Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
p pe
PRESENTACiÓN
Edición
Herminio Otero
la catequesis que queremos,
Diseño
la catequesis que soñamos
Carmen Corrales
Estudio SM
A lo largo de varios cursos -del 2009 al 2010-, desde las revistas Cate
Maquetación
quistas (Editorial CCS), Catequética (Editorial Sal Terrae) y Sínite (Institu
MT Color & Diseño, SL
to Superior de Ciencias Religiosas y Catequéticas «San Pío X»), tuvimos
Equipo redactor la iniciativa de promover un «Seminario» entre diversos catequetas
Emilio Alberich, Álvaro Ginel, Pelayo González, toda España para reflexionar sobre «La catequesis que queremos». El
Donaciano Martínez, Francesc XélVier Morell, Javier Oñate, dato de la fecha en que tuvo lugar la reflexión es importante para valo
José María Pérez Navarro, Rojano, José Luis Saborido, rar las citas que aparecen en el aparato crítico. Desde aquel entonces,
Enric Termes, Juan Sebastián Teruel
nuevos estudios y otros documentos eclesiales han aparecido y no son
Revisión citados, como Evangelii Gaudium. Preferimos dejar el texto final del Se
Equipo Directivo de AECA minario tal cual se hizo y creemos que con esta advertencia al lector,
sigue teniendo validez la intuición que aquí se propone.
© Asociación Española de Catequetas (AI:TA)
Creemos que podría ser un buen servicio a la catequesis actual en nues
© PPC 2015
Parque empresarial Prado del tro país ofrecer a todos nuestras reflexiones, a partir de la misma experiencia
Impresores, 2 que, como catequistas, catequetas, directores de revistas de catequesis,
28660 Boadilla del Monte (Madrid) profesores de catequética, etc. teníamos de la catequesis tal como la obser
ppcedit@ppc-editorial.com vábamos y la experimentábamos y tal como la soñamos e imaginamos.
www.ppc-editoriaLcom
No pretendíamos realizar un estudio concienzudo del tema, pero sí un
Comercializa: PPC Editorial y Distribuidora, SA trabajo serio de reflexión, de confrontación y de diálogo entre todos noso
tros, Partiríamos, pues, de una especie de «narración» reflexionada y críti
ISBN 978-84-288-2320-3 ca, a la vez que ilusionada, de lo que vemos, conocemos y experimentamos.
lega!: M-00.327-2015
Así lo hemos llevado a cabo durante ese tiempo, recogiendo las apor
taciones de todos y proponiéndolas de un modo más «sistemático» en
Impreso en la UE I Printed in EU
torno a cuatro «perchas» de las que «colgar» nuestra reflexión:
1, La situación.
Qued~ prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forrna de reproducción, distribución. cornu
nicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de su propie
2 El proceso de evangelización
dad intelectual la Infracción de los derechos de difusión de la obra puede ser constitutiva de delito contra 3. La iniciación cristiana,
la propiedad Intelectual iarts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos vela
por el respeto de los citados 4. La comunidad.
5
I •
¡ i
6 7
J
La introducción del DGC, en su parte introductoria comienza ofre pulan>. A veces podemos encontrarnos con propuestas que parece que
ciendo pautas y orientaciones para la ínterpretación y la comprensión no tienen detrás un buen análisis de la realidad social y religiosa. El equi
de las situaciones humanas y eclesiales, desde la fe y la confianza en la librio es difícil.
fuerza de la semilla del Evangelio. Se trata de breves diagnósticos en or Son compatibles las situaciones de increencia diluida e intermitente
den a la misión. con episodios de interés religioso esporádico y a~arición de nuevos fe
Creemos, pues, que es una ley de acción pastoral, que dimana de la nómenos religiosos que apuntan más a la creduli ad que a la misma in
Encamación, comenzar por una descripción de la situación. Siguiendo cre'encia.
el ejemplo de la Encamación del Hijo de Dios, hecho hombre en un
momento histórico concreto, la Iglesia acoge a los catecúmenos inte 8 Pluralismo cultural y religioso
gralmente, con sus vínculos culturales. Toda la acción catequizadora El contexto de un marcado pluralismo cultural y relativismo moral en el
participa de esta función de incorporar a la catolicidad de la Iglesia cual estamos inmersos, nos desorienta. Teóricamente podría facilitar la
las auténticas «semillas de la Palabra» esparcidas en los individuos y posibilidad de vivir con una libertad más plena la propuesta cristiana,
en los pueblos. pero no siempre lo hace. L~propuesta cristiana podría aparecer al me
nos como una entre tantas,' pero a veces no alcanza a ser valorada como
tal. A menudo es rechazada, no solamente en los medios de comunica
1 LA SITUACiÓN EN LA SOCIEDAD EN GENERAL ción o en algunos ambientes escolares, sino incluso en el seno de la mis
ma familia.
8 9
,
contexto social como el actual. Podemos decir que estamos en un tiem cuando se siente sin Dios crea lo que lo sociólogos dan en llamar los
po en el que no hay pastoral uniforme, sino pastorales o respuestas de «dioses de sustitución».
la comunidad a la realidad religiosa plural que tenemos. la pluralidad Por una parte, los cambios en la manera de entender la educación in
de situaciones demanda una pluralidad de estrategias, de propuestas, de fluyen en la manera de entender la educación religiosa. Por otra, ha lle
ifiñeh:írlos. ... . ' .-~--- _. ..
gado un momento en que los mismos lamentos de la Iglesia ahora se es
...:----1
cuchan en otros ámbitos. Es la sociedad entera quien se queja de la
8 Analfabetismo y falta de experiencia religiosa dificultad de trasmitir valores, aunque sean cívicos o laicos.
Nuestra situación religiosa presenta síntomas de un gran analfabetismo
igioso, tanto en los que se llaman practicantes como en los que viven
al margen de la Iglesia habitual o temporalmente. t; ¿PODEMOS DECIR QUE ESPAÑA ES «TIERRA DE MISiÓN»?
.'.'.. , . ,
10 11
t,
imposible vuelta a lo que se denomina "cristiandad". [ ... ] Pensamos que los «Se configuran así los rasgos de una pedagogía de la fe, en la que se conju
tiempos actuales no son más desfavorables para el anuncio del Evangelio que gan estrechamente la apertura universal de la catequesis y su ejemplar en
los tiempos de nuestra historia pasada».l carnación en el mundo de los destinatarios.» (DGC 164)
Por eso tenemos que reconocer que somos, en....eI con.texto en el que Son muchos los caminos y procedimientos por los que el mensaje cris
/\~ \y están situadas nuestras Iglesias locales, {iliirra de mísión»¡ Más aún, se puede adaptar a las diversas necesidades de los
r< y1' pensamos que, en el fondo, cada generacion es una «nueva» tierra de El hecho de que el Reino interese a todos (eso al menos tratamos de
, misión, que exige escuchar y conectar con sus formas de ser. hacer descubrir) y de que el mismo Señor se haya hecho catequista del
Los cambios que experimentamos son tantos y tan rápidos que nos Reino para toda clase de personas y situaciones, tiene carácter vincu
cuesta a todos dominar la situación y mirar con serenidad al futuro. Sa lante para la catequesis de la comunidad cristiana. Se trata de una nece
bemos de catequistas y animadores -incluso jóvenes- que dicen que sidad y de un derecho de todo bautizado y de la misma comunidad.
«no entienden» a los que vienen inmediatamente detrás de ellos ... De Esta universalidad de la propuesta, que ha de conjugarse al mismo
aquí la necesidad de una atención constante al Evangelio que proclama tiempo con un gran nivel de concreción y adaptación a la situación y al
mos, al lugar donde lo proclamamos y a los destinatarios a los que nos contexto del destinatario, postulamos que debe ser uno de los aspectos
dirigimos. de la catequesis hoy, dada la complejidad en la que está
mado a desplegarse el acto catequético en la sociedad actual.
Esta necesaria atención diferenciada impulsa a la catequesis a salir al
3 lOS DESTINATARIOS encuerlt"rodelaspersonas, no ya por una vía única, sino por diferentes
y múltiples caminos. Del mismo modo, pide una adaptación del mensaje y
o ¿Catequesis para todos? ¿En qué condiciones? de "la pedagogía de la fe a las diversas necesidades, en el respeto a su
identidad propia (d. DGC 163-170). La ley de la doble fidelidad a Dios ya
El Directorio para la catequesis parte de la convicción de que el Reino de la persona humana continúa siendo la regla de oro de la catequesis.
Dios está destinado a todas las personas, en cualquier situación y
ción. Si, como afirma el Concilio Vaticano 11, «mediante la encarnación f) ¿ Por qué hablamos de opción preferencial
el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre" (GS 22), la por el mundo adulto?
catequesis debe afrontar la tarea de aproximar la Palabra al «hombre
Esta opción no es una novedad de la catequética hoy. Acudir a las fuentes
histórico y concreto». Lo ha manifestado así el mismo Jesucristo hacién
dose disponible a cada persona y confiando a los discípulos la hermosa de la historia de la catequesis, ahondar en su inspiración catecumenal,
tarea de anunciar la Buena Nueva a toda criatura. Igualmente la Iglesia, nos pide volver a colocar a los adl!.ifo$e-ñla prLl1lerªJLnJ~a_dülJ~~i.º!1J' nos
a lo largo de los siglos, ha buscado llevar adelante esta misión y movida nVTfi¡-aconsideiár la catequesis de adultos como la forma principal de
por el Espíritu, ha podido desarrollar una inmensa variedad de modali <;:.atequesis, hacia la guetodas las demás se orientan y order¡an.
dades de anuncio y catequesis. Ciertamente, tenemos que reconocer que en el «imaginario
vo», el término catequesis se sigue asociando casi generalmente al pe
ríodo de la infancia. Quien dice catequesis, dice infancía. En el inventario
«Proponer la fe en la sociedad d actual. Carta de la Conferencia Episcopal Francesa
de los desafíos y retos permanentes de la catequesis encontramos la op
a los católicos de su país (lourdes, 9 de noviembre de 1996)>>,1,1.1, en D. MARTíNEZ - P.
GONZÁlEZ - l. lo SABORIDO (Eds.l. Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto. ción por la catequesis de adultos como principio organizador y eje orien
Santander, Sal Terrae 2006,45. tador del proceso catequético. Este «paso a los adultos» está todavía
12 13
1:
I
,
por hacer en muchos sentidos, aunque se hayan producido avances. Por Sin embargo, conviene subrayar la importancia de la figura del cate
otra parte, este paso no implica el abandono de los niños o de los ado quista. El acto catequético hunde sus raíces en el ser del catequista y
lescentes y jóveñes(~Tño Fépensar y reconfigurar los modelo~~@uéti llega hasta el ser del catequizando. El educador de la fe es el primer ca
cos de modo que, Sfesae una forma adulta de catequesis, se [n,'{i!-ª a tecismo para muchos de los que buscan y no podemos minusvalorar la
construir comunidaCles que favorezcan la apropiación personal de la fe, fuerza del testimonio, la importancia de su ministerio propedeútico y su
f a diversificar las propuestas catequéticas y a dar prioridad al primer servicio de mediación como acompañante en el camino de encuentro
añuñ-C¡o que va dirigido al coriizoi,deTaTe'. __ n __
con el Evangelio.
, ~) Quizá~aY_~9ue admitir que la cate uesis ha ,en una sociedad comple En el contexto actual tanto los Catecismos como los materiales
ll~t jaW~al eS,ta ¿n determinada por la edad, puesto que toda edad res deben prestar atención especial al lenguaje. Siendo el acto catequéti
es susceptl e ser catequizada. Por ello, conviene explorar posibilida ca un acto de comunicación, tendrá que prestar atención a las exigencias
des de catequesis intergeneracíonal en la que la edad ya no es lo más de de la comunicación, así como a las inspiraciones pedagógicas. Un lengua
ter!J!ínante, sino e~woces0'1de fe! No es que estemos hablando de una je significativo, experiencial (capaz de conectar con la vida), iniciático,
«catequesIs a medida», pero sí que es nece,sario aterrizar al proceso per mistagógico ...
ª
sonal de cada ~,~jetox responder de manera concreta su ritmo s!5 fe .
......,.=~.
Por otra parte, la toma de conciencia de la necesidad inaplazable de • ¿Hacia una nueva sensibilidad en la elaboración
la implicación falJliliar, la urgen~ia del trabajo·pastoral con las familias y de materiales y la organización de la catequesis?
de su presencia y tarea protagonista en la catequesis es una vía explora Los textos didácticos tendrán que ser sensibles a nuevos modos de
da por la que es preciso avanzar. Sin embargo, tenemos que reconocer catequesis (propuestas diversificadas, catequesis intergeneracional, iti
también con humildad; los escasos resultados que se han dado en este nerarios catecumenales .. J, que, sin minusvalorar los aspectos de conte
campo en la mayoría de nuestrascomunidades, constituyendo todavía quieren alcanzar la globalidad de la experiencia cristiana. Quizá
la catequesis familiar ~n reto permanente, además del realismo que se sea sugerente la propuesta de elaborar grupos coherentes a modo de
nos impone ante los condicionantes que emanan de los tan diversos y itinerarios.
hasta contradictorios modelos de familia existentes,
El Texto nacional para la catequesis en Francia habla de «módulos»
como unidades de base de la organización de la catequesis. Se parte de
itinerarios que pueden abarcar diferentes encuentros, con duración, rit
4 lOS INSTRUMENTOS CATEQUÉTICOS mo y modalidades diversas según edades y posibilidades. La síntesis de
es el resultado, pero no siempre el punto de origen, que vendrá marcado
o ¿Cuál es el valor de los instrumentos catequéticos? más por la situación real del destinatario y su camino de fe que simplemente
por el «programa». Lo crucial es que toda persona tenga acceso a la totali
rmamos la necesidad, el valor y la utilidad de los Catecismos como dad de la fe y que la catequesis que se le ofrezca tenga carácter orgánico
textos de base y puntos de referencia inspiradores de la catequesis, re capaz de alimentar, unificar y ayudar a vivir la fe en la vida cotidiana. La
conociendo su distinción cualitativa respecto a los demás ihstrumentos organización de la catequesis y la elaboración de materiales estarán, como
de trabajo útiles en la pedagogía catequética (textos didácticos, guías, siempre ha debido serlo, al servicio de la fe del pueblo de Dios.
materiales auxiliares), si bien reconocemos también la pertinencia de
estos otros instrumentos en orden a la organización de una oferta cate
quética coherente y renovada.
14 15
!'
2
EL PROCESO
DE EVANGELIZACiÓN
S
<~§ce>;]es decir, tiene que llegar a serlo, lo que supone todo~u"n-proce
so personal y comunitario Que une la iniciativa de Dios que llama y ofrece
con la apropiación del hombre que acepta y se deja transformar.
t
dad, no faltan personas y grupos eclesiales que siguen viendo las cosas la configuración concreta del proceso de la evangelización compren
en clave de cristiandad. Se descuida, por ejemplo, el carácter de «proce de sustancialmente estas etapas:
so» del camino de la fe cuando se organiza la catequesis como «prepa - el momento misionero, que conduce normalmente al «primer anun
ración a los sacramentos», de modo tal que, celebrados estos, se piensa cio» del Evangelio con miras a la conversión;
haber conseguido el objetivo de la acción pastoral. y se saca la conse - la etapa catecumenal de la iniciación cristiana, que se concluye con
cuenci3 de que todo concluye de esa manera. los sacramentos iniciáticos (bautismo, confirmación, eucaristía);
Hay quien insiste en la conveniencia de que los niños reciban los sa la vida cristiana en la comunidad, en un dinamismo siempre abierto
cramentos cuanto antes, para asegurar su recepción, aunque ya se sabe de formación;
después, casi siempre sigue el abandono de la vida cristiana. Todo - y el momento de la misión, donde la vida cristiana realiza su testi
esto nos obliga a reflexionar ya preguntarnos: monio de fe y su compromiso en el
_ Pastoralmente, ¿qué es lo mejor? Al hablar de «proceso» se está señalando sustancialmente un
mismo, una acción que avanza, que nose detiene en un punto. No tene
_ ¿Cómo asegurar un verdadero proceso de crecimiento en la fe?
mos todo <do necesario para salvarse» en un punto de la historia y des
¿Podemos contentarnos con una acción pastoral pensada «para pués «a vivir de rentas». En cada etapa de la vida debemos dar respuesta
que se lleven puestos» 10,5 sacramentos, en el momento en que, se coherente a Dios.
gún estadísticas, los preadolescentes y adolescentes dejan de pisar Desde dos puntos de vista podemos entender el dinamismo o proceso
la iglesia, o se trata de proponer e inaugurar otras formas de acom de q~hablamos:
pañamiento y maduración en la fe que sigan a este momento ... ? (J) e~je el concepto mismo de evangelizací6n)la evangelización,.por
ñ~Suraleza, es dinámica, ¡:>rogresiva, contemRra etapas y grados, y
., ¿Por qué hablamos de «proceso de evangelización»?
supone propuestas de itinerarios o caminos que hay que re~<:lrrer.
¿Qué quiere decir que la evangelización es un «proceso»?
No todo se hace de golpe ni en una sola acción. Una acción evange
la expresión «proceso de evangelización» pertenece al lenguaje oficial liza~ora es parte del todo de la evangelización en íntima correla
de la Iglesia, como aparece, por ejemplo, en el Directorio General para ci<?n, no en yuxtaposición.
la Catequesis: @~de el dlllamlsmo de la persona~Todo el que emprende un proceso
«El proceso evangelizador {...l está estructurado en etapas o "momentos de evangelización se adentra por un camino que tiene etapas y me
esenciales"; la acción misionera para los no creyentes y para los que viven en tas volantes. Recorrer este camino lleva a un dinamismo er on 1, a
la indiferencia religiosa; la acción catequético-iniciatoria para los que optan dar pasos persona es e cambio interior donde también bay etapas
por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su inicia de~ maduración y de crecimiento persopal. Se recorre un camino para
ción; y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de qúe«nos pase, nos acontezca algo» dentro del propio ser, de la
la comunidad cristiana.» (DGC 49) manera de entendernos y de relacionarnos con Dios, con los otros,
Hablar de «proceso evangelizador» significa ante todo indiC-ªl...Que el con la realidad.
acce-Só-iTa fe yaIa\íTcTa cristiana supone un camino, un itinerario, un Contamos con experiencias y acciones concretas que se llevan a cabo en
diñafñ1smoque pasa por etapas y exige tiempo. Significaal mismo tiem la comunidad y que nos sirven de punto de referencia para la reflexión y
p'O"qUelos distintos momentos o etapas del proceso están relacionados para el análisis. Necesitamos seguir en esta dirección y «re-educarnos» en
enffesl<:-oñUl'\a loglca Interna que los concatena, los mantiene unidOs, e~ersp~cti'y~el «proceso evangelizador~>. MIO cuando estemos en llOa
siñ que sea posible Ignorar o suprimir sus mutuas implicaciones~ situación de tránsito. Es, por ello, un tiempo «molesto», nuestro tiempo. Es
19
18
,
un tiempo «inclemente». Nos exige reflexión e ir a tientas, sin tenerlo todo 2 EL PROCESO EVANGELIZADOR DE CADA PERSONA
claro. No partimos de tenerlo claro, sino de ir aclarando el camino poco a
poco. Son imprescindibles más que nunca el diálogo, compartir experien
cias y promover reflexiones desde diversos puntos de vista. ., ¿Podemos ver la acción del Espíritu en el proceso
evangelizador de cada persona?
e ¿Es verdad que con frecuencia se usan erróneamente No solo P9dem,gS ver la acción del Espíritu en el proceso evangelizador
los términos «evangelización» o «catecumenado»? de cada persona sino qu~ debemos. El Espíritu Santo es el gran artífice,
Es algo muy frecuente usar erróneamente los términos «evangelización» tanto del ofrecí miento de Dios como de la respuesta creyente del hom
o «catecumenado». Son términos que están «de moda» en el lenguaje bre. Siempre, a lo largo de toda la historia de la salvación, la Palabra de
pastoral y se corre el peligro de hablar de ellos sin la necesaria reflexión Dios ha llegado a los hombres llevada por las alas del Espíritu. Es Él el
y precisión. maestro interior que mueve corazones y voluntades. En ese sentido, la
_ Desde que se lanzó la campaña pastoral de la nueva evangelización, aportación nuestra, la acción de los catequistas, es necesariamente sub
muchos secretariados o delegaciones de catequesis empezaron a lla sidiaria, instrumental, aunque ciertamente necesaria y providencial.
marse «de evangelizaciór;¡ y catequesis», pero sin que hubiera en Hablar de proceso de evangelización nos obliga a admitir la acción
ellos un cambio sustancial.
Espíritu de Jesús, que actúa al mismo tiempo al margen de nuestra acción
y lo mismo se diga del «catecumenado»: estamos ante una verdade
y dentro de nuestra acción. El Espíritu actúa donde quiere, y no sabe
ra inflación de pretendidas acciones «catecumenales» y «neocate mos dónde sopla. Reconocemos que tantas veces la historia de personas
simenales».
concretas nos desconcierta, pues son llamadas a movilizarse interior
Muchas veces constatamos un uso de las expresiones proceso de evan
mente sin que podamos dar una explicación lógica de su proceder. Como
gelización o catecumenado, que es meramente nominal.
constatamos también que hay gente que está viviendo un verdadero «pro
_ Se utilizan estos términos no para nombrar lo que verdader:amente ceso de fe», pero sin encajar en una estandarización de lo que entende
~ sino para aplicarlos a las formas tradicionales de cateque mos por procesO de evangelización, guiados en silencio por la Fuerza del
sis,según el paradigma de la enseñanza religiosa doctrinal. Señor.
Surgen así situaciones equívocas y complejas, por lo que, empleando No pod~ar la evangelización ni lo ~eDeñor obra en el
las mismas palabras, se están diciendo en realidad cosas diferentes. Y inteii'Orde las personas. Esta imposibilídad de dominio, esta incapacidad
de este equívoco deducen algunos consecuencias valorativas que de- controlar el camino de fe de las personas, es en el fondo una feliz si
de~saCreditan l;-renovación catequética os QnciJiar: «Neis?: todas tuación, pues noS hace tocar con la mano que no somos nosotros los
esTaSríove a es no an resu ta o». O posicionamlentosJL?n9!!Üiza que dirigimos y «manipulamos» desde fuera los procesos de la fe, sino que
dores para no tener que repensar y camoiar nada: «Nosotros va esta es Dios, es el Espíritu el que mueve y transforma. Los franceses lo expre
mo~eñesa línea» ... san con un término muy significativo, intraducible: démaftrise (falta de
~ Se impone mayor serieda~uidado de ponderar y •.\I:I61lizar lo que.,...,...__ dominio, imposibilidad de control) .
./ de maaOlíay detrás de las palabras qu~ se dicen. <2C" Nuestras propuestas de evangelización son ofertas lógicas sacadas de
la experiencia eclesial, pero cada persona tiene el deber y la obligación
de escuchar a Dios y de recorrer el camino que Dios le va marcando den
tro de su corazón. y esto, creemos, es esencial cuando hablamos de pro
20 21
f
i-:íe curs"o,,~ se cumpJ0in año más, sip? porque se ~Sobedece»(. ,:scúcha, ~ Estamos ante un imperativo de capital importancia: respetar a toda cos
",-4 )Ialo~,
-- sigue, ayepta, co.noce) a Dms.
-~_.
ta la libertad personal de las personas. Esto supone, por parte de los
Antes de que podamos anunciar a Dios, Dios ya está presente moviendo agentes pastorales, desempañar una tarea decisiva, delicada y compro
los corazones. Antes del primer anuncio, hay otras muchas cosas previas, metida, pero esencial: se..r.educadores de la libertad. Es la paradoja de
como el testimonio, la presencia, el diálogo, la atracción que el otro siente toda auténtica educación, que debe moverse en el equilibrio entre la
dejadez y laxitud (dejar que la gente haga lo que quiera) y la coacción
por la comunidad o miembros de la comunidad o acciones de la comuni
impositiva (que mortifica y compromete la libertad). Ser educadores de
dad ... En este sentido, el «primer anuncio» constituye casi siempre un
la libertad significa, concretamente: en cuanto «educadores», saber in
punto de llegada, el resultado final de una etapa, en la que, por distintos
tervenir, ayudar, guiar, acompañar; y en cuanto «de la libertad)), garan
caminos, se invita a inaugurar una nueva situación de cambio paulatino,
tizar el camino de afirmación de la propia autonomía, sobre la base de
de acercamiento, de conocimiento y de adhesión al Señor Jesús.
serias convicciones y fundados planteamientos.
8 ¿Tiene «lógica» el proceso madurativo Es!.9 vale para todos, ir:¡cJuy.e¡:¡do a los niñQS. que, desde muy pronto,
de la persona en la fe? se m'anifiestan como una persona que no es puramente pasiva: tienden y
aspiran a su autonomía. son sujetos creadores, saben elaborar e inter
Con humildad y con realismo tenemos que admitir que el proceso interior pretar los datos que se les proporcionan.2
de la persona conc':..~~K~::mpre una lógica lineal progresiva P3de
No hay que ignorar el peligro de que los procesos de evangelización y
té~ fuera por la oferta de procesos o itinerarios estándar. El
de educación religiosa, en la familia como en la parroquia, puedan fo
proceso de conversión de la persona es recurrente: se reactiva en mo
mentar actitudes de incredulidad y de alejamiento, cuando constituyen
meñtos critlcos que nadie, ni la misma-~uede predeterminar.
una especie de adoctrinamiento, de algo forzado-, ~Qr.Qvos:a siempre
Dicho de otra manera, la conversión no tiene lugar de una vez por todas,
sino que comienza una y otra vez y se va replanteando a lo largo de la
-a lomejor más tarde-la reacción opuesta. Y hay que reconocer que el
pasode la catequesis promocioñal al adoctrinamiento es una tentación
vida de diversas maneras y ante diversas situaciones (dolor, golpes de
fácil, sobre todo con los niños y adolescentes, que no poseen aún del
la vida, situaciones extraordinarias, encuentros con personas y aconteci todo la posibilidad de un discernimiento personal y libre.
mientos, etc.). En el fondo, estamos ante una manera «humana y natu
ral» de responder a la llamada de Dios que invita a la conversión. En ese sentido, la rebelión del adolescente contra 105 principios incul
cados en su infancia puede ser vivido por él como una legítima afirma
~a libertad. personaj)ha~que el hom~r~_o la lTluje~.g_u~.i~ro ción de su libertad personal en crecimiento. Alguien ha podido observar
ceso de evangelización avance, se detenga, dé marcha atrás o retm
que Jesús no ha predicado nunca a los niños: se ha limitado a abrazarlos
prenda el camino oe maoUrac¡(Sn en la fe. La respuesta personal al.oi05 y bendecirlos. 3
que inVita a segui rle se escaea de todo confrol exterior. En.--aJg.u.n.as per
~ .. -.- "-~--'-
soflas pooemos percib!r un camino lineal de maduTació!]Jlue as~eja al
de'U-¡ü,lTnea reda. En otras, lo podemos reflejar mejor con una línea en 2 Cfr. H. DERROITTE., «Chapitre 8. Les liens entre famille et catéchese», en E. AlBERICH
eSpiral, ofmeaq'uebradaTodas son formas de seguimie~s rea H. DERROITTE - J. VAllABARAI, Les fondamentaux de la catéchese. Montréall Bruxelles, No
valis I Lumen Vitae 2006, 230.
lesy váttct'á'fque la comunidad tieñe - asumir y respetar. - J Cfr. H. DERROITTE, La catéchese déc/oisonnée, 95-96.
-._--~.~ -~
22
23
,
El respeto de las personas, de la originalidad de cada uno, obliga a la • la fe madura desarrolla armónicamente las tres dimensiones pro
comunidad a saber ofertaracciones.Jlast~rales que atiendan a tód-a'0as pias de toda actitud personal: cognoscitiva, afectiva y operativa
posrbles formas de caminar. Para unos será suficiente la vida de la comu es unilateral o parcial). No hay madurez de fe si no crecen con
nltlaa {eelebraciones,aYención personal, propuestas de oración, reflexión, juntamente las tres dimensiones constitutivas de toda actitud. Así,
etc.). En otros casos, habrá que pensar en «momentos fuertes» como oca por ejemplo, los conocimientos religiosos, sin participación afectiva
siones para el encuentro con el Señor Jesús y para avivar las ganas de y operativa, se reducen a saber teórico sin conexión con la vida.
«seguir» al Señor (momentos importantes de la vida, acontecimientos
Igualmente, los sentimientos y emociones religiosas (entusiasmo,
como convivencias, asambleas, concentraciones, peregrinaciones ... ) generosidad, alegría, etc.), no ofrecen garantías de madurez si no
No podemos reducir las formas de maduración en la fe a una sola forma. van acompañados de una conciencia iluminada y orientada hacia
formas coherentes de conducta. Digamos lo mismo del momento
e ¿En qué dimensiones o en qué aspectos debe llevar operativo o del comportamiento: una conducta exteriormente
el proceso evangelizador a la maduración en la fe ejemplar, pero sin el sostén de adecuadas actitudes y motivaciones,
de la persona? fácilmente se revela conformista, compensatoria, evasiva. Solo con
El proceso evangelizador, si ~s auténtico, debe conducir siempre hacia el crecimiento armónico de sus tres dimensiones la actitud de fe
la m"lidUrez de la fe y hacia la"(relativa) auionomia religiosa. Yesto es llega a ser fuente de sentido y de unidad interior. 6
aigo que cobra hoy día una urgencia especial, pues parece que se cons • la fe madura es una fe informada, rica en contenidos y, por con
tata, en el panorama eclesial, un cierto miedo a la madurez. Ante todo siguiente, no ignorante, superficial, o infantil. No demuestra ma
por parte de los pastores, que coñ-frecuencia prefieren laactitud infan durez el que es incapaz de «dar razón» de la fe que profesa, o ig
til de fieles sumisos y obedientes. Pero también entre los mismos cre nora sus elementos esenciales, o se apoya solamente en tópicos y
yentes, que se instalan a menudo en una cómoda y eterna religiosidad prejuicios.
infantil. • la fe madura se presenta también como fe diferenciada, capaz de
En realidad, se debe entender también la madurez como algo relativo discernimiento, no monolítica ni integrista. Es la cualidad que permite
a cada edad y situación, pero sin perder de vista el dinamismo global de distinguir lo esencial de 'iOSeCundario, lo inmutabledeTOCOrrtlnge'n
crecimiento y perfeccionamiento que debe caracterizar el arco de la vi te, lo seguro de lo opinable. En el otro extremo se halla el rígido mo
da. 4 En términos generales, podemos resumir de esta manera los rasgos nolitismo religioso que, bajo apariencia de fidelidad, delata de hecho
que caracterizan una fe que pretende ser adulta, madura:) la inmadurez del inmovilismo, la intolerancia y el fundamentalismo.
• la fe madura constituye un rasgo central y estable de la personali • La fe madura se manifiesta como fe crítica y autocrítica, no inge
dad (en contraposición a la religiosidad o fe marginal), y se con nua, acrítica o pasiva. El espíritu crítico, rectamente entendido,
vierte así en fuente de sabiduría y de sentido. la actitud madura de pertenece a la madurez de la fe. Se entiende por ello la crítica cons
fe goza de estabilidad y resulta integrada en el conjunto de la per tructiva y equilibrada, apoyada en argumentos serios, muy distinta
sonalidad, como punto central de referencia para las opciones de de la crítica prejudicial e infundada propia del adolescente que
la vida. quiere a toda costa decir y pensar lo contrario de lo que la autori
dad establece.
• La fe madura desarrolla en forma equilibrada la dimensión afectivo cu_lturales e ideológicas distintas, antes bien ve en ello una fuente
emotiva de la personalidad (no se queda en religiosidad adolescente o continúa de purificación y enriquecimiento. Lejos de sentirse ame
infantil, o integrista) y se manifiesta como respuesta libre y personal nazada en su propia identidad, la fe madura desea compartir y dia
a la propuesta cristiana y, por tanto, no juega un papel puramente logar con creyentes y no creyentes, con otras confesiones cristia
funcional o de compensación. Se supone, por lo tanto, una cierta ma nas (diálogo ecuménico) y en la propia comunidad religiosa (respeto
durez psicológica, afectiva, con cuanto esta supone de «equilibrio, del pluralismo), En cambio, si se evita o rechaza la aceptación
otro, sea dentro o fuera de la institución, se cae fácilmente en la
fortaleza, serenidad y libertad interior».7 Solo una personalidad
librada, capaz de donación y libre de ansiedades y frustraciones puede intolerancia y el prejuicio, y la fe degenera en ideología.
s
responder en forma plena y madura a la llamada existencial de la fe. • La fe madura es dinámica y activa, no pasiva o estéril. Es fuente
La falta de madurez psicológica lleva con frecuencia a una religiosi continua de motivaciones que estimulan a la acción o refuerzan la
dád--¡¡mcional o compensatona;racn refugio de personas Inseguras acción. Un signo de inmadurez, en cambio, es la inercia operativa
o frustradas que buscan en la religión una respuesta a sus proble de aquellos cuya religiosidad abunda en devociones y prácticas re
mas no resueltos. 9 No faltan en este sentido espiritualidades Y3J.9 ligiosas, pero al margen de la vida familiar, profesional y social. La
vil1lientos que satisfacen--et~ánsradeSeguridad psicológica, J?.tro a fe que no lleva a una convincente praxis de fe queda muy lejos de
precio «de infantilizar psicológicamente, de creardependencia in la meta de la madurez.
fáñffiizante, de alejarse de la libertad del Evangelfo,~denbfoquear el • La fe madura es consecuente en su vertiente operativa, no incohe
desarrollo humano y cristiano».1O rente o disociada. Todo sentimiento religioso maduro debe mostrar
• La fe madura es creativa, abierta a la novedad, no inmóvil o con coherencia entre fe profesada y fe vivida, entre el proyecto evan
formista. Lejos de permanecer bloqueada o temerosa frente a las gélico y la propia conducta. A esto se oponen las diversas formas de
nuevas situaciones, es fuente continua de motivaciones, de nuevas disociación o esquizofrenia entre convicciones y consecuencias
interpretaciones e iniciativas. No le da miedo cambiar, pues sabe operativas, la incoherencia de conductas masificadas o institucio
que el cambio es ley de vida y condición de autenticidad .
• La fe madura es constante, capaz de comprometerse a largo pla
zo, no caprichosa o instintiva, pues constituye un proyecto de
comprometido que tiende a los bienes a largo plazo y no a la frui
.•. _-
nalizadas, la falta de unidad y de alegría interior.
-_.
3l~ACIA UN NUEVO MODELO DE CREYEN.!~_)
. ....... _~._._._-~~.-"""\
8
------
ficiente o intolerante. No rehúye la confrontación con posíciones
.~
Intentamos pergeñar algunos rasgos típicos del modelo de creyente menos aislado y autosuficiente, más dispuesto a la corresponsabili
que se vislumbra en el horizonte ideal del proceso evangelizador: 12 dad y a trabajar en equipo. Se sentirá más dependiente de los de
• Cristianos con fe personalizada y libre: El geY~rlt~_CLl!~ imagina más, más vinculado a la comunidad de pertenencia, pero esto no
m~será tal como fruto de opción personal, pQr medio de la expe será experimentado como un signo de debilidad, sino de riqueza y
riencia de una renovada conversión y la interiorización de actitu madurez.
des77bres de te. Como advertía K.Rahner: «se ha podido decir que el • Cristianos más comprometidos en el mundo y con fuerte con
cristiano del futuro o será un místico o no será>!,13 «místico» en el ciencia ética: imaginamos a un creyente no «espiritualista», sino
sentido de vivir una experiencia que asegura la identidad y la ale encarnado y comprometido, con fuerte vigor moral. Un cristiano
gría de la fe. demuestra ser tal, no tanto por sus prácticas religiosas, sino en
• Cristianos con fe en diálogo con la cultura: Muchos cristianos el corazón del mundo: en la familia y el trabajo, en la política yel
siéñ1eñ el malestar de una fe culturalmente desfasada y de la perte tiempo libre, en el empeño por la transformación de la sociedad.
nencia a dos mundos incompatibles: la fe cristiana, tal como ha • Cristianos en actitud de diálogo intercultural e interreligioso. En
sido heredada, y la cultura actual, con sus valores y convicciones. el actual contexto pluralista, la fe vive en contacto con diversas
Es el drama del divorcio entre fe y cultura, «el drama de nuestra religiones y culturas, y esto puede constituir un resorte positivo si
época» (EN 20). Se trata., por tanto, de activar el diálogo entre fe y se vive con espíritu de confrontación leal y sincera. Pensamos en
cultura, abriéndose a los valores auténticos de la modernidad y un creyente capaz de diálogo, abierto a la aceptación del otro, de
postmodernidad. Este diálogo no excluye el uso equilibrado de la la diferencia. Podrá así robustecer su propia identidad religiosa, no
racionalidad crítica y exige una revisión profunda de las tradiciona en oposición a los demás, sino en clave de colaboración y de recí
les representaciones religiosas. 14 proco enriquecimiento. 15
• Cris@nos con un maduro y equilibrado «sentido de Iglesia»; El Pensamos que esta descripción del perfil renovado del creyente del
nuevo tipo de creyente debe poseer cierta meñteenenild o de perte futuro nos emplaza a una revisión valiente de la acción pastoral y al
nencia y de identificación con la Iglesia, misterio e institución, pero propósito de tomar muy en serio las exigencias y la lógica del «proceso
evangelizador».
de foema madura, «adulta», es decir, sin rasgos infantilizantes y
acríticos y, por tanto, con relativa autonomía y espíritu crítico cons
tructivo.
• Cristianos más comunitarios: Pensamos en un creyente solidario y
comunitario, deseoso de vivir y compartir su fe con los demás, en
una experiencia enriquecedora de solidaridad. Será un cristiano
zur Theologie. Band XIV, Zürich-Einsledeln-K6In, Benziger 1980, 375 (K. RAHNER, Ser cris
tiano en la iglesia del futuro, «Selecciones de Teología» 84 (1982) 283-284].
14 Cfr. A. FOSSION, Díeu toujours recommencé. Essai sur la catéchése contemporaine.
Bruxelles, lumen Vitae/Novalis/Cerfllabor et Fides 1997, cap 8 (<<le travail des représen " Cfr. J. MARTíN VElASCO, La transmisión de la fe en la sociedad contemporánea. San
tations») . tander, Sal Terrae 2002, 132.
28
29
,
\
! 3
I ¡
¡
LA INICIACiÓN CRISTIANA
mis del 15 de abril de 1905, o el decreto Sacra tridentina synodus del 20 de diciembre de
1905, sobre la comunión frecuente y cotidiana; y. más en concreto, el decreto sobre la
comunión frecuente de los niños, Quam singulari, del B de agosto de 1910, que puede
considerarse como ((motor revitalizador» de la catequesis y de la catequesis de prepara
ción a los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia. Posteriormente, el concilio
Vaticano II daría un impulso a la catequesis con dos documentos fundamentales: Dei
verbum, sobre la divina revelación, y Ad Gentes, sobre la actividad misionera de la Igle
sia. El Prefacio del DGC (1-7) traza las grandes líneas maestras de la renovación de la ca
tequesis postconciliar hasta nuestros días.
31
J.
,
"
la Iglesia Católica (1992) Y del Directorio General para la Catequesis una acción. Iniciar en el manejo del ordenador, en el trabajo del barro
(1997), queremos insertarnos en la corriente de reflexión actual que está son acciones primeras que dan paso a las destrezas que la persona puede
en marcha en muchas Iglesias tanto de nuestro entorno europeo como conseguir. En este sentido, hay muchas iniciaciones en la vida de las per
de otras partes del mundo. Nos hacemos la pregunta: ¿ Quépasa con la sonas para «saber hacer algo» o adiestrarse en algo.
catequesí~? Son muchos los que, al afrontar la re unta:miran-haéia la Hoy, en el lenguaje corriente, no se suele emplear el término «inicia
iniciacióñcristiana para vislumbrar el camino que nos ayude a seña ción» en el mundo de la educación ni en el mundo de la socialización
lI'zar~omo llegar a ser crIStiano hoy] , dentro de las franjas de edades o de los grupos que componen la socie
En este intento, nos parece que existen dos grandes bloques diferen dad. En educación se habla sobre todo «formación», «formación per
manente», «máster», «preparación». En los grupos de la sociedad tam
ciados de reflexión:
poco se habla de iniciación. Pero un tipo de iniciación está presente
_ En el primero, tendremos que situar la reflexión de quienes dan por
siempre: «Pertenecer a un grupo» exige formas precisas de vestir, voca
válida y defienden la catequesis que se lleva haciendo desde siglos
bulario, comportamientos, lugares de reunión, estilo específico, etc.
en la Iglesia, a la que habría que adjuntar algunos pequeños reto
ques extraídos de la actual reflexión sobre la iniciación cristiana. El término «iniciación» no solo se aplica a «adiestrarse para saber
hacer algo», sino que existe una iniciación que atañe al «ser» de la per
_ En el segundo grupo, pondríamos a los que, partiendo de una visión
sona misma. La persona humana, desde su gestación, se inicia en la ma
positiva y esperanzadora de la realidad actual, por muy compleja y
nera de ser persona, de estar en el mundo y de capacitarse para realizar
desafiante que sea, descubren la iniciación cristiana como un estilo
se en toda su originalidad.
y modo de llegar a ser cristiano hoy que conmueve Y remueve la
praxis catequeflca mlsma:-Eñesta perspectiva situamos nuestra re El ser humano se engendra en un seno o ambiente (familia, sociedad,
flexlon como aportaclon ñumilde a la renovación de la catequesis asociación, calle, panda ... ) que le va cuidando la vida y le va iniciando
para la vida. Adquirir existencia e identidad se lleva a cabo en un entor
que queremos.
En nuestras coordenadas históricas nos preguntamos: ¿Cómo hac~r 1
no envolvente (padres, compañeros, sociedad ... ) que nos acoge, arropa,
conforma y posibilita la existencia.
para devenir cristiano? ¿ Cómo dar a luz a nuevos cristianos?
,.. -
Estas interrogaciones no son ajenas a preguntas personales: ¿ Cómo
guien del grupo que nos «da lecciones», que nos «explica el Ro.rqué de
para llegar a la confesión de la fe, a la adquisición de una identidad fun
determinados comportamientos». Lo que vemos hacer y en lo que nos
dada en el Señor Resucitado. iniciamos va apoyado por las explicaciones que alguien del grupo nos da
y que confieren y engloban el sentido del «universo» en que la persona
1, lA ORIGINALIDAD DE lA FE CRISTIANA se inicia. Así podemos decir que no hay mimetismo sin más, sino con
ciencia plena y asumida racionalmente de ser un miembro del grupo que
se entiende de una manera precisa y sabe dar razón de ella.
o ¿la iniciación es una realidad humana? Podríamos resumir lo dicho en una descripción sencilla: la iniciación
El término iniciación no es exclusivo del cristianismo. Iniciación indica, es una acción o influjo que se ejerce sobre la persona en orden--ª-l>oten
en primer lugar, el inicio de una acción, o introducir en algo a través de cia~esarrollar su identíd.<:..9 pers~al o sus capacidade0 eS'¿,n efec.to,
'7 . . . -- ~ 'Q...(:... 33
32
..;.
porque estas acciones o influjo no son intranscendentes, sino que, en
,
,
ba modificando su propia capacidad para, por ejemplo, jugar, para lle y una iniciación que consta de varias etapas. Este camino puede ser recorri
vida que ellos han creado y viven. Los valores, las normas, las expresiones
Frente a otras concepciones de iniciación procedentes del mundo de
de un grupo son lo que nos influye y modifica. Cuando un niño recibe un
la antropología, de la educación o de las ciencias de las religiones, la
regalo, muchos padres suelen decirle: «¿Qué es Jo que se dice?: ¡Gracias!»
iniciación cristiana tiene su propia originalidad según recuerda la Con
Es la forma de iniciarles en un estilo de comportamiento, en unos valores
ferencia Episcopal Española en el documento La iniciación cristiana. Re
cívicos.
flexiones y orientaciones (1998):
Este proceso de iniciación no se hace de golpe sino progresiva y lenta
«la originalidad esencial de la iniciación cristiana consiste en que Dios tiene
Se trata, pues, de acciones polivalentes: crean, en unos casos, habili gracia del Espíritu Santo, y pide ser introducido en la Iglesia. Por otra parte,
dades para ... ; en otros, identidad y personalidad, y nos enriquecen en la iniciación cristiana no se puede reducir a un simple proceso de enseñanza
conocimientos. No se llega a ser experto en la docencia sin un ejercicio y de formación doctrinal, sino que ha de ser considerada una realidad que
y sin aprender en el ejercicio mismo nuevos conocimientos. Muchos sa implica toda la persona.» (lC 18)
bios expertos en un ámbito del saber acaban diciendo que les queda De estas definiciones de iniciación cristiana retenemos como esencial
mucho por aprender. que, cuando en catequesis y en pastoral hablamos de iniciación cristia
Podemos afirmar que la vida humana se edifica sobre la base de ini na, lo primero de todo es 9~e no entendemos una acción pedagó ica J,
ciaciones continuas, ya sea las que miran a determinadas habilidades o propuesta porl.?:_~g~~!~~_de pastoral pa(Lunos eterminados destina- Di~
las que afectan más directamente a la configuración de la identidad tarios en orden a mo~ifi ciones de cQDductª-p'eIsona¡~de destrezas, o 1
personal. de alcanzar no q se trata de una acción cu o rota onista
~rimero y principa . s que lama y transforma interiormente ~I co
f) ¿Qué es iniciación cristiana? QI1.ón de las personª~.
La iniciación cristiana participa del dinamismo de iniciación humana LaJ.!!Jciación cristiana supone la participación en el misterio del Señor
descrito más arriba, pero no se reduce a él. A lo largo de la historia de la Re~uc¡tado! la integracióD.....e1lla Iglesia, ¡El decisión libr€ de la persona de
34 35
<
.1.
aceptar y caminar hacia Dios bajo la acción del Espíritu. La iniciación
,
e ¿Tiene un fina/la iniciación?
cristiana es una realidad compleja que no se puede reducir al cultivo de ~
la dimensión doctrinal o comporta mental. f' j Solemos decir que «siempre tenemos algo nuevo que aprender». Hoy
vivimos en una sociedad yen una cultura de «formación permanente».
f) ¿Por qué esta originalidad? XJü.J4 0Yv:p,'~1l ') ..J ... XV' Las cosas cambian, las ciencias progresan. No queda uno formado para
toda la vida. No se sabe todo de una vez para siempre. La aceleración y
Jesús, antes de subir al cielo, dijo a los suyos: «Id por todo el m el progreso en todos los campos del saber humano obligan hoya estar
proclamando la buena noticia del Evangelio» (lc 16, 15). abiertos al futuro, para no quedar desfasados a través de la «formación
Entrar en la comunidad de seguidores del Resucitado tiene peculiari permanente» .
dades propias. El acontecimiento del cristianismo es un don, un hecho En este contexto cultural en el que nos movemos, nos hacemos la pre
de revelación que tiene como protagonista a Dios mismo: gunta por cuál es el final de la iniciación cristiana o si tiene una meta
«Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio controlable o, por el contrario, si la iniciación cristiana dura toda la
de su voluntad (Ef 1,9), mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, vida.
Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen con
la iniciación cristiana, como toda iniciación, hace referencia a una ac
sortes de la naturaleza divina (Ef 2,18).» (DV 2)
ción'que introduce en algo. El lugar propio de la iniciación cristiana era,
Por ser un hecho revelado, la confesión en Dios no es con uista o es
. ..----'~.. :-1
desd primeras comunidades, la institución el Catecumenado
fue_rzo personal, sino gracia o regalo que a persona recibe.
ti al., ste tenía determinadas las etapas que conc Ulan con a recep-
Dios se revela saliendo al encuentro de la persona, invitándola a
CIO e los ~cramentos: Bautismo, Confi~rmación y Eucaristía. Eito nos
vivir<con el {jrfT,J9T,mEtiendosé en su f'íEtoria Un 1,14l,interrogán
lleva a afirmar que el tiempo de laínlciación cristiana eslTrmtado. Es
dale por su nombre: «¿Dónde estás? ¿Quién eres?» (Gén 3,9). Dios se
como un camino que tiene-pLInto -de~sanday piJnto-'aelTega'da~-los sacra
acerca y hace de la historia humana una historia de presencia tam
bién divina:
,
mentos. El ~po ~~ado_t!l_~~~<?!..!:~~~lu~a~rT1ing_~_s
__ posible qu~~,seaJ
~ ig~,al para todos, de pcuerdo~onJ~L~l1!Jjlción,~creta personal y. con el
«Este plan de revelación se realiza con palabras y gestos intrínsecamente ejercicio libre de respuesta a la llamada de_Dios,
conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia
de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos «El Catecumenado bautismal subraya, finalmente, el carácter temporal de
dos por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y todo proceso catequético, aspecto este, que es inherente, por lo demás, a
esclarecen el misterio contenido en ellas. Pero la verdad íntima acerca de cualquier proceso de iniciación.» (La catequesis de la comunidad 101)
Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación El tiempo de la iniciación cristiana p~epara y modifica internamente a
de Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación.» la p'ersona,es decir, la conVTerteafiSTósvTvo, de una mane!,a 6'iiika'ami
(DV 2) ciaL La vida delaCOmunidad ayudará al bautizado-él'progresar -y'-a-'pro
La adhesión a Jesucristo es una respuesta personal a una iniciativa de füñdizar ~n la conversión inicial con la celebración de los sacramentos,
Dios:que se realiza en el seno de la comunidad de los discí ulos9.:l evi las obras de misericordia y la vivencia comuqitaria.
ven, con lesan y celebran al Señor resucitado. Esta confesión de fe de «Creemos importante insistir en este punto porque observamos una cierta
los que adoran al Dios vivo se traduce visiblemente en gestos, símbolos, tendencia a hacer de los grupos cristianos en los que se realiza la catequesis,
celebraciones, comportamientos, invocaciones, fórmulas de fe que hay grupos catecumenales de duración indefinida. Nos parece muy importante el \
entender yen las que hay que ser iniciado. di:!inguir bien el g~u~o c~tequétíco (o catecumenal) de la comunidad cristia
na.» (La catequesis de la comunidad 101)
36 37
J..
J
Todos los itinerarios formativos inici les pretenden preparar o modifi Reconocemos que hay formas de hablar de la iniciación cristiana y de
car a a persona de una manera básíca ara que después esta por sí mis entenderla que no tienen en cuenta su originalidad e identidad específicas.
ma se construya y desarrolle sus potencialidades apoyada en los funda La reflexión eclesial actual sobre la iniciac~ cristiana arranca del
mentos primeros adquiridos. Lo inicial o la llamada formación inicial no Concilio Vaticano 11, § el documento Ad Gentes, sobre la actividad mi
es el final, pero sí es cimiento y orientación para la construcción de un sionera de la Iglesia, al plantearse la pregunta de cómo devenir cristiano
futuro personal original. ~.~ La respuesta se da acudiendo a la experiencia de la propia Iglesia en
Se puede decir que ha terminado el tiempo de la iniciacjón cuanQo el la institución del Catecumenado. Se describe primeramente el Catecu
aspirante ha realizado las etapas y los ejercicios básicos que le capacitan menado así:
para ser autóñómo. Esto se suele verificar por pruebas o escrutinios bien «El Catecumenado no es una mera exposición de dogmas y preceptos, sino una
determinados como puede verse en el RICA 052-192. El momento final de formación y noviciado, convenientemente prolongado, de la vida cristiana, en
la que los discípulos se unen con Cristo, su Maestro. Iníciense, pues, los catecú
la iniciación no guiere decir que la persona ya !!!-2~..J.!ldo, sino que
menos convenientemente: en el misterio de la salvación, en el ejercicio de las
dispone en sus manos de aquellos elementos que le permitirán superar y costumbres evangélicas, en los ritos sagrados, que han de celebrarse en los
soportar las dificultades normales con las que se encuentre. JlI1~na tiempos sucesivos, y sean introducidos en la vida de fe, de liturgia y de caridad
in!ciación es, de ordinario, garantía de un futuro comprometido en la del pueblo de Dios.» (AG 4)
vida cristiana. La iniciación cristiana se realiza en el marco del Catecumenado y exige
un respeto grande a la persona concreta y un discernimiento de la ac
ción del Espíritu en el camino de conversión y de maduración y creci
2 LA INICIACiÓN CRISTIANA EN LA CATEQUESIS miento en la fe.
Hay una progresiva profundización de esta orientación conciliar en el
o ¿Por qué hablar hoy de iniciación seno de la Iglesia que queda recogida en el Directorio General para la
Catequesis cuando afirma:
cristiana en la catequesis?
«Esta riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados ha de
No repensamos la iniciación cristiana para restaurar un ayer, sino para, inspirar a las demás formas de catequesis,» (OGC 68)
desde la responsabilidad eclesial actual, ofrecer caminos a quienes son «Dado que la «misión ad gentes» es el paradigma de toda la acción misionera
llamados a «renacer del agua y del Espíritu» (Jn 3,5) porque han sentido de la Iglesia, el catecumenado bautismal a ella inherente es el modelo inspi
dentro de su corazón que el Padre les arrastra hacia la persona de su rador de su acción catequizadora.» (OGC 90)
Hijo (Jn 6,44). Es decir, que para la Iglesia, hoy, no hay acción catequética que no se
No abordamos la iniciación cristiana con la idea de sacar algunas inspire en la iniciación cristiana de la etapa catecumenal.
sonclusiones próctícas para alimentar un modelo de catequesiuoncre Por otra parte, el recorrido espiritual tanto de los no bautizados,
to 17 que consiste en un e_ncue!.l1r..o~r:t,ªLge una hora duraote unos como de los bautizados que cayeron en la indiferencia religiosa, es «muy
-afias prefijados de antemano que termina con la recepciqn del sacra variado según la gracia multiforme de Dios, la libre cooperación de los
rhen~ de la Con-firmación. f"':f' ~ '\ t Lv'/"" catecúmenos, la acción de la Iglesia y de las circunstancias de tiempo y
V" de lugar.» (RICA 5)
17 Cfr. ANDREA FONTANA, «"Iniziare": che significa, in realt,]?», en Catechesi, 78
La mirada hacia lo que fue el desarrollo del Catecumenado está de
(2008-2009) 5, 27-41. mandada también en las Iglesias que están en Europa, de las que noso
38 39
k
f
tras formamos parte, porque estas viven una situación que Juan Pablo 11 muchos hombres y mujeres que no se sienten cristianos o cuyo cristia
describía así: nismo podríamos definirlo como de «bautizados no iniciados o
«Entre los muchos aspectos indicados con ocasión del Sínodo, quisiera recor desconvertidos».19
dar la pérdida de lo memoria y de lo herencia cristianos, unida a una especie
de agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa, por lo cual muchos eu 8 ¿Cuál es el sentido de la expresión
ropeos dan la impresión de vivir sin base espiritual y como herederos que catequesis de iniciación?
han despilfarrado el patrimonio recibido a lo largo de la historia ... Aumenta
la dificultad de vivir la propia fe en Jesús en un contexto social y cultural en En primer lugar, una aclaración: aquí no hablamos del Catecumenado
que el proyecto de vida cristiano se ve continuamente desdeñado y amenaza propiamente dicho (el que se refiere a los adultos no bautizados) sino de
do; en muchos ambientes públicos es más fácil declararse agnóstico que cre la catequesis realizada con bautizados que nece~itan ser catequiz~dos.
yente; se tiene la impresión de que lo obvio es no creer, mientras que creer re El Catecumenado tiene su propia dinámica, bien expresada y recogida
quiere una legitimación social que no es indiscutible ni puede darse por en el RICA y recogida ampliamente por la misma Conferencia Episcopal
descontada.» (Ecc/esío in Europa 7) Española (CEE, Orientaciones pastorales para el Catecumenado, Madrid
Estos síntomas de cambio en nuestra sociedad son los que llevan a la 2002). Pero sí decimos que n9l inspiramos en la estructura del Catecu
reflexión catequética a inspirarse en nuestro hoy en el hacer del Catecu menado porgue es el paradigma de toda categugis.
menado primitivo. ' La expresión «catequesis de iniciación» está recogida en el Directorio
La realidad de la sociedad -que ya analizamos anteriormente- no la General para la Catequesis y se la define así:
valoramos como algo negativo, sino que preferimos aceptarla como ea-~~tequesis de inici~ por ser orgánica y sistemática, no se reduce a lo
dato objetivo que se nos impone y situarnos ante ella como creyentes meramente circunstancial u ocasional; por ser formación para la vida cristia
que, partiendo de la resurrección del Señor, miran esperanzados hacia na, desborda -incluyéndola- a la mera enseñanza; por ser esencial, se centra
el futuro y buscan las formas mejores de vivir hoy el anuncio gozoso en lo «comúm> para el cristiano, sin entrar en cuestiones disputadas ni con
del Evangelio sabiendo que él nos precede (Mc 16,7) y que hemos sido vertirse en investigacíón teológica. En fin, por ser iniciación, incorpora a la
enviados sin más precisiones modales que el imperativo del «id por comunidad que vive, celebra y testimonia la fe. Ejerce, por tanto, al mismo
tiempo, tareas de iniciación, de educación y de instrucción. Esta riqueza,
todo el mundo proclamando la buena nueva a toda la humanidad»
inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha de inspirar a las
(Mc16,15).
demás formas de catequesis.» (DGC 68)
Afirmamos que esta etapa histórica de sociedad de no cristiandad no
Mucho antes que el Directorio General para la Catequesis, los Obispos
impide que se viva con fuerza, en personas concretas y comunidades
españoles se habían reflexionado sobre este tema en el documento de La
eclesiales visibles, la fe cristiana. Ante esta descripción de la realidad
Catequesis de la Comunidad cristiana (1983), utilizando, en sintonía con
que viven las Iglesias, surge espontánea, como ya hicimos al comienzo,
el Sínodo de 1977 sobre la catequesis, la expresión catequesis de inspira
la interrogación sobre la validez o la pertinencia hoy de continuar con
ción catecumenal.
ÜA-"" !-In procesode incorpora~ión en la comunIdad cristiana nacido en una
«Dotar a la catequesis de una inspiración catecumenal es hacer de ella un
\¡...;~ sociedad de cristiandad que ya no existe.
proceso de iniciaCión cristiana integral. (oo.) Una catequesis inspirada en'el
C1 . No podemos dejar de reconocer que hay numerosas huellas religio modelo catecumenal es una iniciacTOíl en la realidad desbordante del mis
sas significativas en nuestra realidad 18 que envuelven e interrogan a
40 41
~
l
,.
definen como «todo proceso que trabaja por hacer efectivo en una per «El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no solo en contacto, sino en
sona la acogida de Dios que la atrae hacia sí» y, más adelante, dicen «la comunión, en intimidad COn jesucristo.» (OGC 80)
pedagogía de iniciación es el acto de creyentes que aportan a las perso No se trata solo de presentar a un Jesús amigo o compañero, situán
nas todo aquello que podrá permitirles mantenerse en la vida como cre dolo al mismo nivel que nosotros. El núcleo fundamental de la fe es el
yentes.» 21 acontecimiento de la muerte y de la resurrección del Hijo de Dios, es
En nuestra área de pensamiento más cercana, la Asociación Española decir, el misterio pascual de Cristo.
de Catequetas (AECA) la define así:
• Abrir a la persona a la acogida libre del Dios que la so.!!.~ita
«dar la mano a alguien, o a un grupo, para que empiece a vivir una experien
cia y se adentre en ella. Según esta pedagogía, en la catequesis, no se trata La catequesis de iniciación presenta y ofrece la conciencia viva que la
de decir, siguiendo un método u otro, lo que hay que hacer, sino de hacer lo Iglesia tiene hoy del Evangelio. La fe se escucha y se acoge. La fe es reve
que se dice. No se trata de proponer lo que hay que vivir, sino de vivir lo que la~ión de Dios que pide actitud de acogida. --.
se propone. Estamos ante una verdadera mistagogía de la vida cristiana.» 22 Dios no se deja manipular ni hacer al gusto del consumidor. No somos
Q.ueda bien claro que no podemos reducir la catequesis de inicia- ; nosotros los que nos interesamos primero por Dios, sino Dios que se in
~.ión a u,!la me!Od~IOgía~o.. ª-.d_~.!aJle...sses.g~doS .. L~ cate,9uesis de,inicia teresa por nosotros y nos precede y nos invita a caminar hacia Él: «Va
ción es un conjunto coherente de propuestas que la comunidad cris por delante a Galilea» (Mt 28,7).
tiana ofrece a los que se interesan por el seguimiento de Jesucristo El Dios que nos precede es el mismo que nos desconcierta, nos saca de
para acompañar y favorec-erla~acoglda~laTálog9 ~ la con\L@fsión al nuestras falsa ideas de Dios y nos pide que le acojamos tal como Él es, no
Evangelio. j - ._ . como nosotros lo imaginamos (Lc 24,13-35).
' ~ ~ó ~ ...-,' 1 t"'cv>/( Z
• le~Ly~scuchar la Palabra de Dios
La catequesis de iniciación sitúa a la persona ante los relatos bíblicos en
los que Dios se revela como es. La Palabra de Dios resuena en la Escritu
ras. Es tarea de la catequesis de iniciación presentar, leer, escuchar, me
ditar y orar los textos para favorecer la acción del Espíritu Santo:
20 Se explican, a continuación, las dimensiones conocimiento de la fe, vida evangéli
«El Espíritu Santo ese quien da a los lectores y a los oyentes, según las dispo
ca, experiencia religiosa de oración y liturgia, compromiso apostólico y misionero.
siciones de sus corazones, la inteligencia espiritual de la Palabra de Dios.»
21 CONFERENCIA DE LOS OBISPOS DE FRANCIA, Texto nacional para la orientación de la cate
(CEC 1101)
quesis en Francia y Principios de organización, Editorial CCS, Madrid 2008, 27-28.
21 ASOCIACiÓN ESPAÑOLA DE CAHQUETAS (AECAl, Hacia un nuevo paradigma. de la inicia La fuente de donde la catequesis toma su mensaje es la misma Palabra
ción cristiana hoy, PPC, Madrid 2008, 39. de Dios.
42 43
44 45
cr:arnento5gUeCo-ñsagr-a'rllos-
r - ____ .
cpmienzosde la vida"crfstiana»--'
". tiva que implica la facultad de atención a las personas, la habilidad para in
En el Catecumenado, la Iglesia utilizaba !:'Ítos litúrgic0i> oportunos que terpretar y responder a la demanda educativa, la iniciativa de activar proce
ayudaban a los catecúmenos en su camino y los sostenían con la bendi sos de aprendizaje y el arte de conducir a un grupo humano hacia la
ción divina. Se proponían ritos especiales Rara la inscripción, para las madurez ... Un estilo propio de dar catequesis, acomodando a su propia per
entregas y los escrutinios. Estas celebraciones, además de su dimensión sonalidad los principios generales de la pedagogía catequética.» (DGC 244).
",l'
proclama la fe acontece en los sacramentos. De ahí que en todo camino L
l
catecumenal la liturgi~uno se concentra solo al final del proceso, sino
tii
46 ~ 47
i
l'
1
4
LA COMUNIDAD
l
I~.
que otros puedan descubrir y acoger lo que le es más original y valioso,
que orienta y acompaña en el camino de entrada en una forma de vida
nueva.
Desde este enfoque nos encontramos con la. pregunta sobre léLC2JIlU- (7
f nidad cristiana, su vinculación con la cate uesis, su a el en los roce
(sos ,-~ Iniciación, su renovada actualidad, las implicaciones mutuas en
I ! .
trecatequesis y comunidad, las consecuencias prácticas que se derivan
de esta rdación... -
I
: ....
. Desde la catequesis advertimos hoy una viva preocupaclon por la
. «comunidad cristiana», por la «comunidad de referencia», por «hacer
49
'1.':""'1
f) q.~ necesidad d~ ~.~ «contexto ~i1:~1)0 '1, marcado por la secularización y el pluralismo, esta vinculación e interde
pendencia se desvela cómo básica y fundamental. La comurlidad aparece
El proceso de iniciación cristiana al que la catequesis pretende servir,
es un proceso de acogida y personalización de la fe, de descubrimiento como una condición de posibilidad para poder nacer a la fe eclesial. Es
y vivencia de las diferentes dime'ñsiones de la experiencia cristiana, lo máS,laVTdad~'la comunidad es la referencia más fiable que da credibili
que necesita el contacto o la relación con personas y ~upos que viven, dad a la invitación y a la propuesta. Así lo afirma el Directorio:
exprffiñ; <'eleDr'arry contagian
--~~-
'su
experiencia de fe.
--.--- .,""
«La-..........,
comunidad -
cristiana es en sí misma catequesis__
viviente. Siendo lo que
~_.--..1
Es más, el momento actual plantea el reto de hacer de la catequesis un ella es, anuncia, celebra, vive y perma~e~.mo el espacio
indispensable y primario de la catequesi~~.~..~.~,~~)
lugar de fffamiliarización» y de «inmersión progresiva enJSLy!yencia
)0
cristiana rñ!!?:!;.,~>~, ~ual reclama uñ«COntexto .vi -->- . via Est?mos ante un modelo de iniciación que pretende renovarse desde
la inspiración de los primeros tiempos del cristianismo, donde el contac-
rq.,I
ble" J a res Irar un es aClo dot')de
se ~ percibir. un ámbito donde se pueda sentir y vivir, un grupo que tq..con la comunidad y las experiencias vividas en Sil Seno se d(ilsvelan
refleje lo que significa ser y vivir como cristiano. c9mo elemento fundamental ar acer a la fe. Se trata de dar cuerpo y
o
L'a 'comunidad cristiana esta llamada a ser ese «contexto vital», pues la
catequesis desarrolla lo que la comunidad cree, vive, celebra y anuncia.
Vinculación catequesis-comunidad
-
apostar por la dinámica de «VeniqY_lJeréi.s» JI por una pedagogía en la
que «la comunidad cristiana se convierte ~la.[effD;~m:Ja concreta y
~--
eje~plar par.a el.Ltir¡erario (te fe de cada uno» (DGC 158).
,
~
~-'-'-'---"""'"
Como decíamos antes, a iniciacioi'l'><es un proceso social y cOI1:wnita
Ahora bien, aunque el planteamiento teórico es claro e incuestio
hay que reconocer"que no se re eJa con a misma claridad en la Bfáctica
pa~ y catequétíca. Las implicaciones concretas y las repercusiones
le,
i ri~y como tal pretende in '". ducir en~xp~riencia y la vida de un grupo,
e~~ sus cr~encias y valores, en su lenguaje y tradiciones, en s~:s ntos y sím
bólos.
---c:::::""" Una catequesis al servicio de la iniciación cristiana procurará acgm
..._. _ _
ft
~
prácticas de este planteamiento aún no han alcanzado un desarrollo sufi pañar en el acercamiento y progresiva inserción en la comunida<Lcris
ciente, quedando aún pendiente de demostrar la capacidad benéfica y t tia"ha, procurando estableéer relaciones, entablar contactos, favorecer
dinamizadora de esta interrelación tanto para la catequesis como para la encuentros, motivar expenenclas ... que ayuden a descubrirvTvenciar la
comunidad. Muchas catequesis siguen siendo «apéndices», «acciOlJ..e.S;1Da lllnl ~
DE COMUNIDAD?
8 La pertenencia comunitaria: vida y estructura
Pensamos que, caracterizadas así, puede haber distintos grados de per
La palabra «comunidad», como muchas otras, termina gastándose con
tenencia a la «comunidad cristiana», dependiendo sobre todo del nú
ef uso. Hoy llamamos «comunidad» a muchas cosas: comunidad de veci
mero de sus miembros. En la medida que estos son numerosos necesitan
nOS, comunidad autónoma, comunidad educativa ... La comunidad a la
un mínimo de organización, e incluso de estructuración en grupos más
que nos referimos, naturalmente, es <fía comunidad «cristianilll Al ha
cerlo, queremos diferenciarla, por ejemplo, de
la slmple<~mblea». En
pequeños, que podríamos llamar también -analógicamente- «comuni
dades», llamadas «de talla humana», es decir, donde las relaciones en
nuestro caso es algo más. Hablamos de un grupo de personas, efectiva
tre sus miembros son más cálidas, cercanas, etc. (CC 265-268), pero per
mente, pero que creen y confiesan a 'Cristo resucitado: asienten cón
tenecientes todos a una única «comunidad».
sienten en e o. es une, por tanto, una fe personalizada y_~om(ln en
,Cri~to: por eso son-«cristTanas». Y, en cuanto esta fees-ZZrecibida», se Esta organización -inevitable y necesaria- visibiliza un «estilo de
sienten convocados, elegidos, atraídos por el Espíritu Santo. Viven j un vida» cristiana común, aunque existe el peligro de que esta organiza
tos esa fe y la anuncian. Su centro son la Palabra la Eucaristía. ción o institucionalización vele, de alguna manera, su propia vitalidad.
Además, en la medida que quieren vivir el Evangelio, viven sus valores Habrá, por tanto, comunidades que estén más «institucionalizadas» y
entre sus miembros y dan testimonio de ello hacia fuera de la comuni otras que sean más «vitales», pero sin ahogar nunca la vida que en ellas
palpita ni deshacerse en una anarquía desestructurada.
dad, anunciando con su vida y sus palabras la fe y los valores que con
fiesan. De ahí que se establezcan entre ellos diferentes relaciones de
I
calor humano. Como señala el documento La catequesis de la comuni f f) El misterio de la «comunión»
dad, «al hablar aquí de la comunidad entendemos, por lo tanto, la co f Las comunidades cristianas, sin embargo, no son todas iguales: su histo
munidad ecl~ia~.0mediata, donde el creyente concreto nace y se educa sus tradiciones, su espacio geográfico o cultural, etc ... «colorean» a
en la fe» (CC 255). f
¡
1
o Comunidades eclesiales 2S La comunidad cristiana es cristocéntrica; congregada por la Palabra de Dios; oran
52
24 D, VILLEPELET, «Los desafíos planteados a la catequesis francesa», en Sinite 141 (2006) 97,
II sectarias (PABLO VI, Evangelii Nuntiandi, 58).
53
1
cada comunidad y le dan un «estilo propio», un «aire de familia». En
1
" Las comunidades «inmediatas», La parroquia
este sentido podríamos decir que estas comunidades pueden encontrar
Sin detenernos a hacer una lectura crítica de esta enumeración de comu
se «en comunión» con otras comunidades afines. Pero, en este caso
nidades «inmediatas» que señala el Directorio, par!,IJ}o~ºJm1i.J~Lf..omuni
creemos que la palabra «comunión» solo puede tener un sentido analó
dad «inmediata» a la que nos referimos, en relación a la cate uesi . es,
gico, y que más bien deberíamos hablar de «afinidad» con sus caracte
fun amen a mente. parroqul .Y, aunque creemos que la «comunidad»
rísticas concretas, dejando la palabra «comunión» para un sentido más
as que a parroqUl ,-po ríamos hablar de diferentes «grados» de"co
profu
munidad que, sin embargo, encuentran su realización definitiva y comple
En efecto, la «comunión», como unidad profunda espiritual entre los ta como tales comunidades inmediatas en la parroquia, que es «el lugar
miembros de una comunidad o entre varias -o todas-las comunidades más significativo en que se forma y manifiesta la comunidad cristiana ...
cristianas, se está refiriendo a una realidad que las trasciende a todas y
La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas las diversidades
las constituye. La «comunión» es la vivencia -por el Espíritu Santo- de
humanas que en ella se encuentran y las inserta en la universalidad de la
la unión existente en la misma Trinidad santa como misterio último de
toda vida cristiana. Hijos en el Hijo, todo cristiano se halla vinculado, Iglesia. Ella es, por otra parte, el ámbito ordina,ri9.Q9DcJ.t;..?e.....oace y se
crece en la fe»-nrGC2'S7r:-po'¡' eso,'tocfas ¡'as'demás «comunidades i nme
por el Espíritu, a la vida intratinitaria, que es «comunión» (Jn 17,21-23).
Es, por tanto, una realidad mística por la que se crea la gran fraternidad diatas»-a-éDefT3ñ;'en su tanto, hallarse referidas a la parroquia forman
de la Iglesia, «sacramento de unidad» 'para el mundo: do unidad con ella como «presencia» de la Iglesia universal «en este lu
gar» y como madre gestante de la fe de la Iglesia.
«La 'comunión' expresa el núcleo profundo de la Iglesia universal y de las
Iglesias particulares, que constituyen la comunidad cristiana referencial.» embargo nQJ2odemos asimilar laparroquiaalascaracterísticas de
(DGC 253) la pe9uéA'a'co'~~nid~'d--;d-e-taITahümaria;;'p-üesé-n-ella IJQ__ ~l~mpre son
faCiTbles unas relaciones tan cálidas e inmediatas debido al número de
e La comunidad como «carne limitada» fiele} que constituyen la ~roqula. Sin querer entrar tampoco en este
tema, de alguna manera controvertido, señalamos únicamente que,
Pero no basta la «comunión». La «comunión» debe traducirse en co
como indica el teólogo Gilles Routhier 26 , la parroquia, entonces, en la
munidad, debe «tomar carne» en la realidad concreta de la vida y de la
medida que reservamos la palabra «comunidad» a un espacio interper
historia, de las relaciones interpersonales, de la vida comunitaria y de su
sonal más pequeño, puede tal vez llamarse más «comunión de comuni
misma organización. «Comunión» sin «comunidad» es pura abstracción
dades» que «comunidad de comunraádes;;:------
espiritual: espiritualismo barato. Pero toda comunidad cristiana sin co
----
-~
. ES RESPONSABLE DE LA CATEQU~1~1\.,.
La «comunión» pues, está llamada a «encarnarse», Y lo hace de diver
sas maneras. En primer1ugar, la Iglesia universal y las Iglesias locales,
como «comunidad de referencia» (DGC 253; CC 255). y esta «se hace
La afirmación de que la comunidad cristiana es la responsable de la ca
cercana y se visibiliza en la rica variedad de las comunidades inmedia
tequesis no resulta una afirmación novedosa. Sí lo es en cambio la insis
tas, en las que los cristianos nacen a la fe, se educan en ella y la viven»
(DGC 253). El mismo Directorio enumera estas comunidades «inmedia
tas»: la familia, la parroquia, la escuela católica, las asociaciones y mo 26 GILLES ROUTHIER y Alphonse BORRAS, La nueva parroquia. Sal Terrae, Santander 2009,
vimientos cristianos, las comunidades eclesiales de base ... (DG 253). 50-57.
54 55
~,
56 57
~."
Nos encontramos ante el reto no solo de redescubrir sino d hacer Una catequesis, así entendida, configurada por lo comunitario y rea
via~.Ie la eonexlon viII, la cré!ción de redes y la complementariedad lizada en el seno de una comunidad, sitúa a los catequistas en el cora
entre los diversos grupos, sectores, acciones, agentes y servicios ...q ue zón de la vida y misión de la Iglesia, en el corazón de la comunidad.
cons,titUyen la vida y el entramado de una cÓmllnjdadcristiana. catequistas aparecen como miembros vivos de la comunidad y enviados,
Puesto que la fe se vive y se alimenta en el compartir y celebrar, cada desde la comunidad yen su nombre, para acompanar, mas de cerca y de
creyente ha de tomar conciencia de su capacidad y responsabi!igaaaf manera específica, a quienes se inician en la fe y en la comunidad.
testimoniar comunicar a los demás su pro ia ex eriencia de fe, y de su
prptagonismo en la vitali a creyente y en el dinamismo misionero y e «La comunidad cristiana es el origen, lugar y meta
evangelizador de la comunidad cristiana, pues «cada uno de los miem de la catequesis» (OGC 254)
bro de la comunidad es algo inestimable para la fe de todos»27. Estamos ante una expresión ampliamente conocida y repetida hasta la
Desde esta perspectiva comunitaria todos los creyentes tienen «algo saciedad, a la vez que rica y contradictoria. Una expresión que recoge y
que dar» y «algo que recibir» en la vivencia de :fe..-PfI.o no todos.fle la sintetiza la relación entre catequesis y comunidad. Una expresión que si
mi"sma mallera. En la misión evangelizadora de la Iglesia y, sobre todo, gue cuestionando y provocando tanto a la catequesis como a las comuni
en el ejercicio del acto vivo de la catequesis, asume un carácter propio y dades cristianas, porque las realizaciones prácticas y las implicaciones
una responsabilidad específica el ministerio de la catequesis. Así lo afir concretas de este planteamiento aún no han sido suficientemente desa
ma el DGC: rrolladas.
«En el conjunto de ministerios y servicios, con los que la Iglesia particular
realiza su misión evangelizadora, ocupa un lugar destacado el ministerio de
la catequesis ... El ministerio catequético tiene, en el conjunto de los ministe
rios y servicios eclesial es, un carácter propio, que deriva de la especificidad
de la acción catequética dentro del proceso de la evangelización. La tarea
del catequista, como educador de la fe, difiere de la de otros agentes de la
pastoral (litúrgica, caritativa, social ... ) aunque, obviamente, ha de actuar en
coordinación con ellos.» (DGC
Estamos, por tanto, ante una responsabilidad diferenciada pero co
tanto, con la invitación y la acogida personal. la perso
mún, en la que intervienen e interactúan los diversos ministerios y servi
cios eclesiales: na, igual que el creyente, no nace y crece de manera aislada, necesita de
la «familia» que engendra, acoge y acompaña el nacimiento, el progre
«Para que el ministerio catequético en una Diócesis sea fructífero, necesita
sivo crecimiento y la maduración en la fe de la comúnidad. la catequesis
contar con otros agentes, no necesariamente catequistas directos, que apoyen
y respalden la actividad catequética ... Estos agentes, junto con los catequis tiene su origen en la fe de la comunidad y se alimenta de S'lr"rfaTIdad
tas, están al servicio de un único ministerio catequético diocesano, aunque no creyente y comunitaria. .
todos realicen las mismas funciones, ni por el mismo título.» (DGC la co....m unidad es por tanto el hogar de la catequesis. Ese lugar tamiliar
donde se alimenta y acompana el creriffliellto, dohde se realiza el apren
dizaje del ser y vivir como cristiano, donde uno palpa y se inicia en las
11 F. PAJER, «Una catequesis en la que la comunidad cristiana en su conjunto es a la
vez catequizante y catequizada», en H. DERROITIE (dir.l, 15 nuevos caminos para la cate experiencias fundamentales, en el leguaje y en los símbolos, en la tradi
quesis hoy, Santander, Sal Terrae, 2008, 38. familiar ... Ese lugar que, como hogar y casa familiar, siempre perma
58 59
~i)i4{<flf#¡ ro""""'·
'¡
nece como referencia y estímulo, ese lugar del que uno sale y al que uno lo que más importa no es detenerse en los déficit sino adentrarse labo
vuelve, en el que uno se alimenta y recupera fuerzas, en el que se siente riosa y pacientemente en las distintas aportaciones convergentes ha
arropado y estimulado, acogido y provocado, en el que se comparte y se cia esa meta. Y concretamente la catequesis de iniciación puede y
celebra ... debe tener un compromiso especial que expresamos con la siguiente
propuesta.
4 LA REALIDAD NOS INTERROGA: LA CATEQUESIS DE
-o Colaboremos en el empeño por recrear La tercera, que, en todo caso, el proceso debe culminar en la viven
cia de r la fe en una comunidad; si esta no está al alcance, habrá que
la comunidad cristiana'
constituirla adecuadamente en el marco de la eclesialidad local.
Reconocemos que en los planteamientos pastorales que prosiguen la re
novación conciliar, crece cada día con más fuerza la convicción pastoral
Esto también es decisivo para la iniciación de la infancia y adolescen
----_.-------- ....
de que es preciso transformar las parroquias encomunidades vivas,..parti
aunque el proceso y el modo sean diversos.
60 61
'1
I
dades alternativas, cuestión que requiere un estudio a parte. Y, en otros «eucaristía de la catequesis». Deberíamos ajustar mejor el lenguaje; po
casos, pueden reducirse a comunidades de élite, selectivas, incompletas, dría ser más exacto hablar de asamblea eucarística dominical de todos
transitorias cuya valoración requiere precisión. los implicados en la catequesis de iniciación. Ahora bien, todos estamos
de acuerdo en la influencia que está teniendo la catequesis en esta vi
Nuestro parecer se expresa en dos orientaciones:
vencia comunitaria sacramental y. en otros casos, a la experiencia co
- Primera, que las personas iniciadas se incorporen a la núcleo eje in munitaria de la Palabra.
tensidad comunitaria y misionera de la comunidad local; una co Con frecuencia progresiva, la anteriormente llamada eucaristía con
munidad a la que se pertenece según distintos niveles; una comuni niños, se está transformando en eucaristía de las familias. La viva parti
dad abierta, que habita de forma distinta y no excluyente; en ella cipación en su celebración está convocando, no solo a familias de niños
están los comprometidos en ese núcleo, están los habitualmente en proceso de iniciación cristiana con sus catequistas sino otros miem
practicantes, los de presencia silenciosa sin más, los que pasan con bros dinámicos de la parroquia. Si, además, se hacen presentes los adul
alguna frecuencia, los que se van y vuelven, los que vienen algunas tos que vuelven a hacer el recorrido de la iniciación y miembros de gru
veces o en ciertas circunstancias. pos o movimientos, hemos de reconocer que nos encontramos ante una
- Segunda, que los iniciados constituyan una nueva pequeña comu asamblea que expresa y alimenta la comunidad cristiana. Según esta
nidad o fraternidad (a veces sería acertadoprecisar6TeneT'len perspectiva, en bastantes casos se está convirtiendo en la eucaristía do
guaje) que forma parte, con otr~s, de la comunidad integral local minical «mayor» de la comunidad. Ante este hecho sí podríamos decir
en el ámbito original de la comunión, que es la Iglesia local. Los que, partiendo de la catequesis, la eucaristía hace la comunidad y la
modos precisos de la configuración de esa experiencia de peque comunidad hace la eucaristía.
ña comunidad y de su articulación con otras en una misma comu nto a esta constatación alentadora reseñamos otra experiencia más
nidad cristiana, son distintos y merece la pena un estudio tanto minoritaria pero significativa. Nos referimos a la llamada «catequesis de
en el nuevo ámbito urbano de las ciudades de hoy como en el ám la comunidad». Algunos afirman que esta expresión exige un pequeño
bito rural que se está transformando en su tejido relacional y comentario para no llevar a equívocos en el tema que estamos tratando;
convivía!. pero todos estamos de acuerdo es que merece la pena incluirlo en la re
1 flexión sobre catequesis y comunidad.
Al detectar los riesgos antes indicados, el grupo entiende que esta
doble sugerencia positiva abre caminos luminosos que merece la pena Catequesis de la comunidad tiene un sentido muy concreto. Se trata
discernir, concretar, ensayar y madurar. Una misma convicción nos de una catequesis para todos y para todos juntos, aunque se tengan en
une; a saber, que la iniciación, planteada según el nuevo paradigma, cuenta factores como la edad, los acontecimientos o el desarrollo del
implica y conduce a una experiencia comunitaria en la que el ideal de la año litúrgico. Otros prefieren hablar de catequesis intergeneracional. Es
comunidad creyente adquiere concreción para poder decir: «es verdad, a modo de una sinaxis de la comunidad en torno a la Palabra.
se vive, se puede vivir», no solo es teoría. Ya la misma eucaristía del día del Señor, como la gran sinaxis de la
comunidad, lo es del pan de la Palabra y del Pan de la Fracción del Se
ñor. Invitamos a acentuar inteligentemente, en el marco litúrgico, la
e Aportación original de la catequesis a la comunidad dimensión educativa de la Palabra como pan sencillo y común para toda
eucarística dominical la comunidad. Existen experiencias más remotas a las existentes entre
Nos estamos adentrando en la realidad. Alguien evoca una constatación nosotros, en las que el encuentro dominical se despliega en un tiempo
que recorre bastantes comunidades parroquiales: habla de la llamada largo, comunitario. diversificado y unitario a la vez, en torno a la Pala
62 63
"t
bra con acentuado carácter de «Didajé» y otro tiempo comunitario go 5 ¿QUÉ RASGOS SE LE PIDEN A UNA COMUNIDAD PARA QUE
zoso celebrando todos «la Cena del Señor»28. SEA «SUJETO GESTANTE» DE LA INICIACiÓN CRISTIANA?
~
"1
I
«¿Creemos, como Iglesia, que podemos engendrar creyentes o nos hemos re
signado a la esterilidad? Mejor: en una sociedad en la que la tasa de fecundi
conocl~~~_12!OS de la fe, un auténtico «baño f~~,~~~a.:~~:~a «ín;'~J)ión»
en la vida comunitaria, en una expresión que viene haciénd se ya un
dad frecuentemente nos deja perplejos, ¿estamos convencidos, como Iglesia,
fu 'r común en el pensamiento catequetico actual. Necesita experimen
que proponer la vida de Dios es algo que vale la pena?»29
tar que a e que se e anuncia es una e le en su realidad práctica.
Necesita poder decir «esto es verdad, se vive, se puede vivir, no es solo
8 Acoger, acompañar, integrar
teoría». En este sentido, la comunidad que nace de la vivencia del Evan
Supuestos estos primeros interrogantes, una comunidad como «sujeto gelio y de la confesión de fe, es profecía.
gestante» es una comunidad que sabe acoger.acompañar e integrar en
sí. a estos nuevos hijos, puesto que el hecho de «en endran> no consiste e la escucha de la Palabra
únifamente en dar a" luz, sino en ayudar a crecer. La responsabi i a de
El «jniciando» debe hacer experiencia de una comunidad_viva que
la paternidad no acaba con el alumbramiento sino que prosigue a lo lar
nace de la escucha de la Palabra, puesto que la comunidad no nace de
go de la vida.
la voluntad de quienes se congregan, sino de la llamada. Y una llamada
En este sentido, nos preguntamos también dónde puede encontrar, el que se hace persistente en el «caminar» de la comunidad, que debe, en
«iniciando», la vivencia comunitaria de la fe. Somos conscientes de que lo algún sentido, «reinventarse» continuamente mediante su permanen
que ahora podemos plantear se halla bastante lejos de la realidad concre te escucha de la Palabra y, por tanto, mediante su también permanente
ta de nuestras comunidades, pero nos marca el ideal hacia el que las co conversión, Se le invita, pues, al «iniciando» a participar de este con
munidades debieran caminar como comunidades realmente «misioneras» tinuo caminar cuya expresión fundamental se encuentra en el sacra
que no solo se preocupan de «conservar» lo que tienen sino de anunciar mento de la Penitencia. Es una comunidad dinámica y viva, siempre en
y engendrar nuevos «hijos», no en un afán proselitista sino desde una camino, nunca perfecta, lo cual ayudará al «iniciando» a comprender
actitud de «propuesta» y oferta libr~e~vaUºsal de la fe. a la Iglesia con realismo, aprendiendo a conjugar el ideal y la humana
realidad.
€) El «baño eclesial»
A la escucha de la Palabra, la comunidad enseña también a ponerse a
La catequesis de iniciación no consiste únicamente en una transmisión su escucha mediante su estudio y reflexión y, de modo muy especial,
de conocimientos. El mIsmo Directorio lo señala claramente al enumeras por medio de la oración, no solo comunitaria sino también personal:
las «tareas» de la catequesis: grupos bíblicos, grupos de reflexión, grupos y experiencias de oración y
«La fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración. la catequesis debe espiritualidad, pequeñas comunidades, etc.
cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se vive en la comunidad cris
tiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y anunciada.» (DGC 84) ., la escucha de la Palabra
El iniciando, para poder vivir de un modo «integral» la fe cri5tiana, la vida y la fe celebrada se centra en los sacramentos, comenzando por
debe «experimentar» también esa fe realizada en una comunidad viva el Bautismo, desde la oferta catequética catecumenal y litúrgica cuyo
q~ no solo «conoce» su propia fe, sino que la celebra: la ora, la anun centro, tras el recorrido litúrgico anual (Adviento, Cuaresma, Pascua),
cia co~-liI..bn\. YJ.e.s.timonio. El iniciando necesita~'ifdemás de los lo constituye la Vigilia Pascual.
la liturgia «es la cumbre a la cual tiende toda la actividad de la Iglesia
29 GllLES ROUTHIER, «Un passage déplace le Iieu de l'Église», en Catéchese, 173 y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza» (Vaticano
(2003/4), pp.36-3 7. 11, SC 10). El centro ordinario de la comunidad cristiana es la Eucaristía
66 67
I
_-1- _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _-:-_ _ _ _,
l
en cuya toda la vida comunitaria se centra y se realidades más generalizadas en nuestras parroquias. En ellas, la cate
concentra (SC 106). quesis es meramente un servicio «apendicular» de la gestión
La liturgia debería ser, en un cierto sentido, «el espejo de la comuni Por tanto este sería un segundo y fuerte interrogante o exige~ia: que
dad» al cual debería poder dirigirse a todo aquel que pregunta «quiénes la c unidad exista, porque la catequesis, en sí misma, pide, demanda y
sois y qué hacéis» recibiendo la respuesta evangélica «Venid y lo veréis» exi e comunl a , ara ser verdaderamente iniciación cristiana y cate
Un 1,39). quesis. 0, en su caso, exige que la comuni a cristiana salga de sus ceni
zas y se renueve, que recobre la vida perdida. Todos los documentos
o Anuncio y compromiso solidario oficiales de la Iglesia referidos a la catequesis se hartan de repetirlo, de
r ven ello, pero la realidad es todavía muy pobre o cada uno la in
, el «iniciando» debería igualmente hacer la experiencia
terpreta acomodándola a su realidad de la que, por pereza,
y del compromiso, del testimonio misionero y del servicio de
desilusión o impotencia, no quiere deshacerse y así seguir donde siem
la caridad, no solo entre los mismos miembros de la comunidad, sobre
pre y como siempre se ha estado. Hablamos de «comunidad misionera»,
todos los más débiles (pobres, ancianos, enfermos, etc.: Hech 2,44-45)
sino acerca de los excluidos, de la justicia, de la paz y de la integridad de pero nos quedamos donde hemos estado siempre. ¿Quién se pone a so
la creación, puesto que toda comunidad vive en un contexto social y ñar en tiempos de «crisis»?
mundial en el cual debe realizarse lo que el Concilio enseña sobre el senti Una tercera interpelación de la catequesis a la comunidad, si existe,
do de la Iglesia en el mundo y recoge la misma liturgia: es que la comunidad cristiana se implique, toda ella, en la comunidad si
«Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de qui~.Iesé: como dijimos haciéndonos eco de la reiterada afirmación
nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez , «origen, lugar y meta de la catequesis». Y esto exige implica
gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada ción en los términos ya dichos al referirnos a la catequesis «de toda la
hay verdaderamente humano que no encuentro eco en su corazón ... La Igle comunidad».
sia, por ello, se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de
su historia» (GS 1).
f) ¿Qué interrogantes Plant~
Una verdadera co unidad cristiana, viva y renovada, exige inevitable
6 CATEQUESIS Y COMUNIDAD CRISTIANA mente una catequesis viva y renova a. La.interpelaclOn¡ pues. esrecí
p'roca, aunque, como es convicción ampliamente consensuada en quie
nes pensamos la catequesis, es esta más bien, y no la comunidad, quién
o ¿Qué intérr6~~~~a hoy I implicará, si se renueva, la renovación de la catequesis. En ambos casos
a la c~ad_~r~~n'p ~ «nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, por
que lo añadido tiraría del vestido y se produciría un desgarrón peor. Ni
A partir de todo lo visto hasta aquí, uno de los primeros interrogantes que
la catequesis plantea a la comunidad es. cómo poder vivir y llevar a cabo tampoco echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los
toda la dimensión comunitaria de la catequesis en «comunidades» que no pellejos revientan y el vino se derrama, y 105 pellejos se echan a perder.
loso'n. A ello hemos hecho ya referencia al constatar la realidad de nues Hay que echar el vino nuevo en pellejos nuevos, y así ambos se conser
tras comunidades cristianas, más funcionales que comunitarias, más van» (Mt 9,1
persas que animadas desde la «comunión», etc. Insistimos: salvado, glo Una comunidad viva y renovada no permite que la catequesis vaya
riosas excepciones que, dicha sea la verdad, no son pocas, esta es una de por su lado, al margen de ella misma, como un mero «apéndice» de la
68 69
vida de la comunidad. La catequesis no es un «servicio» ue ofre e una y j.e visibilizarse. ¿Dónde, si no, va a encontrar la <;_<!!.~.lJ.e5.ÍS--es decir,
«e~!¡;¡cióo de servicios», esa «gaso inera» que desde hace tanto tiempo los catequizandos- ese ámbito en el 9.!lS'_~~Ylll.ergir.s.e» para v!vir en ple
hemos denostado al hablar de la parroquia, de la que se cuidan los «encar nituc\Ja.)Jida e4stiana eclesial?
gados» (esta vez voluntarios y no a sueldo y no siempre con las motivacio La [es uesta a los problemas de la catequesis no es, por otro lado, una
nes adecuadas). La catequesis forma parte viva de la comunidad, pues ella respuesta meramente metodológica o técnica. No se tra a e nuevos
es -repetimos una vez más- su origen, lugar y meta. La catequesis no es matenales, de nuevas pedagogías, de nuevas estructuras y ro ra cio
una acción «paralela». n s, aunque eso tam I n sea necesano. a respuesta e fondo a los pro
bT~mas de la catequesis es la revltalrzaclon de su espíntu comunitario en
En consecuencia con esto último, la comunidad exige a la catequesis ya
los catequistas que formen parte de la cOIJlunidad, que se sientan enviados
por ella y que realicen suJª~or en c-onsonancia vital con lo que la comuni
I\
. el seno de una comunidad vivamente creyente y sus eXigencias, ¡Jues lo
¡ qu'e evan elíza, lo que inicia a la fe, no es únicamente la-actividadO las
dad vive. No existen catequistas «por libre». No puede cada uno llegar y acciones aisladas de la comuni a como sena, en este caso, la cateque
.~
realizar su trabajo como quien va a dar una clase de apoyo sin referencia al sis)Sino la vida enter-ci de la comunidad cristiana__ en toda su plenitud e
centro en el que participa y de cuya inspiración nace su actividad. La cate in'tensidad .._ - _ .
quesis y el catequista son «otra cosa»: deben estar enraizados en la comu El grupo de catequistas, como tal grupo, debe ser vivido como un ám
nidad, formando parte de ella, viviendo en ella y de ella, y transmitiendo bito de experiencia comunitaria, no desligado del conjunto, sino partici
«lo que a mi vez recibí», como dice el apostol Pablo (1 Cor 15,3). pando de la vida real comunitaria de la parroquia. Solo desde ahí po
drán los catequistas educar a los catequizandos en el sentido comunitario
f) ¿Qué repercusiones tiene todo esto para la catequesis? de la fe y conducirles a la «inmersión» en la vida de la comunidad.
Lo dice el mismo Directorio General para la Catequesis al referirse al
papel de los presbíteros en la comunidad: como tarea propia, entre otras
e Líneas de acción
y la primera, está la de «suscitar en la comunidad cristiana el sentido de 1. Es necesario, por tanto, una conversión auténtica de la pastoral pa
la común responsabilidad hacia la catequesis, como tarea que a todos rroquial a la vivencia comunitaria.
atañe» (DGC 225). y en ese mismo número añade: «integrar la acción • ~~o eSJ:lna estación de servicios. Es necesario un re
catequética en el proyecto evangelizador de la comunidad « y «garanti p'J-a,;;t:eamlento a fondo de su sentido y de su acciól'lpastoral. Y,
zar la vinculación de la catequesis de su comunidad con los planes pas dada la realidad actual, en la que la figura del párroco y los presbí
torales diocesanos ayudando a los catequistas a ser cooperadores acti teros tienen todavía una importancia que supera (o muchas veces
vos de un proyecto diocesano común» impide) la vitalidad responsable de los laicos, se hace urgente una
Esto supone, como acabamos de decir, un replanteamiento y una re formación de los presbíteros y de los agentes de pastoral en una vi
novación de la comunidad, que no puede seguir haciendo sin más lo que sión comunitaria de la vida de la iglesia y en la dimensión catequéti
venía haciendo, sino que debe preguntarse por su vitalidad, atendiendo ca de toda la vida de la comunidad.
no solo a una renovación de las simples estructuras sino a una renova • Nos parece realmente insuficiente la f~)[mación catequética y comu
ción y revitalización de la fe personal y comunitaria redescubriendo en nitada de los nuevos presbíteros en los seminarios y en los estUdios
ella la vida del Espíritu. de teología. y digamos lo mismo de las «escuel<is» e «institutos» don
~ Es imposible cambiar y renovar la catequesis sin que, al mismo tiem deSeTórma a los laicos como agentes de pastoral. Como nos decía
/ ~~' J.e cambie y se renueve la nÚsma comunidad, su forma de re~zarse Juan Pablo 11 en las prioridades pastorales para el nuevo milenio:
! 70 71
«Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiri íNDICE
tualidad de la comunión proponiéndola como principio educativo en todos
los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los mi
nistros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se PRESENTACiÓN 5
na. Al igual que la catequesis no es un «apéndice» de la vida pasto 4. Indiferencia y necesidad religiosa .................. :.................. .. 10
ral de la parroquia, tampoco el grupo de catequizandos (niños, jó 2. ¿Podemos decir que España es «tierra de misión»? ............... . 11
EL PROCESO DE EVANGELIZACiÓN
1. la evangelización como proceso ........................................... 17
se hace»? ........................................................................... 17
72 73
!
.1
~
lA COMUNIDAD
de evangelización? .............................................................. . 23
4. ¿En qué dimensiones o en qué aspectos debe llevar el proceso 2. La necesidad de un «contexto vital» ................................ ..
50
3
2. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de comunidad? ....... .
52
lA INICIACiÓN CRISTIANA
1. Comunidades eclesiales .................................................... ..
52
de iniciación? ......................................................................
43
74
75
78
I
I
1