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"Luchemos con todo el poder que Dios nos ha dado para estar entre los ciento cuarenta y

cuatro mil. Y hagamos todo lo que podamos para ayudar a otros a ganar el cielo. Debemos
tener un intenso interés en Cristo Jesús; Porque él es nuestro Salvador. Él vino a este
mundo para ser tentado en todos los puntos como nosotros, para probar al universo que
en este mundo de pecado los seres humanos pueden vivir vidas que Dios apruebe." The
Reviw and Herald, 9 de marzo de 1905

Ciento cuarenta y cuatro mil.

Respecto a este número se han sostenido dos puntos de vista: (1) que es literario; (2) que es
simbólico. Algunos de los que sostienen que es literal, destacan que el cómputo puede hacerse
mediante un sistema como el que se empleó para el cálculo de los 5.000 que fueron
alimentados milagrosamente, donde sólo se contó a los hombres, pero no a las mujeres ni a los
niños (Mat. 14:21). Los que sostienen que el número es simbólico, destacan que la visión es
claramente simbólica, y que como 799 los otros símbolos no se interpretan literalmente, éste
tampoco debe entenderse así. Muchos estudiantes de las Escrituras consideran que doce es
un número que tiene significado en la Biblia, sin duda porque hubo 12 tribus en Israel (Exo.
24:4; 28:21; Lev 24:5; Núm. 13; 17:2; Jos. 4:9; 1Rey. 4:7; 18:31; Mat. 10:1; Apoc. 12:1; 21:12,
14, 16, 21; 22:2). La multiplicación de 12.000 por 12 (Apoc. 7:5-8) puede sugerir que el
propósito principal de este pasaje no es el de revelar el número preciso de los sellados, sino
mostrar la distribución de los sellados entre las tribus del Israel espiritual.

De los 144.000 se dice que podrán "sostenerse en pie" en medio de los terribles
acontecimientos descritos en el cap. 6:17 (ver comentario respectivo). Tienen "el sello del Dios
vivo" (cap. 7: 2) y son protegidos en un tiempo de destrucción universal, como lo fueron los
que tenían la marca en la visión de Ezequiel (Eze. 9:6). Cuentan con la aprobación del cielo,
pues Juan los ve más tarde con el Cordero en el monte de Sión (Apoc. 14: 1). Se declara que
son sin engaño y sin mácula (Apoc. 14:5). Juan los oye cantar un canto que "nadie podía
aprender" (Apoc. 14: 3). Se los llama "primicias para Dios y para el Cordero" (Apoc. 14: 4).

Hay diferencias de opinión en cuanto a quiénes de la última generación de los santos


constituirán precisamente los 144.000. La falta de una información más definida, como la que
se necesita para llegar a conclusiones dogmáticas sobre ciertos puntos, ha llevado a muchos a
destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera
que posean y la importancia de prepararse para pertenecer a esa multitud intachable. Viene
muy al caso el siguiente consejo: "No es su voluntad [la de Dios] que se entabla discusiones por
cuestiones que nobles ayudarán espiritualmente, tales como quiénes han de componer los
ciento cuarenta y cuatro mil. Esto lo sabrán sin lugar a dudas dentro de poco tiempo los que
son elegidos por Dios" (EGW, Material Suplementario com. cap. 14:1-4; cf. PR 141).
9.

Después de esto.

Ver com. cap. 4: 1. 800

Una gran multitud.

Los comentadores no han estado de acuerdo desde los comienzos del cristianismo en cuanto a
la relación de esta multitud con los 144.000. Se han sostenido tres principales puntos de vista.

Según una opinión, los 144.000 y la "gran multitud" componen el mismo grupo, pero bajo
diferentes condiciones, y los vers. 9-17 revelan la verdadera identidad de los 144.000. De
acuerdo con este punto de vista, los vers. 1-8 describen el sellamiento de los 144.000 a fin de
prepararlos para permanecer firmes en medio de los terrores que acompañan la venida del
Mesías, mientras que los vers. 9-17 los muestran después regocijándose en paz y triunfo
alrededor del trono de Dios. Los que opinan de esta manera creen que las aparentes
diferencias entre la descripción de la "gran multitud" y de los 144.000 no son diferencias sino
explicaciones. De modo que el hecho de que la "gran multitud" no pueda contarse, lo
entienden como que implica que el número 144.000 es simbólico y no literal. El hecho de que
la "gran multitud" provenga de todas las naciones, y no sólo de Israel como es el caso del
origen de los 144.000, lo interpretan como que el Israel al cual pertenecen los 144.000 no es el
Israel literal sino el espiritual, que abarca a todas las naciones de los gentiles.

Un segundo punto de vista destaca las diferencias entre los 144.000 y la "gran multitud". Los
primeros pueden contarse; la otra, no. Aquellos representan un grupo especial, las "primicias
para Dios y para el Cordero", los que "siguen al Cordero por dondequiera que va" (cap. 14:4); la
multitud son los demás santos triunfantes de todas las épocas.

El tercer punto de vista identifica a la, "gran multitud" como el grupo total de los redimidos, lo
que incluye a los 144.000.

Los adventistas del séptimo día generalmente se han inclinado por el segundo punto de vista.

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