Você está na página 1de 3

Desarrollo estabilizador

(Milagro mexicano)
El desarrollo estabilizador o Milagro
mexicano fue un modelo económico utilizado
en México desde 1940 hasta 1970. Las
bases de este modelo radican en buscar la
estabilidad económica para lograr un
desarrollo económico continuo, la estabilidad
económica se refiere a mantener la
economía libre de topes como inflación,
déficit en la balanza de pagos,
devaluaciones y demás variables que logran
estabilidad macroeconómica. El periodo en
el que se manejó el modelo en la economía
nacional abarca los sexenios de Adolfo Ruiz
Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo
Díaz Ordaz.
A partir de 1940 México inicio una etapa llamada el milagro mexicano, esta etapa se caracterizó por
ser de un crecimiento sostenido y fue el cambio hacia la formación de una nación moderna e
industrializada.
En 1946, con el fin de la segunda guerra mundial las exportaciones de Estados Unidos hacia
México aumentaron considerablemente, teniendo como resultado un saldo desfavorable para el
Banco de México y sus divisas, generando un proceso de inflación. El gobierno de Miguel Alemán
buscó combatir la inflación mediante el incremento de la producción agrícola e industrial a través de
la sustitución de importaciones, modelo económico basado en poner limitaciones a las
importaciones y crear facilidades a la producción y venta de mercancía nacional.
Sin embargo hasta 1948 las importaciones siguieron creciendo al igual que la inflación, generando
un desequilibrio en la balanza de pagos de México. El gasto público fue destinado a lo largo del
sexenio a incentivar el crecimiento económico, a costa de reducir el gasto en bienestar social. Para
1950 la inflación no había decrecido, las grandes inversiones gubernamentales y el control de
salarios causaron que el mercado interno se estrechara y que la inflación aumentara.
Los principales objetivos planificadores fueron:
1. Elevar el nivel de vida de la población, sobre todo de los campesinos, obreros y ciertos
sectores de la clase media.
2. Continuar aumentando el ingreso nacional.
3. Acelerar el proceso de diversificación de actividades productivas en la economía.
4. Avanzar en el proceso de industrialización dando preferencia a las industrias básicas.
5. Lograr un desarrollo regional más equilibrado.
Algunas medidas que México optó durante este periodo, fueron:
 Devaluación del peso frente al dólar en 1954, con una nueva paridad de 12.50 pesos por
dólar.
 Aumento de créditos al sector privado.
 Se llevan a cabo políticas de “mexicanización” que demandaba la no inversión extranjera
 Se impulsa fuertemente la producción de bienes intermedios y se empieza a fomentar la
producción de bienes de capital.
 Se impulsan políticas proteccionistas
Crecimiento hacia afuera
La segunda guerra mundial dio un gran cambio al crecimiento de la economía mexicana ya que dio
un gran giro después de los siguientes años. De 1940 a 1956 se da en México un período de
crecimiento hacia afuera, basado en el dinamismo del sector primario. Esta política puede definirse
como crecimiento sin desarrollo, ya que el número de industrias del país aumentó, pero sin la base
sólida que es la libre competencia, que le permitiera desarrollarse económicamente. Durante el
mandato de Ávila Camacho (1940-1946) se observó una notable estabilidad política y un
crecimiento económico. Entre 1940 y 1945, el PIB creció a un ritmo de 7.4 % por ciento, índice
nunca antes alcanzado en la etapa postrevolucionaria.
Los regímenes presidenciales de Manuel Ávila Camacho y
Miguel Alemán Valdés proporcionaron los medios para
alentar el crecimiento económico, la consolidación del
mercado interno y la inserción de México en la economía
mundial. La actividad industrial registró un vigoroso
crecimiento. La tasa de crecimiento del PIB (Producto
Interno Bruto) alcanzó entre 1946 y 1952 un promedio anual
del 5.8 %, con un gran crecimiento que engrandeció en la
producción de la energía eléctrica y el petróleo y también de
la industria manufacturera y de construcción en todo México.
Crecimiento hacia adentro
De 1956 a 1976 la economía mexicana gira ciento ochenta grados, creciendo hacia adentro, vía la
sustitución de importaciones; es decir, México debía producir lo que consumía. La economía
mexicana estuvo basada en el dinamismo del sector industrial, contrayendo la estabilidad de
precios y ajustándose a los problemas productivos y financieros por los que pasó el país.
El crecimiento industrial en el período 1940 -1970 mantuvo un ritmo de crecimiento sostenido,
aunque basado en un mercado cautivo
que le proporcionaba la política
proteccionista diseñada por el Estado,
situación que trajo como consecuencia el
desarrollo de empresas sin competitividad
con el exterior, que les impidió
consolidarse a través de la exportación
hacia mercados extranjeros; condición que
impediría la creación de una verdadera
industrialización moderna e independiente
que contribuyera el desarrollo social del
México pos-revolucionario.

El papel de la política en el desarrollo estabilizador


En esencia el Desarrollo Estabilizador partía del hecho de que había una vicepresidencia
económica: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En la práctica, el Desarrollo Estabilizador
fue una división del trabajo entre el gobierno, por una parte y, por la otra, los empresarios, los
obreros (incluyendo maestros y burocracia) y los campesinos–a los banqueros–, se comprometían
a invertir, y mucho, y a cambio de ello tendrían utilidades considerables. El gobierno les daría el
apoyo necesario, incluyendo todo tipo de subsidios, para que así fuese. El sistema tributario no
gravaría en exceso a las utilidades de sus empresas y los intereses y los dividendos mantendrían
su carácter de ingreso personal anónimo para fines tributarios. La industrialización del país, que
llevarían a cabo fundamentalmente los particulares con el apoyo del sector público, se
desenvolvería, en el capítulo de las manufacturas, bajo un rígido sistema de protección (tarifas y
controles cuantitativos) frente a la competencia del exterior. A cambio de todo ello, los empresarios
se comprometían a dejar en manos del gobierno (en realidad en manos de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público) todo lo relacionado con la definición de la política económica y social y
ciertas actividades clave para el desarrollo nacional (i.e., energéticos). De surgir algún conflicto, se
resolvería en los corredores de Palacio Nacional (domicilio de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público). De no llegarse a un acuerdo, se acudiría al árbitro de última instancia, el Presidente de la
República.
Una clara y reveladora expresión de la política de gobierno en materia económica, fue la que se
precisó en un comunicado conjunto, de 1960, en el que los secretarios de Ortiz Mena, de
Hacienda, y Raúl Salinas, de Industria y Comercio, ofrecieron a los empresarios todo tipo de
garantías, incluyendo la que si sus empresas llegaran a quebrar, el Estado intervendría para
salvarlas.
A los propietarios agrícolas y
ganaderos en buena medida, pero
también, en alguna proporción, a
los campesinos (ejidatarios y
comuneros) organizados en la
Confederación Nacional
Campesina (CNC) se les ofrecía
confianza y garantías a la pequeña
(y a la no tan pequeña) propiedad,
precios de garantía, sistemas de
almacenamiento, crédito creciente
en términos razonables (con tasa
de interés subsidiada), extensas
tierras con agua asegurada
(distritos de riego), apoyos de todo tipo para mecanizar y tecnificar los cultivos. A cambio de ello,
los campesinos se comprometían a trabajar y mantener seguridad y paz social en el campo.
El gobierno hizo lo posible para que la estabilidad política y el crecimiento económico se apoyaran
mutuamente. La primera, al permitir sostener políticas de promoción a largo plazo y, el segundo, a
su vez, al hacer que la situación de todas las clases sociales tendiera a mejorar a pesar de las
desigualdades en la distribución del ingreso. La clave de ese logro, residió en el aprovechamiento
de una estructura, una tradición y un arte políticos que no estuvieron meramente al servicio de la
clase dominante, si bien promovieron con gran eficacia los intereses de ésta, y que se pudo
aparecer ante otras clases como capaces de velar también por sus intereses, aunque el proceso
económico, internacional e interno, hiciese que esto último fuese relativamente menos efectivos.

Você também pode gostar