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T U B O S A L
V A C Í O
La historia de la electrónica antes del transistor
PRIMERA PARTE
Una vez que quedó claro que era posible utilizar las ondas electromagnéticas para
transmitir señales telegráficas se intentó usarlas para transmitir la voz, es decir, se intentó
usar la telefonía inalámbrica.
En los primeros años del presente siglo se hicieron diferentes intentos para lograrla. Como
hacia el fin de siglo XIX ya se había inventado el micrófono, que transforma una señal
acústica en una eléctrica, la forma más directa de proceder fue conectar la señal producida
por el micrófono a un alambre, que sirve como antena para emitir ondas electromagnéticas.
La señal que alimentaba a la antena producía en el metal una corriente eléctrica variable,
que es la que produce las ondas electromagnéticas que emite la antena.
Por otro lado, ya se había inventado el audífono, aparato que transforma una señal
eléctrica en una acústica. Lo que se hizo fue construir un receptor con un alambre que
sirviera como antena, o sea el receptor de las ondas electromagnéticas emitidas por el
transmisor. Las ondas electromagnéticas que inciden sobre el alambre inducen en él una
corriente eléctrica que tiene las mismas características de frecuencias que las ondas
incidentes. Esta corriente se introduce en un audífono que la transforma en una onda
acústica.
Este tipo de sistema era poco eficiente; las voces se distorsionaban mucho y además,
resultó que la energía con que se emitía la onda era muy pequeña. Además, el hecho de
que la fracción de energía que llegaba al receptor era muy pequeña, hacía muy difícil lograr
el funcionamiento de este tipo de aparatos para distancias grandes.
Hubo diferentes intentos para resolver este tipo de problemas. La solución más
satisfactoria fue lograda una vez que se inventó el tubo al vacío. Este dispositivo fue la
culminación de un serie de descubrimientos y experimentos que empezaron a hacerse sin
que se pensara en su posible utilización práctica en las comunicaciones inalámbricas. Esto
no es nuevo, pues hay muchos ejemplos en la historia del desarrollo de la civilización
moderna en que los avances en un campo del conocimiento resultan ser útiles para otro
campo aparentemente independiente.
Desde el siglo XVIII algunos investigadores habían descubierto que si se calienta una
superficie metálica, ésta emite cargas eléctricas. Mientras mayor sea la temperatura que
alcance la superficie, mayor será la cantidad de carga eléctrica que emita. Sin embargo,
fue Thomas A. Edison quien volvió a "desenterrar" este efecto en 1883, cuando trataba de
mejorar su lámpara incandescente. Este efecto, que se llamó "efecto Edison", también
recibe el nombre de termiónico.
En el mismo año de 1883 Edison solicitó una patente de este dispositivo, aunque no
conocía los principios físicos del fenómeno. A pesar de haber patentado el dispositivo,
Edison no tuvo una idea clara de cómo darle una aplicación práctica, ni le encontró ningún
potencial comercial, así que lo abandonó.
Los primeros dispositivos electrónicos: las válvulas de vacío
Se puede decir que la electrónica comienza con la válvula de vacío, un dispositivo que es
lo que su nombre indica: un tubo de vidrio dentro del que se ha hecho el vacío; al poner en
sus extremos contactos eléctricos y bajo ciertas condiciones de trabajo, se puede obtener
una corriente eléctrica.
En 1903 el físico británico John Ambrose Fleming (1849-1945) fue el primero en encontrar
una aplicación práctica del efecto Edison. Fleming era asesor de la compañía telegráfica
que había formado Marconi en Inglaterra, y le habían encomendado la tarea de encontrar
un mejor detector de ondas electromagnéticas. Recuérdese que Marconi utilizó como
detector de ondas un cohesor, que no era muy eficaz, ya que las limaduras se
magnetizaban y quedaban unidas después de que desaparecía la señal electromagnética.
Además, a partir de 1900, en algunos diseños de receptores, se usaban cristales de galena
o de pirita de hierro como detectores que por cierto fueron las primeras componentes de
estado sólido empleadas en electrónica. Sin embargo, estos detectores no fueron muy
eficientes, de allí la necesidad de encontrar algo mejor. Fleming recordó su trabajo anterior
sobre el efecto Edison, que había hecho como consultor en la filial inglesa de la compañía
de Edison y escribió: "Para mi deleite yo [...] encontré que teníamos una solución en este
tipo peculiar de lámpara eléctrica..."
A partir de 1907, después de haber patentado el triodo, y hasta 1912, De Forest trabajó en
el diseño de un sistema de radio, que resultó muy burdo, el cual trató de vender a los
aficionados de la radio y a las fuerzas armadas. También formó una compañía para poder
competir con la ATT en comunicaciones de larga distancia. Su aparato de radio podía
transmitir y recibir voces, pero no pudo conseguir que sus triodos amplificaran en forma
confiable; no llegó a entender el motivo por el cual sus triodos persistían en trabajar
erráticamente.
Hacia 1912 De Forest había alcanzado cierto control en el comportamiento del triodo. Para
esto redujo la amplificación, o sea redujo el voltaje de la batería del ánodo como aparece
en la figura 37(b). Esta reducción la compensó conectando varios triodos, de tal forma que
la salida de uno alimentara el siguiente, multiplicando así el efecto y logrando una
amplificación neta.
Una vez que compraron los derechos, los investigadores de la ATT introdujeron
dispositivos para recoger los últimos residuos de los gases que se evaporaban del
filamento caliente, para evitar que perturbaran el vacío dentro del tubo.
El triodo así mejorado hizo posible que el servicio telefónico abarcara de costa a costa a
Estados Unidos, y todavía más. Además de amplificar, los tubos hicieron que la generación
de ondas fuese de frecuencia precisa y controlable, lo que evitó que se mezclaran ondas
de diferentes transmisores. A pesar de que la ATT trató de mantener en secreto los
resultados de sus investigaciones, otras compañías hicieron progresos significativos y la
electrónica con tubos al vacío se desarrolló de manera impresionante de 1912 a 1932.
SEGUNDA PARTE
Entre 1910 y 1915 se inventaron circuitos muy ingeniosos que transforman el voltaje
constante suministrado por una batería, en una corriente alterna con frecuencias muy altas,
mucho mayores que las logradas con máquinas eléctricas rotatorias. Estos dispositivos se
llaman osciladores. Con ellos se incorporó de forma muy satisfactoria una señal a una onda
electromagnética. Este logro dio lugar al nacimiento de la radio, que se describirá en el
siguiente capítulo.
Durante la primera Guerra Mundial se usó mucho la radio y se construyeron tubos al vacío
en grandes cantidades. La técnica se mejoró cada vez más e hizo posible construir tubos
de gran potencia, que se utilizaron en 1915, en la radiotelefonía trasatlántica, para
comunicar a Francia y Estados Unidos.
A principios de la década de 1930 se construyeron tubos al vacío con más elementos entre
el cátodo y el ánodo; éstos fueron el tetrodo, el pentodo, etc. Con estos tubos se amplió la
gama de posibilidades de diseño de circuitos para diferentes aplicaciones.
¿Qué es un semiconductor?
Los trabajos de Ohl abrieron en los Bell Labs la idea de que los cristales de
semiconductores podían llegar a sustituir a las válvulas de vacío. Pero para que esas ideas
cristalizaran, quedaba más de una década, durante la que las válvulas siguieron
dominando la electrónica de los instrumentos que la Segunda Guerra Mundial (en lo que
sigue, II GM) impulsaría decisivamente: el radar y las primeras calculadoras electrónicas.
Sobre el radar de esos años escribiré un texto en otra ocasión; en el siguiente apartado
analizaré una de las grandes computadoras construida con válvulas de vacío.
Los inicios de la computación
Con la válvula de vacío en todas sus variantes (triodos, pentodos, etc.) se podían realizar todas
las funciones electrónicas imaginables. Sin embargo, las limitaciones del dispositivo eran
también bastante claras en cuanto a su tamaño, consumo de energía, tiempo de vida medio y
fiabilidad. Uno de los puntos claves a eliminar era el filamento, que al estar necesariamente
incandescente producía dos efectos negativos: un consumo de potencia excesivo y un
calentamiento que disminuía la fiabilidad, volviendo al dispositivo frágil. Estas limitaciones se
pusieron claramente de manifiesto con los intentos de realizar computadores numéricos, como
veremos a continuación.
los monstruos de válvulas (ENIAC) Inicialmente motivado por las necesidades militares
impuestas por la II GM, el ejército de los Estados Unidos promovió en 1943 la construcción de
una máquina capaz de calcular con precisión las trayectorias de los proyectiles de artillería.
Fruto de esos trabajos nació ENIAC, acrónimo de “Electronic Numerical Integrator And
Computer” (Computador e Integrador Numérico Electrónico), que fue el primer ordenador de
propósito general, aunque no se terminó de construir hasta 1946. Era bastante similar a la
computadora Colossus, utilizada por los británicos durante la guerra para descifrar el código de
comunicaciones del ejército alemán, la máquina Enigma.
Cuando funcionaba, requería la operación manual de unos 6.000 interruptores, consumía 160
kW, elevaba la temperatura del local donde estaba instalada a 50 °C y presentaba una tasa de
fallos muy elevada, debido al funcionamiento inherente a las válvulas. Finalmente, ENIAC fue
desactivada en 1955. Pero surgió un problema. Los tubos de vacío producían mucho calor,
necesitaban mucha energía y debían ser reemplazados continuamente. Era necesario otro
método para amplificar la señal en los sistemas de comunicaciones. Buscando respuestas la
compañía creó en 1926 un centro de investigación conocido como Laboratorios Telefónicos
Bell (Bell Labs), responsable de descubrimientos tan importantes como el lenguaje de
programación C, la astronomía radial, el sistema operativo Unix, y lo que nos atañe, el
transistor.
Bibliografia