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TESIS:
“RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES DE EDAD COMO
SOLUCIÓN A LA IMPUNIDAD EN LOS DELITOS COMETIDOS
POR ADOLESCENTES”
PRESENTADO POR:
ABOGADO
PUNO - PERÚ
2017
UNIVERSIDAD ANDINA
“NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ”
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
TESIS:
“RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES DE EDAD COMO
SOLUCIÓN A LA IMPUNIDAD EN LOS DELITOS COMETIDOS
POR ADOLESCENTES”
PRESENTADO POR:
APROBADO POR:
ii
DEDICATORIA:
iii
AGRADECIMIENTOS
Mi eterno agradecimiento a mi alma mater la
Universidad Andina “Néstor Cáceres
Velásquez”, a mi querida familia por
brindarme su apoyo incondicional. Pero,
principalmente mi agradecimiento está
dirigido a mi Madre, la persona a quien más
admiro y quien sobre todo es mi mejor amiga,
sin ella, sin su ejemplo y empuje, no hubiese
podido salir adelante.
También son propicias estas líneas para
expresar mi gratitud a todos quienes
mostraron especial consideración por esta
investigación, a mi asesor Dr. Luis Chayña
Aguilar, por su valioso aporte y constante
apoyo, a la Dra. Udelia Butron Zevallos, por
la orientación y motivación dada a lo largo de
estos años.
A mis jurados, Dr. Victor Niño de Guzman
Pino, Dr. Walter Marcelino Nieto Portocarrero
y Dr. Gerardo Ivan Zantalla Prieto, con
quienes tuve la oportunidad de conocer y
aprender el derecho; los mismos que me
brindaron su grata amistad y de quienes
siempre recibí palabras de ánimo y aliento.
Un agradecimiento muy especial merece la
comprensión, paciencia y el ánimo de mis
familiares y amigos.
Y gracias a todos, por lo bueno y lo malo,
porque de todo ello he aprendido.
iv
“Una ley rigurosa produce muchas veces los
mayores crímenes”
Voltaire
v
ÍNDICE
Resumen .............................................................................................................. xi
Abstract ................................................................................................................ xi
CAPÍTULO I
vi
6.3. Nivel de investigación .................................................................................... 8
CAPÍTULO II
SUB CAPÍTULO I
SUB CAPÍTULO II
vii
2.2.1. Fundamentos del sistema de protección integral ....................................... 35
SUB CAPÍTULO IV
SUB CAPÍTULO V
viii
MATERIA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS MENORES...................... 71
de la ley ................................................................................................................ 81
CAPÍTULO III
CONCLUSIONES................................................................................................. 94
SUGERENCIAS ................................................................................................... 95
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 96
APÉNDICES......................................................................................................... 97
ix
Apéndice Nro. 02 (Proyecto de Ley que modifica el artículo 1º del
x
RESUMEN
xi
ABSTRACT
This research aims to carry out an informed analysis about the criminal
responsibility of minors as a solution to impunity for crimes committed by
adolescents. It is true that the current issue there is a very clear discussion as to
whether it is a true criminal responsibility or properly if there is a true criminal
culpability in applying to a juvenile offender and, secondly, if the possible
imputation to a minor As if it were an adult will solve the organized criminality that
brings to all Peru, that criminality that uses the minors to perpetrate the most
serious and atrocious crimes of the penal code, such as assassination, murder,
aggravated robbery, aggravated theft, Extortion, marking, adjustment, etc.
However, I do not intend to dismiss such an argument. This contribution as a thesis
seeks to acquit, rather with this, the problems that have arisen for many, the
interest to make a revision or rethinking about the age more appropriate to
criminally impute to a juvenile offender and give them the right treatment. In
parallel, organizations and personalities defending the Rights of Children and
Adolescents have shown their opposition to this type of proposals. The debate has
started, however my research will, as it indicates, on the issue of the criminal
minority of age and the Criminal Law of the teenager with preferential attention to
the political criminal perspective, that adopted our Peruvian legislation. This is
particularly compelled by the fact that in our legal order there is a pending legal
renewal of this matter. The issue of the criminal age minority, that is, the
establishment of an age at which criminal liability begins, as well as other
complementary ages with effects on the degree of criminal responsibility, is one of
the most pressing criminal legal matters nowadays. Interest that is also
accentuated in our country because the provisions for the effect in the new D.L.
No. 1348, which has entered into force since this year.
xii
INTRODUCCIÓN
El problema surge con los menores que fluctúan entre los 14 a 18 años, ya
que al no ser tan menores, puede que tengan cierto grado de comprensión del
ilícito y que por tanto, deben ser pasibles de un sistema de justicia especial. Y aquí
nos preguntamos ¿Qué sistema de justicia les debe ser aplicado?
El D.L. N° 1348, parte desde los fines establecidos en Ley N° 30506, que le
permite legislar al Ejecutivo en materia de seguridad ciudadana, y no desde la
xiii
visión sociológica, antropológica, psicológica y jurídica; en la que nos adentramos
al querer comprender el conflicto del adolescente con la ley penal.
xiv
penal de un adolecente, utilizaremos la doctrina del irrestricto respeto de los
derechos fundamentales de la persona y la Constitución Política del Estado.
CAPÍTULO II.- La teoría del delito, la evolución del tratamiento del menor en
el derecho penal histórico peruano, instrumentos internacionales que regulan los
derechos de menores, derecho juvenil su regulación en las legislaciones de
algunos países del mundo, sobre la reducción de la edad de imputabilidad de los
menores a la luz de los instrumentos internacionales en materia de los derechos
humanos de los menores.
xv
CAPÍTULO I
I. EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
Otro caso muy sonado a nivel nacional es el caso “Peluca” , quien ocupó las
páginas policiales de los diarios es José Ávila Chauca, de 18 años de edad, a
quien acusan de al menos cuatro homicidios. Otro caso por mencionar es el caso
“Gringasho del Oriente”, este es menor de edad de iniciales D.R.D, de 16 años,
este mismo confesó haber asesinado al ex alcalde de Bagua, César Augusto
Wong López. Hemos sido testigos de hechos que se consideran delitos que han
captado la atención de la prensa nacional y local causando indignaciones en la
sociedad en general. Esto no necesariamente por la gravedad de los delitos, sino
esta referenciado a quienes cometieron el delito “adolecentes” y otras veces
“niños”. Es así que hoy, con más visibilidad, los menores de entre 15 y 17 años
son capaces de cometer los más atroces delitos como el asesinato por encargo y
de esto se aprovechan las organizaciones criminales.
Según cifras del Poder Judicial, de los 2,477 internos que permanecen en
los 9 reformatorios a nivel nacional, el 6.34% (es decir, 157) cometieron el delito
de homicidio y otros actos como el secuestro, robo, entre otros, implican
activamente a niños y adolescentes que ante nuestra legislación son inimputables
de responsabilidad penal.
Con ello, surge para muchos, el interés por hacer una revisión o
replanteamiento sobre la edad más acorde para imputar penalmente a un menor
infractor y darles el trato merecido, es así que proponemos que se rebaje la edad
de imputabilidad a los 16 años, bajo las mismas condiciones que a los adultos que
hayan cometido delitos graves, como como solución al problema. El secreto como
inicio conclusión de esta problemática será en trabajar en el sector de la
resocialización de infractores. Paralelamente, organizaciones y personalidades
defensoras de los Derechos de los Niños y Adolescentes han mostrado su
oposición a este tipo de propuestas.
2
El debate ha empezado no solo en el campo del derecho penal sino también
en el ámbito sociológico, psicológico, antropológico de los delincuentes juveniles
que responden a una sociedad determinada con un común denominador de sus
personalidades muchas veces antisociales y disociales, violentos, disfrutan romper
las normas y la mayoría de casos provienen de hogares disfuncionales.
¿Por qué los menores de edad no responder penalmente y si ellos también son
beneficiarios del principio constitucional de la autodeterminación de su
personalidad?
3
II. OBJETIVOS
4
B. SU CONVENIENCIA: Nos servirá para tener una base teórica y científica sobre
la situación de los menores infractores de la ley penal, el procesos, sus
sanciones y los pros y contras sobre la edad de imputabilidad penal.
V. HIPÓTESIS DE INVESTIGACIÓN
“La imputabilidad penal de los menores de edad hasta los 18 años de edad no
vulnera ningún principio penal y puede ser rebajado hasta los 16 años”.
“Que una persona menor de 18 años que cometa un delito sea responsable
penalmente desde los 16 años”
5
“Un adolescente de 16 años ha desarrollado suficiente su complejidad y
auterreferencialidad de su capacidad por ello si pasa por los tres elementos
constitutivos del delito como tipicidad, antijuricidad y culpabilidad”.
Indicadores:
Indicadores:
6
c) No más impunidad para los delitos cometidos por personas de 16 años de
edad
Jurídico explicativo;
7
Es Causal correlacional, porque busca explicar determinadas
características del objeto de estudio; sin embargo, con mucha frecuencia el
propósito del investigador consiste en describir situaciones, eventos y hechos;
esto es, decir cómo es y cómo se manifiesta determinado fenómeno.
a) Fuentes:
• Fuentes bibliográficas.
• Fuentes doctrinales.
• Fuentes documentales.
8
• Fuentes normatividad vigente.
• Fuentes estadísticas del INEI, De la policía nacional del Perú, del observatorio
para la criminalidad en el Perú.
9
otras normas de rango ley. Y la entrevista a 5 juristas del Perú (sobre el
tema en cuestión).
10
CAPÍTULO II
SUB CAPÍTULO I
Así mismo, debe tenerse presente que la teoría del delito, dentro del
quehacer del proceso penal y más concretamente dentro del derecho penal,
representa uno de los instrumentos más importantes para establecer la
responsabilidad penal de una persona procesada por la supuesta comisión de un
hecho delictivo (González Castro, 2008), afirma:
En este sentido, la teoría del delito señala una serie de parámetros que, en
cada caso en particular, deben ser analizados con la finalidad de establecer, si se
11
ha dado afectación a un bien jurídico considerado fundamental, y por ende, si la
potestad persecutoria que ejerce el Ministerio Público, debe aplicarse o no.
(González Castro, Teoría del delito, 2008, p.74).
Toda acción para constituir un delito, debe ser una conducta típica,
antijurídica y culpable. “Es por ello que el análisis de las conductas que
presuntamente constituyen un ilícito, obliga realizar una minuciosa revisión en
estos tres estadios. El cumplimiento de los diversos requisitos que conforman
cada uno de estos estadios, va a originar el carácter ilícito de la conducta
acusada” (González Castro, Teoría del delito, 2008, p.74). “Por tanto, el análisis de
la conducta a la luz de los requisitos que conforman estos diversos elementos,
implica una tarea seria, cuidadosa, pero sobre todo sumamente técnica que
demanda del estudioso y de la estudiosa de la teoría del delito, conocimientos
claros para su aplicación” (González Castro, Teoría del delito, 2008, p.74).
12
La Teoría del delito es el instrumento conceptual que permite aclarar todas
las cuestiones referentes al hecho punible. Sirve de garantía al definir los
presupuestos que permiten calificar un hecho como delito o falta. La teoría del
delito es obra de la doctrina jurídico penal y constituye la manifestación más
característica y elaborada de la dogmática del Derecho penal. Esta tiene como
objetivo teórico más elevado la búsqueda de los principios básicos del Derecho
Penal positivo y su articulación en un sistema único.
13
Por el ello nuestro Código Penal recoge literalmente en su Art. 11°: “Son delitos y
faltas las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por la ley”.
Por ello la tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad, son los tres elementos que
convierten una acción en delito; y estos niveles están en una relación lógica
necesaria, ordenados sistemáticamente y constituyen la estructura del delito.
Cuando una conducta es típica y antijurídica estamos frente al injusto, pero el
injusto no es suficiente para imputar delito se requiere el test de culpabilidad.
14
Acción (manifestación de la personalidad), típica (nullum crimen),
antijurídica (soluciones sociales de conflictos), culpable (necesidad de pena, más
cuestiones preventivas) y que cumple otros eventuales presupuestos de
punibilidad. Presupuestos de punibilidad por el profesor Roxin.
2.1.3.1. Tipicidad
El delito solo puede ser una conducta que se corresponde con un tipo penal
claramente formulado. Lo definitivo es señalar que no hay delito sin tipo legal: es
decir, que bajo la conminación penal solo caen aquellas acciones formuladas
claramente en especies de delitos definidos por el derecho positivo como el
homicidio, el robo o la estafa.
15
Es la verificación de si la conducta coincide con lo descrito en la ley (tipo) es
una función que se le denomina tipicidad. Este proceso de imputación implicados
aspectos:
2.1.3.2. Antijuricidad
2. El menor de 18 años.
a) Agresión ilegítima;
16
c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;
5. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una
amenaza para la vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho
antijurídico para alejar el peligro de sí mismo o de una persona con quien tiene
estrecha vinculación. No procede esta exención si al agente pudo exigírsele
que aceptase o soportase el peligro en atención a las circunstancias;
especialmente, si causó el peligro o estuviese obligado por una particular
relación jurídica;
10.El que actúa con el consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre
disposición.
17
2.1.3.3. La culpabilidad y sus presupuestos
18
SUB CAPÍTULO II
19
Niño y el Adolescente de Perú la responsabilidad e inimputabilidad pero sobre el
tema de garantías y procedimientos es menos claro, apoyándose en una falta de
legislación adecuada en la ley en curso.
Este Código tiene que ser leído en forma armónica porque de no ser así, se
vería debilitado el sistema de garantías fundamentales, retornando al sistema
proteccionista tutelar como se desprende al entendimiento aislada del sistema de
justicia del adolescente infractor se orientará a su rehabilitación encaminada a su
bienestar la medida no solo deberá en el examen de la gravedad del hecho sino
también en las circunstancias personales que lo rodean.
20
Dentro de la Protección Integral es de integridad como el derecho a la
integridad, que ve más allá de la integridad que solamente física o material, es
transversal y abarca el área psíquica de las personas; así como la moral, el cual
tiene que ver con los valores religiosos, valores provenientes de la costumbre y de
la tradición familiar, patrones conductuales, etc.
21
a) Modelo Penal-Criminal
22
El modelo Penal-criminal pudo sostenerse, en un primer momento, porque
además de las pretensiones absolutistas-totalitarias del Estado, hubo muy poca (o
falta de) atención en la relación Estado-menor de edad. Es por ello que las
principales falencias vendrán por ese lado: este modelo no reconoció la
especificidad y diferencia de los adolescentes con respecto a los adultos.
Consecuentemente no establece una jurisdicción especializada ni un
procedimiento particular para los adolescentes ni tampoco las sanciones tienen la
finalidad educativa que se requiere por el periodo de formación en que se
encuentran estos adolescentes. Así, este modelo incluyó a los adolescentes
dentro de la justicia penal de los adultos, los considera sujetos titulares de norma
penal y les impone las mismas penas generalmente privativas de libertad con
algunas atenuaciones o disminuciones. Se trata de un modelo que no se
diferencia del modelo penal de los adultos ni reconoce la especialidad de la justicia
penal juvenil. En síntesis, por un desmedido énfasis en el poder del Estado y la
falta de desarrollo en la relación Estado-menor de edad, se explica, pues, que
antiguamente los Estados le hayan dado un trato penal a la criminalidad juvenil.
El juez tiene una figura paternalista que debe buscar una solución para el
menor de edad que se encuentra en una situación irregular, con el único fin de
23
resocializar al menor de edad, por lo tanto se le considera un ser incompleto,
inadaptado y que requiere ayuda para su reincorporación en la sociedad.
En el plano estatal, podemos decir que este modelo tutelar fue utilizado
durante el auge del Estado social. Un modelo tutelar que de algún modo pudo
tener lugar gracias a los diferentes acontecimientos que se sucedieron en esta
época y que sensibilizaron el tema de la niñez y el reconocimiento de sus
derechos -que van aproximadamente desde 1889 con la aparición del primer
Tribunal Juvenil en Chicago, pasando por la internalización del tema de la niñez:
París 1905, Bruselas 1907, Washington 1909, Buenos Aires 1916-, progresándose
en la relación Estado-menor de edad. Sin embargo, esta relación se vio desviada,
distorsionada, al sufrir las consecuencias de los planteamientos de la doctrina de
24
la situación irregular, los mismos que tuvieron como punto de partida la imagen de
una adolescencia culpable a priori, ya pervertida y más bien irrecuperable.
25
Se da un acercamiento a la justicia penal de adultos en derechos y garantías.
La sanción tiene ahora también una connotación negativa: el menor tiene que
cargar con las consecuencias de su comportamiento.
26
Entendiéndose por niño, según su artículo primero: “todo ser humano menor de
dieciocho años de edad”.
Respecto a las personas, mayor es quien tiene una cierta edad; por lo tanto,
se es mayor o menor dependiendo de los criterios. Esta circunstancia destaca el
uso de los términos con un sentido más práctico que científico, dejando a la
tradición la imposición de la terminología para distinguir entre mayores y menores.
Puede considerarse que la regla general de distinción deviene de conceptos de
orden biológico, seguido por los ordenamientos jurídicos y aun por los sociales. En
la etapa misma de la minoría se distinguen otras fases de acuerdo con la
evolución biopsicológica, por ejemplo: lactantes, maternales, preescolares,
adolescentes, etcétera, identificados socialmente como bebé, niño, adolescente,
joven y aun joven adulto.
27
Está comprobado que las condiciones de las zonas tropicales aceleran el
desarrollo biológico en la pubertad, en comparación con las zonas árticas. Las
diferencias de crecimiento debidas a cambios sociales dentro de un mismo
territorio, se observan diariamente en las grandes ciudades con los niños que
asisten a las escuelas y los que se encuentran “trabajando” frente a éstas. La
desigualdad de su desarrollo, tanto psicológico como biológico es perceptible ya
que en cada uno evolucionan distintas habilidades y problemas por razones
obvias. La diferencia del habitat trasciende la realidad de cada uno de esos grupos
como niños y más tarde como adultos con efectos sociales explicables. Así como
existen circunstancias influyentes en el esquema general biológico, igual ocurre
jurídica y socialmente. Las circunstancias de clima, condición política y social de
un país modifican el desarrollo mental y la adaptación del sujeto a la vida en
sociedad.
28
el derecho de los menores a la satisfacción de sus necesidades y a la salud física
y mental.
29
condición de persona. Cabe mencionar que este reconocimiento logra su máxima
expresión con la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño.
30
Código de los Niños y Adolescentes. Publicada el 7 de agosto de 2000, así como
la creación de instancias especializadas para su protección.
31
este sentido, deben intervenir para promover, prevenir y cuidar de ellos con el
objeto de garantizar su desarrollo integral.
32
partir de cierta edad los y las adolescentes sí responden por las infracciones que
cometen contra la ley penal pero siempre bajo la garantía del respeto del
denominado principio del Derecho Penal Mínimo.
Por ello en el diseño de una ley penal de menores de edad, antes que
criterios retributivos en la selección de las respuestas ante las infracciones que
privilegian medidas de privación de la libertad prolongadas, debe establecerse un
sistema de medidas socio educativas orientadas a que puedan corregir aquellas
carencias que determinaron su conducta y les permita una vida futura de respeto a
la ley.
33
Ciertamente este mismo criterio debe traducirse en el ámbito del proceso
destinado a la imposición y ejecución de dichas medidas. Es importante tener
también en cuenta que un sistema como el señalado, requiere de un enfoque
multidisciplinario del problema del menor infractor que integre un conjunto de
disciplinas y profesionales en su solución, tales como: trabajadores sociales,
psicólogos, educadores, entre otros. Por ende, a riesgo de incurrir en soluciones
incompletas que a mediano plazo pueden resultar contraproducentes, el legislador
no debe perder de vista que toda regulación de responsabilidad de menores de
edad por infracciones a la ley penal, debe considerar e ir acompañada de los
recursos y la infraestructura necesaria para su implementación.
34
un concepto de lo que se quería prever como Protección Integral, entre estos
instrumentos encontramos:
La Convención sobre los Derechos del Niño (1989), esta convención reconoce
a los niños y niñas todos los derechos que se consagran en los pactos
internacionales de derechos humanos sin ningún tipo de discriminación.
El Convenio Nº 138
35
Hecha esta breve consideración, nos aproximarnos a la definición de protección
integral al considerarla como el conjunto de acciones, políticas, planes y
Programas que con Prioridad Absoluta se dictan y ejecutan desde el Estado, con
la firme participación y solidaridad de la Familia y la sociedad para garantizar que
todos los Niños y Niñas gocen de manera efectiva y sin discriminación de los
derechos humanos a la Supervivencia, al Desarrollo y a la Participación, al tiempo
que atienda las situaciones especiales en que se encuentran los niños
individualmente considerados o determinado grupo de niños que han sido
vulnerados en sus derechos.
Esta aproximación nos permite ubicar las claras diferencias que existen
entre las políticas públicas universales destinadas a generar condiciones sociales,
económicas, culturales y de otra índole para la satisfacción de los derechos
colectivos y difusos de todos los niños, niñas y adolescentes, con las políticas
especiales destinadas básicamente a atender determinadas circunstancias que
provocan situaciones de vulnerabilidad a grupos también determinados de niños,
niñas y adolescentes. Las Primeras provocan y generan disfrute Universal de
Derechos, las segundas protegen frente a violaciones de estos, para liberar de
afecciones sociales o de otra índole a los niños Para una rápida ubicación
histórico-social, podemos decir que la Protección Integral se ha ido armando en la
historia del tratamiento a la infancia como una especie de rompecabezas
complejo. Ha tenido que pasar un tiempo considerable para que, a través de la
crítica a las viejas formas de atención a la Infancia, se haya construido y se
continúe construyendo la filosofía social de la protección Integral.
36
circunstancias, generalmente sociales, económicas y culturales, que generan
discriminación y, por ende, desigualdad. La Prohibición de discriminación es,
entonces, el presupuesto (entiéndase el principio) inicial para la construcción de
políticas de protección integral. Se encuentra contenido en el artículo 2 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, en los siguientes términos: “Los Estados
partes respetarán los derechos enunciados en la presente Convención y
asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna,
independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión
política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica,
los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus
padres o representantes legales”.
37
Además, mención especial debe hacerse a este principio en relación al
imperio de la convención, como norma inherente al principio mismo, dirigida en
dos vertientes, la primera al establecerse la obligación de los Estados Partes en
respetar los derechos que se consagran a los niños en este instrumento jurídico
internacional (que son sólo enunciativos); imperio acorde con el principio de la
extraterritorialidad de las leyes que obliga a respetar, en este caso, la Convención
a todo niño sometido a la jurisdicción del Estado de que se trate, independiente del
lugar en donde se encuentre el niño, y la segunda, como mecanismo de
cumplimiento la obligación de su efectiva aplicación, y observancia de las medidas
que ordena el particular segundo del artículo 2 antes citado, respecto a las
actividades, opiniones, creencias de sus padres, tutores o familiares.
38
SUB CAPÍTULO III
39
parte, el menor deberá recibir apoyo socio familiar, a través del cual se le brinde
asistencia en capacitación profesional y se utilicen todos los medios posibles para
que el menor tenga una comunicación adecuada con el mundo exterior (Barletta,
Curso Derechos de la Niñez y Adolescencia, 2011).
40
menores de edad no delinquen sino que más bien cometen infracciones (de ahí
precisamente el término menor infractor). De esta manera, la sanción que recibe el
menor infractor no será una pena sino una medida socio-educativa. Por otro lado,
en el plano internacional tenemos la Convención sobre los Derechos del Niño,
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de
1989, este mismo entró en vigencia el 02 de setiembre de 1990, que es suscrita
por el Perú el 26 de enero de 1990 (aprobado por Resolución Legislativa N° 25278
el 03 de agosto de 1990). En dicha Convención se señala que se considera como
niño o niña a las personas que tengan menos de 18 años. Es por ello, que si un
menor de 18 años comete una infracción a la ley penal deberá ser derivada a la
Justicia Penal Juvenil y no ser juzgado como un adulto.
41
3.2.1. Convención sobre los derechos del niño.
42
Prohíbe la imposición de la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad
de excarcelación por delitos cometidos por menores de dieciocho años de
edad;
Establece que todo niño privado de libertad será tratado con la humanidad y el
respeto que merece la dignidad inherente a la persona humana, y de manera
que se tengan en cuenta las necesidades de las personas de su edad; en
particular, todo niño privado de libertad estará separado de los adultos, a
menos que ello se considere contrario al interés superior del niño, y tendrá
derecho a mantener contacto con su familia por medio de correspondencia y de
visitas, salvo en circunstancias excepcionales;
43
En relación con la intervención judicial sobre menores, que debe inspirarse
en el principio de intervención mínima y de subsidiaridad, el mismo art. 40 de la
Convención reconoce plenamente el derecho al proceso debido de la manera
siguiente (art. 40.2 b) Que a todo niño del que se alegue que ha infringido las
leyes penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice,
por lo menos, lo siguiente:
2. Que será informado sin demora y directamente o, cuando sea procedente, por
intermedio de sus padres o sus representantes legales, de los cargos que
pesan contra él y que dispondrá de asistencia jurídica u otra asistencia
apropiada en la preparación y presentación de su defensa;
3. Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial
competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa conforme a
la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor adecuado y, a
menos que se considerare que ello fuere contrario al interés superior del niño,
teniendo en cuenta en particular su edad o situación y a sus padres o
representantes legales;
44
7. Que se respetará plenamente su vida privada en todas las fases del
procedimiento." Asimismo, la Convención otorga plenamente carta de
naturaleza al intervencionismo mínimo en el plano penal, el cual ha de
plasmarse, al menos, en una cuádruple vertiente (art. 40.3 y 4):
45
recomendación a los Estados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
su resolución 40/33, de 28 de noviembre de 1985 (Reglas mínimas de las
Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores “Reglas de
Beijing”).
46
de abogado, a la presencia de los padres y tutores, a la confrontación e
interrogatorio de testigos, y a la apelación o recurso.
47
competencia profesional por parte del personal que se ocupe de casos de
menores.
48
Órdenes en materia de atención, orientación y supervisión; libertad vigilada;
órdenes de prestación de servicios a la comunidad; sanciones económicas,
indemnizaciones y devoluciones; órdenes de tratamiento intermedio y otras formas
de tratamiento; órdenes de participar en sesiones de asesoramiento colectivo y en
actividades análogas; órdenes relativas a hogares de guarda, comunidades de
vida u otros establecimientos educativos; otras órdenes pertinentes. Ahora bien,
“ningún menor podrá ser sustraído, total o parcialmente, a la supervisión de sus
padres, a no ser que las circunstancias de su caso lo hagan necesario” (regla
18.2).
49
delincuentes en establecimientos penitenciarios (incluidos los que se encuentren
en prisión preventiva), así como, siempre que sea posible, de los principios de las
mencionadas reglas, “con objeto de satisfacer las diversas necesidades del menor
específicas a su edad, sexo y personalidad” (regla 27). La promoción y desarrollo
de sistemas intermedios establecimientos de transición, hogares educativos,
centros de capacitación diurnos y otros sistemas que puedan facilitar la adecuada
reintegración de los menores a la sociedad (regla 29) y la frecuente y pronta
concesión de la libertad condicional, que ha de acompañarse de la
correspondiente asistencia por parte del funcionario supervisor y el pleno apoyo de
la comunidad (regla 28), son igualmente preocupaciones claves de las Reglas de
Beijing (Cuesta Arzamendi, Blanco Cordero, Menores infractores y sistema penal,
p.34).
50
A juicio de las Reglas, la ley debe fijar “la edad límite por debajo de la cual
no se permitirá privar a un niño de su libertad” (regla 11 a).
51
Asimismo, debe ser autorizados a “recibir y conservar material de
entretenimiento y recreo que sea compatible con los intereses de la administración
de justicia” (regla 18). La administración de los centros de menores constituye el
grueso del contenido de las Reglas que, en la línea de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos, van repasando los diversos aspectos del régimen de
internamiento de los menores, comenzando por la formación del expediente
personal y confidencial (con derecho de rectificación por parte del menor) y
registro de la orden válida de internamiento, sin la cual no debe admitirse a ningún
menor en un centro (regla 19). Cabe destacar como puntos más destacados de
esta amplia regulación:
El derecho a la información sobre el estatuto del menor y las reglas del centro
de detención "en un idioma que puedan comprender" (y a que, de ser preciso,
se les ayude a comprenderlas) (reglas 24 y 25);
52
menores de origen extranjeros o con necesidades culturales o étnicas
particulares” (regla 38);
La posibilidad de elección por parte del menor de la clase de trabajo que desee
realizar, en el marco de “una selección profesional racional y las exigencias de
la administración del establecimiento” (regla 43): un trabajo que goce de la
protección aplicable al trabajo de niños y trabajadores jóvenes, conforme a las
normas nacionales e internacionales (regla 44), que dé lugar a una justa
remuneración (regla 46), asimilado al libre y que “complemente la formación
profesional impartida a fin de aumentar la posibilidad de que encuentre un
empleo conveniente” (regla 45);
53
familiar y la educación o el trabajo, tras la puesta en libertad, (anticipada o no)
(regla 79), al igual que la creación de “servicios que ayuden a los menores a
reintegrarse en la sociedad y contribuyan a atenuar los prejuicios que existen
contra esos menores” (regla 80).
3. Todo el personal deberá respetar las presentes Reglas. Cuando tenga motivos
para estimar que estas Reglas han sido gravemente violadas o puedan serlo,
54
deberá comunicarlo a sus autoridades superiores u órganos competentes
facultados para supervisar o remediar la situación;
6. Todo el personal deberá tratar de reducir al mínimo las diferencias entre la vida
dentro y fuera del centro de detención que tiendan a disminuir el respeto
debido a la dignidad de los Menores como seres humanos” (Cuesta Arzamendi,
Blanco Cordero, Menores infractores y sistema penal, p. 54 ss).
55
SUB CAPÍTULO IV
56
Asegurar a la adolescencia en conflicto con la ley penal, que en los
procedimientos judiciales y/o administrativos a los que estén sujetos, se
apliquen las garantías procesales, sanciones socioeducativas acordes a la falta
cometida. Y se promueva la reinserción social y familiar, de acuerdo con lo
establecido en la Ley de Protección Integral” (Aldana Velásquez,
Responsabilidad legal de los adolescentes en conflicto con la Ley Penal).
57
existiendo una responsabilidad atenuada hasta los dieciocho años…” (Perera
Sánchez, Estudio global de la edad penal y su tratamiento en algunos países
europeos y del Caribe, 2010).
58
francesa no considera inimputables a los menores de 18 años pero si en los casos
en que las circunstancias y la personalidad del menor así lo exijan, es decir en la
experiencia extranjera concretamente la europea se encuentra casos en que se
otorga la capacidad de imputar a un adolescente que haya cometido un delito,
claro está siempre y cuando cumplan los requisitos legales de cada país.
59
delito o contravención de las leyes penales existentes. Se establecen entonces
tres características de un sistema de responsabilidad penal, ahora sí, solamente
juvenil: la primera de ellas es que se tratará de persona menores de dieciocho
años que llevan a cabo la conducta descripta como antecedente de una sanción;
la segunda platea que se trata de un sistema completamente diferente al sistema
de justicia penal para adultos (“son penalmente inimputalbes”); y la tercera se verá
en las medidas o consecuencias jurídicas de las conductas transgresoras llevadas
a cabo por el menor. Las personas menores de doce años quedan fuera de éste
sistema. Sobre éste punto, el Estatuto determina que al acto infractor practicado
por un niño inferior a dicha edad, le corresponderá las medidas de protección
previstas para aquellos niños y adolescentes cuyos derechos se encuentran
amenazados o violados.
Se nota aquí otra nueva característica que es la que nos enseña un nuevo
sistema de responsabilidad penal adolescente, ya que implícitamente los niños
quedan excluidos, dándonos una solución para éstos casos particulares que
posteriormente ha sido revisada. En síntesis, los niños imputados de la comisión
de un delito o contravención que no superen los doce años serán desviados al
sistema de protección empleando medidas propias para ellos, circunstancia que
lleva el nombre de “derivación automática”.
60
se ha desarrollado como se debía. A los jueces de menores se les asigna por ley
una función de tipo tutelar para los casos de niños abandonados, víctimas de
delitos, en peligro físico o moral, etc., y al mismo tiempo son competentes para
enjuiciar a jóvenes menores de dieciocho años acusados de cometer conductas
delictivas.
61
hayan incumplido las medidas socioeducativas interpuestas al menor
injustificadamente.
Este sistema ejerce un rígido control sobre las medidas a ejecutarse. Hasta
aquí se observa como cada Nación adopta en lo formal, y con relación a su
conflictiva social, el alcance de las penas y de la responsabilidad penal de éstos
niños adultos, pero siempre sin alejarse de los estamentos básicos de la
propuesta que surge de la Convención sobre los Derechos del Niño.
En cuanto a Costa Rica cuenta con una legislación penal dirigida a los
menores de 18 años de edad… el texto recoge los principales postulados técnicos
al establecer una serie de reglas y garantías según las cuales rigen también para
los jóvenes (de doce a dieciocho años) todas las garantías previstas para el
juzgamiento de los adultos, y además las que les corresponden por su condición
especial de menores… el juzgamiento queda regulado por una serie de principios
rectores tales como el derecho a la igualdad y a no ser discriminados, el principio
de justicia especializada, el principio de legalidad, el principio de lesividad, la
presunción de inocencia, el derecho al debido proceso… entre otros…
62
Señala la edad entre doce y dieciocho años para la aplicación de la jurisdicción
de menores.
63
cubrir tendencias estadísticas que muestran la realidad de cada país. Situación
que generalmente se ve reflejada en el aumento de los años de internamiento en
las medias de privación de la libertad.
64
(Perera Sánchez, estudio global de la edad penal y su tratamiento en algunos
países europeos y del Caribe).
65
puesto que la misma quedará establecida con la posibilidad de la imposición de la
pena privativa de la libertad como medida.
66
por la ley, y los mismos se clasificarán en tres categorías: leves, graves y
habituales o reincidentes. Las medidas de protección y socioeducativas son la
constante en su articulado.
Entre los doce y los dieciocho años no cumplidos se aplicará éste sistema, y
para los niños de edad inferior se aplicarán medidas de protección de acuerdo a lo
establecido en su propia ley. Se establecen también, escalas intermedias de los
doce a los catorce años no cumplidos y catorce a dieciocho años incumplidos a los
efectos de aplicación y ejecución de las sanciones interpuestas. Su procedimiento
se encuentra dentro de los sistemas más modernos con relación a la privación de
la libertad. Este solo podrá ser dictado cuando se trate de delitos en particular,
contemplándose el caso de la reincidencia como motivo para su interposición, con
67
un máximo de cinco años, y en el supuesto de incumplimiento, la internación por
seis meses.
68
Este sistema establece un máximo para la medida de privación de la
libertad de cinco años, con excepción a los que tuvieren cumplidos los dieciséis
años al momento de la comisión del hecho para la privación de la libertad. Para
éste caso, se regulará un mínimo y un máximo que será ordenado por el Juez, de
la mitad de lo establecido para los delitos de adultos con un tiempo máximo de
siete años.
69
Sánchez, estudio global de la edad penal y su tratamiento en algunos países
europeos y del Caribe).
2. Si la edad del menor oscilaba entre catorce y dieciocho años: el juez tenía que
determinar si el menor obró con discernimiento o sin él, es decir si era
imputable o no. En el segundo caso no se le sancionaba; en el primero sí,
atenuadamente;
3. Entre los dieciocho y los veintiún años (la minoría de edad se extendía hasta
los veintiún años) al menor se le consideraba ya imputable.
70
SUB CAPÍTULO V
71
Hacemos notar este hecho, pues al parecer en materia de criminalidad la
juventud se considera más corta. Una persona que comete delitos a los 25 años
difícilmente sea llamada delincuente juvenil. Comparemos esto con un político o
empresario de la misma edad, en ambos casos hablaríamos de un político o un
empresario joven. Probablemente esta diferencia tenga que ver con la actitud
concesiva que se puede tener hacia la juventud. Si se considera que tal periodo de
la vida es de aprendizaje, se puede actuar de manera concesiva hacia los jóvenes.
No existiría tal actitud hacia quienes cometen actos delictivos; probablemente, por
esto, la juventud no ofrezca un amparo a estos sujetos. La referencia más común
a los delincuentes juveniles parte del terror que pueden infundir en la ciudadanía,
pues debido a la fuerte estigmatización se los presenta en una carrera ascendente
de violencia en el mundo del crimen. Tales proyecciones pueden tener cierto
correlato de veracidad, pero suelen generar confusión porque no logran
especificar las diferentes trayectorias de vida de los adolescentes implicados en
las infracciones a la ley penal. Una de las primeras nociones que resulta útil dejar
en claro es lograr diferenciar los eventos relacionados a la criminalidad con
finalidad instrumental de aquellos relacionados a la violencia expresiva o personal.
Una primera situación de este tipo la encontramos al discernir entre pandillaje y
crimen. Como hemos argumentado suele hacerse una rápida asociación entre
pandillaje y delincuencia juvenil. Esto tiene relación con el hecho de que muchos
miembros de las pandillas juveniles suelen recurrir al robo como modo de hacerse
de dinero, pero el pandillaje no representa en sí mismo el inicio de una «carrera
delincuencial», además de que suele presentar un carácter temporal en la vida de
un joven.
72
convivencia democráticas hacia los jóvenes. Es decir, si buena parte de las
causas del pandillaje y el despliegue de violencia expresiva se encuentran en la
esfera de la cultura pública, un enfoque que contemple únicamente medidas
represivas y mayor severidad en las leyes no podrá dar resultados sostenibles. Un
aspecto relevante sobre las pandillas en el Perú es que, de acuerdo a la literatura
revisada, no se han presentado casos en que el nivel de organización haya sido lo
suficientemente sólido como para montar negocios oscuros alrededor de ellas.
Así, no habría existido enlace entre pandillas y crimen organizado. En este campo
las pandillas no han seguido el camino observado en sus pares de Norte y Centro
América. Como aparece recurrentemente en la literatura peruana, la violencia de
los jóvenes pandilleros suele ser expresiva, además de presentar un fondo de
defensa frente a un medio hostil. La pandilla en el Perú ha sido entendida como un
mecanismo de organizar el mundo en términos asibles (Loayza Javier, 2011;
Santos, 1998b; Tong, 1998), como la búsqueda de espacios donde desarrollar un
sentimiento de autonomía y comunidad (Strocka, 2008) y como la respuesta
violenta frente a todo lo que signifique autoridad, pues a esta se le acusaría de la
precariedad en que viven los jóvenes (Mejía Navarrete, 2001). En un escenario
distinto al del pandillaje los datos de seguridad muestran que en el país han
aumentado los delitos contra el patrimonio –en denuncias y victimización– durante
los últimos años.
73
El crecimiento de estos sectores ha generado oportunidades para grupos de
delincuentes que han decidido dedicarse a la extorsión. Si bien no hemos dado
cuenta de datos detallados sobre extorsión, existen numerosas denuncias que dan
cuenta de la presencia de delincuentes en grupos vinculados a la construcción y
de extorsiones a empresarios. El aumento de este tipo de delitos requiere también
de reclutar a personas dispuestas a ocuparse de tales «emprendimientos
violentos». Muchos jóvenes pueden haberse unido a grupos de delincuentes que
han encontrado nuevas víctimas en los empresarios de construcción y de
manufactura. En el país no existe mucha información disponible sobre el sicariato,
por lo que no se cuenta con datos sobre las modalidades en que este se realiza en
el país y las características de los sicarios y sus víctimas. A pesar de este vacío se
han realizado reportes de carácter periodístico que han mostrado a sicarios
menores de edad. Aunque no se cuenta con muchos datos sobre este tema sí se
ha registrado un aumento en el número de homicidios cometidos por sicarios en el
periodo 2005-2008 en el que pasaron de ser el 5.26% de los casos al 8.11%.
Algunos autores señalaron la posible conexión entre estos casos de sicariato con
el accionar de grupos dedicados al tráfico de drogas en el país (Gushiken, Costa,
Romero, & Privat, 2010, p. 29), mas no se da cuenta de las edades de los sicarios,
por lo que no podríamos afirmar que haya realmente más sicarios jóvenes.
74
para que pueda ser pasible de una pena. “Se determina por la responsabilidad del
sujeto en el hecho y la existencia de una tendencia interna que tiene para cometer
el ilícito” (Roxin, Derecho Penal Parte General, Fundamentos de la estructura de
la teoría del delito, 1997; Villa Stein, Derecho penal parte general, 2008, pp.375-
460).
El problema surge con los menores que fluctúan entre los 14 a 18 años, ya
que, al no ser tan menores, puede que tengan cierto grado de comprensión del
ilícito y que, por tanto, deben ser pasibles de un sistema de justicia especial. Y
aquí nos preguntamos ¿Qué sistema de justicia les debe ser aplicado?
El D.L. N° 1348, parte desde los fines establecidos en Ley N° 30506, que le
permite legislar al Ejecutivo en materia de seguridad ciudadana, y no desde la
visión sociológica, antropológica, psicológica y jurídica; en la que nos adentramos
al querer comprender el conflicto del adolescente con la ley penal.
75
Esto se manifiesta en el Decreto, al haber recopilado sistemas de justicia
distintos, para poder responder a la crítica del Comité de los Derechos del Niño,
formulada al D.L. N° 1204, que ampliaba el plazo de duración de la sanción de
internación en menores del Código de Niños y Adolescentes, sin haber de por
medio un análisis amplio de dicho fenómeno y crear una justicia especializada en
tratar estos delitos, dejando que desborde el mero tratamiento punitivo del que
ahora son víctimas los menores.
D.L. N° 1348:
“ (…)
76
los delitos regulados mediante Decreto Ley N° 25475, la medida de internación
puede durar de seis (06) a ocho (08) años, si el adolescente tiene entre catorce
(14) y menos de dieciséis (16) años y de ocho (08) a diez (10) años, si el
adolescente tiene entre dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de edad”.
77
b. Por significar ambas una restricción de derechos y en consecuencia una
sanción negativa…” (Hernández Alarcón, naturaleza jurídica de la
responsabilidad del adolescente, 2010).
78
responsabilidad de naturaleza penal o nos referimos a un inimputable? Dicho de
otro modo: ¿Puede ser responsable penalmente un inimputable?
79
privación de libertad- se deben tener en cuenta criterios como la naturaleza y
gravedad del delito cometido, la proporcionalidad y la edad del adolescente.
80
Es importante destacar que la temática penal juvenil ha producido normativa
internacional sumamente esclarecedora para la especialidad, que conforma en su
conjunto la nominada Doctrina de Protección Integral. Sobre el particular, como
máxima expresión la Convención sobre los Derechos del Niño, norma
internacional con efecto vinculante de las Naciones Unidas, tiene como finalidad
brindar una “protección garantista adicional” o “supraprotección” a los niños, niñas
y adolescentes, al concebirlos como parte del “núcleo duro de los derechos
humanos”, es decir aquellos derechos que deben ser reconocidos como no
susceptibles de afectación, exigiéndose por el contrario un accionar
interinstitucional que garantice su resguardo, es decir la corresponsabilidad del
Estado familia-adolescente para resguardar al máximo su condición de sujeto de
derechos (Barletta Villarán, La responsabilidad penal atenuada de los
adolescentes en conflicto con la ley penal, p.15).
81
que el hecho punible pueda y deba ser atribuido a quien voluntariamente lo
ejecutó, como a su causa eficiente y libre” para definir la imputabilidad. Pero
además acota que “son dos las condiciones que deben concurrir en el sujeto de la
imputabilidad criminal: la conciencia de la ilicitud y la naturaleza jurídica del acto y
la facultad de elegir y determinarse” (García López, Edad penal y Psicología
Jurídica: La necesidad de una respuesta social al adolescente infractor, 2009).
Díaz Palos, quien también es citado por Erick García nos menciona que, a
mediados del ahora siglo pasado, afirmaba que la imputabilidad es el conjunto de
condiciones psicosomáticas exigidas por la Ley penal para que las acciones u
omisiones penadas en la misma puedan ser atribuidas al que las ejecutó como a
su causa voluntaria. “Y se remite también a Luís Jiménez de Asúa quien define a
la imputabilidad, como presupuesto de la culpabilidad, como la capacidad para
conocer y valorar el deber de respetar la norma y de determinarse
espontáneamente, es decir, entiende a la imputabilidad como a la facultad de
conocer el deber” (García López, Edad penal y Psicología Jurídica: La necesidad
de una respuesta social al adolescente infractor, 2009).
82
a) La capacidad de comprender lo injusto del hecho.
Esta vez, el menor fue recluido en el Centro de Menores de Lima, lugar del
que volvió a escapar en una nueva acción en la que escaparon otros tantos
jóvenes. Una vez más el joven fue capturado. La cobertura del caso generó una
serie de comentarios y opiniones sobre la criminalidad juvenil, y especialmente
sobre la situación de Trujillo, lugar de nacimiento y residencia de este infractor. Al
ser acusado de homicidio se ha hablado de los sicarios juveniles y de cuántos
podría haber en el país.
83
A partir de la misma no es posible hablar del incremento del sicariato entre
menores. Incluso los datos de homicidios dolosos con armas de fuego –propios de
casos de sicariato– no han mostrado aumento durante los últimos años. Sí se
registra un mayor número de infracciones por año, pero los datos no registran
aumento sostenido de la violencia criminal entre los jóvenes fuera de los casos
concretos de los que se ha ocupado la prensa. Siendo la seguridad ciudadana un
tema preocupante para una gran cantidad de peruanos es previsible que se
intente obtener rédito político a partir del tema.
84
Ley que se elija) cometa actos configurados como determinados delitos (robo
agravado, violación, asesinato, entre otros), deberá responder penalmente por
estas infracciones y despojarse toda inimputabilidad. Es decir, se propone
excepciones a la inimputabilidad penal del menor de edad.
85
Así, para evitar la reincidencia en infracciones a la ley penal, la solución
debe buscarse con acciones del Estado que asegure derechos a la educación,
alimentación, entre otros y además, con una revisión al tratamiento socio-
educativo de los Centros Juveniles.
De los delitos tipificados en el Código Penal hay varios cuya comisión está
directamente relacionada con la percepción de inseguridad en las calles. Los
delitos contra el patrimonio, que son los más comunes en nuestro país, como
hurtos, robos y robos agravados, por ejemplo; aquellos que afectan el cuerpo, la
vida y la salud, como los homicidios o lesiones; los que afectan la libertad personal
y la sexual, entre otros. Es por ello que, a falta de políticas claras, integrales y de
largo plazo en materia de seguridad ciudadana, solemos ver muchas iniciativas
que recaen en la ampliación de supuestos de los referidos tipos penales, o el
incremento de las penas con las que son sancionadas dichas conductas.
86
Dicho de otro modo, es usual en sociedades como la nuestra,
significativamente autoritarias, la recurrencia a las conocidas medidas de mano
dura para hacer frente a la delincuencia. Una de ellas, que al parecer es típica en
nuestra región, es la reducción de la edad mínima de imputabilidad, con la cual se
pretende reprimir a los menores de edad que infrinjan la ley penal. Por citar unos
cuantos ejemplos, la edad de imputabilidad penal juvenil en Argentina y Bolivia es
de 16 años; en Chile, Colombia, Panamá y Paraguay es de 14 años; en
Guatemala, Nicaragua y República Dominicana es de 13 años y en Costa Rica,
Ecuador, El Salvador, Honduras, México y Venezuela es de 12 años1.
Toda reforma legislativa, y con mayor razón cuando se trata de ampliar las
condiciones o supuestos para la aplicación de sanciones penales, requiere por
parte de nuestras autoridades un exhaustivo análisis que tenga en cuenta, por lo
menos, la justificación de la misma sobre la base de una necesidad real, así como
la viabilidad y capacidad de nuestras instituciones para su implementación
eficiente (léase no contraproducente). No estaría de más, por supuesto, la revisión
de medidas similares adoptadas en otros países de la región, sus condiciones y
supuestos contextuales, así como los resultados, tomando nota tanto de aciertos
como desaciertos conocidos, a fin de contar con elementos básicos que nos
permitan prever, o al menos suponer, los tipos impacto que se podría tener en el
largo plazo y determinar así la conveniencia de la medida en cuestión.
87
5.2.3. Consideraciones sobre el cumplimiento de la pena para los menores
infractores, la fase de ejecución.
88
Al respecto, resulta importante precisar que la norma establece una
distinción entre los menores comprendidos entre los 14 y 16 años, y los menores
comprendidos entre los 16 a 18 años; así, a los primeros, la norma establece que
solo se les podrá aplicar una medida socio educativa de internación no mayor a 4
años; mientras que a los segundos, se establece que se les podrá aplicar una
medida socio educativa de internación de hasta 6 años, Recuérdese que nuestro
ordenamiento prevé que a los menores comprendidos entre los 12 y 14 años que
hayan incurrido en un delito o falta penal, únicamente les corresponde una medida
de protección, respecto de la que el artículo 242 del Código de Niños y
Adolescentes establece: “Al niño que comete infracción a la ley penal le
corresponde las medidas de protección. El juez especializado podrá aplicar
cualquier de las siguientes medidas: a) El cuidado en el propio hogar, para lo cual
se orientará a los padres o responsables para el cumplimiento de sus
obligaciones, contando con apoyo y seguimiento temporal por instituciones de
Defensa; b) Participación en un programa oficial o comunitario de Defensa con
atención educativa, de salud y social; c) Incorporación a una familia sustituta o
colocación familiar; y, d) Atención integral en un establecimiento de protección
especial”.
89
CAPÍTULO III
1. Análisis y discusión.
90
en Lima y Callao, es posible encontrar el mismo tipo de “contrato” en otras
ciudades grandes de nuestro país como Trujillo, Chiclayo, Piura o Arequipa.
91
Características comunes a los casos de detección y posterior apertura
de un proceso penal para un menor de edad “adolecente”. El problema no son
los jóvenes sicarios sino el contexto en el que se desarrollan. Indagando sobre la
vida de Alexander Manuel P.G., podemos encontrar que creció en abandono de
sus padres y el aprovechamiento de un tío delincuente que lo introdujo en el
hampa según la prensa limeña luego de la recaptura del joven sicario,
particularmente a partir del 7 de Enero al 15 de Enero del 2013. Alexander,
además, no encontró apoyo en el barrio, distrito, escuela o autoridad estatal para
evitar convertirse en sicario.
92
Por un lado, la responsabilidad se extiende a quienes permiten al caos de
las grandes ciudades donde, además de la violencia e inseguridad, se continúa
desarrollando la desigualdad social. Esta desigualdad tiene como efecto objetivo,
en grandes sectores identificados como pobres, la desatención de servicios
básicos en salud, educación, alimentación, justicia, entre otros, reproduciendo
condiciones para la delincuencia. Por otro lado, la responsabilidad también se
extiende a quienes permiten o condicionan la hegemonía cultural ejercida desde
Lima y otras ciudades grandes por controlar el desarrollo financiero y tecnológico
del resto del país. A través de esta hegemonía se excluye de los mismos servicios
básicos a grupos humanos culturales que no se encuentran en el entorno de
dichas ciudades.
3. Propuestas Jurídicas.
93
para imputar penalmente, también proponemos modificar Decreto Legislativo N°
1348, en su extremo de que sea para todos los delitos que contemplan en la parte
especial del código penal peruano.
4. Conclusiones de la investigación
94
CONCLUSIONES FINALES
SEGUNDA CONCLUSIÓN. Las políticas públicas deben atacar las causas de las
infracciones a la ley penal por parte de los menores de edad. Atribuirle
responsabilidad penal al menor de edad es el mecanismo más sencillo y el que,
consideramos, menos adecuado no solo por sus consecuencias a nivel
internacional, sino porque ello no garantiza que otros jóvenes no infrinjan las leyes
penales. Por ello debe realizarse un especial énfasis en desarrollar políticas
públicas orientadas a la prevención más que a la represión y sanción de estos
menores.
95
SUGERENCIAS
3. Para que haya una debida motivación de los jueces penales en los juzgados
deberían exigir que el fiscal a respetar a los menores de edad como si fuera
un adulto.
96
BIBLIOGRAFÍA
97
México: Pearson Educación.
Carranza E., Maxera R. (1995). El control social sobre niños, niñas y adolescentes
en América Latina, En: Ministerio de Justicia de El Salvador y otros, La niñez y
la adolescencia en conflicto con la ley penal, Editorial Hombres de Maíz, San
Salvador.
Chunga L., F. (2002) Derecho de Menores, Sexta Edición, Editora Jurídica Grijley
E.I.R.L., Lima.
98
Chunga L., F. Manual de Legislación sobre Menores, Primera Edición, Editora
Lima S.A., Lima.
Cuesta A., J. L. Blanco C., I. (2010). Menores infractores y sistema penal, San
Sebastián.
D.L. N° 1348
99
Selección de textos. Pontificia Universidad Católica del Perú. Facultad de
Derecho. Lima.
Garrido G., V.; Montoro G., L. (dir.): La reeducación del delincuente juvenil. Los
programas de éxito. Tirant lo Blanch, Valencia.
Garrido G., V.; REDONDO I., S.: Manual de criminología aplicada. Ediciones
Jurídicas Cuyo, Mendoza.
González C. J. A. (2008). Teoría del delito, San José, C.R. Poder Judicial, P. 74.
Recuperado y Disponible en web:
file:///C:/Users/BENITO/Desktop/RESPOSANBILIDAD%20PENALD%20EL%2
100
0MENOR/TEORIADELDELITO.pdf (visto por última vez en web: 09 / 07 /
2017)
Ley Nº 27337, Ley que aprueba el Nuevo Código de los Niños y Adolescentes.
Publicada el 7 de agosto de 2000.
101
Morillas C., L. Y SUAREZ L., J. M. (2010). El menor como víctima y victimario de
la violencia social (estudio jurídico). Editorial Dykinson. Madrid,
102
APÉNDICES
103
II. PRESUPUESTO
CONCEPTO MONTO
Viáticos 300.00
TOTAL 10,000.00
104
III. CRONOGRAMA
Sustentación de tesis X
105
APÉNDICE Nro. 01
FICHA DE ENTREVISTA
GUIA DE ENTREVISTA
Nombre:……….………………………………………………………………………
Cargo:…………………………………………………………………………………
Institución:…………………………………………… ……………………………..
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
106
3.- ¿USTED CONSIDERA, QUE LA IMPUTABILIDAD A UN MENOR DE EDAD
VULNERA LA CATEGORÍA DOGMÁTICA DE LA CULPABILIDAD?
Fundamente:
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
107
6.- ¿CREE USTED QUE LOS EFECTOS QUE TRAE LA CULPABILIDAD PENAL
A LOS MENORES DE EDAD INCONSTITUCIONAL?
Fundamente:
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
108
9.- ¿USTED CREE QUE LA VERDADERA SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS
QUE SE HAN ORIGINADO ENTORNO SICARIATO ES IMPUTANDO A UN
MENOR DE EDAD?
a) Sí b) No c) A veces.
Fundamente:
a) Si b) No c) En momentos
Fundamente:
109
APÉNDICE Nro. 02
110
LO QUE REFIERE EN EL ARTÍCULO 1º DEL TÍTULO PRELIMINAR DECRETO
DEL LEGISLATIVO N° 1348. ACTUAL:
111
LO QUE PLANTEAMOS PARA SU MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 1º DEL
TÍTULO PRELIMINAR DEL DECRETO LEGISLATIVO N° 1348:
112
PROYECTO DE LEY QUE MODIFICA EL ARTÍCULO 2°
DEL ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL DECRETO
LEGISLATIVO N° 1348.
113
LO QUE REFIERE EN EL ARTÍCULO 2° DEL ÁMBITO DE
APLICACIÓN DEL DECRETO LEGISLATIVO N° 1348.ACTUAL:
2.1 Este Código se aplica a todo adolescente, cuya edad oscila entre catorce (14)
y hasta antes de alcanzar los dieciocho (18) años edad, al momento de la
comisión de un hecho tipificado como delito o falta por el Código Penal o Leyes
especiales sobre la materia, sin discriminación por motivo de origen, raza, religión,
sexo, orientación sexual, identidad de género, factor genético, discapacidad,
idioma, identidad étnica y cultural, opinión, condición económica o de cualquier
otra índole.
114
LO QUE PLANTEAMOS PARA SU MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO
2° DEL ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL DECRETO LEGISLATIVO N°
1348.ACTUAL:
2.1 Este Código se aplica a todo adolescente, cuya edad oscila entre catorce (14)
y hasta antes de alcanzar los dieciocho (18) años edad, al momento de la
comisión de un hecho tipificado como delito o falta por el Código Penal o Leyes
especiales sobre la materia, sin discriminación por motivo de origen, raza, religión,
sexo, orientación sexual, identidad de género, factor genético, discapacidad,
idioma, identidad étnica y cultural, opinión, condición económica o de cualquier
otra índole.
115
APÉNDICE Nro. 03
MATRIZ DE CONSISTENCIA
116
TÍTULO: RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES DE EDAD COMO SOLUCIÓN A LA IMPUNIDAD EN LOS DELITOS COMETIDOS POR ADOLECENTES”.
PROBLEMA GENERAL OBJETIVO GENERAL HIPÓTESIS GENERAL INDEPENDIENTE a) Impunidad en los delitos
cometidos por los MÉTODO
¿Por qué la imputabilidad penal “Comprobar por que los menores de 18 años no “La imputabilidad penal de los menores de edad La responsabilidad
menores de 18 años de
es a los 18 años de edad y no a son responsables penalmente por los hechos hasta los 18 años de edad no vulnera ningún penal de los edad. Método
los 16 o 14 años para los delictivos que cometan, comprobar si es posible principio penal y puede ser rebajado hasta los 16 menores de edad b) Reincidencia habitual DOGMÁTICO,
EFECTOS
menores de edad en el Perú la responsabilidad penal a los 16 años de edad” años” desde los 18 años
por los menores de 18
método
para hacerlos responsable años de edad.
de edad, como una SOCIOLÓGICO.
penalmente? c) Ineficiencia del sistema
respuesta negativa
al flagelo de la penal juvenil.
criminalidad d) Alto índice de comisión
de delitos cometidos por TÍPO
organizada.
adolescentes menores
de 18 años de edad. El tipo de
e) Alto índice de la investigación es el
instrumentalización de CAUSAL
las bandas criminales a CORRELACIONAL
menores de 18 años de y es PROPOSITIVA.
edad.
117
PROBLEMAS OBJETIVOS ESPECÍFICOS HIPÓTESIS ESPECÍFICOS
ESPECÍFICOS “Verificar por qué menor de edad no tiene la “Los menores de edad no tienen la deficiente DEPENDIENTE
¿Por qué en la actualidad se suficiente complejidad o auterreferencialidad de complejidad y auterreferencialidad por no a) Proceso que respeta las ENFOQUE
considera que en el derecho su capacidad de acción y como tal no ha desarrollar su capacidad de auto determinarse”. Garantías
penal se vulnera el principio de desarrollado por completo su capacidad de auto Constitucionales Cualitativo y
culpabilidad la responsabilidad determinarse. “Que una persona menor de 18 años que cometa b) Golpe a la criminalidad Cuantitativo
penal de los menores de edad? un delito sea responsable penalmente desde los La necesidad de organizada.
“Analizar en la legislación actual que una persona 16 años” rebajar la edad a c) No más impunidad para
¿Desde qué edad un que comete un delito se le hace imputable los 16 años para los delitos cometidos FUENTES
adolecente response penalmente desde los 18 años de edad”. “Es legítimo que un menor de edad de 16 años que sea por personas de 16
penalmente por los delitos de edad sea responsable penalmente por gozar responsable años de edad Primarias y
cometidos bajo su autoría? “Verificar que los menores de 18 años no del derecho fundamental de la auto penalmente d) Causas acordes al secundarias
EFECTOS
responden penalmente en la actualidad en determinación penal” (imputabilidad penal debido proceso.
¿Por qué los menores de edad cumplimiento al principio de legalidad y resera de desde los 16 años Criterios de respeto a TÉCNICAS
no responder penalmente y si la ley penal, ellos responden por a título de “Un adolescente de 16 años de edad también a de edad). la dignidad humana
ellos también son beneficiarios infracción penal”. desarrollado suficiente su complejidad y La Entrevista
del principio constitucional de la auterreferencialidad de su capacidad de acción y
autodeterminación de su “Analizar que un adulto tiene la suficiente como tal ha desarrollado su capacidad de auto
complejidad o auterreferencialidad de su determinarse personalmente por ser consciente
INSTRUMENTOS
personalidad?
capacidad de acción y como tal ha desarrollado de sus actos”.
¿Por qué un adolecente no su capacidad de auto determinarse Ficha de
puede ser sancionado como un personalmente por ser consciente de sus actos”. “Un adolecente de 16 años ha desarrollado Entrevista
adulto y si el daño al bien suficiente su complejidad y auterreferencialidad Carpeta fiscal del
jurídico es el mismo en ambos “Verificar que es la infracción penal y analizar por de su capacidad por ello si pasa por los tres Ministerio
hechos? qué los adolescentes no desarrollan su elementos constitutivos del delito como tipicidad, Público.
capacidad para dar paso por los tres elementos antijuricidad y culpabilidad”.
¿Por qué un menor de edad constitutivos del delito como tipicidad,
cuando comete un hecho antijuricidad y culpabilidad”.
delictivo se le considera como
infracción y no como delito?
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ANEXOS
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