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La belleza de las almas

Desde este momento, la conversación toma vuelo, y empiezan a sonar las palabras de alta tensión:
"misterio", "iniciación"… Hay una vía a seguir para llegar a la contemplación de lo bello en sí. Pero
se requiere una iniciación, un ascenso a través de etapas dialécticas: primero nace el amor a la
belleza corporal, es una educación estética, se ama un cuerpo, y más allá se ve que lo bello no está
circunscrito a un solo cuerpo, es ver que la belleza de un cuerpo es hermana gemela de la del otro,
y no solo los seres humanos, mujeres y hombres son bellos, hay belleza en todo, en la naturaleza:
animales, montañas y nubes.

Llega en segundo lugar el amor a la belleza de las almas, a la belleza moral, a la conducta, y es una
belleza mucho más preciosa. Así, uno prefiere un alma bella a un cuerpo bello, un buen carácter a
unos ojos verdes, un corazón sabio a unas largas piernas: Existe una belleza interior y tiene más
alta estima que la física. A partir de ahora es ya capaz de reconocer lo bello en todas las
actividades y leyes, y se desarrolla el amor al conocimiento, amar las proyecciones del espíritu, las
ciencias, las artes, y llegar a lo supremo: el amor a lo bello, que se ofrece de súbito cuando se ha
recorrido el camino anterior. De repente se verá, como un relámpago, una Belleza de naturaleza
maravillosa. La iniciación ha sido lenta y gradual, y la revelación, en cambio, instantánea. Platón
sólo dice: "Belleza que existe eternamente, y ni nace ni muere, ni mengua ni crece; belleza que no
es bella por un aspecto y fea por otro, ni ahora bella y después no, ni tampoco bella aquí y fea en
otro lugar, ni bella para estos y fea para aquellos. Ni podrá tampoco representarse esta belleza
como se representa, por ejemplo, un rostro o unas manos, u otra cosa alguna perteneciente al
cuerpo, ni como un discurso o como una ciencia, sino que existe eternamente por sí misma y
consigo misma. Dijo la sacerdotisa que este es el momento de la vida que más que otro alguno
debe vivir el hombre: la contemplación de la belleza en sí". Y lo que ya no es posible, pues
pertenece al orden del éxtasis místico, es describirla, es éxtasis, pues uno trasciende, es salir fuera
de nuestra pequeñez, y entregarse al mar inmenso de lo bello.

La filosofía es el camino de retorno hacia la reconquista de nuestra naturaleza: una vida armónica
y el amor a la sabiduría conducen al triunfo de lo mejor que hay en nosotros. La filosofía es una
locura divina, es amor a la sabiduría. El filósofo está poseído por un dios, en estado de perpetuo
entusiasmo buscando lo bello, que es lo bueno y es lo justo, y por esto el filósofo desprecia todo
aquello a lo que los demás se aplican con tanto celo, sea dinero, fama o poder. Y por la misma
razón lo tienen estos por loco, porque a la mayoría les pasa inadvertida la posesión divina, este
amor por todos, por todo, por la vida. El conocimiento no es en Platón frío juego racionalista de
conceptos. La metafísica de Platón es una metafísica del Eros.

El Eros como el alma y como el filósofo pertenecen a ese linaje de seres medianeros entre el
mundo de las Ideas y el de las cosas materiales, y cuya misión consiste en poner en comunicación
ambos mundos. Por amor platónico se entiende hasta hoy el amor espiritual, el amor que nos
trasciende, amor imposible dicen, pero no, es el amor que hace posible los imposibles, que nos
hace sentir hermanos, por encima de diferencias.

¿Por qué? Esa es la pregunta del filósofo. ¿Por qué Platón insiste en que hay que aprender a amar?
Hace falta aprender a AMAR porque en nuestro mundo falta mucho Amor, y hace falta volver a
tender la mano y ofrecer algo para comer, para sobrevivir, y además un Sueño, un Ideal. Hace falta
un amor que nos haga vencer el miedo a dar, dar generosamente lo mejor que tenemos, dar una
caricia, dar una sonrisa, dar dinero, que casi es lo más sencillo, atención, tiempo, fe, confianza, lo
que sea… pero DAR. Necesitamos el amor que nos limpie del barro del materialismo, ese que nos
habla de recibir, de ser amados. Hay que descontaminarse, y al dar y vaciarnos entrará de nuevo
no solo el canto de los pájaros y de los ríos, sino las voces de los que sufren, y amarlos, y con ellos
Amar la Historia, no la de los enfrentamientos sino la de las uniones, ¡ya basta de guerras! Hace
falta el amor que deja a los demás vivir en libertad. Hay guerras porque nos hemos olvidado de
AMAR con mayúsculas, AMAR las esperanzas, las nuestras y las de los demás: los versos que nunca
hemos escrito pero escribiremos, los besos que no hemos dado pero daremos, las oraciones que
no hemos podido pronunciar pero que volveremos a poner la rodilla en tierra y los ojos en las
estrellas, y nacerá el sentido sagrado de la vida. El amor que nos hace sentir, y encontrar de nuevo
a Dios.

Amor, un sentimiento sumamente complejo.

Si tratamos de definirlo en un sola palabra, sería un gran error. Para muchas personas el amor es
el sentimiento mas grande que el ser humano tiene permitido sentir y le causa un gran placer.

Spinoza tenía una idea que se ubica en medio de las afirmaciones pasadas; el hombre ama porque
le causa una alegría, pero dicha alegría viene de un estímulo exterior que lo hace querer más del
otro que de uno mismo. Así, el deseo y la pasión con la que ejercemos el derecho de amar sigue
siendo un estímulo social, una forma de adaptación con nuestro entorno y nuestros iguales, que
nos hace actuar de manera que tal vez nosotros no reconozcamos.

En tiempos de la posmodernidad, el amor es considerado como un acto de validación con el otro.


Según Eva Illouz, los estereotipos con los que crecemos son realmente la idea que nos hacemos
del amor, haciéndolo un concepto meramente de imagen y aceptación para los demás, en el que
no reconocemos el amor propio y sólo aceptamos el de los demás a forma de condición. Ella
impone el papel de la mujer en el área social y cómo ellas lo perciben por la educación que han
recibido, haciendo de lecturas como Orgullo y prejuicio la referencia necesaria para tratar de
explicar y comprender si realmente existe el amor.

Bueno o malo, las conclusiones sobre este complejo diálogo entre la sociedad cambian
constantemente como la sociedad en general. Eva explica que la modernidad ha llevado a las
sociedades a entenderse y conocerse de forma distinta. El capitalismo nos ha hecho más
vulnerables, por lo que la psique se expone más y nuestros mecanismos de defensa ante lo social
se activan. Así, nos referimos al amor como un atractivo sexual en el que el compromiso se ve más
lejano.

Realmente no existe una respuesta clara sobre si el amor existe o no. Depende de la idea con la
que hayamos crecido. Lo que sí es cierto es que la mayoría de las personas se enamora de la idea
del amor, es decir, del concepto que les han implantado sobre lo que debe ser el amor y el
enamoramiento que no son más que un conjunto de drogas químicas segregadas por nuestro
cerebro, las cuales nos hacen actuar y sentir enamorarnos o al menos sentir que amamos una idea
que se tenga sobre alguien.

Al final, cada quien construye su idea de amor. La filosofía, psicología e historia, seguirán
clasificando al ser humano en distintas vertientes, mientras que él seguirá disfrutando o sufriendo
de cualquiera de los conceptos que más le satisfaga.
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas
según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De
manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento
relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes,
emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa todo el
afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También puede describirse como acciones
dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o
hacia uno mismo) y basadas en el afecto.1

En español, la palabra amor (del latín, amor, -ōris) abarca una gran cantidad de sentimientos
diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad
emocional asexual del amor familiar y el amor platónico,2 y hasta la profunda devoción o unidad
del amor religioso.3 En este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la
manifestación de un estado del alma o de la mente, identificada en algunas religiones con Dios
mismo o con la fuerza que mantiene unido el universo.

Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia
a ser irresistibles. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador de las
relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica central, es uno de los temas más
frecuentes en las artes creativas (cine, literatura, música).

Desde el punto de vista de la ciencia, lo que conocemos como amor parece ser un estado
evolucionado del primitivo instinto de supervivencia, que mantenía a los seres humanos unidos y
heroicos ante las amenazas y facilitaba la continuación de la especie mediante la reproducción.4

La diversidad de usos y significados y la complejidad de los sentimientos que abarca hacen que el
amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente, aunque, básicamente, el amor
es interpretado de dos formas: bajo una concepción altruista, basada en la compasión y la
colaboración, y bajo otra egoísta, basada en el interés individual y la rivalidad. El egoísmo suele
estar relacionado con el cuerpo y el mundo material; el altruismo, con el alma y el mundo
espiritual. Ambos son, según la ciencia actual, expresiones de procesos cerebrales que la evolución
proporcionó al ser humano; la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente apareció
hace entre un millón y varios cientos de miles de años.

e ha dicho que el amor es la inclinación del alma hacia un objeto o persona. No podríamos hablar
del alma si no se sabe con certeza que el alma existe, así que tendremos que asemejar el alma con
algo que si sabemos con certeza. Científicamente, la mente se ubica en nuestro cerebro, así que si
tenemos una afirmación exacta seria bueno analizar la mente y como el amor influye en ella.

Nuestra mente esta dividida en varias partes psicológicas: el razonamiento, nuestra personalidad,
la memoria y los sentimientos. Digamos que con el razonamiento podemos realizar operaciones
matemáticas (y mucho más) y la memoria guarda siempre los números (y mucho más). Nuestra
personalidad define los gustos que tenemos y a su vez los sentimientos que tomamos frente a
determinados gustos. Cada gusto que se guarda en nuestra memoria y es procesado por nuestra
personalidad despierta un sentimiento.

Todo esto esta fijado gracias a la estructura de nuestro cerebro y con el paso del tiempo van
cambiando. Nosotros no podemos elegir una razón lógica por la cual nos gustan las cosas. No
podemos decir porque nos gusta bailar, mirar una película, leer, etc. Nosotros cuando vemos a una
mujer y decimos "ella me gusta" no tenemos ni la mas pálida idea de porque me gusta, pero
cuando se tratan de afirmaciones del porque "me gusta" lo único que podemos decir es "la
estructura de mi cerebro reacciona frente a situaciones de una determinada manera". Nietzsche
afirma que lo que recibimos son señales que son interpretadas por nuestro cerebro. La
combinación de dichas señales producen un sentimiento o una reacción en nuestro razonamiento
o en la personalidad, y es hay que sale el amor.

2- ¿Qué es el amor?

Basándonos en que el punto 1 es cierto, cuando estamos frente a una determinada situación
podemos separar los elementos que la componen. Por ejemplo si vemos una película y decimos
que nos encanto, será por la actuación, la dirección, producción, efectos visuales y sonoros, la
historia, el guión, es decir que si nos gusta todo ello entonces podríamos decir que "yo amo a esa
película" o "me encanta esa película". Preferimos decir amor a ideas o personas, en algunos casos
"amo a mi guitarra", "amo a mi computadora", etc. Por lo general se dice en ideas a "amo a la
ciencia", "por amor al arte", "por amor a la vida". Entonces el amor sucede cuando un
determinado objeto es presenciado, y proseado, por nuestra personalidad y son separadas sus
propiedades. Cada propiedad despierta un sentimiento y la combinación de dichos sentimientos
producen al amor. Se puede decir que la combinación de las propiedades, que forman al objeto, es
lo que despierta al amor.

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