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Trabajo

El trabajo es el esfuerzo realizado por los seres humanos con la finalidad de producir riqueza. Desde el
punto de vista teórico, este tópico ha sido abordado desde diferentes aristas, ya sean económicas,
sociales o históricas, principalmente a causa de sus relevantes alcances en lo que hace el desarrollo de
la humanidad.

En los comienzos de la historia, y durante miles de años, el trabajo era realizado primordialmente por
mano de obra esclava, poseída por un propietario que tenía el derecho de disfrutar o usufructuar con los
bienes producidos. Así, el esclavo era tratado como una mercancía más, con la posibilidad de ser
vendido o comprado. Esta situación es comprobable desde la civilización griega, el imperio Romano y el
comercio negrero realizado durante la conquista de América. Este estado particular del trabajo finalizó en
el siglo XIX (al menos de modo permitido).

Previamente, durante la edad media, se había desarrollado el régimen feudal, en donde la esclavitud
estaba excluida. En este caso, al trabajo se le denominaba servidumbre, siendo los siervos hombres
libres, puesto que aunque tenían limites en su obrar, sus personas no eran propiedad de otra.
Básicamente, en este período y durante esta forma de organización social, el trabajador (siervo) hacía un
contrato con un señor feudal en el que se comprometía a trabajar a cambio de protección. Es el
precedente más similar a la modalidad de lo que hoy denominamos trabajo.

Un aspecto importante respecto del trabajo, es la definición ente “manual” e “intelectual”. ¿Qué significa
esto? El trabajo manual es aquel que se ha desarrollado desde el comienzo del humano como persona
habilitada para realizar “trabajos de fuerza”, y aquí se incluyen desde los esclavos hasta los hombres que
trabajaban con las primeras máquinas de vapor, en los tiempos de la Revolución Industrial inglesa. Sin
embargo, éste tipo de trabajo no es algo del pasado, puesto que en la actualidad continúa vigente.
Pensemos por ejemplo, en los obreros metalúrgicos o de la mecánica.

Pero durante la posguerra, comenzó a desarrollarse una nueva forma de trabajo: el “intelectual”, con la
aparición de los trabajadores “de cuello blanco”, como se llamó a quienes ejercían estos tipos de
empleos. Y esto fue gracias a la noción de “plusvalía” incorporada también en esta época, que es lo
mismo que conocemos como “valor agregado”: es el desarrollo de ciencia y tecnología que mejora y
optimiza los bienes fabricados. Además de bienes, también en esta época comienza a cobrar vigencia la
idea de “servicios”, que son todos los bienes “intangibles” (que no podemos tocar) que podemos adquirir:
paquetes turísticos, un seguro de vida o la contratación de un especialista para que arregle la PC.

En la actualidad, el trabajo es realizado a cambio de un salario. Así, el trabajador vende su fuerza de


trabajo en el mercado y recibe una remuneración por éste. El empleador, por su parte, contrata personal
con la finalidad de percibir una ganancia. Los intereses de los trabajadores están protegidos por los
sindicatos, que negocian colectivamente los salarios según cada sector en particular. Además de esta
protección, los trabajadores están amparados por el conjunto de leyes laborales. En este sentido, son
destacables los cambios producidos durante The Walfare State, o lo que se conoció como El Estado de
Bienestar. Durante los años ’30 y ’70 el Estado era sumamente interventor, equilibrando las diferencias
de intereses entre los capitalistas (el mercado) y los trabajadores (asalariados). En este período, los
trabajadores lograron grandes conquistas para mejorar sus condiciones laborales, como las vacaciones
pagas, jornada de horas fijas, días libres para disfrutar de la familia y el ocio.

Las políticas neoliberales fijadas entre los años ’80 y ’90 minimizar algunas de estas conquistas de
beneficios laborales, como por ejemplo fue la flexibilización laboral: por medio de esta política, el Estado
beneficia a los capitalistas, pudiendo éstos desvincular a un trabajador de su empresa, pagando una
indemnización menor a las que antes se otorgaban al momento de dar un corte al contrato de trabajo.

La falta de trabajo o desempleo es uno de los males sociales y económicos que los estados deben
combatir. Desde el punto de vista económico, significa una forma de despreciar recursos valiosos, y
desde el punto de vista social, lleva a situaciones de pobreza e indigencia.

El trabajo está consagrado por Naciones Unidas como un Derecho Humano, por el cual toda persona (es
decir, todo habitante de este planeta) tiene libertad ante la elección de un empleo, a gozar de buenas
condiciones de trabajo, y claro, está abolido todo tipo de esclavitud o servidumbre.

Evolución del trabajo

La naturaleza colectiva del trabajo “humano” y el sistema de relaciones sociales que lo conforma, hace
del trabajo un centro de atención constante para los sociólogos: Comte, el fundador de la Sociología,
sostenía que la división de trabajo lleva a la evolución social.

Cada formación social desarrolla un tipo específico de relaciones sociales para atender la actividad
laboral que impacta decisivamente en las características de cada sociedad y en la cultura y forma de vida
de sus habitantes. La constitución misma de la humanidad como especie social está vinculada al
desarrollo de relaciones cooperativas en el trabajo. Por otra parte el conflicto social derivado de las
relaciones laborales es una de las cuestiones más atendidas por la Sociología.

Durante la mayor parte de la Historia de la Civilización el trabajo fue considerado como una actividad
despreciable. En la Biblia, libro sagrado común al judaísmo, cristianismo y el islam, el trabajo aparece
como algo costoso después de que Adán y Eva perdieran el paraíso:
(Yahveh Dios) Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo
te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los
días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro
comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo
tornarás.»

(Génesis, Cap. 3)

Los griegos de la Edad de Oro pensaban que sólo el ocio recreativo era digno del hombre libre. La
esclavitud fue considerada por las más diversas civilizaciones como la forma natural y más adecuada de
relación laboral. Desde mediados del Siglo XIX,4 vinculado al desarrollo de la democracia y el
sindicalismo, la esclavitud deja de ser la forma predominante del trabajo, para ser reemplazada por el
trabajo asalariado. Con él emerge una valoración social positiva del trabajo, por primera vez en la historia
de la Civilización.

En general los grandes sociólogos (Comte, Weber, Durkheim) concedieron al trabajo un lugar central en
sus teorías. Pero, es recién a partir de la Segunda Guerra Mundial que se desarrolla una Sociología del
Trabajo. Conceptos claves de la Sociología como los de “división del trabajo”, “clase social”,
“estratificación social”, “conflicto”, “poder”, “Población Económicamente Activa”, “sobretrabajo”,
“subocupación demandante y no demandante”; “mercado de trabajo”. Todo ello está relacionado con el
plano “macro” de las relaciones laborales están íntimamente relacionadas con las implicancias
sociológicas del trabajo.

Trabajo, en economía, es la medida del esfuerzo hecho por seres humanos. Según la visión de la
economía neoclásica, es uno de los tres factores de producción, junto con la tierra y el capital.

A lo largo de la historia y coexistiendo entre ellas ha habido muchas formas de organización del trabajo y
la producción, desde la esclavitud al pequeño taller artesano pasando por la servidumbre y la aparcería.
Pero desde el siglo XIX y la revolución industrial y sin desaparecer otras formas el trabajo asalariado es la
forma dominante. El trabajo también puede referirse al mercado de trabajo.

Desde la economía marxista se refiere a la fuerza de trabajo y la Teoría del valor-trabajo.

El salario es el valor del trabajo del asalariado en el mercado de trabajo, determinado en un contrato de
trabajo que puede realizarse en forma individual (contrato individual de trabajo) o colectiva (contrato
colectivo de trabajo).

Actualmente siguen existiendo formas de esclavitud coexistiendo con el trabajo asalariado, el trabajo
autónomo (profesiones liberales, comerciantes, etc.), el trabajo informal de supervivencia ( el cual sigue
siendo salario pero sin control del fisco), servidumbre así como un gran nivel de desempleo ( donde
predomina la forma salarial).

El trabajo está esencialmente relacionado con la construcción y uso de herramientas, y por lo tanto con la
técnica y la tecnología, así como con el diseño de los procesos de trabajo y producción (véase: fordismo,
taylorismo, toyotismo).

En general los grandes economistas (Adam Smith, David Ricardo, etc.) concedieron al trabajo un lugar
central en sus teorías. Pero, entre los economistas, fueron Karl Marx y John Maynard Keynes quienes
desarrollaron sus teorías económicas alrededor del trabajo y el empleo.

Actualmente, una actividad se considera trabajo, que no empleo, como es el caso del ama de casa.
Tampoco es un empleo (por tanto asalariado) el caso del trabajo voluntario, con la contribución u
ofrecimiento de servicios a personas u organizaciones con ciertas necesidades.

Para la Sociología del Trabajo el estudio del trabajo va más allá de las “relaciones sociales de empleo”
para concentrarse en el mucho más amplio y complejo concepto de “mundo del trabajo”, abarcador de
todas las formas de trabajo y actividad, prestando atención tanto a la actividad como a la intención para la
cual la actividad es llevada a cabo, y llegando hasta el concepto mismo de “empresa”, como esfuerzo
colectivo del trabajo. Cuando se llega a ello estamos en el plano “micro” de la sociología del trabajo, o
sea las condiciones y medio ambiente de trabajo originadas por el plano “macro” que llevan el nombre de
CyMAT (Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo) que es una especialidad en la Sociología Laboral 5

La Sociología presta atención y estudia las implicancias sociales de la relación del trabajo con la
herramienta (técnica y tecnología). Las profundas transformaciones que derivan del paso del trabajo con
simples herramientas individuales (artesanado), al trabajo industrial con grandes máquinas (maquinismo),
al trabajo con computadoras (sociedad de la información),y el impacto micro que generan, constituyen un
permanente tema de estudio sociológico .

Relación entre trabajo y desarrollo humano

No existe una relación automática entre el trabajo y el desarrollo humano ya que no todo trabajo
contribuye a mejorarlo. Por ejemplo, la explotación laboral (especialmente la explotación de mujeres y
niños) priva a las personas de lo que les corresponde, de sus derechos y de su dignidad. Del mismo
modo, un trabajo que sea peligroso, que no cuente con medidas de seguridad, con derechos laborales o
con una protección social no es propicio para el desarrollo humano. Algunos de los cambios que ha
experimentado la noción de trabajo pueden contribuir positivamente a distintas dimensiones del desarrollo
humano, pero otros aspectos pueden en cambio tener repercusiones negativas.6
El trabajo decente como categoría
En la memoria del director general de la OIT “Reducir el déficit de trabajo decente. Un desafío global”
(Somavía, 2000), el término es presentado como una noción en la que se estructuran las siguientes
dimensiones: trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad, en el cual los
derechos son respetados y cuenta con remuneración adecuada y protección social. Tan precisos
significados, tal vez por ser anacrónicos en el mundo real, llevaron a buscar diversas interpretaciones del
enunciado. Desde el punto de vista semántico, tanto en inglés como en español el calificativo decente
distingue al trabajo como digno, satisfactorio, suficiente en calidad y cantidad. Condiciones de por sí
escasas en el empleo actual, sobre todo en países con menor grado de desarrollo, donde predominan
sus antónimos: injusto, inapropiado, precario, exiguo.
Entre quienes abordaron el desafío de interpretar el término encontramos a Amartya Sen (1999), quien
comenta que el acierto del vocablo es su sentido universal, ya que alcanza a todos los trabajadores.
También lo es su visión ampliada, que permite a la vez realizar análisis económicos y éticos. El trabajo
decente, afirma, es un derecho que va más allá de la legislación laboral vigente, “.... que tiene el sentido
de reconocer derechos básicos y que permite una comprensión mucho más alentadora de las
necesidades de las distintas instituciones y las distintas políticas en pro de los derechos y de los intereses
de los trabajadores”.
Por su parte, en el intento de precisar su contenido y alcance, Ermida Uriarte (2001) sostiene que el
trabajo decente es un concepto en construcción, de carácter integrativo y de profundo contenido ético.
Esta afirmación, el análisis sobre la primera definición y las subsiguientes definiciones de la OIT, son
presentadas en el documento “Trabajo decente y formación profesional” donde, a partir de la mención de
Somavía, el autor recorre las distintas extensiones del término. Así, destaca que en documentos de la
OIT posteriores a la memoria de 1999 el trabajo decente es caracterizado como un trabajo de calidad,
cualidad que viene en reemplazo de su carácter productivo y bien remunerado. Los diferentes textos en
los que se lo menciona, de acuerdo con el relevamiento de Uriarte, difieren en considerar la naturaleza
del concepto haciendo hincapié en el tripartismo o el en diálogo social, como así también en la formación
profesional, como elementos inherentes del mismo. Mientras que en otros estudios, la libertad sindical y
la negociación colectiva aparecen como “condición y carácter esencial” del término.
Otra fuente que nos brinda información y que indaga al respecto es el Instituto Internacional de Estudios
Laborales (IIEL), el cual recibió de la OIT el reto de "crear un paradigma de trabajo decente " y dotarlo de
"una estructura teórica". De este modo se desarrolló un programa destinado a tal fin que procedió a
relacionar las distintas variables de los análisis laborales con el trabajo decente, en el entendimiento de
que dicha noción deriva de la interacción de los objetivos básicos de la organización. Los resultados
específicos se centraron en operacionalizar el término y dar cuenta de cómo se puede identificar en el
mundo del trabajo la existencia o déficit de trabajo decente.
Entre esos análisis identificamos los de Ghai D. (2002, 2005), quien afirma que el término es un
dispositivo, una herramienta que encarna la misión de la institución, es decir, promover los derechos y la
seguridad del trabajo. En sus estudios se sustenta que el trabajo decente es un modelo aplicable a todas
las sociedades ya que -a priori- es voluntad general de los pueblos oponerse al trabajo forzoso, al trabajo
infantil, a la falta de libertad, a la discriminación y a las condiciones precarias en un sentido amplio. De
este modo el concepto cobraría el sentido de una aspiración universal.
Pero, observa, el marco institucional y de la política para alcanzar los objetivos que le dan sentido deben
depender necesariamente en cada país y región, de su historia y tradiciones, del nivel y la distribución de
recursos, de la estructura económica y social, como así también de la etapa del desarrollo y de cada una
de sus circunstancias específicas. De modo tal que el trabajo decente sería un ideal que cobraría
sentidos diferentes de acuerdo a cada realidad.
Ahora bien, si el propósito, continúa Ghai, tal como lo declara Somavía al definir el término y sus
componentes, es promover las oportunidades para que las mujeres y los hombres obtengan trabajos
decentes, esto alcanza a todos, habla de la seguridad de las personas tanto en las condiciones en que
desarrollan sus actividades laborales, como en las posibilidades de lograrlas y la renta que de ellas se
obtengan.
Es decir, coincide con lo antes dicho, habla de cantidad y calidad de los trabajos.
En consonancia, afirma que los componentes de esta noción se refieren por una parte a oportunidades,
remuneración, seguridad y condiciones del trabajo. Por otra, acentúan las "relaciones sociales de los
trabajadores"; es decir derechos, libertades, equidad, y la posibilidad de debatir y compartir entre
trabajadores y empleadores. Al mismo tiempo abre un espacio para resolver conflictos y es en sí una
puesta en práctica eficaz de la política. Los primeros componentes estarían en relación directa con las
políticas de empleo, mientras que los segundos, en palabras de Sen, condicen con el grado de decencia
de cada sociedad.
Siguiendo la lógica de este razonamiento, el autor se pregunta, ¿cómo el trabajo decente establece
diferencias respecto a discusiones anteriores sobre el tema?
¿Están todos los elementos del trabajo decente; son de igual naturaleza y de Estado similar? Del mismo
modo reitera sus dudas acerca de si el concepto tiene validez universal y si es aplicable a todos los
países en todas las situaciones.
En relación al primer interrogante, parte de aceptar y recordar lo que ya se planteo al inicio de este
trabajo, cada una de las dimensiones del enunciado son partes de los temas que dieron origen a la
organización y que llevan casi nueve décadas de discusión. Por lo tanto, son parte constitutiva de las
recomendaciones y mandatos que el organismo ha propuesto a cada uno de los países miembros y que,
en su mayoría, han aceptado y se han comprometido a implementar. La singularidad o lo novedoso
radicaría en que el trabajo decente, como noción unívoca, constituye un esfuerzo de visión de las
diversas dimensiones del trabajo dentro de un solo marco.
Así visto, el mérito del colectivo trabajo decente es que permite razonar acerca del modo en que las
dimensiones se relacionan, lo cual pone en evidencia interrelaciones y tensiones de una manera
integrada, a diferencia del pasado donde las cuestiones inherentes a las relaciones laborales eran
abordadas como temas estancos.
De este modo, la descomposición y precisión de los elementos que encierra el concepto, tanto por su
identificación cuanto por su extensión, ponen distancia con la afirmación de que trabajo decente es un
concepto en construcción y refuerza el criterio de que es, en sí, una noción analítica de los problemas del
trabajo.
Volviendo entonces a las cuestiones que se plantea el autor como respuesta al segundo interrogante,
Ghai marca que las diferencias están dadas por la diversidad institucional -valores societales- y la
estructura económica de los países, que según su historia pergeñan formas diferentes de definir
prioridades y situaciones distintas en cada contexto.
En cuanto al valor universal del término, el debate se centra en si sólo son los países industrializados y
consolidados democráticamente los que están en condiciones de adoptar el paradigma de trabajo
decente, o bien el modelo es igualmente válido para los que están en vías de transición y aún para los
menos desarrollados. Ante lo cual, se vuelve a argumentar sobre la justa aspiración de todo ciudadano a
que se respeten sus derechos fundamentales, entre ellos el derecho al trabajo y en condiciones de
dignidad.
En la misma línea de reflexión Egger, P. y Sengenberger, W. (2002) nos enseñan que el término trabajo
decente puede caracterizarse como un anhelo de la gente, como metas o propósitos a ser cumplidos, o
bien como plataforma para el diseño de políticas. Con este matiz suscriben el criterio de que relatividad y
dinamismo son atributos del concepto que se definen con relación a la situación de cada país.
Otro señalamiento que nos resulta importante es que los autores destacan o más bien advierten acerca
de cierta simplificación que lleva a entender que mejores remuneraciones per se aseguran trabajos
decentes.
Otra perspectiva con la que nos encontramos es la que sostiene que la participación de los trabajadores
es el sustrato del concepto. Esta es la posición de Barreto Ghione (2003), quien entiende que las llaves
de interpretación son “equidad”, “ética”, “responsabilidad” y “dignidad humana”. En coincidencia con Sen,
afirma que trabajo decente es una noción que rescata al trabajo como dimensión fundamental de las
persona. Y agrega, “su construcción histórica se ha nutrido y enriquecido de una amalgama de valores
tanto morales y religiosos como económicos, que han entrado a menudo en diálogo, debate y
contradicción, desestimándose en consecuencia aquellas tesis que postulan la pérdida de centralidad del
trabajo en la sociedad contemporánea”. Para sintetizar luego que constituyen instrumentos del trabajo
decente la consagración de los derechos básicos y también la participación real y autónoma de los
trabajadores en las empresas.
Por su parte Godfrey, M. (2003) reconoce seis dimensiones del término donde en realidad extiende el
alcance de cada una de las nociones ya identificadas. Así propone que existe trabajo decente cuando las
oportunidades para encontrar trabajo -fuera cual fuera el trabajo- son para todos: esto incluye el
autoempleo, el trabajo doméstico, y tanto el empleo asalariado en los sectores formales, cuanto el
empleo informal. Cuando el trabajo es elegido en libertad, lo cual deja afuera de toda consideración al
trabajo forzoso y toda forma de trabajo infantil; siempre que el trabajo sea productivo y justamente
remunerado; cuando hay equidad en el trabajo, incluyendo en ello la ausencia de la discriminación en el
acceso: donde existe seguridad y protección social y, finalmente, cuando se respeta a los trabajadores,
se les permite participar, expresar libremente sus preocupaciones y reclamos; en síntesis, asociarse para
poder opinar y decidir acerca de sus condiciones de trabajo.
En otro plano, el autor discute sobre el grado de compatibilidad de todas estas dimensiones. Prevé
conflictos posibles según quienes sean responsables de aceptar e implementar el paradigma de trabajo
decente
y en este punto retoma la idea de distintos valores, ideas e intereses, que orientan a los diversos
mercados laborales.
Sin duda, pensamos que el dinamismo del concepto está en relación al modo en que se resuelven esas
tensiones; si, por ejemplo, en la esfera de lo político la opción económica es entre mercados
estructurados en el arquetipo liberal sin restricciones versus un modelo con eje en el bienestar social, los
resultados serán diferentes e incompatibles los intereses. En el fondo, éstos son el debate y la cuestión
cuando habla de derechos sociales -entre ellos los derechos a la alimentación o al trabajo-. En este
sentido, el economista reflexiona diciendo que los derechos sociales debieran ser integrados como
objetivos sociales sobre los cuales sea exigible su cumplimiento. Algo así como un meta derecho cuya
realización pudiera ser instrumentada mediante políticas públicas.
En resumen, los derechos existen, las normas también, lo que no se resuelve es su implementación. Tan
sólo es necesario referirse a la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por las
Naciones Unidas en 1948. El artículo 23 es el que refleja los derechos relacionados con el mundo laboral.
En él se especifica:
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure,
así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana, y que será completada, en caso
necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses. En el
mismo año, 1948, la Organización Internacional del Trabajo adoptó el
Convenio N° 87 sobre la libertad sindical y el derecho de sindicación, y un año más tarde el Convenio N°
98 que estableció el derecho de sindicación y de negociación colectiva. Con ello termina de definir los
derechos que se integran en la noción de trabajo decente. Podemos también agregar que en nuestra
Constitución, más precisamente en los artículos 14, 14 bis y 16, se establecen los principios que se
contienen en esta nueva-vieja noción.
3. Diferencias conceptuales: trabajo digno y trabajo genuino
La difusión del concepto y la rápida adopción tanto por parte de los Estados, los trabajadores, los
empresarios y los sin trabajo, lleva implícito el interrogante de cómo cada quién entiende que es el trabajo
decente. Mucho más aún cuando el mismo es utilizado como sinónimo de trabajo digno o trabajo
genuino.
.
Las adjetivaciones -digno y genuino-, frecuentemente utilizadas de manera indistinta, muestran ciertas
diferencias que van más allá de la semántica y que guardan relación con las preferencias de quiénes y
dónde se aplican. Aunque éstas distinciones no hacen a la esencia de este trabajo, sin embargo el interés
por analizarlas radica en el hecho de que en los ámbitos en que se problematiza la cuestión trabajo no
está saldada la discusión acerca de si decente es o no el calificativo adecuado.
En primer lugar puede aducirse que existe una traducción demasiado literal y poco apropiada del término
decent work ya que en español, según sugieren especialistas de la lengua, la denominación correcta
sería trabajo digno. Sin embargo, hemos encontrado que el concepto trabajo digno es usado con mayor
frecuencia en discursos de dirigentes que adhieren a creencias religiosas, como los sindicatos de raíz
cristiana. A modo de ejemplo señalamos el caso del representante del Vaticano ante la OIT quién, a
posteriori de la invitación a crear trabajo decente, lanzó en la Conferencia Internacional del Trabajo de
2001 la Coalición Global por un Trabajo Digno. Esta convocatoria refleja la preocupación por hallar las
herramientas para preservar no sólo la cantidad sino, y muy especialmente, la calidad del trabajo, para
así resguardar al trabajador y su familia.
Según lo expresado sus propósitos están en relación con la eliminación del trabajo forzado y obligatorio,
así como con las peores formas del trabajo infantil; la búsqueda de estrategias comunes que muestren
cómo el aumento de la productividad y la competitividad no es incompatible con la mejora de la calidad
del trabajo; como así también, con la necesidad de respetar la relación de los trabajadores con sus
familias y de fomentar la educación para con ello atenuar los efectos no deseados de la pobreza.
En el uso de éste término el valor moral de las actividades pareciera tener más fuerza. Por cierto en la
tradición cristiana tanto San Agustín cuanto Santo Tomás abundaron en consideraciones acerca del
trabajo, aunque más no sea al considerarlo como una ley natural o bien al clasificar las ocupaciones
según su carácter ético. Tal vez, la preocupación por el bienestar, frente a los efectos de la globalización,
acentúe el alcance del término en la dimensión productivista del trabajo. No obstante, es claro que la
apelación tiene una connotación muy similar a la de trabajo decente
.
En cuanto al trabajo genuino, los textos en donde aparece aluden a la legitimidad, al derecho de tener
trabajo sin más. Es decir, es una locución utilizada de manera reivindicativa entre quienes la exclusión o
su amenaza han hecho carne. El contexto de reclamo en donde se formula hace que exprese de manera
perentoria el derecho humano a tener trabajo.
Aunque las diferencias existan el nudo de la cuestión aúna los conceptos. El reclamo por trabajo digno,
genuino, trabajo decente, no es más que la necesidad de trabajo en cantidad y calidad suficiente para
que los seres humanos puedan realizarse socialmente.
Finalmente, y a modo de síntesis en la discusión acerca de la connotación del término trabajo decente
aparece como preocupación mayor no su consistencia, que tal como se ha presentado, es sustantiva en
peso y robustez, sino su aplicabilidad. Para ello es necesario cierto consenso básico que ayude a definir
las prioridades de sus dimensiones y se plantee objetivos y metas para su cumplimiento. Esta tarea
incluye a todos los componentes del trabajo, singularmente a empleadores, trabajadores y Estado y en
forma general, a la sociedad, que deberá definir si el eje de su desarrollo pasa o no por resolver la
cuestión social.
trabajo Teoría social y concepción del: una mirada a los teóricos del siglo XIX

Esbozo preliminar sobre la acepción del trabajo

El trabajo es un concepto elemental dentro de la teoría social, concibiéndose a partir de las visiones
que ella tiene sobre el desarrollo social y humano. La noción intrínseca del trabajo involucra además,
esfuerzo en el individuo, sacrificio tanto físico como mental que despliega el hombre a cambio de algo
(un medio: por ejemplo el dinero) que le permite desarrollar el intercambio a nivel del mercado para
alcanzar la posesión de bienes y servicios y poder así satisfacer sus necesidades viéndose de esta
forma, el trabajo como una actividad asociada a estas necesidades de seguridad en su dimensión
instrumental. Sin embargo, coexisten otras posturas por ejemplo, vale señalar una definición tomada
literalmente de Internet (http:// www.mercado.com.ar/mercado/mo/ lazzati/concep6).

El trabajo es la expresión del logro humano, es la expresión pura y espontánea del vínculo entre las
personas y el entorno, así también entre las personas y la sociedad; como se deduce, el trabajo tiene
una naturaleza biunívoca, inicia procesos a la vez los refuerza, el trabajo en la evolución filogenética
del hombre representa el salto cuanti-cualitativo hacia la hominización, y por consiguiente, la
construcción social de la humanidad. Es así como ubicamos al trabajo como un elemento básico en la
vida cotidiana actual, esto porque el trabajo existe en donde exista una sociedad, la vida cotidiana es
la que representa la evolución humana actual y es donde los científicos sociales deben centrar su
atención. Entendiendo el trabajo desde la perspectiva del desarrollo personal, se hace evidente que
éste constituye, en la vida cotidiana, una fuente vital para satisfacer necesidades. El trabajo es, sin
lugar a dudas, el aspecto más importante de la sociedad humana, esto porque relaciona todas las
esferas del ser con las del quehacer humano.

Desde otra perspectiva, las explicaciones que refiere Guerra en su Libro Sociología del Trabajo (2001:
17-18) se describen elementos conceptuales, asociados a la noción de trabajo, como una actividad
relacionada a la vida diaria del hombre que simboliza una actividad útil y socialmente productiva; este
autor a su vez, cita al economista Colson para quien “ el trabajo es el empleo que el hombre hace de
sus fuerzas físicas y morales para la producción de riquezas o de servicios” . De igual manera, Guerra
reseña a Bergson quien señala que el “ trabajo humano consiste en crear utilidad” y en esa
reconceptualización del trabajo se expresa otro concepto, bajo la mirada marxista al decir que el
“ trabajo es en primer término un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en el que éste
realiza, regula y controla mediante su propia acción, su intercambio de materias con la naturaleza” ,
sin embargo, las definiciones sobre el término trabajo bosquejan disímiles y elocuentes
razonamientos al respecto, existen visiones más objetivas otras obedecen a puntos de vistas
particulares que la dibujan más subjetivamente, de allí que examinar la valoración social que se hace
del trabajo resulte un aspecto sumamente interesante, sobre todo en el ámbito de las
representaciones y la psicología cognitiva. Tendría que darse una ojeada a ciertas líneas de
pensamiento u enfoques que esclareciesen la perspectiva epistemológica de concebir al trabajo de
acuerdo al sentido que cada trabajador o empleado le confiere.
A este respecto, se tiene que entender que el trabajo como acción del hombre, representa un hecho
social que deriva de la cultura y la acumulación de conocimiento e involucra a la sociedad; según Julio
César Neffa (1990), en términos de su elucidación sobre la naturaleza y significación del trabajo, éste
particulariza varios espacios respecto a cómo concebir la complejidad del trabajo humano: 1) El
trabajo entendido como esfuerzo 2) El trabajo considerado como un momento favorecido para
concientizar a quien lo ejecuta de las debilidades y potencialidades que posee el ser humano 3) El
trabajo es substancialmente un hecho social y 4) El trabajo desde una óptica transformada involucra
a los trabajadores en el proceso de construcción de la sociedad.

De igual manera, vale referir, que para poder erigir una abstracción sistemática y crítica de la
representación del trabajo a lo largo de la historia occidental, se hace necesario describir algunas
citas tomadas en este caso, de la publicación de Ibáñez (2005: 29), tal y como sigue: “ En la Grecia
clásica y también en Roma, el trabajo resultó ser considerado como una actividad manual de carácter
degradante que impide al ser humano el desarrollo de sus potencialidades… ” . Sin embargo, esa
degradación vista en el desempeño del trabajo humano no se acogió en una regla culturalmente
admitida por todos los pueblos. El desmoronamiento del imperio romano fue sucedido luego, por el
feudalismo, y a partir de allí se honró un enfoque del trabajo que estribaba en el consumo (producto
del autoabastecimiento en la actividad feudal), el trabajo se convirtió en un elemento clave para la
vida de la comunidad feudal subsiguientemente, con la incursión del mercantilismo se sella de nuevo
un cambio en la significación del trabajo, con una carga más profana que envilecía a quien lo
ejecutaba.

Desde la perspectiva de Max Weber, se inicia una noción del trabajo que va más allá de los principios
religiosos y que descansará más tarde en el funcionamiento intrínseco de la razón capitalista.
(Acumulación de capital, la manufacturización, la división social del trabajo, el neoliberalismo, entre
otros muchos aspectos). Por supuesto, que este proceso de redefinición social del trabajo que
trasciende por encima del aspecto epocacional de la modernidad y la posmodernidad de la evolución
societal coligadas mucho antes a las críticas de Marx (los problemas del trabajador proletariado, la
plusvalía, la explotación, la acumulación del capital, entre otros aspectos), al concepto de crisis del
capitalismo y a sus secuelas en el orden económico y social en razón de las múltiples
transformaciones económicas que traía el modelo capitalista hasta la nueva concepción de la
mundialización que de una u otra forma han incidido en restarle importancia y valor al trabajo,
debilitando alguna de sus dimensiones, muchas veces concibiéndose una valoración del trabajo
meramente simplista como “ un medio para obtener dinero” , otras veces, consideran el trabajo
como poco gratificante asociado al modo de producción, hallándose como una actividad rutinaria y
precaria.

Aquí es pertinente señalar, que las teorías de carácter social optaron por negar el aspecto central del
trabajo frente al mercado y las luchas sociales, se observaron entonces nuevas posturas donde el
trabajo es señalado como sujeto ilegitimo, sin embargo, existe un mundo de contradicciones, lo cierto
es que el aspecto socio cultural modeliza las representaciones que se tienen y se han tenido a lo largo
de la historia sobre lo que es el trabajo, con la postmodernidad se ahonda en el debate sobre el fin
del trabajo, otros lo interpretan desde un punto de vista más economicista como el fin del empleo,
porque no existen garantías para otorgar empleos a todos, y el estado se muestra incapaz de
responder con políticas de pleno empleo. Esto me lleva a destacar ciertas reflexiones:

Algunas reflexiones sobre el comienzo de la sociología del trabajo

La noción del trabajo y su conexión con los actores de las relaciones laborales ha ocupado un espacio
significativo en la teoría social durante el siglo XIX, manifestándose de esta forma la importancia y el
impacto de los procesos de expansión industrial, esto es, el paso de una sociedad rural y tradicional a
una sociedad urbana e industrial y el alcance que han tenido históricamente las luchas sociales de las
clases trabajadoras a través de las acciones del trabajador- obrero. De allí, que sea importante
acordarse del aparecimiento de la sociología del trabajo en Europa, cuyo precursor primeramente en
Francia fue Georges Friedmann, el cual le da un lugar substancial al estudio de la fábrica y del taller
como espacios que tratan de redimir al trabajador obrero como sujeto legitimo dentro del proceso de
trabajo, esta visión se suscribe dentro del Paradigma francés humanista. Del mismo modo, es
relevante traer a colación las indagaciones de Elton Mayo y sus seguidores en cuanto a destacar el
espacio colectivo y la figura de grupos en las situaciones laborales que dieron lugar al Enfoque
adaptativo que refiere lo trascendente del aspecto organizacional dentro de las ciencias sociales del
trabajo y de las funciones administrativas y de la gerencia de recursos humanos. En efecto, sería
válido reiterar al respecto la consideración de Abramo y Montero quienes escriben en el Tratado
Latinoamericano de Sociología del Trabajo (2003: 69), lo siguiente:” de este acercamiento entre las
ciencias sociales y los problemas de la industria surge el enfoque de la empresa como sistema social,
que será extendido por Parsons a toda la sociedad” .

Entonces, la mirada del Paradigma industrialista ligado a las teorías del crecimiento económico o
mejor conocido como Paradigma de la Modernización, se vio fortalecido gracias a las contribuciones
del análisis estructural-funcionalista y la intención integradora expuesta por Talcott Parsons como
parte del pensamiento genérico que involucra los estudios del sistema social en ese incesante ajuste
de las nociones macrosociales y macroeconómicas de la sociedad.

Por otro lado, dentro del contexto del enfoque humanista, tiene preeminencia la visión de la
centralidad del trabajo representada por el obrero calificado en la dinámica social, el trabajo es un
valor que subsiste y se transmuta a presiones de la dinámica social, lejano de relatividades. Su
término en cada momento histórico y en cada sociedad es función del nivel de conocimiento de los
trabajadores, del perfeccionamiento de las fuerzas productivas, reconociendo las relaciones de poder
entre los actores sociales y a los referentes propósitos de la sociedad, según las argumentaciones de
Neffa (2003) además, a este respecto Antunes, expresa lo siguiente:
Como resultado de las transformaciones significativas en los países dotados de una industrialización
intermedia, el mundo del trabajo vivió múltiples procesos: de un lado, se verificó una
desproletarización del trabajo industrial, fabril, en los países del capitalismo avanzado. En otras
palabras, hubo una disminución de la clase obrera industrial tradicional. Pero, de otro lado,
paralelamente, ocurrió una significativa subproletarización del trabajo, consecuencia de las formas
diversas del trabajo parcial, precario, tercerizado, subcontratado, vinculado a la economía informal, al
sector de servicios, etc. Se comprobó, entonces, una significativa heterogeneización, complejización y
fragmentación del trabajo. (… ) En los países del capitalismo avanzado, la década del 80 presencia
profundas transformaciones en el mundo del trabajo, en sus formas de inserción en la estructura
productiva, en las formas de representación sindical y política. (… ) Década de gran salto tecnológico,
la automatización y las grandes transformaciones organizacionales invadieron el universo fabril,
insertándose y desarrollándose en las relaciones de trabajo y de producción del capital. Se vive, en el
mundo de la producción, un conjunto de experimentos más o menos intensos. El fordismo y el
taylorismo ya no son los únicos, se mezclan con otros procesos productivos (neofordismo,
neotaylorismo), y en algunos casos hasta son sustituidos, como la experiencia japonesa del
“ toyotismo” . Emergen nuevos procesos de trabajo, donde el cronómetro y la producción en serie
son sustituidos por la flexibilización de la producción, por nuevos patrones de búsqueda de
productividad, por nuevas formas de adecuación de la producción a la lógica del mercado. Se ensayan
modalidades de desconcentración industrial, se procuran patrones de gestión de la fuerza de trabajo,
de los cuales los procesos de “ calidad total” son expresiones visibles, no sólo en el mundo japonés
sino también en varios países del capitalismo avanzado y del Tercer Mundo industrializado.

Desde otra perspectiva, se entiende que la escuela de los radicales cuyo nombre involucra no sólo a
un grupo de economistas norteamericanos de corte progresista-neomarxista sino que incluye a los
mercados segmentados constituyéndose en otro paradigma que trata de revelar la raíz estructural del
problema del desempleo y de la distribución regresiva de los ingresos, su planteamiento fue iniciador
al reasentar la relación entre el capital y el trabajo en el lugar de producción, donde algunos
escritores estudiaron el espacio de la fabrica, otros parten de explicar la polarización de las
calificaciones del trabajador obrero, se emplean conceptos como el de dualización, segmentación y de
polarización en términos de los análisis sobre exclusión social, precariedad en las condiciones de
trabajo y la informalización del mercado de trabajo, se habla de un vuelco de la sociología del trabajo
hacia la sociología del empleo; aquí vale destacar la postura de autores como Harry Braverman,
Benjamín Coriat, entre otros.

Los debates sobre el fin del trabajo, en general los estudios sobre la serie de transformaciones en los
estándares internacionales de producción y competitividad, las secuelas del proceso de mundialización
sobre todo en términos de la flexibilización de la producción han traído como resultado un nuevo
evento: la disipación de los sujetos y, más específicamente, la desaparición de los trabajadores y de
los movimientos sindicales, los cuales en el marco de la globalización se han debilitado; dándole
legitimidad a otro sujeto como foco de interés, que sería el empresariado.

Esto nos conduce a retomar los aspectos que involucran la orientación de la dinámica social, los
nuevos esquemas de producción y de competitividad internacional, los nuevos modelos empresariales
y de cómo estos procesos transformadores han incidido en el mundo del trabajo, en sus actores, y en
los mecanismos que regulan sus conductas y de cómo se afecta el empleo, y por ende, las políticas
económicas dirigidas al llamado pleno empleo.

Otras consideraciones desde el punto de vista histórico social que afectan la noción
sociológica del trabajo: Dimensión Política

Aproximadamente hasta el año de 1789 en Francia acaecía el régimen monárquico absolutista. Su


derrocamiento dio origen al aparecimiento de las clases burguesas industriales. La Teoría del valor se
sustentó en la tierra como generadora de riqueza, pero este valor dio lugar a otro valor más
importante, la industria, como producto del proceso de revolución industrial. Nace con ella, el
concepto de ciudadano (el individuo es sujeto que tiene derechos, ya no es visto tan solo como un
súbdito). Se establecen derechos y libertades individuales. Esta normatización tiene efectos sobre el
proceso de trabajo como hecho social.

Dimensión Económica:

Surge el nuevo modo de producción capitalista. Tiene poder quién posee el capital, como clase
dominante. Aparece con él, el trabajo asalariado, se proletariza a la masa trabajadora. Emerge
también el mercado capitalista tanto de bienes como de trabajo.

Dimensión Social:

 Factores demográficos: se suscita el éxodo del campo a la ciudad.


 Aumenta la educación.

Dimensión Científico-técnica:

Se ha de aprovechar la razón científica (la lógica, las innovaciones, los inventos, el método científico).
Si la empresa es capaz de organizarse científicamente, tenderá a ser más productiva, a generar
mayores niveles de productividad.

Existen ciertas particularidades imputables a la acción de “ trabajo” :

 El trabajo es una actividad universal.


 El trabajo es un aspecto central en la vida del hombre por el tiempo consagrado a trabajar (a
lo largo de toda su vida).
 Por la condición que posee para la subsistencia y la reproducción, tiene varias implicaciones
conceptuales: instrumental, individual, ética, social e institucional (Lucena, 2003: 29).
 El trabajo humano es una actividad deliberada, propia del hombre que inquiere unos fines y
para alcanzarlos; usa determinados medios para ello (fuerza productiva que dependerá a su
vez, de múltiples variables). La especie humana es la única capaz de obtener y acumular
conocimiento suficiente como para consolidar sus objetivos, sus metas y medios para consumir
y satisfacer sus necesidades. La racionalidad es un privilegio y una condición del ser humano.

La insuficiencia de recursos económicos hace que los seres humanos, para sobrevivir, asumieran la
actividad del trabajo de forma colectiva y organizada. El trabajo colectivo da sentido de orden y de
pertenencia a la acción social de los individuos, capaz de construir y cimentar la sociedad a partir de
sus relaciones y esto incluye las relaciones de trabajo.

Evolución histórica del significado del “ trabajo”

 A partir de la aparición de la actividad agrícola, el trabajo fue concebido como una actividad
fundamentalmente de supervivencia (un carácter meramente instrumental) y dependía de:
 El nivel de recursos que existía para ese momento.
 El número de personas que constituían el grupo familiar.
 El nivel de sofisticación de los instrumentos que poseían para cazar, pescar....posteriormente,
 El nivel medio de destreza en el hombre para ejecutar el trabajo.
 El estado de desarrollo de la ciencia y la tecnología.
 La organización social del proceso de trabajo.
 La escala y eficacia de los medios de producción, entre otros.

Una vez que con ello, nace la agricultura como actividad económica, todo cambia: la sociedad deja de
ser nómada para hacerse sedentaria; aparecen luego, las civilizaciones y los estados-nación.

El Trabajo en la sociedad griega:

Se instituyó la representación del sistema esclavista, y los griegos justificaban esta imagen porque
consideraban que el trabajo era algo negativo (degradante-deplorable). Mientras existe la explotación
del hombre por el hombre; el excedente de la producción se lo apropian las clases aristocráticas.

Edad media

Para este momento, el trabajo lo perpetran los vasallos-súbditos. Ya no son los esclavos, entonces,
los siervos poseen un cierto derecho a ser protegidos por su señor feudal. La Iglesia, representa una
de las instituciones más importantes en la Edad Media, la iglesia también le imprime al trabajo una
representación denigrante, además yacerá en él la carga del pecado original. Se trabajaba sólo para
subsistir (una modelización del trabajo instrumental).
Antes del s. XVI

La doctrina de la Iglesia estuvo basada en las ideas de Sto. Tomás de Aquino; quien pensaba: sólo
Dios elige el papel de cada individuo y este papel es sacrosanto, esta predestinado. En aquel
momento, la Iglesia reforzaba ese concepto de la división social de clases entre ricos y pobres.

A partir del s. XVI y XVII

La Edad Media desaparece y se introduce la figura del “ mercader” .

Florece el movimiento de los protestantes los cuales se enfrentaron a la Iglesia: hasta entonces, se
trabajaba y el resto del tiempo se oraba. Este movimiento da un vuelco a las representaciones
religiosas: la gente se salva trabajando profusamente y orando lo indefectiblemente necesario.

Con la llegada de la Revolución Industrial el que no trabaja es el protervo, el infame. Concurren dos
grandes intelectuales que van a revelar el porqué de eso, ellos son: Max Weber que dice que fue el
movimiento protestante el que cambió el sistema de ideas y Carlos Marx, que señala que el culpable
fue el dinero, ya que poseía una base capitalista y se derivaba de él una mayor explotación.

Por otra parte, la aparición de la fábrica creó el espacio físico para trabajar mejor; se adecuó a las
ideas y a los intereses de la reciente clase de la burguesía industrial.

Los propietarios de las primeras fábricas lo constituían los antiguos artesanos que no poseían las
capacidades menesteres para administrar y controlar un gran número de trabajadores. Los
trabajadores fueron en muchos casos, antiguos campesinos que tenían unas costumbres totalmente
heterogéneas y que no eran las que se requerían: extenuantes jornadas de trabajo, actividades
riesgosas, ruido intolerables por ello, posteriormente se ven obligados a dejar las fábricas.

Los trabajadores pierden las calificaciones que habían conseguido precedentemente; inicialmente
tenían que aprender a hacer todo el proceso de la producción, y luego con la división del trabajo sólo
van a hacer una parte del proceso (la especialización y la división social del trabajo). Para aquel
entonces, no había libertad de elección para decidir en qué y cómo trabajar.

Se presentaron diferentes tipos de resistencia por parte de los trabajadores, el inicia del movimiento
de los trabajadores: sabotajes, boicots, absentismo... El absentismo fue tan significativo para los
empresarios, que asumieron una posición frente a ello, estableciendo las siguientes disposiciones:

 aquel que abandonara la fábrica iría al calabozo


 las mujeres y los niños eran obligados a trabajar

El trabajo asalariado terminó arraigándose como la manera universal de trabajar. El trabajo


asalariado va a admitir que los ingresos posean un carácter regular, normalizado (ver Cuadro 1).
Cuadro 1 Fisonomías particulares de la sociedad preindustrial e industria

Sociedad Preindustrial Sociedad Industrial


El Trabajo eminentemente agrario El Trabajo eminentemente industrial
- El Trabajo desarrollado en el hogar - El Trabajo desarrollado lejos del hogar
(esfera privada). (esfera pública).

- Producto del trabajo para ellos - El salario va a pagar el trabajo productivo y


mismos (subsistencia). reproductivo del trabajador.

- Medios de producción propios. - El empresario se apropia del Producto del


trabajo.
- En la sociedad preindustrial el
trabajo tenía un fin en sí mismo, - El empresario es el dueño de los Medios de
servía para satisfacer las producción.
necesidades de las personas.
- En la sociedad industrial el trabajo es un
medio con el cual obtener el fin. El trabajo se
va a convertirse en un instrumento, es
mediador para alcanzar otros medios.

- El trabajo en la sociedad industrial va a ser


objeto de una máxima división: Será la
división entre “ trabajo manual” y “ trabajo
intelectual” .

Se consume cada vez más un mayor número de bienes no necesarios (consumo superfluo,
consumismo). Subordinación a un salario cada vez más elevado.

El trabajo humano es considerado una mercancía más, porque se le coloca precio al trabajo humano.
El mercado de trabajo marca este precio, a través del salario. Los aspectos que van a ser capaces de
incidir en la variación del salario son:

 El esfuerzo y el tiempo socialmente necesario para producir, el valor de los insumos requeridos
para producir y las maquinarias y equipos empleados en la producción.
 Mientras más confrontación exista a nivel de los actores en las relaciones de trabajo, por
ejemplo: conflictos que conduzcan a la huelga, se estará en la búsqueda de reivindicaciones.
 La fuerza sindical, las acciones de los obreros y trabajadores en cada franja de la actividad
productiva, influirá en que los salarios suban o bajen.
 El valor de cambio que el empresario gana por la contribución que el obrero cree de su
trabajo, genera mayores niveles de explotación.
 Florece el Mercado de trabajo.

Representación de la división vertical del trabajo

 Va a generarse una segmentación del mercado de trabajo (mercado primario, secundario y


terciario), la convencional formula sectorial; hoy, incorporándose el sector informal.
 La división vertical se va a trasladar a la división social del trabajo en función de la distribución
de los ingresos (clase alta, media y baja).

Representación de la división horizontal del trabajo

 La descalificación del trabajador.


 La realización de una sola tarea va a producir una alienación laboral generándose una actitud
de apatía porque el trabajo se asume como una actividad rutinaria, repetitiva y poco
gratificante.
 Un trabajador ejecuta una mínima parte del proceso de trabajo y desconoce en que va a
consistir el producto o servicio final. El trabajo industrial, según Karl Marx se va a convertir en
una alienación subjetiva que genera frustración e insatisfacción en los trabajadores.

Conjeturas sobre la visión de algunos de los fundadores de la Teoría Social y Económica


Referente a la Concepción que tienen ellos sobre el trabajo.

Charles Louis de Montesquieu (1689-1755), Escritor y jurista francés se destacó como digno
representante del siglo de las Luces o Ilustración, época caracterizada por una fe profunda en el
poder de la razón humana, teniendo significación esa especie de método de pensamiento, en la que
Montesquieu estudia las instituciones políticas y se destaca con su obra cumbre “ El espíritu de las
leyes” (1748), en ella, él analiza las tres formas de gobierno: república, monarquía y despotismo. La
ilustración fue una época notable del desarrollo y cambio intelectual en el pensamiento filosófico,
donde se destacó Montesquieu; esta etapa del pensamiento filosófico, social y político estuvo marcada
por el desarrollo de la física newtoniana, la aplicación del método científico a las cuestiones sociales y
al orden social. El espíritu de las leyes de manera indirecta involucra el establecimiento de reglas
sobre la acción social del hombre y por ende, normativiza la actividad del trabajo como hecho social.
Montesquieu, en su pensamiento explica el origen de la sociedad, analiza las leyes naturales y las
leyes positivas, establece una topología de carácter político y social; estas reflexiones analíticas me
permiten distinguir en este caso, un enfoque metodológico en el que el trabajo como valor social esta
contenido implícitamente como parte del origen de la sociedad.

Jean Jacques Rousseau (1712-1778), Filósofo, teórico político y social francés, la línea de
pensamiento ilustrado se correspondió con su famoso tratado político “ El contrato social o principios
de derecho político” (1762), allí desplegó sus explicaciones sobre libertad civil y contribuyó a la
posterior fundamentación y base filosófica de la Revolución Francesa (1789), donde se generaría
posteriormente, el caos y el desorden. Él quiso preservar la preeminencia de la voluntad popular
frente al derecho divino. Así mismo, su influyente estudio “ Emilio o de la educación” (1762),
exteriorizó una novedosa tendencia de la educación algo más pedagógica. Incurrió en una gran
contribución a la corriente por la libertad individual y se reveló contrario al absolutismo de la iglesia y
del Estado, su acción literaria se corresponde también con la evolución de la literatura psicológica, la
teoría psicoanalítica y el existencialismo, con el romanticismo literario y con la filosofía del siglo XIX,
imprimiéndole fuerza a su inclinación por el libre albedrío, su férrea defensa por la razón humana y
los derechos individuales. Esta perspectiva pudiera enmarcarse en el contexto del trabajo, por
ejemplo: fundamentado en la libertad de elección, el derecho al trabajo, las garantías hacia el
trabajador, etc. El pensamiento de Rousseau estuvo enmarcado en argumentaciones metódicas sobre
el individuo y la sociedad, también busco explicación al malestar de la cultura, en como alcanzar el
progreso material y moral, igualmente se planteó el origen de las sociedades, partiendo de la
vinculación hombre y sociedad, se consagró con su obra del contrato social y de alguna manera
concluir que su postura de forma indirecta imbuye una visión del trabajo como hecho social.

Adam Smith (1723-1790), Economista y filósofo británico, su aportación se inserta en un enfoque


individualista de la economía, plasmó en su obra intelectual un insondable estudio de los procesos de
creación y distribución de la riqueza. Señaló que el origen primordial de todos los ingresos, así como
la forma en que se distribuye la riqueza generada, se halla en la diferencia entre la renta, los salarios
y las ganancias. Su obra cumbre “ Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las
naciones” (1776), allí determina la importancia de la distribución de la riqueza a través de las
relaciones de comercio internacional y sienta las bases del liberalismo clásico como filosofía
económica. En la referida obra, señala las ventajas de la división del trabajo, esto es, cada hombre
interviene en las fases de la producción, interviene así, en todo el proceso productivo, con esto los
operadores se hacen más diestros, se economiza tiempo, también refiere aspectos sobre la
naturaleza, la acumulación y el empleo del stock de capital. Realizó una sagaz distinción entre las
importantes nociones de la economía, entre las cuales destacan la división del trabajo, la renta, el
valor, el precio, el salario y el beneficio. Constituyó el máximo representante de la escuela clásica del
pensamiento económico, dándole suma importancia al principio de laissez-faire basado en la libertad
económica del “ dejad hacer, dejad pasar” (le dice no al intervencionismo y aboga por la famosa
“ mano invisible” del libre mercado) y del librecambio. Para Smith, el trabajo viene a constituir la
fuente verdadera de la riqueza, específicamente, asume la centralidad normativa del trabajo; referida
al argumento político y ético del trabajo, el cual posee una importancia desde el punto de vista socio
cultural, en tanto vincula el trabajo y los beneficios sociales (Noguera, 2002: 148). Distingue dos
clases de valor en los bienes un valor de uso (utilidad, funcionalidad) y un valor de cambio (precio
relativo de intercambio). La indiscutible Teoría del valor trabajo se muestra al hacer su análisis de la
sociedad primitiva, la cual determina que el valor de un objeto es el trabajo que costo obtenerlo a su
usufructuario, representa en el caso de la sociedad civilizada, como se apropian de los medios de
producción y el capital los agentes privados, explica que en la sociedad capitalista este valor no
pertenece enteramente a quien lo añade. Las posturas economicistas de los clásicos se centraron en
el estudio de la generación de la riqueza, la cual estaba sustentada en el trabajo que como hecho
social incorporaba valor a las mercancías que se creaban, eso apoyo la teoría del valor donde la
satisfacción subjetiva de los consumidores, se analizó a partir de la teoría de la utilidad, por ende, los
productos del trabajo (bienes y servicios) poseían utilidad y eso les atribuía un valor de uso y un valor
de cambio.

David Ricardo (1772-1823), Economista británico, desarrolló la teoría del valor trabajo al igual que
Adam Smith, y la evidenció en su obra más notable “ Principios de economía política y Tributación”
(1817), en la que afirmaba que la estructura de costos productivos son, en esencia, precios laborales
que se pagan, bien de manera directa o bien acumulándolos al capital, es por ello, que defendió la
tesis de que los precios obedecerían a la cantidad de trabajo incorporado en la producción de los
bienes y servicios. Fue uno de los que postuló la teoría del valor trabajo, principio que alega que el
valor de un bien o servicio (mercancía) estriba de forma directa en la cantidad de trabajo que lleva
incorporado, su pensamiento a este respecto, se arraiga en que el trabajo era la unidad de medida
exacta para ponderar el valor, y por ende, determinante de su precio. Y esta postura ejerció una gran
influencia en el pensamiento marxista que presupone que solamente el trabajo es capaz de crear
valor.

Claude Henri Saint Simón (1760-1825), Socialista francés, es partidario de que la planificación
económica, el progreso industrial, la estructura de una sociedad distributiva y productiva, el
desvanecimiento de los Estados nacionales europeos comportarían hacia el empleo de técnicas
científicas destinadas al estudio de los fenómenos sociales, a través de las ciencias sociales. Se
unificaría a Europa en base a una organización social y basados en el desarrollo de la industria y que
ésta beneficie de manera equitativa a todos los componentes de la sociedad. Consideraba
inconcebible que la clase trabajadora pudiera suplantar a los capitalistas, aunque es partidario del
socialismo moderno. Apunta sobre la necesidad de fundar una ciencia de la sociedad apoyada en una
filosofía positiva, en hechos vistos, esta ciencia social llamada “ Fisiología social” , es la encargada
del estudio de los sistemas sociales, se obligará a señalar que la producción industrial constituye el
factor determinante de las sociedades modernas. Aboga por la preservación de la sociedad. Admite
que todo cuanto permite el mantenimiento de la sociedad e incluso de la monarquía y sus regimientos
es producto industrial. Toda sociedad descansa en la industria, la industria es la única garantía de su
existencia, la fuente única de todas las riquezas y de toda prosperidad, sin embargo, Simón demanda
libertad económica, pero sobre la base de una transformación en la naturaleza de las relaciones
sociales y exige refutar el principio capitalista de la propiedad privada. Por supuesto que esta
concepción le da una importancia central al trabajo del hombre, que es lo que permite el desarrollo de
la industria y con ella, el crecimiento y desarrollo de la sociedad, la cual progresa y prospera. Su
pensamiento se orientó al análisis del industrialismo y utopía: la ciencia del hombre como ciencia
positiva; además de argumentar los tipos de sociedad.

Auguste Comte (1798-1857), Filosofo francés, opinaba que el estudió de la sociología debía ser de
carácter científico. Su contribución intelectual fue producto de una reacción contra la Revolución
Francesa y la Ilustración; es considerado el padre del positivismo, “ sistema filosófico asentado en la
experiencia y en el conocimiento empírico de los fenómenos naturales” , con el advenimiento de la
filosofía positiva. Desarrollo su física social que en 1822 designó como sociología. Se preocupo por
estudiar la estática social (referida a las estructuras sociales, las cuales son un conjunto de formas en
que grupos e individuos se organizan y relacionan entre si y con los distintos ámbitos de una
sociedad) y por la dinámica social (referida al cambio social, que constituye un fenómeno colectivo
que afecta a las condiciones o modos de vida de un importante conjunto de individuos); aboga por
una reforma social para impulsar el proceso de evolución natural de la sociedad. Estableció la ley de
los tres estadios: a) Teleológico (dios), b) Metafísico (naturaleza) y c) Positivo (ciencias), hizo énfasis
en el carácter sistémico de la sociedad confiriéndole importancia al papel del consenso en la sociedad
y no al conflicto. Para Comte, la institución más importante fue la religión que regula la vida del
individuo y lo ayuda a controlar su egoísmo y a elevar su altruismo promoviéndose así, las relaciones
sociales, es decir, la religión es el asiento universal de toda sociedad. Otra institución para él
importante, fue el lenguaje que es eminentemente social que le permite al individuo interactuar
promoviendo la unidad entre la gente. Otro elemento que mantenía unida a las personas era la
división del trabajo que conlleva a una especie de solidaridad social, ya que los individuos dependen
unos de otros dentro del proceso de trabajo, y ocupan posiciones de acuerdo a su formación y
aptitudes aunque posteriormente, se evidencio su inquietud por la excesiva especialización en el
trabajo en término de sus desventajas. Creía que la revolución positivista descansaba en la clase
trabajadora y en las mujeres. De igual forma, no creía en la igualdad de los sexos y consideraba que
las mujeres tenían una menor capacidad intelectual que los hombres. Considera que la familia es la
unidad social básica de la sociedad, por ende el concepto de trabajo como hecho social parte de la
unidad fundamental de la sociedad: la familia. También planteo una explicación en su búsqueda de
las leyes, aspectos sistemáticos sobre el orden y el progreso, y estos conceptos claramente se
vinculan a la noción del trabajo, en su visión más positiva.

Émile Durkheim (1858-1917), Teórico francés, explica el problema del orden social y con ello;
analiza la división del trabajo social y la solidaridad social, con relación a la división del trabajo social
(1893) ilustra las formas de solidaridad en la sociedad moderna, examinándose los nuevos elementos
de cohesión social al abatirse el primitivo orden social. Examina entonces, la forma de cohesión a que
da lugar la moderna división del trabajo, instituyendo su tipología sobre las formas básicas de
solidaridad (mecánica: o por similitud en sociedades más primitivas con principios jurídicos más
represivos y orgánica: basada en la diferenciación de los individuos, que corresponden a sociedades
más evolucionadas donde el fenómeno jurídico es más cooperativo). Su visión sobre el socialismo era
que debía ser una aspiración más global que reorganizara el cuerpo social en su conjunto, reivindicó
las concepciones socialistas que aspiraban a una organización más democrática, él defiende la
igualdad jurídica de ambos sexos.

El concepto de representación social o representación colectiva se asocia al concepto de conciencia


colectiva se remonta tímidamente a Durkheim, él lo entiende como “ un sistema de ideas o
sentimientos colectivos elaborados y construidos por una comunidad o cultura, constituye un proceso
que se forja a través de la interacción social” . Considera que el problema social no es de carácter
económico, sino un conflicto de consenso social, de comprender la superioridad de la fuerza moral, de
las normas, de las obligaciones, del espíritu de disciplina para poder lograr un buen funcionamiento
de la sociedad (vida en común), también estableció el concepto de anomia que él lo derivó de la
disfuncionalidad y degeneración de las sociedades industriales y comerciales, por falta de reglas.
Conviene explicar de antemano la importancia que se le atribuye a las transformaciones del trabajo
con arreglo a las tipificaciones que ocurren en la realidad social. El parto al que se asiste de un nuevo
mundo del trabajo no es un alumbramiento normal, pero será tanto más difícil en la medida en que
no se le dote del instrumental necesario para marcar su rumbo. La abstracción moderna sobre el
empleo impele una noción de trabajo que se formó hace un siglo y no constituye sino las
transformaciones, las representaciones sociales a lo largo de la historia de la actividad humana. Su
estudio de la evolución histórica del concepto de trabajo sirve para identificar el trabajo como la
esencia del hombre partiendo de la correlación entre los individuos y la colectividad, viendo en él
(trabajo), un medio, el empleo de la inteligencia del hombre (trabajo intelectual), el establecimiento
de su relación con la naturaleza (concepción marxista). Es parte de la representación social del
trabajo.

Para Durkheim, la sociedad contemporánea se ampara en la especialización de las personas, de las


estructuras e instituciones y su necesidad de los servicios de muchas otras, la división del trabajo era
un hecho social material puesto que constituía la principal pauta de interacción en el mundo social.

Carl Marx (1818-1883), economista y filósofo alemán. Su abordaje sobre las cuestiones relacionadas
a su concepción sobre el trabajo subyace en el análisis de los procesos históricos a partir de
antagonismos y alienaciones a que daban lugar las contradicciones y carencias de los distintos
sistemas productivos, tomando como eje central a las relaciones de producción dentro del sistema
capitalista. La reflexión de interrelación entre las bases socioeconómicas y la superestructura jurídico-
política, origino la dialéctica de la realidad social, expresándose una evolución social-histórica de
algunos modos de producción, tales como: el asiático, el antiguo, el feudal y el burgués. Considera
decisivo el proceso social del trabajo humano y el papel que juegan las situaciones que dan lugar a
una alienación social del hombre como ser de praxis, con una capacidad libre y creativa de
producción. Carl, recibió la influencia del materialismo histórico y de la dialéctica de Hegel. Él abordo
el estudio de las obras de Smith y David Ricardo y elogió la proposición básica: de que “ el trabajo
era la fuente de la riqueza” tal y como señalara De La Garza (2000: 17), “ Marx llevó a su
consecuencia lógica esta línea de pensamiento, considerando no sólo que el trabajo es el único origen
del valor, sino que la ganancia del capitalista proviene de un trabajo no pagado al obrero” ; así
mismo, construyó la teoría del valor trabajo, en la cual estipulaba que las ganancias de los
capitalistas se asentaban en la explotación de los trabajadores, basada en la distinción entre la fuerza
del trabajo y el trabajo en si mismo, esta distinción es el eje central del conflicto entre capital y
trabajo, donde los trabajadores asalariados recibían un valor inapreciable al que realmente producían
ya que el excedente del plustrabajo se lo apropia el capitalista. Plantea entonces, la necesidad de un
cambio radical en el orden económico (hacia el socialismo). Marx, brindó una teoría de la sociedad
capitalista basada en su imagen de la naturaleza: opinaba que las personas eran esencialmente
productivas, las personas necesitaban trabajar en y con la naturaleza. Requerían trabajar juntas, con
el fin de producir lo que necesitaban para su supervivencia. De la explotación capitalista se desprende
el concepto de alienación que divide el sistema en dos clases: capitalistas: dueños de medios de
producción, de los productos, y del tiempo del trabajador y una clase oprimida, reprimida: el
trabajador proletariado. En la Revista Valores en la Sociedad Industrial (dic 2005:14), año XXIII. No.
64 se reseña textualmente lo siguiente: “ La interpretación marxista del trabajo como triunfo de la
dialéctica de las fuerzas rompe la cadena de solidaridad que caracteriza a la comunidad del trabajo,
aislando los individuos en una egoísta soledad… ” respondiendo a su propia egolatría y sin altruismo
alguno, así en contraste se observa la visión de la iglesia sobre el trabajo, la cual se traduce aún hoy
día, en decir, que “ el trabajo representa una dimensión fundamental de la existencia humana, así el
trabajo se plantea como la expresión de la plena humanidad del hombre” . Según la apreciación de
Marx, la economía y la sociedad se originan en razón de la contradicción u oposición de distintos
elementos: las ideologías, la conciencia de clases, los fenómenos sociales totales, las manifestaciones
objetivas del trabajo, las nociones del plustrabajo entre capitalista y trabajador. Las teorías de Marx,
se vigorizaron con la ascensión de las acciones obreras, las cuales fueron reconocidas por el Estado
como clase. Según la opinión de Noguera (2002:150), la visión de Marx sobre el trabajo se inserta en
la defensa de una significación amplia del trabajo, esto simboliza y “ admite que este tiene
potenciales de autonomía y autorrealización, y no lo reduce a una actividad instrumental o a una
disciplina social o psicológica coercitiva” . Esta noción de Marx sobre el trabajo podría considerarse
como antiproductivista y que no acepta la centralidad normativa del trabajo en la sociedad a
diferencia de Smith.

Helbert Spencer (1820-1903), fue una figura destacada dentro de la teoría sociológica británica,
sustentaba la teoría de la evolución del mundo real y material. Se sintió adepto a la doctrina de
laissez-faire. De igual manera, pensó que la vida social debía desarrollarse sin ningún control externo.
Era considerado un darwinista social inspirado en la biología para dar forma a su visión y a sus
conceptos, adoptó la idea de que las instituciones sociales, así como las plantas y los animales, se
adaptaban progresivamente a su entorno, a su ambiente. Argumentó que los más aptos sobreviven y
los menos aptos se extinguen y esto, responde a un proceso de selección natural. Hacía hincapié en el
individuo no obstante, se interesó en estudiar la estructura general de la sociedad en sus partes y en
sus funciones; concibiéndola como un sistema en su conjunto que evoluciona a través de su
composición, considera que la sociedad en si misma progresa, sobre la base de la sociedad industrial,
la cual se basa en la especialización del trabajo, la cooperación social, el altruismo y un estado moral
ideal donde el individuo se disciplina y se somete a las necesidades de orden y progreso. Por tanto, su
concepción del trabajo se adhiere a la definición del trabajo en su dimensión como hecho social, ya
que se vincula con el comportamiento de otros individuos; que esta sujeto al orden dominante y
requiere del progreso, el cual descansa en las sociedades de tipo industrial. El desarrollo de los
principios teóricos generales de la sociedad como organismo, promovió su visión de la sociología e
hizo estudios sobre la evolución de la sociedad, de las instituciones, de la ética y la política. Esa
representación orgánica de la sociedad y de la evolución societal e institucional esta enmarcada en
una visión particular del trabajo como elemento central en la vida del hombre y de la sociedad.

Max Weber Nacido en Erfur (1864-1920), doctor en derecho, estudioso de la historia, la filosofía, la
economía, etc., recibió influencia de la teoría marxista, los consideró como unos deterministas
económicos que proponían teorías causales de la vida económica y social. Estudioso de las ideas como
fuerzas autónomas que generan efectos sobre la economía. “ La ética protestante y el espíritu del
capitalismo” (1904-05) fue una de sus grandes obras. Desarrolló la teoría de la estratificación social,
donde aborda las nociones de prestigio (status) y el poder basados en conceptos de clase, status y
partido. Estableció una teoría del proceso de racionalización basada en una especie de sociología
comprensiva (analizando fenómenos, como: la religión, los valores, el derecho y la música), distinguió
tres tipos de autoridad: la tradicional (ancestral, creencias, clan), la Carismática (liderazgo) y la
racional-legal (reglas establecidas). Pensaba que el movimiento protestante impulsaba un cambio en
las ideas donde el hombre debía trabajar para ser considerado útil en la sociedad, de lo contrario es
visto como un protervo, un inútil. El trabajo adquiere un carácter económico; ya que se requiere de él
para poder satisfacer las necesidades humanas, por ende, el proceso de trabajo responde al principio
económico de racionalidad y la condición capitalista se deriva de esa lógica que estriba en una especie
de agrupamiento social abierto. El trabajo se organiza como parte de la acción social y responde a
una cierta disciplina, a prácticas rutinarias, hábitos que dependen del momento, del orden jurídico
imperante, de las ideas que se tienen sobre conceptos de lucha, de competencia, de elección, entre
otros.

Talcott Parsons (1902-1979), defensor de la teorización sociológica como una acción legitima y
significativa, publicó su obra “ Estructura de la acción social” (1937), se convierte en un teórico
estructural-funcional (delimita las relaciones entre grandes estructuras e instituciones sociales). Se
considera un neo-evolucionista del cambio social, analiza el sistema cultural y de la personalidad a
este respecto, desarrolla también el estudio de las relaciones ínter sistémicas basadas en el consenso,
la cohesión y el orden como funciones positivas recíprocas. Su pensamiento analítico sustentó los
estudios de: la teoría de la acción y el desarrollo, los sistemas de la acción, el cambio social, la teoría
evolucionista, la teoría de los medios de intercambio, entre otros aspectos filosóficos y teóricos
relevantes. Donde el trabajo opera dentro de un sistema estructurado de producción basado en la
cohesión de quienes trabajan, cumpliendo cada uno su función y estableciéndose entre ellos las
interrelaciones orgánicas que evolucionan de forma natural. El cambio social bajo esta concepción
viene dado por las mutaciones y transformaciones en la organización del trabajo, en el proceso de
trabajo y por ende, en las relaciones de trabajo, donde la estructura económica condiciona la
organización de las unidades productivas y la acción social es determinante en función de la afinidad
en la dimensión colectiva, el asentimiento, el orden y el progreso.

La visión microeconómica del Trabajo: Se parte de una concepción individualista del trabajo, se
rige por estudiar el resultado de la producción social; pero en base a los esfuerzos y el valor que se
añade de forma individual bien sea el aporte o contribución de un trabajador, de una empresa o de
una fábrica con respecto a la industria, al sector o a la nación. Su perspectiva es a un nivel particular
de un individualismo económico, lo que le da valor al trabajo social es el esfuerzo de cada uno que en
adición contribuye a determinar el valor agregado en la producción nacional (que sería una visión
macro). Se le atribuye a Alfred Marshall ser el padre de la Microeconomía la cual es definida (Arria,
1996) como: “ Teoría del comportamiento individual del consumidor y la empresa, de la
determinación de precios específicos… ” partiéndose de los estudios de la teoría social y su
visualización en torno al desarrollo humano y social de la acción humana, en la construcción de la
sociedad se tiene que los puntos de vista más microeconómicos, es decir, basados en el individuo lo
tienen: Max Weber y Spencer. Mientras que la visión más macro fundamentada en el colectivo, esto
es, más holística, la tienen Durkheim y Marx.

La visión macroeconómica del Trabajo: se piensa que el fundador de la macroeconomía es John


Maynard Keynes, en términos de la concepción macro con relación al trabajo resulta ser una visión
más amplia que la micro, con un nivel mayor de agregación, ya no trasciende el esfuerzo individual
sino el colectivo, el trabajo como producto de la acción social y de las relaciones sociales, toma valor
es la producción social, no la fabrica sino la industria, no el trabajador sino los trabajadores en
función de su cohesión y solidaridad que se sustenta en la dimensión del trabajo como hecho social.
Definir el trabajo en un sentido más amplio, como un factor básico de la producción, empleando una
combinación de factores productivos como el capital y el trabajo tiene dos perspectivas, una micro y
otra macro; todo dependerá de su nivel de agregación, todo lo que se refiere a los grandes
agregados: consumo, inversión, ahorro, empleo, producción, finanzas, ciclos económicos, aplicación
de las políticas gubernamentales tiene contextualizada una visión macroeconómica. Por ejemplo, la
visión de Comte en relación al trabajo es macroeconómica, responde a la dinámica social.

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