Você está na página 1de 125

UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA LA

MOLINA

ESCUELA DE POSTGRADO EN FITOPATOLOGIA

TRABAJO DEL CURSO DE MICOLOGIA

HONGOS ENDÓFITOS

Presentado por:

Karen Lisbhet Palma More

Lima –Perú

2018
INTRODUCCION

El término endófito se conoce desde el siglo XIX y se usó inicialmente para agrupar
aquellos organismos fúngicos que viven dentro de las plantas (Léveillé, 1846; de Bary,
1866), pero el significado de este término ha variado acorde con el avance del
conocimiento en este campo (Wilson, 1995). En la actualidad existe algún grado de
concenso en aceptar a los endófitos como organismos que viven asintomáticamente
dentro de tejidos aéreos vegetales vivos (Carroll, 1986), e incluso en raíces pero
excluyendo los hongos productores de micorrizas (Saikkonen et al., 1998). Sin
embargo, el término puede cobijar tanto hongos saprófitos como hongos patógenos
latentes (Petrini, 1991). Estos últimos pueden producir síntomas sobre su hospedero
cuando el tejido en el que habitan se debilite o empiece a morir. Recientemente, Wilson
(1995) presenta a los organismos endófitos como hongos o bacterias que durante parte o
todo su ciclo de vida invaden tejidos vegetales vivos y causan infecciones asintomáticas
completamente dentro del tejido vegetal. Dado que algunas asociaciones micorríticas
deforman la raíz, permitiendo detectar los síntomas de su infección, ellas quedan
excluídas en esta definición. Es claro entonces que los organismos endófitos no son
solamente hongos ya que también existen bacterias endófitas (Wilson, 1995; revisado
por Chanway, 1996), pero el término podría extenderse para incluir grupos tales como
protistas e invertebrados que viven dentro del cuerpo vegetal, siempre y cuando sean
asintomáticos. En la actualidad la mayoría de los estudios están dirigidos
principalmente a los endosimbiontes fúngicos.
El término '' endófitos (griego: endon-dentro; phyton- planta) fue acuñado por primera
vez por de Bary (1886). Endófitos relación con la planta varía de simbiótica a patógena.
Los endófitos benefician planta huésped mediante la prevención de organismo patógeno
colonicen. Se ha clasificado en dos grupos principales (Clavicipitaceous y no
clavicipitaceous) basados en las diferencias en la evolución, taxonomía, plantas huésped
y funciones ecológicas. Clavicipitaceous son capaces de infectar sólo algunas especies
de gramíneas y no clavicipitaceous se encuentran en los tejidos asintomáticos de otras
plantas superiores (Rodríguez et al. 2008). Estimula el crecimiento de plantas, aumentar
la resistencia a las enfermedades, mejorar la capacidad de las plantas para resistir las
tensiones ambientales y reciclar nutrientes (Sturz et al. 2000). Los endofitos son una
fuente rica de metabolitos secundarios con una importancia múltiple (Strobel y Daisy
2003). En comparación con otros microorganismos endófitos, los hongos endófitos
producen un gran número de actividades secundarias (Zhang et al., 2006). Los endofitos
aislados de plantas medicinales poseen fuertes metabolitos fungicidas, bactericidas y
citotóxicos (Wang et al., 2007). Produce enzimas que se utilizan para diversas
aplicaciones, como la degradación y la biotransformación de compuestos orgánicos
(Firáková et al., 2007; Pimentel et al., 2011). Los derivados de los endófitos se usan en
aplicaciones biotecnológicas (Tomita 2003). Tiene una gran importancia en la ciencia
farmacéutica debido a sus actividades antimicrobianas, anticancerígenas y antivirales.
(Venkatesan Sudha 2016)

Un endófito es un bacteriana (incluyendo actinomiceto) o microorganismo fúngico, que


gasta la totalidad o parte de su ciclo de vida colonizar inter- y / o intra-celularmente el
interior de los tejidos sanos de la planta huésped típicamente sin causar aparente
síntomas de la enfermedad. La población endófitos de una especie varía de varios a
unos pocos cientos de cepas bacterianas y fúngicas. Los endófitos se pueden aislar de
tejidos vegetales ligeramente esterilizados y ser cultivados en agar nutritivo. La relación
entre el endófito y su planta huésped puede variar desde la fitopatología latente a la
simbiosis mutualista. Las condiciones ambientales en las que crece el huésped también
afectan a la población de endófitos, 11 y el perfil de endófitos puede estar más
diversificado en las zonas tropicales. (R. X. Tan * and W. X. Zou 2001)
Arnold et al. Aislaron 418 morfoespecies endófitas (se estimaron 347 taxones
genéticamente distintos) de 83 hojas sanas de Heisteria concinna y Ouratea lucens en
un bosque tropical de tierras bajas del centro de Panamá, y propusieron que los
endófitos tropicales podrían ser hiperdiversos con preferencia del hospedador y
heterogeneidad espacial. Además, se ha observado diversidad genotípica en especies de
endófitos individuales que se originan en coníferas y pastos. Por consiguiente, los
endófitos son supuestamente omnipresentes en el reino vegetal y la población depende
de la especie y la ubicación del huésped. (R. X. Tan * and W. X. Zou 2001)
1.- Distribución y biodiversidad
Se encontraron casi todas las especies de plantas vasculares examinados hasta la fecha
albergan bacterias y / o hongos endófitos. Además, también se ha registrado la
colonización de endófitos en algas marinas, 6,7 musgos y helechos 8,9. Como cuestión
de hecho, los endófitos son componentes importantes de la biodiversidad microbiana.
10 Comúnmente, varios cientos de especies de endófitos se puede aislar de una sola
planta, entre ellos, al menos una especie mostrando. (R. X. Tan * and W. X. Zou
2001)
1.1 DIVERSIDAD Y DISTRIBUCIÓN DE LOS HONGOS ENDÓFITOS
TROPICALES
1.1 .1 Especificidad.
Hay evidencia de la existencia de la simbiosis planta hongo endófito desde hace varias
decenas de millones de años (Carroll, 1995). Es probable que durante la evolución
biológica esta asociación se haya originado muchas veces independientemente, tanto en
los trópicos como en las zonas templadas. Considerando las diferencias climáticas y
biológicas entre estas regiones, es viable pensar que las tendencias de esta simbiosis
sean diferentes en cada uno de estos escenarios. Los pocos trabajos realizados en este
campo en los trópicos muestran algún tipo de evidencia respaldando el postulado
anterior. Se ha visto que la composición de especies endófitas es muy diferente entre la
zona templada y el trópico (Rodrigues y Petrini, 1997). Por ejemplo, uno de los taxones
endófitos más comunes en los trópicos es la familia Xylariaceae, grupo que también es
común en las zonas templadas pero como descomponedores de madera y no como
endófitos (Rodrigues y Samuels, 1990; Rodrigues, 1994; Petrini et al., 1995). También
parece que la especificidad de hospedero es menor en las zonas tropicales que en las
templadas, aunque los datos son muy escasos y fraccionarios aún. En un estudio
realizado con dos árboles tropicales, Bayman et al. (1998) no encontraron especificidad
de los hongos por el hospedero. Una posible explicación para este fenómeno es la gran
cantidad de especies de plantas y la baja frecuencia y gran espaciamiento que existe
entre los individuos de una misma especie en los bosques tropicales (Lodge et al.,
1996). En este escenario una alta especificidad entre los miembros de la simbiosis no
parece viable, pues la probabilidad de encuentro entre ellos sería baja (May, 1990;
Hammond, 1992; Lodge y Cantrell, 1995). Cabe mencionar, sin embargo, que en el
trópico podrían existir casos de especificidad entre hongos endosimbiontes y su
hospedero natural. Se destaca el reporte de algunos géneros de Coelomycetes en
Ecuador que parecen tener especificidad por su hospedero nativo (Fisher et al., 1995).
También se ha postulado a Phomopsis casuarinae como específico de Casuarina (Bose,
1947), aunque este reporte puede ser erróneo ya que se basa en observaciones de hifas
in vivo y no en aislamientos en el laboratorio (Bayman et al., 1998).
Un fenómeno que aparece registrado tanto para zonas tropicales como templadas, es el
de la especificidad de endosimbiontes por tejidos vegetales particulares. Esto ha sido
postulado para hongos xilariáceos en tejidos vegetales aéreos de árboles tropicales
(Laessøe y Lodge, 1994; Lodge et al., 1996), aunque en algunos casos la infección
aparentemente solo se verifica luego de la caída del órgano al suelo. En un estudio con
el árbol tropical Gynoxis oleifolia (Asteraceae), se observó que algunas especies de
endófitos eran exclusivas de la raíz, mientras que otras especies de hongos habitan la
corteza y las hojas (Fisher et al., 1995). Aunque en dicho estudio no se encontró
preferencia del hongo por sectores específicos de la hoja, en estudios realizados con
palmas tropicales se ha observado especificidad de algunos taxones endosimbiontes por
tejidos foliares particulares (Rodrigues y Samuels, 1990; Rodrigues, 1994). De otro
lado, esta preferencia de endosimbiontes por tejidos vegetales no es universal para las
plantas tropicales; en Puerto Rico, en orquídeas epífitas del género Lepanthes, no se
presentaron diferencias significativas entre los hongos endófitos de raíces y tallos
(Bayman et al., 1997). Una consecuencia de la discriminación fúngica por los tejidos
vegetales es que se evita el hacinamiento, ya que las comunidades de hongos endófitos
de plantas tropicales se caracterizan por poseer una gran cantidad de especies e
individuos y un patrón de distribución altamente agregado a una escala muy fina (Lodge
et al., 1996; Gamboa, 1998; Gamboa y Bayman, 2001). La especificidad de tejidos
permitiría una mejor repartición del recurso disponible, disminuyendo así la
competencia entre los endosimbiontes.
En realidad se sabe muy poco acerca de la distribución de los hongos endófitos en los
tejidos de un mismo órgano. Por ejemplo, es posible encontrar diferentes especies en
cada uno de los tejidos de una hoja: parénquima, haces vasculares, dermis, etc. Esta
preferencia por tejidos vegetales también podría interpretarse como la capacidad de
cada especie de usar ciertos substratos específicos (Rodrigues, 1994). El uso diferencial
de sustratos por parte de hongos endófitos ha sido comprobado, siendo tal repartición
bioquímica de recursos una estrategia viable para poder coexistir en un mismo órgano
(Carroll y Petrini, 1983).
Es poco lo que se puede concluir acerca de la especificidad del hospedero de los hongos
endófitos tropicales. La mayoría de los postulados actuales no son más que
especulaciones basadas en pocas observaciones. Un problema importante es el hecho
que muchos hongos endófitos aislados no pueden ser identificados, bien sea porque no
esporulan o no pueden ser indudablemente equiparados con especies descritas (Petrini et
al., 1995; Gamboa y Bayman, 2001). En taxones con amplios rangos de distribución y
taxonomía compleja, tales como Colletotrichum y Phomopsis, puede existir numerosas
cepas morfológicamente variables o incluso complejos de especies restringidas a un
número variable de hospederos (Gamboa, 1998; Gamboa-Gaitán et al., 2005a).
1.1.2 Los hongos endófitos en el ambiente tropical.
Otro aspecto que podría ser determinante en la estructuración de las comunidades
endófitas tropicales, es el de la heterogeneidad espacial de los bosques en dicha zona.
Los bosques tropicales presentan una mayor complejidad estructural que otros
ecosistemas, originando abundantes gradientes, microclimas y microhábitats tanto
horizontal como verticalmente. Esta compleja arquitectura del bosque puede ser un
factor importante para determinar y predecir la abundancia de organismos pequeños,
tales como artrópodos y microorganismos (revisado por Lodge y Cantrell, 1995). Es
común encontrar que las comunidades de hongos endófitos y epífitos varían con los
estratos dentro del dosel, especialmente en la parte más alta. Varios trabajos sugieren
que existen diferencias en la composición vertical de las comunidades de endófitos y
epífitos en diferentes especies arbóreas del mismo bosque (Cowley, 1970; Lodge et al.,
1996; Gamboa, 1998). Concomitante con el aporte que la heterogeneidad espacial da a
la diversidad de comunidades endófitas, se espera que también exista un efecto de los
factores que propician cambios temporales, es decir, sucesionales en tales comunidades.
Este es un aspecto que no se ha reportado en ninguna planta tropical hasta la fecha. Solo
cambios temporales en otros gremios de hongos (tales como descomponedores y
micorrizas), han sido reportados hasta el momento, siendo evidente su importancia en
aspectos como el destino de los nutrientes en el ecosistema (revisado por Lodge y
Cantrell, 1995). Los taxones vegetales tropicales en los que se han estudiado los hongos
endosimbiontes son palmas (Rodrigues, 1994; Rodrigues, 1996; Southcott y Johnson,
1997; Mariano et al., 1997), orquídeas y otras epífitas (Bermudes y Benzing, 1989;
Richardson et al., 1993; Richardson y Currah, 1995; Bayman et al., 1997; Otero et al.,
2002), Sapotaceae (Lodge et al., 1996; Bayman et al., 1998), Fabaceae (Pereira et al.,
1993), Casuarinaceae (Bose, 1947; Bayman et al., 1998), Ochnaceae, Olacaceae
(Arnold et al., 2000), Asteraceae (Fisher et al., 1995), Anacardiaceae (Rodrigues y
Samuels, 1999), Meliaceae (Lassøe y Lodge, 1994, Gamboa y Bayman, 2001),
Rubiaceae (Santamaría y Bayman, 2005), Magnoliaceae y Sterculiaceae (Arnold y
Lutzoni, 2003, Arnold et al., 2003). Sin embargo, el número de especies vegetales
estudiadas en cada familia es bajo, por lo que el trabajo que falta por hacer tan solo en el
campo de catalogación e inventario de endosimbiontes tropicales es considerable (Tabla
1). Recientemente se ha intentado esclarecer el misterio de dónde se encuentra la
inmensa cantidad de hongos que falta por describir, y se cree que muchos de ellos se
encuentran asociados a plantas y líquenes tropicales (Hawksworth y Rossman, 1997).

2.- Origen y Evolución


Algunos fitopatógenos en el ambiente son de origen endófitos. Muchos hongos
endófitos inocuos son fitopatógenos quiescentes que puede causar síntomas infecciosos
cuando la planta huésped es envejecida y / o estresada. Por otro lado, durante el largo
co-evolución del fitopatógeno y su planta huésped, un mutante de endófitos puede
resultar de antagonismo equilibrado y / o mutación del gen. Una investigación más
exhaustiva condujo al desarrollo de la hipótesis de que la interacción endófito-huésped
podría ser un antagonista de patógeno-huésped equilibrado. Freeman y Rodríguez
(1993) encontraron que un mutante endófito no patógeno de origen natural se desarrolló
a partir de la mutación de un único locus en el genoma del tipo salvaje Colletotrichum
magna, un patógeno que causa antracnosis en plantas de cucurbitáceas. Este mutante es
capaz de crecer sistémicamente dentro de la planta huésped sin síntomas patogénicos,
pero conservando los niveles naturales de esporulación in vitro, adhesión de esporas,
formación de apresorios, infección y especificidad del huésped. (R. X. Tan * and W.
X. Zou 2001).
Dispersión y transmisión de endófitos.
La transmisión por semilla no ha sido demostrada en especies tropicales, a pesar de
haberse encontrado hongos endófitos xilariáceos en semillas de algunas especies
(Lassøe y Lodge, 1994; Bayman et al., 1998). Dicha transmisión es uno de los
requisitos postulados para que exista un verdadero mutualismo entre la planta y sus
endófitos (Carroll, 1988). Sin embargo, este mismo autor plantea como alternativa a la
transmisión por semilla, una eficiente dispersión horizontal. Existen posibles vectores
horizontales en los bosques tropicales, tanto bióticos (fitófagos por ejemplo), como
abióticos (agua, viento), los cuales no han sido estudiados al respecto.

3.- Funciones fisiológicas y ecológicas


Endófitos que colonizan los tejidos vegetales en el interior por lo general obtener la
nutrición y la protección de la planta huésped. A cambio, confieren profundamente
mejorada aptitud física a las plantas huésped mediante la producción de ciertos
metabolitos funcionales. (R. X. Tan * and W. X. Zou 2001).
Los hongos endófitos podrían constituir un buen modelo para estudiar la ecología de
comunidades microbianas. Varios estudios muestran que dichas comunidades presentan
un patrón de agrupamiento a una escala muy fina, con gran cantidad de especies e
individuos (Lodge et al., 1996, Bayman et al., 1998, Gamboa y Bayman, 2001). Se ha
mostrado que las comunidades de hongos, incluídas las de endófitos, siguen una
distribución log-normal (pocas especies abundantes y muchas especies raras; Polishook
et al., 1996; Lodge et al., 1996; Gamboa, 1998) al igual que sucede con las
comunidades de macroorganismos. Estas características, asociadas a lo relativamente
fácil que es su muestreo y cultivo en el laboratorio, hacen de este grupo un buen modelo
para estudios ecológicos y de biodiversidad, especialmente de microorganismos. La
diversidad de organismos fúngicos es un componente muy importante para poder
establecer un inventario biológico global. Actualmente existe muy buena evidencia a
favor del importante papel de las plantas tropicales como reservorio de numerosas
especies de hongos (Hawksworth y Rossman, 1997). Sin embargo, los hongos endófitos
tropicales han sido constantemente ignorados, por lo que el número de especies
postulado más conocido en la literatura (1.5 millones, Hawksworth, 1991),
probablemente subestima el verdadero número de especies (Gamboa, 1998; Fröhlich y
Hyde 1999; Arnold et al., 2000; Hawksworth, 2000; Gamboa et al., 2002).

3.1 La promoción del crecimiento de la planta huésped


Las plantas infectadas con endofitos a menudo crecen más rápido que las no infectadas.
Este efecto se debe, a la producción de fitohormonas de los endófitos, como el ácido
indol-3-acético (IAA), citocinas y otras sustancias promotoras del crecimiento vegetal,
debido a que los endofitos podrían haber mejorado la absorción de elementos
nutricionales los hospedantes como nitrógeno y fósforo. (R. X. Tan * and W. X. Zou
2001)

3.2 Mejora de la capacidad de adaptación ecológica de los hospedantes


Ciertos endófitos mejoran la adaptabilidad ecológica de los hospedadores mejorando su
tolerancia al estrés ambiental y la resistencia a fitopatógenos y / o herbívoros, incluidos
algunos insectos se alimentan de la planta huésped. Infeccioso endófito los pastos
generalmente poseen una mayor tolerancia a la sequía y toxicidad de aluminio.
Además, algunos endófitos son capaces de proporcionar la planta huésped con la
protección contra algunos nematodos, mamífero y los insectos herbívoros así como
bacterias y hongos patógenos. Algunos endófitos son capaces de aumentar los efectos
alelopáticos de los anfitriones en otras especies co-crece cerca, por lo general siendo
competidor (s) para la nutrición y el espacio. Esta podría ser la razón por la cual algunas
plantas con endófitos especiales suelen ser lo suficientemente competitivo para
convertirse en especies dominantes en campos de sucesión. (R. X. Tan * and W. X.
Zou 2001)

4.- Propiedades biológicas de endófitos Hongos

Produce enzimas que se utilizan para diversas aplicaciones, como la degradación y la


biotransformación de compuestos orgánicos. Los derivados de los endófitos se usan en
aplicaciones biotecnológicas. Tiene una gran importancia en la ciencia farmacéutica
debido a sus actividades antimicrobianas, anticancerígenas y antivirales. (Venkatesan
Sudha 2016)

4.1 Actividad contra el cáncer

El taxol es un diterpenoide que se usa ampliamente como medicamento contra el cáncer.


Primero fue aislado de la corteza del tejo occidental, Taxus brevifolia. Durante la
división celular, el taxol evita la despolimerización de la tubulina. La producción de
taxol de diferentes géneros de endófitos por fermentación es un método más económico.
El fármaco anticancerígeno, taxol, se ha encontrado en muchos géneros de hongos
endófitos (Alternaria, Fusarium, Monochaetia, Pestalotia, Pestalotiopsis, Pithomyces y
Taxomyces). Pandi et al. (2011) informaron que el taxol aislado de Lasiodiplodia
theobromae mostró actividad contra la línea celular de cáncer de mama. El alternariol 9-
metil-éter es una micotoxina importante producida por hongos del género Alternaria.
Puede inducir apoptosis mitocondrial en células de carcinoma de colon humano e
inducir roturas de cadenas de ADN, micronúcleos y mutaciones genéticas en diversas
células cultivadas de mamíferos. Giridharan et al. (2012) informaron que la
esclerotiorina aislada de Cephalotheca faveolata mostró actividad antiproliferativa
contra las células cancerígenas y también induce la apoptosis en las células de cáncer de
colon. Los extractos de endófitos, Fusarium sp. Y Aspergillus fumigatus exhibieron
actividad inhibitoria contra las líneas celulares de cáncer de cuello uterino HeLa. El
hongo endofitos, A. terreus, mostró un efecto citotóxico contra la línea celular de cáncer
HepG2. Los compuestos de policétidos producidos por Phoma sp., Tenían una alta
actividad inhibidora contra las células de la leucemia murina. La actividad
anticancerígena se notó en el extracto de acetato de etilo de Alternaria alternata contra
las líneas celulares de cáncer de mama humano y también mostró una buena
citotoxicidad (Arivudainambi et al., 2014). Chen et al (2015) informaron que las
citocalasinas de hongos endofíticos, Phoma mutirostrata exhibieron actividad
anticancerígena moderada contra SMMC-7721 (línea celular de carcinoma
hepatocelular), SK-BR-3 (línea celular de cáncer de mama), PANC-1 (línea celular de
cáncer de páncreas), HL-60 (línea celular de leucemia mieloide humana) y A-549 (línea
celular de cáncer de pulmón). (Venkatesan Sudha 2016)

4.2 Actividad antimicrobiana


El aislamiento de nuevos metabolitos secundarios de los endófitos es un campo de
investigación progresivo (Huang et al., 2008). Los hongos endófitos tales como
Phaeosphaeria avenaria, Leptosphaeria sp., Fusarium sp., P. chrysanthemicola,
Cladosporium sp., Cylindrocarpon sp., Saussurea involucrata, Fusarium solani,
Cordyceps memorabilis, P. longicolla y Dothideomycete sp., Tienen actividad
antimicrobiana contra bacterias y hongos patógenos humanos tales como Micrococcus
luteus, Enterococus shirae, Escherichia coli, Klebsiella pneumonia, Bacillus subtilis,
Staphylococcus aureus, Shigella flexneri, S. epidermidis, Candida tropicalis, C.
albicans, Cryptococcus neoformans, A. fumigatus y Salmonella typhi . Los Phomopsis
sp., manifesto actividad antimicrobiana contra E. coli, K. pneumoniae, B. subtilis, M.
luteus y C. albicans. Silva et al. (2011) informaron que los metabolitos secundarios de
A. niger, Curvularia pallescens, Guignardia bidwelii, Paecilomyces variotii y Mycelia
sterilia mostraron actividad antibacteriana contra S. aureus, B. subtilis, Enterococcus
faecalis, M. luteus, E. coli y Pseudomonas aeruginosa. Gibberella sp., Exhibió la
actividad antimicrobiana contra S. aureus y C. neoformans. Los extractos de
Colletotrichum gloeosporioides y Chaetomium globosum presentaron actividad
antimicrobiana contra Mycobacterium tuberculosis, Gordonia terrae, S. aureus y E. coli
. Los extractos aislados de C. gloeosporioides mostraron actividad antimicrobiana
contra Streptococcus pyogenes y Enteroccocus faecalis. El extracto de Diaporthe
arengae mostró actividad antimicrobiana contra S. aureus y B. subtilis .La investigación
anterior muestra claramente que los compuestos derivados de hongos endófitos se están
utilizando en el desarrollo de fármacos antimicrobianos. (Venkatesan Sudha 2016)
4.3 Actividad insecticida
Los hongos endófitos pueden proteger a sus plantas hospedadoras de patógenos y
plagas. Los endófitos foliares pueden reducir la herbivoría produciendo alcaloides que
son tóxicos para los insectos y vertebrados. Los hongos endófitos (Acremonium
coenophialum) exhibieron actividad insecticida contra áfidos (Rhopalosiphum padi,
Schizaphis graminum) y Oncopeltus fasciatus. Los diferentes géneros de hongos
entomopatógenos de Acremonium, Beauveria, Cladosporium, Clonostachys y
Paecilomyces; se aislaron de las plantas de café, entre ellas B. bassiana y Clonostachys
rosea fueron patógenas para el barrenador de la baya de café. B. bassiana se encontró
que controlaba los insectos perforadores en plántulas de café. Baskar et al. (2012)
indicaron que B. bassiana aislada de Puleny exhibió actividades inhibidoras del
crecimiento y larvicidas contra Spodoptera litura. Los hongos endófitos Claviceps
purpurea poseen una actividad insecticida significativa contra A. gossypii.
Senthilkumar et al. (2014) informaron que los fitoquímicos como el ácido dodecanoico,
el éster etílico, el ácido ftálico y el octil-2-pentil éster aislados de Phomopsis sp. Se usan
como insecticida. El Cladosporium oxysporum mostró actividad insecticida contra A.
fabae. Los extractos de Emericella nidulans, A. oryzae, A. tamarii y A. versicolor se
aplicaron sobre larvas de S. litura y encontraron que todos los hongos mostraron
actividad insecticida; notablemente A. versicolor mostró actividad insecticida máxima.
(Venkatesan Sudha 2016)
4.4 Estimulante de crecimiento vegetal
Muchos endófitos son capaces de solubilizar fosfato, potenciar la absorción de fósforo
(P), fijación de nitrógeno, producción de sideróforos y hormonas vegetales como
auxinas, abscisas, etileno, giberelinas y ácido indólico (IAA), que son importantes para
las regulaciones de crecimiento de plantas. El ácido giberélico (GA) es una fitohormona
potente que regula el crecimiento de las plantas. El hongo endófito Cladosporium
sphaerospermum de la planta, Glycine max (L) Merr. producio GA3, GA4 y GA7.
Indujo el crecimiento de las plantas en arroz y soja. Un análogo de pestalotina aislado
de Pestalotiopsis microspora produjo una actividad de giberelina significativa contra las
semillas de Distylium chinense e incrementó la tasa de germinación (85.56%). Los
derivados de Fusarium tricinctum y A. alternata del ácido indol acético mejoraron el
crecimiento de la planta. (Venkatesan Sudha 2016)
4.5 Protección de cultivos
Los hongos endofíticos también son capaces de inducir resistencia a las
enfermedades, y se han propuesto muchos mecanismos para esta resistencia. Los
mecanismos de resistencia inducida por endófitos se relacionan con el estado nutricional
del huésped y aumentan la aptitud de las plantas al aumentar su tolerancia al estrés
abiótico (Aguilar y Barea 1996). Hongos endofíticos Cryptosporiopsis cf. quercina y
Colletotrichum sp., se encuentran eficaces contra fitopatógenos tales como Rhizoctonia
cerealis, Phytophthora capsici, Pyricularia oryzae, Gaeumannomyces graminis.
(Venkatesan Sudha 2016)

5.- Clasificación de los hongos Endófitos


Dentro del subreino Dikarya se encuentran las divisiones taxonómicas (phyla)
Ascomycota y Basidiomycota [Lutzoni et al., 2004; James et al., 2006], en las
cuales se reconocen dos grandes grupos de hongos endófitos : los
clavicipitáceos (Clavicipetaceae) que colonizan mayoritariamente a los pastos
de manera sistémica, y los no clavicipitáceos que colonizan a todos los demás
linajes de plantas mediante una colonización horizontal localizada dentro de los
tejidos vegetales [Faeth y Fagan, 2002; Rodríguez et al., 2009].
Los hongos endifotos clavicipitáceos pertenecen a la clase Sordariomycetes del
phylum Ascomycota. Por su parte los hongos endofitos no clavicipitáceos (cuya
colonización no es sistémica) pertenecen a diversas clases, órdenes y familia
de hongos y representan una gran diversidad de especies, la mayoría de las
cuales también se encuentran dentro de los Ascomicetos y una minoría dentro
de los Basidiomicetos [Rodríguez et al., 2009].
En general, dos grupos principales de hongos endofíticos han sido reconocidos
previamente, lo que refleja las diferencias en la relación evolutiva, taxonomía,
hospedadores de plantas y funciones ecológicas: los endófitos clavicipíticos
(endofitos C), que infectan algunas gramíneas; y los endófitos no clavicípidos
(NC-endófitos), que pueden recuperarse de tejidos asintomáticos de plantas no
vasculares, helechos y aliados, coníferas y angiospermas. Hasta la fecha, la
mayoría de las revisiones se han centrado solo en C-endófitos o han
examinado endofitos C y NC juntos, a menudo tratando endofitos NC con
historias de vida distintivas como un único grupo. Este sesgo es parcialmente el
resultado de los impactos agrícolas significativos de los endofitos C y la falta de
conocimiento sobre la importancia ecológica de los endófitos NC. Sin embargo,
los endofitos NC son hongos muy diversos que representan tres grupos
funcionales distintos basados en una serie de características del ciclo de vida y
su importancia ecológica. Los endofitos C (en adelante, endófitos de clase 1)
representan un pequeño número de especies clavicípicas relacionadas
filogenéticamente que son exigentes en cultivo y se limitan a algunas
gramíneas de estación fría y cálida (Bischoff y White, 2005). Típicamente, estos
endófitos ocurren dentro de brotes de plantas, donde forman infecciones
intercelulares sistémicas. Clay y Schardl (2002) reconocieron tres tipos de
endófitos clavicipíticos, que van desde las especies sintomáticas y patogénicas
(Tipo I) a la interacción mixta y los endófitos asintomáticos (Tipos II y III,
respectivamente). En esta revisión discutimos los tres tipos de endofitos C con
un enfoque en los endófitos C tipo III, porque ellos, al igual que los endofitos
NC tratados aquí, crecen dentro de los tejidos de las plantas sin manifestar
síntomas de la enfermedad. La transmisión de los endófitos de clase 1 es
principalmente vertical, con plantas madres que transmiten hongos a las
progenies a través de infecciones de semillas (Saikkonen et al., 2002). Las
plantas colonizadas generalmente albergan un aislado / genotipo fúngico
dominante (Wille et al., 1999). Los endófitos de clase 1 frecuentemente
aumentan la biomasa de la planta, confieren tolerancia a la sequía y producen
productos químicos que son tóxicos para los animales y reducen la herbivoría
(Clay, 1988). Sin embargo, los beneficios conferidos por estos hongos parecen
depender de la especie huésped, el genotipo del hospedador y las condiciones
ambientales NC-endófitos se pueden diferenciar en tres clases funcionales
basados en patrones de colonización del huésped, mecanismo de transmisión
entre generaciones de acogida, en planta los niveles de biodiversidad y función
ecológica. Aunque las tres clases tienen rangos de huéspedes amplios, Clase 2
endófitos pueden crecer en ambos tejidos por encima y por debajo de la tierra.
Por el contrario, la clase 3 y 4 endófitos están restringidos a los tejidos y raíces
por encima del suelo, respectivamente. La colonización de los tejidos del
huésped también difiere: Clase 3 endófitos forman infecciones muy localizadas,
mientras que los endófitos de Clase 2 y 4 son capaces de extensa colonización
de tejidos. En general, la diversidad de la clase 2 (Rodríguez et al., 2008)
endófitos en plantas hospedadoras individuales es bastante limitado, mientras
que la diversidad de la clase 3 endófitos dentro de una planta o tejido huésped
pueden ser extremadamente alta (por ejemplo> 20 especies registradas a partir
de una sola hoja tropical; Arnold et al., 2003). La diversidad de la clase 4
endófitos dentro de las plantas individuales no ha sido suficientemente
evaluada. Diferencias en in planta biodiversidad de endófitos de clase 2 y 3
puede reflejar diferencias en los patrones de colonización y de transmisión
principal: aunque los miembros de ambas clases son transmitidos
horizontalmente, Clase 2 endófitos también se transmiten verticalmente a
través de semillas o rizomas.

5.1 Endófitos Clavicipitaceous (clase 1)


Los endófitos clavicipíticos de las gramíneas fueron notados por primera vez
por investigadores europeos a finales del siglo XIX en semillas de Lolium
temulentum, Lolium arvense, Lolium linicolum y Lolium remotum.
5.1.1 Orígenes evolutivos
Las Clavicipitaceae (Hypocreales; Ascomycota) incluyen especies freeliving y
simbióticas asociadas con insectos y hongos (por ejemplo, Cordyceps spp.) O
hierbas, juncos y juncias (por ejemplo, Balansia spp., Epichloë spp. Y Claviceps
spp.) (Bacon y White, 2000) . La familia se deriva relativamente dentro de los
Hypocreales (Spatafora & Blackwell, 1993; Rehner & Samuels, 1995; Spatafora
et al., 2007), un linaje muy conocido por patógenos de plantas, saprótrofos y
endófitos, muchos de los cuales producen compuestos bioactivos. Las
especies que habitan en el suelo, que incluyen algunos de los taxones más
extendidos geográficamente en el grupo, se ubican particularmente en árboles
filogenéticos basados en datos de secuencias moleculares (Spatafora et al.,
2007), sugiriendo que el saprobismo era común entre los primeros miembros
de la familia.
Las endófitas descendientes de patógenos de insectos probablemente no
poseen enzimas o toxinas para matar o degradar los tejidos vegetales, de
modo que los mecanismos de defensa de las plantas no limitarían su
colonización. Los estudios de uso de nutrientes sugieren que la evolución de
biotrofia y endofitismo en este grupo implicó (1) reducción de capacidades
enzimáticas, (2) aumento de la dependencia de la planta huésped para
proporcionar nutrientes para el crecimiento, y (3) un aumento aparente en la
producción de metabolitos secundarios beneficiosos en la simbiosis (p. ej.,
alcaloides del cornezuelo, Torres et al., 2007a). La derivación de C endofitos de
patógenos de insectos puede explicar en parte por qué son expertos en la
producción de toxinas que afectan a insectos y otros animales: es probable que
el arsenal químico utilizado por taxones de vida libre como Cordyceps, que es
eficaz para matar y degradar insectos, es similar o comparte precursores
principales con los utilizados por los endófitos ahora ampliamente difundidos en
los pastos.

6 Interacciones Planta-Endophyte
La relación entre los hongos endófitos y su planta hospedera puede ir desde el
mutualismo hasta la patogénesis. En estas relaciones ambos organismos
producen metabolitos secundarios potencialmente tóxicos. El hongo endófito
produce factores de virulencia, como exoenzimas y metabolitos fitotóxicos,
mientras que la planta produce defensas, tanto mecánicas como bioquímicas.
En consecuencia, para que ambos organismos coexistan se establece entre
ellos una relación de antagonismo balanceado, que depende de la virulencia
del hongo y de las defensas de la planta, las cuales varían y son influenciadas
por los factores ambientales y por la etapa de desarrollo de ambos organismos.
Cuando los factores de virulencia del hongo y las defensas de la planta están
en equilibrio se establece una relación endofítica y, por el contrario, cuando se
presenta la senescencia del hospedero o se encuentra bajo estrés, el balance
se torna a favor del hongo y éste se expresa como patógeno, presentándose
los síntomas de enfermedad. (Rosa Elvira Sánchez-Fernández 2013)
6.1 NATURALEZA DE LA INTERACCIÓN PLANTA HONGO ENDÓFITO
La hipótesis mutualista. ¿Cómo saber si una relación entre una planta y un
hongo endófito es mutualista? En tal situación la eficiencia (capacidad de
sobrevivir y reproducirse), de cada uno de los miembros debería ser mayor
cuando están asociados que cuando están viviendo libremente. Sin embargo,
esto no es fácil de probar, dado que en algunos casos el componente fúngico
de esta simbiosis no vive o es difícil de encontrar libre en la naturaleza.
Algunos pastos y hogos endófitos de las zonas templadas constituyen un
modelo ampliamente estudiado, del cual proviene la mayor evidencia para
postular que esta relación es mutualista. Los estudios pioneros son de la zona
templada y sirven como marco de referencia, siendo citas obligadas en este
campo los trabajos de Cheplick y Clay (1988), Clay (1988, 1990), Clay et al.
(1985; 1993) y Johnson et al. (1985). Otros estudios han usado árboles de la
zona templada (Quercus spp. y Pinus spp.), pero en ellos no se encontró
evidencia de protección contra herbivoría por parte
del hongo (Gaylord et al., 1996; Hata y Futai, 1995). El efecto protector de los
endófitos sobre pastos de la zona templada, ha sido reportado por Johnson et
al. (1985) y Clay et al. (1985), quienes usaron como herbívoros especies de
áfidos y larvas de mariposa, respectivamente. En ambos casos, la mortalidad
del herbívoro fue mayor cuando se alimentaba de plantas infectadas, aunque
se pudieron detectar efectos variados de acuerdo a la combinación áfido planta
(Johnson et al., 1985). También se han postulado otros beneficios para la
planta hospedera de endófitos, como el aumento en el crecimiento de las
plantas infectadas aun en ausencia de herbivoría (Clay, 1988) y una mayor
resistencia a hongos patógenos (Christensen y Latch, 1991). Aunque los
estudios demuestran claramente que los endófitos causan efectos negativos en
los herbívoros (Clay et al., 1993; Johnson et al., 1985), siendo de aceptación
general el postulado de un mutualismo basado en la defensa contra herbivoría
(Clay, 1988), recientemente se ha cuestionado la significancia de estos
hallazgos en sistemas naturales (Saikkonen et al., 1998). Es común que los
ensayos realizados usen especies introducidas y/o que rara vez interactúan en
condiciones naturales. Por ejemplo, Clay et al. (1993) reportan baja biomasa y
alta mortalidad en espodóptera (Spodoptera frugiperda) cuando fueron
alimentadas con festuca (Festuca arundinacea) infectada con hongos endófitos
(Acremonium spp.).
Festuca es un pasto del viejo mundo introducido en Norteamérica, mientras
que espodóptera es un insecto nativo que raras veces forrajea en pastos, por lo
cual tiene poca probabilidad de encuentro con festuca. Así las cosas, no hay
evidencia que el resultado benéfico hallado en este sistema sea producto de
coevolución mediada por un beneficio defensivo, ni que sea importante en la
naturaleza (Saikkonen et al., 1998). El estudio más impactante en especies
tropicales es el de Arnold et al. (2003), donde se detectó un antagonismo entre
hongos endófitos naturales y agentes patógenos del cacao. Estos autores
encontraron una relación inversa entre la frecuencia de los endófitos y la de los
patógenos.
6.1 .1 Latencia.
Esta se define como el periodo comprendido entre el momento en que un
patógeno penetra la planta y el momento en que comienza la relación
parasítica (Verhoeff, 1994). Según dicha definición la latencia se refiere a
infecciones dormantes, asintomáticas, pudiéndose considerar a los
microorganismos en tal situación como endófitos temporales. Muchos de los
trabajos con latencia versan sobre frutas tropicales, como banano, plátano,
mango y aguacate (Verhoeff, 1994), donde es muy común encontrar
infecciones latentes de muchos microorganismos potencialmente dañinos como
Colletotrichum gloeosporoides. Esta etapa latente es seguida por una infección
activa cuando el fruto madura, lo que produce antracnosis, que es una de las
infecciones más importantes en estas frutas (Dodd et al., 1992). Detectar el
microorganismo en su estapa asintomática permitirá prevenir pérdidas
económicas, de ahí la importancia de los estudios en este grupo. Otro caso
importante de endófitos, latencia y cultivos, se encuentra en las infecciones
asintomáticas por Fusarium moniliforme en maíz. Este hongo causa pudrición
de granos, raíces, tallos y plántulas, además de producir cinco tipos de toxinas
(Bacon y Hinton, 1996). Tales toxinas se han implicado en la producción de
cáncer de esófago en Suráfrica (Rheeder et al., 1992). Existe evidencia que F.
moniliforme puede ser más común como endófito que como patógeno en zonas
templadas y tropicales. En un estudio realizado en zona templada, por ejemplo,
se aisló Fusarium de todos los órganos de todas las plantas muestreadas y se
obtuvieron dos o más cepas de la mayoría de las plantas (Kedera et al., 1994).
Así mismo, en un estudio en Nigeria, la mayoría de granos sanos y plántulas
asintomáticas de maíz presentaron F. moniliforme como endófito (Thomas y
Buddenhagen, 1980). En las infecciones asintomáticas en maíz, las hifas
crecen intercelularmente, mientras que en las patógenas el crecimiento es
además intracelular (Bacon y Hinton, 1996). Dado que hay crecimiento activo
del hongo, puede haber producción de micotoxinas también. Esto sugiere que
puede existir contaminación por estas toxinas en el maíz y sus derivados sin
que haya evidencia de infección fúngica. Se sugiere que los programas de
mejoramiento del maíz, que se enfocan particularmente hacia las
enfermedades visibles causadas por Fusarium, se dirijan también hacia las
infecciones endófitas (Bacon y Hinton, 1996). Desafortunadamente, ni los
trabajos de latencia en Colletotrichum ni los de Fusarium en maíz han sido
integrados en la literatura de hongos endófitos. Los únicos trabajos abordados
y citados en cultivos, son los realizados en pastos.
6.1.2 Efectos fisiológicos en el hospedero.
Los hongos son microorganismos con gran capacidad de influir el destino y la
disponibilidad de los nutrientes en un ecosistema (Lodge y Cantrell, 1995), por
lo que es viable pensar que su presencia tenga repercusiones fisiológicas en el
hospedero. Por ejemplo, las especies de endófitos pueden afectar
diferencialmente la tasa de uso de fotosintatos, ya que las especies varían en
sus requerimientos y preferencias nutritivas. Esto podría afectar al hospedero,
al inducir agotamiento de ciertos productos y/o acumulación de otros, de
acuerdo con la presencia y/o dominancia de ciertos endófitos. Nuestros
estudios indican que los hongos endófitos no afectan la tasa fotosintética de
sus hospederos naturales en el estadío de plántula (Gamboa-Gaitán et al.,
2005b), aunque recientemente se reporta el efecto negativo de los endófitos en
plantas tropicales de interés comercial (Rodrigues-Costa et al., 2000). Una
reciente publicación en cebada, reporta el aumento de la tolerancia al estrés
salino y de la resistencia a enfermedades por parte de la planta gracias a la
presencia de un endófito de raíz (Waller et al., 2005). De otra parte, los hongos
endófitos también producen metabolitos secundarios que pueden proteger la
planta contra herbívoros (Clay et al., 1985; Clay, 1988). Si el recambio
espaciotemporal de especies endófitas modifica la calidad y/o cantidad de tales
metabolitos, entonces es posible que el hospedero tenga fluctuaciones
temporales en la sensibilidad a herbívoros. La importancia de este aspecto es
innegable, al menos para la planta.
Desafortunadamente, no se sabe si la producción de toxinas in vivo alcanza
cantidades fisiológicamente activas (Lodge et al., 1996), por lo que en este
campo hay más especulaciones que datos reales, especialmente para especies
tropicales. Un aspecto interesante pero poco explorado, es el de la interacción
fisiológica de los miembros de esta simbiosis, la cual debe ser muy intensa
dada la asociación celular cercana. Numerosas e interesantes preguntas
emergen en este campo, tales como ¿qué papel juegan los hongos en la
senescencia de las hojas?, ¿qué estrategia adoptan los endófitos ante la
inminencia de la caída foliar?, ¿cómo interactúan las rutas bioquímicas
secundarias de estos dos tipos de organismos tan químicamente activos?
El tema es de tan crucial importancia para la existencia de esta simbiosis, que
se ha postulado recientemente que el estado fisiológico de la planta determina
si la relación será de carácter mutualista o parasítico (Redman et al., 2001).
Cualquier interacción planta-hongo es precedida por un encuentro físico entre
una planta y un hongo, seguido de varias barreras físicas y químicas que
deben superarse para establecer una asociación con éxito. La hipótesis del
"antagonismo equilibrado" (Schulz et al., 1999; Schulz y Boyle, 2005) se
propuso inicialmente para abordar cómo un endófito evita la activación de las
defensas del huésped, asegura la auto resistencia antes de ser incapacitado
por los metabolitos tóxicos del huésped y logra crecer dentro de su huésped sin
causar manifestaciones visibles de infección o enfermedad (Arnold, 2005,
2007, 2008, Schulz y Boyle, 2006) (Figura 1A). Esta hipótesis propuso que la
colonización asintomática es un equilibrio de antagonismos entre el huésped y
el endófito. Los endófitos y los patógenos poseen muchos factores de
virulencia contrarrestados por los mecanismos de defensa de las plantas. Si la
virulencia fúngica y la defensa de la planta están equilibradas, la asociación
permanece aparentemente asintomática y avirulenta. Esta fase es solo un
período transitorio donde los factores ambientales juegan un papel importante
para desestabilizar el delicado equilibrio de los antagonismos. Si los
mecanismos de defensa de la planta contrarrestan completamente los factores
de virulencia fúngica, el hongo perecerá. Por el contrario, si la planta sucumbe
a la virulencia del hongo, una relación planta-patógeno daría lugar a la
enfermedad de la planta (Figura 1B). Debido a que muchos endófitos podrían
ser patógenos latentes, podrían verse influidos por ciertos factores intrínsecos
o ambientales para expresar los factores que conducen a la patogenicidad.
(Arnold, 2008) (Figura 1C). Por ejemplo, la expresión del gen de proteína
quinasa activada por estrés y mitógeno (sakA) de Epichlole festucae endofítico
se muestra vital para mantener su asociación mutualista con el huésped Lolium
perenne (ballica perenne) y evitar que esta asociación se convierta en
patógena (Eaton et al. ., 2010, 2011).
Recientemente, se reveló que la interacción planta-endófito podría no ser solo
un equilibrio entre la virulencia y la defensa, sino una interacción mucho más
compleja y controlada con precisión (Figura 1D). Por ejemplo, la planta
Camptotheca acuminata (árbol feliz) produce el compuesto anticancerígeno
camptotecina que inhibe la topoisomerasa I uniéndose y estabilizando el
complejo covalente del ADN de la topoisomerasa I (Kusari y Spiteller, 2012a).
Un endofito productor de camptotecina (Fusarium solani) aislado de los tejidos
internos de la corteza de C. acuminata asegura la protección de la
camptotecina propia y la planta mediante alteraciones específicas de residuos
de aminoácidos en los dominios catalíticos y de unión a camptotecina de su
topoisomerasa I (Kusari et al. , 2011a). De manera similar, la topoisomerasa I
codificada por otro endófito aislado del mismo tejido pero que no produce
camptotecina también contiene los mismos cambios para hacerlo resistente a
la acción de la camptotecina. Por un lado, esto apunta hacia una preadaptación
evolutiva similar de los endófitos que infectan a la misma planta,
independientemente de su capacidad biosintética. Se sabe que las plantas
utilizan la camptotecina como un modo de defensa química contra el ataque de
insectos y patógenos (Sirikantaramas et al., 2009). Cualquier hongo que intente
infectar una planta productora de camptotecina entrará en contacto de
inmediato con la camptotecina de la planta. El hongo invasor, por lo tanto, será
destruido por la camptotecina que atacará su complejo topoisomerasa I-ADN, a
menos que posea intrínsecamente la capacidad de resistir el ataque de la
camptotecina huésped después de su infección. En este caso, el hongo
endofítico infectante, F. solani, tuvo que estar pre-equipado para resistir la
toxicidad de la camptotecina conferida por la planta huésped de C. acuminata,
antes de evolucionar hacia la propia biosintetización de la camptotecina como
lo dictan las presiones de selección in planta. Algunas plantas también han
demostrado resistencia a camptotecina conferida por residuos de aminoácidos
específicos en los dominios catalíticos y de unión de camptotecina de sus
enzimas topoisomerasas I. Por ejemplo, Ophiorrhiza japonica exhibe
resistencia parcial a la camptotecina in vivo, aunque no produce este
compuesto en sí (Sirikantaramas et al., 2009). Esto sugiere la contribución de
residuos de aminoácidos específicos aún desconocidos, que son responsables
de la preadaptación de la topoisomerasa I en O. japonica. Por otro lado, el
concepto de características de resistencia basadas en objetivos dependientes
del tiempo (adaptación coevolucionaria) en varias especies al diferenciar las
alteraciones de topoisomerasa I mediadoras de resistencia en plantas
productoras de camptotecina y células cancerosas resistentes a camptotecina
humana (CEM / C2) ha sido bien elaborado por Sirikantaramas et al. (2009). Es
concebible que algunas mutaciones específicas solo se encuentren en plantas
(Sirikantaramas et al., 2008) debido al período evolutivo mucho más
prolongado de la exposición a camptotecina en plantas que en hongos
endofíticos. Además, dado que el endofítico F. solani es capaz de producir
camptotecina, podría desarrollar características adicionales de resistencia a la
camptotecina basadas en el objetivo al conducir el curso de la evolución. En
cualquier caso, parecería que estos tipos de interacciones entre endófitos y
plantas deberían, por lo tanto, ser muy específicos y seleccionarse fuertemente
hacia la coexistencia estable. De acuerdo con la hipótesis de coevolución
planta-endófito (Ji et al., 2009), podría ser posible que los endófitos ayuden a la
planta en la defensa química en planta produciendo metabolitos secundarios
bioactivos. Dos proposiciones intrigantes paralelas se han hecho. De acuerdo
con la teoría del "efecto mosaico", los endófitos podrían proteger a las plantas
hospedantes al crear una composición química heterogénea dentro y entre los
órganos de las plantas que de otro modo serían genéticamente uniformes
(Carroll, 1991). En consecuencia, estos órganos variarían de forma arbitraria en
cuanto a su exquisitez o valor para los herbívoros, y en términos de infectividad
para los patógenos. La otra teoría sostiene que los endófitos podrían ayudar a
sus plantas hospedadoras correspondientes como "sistemas inmunológicos
adquiridos" (Arnold et al., 2003). La hipótesis de "xenohormesis" recientemente
propuesta por Howitz y Sinclair (2008) establece que las moléculas de
señalización e inducidas por el tejido de las plantas pueden ser detectadas por
heterótrofos (animales y microbios), que han desarrollado dicha capacidad bajo
presiones selectivas evolutivas. Los heterótrofos podrían haber conservado la
capacidad de detectar indicios químicos en las plantas para comenzar a
producir metabolitos secundarios similares de nuevo, aunque han perdido
gradualmente la capacidad de biosintetizar estos compuestos. Por lo tanto, es
posible que ciertos grupos de genes se hayan mantenido homólogos a lo largo
del tiempo evolutivo a través de las plantas, los microbios y los animales, y
estos podrían activarse mediante asociaciones endofitas endófitas de plantas y
/ o endófitas adecuadas. Recientemente, por ejemplo, se reveló que los
mamíferos también pueden sintetizar morfina, que originalmente se
consideraba exclusiva de Papaver somniferum (planta de amapola) (Grobe et
al., 2010). Por lo tanto, es convincente que los compuestos que anteriormente
se creía que eran sintetizados solo por las plantas también pudieran ser
producidos por endófitos. La producción de productos naturales por hongos
endofíticos, alguna vez considerados exclusivos de las plantas, también
plantea preguntas intrigantes con respecto al organismo original. De hecho, es
posible que varios de los denominados "metabolitos de plantas" puedan ser, de
hecho, los productos biosintéticos de sus endófitos. Un ejemplo importante es
la producción de ansamitocina maitansinoide antitumoral muy potente,
originalmente aislada de plantas superiores, por Actinomycete Actinosynnema
pretiosum ssp. auranticum (Yu et al., 2002). Este estudio corroboró la
posibilidad de que la verdadera fuente biosintética de la cadena principal
maytansinoide podría ser un endófito bacteriano. Aunque la transferencia
horizontal de genes puede explicar la producción de maitansinoides por las
plantas, un escenario más probable es la producción de maitansinoides por
parte de los simbiontes (Cassady et al., 2004). Considerando el hecho de que
los endófitos residen dentro de las plantas y están interactuando continuamente
con sus huéspedes, es concebible que las plantas tengan una influencia
sustancial en los procesos metabólicos in planta de los endófitos. Por ejemplo,
la homoserina vegetal y la asparagina actúan como señales del huésped para
activar la expresión de un gen letal en cepas virulentas de Nectria hematococca
que solo se expresa en planta (Yang et al., 2005). Además, la expresión del
grupo de genes para la biogénesis de lolitrem en endofíticos Neotyphodium lolii
residentes en ballica perenne es alta en planta, pero baja a indetectable en
cultivos de hongos cultivados in vitro, lo que respalda la noción de que la
señalización de la planta es necesaria para inducir la expresión (Young et al.
al., 2006). Otro ejemplo convincente es el de la asociación simbiótica entre las
plantas dicotiledóneas (Convolvulaceae) y los hongos clavicipíticos que
conducen a la síntesis de alcaloides de la ergolina por el hongo, y cuestionan el
origen de estos compuestos en las plantas (Kucht et al., 2004; Steiner et al.
2006; Leistne y Steiner, 2009). Recientemente, se descubrió que una
camptotecina que produce endofito, F. solani aislado de C. acuminata (Kusari
et al., 2009c), podría producir indigenamente los precursores de la
camptotecina. Sin embargo, una enzima de la planta huésped ausente en el
hongo, strictosidina sintasa, se empleó en planta para el paso clave en la
producción de camptotecina (Kusari et al., 2011b). Esta fue la razón principal
para la reducción sustancial de la producción de camptotecina en el subcultivo
bajo condiciones axénicas. Dichas interacciones planta-hongo obligan a
reconsiderar si la transferencia horizontal de genes (planta a endófito genoma o
viceversa) es el único mecanismo en virtud del cual los endófitos producen
compuestos vegetales asociados (Kusari y Spiteller, 2011).

Papel ecológico de los hongos endófitos


Los hongos endófitos usualmente toman nutrientes y protección de su
hospedera y algunos de ellos en retribución pueden desempeñar un papel
mutualista, ya que pueden beneficiarla al inducir su crecimiento, al aumentar su
tolerancia al estrés y al producir metabolitos secundarios con amplia diversidad
estructural que le brindan protección y resistencia contra herbívoros y/o
microorganismos fitopatógenos. Un hongo endófito puede producir metabolitos
secundarios que inhiben a un patógeno en particular o a otros hongos
endófitos. Sin embargo, puede no inhibir a otros organismos de su mismo
entorno15. Algunos hongos endófitos inducen los efectos alelopáticos de su
hospedera a través de la producción de metabolitos secundarios o
aleloquímicos, es decir, influyen sobre el crecimiento y desarrollo de otras
especies que crecen a su alrededor y que usualmente son competidores por el
espacio y nutrientes. Incluso se ha visto que ciertos hongos endófitos producen
los precursores o los metabolitos secundarios con actividad biológica, cuya
síntesis se le había atribuido a la planta. Esto se ha observado principalmente
en las interacciones entre los hongos endófitos y los pastos, sin embargo, en
plantas leñosas (árboles o arbustos) se ha comprobado en escasas
ocasiones3. Se ha observado que los hongos endófitos pueden contribuir a la
protección de su hospedera contra factores bióticos (patógenos y herbívoros) y
abióticos (estrés salino, térmico, presencia de metales, etc.), por medio de tres
mecanismos:
1) Directos: por medio de enzimas y/o metabolitos secundarios con actividad
anti-patógeno, producidos directamente por el hongo endófito.
2) Indirectos: consisten en la inducción o incremento de la expresión de
mecanismos de defensa químicos o fisiológicos intrínsecos a su planta
hospedera.
3) Ecológicos: se llevan a cabo por ocupación del nicho ecológico,
hiperparasitismo y predación .
Un ejemplo de mecanismo de defensa directo contra los patógenos de la
hospedera es la producción de compuestos orgánicos volátiles (VOCs, por sus
siglas en inglés) del hongo endófito Muscodor yucatanensis, aislado de Bursera
simaruba (Burseraceae). Los extractos orgánicos derivados del medio de
cultivo y del micelio de M. yucatanensis y, principalmente, la mezcla de VOCs
que produce, son letales para los fitopatógenos Alternaria solani, Rhizoctonia
sp., Phytophthora capsici y Phytophthora parasitica. Algunos de los VOCs
identificados son: octano, 2-pentilfurano, cariofileno, aromadendreno, derivados
del naftaleno, entre otros. El segundo mecanismo de protección a las
hospederas es evidenciado en la investigación realizada por Waller y
colaboradores (2005), en donde demostraron que la resistencia en la cebada
(Hordeum vulgare, Poaceae) al ataque de microorganismos patógenos es
debida a la colonización de las raíces por el endófito Piriformospora indica. En
las plantas Fusarium culmorum KF 350 y Cochliobolus sativus fue menor la
pérdida de la biomasa y la severidad de la enfermedad causada por estos
microorganismos. Los efectos positivos observados están relacionados con la
inducción de niveles más altos del antioxidante ascorbato, presente en las
raíces y mediado por acción del endófito P. indica. Este antioxidante puede
proteger a la hospedera de la muerte celular. El último mecanismo de
protección está bien ilustrado con una cepa no patógena de Fusarium
oxysporum, denominada Fo47, la cual inhibe al patógeno F. oxysporum f. sp.
radicis-lycopersici y reduce los síntomas de la pudrición de la raíz en el tomate
(Solanum lycopersicum, Solanaceae). La inoculación en plantas de tomate de
una carga de esporas 50 veces mayor que la del patógeno, asegura que las
esporas de F. oxysporum Fo47 compitan con F. oxysporum f. sp. radicis-
lycopersici por la misma fuente de carbono, lo que reduce la disponibilidad de
nutrientes para este último microorganismo. Estas cepas de Fusarium
presentan estrategias similares de colonización. En consecuencia, F.
oxysporum Fo47 puede ocupar y reducir el número de sitios adecuados para la
fijación de esporas y la colonización del patógeno F. oxysporum f. sp. radicis-
lycopersici, por lo que resulta en un menor número de lesiones sintomáticas24.
Los mecanismos de protección hacia las hospederas pueden actuar de manera
simultánea bajo diversas condiciones de estrés. Los hongos endófitos, además
de interactuar con su hospedera, interactúan entre ellos dentro de la planta.
Estas interacciones interespecíficas (entre distintas especies de hongos) están
regidas por: a) mecanismos físicos o directos, como son las interacciones entre
hifas, la interferencia hifal (micoparasitismo) y el contacto de micelio, y b)
mecanismos químicos o indirectos, los cuales se dan por la producción de
compuestos solubles, algunos metabolitos primarios, metabolitos secundarios,
enzimas o por compuestos volátiles efectivos a distancia que limitan el
crecimiento de las hifas del competidor. Estos mecanismos han sido
evidenciados en algunas interacciones en cultivos in vitro donde los hongos
antagonistas producen metabolitos secundarios con propiedades antifúngicas o
muestran una clara interferencia. En la actualidad, son escasos los estudios
que establecen cuál es el modo de acción y cuáles son los compuestos
antimicrobianos implicados en las interacciones interespecíficas dentro de las
comunidades fúngicas en la naturaleza. Por lo tanto, el estudio químico y
biológico de estas interacciones conduce al descubrimiento de metabolitos
secundarios bioactivos estructuralmente diversos y novedosos, por lo que este
recurso constituye una fuente prometedora de moléculas potencialmente útiles
para su uso en la agricultura, la medicina y la industria. Además, mediante
estos estudios es posible seleccionar especies útiles como agentes de control
biológico. ( Rosa Elvira Sánchez-Fernández 2013)

Metabolitos secundarios derivados de hongos endófitos y su aplicación


en agroquímica y farmacia
Los metabolitos secundarios aislados de hongos endófitos poseen una gran
diversidad química y algunos de ellos presentan esqueletos base no reportados
en otras fuentes naturales. Así por ejemplo, los alcaloides lolina y sus
derivados, que comprenden una familia de compuestos pirrolizidínicos,
presentan un núcleo base de 2-oxa-6-azatriciclo[4.2.1.03,7] nonano; los
indoloditerpénicos tipo lolitrem, que consisten en sistemas heterocíclicos de 8
anillos fusionados; los indoloditerpénicos paspalitrem, de 7 anillos y los
alcaloides del ergot tipo ergoclavina y ergopeptina constituyen metabolitos
secundarios biológicamente activos, exclusivos de hongos endófitos
Clavicipitáceos3-6,19,33 .
También se han encontrado muchos compuestos novedosos que presentan
núcleos heterocíclicos complejos, producidos por hongos de diferentes
ambientes, como los alcaloides espiroquinazolínicos, los alcaloides isoindólicos
fusionados con un macrociclo como son las quetoglobosinas y las
citocalasinas. Además, se han aislado diversos anhidropéptidos pirazodiónicos,
ciclopéptidos y lipociclopéptidos con actividad biológica3-6,19,33.
En la literatura se encuentra reportado un número considerable de compuestos
de origen policétido, incluyendo aquéllos que se encuentran ampliamente
distribuidos en todos los taxones de hongos, como los que han sido aislados
exclusivamente de hongos endófitos. Muchos consisten en macrólidos, así
como en diversos compuestos aromáticos como bencenos, naftalenos,
antracenos, piranos, furanos, benzofuranos, cromanos, xantanos, oxepanos y
dépsidos3-6,19,33.
Los hongos endófitos también producen metabolitos secundarios con
estructuras terpénicas novedosas y exclusivas. Los chokoles A-K son
compuestos que presentan un esqueleto monoterpénico de ciclofarnesano. El
guanacastano tiene un esqueleto base tricíclico de los compuestos
denominados guanacastepenos, ambos compuestos son exclusivos de hongos
endófitos. Del mismo modo, se han aislado compuestos con estructuras
comunes, pero reportadas únicamente en endófitos, por ejemplo tricotecenos,
eudesmanos, calamenos, fusiococanos y diterpenos tipo sordarina. Los
esteroides que más se han reportado son los de esqueleto de ergostano3-
6,19,33.
Asociada a la diversidad estructural de los metabolitos secundarios
biosintetizados por los hongos endófitos, sobreviene su pluralidad funcional y
su aplicación3-6,19,34. Un claro ejemplo de la importancia de estos
compuestos como fuente potencial de fármacos está representado por el taxol,
un diterpeno aislado del tejo del Pacífico (Taxus brevifolia, Taxaceae)33, que
se utiliza en el tratamiento de cáncer de ovario y de mama, además de otras
aplicaciones en enfermedades proliferativas de los tejidos4. Su elevado costo
lo hace disponible sólo a ciertos sectores de la población35. A principios de los
años 90, Stierle y colaboradores (1993)36 sugirieron que los tejidos vegetales
de T. brevifolia podrían albergar microorganismos endófitos que sintetizaran
taxol. Posteriormente, Strobel y colaboradores (1993)37 aislaron de esta
especie vegetal el hongo endófito Taxomyces andreanae que tiene la
capacidad de sintetizar taxol. En estudios posteriores, se encontraron otras
especies de microorganismos aislados de coníferas capaces de producir taxol,
como Pestalotiopsis microspora38,39, Periconia sp., Fusarium solani, Alternaria
sp. y Aspergillus sp.40-42
Por otro lado, debido a la compleja interacción que se establece entre los
hongos endófitos y su planta hospedera, entre distintas especies de hongos
endófitos, y otras especies invasoras como otros hongos, oomicetos y
bacterias, se ha puesto atención no sólo en el papel ecológico que pueden
desempeñar los metabolitos secundarios producidos por los hongos endófitos
en dichas interacciones, sino en las aplicaciones de estos compuestos para el
desarrollo de agroquímicos como nematicidas, fungicidas, insecticidas y
herbicidas4,6. Así por ejemplo, el estudio biodirigido del extracto orgánico del
hongo endófito Phomopsis phaseoli, aislado de un árbol tropical no identificado
que crece en la Guyana Francesa, permitió el aislamiento del ácido 3-
hidroxipropiónico, un compuesto con actividad nematicida contra Meloidogyne
incognita43.
Por otra parte se aislaron dos policétidos de la familia de los dépsidos, la
uredinina A y el 4-[(2,4-dihidroxi- 3,6-dimetilbenzoil)oxi]-2-hidroxi-3,6-
dimetilbenzoato de 3-hidroxi-2,5-dimetilfenilo, del hongo Cladosporium
uredinicola, un endófito de la guayaba (Psidium guajava, Rosaceae). Ambos
dépsidos presentan actividad herbicida inhibiendo el flujo de electrones del
agua al metilviológeno, actuando como inhibidores de la reacción de Hill en
tilacoides de espinaca44. Edenia gomezpompae, un endófito de las hojas de
Callicarpa acuminata (Verbenaceae), produce varios compuestos con potencial
antifúngico, incluyendo las preusomerinas EG1, EG2 y EG3 y las
palmarumicinas CP2, CP17 y CP18. Las preusomerinas inhiben
significativamente el crecimiento de varios endófitos de su misma planta
hospedera, así como el de diversos microorganismos fitopatógenos de
importancia económica, como F. oxysporum, Rhizoctonia sp, A. solani, P.
capsici y P. parasitica25,45,46.
La investigación sobre endófitos de pastos han demostrado que pueden
defender a su hospedera del ataque de herbívoros por medio de compuestos
con actividad insecticida y antialimentaria. Existen estudios que han
demostrado que los alcaloides tipo lolina son efectivos contra los áfidos
Rhopalosiphum padi47, los heterópteros Oncopeltus faciatus48, el coleóptero
Popillia japonica49 y el lepidóptero Spodoptera frugiperda50. Debido a su baja
toxicidad en los mamíferos, se están desarrollando métodos sintéticos para su
venta como insecticidas comerciales51.
Diversos compuestos aislados de hongos endófitos presentan actividad
antibacteriana, contra bacterias Gram positivas, Gram negativas y
micobacterias. Por citar un ejemplo, en el estudio realizado por Zhao y
colaboradores (2012)52, se reportaron dos compuestos con esa actividad,
obtenidos del endófito Gliomastix murorum Ppf8, aislado de Paris polyphylla
var. yunnanensis (Trilliaceae): un esterol el ergosta-5,7,22-trien- 3-ol y un
benzofurano el 2,3-dihidro-5-hidroxi-a,a-dimetil-2- benzofuranometanol. Ambos
compuestos presentaron valores de CI50 entre 55.65 a 145.36 mg/mL contra
Escherichia coli, Pseudomonas lachrymans, Bacillus subtilis y Staphylococcus
haemolyticus52. Por otra parte, en un estudio realizado por Rukachaisirikul en
200853, se reportó una amida novedosa, la fomoenamida, que presenta
actividad antifímica contra Mycobacterium tuberculosis cepa H37Ra. Este
compuesto se obtuvo del endófito Phomopsis longicolla aislado a partir del
árbol Garcinia dulcis (Clusiaceae).
Cabe destacar que los estudios sobre hongos endófitos también aportan
conocimientos sobre metabolitos secundarios aislados de hongos de diferentes
fuentes, reportados con funciones biológicas distintas. Para citar un ejemplo, la
fumigaclavina C es un alcaloide tipo clavina que fue originalmente aislado y
reportado por Cole y colaboradores en 197754 como una micotoxina
alimentaria de Aspergillus fumigatus. Posteriormente, Pinheiro y colaboradores
en 201255 reportaron la actividad antimicrobiana de este compuesto, obtenido
a partir del extracto acetoetílico de una especie endófita no identificada de
Aspergillus aislado de la planta medicinal Bauhinia guianensis (Fabaceae). La
fumigaclavina C es activo contra E. coli, P. aeruginosa, S. aureus y B. subtilis.
En el Cuadro II se presentan ejemplos selectos de metabolitos secundarios con
actividad biológica aislados de hongos endófitos.
Una de las grandes ventajas que representa la disponibilidad de un sinnúmero
de microorganismos endófitos capaces de sintetizar un fármaco o un
agroquímico potencial, es evitar la necesidad de cultivar o colectar especies
vegetales silvestres, así como reducir el costo de producción de los principios
activos56. De la misma forma, se ha propuesto que estos metabolitos podrían
ser utilizados para desarrollar agroquímicos de origen natural, que serían
menos perjudiciales para el hombre y para el medio ambiente que los
compuestos químicos sintéticos que actualmente se utilizan en la agricultura,
ya que los productos naturales pueden interactuar con blancos moleculares
específicos, afectar procesos fisiológicos particulares y presentar menores
índices de bioacumulación4.
Estrategias de selección de hospederas útiles para el aislamiento de
hongos endófitos
Los antecedentes y consideraciones anteriores, aunados a la gran diversidad
de especies vegetales existentes a nivel mundial, así como a la capacidad que
tienen algunos hongos endófitos de mejorar los mecanismos de resistencia de
su hospedera y de protegerla del ataque de posibles enemigos, han permitido
establecer estrategias de selección de plantas hospederas que incrementen la
posibilidad de aislar hongos endófitos capaces de producir metabolitos
secundarios bioactivos. Estos criterios incluyen4,73:
1. Plantas sin síntomas de enfermedad que crecen rodeadas de otras plantas
infectadas por diversos patógenos o atacadas por herbívoros (criterio
ecológico), las cuales pueden estar colonizadas por endófitos productores
de metabolitos secundarios con propiedades antimicrobianas e insecticidas.
2. Plantas que crecen en áreas de alta biodiversidad y que, por lo tanto,
pueden alojar endófitos igualmente biodiversos.
3. Plantas que tienen antecedentes entnobotánicos, que se relacionan con
algún uso específico o aplicaciones relacionadas a los intereses de la
investigación, como son las plantas con uso en la medicina tradicional
(criterio etnomédico).
4. Plantas con estrategias especiales para su supervivencia o que crecen en
ambientes únicos.
5. Plantas endémicas que poseen una longevidad inusual, o que han ocupado
extensiones de tierra poco convencionales
Estrategias metodológicas para la obtención de metabolitos secundarios
bioactivos
Para el descubrimiento de metabolitos secundarios de microorganismos
endófitos, se ha aplicado en repetidas ocasiones la estrategia metodológica
que se indica a continuación: en primer lugar, se realiza la selección de las
hospederas, de acuerdo con los criterios mencionados y se lleva a cabo el
aislamiento de los hongos endófitos34,73,75,76.La caracterización taxonómica
de los endófitos puros se lleva a cabo mediante el análisis detallado de sus
características macro y microscópicas, así como mediante el empleo de
técnicas moleculares modernas77. A continuación se realiza la preselección de
los microorganismos, mediante un criterio ecológico, principalmente con base
en las interacciones planta-microorganismo4,17,78 y microorganismo-
microorganismo21,25,79,80. En múltiples ocasiones, la observación de este
tipo de interacciones ha constituido un punto de partida para la preselección de
especies fúngicas como una fuente valiosa de principios bioactivos21,25,81.
En segundo lugar, es necesario realizar cultivos en pequeña escala, con la
finalidad de establecer las condiciones óptimas de crecimiento de los
organismos fúngicos objeto de estudio. Posteriormente, se preparan los
extractos del medio de cultivo y del micelio21,25. A continuación, se realizan
pruebas biológicas preliminares, las cuales consisten en la determinación del
efecto biológico de los extractos orgánicos derivados del medio de cultivo y del
micelio, mediante la utilización de bioensayos sencillos y de fácil
implementación. Entre los más utilizados para detectar posibles agroquímicos
se encuentran los ensayos de germinación y de crecimiento radicular de
diversas especies de semillas21,25,82 y e l e nsayo p ara d etectar i nhibidores
y promotores del crecimiento de plantas, mediante el empleo de Lemna minor
(Araceae)83. La determinación del potencial antifúngico se realiza mediante la
medición del efecto de los extractos sobre el crecimiento de diversos
microorganismos fitopatógenos de importancia económica21,25, mientras que
para evidenciar el efecto insecticida y nematicida se utilizan bioensayos sobre
diferentes artrópodos y nematodos para observar actividad tóxica, ovicida, y/o
repelente84.
Por otra parte, para encontrar metabolitos secundarios con aplicación
terapéutica, existen ensayos para evidenciar actividad antimicrobiana,
empleando métodos comunes como el de difusión en disco, el de dilución en
agar y la prueba de inhibición sobre el crecimiento radial de microorganismos
patógenos para los humanos21,25,85-87. Sobre diferentes líneas celulares
tumorales, para comprobar acción anticancerígena88. Para comprobar
actividad antiinflamatoria se realizan pruebas sobre diferentes líneas celulares
y la prueba de enema en oreja de ratón89. Para demostrar actividad
antidiabética se trabaja con ratones90,91 y, por último, mediante la infección de
células por virus y el método de difusión en pozo con una suspensión de
células virales, se logra observar la actividad antiviral92. Cabe destacar que
estas pruebas son sólo una muestra representativa de los principales
bioensayos utilizados y de la actividad biológica puesta en evidencia.
Estas evaluaciones preliminares permiten detectar extractos naturales
apropiados para la obtención de agentes terapéuticos o agroquímicos4,5. En
general, los extractos que demuestran respuestas positivas en los ensayos de
fitoinhibición o como inhibidores del crecimiento de microorganismos, se
consideran candidatos adecuados para la realización de otras pruebas
biológicas dirigidas a un blanco de acción específico en la fisiología o en el
metabolismo vegetal o de los microorganismos, respectivamente17,44.
Una vez seleccionados los extractos activos se aíslan los principios bioactivos
mediante estudios químicos biodirigidos. Este proceso permite la obtención de
los metabolitos secundarios con actividad biológica21,25,72. Los compuestos
naturales activos puros se identifican y, por último, éstos son sometidos a
ensayos biológicos adicionales con la finalidad de explorar de manera más
detallada su posible aplicación como fármacos o agroquímicos
comerciales13,25,44,74. En el caso particular de los agroquímicos potenciales,
se realizan pruebas de invernadero sobre especies vegetales cultivables o
sobre malezas para determinar la actividad de tipo pre y postemergente87.
Finalmente, es necesario determinar la toxicidad de los compuestos bioactivos
y para ello se han desarrollado pruebas preliminares sobre los crustáceos
Artemia salina y Daphnia magna93,94, así como la muerte celular de
macrófagos, utilizando líneas celulares95. Posteriormente, es necesario
verificar la toxicidad en mamíferos, en cuyo caso se trabaja inicialmente con
ratones y cobayos, para posteriormente dar inicio a las pruebas clínicas en
pacientes y personas sanas96,97.
En este contexto, se muestran a continuación los resultados obtenidos a nivel
de extractos orgánicos de hongos endófitos con potencial antagónico, aislados
de las hojas de plantas seleccionadas bajo un criterio ecológico, y colectadas
en una zona de alta biodiversidad como lo es la ‘Reserva Ecológica de la
Biósfera Sierra de Huautla’ (REBIOSH), ubicada en Morelos, México. Esta
investigación se realiza actualmente en nuestro grupo de trabajo y está
enfocada principalmente en la obtención de metabolitos secundarios con
potencial fitotóxico y antimicrobiano con posible aplicación sobre el control de
malezas, hongos verdaderos y oomicetos fitopatógenos. Para lograr este
objetivo, se aislaron hongos endófitos73,76 de las hojas sanas de 11 plantas
pertenecientes a las familias Burseraceae, Celastraceae, Euphorbiaceae,
Fabaceae, Labiatae y Piperaceae, obteniendo un total de 4310 aislamientos de
hongos endófitos, de los cuales se han conseguido 183 morfotipos puros a la
fecha, que poseen potencial antagónico sobre el crecimiento de otras
poblaciones de hongos endófitos que emergían al mismo tiempo durante las
etapas de aislamiento y purificación. Estos resultados muestran claramente que
las plantas en estudio se encuentran colonizadas por un amplio número de
hongos endófitos, y confirman que el criterio de selección empleado, es decir,
plantas que crecen en áreas de gran diversidad biológica y que no presentan
ningún daño por patógenos o herbívoros, constituyen una buena estrategia
para aislar una gran cantidad y diversidad de endófitos4,74.
Con el propósito de obtener los metabolitos secundarios producidos por los
hongos endófitos y comprobar que poseen potencial antimicrobiano y fitotóxico,
de los 183 endófitos puros, se eligieron 75 para su cultivo, los cuales inhibieron
significativamente el crecimiento de otros endófitos en las interacciones
antagónicas observadas durante la etapa de purificación. Los hongos
seleccionados se cultivaron en pequeña escala bajo diferentes condiciones,
utilizando como medio de crecimiento, caldo papa dextrosa (1 L), incubando en
condiciones estáticas y en agitación (15 días a 200 rpm), en medios sólidos
empleando agar papa dextrosa (10 cajas de Petri de 10 cm) y en medio a base
de arroz (300 g), incubado estáticamente por un periodo de 30 días, con
fotoperiodo de luz artificial-obscuridad 12:12 h, a temperatura ambiente.
Transcurrido el periodo de incubación, se obtuvieron los extractos orgánicos del
medio de cultivo y micelio para los cultivos en medio líquido y de medio-micelio
para los cultivos en medio sólido y arroz. El potencial antimicrobiano y
fitotóxico, de los extractos orgánicos obtenidos se determinó cuantitativamente
sobre el crecimiento de microorganismos fitopatógenos y sobre la longitud de la
raíz de plantas modelo, utilizando el método de dilución en agar21,25,98,99.
De los de 75 endófitos cultivados en pequeña escala, se evaluó la actividad
antimicrobiana de los extractos orgánicos con los mayores rendimientos. En la
Gráfica 1 se muestra el potencial antimicrobiano de 36 extractos orgánicos
sobre el crecimiento de cinco microorganismos fitopatógenos con importancia
económica, dos hongos verdaderos (Alternaria solani y Fusarium oxysporum) y
sobre tres oomicetos (Pythium aphanidermatum, Phytophthora parasitica y
Phytophthora capsici). El efecto de inhibición provocado por cada uno de los
extractos fúngicos evaluados sobre el crecimiento de los microorganismos de
prueba, se agrupan en alto, moderado y bajo, según su actividad
antimicrobiana mostrada, donde bajo corresponde a inhibiciones del 1-24%,
moderado del 25-50% y alto del 51-100%, de acuerdo con los intervalos
establecidos en nuestro grupo de trabajo. El 42% tuvo actividad baja, el 34%
presentó actividad moderada y el 24% exhibió actividad alta.
Estos resultados demuestran que los metabolitos secundarios biosintetizados
por más del 50% de los hongos endófitos evaluados, poseen actividad
antimicrobiana de moderada a alta. Por lo que son considerados como
candidatos idóneos en la búsqueda de nuevos compuestos de origen natural,
con actividad antimicrobiana, útiles en la agricultura moderna y que además
posiblemente tengan un papel en la protección de su hospedera contra
patógenos y herbívoros Con respecto a la actividad fitotóxica en la Gráfica 2 se
muestra el efecto inhibitorio de 70 extractos orgánicos sobre la longitud de la
raíz de las semillas de dos plantas modelo, Amaranthus hypochondriacus
(Amaranthaceae) y Solanum lycopersicum (Solanaceae). De nueva cuenta, el
porcentaje de inhibición provocado por cada uno de los extractos orgánicos
evaluados sobre el crecimiento de la raíz de las plantas de prueba se agrupan
en alto, moderado y bajo, según su actividad fitotóxica mostrada, donde bajo
corresponde a inhibiciones del 1-24%, moderado del 25-50% y alto del 51-
100%, de acuerdo con los intervalos establecidos en nuestro grupo de trabajo.
El 12% de los extractos evaluados tuvo actividad fitotóxica baja, el 22%
presentó actividad moderada y el 60% mostró actividad alta. Estos datos
demuestran que la mayoría de los hongos endófitos aislados de plantas de la
REBIOSH son excelentes productores de compuestos con actividad fitotóxica,
útiles para el desarrollo de agentes herbicidas alternativos a los usados hoy en
día. Por otra parte, es posible que estos compuestos también contribuyan en la
defensa de su planta hospedera, protegiéndola de la invasión de algunas
plantas o malezas que habitan en su comunidad y a su vez pueden ser
necesarios para su sobrevivencia dentro de su planta hospedera.
Retos actuales de la explotación de hongos endofíticos
Los endófitos de bioprospección capaces de producir metabolitos secundarios
bioactivos deseados tradicionalmente implican el cribado de una plétora de
diferentes endofitos aislados de una única planta huésped para identificar al
endófito "competente" con el rasgo deseado (Scherlach y Hertweck, 2009).
Cuando se emplea el enfoque clásico, a menudo, solo unos pocos o incluso
ninguno de los endófitos es capaz de poseer el potencial deseado (Kusari y
Spiteller, 2011). El resto de los llamados endófitos "incompetentes" se
descartan sin más investigación que conduzca a la pérdida de toda la serie de
productos naturales que podrían producir en condiciones adecuadas que imiten
su hábitat natural. Sin embargo, recientes estrategias de secuenciación del
genoma completo han revelado que el número de genes que codifican las
enzimas biosintéticas en diversos hongos y bacterias es indudablemente mayor
que los metabolitos secundarios conocidos de estos microorganismos
(Scherlach y Hertweck, 2009; Winter et al., 2011).
Por lo tanto, es convincente que los endófitos descartados puedan expresar
realmente solo un subconjunto de sus genes biosintéticos en condiciones de
laboratorio estándar in vitro de modo que solo se aproveche una pequeña parte
de su potencial biosintético real. El gran depósito de metabolitos naturales
"crípticos" es, por lo tanto, aún ser explotado Incluso es posible que produzcan
los compuestos diana deseados en cantidades por debajo del límite de
detección, a veces junto con un gran "fondo metabólico" y condiciones de
cultivo discretas. Por lo tanto, es necesario comprender y desentrañar la
interacción química ecológica de los endófitos aprovechar plenamente su
potencial inagotable de la biosíntesis de productos naturales.

Consideraciones futuras: resolviendo los desafíos actuales


Debido al hecho de que la interacción entre los hongos endófitos con la planta
huésped y otros endófitos sigue siendo versátil, incluso pequeñas variaciones
en las condiciones de cultivo in vitro pueden afectar el tipo y rango de
metabolitos secundarios que producen. Está bien establecido que los procesos
metabólicos de los microorganismos son críticamente dependientes de los
parámetros de cultivo (Scherlach y Hertweck, 2009). Esto se ejemplifica
especialmente con los endófitos porque su rango de interacciones es muy
amplio. Por ejemplo, la Paraphaeosphaeria quadriseptata asociada a la planta
comienza a producir seis nuevos metabolitos secundarios cuando solo se
cambia el agua utilizada para fabricar los medios. agua del grifo para destilar
agua (Paranagama et al., 2007). Cambiar el medio de sólido a líquido resultó
en la producción de radicicol en lugar de chaetochromin A por Chaetomium
chiversii (Paranagama et al., 2007). Recientemente, se sugirió el término
"OSMAC" (una cepa de muchos compuestos) para describir los efectos de
larga data de variar los parámetros de fermentación en la biosíntesis de
metabolitos secundarios por cualquier microorganismo dado, que van desde
aumentar el número de compuestos producidos hasta la acumulación de
productos naturales hasta ahora desconocidos (Grond et al., 2002; Bode et al.,
2000, 2002; Ratebet al., 2011). Se demostró que variando las condiciones de
cultivo como la composición de los medios, la aireación, la temperatura o la
forma del matraz de cultivo condujo al descubrimiento de nuevos productos
naturales por diversos hongos y actinomicetos. Por lo tanto, es altamente
deseable idear sistemas de cocultivo adecuados y desafiar las interacciones
endópteras complejas dentro del sistema por diferentes parámetros de
fermentación accesibles, tomando nota de las sustancias secretadas (tales
como inductores), las biotransformaciones sinérgicas (o antagonistas) y las
condiciones óptimas de crecimiento y producción. Elucidar el conjunto óptimo
de parámetros permitirá la explotación de las interespecies (o multiespecíficas)
vía biosintética de endófitos en cocultivos para lograr la producción sostenida
de un metabolito secundario deseado (Baderet al., 2010).
Los sistemas de cocultivo pueden complementarse aún más con las
plataformas biotecnológicas innovadoras emergentes que abarcan la genómica
evolutiva, comparativa y comunitaria, proteómica, metabolómica, secretomica,
transcriptómica, alto rendimiento y las tecnologías de secuenciación de próxima
generación (NGS),y bioinformática (Greenbaum et al., 2001). Estos lo harán
proporcionar la comprensión integral de la endofítica interacciones moleculares
y transducción de señales, especies cruzadas expresión génica y activación /
desactivación del gen requerido cascadas que conducen a la producción
sostenida de un deseado compuesto. La expresión del gen diferencial endófito-
endofito puede ser enumerado usando la supresión convencional técnica de
hibridación sustractiva (SSH) para generar sustracción cDNA o bibliotecas de
ADN genómico (Diatchenko et al.,1996). Además, los métodos basados en
etiquetas de alto rendimiento tales como el análisis en serie de la expresión
génica (SAGE) (Velculescu et al.,1995), análisis del límite de la expresión
génica (CAGE) (Kodzius et al., 2006) y secuenciación masiva de firmas
paralelas (MPSS) (Brenner et al., 2000) que superan las limitaciones de la
la secuenciación convencional de Sanger se puede emplear para cuantificar
los niveles precisos de expresión genética digital de endófitos que sobreviene a
una asociación adecuada. Basado en hibridación y de bajo costo
Las micromatrices de ADNc también se pueden usar para controlar los
patrones de expresión del gen endofito (Schena et al., 1995). Recientemente,
se han desarrollado varias tecnologías NGS que tienen muchas ventajas sobre
los enfoques antes mencionados (Metzker, 2010). Por ejemplo, la
secuenciación profunda de ARNm de alto rendimiento (ARN-Seq) es un
enfoque único en el mapeo y cuantificación de transcriptomas (Wang et al.,
2009). RNA-Seq supera las limitaciones de los enfoques basados en la
hibridación, ya que no solo detecta las transcripciones correspondientes a las
existentes. (conocidas) secuencias genómicas pero también organismos no
modelo con secuencias genómicas indeterminadas. Esto lo hace adecuado
para evaluar las interacciones endofito-endófito y endofito-planta y las
expresiones génicas, incluso cuando se trata de nuevos endófitos (genoma no
secuenciado). Por lo tanto, la señalización de un endófito con la planta y con
otros endófitos coexistentes puede rastrearse y cuantificarse para una
caracterización exhaustiva de su asociación mutualista. Finalmente, incluso es
posible secuenciar ARN aislado de solo una hifa endofítica o sus células de
planta huésped adyacentes acoplando tales métodos de alto rendimiento a la
microdisección con láser. Por ejemplo, un microarreglo TOM2 acoplado a la
microdisección láser revelaron sistemáticamente los cambios transcripcionales
desencadenados en brotes y raíces de Solanum lycopersicum (planta de
tomate) como resultado de la infección y colonización por el hongo AM, Glomus
mosseae (Fiorilli et al., 2009).
Por lo tanto, los estudios futuros para obtener conocimientos fundamentales
sobre la comunicación endófito-endófito y endofita de la planta utilizando las
herramientas disponibles y emergentes no solo permitirían el descubrimiento y
producción sostenible de productos naturales deseables sino también otros
metabolitos secundarios que se pasan por alto desentrañando así el potencial
integral de los endófitos. ( Rosa Elvira Sánchez-Fernández 2013)
POTENCIAL DEL MODELO PLANTA HONGO ENDÓFITO Y ESTUDIOS
FUTUROS
Importancia agropecuaria de los endófitos.
La relevancia de los endófitos para la ganadería es evidente, por cuanto se ha
reportado intoxicación de ganado por las toxinas producidas por dichos
microorganismos (Bacon et al., 1977; Cockrum et al., 1994), y en algunos
países desarrollados se estima que las pérdidas oscilan entre 200 y 800
millones de dólares anualmente (Hoveland, 1990). Los efectos de estos
alcaloides incluyen toxicosis, necrosis, baja producción de leche, abortos,
vasoconstricción, gangrena, pérdida de peso, temperatura alta y supresión de
prolactina (Clay, 1988; Rottinghaus et al., 1991). No es probable que la
industria ganadera de los trópicos sufra tanto por estos microorganismos,
aunque el estudio de este tema se encuentra en un estado incipiente. Algunos
reportes existen para zonas subtropicales de Suramérica (Cabral et al., 1999),
así como en los Andes (Tapia, 1971; Pérez-Arbeláez, 1978; Davidse et al.,
1994), donde se mencionan casos de pastos venenosos para el ganado que
probablemente contienen endófitos y sus alcaloides. Estos pastos tropicales de
importancia económica usados como forraje han sido poco estudiados en este
aspecto, aunque es justo en este grupo donde más claramente se observa el
mutualismo entre los hospederos y sus endófitos (Johnson et al., 1985; Clay et
al., 1985; Clay, 1988). Es probable que en los pastos tropicales con fotosíntesis
C3, que pueden considerarse fisiológicamente similares a los de zonas
templadas, se pueda presentar una situación similar.
Estudios realizados con plantas forrajeras leguminosas (Brachiaria), muestran
que los áfidos prefieren plantas no infectadas (CIAT, 1998).Existe varios
ejemplos en la literatura que ilustran bien el potencial económico de los
endófitos en este campo. Una planta forrajera usada en Australia (Lupinus
angustifolius, Fabaceae), que se usa para alimentar ovejas, suele contener el
hongo endófito Phomopsis leptostromiformis. Este microorganismo produce
fomopsinas, toxinas hepatocarcinógenas debido a su actividad antimitótica
(Gallagher et al., 1994), que afectan al ganado ovino. Todas las plantas útiles
tropicales estudiadas al respecto han mostrado hongos endosimbiontes que
pueden tener importancia económica. Se han detectado hongos endófitos en
plantas como Stylosanthes (Pereira et al., 1993), tabaco (Spurr y Welty, 1975),
tomate y pimentón (Ribeiro y Bolkan, 1981a; Ribeiro et al., 1982), banano
(Gamboa-Gaitán, comunicación personal; Ribeiro y Bolkan, 1981b), maíz
(Fisher et al., 1992), arroz (Fisher y Petrini, 1992), Lupinus (Cockrum et al.,
1994), café (Santamaría y Bayman, 2005, Rehner et al., 2006; Gamboa-Gaitán,
comunicación personal) y cacao (Arnold et al. 2003). Tanto en el estudio con
arroz como con café se encontraron endosimbiontes saprófitos y otros
potencialmente patógenos, mientras que el estudio de Rehner et al. (2006)
mostró la existencia de cepas de Beauveria bassiana con capacidad de
biocontrol de insectos barrenadores. Adicionalmente, existe un reporte de un
producto nematicida obtenido a partir de Phomopsis phaseoli, un hongo
endófito de un árbol tropical. El producto aislado fue el ácido 3-
hidroxipropiónico, y mostró actividad contra Meloidogyne incognita, aunque
curiosamente, el hongo fue aislado de órganos aéreos de la planta (Schwarz et
al., 2004).

Usos biotecnológicos.
La presencia de toxinas y metabolitos secundarios con efectos fisiológicos
sobre otros organismos, conduce a otra pregunta obvia: ¿cúal es el potencial
biotecnológico de los endófitos? Un posible campo de acción, de las
propiedades de los endófitos, es en la protección de cultivos mediante la
producción de metabolitos que evitan o disminuyen tanto la herbivoría como la
susceptibilidad a patógenos y a tensión ambiental (por ejemplo, a sequía). Ya
existen semillas disponibles en el comercio que están infectadas con endófitos,
los cuales le proveen a la planta más resistencia contra herbívoros y
disminuyen la cantidad de insecticidas que hay que suministrar. De otra parte,
es posible que otros compuestos del metabolismo de los hongos endófitos
tengan usos industriales y medicinales, lo que constituye un estímulo adicional
para estudiar este grupo (Strobel, 1996; Strobel y Long, 1998). Un ejemplo
sobresaliente es el del taxol, un diterpenoide muy eficaz como agente
antitumoral producido por la corteza del árbol Taxus brevifolia, pero que
también es producido por uno de sus hongos endófitos, Taxomyces andreae
(Stierle et al., 1993). Otro ejemplo, la familia Xylariaceae, una de las más
comunes en los endófitos tropicales, la cual produce abundantes sustancias
bioactivas como citocalasinas y griseofulvinas (Whalley y Edwards, 1987). Es
importante anotar que los microorganismos endosimbiontes de los hongos
también pueden ser productores de sustancias químicas fisiológicamente
activas, que podrían explicar algunas propiedades atribuídas inicialmente al
hongo. Recientemente, Partida-Martínez y Hertweck (2005), mostraron en un
estudio con hongos del género Rhizopus (grupo comúnmente asociado a
plantas), que la toxina atribuída al hongo (rizoxina), era en realidad sintetizada
por bacterias endosimbiontes del género Burkholderia.

Uso de endófitos en la industria.


Los beneficios provenientes de la ciencia y la tecnología siempre han estado
acompañados por la contaminación que de ellas se deriva. La industria del
petróleo, por ejemplo, es una de las principales contaminantes del ambiente,
por lo que se ha investigado bastante acerca del posible uso de los
microorganismos para degradar tales contaminantes a metabolitos menos
tóxicos y persistentes, en el proceso conocido como biorremediación (Atlas y
Cerniglia, 1995).
Dado que la tecnología para la industria petrolera se desarrolló en los países
del norte, es en la zona templada donde más se han realizado ensayos para
detectar microorganismos biorremediadores. Algunos ejemplos son hongos de
los géneros Phanerochaete y Cunninghamella, los cuales muestran actividad
enzimática en la degradación de contaminantes (Bogan y Lamar, 1996;
Bayman y Bennett, 1998). En los trópicos, sin embargo, estos estudios han
sido poco abordados, pero los pocos datos existentes muestran un buen
potencial de las especies de esta zona. Se han aislado dos hongos endófitos a
partir de algas marinas tropicales, los cuales han mostrado algún tipo de
actividad en la descomposición de hidrocarburos como el fenantreno. Estas
propiedades hacen de dichos hongos organismos potencialmente útiles para
descontaminar cuerpos de agua de hidrocarburos. Uno de ellos pertenece al
género Xylaria y el otro aún no ha sido identificado (Acevedo, comunicación
personal).

Otro uso potencial de los endófitos es como vector de genes.


La transmisión vertical de algunos hongos Acremonium se realiza
prácticamente como si fueran organelos (Clay, comunicación personal). Los
hongos son más manipulables genéticamente que las plantas que habitan
(particularmente que los pastos), por lo que Clay sugiere que en lugar de
transformar una planta se podrían tarnsformar sus endófitos, inocularlos y
obtener la expresión en la planta. Algunos cultivos tropicales importantes
carecen de sistemas de transformación genética, por lo que esta ruta podría
ser una alternativa viable. Sin embargo, todavía no existe evidencia de
transmisión vertical de endófitos en plantas tropicales (Bayman et al., 1998).
HONGOS FITOPATOGENOS ENDOFITOS

1. Apiognomonia errabunda (Roberge ex Desm.) Höhn.

1.1. NOMBRE ACTUAL:

 Apiognomonia errabunda (Roberge ex Desm.) Höhn., Annls


mycol. 16(1/2): 51 (1918)

1.2. SINONIMOS:

 Apiognomonia quercina (Kleb.) Höhn., Hedwigia 62: 48 (1920)


 Apiognomonia tiliae (Rehm) Höhn., Hedwigia 62: 48 (1920)
 Apiognomonia tiliae (Rehm) Höhn., Hedwigia 62: 48 (1920) var.
tiliae
 Discula umbrinella (Berk. & Broome) M. Morelet, Bull. Soc. Sci.
nat. Arch. Toulon et du Var 203: 12 (1973)
 Gloeosporidium tiliae (Oudem.) Petr., Annls mycol. 20(1/2): 15
(1922)
 Gloeosporidium umbrinellum (Berk. & Broome) Höhn., Annls
mycol. 20(1/2): 15 (1922)
 Gloeosporium fagi (Roberge ex Desm.) Westend., Bull. Acad.
R. Sci. Belg., Cl. Sci., sér. 2 7: 12 (1861)
 Gloeosporium fagi Fuckel, Jb. nassau. Ver. Naturk. 25-26: 52
(1871)
 Gloeosporium tiliae Oudem., Ned. kruidk. Archf, 2 sér. 1: 260
(1873)
 Gloeosporium umbrinellum Berk. & Broome, Ann. Mag. nat.
Hist., Ser. 3 18: 121 (1866)
 Gnomonia errabunda (Roberge ex Desm.) Auersw., in
Gonnermann & Rabenhorst, Myc. Europ. Pyren. 5-6: 25 (1869)
 Gnomonia quercina Kleb., Haupt- und Nebenfruchtformen der
Ascomyzeten (Leipzig) 1: 178 (1918)
 Gnomonia tiliae Rehm
 Gnomonia veneta Speg., Michelia 1(no. 5): 457 (1879)
 Labrella fagi Roberge ex Desm., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 3 20:
225 (1853)
 Laestadia errabunda (Roberge ex Desm.) Rehm, Hedwigia 41:
202 (1902)
 Myxosporina fagi (Roberge ex Desm.) Höhn., Hedwigia 62: 48
(1920)
 Myxosporina tiliae (Oudem.) Höhn., Hedwigia 62: 48 (1920)
 Sphaerella errabunda (Roberge ex Desm.) Auersw., in
Rabenhorst, Fungi europ. exsicc.: no. 944 (1869)
 Sphaerella veneta (Sacc. & Speg.) Cooke, Grevillea 16(no. 79):
77 (1888)
 Sphaeria errabunda Roberge ex Desm., Annls Sci. Nat., Bot.,
sér. 3 10: 355 (1849)

1.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

Apionomonia quercina produce diminutos peritecios, de color oscuro


tendiendo a marrón, en las hojas senescentes o ya caídos,
generalmente sobreviviendo bajo condiciones de invierno. Los peritecios
miden de 330-450 x 580-850 μm. Las ascas son evanescentes y miden
8-15 x 40-55μm. Las ascosporas son bicelulados, hialina, tendiendo a
amarillo pálido, y miden 3-7 x 13-22 μm. M. El acérvulo de D. quercina
que desarrollan en brotes y ramas es redondo o elíptico, con un diámetro
a menudo superior a 250 μm. Las conidias son unicelulados, hialinos,
elipsoides, 3-6 x 8-15 μm. Las colonias en PDA son de una fuerte
tonalidad marrón clara, con un micelio sumergido que presenta hifas
hialinas y septadas.

1.4. DISEMINACION

La distribución del agente antracnosis del roble no parece depender del


sitio o de la naturaleza del suelo, ya que se produce en todos los tipos
de sitios y suelos, con independencia de la altitud que soporta o de su
exposición al sol.
Incidencia de la enfermedad, la gravedad y la extensión están
estrechamente relacionados con el clima. El tiempo lluvioso,
especialmente en la primavera y el verano, aumenta considerablemente
la incidencia de la enfermedad en Gran Bretaña (Grove, 1937).
En el aire las ascosporas y conidios se dispersan por el viento, la lluvia
y, presumiblemente por los insectos, mientras que en los canales de
riego, las ascosporas liberadas por los peritecios se propagan por
percolación del agua.
El hongo endófito fitopatógeno Apionomonia quercina se propaga a
largas distancias través de las plántulas ya infectadas que se envían
como material para la siembra. Asimismo, el anamorfo produce y
dispersa esporas asexuales constantemente por lo menos durante 2
semanas. Durante este tiempo, la infección se vuelve muy intensa. La
severidad de la enfermedad se ve reforzada también por la liberación de
las ascosporas en primer lugar, que se diferencian en las hojas y
constituyen la infección primaria.

1.5. SINTOMATOLOGIA
Los síntomas de antracnosis en el roble son típicos y bien caracterizados
para cada forma.
El teleomorfo A. quercina esencialmente induce manchas en las hojas,
mientras que el anamorfo D. quercina causa muerte descendente. Los
síntomas varían dependiendo del clima, las especies de roble infectados,
la fase fenológica del árbol en el momento de la infección, y también el
órgano infectado del árbol.
En los países mediterráneos los primeros síntomas en aparecer son
pequeñas manchas marrones en las hojas, poco después de la
reanudación de crecimiento anual. Las manchas aumentan
gradualmente en tamaño y se convierten en marrón rojizo. Estas
manchas de mayor tamaño suelen ser irregulares en su contorno, y
limitados por las venas de las hojas. Es a causa de estos síntomas que
las enfermedades causadas por este y otros agentes antracnósicos
también se llaman "mancha foliar angular". Esas manchas que son más
casi redondas son aproximadamente de 12-22 μm de diámetro. A
medida que la enfermedad progresa, los puntos pueden llegar a ser
confluentes y en algunos casos cubrir toda la superficie de la hoja entre
las venas. Una parte de la lámina foliar sin embargo permanece siempre
verde. Cuando las manchas cubren alrededor de cuatro quintas partes
de la lámina foliar, la marchitez de la hoja, se vuelve como de papel, de
color avellana-marrón, y de aspecto retorcido. Todas las hojas en
desarrollo de la corona son a menudo muertas.
Las hojas más viejas también se ven afectadas, pero sus síntomas
siguen siendo limitados para las manchas marrones. Estas manchas se
extienden igualmente, pero normalmente no ocupan casi toda la
superficie foliar.
Después de la colonización foliar, el patógeno invade el pecíolo y por
este alcanza el brote. Los brotes pueden sin embargo también ser
infectadas directamente por el anamorfo. La muerte del brote ocurre
cuando está completamente rodeado por el patógeno. La infección
entonces avanza a las ramas, que por lo general desarrollan un cancro
ligeramente deprimido de 7-10 cm de longitud. Este patrón de
colonización conduce a la muerte de un número de ramas, dando lugar a
la muerte regresiva típica del brote. Las bellotas son también a menudo
infectadas. Como consecuencia de la infección, las pequeñas manchas
negras se desarrollan en las bellotas.

1.6. SOBREVIVENCIA

En invierno, el anamorfo sobrevive diferenciando sus acérvulos en


cancros en las ramas y ramitas. Cuando los inviernos son suaves el
teleomorfo puede sobrevivir en los peritecios que se forman en las hojas
caídas. La infección primaria se produce después de la temporada de
invierno, cuando las temperaturas alcanzan 18 a 20 °C, que es lo
suficientemente alta como para los peritecios y los acérvulos puedan
madurar. Las ascosporas y conidios infectan las hojas, las yemas, brotes
y ramitas. El teleomorfo normalmente coloniza las hojas, yemas y brotes,
mientras que el anamorfo coloniza no sólo las hojas y brotes, sino
también la corteza y xilema de los brotes (Ragazzi et al., 1999).
En la campo cuando aparece el estado anamórfico, es inhibida por
temperaturas superiores a 25 ° C y se vuelve más activo durante las
temperaturas más suaves y de mayor humedad que se presentan
generalmente de la noches y en la mañanas (Ragazzi et al., 1999).

1.7. RANGO DE HOSPEDANTES

El agente causal endófito fitopatógenos de la antracnosis se produce en


varias especies de robles mediterráneos. D. quercina ha sido aislado de
Q. cerris L., Q. frainetto Ten., Q. ilex L., Q. pubescens Willd., Q. robur L.,
Q. suber L. y de otros miembros de la familia fagaceae: Castanea sativa
Mill. y Fagus sylvatica L. Otras especies de robles mediterráneos, tales
como Q. coccifera L., P. congesta Presl., Q. dalechampii Diez. , Q.
macrolepis Kotschy, Q. pirenaica Willd., Q. troiana Webb. , Q. virgiliana
Ten, cuya colección de hongos endófitos no se ha sido investigado
suficientemente o en absoluto, puede ser también hospedantes.
Se ha encontrado una amplia gama de relaciones, que van desde una
baja especificidad hasta una alta especificidad. Términos como
hospedante exclusivo u hospedante recurrente también fueron utilizados
para describir los puntos extremos o intermedios, la cual no encaja
adecuadamente dentro de esas dos categorías (Zhou y Hyde 2001).
Está claro que es imposible limitar todas las interacciones huésped-
hongo a un esquema binario rígido específico o no específico, ya que
son dinámicos y varían con el tiempo. El holomorfo A. quercina / D.
quercina presenta una diferencia ya que el teleomorfo y el anamorfo
difieren en su preferencia hacia su hospedante. El teleomorfo coloniza
una amplia gama de especies de roble, mientras que los hospedantes
del anamorfo se limitan casi exclusivamente a Q. cerris, Q. pubescens y
Q. suber; su aparición en otros hospedantes es raro. Se necesitan más
estudios para dilucidar los factores que rigen esta diferencia en la
colonización de sus hospedantes (Pirttila y Frank, 2011).
Los estados teleomórfica y anamórficos no sólo difieren en su
preferencia a su hospedante, sino también difieren en cuanto al órgano
de su hospedante, y esto también tiene que ser delucidado. La
preferencia al órgano hospedante se produce tanto en la forma sexual y
asexual de A. quercina / D. quercina, en Q. cerris y en Q. pubescens. El
teleomorfo A. quercina se produce sólo en las hojas, en el que se
sobrevive bajo el invierno, diferenciando sus peritecios a principios de la
primavera. El anamorfo D. quercina sobrevive de un año a otro en las
ramitas y ramas cancrosas, y en algunos lugares de los brotes donde las
condiciones son favorables (Anselmi et al., 2004).
Esta divergencia entre la preferencia del hospedante y la preferencia al
órgano del hospedante apoya la hipótesis de que la interacción
competitiva entre las dos formas, que explotan casi el mismo recurso, a
través del tiempo les llevó a diversificar sus nichos, aunque con
frecuentes coincidencias. Entonces al respecto, las dos formas
metagenéticamente relacionados actúan como entidades distintas, que
compiten (Pirttila y Frank, 2011).
Las diferencias en cuanto a la preferencia del hospedante y al órgano
del hospedante son ejemplos clásicos de polimorfismo de recursos. El
fenómeno se encuentra en varios holomorfos del reino fungi y también
es común entre las formas de grupos taxonómicos en otros reinos (Smith
y Skulason 1996).
Por otro lado, la especialización es una estrategia básica de los
organismos para asegurar su supervivencia. Especies desarrollan rutas
evolutivas distintas con el fin de sobrevivir en diferentes áreas
geográficas, climas, estaciones, los hábitats y nichos que ofrecen
diferentes recursos alimenticios para ellos. En consecuencia, es difícil de
hallar dos especies en la naturaleza cuyos nichos se solapan por
completo (es decir, todas las especies tienden a tener nichos
restringidos). Investigación a través de diversos taxones sugieren que el
polimorfismo de recursos es una fuerza de la diversificación que pueden
desempeñar un papel importante en la divergencia y especiación de la
población, sin embargo, poco esfuerzo se ha ido hacia el examen de los
mecanismos y las condiciones que producen y mantienen este
fenómeno en los hongos (Pirttila y Frank, 2011).
La especificidad al hospedante y la especificidad al órgano en cualquier
caso, evolucionan a lo largo de una serie coordinada de medidas que
incluyen el reconocimiento recíproco entre el hospedante y el hongo,
seguido por la penetración de la epidermis del hospedante por el hongo,
y la colonización del tejido del huésped. Para que se produzcan estos
pasos, ambos organismos que interactúan deben desarrollar rasgos
coincidentes. Estos rasgos coincidentes sólo pueden surgir a través de
una estrecha adecuación entre la planta y el hongo endófito, y esto sólo
se puede llegar por una convivencia de muchos años y la coevolución
(Moricca y Ragazzi 2008).

1.8. MEDIDAS DE CONTROL

El control de la antracnosis roble representa una tarea difícil, con


medidas efectivas que son escasos o inexistentes. En cualquier caso,
este objetivo se persigue a través de diferentes estrategias que se deben
tener en cuenta, en primer lugar, el contexto en el que estamos llamados
a operar.
En jardines botánicos y en los bosques urbanos y periurbanos, el
problema del control se ve agravada por el hecho de que otros
microorganismos también están implicados, sobre todo en árboles
adultos. Los problemas es aún más difícil de resolver en los hábitats
naturales, especialmente las grandes áreas forestales, donde las únicas
medidas de control son preventivas, dirigidos a prevenir o retrasar la
enfermedad. Tales medidas profilácticas incluyen el uso de material
vegetal sano en nuevas plantaciones, y la plantación de semillas sanas o
en las semillas de tipos de árboles sanos. Tales medidas limitan el
riesgo de brotes de enfermedades futuras. Otra buena práctica es
eliminar cualquier robles y hayas que están muy infectadas. Todas estas
medidas están basadas en la evidencia de que la destrucción de la
biomasa patogénica limita la incidencia de la enfermedad. También es
muy recomendable mantener un espacio adecuado entre los árboles. En
lugares donde la densidad de árboles no es demasiado alta, y donde la
humedad relativa es generalmente por debajo de 40 a 50%, la
producción de conidios de D. quercina se reduce mucho (Ragazzi et al.,
1999).
Recogiendo y la quemando los residuos vegetales infectados, tales
como hojas caídas, ramas reduce significativamente el inóculo del
patógeno en el vivero, parques urbanos y en jardines botánicos. En
estos lugares, la tasa de infección también se reduce sustancialmente al
mantener los árboles en buenas condiciones, con riego, buena
fertilización y adecuada ventilación.
Los pesticidas se deben rociar sólo en circunstancias particulares en
plántulas y árboles jóvenes de los viveros o en individuos de roble
aislados en parques y jardines. El uso de los plaguicidas es también
justificado en casos excepcionales en árboles jóvenes bajo condiciones
de campo, cuando crecen en áreas pequeñas y bien circunscritas.
La aplicación de 1% de mezcla de caldo bordales, seguido de tres
aplicaciones de un fungicida a base de Tiram en intervalos de 10 días,
controla de manera efectiva la antracnosis del roble en el vivero
(Morelet, 1989).
En los raros casos de infección intensa, cuando la enfermedad provoca
una fuerte defoliación durante varios años consecutivos, se recomienda
dos aplicaciones de Tiofanato-metilo, espaciados entre 7-10 días para su
control y con ello comenzará el crecimiento vegetativo. Se requiere
fumigación adicional si la temporada de crecimiento es fresca y húmeda.
Los tratamientos con Benomilo, Topsin y Zineb en intervalos de 15-20
días a finales de mayo redujo la incidencia de Gloeosporium quercinum
en Azerbaiyán, y el control total se logró con 0,4% Polycarbacin
(Guseinov 1975).
Todo lo anterior son buenas prácticas de manejo en un sistemas
artificial, donde el equilibrio entre las poblaciones de plantas y patógenos
se pueden manipular con precisión, variando las entradas para controlar
la enfermedad, pero no se puede controlar la antracnosis del roble en el
bosque. En el roble destaca las preocupaciones ecológicas y riesgos
para la salud y estos hacen que el control químico sea prohibitivamente
caro y no garantizado para el medio ambiente. Métodos de control no
químicos, por otra parte, serían totalmente ineficaces, ya que son
demasiado laboriosos, complicado por problemas operativos,
antieconómicos e inviable en grandes áreas.
Un nuevo medio de control y prometedor es explotando antagonistas
naturales de la antracnosis del roble. Muchos hongos, tales como
Epicoccum nigrum y varias especies de Trichoderma, habitan de manera
sintópica en el mismos roble, y actualmente están siendo probados por
su capacidad para inhibir o suprimir el crecimiento y reproducción de A.
quercina / D. quercina (Harman, 2000).
Las plantas tratadas con antagonistas tienen generalmente una mayor
eficiencia fotosintética, un mejor crecimiento, y producen un rendimiento
de mayor calidad. No sólo son árboles más vigorosa, sino que también
son más resistentes a los parásitos (Beso, 2001).

2. Albonectria rigidiuscula (Berk. & Broome) Rossman & Samuels

2.1. NOMBRE ACTUAL:


 Albonectria rigidiuscula (Berk. & Broome) Rossman &
Samuels, in Rossman, Samuels, Rogerson & Lowen, Stud.
Mycol. 42: 105 (1999)

2.2. SINONIMOS:

 Calonectria eburnea Rehm, Hedwigia 37: 196 (1898)


 Calonectria lichenigena Speg., Boln Acad. nac. Cienc. Córdoba
11(4): 530 (1889)
 Calonectria rigidiuscula (Berk. & Broome) Sacc., Michelia
1(no. 3): 313 (1878)
 Calonectria sulcata Starbäck, Bih. K. svenska VetenskAkad.
Handl., Afd. 3 25(no. 1): 29 (1899)
 Calonectria tetraspora (Seaver) Sacc. & Trotter, Syll. fung.
(Abellini) 22: 487 (1913)
 Fusarium decemcellulare Brick, Jber. Vereinig. Angew. Bot. 6:
227 (1908)
 Fusarium rigidiusculum W.C. Snyder & H.N. Hansen, Am. J.
Bot. 32: 664 (1945)
 Fusarium spicariae-colorantis Sacc. & Trotter ex De Jonge [as
'spicaria-colorantis'], Rec. Trav. bot. Néerl. 6: tab. 2, fig. 9 (1909)
 Nectria rigidiuscula Berk. & Broome, J. Linn. Soc., Bot. 14(no.
74): 116 (1873) [1875]
 Nectria rigidiuscula Berk. & Broome, J. Linn. Soc., Bot. 14(no.
74): 116 (1873) [1875] f. rigidiuscula
 Nectria rigidiuscula f. theobromae E.J. Ford, Bourret &
Snyder, Phytopathology 57: 712 (1967)
 Scoleconectria tetraspora Seaver, N. Amer. Fl. (New York) 3(1):
27 (1910)
 Spicaria colorans De Jonge, J. Indian bot. Soc. 6: 37 (1909)

2.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS


Desde cojín agallas, escoba de brujas superficiales como
síntomas y en placas de agar, de una manera uniforme y
constante se obtuvieron los crecimientos de Fusarium
decemcellulare con macroconidios conspicuos desarrollados a
partir de esporodoquios y monofiálides, de forma tubular, con
paredes gruesas, rectas y curvas en ambos lados de los conidios,
3-9 septas (septos con más frecuencia 7 a 8), con una célula
apical enganchado y redondeada y con una célula pie basal de
27-77 x 3 a 5 μm. Las microconidios desarrollaron en cadenas de
monofialides en conidióforos simples y ramificados (23-40 μm),
ovalada, de 0-1 septos, 6-16 x 5-3 m, con una papila plana en la
célula basal.
Este endófito fitopatógeno no forma clamidosporas. Las colonias
en PDA son de crecimiento lento, con un micelio de color blanco
crema inicialmente y después polvoso con un intenso pigmento
rosado y una abundante producción de fiálides y microconidios.
Los síntomas y la morfología de los hongos son coincidentes con
las descripciones de la enfermedad de la buba del cacao (Leslie y
Summerell, 2006) y su agente causal Fusarium decemcellulare
Brick 1908, anamorfo de Albonectria rigidiuscula (Berk y escoba)
Rossman y Samuels 1999, basyonim: Nectria rigidiuscula Berk y
Broome (1875).
Esta enfermedad se informó en primer lugar en la Guayana
Británica en 1905 (Ploetz, 2006). Dado que este informe inicial de
1959 se consideró que es causada por diferentes agentes hasta
que Brunt y Wharton (1962) cuando inocularon brotes en Ghana,
demostró que F. decemcellulare fue el agente causal de la buba
del cacao y que la enfermedad no era sistémica. Aunque estos
autores utilizaron el nombre teleomorfa Calonectria rigidiuscula
que sólo informan de la obra con la etapa anamorfo F.
decemcellulare.

2.4. DISEMINACION
La incidencia de A. rigidiuscula es alta durante los meses
húmedos del año, cuando la enfermedad también es más
evidente. El hongo es diseminada a través de macroconidios
producidos en pequeña esporodoquios en tallos y ramas muertas,
microconidios desarrollados a partir de micelios que crecen en
tejidos infectados recientemente y ascosporas producidos en
vainas caídas y ramas muertas en descomposición en el suelo y
tiene además una fase saprofita en el suelo (Booth y Waterston,
1964).
Ford et al. (1967), muestra que las agallas de aislamientos
inducidos, son ascas heterotálicos que producen de cuatro a ocho
ascosporas, mientras tanto los homotálica que producen
peritecios a partir de cultivos de ascosporas individuales, no
provocar la enfermedad. Los peritecios se producen en pequeños
grupos de estromas en ramas muertas en mucho tiempo y
emergen a través de la corteza produciendo ascosporas durante
la temporada de lluvias, que se disemina por el viento o las
salpicaduras de gotas de lluvia a otras heridas o tejidos
expuestos. El hongo puede sobrevivir como micelio vegetativo en
la corteza y los bordes de las lesiones de cancrosas del
hospedante y también como esporas, cuerpos de fructificación y
como saprofito de la corteza.

2.5. SINTOMATOLOGIA

Los síntomas de campo consistieron en un crecimiento


desorganizado de los meristemos en ramas y tallos de plantas de
cacao con una súper producción primordios vegetativos y florales
que se desarrollaron en agallas como pequeñas bolas de cojines
de puntos verdes a algunas formas caulinares de escoba de
brujas o a una incontrolada producción de flores en la agalla.
Los síntomas en los árboles comenzaron con la aparición de
múltiples brotes individuales a manera de cojines aislados de una
rama o un tronco indicando el progreso de la enfermedad, la
presencia de colchones afectados en ramas y troncos es muy
frecuente. Los cojines afectados pueden quedarse como agallas
de punto verde o eventualmente desarrollar a brotes cortos con
alrededor de 15-20 cm de longitud, que finalmente se mueren y se
secan, con un ocasional coloración de los micelios de crecimiento
de blanco grisáceo en la superficie.

2.6. SOBREVIVENCIA

El endófito fitopatógeno A. rigidiuscula ha sido reportado


principalmente como un saprófito que vive en los tejidos de la
corteza muerta y heridas en árboles débiles que se desarrolla con
frecuencia después de infecciones por Phytophthora sp., L.
theobromae, u otros patógenos de plantas y los daños de insectos
(Crowdy, 1947).
El hongo no sólo puede impedir la cicatrización de las lesiones
necróticas causadas por otros patógenos de las plantas, sino
también mantener su viabilidad en lesiones curadas causadas por
otros agentes, de los que pueden producir nuevas infecciones
cuando las condiciones ambientales son favorables (Booth y
Waterston, 1964).

2.7. RANGO DE HOSPEDANTES

Fusarium decemcellulare se había reportado anteriormente en


Cuba (como Nectria rigidiuscula) como un hongo de crecimiento
endofítico en diferentes árboles forestales en las provincias de La
Habana, Matanzas y Granma Castañeda y Rodríguez, 1998).
Como A. rigidiuscula es un endófito común en muchas especies
de plantas, incluyendo los árboles frutales y forestales de
diferentes familias es probable que tenga diferentes razas
fisiológicas (Booth y Waterston, 1964).
2.8. MEDIDAS DE CONTROL

Las consideraciones preliminares con respecto a las medidas de


control se pueden derivar de las observaciones realizadas en los
campos afectados y de los informes sobre el ciclo biológico de A.
rigidiuscula, los cuales son: a) la enfermedad es más común en
los árboles estresados y tejidos dañados por insectos, la mejora
de las condiciones de cultivo del cacao y la reducción de los
daños de insectos por diferentes métodos habituales (Brunt y
Wharton, 1962);
b) el saneamiento frecuente de agallas mediante podas, por
ejemplo la eliminación de la corteza hasta cambium y por lo
menos de 2,5 cm desde los límites exteriores de agallas; c) evitar
la poda durante la temporada de lluvias y favorecer la
cicatrización de los tejidos expuestos por una adecuada nutrición
y protección con un fungicida protector.

3. Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. & Sacc.

3.1. NOMBRE ACTUAL:

 Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. & Sacc., Atti


Inst. Veneto Sci. lett., ed Arti, Sér. 6 2: 670 (1884)

3.2. SINONIMOS:

 Ascochyta rufomaculans (Berk.) Berk., Outl. Brit. Fung.


(London): 320 (1860)
 Caulochora baumgartneri Petr., Annls mycol. 38(2/4): 341
(1940)
 Colletotrichum annonicola Speg. [as 'anonicola'], Anal. Mus.
nac. B. Aires, Ser. 3 13: 406 (1911)
 Colletotrichum brachysporum Speg., Boln Acad. nac. Cienc.
Córdoba 23(3-4): 589 (1919) [1918]
 Colletotrichum chardonianum Nolla, J. Dept. Agric. Porto Rico
10: 247 (1927)
 Colletotrichum cinctum (Berk. & M.A. Curtis) Stoneman, Bot.
Gaz. 26: 106 (1898)
 Colletotrichum coffeophilum Speg., Boln Acad. nac. Cienc.
Córdoba 23(3-4): 589 (1919) [1918]
 Colletotrichum dracaenae Allesch., Rabenh. Krypt.-Fl., Edn 2
(Leipzig) 1(7): 560 (1902) [1903]
 Colletotrichum exiguum Penz. & Sacc., Atti Inst. Veneto Sci.
lett., ed Arti, Sér. 6 2: 577 (no. 133) (1884)
 Colletotrichum fructigenum (Berk.) Vassiljevsky, Fungi
Imperfecti Parasitici 2: 296 (1950)
 Colletotrichum gloeosporioides f. alatae R.D. Singh, Prasad &
R.L. Mathur, Indian Phytopath. 19: 69 (1966)
 Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. & Sacc., Atti
Inst. Veneto Sci. lett., ed Arti, Sér. 6 2: 670 (1884) f.
gloeosporioides
 Colletotrichum gloeosporioides f. melongenae Fournet, Ann.
Mus. Civ. Stor. Nat. Genova 5(1): 13 (1973)
 Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. & Sacc., Atti
Inst. Veneto Sci. lett., ed Arti, Sér. 6 2: 670 (1884) var.
gloeosporioides
 Colletotrichum gloeosporioides var. gomphrenae Perera,
Revista de la Facultad de Agronomia, Universidad Nacional de La
Plata 41(1): 12 (1965)
 Colletotrichum intermedium (Sacc.) Sawada, Special
Publication College of Agriculture, National Taiwan University 8:
169 (1959)
 Colletotrichum iresines F. Stevens, Illinois Biol. Monogr.
(Urbana) 11(2): 206 (1927)
 Colletotrichum montemartinii f. rohdeae Traverso [as
'rhodeae'], in Sydow, Annls mycol. 1(3): 231 (1903)
 Colletotrichum passiflorae F. Stevens & P.A. Young, in
Stevens, Bulletin of the Bernice P. Bishop Museum, Honolulu,
Hawaii 19: 146 (1925)
 Colletotrichum peregrinum Pass., Atti R. Acad. Lincei, Mem. Cl.
Sci. Fis., sér. 4 6: 468 (1890)
 Colletotrichum xanthii Halst. [as 'Xanthi'], Bull. Torrey bot. Club
20: 251 (1893)
 Gloeosporium anceps Penz. & Sacc., Malpighia 15(7-9): 238
(1902) [1901]
 Gloeosporium aurantiorum Westend., Bull. Acad. R. Sci. Belg.,
Cl. Sci. 21(2): 236 (1854)
 Gloeosporium catechu Syd. & P. Syd., Annls mycol. 11(1): 64
(1913)
 Gloeosporium cinctum Berk. & M.A. Curtis, in Berkeley,
Grevillea 3(no. 25): 13 (1874)
 Gloeosporium citricola Speg., Boln Acad. nac. Cienc. Córdoba
11(4): 610 (1889)
 Gloeosporium cocophilum Wakef., Bull. Misc. Inf., Kew: 105
(1913)
 Gloeosporium crini Sacc., Annls mycol. 6(6): 556 (1908)
 Gloeosporium depressum Penz., Michelia 2(no. 8): 447 (1882)
 Gloeosporium fructigenum Berk., Gard. Chron., London: 245
(1856)
 Gloeosporium hesperidearum Catt., Rc. Ist. Lomb., Milano, ser.
2 12: 322 (1879)
 Gloeosporium intermedium Sacc., Michelia 2(no. 6): 118 (1880)
 Gloeosporium intermedium f. limoniae-australis Penz., Atti
Inst. Veneto Sci. lett., ed Arti, Sér. 6 2: 682 (1884)
 Gloeosporium intermedium var. subramulosum Sacc.,
Michelia 2(no. 6): 168 (1880)
 Gloeosporium macropus Sacc., Michelia 1(no. 2): 217 (1878)
 Gloeosporium magnoliae Pass., Atti R. Acad. Lincei, Mem. Cl.
Sci. Fis., sér. 4 6: 468 (1890)
 Gloeosporium mutinense Traverso, Annls mycol. 1(3): 230
(1903)
 Gloeosporium nitidulum Speg., Boln Acad. nac. Cienc. Córdoba
11(4): 611 (1889)
 Gloeosporium nubilosum Pass., Atti R. Acad. Lincei, Mem. Cl.
Sci. Fis., sér. 4 6: 468 (1890)
 Gloeosporium oleandri Sacc., Annls mycol. 6(6): 556 (1908)
 Gloeosporium patella Penz. & Sacc., Atti Inst. Veneto Sci. lett.,
ed Arti, Sér. 6 2: 658 (1884)
 Gloeosporium peleae F. Stevens, Bulletin of the Bernice P.
Bishop Museum, Honolulu, Hawaii 19: 144 (1925)
 Gloeosporium puiggarii Speg., Boln Acad. nac. Cienc. Córdoba
23(3-4): 528 (1919) [1918]
 Gloeosporium rhododendri Briosi & Cavara, Funghi Parass.
Piante Colt. od Utili: no. 198 (1892)
 Gloeosporium roseolum Bres., Annls mycol. 13(2): 105 (1915)
 Gloeosporium rufomaculans (Berk.) Thüm., Fungi pomicoli,
Monographische Beschreibung der auf den Obstfrüchten der
gemässigten Klimate vorkommenden Pilze (Wien): 61 (1879)
 Gloeosporium spegazzinii Sacc., Syll. fung. (Abellini) 10: 449
(1892)
 Gloeosporium sphaerelloides f. major Penz., Michelia 2(no. 8):
449 (1882)
 Gloeosporium tabernaemontanae Speg., Revista Argent. Hist.
Nat. 1(2): 153 (1891)
 Gloeosporium torquens Syd. & P. Syd., Annls mycol. 11(1): 65
(1913)
 Glomerella acaciae W. Yamam. & S. Ito, in Yamamoto, Sci.
Rep. Hyogo Univ. Agric., Ser. Agr. Biol. 5(1): 2 (1961)
 Glomerella bromeliae F. Stevens & Weedon, Illinois Biol.
Monogr. (Urbana) 11(2): 201 (1927)
 Glomerella cincta (Stoneman) Spauld. & H. Schrenk, Science,
N.Y. 17: 751 (1903)
 Glomerella cingulata (Stoneman) Spauld. & H. Schrenk, in
Schrenk & Spaulding, Science, N.Y. 17: 751 (1903)
 Glomerella cingulata (Stoneman) Spauld. & H. Schrenk, in
Schrenk & Spaulding, Science, N.Y. 17: 751 (1903) var. cingulata
 Glomerella cingulata var. migrans Wollenw., Z. ParasitKde 14:
262 (1949)
 Glomerella cingulata var. minor Wollenw., Z. ParasitKde 14:
261 (1949)
 Glomerella fructigena (G.P. Clinton) Sacc., Syll. fung. (Abellini)
17: 573 (1905)
 Glomerella fructigena (G.P. Clinton) Sacc., Syll. fung. (Abellini)
17: 573 (1905) var. fructigena
 Glomerella microspila Syd., Annls mycol. 37(3): 213 (1939)
 Glomerella phormii (J. Schröt.) D.F. Farr & Rossman, in Farr,
Aime, Rossman & Palm, Mycol. Res. 110(12): 1403 (2006)
 Glomerella piperata (Stoneman) Spauld. & H. Schrenk,
Science, N.Y. 17: 751 (1903)
 Glomerella rubicola (Stoneman) Spauld. & H. Schrenk,
Science, N.Y. 17: 751 (1903)
 Glomerella rufomaculans (Berk.) Spauld. & H. Schrenk,
Science, N.Y. 17: 751 (1903)
 Glomerella rufomaculans (Berk.) Spauld. & H. Schrenk,
Science, N.Y. 17: 751 (1903) var. rufomaculans
 Gnomoniopsis cincta Stoneman, Bot. Gaz. 26: 106 (1898)
 Gnomoniopsis cingulata Stoneman, Bot. Gaz. 26: 101 (1898)
 Gnomoniopsis fructigena G.P. Clinton, Bull. Illinois agricultural
Experimental Station 69: 211 (1902)
 Gnomoniopsis piperata Stoneman, Bot. Gaz. 26: 104 (1898)
 Gnomoniopsis rubicola Stoneman, Bot. Gaz. 26: 108 (1898)
 Guignardia cephalotaxi (Syd., P. Syd. & Hara) Sacc., Shirai's
List of Japanese Fungi 24: 153 (1927)
 Hypostegium phormii (J. Schröt.) Theiss., Verh. zool.-bot. Ges.
Wien 66: 384 (1916)
 Laestadia cephalotaxi Syd., P. Syd. & Hara, in Sydow & Sydow,
Annls mycol. 11(1): 57 (1913)
 Neozimmermannia elasticae (Zimm.) Koord., Verh. K. Akad.
Wet., tweede sect. 13(4): 68 (1907)
 Phomatospora elasticae Zimm., Bulletin Inst. Bot. Buitenzorg
10: 15 (1901)
 Physalospora acaciae Kaz. Itô & Shibuk., Bull. Govt Forest
Exp. Stn Meguro 92: 60 (1956)
 Physalospora coffeicola Speg., Boln Acad. nac. Cienc. Córdoba
23(3-4): 555 (1919) [1918]
 Physalospora phormii J. Schröt., in Cohn, Krypt.-Fl. Schlesien
(Breslau) 3.2(3): 347 (1894) [1908]
 Septoria rufomaculans Berk., Gard. Chron., London: 676 (1854)
 Vermicularia gloeosporioides Penz., Michelia 2(no. 8): 450
(1882)
 Vermicularia microchaeta Pass., Atti R. Acad. Lincei, Mem. Cl.
Sci. Fis., sér. 4 6: 464 (1890)

3.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

El agente causal de la antracnosis en frutales de pepita es


Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz y Sacc. Produce
acérvulos justo debajo de la cutícula que se rompen en el
momento en que se producen los conidióforos y las conidias. Los
conidias se producen en masas de color rosa-asalmonado, son
hialinas, uninucleadas, y cilíndricas. Su teleomorfo es Glomerella
cingulata (Stohem.) Spauld. y Schrenk, produce peritecas de 85-
300 μm de diámetro que se encuentran en grupos o separadas, a
veces en estromas que pueden no estar bien desarrollados. Son
globosos o piriformes, de color marrón oscuro a negro. Las ascas
(35-80 x 8-14 μm) son claviformes o cilíndricas y las ascosporas
(12-22 x 3.5-5 μm) son hialinas, un poco curvadas y unicelulares
(Sutton y Shane, 1983).
C. gloeosporioides tiene diversas formas. Existen formas
procedentes de ascosporas de peritecas y formas procedentes de
conidios que pueden generar a su vez dos tipos de micelio, uno
cromatogénico y otro no cromatogénico.

3.4. DISEMINACION

C. gloeosporioides presenta las primeras esporas viables en


épocas lluviosas y entre temperaturas de 19-24 °C.
Las ascosporas producidas en peritecas y las conidias
provenientes de acérvulos son liberadas durante la lluvia y
dispersadas por el aire. Las conidias y ascosporas germinan en
agua libre, forman apresorios, y pueden producir infección
después de 5 h a temperatura óptima (Shane y Sutton, 1981).
Las infecciones en frutos aumentan en periodos de humectación
largos y se producen por penetración o epidermis. La infección de
los frutos puede ocurrir justo después de la floración pero es más
común a partir de la mitad de periodo vegetativo. Los frutos son
igualmente sensibles durante todos los periodos de desarrollo. El
patógeno tiene un corto periodo de incubación y esporula
abundantemente en frutos infectados. Como consecuencia esta
enfermedad puede desarrollarse muy rápidamente en condiciones
favorables, especialmente bajo calor prolongado y tiempo húmedo
(Taylor, 1971).

3.5. SINTOMATOLOGIA

La infección de fruto se produce mayoritariamente cuando este


llega a la madurez, pero ya desde el cuajado existen niveles bajos
de infección en forma de pequeñas manchas que se mantiene sin
desarrollar hasta la maduración (quiescentes). Las lesiones
empiezan como pequeñas manchas ligeramente hundidas, que
pueden ser de color marrón claro a oscuro y que en frutos
maduros pueden presentar un halo rojo. La podredumbre
progresa hasta producir la caída del fruto o su momificación en el
árbol.
Los síntomas en frutos difieren según si la infección se inicia a
partir de ascosporas procedentes de la fase sexual o de conidias
procedentes de la fase asexual. Las lesiones producidas por
infecciones a partir de conidias son circulares y se hunden en el
tejido al crecer. Las lesiones que tienen más de 1-3 cm de
diámetro producen acérvulos en círculos concéntricos en torno al
punto de inicio de la infección.
En los acérvulos se producen numerosas conidias que se liberan
en la superficie del fruto. En condiciones de baja humedad las
masas de conidias tienen una apariencia cristalina mientras que
en condiciones de humedad elevada tienen un aspecto cremoso y
de color salmón. Las peritecas se encuentran en grupos
esparcidos en la superficie del fruto, son de color marron oscuro o
negro. Las masas de conidias asociadas a las peritecas son
inicialmente de color naranja o salmón y se vuelven de color
marron oscuro cuando la lesión es vieja. Los dos tipos de lesiones
se extienden en forma de cono hacia el corazón de la lesión, de
manera que la sección transversal tiene forma de V (Montesinos
et al., 2000).
En las hojas las ascosporas procedentes de la fase sexual causan
lesiones en condiciones de humedad elevada. Estas se inician
como pequeñas manchas de color rojo que crecen hasta formar
manchas irregulares de unos 0.5-1.5 cm de diámetro. También se
producen lesiones circulares y de 1-2 cm de diámetro a partir de
las conidias (Montesinos et al., 2000).

3.6. SOBREVIVENCIA

C. gloeosporioides sobrevive durante el periodo desfavorable


entre dos épocas productivas en forma de peritecas y acérvulos
en manzanas momificadas y ramas desprendidas de los árboles o
bien en forma de micelio en madera y cancros.

3.7. RANGO DE HOSPEDANTES

El hongo está distribuido en todo el mundo y tiene un amplio


rango de hospedantes.

3.8. MEDIDAS DE CONTROL

El control de la antracnosis está basado en el saneamiento,


eliminación de fuentes de inoculo y la aplicación de un programa
de tratamientos fungicidas preventivos. La eliminación de frutos
momificados, ramas, cancros y también madera muerta afectada
constituye una de las mejores medidas de control de la
enfermedad. Los fungicidas se deben aplicar cada 10-14 días
durante todo el periodo vegetativo. Los productos más eficaces
son los etilenbisditiocarbamatos, aunque otros fungicidas como
captan son también eficaces (Montesinos et al., 2000).

4. Dothiorella dominicana Petr. & Cif.

4.1. NOMBRE ACTUAL:

 Dothiorella dominicana Petr. & Cif., Annls mycol. 28(5/6): 410


(1930)

4.2. SINONIMOS:

 Fusicoccum aesculi Corda.

4.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS


El hongo produce colonias algodonosas de micelio grisáceo en
PDA y picnidios solitarios o cuerpos fructíferos estomáticos
multiloculares. Sobre las lesiones del tallo se producen picnidios
solitarios sumergidos en pseudoestroma subcuticular. Los
conidios presentan un tamaño de 12-25 x 4-6 μm y son de forma
fusiformes a naviculares (Ploetz et al., 1994).

4.4. DISEMINACION

Se diseminan principalmente por tejido infectado de un campo a


otro y a través de heridas expuestas y los utensilios de poda
contaminados al momento de realizar las labores culturales.

4.5. SINTOMATOLOGIA

El síntoma característico de esta enfermedad se produce en el


extremo de los brotes nuevos, bien en las yemas terminales, bien
en los yemas axilares, en forma de podredumbre oscura que
puede afectar al peciolo de las hojas y producir la muerte y caída
de la misma. Con frecuencia no siempre de las lesiones puede
fluir un líquido gomoso de color canela o marrón.
El hongo puede atacar a los frutos, pasando del extremo de los
brotes a través de los peciolos e irradiando sobre la superficie de
los mismos.

4.6. SUPERVIVENCIA

El hongo sobrevive sobre tejidos muertos en el árbol o suelo y


especialmente en frutos momificados (Ploetz, 2003). La
incidencia de D. dominicana está influenciada por un incremento
de la temperatura, acompañado de un estrés hídrico y bajos
niveles de nutrición de la planta. (Khanzada et al., 2005).
4.7. RANGO DE HOSPEDANTES

El hongo está distribuido en todo el mundo y tiene un amplio


rango de hospedantes como por ejemplo mango, cítricos (causa
un menor grado de enfermedad), palto, entre los principales.

4.8. MEDIDAS DE CONTROL

La poda y eliminación de ramas afectadas evita la dispersión de la


enfermedad, asimismo las aplicaciones de oxicloruro de cobre
han mostrado eficacia en algunas regiones del mundo.

5. Alternaria alternata (Fr.) Keissl.

5.1. NOMBRE ACTUAL:

 Alternaria alternata (Fr.) Keissl., Beih. bot. Zbl., Abt. 2 29: 434
(1912)

5.2. SINONIMOS:

 Alternaria alternata (Fr.) Keissl., Beih. bot. Zbl., Abt. 2 29: 434
(1912) var. alternata
 Alternaria alternata var. rosicola V.G. Rao, Mycopath. Mycol.
appl. 27: 132 (1965)
 Alternaria fasciculata (Cooke & Ellis) L.R. Jones & Grout, Bull.
Torrey bot. Club 24(5): 257 (1897)
 Alternaria rugosa McAlpine, Agric. Gaz. N.S.W., Sydney 7: 304
(1896)
 Alternaria tenuis Nees, Syst. Pilze (Würzburg): 72 (1816) [1816-
17]
 Alternaria tenuis f. chalaroides Sacc., Giorn. Vitic. Enol. 11: 132
(1903)
 Alternaria tenuis f. genuina Unamuno, Boln Real Soc. Españ.
Hist. Nat., Biologica 33: 224 (1933)
 Alternaria tenuis Nees, Syst. Pilze (Würzburg): 20 (1816) [1816-
17] f. tenuis
 Alternaria tenuis f. trichosanthis D. Sacc., Mycotheca ital.: no.
1592 (1898)
 Alternaria tenuis var. mali Marchal & É.J. Marchal, Bull. Soc.
R. Bot. Belg. 54: 133 (1921)
 Alternaria tenuis Nees, Syst. Pilze (Würzburg): 20 (1816) [1816-
17] var. tenuis
 Macrosporium fasciculatum Cooke & Ellis, Grevillea 6(no. 37):
6 (1877)
 Torula alternata Fr., Syst. mycol. (Lundae) 3(2): 500 (1832)

5.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

Las conidias generalmente son de color negro o negro oliváceo, a


veces gris. Los conidióforos surgen solitarios o en pequeños
grupos , simples o ramificados, recto o flexuoso, y a veces
geniculado, de color pálido a medio oliváceo o marrón dorado,
lisos, hasta 50 μm de largo, de 3-6 μm de grosor con uno o varias
cicatrices conidiales. Las conidias se disponen a lo largo, a
menudo en cadenas ramificadas, obclavada, obpiriforme, ovoide o
elipsoidal, frecuentemente con un pico corto cónico o cilíndrico, a
veces hasta no más de 1/3 de longitud de la conidia, presenta una
tonalidad pálido a medio marrón dorado, liso o equinulado
(ornamentado), con hasta 8 septas transversales y por lo general
con varias septas longitudinales u oblicuas, la longitud total es de
20-63 (37) μm, de 9-18 (13) μm de grosor en la parte más ancha;
el pico es de una tonalidad pálida de 2-5 μm de grosor (Ellis,
1971).

5.4. DISEMINACION

La mancha marrón de los cítricos está causada por el hongo


Alternaria alternata pv. citri, que tiene la particularidad de producir
una toxina que afecta de forma específica a un grupo de
variedades de mandarina.
Las esporas se diseminan por acción del viento y las salpicaduras
de lluvia, infectando las hojas y frutos de variedades susceptibles
en condiciones adecuadas de temperatura y humedad. El efecto
de la toxina es muy rápido y las lesiones son visibles a las pocas
horas de la infección. En las regiones de clima húmedo
subtropical como Florida, el verano está considerado como el
período crítico de infección. Algunos años, las lluvias ocasionales
en verano pueden inducir también infecciones, aunque de menor
intensidad que las de épocas lluviosas. Aunque la temperatura
óptima para la infección se sitúa entre los 25 y 27ºC, en
condiciones mediterráneas la mayor parte de las infecciones se
producen entre los 15 y 25ºC. La capacidad de las especies de
Alternaria para infectar en temperaturas sub-óptimas se ha
señalado como uno de los mecanismos de adaptación que les
permite desarrollarse en zonas climáticas adversas (Timmer et al.,
2003).
La lluvia juega un papel determinante en la enfermedad, ya que
favorece la diseminación de las esporas y proporciona la lámina
de agua necesaria para su germinación.
Estudios realizados por nuestro equipo indican que son
necesarios al menos 2,5 mm de precipitación y 12,5ºC para que
se inicien las infecciones. La incidencia de los daños causados
por la enfermedad es mayor a medida que aumenta la
pluviometría y la duración de la humectación. La presencia de
rocío se había señalado como un factor clave en el desarrollo
epidémico de la mancha marrón en condiciones semiáridas. Sin
embargo, nuestros resultados indican que los rocíos sólo
contribuyen a aumentar la incidencia de la enfermedad cuando
van precedidos por lluvias (Bassimba et al., 2013).

5.5. SINTOMATOLOGIA

En Alternaria alternata (Fr.) Keissl. pv. citri el síntoma general es


una fuerte defoliación de los árboles debido a las necrosis en
hojas y tallos de los brotes jóvenes. Sobre el limbo foliar aparecen
zonas necrosadas de tamaño variable que suelen provocar que la
hoja se curve lateralmente. Uno de los síntomas diferenciales de
esta enfermedad es el avance del hongo sobre los nervios de las
hojas. En primavera, los frutos recién cuajados pueden presentar
ya pequeñas lesiones superficiales a modo de puntos negros. A
medida que avanza el cultivo, las lesiones sobre la corteza de los
frutos se agudizan formando zonas deprimidas de color marrón
oscuro a negro que en sus fases finales muestran un halo
amarillento alrededor. Finalmente se observan unas depresiones
oscuras con un tamaño que puede superar los 10 mm de diámetro
(Ortuño et al., 2008).

5.6. SOBREVIVENCIA

El patógeno se reproduce mediante esporas que forma sobre las


lesiones en frutos, hojas, brotes y hojarasca.
Estudios recientes han demostrado que puede colonizar también
algunas malas hierbas. La presencia de esporas en las parcelas
afectadas es prácticamente continua, por lo que la disponibilidad
de inóculo no parece ser un factor limitante para el desarrollo de
la enfermedad en nuestras condiciones (Bassimba et al., 2013).

5.7. RANGO DE HOSPEDANTES


Es un fitoparásito de muchas especies de plantas y otros
substratos incluyendo alimentos, suelo y textiles; es cosmopolita
(Ellis, 1971).

5.8. MEDIDAS DE CONTROL

La gestión para el control de esta enfermedad requiere


necesariamente de la integración de diferentes tipos de medidas
de control (agronómicas, genéticas, químicas, etc.), por lo que la
expresión manejo integrado de enfermedades podría considerarse
redundante (Maloy, 1993).
No obstante, durante los últimos años, este término ha alcanzado
un alto grado de aceptación en el ámbito de la sanidad vegetal,
principalmente derivado de su uso en el control de plagas. En el
caso de las enfermedades, puede contribuir también a comunicar
un concepto de control más racional basado en elementos
técnicos de decisión.
Las medidas agronómicas son fundamentales para el control de la
mancha marrón. Hay que evitar las situaciones que favorezcan la
presencia de elevadas humedades ambientales en la parcela
junto con tejido vegetal joven altamente susceptible. No es
recomendable cultivar variedades sensibles en zonas húmedas y
poco ventiladas, ni tampoco bajo coberturas de malla u otras
estructuras que dificulten la circulación de aire. Para favorecer la
ventilación en la parcela, es muy importante orientar las filas a los
vientos dominantes y emplear marcos de plantación amplios.
En las plantaciones ya establecidas puede actuarse mediante la
poda para mejorar el paso del aire entre filas y entre árboles. La
cubierta vegetal y los restos de poda triturados sobre el suelo
pueden favorecer también la presencia de altas humedades
ambientales en la parcela. Se recomienda no utilizar patrones
vigorosos y evitar los excesos en el abonado nitrogenado, con el
fin de concentrar las brotamientos y evitar la presencia continuada
de tejido foliar susceptible. La amplia distribución del patógeno en
la copa de los árboles, la hojarasca y las malas hierbas hace muy
difícil aplicar medidas de reducción de inóculo efectivas.
El grado de susceptibilidad de la variedad determina en gran
medida la eficacia de las estrategias de control. En variedades
muy sensibles es difícil alcanzar niveles de eficacia aceptables,
incluso realizando varias aplicaciones fungicidas al año. En
cambio, en variedades menos sensibles posible obtener altos
niveles de control mediante una programación adecuada de los
tratamientos. Por otra parte, hay que considerar también la
interacción de la variedad con las condiciones microclimáticas de
la parcela. Un genotipo poco sensible puede verse muy afectado
si se cultiva en condiciones de alta humedad y poca ventilación.
En cambio, una variedad muy sensible apenas se verá afectada si
se cultiva en una zona seca y ventilada.
Aunque las medidas de tipo agronómico ayudan a reducir la
incidencia de la enfermedad, la aplicación de fungicidas es
indispensable para su control económico.
Actualmente, los tratamientos contra la mancha marrón se basan
en el uso de fungicidas Cúpricos y Mancozeb. La acción de estos
productos es únicamente preventiva, por lo que han de aplicarse
antes del inicio de las infecciones. Los tratamientos deben
repetirse cada 15-21 días mientras persista el riesgo de infección
o después de lluvias intensas que puedan lavar el producto. En
general, las formulaciones líquidas (SC) tienen una mayor
persistencia y resistencia al lavado por lluvia. En el caso de los
cobres, es posible reducir la dosis hasta 0,5 g/litro sin perder
eficacia. Esto es muy importante en el caso de la agricultura
ecológica, donde el uso de los cobres está limitado a un máximo
de 6 kg/ha anuales. Debido a la acción de la toxina que emite el
patógeno durante la infección, la aparición de síntomas es muy
rápida y la aplicación curativa de fungicidas no es efectiva. De
hecho, un retraso en el tratamiento de tan sólo unos pocos días
puede ocasionar la pérdida total de la cosecha (Vicent et al.,
2009).
Para ser efectivas, las aplicaciones fungicidas deben mantener
una protección adecuada de las hojas jóvenes y los frutos durante
los períodos de infección.
En condiciones mediterráneas, la disponibilidad de inóculo y tejido
vegetal susceptible es prácticamente continua. Sin embargo, las
condiciones climáticas sólo son favorables durante unos períodos
muy concretos, ligados principalmente a las condiciones de lluvia.
Esta situación facilita la aplicación de modelos predictivos que
estiman el riesgo de infección en función de las condiciones
meteorológicas (Gent et al., 2013). De esta forma, los
tratamientos fungicidas pueden programarse con antelación para
que cubran adecuadamente los períodos de infección. Hasta la
fecha, el único sistema disponible de este tipo era el modelo Alter-
Rater desarrollado en Florida (Bhatia et al., 2003). El problema de
este modelo es que no contempla las condiciones de infección
habituales en las zonas semiáridas, por lo que su capacidad de
predicción en las regiones mediterráneas es en general poco
satisfactoria.
6. Pestalotiopsis palmarum (Cooke) Steyaert, Bull.

6.1. NOMBRE ACTUAL

 Pestalotiopsis palmarum (Cooke) Steyaert, Bull. Jard. bot.


État Brux. 19(3): 322 (1949)

6.2. SINONIMOS

 Pestalotia palmarum Cooke [as 'Pestalozzia'], Grevillea


4(no. 31): 115 (1876)

6.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

El acérvulo se encuentra en asociación con las lesiones o sobre


áreas muertas descoloridas. Son globosos a lenticulares o
elipsoidales e irrumpe a través de la epidermis por un poro la cual
se convierte en irregular y amplia. La conidia emerge de oscuros
cirrus las cuales son difusos y se extienden a la madurez.
Los conidióforos (anneloforos) que se forman en la superficie
superior del estroma, es hialino, cilíndrico a obovoide, 1-4 μm de
diámetro, y 5-18 μm de largo, con 1-2 proliferaciones sucesivas.
La conidia es fusiforme, recta, raramente curvada, presenta 5
células, ligeramente constricta en la septa, 17-25(20) μm de largo
x 4.5-7.5 (6) μm de ancho. Presenta 3 células medianas 11.5-16.5
(13) μm de largo, de color oliváceo con las dos células medianas
superiores o células medianas simples. Presenta células
medianas apical y basal. Tiene 3 apéndices apicales, raramente
de 2 a 4, cilíndrica a obtuso en el ápice, 5-25(16) μm de largo.
Apéndices basales hialinos, rectos, 2-6 μm de largo.

6.4. DISEMINACION
La diseminación de la enfermedad está estrechamente
relacionada con el clima. Bajo condiciones de alta humedad y
lluviosos, especialmente en la primavera y el verano, aumenta
considerablemente la incidencia de la enfermedad.
Los conidios de material enfermo y basura se dispersan por el
contacto, salpicaduras de agua y la corriente del aire local,
posiblemente de forma limitada por el suelo a pesar de amplio
crecimiento en el suelo no ha sido reportado.

6.5. SINTOMATOLOGIA

Los síntomas de acérvulos de P. palmarum se encuentran


asiaciadas a manchas circulares de color pardo rojizo en el centro
de forma irregular y rodeada de un borde amarillo en las que se
observa una división de zonas más o menos acentuadas.
Generalmente los ataques de Pestalotiopsis se limitan a plantas
debilitadas por alguna condición inadecuada para su desarrollo
normal. Con frecuencia se asocian estos ataques con una
deficiencia de magnesio y tejidos en senectud.

6.6. SOBREVIVENCIA

El endófito fitopatógeno Pestalotiopsis palmarum ha sido


reportado principalmente como un saprófito que vive en los tejidos
de la corteza muerta y heridas en árboles débiles.

6.7. RANGO DE HOSPEDANTES

En general, las especies del género Pestalotiopsis están


ampliamente distribuidas en el mundo, desarrollando así en una
amplia gama de hospedantes. La mayoría de ellos son patógenos
de las plantas, pero algunos son saprófitos del suelo y de restos
de plantas.
P. palmarum no presenta especificidad de hospedante, varias
especies de plantas pueden ser infectados con este patógeno:
Washingtonia, Areca catechu, Borassus flabellifer L., Chamaerops
humilis y Elaeis guineensis, Hevea brasiliensis, Manilokara
hexandra y Musa sp. Los síntomas formados en las hojas
enfermas son de tonalidad amarillo marrón, blanco a gris, con un
esquema de color marrón oscuro, ovalada, alargada y paralela a
las costillas, de oscuros acérvulos que se puede observar en la
superficie superior en el centro de la hoja.
P. palmarum está muy extendida en los trópicos; el patógeno
induce la formación de severas lesiones y manchas gris en el
coco. Del mismo modo, la enfermedad P. palmarum se desarrolla
lentamente en las palmas de varias especies de árboles de
palmas, los síntomas se observan generalmente en las hojas
viejas y la para la penetración e infección requiere de una lesión.

6.8. MEDIDAS DE CONTROL

Se necesitan estrategias de control eficiente para una seria


enfermedad como Pestalotiopsis, y por lo tanto, el conocimiento
del agente causal y el ciclo de la enfermedad es importante. El
conocimiento preciso de la interacción planta- patógeno y su
variación funcional de acuerdo con los factores ambientales son
importantes para el manejo integrado de enfermedades mediante
métodos culturales, biológicos y químicos.
Elliott et al. (2004), reportó que Pestalotiopsis puede producir un
gran número de esporas que se dispersan fácilmente en el aire o
por la salpicadura del agua, por lo que el saneamiento y el manejo
de la enfermedad son críticos. Sugirieron que las estrategias de
manejo del agua, tales como eliminación de riego por aspersión,
la disminución de la humedad de las hojas, el aumento del
espaciamiento de las plantas y el aumento de la circulación del
aire, pueden reducir las enfermedades en plantaciones de palma.
No obstante, como parte del manejo integrado de esta
enfermedad se sugiere el uso de fungicidas sistémicos y agentes
de biocontrol como Trichoderma, Gliocladium y Pseudomonas
para evitar el excesivo uso de pesticidas en los campos de
cultivos de Palma.

7. Phomopsis viticola (Sacc.) Sacc.

7.1. NOMBRE ACTUAL

 Phomopsis viticola (Sacc.) Sacc., Annls mycol. 13(2): 118


(1915)

7.2. SINONIMOS

 Cryptosporella viticola Shear, Phytopathology 1: 119 (1911)


 Diaporthe neoviticola Udayanga, Crous & K.D. Hyde, in
Udayanga, Liu, Crous, McKenzie, Chukeatirote & Hyde,
Fungal Diversity 56(1): 166 (2012)
 Diplodia viticola Desm., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 2 10: 311
(1838)
 Diplodia viticola f. foliicola Lobik, Reg. Plant. Prot. Station
News 1(2) (1926)
 Diplodia viticola Desm., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 2 10: 311
(1838) f. viticola
 Fusicoccum viticola Reddick, Bull. Cornell Univ. Agric. Exp.
Stn 263: 331 (1909)
 Metadiplodia subsolitaria f. viticola (Desm.) Zambett., Bull.
trimest. Soc. mycol. Fr. 70(3): 290 (1955) [1954]
 Phoma viticola Sacc., Michelia 2(no. 6): 92 (1880)
 Phoma viticola var. labruscae Gonz. Frag., Trab. Mus. Nac.
Cienc. Nat., Ser. Bot. 12: 33 (1917)
 Phoma viticola Sacc., Michelia 2(no. 6): 92 (1880) var.
viticola
 Phoma vitis Bonord., Abh. naturforsch. Ges. Halle 8: 14
(1864)
 Phomopsis viticola var. ampelopsidis Grove, Bull. Misc. Inf.,
Kew(4): 183 (1919)

7.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

Los picnidios están inicialmente inmerso en el tallo, luego


irrumpen a través de la epidermis, por lo general son solitario, de
color negro, hundido-subglobosas, uniloculado, a veces con la
base de la cavidad picnidial contorneado, ostiolate, hasta 500 μm
de ancho; pared picnidial estromático, compuesto por varias
capas de células pseudoparenquimaticas, la capa más interna de
pared delgada y hialina, la capa más externa de paredes gruesas
y fuertemente pigmentada. Las células conidiógenas son hialinas,
simple, cilíndrico, enteroblásticas, fialídicas, que surge de la capa
más interna de células que recubren la cavidad picnidial. Las
conidias tipo A son hialinos, unicelulares, elipsoide, planas o
redondeadas en la base, estrechado y señalado en el ápice, a
veces ligeramente constricto en la región media, gutulado,
normalmente con un gran gútula en cada extremo, (6-)7-9(-10) x
2.5-3 μm. Las conidias tipo B son hialinos, filiformes, curvas o
ganchoso, 18-28(-30) x 0.5-1 μm. Las conidias tipo C sí
presentan, son hialinas, elipsoides, estrechado en el ápice,
gutulado, 12-17 x 1.5-2 μm.
Las colonias en agar avena son flocosos, inicialmente blanco,
después se convirtió en blanco grisáceo a blanco amarillo con
numerosos picnidios distribuidos sobre la superficie del agar entre
el micelio, el reverso de la colonia es incolora o de color sepia
grisáceo con marrón oscuro.
7.4. DISEMINACION

El desarrollo de la enfermedad de Phomopsis en los sarmientos y


manchas foliares está fuertemente influenciado por las
condiciones meteorológicas, densidad de inóculo y la etapa de
crecimiento de acogida. Las condiciones ambientales deben ser
favorables para el desarrollo y la posterior propagación de la
enfermedad.
Los períodos prolongados de lluvia y climas fríos favorecen el
desarrollo de la enfermedad. La producción picnidio requiere
temperaturas frescas. Se requieren al menos 10 horas de lluvia,
combinados con temperaturas relativamente bajas, para que se
produzcan las esporas y otras 8-10 horas de condiciones de
humedad para que ocurra la infección (Emmett et al., 1992).
Las esporas requieren agua para germinar, y se ha reportado que
la infección se produce dentro de unas pocas horas en agua libre
o 100% de humedad (Hewitt y Pearson, 1990).
La temperatura óptima para la germinación de esporas y el
crecimiento de los hongos es 23 °C (Patil et al., 1981). La
infección de las bayas se ve favorecida por los períodos húmedos
20-30 horas durante la floración.

7.5. SINTOMATOLOGIA

En invierno, vides infectadas con Phomopsis tipo 1 están


manchados con picnidios en los sarmientos. Como picnidios
maduran, irrumpen a través de la capa de la epidermis de
sarmiento, haciendo que la corteza se levante (Pino, 1958).
La rama o sarmiento permite la exposición de aire debajo de la
capa epidérmica, dando así la superficie una apariencia blanco
brillosa (Hewitt y Pearson, 1990).
La decoloración causada por Phomopsis es extremadamente
blanco, a diferencia de la apariencia grisacea de Botrytis cuando
infecta el sarmiento. Picnidios de Phomopsis tipo 1 se asemejan a
los del tipo 2, por lo que sólo la evaluación de la morfología de las
esporas puede distinguir los dos.
Los síntomas foliares son uno de los primeros signos de que
Phomopsis tipo 2 está presente dentro de la vid. Las hojas
desarrollan pequeña lesiones necróticas de color marrón oscuro
aproximadamente de 1 mm de diámetro, rodeado por un margen
de color amarillo. Cuando éstas son numerosas, las hojas están
distorsionados y algunas secciones de la hoja mueren (Emmett et
al., 1998).
Las áreas leñosas infectadas en las porciones basales de las
ramas se blanquean. Es difícil distinguir entre los dos taxones en
base a la decoloración y la presencia de picnidios, ya que
muestran notable similitud. Como desarrollan nuevos brotes, los
brotes jóvenes infectados en los primeros cuatro a seis
entrenudos desarrollan manchas cloróticas con centros oscuros.
Los tejidos se desorganizan y colapsan, resultando en el
desarrollo de lesiones oscuras, longitudinales. Las lesiones
finalmente causan grietas en la epidermis y la corteza de los
brotes, y las lesiones severas causarán que la rama se vuelva
frágil y se desprenden (Pino, 1958).

7.6. SOBREVIVENCIA

Phomopsis viticola sobrevive el invierno como micelio y picnidios


en la corteza (Hewitt y Pearson, 1990).
La formación de picnidios comienza en otoño con la llegada del
clima frío, aumentando durante el invierno.
Jailloux y Bugaret (1987) informaron que el micelio sobrevive el
invierno en yemas latentes.
Mostert et al. (2000) aisló Phomopsis sobre todo a partir de yemas
y nudos, lo que indica que estos son probablemente los sitios
importantes para la supervivencia.

7.7. RANGO DE HOSPEDANTES

Los hospedantes son Parthenocissus quinquefolia (=Ampelopsis


quinquefolia=Vitis hederacea) y Vitis spp.

7.8. MEDIDAS DE CONTROL

En cuanto a las prácticas culturales, el uso de material de


propagación libre de enfermedad reduce el riesgo de introducción
de Phomopsis en un nuevo viñedo, o cuando se reinicia la
campaña. Si las vides están infectadas con Phomopsis, las
prácticas de poda deben ser implementadas para eliminar ramas
enfermas, y estas ramas deben ser evitados en el desarrollo de
nuevos marcos de vid (Emmett et al., 1992).
Las podas enfermas deben ser retiradas de la viña y quemadas
para evitar el arrastre de la enfermedad en la próxima temporada
(Hewitt y Pearson, 1990).
Los métodos de poda influyen en el desarrollo de la enfermedad,
y el nivel de inóculo primario. La poda estimativa es considerada
como menos eficaz en el manejo de Phomopsis. La poda de las
ramas minimiza el potencial de las nuevas infecciones y la
propagación de la enfermedad.
En cuanto al control químico, es uno del método más eficaz que
implica la aplicación de un fungicida protector (pre-infección), tales
como Delan (ditianón), para pitones dormantes. Un régimen
exitoso de aplicación implica una aplicación al 50% de
brotamiento y otra aplicación 2 semanas después, para evitar
infecciones por conidias en nuevos brotes de desarrollo. Esto
proporciona un control suficiente a menos que las condiciones
favorables persisten, por lo que pueden ser necesarias más
aplicaciones (Emmett y Wicks, 1994).
Los efectos de varios productos químicos, tales como Benomilo,
Fluazinam, Mancozeb y 8-hidroxiquinolina sulfato, se probaron en
la viabilidad de picnidios en Australia. Los productos químicos
inhibieron la germinación de los conidios in situ en los bastones
dormantes (Castillo-Pando et al., 1997). Aunque Benomilo ha
demostrado ser eficaz, el uso regular del fungicida debe evitarse
ya otros agentes patógenos, como B. cinerea, pueden desarrollar
resistencia a esta sustancia química.

8. Diplodia pinea (Fr.) Dyko & B. Sutton

8.1. NOMBRE ACTUAL

 Sphaeropsis sapinea (Fr.) Dyko & B. Sutton, in Sutton, The


Coelomycetes (Kew): 120 (1980)

8.2. SINONIMOS

 Botryodiplodia pinea (Desm.) Petr., Annls mycol. 20(5/6):


308 (1922)
 Coniothyrium pinastri (Lév.) Tassi, Bulletin Labor. Orto Bot.
de R. Univ. Siena 5: 25 (1902)
 Diplodia conigena Desm., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 3 6: 69
(1846)
 Diplodia pinastri Grove, J. Bot., Lond. 54: 193 (1916)
 Diplodia pinastri (Lév.) Desm., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 3
11(2): 281 (1849)
 Diplodia pinea (Desm.) J. Kickx f., Fl. Crypt. Flandres
(Paris) 1: 397 (1867)
 Diplodia sapinea (Fr.) Fuckel, Jb. nassau. Ver. Naturk. 23-
24: 393 (1870) [1869-70]
 Diplodia sapinea var. lignicola Sacc., Syll. fung. (Abellini) 3:
356 (1884)
 Diplodia sapinea var. pinsapo Brunaud, Act. Soc. linn.
Bordeaux 40: 2 [repr.] (1886)
 Diplodia sapinea (Fr.) Fuckel, Jb. nassau. Ver. Naturk. 23-
24: 393 (1870) [1869-70] var. sapinea
 Granulodiplodia pinea (Desm.) Zambett., Bull. trimest. Soc.
mycol. Fr. 70(3): 331 (1955) [1954]
 Granulodiplodia sapinea (Fr.) Zambett., Bull. trimest. Soc.
mycol. Fr. 70(3): 331 (1955) [1954]
 Macrophoma pinea (Desm.) Petr. & Syd., Feddes Repert.,
Beih. 42: 116 (1926)
 Macrophoma pinea (Desm.) Petr. & Syd., Feddes Repert.,
Beih. 42: 116 (1926) var. pinea
 Macrophoma sapinea (Fr.) Petr., Sydowia 15(1-6): 311
(1962) [1961]
 Macroplodia ellisii (Sacc.) Kuntze, Revis. gen. pl. (Leipzig)
3(2): 492 (1898)
 Macroplodia pinastri (Lév.) Kuntze, Revis. gen. pl. (Leipzig)
3(2): 492 (1898)
 Phoma pinastri Lév., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 3 5: 282
(1846)
 Sphaeria pinea Desm., Annls Sci. Nat., Bot., sér. 2 15: 14
(1842)
 Sphaeria sapinea Fr., Syst. mycol. (Lundae) 2(2): 491
(1823)
 Sphaeropsis ellisii Sacc., Syll. fung. (Abellini) 3: 300 (1884)
 Sphaeropsis ellisii var. abietis Fautrey
 Sphaeropsis ellisii var. chromogena Goid., Boll. R. Staz.
Patalog. Veget. Roma, N.S. 15(3): 458 (1935)
 Sphaeropsis ellisii Sacc., Syll. fung. (Abellini) 3: 300 (1884)
var. ellisii
 Sphaeropsis ellisii var. laricis Peck, Ann. Rep. Reg. N.Y. St.
Mus. 44: 135 (1891)
 Sphaeropsis pinastri (Lév.) Sacc., Syll. fung. (Abellini) 3:
300 (1884)
 Sphaeropsis pinastri Cooke & Ellis, Grevillea 7(no. 41): 5
(1878)

8.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

Picnidias:
Se pueden desarrollar sobre corteza, brotes, acículas y escamas
de piña. Inicialmente se desarrollan inmersos en el tejido vegetal,
emergiendo con el tiempo, negros, ovoides, y abriéndose al
exterior por un ostiolo apical. Sus medidas son bastante variables
y pueden oscilar entre los 330 µm y 675 µm de diámetro. La pared
de los picnidios es multicelular con células fuertemente
pigmentadas alrededor de la región del cuello. No existen
conidióforos diferenciados, sino simples células conidiógenas que
se desarrollan a partir de células de revestimiento del interior de la
pared del picnidio (Cedeño et al. 2001).
Los picnidios maduran en 2 meses y entonces empiezan a
diseminar los conidios (Peterson, 1981).

Conidias:
Los conidióforos quedan reducidos a simples células
conidiógenas que tapizan la pared interior del picnidio. Los
conidios recorren 3 estados hasta llegar a la madurez. Comienzan
con una coloración hialina y siendo aseptados. En una segunda
fase se van oscureciendo tornando a un color pardo pálido y
siguen aseptados. Finalmente, la pared se vuelve marrón oscuro y
el interior se torna rojizo. La pared de los conidios es lisa,
redondeada hacia el ápice y despuntada hacia la base.
Normalmente permanecen aseptados aunque pueden presentar
un septo o raramente más de uno hacia el final de la maduración
(Punithalingam & Waterston, 1970).
Según Sutton (1980) las medidas se mantienen entre 30-45 µm
de largo y 10-16 µm de ancho, aunque estas medidas pueden ser
muy variables.
Waterman (1943) da una serie de medidas cuyos extremos van
desde 27 µm hasta 41 µm para el largo y desde 11,8 µm hasta 19
µm para el ancho.

8.4. DISEMINACION

En árboles adultos las piñas maduras (a partir del segundo año)


son la fuente más importante de inóculo (Swart et al. 1985).
Diplodia pinea suele infectar las piñas de segundo año al inicio de
la estación de crecimiento, incluso antes que otras partes del
árbol (Peterson, 1977). Para este trabajo, la mayor parte de las
muestras de Diplodia pinea sobre Pinus radiata se han obtenido
durante los muestreos de campo a partir de piñas maduras. En
muchos árboles encontramos piñas con picnidios aunque en el
resto de las partes del árbol no se apreciara infección ninguna.
Hay que tener en cuenta, además, que Pinus radiata es un árbol
serótino, con piñas que permanecen varios años sin caer, y
actúan como un foco infectivo casi permanente.
El patógeno puede persistir en tejido infectado más de 400 días y,
al ser un saprófito común en escombros, restos de árboles, piñas,
etc., persiste activo en los mismos, constituyendo una fuente
importante de inoculación y dispersión. Estos restos, si no se
retiran en viveros de planta forestal, pueden constituir una fuente
de inóculo que contamine las raíces de plántulas de nuevas
cosechas (Stanosz et al. 2001). El micelio también puede actuar
como propágulo vegetativo en el caso de la semilla de pino
radiata (Iturritxa et al. 2001).
Los conidios representan la vía principal de propagación. Estos se
diseminan por agentes meteorológicos como el viento y las gotas
de lluvia, o asociados a insectos perforadores de madera
(Wingfield & Palmer, 1983). Haddow & Newman (1942)
demuestran la dispersión de conidios a través de un fluido
secretado por el insecto del pino Aphrophora parallela.
Los conidios de Diplodia pinea se liberan con tiempo húmedo y
durante toda la estación vegetativa. Son más abundantes en
primavera y principios de verano, cuando los nuevos brotes del
hospedador están creciendo y son más susceptibles a la infección
(Chou & MacKenzie, 1988). Swart et al. (1987b) demuestran que
los picos de diseminación de conidios coinciden con periodos
lluviosos y calurosos.
La madera infectada puede ser transportada a grandes distancias
para su uso y convertirse así en una fuente de dispersión de la
enfermedad (Iturritxa & Ganley 2007). La venta de semilla puede
suponer también una fuente de dispersión del hongo a grandes
distancias (Iturritxa et al. 2001).

8.5. SINTOMATOLOGIA

Marchitez de los brotes:


Diplodia pinea es un hongo de carácter saprófito que se comporta
como parásito en determinadas condiciones de estrés del
hospedador (sequía, heridas creadas por insectos, daños
mecánicos, granizadas o fuertes vendavales, etc.). Además se
puede mantener de forma asintomática en el hospedador
esperando condiciones adecuadas para infectarlo (Smith et al.
2000). En estos casos produce la enfermedad llamada “marchitez
de los brotes”. Este nombre describe incompletamente la variedad
de daños causados por el hongo a distintas partes del árbol en
diferentes fases de su desarrollo. Los síntomas se pueden
congregar en 3 grupos.
Es el síntoma más común asociado a la infección por Diplodia
pinea y por eso es también el nombre común de la enfermedad
(Chou, 1976).
La primera indicación es la aparición de gotas de resina en los
brotes activos durante el crecimiento y expansión de las acículas.
Posteriormente se forman regueros de resina blanda pegada
sobre los brotes, acículas, troncos, ramas y piñas de árboles
enfermos (Peterson, 1981). Pasado un tiempo, las acículas se van
tornando marrones, dejan de expandirse y los brotes comienzan a
curvarse, mientras el tejido leñoso adquiere un color marrón
rojizo. Los brotes dañados permanecen con las acículas secas
unidas y después de unas tres semanas aparecen picnidios
negros sobre la superficie de éstas. Los brotes, curvados,
adquieren un aspecto seco y raquítico. Los brotes terminales
infectados exudan grandes cantidades de resina, entonces se
curvan y acaban muriendo. En este caso las ramas laterales
asumen la dominancia y una corona de ramas secundarias se
desarrollan justo en la base del brote muerto. Los brotes muertos
permanecen en el árbol y el hongo continúa esporulando en ellos
(Swart et al. 1985).
El rápido marchitamiento del follaje en ramas o coronas enteras
también sucede sin síntomas externos de chancros sobre el
tronco. Los brotes languidecen, el follaje se vuelve clorótico, las
acículas se tornan marrones y las ramas toman una apariencia de
estar muertas. Esto genera una situación de colapso y de esta
manera se produce la muerte de las ramas y ramillas (Flowers et
al. 2006).

Cancros:
A partir de brotes o yemas infectadas se pueden generar
chancros en las ramas. El hongo es capaz de desplazarse por la
médula de la planta a partir de los brotes y así evitar las barreras
defensivas externas del hospedador (Marks & Minko, 1969). Si el
hospedador se debilita por estrés de origen medioambiental, el
hongo puede pasar de la médula a infectar el cámbium y los
tejidos corticales. Entonces la corteza se abre, la zona se deprime
y se produce exudación de resina formando los chancros
(Nicholls, 1981). Cuando la infección evoluciona puede provocar
la formación de un callo, que en ocasiones puede llegar a ser
bastante grande y deforme, alrededor del borde del chancro. La
superficie de los chancros avanzados está hundida y se
desprenden las partes muertas de la corteza quebradiza, por
debajo de la cual se aprecia una oscura tinción de la madera. Si
se cortan secciones del tronco a la altura de los chancros se
puede observar que el tejido infectado se torna grisáceo o azulado
(Iturritxa, 2001). Esta situación puede evolucionar hasta el
anillamiento de las ramas secándolas (Swart et al. 1985).

Azulamiento de la madera
Además de los síntomas manifestados en coníferas vivas,
Diplodia pinea puede causar coloraciones azuladas o grisáceas
de la madera apeada o podada (Da Costa, 1955). El podado de
ramas deja zonas expuestas a la infección por donde penetra el
hongo generando esa coloración azulada. La exposición al aire de
las zonas infectadas con el hongo también se puede producir a
través de abrasiones causadas durante la tala y la extracción,
generando ese tono azulado de la madera.

8.6. SOBREVIVENCIA

Una vez que el hongo ha penetrado es capaz de desplazarse por


la médula de la planta y de aquí infectar el cámbium y los tejidos
corticales. Una vez comenzada la colonización del hospedador,
en pocas semanas pueden desarrollarse picnidios con conidios
maduros en cualquier parte del árbol y aparecer ciclos
secundarios de infección si los tejidos se muestran susceptibles o
las condiciones ambientales le son favorables. El patógeno puede
pasar el invierno como conidios en los picnidios o como hifas
inmersas en los tejidos del hospedador (Swart et al. 1987).

8.7. RANGO DE HOSPEDANTES


La enfermedad causada por el hongo Diplodia pinea se encuentra
ampliamente distribuida por todo el mundo.
Diplodia pinea es capaz de parasitar diferentes especies de
coníferas, sobre todo, numerosas especies del género Pinus
(Blodgett & Stanosz, 1999).
Al ser un patógeno de coníferas, y sobre todo del género Pinus,
se encuentra allá donde existen los pinos de forma natural
(Fraedrich et al. 1994). Los pinos tienen una distribución natural
casi exclusiva de latitud norte. Únicamente una especie de pino
(Pinus merkusii) sobrepasa el ecuador en el sureste asiático en
Sumatra (Farjon, 2010). Sin embargo Diplodia pinea puede
alcanzar territorios donde el hospedador es cultivado como una
especie exótica, lo que ha hecho que se expanda ampliamente
asociada a cultivos forestales de coníferas, tanto en el hemisferio
norte como en el sur (Paoletti et al. 2001).

8.8. MEDIDAS DE CONTROL

Ensayos realizados con tratamientos superficiales de semillas


infectadas con Diplodia pinea hacen sugerir que pueden
descontaminarse mediante la aplicación de una solución de agua
oxigenada al 20 % durante 5 minutos (Dwinell, 2004). Los
fungicidas Benomilo y Tiram también son tratamientos eficaces.
Sin embargo, hay casos en los que se ha detectado infección en
el embrión de la semilla por lo que los tratamientos anteriores no
mostrarían una eficacia total (Iturritxa et al. 2001).
Pero esta preponderancia puede verse amenazada. En este
contexto de monocultivo se empiezan a observar problemas
sanitarios. Se podría decir que los monocultivos forestales son en
sí mismos generadores de plagas y/o enfermedades. Al estar
compuestos por una sola especie, se dan las condiciones idóneas
para que alguna especie de hongo o insecto pueda propagarse de
manera muy rápida sin barreras por toda la masa forestal. De esta
manera se puede convertir rápidamente en una grave amenaza
para el cultivo en su conjunto (Dajoz, 2001).
Situaciones de este tipo no ocurren en un bosque nativo, ya que
la diversidad de flora y fauna que lo componen impide la aparición
de plagas o enfermedades que puedan afectar al monte en su
conjunto. Además, las especies de hospedadores y patógenos
llevan evolucionando mucho tiempo de manera conjunta y se
mantienen en un equilibrio más o menos dinámico. En efecto, las
numerosas cadenas tróficas existentes mantienen al bosque en
un equilibrio relativamente estable, dado que el incremento en la
población de una especie genera el consiguiente crecimiento del
número de sus predadores. Es decir, que la diversidad y una larga
historia de evolución conjunta constituyen mecanismos de control
para lograr el equilibrio que asegura la permanencia del
ecosistema (Muñoz et al. 2003). Esta misma diversidad es
importante a nivel genético y específico. Una estrecha base
genética en una población disminuye sus capacidades de
adaptación al entorno en caso de cambios drásticos. Es el caso
de ataques de hongos en masas forestales. Si la variabilidad
genética del monocultivo es baja pueden verse afectados la
mayoría de los individuos cultivados (Torres, 1993).

9. Diplodia corticola A.J.L. Phillips, A. Alves & J. Luque

9.1. NOMBRE ACTUAL

 Diplodia corticola A.J.L. Phillips, A. Alves & J. Luque, in Alves,


Correia, Luque & Phillips, Mycologia 96(3): 603 (2004)
9.2. SINONIMOS

No registra sinónimos en Index Fungorum.

9.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

Botryosphaeria corticola. Anamorfo: Diplodia corticola. Las


especies pertenecientes al género Botryosphaeria se aíslan muy
difícilmente en el medio natural en su estado teleomórfico y,
además, las características de los teleomorfos varían muy poco
entre las diferentes especies. Por este motivo, a menudo se han
identificado únicamente en función de las características de su
estado anamórfico, lo que ha originado numerosas confusiones.
Botryosphaeria corticola forma sus ascocarpos en el interior del
tejido vegetal del huésped que infecta. Tienen un tamaño de unos
4 mm, presentan un color oscuro y aparecen inmersos dentro de
la corteza vegetal, aunque posteriormente irrumpen hacia el
exterior. Las paredes del ascoma son gruesas y están
constituidas por numerosas filas de células. Las más externas son
de pared gruesa y naturaleza pseudoparenquimática. Hacia el
interior nos encontramos primero con células de pared gruesa y
color oscuro, y posteriormente con células más pequeñas y de
aspecto hialino. Las ascas se sitúan en el interior de los ascomas.
Tienen forma alargada, bitunicadas, y un tamaño de 112.0 ± 9.5 x
25.2 ± 1.8 μm. En su interior se desarrollan ocho ascosporas.
Las ascosporas son normalmente unicelulares, hialinas, aunque
también se encuentran de color marrón pálido y con dos septas.
Presentan pared celular de naturaleza lisa y dimensiones de 28.6
± 2.1 x 13.3 ± 1.7 μm.
El estado asexual o anamorfo de B. corticola se ha descrito como
perteneciente al género Diplodia, concretamente a la especie
Diplodia corticola. Este hongo presenta el micelio inmerso,
ramificado, septado, inicialmente hialino y posteriormente de una
tonalidad de color marrón. Los picnidios aparecen en la corteza
infectada, individualmente o agregados. Suelen encontrar se
inmersos en el tejido vegetal, de color marrón oscuro a negro, de
forma globosa y de paredes gruesas. Estas paredes están
compuestas por numerosas células; las más externas son de
color marrón oscuro, pared gruesa y poliédricas, las células
intermedias son también de color marrón oscuro y de pared
delgada. Por último, las células más internas son de pared
delgada y hialina. El ostiolo del picnidio es simple, circular y
central. Las células conidiógenas son de aspecto hialino y se
sitúan perpendicularmente a las paredes del picnidio,
orientándose de esta manera hacia el centro de la cavidad.
Los conidios son mayoritariamente hialinos, aseptados, con pared
celular lisa y relativamente gruesa. Aproximadamente el 80% son
cilíndricas, con el ápice redondeado, base redondeada o truncada
y dimensiones medias de 27.9 ± 2.7 x 13.2 ± 1.5 μm. El otro 20%
de los conidios son subglobosos, con unas dimensiones medias
de 16.7 ± 2.8 x 13.6 ± 1.2 μm. Ocasionalmente también aparecen
conidios cilíndricos de color marrón claro y con una septa (Alves
et al., 2004).

9.4. DISEMINACION

El ciclo de patogénesis se inicia con las infecciones que tienen


lugar a través de las esporas que se forman durante la fase
sexual de la vida del hongo (B. corticola) o durante su fase
asexual (D. corticola). Las esporas infectivas más comunes son
las producidas asexualmente (fase Diplodia), y se dispersan
fundamentalmente a través de la lluvia. Las infecciones,
independientemente del tipo de espora que las origine, se ven
favorecidas por la presencia de heridas y ya hemos visto como el
descorche proporciona una herida de grandes dimensiones,
donde las esporas encuentran fácilmente un sustrato en el que
germinar e invadir el tejido vivo. Así, el descorche constituye el
periodo crítico, es decir, cuando el riesgo de infección es mayor.
Las herramientas infestadas también constituyen un vehículo de
dispersión de primer orden: frecuentemente observamos cómo los
chancros aparecen a lo largo de las líneas de pela.
Las lesiones se producen en pocos días o semanas tras la
infección y, aunque puede haber un largo periodo de incubación,
suelen ser claramente visibles a los pocos meses de realizado el
descorche. Una vez colonizados los tejidos, se inicia la producción
de conidios en los picnidios. Estos conidios, con la ayuda de la
lluvia, del viento o de la intervención de insectos, son los
responsables de la aparición de los ciclos secundarios de la
enfermedad. Las lesiones son el resultado del crecimiento del
hongo a expensas del tejido cortical del árbol. La invasión fúngica
produce la necrosis del líber activo y del cambium, llevando a la
muerte de la casca y a la aparición de zonas deprimidas en las
que ya no crece el corcho, es decir, a los chancros de Diplodia.
Los ataques de Diplodia pueden anillar el tronco e incluso se
puede producir la muerte del alcornoque afectado en una sola
estación de crecimiento. En los tejidos ya muertos, conjuntamente
a la producción de conidias, se generan las estructuras de
carácter sexual, que una vez maduras producen las ascosporas
infectivas que dan lugar a nuevas infecciones primarias (Sanchez
et al., 2003).

9.5. SINTOMATOLOGIA

Los chancros pueden definirse como síntomas primarios


consistentes en una alteración limitada a los tejidos corticales de
la parte hipógina del árbol, que produce necrosis y muerte de los
mismos, existan o no exudados acuosos o gomosos, y con o sin
reacciones hiperplásticas perceptibles en los tejidos vivos
adyacentes.
El diagnóstico de esta enfermedad se basa en la identificación de
los síntomas junto con los signos específicos que produce el
hongo (cuerpos fructíferos). Para confirmar el diagnóstico es
necesario aislar e identificar al patógeno, proceso que se ve
dificultado porque generalmente se suele aislar del chancro un
número elevado de especies fúngicas. Suelen ser hongos
saprófitos que colonizan el tejido necrosado compitiendo con el
parásito. Sin embargo, en los márgenes del chancro, en la zona
de transición entre el tejido sano y el enfermo, resulta más fácil
aislar al hongo causante de la necrosis.
Los síntomas de la enfermedad varían desde pequeñas zonas
superficiales de corteza muerta a lesiones alargadas más
extensas. Las lesiones suelen aparecer en el tronco, asociadas
con heridas hechas durante el descorche, con la consiguiente
pérdida de la calidad del corcho. Las lesiones aparecen como
zonas extensas de corteza deprimida, bordeadas por
abultamientos del corcho de forma alargada, de aproximadamente
5 a 20 cm de longitud, con una grieta longitudinal que en
ocasiones dejaba al descubierto la casca. Estos abultamientos se
alinean típicamente a lo largo de las líneas de corte efectuadas en
las pelas sucesivas. Una vez retirado el corcho de la lesión, la
casca aparece oscurecida y seca. Si estas lesiones son
numerosas pueden anillar y matar al árbol. En la corteza muerta
de las lesiones aparecen pústulas negras que corresponden a los
pseudotecios del patógeno.

9.6. SOBREVIVENCIA

La severidad de los chancros de Diplodia depende de múltiples


factores (número de lesiones, proximidad entre éstas, etc.) pero
de entre todos destaca el estado de vigor del árbol antes de la
infección. En este sentido, el chancro de Diplodia se ve muy
favorecido por la presencia de estrés ambiental, nutricional,
hídrico, etc. y el alcornoque recién descorchado es un árbol que
necesariamente sufre todo tipo de estrés.
La extracción de la corteza suberosa del alcornoque deja al
descubierto los tejidos de la casca o capa madre, produce un
desgarramiento de las células de corcho recién formadas y
ocasiona, en rigor, una extensa herida. El descorche interfiere de
muchas formas en los procesos fisiológicos del árbol debido a la
gran pérdida de agua que se produce por la superficie descubierta
y que ocasiona graves perturbaciones en casi todos los procesos
fisiológicos del árbol: nutrición, respiración, crecimiento, etc. El
consumo de sustancias nutritivas para la formación de la nueva
peridermis y la mayor actividad del felógeno en los años
siguientes al descorche para formar rápidamente la corteza
suberosa protectora, junto con las heridas más o menos extensas
que se producen durante la pela y que exigen la producción de
tejido cicatrizante, contribuyen a hacer del descorche una práctica
desvitalizadora. Pero las labores de descorche tienen además un
doble efecto negativo sobre la salud del árbol. Por un lado,
facilitan el establecimiento de insectos y hongos patógenos, al
eliminar la capa protectora del alcornoque, e incluso proporcionan
vías de entrada adicionales a través de las heridas que
invariablemente sufre la casca. Por el otro, dificultan la respuesta
defensiva del árbol frente a la enfermedad como consecuencia del
estrés al que está sometido. Así, el alcornoque recién
descorchado es presa fácil para el chancro de Diplodia, si las
condiciones ambientales son favorables para el establecimiento
de las infecciones (Luque y Girbal, 1989).

9.7. RANGO DE HOSPEDANTES

Botryosphaeria corticola (Diplodia corticola) es uno de los hongos


productores de chancros de tronco que más comúnmente afecta
al género Quercus y más concretamente al alcornoque (Quercus
suber), ya que el aprovechamiento corchero hace del alcornoque
una especie particularmente susceptible a sufrir su ataque.
También actúa sobre Quercus ilex y Quercus suber, causando
muerte regresiva de ramillas y asociado a procesos de
decaimiento (Luque y Girbal, 1989).

9.8. MEDIDAS DE CONTROL

Las medidas de control para los chancros de Diplodia deben ser


de tipo preventivo, ya que una vez presentes las lesiones, las
medidas curativas son ineficaces. En la mayoría de los casos, el
mantenimiento de las plantas vigorosas y no sometidas a ningún
tipo de estrés impedirá al patógeno el establecimiento de la
enfermedad. En general, se recomienda situar las nuevas
plantaciones en ambientes favorables para las mismas, para así
evitar cualquier tipo de estrés innecesario. Además, se
recomienda la eliminación de las ramas afectadas durante los
periodos secos de verano o los de reposo invernal, siempre antes
de las primeras lluvias de primavera, ya que con éstas se produce
la mayor dispersión de las esporas.
Ya que no es posible impedir el estrés del descorche, la
selvicultura del alcornoque debe ajustarse para reducir al mínimo
el establecimiento de la enfermedad y la dispersión del patógeno.
Entre estas medidas preventivas cabe destacar un mejor control
del momento en el que se efectúa la pela, asegurando que la
humedad ambiental sea la menor posible, evitar las heridas en la
casca, desinfestar las herramientas y sellar las heridas de poda.
Otro tipo complementario de control preventivo es la pulverización
de la superficie recién descorchada con productos fungicidas. De
las materias activas disponibles comercialmente, los sistémicos
Carbendazima y Metil-Tiofanato han resultado los más efectivos
en la inhibición de la infección fúngica en condiciones de alta
presión de enfermedad. No obstante, los buenos resultados
obtenidos con protectores cúpricos en condiciones menos
extremas hacen que se siga trabajando a nivel experimental en la
búsqueda de las materias más efectivas. Otros aspectos no
menos importantes son las dosis y frecuencias de aplicación, así
como la constatación que la efectividad del tratamiento depende
no demorar la aplicación del producto tras el descorche (Navarro
et al., 2004).

10. Neofusicoccum eucalyptorum (Crous, H. Sm. ter & M.J. Wingf.)


Crous, Slippers & A.J.L. Phillips

10.1. NOMBRE ACTUAL:

 Neofusicoccum eucalyptorum (Crous, H. Sm. ter & M.J.


Wingf.) Crous, Slippers & A.J.L. Phillips, in Crous, Slippers,
Wingfield, Rheeder, Marasas, Phillips, Alves, Burgess, Barber &
Groenewald, Stud. Mycol. 55: 248 (2006)

10.2. SINONIMOS:

 Botryosphaeria eucalyptorum Crous, H. Sm. ter & M.J. Wingf.,


in Smith, Crous, Wingfield, Coutinho & Wingfield, Mycologia 93(2):
280 (2001)
 Fusicoccum eucalyptorum Crous, H. Sm. ter & M.J. Wingf., in
Smith, Crous, Wingfield, Coutinho & Wingfield, Mycologia 93(2):
280 (2001)

10.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

El hongo N. eucalyptorum creció 8 cm en forma radial a los 10


días en medio PDA. La colonia de color blanco y aspecto
algodonoso a los cuatro días, se tornó gris oscura a negra a los
10 días, con abundante micelio aéreo; al reverso de la caja de
Petri, la coloración fue negra. En algunos aislamientos, a los 15
días, se formaron picnidios inmaduros agrupados de color negro.
Se observó estroma de color negro de 312.15 μm inmerso en el
tejido del hospedante. El hongo N. eucalyptorum no formó el
teleomorfo en el medio de cultivo. Los pseudotecios de N.
eucalyptorum fueron de color café oscuro a negro con diámetro de
380 a 440 μm; las ascas fueron clavadas y bitunicadas de (70)40
x 15(-21) μm con ocho ascosporas e intercaladas con parafisos
filiformes; las ascosporas fueron hialinas, no septadas y con
apariencia granular, de forma ovoide a claviforme con el ápice
obtuso o ligeramente redondeado de (20-)23-26(-28) x (7-)8-9(-
11) μm.
El análisis molecular confirmó la identificación morfológica de N.
eucalyptorum (B. eucalyptorum (aislamientos MA, AC y MT) Las
secuencias genéticas de N. eucalyptorum (números de acceso en
el NCBI: KC479184 y KC4799188) mostró el 100 % de similaridad
con las reportadas para estos hongos en el GenBank.

10.4. DISEMINACION

Un gran número de estos árboles se están generando por


propagación vegetativa.
El uso de material clonal con características genéticas similares
en grandes zonas del país aumenta el riesgo de brotes de esta
enfermedad. Muy poco se ha trabajado sobre los patógenos de
eucalipto y casi nada se sabe acerca de la estructura de la
epidemiología y la población de los patógenos más importantes
que ocurren en estos árboles. Una correcta identificación de las
especies y la caracterización de estos patógenos es un requisito
previo para los programas de propagación de plantas sanas
centradas en la obtención de la resistencia genética a las
enfermedades durable.

10.5. SINTOMATOLOGIA
La incidencia de la enfermedad ocasionada por especies de
Neofusicoccum en plantaciones de eucalipto se presentó en forma
de manchones y los síntomas fueron la muerte regresiva en la
parte aérea y la presencia de cancros en el fuste de E. globulus y
E. nitens). En la muerte regresiva hay necrosis de puntas, ramas,
muerte de hojas y reducción de la copa de los árboles. En la
corteza se observaron cancros de color negro, fusiformes, de
tamaño variable y hundido; en la superficie de éstos se
observaron estromas de color negro creciendo de manera
agregada. Los cancros causaron hinchamientos en el fuste,
algunas veces emitieron flujo de resina de color rojo y se
desarrollaron brotes epícormicos. En la parte interna se observó
necrosis de color café claro a oscuro que alcanzó al xilema,
causando la muerte del árbol. En México, estos síntomas son
provocados por N. parvum en aguacate, causando cancros y
muerte regresiva en ramas (Molina-Gayosso et al., 2012).

10.6. SOBREVIVENCIA

N. eucalyptorum puede causar cancros y muerte de eucaliptos


plantados en zonas afectadas por factores abióticos como
heladas y sequías prolongados durante el año (Schoeneweiss,
1981).
Varias especies de Botryosphaeriaceae son endófitos que causan
enfermedad después de un periodo de estrés (Slippers &
Wingfield, 2007).

10.7. RANGO DE HOSPEDANTES


Los hongos de esta familia tienen amplia distribución en el mundo
y afectan un grupo diverso de plantas dicotiledóneas,
monocotiledóneas y gimnospermas (Mohali, Slippers, & Wingfield,
2006).
Los géneros Botryosphaeria y Neofusiccocum infectan el tallo,
ramas, hojas y frutos del hospedante (Crous et al., 2006).
El patógeno N. eucalyptorum se ha reportado en Chile, Uruguay
(Pérez et al., 2009), Sudáfrica (Smith et al., 2001) y Australia
(Burgess, Sakalidis, & Hardy, 2006) por causar cancros en E.
globulus y E. nidens; también Pérez et al. (2009) reportan que el
patógeno se encuentra de forma endófita en E. dunnii Maiden, E.
grandis, E. maidenii F. Muell, E. tereticornis Sm. y E. viminalis
Labill y en otros hospedantes como Blepharocalyx salicifolius
(Hum., Bompl. & Kunth) Berg., Myrceugenia glaucescens (Camb.)
Legr. et Kausel, y Myrrhinium atropurpureum var. octandrum
Benth.

10.8. MEDIDAS DE CONTROL

La medidas de control están básicamente orientadas a la


búsqueda de estrategias preventivas, haciendo uso de todas las
herramientas desde las labores culturales, el uso de pesticidas,
hasta el control biológicos con el uso de microorganismos
antagonistas.
Dentro de las labores culturales está el recojo y la quema de
residuos vegetales infectados, tales como hojas caídas, ramas, ya
que esto reduce significativamente el inóculo del patógeno en el
vivero, parques urbanos y en jardines botánicos. En estos lugares,
la tasa de infección también se reduce sustancialmente al
mantener los árboles en buenas condiciones, con riego, buena
fertilización y adecuada ventilación.
El control químico se debe recomendar sólo en circunstancias
particulares de alta incidencia cuando la enfermedad provoca una
fuerte defoliación durante varios años consecutivos, se
recomienda aplicaciones de Tiofanato-metilo, Benomilo y Zineb
(Guseinov 1975).
En la actualidad la tendencia es hacer uso de microorganismos
antagonistas, un nuevo medio de control, tales como Epicoccum
nigrum y varias especies de Trichoderma, y actualmente están
siendo probados por su capacidad para inhibir o suprimir el
crecimiento y reproducción de N. eucalyptorum (Harman, 2000).

11. Neofusicoccum australe

11.1. NOMBRE ACTUAL:

 Neofusicoccum australe (Slippers, Crous & M.J. Wingf.)


Crous, Slippers & A.J.L. Phillips, in Crous, Slippers, Wingfield,
Rheeder, Marasas, Phillips, Alves, Burgess, Barber &
Groenewald, Stud. Mycol. 55: 248 (2006)

11.2. SINONIMOS:

 Botryosphaeria australis Slippers, Crous & M.J. Wingf., in


Slippers, Fourie, Crous, Coutinho, Wingfield & Wingfield,
Mycologia 96(5): 1035 (2004)
 Fusicoccum australe Slippers, Crous & M.J. Wingf., in
Slippers, Fourie, Crous, Coutinho, Wingfield & Wingfield,
Mycologia 96(5): 1035 (2004)

11.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

Los conidios N. australe obtenido a partir de brotes de la vid eran


lisas, unicelulares, hialinas y con contenido granular. Un septa
rara se formó antes de la germinación. La longitud media de los
aislamientos de N. australe (27.0+/- 0.9 μm) fue mayor que las de
N. luteum (23.1 +/- 0.6 mm). La proporción Longitud / anchura
también fue ligeramente superior (3.9 +/-.0.2 vs 3.6 +/- 0,4 μm),
aunque sustancialmente menor que el 4,8 reportada previamente
para N. australe (Slippers et al. 2004).

11.4. DISEMINACION

Todos estos hongos son saprofitos o patógenos débiles que están


presentes en el suelo o en las flores, corteza, ramas, frutos y
hojas de aguacate senescentes. Muchos de ellos están presentes
en el pedúnculo o cáscara de la fruta como infecciones latentes o
endofíticas, mientras que otros esporulan en tejidos muertos y se
transfieren a la fruta o pedicelo por el viento o la lluvia. Cuando se
cosecha de frutas, los hongos son estimulados para crecer en el
pedicelo lesionado o tejido botón dañado.
La probabilidad de que la podredumbre del pedúnculo aumenta
está en función a que si el extremo del tallo de la fruta entra en
contacto con la basura o en el suelo. Las condiciones ambientales
pueden predisponer a que el pedúnculo sea podrido por el hongo.
El clima cálido favorece N. australe, mientras que las condiciones
húmedas favorecen C. gloeosporioides y N. pseudotricha. El
estrés hídrico parece estimular infecciones latentes por varias de
las especies N. australe (Johnson y Kotzé, 1994).

11.5. SINTOMATOLOGIA

Cancro causada por N. australe en el aguacate puede exudar


savia rojiza que se seca a un polvo blanquecino amarillento.
Corteza puede ser agrietado, oscuro descolorido, o un poco
hundida. El interior de la corteza cancrosa y la madera de color
marrón rojizo a marrón, en lugar del color pálido normal. En una
sección transversal de una rama cancrosa, una característica
decoloración en forma de cuña se extiende profundamente en el
xilema. Si el xilema es colonizada extensivamente, la rama
afectada puede marchitarse rápidamente tornándose de color
marrón (Menge y Ploetz, 2003).

11.6. SOBREVIVENCIA

Este hongo sobrevive en la madera muerta y frutas sobre


maduras.

11.7. RANGO DE HOSPEDANTES

El hongo endófito N. australe está distribuido relativamente en


todo el mundo y tiene un moderado rango de hospedantes como
por ejemplo palto, olivos y árboles forestales, entre los principales.

11.8. MEDIDAS DE CONTROL

Como la siembra de alta densidad se hace más frecuente en


cultivos de aguacate de California, las estrategias de gestión
deben ser desarrolladas para proteger las heridas de poda de la
invasión de patógenos causantes del cancro. Actualmente, no hay
fungicidas efectivos utilizados por los agricultores para prevenir la
infección de las heridas de la poda de árboles de aguacate.
Estudios preliminares in vitro han demostrado que hay productos
químicos en el mercado que son eficaces contra N. australe. Los
estudios diseñados para evaluar los fungicidas más eficaces para
proteger las heridas de poda en el campo están en marcha, como
también el uso de microorganismos antagonistas como
Trichoderma sp.
La madera muerta y una fruta sobre madura deben ser eliminadas
para reducir las oportunidades a las infecciones latentes antes de
la cosecha. Un riego y nutrición óptima reduce el estrés que
interfiere con la resistencia natural y crea tejidos senescentes o
muertos de aguacate. Una cobertura de paja bajo los árboles a
menudo acelera la descomposición de basura y, por tanto, reduce
el inóculo.
La reducir al mínimo la duración del tiempo entre la cosecha y el
consumo también reduce la pudrición del pedúnculo. Por lo tanto,
la comercialización rápida puede ser el mejor método para
controlar de tallo y podredumbre (Vock, 2001).
La aplicación de pesticidas antes de la cosecha, con compuestos
a base de cobre o captafol generalmente reducirá la incidencia de
la pudrición del pedúnculo (Darvas et al., 1987).
En la medida de lo permitido aplicaciones en post cosecha de
Procloraz dentro de las 24 h de cosechado, es eficaz (Vock,
2001).

12. Lasiodiplodia theobromae (Pat.) Griffon & Maubl.

12.1. NOMBRE ACTUAL:

 Lasiodiplodia theobromae (Pat.) Griffon & Maubl., Bull. Soc.


mycol. Fr. 25: 57 (1909)

12.2. SINOMINOS:

 Botryodiplodia ananassae (Sacc.) Petr., Annls mycol. 27(5/6):


365 (1929)
 Botryodiplodia elasticae Petch, Ann. R. bot. Gdns Peradeniya
3(1): 7 (1906)
 Botryodiplodia gossypii Ellis & Barthol., J. Mycol. 8(4): 175
(1902)
 Botryodiplodia theobromae Pat., Bull. Soc. mycol. Fr. 8(3): 136
(1892)
 Botryodiplodia tubericola (Ellis & Everh.) Petr., Annls mycol.
21(3/4): 332 (1923)
 Botryosphaeria rhodina (Berk. & M.A. Curtis) Arx, Gen. Fungi
Sporul. Cult. (Lehr): 143 (1970)
 Chaetodiplodia grisea Petch, Ann. R. bot. Gdns Peradeniya
3(1): 6 (1906)
 Cryptostictis glandicola (Schwein.) Starbäck, Bih. K. svenska
VetenskAkad. Handl., Afd. 3 19(no. 2): 86 (1894)
 Diplodia ananassae Sacc., Atti Accad. Sci. Ven.-Trent.-Istr. 10:
75 (1917)
 Diplodia cacaoicola Henn., Bot. Jb. 22: 80 (1895)
 Diplodia gossypina Cooke, Grevillea 7(no. 43): 95 (1879)
 Diplodia natalensis Pole-Evans, Transvaal Dept. of Agricult. Sci.
Bull. 4: 15 (1911) [1910]
 Diplodia theobromae (Pat.) W. Nowell, Diseases of Crop Plants
in the Lesser Antilles: 158 (1923)
 Diplodia tubericola (Ellis & Everh.) Taubenh., Am. J. Bot. 2(7):
328 (1915)
 Lasiodiplodia nigra Griffon & Maubl., Bull. Soc. mycol. Fr. 25:
57 (1909)
 Lasiodiplodia triflorae B.B. Higgins, Bull. Georgia Exp. Stn 118:
16 (1916)
 Lasiodiplodia tubericola Ellis & Everh., Bot. Gaz. 21: 92 (1896)
 Lasiodiplodiella triflorae (B.B. Higgins) Zambett., Bull. trimest.
Soc. mycol. Fr. 70(3): 229 (1955) [1954]
 Macrophoma vestita Prill. & Delacr., Bull. Soc. mycol. Fr. 10:
165 (1894)
 Phoma glandicola (Schwein.) Cooke, Grevillea 20(no. 95): 85
(1892)
 Physalospora glandicola N.E. Stevens, Mycologia 25(6): 504
(1933)
 Physalospora gossypina F. Stevens, Mycologia 17(5): 200
(1925)
 Physalospora rhodina Berk. & M.A. Curtis, Grevillea 17(no.
84): 92 (1889)
 Pyreniella rhodina (Berk. & M.A. Curtis) Theiss., Verh. zool.-
bot. Ges. Wien 66: 392 (1915)
 Sphaeria glandicola Schwein., Trans. Am. phil. Soc., New
Series 4(2): 214 (1832) [1834]
 Thyridaria tarda C.K. Bancr., Bull. Dept. Agric. Fed. Malay Stat.
9: [1] (1911)

12.3. CARACTERISTICAS MORFOLOGICAS Y FISIOLOGICAS

La principal característica que distingue al género Lasiodiplodia de


otros géneros cercanamente relacionados es la presencia de
picnidios, parafisas y estriaciones longitudinales en conidios
maduros. Cerca de 20 especies han sido descritas en base a la
morfología de conidios y parafisas. Las descripciones más
recientes de estas especies, aparte de la morfología, se basan en
la secuenciación de las regiones espaciadoras intergénicas del
rDNA (ITS) y factor de elongación 1 alfa (EF-1) (Damm et al.,
2007).
La morfología de su ascocarpo es de color café oscuro a negro,
agregado, con pared gruesa de color café oscuro y hialino en
capas internas, de 250-400 µm de diámetro. El asca es
bitunicada, estipitada, con 8 esporas, de 90-120 µm de longitud.
Las ascosporas son biseriadas, hialinas, aseptadas de 30-35 x
11-14 µm. El conidiomata es estromático, simple o agregado,
inmerso en el hospedero y una vez maduro emerge de éste, de
color café oscuro,
unilocular, de pared gruesa o delgada de color marrón, con
frecuencia setoso, de hasta 5 mm de ancho, ostiolo central, único,
papillado. Parafisis hialinas, cilíndricas, tabicadas, ocasionalmente
ramificadas con los extremos redondeado hasta 55 µm de largo y
3-4 µm de ancho (Phillips et al., 2013).
Los conidióforos son hialinos, simples, algunas veces septados,
rara vez ramificados, cilíndricos. Las células conidiogénicas son
hialinas, de pared gruesa, lisas, cilíndricas a sub-obpiriformes,
holoblásticos, con una o dos anillaciones. Los conidios son
subovoides a elipsoidales, con ápices ampliamente redondeados,
que se estrechan para truncar la base, más ancha a mediados del
tercio superior, de paredes gruesas, con contenido granular, en un
principio hialino y aseptados, convirtiéndose a café oscuro una
vez maduros, con 1 septo, presentan depósitos de melanina en la
superficie interior de la
pared dispuestos longitudinalmente dando una apariencia estriada
con medidas de 21.5-31-5 x 13-17 µm y una proporción de 1.9
Largo/Ancho (Pitt y Hocking, 2009).
Las colonias en medio de cultivo son moderadamente densas,
con micelio aéreo, inicialmente blancas tornándose gris-olivo a los
7 días y con el tiempo adquieren un color negro. Las temperaturas
de crecimiento para L. theobromae son 15 °C mínima, 28 °C
como óptima y 40 °C como máxima (Slippers et al., 2004).
La esporulación del hongo es favorecida por fotoperiodos de más
de 16 horas de exposición de luz lo que permite la formación de
picnidios; por el contrario, una exposición menor a 4 horas de luz
diaria en un periodo de 23 días inhibe la esporulación del hongo
(Perera y Lago, 1986).
La presencia de nitrógeno en el medio de cultivo favorece la
esporulación; Saha et al. (2008) evaluaron la concentración de
nitrógeno en distintos medios de cultivo, encontrando que el agar
de papa dextrosa (PDA) adicionado con extracto de raíz de té
induce a un crecimiento rápido y mayor del micelio, además de
una concentración de esporas superior al resto de los medio
evaluados.
Por muchos años, la fisiología de los aislamientos en la
separación de especies del género Lasiodiplodia ha sido tema de
controversia.
Alves et al. (2008) distinguieron a L. parva y L.
pseudotheobromae de L. theobromae basados en la habilidad de
las dos primeras de producir un pigmento rosa en medio PDA a
35 °C; también reportaron que L. pseudotheobromae era la única
que crecía a 10 °C. En contraste, Abdollahzadeh et al. (2010)
encontraron que L. theobromae a 35 °C producía una fuerte
pigmentación rosa en PDA, además de que las tres especies
crecían a 10 °C. Entonces, las características fisiológicas tienen
un valor limitado para determinar la separación de especies ya
que existe una gran variabilidad en las características fisiológicas
entre los aislamientos de una misma especie.

12.4. DISEMINACION

La principal vía de entrada de L. theobromae a los hospederos es


a través de heridas producidas por herramientas de trabajo,
insectos o causas naturales (Ploetz, 2003).
Se ha reportado que durante los periodos lluviosos hay mayor
producción de esporas las cuales pueden ser diseminadas por las
gotas de lluvia y el viento (Vázquez et al., 2009).

12.5. FISIOLOGIA DEL PARASITISMO

La especie L. theobromae es más virulenta en comparación con


otros géneros y especies de la familia Botryosphaericeae. Por
ejemplo, Úrbez-Torres et al. (2008) encontraron que L.
theobromae es más virulenta que Diplodia seriata en el cultivo de
vid ya que ocasiono lesiones de mayor tamaño en los tallos
inoculados. En frutos de mango L. theobromae mostró una
virulencia media-alta en comparación con L. egyptiacae y L.
pseudotheobromae (Ismail et al., 2012); en contraste, Marques et
al. (2013) describió a L. theobromae con una virulencia media
comparada con L. hormozganensis siendo ésta la más virulenta,
ocasionando lesiones de 33.6 mm de diámetro en el fruto.
Umezurike (1979) menciona la actividad celulítica del hongo, el
cual ataca a la planta de manera similar a un hongo de pudrición
suave, usando el almidón y otros sacáridos presentes en el
sustrato inicial de la madera antes de la degradación de celulosa y
hemicelulosa, aunque no degrada la lignina.
El hongo coloniza el sistema vascular y avanza por delante de los
síntomas visibles (Shahbaz et al., 2009).

12.6. SINTOMATOLOGIA

En la pudrición del fruto y del pedúnculo, la enfermedad está


condicionada a alta temperatura y humedad relativa (Ploetz 2003).
Las lesiones ocasionadas por L. theobromae en frutos de mango
son inicialmente difusas, acuosas-hundidas dispersándose desde
el pedúnculo en forma de proyecciones de huellas dactilares, las
cuales oscurecen y coalescen rápidamente alrededor de la base
del pedúnculo formando márgenes ondulados. La necrosis ocurre
debajo de la cutícula, invadiendo la pulpa del fruto y llegando a
momificarlo. Se llegan a observar picnidios primero sobre el
pedúnculo y después sobre el fruto; además, de las lesiones
puede fluir un exudado café
(Ventura et al., 2004).

12.7. SOBREVIVENCIA

El hongo sobrevive sobre tejidos muertos en el árbol o suelo


(Pegg et al., 2003) y especialmente en frutos momificados
(Ploetz, 2003). La incidencia de L. theobromae está influenciada
por la temperatura (mayor a 30° C), al estrés hídrico y bajos
niveles de nutrición de la planta (Khanzada et al., 2005). Cuando
los frutos son infectados en el árbol, el patógeno puede
permanecer quiescente hasta que los frutos maduran.
En postcosecha, los frutos pueden ser infectados al colocarlos
sobre el suelo después de cosechados o a través del contacto
físico de un fruto sano con uno enfermo (Ventura et al., 2004).

12.8. RANGO DE HOSPEDANTES

Este hongo es cosmopolita y tiene un amplio rango de


hospederos, incluidos monocotiledóneas, dicotiledóneas y
gimnospermas, especialmente de los trópicos y subtrópicos.

12.9. MEDIDAS DE CONTROL

Numerosos son los estudios realizados para controlar a L.


theobromae una vez detectado en el cultivo.
Li et al. (1995) evaluaron fungicidas contra L. theobromae y
Botryosphaeria dothidea causantes de gomosis en duraznos y
albaricoque, encontrando que el fungicidas Metil-tiofanato inhibió
el crecimiento micelial, la germinación de conidios y controló el
desarrollo de la enfermedad en árboles de albaricoque; también
reportaron que los fungicidas asperjados, Metil-tiofanato 70WP y
Carbendazima 50WP se pueden usar como tratamiento auxiliar
para prevenir la infección del patógeno.
Por otro lado, Tamayo (2007) recomienda la utilización de
hipoclorito de calcio y Carboxin/Captan, a fin de prevenir
posibles pudriciones o la manifestación del hongo en el
semillero, y antes del almacenamiento se deben sumergir los
frutos en una solución fungicida a base de Procloraz. También
recomienda aspersiones precosecha con fungicidas a base cobre,
Benomil, Metil tiofanato, Carbendazim o Tiabendazol en forma
rotativa a fin de evitar la aparición de poblaciones del patógeno
resistentes a los fungicidas.
En un estudio de evaluación de la sensibilidad de L. theobromae
hacia dos grupos de fungicidas se concluyó que un 91.6 % de 120
aislados provenientes de huertos de papaya fueron sensibles a
los ingredientes activos del grupo de carbamatos del tipo metil
benzimidazol (Benomyl yTiabendazol).
En cuanto al grupo de fungicidas del tipo inhibición por
demetilación (Imazalil, Procloraz, Tebuconazol) se encontró gran
variabilidad en cuanto al grado de sensibilidad de los aislados
analizados concluyendo que L. theobromae es menos sensible a
este grupo de fungicidas (da Silva et al., 2012).
En postcosecha, Barbosa-Martínez et al. (2002) evaluaron el
efecto del ozono, yodo y cloro en la germinación de esporas de L.
theobromae aislado de frutos de mango y encontraron que en la
aplicación de yodo (500 mg/L) la germinación de esporas de L.
theobromae fue de 10%; mientras que con ozono (2.2 mg/L) y
cloro (360 mg/L) la germinación de esporas fue de 30 y 40%,
respectivamente.
Tovar et al. (2013) reportaron que la combinación de lavado y
posterior aplicación de Tiabendazol redujo la incidencia de la
enfermedad ocasionada por L. theobromae hasta un 81 % en
injertos de zapote.
Los fungicidas Ciprodinil+Fludioxinil, Piraclostrobin+Boscalid,
Procloraz, Tebuconazol, Iprodione fueron eficaces para inhibir el
crecimiento miceliar de L. theobromae in vitro.
En cítricos, Varela et al. (2013) reportan la aplicación de Benomyl
y compuestos a base de oxicloruro de cobre contra L. theobromae
en las distintas etapas del cultivo.
Canales (1998) sugiere, para el control del cáncer de tronco y
ramas de mango, realizar una cirugía en los cánceres hasta
eliminar el tejido dañado y aplicar Benlate, Tecto 60 o Derosal 50
en las heridas.

También en mango, en la muerte descendente se recomienda


podar las heridas y realizar aspersiones de fungicidas a base de
cobre cada 15-20 días, también se puede aplicar los productos
Captán, Maneb, Zineb y Benomyl, desde el inicio de la floración
hasta un mes antes de la cosecha (Tucuch et al., 2005).
En marañón se recomiendan podas sanitarias y tratamiento
preventivo con fungicidas a base de oxicloruro de cobre o azufre
como ingrediente activo antes de iniciar la floración; durante la
floración y formación del fruto se puede utilizar un fungicida
sistémico a base de Fosetyl-al, Metalaxil-m o Triforine para reducir
la incidencia de la necrosis en frutos (Canales, 2007).

BIBLIOGRAFIA:

1. ABDOLLAHZADEH, J., JAVADI, A., MOHAMMADI-GOLTAPEH, E.,


ZARE, R. and PHILLIPS, A. (2010). Phylogeny and morphology of four
new species of Lasiodiplodia from Iran. Persoonia 25:1-10.
2. ALVES, A., CORREA, A., LUQUE, J., PHILLIPS, A. (2004).
Botryosphaeria corticola, sp. nov. on Quercus species, with notes and
description of Botryosphaeria stevensii and its anamorph, Diplodia mutila
Mycologia 96:598-613.
3. ALVES, A., CROUS, P., CORREIA, A. and PHILLIPS, A. (2008).
Morphological and molecular data reveal cryptic speciation in
Lasiodiplodia theobromae. Fungal Diversity 28:1-13.
4. ANSELMI, N., CELLERINO, G. P., FRANCESCHINI, A. et al. (2004).
Geographic distribution of fungal endophytes of Quercus sp. in Italy. In:
Ragazzi A, Moricca S, Dellavalle I (eds) Endophytism in forest trees.
Accademia Italiana di Scienze Forestali, Firenze, pp 75–89.
5. BARBOSA-MARTÍNEZ, C., LEÓN-GARCÍA, L., SEPÚLVEDA-
SÁNCHEZ, J. and NIETO-ANGEL, D. (2002). Effects of ozone, iodine
and chlorine on spore germination of fungi isolated from mango fruits.
Revista Mexicana de Fitopatología 20(1): 60-65.
6. BASSIMBA, D., MIRA, J. and VICENT, A. (2013). Inoculum sources,
infection periods and effects of environmental factors on Alternaria brown
spot of mandarins in Mediterranean climate conditions. Plant Disease (in
press).
7. BHATIA, A., ROBERTS, P. and TIMMER, L. (2003). Evaluation of the
Alter-Rater model for timing of fungicide applications for control of
Alternaria brown spot of citrus. Plant Disease 87: 1089-1093.
8. BLODGETT, J. & STANOSZ, G. (1999). Differences in aggressiveness
of Sphaeropsis sapinea RAPD marker group isolates on several conifers.
Plant Disease 83: 853-856.
9. BOOTH, C., WATERSTON, J. (1964). Calonectria rigidiuscula. CMI
Description of Pathogenic Fungi and Bacteria No 21. Commonwealth
Mycological Institute, Kew Surrey, England.
10. BRUNT, A., WHARTON. (1962). «Etiology of a Gall Disease o: of Cocoa
in Ghana Caused by Calonectria rigidiuscula (Berk. & Br.) Sacc. »,
Annals of Applied Biology 50: 283-289. England. 1962.
11. BURGESS, T., SAKALIDIS, M., & HARDY, H. (2006). Gene flow of the
canker pathogen Botryosphaeria australis between Eucalyptus globulus
plantations and native eucalypt forests in Western Australia. Austral
Ecology, 31, 559–666. doi: 10.1111/j.1442-9993.2006.01596.x.
12. CANALES, C. (1998). Tecnología para la producción temprana de
mango. 1 ed. Comité Editorial del Campo Experimental Edzná. 12 p.
13. CANALES, C. (2007). Control de la necrosis en frutos de marañón
Anacardium occidentalis en la península de Yucatán. Reporte anual de
investigación e innovación tecnológica INIFAP.
http://utep.inifap.gob.mx/tecnologias_agricolas.php (consulta, diciembre
2015).
14. CASTAÑEDA, R., RODRÍGUEZ, N. (1998). «Notas acerca del género
Fusarium en Cuba II», Revista del Jardín Botánico Nacional, Universidad
de la Habana 9 (3): 113-121, Cuba.
15. CASTILLO-PANDO, M., NAIR, N. and WICKS, T. (1997). Inhibition in
pycnidial viability of Phomopsis viticola on canes in situ as an aid to
reducing inoculum potential of cane and leaf blight disease of
grapevines. Australasian Plant Pathology 26: 21-25.
16. CEDEÑO, L., CARRERO, C., FRANCO, W. & TORRES, A. (2001).
Sphaeropsis sapinea asociado con quema del cogollo, muerte regresiva
y cáncer en troncos, ramas y raíces del pino Caribe en Venezuela.
Interciencia 26 (5): 210-215.
17. CHOU, C. & MACKENZIE, M. (1988). Effect of pruning intensity and
season on Diplodia pinea infection of Pinus radiata stem through pruning
wounds. European Journal of Forest Pathology 18: 437-444.
18. CHOU, C. (1976). A shoot dieback in Pinus radiata caused by Diplodia
pinea: I. Symptoms, disease, development, and isolation of pathogen.
New Zealand Journal of Forestry Science 6 (1): 72-79.
19. CROUS, P., SLIPPERS, B., WINGFIELD, M., RHEEDER, J., MRASAS,
W., PHILIPS, A., GROENEWALD, J. (2006). Phylogenetic lineages in the
Botryosphaeriaceae. Studies in Mycology, 55, 235–253. Obtenido de
http://www.ncbi.nlm.nih. gov/pmc/articles/PMC2104729/pdf/0235.pdf.
20. CROWDY, S. (1947). «Observations in the pathogenicity of Calonectria
rigidiuscula (Berk and Br.) Sacc. on Theobroma cacao», Annals of
Applied Biology 34: 45-49, USA, 1947.
21. DA COSTA, E. (1955). Effect of blue stain on the strength of Pinus
radiata. Forest Products News Letter 209: 1-2.
22. DA SILVA, A., BRAINER, R., MICHEREFF, S., DA SILVA, M. and
SARAIVA, M. (2012). Sensitivity of Lasiodiplodia theobromae from
Brazilian papaya orchards to MBC and DMI fungicides. European
Journal of Plant Pathology 132:489-498.
23. DAJOZ, R. (2001). Entomología Forestal. Los insectos y el bosque. 548
pp. Madrid-BarcelonaMéxico. Ediciones Mundi-Prensa.
24. DAMM, U., CROUS, P. and FOURIE, P. (2007). Botryosphaeriaceae as
potential pathogens of Prunus in South Africa, with descriptions of
Diplodia africana and Lasiodiplodia plurivora sp. nov. Mycologia 99:664-
680.
25. DWINELL, L. (2004). Contamination of Pinus radiata seeds in Califormia
by Fusarium circinatum. Disponible en:
http://mbao.org/1999airc/84dwinel.pdf. (verificado 4 enero 2011) USDA
Forest Servicie, Southern Research Station. University of Florida.
26. ELLIOTT, M., BROSCHAT, T., UCHIDA, J., Simone, G. (2004). Diseases
and disorders of ornamental palms. American Phytopathological Society,
St. Paul.
27. ELLIS, M. (1971). Dematiaceous Hyphomycetes. Principal Mycologist,
Commonwealth Mycological Institute. Kew, Surrey, England. 608 pp.
28. EMMETT, R., BUCHANAN, G., and MAGAREY, P. (1992). Grapevine
diseases and pest management. Wine Industry Journal August: 149-171.
29. EMMETT, R., NAIR, N. and WICKS, T. (1998). Phomopsis. In: Disease
and Pests No. 1. Grape Production Series (edited by P. Nicholas, P. A.
Magarey and M. Wachtel). Winetitles, Adelaide, SA.
30. FARJON, A. (2010). A Handbook of the World's Conifers (Volume II).
1112 pp. Leiden-Boston. Brill Academic Publishers.
31. FLOWERS, J., HARTMAN, J. & VAILLANCOURT, L. (2006). Histology of
Diplodia pinea in diseased and latently infected Pinus nigra shoots.
Forest Pathology 36: 447-459.
32. FORD, E., BOURRET, J. and SNYDER, W. (1967). «Biologic
Specialization in Calonectria (Fusarium) rigidiuscula in Relation to Green
Point Gall of Cocoa», Phytopathology 57: 710-712, USA, 1967.
33. FRAEDRICH, S., MILLER, T. & ZARNOCH, S. (1994). Factors affecting
the incidence of black seed rot in slash pine. Canadian Journal of Forest
Research 24: 1717-1725.
34. GENT, D., MAHAFFEE, W., MC ROBERTS, N. and PFENDER, W.
(2013). The use and role of predictive systems in disease management.
Annual Review of Phytopathology 51: 267-289.
35. GROVE, W. B. (1937). British stem and leaf fungi (Coelomycetes), vol 2.
Cambridge University Press, Cambridge.
36. GUSEINOV, E. S. (1975). Effectiveness of fungicides against oak
anthracnose. Lesnoe Khozyaistvo 6:91–92.
37. HADDOW, W. & NEWMAN, F. (1942). A disease of the Scots pine
(Pinus sylvestris L.) caused by the fungus Diplodia pinea Kicks
associated with the pine spittlebug (Aphrophora paralella Say.) Royal
Canadian Institute Transcripts 24: 1-18.
38. HARMAN, G. E. (2000). Myths and dogmas of biocontrol. Changes in
perceptions derived from research on Trichoderma harzianum T-22.
Plant Dis 84:377–393.
39. HEWITT, W. and PEARSON, R. (1990). Phomopsis cane and leaf spot.
In: Compendium of grape diseases. 2nd Ed. (edited by R. C. Pearson
and A. C. Goheen). APS Press, St. Paul, Minnesota, USA.
40. ISMAIL, A., CIRVILLERI, G., POLIZZI, G., CROUS, P., GROENEWALD,
J. and LOMBARD, L. (2012). Lasiodiplodia species associated with
dieback disease of mango (Mangifera indica) in Egypt. Australasian Plant
Pathology 41:649-660.
41. ITURRITXA, E. & GANLEY, R. (2007). Dispersión por vía aérea de
esporas de Diplodia pinea en tres localidades de la cornisa cantábrica.
Boletín Sanidad Vegetal y Plagas 33: 383- 390.
42. ITURRITXA, E. (2001). Evaluación del estado de las masas forestales
de Pinus radiata en las provincias de Bizkaia y Araba. 190 pp. Informe
técnico del Proyecto de Sanidad Forestal 2001. Neiker-Tecnalia. Vitoria.
Gobierno Vasco.
43. ITURRITXA, E., AZPITARTE, J., GARCÍA-SERNA, I. & TELLERÍA, A.
(2001). Micoflora asociada a piñas de Pinus radiata susceptible de inhibir
la germinación. Departamento de producción y protección vegetal
(Neiker). Informe técnico 96: 209-210.
44. JAILLOUX, F. and BUGARET, Y. (1987). Inhibition of sporulation of
Phomopsis viticola Sacc., cause of dead arm disease of vines, by
fosetyl-Al under field conditions. Crop Protection 6: 148-152.
45. JOHNSON, G., and KOTZÉ, J. (1994). Stem-end rot. In: Ploetz, R. C.,
Zentmyer, G. A., Nishijima, W. T., Rohrbach, K. G. and Ohr, H. D. (eds)
Compendium of Tropical Fruit Disease. APS Press, St Paul, Minnesota,
pp. 81-83.
46. KHANZADA, M., LODHI, A. and SHAHZAD, S. (2005). Chemical control
of Lasiodiplodia theobromae, the causal agent of mango decline in
Sindh. Pakistan Journal of Botany 37:1023-1030.
47. KUSARI, S. HERTWECK, C. & SPITELLER, M. (2012). Chemical
ecology of endophytic fungi origins of secondary metabolites. Chem. &
Biol. 19, 792-798.
48. LESLIE, J., SUMMERET, B. (2006). The Fusarium Laboratory Manual.
Blackwell Publishing, Ames, Iowa, USA.
49. Li HY, CAO, R. and MU, Y. (1995). In vitro inhibition of Botryosphaeria
dothidea and Lasiodiplodia theobromae, and chemical control of
gummosis disease of Japanese apricot and peach trees in Zhejiang
Province, China. Crop Protection 14:187-191.
50. LUQUE, J., GIRBAL, J. (1989). Dieback of cork oak (Quercus suber) in
Catalonia (NE Spain) caused by Botryosphaeria stevensii. European
Journal of Forest Pathology 19:7-13.
51. MALOY, O. (1993). Plant Disease Control: Principles and Practice.
Wiley, New York.
52. MARKS, G. & MINKO, G. (1969). The pathogenicity of Diplodia pinea to
Pinus radiata D. Don. Australian Journal of Botany 17: 1-12.
53. MARQUES, M., LIMA, N., MORAIS JUNIOR, M., BARBOSA, M.,
SOUZA, B., MICHEREFF, S., PHILLIPS, J. and CAMARA, M. (2013).
Species of Lasiodiplodia associated with mango in Brazil. Fungal
Diversity 61:181-193.
54. MENGE, J., and PLOETZ, R. (2003). Diseases of Avocado. Pages 35-71
in: Diseases of Tropical Fruit Crops, R. C. Ploetz, ed. CABI Publishing.
55. MOHALI, S., SLIPPERS, B., & WINGFIELD, M. (2006). Two new
Fusicoccum species from Acacia and Eucalyptus in Venezuela based on
morphology and DNA sequence data. Mycological Research, 110, 405–
413. doi: 10.1016/j.mycres.2006.01.006.
56. MOLINA-GAYOSSO, E., SILVA-ROJAS, H., GARCÍA-MORALES, S., &
ÁVILA-QUEZADA, G. (2012). First report of black spots on avocado fruit
caused by Neofusicoccum parvum in Mexico. Plant Disease, 96(2), 287.
doi: 10.1094/PDIS-08-11-0699.
57. MONTESINOS, E., MELGAREJO, P., CAMBRA, M. y PINOCHET, J.
(2000). Enfermedades de los frutales de pepita y de hueso. Sociedad
Española de Fitopatología. Departamento de protección vegetal INIA
Ctra. De la Coruña, km 7,5 28040 Madrid. Ediciones Mundi-Prensa. 147
pp.
58. MORELET, M. (1989). L’anthracnose des chenes et du hetre en France.
Rev For Franc ¸ 41:488–496.
59. MORICCA, S., RAGAZZI, A. (2008). Fungal endophytes in
Mediterranean oak forests: a lesson from Discula quercina. Phytopathol
98:380–386.
60. MOSTERT, L., CROUS, P. and PETRINI, O. (2000). Endophytic fungi
associated with shoots and leaves of Vitis vinifera, with specific reference
to the Phomopsis viticola complex. Sydowia 52: 46-58.
61. MUÑOZ, C., PÉREZ, V., COBOS, P., HERNÁNDEZ, R. & SÁNCHEZ, G.
(2003). Sanidad forestal. Guía en imágenes de plagas, enfermedades y
otros agentes presentes en los montes. 575 pp. Madrid. Mundi-Prensa.
62. NAVARRO, R., TRAPERO, A., ANDICOBERRY, S., SÁNCHEZ M.
(2004). Tratamientos fungicidas para el control del chancro causado por
Diplodia sp. en alcornoque. Boletín de Sanidad Vegetal Plagas 30:605-
613.
63. NICHOLLS, T. (1981). Diplodia pinea in nursery beds. United States
Department of Agriculture. Forest Service Progress Report nº 3.
64. ORTUÑO, A., NEMSA, I., HERNÁNDEZ, M., GUERRERO, M., LACASA,
A., PORRAS, I., GARCÍA-LIDÓN, A. Y DEL RÍO, J. (2008). Estudio de la
tolerancia de los frutos citrícos frente a Alternaria alternata pv. citri.
Levante Agrícola. 400: 32-35.
65. PALMER, M. & NICHOLLS, T. (1983). How to identify and control
Diplodia shoot blight, collar rot, and cancer of conifers. 8 pp. St. Paul
MN. United States Department of Agriculture, Forest Service.
66. PAOLETTI, E., DANTI, R. & STRATI, S. (2001). Pre- and post-
inoculation water stress affects Sphaeropsis sapinea canker length in
Pinus halepensis seedlings. Forest Pathology 31: 209-218.
67. PATIL, P., VAISHNAV, M. and PATEL, K. (1981). Physiological studies
on Phomopsis viticola inciting dead arm of grape. Indian Journal of
Mycology and Plant Pathology 13: 211-213.
68. PEGG, K., COATES, L., KORSTEN, L. and HARDING, R. (2003). Foliar,
fruits and soilborne diseases. p. 299-337. In A. W. Whiley AW, Schaffer
B and Wolstenholme BN (eds.). The Avocado: Botany, Production, and
Uses. CABI Publishing, UK. 560 p
69. PERERA, E., LAGO, E. (1986). Effect of the light period on mycelial
growth and pycnidia formation of Diplodia natalensis (Abstr.). Ciencias
de la Agricultura 26:14-18.
70. PÉREZ, C., WINGFIELD, M., SLIPPERS, B., ALTIER, N., &
BLANCHETTE, R. (2009). Neofusicoccum eucalyptorum, a Eucalyptus
pathogen, on native Myrtaceae in Uruguay. Plant Pathology, 58, 964–
970. doi: 10.1111/j.1365-3059.2009.02116.x.
71. PETERSON, G. (1977). Infection, epidemiology and control of Diplodia
blight of Austrian, Ponderosa and Scots pines. Phytopathology 67: 511-
514.
72. PETERSON, G. (1981). Control of Diplodia and Dothistroma blights in
the urban environment. Journal of Arboriculture 7: 1-5.
73. PHILLIPS, A., ALVES, A., ABDOLLAHZADEH, J., SLIPPERS, B.,
WINGFELD, M., GROENEWALD, J. and CROUS, P. (2013). The
Botryosphaeriaceae: genera and species known from culture. Studies in
Mycology 76: 51-167.
74. PIRTTILA, A, FRANK, A. (2011). Endophytes of Forest Trees. Springer
Dordrecht Heidelberg London New York. 331 pp.
75. PITT, J. and HOCKING, A. (2009). Fungi and Food Spoilage. 3 ed.
Springer. pp 125-127.
76. PLOETZ, R. (2003). Diseases of Tropical Fruit Crops. CABI Publishing.
Wallingford, UK. pp 76-77.
77. PLOETZ, R., THOMAS, J. and SLABAUGH, W. (2003). Diseases of
banana and plantain. 73–134.

78. PLOETZ, R., ZENTMEYER, G., NISHIJIMA, W., ROHRBACH, K. y OHR,


H. (1994). Compendium of Tropical Fruit Diseases. APS Press. pp. 39-
40.
79. PUNITHALINGAM, E. & WATERSTON, J. (1970). Diplodia pinea.
Commonwealth Mycological Institute Descriptions of Pathogenic Fungi
and Bacteria Nº 273.
80. RAGAZZI, A., MORICCA, S., CAPRETTI, P. et al. (1999). Infection ability
of ascospores and conidia of Apiognomonia quercina on oaks. J Plant
Dis Protect 106:490–494.
81. RODRIGUEZ, R., WHITE, J., ARNOLD, A. E. & REDMAN, R. (2009).
Fungal endophytes: Diversity and ecological. New. Phytol. 182, 314-330.
82. SAHA, A., MANDAL, P., DASGUPTA, S. and SAHA, D. (2008).
Influence of culture media and environmental factors of mycelial growth
and sporulation of Lasiodiplodia theobromae (Pat.) Griffon and Maubl.
Journal of Environmental Biology 29:407-410.
83. SANCHEZ, M., VENEGAS, J., ROMERO, M., PHILLIPS, A., TRAPERO,
A. (2003). Botryosphaeria and related taxa causing oak canker in
southwestern Spain. Plant Disease 87:1515-1521.
84. SCHENEWEISS, D. (1981). The role of environmental stress in diseases
of woody plants. Plant Disease, 65, 308–314. Obtenido de
http://www.apsnet.org/publications/PlantDisease/BackIssues/Documents/
1981Articles/PlantDisease65n04_308.PDF.
85. SCHULZ, B. & BOYLE, C. (2005). The endophytic continuum. Mycol.
Res. 109, 661-686.
86. SHANE, W. y SUTTON, T. (1981). Germination, appresorium formation,
and infection of immature and mature apple fruit by Glomerella cingulata.
Phytopathology 71: 454-457.
87. SLIPPERS, B., & WINGFIELD, M. (2007). Botryosphaeriaceae as
endophytes and latent pathogens of woody plants: Diversity, ecology and
impact. Fungal Biology Reviews, 21, 90–06.
doi:10.1016/j.fbr.2007.06.002.
88. SLIPPERS, B., CROUS, P., DENMAN, S., COUTINHO, T., WINGFELD,
B. and WINGFELD, M. (2004). Combined multiple gene genealogies and
phenotypic characters differentiate several species previously identified
as Botryosphaeria dothidea. Mycologia 96:83-101.
89. SLIPPERS, B., FOURIE, G., CROUS, P., COUTINHO, T., WINGFIELD,
B., WINGFIELD, M. (2004) Multiple gene sequences delimit
Botryosphaeria australis sp. nov. from B. lutea. Mycologia 96(5), 1030–
1104. doi: 10.2307/ 3762087.
90. SMITH, H., CROUS, P., WINGFIELD, M., COUTINHO, T., &
WINGFIELD, B. (2001). Botryosphaeria eucalyptorum sp. nov., a new
species in the B. dothidea-complex on Eucalyptus in South Africa.
Mycologia, 93(2), 277–285. Obtenido de
http://www.jstor.org/discover/10.2307/376164
9?uid=3738664&uid=2129&uid=2&uid=70&uid=4&s id=21103254300791
91. SMITH, H., WINGFIELD, DE WET, M. & COUTINHO, T. (2000).
Genotypic diversity of Sphaeropsis sapinea from South Africa and
Northern Sumatra. Plant Disease 84: 139- 142.
92. SMITH, T. B., SKULASON, S. (1996). Evolutionary significance of
resource polymorphisms in fishes, amphibians, and birds. Ann Rev Ecol
Syst 27:111–133.
93. STANOSZ, G., BLODGETT, J., SMITH, D. & KRUGER, E. (2001). Water
stress and Sphaeropsis sapinea as a latent pathogen of red pine
seedlings. New Phythologist 149: 531-538.
94. SUTTON, B. (1980). The Coelomycetes. 696 pp. Kew. Commonwealth
Mycological Institute.
95. SUTTON, T. y SHANE, W. (1983). Epidemiology of the perfect stage of
Glomerella cingulate on apples. Phytopathology 73: 1179-1183.
96. SWART, W., KNOX-DAVIES, P. & WINGFIELD, M. (1985). Sphaeropsis
sapinea, with special reference to its occurrence on Pinus spp. in South
Africa. South African Forestry Journal 135: 1-8.
97. SWART, W., WINGFIELD, M. & KNOX-DAVIES, P. (1987). Factors
associated with Sphaeropsis sapinea of pine trees in South Africa.
Phytophylactica 19: 505-510.
98. TAMAYO, P. (2007). Enfermedades del aguacate. Politécnica 4:51-70.
99. TANG, A. HYDE, K. and CORLETT, R. (2003). Diversity of fungi on wild
fruits in Hong Kong. Fungal Diversity, 14: 165-185.
100. TAYLOR, J. (1971). Epidemiology and symptomatology of apple bitter rot
Phytopathology 61: 1028-1029.
101. TIMMER, L., PEEVER, T., SOLEL, Z. and AKIMITSU, K. (2003).
Alternaria diseases of citrus - novel pathosystems. Phytopathologia
Mediterranea 42: 3-16.
102. TORRES, J. (1993). Patología Forestal. 270 pp. Madrid. Mundiprensa.
103. TOVAR, P., MORA, A., NAVA, D., TÉLIZ, O., VILLEGAS, M. y LEYVA,
M. (2013). Control of Lasiodiplodia theobromae, the causal agent of
dieback of sapote mamey [Pouteria sapota (Jacq.) H. E. Moore and
Stearn] grafts in Mexico. Revista Fitotecnia Mexicana 36: 233-238.
104. TUCUCH, C., PALACIOS, P., KU, N. y GUZMÁN, E. (2005). Manejo del
cultivo de mango en el estado de Campeche. Campo Experimental
Edzna, INIFAP. Folleto Técnico. Campeche, Camp. México. 33-34p.
105. UMEZURIKE, G. (1979). The cellulolytic enzimes of Botryodiplodia
theobromae Pat. Biochemistry Journal 177:9-19.
106. ÚRBEZ-TORRES, J., LEAVITT, G., GUERRERO, J., GUEVARA, J. and
GUBLER, W. (2008). Identification and pathogenicity of Lasiodiplodia
theobromae and Diplodia seriata, the causal agents of bot canker
disease of grapevines in Mexico. Plant Disease 92:519-529.
107. Varela FSE, Orozco SM, Torres ARI y Silva AGL. 2013. Guía técnica
para la identifIcación y manejo de plagas y enfermedades en cítricos.
Universidad Autónoma de Tamaulipas 428 p.
108. VÁSQUEZ-LÓPEZ, A., MORA-AGUILERA, J., CÁRDENAS-SORIANO,
E. y TÉLIZ-ORTIZ, D. (2009). Etiología e histopatología de la muerte
descendente de árboles de mamey [Pouteria sapota (Jacq.) H. E. Moore
y Stearn] en el estado de Guerrero, México. Agrociencia 43:717-728.
109. VENTURA, J., COSTA, H. and TATAGIBA, J. (2004). Papaya diseases
and integrated control. p. 201-268. In: Naqvi SAMH (ed.). Diseases of
Fruits and Vegetables: Diagnosis and Management. Volume II. Kluwer
Academic Publishers Dordrecht, United States of America. 704 p.
110. VICENT, A., ARMENGOL, J. and GARCÍA-JIMÉNEZ, J. (2009).
Protectant activity of reduced concentration copper sprays against
Alternaria brown spot on 'Fortune' mandarin fruit in Spain. Crop
Protection 28: 1-6.
111. WATERMAN, A. (1943). Diplodia pinea, the cause of a disease of hard
pines. Phytopathology 33: 1018-1031.
112. WESCOTT, C. (1971). Plant Disease Handbook, 3rd edition. Van
Nostrand Reinhold Co., New York, NY. 351−353.
ZHOU, D. Q., HYDE, K. D. (2001). Host-specificity, host-exclusivity and host-
recurrence in saprobic fungi
A. E. Arnold, Z. Maynard, G. S. Gilbert, P. D. Coley and T. A. Kursar, Ecol.
Lett., 2000, 3, 267.
R. X. Tan * and W. X. Zou 2001 Endophytes: a rich source of functional
metabolites Institute of Functional Biomolecule, School of Life Sciences,
Nanjing University, Nanjing 210093, P. R. China. E-mail:
rxtan@netra.nju.edu.cn

Freeman y RJ Rodríguez, Ciencia, 1993, 260, 75. 21 AE Glenn, CW Bacon, R.


Price y RT Hanlin, Mycologia

Venkatesan Sudha; Ramar Govindaraj; Kathirvelu Baskar; Naif Abdullah


Al-Dabi 3; Veeramuthu Duraipandiyan 2016.- Biological properties of
Endophytic Fungi

Rosa Elvira Sánchez-Fernández, Brenda Lorena Sánchez-Ortiz, Yunueth


Karina Monserrat Sandoval-Espinosa, Álvaro Ulloa-Benítez, Beatriz
Armendáriz-Guillén,
Marbella Claudia García-Méndez y Martha Lydia Macías-Rubalcava 2013
Hongos endófitos: fuente potencial de metabolitos secundarios
bioactivos con utilidad en agricultura y medicina

MIGUEL A. GAMBOA-GAITÁN, M.Sc. 2006 HONGOS ENDÓFITOS


TROPICALES:
CONOCIMIENTO ACTUAL Y PERSPECTIVAS

Rodriguez RJ, White JF, Arnold AE, Redman RS. 2009. Fungal endophytes:
diversity and functional roles. New Phytologist 182:314-330.
Lutzoni F, Kauff F, Cox CJ, McLaughlin D, Celio G, Dentinger B, Padamsee M,
Hibbett D, James TY, Baloch E, Grube M, Reeb V, Hofstetter V, Schoch C,
Arnold AE, Miadlikowska J, Spatafora J, Johnson D, Hambleton S, Crockett M,
Shoemaker R, Sung GH, Lücking R, Lumbsch T, O'Donnell K, Binder M,
Diederich P, Ertz D, Gueidan C, Hansen K, Harris RC, Hosaka K, Lim YW,
Matheny B, Nishida H, Pfister D, Rogers J, Rossman A, Schmitt I, Sipman H,
Stone J, Sugiyama J, Yahr R, Vilgalys R. 2004. Assembling the fungal tree of
life: progress, classification, and evolution of subcellular traits. American Journal
of Botany 91 (10): 1446-1480.

Faeth SH and Fagan WF. 2002. Fungal endophytes: common host plant
symbionts but uncommon mutualists. Integrative and Comparative Biology
42:360–368.

Você também pode gostar