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MISIÓN

“Formar profesionales innovadores para la


educación básica, sustentada en los avances
de la ciencia y la tecnología de manera
interactiva, reflexiva y propositiva, a través de
un trabajo colaborativo, con el fin de potenciar
holísticamente las competencias
profesionales; en el marco de una cultura
axiológica, que responda con calidad, calidez
y compromiso social y pertinencia para
responder a las expectativas y retos de la
sociedad actual”.

VISIÓN
“Somos una institución de Educación
Superior formadora de profesionales de la
docencia, comprometidos con una educación
innovadora de calidad, orientada a elevar los
procesos de la Capacidad, Competitividad
Académicas y Gestión Estratégica que
responda a los retos y desafíos de la “Formar para transformar con calidad, calidez y
sociedad hacia la excelencia educativa”. compromiso social”

Cortés García Gerardo

2º II
Lic. Educación Secundaria con
Especialidad en Lengua Extranjera (Inglés)

Atención educativa a adolescentes en


situación de riesgo.
Prof. Oscar Fernando González Soria.
Conductas antisociales.
Conductas antisociales.
“El día en que un niño se da cuenta
de que todos los adultos son imperfectos,
se convierte en adolescente”.
-Anónimo.

Introducción.
Los cambios que suceden durante la adolescencia.
Esta etapa conlleva una relación intrínseca entre los cambios puramente biológicos o
fisiológicos y las alteraciones psicológicas y cognitivas (Krauskopf, D. 1996). Esto se debe a
que los primeros provocan que los segundos se inicien, generando, así, una reacción en
cadena de eventos que llevarán a la formación de un individuo adulto.
Por una parte, cuando se activan las hormonas genotrópicas y corticotrópicas -las
primeras ligadas íntimamente a la reproducción, las segundas al metabolismo de
carbohidratos, proteínas y otros nutrientes, por lo tanto, con el crecimiento y desarrollo del
individuo-, se inicia un proceso de maduración que comienza con el proceso de la
adolescencia (Delval, J. 1997). Esta primera etapa desencadenará los procesos de
crecimiento físico, en los varones incremento de la musculatura, engrosamiento de voz, vello
facial, etc; en las mujeres acentuación de la cintura, aumento de los senos, inicio del ciclo
menstrual (menarquía), etc. Ambas situaciones, a su vez, desencadenan otro aspecto de la
adolescencia, los cambios psicológicos, estos están relacionados con los primeros pues el
adolescente no puede comprender inmediatamente lo qué está sucediendo con su cuerpo –
aún a pesar de la información que se le brinde-, y esto se debe a que por un momento que
puede ser de algunos años, la mente de un niño estará conviviendo dentro del cuerpo de un
joven adulto. A la edad de 12 años, prácticamente los jóvenes ya están listos para el proceso
de reproducción, en una perspectiva biológica, pero psicológicamente, aún no son aptos para
este rol social.
Estos preceptos, sin embargo, deben de competir en un ámbito poco congruente con los
paradigmas previos, dogmas o creencias que carecen de sustento y rigor científico. Estas
creencias populares deben ser desechadas para poder adquirir un perfil profesional dentro de
la práctica docente e incluso dentro de la misma sociedad.
Por otra parte, estos cambios físicos y psicológicos pueden provocar conductas que
pueden ser consideradas como de rebeldía, de reto a la autoridad, esto es así porque el
adolescente se encuentra en la etapa de confrontación con la obediencia abyecta hacia los
padres y la independización como individuo capaz, con un código de ética propio y con valores
subjetivos que lo ayuden a generar una autoimagen satisfactoria (Meece, 2000). El estudio y
comprensión de dichas conductas es muy importante para el educador de secundaria puesto
que, entre otras cosas, permite derribar prejuicios y reconocer conductas de riesgo en los
adolescentes.
Las conductas antisociales de los jóvenes.
Una conducta antisocial se puede considerar como una conducta delictiva e incluso
criminal, aunque esta, por su naturaleza puede ser descartada por las autoridades o incluso
ignorada del todo, por eso mismo se utiliza un término que excluye la penalización legal de
dichas conductas (Rutter, et all, 2000). Por otra parte, hoy en día se habla de trastorno
hostil/desafiante, trastornos de conducta o de personalidad antisocial.
Según estudios realizados en diversas partes de Inglaterra y Estados Unidos, es común
que adolescentes entre las edades de 14 a 21 años se involucren en actividades delictivas,
aunque éstas suelen ser conductas pasajeras que solo son realizadas por la emoción
momentánea pueden llegar a involucrar procesos judiciales, sin embargo, las estadísticas
pueden ser engañosas, por lo que procuraré centrarme en los aspectos puramente
conductuales del estudio presentado por Michael Rutter y sus colaboradores.
Según este documento, las principales características del adolescente que comete estos
actos delictivos pueden ser la dificultad en las relaciones afectivas del hogar, depresión,
necesidad de pertenencia a un grupo, acceso a drogas legales y e ilegales.
La mayoría de las infracciones cometidas son vandalismo, hurtos a negocios y en menor
medida robo, aunque también existen antecedentes de actos delictivos violentos. Otra
cuestión que resaltar es la participación de la población femenina en dichas actividades,
contraviniendo la creencia popular, las mujeres entre 14 y 19 años suelen tener una
participación alta (hasta un 74%), Otra característica es que la conducta antisocial se puede
presentar entre estas edades finalizando a la edad de 10 y 21 años, pero en el caso de las
mujeres se encuentra una tendencia a continuar o ser retomada hasta una edad de 24 y 25
años.
Otra característica que influye mucho en la conducta antisocial del adolescente es el
acceso a armas de fuego, en Estados Unidos se presentan tres veces más actividades
delictivas con presencia de armas. El contexto urbano presenta mayores casos de vandalismo
que el rural. También el problema de las conductas se agrava durante los tiempos de
desempleo y empobrecimiento entre la población.
Otra cuestión de interés es que no se ha demostrado que exista una correlación entre la
conducta antisocial y características físicas o cambios corporales específicos. Afectando así
a adolescentes con una gran diversidad de características.
Cuando son muy jóvenes, las personas que posteriormente desarrollan repetidas
actividades antisociales tienden a ser superactivas, de conducta indisciplinada, hostiles y
tienen dificultades para lIevarse bien con los demás niños. También cuando son jóvenes
tienden a ser impulsivos y a estar deseosos de buscar experiencias nuevas y excitantes.
Además de estas características, en la niñez, media y en la adolescencia tienen más
inclinación que los demás a mostrar sentimientos de infelicidad, a tener dificultades de lectura
y a consumir drogas ilegales. Cuando estos rasgos persisten en el final de la adolescencia y
en la edad adulta temprana, adoptan a menudo la forma de excesos en la bebida, un historial
laboral irregular, dificultades en las relaciones con la familia y amigos, tendencia a contraer
deudas y a jugar y tendencia a responder a la frustración y a otras dificultades mediante el uso
de la violencia.
La niña en la Piedra.
La niña en la piedra es una película mexicana del género dramático de 2006, dirigida por
Maryse Sistach. Gabino un joven estudiante de secundaria muy dedicado y trabajador, vive
enamorado de su compañera Maty e intenta enamorarla fallando en todos sus intentos. Tras
un incidente en la escuela donde Gabino y sus dos amigos son suspendidos por acosar a
Maty, esta lo rechaza por última vez haciendo que Gabino planee una venganza que se le
saldrá de las manos en contra de la muchacha.
En dicho filme encontramos nuevamente una conducta antisocial que se ve plasmada
entre circunstancias que escapan al control del propio adolescente. Perteneciente a un
contexto rural, Gabino, a su corta edad es obligado a trabajar en el campo desde muy
temprano, la relación con sus padres en nula, no hay diálogos, solo órdenes e instrucciones
de sus tutores hacia el muchacho, las únicas personas con las que se relaciona, Delfino y
Fulgencio, son unos adolescentes igualmente inmersos en una dinámica de conductas
antisociales, consumo de alcohol, drogas y carencia de límites y respeto a la autoridad.
Reflexión.
El conocimiento de las características que conforman una conducta antisocial es solo la
punta del iceberg que es el trato con el adolescente, saber identificar la conducta de riesgo es
solo un primer paso para poder brindar la atención necesaria, sin embargo, el desconocimiento
del mismo puede impedir del todo que se lleve a cabo la acción necesaria para ayudar al
alumno. Es por esta razón que resulta de gran importancia el análisis de las características
que presenta una conducta r}de riesgo y por lo que es necesario poder profundizar en este
estudio.

Bibliografía
Rutter, M. et all (2000), “La conducta antisocial de los jóvenes”, Cambridge University Press,
Madrid.
Meece, J. (2000), “Desarrollo del niño y del adolescente. Compendio para educadores”, McGraw-
Hill Interamericana, pp. 77-78.
Krauskopf, Dina, (1996), “Procesos psicológicos centrales en el adolescente”, en Hablemos de
sexualidad: Lecturas.
Delval, Juan, (1997), “La pubertad y la adolescencia”, en El desarrollo humano, México, Siglo
XXI (Psicología), pp. 531-544.

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