Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Adulto
Adulto hace referencia a un organismo con una edad tal que ha alcanzado su pleno desarrollo
orgánico, incluyendo la capacidad de reproducirse. En el contexto humano el término tiene otras
connotaciones asociadas a aspectos sociales y legales. La adultez puede ser definida en
términos fisiológicos, psicológicos, legales, de carácter personal, o de posición social. La
adultez en Homo sapiens se divide en adultez temprana, que va de los 21-30 años, adultez
media, de los 30-65 años y la adultez tardía, de los 65 años en adelante.
Niño
La primera infancia, de los 0 a los 5 años de edad, representa una etapa decisiva en el
desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales y emotivas de cada niño, y es la etapa más
vulnerable del crecimiento puesto que es la etapa en la que los humanos muestran gran
dependencia, motivo por el cual requieren especial protección.
Psicología deportiva
{{fusionar|1=Psicología del deporte La psicología deportiva es el sector de
la psicología aplicada que estudia el comportamiento humano antes, durante y después de la
actividad deportiva en relación a la personalidad, a la motivación, a las tasas de ansiedad y de
agresividad, a las dinámicas de grupo en los deportes colectivos, porque el atleta experimenta
situaciones mentales extremas y correspondientes sensaciones impulsivas que no se
manifiestan en las actividades normales del deportista.
objetivos de la medicina deportiva
Misión orientadora: Determinar cuáles son las aptitudes físicas de una persona para guiarla
con programas de entrenamiento individuales con el fin de obtener un mejor desempeño
específico.
Misión Preventiva: Evitar cualquier lesión o enfermedad derivadas de una actividad física,
ayudando a mejorar la calidad de vida e incrementar el rendimiento físico.
Misión curativa: Atender aquellas lesiones ocasionadas por la práctica de algún deporte
aplicando determinadas terapias.
Capacidades adquiridas por un especialista en la medicina deportiva
. El especialista en esta área está habilitado para desempeñarse como médico de campo
apoyando a los entrenadores.
Las lesiones son la pesadilla de cualquier deportista de élite. Provocadas a través del contacto
con objetos, por el tipo de práctica (boxeo), la ejecución de ejercicios inadecuados para la edad del
deportista o por un mal calentamiento (Blasco, 1994). Son más frecuentes en deportistas con malas
estrategias de afrontamiento de estrés unidas a ciertas características de personalidad (Williams,
1991). La lesión implica: preocupación por el estado físico en que se quedará tras la recuperación;
miedo a que otro deportista ocupe un lugar caro en el equipo y el planteamiento de la continuidad o
el abandono del deporte. Pero también los practicantes ordinarios pueden -y suelen- verse afectados
por lesiones y otros tipos de trastornos, debido en numerosas ocasiones a una preparación inadecuada
o condiciones físicas poco apropiadas. Así los deportistas "de fin de semana", que durante el resto de
los días apenas ejercitan actividad física, se encuentran en sobrepeso, tienen unos hábitos alimenticios
poco recomendables, no calientan ni estiran antes de los partidos, tienen problemas de salud, o
realizan un tipo de ejercicio contraindicado para su edad o sus circunstancias, pueden sufrir toda una
gama de accidentes que van desde la lesión muscular hasta el infarto, pasando por las fracturas,
problemas sensoriales -visión, audición- y otras dolencias. Igualmente, aquellas personas de todo tipo
que llevan a cabo ejercicio físico y deporte al aire libre, corren determinados riesgos, como caídas,
accidentes de tráfico, enfriamientos, insolaciones, etc. Por todo ello, conviene tomar las precauciones
lógicas a fin de que la actividad física sea realmente beneficiosa y no tenga efectos secundarios no
deseados.
Efectos agudos producidos por la practica deportiva
el efecto agudo de una sesión, se ha investigado sobre poblaciones sanas y con diversas patologías, o con
experiencia en este tipo de conductas y sedentarias (King, Taylor, Haskell y DeBusk, 1989; O’Neil, 1989;
Barabasz, 1991; Toskovic, 2001; Annesi, 2002; Candel et al., 2008).
Algunas de las teorías que han intentado explicar este fenómeno se basan en la acción de hormonas como las
endorfinas, que pueden funcionar como analgésico, neutralizando procesos que generan sensaciones de dolor
y malestar. Otras, centran sus argumentos en la liberación de neurotransmisores implicados en las emociones,
como la dopamina o la noradrenalina (Salvador et al., 1995; Paffenbarger, Lee y Leung, 1994). No obstante, las
más subjetivas se basan en el aumento de la temperatura corporal o la teoría de la distracción como el origen de
las sensaciones de mayor bienestar (Arruza et al., 2008). En cualquier caso, como señala Morgan (1985), los
diferentes mecanismos tienen un alto grado de sinergia, no siendo excluyentes. Por otro lado, podemos señalar
que la optimización de los sistemas de neurotransmisión cerebral, a los que se asocia un mejor estado de ánimo,
tiene implicaciones en un mejor funcionamiento insulínico o cardiovascular, así como en el rendimiento cognitivo,
tanto en poblaciones clínicas como sanas (Cervilla y Prince, 2000; Flory, Manuck, Matthew y Muldoon, 2004;
Vázquez, Hervás, Rahona y Gómez, 2009; Latha y Jaya, 2010).