Instituto Superior de Profesorado Nº 4 “Ángel Cárcano”
CARRERA: Historia.
AÑO: 4º
CÁTEDRA: Ética Profesional.
PROFESOR: Olga Niclis.
ALUMNAS: Julieta Betig y Anabela Pereson.
DERECHOS HUMANOS Y EXCLUSIÓN SOCIAL
El termino exclusión social fue acuñado en Francia, en los años 70, para referirse a varias categorías de personas consideradas “problemas sociales” y quienes no gozaban de la protección de la seguridad social. Tanto Francia como Europa, vivían años de gran prosperidad. Los excluidos eran allí quienes habían quedado a la vera del camino del progreso general, “los que quedaban afuera y no estaban en condiciones de entrar”. En la década del noventa, este término comienza a tomar fuerza nuevamente, a partir de la aplicación del modelo económico neoliberal, que fue configurando un escenario social con signos recesivos, registrándose procesos de precarización del empleo, altas tasas de desocupación y subocupación, y en el cual las situaciones de privación o de desventaja de la población ya no podían ser abordadas únicamente por la noción de pobreza. En los últimos años, el concepto de exclusión social ha alcanzado gran difusión, incorporándose al vocabulario cotidiano, no sólo para referirse a la situación de los países latinoamericanos – periféricos o subdesarrollados – sino además para caracterizar a los países centrales, en los cuales también se han incrementado los niveles de pobreza y desocupación En consecuencia, la exclusión es un fenómeno complejo, que designa un rasgo estructural de la sociedad, por lo que es objeto de estudio y también de políticas publicas. Esto hace que resulte un concepto difícil de definir, ya que su empleo es heterogéneo y ambiguo, no pudiendo encontrarse un consenso generalizado acerca de su verdadero alcance y significado. En América Latina, el concepto de exclusión ha sido utilizado con algunas variaciones para explicar los fenómenos de marginalidad y pobreza que se observan en el continente. Sin embargo, una de las limitaciones encontradas por los distintos autores ha sido que no existe un marco teórico como tampoco los instrumentos metodológicos apropiados al contexto latinoamericano. Más bien se encuentran explicaciones aisladas de cada una de las dimensiones o factores que intervienen en la generación de la marginalidad, desigualdad y pobreza. La noción de exclusión social hace referencia a un conjunto de procesos que contribuyen a aumentar la vulnerabilidad de ciertos grupos sociales frente a factores de riesgo que pueden llevarlos a una situación de pobreza y vulnerabilidad social. Se la puede definir como la imposibilidad de un sujeto o grupo social para participar efectivamente a nivel económico, social, cultural, político e institucional. El concepto de exclusión social incluye al menos tres dimensiones: económica: privación material y acceso a mercados y servicios que garanticen las necesidades básicas; política e institucional: carencia de derechos civiles y políticos que garanticen la participación ciudadana y; sociocultural: referida al desconocimiento de las identidades y particularidades de género, étnicas, religiosas o las preferencias o tendencias de ciertos individuos y grupos sociales. En este contexto, la exclusión social se puede representar como la acumulación en el tiempo y el espacio de riesgos específicos que dificultan o impiden la realización de ciertos derechos (civiles, económicos, sociales, culturales y políticos) y la integración del grupo social afectado con su medio o la sociedad. La dimensión temporal indica que la exclusión es el resultado de un proceso en el tiempo. Esto es, la evolución y acumulación de factores riesgo en circunstancias históricas particulares. Además la exclusión de ciertos grupos se hace posible y se manifiesta en tiempos y espacios determinados (el ámbito territorial no solo se refiere a que la expresión de la exclusión ocurre en un espacio determinado, sino también a que existen fenómenos espaciales que se constituyen en factores de riesgo, generadores de exclusión). Según el texto difundido por la Asociación de Bienestar y Desarrollo “la exclusión social es un conjunto de situaciones de desigualdad y precariedad que desborda el marco de la pobreza, ya que en ella convergen diversos déficit vinculados a la renta, al trabajo, a la formación y a la vivienda, así como la prevalencia de problemas sociosanitarios (como la drogodependencia y la salud mental), el no reconocimiento de la ciudadanía y la desintegración de redes de soporte familiar y social”. Eduardo Lépore, en un artículo publicado en La Nación del sábado 19 de mayo de 2007, sostiene que “en la sociedad moderna la exclusión social puede ocurrir como resultado de la discriminación, de las fallas del mercado, o de derechos que no se respetan”. Por todo ello “la percepción de la discriminación es un indicador de la presencia de barreras que impiden la participación de las personas en la esferas relevantes de la vida social. Los sentimientos de discriminación parecen conducir al desarrollo de actitudes de bajo apego a las leyes, lo que refuerza las condiciones de exclusión”. En la enciclopedia on line Wikipedia se utiliza el término exclusión social como sinónimo de marginación, definiéndola como una situación social de desventaja económica, profesional, política o de status social producida por las dificultades que una persona o grupo tiene para integrarse a alguno de los sistemas del funcionamiento social. Además, agrega que la marginación puede ser el efecto de prácticas explícitas de discriminación que dejan efectivamente a la clase o grupo social segregado, al margen del funcionamiento social en algún aspecto o, indirectamente, puede ser provocado por la deficiencia de procedimientos que aseguran la integración de los actores sociales, garantizándoles la oportunidad de desarrollarse plenamente. La discriminación social se vincula con la estructura social y con rezagos que se originan en patrones históricos y el desarrollo de un territorio determinado. Sus efectos implican repercusiones de tipo cultural, social, educativo, laboral y económico, entre otras. Por otra parte, la Unión Europea define a la exclusión como “la imposibilidad de gozar de los derechos sociales sin ayuda, en la imagen desvalorizada de sí mismo y de la capacidad personal de enfrentar sus obligaciones, en riesgo de verse relegado al status de persona asistida y en la estigmatización que ello conlleva para las personas y los barrios en que residen”. Las restricciones en el acceso a los servicios e ingresos para tener un nivel de vida mínimo hacen que exista una alta correlación entre pobreza y exclusión social. También influyen en el fenómeno de exclusión otros factores, ya que puede ser el resultado indirecto de procesos de desarrollo, ya sea por seguir ciertos ideales de comunidad, por una precaria situación económica o produciéndose cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario que ejerce el poder. La privación o dificultad para la satisfacción de ciertas necesidades secundarias y básicas como servicios de agua potable, electricidad, es una característica común en todos los grados. Podemos deducir entonces que la exclusión social es un fenómeno multidimensional en el que convergen diferentes problemas y/o dificultades. Por ello para revertir esta grave situación en que se encuentra gran parte de la humanidad, se requiere que los estados retomen políticas integrales y no asistenciales, que muchas veces agudizan aún más la exclusión. Es decir, se necesitan políticas de inclusión que se anticipen a los factores que provoquen el fenómeno. En torno a lo expuesto, y a modo de conclusión, es posible resaltar las siguientes cuestiones en relación con el tratamiento de la exclusión social: La exclusión social hace referencia a un fenómeno que aparece o se redefine, en el contexto de evolución de la sociedad actual. Está vinculada, no sólo con lo económico, sino fundamentalmente con lo laboral: empleo, trabajo, relaciones de producción, etc; pero también con lo social. Es entendida como proceso, y no como condición estática e inmutable en el tiempo, por lo tanto, implica trayectos, etapas, zonas. Se encuentra vinculada con aspectos estructurales de la sociedad y en consecuencia no puede ser pensada como un fenómeno coyuntural y pasajero. Para el abordaje del tema, una propuesta pedagógica posible puede ser: En un primer momento indagar a los alumnos que entienden por exclusión social y a qué actores sociales relacionan con el concepto. Luego presentar fotografías, o artículos periodísticos o una selección de imágenes de un video. Los alumnos analizarán el material para luego describir de que se trata, cuál es la relación que tiene con exclusión social y que propuesta le surgen para revertirla.