Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
El tanguito montielero
Esta es la única danza autóctona de Entre Ríos, también llamada Tanguito
Liso, Rasgueadito Montielero, tanguito de la madrugada, rastro e’
leña, o simplemente tanguito. Este antiguo estilo musical era
interpretado por acordeonistas que animaban los fogones en los montes
del Montiel, flora que originariamente ocupaba aproximadamente un tercio
de la provincia. En tanto, el nombre de tanguito probablemente se deba
a que los inmigrantes afincados en Entre Ríos a partir de la segunda
mitad del siglo XIX denominaban así a cualquier pieza musical argentina.
Además su baile y ritmo musical se asemejan con el rasguito doble. En
sus orígenes, se lo ejecutaba en acordeón verdulera sola, sin
acompañamiento; luego fue incorporando instrumentos como la guitarra.
Por otra parte, cabe destacar que el tanguito montielero fue objeto de
una investigación de la cultura popular, estudio materializado en un
documental que fue premiado por el INCAA.
EL TANGUITO MONTIELERO
Hay otros datos no menos interesantes, que tienen que ver con
el reconocimiento e inscripción en SADAIC. Hubo un primer intento allá
por la década del 60, en oportunidad en que Santos Tala y Edmundo Pérez
quisieron registrar el tema “ Arbolito de Montiel “, bajo el rótulo de
Tanguito Montielero, que fuera rechazado por la institución por carecer
3
Ramón Ayala
Misiones - Argentina
La tierra debe tener su propia voz y, para ello están sus hijos los que deben capacitarse para
expresar sus secretos deseos. El que no lo haga o le dé consciente o inconscientemente la
espalda tras de los espejismos de moda anda ciego por su propia tierra.
Viene de las voces del paisaje, lo mismo que la baguala en la soledad de la montaña, o la
milonga en la infinitud de la pampa filosófica.
Su razón de ser emana de su situación geográfica, de una tierra circundada por sonoridades y
cadencias rítmicas en donde las síncopas marcan tiempos inéditos en el concierto de las
especies conocidas.
Como el gualambao que pretende ir desde los ocultos saltos en las profundidades de la selva a
Las Cataratas del Yguazú los duendes, las leyendas y mitos guaraníes en una historia de
jesuitas, aborígenes, pioneros llegados del otro lado del mar, detrás del oro (del Dorado),
4
creciendo desde la nada una provincia pujante cuya tierra es roja y el río color del cielo, en el
amor del habitante que diera a luz niños rubios, morenos trigueños, cobrizos con los ojos en el
verde interminable.
Este es el espíritu del gualambáo nacido en el año 1958 en el intento de expresar esta
geografía y esta magia, como un latido del monte.
Entonces tomé dos ritmos ternarios del 6x8 elaborando uno solo con un tiempo fuerte al
comienzo seguido de una concatenación de síncopas que le insuflaron una fisonomía
absolutamente original convirtiéndolo en una expresión única en el concierto de los ritmos
indoamericanos.
Su primera versión lleva el nombre de “El Gualambao”, luego, fueron apareciendo obras
“Canto al Río Uruguay”, de diferentes climas como el homenaje al árbol flor “Lapacho” o “Alma
de Lapacho”.
Más tarde “Panambi Hovy”, “Lluviarada”, “Brumas del Teyú Cuaré” “Corochiré”,“Amanecer en
Misiones”, “Bailando el Gualambao”, “ La Voz del Monte” “Antiguo Barracón”, “Comandante
Guazurarí”, “Pycazu”, y otras más de mi creación.
5
Sumados a este movimiento han surgido otros artistas creadores que consigno en otra región
del libro.
La palabra GUALAMBÁO obedece al nombre de el primigenio arco sin la flecha, pero, adosado
a su cuerpo de madera una pequeña caja constituida por una calabaza o porongo la que oficia
de cámara de resonancia.
Este instrumento en su primera versión poseía una suerte de lengüeta la que iba de la madera
los dientes del ejecutante convirtiéndolo en una especie unipersonal dado que el sonido casi
solo podía ser oído por el músico.
ejército del Emperador Pedro ll en la triste Guerra de la Triple Alianza o sea una duplicación
realizada por los aborígenes mbya de por si, dueños del arco y de la flecha.
No estimo que sea de mucho aporte el conocimiento del instrumento dado que nuestro
interés está cifrado en la gestación del ritmo que lo contiene todo.