALORACIÓN SECUNDARIA

En esta se realizará un examen de todo el cuerpo empezando por la cabeza hasta los pies
(cara, cabeza, tórax, abdomen, Pelvis y extremidades) observando, palpando y movilizando
lo menos posible, recordando siempre el mantenimiento de la inmovilización de la columna
y de las partes que se haya visto necesario.

Su fuese necesario retirar la ropa para evaluar o realizar alguna acción esta se cortará y
abrirá por las costuras sin mover a la víctima.

El mantenimiento de las constantes, pasos A, B y C deben de ser continuamente


reevaluados hasta la llegada de personal sanitario.
Junto a lo anterior debemos de tener en cuenta que la víctima en su estado es posible que
tenga problemas para regularse térmicamente por lo que debemos mantenerse
temperatura abrigándola en la mayoría de los casos o protegiéndola del calor en otros.

Es importante la inmovilización de las fracturas para prevenir daños mayores y minimizar el


dolor.

Traumatismos craneoencefálicos (tce)

Los traumatismos en la cabeza en la mayoría de los casos necesitan de un tratamiento


especializado por parte de los servicios de emergencias, por lo que el personal no sanitario
debe centrarse en un rápido reconocimiento de los problemas, una comunicación rápida y
completa al 112, y unos pocos procedimientos de mantenimiento de las constantes y
actuación sobre algunas complicaciones como pueden ser las hemorragias.

En la primera evaluación al paciente debemos tener en cuenta e indagar sobre el


mecanismo de lesión, golpes, caídas, etc. Datos que trasladaremos al personal
especializado.

En primer lugar garantizaremos la permeabilidad de la vía aérea y comprobaremos la


calidad y frecuencia de su respiración.

Comprobaremos cualquier signo de hemorragia para tratarla.

Comprobaremos su estado de consciencia:

 Si abre los ojos o/y a que estímulos.


 Si responde verbalmente, y la calidad de las respuestas: sí se entienden, si son
confusas, inadecuadas o no da respuesta.
 Si puede realizar movimientos o responde al dolor, valorando: sí obedece a nuestras
órdenes, es capaz de sentir estímulos dolorosos y localizarlos o tiene ausencia de
respuesta motora.

Otro de los síntomas a tener en cuenta es simetría de las pupilas, que sean del mismo
tamaño, y su respuesta a la luz.

En una segunda evaluación una vez que se han identificado y tratado las lesiones con riesgo
vital, se realiza una segunda valoración más completa si es posible.
En esta se palpara la cabeza con cuidado buscando deformidades y asimetrías, heridas y
crepitación (sensación que producen los huesos al rozar e una fractura dos extremos entre
sí, el aire al penetrar en los pulmones,…).

Si encontramos líquido amarillento por algún orificio solo o mezclado con la sangre esto nos
puede indicar rotura del cráneo al poder ser líquido cefalorraquídeo.

Se volverá a comprobar el estado pupilar y se palpará el cuello buscando dolor al tocarlo


o/y deformidades de la columna ya que es posible que el trauma lleve asociada una fractura
cervical.

Comprobar también la sensibilidad en las extremidades, si existe debilidad en ellas en


general o en alguna de ellas en particular.

Se debe también hacer una constante valoración a su estado de consciencia, buscando un


posible empeoramiento.

Algunas lesiones especificas que nos podemos encontrar son:

 Lesión del cuero cabelludo: Al ser una zona con muchos vasos suelen ser heridas con
copiosas hemorragias, pudiendo si existen lesiones más graves como arrancamiento
llevar al shock por pérdida de sangre.
 Fractura de cráneo: Los impactos o incisiones pueden provocar ruptura de los
huesos del cráneo pudiéndose detectar a simple vista o mediante palpación o/y
salida de liquido cefalorraquídeo (amarillo acuoso) por algún orificio.
 Lesiones faciales: Pueden ir desde pequeñas lesiones en las partes blandas a
traumatismos más severos que comprometan la vía aérea o den resultado de shock
por pérdida de sangre. Algunos síntomas pueden ser dolor en la zona, problemas al
respirar deformidad, inflamación o amoratamiento.
 Fracturas de la mandíbula: se suele dar por un impacto y el síntoma más frecuente
es que al cerrar la boca los dientes superiores e inferiores no encajan de forma
normal, junto a este se pueden dar deformación y crepitación.
 Fracturas nasales: suelen presentar hemorragia nasal, hinchazón o equimosis
(mancha lívida, negruzca o amarillenta de la piel).
 Conmoción cerebral: Se muestra con una alteración del estado de consciencia,
amnesia, etc. También podemos encontrar:
 Mirada ausente,
 Retraso en las respuestas tanto motoras como verbales.
 Confusión.
 Incoherencia al hablar
 Desorientación temporal o espacial.
 Falta de coordinación.
 Disfunción emocional (emociones no coherentes con la situación).
 Deficiencia en la memoria.
 Incapacidad para recordar.
 Nauseas, mareos, vómitos…
 Hematomas dentro del cráneo: imposibles de detectar a personal no sanitario.

ACCIONES A SEGUIR

 Llamar e informar al 911.


 Asegurar la permeabilidad de la vía aérea y de la respiración. A veces al intentar
inmovilizar o cambiar de postura a la víctima esta puede resistirse al mantener una
postura que le garantiza la apertura de la vía aérea, apertura que al moverlo
podemos empeorar, es más importante el mantenimiento de la permeabilidad
aérea que la inmovilización en estos casos.
 Controlar las posibles hemorragias.
 Inmovilizar a la víctima.
 Conseguir traslado a un hospital.

TRAUMATISMOS DE LA COLUMNA VERTEBRAL

Las lesiones de columna pueden darse desde deportes de contacto a accidentes moderados
a velocidades bajas.

Dado que son necesarios tratamientos profesionales el personal no sanitario debe centrarse
en la detección de la posibilidad de que exista para dar información, y en algunos métodos
de inmovilización por si es indispensable su movilización por causa mayor, como por
ejemplo asegurar la permeabilidad de la vía aérea.

Las lesiones más comunes suelen ser fracturas por compresión, fracturas con pequeños
fragmentos, luxaciones de las vértebras y desgarros de los ligamentos o/y músculos, los
cuales dan como resultado inestabilidad en la columna.

Los mecanismos que las producen suelen ser:

 Carga axial, sobre todo producida por golpear la cabeza con un objeto (contra el
parabrisas en accidentes o con el fondo en aguas poco profundas por ejemplo),
 Caídas desde altura,
 Flexión excesiva,
 Rotación excesiva,
 Inclinación lateral brusca,
 Alargamiento excesivo de la columna (parques infantiles o ahorcamiento), entre
otros.

ACCIONES

La evaluación del escenario junto a saber lo que ha sucedido son dos de los indicadores a
tener en cuenta para suponer una posible lesión de columna. En caso de ser probable esta
lesión no debe de moverse a la víctima salvo causas mayores (que corra peligro, ventilación
comprometida, etc.) y avise al 112. Se seguirá con una comprobación de evidencias de
lesión medular. Posibilidad de mover los brazos, las manos y las piernas, después se
realizará una comprobación de sensibilidad empezando por los hombros hasta los pies.

Indicadores para la inmovilización de columna si es necesaria movilización:

 Si existe traumatismo contuso con alteración del nivel de conciencia se precisa


inmovilización.
 Si existe dolor espontáneo en la zona o a la palpación en la columna, déficit o
molestias neurológicas, o deformidades en la columna se precisa inmovilización.
 Si existe algún mecanismo de lesión que pueda indicar el peligro de traumatismo en
la columna inmovilizar ante la duda.
 Ante traumatismos en cabeza, cuello o tronco con déficit o molestias neurológicas
es también necesario inmovilizar.
 SOBRE TODO ANTE LA DUDA TRATAR COMO SI EXISTIESE DAÑOS EN LA COLUMNA
POR LO TANTO INMOVILIZAR.

Tener especial atención en ancianos que hayan sufrido algunos de los mecanismos de lesión
antes expuestos, lesiones en aguas poco profundas, víctimas politraumatizadas en las que
otras lesiones puedan esconder los síntomas de la lesión de columna, personas con las que
no podamos comunicarnos (otro idioma, niños, alteración del habla o la escucha) etc.

Si fuese necesario su movilización se debe alinear la columna colocando a la víctima boca


arriba alineada en una posición neutra sobre una superficie rígida, plana y horizontal de la
forma siguiente;

Se debe seguir el principio de inmovilizar las articulaciones por encima y debajo de la lesión,
en este caso tratar toda la columna como un bloque, alineándola e inmovilizándola con la
cabeza y la pelvis, lo que obliga a mantener las piernas alineadas para que no fuercen la
pelvis y provoque el movimiento de la parte baja de la columna.

Todas las maniobras de movilización deben seguir el objetivo de colocar a la victima boca
arriba alineada a ser posible encima de una tabla larga, para mantenerla inmovilizada
manualmente, hasta la inmovilización con elementos específicos por personal especializado
(ver capitulo de inmovilización).

TRAUMATISMOS OSTEOMUSCULARES

En este apartado estudiaremos ciertas lesiones de huesos, músculos, tendones y


ligamentos.

El cuerpo humano tiene aproximadamente 206 huesos clasificados con algunos ejemplos
en:

 Largos: fémur, humero, cúbito, radio, tibia y peroné.


 Cortos: metacarpianos, metatarsianos, y falanges.
 Planos: esternón, costillas y escapula.
 Suturales: algunos huesos del cráneo.
 Sesamoideos, situados en el interior de los tendones, sobre la superficie ósea
como la rotula.

También contiene más de 700 músculos clasificados según su función interesándonos en


este apartado los que mueven el sistema esquelético.

Llamamos tendón a una banda de tejido fibroso resistente y no elástico que une el musculo
y el hueso.

Denominamos ligamento a una banda de tejido fibroso que conecta un hueso con otro
manteniendo unidas las articulaciones.

EVALUACIÓN

El principal objetivo para en este tipo de lesiones es localizar las que pueden poner en riesgo
la vida de la víctima aunque puedan quedar escondidas detrás de otras lesiones más
llamativas. Para esto es muy importante descubrir el proceso que dio lugar a la lesión,
interrogando a la propia víctima, a los testigos y estudiando la escena del suceso. Una vez
valorado lo anterior evaluar los signos de las lesiones e identificar posibles lesiones de riesgo
vital.
VALORACIÓN INICIAL

En primer lugar debe seguirse los pasos de soporte vital básico (ver apartado especifico) ya
que si no respira de nada valdrá tratarle ninguna otra lesión.

En segundo lugar y si no se ha realizado ya llamar e informar al 112.

Una vez garantizado el paso anterior pasaremos a una evaluación posterior siguiendo los
siguientes pasos:

 Retirar objetos y ropa que nos impida la valoración.


 Interrogar al paciente sobre dolores, sensibilidad, impotencia muscular,, debilidad.
 Buscar signos de contusiones, hemorragias, circulación, deformidades y signos de
shock.
 Valorar las funciones neurológicas (ver traumatismos craneoencefálicos.
 Inmovilizar las zonas pertinentes comprobando antes y después sensibilidad y
movimiento.
 Mantener siempre controlado el estado de consciencia y respiración de la víctima.

TRAUMATISMOS POR QUEMADURAS

Las quemaduras lejos de quedarse en la piel pueden, si son lo suficientemente extensas y


profundas, comprometer la mayoría de órganos y funciones vitales, llegando a
comprometer la vida de la víctima.

Uno de los problemas en lesiones por quemaduras es intentar que la víctima no entre en
shock y si ha entrado intentar mantenerlo hasta tratamiento profesional.

Conocimientos básicos necesarios:

La piel esta compuesta de dos capas:

 La epidermis, más superficial mide de espesor de 0,05mm. a 1 mm.


 Parte más profunda dérmis unas 10 veces más gruesa que la epidermis. Esta
contienen vasos sanguíneos, músculos, nervios, glándulas sebáceas y sudoríparas, y
las raíces de los pelos.

Ambas se sitúan sobre una capa de tejido graso (tejido adiposo).

En las quemaduras que afectan a todo el espesor se pueden diferenciar tres zonas:
 Una zona de máxima destrucción que no puede recuperarse (zona de coagulación).
 Junto a la anterior una zona menos lesionada, con capacidad de recuperación si
disponen del aporte de oxigeno-sangre suficiente (zona de estasis).
 Junto a la anterior una zona con un mínimo de daños sin compromiso importante
(zona de hiperemia).

Una contraindicación directa en las acciones a desarrollar en quemaduras el enfriamiento


de la zona con hielo, ya que aunque disminuye el dolor también disminuye el riego
sanguíneo mediante una vasoconstricción impidiendo que se restablezca el flujo sanguíneo
a la zona de estasis y así no permite su recuperación. Es por ello que se recomiende enfriar
con agua a temperatura ambiente.

CLASIFICACIÓN DE LAS QUEMADURAS

Por su profundidad

La determinación de la profundidad puede ser confusa hasta el paso de las primeras 24-48
horas ya que pueden esconderse quemaduras de mayor grado sobre zonas aparentemente
de menor grado.

Clasificación según la profundidad de la quemadura:

 Quemaduras de primer grado: Solo afectan a la epidermis, y se caracterizan por


enrojecimiento, inflamación y dolor al contacto. No llegan a ser peligrosas salvo que
sean de gran extensión lo que genera un riesgo de deshidratación. Suelen curarse
en unos días y no dejan cicatrices.
 Quemaduras de segundo grado: Afectan a la epidermis y a una parte de la dermis
pudiendo clasificarse a su vez en superficiales y profundas según la profundidad
alcanzada en la dermis. Forman ampollas causando a su vez dolor y enrojecimiento.
Al sobrevivir restos de dermis su periodo de curación oscila entre 2 y tres semanas
normalmente. Una asistencia deficiente o errónea puede causar que algunas
lesiones de segundo grado deriven a tercer grado.
 Quemaduras de tercer grado: Afectan a todas las capas de la piel, suelen ser gruesas,
secas y blanquecinas. Aunque muchas veces las terminaciones nerviosas se ven
afectadas las zonas de quemadura de segundo grado adyacentes hacen que sean
dolorosas. Pueden poner en riesgo con frecuencia la vida humana.
Por el agente productor

 Térmicas:
 Llama
 Sólidos calientes.
 Líquidos calientes.
 Eléctricas.
 Químicas.
 Por radiación.

Según un criterio de gravedad

Quemaduras leves:

 Quemaduras de 1º grado.
 Quemaduras de 2º grado menor del 10% de extensión corporal.
 Quemaduras de 3er grado menor del 2% de superficie corporal afectada.

Quemaduras graves:

 Quemaduras de 2º grado con una extensión mayor de 10% de la superficie


corporal en adultos o mayor del 5% en ancianos.
 Todos os quemados de 2º grado con localización en cráneo, cara, cuello, axilas,
pies, genitales y pliegues de flexo-extensión, independientemente del porcentaje
de zona quemada.
 Quemaduras de 3er grado.
 Todas las quemaduras con lesiones o problemas graves asociados.
 Todas las quemaduras eléctricas y químicas.

TAMAÑO DE LAS QUEMADURAS

Existe una regla relativamente sencilla para estimar el tamaño de la superficie afectada
por una quemadura, la regla de los nueves, que determina que:

 El frontal del tronco supone el 18% de la superficie corporal,


 La espalda también el 18%,
 Cada una de las piernas el 18%,
 Cada brazo un 9%,
 La cabeza el 9%
 los genitales y la palma de cada mano sin los dedos un 1% cada una.

ACCIONES A SEGUIR EN QUEMADURAS GRAVES

 Actuar sobre el agente causante de la quemadura hasta anular su acción. Garantizar


la seguridad.
 Garantizar el Soporte Vital Básico y el procedimiento básico de traumatismos graves
(A – Asegurar la vía aérea, B - ventilación, C - Circulación, D – valoración neurológica),
ver apartado especifico.
 Avisar e informar al 112 si aun no se ha hecho.
 Valoración secundaria, más completa.
 Cubrir las quemaduras con compresas empapadas en suero fisiológico o agua
templados, nunca fríos.

Otras acciones a seguir:

 Prevenir la hipotermia abrigando a la víctima con ropa o sabanas limpias..


 No dar líquidos ni comida.
 Si se retiran la ropa nunca quitar la que este en la herida.
 Se puede aplicar con agua o suero salino templado nunca fríos.
 No aplicar pomadas o antisépticos colorantes que impidan la valoración de la
quemadura.
 Mantener el mayor grado de limpieza posible al manipular las quemaduras.
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