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El artículo 7 de la Convención “protege exclusivamente el derecho a la libertad física y
cubre los comportamientos corporales que presuponen la presencia física del titular del
derecho y que se expresan normalmente en el movimiento físico”.
Asimismo, si bien este derecho puede ejercerse de múltiples formas, lo que en definitiva
regula la Convención en este artículo son los límites o restricciones que el Estado puede
realizar. Es así como se explica que la forma en que la legislación interna –de un Estado-
afecta el derecho a la libertad es característicamente negativa, cuando permite que se prive o
restrinja la libertad. Siendo, por ello, la libertad siempre la regla y la limitación o restricción
siempre la excepción a este derecho.
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Corte IDH, Caso Neira Alegría y Otros, Sentencia del 19 de enero de 1995, Serie C No 20, párr. 85.
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Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 51. Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 180, párr. 89.
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En atención a lo mencionado, pasamos a desarrollar tanto el derecho como las garantías
citadas.
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Detención ilegal
Contrario sensu al título referido, una detención deviene en legítima, si es que está
contemplada en la legislación interna y a su vez es conforme a la Convencion. Además, se
debe considerar circunstancias tales como que esta detención haya sido ordenada por una
“autoridad judicial competente” o si se está en “situaciones de flagrancia”. Este está
contemplado en el artículo 7.2, que a la letra dice:
Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes
dictadas conforme a ellas.
Al referirse a este, la Corte IDH ha dicho que estamos frente a “la prohibición de
detenciones o arrestos ilegales…”, en el cual se “reconoce la garantía primaria del derecho a
la libertad física: la reserva de ley, según la cual, únicamente a través de una ley puede
afectarse el derecho a la libertad personal”, de manera que los Estados deben establecer “tan
concretamente como sea posible y “de antemano”, las “causas” y “condiciones” de la
privación de la libertad física”.
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además de vulnerar ese artículo, “se ponen en peligro la observancia del debido proceso
legal, ya que desconoce al detenido el derecho a la protección de la ley y se omite el
control judicial”. Pero ello, deberá analizarse teniendo en cuenta cada caso en concreto.
Detención arbitraria
Una detención deviene en arbitraria, cuando contraviene los procedimientos establecidos
en la ley. Este tipo de detención lo encontramos contemplado en el artículo 7.3 cuyo tenor
refiere:
Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
En este tipo de detención, “nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento por
causas y métodos que -aún calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con
el respeto a los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables,
imprevisibles, o faltos de proporcionalidad”.
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ley y su aplicación respeten los requisitos que a continuación se detallan a efectos de que
dicha medida no sea arbitraria: i) que la finalidad de las medidas que priven o restrinjan la
libertad sea compatible con la Convención. (…); ii) que las medidas adoptadas sean las
idóneas para cumplir con el fin perseguido; iii) que sean necesarias, en el sentido de que
sean absolutamente indispensables para conseguir el fin deseado y que no exista una
medida menos gravosa respecto al derecho intervenido, entre todas aquellas que cuentan
con la misma idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto; por esta razón el Tribunal ha
señalado que el derecho a la libertad personal supone que toda limitación a éste deba ser
excepcional, y iv) que sean medidas que resulten estrictamente proporcionales, de tal
forma que el sacrificio inherente a la restricción del derecho a la libertad no resulte
exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante tal restricción y el
cumplimiento de la finalidad perseguida. Cualquier restricción a la libertad que no
contenga una motivación suficiente que permita evaluar si se ajusta a las condiciones
señaladas será arbitraria y, por tanto, violará el artículo 7.3 de la Convención.
Es decir, para que se cumplan los requisitos necesarios para restringir el derecho a la
libertad personal, deben existir indicios suficientes que permitan suponer razonablemente
la culpabilidad de la persona sometida a un proceso y que la detención sea estrictamente
necesaria para asegurar que el acusado no impedirá el desarrollo eficiente de las
investigaciones ni eludirá la acción de la justicia. Al ordenarse medidas restrictivas de la
libertad es preciso que el Estado fundamente y acredite la existencia, en el caso concreto,
de esos requisitos exigidos por la Convención.
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4. Detención arbitraria vs. detención ilegal
Toda detención ilegal es per se una detención arbitraria, empero no toda detención
arbitraria es automáticamente ilegal, pues se puede dar la circunstancia de que la
detención es legal, pero deviene en arbitraria cuando no se observan los procedimientos
contemplados en la ley. Lo afirmado, obedece además a que “la arbitrariedad de la que
habla el artículo 7.3 tiene un contenido jurídico propio, cuyo análisis sólo es necesario
cuando se trata de detenciones consideradas legales”.
De este modo, para que este derecho se satisfaga “es necesario que las razones de la
detención sean comunicadas en un idioma que la persona detenida comprenda, en un
lenguaje simple y libre de tecnicismos, los hechos y bases jurídicas esenciales en los que
ésta se funda.
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2. Derecho de establecer contacto con una tercera persona
El detenido, al momento de ser privado de libertad y antes de que rinda la primera
declaración ante la autoridad, debe ser notificado de su derecho de establecer contacto
con una tercera persona, por ejemplo, un familiar, un abogado, o un funcionario consular,
según corresponda, para informarle que se halla bajo custodia del Estado.
a. Notificación a un familiar
La notificación a un familiar o allegado tiene particular relevancia, a efectos de
que éste conozca el paradero y las circunstancias en que se encuentra el inculpado y
pueda proveerle la asistencia y protección debidas.
b. Notificación a un Abogado
En el caso de la notificación a un abogado tiene especial importancia la
posibilidad de que el detenido se reúna en privado con aquél, lo cual es inherente a su
derecho a beneficiarse de una verdadera defensa.
c. Notificación Consular
En el caso de la notificación consular, la Corte IDH ha señalado que el cónsul
“podrá asistir al detenido en diversos actos de defensa, como el otorgamiento o
contratación de patrocinio letrado, la obtención de pruebas en el país de origen, la
verificación de las condiciones en que se ejerce la asistencia legal y la observación de
la situación que guarda el procesado mientras se halla en prisión”.
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a. Efectos causados por la incomunicación
La incomunicación del detenido debe ser excepcional, porque causa a éste
sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, ya que lo coloca en una situación de
particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y arbitrariedad en las
cárceles, y porque pone en peligro la puntual observancia del debido proceso legal.
1. Conceptos previos
1.1. Sin demora
En los casos de detención in fraganti, la Corte IDH determinó que la
comparecencia ante un juez sin demora “tiene particular relevancia”.
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1.2. Juez
El Juez u otro funcionario, para la Convención es aquel “autorizado por la ley
para ejercer funciones judiciales” –es decir- debe satisfacer los requisitos
establecidos en el primer párrafo del artículo 8 de la Convención.
Bajo esa premisa, “el control judicial inmediato es un “medio de control idóneo” para
evitar la arbitrariedad o ilegalidad de las detenciones”. Tomando en cuenta que en un
Estado de derecho corresponde al juzgador garantizar los derechos del detenido, autorizar
la adopción de medidas cautelares o de coerción, cuando sea estrictamente necesario, y
procurar, en general, un trato consecuente con la presunción de inocencia que ampara al
inculpado mientras no se pruebe su responsabilidad, en atención a lo cual “un individuo
que ha sido privado de su libertad sin ningún tipo de control judicial debe ser liberado o
puesto inmediatamente a disposición de un juez (…)”, de tal forma que exista “el goce
efectivo de los derechos del detenido, tomando en cuenta la especial vulnerabilidad de
aquél”.
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3. Razonabilidad del plazo en la prisión preventiva
La garantía prevista en la segunda parte del artículo 7.5 de la Convención se aplica
específicamente al caso de personas detenidas preventivamente en espera de juicio. En
razón de ello, pasamos a desarrollar la prisión preventiva y la razonabilidad del plazo.
a. Prisión Preventiva
La prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar al imputado
de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional, en
virtud de que se encuentra limitada por el derecho a la presunción de inocencia, así
como por los principios de necesidad y proporcionalidad, indispensables en una
sociedad democrática.
b. Plazo Razonable
Al interpretar qué debe entenderse por “plazo razonable”, la Corte IDH analizó el
artículo 7.5 –segundo párrafo- de la Convención en relación con el artículo 8.2 de la
misma. En términos generales, entendió que cuando el plazo se tornaba irrazonable, la
medida cautelar devenía punitiva, atentando así contra el principio de inocencia.
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4. Privación de libertad de niños
En el caso de privación de libertad de niños, la regla de la prisión preventiva se debe
aplicar con mayor rigurosidad, ya que la norma debe ser la aplicación de medidas
sustitutorias cuando se estime que la prisión preventiva es procedente en el caso de niños,
debe aplicarse siempre durante el plazo más breve posible, tal como lo establece el
artículo 37.b) de la Convención sobre los Derechos del Niño.
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a. Función del habeas corpus para impedir la desaparición
El hábeas corpus, para cumplir con su objeto de verificación judicial de la
legalidad de la privación de la libertad, exige la presentación del detenido ante el juez
o tribunal competente bajo cuya disposición queda la persona afectada. En este
sentido es esencial la función que cumple el hábeas corpus como medio para controlar
el respeto a la vida e integridad de la persona, para impedir su desaparición o la
indeterminación de su lugar de detención, así como para protegerla contra la tortura u
otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.
b. Ser efectivo
A criterio del Tribunal “ser efectivo” significa que debe dar resultados o
respuestas a las violaciones de derechos contemplados en la Convención. De lo
contrario la actividad judicial no significaría un verdadero control, sino un mero
trámite formal, o incluso simbólico, que generaría un menoscabo de la libertad del
individuo.
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Derecho a no ser detenido por deudas
El artículo 7.7 contempla lo siguiente:
Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad
judicial competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.
Este artículo prohíbe la detención por razones de naturaleza civil, lo que además está
regulado específicamente en esos términos en el artículo XXV de la Declaración Americana,
que intexto dice “…nadie puede ser detenido por incumplimiento de obligaciones de carácter
netamente civil…”.
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Asimismo, la Corte IDH en diversos casos contenciosos ha dicho que, es preciso que
exista un registro de detenidos que permita controlar la legalidad de las detenciones. Esto
supone la inclusión, entre otros datos, de: identificación de los detenidos, motivos de la
detención, notificación a la autoridad competente, y a los representantes, custodios o
defensores del menor –según el caso-, (…) y las visitas que éstas hubieran hecho al
detenido, el día y hora de ingreso y de liberación, información al menor –o detenido- y a
otras personas acerca de los derechos y garantías que asisten al detenido, indicación sobre
rastros de golpes o enfermedad mental, traslados del detenido y horario de alimentación.
Además el detenido debe consignar su firma y, en caso de negativa la explicación del
motivo. El abogado defensor debe tener acceso a (…) expediente y, en general, a las
actuaciones relacionadas con los cargos y la detención.
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cuando la libertad física o de locomoción es objeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o
incomodidades, que causan una restricción para su ejercicio; el Hábeas Corpus Correctivo
procede ante la amenaza o acto lesivo del derecho a la vida, la integridad física y psicológica,
por ende, al trato digno y no ser objeto de penas o tratos inhumanos o degradantes o el
derecho a la salud de la personas recluidas en establecimientos penitenciarios o personas que
se encuentren internadas en establecimientos públicos o privados; Hábeas Corpus Preventivo
cuando pese ha no haberse concretado la privación de la libertad, existe la amenaza cierta e
inminente de que esto ocurra; Hábeas Corpus Traslativo cuando ha existido mora en un
proceso judicial u otras violaciones al debido proceso o a la tutela judicial efectiva. Hábeas
Corpus Instructivo se utiliza cuando no sea posible ubicar el paradero de personas detenidas-
desaparecidas; Hábeas Corpus Innovativo procede cuando a pesar de haber cesado la
amenaza o violación de la libertad personal, se requiere la intervención judicial para que estas
amenazas no se repitan en el futuro y el Hábeas Corpus Conexo que se utiliza cuando se
restringe el derecho de defensa o de ser obligado a prestar juramento, o compelido a
reconocer culpabilidad contra si mismo, contra él o la cónyuge, entre otros.
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Conclusiones
Por último, la libertad como derecho fundamental, debe ser observado con mayor
cuidado si se trata de menores de edad, dada su situación de especial vulnerabilidad, por lo
que debe existir una legislación especial en todos los Estados, el cual debe ser cumplido y
respetado a cabalidad.
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Bibliografía
Monroy, J. (1996). Introducción al Proceso Civil. Santa Fe de Bogotá. Editorial Temis S.A.
Petit, E. (2001). Tratado Elemental De Derecho Romano. 17ª. Ed. México. Editorial Porrúa.
Bassadre, J. (1996). Historia del Derecho.2ª.Ed. Lima. Editorial San Marcos. Vol. II.
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