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Nos referimos, de una parte, al proyecto ‘Parque Agrario Sabana Occidente’ [1],
que propone un pacto Agropolitano entre ocho municipios de las inmediaciones de
la ciudad capital, anticipando la creación de un Sistema Subregional de Parques
Agroambientales, proyecto a cuyo desarrollo se invitó al Director del Parque
Agrario Baix Llobregat de la región de Barcelona, Josep Montasell i Dorda [2].
Las condiciones geográficas excepcionales que compartimos con otros cuatro países
del mundo, y que provienen de combinar la diversidad de pisos térmicos con la
localización ecuatorial. Favorabilidad que en ausencia de un régimen estacional
representa una amplia cobertura y flujo permanente de cultivos, y, por tanto, una alta
capacidad de seguridad y soberanía alimentaria. Privilegio sobre el que se podrían
articular nuestras políticas de vivienda y suelo, ordenamiento territorial, y desarrollo
rural, convergiendo en lo Agropolitano.
El reciente aval del Congreso de los Estados Unidos a la firma del Tratado de
Libre Comercio (TLC) con Colombia, comprometiendo así a nuestro país en un ajuste
sin precedentes del sector agropecuario. Por lo cual el gobierno nacional ha propuesto
el desarrollo de una agresiva Estrategia Nacional de Innovación y asistencia técnica,
enmarcada en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Agroindustrial.
El fin de la ciudad-territorio
El imaginario ‘Terrícola’
Lo Agropolitano se ubica en el tránsito de lo Territorial a lo Terrícola, como nuevo
imaginario de los asentamientos humanos y sus emplazamientos. Entendido aquí lo
Terrícola como el factor determinante para la sostenibilidad y sustentabilidad de los
procesos habitacionales contemporáneos. Quedando así la productividad y competitividad
de los territorios, definitivamente sujeta a los intereses patrimoniales implicados en la
dimensión biótico-simbólica de los entornos geográficos.
Lo macro-micro
Al imaginario Metropolitano de ciudad difusa o continua-compacta [6], proveniente de una
planificación ejercida de adentro hacia afuera, condicionada por la gestión rentista del
suelo, la eficacia tributaria y los potenciales de ocupación que determina el mercado, lo
Agropolitano propone instalar esas mismas demandas contributivas y mercantiles de la
urbanización, en una ciudad planificada desde afuera, es decir, desde la tradicional no-
ciudad agrorural, inculta y rústica. De esta forma, las infraestructuras comienzan a alternar
su importancia urbanística con nuevas relaciones vivienda-trabajo, y altos niveles de
conectividad y energías limpias y renovables.
Lo micro-macro
Lo Agropolitano ‘aterriza’ el idealismo espacial de los planes de largo plazo y a gran
escala, en el aquí y ahora de las redes micro-territoriales agrorurales, donde el socius no
está sobre el espacio-territorio, sino que es el espacio-territorio mismo. El fundamento de
la espacialización de la ciudad-región contemporánea es el metabolismo social [7],
escenario donde se define la geometría de flujos auto-organizativos del territorio.
- Como formas alternativas de gestión social del territorio, afines a las Zonas de
Reserva Campesina (Ley 160 de 1994).
- Y como acciones de borde, reguladoras del proceso de expansión urbana.
Aspectos a los que habría que adicionar algunas características puntuales, con el fin de
ampliar el significado y pertinencia de los Parques A/A en la construcción de una región
urbana Agropolitana:
Localización regional del Parque Agrario Baix Llobregat, Agrópolis de Barcelona (Asocia 14 Municipios, con 3.000
hect. de cultivo, y un aporte del 2.88% al PIB de Catalunya).
Los Parques A/A son unidades organizativas y pactos territoriales (públicos, privados y
ciudadanos), desarrollados en torno a la implementación de una economía ecológica,
limpia y sostenible.
Los Parques A/A definen una marca de productos agrícolas, como parte de una estrategia
de marketing global del territorio.
Agrópolis de Barcelona:
Marca de los productos del Parque Agrario Baix Llobregat (Parque hortifrutícola
Los Parques A/A garantizan la aplicación de tecnologías de punta, ajustando así
los productos a los estándares del mercado agroalimentario internacional.
Por último, frente al rezago de Bogotá en materia de áreas verdes (la ciudad
cuenta actualmente con 4,5 m² de área verde por habitante, mientras el promedio
internacional es de 20-28 m²), los Parques A/A contribuyen a elevar el índice al
involucrar los potenciales productivos, ecológicos y recreativos de la Sabana de
Bogotá al sistema de áreas verdes de la ciudad, implicándose así el territorio sub-
regional en la calidad de vida y sustentabilidad del desarrollo urbano, Distrital y
municipal.