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La regulación de las sucesiones en el

Derecho Internacional Privado


Autor: Rodríguez, Mónica Sofía
Publicado en: RCCyC 2015 (octubre), 19/10/2015, 211
Cita Online: AR/DOC/3055/2015

Sumario: I. Introducción.— II. Concepto.— III. La sucesión internacional en el sistema


argentino.— IV. La determinación del juez competente en la nueva norma.— V. La ley
aplicable en la sucesión internacional.— VI. Sucesión testamentaria.— VII. La capacidad
para testar.— VIII. Los supuestos de herencia vacante.— IX. A modo de colofón

Abstract: Si bien parte de la doctrina afirma que el nuevo Código Civil y Comercial de la
Nación no ha producido en materia sucesoria grandes novedades respecto al sistema
reconocido bajo el régimen de fuente interna anterior, no podemos perder de vista
otras disposiciones de derecho internacional privado que repercuten en esta materia,
más allá de resultar preciso destacar que algunas expresiones utilizadas pueden
resultar poco claras respecto a la adscripción al criterio o sistema de la unidad o
pluralidad en el proceso sucesorio.

I. Introducción
El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, con vigencia en la República Argentina
desde el 1° de agosto de 2015, ha introducido numerosas modificaciones al sistema jurídico
regulador de las relaciones privados cuyos efectos no se limitan al ámbito local, sino que,
por el contrario, también repercuten en la esfera internacional.
En la búsqueda de regular las relaciones privadas con elementos de extranjería y dar
solución a los conflictos en el ámbito internacional, el derecho internacional privado (en
adelante, DIpr.) se vale tanto de normas de estructura directa como de estructura indirecta
o reglas de conflicto, aunque cabe aclarar que la doctrina especializada reconoce a estas
últimas como las normas típicas del DIPr.
Dado que para el derecho internacional privado la función esencial de la norma de
conflicto es la determinación de la ley aplicable o la jurisdicción competente en presencia de
una cuestión iusprivatista internacional, tal determinación en un caso concreto puede
remitir a la aplicación de un derecho extranjero como a la de las propias normas argentinas.
Es por ello que no puedo dejar de aclarar que, a pesar de que el nuevo Código Civil y
Comercial ha incorporado en el Libro Sexto, sobre disposiciones de DIPr., las leyes que en
definitiva resultarán aplicables a un caso con elementos extranjeros no se limitan a las
pocas normas establecidas en referido Título IV.
Por otra parte, en virtud a la jerarquía normativa dispuesta por la Constitución Nacional

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en el artículo 75, inc. 22, la reiterada jurisprudencia sentada en este tema (1), que
reproduce el nuevo Código en los artículos 2594 y 2601, debemos recordar que las normas
de fuente interna se aplican sólo en ausencia de norma convencional aplicable al caso.
En el Título IV del Libro Sexto, relativo a las normas de DIPr., se desarrolla en cada tema,
en primer lugar, la jurisdicción competente, para luego encontrar las normas sobre ley
aplicable a los distintos aspectos de la relación jurídica (2), correspondiendo a la materia
sucesoria: el artículo 2643 para determinar la jurisdicción internacional competente, el
artículo 2644 establece la ley aplicable a la sucesión mortis causa ab intestato y
testamentaria, los artículos 2645 y 2646 regulan la forma del testamento y el testamento
consular respectivamente, el artículo 2647 establece la ley aplicable para determinar la
capacidad para otorgar testamento y, por último, el artículo 2648 regula las cuestiones
relacionadas a la herencia vacante.
II. Concepto
El derecho sucesorio se integra por el conjunto de consecuencias personales y
patrimoniales derivadas del hecho jurídico de la muerte.
Los sistemas jurídicos pueden optar al momento de su regulación, por hacerlo desde una
perspectiva patrimonial o personal. Si el derecho sucesorio es relacionado con el régimen de
la tierra, conducirá a la aplicación de la ley de la situación de los bienes, resaltando así, su
aspecto patrimonial del instituto; de lo contrario, deriva en la sujeción a la ley personal del
causante. (3)
Por otra parte, las normas pueden contemplar, además de la sucesión testamentaria y la
ab intestato, los denominados pactos sucesorios. (4)
De esta distinta concepción surgen dos sistemas básicos reguladores:
a) El sistema de la continuación de la persona del causante por sus herederos, que
concibe a la sucesión como la transmisión de una universalidad jurídica, comprensiva de
derecho obligaciones y bienes, y por lo tanto, sometida a una ley única.
Para sostener esta postura, se argumenta que la sucesión constituye una extensión del
poder y de la voluntad del hombre más allá del término de su vida, obrando unas veces de
forma expresa (en los supuestos de una sucesión testamentaria) o tácita (sucesión ab
intestato). La sucesión ab intestato reside en la voluntad presunta del difunto porque cada
derecho positivo adopta la presunción general que le parece más apropiada a las relaciones
de familia y el causante ha elegido tácitamente que a su fallecimiento se realice la
distribución de sus bienes de conformidad con lo prescripto por el régimen legal de su
domicilio dado que efectuó una sumisión a ese derecho sucesorio del domicilio. Se entiende
que si su voluntad hubiera sido distribuir su patrimonio de un modo distinto al establecido
por la ley, lo hubiera expresado en un testamento.
También se afirma que en la sucesión internacional se trata de saber la ley que debe

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aplicarse, no sobre tal o cual inmueble individualmente determinado, sino sobre el
patrimonio entero, sobre una universalidad que constituye un todo puramente ideal de
contenido indeterminado y que no tiene situación real, sino que se el patrimonio se
considera situado en el domicilio de su titular. Por otra parte, el patrimonio, como unidad,
es la prenda común de los acreedores, los acreedores sin privilegio sobre bienes
particulares, tienen como garantía de su crédito tal universalidad y sólo puede cumplir ese
rol de garantía la tramitación de su distribución en un proceso único.
Asimismo, desde el aspecto procesal, se sostiene que favorece la disminución hasta la
eliminación de gastos procesales, se evitan las complicaciones y dilaciones propias de la
multiplicidad de procedimientos sucesorios.
Este criterio contempla un solo juez, una sola ley y una sola masa sucesoria.
b) El sistema de la sucesión en los bienes, implica la formación de masas hereditarias
distintas según sean distintos los lugares donde aquéllos se encuentren, provocando un
abanico jurisdiccional y de legislaciones aplicables.
Este sistema encuentra como principal fundamento la protección de la soberanía
nacional y los intereses del Estado. La soberanía es una e indivisible y se extiende a todos los
bienes situados en el territorio, aun los que componen una sucesión. Toda ley de sucesión
es una ley que interesa al orden público, y son instrumentos de los que el legislador se sirve
para tal o cual principio de organización social o política. También mediante este sistema se
afirma salvaguardar el derecho del fisco a las sucesiones vacantes dentro del país, basado
sobre el dominio eminente del Estado.
Poniendo el eje en la transmisión de los bienes, se afirma que el heredero no es un
simple continuador de la persona del causante, sino su verdadero sucesor, mediante título
traslativo de dominio. También, que la sucesión no depende de la voluntad del hombre, si
bien las afecciones naturales y presuntas del hombre son tenidas en consideración, no son
ni pueden ser sino secundarias.
Se sostiene, asimismo, que favorece la inmutabilidad del régimen internacional de los
bienes, que continuarán rigiéndose durante la transmisión por actos mortis causa, por la
misma ley a la que estaban sujetos por actos inter vivos.
De lo visto, es posible suponer que, desde el aspecto legislativo, no es sencillo sostener
uno u otro sistema en forma pura y que los Estados pueden adoptar uno como criterio
central reconociendo algunas excepciones, lo que da surgimiento a los llamados sistemas
mixtos, que nacen de la combinación de las soluciones de los sistemas extremos. Se propicia
la aplicación en materia sucesoria de la ley personal (último domicilio o nacionalidad) para
los efectos personales y en relación a los bienes muebles; y adopta lex rei sitae para los
bienes inmuebles.
Así entonces, los Estados que adopten el sistema de la universalidad determinarán —y
admitirán— la tramitación de un único proceso y de una única ley aplicable, en tanto que el
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sistema territorial y el mixto, admitirán la pluralidad normativa y jurisdiccional.
Dicho esto, pasaremos a analizar cuál es el sistema adoptado por la República Argentina
en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, refiriendo a modo de comparación lo
dispuesto por el anterior régimen de fuente interna, como así también a las normas de
fuente convencional, cuando se considere oportuno.
III. La sucesión internacional en el sistema argentino
El nuevo Código Civil y Comercial inicia el tratamiento del sistema sucesorio con
elementos de extranjería, determinando la jurisdicción internacionalmente competente, y
así dispone que "[s]on competentes para entender en la sucesión por causa de muerte, los
jueces del último domicilio del causante o los del lugar de situación de los bienes inmuebles
en el país respecto de éstos" (artículo 2643). (5)
Una lectura rápida de la norma nos llevaría a sostener que se ha replicado la solución
adoptada en el sistema anterior según la interpretación que los jueces hacían de las normas
aplicables (6), pero tal afirmación no sería del todo correcta.
En el Código Civil de Vélez Sarsfield se estableció la jurisdicción competente en materia
sucesoria internacional en el artículo 3284 (concordante con el art. 90, inc. 7º). (7)
Así se preveía que la jurisdicción sobre la sucesión corresponde a los jueces del lugar del
último domicilio del difunto ante los que debían entablarse las demandas relativas a:
1°) Bienes hereditarios, hasta la partición inclusive, cuando son interpuestas por algunos
de los sucesores universales contra sus coherederos.
2°) Garantías de los lotes entre los copartícipes, y las que tiendan a la reforma o nulidad
de la partición.
3°) Ejecución de las disposiciones del testador, aun a título particular, como sobre la
entrega de los legado.
4°) Acciones personales de los acreedores del difunto, antes de la división de la herencia.
A modo de aclaración, el último párrafo de la nota al artículo 3283 (derecho aplicable),
expresaba. "[c]uando dicen los códigos que la sucesión se abre en el domicilio del difunto,
importa decir, que la jurisdicción sobre la sucesión está en el último domicilio del difunto, y
que la rigen las leyes locales de ese domicilio".
La misma nota, luego de fundamentar tal solución en la tesis de la unidad sucesoria en la
consideración del patrimonio como una unidad de objeto ideal, según el seguimiento de la
doctrina savignyana (Derecho romano, t. 8, ps. 375 y 376) y descartar la aplicación de la
locus rei sitae en esta materia, refiere: "[p]uede llamarse una excepción al este principio
general, lo que está dispuesto respecto a la transmisión de los bienes raíces que forman una
parte del territorio del Estado, y cuyo título debe siempre ser transferido en conformidad a
las leyes de la República, art. 10 de este Código".

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Importantes voces de doctrina y jurisprudencia debatieron largamente sobre la
aplicación del artículo 10 del Código Civil a las sucesiones, o si aquél sólo regía la
transmisión de los bienes considerados en forma uti singuli.
Así en el caso "Mandl, Federico A. M. s/ sucesión", resuelto por la Cámara Nacional en lo
Civil, sala C, con fecha 3/3/1981, se sostuvo: "....Atento al fundamento y alcance de lo aquí
resuelto, no sería indispensable emitir pronunciamiento sobre la cuestión referida a la
unidad o pluralidad de sucesiones. Sin embargo, la sala reitera sobre el punto el criterio
sustentado en otros antecedentes, concordantes con los fundamentos vertidos por el fiscal
de Cámara a fs. 604, en el sentido de que por aplicación de lo dispuesto por el art. 10 del
Código Civil, haciendo una excepción al principio de la unidad de sucesiones (art. 3283,
Código Civil, y su nota), corresponde admitir la competencia del juez del lugar donde se
hallan situados en la República los bienes inmuebles, o al de cualquiera de los lugares donde
esos bienes estuvieran situados si fueren varios (CNCiv., sala C, R. 259.161, abril 10 de 1980,
y precedentes jurisprudenciales y doctrinarios citados en el dictamen de fs. 604)".
En similar sentido, se dijo: "...[p]ero más allá de lo expresado, hay que afirmar la
existencia de la jurisdicción internacional argentina siempre que haya bienes del patrimonio
relicto en el país (aplicación analógica del art. 16, ley 14.394). Rechazar la jurisdicción
internacional argentina por hallarse el domicilio final del causante en el extranjero, pero
existiendo bienes relictos en el país, significa confundir el tema en análisis, ya que por una
parte existe la lucha de la unidad o fraccionamiento en materia de jurisdicción y por otro
lado las divergencias doctrinarias en cuanto a la unidad o fraccionamiento de la ley
aplicable". (8) Profundizando el análisis de la cuestión, el magistrado continúa diciendo que
"...[a]tento ello, y lo dispuesto en el art. 3283 del Código Civil, corresponde aplicar al caso la
ley del Estado de Florida —último domicilio del causante—... [e]l Código Civil Argentino se
inscribe en la vertiente romana en cuanto a que lo que se transmite es un 'patrimonio', tal
concepto surge en forma indubitable de lo expresado en los arts. 3279 y 3281 del mismo.
Ante la definición tan precisa expresada en la última norma citada, no puede aceptarse la
tesis de aquellos que sostienen que el patrimonio frente a la muerte de su principal,
desaparece no quedando sino bienes sueltos, de los que se encarga el Estado, bajo cuya
jurisdicción se encuentran, de decidir sobre su titularidad actual... Entiéndase básicamente
que 'unidad' en el caso 'sub examine' significa que el patrimonio se va a transmitir aplicando
una sola ley a la sucesión hereditaria, sin que importe el lugar donde se tramita el juicio". Se
marca así, claramente en este caso, la distinción entre los criterios atributivos de
jurisdicción internacional y los de la ley aplicable.
A su turno, en el asunto "Durall Pujol, Joaquín" y otro se sostuvo que, "...si bien
prestigiosos tribunales y doctrinarios se han expedido, en base a los arts. 10 y 11 del Código
Civil, en el sentido de que ante la existencia de bienes raíces o muebles de situación
permanente se resquebraja el principio referido en el párrafo precedente, pudiendo
acudirse a los jueces del lugar de situación de éstos, debo destacar que tal tesitura, que
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tampoco es uniforme, no resulta de aplicación en el sub lite. Ello en cuanto no existe
ninguna conexión subjetiva que vincule al sucesorio ni con nuestro derecho sustantivo ni
con nuestra jurisdicción...". (9)
Corresponde sí dejar en claro que la divergencia de interpretación estaba dada sólo con
la existencia de bienes inmuebles en el territorio de la República Argentina, que constituían
la única excepción al sistema de la universalidad y unidad del proceso sucesorio que
establecía el artículo 3284.
IV. La determinación del juez competente en la nueva norma
La nueva norma introduce, en forma alternativa (10), el llamado "foro del patrimonio",
que, como vimos, no se hallaba contemplado expresamente en las disposiciones del Código
Civil de Vélez en materia sucesoria, y tampoco era ese el carácter reconocido por parte de la
jurisprudencia a la remisión efectuada al artículo 10, ya que se entendía que la jurisdicción
de los tribunales locales en materia de inmuebles situados en el país tenía carácter
exclusivo.
Se adopta, en forma expresa, un punto de conexión personal (último domicilio del
causante) y otro real (lugar de situación de los bienes inmuebles en el país respecto de
éstos).
La aparente claridad o sencillez de los términos del artículo 2643 del nuevo Código, nos
genera el interrogante de si el sistema general adoptado es el de la unidad sucesoria, el de
la pluralidad, o un sistema mixto, dado que los términos en que ha sido redactado puede
conducir a la tramitación de un proceso único ante el juez del último domicilio del causante
en el país (si la masa patrimonial está constituida sólo de derechos y bienes muebles, y
porque no, bienes raíces en territorio extranjero); o bien, frente a la existencia de inmuebles
en el territorio nacional, llevar a la pluralidad del trámite de los procesos sucesorios por la
asignación, determinación de competencia internacional múltiple.
El DIPr. de sucesión se asienta, en la consideración patrimonial de los bienes que
componen la sucesión, escapando a una concepción real (uti singuli), como así también en
el alcance del elemento personal y su dominio sobre los aspectos reales propio de los
sistemas de tradición romanista, asentados sobre el principio de la universalidad de la
sucesión.
La jurisdicción personal del último domicilio del causante resulta, a las claras, un foro
razonable. Designa la ubicación del patrimonio del difunto así como su lugar relevante
acerca de los actos de última voluntad, favorece un buen desarrollo del proceso, la
obtención de pruebas, la ejecución de la decisión, de medidas cautelares y la administración
del caudal relicto.
El foro del domicilio conduce a la unicidad procesal (ya que el domicilio, como atributo
de la persona es único) y encuentra, como ya dije, su antecedente legislativo en las
soluciones establecidas en el anterior Código Civil, por los artículos 90, inc. 7º, y 3284, este
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último en cuanto dispuso que "[l]a jurisdicción sobre la sucesión corresponde a los jueces
del lugar del último domicilio del difunto...".
Menor justificación en nuestra tradición normativa parece tener el foro dispuesto en
relación a la existencia de bienes inmuebles. El anterior debate suscitado en torno a la
remisión al artículo 10 en el Código Civil de Vélez, efectuada en la nota del artículo 3283,
buscaba fundamentar la exclusividad de la ley y del foro de situación del inmueble en
alegadas cuestiones de soberanía nacional por la referencia a los bienes raíces "situados en
la República".
En esta materia, la propiedad inmobiliaria aparece como un vínculo débil y debemos
recordar que el interés público, que justificaría el foro exclusivo de los bienes inmuebles,
tiene sus raíces en el criterio histórico de la territorialidad que desde el feudalismo pasa a
integrar —con Mancini— el concepto de soberanía del Estado que se extiende a los bienes
inmuebles como una parte accesoria al propio territorio estatal.
Los "foros reales" —que son aquellos que establecen, determinan, la competencia a
favor de los tribunales del lugar de situación de los bienes (11)— son más propios en
cuestiones de derechos reales que en sucesiones, y en aquellos temas suele además
reconocerse un carácter exclusivo.
Sin embargo, es oportuno advertir que destacada doctrina española, al momento de
analizar la inclusión, en el Reglamento de Bruselas I (12), de los foros exclusivos de
competencia judicial internacional en materia de derechos reales inmobiliarios y contratos
de arrendamiento de bienes inmuebles, tiene dicho que "se trata, sin lugar a dudas, de un
concepto trasnochado, muy alejado de la apertura actual del tráfico de bienes inmuebles,
cuya naturaleza poco tiene que ver ya con indicios de riqueza, poder o soberanía. De ahí
que, de lege ferenda, haya que dar la razón, necesariamente, a quienes con argumentos
intachables defienden la desaparición de este foro exclusivo (D. P. Fernández-Arroyo) al
tiempo que, de lege lata, deba ser bien recibido un principio de interpretación restrictiva de
su alcance". (13)
En nuestro territorio, específicamente en materia sucesoria los Tratados de Montevideo
de Derecho Civil Internacional de 1889 y 1940 adoptaron el sistema de la pluralidad de
procedimientos en los artículos 66 y 63, respectivamente, cuando disponen que los juicios a
que dé lugar la sucesión por causa de muerte se seguirán ante los jueces de los lugares en
donde se hallen situados los bienes hereditarios.
A modo de comparación, corresponde realizar una breve referencia al reciente
Reglamento (UE) nro. 650/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo, del 4 de julio de
2012, relativo a la Competencia, la Ley Aplicable, el Reconocimiento y la Ejecución de las
Resoluciones, a la Aceptación y la Ejecución de los Documentos Públicos en Materia de
Sucesiones Mortis Causa y a la Creación de un Certificado Sucesorio Europeo, ha dispuesto
como criterio general, en el artículo 4º, la adopción del sistema de la universalidad o unidad

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en materia sucesoria.
Así, prevé: "Competencia general: Los tribunales del Estado miembro en el que el
causante tuviera su residencia habitual en el momento del fallecimiento tendrán
competencia para resolver sobre la totalidad de la sucesión".
A su turno, tal jurisdicción no se encuentra establecida en forma exclusiva, tampoco en
forma imperativa, ya que en el artículo 5º se prevé la elección de foro en materia sucesoria
(14); se prevé la jurisdicción subsidiaria (15), el foro de necesidad (16), y dado que este
Reglamento privilegia la autonomía de la voluntad del causante en materia de elección de
ley aplicable a la sucesión, resuelve cuestiones relativas a la vinculación de la ley aplicable y
la jurisdicción competente (forum causae). (17)
Por nuestra parte, y como ya se destacó, una lectura del nuevo artículo del Código Civil y
Comercial desprendida de las interpretaciones y debates doctrinarios originados con el
anterior sistema, advierte que la remisión al foro del lugar de situación del inmueble no
resulta imperativa ni exclusiva, sino que se han empleado dos puntos de conexión en forma
alternativa al utilizar una disyunción ("o") en la enunciación de los foros establecidos.
Asimismo, corresponde tener presente que, al no establecer la norma nacional el foro
del patrimonio en forma exclusiva, sino de manera concurrente, no podrá operar como
negación del reconocimiento de una sentencia extranjera dictada ante el juez del último
domicilio del causante en otro país.
V. La ley aplicable en la sucesión internacional
Ya hemos visto que el derecho sucesorio se integra por el conjunto de consecuencias
patrimoniales derivadas del hecho jurídico de la muerte. Si se relaciona el derecho sucesorio
con el régimen de la tierra, conduce a la aplicación de la ley de la situación de los bienes; de
lo contrario deriva en la sujeción a la ley personal del causante.
Vélez Sarsfield se ocupó de esta delicada cuestión en el Libro IV, Sección I, Título I, "De
las sucesiones" (arts. 3283 y ss.), y en el Título XI, "De la sucesión testamentaria" (arts. 3612
y ss.).
El artículo 3283 del Código Civil estableció que el derecho de sucesión al patrimonio del
difunto se rige por el derecho local del domicilio que el difunto tenía a su muerte, sean los
sucesores nacionales o extranjeros. La nota a este artículo expresaba dos de sus
fundamentos básicos: "...el patrimonio no está fijo en un lugar y no se le podría asignar el
locus rei sitae. Considerar como tal el lugar en que está situada la mayor parte de los bienes
sería una idea arbitraria, pues ella no tiene nada de preciso y también porque la parte
menor de los bienes, merece tanta consideración como la parte mayor"; así, la noción de
patrimonio impone la aplicación de una única ley sucesoria. También expuso: "[r]especto a
las sucesiones ab intestato hay una consideración especial. Reposan sobre la voluntad
presunta del difunto, no porque esa voluntad pueda considerarse como un hecho cierto
respecto a una persona determinada, sino porque cada ley positiva, cada código, adopta la
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presunción general que le parece más apropiada a la naturaleza de las relaciones de familia.
Se concibe fácilmente que esa presunción varíe según las diversas legislaciones, pero no que
en un caso dado, se presuma que el difunto haya podido tener voluntad diferente para las
diversas partes de sus bienes, y que haya querido otro heredero para su casa, que para sus
dominios rurales, o para su dinero, cuando no ha hecho una declaración expresa por
testamento". En la nota Vélez cita como fuente a Savigny (Derecho romano, t. VIII,
parágrafos 375 y 376).
El sistema de la continuación de la persona del causante por sus herederos concibe a la
sucesión como la transmisión de una universalidad jurídica de contenido indeterminado (el
patrimonio) y, por lo tanto, sometida a una ley única.
Por el contrario, el sistema de la sucesión en los bienes implica la formación de masas
hereditarias distintas según sean distintos los lugares donde se encuentren, abriendo un
abanico de legislaciones aplicables.
En sintonía con esto podemos considerar que el artículo 2648, regulador de la herencia
vacante, y que será objeto de comentario más adelante, constituye un nuevo ejemplo de
pluralidad al separar los bienes situados en el territorio del imperio de la ley aplicable del
domicilio a la sucesión en el supuesto de que tal ley no adjudique al Estado argentino
(Nacional, provincial o municipal) los bienes situados en su territorio y somete tal supuesto
al derecho local.
El nuevo Código Civil y Comercial establece que "[l]a sucesión por causa de muerte se
rige por el derecho del domicilio del causante al tiempo de su fallecimiento. Respecto de los
bienes inmuebles situados en el país, se aplica el derecho argentino" (art. 2644) y regula el
tema de las sucesiones en el Libro Quinto, "Transmisión de derechos por causa de muerte"
(arts. 2277 y ss.).
La doctrina nacional especializada se ha expedido en el sentido de entender que la
interpretación que hay que hacer en este punto es igual a la que se hacía con el anterior
sistema y que era aplicado por los jueces como un sistema plural cuando había inmuebles.
Así, en las Conferencias de Morón sobre Reforma del Código Civil y Comercial: Sucesión
Internacional se sostuvo que "[e]stamos en presencia de una unidad legislativa y una
pluralidad jurisdiccional por haber una jurisdicción concurrente". (18)
Éste es el sistema adoptado en la reforma y sus disposiciones son aplicables tanto a la
sucesión testamentaria como a la ab intestato, ya que en la hipótesis, en el antecedente de
la norma no se efectúa distinción refiriendo de manera amplia a la sucesión por causa de
muerte. Por separado refirió a la sucesión testamentaria por cuestiones de capacidad y
forma (arts. 2645 a 2647).
En la nueva norma se suprime el término "local" que tenía el artículo 3283, en referencia
al derecho establecido por la regla de conflicto. Impone, en concordancia con el artículo
2596 (19), la consideración de las normas de conflicto del derecho del último domicilio del
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causante, habilitando la aplicación del reenvío de primer grado.
Así, el artículo 2596 determina que "[c]uando un derecho extranjero resulta aplicable a
una relación jurídica también es aplicable el derecho internacional privado de ese país. Si el
derecho extranjero aplicable reenvía al derecho argentino resultan aplicables las normas del
derecho interno argentino. Cuando, en una relación jurídica, las partes eligen el derecho de
un determinado país, se entiende elegido el derecho interno de ese Estado, excepto
referencia expresa en contrario". (20)
Cabe recordar que frente al problema del "reenvío" se adopta la teoría de la remisión
integral, en virtud de la cual la regla de DIPr. que declara aplicable al derecho extranjero se
refiere a él en su totalidad, comprendiendo las normas indirectas de exportación, de
importación y normas materiales. Entre los argumentos de esta teoría se sostiene que todo
el sistema de una legislación nacional compuesta de leyes de fondo y de conflicto forma un
conjunto inseparable, dictado para ser aplicado en su totalidad, razón por la cual, cuando la
norma de conflicto nacional designa la aplicación de un sistema jurídico extranjero, éste
debe considerarse en su totalidad.
El artículo 2596 viene a introducir una gran modificación en nuestro sistema con la
adopción expresa del reenvío, cuando, tanto su inclusión en el Código de Vélez y otras leyes,
como su conveniencia de aplicación era fuertemente debatida por la doctrina, y
prácticamente ignorada en los tribunales. Sigue en esto los criterios adoptados en los
proyectos anteriores.
No obstante, la regulación resulta por una parte, incompleta, ya que sólo aplica el
reenvío de primer grado, sin indicar la forma de resolver los posibles reenvíos en grado
sucesivo; y por la otra, de cuestionable conveniencia en materia sucesoria, ya que el
derecho aplicado en al caso concreto podría no resultar ser el más adecuado a la naturaleza
esencial de la relación jurídica "sucesiones" dado que la solución final de aplicar la lex fori
no respetaría ni la ley personal del domicilio del causante, ni la real (lex rei sitae).
Además de la cuestión propia del reenvío y del empleo del término amplio de "derecho"
de manera general en todo el articulado destinado al derecho internacional privado, y
especialmente en el artículo 2644, directamente vinculada a la cuestión del derecho
aplicable a la materia sucesoria, debemos considerar lo dispuesto en el artículo 2595 (21)
destinado a solucionar el problema relativo a la aplicación del derecho extranjero.
Se establece que cuando un derecho extranjero resulta aplicable, el juez establece su
contenido, y está obligado a interpretarlo como lo harían los jueces del Estado al que ese
derecho pertenece, sin perjuicio de que las partes puedan alegar y probar la existencia de la
ley invocada. Si el contenido del derecho extranjero no puede ser establecido se aplica el
derecho argentino.
A este respecto se sostiene que "el respeto al país extranjero y, en su caso, a las
personas que en él han actuado, exige que 'apliquemos' el Derecho extranjero tal cual lo
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aplicarían en el país respectivo. Lo que nosotros hacemos, no es, pues, en realidad
'aplicación', sino que es 'imitación del Derecho extranjero' (teoría del uso jurídico)". (22)
Conforme a esta teoría, al declarar aplicable el Derecho extranjero, la referencia no se
hace a las normas jurídicas extranjeras sino a la sentencia que con el mayor grado asequible
de probabilidad dictaría el juez extranjero con miras al particular sometido a su Derecho, en
la hipótesis de que este particular realmente se hallase radicado en sus estrados.
También se prevé que si existen varios sistemas jurídicos covigentes con competencia
territorial o personal, o se suceden diferentes ordenamientos legales, el derecho aplicable
se determina por las reglas en vigor dentro del Estado al que ese derecho pertenece y, en
defecto de tales reglas, por el sistema jurídico en disputa que presente los vínculos más
estrechos con la relación jurídica de que se trate.
A su turno, el último párrafo del artículo referido alude a la cuestión del dépeçage al
prever que si diversos derechos son aplicables a diferentes aspectos de una misma situación
jurídica o a diversas relaciones jurídicas comprendidas en un mismo caso, esos derechos
deben ser armonizados, procurando realizar las adaptaciones necesarias para respetar las
finalidades perseguidas por cada uno de ellos.
La técnica de "ajuste" o "adaptación" del DIPr. responde al problema de la
incompatibilidad o fricción entre normas de distintos sistemas jurídicos que deben ser
aplicados simultáneamente; y puede resultar necesario emplear para distintos aspectos de
la situación privada internacional leyes distintas, ya sean todas ellas leyes extranjeras o bien
una o varias leyes extranjeras junto a la lex fori. Tiene por finalidad brindar una regulación
armoniosa y coherente del supuesto internacional.
Con mejor técnica de redacción el artículo 9º de la CIDIP II prevé que "[l]as diversas leyes
que puedan ser competentes para regular los diferentes aspectos de una misma relación
jurídica, serán aplicadas armónicamente, procurando realizar las finalidades perseguidas
por cada una de dichas legislaciones. Las posibles dificultades causadas por su aplicación
simultánea, se resolverán teniendo en cuenta las exigencias impuestas por la equidad en el
caso concreto". (23)
VI. Sucesión testamentaria
El Código Civil y Comercial efectúa una referencia expresa la sucesión testamentaria
internacional tan sólo en el artículo el 2645, llamado a resolver la cuestión de las formas del
testamento, el artículo 2647, que determina la ley aplicable para juzgar la capacidad para
testar, y el artículo 2646, regulador del testamento consular.
Parte de la doctrina especializada ha sostenido que el nuevo Código no previó la ley
aplicable al contenido del testamento sólo a la forma por lo que habría que tener en cuenta
la solución establecida en el anterior artículo 3612 del Código Civil de Vélez. (24)
No obstante tal prestigiosa opinión, entiendo que no resulta necesario recurrir a la

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norma derogada para regular la sucesión testamentaria.
Corresponde aclarar que los términos en los que se encuentran redactados los artículos
2643 —determinante de la jurisdicción internacional— y 2644 —atributivo del derecho
aplicable— refieren a la sucesión por causa de muerte sin distinguir si ella resulta ser ab
intestato o testamentaria, por cuanto, como ya expuse, aquellos artículos regulan ambas
situaciones, de lo que resulta que el juez competente para entender en una sucesión
testamentaria es el del último domicilio del causante o los del lugar de situación de los
bienes inmuebles en el país respecto de éstos; y corresponde aplicar derecho del domicilio
del causante al tiempo de su fallecimiento, salvo en lo que respecta a los bienes inmuebles
situados en el país, caso en el que corresponde aplicar el derecho argentino.
Se entiende así que los artículos 2643 y 2644 resuelven el conflicto de la jurisdicción
competente y la ley aplicable en una sucesión testamentaria con elementos de extranjería,
el artículo 2645, viene a ocuparse sólo de la cuestión de las formas del testamento.
Sí considero una importante omisión, el hecho de que no se haya incluido un concepto,
noción, una calificación de lo que ha de entenderse por "testamento".
Tal omisión parece haber constituido un objetivo deliberado de los redactores de la
reforma que entendieron conveniente no incluir muchas definiciones en el articulado, como
así tampoco regular el problema de las calificaciones en el derecho internacional privado.
El artículo 3607 del Código Civil de Vélez calificaba el testamento como el acto escrito,
celebrado con las solemnidades de la ley, por el cual una persona dispone de todo o parte
de sus bienes para después de su muerte.
En el Título IV del Libro Sexto del nuevo Código no se encuentra una definición de
testamento, una noción que más allá de establecer o no sus requisitos formales (escritura,
firma, testigos), establezca y dé cuenta de la naturaleza (acto o documento) y la finalidad
del mismo; por otra parte, al no haberse adoptado un criterio para resolver el problema de
las calificaciones, podrá el juez recurrir a buscar dicha noción en su propio ordenamiento
material (lex fori) o recurrir a la ley que dio origen al acto jurídico (lex causae).
Si el magistrado argentino estima oportuno recurrir a su lex interna fori, lo encontrará
normado con diversa naturaleza jurídica. Veremos que el artículo 2462 se refiere al
testamento como un derecho de la persona humana a "disponer libremente de los bienes
para después de su muerte" y un "acto que puede incluir disposiciones extrapatrimoniales".
Y por su parte el artículo 2463 prevé que "las reglas establecidas para los actos jurídicos se
aplican a los testamentos en cuanto no sean alteradas por las disposiciones de este Título".
Los ordenamientos jurídicos pueden admitir, además de la sucesión testamentaria y la ab
intestato, los denominados "pactos sucesorios·. En general, los sistemas jurídicos
influenciados por el derecho romano prohíben los pactos sucesorios, por el contrario, los
sistemas germánicos y el actual derecho suizo, los aceptan para facilitar la conservación y
unidad del patrimonio familiar con el amplio reconocimiento de la autonomía de la
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voluntad.
El nuevo Código establece que el testamento otorgado en el extranjero es válido en la
República según las formas exigidas por la ley del lugar de su otorgamiento, por la ley del
domicilio, de la residencia habitual o de la nacionalidad del testador al momento de testar o
por las formas legales argentinas (art. 2645).
Entiendo que la nueva disposición se encuentra en concordancia con las normas del
Código Civil de Vélez Sarsfield que sometían los testamentos hechos en el país a las formas
establecidas en aquel Código, y si un argentino testaba en el exterior conforme a la locus
regit actum, ese testamento era considerado válido en el país. El artículo 3638 disponía la
validez del testamento realizado en el extranjero conforme a la ley de la residencia,
nacionalidad o las formas dispuestas por el Código.
Pero no se debe perder el enfoque: el artículo se aplica solamente a la validez extrínseca,
ya que la validez intrínseca queda sometida al derecho fijado, determinado, por el artículo
2644, que regula la sucesión sin diferenciar entre ab intestato y testamentaria, por cuanto la
validez de las disposiciones testamentarias quedan sometidas a la ley del último domicilio
del causante, y a la ley del lugar se situación de los inmuebles en Argentina, si los hubiere.
A su turno, corresponde destacar que esta solución, si bien sigue los lineamientos del
sistema anterior de fuente interna, no se halla en concordancia con lo dispuesto en el
Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1889, que al adoptar un sistema
pluralista en materia sucesoria adopta un criterio real para determinar la validez formal del
testamento. Así, establece: "La ley del lugar de la situación de los bienes hereditarios, al
tiempo de la muerte de la persona de cuya sucesión se trate, rige la forma del testamento.
Esto no obstante, el testamento otorgado por acto público en cualquiera de los Estados
contratantes será admitido en todos los demás" (artículo 44).
El artículo 2645 es una norma de estructura indirecta, unilateral y de importación ya que
se refiere a las formas del testamento hecho en el extranjero que debe surtir efectos en la
Nación.
Contiene varios puntos de conexión de manera alternativa, constituyendo una regla de
conflicto plural o compleja, que establece la validez formal del documento en consideración
a diversos criterios siendo igualmente válido el documento que hubiere respetado las forma
de cualquiera de ellos (ley del lugar de su otorgamiento, del domicilio, la residencia
habitual, la nacionalidad del testador, o las formas legales argentinas).
El primero constituye un punto de conexión relativo al acto (lugar de otorgamiento)
receptando la aplicación de la locus regit actum, en concordancia con lo dispuesto para los
actos jurídicos en general por el artículo 2649, primer párrafo. (25) Es también un punto de
conexión fijo o inmutable, ya que la ley aplicable a la forma del testamento queda
establecida en el momento de su celebración u otorgamiento.
Seguidamente, menciona tres puntos de conexión personales (domicilio, residencia,
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nacionalidad), y como estos puntos de conexión son esencialmente mutables, el legislador
los fija temporalmente al momento de la celebración del acto.
Por último, se efectúa un reenvío interno a las formas testamentarias permitidas por el
propio Código, y así encontramos el testamento consular (art. 2646), el ológrafo (art. 2477,
2478) y el celebrado por acto público (art. 2479 a 2481).
En lo que respecta al testamento consular se establece que resulta válido el testamento
hecho por escrito en un país extranjero por un ciudadano argentino o por un extranjero
domiciliado en el Estado, ante un ministro plenipotenciario del Gobierno de la República, o
un encargado de negocios o un cónsul en presencia de dos testigos domiciliados en el lugar
donde se otorgue el testamento, debiendo el instrumento llevar la autenticación de la
legación o consulado.
Si existiese un jefe de legación, el testamento otorgado en la forma prescripta
anteriormente que no lo haya sido conferido ante él, debe, no obstante, llevar su visto
bueno al pie del testamento abierto, y en el cerrado sobre la carátula.
También exige que el testamento abierto deba ser siempre rubricado por el mismo jefe
de legación al principio y al fin de cada página, o por el cónsul, si no hubiese legación. Si no
existe un consulado ni una legación de la República, estas diligencias deben ser llenadas por
un ministro o cónsul de una nación amiga.
Una copia del testamento abierto, o de la carátula en caso de testamento cerrado, debe
ser remitida por el jefe de legación y, a falta de éste, el cónsul, al ministro de Relaciones
Exteriores de la República, quien debe abonar, certificar la firma del jefe de la legación o del
cónsul y lo debe remitir al juez del último domicilio del difunto en la República, para que lo
haga incorporar en los protocolos de un escribano del mismo domicilio.
En el supuesto en que se desconozca el domicilio del testador en la República, el
testamento debe ser remitido por el ministro de Relaciones Exteriores a un juez nacional de
primera instancia para su incorporación en los protocolos de la escribanía que el mismo juez
designe.
Para el cumplimiento del objetivo que le es propio (la regulación de las relaciones
iusprivatistas internacionales), el derecho internacional privado se vale, generalmente, de
las típicas normas indirectas o reglas de conflicto y así fijar la ley que el sistema jurídico
estime responder con la naturaleza esencial de la relación con elementos extranjeros, el
derecho que resulte tener más proximidad, conexión e interés en la cuestión.
Pero también, para cumplir su cometido, el DIPr., puede utilizar normas de estructura
directa, estableciendo la solución en forma específica, concreta al caso iusprivatista
internacional. Esta técnica legislativa, no es habitual en el derecho de fuente interna
regulador de relaciones internacionales; mas suele ser empleada en la fuente convencional
y especialmente en los ámbitos de integración regional, en los que, en algunos casos, la
remisión al derecho extranjero implicaría diferentes soluciones y disímiles tratamientos,
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impropios de la igualdad de trato que caracteriza a los espacios de integración.
El artículo 2646 en comentario es una típica norma de estructura directa, en razón de
que no tiene por fin seleccionar la ley aplicable a la cuestión, sino que ella cuenta con la
solución al tema descripto en la hipótesis regulatoria.
Reconoce en el país la eficacia del testamento escrito hecho en país extranjero por un
argentino o por un extranjero domiciliado en el Estado, ante un ministro plenipotenciario
del Gobierno de la República, un encargado de negocios o un cónsul y dos testigos
domiciliados en el lugar donde se otorgue el testamento, teniendo el instrumento la
autenticación de la legación o consulado.
Como requisitos para la validez se advierten: la exigencia de la forma escrita, la presencia
de testigos y del funcionario (argentino o de Nación amiga) o en su ausencia, el visado por
éste del documento; la incorporación del testamento consular en los protocolos de un
escribano del último domicilio del testador en la República, o, si no se conoce el último
domicilio, de la escribanía que el mismo juez designe.
Si bien el nuevo artículo contempla soluciones similares a las establecidas en el Código
Civil, condensa en una sola norma, varias disposiciones que antes tenían tratamiento
separado. Advertimos, entonces, que las soluciones establecidas para el testamento
consular están en correspondencia, concordancia, con las previsiones establecidas en el
régimen jurídico anterior según se hallaba dispuesto en el Libro IV, Sección I, artículos 3636,
3637, 3672 y 3681.
En el artículo 3.636 del Código Civil de Vélez Sarsfield se disponía que "[e]s válido el
testamento escrito hecho en país extranjero por argentino, o por extranjero domiciliado en
el Estado, ante un ministro plenipotenciario del Gobierno de la República, un encargado de
negocios, o un cónsul, y dos testigos argentinos o extranjeros, domiciliados en el lugar
donde se otorgue el testamento, teniendo el instrumento el sello de la legación o
consulado".
Por su parte, el art. 3637, prescribía que "[e]l testamento otorgado en dicha forma y que
no lo haya sido ante un jefe de legación, llevará el visto bueno de éste, si existiese un jefe de
legación, en el testamento abierto al pie de él, y en el cerrado sobre la carátula. El
testamento abierto será siempre rubricado por el mismo jefe al principio y al fin de cada
página, o por el cónsul si no hubiese legación. Si no existiese un consulado ni una legación
de la República, estas diligencias serán llenadas por un ministro o cónsul de una nación
amiga. El jefe de legación, y a falta de éste, el cónsul, remitirá una copia del testamento
abierto o de la carátula del cerrado, al ministro de Relaciones Exteriores de la República, y
éste, abonando la firma del jefe de la legación o del cónsul en su caso, lo remitirá al juez del
último domicilio del difunto en la República, para que lo haga incorporar en los protocolos
de un escribano del mismo domicilio. No conociéndose el domicilio del testador en la
República, el testamento será remitido por el ministro de Relaciones Exteriores a un juez de

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primera instancia de la Capital para su incorporación en los protocolos de la escribanía que
el mismo juez designe".
A su turno, también se preveía que en tiempo de guerra los militares, los voluntarios,
prisioneros, los capellanes y demás personas que se hallen en una expedición militar, o en
un cuartel o guarnición fuera del territorio del país; o los que naveguen en un buque de
guerra de la República, etc.; podían otorgar testamento ante un oficial que tenga a lo menos
el grado de capitán, o ante un intendente del ejército, o ante el auditor general y dos
testigos, ante el comandante del buque y tres testigos; debiendo constar el lugar y la fecha
en que se hacía el testamento. Por otra parte, se establecía que si el buque, antes de volver
a la República Argentina, arribaba a un puerto extranjero en que haya un agente
diplomático o un cónsul argentino, el comandante le debía entregar un ejemplar del
testamento, y el agente lo remitiría al ministro de Marina o si el buque volviese a la
República, debía entregarlo al capitán del puerto, para que lo remita a iguales efectos al
Ministerio de Marina (arts. 3672 y 3681).
VII. La capacidad para testar
De conformidad con lo prescripto por el artículo 2647, la capacidad para otorgar
testamento y revocarlo se rige por el derecho del domicilio del testador al tiempo de la
realización del acto.
Tal disposición se encuentra en concordancias con el régimen jurídico anterior que
sometió, en el artículo 3611, la capacidad o incapacidad para testar a la ley del domicilio del
testador, al tiempo de hacer su testamento. (26)
Resulta ser de solución habitual que la capacidad de testar, al igual que la capacidad para
contratar, contraer matrimonio o adquirir derechos reales, escape a la regla general sobre
capacidad de la persona humana.
Así par la determinación de la ley aplicable a la capacidad general de la persona suele
utilizarse un criterio personal (domicilio o nacionalidad) en tanto que la realización de
determinados actos, requiere considerar la capacidad de los intervinientes en forma
específica, sometiéndola, entonces, a la ley del lugar de realización.
Enfrentándonos con la cuestión de las calificaciones del DIPr., encontramos que, alguna
teoría se inclina por calificar a la capacidad para la realización de un acto jurídico como una
cuestión de forma, quedando así sometida a la locus regit actum.
La ley del lugar de celebración del acto o teoría del favor negotii o del interés nacional, se
basa en que la seguridad de las transacciones y eficacia de los actos hace necesario dejar el
criterio general en capacidad y sujetarla a la ley del lugar de celebración del acto. Como un
ejemplo de esta postura se puede citar al Convenio de La Haya de 1961 sobre Conflicto de
Leyes en Materia de Formas de las Disposiciones Testamentarias en cuanto establece que
"las prescripciones que limiten las formas admitidas de disposiciones testamentarias que se
refieran a la edad, la nacionalidad u otras circunstancias personales del testador, se
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considerarán como cuestiones de forma".
Recordemos que Joseph Story, autor perteneciente a la escuela anglosajona (1779-
1845), sostenía que el estado y la capacidad de la persona se rigen por la ley del domicilio,
pero como excepciones a este principio establecía que la capacidad para adquirir inmuebles
se sometía a la lex situs, la capacidad para contratar, a la ley que rige el contrato, y para
contraer matrimonio, al lugar de celebración. En este sentido era entendido lo dispuesto en
el artículo 10 del Código derogado en cuanto a que la capacidad para transmitir y adquirir
un bien raíz se regía exclusivamente por las disposiciones del propio Código.
Por otra parte, el sistema de la ley personal somete la cuestión de la capacidad para
testar a la misma ley que rige la capacidad general, pudiendo aplicar la ley de la
nacionalidad (Mancini), adoptado por el Código Civil francés de 1804 y casi todos los países
europeos (que deja sin solución los casos de apátridas, de refugiados, o nacionalidades
múltiples), o la ley del domicilio (Savigny, seguido por la mayoría de América Latina).
Este último criterio es el seguido en la norma comentada en cuanto establece que la
capacidad para otorgar testamento y revocarlo se rige por el derecho del domicilio del
testador al tiempo de la realización del acto.
A su turno, el artículo 2464 (Título XI, "Sucesiones testamentarias", Capítulo 1,
"Disposiciones generales") establece que pueden testar las personas mayores de edad al
tiempo del acto, por cuanto si el testamento fue otorgado en el país, la capacidad para
testar resulta análoga a la capacidad general.
La cuestión se regula a través de una norma omnicomprensiva, cuya hipótesis
comprende todos los testamentos, hayan sido otorgados en el país o el extranjero. Es una
norma simple, porque contiene un único punto de conexión (domicilio) y, por lo tanto,
designa una única ley aplicable a la cuestión de la capacidad para testar. La conexión elegida
es mutable, ya que el testador puede cambiar a voluntad su domicilio, por lo que la norma
lo precisa, lo fija temporalmente y así, la capacidad se regirá por la ley del domicilio al
momento del otorgamiento del testamento, y el cambio de domicilio no afectará el régimen
legal aplicable. Por lo tanto, si la persona era incapaz al momento de testar, el testamento
será nulo, sin importar que haya adquirido posteriormente capacidad según la ley del nuevo
domicilio; y a la inversa, el cambio de domicilio no provocará la nulidad de un testamento
válidamente otorgado conforme a la ley del domicilio al momento de su realización por la
incapacidad posterior del testador.
Recordando que los aún vigentes Tratados de Montevideo de Derecho Civil
Internacional, tanto en la versión de 1889 como en la de 1940, adoptaron un criterio
pluralista para la regulación de las sucesiones testamentarias, corresponde destacar que el
de 1889 sometía también la cuestión de la capacidad para testar a la ley del lugar de
situación de los bienes hereditarios. (27)
VIII. Los supuestos de herencia vacante
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El actual Código Civil y Comercial contempla, norma, los supuestos de herencias vacantes
en los siguientes términos: "[s]i el derecho aplicable a la sucesión, en el caso de ausencia de
herederos, no atribuye la sucesión al Estado del lugar de situación de los bienes, los bienes
relictos ubicados en la Argentina, pasan a ser propiedad del Estado argentino, de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires o de la provincia donde estén situados" (art. 2648).
El régimen anterior contemplaba tal hipótesis en el art. 3544, del Libro IV, Sección I.
El Código de Vélez no previó normas relativas a las sucesiones vacantes cuyos bienes se
ubiquen en otros territorios. Debe tenerse presente que la interpretación amplia de las
disposiciones del artículo 10 llevó a parte de la doctrina y jurisprudencia a someter los
bienes inmuebles situados en la República a las leyes nacionales en forma exclusiva, incluso
los comprendidos en los procesos sucesorios.
Con relación a las sucesiones tramitadas en el país, estableció que cuando no hubiere
acreedores a la herencia y se hubiesen vendido los bienes hereditarios, el juez de la
sucesión, de oficio o a solicitud fiscal, debe declarar vacante la herencia y satisfechas todas
las costas y el honorario del curador, pasar la suma de dinero depositada, al Gobierno
nacional o al Gobierno provincial, según fueren las leyes que rigieren sobre las sucesiones
correspondientes al fisco (art. 3544).
El nuevo artículo en estudio constituye una norma de estructura indirecta unilateral, ya
que no está llamada a resolver el conflicto legislativo en relación las herencias vacantes en
general, sino sólo respecto de los bienes situados en el territorio de la República,
desentendiéndose de la los bienes sitos en otros Estados.
Resultará más enmarañado poder afirmar que constituye una norma compleja,
acumulativa, desigual.
Es compleja porque establece dos posibles sistemas jurídicos aplicables: "...el derecho
aplicable a la sucesión..." (lo que implicaría la sujeción al derecho del último domicilio del
causante) y el del lugar de situación de los bienes en el país (ya sin distinción de su
naturaleza mueble o inmueble).
Es acumulativa desigual porque para que proceda la solución brindada por el derecho
sucesorio (domicilio del causante), ella debe conducir a la asignación de la propiedad de los
bienes al Estado del lugar en donde se encuentren sitos, y de no ser así, los bienes relictos
situados en la República Argentina pasan a ser propiedad del Estado argentino, de la Ciudad
Autónoma o de la provincia donde estén situados.
Más allá de esta solución efectuada, resulta extraña la técnica de regulación utilizada en
el presente artículo. En un principio parecería estar aceptando la ley del último domicilio del
causante para regular la cuestión de la herencia vacante, dado que somete los supuestos de
ausencia de herederos, a la solución establecida por la ley aplicable a la sucesión (último
domicilio del causante, como criterio general, y lugar de situación en el supuesto de bienes
raíces en el país).
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Sin embargo, dicha remisión, y la aceptación de ese derecho, se encuentra condicionada
a que la solución establecida por la norma aplicable atribuya los bienes al Estado del lugar
de su situación.
En caso contrario, si la solución del derecho sucesorio fuera distinta, la norma desplaza
su aplicación, estableciendo en forma directa que los bienes relictos ubicados en la
Argentina pasan a ser propiedad del Estado nacional, de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires o de la provincia donde estén situados.
Con similar solución, pero en términos más directos el artículo 3588 del Código Civil
establecía que "[a] falta de los que tengan derecho a heredar conforme a lo dispuesto
anteriormente, los bienes del difunto, sean raíces o muebles, que se encuentren en el
territorio de la República, ya sea extranjero o ciudadano argentino, corresponden al Fisco,
provincial o nacional, según fueren las leyes que rigieren a este respecto". Como así
también que "[l]os derechos y las obligaciones del Estado en general o de los Estados
particulares, en el caso del artículo anterior, serán los mismos que los de los herederos. Para
que el Estado pueda apoderarse de los bienes de una sucesión vacante, el juez debe
entregarlos bajo inventario y tasación judicial. El Fisco sólo responde por la suma que
importan los bienes" (art. 3589).
Por otra parte, los derechos del Estado argentino respecto a los bienes vacantes también
se encuentran ahora contemplados en los artículos 2441 a 2443 (28), previendo que, a
pedido de cualquier interesado o del Ministerio Público, se debe declarar vacante la
herencia si no hay herederos aceptantes ni el causante ha distribuido la totalidad de los
bienes mediante legados. Al declarar la vacancia, el juez debe designar un curador de los
bienes y que la declaración de vacancia se inscribe en los registros correspondientes, por
oficio judicial. Una vez concluida la liquidación, el juez debe mandar entregar los bienes al
Estado que corresponde. Quien reclame posteriormente derechos hereditarios debe
promover la petición de herencia, y tomar los bienes en la situación en que se encuentran,
considerando al Estado como poseedor de buena fe.
Debemos concluir entonces que el nuevo Código establece como única solución posible,
en la hipótesis de regulación de una herencia vacante, la transmisión de la propiedad de los
bienes relictos situados en el país al Estado argentino, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
o la provincia donde se encuentren situados los bienes, sea por autoridad del derecho que
rija la sucesión, o por imposición del artículo 2648.
Quizá hubiere resultado más sencilla la adopción de una norma directa que brinde la
solución buscada y que pudiera operar como mecanismo de orden público internacional
para desconocer el derecho sucesorio extranjero que no otorgue al Estado argentino la
propiedad los bienes situados en su territorio, y no la extraña redacción adoptada.
IX. A modo de colofón
Si bien parte de la doctrina afirma que el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación no
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ha producido en materia sucesoria grandes novedades respecto al sistema reconocido bajo
el régimen de fuente interna anterior, no podemos perder de vista otras disposiciones de
derecho internacional privado que repercuten en esta materia, más allá de resultar preciso
destacar que algunas expresiones utilizadas pueden resultar poco claras respecto a la
adscripción al criterio o sistema de la unidad o pluralidad en el proceso sucesorio.
Como primer punto, debemos recordar que, en virtud a la jerarquía normativa dispuesta
en los artículos 2594 y 2601 del nuevo Código, en coherencia a lo dispuesto por la
Constitución Nacional en el artículo 75, inc. 22, y la reiterada jurisprudencia sentada en este
tema, las normas de fuente interna se aplican ante la ausencia de norma convencional que
contemple y resulte aplicable al supuesto iusprivatista internacional.
A su turno, como criterio general en el artículo 2595 se abandona la concepción realista
del derecho, que fuera adoptada por Vélez en el artículo 13, y su nota respectiva,
estableciendo soluciones que se condicen con las disposiciones de fuente internacional,
específicamente la Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho
Internacional Privado de 1979; se acoge la teoría del uso jurídico y la técnica de la
adaptación y armonización, resultando tal solución importante, decisiva, al momento de
determinar, aplicar e interpretar el derecho llamado a regir la sucesión.
A su turno, la reiterada utilización del vocablo "derecho" a lo largo del Título IV del Libro
Sexto puede ser apropiada ante ciertas materias como obligaciones, contratos o negocios
internacionales, pero plantea serias dudas la conveniencia de una remisión al sistema
foráneo tan amplia, comprensiva de los principios generales, usos y costumbres del Estado
extranjero, en cuestiones relativas al derecho sucesorio o relaciones de familia y filiación.
En lo que respecta específicamente al derecho aplicable a la sucesión, el artículo 2644
parece adscribir al sistema mixto, tanto para la sucesión ab intestato como la testamentaria,
al admitir la aplicación de la lex situs a los inmuebles localizados en el territorio de la
República, y establecer el dominio del derecho del último domicilio del causante.
La supresión del vocablo "local" habilita el recurso del reenvío en un todo de acuerdo
con lo normado por el artículo 2596, debiéndose resolver el conflicto negativo de leyes
como un reenvío de primer grado que conduce a la aplicación del derecho sustantivo del
juez que entiende en la causa. Este artículo introduce una gran modificación en el régimen
argentino con la adopción expresa del reenvío, cuando, tanto su inclusión en el Código de
Vélez y otras leyes, como la conveniencia de su aplicación era fuertemente debatida por la
doctrina, y prácticamente ignorada en los tribunales.
No obstante, tal inclusión resulta, por una parte, incompleta, ya que sólo aplica el
reenvío de primer grado, sin indicar la forma de resolver los posibles reenvíos en grado
sucesivo, y, por la otra, de cuestionable conveniencia en materia sucesoria, ya que el
derecho aplicado en al caso concreto podría no ser el más adecuado a la naturaleza esencial
de la relación jurídica "sucesiones" dado que la solución final de aplicar la lex fori no

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respetaría ni la ley personal del domicilio del causante, ni la real (lex rei sitae).
En cuanto a la jurisdicción internacionalmente competente, y como ya se destacó, una
lectura del nuevo artículo desprendida de las interpretaciones y debates originados con el
anterior sistema, advierte que la remisión al foro del lugar de situación del inmueble no
resulta imperativa ni exclusiva, sino que se han colocado los punto de conexión de manera
alternativa al emplear una disyunción ("o") en la enunciación de los foros competentes, por
cuanto puede sostenerse que son jurisdicciones concurrentes la del último domicilio del
difunto y la del lugar de situación del bien raíz localizado en el territorio de la República.
Asimismo, corresponde poner de relieve que, al no establecer la norma nacional el foro
del patrimonio en forma exclusiva, sino de manera concurrente, ya no podrá operar como
negación de la jurisdicción foránea del último domicilio del causante para el reconocimiento
de una sentencia extranjera.
En lo que respecta a la sucesión testamentaria, son de aplicación los artículos 2643 y
2644 para la determinación de la jurisdicción competente y el derecho aplicable.
Con relación a las formas testamentarias, el nuevo Código no introduce modificaciones
sustanciales respecto al régimen vigente con anterioridad.
Tampoco lo hace en relación al testamento consular, pero si bien el artículo 2646 al
contempla soluciones similares a las establecidas en el Código Civil, condensa en una sola
norma varias disposiciones que antes tenían tratamiento separado.
La nueva norma determinante de la capacidad para otorgar testamento, el artículo 2648,
tampoco produce innovaciones respecto al régimen de fuente interna anterior. No obstante
la ausencia de disposición actual, similar al anterior artículo 10, elimina todo discusión
respecto a la ley a la que debe someterse la capacidad para testar respecto de un bien
inmueble, la que sin dudas queda sometida a la ley del domicilio del testador al momento
de otorgamiento del testamento.
En cuanto a las herencias vacantes, debemos entender que en las soluciones dispuestas
en el nuevo Código se concibe como única recurso posible, en la hipótesis de regulación de
una herencia vacante, la transmisión de la propiedad de los bienes relictos situados en el
país, ya sean ellos muebles o inmuebles, al Estado argentino, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires o la provincia donde se encuentren situados dichos bienes, sea por autoridad
del derecho que rija la sucesión, o por imposición del artículo 2648.
Sin dejar de celebrar la inclusión en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación de un
título específicamente dedicado a las disposiciones de derecho internacional privado,
debemos aclarar que existen omisiones, ausencias, lagunas que no fueron cubiertas (por ej.,
calificaciones, entre otras) que repercuten en los asuntos internacionales en general, y
especialmente en materia sucesoria.
Por otra parte, el empleo del vocablo derecho, el problema de la naturaleza y aplicación

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del derecho extranjero, la aplicación del reenvío de primer grado, son, entre otras,
cuestiones en las que el magistrado interviniente deberá tener muy presente las
particularidades del derecho sucesorio al momento de resolver su aplicación en este
ámbito.
Una ardua tarea les queda por delante a nuestros jueces.
(1) Ver Corte Sup., "Ekmekdjian, Miguel A. c/ Sosovich, Gerardo y otros", publicado en LL
1992-C-543; DJ 1992-2-296; y con comentarios de LAJE, BUIS, HAIEK y BETANCURT, en
Colección de Análisis Jurisprudencial La Ley "Derecho Internacional Privado y de la
Integración", 2004, ps. 10 y ss. También, Corte Sup., 13/10/1994, "Cafés La Virginia S.A.", LL
1995-D-277; DJ 1995-2-958-A; JA 1995-I-686,252; y comentado en Colección de Análisis
Jurisprudencial La Ley..., cit., ps. 48 y ss. Corte Sup., 7/7/1993, "Fibraca Constructora S.A.CC.
c/ Comisión Técnica Mixta Salto Grande", en Colección de Análisis Jurisprudencial La Ley...,
cit., ps. 37 y ss., entre otros.
(2) Sin pretensión de desarrollar aquí la cuestión relativa al objeto del derecho
internacional privado desde la perspectiva de las distintas escuelas y corrientes doctrinarias,
el método de regulación empleado, parecería adecuarse con lo concepción de la escuela
anglosajona que entiende que el objeto de esta disciplina está integrado por el conflicto de
jurisdicciones y el conflicto legislativo, a los que también asigna un orden de prioridad al
otorgar primacía a los conflictos jurisdiccionales pues el legislativo será resuelto por el juez
tras determinar su propia competencia.Una corriente contemporánea entiende que "...[e]n
principio, todas las situaciones privadas que incluyen un elemento extranjero constituyen el
objeto del derecho internacional privado, cualquiera sea su relevancia" (ver FERNÁNDEZ
ROZAS, José Carlos y SÁNCHEZ LORENZO, Sixto, Derecho internacional Privado, 6ª edición,
Civitas, Madrid, 2011, p. 24). También se sostiene que el "...[o]bjeto de una disciplina
jurídica es la materia o conjunto de relaciones sociales que la misma regula... existen
situaciones jurídicas privadas internacionales, aquellas que contienen 'elementos
extranjeros', tales situaciones presentan dificultades especiales... Estas situaciones privadas
internacionales exigen la presencia de una rama del Derecho específica que las regule: el
derecho internacional privado" (CALVO CARAVACA, Alfonso L. y CARRASCOSA GONZÁLEZ,
Javier, Derecho Internacional Privado, vol. I, 3ª edición, Comares, España, 2002, p. 12. En
igual sentido, BIOCCA y CÁRDENAS-BAZ, Lecciones de Derecho Internacional Privado,
Universidad, Buenos Aires, 1990, p. 20, entre otros). Por mi parte, siguiendo las enseñanzas
de estos destacados autores, he dicho que "(e)n la primera mitad del siglo XX la doctrina
internacional se caracterizó por el formalismo anclado en una noción acotada del derecho
internacional privado basado en la norma de conflicto y sus problemas de aplicación. Más
tarde se comienza a propugnar la necesidad de ampliar la noción de modo de contener
además las normas materiales, directas. El carácter (nacional, internacional o comunitario) o
estructura (directa o indirecta) de la norma ya no será el elemento definitorio del derecho
internacional privado. Toda norma que tenga por fin establecer una solución al problema
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atinente a las relaciones internacionales pertenece a su esfera. A su turno, para una
concepción contemporánea, el derecho internacional privado es aquel que comprende las
relaciones jurídicas del tráfico externo o internacional, es decir que tiene un elemento
ostensible y oculto extraño al derecho local, sin que se deba analizar previamente su
naturaleza civil, comercial o penal, es suficiente que el interés comprometido sea el de una
persona privada que se encuentre en juego un interés particular y que a su respecto se
planteen —entre otros posibles— los problemas de la ley que regula la relación jurídica y la
jurisdicción que resulta competente" (ver RODRÍGUEZ, Mónica, "Tratados de Derecho
Internacional Privado en el Digesto", en Digesto Jurídico Argentino comentado, tomo IV, La
Ley, Buenos Aires, 2014, p. 550).
(3) En el Derecho romano la sucesión se presenta vinculada con la inmortalidad terrenal
de la voluntad subjetiva, los germanos conciben el instituto como la vía para el reparto del
patrimonio familiar.
(4) En general, los sistemas jurídicos que han recibido la influencia del Derecho romano
no permiten la celebración de pactos sucesorios, en tanto que los sistemas germánicos y el
actual derecho suizo, los aceptan para facilitar la conservación y unidad del patrimonio
familiar y el amplio reconocimiento de la autonomía de la voluntad.
(5) En forma concordante, en el Libro Quinto, "Transmisión de derechos por causa de
muerte", Título VII, "Proceso sucesorio", el art. 2336 prevé: "La competencia para entender
en el juicio sucesorio corresponde al juez del último domicilio del causante, sin perjuicio de
lo dispuesto en la Sección 6ª, Capítulo 3, Título IV, del Libro Sexto. El mismo juez conoce de
las acciones de petición de herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que
tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la ejecución de
las disposiciones testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de
partición, de la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y nulidad de la
partición. Si el causante deja sólo un heredero, las acciones personales de los acreedores
del causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del último domicilio del causante o
ante el que corresponde al domicilio del heredero único".
(6) Entre tantos otros, podemos citar como precedente jurisprudencial a favor del
sistema de la pluralidad y sostenedor de la jurisdicción exclusiva del Estado en materia de
bienes inmuebles el caso "Mandl, Federico A. M. s/ sucesión", resuelto por la C. Nac. Civ.,
sala C, con fecha 3/3/1981.
(7) Artículo 90, inc. 7º: "El domicilio que tenía el difunto determina el lugar en el que se
abre la sucesión".
(8) Juzgado de Primera instancia en lo Civil, nro. 29, de Capital, "Gómez, Carlos L. s/
sucesión", 1/4/1986.
(9) C. Civ. y Com. San Martín, sala II, 8/7/1997, "Durall Pujol, Joaquín y otro". En el caso,
tanto los causantes como los presuntos herederos eran de nacionalidad española y tenían
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domicilio en España, siendo que la vinculación jurisdiccional con nuestro país viene dada
exclusivamente por la ubicación en el territorio argentino del único inmueble del acervo
hereditario.
(10) De manera general, es decir sin referir especialmente a las sucesiones, se suele
afirmar que si bien la jurisdicción plural, alternativa, concurrente, facilita el acceso de las
personas a juicio y evita la denegación de justicia al adoptar un criterio de apertura de foros;
tal solución puede dar lugar a los problemas de simultaneidad de juicios y litispendencia
internacional.
(11) Como un ejemplo de foro real en el actual Código puede citarse, además del
artículo 2643 in fine, el artículo 2664, que establece la jurisdicción del lugar de situación las
acciones reales sobre bienes inmuebles. Sin embargo, corresponde aclarar que bien ambas
normas disponen la competencia judicial internacional de los tribunales nacionales en
materia de bienes raíces situados en el territorio de la República (implicando pluralidad de
procedimientos), las situaciones a regular no son iguales, ya que el primero trata la
transmisión de los bienes formando parte de un conjunto, constituyendo una universalidad:
el patrimonio, que en principio debe estar sometida a una única ley, en tanto que el
segundo lo hace de manera uti singulis.También podemos citar algunos ejemplos de foros
reales en el TDCiM 1940, en cuanto establece, en el artículo 60, que serán competentes
para resolver las cuestiones que surjan entre esposos sobre enajenación u otros actos que
afecten los bienes matrimoniales, en materia de estricto carácter real, los jueces del lugar
en donde estén ubicados esos bienes; así también, dispone en el artículo 64 que las
acciones reales y las denominadas "mixtas" deben ser deducidas ante los jueces del lugar en
el cual exista la cosa sobre la que la acción recaiga, y si comprendiere cosas ubicadas en
distintos lugares, el juicio debe ser promovido ante los jueces del lugar de situación de cada
una de ellas.
(12) Reglamento (CE) nro. 44/2001 del Consejo, del 22 de diciembre de 2000, relativo a
la Competencia Judicial, el Reconocimiento y la Ejecución de Resoluciones Judiciales en
Materia Civil y Mercantil (Reglamento Bruselas I).
(13) FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos y SÁNCHEZ LORENZO, Sixto, Derecho internacional
Privado, cit., p. 601.
(14) "Artículo 5º. Elección del foro:"1. Cuando la ley elegida por el causante para regir su
sucesión con arreglo al artículo 22 sea la ley de un Estado miembro, las partes interesadas
podrán acordar que un tribunal o los tribunales de dicho Estado miembro tengan
competencia exclusiva para sustanciar cualquier causa en materia de sucesiones."2. El
acuerdo relativo a la elección del foro constará por escrito, con expresión de su fecha, y será
firmado por las partes interesadas. Se considerará hecha por escrito toda comunicación
efectuada por medios electrónicos que proporcione un registro duradero del acuerdo".
(15) "Artículo 10. Competencia subsidiaria:"1. Aun en el supuesto de que el causante no

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tuviera su residencia habitual en el momento del fallecimiento en un Estado miembro, los
tribunales del Estado miembro en el que se encuentren los bienes de la herencia serán
competentes para pronunciarse sobre el conjunto de la sucesión siempre que:"a) el
causante poseyera la nacionalidad de dicho Estado miembro en el momento del
fallecimiento, o, en su defecto,"b) el causante hubiera tenido previamente su residencia
habitual en dicho Estado miembro, siempre y cuando, en el momento en que se someta el
asunto al tribunal, no haya transcurrido un plazo de más de cinco años desde el cambio de
dicha residencia habitual."2. Cuando ningún tribunal de un Estado miembro sea competente
en virtud del apartado 1, los tribunales del Estado miembro en el que se encuentren los
bienes de la herencia serán, no obstante, competentes para pronunciarse sobre dichos
bienes".
(16) "Artículo 11. Forum necessitatis: "Cuando ningún tribunal de un Estado miembro
sea competente con arreglo a otras disposiciones del presente Reglamento, los tribunales
de un Estado miembro podrán resolver, en casos excepcionales, sobre la sucesión si
resultase imposible o no pudiese razonablemente iniciarse o desarrollarse el proceso en un
tercer Estado con el cual el asunto tuviese una vinculación estrecha. El asunto deberá tener
una vinculación suficiente con el Estado miembro del tribunal que vaya a conocer de él".
(17) "Artículo 6º. Abstención en caso de elección de la ley:"Cuando la ley elegida por el
causante para regir su sucesión de conformidad con lo dispuesto en el artículo 22 sea la ley
de un Estado miembro, el tribunal que debería conocer del asunto conforme a los artículos
4º o 10:"a) podrá abstenerse de conocer, a instancia de una de las partes en el
procedimiento, si considera que los tribunales del Estado miembro cuya ley fue elegida
están en mejor situación para pronunciarse sobre la sucesión, habida cuenta de las
circunstancias prácticas de ésta, tales como la residencia habitual de las partes y la
ubicación de los bienes, o"b) deberá abstenerse de conocer, si las partes en el
procedimiento han acordado, de conformidad con el artículo 5º, atribuir la competencia a
un tribunal o a los tribunales del Estado miembro cuya ley fue elegida"."Artículo 7º.
Competencia en caso de elección de la ley:"Los tribunales del Estado miembro cuya ley haya
sido elegida por el causante en virtud del artículo 22 tendrán competencia para resolver
sobre la sucesión:"a) si el tribunal al que se haya sometido previamente el asunto se
hubiese inhibido en virtud del artículo 6º;"b) si las partes del procedimiento acuerdan, de
conformidad con el artículo 5, atribuir la competencia a un tribunal o a los tribunales de
dicho Estado miembro; o"c) si las partes del procedimiento admiten expresamente la
competencia del tribunal al que se ha sometido el asunto".
(18) BASZ, Victoria en las Conferencias de Morón sobre Reforma del Código Civil y
Comercial: Sucesión Internacional (disponible en https://vimeo.com/134005124).
(19) Este artículo aborda la cuestión del conflicto negativo de leyes que se produce
cuando ninguno de los ordenamientos jurídicos vinculados al caso reclama para sí la

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aplicación de sus normas, sino que lo hacen recíprocamente produciéndose el llamado
conflicto negativo de leyes o reenvío.
(20) El hecho de establecer que la remisión efectuada por la regla de conflicto al
derecho extranjero comprende sus normas indirectas podría originar el conflicto negativo
de leyes, ello así, dado que la norma de conflicto extranjera puede determinar la aplicación
de su propio derecho material o, por el contrario, considerar aplicable el derecho del juez
que entiende en la causa, que si es considerado también en forma integral, origina un
círculo vicioso de sucesivas remisiones. Ante esta posibilidad, la norma resuelve el problema
mediante la aceptación de un reenvío de primer grado que conduce a la aplicación de la lex
fori, dejando de lado la corriente doctrinaria que considera que la solución adecuada debe
conducir a la aplicación final del derecho material extranjero, aplicando el doble reenvío.
(21) La norma impone al juez argentino la obligación de establecer el contenido del
derecho extranjero pero a su vez indica que si ello resulta imposible, debe aplicar su propio
derecho (lex fori). Es decir, establece un punto de conexión subsidiario en forma general
para todos los supuestos en los que el magistrado se vea impedido de determinar el
contenido del derecho extranjero; y deja la posibilidad para las partes de contribuir con tal
determinación pudiendo alegar y probar la existencia de la ley invocada (en forma
facultativa lo que antes era una carga para ellas).
(22) GOLDSCHMIDT, Werner, Derecho Internacional Privado. Derecho a la tolerancia
basado en la teoría trialista del mundo jurídico, 7ª edición, Depalma, Buenos Aires, 1990, p.
16.
(23) Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional
Privado hecha en la Ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay, el día ocho de
mayo de 1979, ratificada por la Argentina en 1983, mediante ley 22.921.
(24) BASZ, Victoria en las Conferencias de Morón sobre Reforma del Código Civil y
Comercial..., cit.
(25) "Artículo 2649. Formas y solemnidades:"Las formas y solemnidades de los actos
jurídicos, su validez o nulidad y la necesidad de publicidad, se juzgan por las leyes y usos del
lugar en que los actos se hubieren celebrado, realizado u otorgado."Cuando la ley aplicable
al fondo de la relación jurídica exija determinada calidad formal, conforme a ese derecho se
debe determinar la equivalencia entre la forma exigida y la forma realizada."Si los
contratantes se encuentran en distintos Estados al tiempo de la celebración, la validez
formal del acto se rige por el derecho del país de donde parte la oferta aceptada o, en su
defecto, por el derecho aplicable al fondo de la relación jurídica".
(26) Corresponde dejar en claro que alguna parte de la doctrina entendía que la
capacidad para transmitir bienes inmuebles cualquiera fuera la causa de transmisión
quedaba sometida a la ley de lugar de situación de los bienes por mandato del artículo 10,
que disponía que los bienes raíces situados en la República eran exclusivamente regidos por
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las leyes del país, respecto a "la capacidad de adquirirlos", por cuanto se interpretaba que la
capacidad para testar sobre un inmueble en la Argentina se regía por la lex situs. La
aplicación del artículo 10 al testamento era producto de la remisión que se entendía
efectuada en materia sucesoria por la nota del artículo 3283 del Código de Vélez.
(27) "Artículo 44: La ley del lugar de la situación de los bienes hereditarios, al tiempo de
la muerte de la persona de cuya sucesión se trate, rige la forma del testamento. Esto no
obstante, el testamento otorgado por acto público en cualquiera de los Estados
contratantes, será admitido en todos los demás"."Artículo 45: La misma ley de la situación
rige:"a) La capacidad de la persona para testar;"b) La del heredero o legatario para
suceder;"c) La validez y efectos del testamento;"d) Los títulos y derechos hereditarios de los
parientes y del cónyuge supérstite;"e) La existencia y proporción de las legítimas;"f) La
existencia y monto de los bienes reservables;"g) En suma, todo lo relativo a la sucesión
legítima o testamentaria".
(28) Libro Quinto, "Transmisión de derechos por causa de muerte", Título IX,
"Sucesiones intestadas", Capítulo 6, "Derechos del Estado", arts. 2441 a 2443.

Fuente
Rodríguez, M. S. (19 de octubre de 2015). La regulación de las sucesiones en el Derecho
Internacional Privado. Publicado en: RCCyC 2015 (octubre), 19/10/2015, 211. Cita Online:
AR/DOC/3055/2015

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