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EJERCICIO 1
Nos tumbamos en el suelo, boca arriba con las rodillas flexionadas y lo más
cómodos posible. Muy importante doblar las rodillas para no sobrecargar las
lumbares.
Respiramos por la nariz con la boca entreabierta, con una media sonrisa que no se
debe ver en la cara. Debe ser interior. Debemos sentir que nuestros oídos se
destaponan, incluso que nuestro cuero cabelludo se mueve, que nuestros ojos se
abren más y nuestras fosas nasales se dilatan.
Respiramos intentando sentir cómo el aire invade nuestras fosas nasales hacia
arriba y sin llegar a sentir tensión, sintiendo CÓMO SE ABREN LAS COSTILLAS.
Cuando los pulmones están llenos, dejamos de respirar manteniendo el aire dentro
del cuerpo.
Es claro que al principio nuestros números serán bajos pero con la práctica estaréis
fortaleciendo los músculos que mantienen el aire en los pulmones y vuestra apnea
será cada vez más larga.
EJERCICIO 2
Repetimos todo lo que hemos hecho en el ejercicio anterior y del mismo modo, con
suavidad y observándonos. Cuando lleguemos al punto en el que dejamos de
respirar, contaremos hasta 3 y empezaremos a expulsar el aire muy lentamente,
muy poquito a poco hasta que sintamos la necesidad de volver a respirar de nuevo.
Aunque aún nos quede aire en el cuerpo, lo dejaremos salir, haremos una
respiración completa y relajada y volveremos a empezar.
Es muy importante que contéis hasta 3 antes de dejar salir el aire, porque así
tomaréis conciencia de los movimientos que hace el cuerpo para sacar el aire. Esos
movimientos son:
EJERCICIO 3
Vamos a jadear. Debe ser un jadeo muy sutil y superficial hecho a través de la nariz.
Si lo hacéis por la boca se os secaran las mucosas y os puede dar tos. La tos es
nuestra enemiga.
Notaréis un movimiento muy alto. Es, de nuevo el recto abdominal, los intercostales
y el músculo diafragma que se mueven a toda velocidad. Estamos "masajeando" esa
musculatura. Este ejercicio debe ser siempre el último que hagáis. Es como mover
los cuádriceps con la mano después de correr para relajarlos.