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Los enfrentamientos más importantes de esa naturaleza fueron los que se produjeron en
Comendador, Bánica, Cachimán, El Puerto, Las Caobas, Hondo Valle, Los Pinos y
Oreganal, entre otros, en los cuales las tropas dominicanas comandadas por el general
Antonio Duvergé obtuvieron sucesivas victorias sobre las tropas haitianas entre el 25 de
marzo y el 13 de julio de 1845. En esas acciones también tuvieron roles muy destacados
el general Felipe Alfau; los coroneles Gabino Puello, Elias Pifia, Aniceto Martínez,
Bernabé Sandoval, Bernardino Pérez, Francisco Domínguez, Nolasco de Brea, Merced
Marcano, José Esteban Roca, Juan Contreras y Remigio del Castillo; los tenientes
coroneles Fernando Taveras, José Tomás Ramírez, Pascual Ferrer y Francisco Pimentel;
los capitanes Mariano del Castillo, Marcos de Medina y Dionisio Reyes; los
comandantes Pedro Florentino, Juan Segundo Félix y Lino Peralta; así como los
oficiales Marcos Mercedes, José María Aybar, Celedonio del Castillo, Pedro de Sena,
José Paraboy, Silvestre García, Gabino Simonó, Valentín Marcelino y Gregorio de
Tapia, junto a las tropas bajo sus respectivas responsabilidades.
Las tropas haitianas en esos combates casuales o irregulares, como resultado de la labor
de reconocimiento o inteligencia, sufrieron sensibles pérdidas, con la muerte en
combate en la común de Comendador del coronel Augusto Brouard; así como un saldo
de más de mil muertos, miles de heridos y cientos de prisioneros de guerras, entre ellos
oficiales, clases y soldados de las diferentes divisiones militares.
El 22 de julio de 1845, el Fuerte de Cachimán, en posesión de los dominicanos, es
atacado por las tropas haitianas en un número considerable, al mando del general
Lambert Des- champs, el cual fue rechazado heroicamente por las tropas dominicanas al
mando de los coroneles Bernabé Sandoval, Bernardino Pérez y Francisco Domínguez, a
pesar de la superioridad numérica del enemigo.
Cuando las tropas haitianas avanzaban por la frontera del Suroeste hasta la sabana de
Santomé, el general José Joaquín Puello llegó con una División de Auxilio a la que
tenía bajo su mando el general Antonio Duvergé, Comandante General del Ejército del
Sur. Estos se pusieron de acuerdo para maniobrar en combinación contra el enemigo,
que marchaba sobre la ciudad de San Juan de la Maguana con tropas en las diferentes
ramas: infantería, artillería y caballería.
Con esa disposición, el general Puello ordenó la marcha del ejército dominicano.
Próximo hacia su objetivo, ya en las alturas de Matayaya, la columna bajo sus órdenes
la subdividió a su vez en dos columnas: una seguiría por el camino para atacar el flanco
derecho del enemigo, al mando del coronel Bernabé Sandoval y los tenientes coroneles
José María Pérez y Pascual Ferrer; mientras que la otra, atacaría el centro, al mando de
los tenientes coroneles José María Cabral y Juan María Albert, avanzando hacia la
sabana de La Estrelleta por la ladera sur de Potro Blanco.
Los haitianos se habían instalado en las colinas que afirman la sabana de La Estrelleta,
con dos piezas de artillería: una emplazada a la entrada sur de la sabana por el cruce del
camino de Comendador, sobre el río Matayaya, y otra hacia la entrada norte, en la
confluencia del río Matayaya con el río de Macasías. Sus cañones estaban protegidos
por regimientos de infantería desde las alturas de los cerros. Su flanco izquierdo estaba
limitado por el río Macasías, mientras que su flanco derecho era cubierto por su
caballería, quien se encontraba en el camino de Comendador.
Al amanecer las columnas dominicanas de la izquierda y del centro llegaron a orillas del
río Matayaya. El general José Joaquín Puello, que avanzaba en la columna del centro,
vio al otro lado del río, posesionado de los cerros, al enemigo formado en orden de
batalla, razón por la cual mandó a tocar la generala, y se dispuso a vadear el río
convergiendo a la derecha, entrando así a la sabana.
Aprovechando la situación de desconcierto de las tropas haitianas, el general Puello, al
toque de corneta, ordenó el asalto general sobre las posiciones haitianas, causando de
esa manera gran baja a las fuerzas enemigas. Fue así como, bajo un intenso tiroteo y sin
la ventaja de sus dos piezas de artillería, los haitianos abandonaron sus posiciones y se
dieron a la huida, retirándose hacia el oeste por el camino que conduce al fuerte de
Cachimán, que fungía como su Cuartel General, dejando en el campo una gran cantidad
de pertrechos militares, sus dos piezas de artillerías, así como una gran cantidad de
muertos, heridos y prisioneros.
El parte oficial enviado por el general José Joaquín Puello al presidente de la República,
general Pedro Santana, narra los hechos relativos a la batalla de La Estrelleta del modo
siguiente:
"Cuartel General de Las Matas.
17 de septiembre de 1845, año 29 de la Patria.
Señor Presidente:
Tengo el honor de comunicaros: que habiendo sido informado ayer por los espías y
prácticos que el enemigo se hallaba acampado en la ribera derecha del río Mata-Yaya,
como a tres lenguas de este cuartel, di inmediatamente disposiciones de prevención, y al
mismo tiempo oficié al General Duvergé, que se encontraba en Santomé, a fin de que
tratase de reunirse conmigo para combinar el plan de acción; pero las demostraciones
del enemigo me hicieron conocer que no había tiempo para efectuar mi deseo de que ese
digno general cooperase a la acción. A las seis de la tarde pasé revista a mis tropas y
comuniqué las órdenes necesarias a los oficiales. A las dos de la mañana de este día, al
toque de llamada, todas las tropas a mi mando estaban sobre las armas.
Hice dividir nuestro ejército en dos divisiones, formando el ala derecha seis batallones
bajo el mando de los coroneles Bernardino Pérez y Valentín Alcántara, que destaqué en
el camino de 'Los Jobos’ a caer a Estrelleta, por donde se decía que debía dirigirse la
columna enemiga a ocupar el camino de Bánica: la división que formaba el ala
izquierda, compuesta igualmente por seis batallones; y cuyo mando me reservé, se
dirigió por el camino real que va a Comendador.
Por esta acción verá usted que la Divina Providencia nos ha manifestado hoy más que
nunca cuán dispuesta está a obrar milagros en nuestro favor, pues teniendo el enemigo
más ventajosa posición, triple fuerza a la nuestra y dos piezas de artillería, ha sido
derrotado por nosotros, que, entre otras desventajas, tuvimos la de que nuestra artillería
no pudo obrar, en razón de que un arroyo tenía totalmente obstruido el camino.
No podré en esta acción señalar a usted los que más se distinguieron, porque todo el
ejército, a porfía, se disputaba el honor de volar al peligro y de obligar la victoria a
coronar sus esfuerzos.
Quedé tan satisfecho de las tropas, que a nombre del Gobierno les ofrecí una paga
extraordinaria en recompensa por su loable conducta.
La Batalla de Beller estuvo precedida por dos acciones muy reñidas: una en Las
Pocilgas y otra en Capotillo. En ambas acciones se distinguió el batallón de Dajabón,
bajo las órdenes del comandante Marcelo Gonzalo Carrasco, donde trató de disputar el
paso a las fuerzas haitianas del norte, las que pasaron el río limítrofe entre ambos países
y ocuparon a Dajabón.
A las siete de la mañana del 27 de octubre de 1845 las tropas dominicanas afrontaron al
ejército haitiano en el espacioso campo de Beler, donde la artillería de éste diezmaba en
principio a las fuerzas de los patriotas dominicanos con certeros tiros. Sin embargo,
éstos contestaron con las tres piezas de artillería que poseían y avanzaron a paso de
carga hacia el Fuerte El Invencible. A pesar de lo pesado del terreno por las copiosas
lluvias que habían caído el día anterior para rodar las armas de gran calibre, los
dominicanos vencieron el fuego enemigo y luego de cinco horas de combate lograron
apoderarse de dicho Fuerte.
CAPÍTULO V TERCERA CAMPAÑA MILITAR DE RESISTENCIA POR LA
DEFENSA DE LA SOBERANÍA NACIONAL (1848-1849)
Artículo 4to. El presente decreto será comunicado cuanto antes a los agraciados a
diligencia del Sr. Ministro Secretario de Estado encargado de la Cartera de Relaciones
Extranjeras, y a todas las autoridades locales en la extensión del territorio por el de lo
Interior y Policía" [José Antonio Jiménez Hernández, 2001:157-158)..
El 1ero de febrero de 1949 las tropas haitianas atacan la guarnición dominicana de Las
Matas de Farfán y son rechazadas por las tropas al mando del general Antonio Duvergé.
El 6 de marzo de 1849 el Presidente de Haití, general Faustino Sou- louque, inicia una
nueva campaña militar contra la República Dominicana, al frente de un ejército de
18,000 hombres. Otro ejército numeroso, comandado por el general Bobo, penetró por
Hincha a territorio dominicano. El 9 de marzo, las tropas haitianas llegan a Las Caobas.
Soulouque divide su ejército en columnas, bajo la dirección de los generales Thomás
Héctor, Louis Mi- chel, Fabré Geffrard, Bobo, C. Vincent y Geannot Jean-Franfois.
El 3 de abril el Congreso Nacional llama a todos los dominicanos a tomar las armas
para hacer frente a la invasión del general Soulouque. Ese mismo día el general Pedro
Santana llega a Santo Domingo, procedente del Seybo con tropas de su región,
atendiendo el llamado del Congreso de la República. Ese día, las tropas haitianas llegan
a las inmediaciones de Azua, después de haber rebasado el obstáculo de Tábara.
La defensa dominicana, a pesar de su magnitud, se había tornado débil por las pugnas y
los desacuerdos que se expresaban entre sus jefes. Para el 5 de abril, día del ataque,
cinco de los siete generales habían tomado criterios diferentes, insubordinándose las
tropas que ocupaban El Higüerito, las cuales se concentraron en la ciudad de Azua.
El 12 de abril sale el general Duvergé con destino a las lomas de El Número, ya que el
general Santana le había ordena-do la defensa de esa posición mediante el método de
guerra de guerrillas, para que hostigara a las tropas haitianas en los desfiladeros de ese
lugar, para impedir su avance hacia Santo Domingo. Luego de hacer una evaluación
exhaustiva de la situación en los días siguientes, envía un oficio al Cuartel General de
Sabana Buey, en el que le solicita al general Pedro Santana el envío de municiones.
A las tres de la tarde, la avanzada de las tropas haitianas se presenta al cantón de Las
Carreras con el propósito de informarse sobre la situación del ejército dominicano,
encontrándose a su paso con la división que estaba al mando del coronel Domínguez, la
cual se batió con el enemigo y lo hizo retirarse hacia las lomas.
Viva la República!
Viva la Religión!
Viva la Libertad!
Dado en el Palacio Nacional de Santo Domingo, a los 15 días del mes de Noviembre de
1849 año 6-. de la Patria.
Dominicanos: Días a que anhelaba por dar cuenta a la opinión pública de la segunda
expedición marítima sobre las costas de Haití; días a que para el Gobierno, el éxito no
era dudoso; pero esperaba la llegada del corsario 27 de febrero que aún se mantenía
acechando las velas enemigas. Desde ayer está reunido en este puerto con los demás
corsarios dominicanos: contémplese ahora los hechos.
CAPÍTULO VII ÚLTIMA CAMPAÑA DE RESISTENCIA DEL PUEBLO
DOMINICANO ANTE LA INVASIÓN DEL EJÉRCITO HAITIANO (1855-1856)
Entre los años 1850 y 1855 el gobierno dominicano, con la mediación de las tres
grandes potencias que tenían representación diplomática en la República Dominicana
(Inglaterra, Estados Unidos y Francia) logra imponer al gobierno haitiano un "Tratado
de paz definitiva o sino una tregua de diez años entre el Imperio de Haití y la República
Dominicana”, el cual nunca quiso firmar formalmente el emperador haitiano Faustino
Soulouque, pero ante la decisión de Inglaterra y Estados Unidos de garantizar el cese de
la guerra entre ambas naciones, sin mengua de la soberanía nacional, se logró que
durante cinco años no hubiesen hostilidades de gran significación.
Los oficiales, clases y soldados que más se destacaron en la Batalla de Santomé fueron
el general José María Cabral, que tenía a su cargo la jefatura y la vanguardia del ejército
dominicano; el general Juan Contreras, quien iba en el centro de las tropas que se
enfrentaron en esta acción bélica; el general Bernardino Pérez, que, aunque mandó a
tocar retirada en un momento del combate creyendo que las fuerzas dominicanas habían
sido derrotadas, luego se reintegró con gran arrojo en la etapa final del combate; el
coronel Santiago Suero, quien estaba al mando de los cuerpos de Las Matas y San Juan
de la Maguana; el coronel José María Pérez, quien estaba al mando del 2do. Regimiento
del Ozama; el comandante Miguel Suberví, quien estaba al mando del batallón de
Higüey; el comandante Juan Ciríaco Fafá, jefe del ler. regimiento dominicano; el oficial
Pedro Contreras, encargado de llevar el parte oficial del triunfo; el sargento de
granaderos Marcos Jiménez, encargado de hacer las exploraciones de] terreno y el
sargento de tambores Julián Belis, quien tocó fuegc y ataque, haciendo caso a su jefe
inmediato, en lugar de tocai retirada, como había ordenado el jefe superior.
"Participo a ustedes que anoche hemos ¡legado frente al pueblo de Las Matas, donde se
hallaba posesionado el enemigo; nos hemos apoderado del fuerte, le hicimos fuego con
una pieza de artillería, y al momento desocupó la población de Las Matas en una
completa derrota, sin haber tiempo de incendiarla, como acostumbra. Nuestras tropas
van en su persecución, hasta ponerlo fuera de nuestros límites" (Emilio Rodríguez
Demorizi, 1957 308.
Tanto en Jácuba como en Sabana Larga el comandante en jefe de las tropas haitianas era
el general Paul Decayette y tenía como segundo en el mando al general Prophette. El
primero era del parecer que el ejército haitiano no debía empeñarse en la acción y el
segundo era partidario de ese mismo sentir; sin embargo, el general Cayemite era de
opinión contraria. Las opiniones de aquellos no influyeron tanto en el emperador
Faustino Soulouque como las de éste, razón por la cual la noche anterior a las batallas
les dio severas órdenes para se empeñaran en la acción al amanecer. Debían atacar
simultáneamente el general Prophette por un lado y el general Cayemite por el otro;
pero cuando el primero vino a romper el fuego, ya el segundo estaba desbaratado y en
derrota completa, habiendo perdido, junto con la artillería, mucha gente.
El general Pedro Santana dispuso a partir del 6 de febrero de 1856 que las tropas
dominicanas realizaran rondas periódicas sobre las comunidades de Bánica, Hincha y
Las Caobas, de manera que no hubiese la más mínima oportunidad de que las tropas
haitianas pudieran asediar algún punto del territorio nacional o intentaran invadir
nuevamente la República Dominicana.