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286 DE NORMAS ¥ TRANSGRESIONES —_, Integral outsiders: the american colony in Mexico City, 1876-1911, Wilmington, Scholarly Resources, 2001 ScomE, James R., Buenos Aires: plaza to suburb, 1870-1910, New York, Oxford University Press, 1974 SEDGWICK, Eve Kosofsky, Between men: english literature and male ‘homosocial desire, ender and culture, New York, Columbia University Press, 1985, Simo, thin, “La ciudad tentacular: notas sobre el centralismo en el siglo xx", en Isabel Tovar de Arechederra, Magdalena Mas (eds.), Macripolis mexioana, México, Universidad Tberoamericana/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/DD8, 1994, SENNETT, Richard, Tefal! of public man, New York, Knopf, 1977. SSPECKMAN, Elisa, Crinen y castigo: legislacion penal, interpretacomes de ta criminalidad y administracin de justicia (Ciudad de Mévico, 1872-1910), México, El Colegio de México, 2002, ‘STEWART, Frank Henderson, Honor, Chicago, University of Ch 1094. 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Ens la construcion de la catgoria es basta dif, Por ejemplo, ef arcuto primers de I “sonvencon interamerieana para brevenit sanciona yeradicar la violencia ona la mer" pee ta porel senado mexican en 198, ln define como “culguier econ o conductabasada ens género, que causa muerte dato gaufinicn, to fisio, sexual o psicolgicow In mujer tanto ene ambite pace como en et prvador = mpla defnicin ref as ms relents y mejores pone racones sobre el tema, pero nose parce als ataigndas definite legates que, dentro de a violencia la mujer, sb teconacen ates minales come omic, violacon oagreston,y evn cutdadesamer te cualquier distinion dle género que pudtera vilar el dgun fundamental de iguslda ante la ey que, sore no, constiiye unio esercal dl liberals, Tipo © categrias criminals ms re Gentes, come el abuso conyugal a vilenca dost, contr isan el sunt, pues conserva an lengua legal ete que aero se efi. Quienes defend esa pose tssten en gu cop sy maces en cations abusan de marose i, y oe Iencia contr la mujer dente del matrimonio o del Ropar Sibien el derecho ao sults violencia puede ser une dels fan damentales de ia mujer mexicana, la rctente clea de leyes sore violencia “Familiar” (a psa del svance considerable que existe cm sy ies ara ln Sch Gum, Kahl Bll Pal Pca, Reo Salvator, Sara Gayoly Natalia Lamberto, mints dl Istituto the Stay of Cultre and Society Writing Group, en la Universidad batt de Bowing Greeny soe Fartipantes ene seminar “Cadanisysljetvkades a) cere) poelcae) cn ‘Arica Latina", de a Universidad Estatl de Onin, por su apoyo en la esbncd de oneeni nterarercan pars preven sncoma yeradia a vse con tral mee Dir oft 12 de deme de 19 288 DI: NORMAS ¥ TRANSGRESIONES torno a leyes ¢ instituciones) insiste en negarse a considerar la natu raleza sistémica de dicha violencia y su cardcter de género.” Para el historiador —quien depende, en buena medida, de infor raciones que aparecen en medios masivos como “la nota roja”; de fuentes burocraticas como estadisticas sobre crimenes, de registros dle los tribunales e informes de trabajadores sociales; de estudios de criminologia 0, peor atin, de literatura burguesa sancionada pot la costumbre— el tema de la violencia contra la mujer parece ser especialmante espinoso. Si bien algunas historias del México moder- no reconocen el papel de la violencia sistémica para disciplinar a la ‘mujer y mantener cl patriareado, no explican eémo se produce y re- produce ese sistema y lo atribuyen exclusivamente al deseo masculi- no de poder, que no se cuestiona* Ello no sticede tinicamente a los historiadores sino tambien a antropélogos que trabajan directamen- te-con hombres que abusan o con mujeres abusadas, y puesto que sus sujetos de estudio provienen casi en su totalidad de las clases més desfavorecidas, legan facilmente a la conclusién de que, en su con- dicion de hombres subalternos y explotados, su dnico consuelo es golpear a la mujer, incluso hasta matarla, Asi, se limitan a aludir a patrones mas amplios de violencia de genero y en ocasiones lo ligan ‘al “machismo mexicano”.* Sin embargo, otros investigadores qui 24 la mayor parte estan de acuerdo en que la violencia hacia la ‘mujer trasciende las fronteras de clase y raza.” ‘Que esta lectura exculpe a los hombres de clase media y alta de ser los perpretadores directos de la violencia refuerza la visién con- vvencional de la burguesia como la “clase que progresa” y propercio- nna una ubicacién conveniente ~en los espacios sociales marginales— a la mayor parte de la violencia contra la mujer. Esto es, a la vez, lamentable e inevitable, Entonces, que se puede hacer? > nel Ditto Federal we apr a “Ley de asistencia y prevecion de violencia {amiiag” a4 jlo de 196. Mis tnd, vatiosentadoe aprobaran eyes sinlares en materia de violencia faiia itera : ‘Vanes Psat, ity 2001, *Chalequero", 201; Speckman Geta, Crinen, 202 lens, “Ratioalsng”, 18S, y Gonaslez Montes Iachela Congr,” Violen, 187 "Sobre hombres abuses, weanse Lewis, Fie 189, Cdr, 1961; y Guan, “Menvings, 1996. Sobne mujeres abusals, vase Poniatowska, Taste ne ere, 198 Lomita, Neto. 197; LeVine, Del 19; y Beha, Dans 1953. "Becker Sting 199, Una version ng meticulsarentetotizada de un argune to similar se encventraen Stem, Set, 195, Para haere justi, Ser analiza Ta ogi ‘llaral de a masculindad subalera que ants fa “tansformacion dela nina” producida por el comenzo de la modemiad (ndependientemente de cus Mek sa {Eta} em lugares como la dad! de México de principio del siglo LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y LA SUBJETIVIDAD MASCULINA 289 Violencia contra la mujer, subjetioidad masculina y economia toderna de sacrifico Enesta etapa de comprensién historica de la violencia contra la mujer, cualquier “solucién” al acertjo sin duda seré dificil de manejat, so- bre-teorizada y conjetural. La mia ciertamente lo es, Considero cinco hipotesis de trabajo © puntos de andlisis. Prime- ro, la violencia masculina contra la mujer sirve indudablemente para mantener la dominacién patriarcal, pero stt causa inmediata es casi siempre la reproduccion del sujeto masculino mis que simplemente la restauracion de la autoridad masculina (aunque ésta sea con frecuen- cia su efecto)” Segundo, la modernidad ha alterado las condiciones de la subjetividad masculina mediante normas reglamentarias que pres- criben una intimidad heterosexual mas que “homosocial” y lealtades de la ciucadania a nivel nacional mas que a nivel de la “patra chica” ® ‘Ms atin, los trastornas sociales y el poder de reflexidn caracteristicos de la modernidad hacen que la subjetividad masculina sea inestable, y con frecuencia conlleva consecuencias desastrosas para la mujer ‘Tercero, la mayor parte de la violencia contra la mujer funciona en forma sietémiea mis que de manera aistada y es tipica mas que abe- rrante, Més todavia refleja una Iogica cultural de sacrifico femenino, tuna economia de sactificio en la que la mujer figura como el chivo expiatorio designado, cuyo “sacrificio” restablece el orden social.” Carlo, las economias modernas de sacrificio“privatizan” sus opera- ciones por medio de la difusién, denegacién y diferenciacién. Esto produce una microfisica del sacrificio en la que las violencias altamente publicitadas, las trangresiones violentas en extremo por parte de hom- bres “bérbaras”, sirven para disciplinar a todas las mujeres pues les ? Para a comexidn entre Meologias patraralesy subjetividades maseslimas, vénse Sverman, Male 19 No obstante, la itimidad “homosocial”y as lealtades de “patra chica” siguen ‘aracterizandl las rolacionés socials eoldlanas seven as para sumentar el pode pre ‘pte yadministrativo de las oes eglanentarian que las "restringe En Gerla y ‘Warner, "Sex, 20 se toriza sobre la constrcciin stil de a inlaid, *'Por empl, uno de los principe tractoros aciaes que se asoria con l= snd, Ia mena de a compliidad fermenina [en el patrineado, ha exacerbodo fn eros la vote contra ln major. Ese ex por lo menos of punto de Vista dl soc logo Anthony Giddens, quien igsiste en quo "ana gran cantidad dela volenla sexual rmasculinn hoy dia provene de la naegurkad y la ncapacHad esque de une sont Fuacin listerrupda de a dominacom patrncat”. Gilden, Parsfratin 1992 p12. Michael Kimmel eters ests afmacionesy proporciona el respalda estadtico que le fate al taj de Giddens en “The Gender of Vien”, en Kimmel, Genre, 200, ‘Solve economia de scifi tadicoraley, seve epecalmente ita, Heo: 197 Miconxptualzaon de concmis descr et en deal cin Relace, Safed 197 290 DDE NORMAS ¥ TRANSGHESIONES recuerdan su vulnerabilidad y con ello justfican su dependencia, Fs- tos actos “aberrantes" apoyan (agregan poder simbdlico) a formas ‘menos publicitadas de violencia, desde golpear a la esposa “en forma rutinaria’, hasta “piropos” de erueldad psicolégica, que no se cuen- tan como parte de la violencia sistémica contra la mujer." Quinto y ‘ltimo, una reconstruccién histérica de las conexiones sistémicas en- tre la subjetividad masculina y las economia de sacrficio nos perm te cuestionar —por lo menos en forma conceptual las suposiciones de clase implicitas en la mayor parte de los estudios sobre violencia rmasculina contra la mujer (aunque como un estudio de la subjeti ‘dad masculina proletaria este ensayo evidentemente corre el riesgo de reforzar esas mismas suposiciones). Con la intencién de explorar estas cinco hipdtesis generales, este “estudio de caso” mexicana se basa en tres supuestos especificos: pri= mero, la ciudad de México de principios del siglo XX es un sitio icleal para investigaciones historicas de este cambio en las subjetividades. ‘masculinas y economias de sacrificio, porque se encuentra en tina a téntica crisis de modernidad con claras referencias al complejo ce Eidipo —Portirio Diaz. como el padre tirano, la Virgen le Guadalupe como la madre sufrida—, y porque es un sitio principal para el desarrollo de 1a inestahle “mavierniciad hibrida” que atin earacteriza a la sociedad mexicana moderna."? Segundo, los hombres de la clase trabajadora son sujetos ideales para esta investigacion historia, porque su stats margi- nal, pero atin visible, en la sociedad mexicana pone al cescubierto la ines- tabilidad fundamental de las subjetividades masculinas: modernas ‘asadas en la primacia del yo y depencdencia de sujelos fereninos (0 feminizados), Mas ain, su visibilidad (marginal) como sujetos politicos ha redundado en una mayor vigilancia por parte del Estado, Por esta raz6n, aparecen con mayor frecuencia en informes policiacas, actas de tribunales y otras fuentes oficiales, que los hombres de la clase media © alta, quienes estin en una mejor posicién para proteger su vida privada de las miradas entrometidas de ls policias, burderatas e historiadores." ‘Tercera prensa popular satiric (0 prensa de a centavo) de la ciudad cde México de principios del siglo xx ofrece una pieza importante deste rompecabezas hist6rico, pues funciona como un “espacio publico” prole- "Teas estas Jeeiones sn, por supuesto,reforzadas por las norms eplamenta ria interminablementereteradas que proce a subjetvidad femenina "La major exposicin de a moderidad hibrida mexicana se encuentra en Grea (Canin Cilfnes bes, 120 "Metra que la mayocta dels analistas,entoeesy ahora, acepta I premisa de ‘que es ms probe ls pombe de aie ha ‘i {gma evidencafdedigna que apoye esta conch on ms escritos sober la vida "privada” de hombres ma a simplemente contamon LAVIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y LA SUBJETIVIDAD MASCULINA 291 {ario que documenta las luchas de sus clientes de la clase trabajadora ‘masculina en su afan por emerger como sujetos modernos y ser ubi- cados en cuanto a sexo y género como “cuerpos que importan”.!* En suma, considero que el trabajar y volver a trabajar las “nue- vas" condiciones de la subjetividad masculina en la prensa popular, ofrece la clave conceptual —faltante en fuentes convencionales, como los medios masivos de comunicacion, las estadisticas sobre crimenes, las actas de tribunales, los informes de trabajadores sociales, los es- tudios de criminologfa, la literatura burguesa prescriptiva e incluso relatos antropol6gicos— para comprender la compleja articulacion de |a subjetivicad masculina y el poder patriarcal que ha producido la lencia sistémica y sistematica contra la mujer, Con tantas capas de hip6tesis y suposiciones, no debe sorpren- der que la estructura de este ensayo esté algo desarticulada, Una seccion inicial un tanto larga examina brevemente los espinosos te- ‘mas de la formacion de clase y los espacios piblicos en la ciudad de México en el cambio de siglo. La discusion propiamente dicha co- nnza con una vision global de las actitudes hacia la mujer y las relaciones cle género en la poesia de la prensa popular y st papel en. Ja produccion de “guiones” para el comportamiento masculino, mien- tras lor hombres de Ia clase trabajaclora se esforzaban por eit Je un sentido al amor moderno. Sigue, a continuacién, wna discusion a fondo del espectro de la virtud femenina, construida por los poe- tas de la prensa popular, que enfrenta a arquetipos relativamente estables como la virgen de Guadalupe, La Valentina, madres amadas y suegras odiadas, antes dle converger en figuras mas problematicas ‘como las amantes, novias y esposas, cuya inestabilidad simbélica ame- nazaba a los sujetos masculinos con la abyeccién y disolucién —ame- raza que, muchas veces, conducia a la violencia —. La tiltima seccién intenta vincular el imaginario postico de la prensa popular con la violencia sistémica (mas que de clase), al demostrar sus vinculos conceptuales y disciplinarios con crimenes contra mujeres altamente publicitados perpetrados por criminales “célebres”, La prensa popular como un espacio pibico proletario Cualquier investigaci6n histérica acerca de la violencia contra la ‘mujer, en la ciudad de México de principios de siglo xx, debe comen- zarse con un intento por recuperar las condliciones histéricas espect- Los vinculs entre eubjetividad y vsbidad cultura se exploran en I inte con a Bute, Bas, 1388

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