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La Arquitectura ha recogido la impronta de los tiempos, ha representado todo símbolo

y testimonio de la historia, leyéndose en ella el pulso socio cultural de la civilización. Las


transformaciones que registra la expresión arquitectónica tienen un vínculo fundamental
con el imaginario de la humanidad que explica del mundo y a sí misma, que les da sentido
más allá de los hechos. Ese vínculo es el Mito.

Partiendo del Imaginario de la Ilustración, la modernidad ha forjado un modelo


racional que representa la objetividad técnica y científica cuyas premisas son la eficacia
y la funcionalidad que pretende dominar la naturaleza. El Imperio de la razón moderna se
ha esforzado por erradicar el misterio de las cosas y llevar todo a medidas y números,
divorciando el saber y el sentido. Esto es a su vez un Mito, El Mito Moderno.

Existe una evidente crisis en la configuración y expresión de la Arquitectura en el


ejercicio Profesional y docente. La visión funcionalista ha derivado en una Arquitectura
ausente de identidad, unas ciudades centralizadas y segregadas, modeladas en un lenguaje
desalmado y vacío. Autocracia formal homogeneizada para consumo global. Una
celebración del Mito Corporativo, mal llamado “Arquitectura de Vanguardia”.

La aproximación al Mito y su interpretación plenamente poética en la Arquitectura se


presenta como vinculo hacia estos relatos universales presentes en el lugar dispuesto
como escenarios de estos haciéndose relato, narrativa poética arquitectónica, una
constante construcción de significados y escenarios de representación o ejecución del
drama humano frente a los escenarios naturales. Un tributo a la Naturaleza, una identidad.

Los fenómenos del agua se vinculan al ser humano, su historia y cultura, y son de hecho
generadores de poderosas formaciones imaginarias colectivas de trascendencia. La
narrativa mítica (toponimia, rituales, entre otros) cristaliza la identidad y memoria
cultural del agua en los pueblos. El Agua deja de poseer santidad al correr por tuberías,
la desmitificamos y nos desapegamos a su esencia de la cual somos parte. La convivencia
humana con los cuerpos de agua, generadora de imágenes y mitos de orden femenino y
simbología universal, presente y reincidente por tanto en todas las culturas del mundo
debe renacer con óptica renovada en nuestra conciencia de sociedad.

Si nos volcamos a una postura conceptual clara y respetuosa frente a los cuerpos de
agua, a los imaginarios y mitos que se conjugan en estos, e insertamos sus imágenes
motivadoras a un proceso creativo, cuya interpretación en un proyecto arquitectónico
conduce a una solución proyectual que representa una identidad colectiva, dejando atrás
expresiones caprichosas y ególatras que muestran el ideal de “progreso” presente en el
mito Moderno.

Más allá de visiones románticas del oficio de la Arquitectura, esta identificación echa
una mirada a nuestro inconsciente colectivo, a los arquetipos que retratan nuestra psique
de común herencia humana. La comprensión y revaloración de tales símbolos eternos,
legado de los estudios de C.G.Jung bien sirven a la Arquitectura y a las artes como
ventana a la reflexión, necesaria en este devenir acéfalo de nuestros tiempos, como guía
de las vanguardias en todos los ámbitos del saber a aquellos quienes con urgencia están
llamados a reinterpretar de nuevo y siempre los mitos universales.

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