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Gabriel Vommaro
Gabriel Vommaro: es magíster en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (uba)
y doctor en Sociología por la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (ehess), París.
Es investigador-docente en el Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de
General Sarmiento (ungs), donde dirige la licenciatura en Estudios Políticos, e investigador del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina.
Palabras claves: cambio cultural, centroderecha, Mauricio Macri, Propuesta Republicana (pro), Ar-
gentina.
5 Coyuntura
La centroderecha y el «cambio cultural» argentino
un tipo de la gestión sino más bien propone como una fuerza razonable de
de la estrategia política, la comunica- normalización social y económica. Cree
ción, entonces la idea [de incorporar a que debe acercar a Argentina, lenta-
los dos ceo-secretarios de Estado] era mente, «al modo en que se hacen las
fortalecer el equipo con ese perfil de cosas en el mundo», luego de la «ano-
gestión». Por su parte, los economis- malía populista» del ciclo político an-
tas de mayor prestigio que habían in- terior. En esa línea, dos de las primeras
gresado al gobierno en sus inicios lo medidas tomadas por el gobierno fue-
abandonaron a fines de 2016, ora por ron económicas e implicaron respon-
desacuerdos con el gradualismo, ora der a una demanda de los sectores
por pretender cierta autonomía en agroexportadores, por un lado, con la
sus decisiones. La definición sobre la reducción de los aranceles de expor-
orientación política, entonces, se con- tación de granos, y de los sectores im-
centra en pocas manos. portadores y exportadores, por el otro,
con el fin de la regulación del merca-
Asimismo, el hecho de que el nuevo do de acceso a las divisas. Estas me-
gobierno no cuente con mayoría en didas redujeron los ingresos fiscales,
ninguna de las dos cámaras del Con- al tiempo que crearon las condiciones
greso ni con el gobierno de la mayor para el crecimiento del mercado finan-
parte de las 24 provincias del país lo ciero. En el diagnóstico inicial, la nor-
obliga a establecer negociaciones y malización parecía bastar para que se
acuerdos con otras fuerzas políticas, hicieran efectivas las inversiones pri-
tanto en la arena parlamentaria como vadas necesarias para reemplazar el
en la gestión del gobierno federal. La rol del consumo y la inversión públi-
escasez de recursos político-institucio- ca como motores del crecimiento en
nales favorece también alguna forma que se había basado el último gobierno
de gradualismo: es necesario acordar de Cristina Fernández. Ese diagnósti-
políticas con un número significativo co fue corregido parcialmente sobre la
de legisladores, y Cambiemos encon- marcha, ante la evidencia de que las
tró un grupo particularmente colabo- inversiones privadas no llegaban, en
rativo en la porción del peronismo más línea con los problemas estructurales
alejada del kirchnerismo. del país que padeció el gobierno ante-
rior, pero que este no había inventado.
■■ Hacia un nuevo orden en la
economía: un gobierno de La normalización se volvió entonces
normalización más un proceso que un acto. Abundan
las metáforas del «puente» que la so-
En materia económica, frente a las po- ciedad debería cruzar para llegar a
siciones más extremas, el gobierno de ese nuevo país, en especial sus grupos
Cambiemos, comandado por pro, se organizados de trabajadores formales
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Gabriel Vommaro
e informales, pero también los de em- áreas, entre ellas la monetaria, don-
presarios. En este sentido, el gobierno de, en línea con la teoría económica
de Cambiemos hunde sus raíces en la dominante y con las demandas de
más conocida tradición política de Ar- los actores económicos globales, con-
gentina: así como la transición demo- cedió la presidencia del Banco Central
crática nos llevaba de un régimen a sus sectores más ortodoxos. Estos hi-
político a otro y para ello era necesa- cieron del combate contra la inflación
rio un «cambio cultural» en el sentido casi el único objetivo, que se busca
de la cultura política, esta transición de alcanzar evitando la emisión mone-
un tipo de sociedad a otra debe hacer taria y aumentando las tasas de inte-
posible el «cambio cultural» que nos rés. Esto, por un lado, conspira contra
lleve del desarrollo interno a la aper- la inversión privada productiva, o al
tura al exterior, de una sociedad de menos en sectores no financieros, o de
consumo a otra de inversión. No son mediano-largo plazo; y, por otro lado,
pocas las coincidencias con otros pro- obliga al gobierno a buscar recursos
yectos económicos refundacionales para financiar el gasto público me-
llevados a cabo en Argentina en los diante la toma de deuda. En efecto,
años 60 y 70. Ahora, en cambio, esto el ritmo de endeudamiento aumentó
se produce por vías democráticas. Con durante 2016 y aceleró una tenden-
mayor intensidad desde mediados de cia que ya había comenzado en 2014,
2016, el gobierno se concibe a sí mismo pero que ahora representa el «atajo»
como capitaneando una transición len- que permite al gobierno de Cambie-
ta hacia la economía globalizada, que mos evitar el aumento de la conflic-
podría concluir, en el horizonte desea- tividad social, mientras crea nuevos
do, con la entrada de Argentina a la condicionamientos para la política
Organización para la Cooperación y económica futura. Aunque no es ob-
el Desarrollo Económico (ocde), lo que jetivo de este texto hacer un análisis
significaría que el país sería ordenado de política económica, este recorrido
por los condicionamientos necesarios permite entender cómo se articula la
para ya no volver a salirse de su carril orientación económica general con
normal5. La normalización debe ir, así, las condiciones de gobierno y con
hacia la irreversibilidad del cambio. las relaciones de poder en el seno de
En este punto –también– es llamati- la fuerza política que lo encabeza.
vo cómo se parecen los gobiernos en
Argentina en cuanto a su retórica re- 5. Según el sitio de la ocde en México, esta organi-
fundacional: todos quieren, de alguna zación «reúne a un grupo de países con ideas
similares. Esencialmente, el ser miembro de
manera, volverse irreversibles. la organización depende del compromiso
de un país hacia la economía de mercado y la
democracia pluralista». V. <www.oecd.org/
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno centrodemexico/laocde/masinformacionsobre
fue menos gradualista en algunas laocde.htm>.
9 Coyuntura
La centroderecha y el «cambio cultural» argentino
¿Qué pasó, mientras tanto, con el le- estadocéntrico y militante en otro em-
gado kirchnerista? prendedor y asociado al voluntariado,
dos marcas de pro. El gradualismo
■■ Más allá de la economía… en la normalización también supone
¿qué cambió con Cambiemos? evitar la fijación pública de metas de-
masiado ambiciosas. El «cambio cul-
Si las políticas de ampliación de de- tural» permanece en esa vaguedad.
rechos establecidas en los años de Pero también hace posible empaque-
gobiernos kirchneristas, así como la tar en el mismo frame reformas eco-
imagen de un «pueblo empoderado» nómicas, fiscales, laborales, políticas
con que se despidió la ex-presidenta y culturales. En definitiva, a pesar
Cristina Kirchner el 9 de diciembre de haber tenido que aceptar duran-
de 2015, en la Plaza de Mayo, parecían te la campaña electoral para los co-
augurar una cierta permanencia de la micios presidenciales buena parte de
herencia nacional-popular, los prime- los bienes colectivos de legitimidad
ros meses de gobierno de Cambiemos compartida que había producido el
dieron la impresión de «arrasar con kirchnerismo (la Asignación Univer-
todo». En efecto, a pesar de lo ajus- sal por Hijo, la propiedad estatal de
tado del triunfo electoral en segunda empresas, entre otros puntos), el tono
vuelta6, el nuevo gobierno se propuso de su gobierno es ciertamente refun-
llevar a cabo esa normalización de Ar- dacional. Pero ¿qué cambió, en térmi-
gentina, cuyos principales rasgos se nos culturales, hasta el momento?
definían, en buena parte, de manera
contrapuesta al tipo de sociedad que En primer lugar, Cambiemos no pare-
el kirchnerismo bregó por instaurar ce haber tenido éxito en incidir en las
desde 2003, y con contornos más defi- organizaciones del mundo popular
nidos, a partir de 2008. de un modo decisivo. Tuvo que acep-
tar la fortaleza de las organizaciones
Definir esta ruptura en términos de de los pobres informales, que se con-
«cambio cultural» da cuenta de la am- solidaron en el ciclo político anterior,
plitud de la transformación buscada y, así como el legado de las políticas
al mismo tiempo, vuelve impreciso su
alcance. Pareciera ser que el gobierno
normalizador se propone, en cierta 6. En la primera vuelta, el 25 de octubre de
2015, Daniel Scioli (Frente para la Victoria)
medida, cambiar la cultura de los ar- obtuvo 37,08% de los votos y Mauricio Macri
gentinos, es decir el modo en que es- (Cambiemos), 34,15%. En la segunda vuelta,
realizada el 22 de noviembre de 2015, Macri se
tos hacen las cosas, en especial en su impuso por 51,34% y Scioli quedó en segundo
actividad económica y en su vínculo lugar, con 48,66% de los votos.
7. Eso parece sugerir Martín Rodríguez en
con el Estado7. Este cambio podría ver- «Parte del aire» en Le Monde diplomatique edi-
se como la transformación de un ethos ción Cono Sur No 215, 5/2017.
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Gabriel Vommaro
para esos sectores que son gestiona- de las clases populares y, en consonan-
das por sus propias mediaciones. La cia con eso, los incorporaron a varias
continuidad del fomento estatal y del mesas de negociación y evaluación de
financiamiento público hacia la lla- la situación del país y de medidas
mada «economía popular» es una de acción9. La inédita unidad de for-
muestra de este hecho, pero también males e informales constituye una
la dificultad para imponer una políti- innovación del periodo, pero puede
ca más dura en materia de orden en ser vista también como parte del le-
la calle, que impida o al menos mini- gado del ciclo nacional-popular: aun-
mice los cortes de la vía pública por que las alternativas políticas no estén
manifestaciones en reclamo de bienes claras, ni unos ni otros parecen dis-
de origen público para esas fraccio- puestos a resignar su participación
nes de las clases populares (los llama- en el bienestar en pos del «cambio
dos «planes sociales», pero también cultural» propuesto.
alimentos para los comedores, entre
otras cosas). También parecen duraderos los con-
sensos en torno de las políticas de
En segundo lugar, tampoco fue sen- derechos humanos, en especial res-
cillo, hasta el momento, moderar los pecto a los juicios a los responsables
reclamos de las organizaciones de los del terrorismo de Estado en la última
sectores formales, es decir, los sindica- dictadura militar. No prosperaron las
tos. De posturas tradicionalmente más tentativas de funcionarios y de intelec-
negociadoras en términos de metodo- tuales cercanos al gobierno de discutir
logías de acción colectiva, pero tam- números simbólicos de los movimien-
bién con reclamos más moderados y tos de derechos humanos, como el de
mayor flexibilidad ideológica, los gran- los 30.000 desaparecidos. Un dicta-
des sindicatos lograron, no obstante, men de la Corte Suprema que habili-
minimizar el impacto del ajuste en los taba un beneficio en el cómputo de las
trabajadores formales. Siguieron la ló- penas a los condenados por delitos de
gica del «neocorporativismo segmen- lesa humanidad, con fallo dividido y
tado» que ya habían implementado en apoyo de los dos jueces designados
los años del kirchnerismo8 y que con- por el nuevo gobierno, generó pro-
siste en privilegiar los reclamos para testas masivas y obligó al Congreso a
los sectores que representan directa-
mente y mostrar menor preocupación 8. V. sobre este punto Sebastián Etchemendy y
hacia los trabajadores no registrados e Ruth Berins Collier: «Golpeados pero de pie.
Resurgimiento sindical y neocorporativismo
informales. Sin embargo, reconocieron segmentado en Argentina (2003-2007)» en
a los representantes de los pobres in- Postdata No 13, 6/2008.
9. V. por ejemplo «La cgt y los movimientos
formales como interlocutores en mate- sociales acordaron unir sus reclamos contra el
ria de representación de una porción Gobierno» en La Nación, 7/9/2016.
11 Coyuntura
La centroderecha y el «cambio cultural» argentino
votar una ley que prohíbe tal aplica- Comunicación Audiovisual (afsca) y
ción. La ley que no permite aplicar el la Autoridad Federal de Tecnologías
«2x1» a crímenes de lesa humanidad de la Información y la Comunicación
obtuvo el voto de casi la totalidad de (aftic), respectivamente–. La afsca se
los bloques parlamentarios, incluido encargaba de otorgar las licencias de
el de Cambiemos, de donde partió el radio y televisión y de regular el mer-
proyecto. Poco después, en la provin- cado de los medios audiovisuales. Era
cia de Buenos Aires, el kirchnerista el ente de aplicación de la Ley de Me-
Frente para la Victoria (fpv) logró que dios, votada por el Congreso en 2010
el bloque provincial de Cambiemos y producto de un largo debate del que
aprobara una ley que obliga a hablar participaron actores del mundo aca-
de «dictadura cívico-militar», en démico y de la sociedad civil. Uno de
consonancia con lo que fijaba la me- sus objetivos principales era descon-
moria oficial de los últimos años del centrar la propiedad de los medios y
gobierno de Cristina Fernández de distribuir el espectro audiovisual en
Kirchner. La política de derechos hu- partes iguales entre el sector priva-
manos no pudo ser, hasta el momento, do, el estatal y el de la sociedad civil.
parte del cambio cultural y continúa Su implementación parcial, en el con-
el linaje de los últimos años que en- texto de la disputa entre el gobierno
tronca, no sin diferencias, con el de los kirchnerista y el grupo multimedios
primeros años de la democracia. Con- Clarín, poco tuvo que ver con el es-
tra las miradas que veían esa política píritu que le había dado impulso y
como un bien capturado de manera origen. Pero la supresión por decreto
facciosa, encuentra en la sociedad con- presidencial de la autoridad de aplica-
sensos transversales, más allá de las ción, una de las piezas fundamenta-
posiciones frente al ciclo kirchnerista10. les de la ley, estuvo lejos de resolver
las falencias de la política anterior.
En cambio, tuvieron menos durabili- En su lugar, se creó una nueva enti-
dad las políticas específicamente cul- dad reguladora, el Ente Nacional de
turales del ciclo político anterior y, en Comunicaciones, que dejó sin repre-
especial, las vinculadas a los medios sentación a las minorías parlamenta-
de comunicación. En efecto, a poco de rias e implicó un mayor control del
asumir el gobierno de Cambiemos, Poder Ejecutivo sobre el área. La ban-
se disolvieron por decreto los dos en- dera de la democratización fue rápi-
tes reguladores creados por la Ley de damente desechada y, en cambio,
Servicios de Comunicación Audiovi-
sual (conocida como Ley de Medios) 10. Remitimos en este punto al artículo escrito
y por la Ley de Telecomunicaciones por Pablo Semán al calor de las movilizaciones
contra el fallo de la Corte Suprema: «Derechos
aprobadas durante el kirchnerismo
humanos, contingencia y sobregiro» en Pana-
–la Autoridad Federal de Servicios de má Revista, 11/5/2017.
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Gabriel Vommaro
la preocupación central pasó a ser la parece ahora querer diluirse –al me-
modernización tecnológica y el incre- nos de manera comunicacional–, lo-
mento de la competencia de mercado gró tanto la cobertura nacional del
como soluciones a la concentración radicalismo como una llegada a cla-
mediática11. Es, en definitiva, en el ses medias urbanas no directamente
plano de la comunicación donde este identificadas con la centroderecha.
«cambio cultural» siguió el camino de
la normalización, que implicó la aper- Como había ocurrido en la ciudad de
tura regulada a la competencia extran- Buenos Aires, la identidad por oposi-
jera y el levantamiento de buena parte ción al kirchnerismo funcionó como
de las regulaciones que iban en con- fuerza aglutinadora que, hasta el mo-
tra de la concentración monopólica. mento, parece tener mucho para dar
en términos de rédito electoral. Pe-
■■ ¿Tendrá Argentina su partido ro con la adopción de la marca Cam-
de derecha con implantación biemos los líderes de pro, que son el
nacional? núcleo que toma las decisiones des-
de el gobierno, parecen haber acepta-
La debilidad política del gobierno de do también que no pueden, al mismo
Cambiemos reside, en buena parte, en tiempo, gobernar el país –es decir,
la desigual implantación de la princi- acordar con los actores realmente
pal fuerza de la coalición en todo el existentes– y proseguir la construc-
país. Construido desde la ciudad de ción de un partido nacional. Se trata,
Buenos Aires, pro estableció desde por ahora, de dar consistencia desde
el comienzo una estrategia de varios arriba al rechazo a un ciclo político
tiempos, que consistía en partir de un concluido en términos electorales, pe-
gobierno subnacional para construir ro ¿cómo acabar con su legado sin los
desde allí su presencia en los demás recursos políticos para hacerlo?
distritos. La sucesión de marcas po-
Por un lado, las negociaciones con go-
líticas que adoptó parece dar cuenta
bernadores de origen peronista pero
de esta estrategia. Al pasar de Com-
circunstanciales aliados, de quienes el
promiso para el Cambio a Propues-
gobierno obtuvo votos en el Congre-
ta Republicana, logró nacionalizarse
so, implicaron que cediera el control
utilizando –y luego absorbiendo– la
de algunos puestos claves en el nivel
implantación territorial que había cons-
provincial, vinculados a la gestión de
truido el partido Recrear, en buena
dependencias y programas de política
parte sobre la base de los vínculos con
pública nacionales, lo que al menos a
antiguos dirigentes de partidos libe-
rales y conservadores provinciales, así
11. Ver Martín Becerra: «Restauración: cambios
como del ala derecha del radicalismo. en las políticas de comunicación» en Épocas
Con Cambiemos, marca en la que pro No 2, 2016.
13 Coyuntura
La centroderecha y el «cambio cultural» argentino
corto plazo mantiene recursos políti- Es cierto que, como sostiene Marcelo
cos en manos de las fuerzas gobernan- Leiras13, en Argentina ningún partido
tes en cada distrito, sea cual fuere su es nacional, estrictamente hablando.
signo partidario12. Por otro lado, la ten- Todos deben lidiar con la complejidad
sión entre un partido dominante en el federal y se construyen más bien como
interior de la coalición Cambiemos con alianzas de elites subnacionales. Con
escasa presencia territorial más allá del el envión de sus triunfos electorales
centro del país (pro) y el integrante más y de sus figuras de alta popularidad,
tradicional de esa coalición (la ucr), mi- pro parecía encaminado a fagocitar-
noritario en la toma de decisiones en el se a buena parte del radicalismo. La
centro pero de gran presencia territo- resiliencia de ese partido centenario,
rial, actualiza la paradoja del gobierno en buena parte en virtud de sus re-
de Cambiemos: para afianzarse como sortes de gobierno a escala distrital,
vector de «cambio cultural» necesita de es un dato que no debe soslayar-
sus aliados, pero a menudo eso le im- se. La disputa por convertirse en el
pide crecer como fuerza política autó- partido de las clases medias urba-
noma. Parece lejana la perspectiva de nas y de las clases medias-altas rura-
que, con los recursos que da el gobier- les del siglo xxi sigue, así, abierta. El
no, pro pueda consolidarse como parti- gradualismo y el peso de los legados,
do a escala nacional, como hizo a partir aquí también, marcan el ritmo de las
de 2007 en la ciudad de Buenos Aires. transformaciones.
12. Diferentes ministerios (Trabajo, Desarrollo de Cambiemos no solo debió distribuir posi-
Social) y dependencias oficiales (Administra- ciones entre las fuerzas políticas que forman
ción Nacional de la Seguridad Social –anses–, parte de la coalición, sino que también aceptó
Programa de Atención Médica Integral –pami–) mantener cierto statu quo en provincias gober-
cuentan con oficinas en todas las provincias. nadas por otros partidos.
Tradicionalmente, la fuerza política gobernan- 13. M. Leiras: Todos los caballos del rey. La integra-
te designaba en esos lugares a referentes pro- ción de los partidos políticos y el gobierno democrá-
pios en cada distrito. En este caso, el gobierno tico de la Argentina, Prometeo, Buenos Aires, 2007.