Você está na página 1de 3

Reseña del Artículo:

Conflictos entre el Estado y las Elites Locales sobre la Educación Colombiana


durante las Décadas de 1820 y 1830

Meri Clark, autora del artículo Conflictos entre el Estado y las Elites Locales sobre
la Educación Colombiana durante las Décadas de 1820 y 1830, es una profesora
estadounidense adscrita a la universidad de Western New England desde al año
2005, donde se desempeña como profesora de historia y como coordinadora del
programa Global Scholars de la facultad de artes y ciencias. Dicho programa
remarca el interés ecuménico de la profesora, interés que de joven la llevó a ser
más que una estudiante de libro y pupitre, y la empujó al continuo viaje
transoceánico a través de Suramérica, Asia, Australia y el sur de África. En
Suramérica tuvo especial interés en Colombia, país que recorrió ampliamente, país
en el que decidió cursar estudios de pregrado en historia entre 1995 y 1996,
apoyada por la beca Fullbright otorgada por su gobierno. Posterior a este estudio,
recibió el grado de Ph.D. en historia de la Universidad de Princeton, y luego el título
de B.A. (bachiller en artes) en historia otorgado por el Reed College. Durante su
estudio en Colombia se especializó en historia colombiana, y más precisamente la
acaecida en el siglo XIX en las áreas de educación y política, como lo es la
conformación de la nación y del estado, además del interés por la historia intelectual
del país. Dicho énfasis le ha permitido desenvolverse académicamente en la
facultad en lo referente a la historia latinoamericana.
El artículo en cuestión fue confeccionado a partir del esfuerzo económico conjunto
de la universidad de Princeton, el centro de estudios regionales, la fundación
Spencer y el Western New England College, y es resultado de la investigación sobre
la educación en Colombia. Versa, como el título permite intuir, acerca de la manera
en que la naciente república colombiana, recién de emancipada de España,
construyó escuela, sorteando con desigual suerte multitud de veces, multitud de
problemas producidos en la fractura con el antiguo régimen colonial, cuya influencia
persistía en la comunidad debido al dilatado período de éste, fractura con secuelas
que no cicatrizaron inmediatamente culminada la guerra, según lo expone la autora.
La autora acierta en la descripción de sucesos y paisajes históricos, puesto que
ubica solventemente al lector ante los acontecimientos, con el caudal de datos
requeridos, permitiéndole comprensión, y además cuenta ella con el enorme mérito
de hacerlo con sagacidad: de una manera armoniosa en que la dureza del
formalismo académico no riñe con la tersura que el lector espera de un texto que
desea entender.
La discusión entre federalismo y centralismo, trasvasada a otras instancias, y luego
rotulada como liberalismo y conservadurismo, fue el persistente dinamo de pelea,
según lo expone Clark. Las viejas costumbres, heredadas, amparadas, incubadas
durante siglos de permanencia española en el país estaban profundamente
acentuadas en las dispersas regiones. El triunfo de la independencia generó un
vacío político suplido por las elites económicas del lugar, quienes ostentaban
inmenso poder en un país empobrecido luego de la guerra. El país no sólo estaba
en indigente saldo, sino además hipotecado, pues el triunfo lo obtuvo el ejército
patriota con grandes costos en vidas y dinero, dinero que provino a altos intereses
de bancos extranjeros. Además la distribución interna de la riqueza y de los tributos
no era beneficioso para la mayoría.
Como recalca la autora, uno de estos sectores privilegiados en el poder económico,
y también político, lo era la iglesia; y fue esta, considerándose amenazada por la
instauración del gobierno republicano, encabezado por primera vez por el laico
Francisco de Paula Santander, la que se opuso fieramente a las reformas
educativas pretendidas por el gobierno central. Otro sector, mencionado por la
autora como opositor al cambio o a la transición fue el de los indígenas, quienes
estaban descontentos con la republica proclamada, no por melancolía hacía los
extranjeros, sino por el nuevo modelo económico instaurado por el gobierno central
al que consideraban lesivo. Durante la etapa final de la colonia, los indígenas
poseían tierras comunales sobre las que pagaban tributos y contaban con cierta
autonomía; la irrupción del nuevo modelo de gobierno terminó con esto, ya que éste
propugnaba la tenencia a partir de la propiedad, cosa que disgustó a los indígenas
en los cabildos, quienes deseaban continuar ocupando territorios especiales, y no
pagar impuesto por terrenos individuales, que consideraban frágiles ante la
intención económica de algún externo. Y en general tampoco contribuían
permanentemente las autoridades locales, que aunque adscritas al poder central,
no concebían a la educación como necesidad por encima de otras, y la relegaron
algunas veces.
Clark utiliza continuamente hechos como ejemplos para sustentar su relato, casos
algunos que por su naturaleza parecen anecdóticos y sirven para animar al lector,
pero también para ilustrarle con mayor claridad con respecto al pensamiento de la
sociedad en general, induciendo desde el caso particular. Y en esta labor la autora
parece sugerir, no lo escribe pero se infiere, una notable predominación del
pensamiento aldeano receloso del cambio motivado desde el centro al que
consideraban ajeno. Eso se puede leer en los actos de desacato de los alcaldes,
habitantes de pueblos e indígenas desobedientes: más que rebeldía, costumbre. Y
la educación, conforme lo hace ver la autora, no era costumbre entre los granadinos,
y por eso sufrió desapoyo. O era incipiente y escasa, y administrada cabalmente
por la iglesia, defensora de la tradición, quien no deseaba que la educación fuese
permeada por métodos y enseñanzas que le fueran ajenas: el método lancasteriano
y las enseñanzas liberales.
Aquel espíritu inductivo, ya advertido, que la autora utiliza estratégicamente para
describir la globalidad desde la peculiaridad, fue utilizado principalmente para
retratar el caso de Mompox, donde los jerarcas económicos, para suplir la carencia
de recursos y de voluntad gubernamental y cumplir con el mandamiento de la
educación, la subsidiaron, y gracias a la autonomía que esto les otorgó escogieron
el método pedagógico que mejor les pareció. También utiliza Clark el caso de
Nemocón y Zipaquirá, ciudades del departamento de Boyacá profundamente
tradicionalistas, que habían sido primordiales para el extinto virreinato por su
vocación minera, y que por ello se vieron afectados por la asunción de la república,
a la cual hostilizaron. La escasez de dinero del gobierno central obligó a descargar
pesos sobre las regiones, pero como estas ciudades no se identificaban con él, se
negaron a asumir dichas cargas o lo hicieron con reluctancia, azuzados por los
clérigos.
El texto fue redactado en inglés, y traducido en Colombia al español por los
profesores Martha Lux, Marta Herrera y Muriel Laurent. La traducción tuvo una
correcta economía de palabras, puesto que se ajustan perfectamente al lenguaje
académico requerido sin tornar abstrusa la lectura. Cuenta el texto con una vasta
bibliografía que lo hace fiable, creíble. En síntesis, una lectura recomendable por el
valor argumentativo que de ella se desprende, por su estilo literario, estético y
literariamente ponderable, que lo convierte en un ejercicio académico ameno y
serio.
Anderson Vargas Lemus

Você também pode gostar