entusiasmo y el desempeño de los integrantes de una empresa?, ¿es posible lograr excelentes resultados a través de la participación activa y oportuna de todos los miembros de una organización?, la respuesta es sí, eso quizá no es algo innovador, o algo que no hayamos siquiera concebido en más de una ocasión. Lo interesante es que, dicha técnica existente radica en la observación de ciertos animales de campo y cómo es que éstos se comportan en su naturaleza. Por principio, esto nos muestra cuán importante es nuestro entorno y que en éste puede encontrarse la solución a nuestros problemas, solo basta con mirar más allá de nuestros ojos y abrir un poco más la mente para transformar dicha observación en acción llevándola directamente hasta nuestros colaboradores.
Hoy en día, la globalización nos ha permitido conocer otras
técnicas para ejercer la mejora continua en la operación y desempeño de las organizaciones, es por ello que abordaremos paso a paso una filosofía de cambio empresarial como alternativa de crecimiento, como oportunidad para aprovechar al máximo el potencial de las personas en una empresa, como estrategia para ganar. Basándonos en el comportamiento de tres animales (la ardilla, el castor y el ganso) esto es lo que se conoce como: Gung Ho.
¿A qué le llamamos Gung Ho?
Gung Ho, es una palabra china que significa: “Trabajar
Juntos”, el cual había sido el lema de los aviadores norteamericanos de asalto durante la Segunda Guerra Mundial. Dichos aviadores se hicieron famosos por su entusiasmo, trabajo en equipo y resultados notables. La expresión Gung Ho quedó incorporada en el idioma inglés para describir una actitud de entusiasmo, energía y dedicación sin límites frente a una actividad cualquiera; sin embargo, la filosofía fue adoptada en los Estados Unidos de América y documentada en el año de 1997 por Kenneth Hartley Blanchard, experto en dirección y gestión de empresas.
El Gung Ho consiste en alcanzar un estado en el cual
prevalece, de modo significativo, que la aportación de cada uno de los miembros de una organización, mediante el trabajo en equipo es indispensable, ya que nos permitirá obtener calidad y productividad efectiva, así como, una actitud mucho más positiva de involucramiento y compromiso total en la labor que ejercemos. El Gung Ho es movimiento y movimiento es síntoma de cambio; sin embargo, aún existen organizaciones que argumentan su resistencia a dicha transformación necesaria. Así que, a través de esta técnica revolucionaria basada en la imitación de procesos de la naturaleza, se logra, a través de su implementación, la obtención de calidad, mejora y alineación en procesos productivos, también un alto sentido de compromiso y lo más importante, entusiasmo para realizar una labor que contribuye al todo de una organización.
Por consiguiente, podemos involucrar de manera real a todos
y cada uno de nuestros colaboradores, compartiendo una meta en común en beneficio de ellos y en beneficio del crecimiento del lugar donde trabajan.
Para poner en práctica el Gung Ho, debemos ser constantes,
y sistemáticos, y no quedarnos solo en la decisión, y para poder poner esto en práctica en una empresa las personas que estén al frente de este proceso deben ser personas que realmente piensen como Gung Ho. Sin embargo es importante dejar claro que este proceso puede llevarse tiempo pues no todo va a ser fácil, se presentarán situaciones que puedan hacer temblar un poco nuestro entorno.
Paso a paso
Ilustraremos paso a paso cada momento de impacto en el Gung
Ho y así llegaremos a una mejor comprensión de dicha estrategia que versa sobre tres importantes pilares, que a continuación se describen:
1. El espíritu de la ardilla
Trabajo que vale la pena; este principio consiste en saber
de qué forma un trabajo puede cambiar al mundo, es decir, concentrarse en lo importante, por ejemplo, concientizar el impacto y utilidad trascendental de lo que se produce y no en el número de unidades producidas. Las ardillas demuestran este espíritu en su motivación por almacenar alimento para poder sobrevivir en el invierno, a ellas no les importa la cantidad recolectada, para ellas lo realmente importante es el fin para el cual se recolecta el alimento. En este aspecto es necesario sembrar valores en los colaboradores, sin valores la filosofía Gung Ho no funciona, ya que las metas ponen en marcha a la gente, sin embargo los valores sostienen el esfuerzo.
Esta etapa nos da la oportunidad de interiorizar que
contribuimos al mundo positivamente, con la consigna de trabajar no solo por hacerlo, es decir, sin sentido, sino que es ver la forma de cómo el trabajo que realizamos puede ayudar a otros, así evitamos enfocarnos a que entre más trabajo hagamos somos mejores, por el contrario, direccionamos nuestro pensamiento y productividad tendiendo la seguridad que el trabajo se realiza con ánimo y con un objetivo de aportación funcional.
Gracias al espíritu de la ardilla podremos conocer el
porqué de nuestro trabajo y que tan importante es para la humanidad, es decir, se debe tener en cuenta que cada labor, por mínima que ésta sea, vale la pena y tiene una grandiosa aportación que se origina en la actitud de cada uno de nosotros. Para alcanzar el espíritu de la ardilla debemos trabajar a favor de una meta compartida y establecida en equipo, la cual posea todo el interés, apoyo y compromiso de la gente que ha participado en el proceso. Estas marcarán el objetivo desde nuestro punto actual hasta aquel en donde queremos estar en el futuro.
2. El estilo del castor
Ejercer el control enfocado al cumplimiento de la meta; en
este paso aprendemos a ejercer el control de nuestras actividades delegando tareas con responsabilidad y confianza a nuestros colaboradores con el objetivo de alcanzar las metas, es poseer un alto grado de control sobre nuestro destino, es hacer lo que estamos en capacidad de hacer, es hacer “lo correcto de la forma correcta”.
La reacción de una comunidad de castores que vive en el
bosque, después de que una fuerte lluvia ha azotado su madriguera ubicada en un estanque, es la del trabajo en equipo, pero con la particularidad de que cada uno conoce a la perfección la labor que debe realizar. En primera instancia, los castores empiezan a salir del agua, cada uno de ellos se inicia en la tarea de reparar su madriguera; los castores transportan la madera en sus dientes y el lodo entre sus garras y se sumergen al fondo del estanque para crear una base sólida. Todos los castores trabajan con la misma intensidad, y todos saben el lugar correcto para ubicar un tronco de madera en la reconstrucción de su madriguera.
Es justo aquí donde se aprende que cada uno de nuestros
colaboradores, sabe qué hace, para qué lo hace, y cómo lo debe hacer; un castor no cambia la posición de un tronco de madera ubicado Esta no es una labor sencilla, ya que para obtener el estilo del castor, los líderes de un equipo de trabajo deben dejar que sus integrantes hagan su juego, ya que además de conocer la labor que realizan, no pueden desviarse porque las metas y los valores definen el territorio y las reglas. La clave está en que los líderes asignen, estratégicamente, las posiciones de los colaboradores y dejar que estos se encarguen de su labor. La organización debe brindar apoyo a las personas y valorarlas como tal, a medida que esto se haga, los trabajadores asumirán más control. Además de esto, la organización debe exigir un poco mas tomando en cuenta las capacidades y destrezas de los individuos que la conforman. Debe asignar trabajos que exijan lo mejor del personal y que les permita aprender. Por último los líderes deben ser “jefes sin ser mandones”, y deben hacer fluir la información, de tal manera que haya acceso total a esta.
Con el estilo del castor lo que destacamos es, cómo ir
logrando el avance a través de un campo de juego con las reglas claras, pero es muy importante aclarar que aquellos que dirigen equipos de trabajo deben permitir que los integrantes se encarguen de éste, así como de la libertad para asumir el control. Este estilo se consigue a través de saber exactamente cuál es el territorio de cada colaborador. Los pensamientos, sentimientos, necesidades y los sueños de cada integrante se deben de respetar, escuchar, y a la vez se verán reflejados en acciones efectivas, no se puede tener el control si las demás personas no apoyan el proceso y no podemos hacer pedazos a la persona o al trabajo.
La regla de oro de los líderes es: “valorar a los
individuos como personas”, esto es muy importante pues a veces perdemos la noción de la importancia de las personas y las comenzamos a ver como máquinas. La información es el guardián del poder, esto quiere decir que todas las personas necesitan acceso total y abierto a la información de cómo van los progresos de ventas o los procesos de producción, cuánto nos falta para llegar a la meta, hasta dónde queremos llegar, etc., lo anterior brinda seguridad y motivación a los integrantes de nuestra empresa. No debemos olvidar que los líderes deben de estar dispuestos a entregar las “palancas de mando”, pues es así como se logrará la producción efectiva y el entusiasmo por hacer bien las cosas..
Debemos de ser capaces pero conscientes del desafío, esto
quiere decir que las expectativas de producción deben estar dentro de las capacidades y las destrezas, duele mucho saber que no estamos contribuyendo para nada a algo bueno, por ello, debemos estar siempre dispuestos a mejorar.
3. El don del ganso
Alentar a los demás para seguir adelante; es el apoyo mutuo
e incondicional, es estimular constantemente, es la fuerza que impulsa a la gente durante la realización de una misión verdadera, es una razón para trabajar. Lo que el don del ganso implica, es la motivación pura que se convierte en motor de acción de nuestros colaboradores, basándonos en el comportamiento que tienen los gansos.
Al aproximarse el invierno los gansos vuelan desde Canadá
hasta Estados Unidos, así que, desde un lago de cualquier lugar de su destino, pueden observarse a las bandadas de gansos volando en formación V, cada vez lo hacen más bajo hasta caer sobre el agua. El graznido de éstos es tan estruendoso que en una primera impresión pueden parecernos un escándalo. Continuamente se pueden ver a varias bandadas graznando a la par que su vuelo, ¿qué es lo que podemos rescatar de dicho comportamiento?, identificamos que los graznidos no significan mas que mensajes de aliento que se dan entre si para poder volar miles de kilómetros, este comportamiento es digno de replicarse en las organizaciones de gente que trabaja y que necesita impulso y motivación.
Podemos darnos cuenta que, no son solamente los líderes
quienes deben dar voces de aliento a los miembros de un equipo, sino que podemos hacer que todos se motiven entre sí. Aprendemos entonces que el don del ganso es: Alentar a los demás para seguir adelante.
Es importante entonces destacar lo siguiente:
1. La forma de motivar a nuestros colaboradores no siempre
es mediante dinero, una frase de felicitación sincera basta para alimentar el espíritu y actitud de una persona;
2. El trabajo bien hecho debe ser premiado, de lo contrario
sería como un partido de fútbol sin puntuación y sin público que anime. Los aficionados alientan a su equipo desde que comienza el partido, y cuando se logra anotar gol al equipo adversario, gritan de júbilo celebrando la meta lograda. Así debe funcionar un equipo de trabajo de una empresa, alentar todo el tiempo, y felicitar con sinceridad las metas logradas; y
3. La felicitación debe ser: oportuna, en respuesta a algo
concreto, incondicional y entusiasta y también debe ser: Espontánea, individual, específica y única. Si vamos a felicitar al personal debe ser de modo real, no importa si se va a realizar de una manera activa o pasiva pero no podemos dejar de hacerlo, es muy importante que la gente se sienta valorada, decirle a los colaboradores que han hecho un buen trabajo es una forma de felicitación activa; las felicitaciones pasivas pueden aplicarse por ejemplo, cuando un miembro del equipo va a realizar un proyecto nuevo, se lo otorga seguridad y confianza para permitirle crecer y es así como le estamos otorgando, de modo positivo, mayor responsabilidad al mismo tiempo que recibe impulso y motivación. El otorgar felicitaciones o reconocimientos nunca llega a ser excesivo, sino que son oportunas, en respuesta a algo, son entusiastas.
Para llevar a cabo los principios con anterioridad
señalados, es necesario tener paciencia y tiempo, de nada sirve llevarlo a la práctica si antes no se tiene la voluntad de persistir. El Gung Ho es una forma de vida basada en principios y valores que no se adquieren de forma inmediata o con improvisación.
Después de lo aprendido
Para lograr el éxito debemos dejar de fijarnos en los
problemas y en los culpables, por el contrario, lo que se debe hacer es buscar a quienes han hecho que las cosas sí funcionen, pues son las personas que necesitamos para eliminar los malos hábitos y de ellas obtener las buenas prácticas para reproducirlas y homologarlas en toda nuestra organización. Son piezas clave que contribuyen de modo enriquecedor al crecimiento de nuestra empresa.
La filosofía, anteriormente mencionada, tiene muchos
aspectos rescatables que pueden contribuir impactando favorablemente en la operación de nuestra labor empresarial. Si bien es cierto, existen muchas alternativas de cambio, de crecimiento, de mejora continua y me por ello la pregunta es: ¿qué es lo que estamos esperando para ponerlas en práctica?. Todo aquello que se nos otorgue en pos de lograr un impacto positivo en nuestras vidas y quehacer laboral es bienvenido, siempre y cuando sea algo que nos permita crecer y desarrollarnos.
Hoy por hoy, nuestra misión será lograr un trabajo que
valga la pena, teniendo el control de nuestras metas a través de un entorno de motivación e impulso, es decir, a través de un ambiente Gung Ho!.