Você está na página 1de 4

Hallpike

Toma las categorías de Piaget de índice, signo y símbolo. El índice apunta al referente
mediante alguna relación causal y física con él (ejemplo una huella de hombre en el barro).
El signo es completamente arbitrario en la relación significado-significante, pone como
ejemplo a las palabras del lenguaje. Pero el símbolo es algo que esta como en el medio,
porque presenta una relación física con el referente, pero no de un modo “causalmente
deductivo” sino que la relación está dada por la experiencia sensible.

Según entendí, Hallpike dice que Piaget dice que los signos lingüísticos son por excelencia
el vehículo de comunicación social por la arbitrariedad y la convención y que el símbolo es
algo individual y lo relaciona con un momento del desarrollo del niño. Dicho momento
sería el del pensamiento preoperatorio (entiendo al operatorio como el asociado a la lógica
y la deducción etc., creo) en el que de manera sensible va incorporando experiencias, no
tanto como imágenes interiores sino como esquemas (implican relaciones). Hallpike dice
que aunque Piaget diga todo eso en relación a los niños y en el plano individual, él
considera que se puede ver cierta similitud con el simbolismo en los pueblos primitivos,
similitudes que tienen que ver con que el simbolismo no es consciente y entonces no se
puede verbalizar y con que no tiene relación de significado significante con objetos del
mundo real, osea no hay correlato que permita la contrastación. Eso último es lo que
distingue el pensamiento preoperatorio del operatorio, que el operatorio se supone que es
objetivo porque permite contrastar con el mundo y con otras personas y así uno va
corrigiendo, acomodando las percepciones, hasta cierto equilibrio que sería la percepción
objetiva de las cosas, creo.

Sin embargo el simbolismo es compartido y no sólo eso sino que dice que se puede
encontrar que hay cierta universalidad en las significaciones simbólicas que deberían estar
definidas por algo que no sea cultural, como por la fisiología y mismo por la regularidad
del mundo, osea el mundo es siempre el mismo y el ser humano con el cuerpo que tiene
también, entonces se entiende cierta homogeneidad en la percepción que da como resultado
que algunos símbolos aparezcan en culturas distintas.

Diferencias entre el lenguaje y el simbolismo

El lenguaje como se sabe es arbitrario, se encuentra liberado de asociaciones concretas y


afectivas, es capaz de expresar toda una gama de estados y relaciones sin equivalente en el
mundo físico: afirmar la verdad o falsedad de algo, enunciados hipotéticos y condicionales,
de existencia y no existencia, referencias al tiempo, al modo, a la calidad de la acción, a la
confiabilidad de los enunciados, diferenciar entre hablante y oyentes, y lo mas importante,
los enunciados lingüísticos pueden ser referentes de otros enunciados lingüísticos.

Los enunciados simbólicos no son proposiciones por lo tanto no se puede


parafrasearlos, y no poseen capacidad de análisis. Los símbolos presentan homología,
no paráfrasis; correspondencia, no tautología; oposición, no contradicción; y sus
motivaciones son ajenas a la generalización. Las relaciones simbólicas no son sintácticas,
sino que se basan en aquellas existentes entre los objetos materiales: contigüidad, parecido,
sensación, inteligibilidad, cercanía o lejanía, sincronía, diacronía. Son medios que
permiten organizar la experiencia, y no la evalúan, ni comentan explican o reducen a
principios y leyes generales. (osea Simbolismo vs. Lógica)

No se puede decir que los signos tienen significado sino “asociaciones” y están motivados
por esas asociaciones concretas de la experiencia; entonces hay que decir que tienen
significación. Esto quiere decir que cuando se emplean los símbolos en un momento
determinado, con cierto contexto y por ciertas personas, se eligen ciertas asociaciones y se
abandonan otras, construyendo así la significación.

Las propiedades de combinación de los símbolos unidas a la motivación de estos, les da el


poder de representar las categorías de la sociedad de un modo estructurado, y en un grado
que sobrepasa al del lenguaje en impresión emotiva, concisión e inmunidad a la refutación
o a la contradicción, es decir que el símbolo concreto posee un poder por completo ausente
en la palabra. Dice que esto es así más que nada en las sociedades primitivas por su
cercanía ala naturaleza; en nuestra sociedad, como estamos alejados de las manifestaciones
del mundo natural, los símbolos funcionan como metáforas e ilustraciones, no como
entidades potentes por derecho propio, partes de un sistema de representación total.

El simbolismo primitivo es colectivo, convencional en sus asociaciones y sistemático, y, en


esos aspectos, diferente del lúdico de los niños; ahora bien, al igual que este último, sirve a
ciertos propósitos que el lenguaje no puede satisfacer. Lo hace posible la experiencia
compartida en una sociedad homogénea y pequeña, próxima a la naturaleza. Surge un
simbolismo colectivo, cuya base es la cooperación y la experiencia común, en grado muy
considerable independiente del lenguaje.

Como el simbolismo se encuentra relacionado íntegramente con formas de clasificación, es


de suponer que predominará en sociedades donde sea la norma una clasificación no
taxonómica asentada en complejos. El pensamiento simbólico es ante todo estático y rígido
en sus imágenes, depende de imágenes prototípicas y de configuraciones perceptivas, es
irreversible y carece de coordinación de un modo operatorio; le falta análisis de elementos
o de comparaciones, a diferencia de las transformaciones móviles y generalizables del
pensamiento operatorio; representa el dominio de la asimilación sobre la acomodación.

Los sistemas simbólicos primitivos logran coherencia y orden a nivel sublingüístico, pero
éste tiene una utilidad muy limitada como explicación, y es imposible de cuestionar desde
un punto de vista empírico. Estos sistemas simbólicos pueden llegar a ser más ricos y más
complejos, pero por no acomodarse a la realidad y ser inherentemente preconceptuales,
nunca se desarrollan como lo hacen las representaciones operatorias de la realidad.
Si una sociedad es pobre en sus categorías sociales y cosmológicas, tendrá un simbolismo
social empobrecido.

Dada la posibilidad de expresar de modo no verbal, mediante un simbolismo concreto, las


creencias y las categorías cosmológicas, muchas de las categorías sociales más importantes
pueden carecer de nombre, y las pruebas de su existencia encontrarse dispersas en una
amplia gama de ceremonias.

Pone de ejemplo (de cómo las categorías se representan simbólicamente de manera de


prácticas concretas y no necesariamente por palabras) al simbolismo arbóreo de los umedas
de río Sepik, que relacionan ciertos tipos de árboles con grupos de hombres, mujeres y su
lugar social se representa por la distribución espacial de la plantación de los árboles.

Algo importante es que dice que a los umedas les sería posible usar la areca (tipo de árbol)
como símbolo de lo que es (en ese caso, de marginalidad) incluso de no haber cocoteros
que eran el símbolo de centralización o “interiorismo”, incluso aunque no existiera ningpun
árbol que lo simbolizara. Lo fundamental está en las características físicas específicas
de cada símbolo, no en su relación con los otros símbolos. Los símbolos se diferencian
de los signos precisamente porque tienen un motivo, y no derivan su significado de
relaciones afines a las estructuras sintácticas del lenguaje. Esto también define que no estén
culturalmente determinados (totalmente) sino que existan relaciones simbólicas generales
que se derivan de las relaciones físicas del hombre con su ambiente. Pone ejemplos del
simbolismo del blanco en diferentes culturas, del corte ritual del cabello como símbolo de
socialización, el lugar que se le da a los animales, etc.

Dice que el hecho de que el simbolismo sea inarticulable no quiere decir que sea
subconsciente ni mucho menos que esté reprimido, quiere decir que es inarticulable e
intraducible porque el simbolismo “nutre el realismo conceptual”, a diferencia de la
palabra, el símbolo participa en aquello que significa; es decir, los objetos simbólicos no
posee una naturaleza mística que aparece en los rituales y después se oculta, sino que en
contextos rituales son símbolos.

Cita a Leach quien considera que la simbolización es sensible pero que debe existir algún
“mecanismo lógico” que permita traducir las impresiones de un sentido a otro. Critica esta
postura, que en ese aspecto analoga a la de Lévi-Strauss, ya que usan la palabra “lógico” en
un sentido que no es el usual según Hallpike y que no se basa en ninguna teoría de los
procesos cognoscitivos. Hace referencia a varios estudios sobre sinestesia cuyos resultados,
dice, ayudan a refutar la idea de una determinación lingüística del pensamiento, dice que
era la cultura más que el idioma lo que determinaba las respuestas dadas a tales estudios.

La visión del mundo de la clasificación simbólica (a diferencia de los esquemas móviles,


transformacionales reversibles y generalizados del pensamiento operatorio) es estática y
carece de coordinación en el pensamiento explícito y verbal, pero a la vez manifiesta la
imposición de un orden cognoscitivo al mundo de la experiencia, pues elige un número
limitado de posibilidades simbólicas de la gama infinitamente amplia de asociaciones
simbólicas potenciales, a las que da significado en relación con las categorías cosmológicas
de la sociedad. Aunque el simbolismo clave sus raíces en las interacciones del hombre con
el mundo físico, también depende de los sistemas de clasificación.

Você também pode gostar