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Bejar Huayhua
INTRODUCCIO'N
este mundo, y afirma que la clave para alcanzarlo es la caridad: «Dios es amor y
es cognoscible por los que lo ama . Hay que entrar en su intimidad por el amor
divino para que podamos contemplar al semejante por medio del semejante»
(Stromata,)
comunión del alma con Dios, una unión de amor que engendra un conocimiento
atrás todas las realidades materiales, para llegar con la máxima certeza posible a
in Iohannem.
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Leyla S. Bejar Huayhua
ACTO CONTEMPLATIVO
Es cuando el sujeto entra en contacto con los objetos, teniendo una conciencia
nuetral. El sujeto sol se aproxima a los objetos para conocerlos y apreciar sus características.
Este concepto se expresa en juicios de hecho o existencia. Se puede distinguir los siguientes
- El salto Ángel es la catarata más alta del mundo con una caída de 979 metros.
CONCEPTO DE CONTEMPLACIÓN
en un templo) y del término griego que significa cortar o dividir, y significa separar algo de su
las facultades de la propia conciencia hacia Dios o hacia cosas divinas. Cultivar una
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escritural. En el Oriente, sin embargo, las definiciones de estos dos términos pueden ser
revertidas.
Occidente, tanto en los negocios (por ej. El libro de Peter Senge – [La Quinta Disciplina]: El
le da gran importancia para el decubrimiento del yo y para el desarrollo de una vida ética y
moral. El “modelo teológico” de la Iglesia Católica, según lo que escribió Santo Tomás de
Aquino: “Es necesario para el bien de la comunidad humana que haya personas que se
dediquen a la vida de contemplación”; otra cita aquí. Uno de sus discípulos, Josef Pieper
verdad la cual es al mismo tiempo inútil y el criterio de cada uso posible, de modo que
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Obrar y contemplar
humana el estilo de vida más fundamental. No se trataba de buscar en qué consiste realmente
la vida misma, la vida sustancialmente tomada, cuestión que equivale a la del ser propio de
los vivientes. Se preguntaban sólo por las operaciones vitales específicamente humanas, las
que rigiéndose por la inteligencia polarizan radicalmente en la sociedad el vivir mismo del
hombre, en tanto que éste busca individualmente su perfección y socialmente sus mejores
relaciones con los demás. Para responder bastaba con indicar los fines más generales a los
que podían dirigirse las distintas operaciones, pues «cada uno reputa como su propia vida
cazar». Estos fines generales hacen surgir dosestilos de vida fundamentales: un fin general es
He ahí los estilos de vida básicos: operar y contemplar; pero son estilos
«intelectuales» de vida, puesto que es la inteligencia la que capta y conoce tales fines. Por
moderna, no pueden considerarse cono partes de la vida activa humana, sino como modos de
su mixtificación. «La vida humana ordenada –ya que de la desordenada no tratamos aquí, ni
es propiamente humana, sino más bien animal– consiste en las operaciones de la inteligencia.
Pero la vida intelectual tiene dos operaciones: una que pertenece a la misma inteligencia en sí
misma considerada, y otra que le pertenece en cuanto que rige las facultades y fuerzas
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inferiores. Luego la vida humana será doble: una que consiste en la operación propia de la
inteligencia en sí misma, y ésta se llama contemplativa; y otra que consiste en las operaciones
de la inteligencia dirigidas a ordenar, regir e imperar las facultades inferiores, y ésta se llama
vida activa.
La inteligencia ejerce, pues, dos tipos de actos. Uno que recibe la forma inteligible
del objeto y, por tanto, se dirige a él para conocerlo: se trata de una acción intelectual
no sólo lo dirige y lo mueve, sino que formalmente lo hace: se trata de una acción intelectual
esencialmente práctica, efectiva, que incide en las facultades humanas para dirigirlas. En
resumen, los fines más generales de la inteligencia sólo pueden ser dos: o bien la misma ope-
ración que conoce la verdad, o bien lo exterior a esa operación, la vida afectiva y la vida
muchos les asaltó el escrúpulo de si con esta quietud no se paralizaba la vida, que es mo-
vimiento. El Aquinate salía al encuentro de esta duda, indicando que la contemplación es,
desde luego, reposo, pero sólo respecto de los movimientos exteriores. O sea, la contem-
facultad de un espíritu puro, no ve la verdad por una simple aprehensión, sino que llega a la
intuición de la más sencilla verdad progresivamente y a través de muchos actos. «La vida
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del que recibe su unidad; pero el hombre llega a él a través de muchos otros actos, de los
cuales unos se refieren al conocimiento de los principios, desde los cuales pasa a la
contemplación de la verdad; otros actos deducen de esos principios la verdad cuyo conoci-
verdad.
habían utilizado: la del movimiento circular, que es uniforme en su recorrido y se tensa hacia
el centro: uniformidad y centralidad son las notas que se destacan en la contemplación. «Para
que el alma llegue a esa uniformidad es necesario vencer estos dos obstáculos: el que
cosas; por eso se pone en primer lugar en el movimiento circular del alma el recogimiento
hacia sí misma. El segundo obstáculo proviene del discurso de la razón; y se logra vencer con
inteligible; por eso se pone en segundo lugar la uniforme concentración de las fuerzas intelec-
tuales, de modo que cesando el discurso, fije su mirada en la contemplación de una sola y
sencilla verdad. Y en esta operación del alma ya no hay error, como es evidente que tampoco
lo hay respecto del intelecto de los primeros principios, los cuales conocemos por simple
cuya visión es inmediata y sin determinantes cognoscitivos previos. En el caso del hombre, el
del concepto, excitado previamente por un determinante cognoscitivo emitido por las cosas
cognoscibles.
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La vida activa no consiste meramente en hacer cosas, sino en hacerlas bien. Este
modo de hacer bien las cosas, en lo que concierne al hombre, fue llamado por los clásicos
vida moral o vida en la virtud, que es como en puridad debe ser llamada. Y como la tarea más
principal en el modo de hacer bien las cosas es que los hombres logren entre sí la máxima
perfección de que son capaces, el Aquinate afirma que la justicia es la más importante de las
virtudes morales, o sea, lo más decisivo de la vida activa, pues nos ordena los unos a los
otros (qua aliquis ad alterum ordinatur): «Por eso se describe la vida activa por la ordenación
de unos a otros; no porque únicamente consista en esas obras, sino porque en ellas consiste
principalmente». La persona no puede realizar su integración individual sin contar con el otro.
Y no precisamente para conocerlo, sino para hacer bien con él la propia vida.
Que haya dos estilos de vida no significa que deban estar desconectados. De hecho existe
cierta ósmosis entre ellos. Por ejemplo, la vida moral está ligada a la vida contemplativa.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS